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Pre-entrega
En Roma 1935, vuelve uno de los viejos temas de Haarlem, Escher y su ambiente
reflejados en una bola de cristal. Se trata de un autorretrato en un espejo esférico.
Vemos la mano del propio pintor que sujeta una esfera de cristal (que en realidad
es el culo de una botella) sobre la que se refleja la habitación que le rodea con
todo lujo de detalles, en realidad no muestra a Escher dibujando, porque su mano
izquierda está apartada. Tal vez Escher está sugiriendo sutilmente que la realidad
no es tal y como parece percibirse, y que el mundo que nos rodea está a veces
entre lo imaginado y lo real; cuando vemos esa mano en el plano real y en el plano
reflejado; es el elemento de unión entre la realidad y lo reflejado.
Autorretrato en espejo esférico- Hand with Reflecting Sphere
M. C. Escher
1935
Lithograph
31.8 cm × 21.3 cm (12.5 in × 8.4)
“Las propiedades de los espejos esféricos hacen que el punto medio entre los ojos
quede siempre situado en el centro del círculo. Se puede desplazar la esfera, se
moverá la imagen reflejada, pero los ojos y la imagen del observador no pueden
escapar nunca. Mi cabeza, o de forma más exacta, el punto entre mis ojos
permanece en el centro absoluto. Todas las direcciones pasan por este centro. El
ego es el núcleo inalterable de este mundo. No se puede salir de ese punto
central".