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Luis Castellanos. Hola, soy Luis Castellanos. Soy doctor en Filosofía Pura e investigador. Me
apasiona el mundo de las palabras e investigo cómo las palabras funcionan en el cerebro. Cuida
Juan Carlos Hervás. Luis, me llamo Juan Carlos Hervás. Soy profesor de un instituto público de
aquí de Madrid, el IES Profesor Julio Pérez, y soy padre. Te quería hacer unas preguntas. Para
Luis Castellanos. El lenguaje positivo es cómo recogemos el poder de las palabras, diciendo que
las palabras nos enseñan a ver y a encontrar el lado favorable de las cosas. Nos ayuda, de
alguna manera, a protegernos de la vida que vamos a poder tener en un futuro con el propio
lenguaje, que nos va a acompañar hasta el último día de nuestra vida. Nos ayuda también a
entender nuestra propia historia, nuestra propia narración, porque las palabras construyen
todos los días nuestros relatos. Forjan nuestra personalidad, forjan nuestra memoria,
forjan nuestra capacidad de ver el mundo. Las palabras positivas lo que hacen es
Juan Carlos Hervás. Nos metemos en el campo de la educación. ¿Qué aporta el lenguaje
palabra. Construimos nuestros sueños palabra a palabra. Por tanto, lo que está aportando es
que nuestra personalidad, aquello que nosotros vamos a ser en un presente y en un futuro, va a
construirse con unas palabras que nos pueden ayudar. Aporta además otras herramientas más
importantes todavía. Aporta la capacidad del cerebro de ser más rápido, de estar más
¿Y qué efecto tienen las palabras? , tanto las palabras positivas como las negativas, ¿qué efecto
tienen en el cerebro?
Las negativas lo que hacen es reducir tu campo de visión del mundo. Atrapan tu memoria,
¿Qué hace lo positivo? Lo contrario. Es un tiempo de reacción del cerebro mucho más rápido.
Te hace estar mucho más atento, te hace estar mucho más concentrado. Es decir, en definitiva,
te hace tener, lo que decíamos antes, más energía, te hace ser más inteligente, te hace buscar
recursos creativos en la vida. Te abre la vida. Te da energía para abrirte a un mundo, para
en día tenemos.
Tener las habilidades lingüísticas, aquellas habilidades que nos permiten relacionarnos con los
mundo… Ese lenguaje positivo que me hace ver el lado favorable de las cosas es una habilidad.
decir, soy una persona competente para crear y establecer una relación social favorable, para
relacionarme, no solamente con mis alumnos como profesor, sino con mi pareja, como padre,
como madre, o para relacionarme también con mis compañeros, para relacionarme con la gente
Hay una palabra que me parece fundamental. Socialmente, no solo a nivel educativo, y que yo
El “sí” es la palabra que te da poder. Es decir, el “sí” es que, si yo te digo que sí a algo, tú y
yo construiremos algo. Tu cerebro recibirá y se abrirá, abrirá puertas. Si siempre digo que no a
la primera, lo que estoy haciendo es sellar mi cerebro de una manera, no permitiré que sea
creativo y a ti tampoco te permitiré ser creativo. El “sí” construye puentes es la palabra
admiración, el “sí” a estar contigo, el “sí” a compartir la vida, el “sí” a muchísimas cosas.
Aprender esa alegría. Aprender es lo que hacemos todos los días para enfrentarnos a lo que no
conocemos. No tenemos nada más que aprender las cosas. Claro, pero si nos quitan la capacidad
Daniel Kahneman, que es Premio Nobel de Economía y psicólogo, el primer psicólogo al que,
en el año 2002, le dieron un Premio Nobel de Economía… En una frase dice que lo que más
Y lo que más deseamos es que la historia de nuestra vida sea una buena historia con un
protagonista decoroso. Eso es lo que queremos. Tener una buena historia con un protagonista
decoroso. Entonces, claro, si al final nos quitan la capacidad de hacer una buena historia…
estado hoy? ¿Cómo me ha ido hoy?¿Cómo te ha ido, hijo mío, hoy el día? Cuéntame. ¿Has
estado alegre? Son historias, son narraciones.e más deseamos los seres humanos es que el
relato de nuestra vida sea una buena historia con un protagonista decoroso
Claro, porque nosotros, como adultos, clonamos. Lo que estamos enseñando o lo que estamos
inspirando a los chavales es lo que nosotros somos. Entonces, vamos serios, vamos estresados,
vamos agobiados, y ellos lo ven. Nosotros, lo que hemos hecho a lo largo de toda la historia de
la humanidad… Somos personas que hemos robado visualmente y hemos robado auditivamente.
Necesitamos copiar las cosas para aprender más rápidamente. Entonces, ellos roban visualmente
lo repiten. Entonces son clones. Claro, en definitiva, quien tendría que cambiar sería el propio
profesor. El propio padre tendría que decir: “Oye, aquí nos tenemos que divertir”. “No, es que
mira, tengo que trabajar, ocho horas no, 16 horas. Cuando llego a casa estoy agobiado. ¿Cómo
voy a atender al niño?”. El profesor dice: “Voy de aula en aula y tengo 40 alumnos. No me sé
los nombres de los chavales”. Es decir, al final, el agobio es lo que ellos están haciendo. El
lenguaje positivo, las palabras, en definitiva, que nosotros podamos decir, tienen que ser
palabras que inspiran, palabras con alma. Es decir, son almas inspiradoras, las palabras. Es un
lenguaje.
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Juan Calos Hervás. O sea, los primeros que tienen que depurar el lenguaje son los educadores,
Juan Carlos Hervás. La idea que tienes tú es un poco que el lenguaje es contagio, ¿no?
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Luis Castellanos. ¿Qué es antes, el huevo o la gallina? Es una buena pregunta. Pero cuando tú te
barriguita, ya está escuchando las palabras. Te puedes poner unos pósits donde ponga “alegría”,
contagiando a ese feto que está ahí dentro, a ese ser que va a nacer. Le estás diciendo de alguna
manera alguna palabra positiva. Es decir, ¿qué fue antes, el huevo o la gallina? Al final nos
quedamos embarazados, los seres humanos, y va a nacer un niño. Desde el primer momento,
desde el primer momento de esa gestación, ya podemos utilizar ese lenguaje, podemos ser
contagiosos. Cuando tengamos una excusa, y la vamos a tener, no se pide perfección. Nos
tenemos que permitir el derecho a errar, a fracasar, a ser humanos, etc. Nos lo tenemos que
permitir.
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Luis Castellanos. El lenguaje positivo lo que va a hacer es que nos demos cuenta antes de que
hemos dicho algo que no es adecuado y que tomemos las medidas. Es decir, que pidamos
perdón antes. Eso es lo que hace el lenguaje positivo. No es buenismo, no. Simplemente es una
prestamos atención en la vida a ciertas cosas. Lo que estamos diciendo es que hay que
significan, en nuestra vida, la construcción de nuestra historia, como decía Kahneman. Y como
queremos tener una buena historia de vida, el lenguaje es quien construye esa buena historia de
vida.
la palabra ‘Sí’ es la palabra fundamental en el ser humano: nos da poder y hace que seamos
seres más creativos. Es la palabra que puede transformarlo todo
Luis Castellanos
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Juan Carlos Hervás. Un día, apareciste en el Profesor Julio Pérez y nos presentaste un
Habitadas?
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Luis Castellanos. Mira, me vas a permitir que te lo cuente de una manera muy concreta, porque
lo que intentamos hacer con vosotros fue tres planteamientos, tres grandes preguntas, y ver si las
podíamos responder todos en conjunto: padres, profesores y alumnos. Me vas a permitir que te
haga esas mismas preguntas, las veas y nosotros podamos entender por qué un proyecto tan
interesante como Palabras habitadas venía de otro histórico que antes hemos nombrado: Daniel
felicidad, y el profesor John Hayek, que decía: “¿Aprender o enseñar?”. Pues aquí estamos
aprendiendo.
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Luis Castellanos. Unas primeras preguntas que hicimos y que me parecen muy importantes son:
Luis Castellanos. Segunda pregunta: “¿En qué mundo te gustaría que viviesen tus hijos o
alumnos?”.
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Luis Castellanos. Tercera pregunta: “¿Qué quieres aportar al futuro de tus hijos o al futuro
Luis Castellanos. El punto de partida. Con esto me presenté en el colegio Julio Pérez.
Queríamos ver realmente qué es lo que los padres y los profesores piensan, qué historia quieren
para su vida, qué futuro desean para sus hijos y qué quieren aportar ellos. Es decir, en qué
los discursos de todos los padres. Por supuesto, aparece que tengan un buen futuro, aparece que
por supuesto tengan salud, es decir… Pero no aparecía nada de que fueran buenos matemáticos,
generales. En la segunda pregunta, es decir, si te pregunto qué es lo que tú quieres para tus hijos
y qué historia quieres para tus hijos, había algo fundamental, y es que no sabemos. Damos
respuestas desde lo que ya entendemos. No creamos nada nuevo. Las preguntas y las respuestas
eran como repetitivas. El padre y la madre, el profesor, decían: “Yo quiero que cuente una
historia buena”. ¿Qué vas a dedicar, tiempo? ¿Vas a dedicar atención? ¿Vas a dedicar energía?
¿Vas a dedicar capacidad de aprendizaje? ¿Vas a dedicar esfuerzo por ver de forma diferente?
¿Vas a ser y estar más presente cuando estén tus hijos en casa o vas a estar más presente con tus
alumnos? ¿Y de qué manera vas a estar más presente? No había respuestas creativas.
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Juan Carlos Hervás. O sea, tenían claro dónde querían que fueran sus hijos, pero no tenían claro
cómo hacerlo.
Luis Castellanos. El cómo. Y yo creo que eso es la esencia del proyecto palabras habitadas: el
cómo. Si tú deseas que tu hijo o tu alumno sea feliz, que tenga salud, que tenga bienestar…,
¿cómo podemos hacer que, al final, le des las herramientas para que pueda cumplir los sueños y
los pueda alcanzar? Y por eso decíamos que educar es atender a los sueños de los demás.
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Juan Carlos Hervás. Lo que aportabais en el proyecto vosotros era esa herramienta.
Juan Carlos Hervás. ¿Qué herramienta aportasteis a padres, profesores y alumnos para que
Luis Castellanos. La primera herramienta fundamental era cómo podemos tomar conciencia del
lenguaje. Ahí aparecieron las maravillosas listas de comprobación. Es decir, las listas de
comprobación…
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Luis Castellanos
lenguaje. Una lista de comprobación venía de otros ejemplos. Las listas de comprobación son
las listas que tienen, por ejemplo, en la cabina los pilotos de los aviones. Con ellas chequean si
tenemos el depósito de gasolina lleno, si los flaps están llenos, si el tren de aterrizaje está en su
orden, si las puertas están cerradas… Así que una lista de comprobación es comprobar aquello
que nos puede llevar a veces al desastre. Por lo tanto, lo primero era detectar los errores más
comunes que se podían producir. Una lista de comprobación tiene que ser muy sencilla, no
puede durar más de 90 segundos o 120 segundos. Estamos hablando de menos de dos minutos.
Puede haber muchas listas de comprobación, pero cada una de ellas no puede durar más de 90 a
120 segundos. Tercero, tienen que ser muy precisas, tienen que ser exactas, tienen que decir y
definir aquello que se está chequeando. Por lo tanto, tienen que estar muy claras. Es decir,
escritas para que luego la hagamos: “Pom, pom, sí, no, sí, no”.
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Luis Castellanos. Va chequeando su propio lenguaje. Se va dando cuenta de los errores que
comete en el lenguaje. Era muy divertido con los padres. Eso habría que verlo. ¿Qué errores
decían? “Decimos muchos tacos, pero ¿cómo podemos vivir en este mundo?”. Es tomar
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Luis Castellanos. Las elaboraron tanto los padres como los profesores, en lo cual tú contribuiste
sé cuáles son los errores de mi propio lenguaje, si estoy diciendo tacos solo levantarme por la
mañana, si estoy diciendo que eres un inútil, que no lo vas a conseguir, que estás yendo mal
camino, que llegas tarde y al final llegas con mala cara y todo el rato es ese el lenguaje que
tengo y no tomo conciencia porque me sale natural… Nadie me ha dicho que yo tengo que
reflexionar sobre el lenguaje. Nadie me ha dicho que el lenguaje es importante para construir el
futuro. Por lo tanto, las listas de comprobación son lo que te hace tomar conciencia de ese
lenguaje. Es decir, si tú no tomas conciencia de los errores más comunes, no vas a poder
Juan Carlos Hervás. El proyecto es elaborar una lista de comprobación. La elaboran los propios
colectivos, la llevan a cabo y el objetivo final, una vez elaborada y una vez puesta en marcha,
sería…
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Luis Castellanos. Trasformar el lenguaje. Es decir, la capacidad de elegir palabras para tener
autonomía. Pero también teníamos que implicar todos los niveles emocionales que existían. Por
lo tanto, hay emociones evolucionadas. Empezamos a coger las diez emociones evolucionadas
que tenía Barbara Fredrickson para intentar aplicarlas en el aula: la admiración, el orgullo, el
interés, la alegría, el amor… Es decir, vamos a ver cómo las podemos aplicar en el aula, vamos
a empezar a trabajar, a hacer cosas, ejercicios y actividades que pudieran implicar al chaval, a
los alumnos y al profesor un esfuerzo mínimo. Porque yo quitaría la palabra “esfuerzo”, sino
Luis Castellanos. Por ejemplo, pusimos una caja de valentía en la mesa. Esa caja de valentía, lo
que les pedíamos a los chavales, pero también a los profesores y a los padres que lo pueden
llevar a casa, era: “¿En qué voy a ser valiente hoy?”. Una vez que ya he detectado el lenguaje,
¿en qué voy a ser valiente hoy? ¿Voy a ser valiente en decir menos tacos?, como decían algunos
chavales. ¿Voy a ser valiente en decir gracias a alguien por algo? ¿Voy a ser valiente en darle
un reconocimiento específico a alguien? ¿Voy a ser valiente en no insultar a alguien? ¿En qué
vas a ser valiente? Entonces iban poniendo, iban echando “en qué voy a ser valiente hoy”. Se
trata de que cada día seamos valientes en algo. Luego se recogía en lo que éramos valientes y se
repasaba, ¿vale? Se repasaba en qué había sido valiente y si lo había sido. Por ejemplo, una
chica decía: “Voy a decir menos tacos, joder. ¡Uy! Sigo diciendo los mismos tacos, pero hoy he
tomado conciencia”.
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Luis Castellanos. Unas de las cosas que también decíamos y que les parecía muy importante a
los profesores es que el sentido del humor es clave. No hay que dramatizar. Esto simplemente es
juntos. Yo aprendo a ser valiente como profesor, yo aprendo como padre a ser valiente y como
Juan Carlos Hervás. O sea que el proyecto no solo comprueba mi lenguaje, sino que además, al
caso del padre. Además, algo muy importante que ha hecho es que introduzco un nuevo
lenguaje en el aula.
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Luis Castellanos. Cuando empezaron con las listas de comprobación, volviendo a ellas, los
chavales se empezaron a dar cuenta del lenguaje que tenían en casa. El lenguaje de sus padres,
la cantidad de tacos que dicen, la cantidad de gestos que implican… “Te voy a dar algunos…”.
De repente decían: “No, a mí me han dado”. Es decir que en lo cotidiano existen cosas que las
dejamos como si fuera algo natural, pero de repente empezamos a tomar conciencia, pero una
conciencia diferente: “Eso no tiene por qué ser así. ¿Cómo puedo cambiarlo?”. Ahí sí que hubo
herramientas por parte de los profesores, de Tania, por ejemplo, que decís: “Bueno, ¿cómo
podemos cambiar de alguna manera esa sensación? Hemos percibido un lenguaje que no es el
adecuado, que es agresivo, ¿cómo puedo cambiarlo?”. De repente, se introduce unas de esas
nuevas emociones que aparecen en Barbara Fredrickson, que es la admiración. ¿Qué admiráis
de vuestros padres? Es como reconciliarnos a través del lenguaje con el otro lenguaje que ha
habido ahí.
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Luis Castellanos. De repente, los chavales empezaron a admirar de sus padres cosas. Empezaron
a escribir qué admiran. Empezaron a traer fotografías de sus padres y a decir por qué les
admiraban. ¿Por qué admira a sus hermanos? Eso es fundamental. Es decir, hacerlo visible. El
lenguaje positivo lo que hace es visible. El lenguaje se inventó para ver. Pero hay que hacerlo
visible, hay que notarlo, hay que poner imágenes, hay que poner palabras. Y, de repente…
Bueno, el “hay que” diríamos “sería fascinante y fantástico”, quitemos el “hay que”. Que
como un elemento básico para reconciliarme con aquello que antes ni me había dado cuenta de
que era tan importante y ahora me doy cuenta de que es importante. Es decir, que no me
insulten, que no me digan que no sirvo para nada, que soy un inútil, que me levanten la mano y
que me amenacen o que me peguen para decirme: “Bueno, yo te respeto y voy a utilizar el
los padres, también ellos. Es decir, el alumno, cuando se da cuenta de que su padre hacía de una
manera determinada un tipo de lenguaje: “¡Luis, ven!”, “¡Ahora voy!”. Y yo no venía. “¡Que
vengas!”, “¡Ahora voy!”. De repente, dices: “Bueno, voy a ir”. Y cuando voy, se cambiaba la
conducta. Y decían: “Es que ha cambiado la conducta en mi casa, yo controlo mi casa. Ahora, si
voy…”. Mi padre es más amable, mis hermanos también y todos disfrutamos más.
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Juan Carlos. Una de las grandezas del proyecto es la solución o no de los problemas de la
escuela, que es la interacción familia-escuela. Lo que hace el proyecto es crear un puente. O sea,
ayudar al padre y ayudar al chaval a conectar con sus padres y al revés, y ayudar a los padres a
Luis Castellanos
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Luis Castellanos. Es que somos una unidad. Pertenecemos a algo más grande. El proyecto de las
listas de comprobación… Pero el proyecto era para todos, era tanto para las familias como para
el profesorado o como para el alumnado. Todos tenían el mismo objetivo: tomar conciencia del
lenguaje para regularlo y tener dominio sobre él, y para que la vida sea mejor para ellos. Sus
historias personales. Ese era el objetivo global. Empezamos con preguntas, pero luego pasamos
a acciones muy concretas. Acciones que eran acciones sutiles. Es decir, por ejemplo, también
les pedíamos: “Oye, define tu vida en seis palabras”. A los chavales… Eso es un ejercicio muy
antiguo que se hacía y se llevaba. Define tu vida en seis palabras. Les hace pensar cómo es su
vida en seis palabras. Les hace la concreción del lenguaje de las palabras. Eso es
Luis Castellanos. Resume, sí. Elige, elige una a una. Entonces, de repente, está ahí. Nosotros
nos hemos basado muchísimo en todas las investigaciones de la psicología positiva de Martin
Seligman. Unas cosas que se dicen en psicología positiva que está demostrada,
diferentes durante 21 días, eso va a hacer que nuestro cerebro empiece a buscar la parte
favorable. Tres agradecimientos diferentes significa: pues hoy me he duchado con el agua y la
temperatura estaba adecuada, hoy he sacado a pasear a mi perro, hoy le he dicho a mi madre
“Gracias”. Pero no puedes repetirlo. Por lo tanto, van a ser 63 agradecimientos diferentes
durante 21 días. Hay gente, profesores, hay padres y madres en el instituto, familias, que han
hecho un mural en su casa con agradecimientos que dura ya todo un año. Y lo han colgado en el
muro ahí en Facebook, lo han colgado. De repente, se dan cuenta de que ser agradecidos y mirar
el mundo desde el agradecimiento cambia la perspectiva, cambia las relaciones conmigo mismo
y con los demás. Esto es fundamental. Y los chavales empezaron a poner agradecimientos.
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Luis Castellanos. 63 agradecimientos cambian tu vida porque hacen que tu cerebro, de alguna
manera, empiece a buscar el lado favorable de las cosas. Ese esfuerzo, al azar, de noche, de
podemos agradecer hoy?”. Porque, en el fondo, podríamos decir: “¿Qué hemos aprendido
a las cosas.
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Juan Carlos Hervás. Doy fe, durante este año, que se han conseguido grandes cosas.
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Luis Castellanos. Hay una cosa que también es importante, por ejemplo, con los chavales. Otro
ejercicio que hacíamos muy sencillo. Las palabras duelen. Son físicas. Es decir, cuando sientes
alegría, ¿dónde sientes la alegría? Es decir, ¿en qué parte del cuerpo? Claro, tu sistema
nervioso… Tu cerebro está dando órdenes, es decir, impacta y, de repente, ¡zas! Nos llega, nos
somatiza y la alegría la sentimos, nos da energía, la sentimos en el pecho, como dicen algunos,
en el estómago. Pero ¿dónde sientes la tristeza? ¿O dónde sientes cuando alguien te ha dicho
que eres un inútil, que eres un fracasado, que no lo vas a conseguir, que no sirves para nada, que
por ese camino no vas a llegar a ningún sitio, cómo te vas a ganar la vida? ¿Cómo lo vas
estómago se te encoge. Y, de repente, sientes que te tiemblan las piernas y que un “no” te hace
mucho daño. Pues lo somatizamos pero lo ponemos físicamente, hacemos una silueta y
ponemos en esa silueta dónde nos afectan las palabras. Porque las palabras son físicas.
Luis Castellanos. Sanan y duelen. Las palabras lo que hacen es que construyen historias. Una
historia puede salvar tu vida. Por lo tanto, las palabras salvan vidas.
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Juan Carlos Hervás. Funcionan con muy pocas palabras. Y lo que hace el lenguaje en este
sentido es ampliarles el abanico emocional. Es distinto estar triste que estar melancólico.
Digamos que son más rigurosos con sus propios sentimientos, ¿no?
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Luis Castellanos. Es que si tú coges todas las palabras… Es muy bonito, cuando empiezas a
trabajar con ellos, coger palabras y coger todos los sinónimos y antónimos. Eso es fascinante.
Tú coges una palabra y creas un árbol del sinónimo y creas un árbol del antónimo. Creas esas
palabras que, al final, son las contrarias y, ¿por qué yo necesito hoy estar sereno? Cuando estoy
alterado, cuando estoy irritable, cuando estoy nervioso, cuando estoy inquieto, de repente, me
estoy dado cuenta de que lo que necesito es serenidad. Y, de repente, aparece la palabra
serenidad en el cerebro. Poquito a poco les diremos: “¿Y ahora cómo se construye la
serenidad?”, “¿Cuáles son los sinónimos de serenidad?”, “¿Qué otras palabras pueden decir? La
calma, el sosiego, la paz”. Y, de repente, empiezas a encontrar que hay palabras que empiezan a
ocupar espacio y están quitando espacio a otras. Porque las palabras, en definitiva, ocupan
espacio. Entonces, cambian el espacio que te están dando. Lo importante es detectar que el
Juan Carlos Hervás. Identifican sentimientos con las palabras, los identifican.
Juan Carlos Hervás. Dan nombre a lo que les está pasando, ¿no?
Hay que tomar conciencia de los errores más comunes de nuestro lenguaje para poder
cambiarlo. Transformar el lenguaje es la capacidad de elegir las palabras para ser más
autónomos
Luis Castellanos
Luis Castellanos. Cómo has notado tú si se ha hecho más habitable el instituto con las palabras
positivas, si con esas palabras habitadas han conseguido, que es lo que nosotros decimos, que el
mundo sea más habitable, si el instituto ha sido más habitable, ¿no? Esa pregunta te lanzo. ¿Qué
Juan Carlos Hervás. Pues mira, el fruto del proyecto, lo primero ha sido lo que decías tú, que es
ser conscientes de que la mayor herramienta educativa que tenemos los docentes es el lenguaje.
Muy por encima de nuevas tecnologías, que ahora están muy de moda, de… No, no. La mayor
profesorado y para los chicos que han podido disfrutar un poco de este proyecto. Y tanto para
padres, ¿no? Hemos sido conscientes. Y a lo que nos hemos dedicado, a lo que queremos
dedicarnos es a depurar esa herramienta importante que teníamos. Y, entonces, lo que hemos
querido es intentar depurar el lenguaje que llevamos al aula. Y hemos descubierto que los
chicos, igual que se acostumbran a lo malo, se acostumbran a lo bueno. Dar la bienvenida
cuando entras en el agua, despedirte. Que a veces lo olvidamos, somos como autómatas cuando
entramos en un aula. No, no, somos personas, y lo que tenemos delante son personas también.
Tiene que haber un saludo, hay que despedirse, tienes que explicarles lo que vas a hacer.
Cuando intentas pedirles algo, lo tienes que pedir de una forma con la que intentes que ellos
entiendan que el objetivo fundamental es que aprendan. Tienes que, con el lenguaje, motivar el
aprendizaje del chaval, ¿no? Y una imagen que yo llevaba cuando trabajamos en el proyecto era
que, si las personas pueden ser habitadas por palabras, ¿los centros, un centro educativo puede
ser habitado por palabras? Y sí puede ser habitado por palabras. A un centro educativo se le
puede identificar con determinadas palabras. Y esas palabras dan forma al centro. El centro es
reconocible desde fuera con esas palabras que has introducido. ¿Y es una cuestión de imagen, es
una cuestión estética? No. Es una cuestión transformadora. Es decir, hemos visto, por ejemplo,
que depurando el lenguaje y ayudando a los chicos a tratarlo bien es una herramienta
fundamental para la resolución de conflictos. En los equipos de convivencia donde los chicos
intentan trabajar todos los temas de convivencia, si trabajas con los agentes de mediación el
lenguaje, consigues que sean mucho más efectivos en el tema de la convivencia, en el tema de la
resolución de conflictos. ¿Y eso qué repercusión tiene? Una mejora general del ambiente. Y
mucho del ambiente ese que se respira es por las palabras que van viajando en el centro.
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dices. Estás haciendo que las personas seamos más habitables, los lugares sean más habitables y
el espacio en el que convivimos sea más habitable. Y las palabras tienen una física de la que les
tenemos que dotar ya, de hecho. No es sujeto, verbo, predicado. No es eso. Es cómo
construimos, como lo que decíamos antes, una historia. Eso es importante. Eso es… Yo creo
que la clave de éxito de la humanidad en el futuro es que pensemos que el lenguaje no es lo que
nosotros habíamos pensado, sino que realmente es el constructor, la herramienta física que
puede cambiarnos. Puede cambiar los discursos políticos, los discursos empresariales, los
discursos educativos. Y eso puede transformarnos a nosotros. Pero, para eso, necesitamos que
nuestro lenguaje sea habitado. Es decir, que sea sentido, que tenga alma inspiradora la palabra.
Como todo, las cosas funcionan si se ponen en práctica. Y nosotros somos aquello que
practicamos mucho las quejas, seremos expertos en encontrar quejas. Si practicamos mucho
practicar la confianza. Entonces, ¿qué practicamos? Eso es el lenguaje habitado. Es decir, las
palabras aquellas que nos pueden hacer que nuestra historia de vida sea una buena historia de
vida.
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Juan Carlos Hervás. Luis, yo ahora te quería preguntar como padre. Yo soy padre, tú eres padre.
Y es distinto que ser profesor, ¿no? Aunque son dos partes educativas importantes. Yo, como
padre, ¿cómo podría aplicar el lenguaje positivo y qué podría esperar de ello?
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Luis Castellanos. Tú eres padre, yo soy padre, soy abuelo, tengo un nieto de 16 años, y mi
experiencia… Aquí yo ya hablo desde la experiencia, desde dentro. Creo que cuando aplicamos
el lenguaje positivo, cuando somos conscientes de las palabras que decimos, si nosotros las
cogemos como una herramienta de diálogo, si el mismo proceso que hemos visto y hemos
vivido en el colegio, el mismo proceso que nosotros decimos de escribir las palabras para tomar
conciencia, lo puedo hacer yo con mis hijos en un momento dado. Simplemente, pedirles que
redacten un día feliz de su vida o que escriban por qué hoy están mal. O que no solamente lo
digan, sino que lo pongan, que lo plasmen, que lo vean. Porque de esa manera podemos recoger
una palabra. Y, con una palabra, construir. Solamente una. Una palabra de las que ha dicho esa
noche, es un diálogo. Es muy importante. Las noches son el mejor momento casi, hasta para el
cerebro voy a decir, para conversar con nuestros hijos. Es donde más se aprende. Yo aquí quería
recoger un poco las investigaciones de un profesor, de John Hattie, que habla de la diferencia
con ellos, porque lo que yo estoy haciendo cuando yo le hablo a mi hijo de una manera
estupendo para los padres cuando se levanten por la mañana es que empiecen a recalibrar.
Recalibrar los sentidos. Algo tan sencillo como, por ejemplo, aprender a escuchar antes de
levantarse, tres minutos, y dejar que un oído escuche lo que se escuche por la parte izquierda y
otro por la derecha. Todos los días podemos ir recalibrando nuestros sentidos, porque eso
significará que estaremos preparados para escuchar. Y un día empezaremos a recalibrar nuestro
lenguaje. ¿Con qué palabra merece la pena que yo me levante hoy y hable con mi hijo? ¿Con
qué palabra me quiero acostar hoy? Eso son tres minutos, eh, no es más.
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Luis Castellanos
Juan Carlos Hervás. Y cuando yo voy a trabajar cuido cosas. Y parece que cuando yo me pongo
las zapatillas de casa y establezco mi dinámica cotidiana, parece que todo vale, ¿no? Y claro,
todo no vale, porque de tu interacción con tu hijo, con las relaciones que se dan en la familia, el
lenguaje que está ahí, es constructivo para las personas que viven ahí. En concreto, para tus
hijos, ¿no?
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Luis Castellanos. Muchas veces nos dejamos llevar. “El mundo es así”, “No lo vas a conseguir”,
“Tú qué te has pensado”, “Si te dijera yo”, “Ya te avanzaba yo que esto iba a ser así”, etcétera.
Y, de repente, hay muchas frases killer que nosotros estamos constante y permanentemente
construyendo en nuestra vida. Frases killer que se nos han metido a nosotros directamente, y
que nosotros las volvemos a repetir. Y si yo no tengo cuidado en casa, no tendré cuidado
tampoco fuera, aunque creamos que sí. El cerebro no diferencia tanto como nosotros pensamos.
Entonces, de la casa yo creo que hay que hacer un hogar. Palabras habitadas es construir un
hogar. Un hogar donde realmente haces que todo vaya creciendo. Una casa es una construcción
de vida, una construcción de historias constante y permanentemente. Yo creo que la casa nos da
quizá una de las mayores herramientas hoy en día para crear un buen futuro.
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Juan Carlos Hervás. Pues muchas gracias, Luis. Ha sido muy interesante. Yo creo que el trabajo
que has hecho, que estáis haciendo vuestro equipo con el tema del lenguaje positivo, yo creo
que es superimportante en centros educativos y es muy inspirador en la educación paternal, de