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UNIVERSIDAD DE CHILE

Facultad de Filosofía y Humanidades


Departamento de Literatura

TESIS PARA OPTAR AL GRADO DE MAGISTER EN


LITERATURA CON MENCIÓN EN LITERATURA
HISPANOAMERICANA Y CHILENA

LA INVENCIÓN DE CHILE

Aproximaciónes a la obra de Miguel Serrano

Profesores Guias:
Federico Schopf Ebensperger
Alfredo Jocelyn . Holt Letelier

Alumna: Natalia Figueroa Gallardo

TESIS FINANCIADA POR CONICYT

Año 2008
INDICE

INTRODUCCIÓN: Contra el silenciamiento ............................................. . ..... 3

CAPÍTULO 1
LA TRADICIÓN NACIONAL EN EL CENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA

.1. El proyecto nacional en el Centenario de la Independencia..........................7


1.2. Alcances políticos y culturales.........................................................19

CAPÍTULO II
MIGUEL SERRANO Y LA INVENCIÓN DE CHILE

2.1, El mito como apertura generacional...................................................25


2.2. Hacia una reconstrucción del relato mítico de Miguel Serrano... .............. ... 35
2.3. Nietzsche y la posibilidad de Chile.....................................................45
2.4. El Futuro del Sur .................. . ..................................................... 50
2.5. ELELLA. Consideraciones sobre el amor .......................... . .................. 58
2.6. Alcances en tomo a una poética de la acción ............ . ........................ ....61
2.7. Espectáculo del sacrificio ............................................................... 71

EPÍLOGO. ... . .................... . ............... . ................................................. 73

BIBLIOGIAFÍA....... . .................................... . ...................................... 79

2
INTRODUCCIÓN

CONTRA EL SILENCIA MIENTO

En los últimos años ha aumentado el número de personas que valora los textos de
Miguel Serrano. Personalmente he escuchado a varios buenos lectores hablar bien del
autor, aunque no en público. Por otra parte, los escritos que se refieren a él, escasos y
breves, en su mayoría críticas ocasionales aparecidas en revistas y diarios con motivo de
reediciones, no alcanzan por su naturaleza a vislumbrar la transversalidad temática que
recorre toda su producción, conformada de poesía, ensayo, memorias de viaje y
relaciones autobiográficas. La falta de referencias a un autor cuyos textos poéticos están
siendo abundantemente reeditados (Las visitas de la Reina de Saba, año 2002; La Flor
Inexistente, 2004; Los Misterios, 2006; todos de la editorial Beuvedráis Editores), y la
presencia de un grupo de "lectores mudos" en relación a ellos, constituye un
silenciamiento generalizado cuyos motivos bien pueden relacionarse con las posturas
ideológicas del autor, en desmedro de una obra que supera dichos encasillamientos, y
cuya importancia, a mi juicio, radica en invitar a pensar, desde los mitos y utopías, la
tarea de un Chile posible.

Propongo, como contrapartida a la actitud prejuiciada, un acercamiento


metodológico a la escritura del autor, que reconozca en sus textos una fabulación y
narración mitificada de Chile; y en sus categorías recurrentes, mecanismos
conscientemente utilizados y ficcionalizados para dar coherencia y cohesión a una
narración que es preciso armar y extraer de una numerosa producción escrituraria. A la
luz de esta metodología, es posible desarrollar un trabajo que supere las aprensiones que
afectan su lectura, hacia la comprensión de las lógicas generales del autor, lógicas que
dicen no tanto de asuntos ideológicos y de política mundial, como de la creación de
mundos posibles que se ponderan como correlatos para una realidad considerada, en
muchos aspectos, degradada, nihilista, desencantada.

En este sentido, el análisis se abre a repensar a Chile desde una línea poética de
pensamiento que reflexiona sobre un potencial ser nacional dotado de una grandeza
instalada en su origen; permitiendo la entrada de sus textos, a través de su análisis y
estudio crítico, y sin necesidad de forzar la poética del autor, en un diálogo con las
esferas cultural, social, histórica y estética, apareciendo su escritura, previo análisis
contextual, contestataria a la fatalidad de lo contemporáneo fragmentado y a los
aislamiento y desvinculación de las esferas artísticas y poéticas del mundo extra-literario
en el que se sitúan. Personalmente, hace años me he interesado en obras literarias
abiertas a la realidad político-social, en la intelección de que hoy vivimos un momento
en que arte y poesía, parecen perder el rol configurador de lo social que en muchos casos
debiera distinguirlas.

Frente a esta situación, y pensando que esto es fundamental para reflexionar


sobre el valor de los textos en cuestión, Miguel Serrano trabaja una poética cuya
directriz está dada por el afecto a la literatura y la poesía como sujetos y objetos
importantes para la comprensión de fenómenos sociales y culturales, proponiendo e
indicando caminos que puedan hacer sentido a las problemáticas del país, y planteando,
frente a la escisión entre sociedad y arte, reflexiones vinculantes sobre el rol que esta
esfera debiera asumir, hacia la ponderación del poder catalizador y constructor del arte y
de la poesía en las carencias, conflictos y desafios del Chile de hoy.

La metodología que planteo permite, también, dejar de ver en Serrano a un


escritor extraño o aislado, cerrado al contacto con otras tendencias escriturarias chilenas,
ya que la posibilidad, planteada en sus textos, de repensar a Chile desde sus utopías e
ideales, le conecta con una tradición que ha realizado un camino similar, línea crítica de
pensamiento nacionalista, instalada a partir del Centenario de Chile (me refiero a

ni
Francisco Encina, Alberto Edwards, Tancredo Pinochet, Nicolás Palacios, Julio Valdés
Canje, entre otros), y cuyo estudio da las pautas necesarias para comprender, en una
primera etapa, el desarrollo de las principales temáticas que tratará Miguel Serrano, sus
porqué, y sus maneras de hacerlo (sus "lógicast 1 ).

Por ello, en el primer capítulo de este estudio, reviso las principales líneas
temáticas de la tradición escritural inaugurada en esa época, centrándome en aquellas
que serán re-significadas en la poética de Serrano, para poder entrar al estudio del autor,
en el capítulo segundo, previo establecimiento de un contexto explicativo básico y
significativo a la hora de develar el lugar —la tradición- desde donde Miguel Serrano nos
habla, permitiendo, junto con eso, la apertura de sus textos desde una óptica distinta a la
que se le ha tendido a encasillar hasta el momento.

Finalmente, y considerando que en el ámbito de los estudios literarios chilenos


contemporáneos este autor no ha sido estudiado, entrego este trabajo con la humildad de
quien espera contribuir al estudio y comprensión de un autor que no merece
silenciamientos.

5
CAPITULO ¡

LA TRADICIÓN NACIONAL EN EL
CENTENARIO DE CHILE
1.1. El proyecto nacional en el Centenario de la Independencia de Chile

Una orientadora noción a la que suele recurrirse para definir "nación", es la de Pasquale
Mancini, quien a mediados del siglo XIX formuló el "principio de las nacionalidades",
entendiendo por nación una comunidad de origen, de costumbres y de lengua,
agregándose a ello la conciencia de esa unidad, conciencia de un pasado y destino
comunes, a través de vínculos o lazos de sangre, historia o territorio; y también, de una
manera tanto más general, conciencia de aquello que identifica y diferencia a una
comunidad, de las otras.

De acuerdo a esta definición, es posible hablar de una coincidencia del individuo


con su mundo, y del mundo con él, y de esta coincidencia, decir que uno y otro
adquieren cierta semejanza. Y digo cierta, pues la dimensión de libertad, o
interpersonalidad en un sentido amplísimo, implica la consideración de un continuo
contraste entre identidad y diferencia 2 . Sin embargo, el problema que se presentó a la
hora de traer estas reflexiones al ámbito de las corrientes nacionalistas del siglo XIX y
principios del XX europeo, fue el de la inexistencia de directrices que orientaran a los
escritores en esta proyección en la cual idealmente, el individuo incorpora a su
experiencia el conocimiento de esa semejanza con el mundo, sin disolverse en esa
identidad común, sino proyectando su particularidad hacia una conexión colectiva más
intensa y general; directrices que además, pudieran funcionar como vínculos históricos
que sugirieran cierta continuidad en el actuar de los pueblos 3 .

En MANCINI, Pasquale: Sobre la nacionalidad [1873]. Editorial Tecnos, Madrid, 1985.


2
En la medida, claro, en que el concepto de libertad es analógico, es decir, es atribuido distintamente en
cada caso a seres diferentes. Al respecto, y. RAHNER, Karl: Libertad. En Enciclopedia Teológica
Sacramentum Mundi, Tomo IV, Editorial Herder, Barcelona, 1973.
Resulta ilustrativo de este momento y sentir históricos, lo expuesto en el libro de Hans Kohn: Historia
del nacionalismo [1944]. Fondo de Cultura Económica, México, 1949.

7
De ahí que sea característico de la visión nacionalista, en esta búsqueda de
directrices comunes, el adherirse a visiones históricas muy del lado de pensadores
románticos (Herder, Michelet, Novalis, Carlyle 4, entre otros), en el sentido de que
insistieron en la búsqueda y en la creación de las grandezas históricas de las naciones,
creación destinada a la contingencia, de modo que la comprensión del pasado pudiera
iluminar los problemas presentes. La idea de que la construcción de un modelo ideal
situado en el pasado, de ser asido por los individuos y contrastado con un presente
inferior a aquél en evolución y cultura, podría despertar en ellos cierto anhelo por lo
mejor, proyectándose el modelo ideal sobre el propio tiempo y el futuro, dio la
orientación necesaria a los escritores que desarrollaron dichas reflexiones en Chile,
quienes hicieron hincapié en la necesidad de que ese sentido común fuese creado,
mediante una interpretación más bien psicológica, espiritual, de la historia, acorde con la
convicción de que la brecha que separaba a las capas sociales, estando arriba el español
o su descendiente directo, abajo el indígena y entre ellos el mestizo, hacía urgente, como

Se trata de representantes de la historiografla romántica, dentro de una línea de reflexión que pensadores
como Hayden White designan "Poética de la historia". Desde esta perspectiva, Herder resulta un
importante antecedente, pues abocándose al rescate de un pensamiento mítico y metafórico, insistió en que
la labor del historiador era asegurar la unidad y armonización de lo aparentemente distinto, con un sentido
de unidad en la diversidad, queriendo comprender la historia como un proceso, y no como fases separadas
e independientes entre sí. Asimismo, Michelet, quien, si bien abocado al estudio y comprensión de la
Revolución Francesa, reveló con sus postulados que su método no era otra cosa que la elaboración de las
implicaciones metafóricas, concebidas como manera de permitir al historiador no sólo identificarse con la
vida del pasarlo, sino también resucitarlo y revivirlo en su totalidad.
Por su parte, decía Novalis, que el único significado que la vida puede tener debe provenir de una
fe acrítica en el poder de la historia para proveer su propio significado, creencia en que los hombres
debían seguir a la historia del mismo modo como a la religión. Profesaba una suerte de cristianismo
cosmopolita y unificador, creyendo que la justificación de sus reflexiones podía encontrarse en el estudio
de la historia (historia por si misma instructiva y coherente), debiendo el historiador buscar en ella, puntos
del tiempo paralelos, usando lo que llamó "la varita mágica de la analogía", hacia la convicción de la
existencia de una instructiva coherencia.
De acuerdo con Carlyle, finalmente, el propósito del historiador era transmutar las vidas de los
grandes hombres del pasado, en significados valiosos e inspiradores para las personas vivas, captando el
pasado como preexistencia al hacer hincapié en que cada suceso particular desciende de todos los demás
sucesos, pasados o contemporáneos, especie de destino histórico que haría de los hombre lo que son, por
poseer detrás un determinado curso vital.
(Para el examen de estas cuestiones he utilizado los siguientes textos: WHITE, Hayden:
Metahistoria, la imaginación histórica en la Europa del siglo XIX [1973]. México, Fondo de Cultura
Económica, 1992 [1973]; HERDER, Johann Gottfried: Filosofla de la historia para la educación de la
humanidad [1774]. Editorial Nova, Buenos Aires, 1950 y; CARLYLE, Thomas: Los Héroes [1841].
Bruguera, Barcelona, 1967.)

8
lo recalcara Encina 5 la dación de un sentido que permitiera que todas estas capas
,

pudieran contemplarse a si mismas como elementos de un destino común, siendo la


interpretación de este encuentro y choque de culturas, lo determinante a la hora de
intentar definiciones sobre el ser nacional. Curiosamente, las fórmulas desarrolladas en
Europa, en las que se basaron Palacios, Encina y Alberto Cabero, rebajaron,
menospreciaron, o no trataron el status de los pueblos sudamericanos y españoles 6. De
modo que las diversas interpretaciones de lo que era en Europa el pensamiento
nacionalista de esa época, tuvieron el doble desafio de replantear esas teorías a la
realidad chilena y de conjugar el legado español sin atentar con la conformación
nacional.

Siguiendo este camino, Nicolás Palacios, uno de los primeros en intentar


solucionar estas fracturas, cambió los parámetros clasificatorios europeos, pues dichas
teorías se fundamentaban en bases étnicas según las cuales el tipo nórdico, y no el íbero,
menos aún el indígena americano, siempre ganaban en superioridad. Creativa y
enrevesadamente, Palacios cambió los parámetros clasificatorios, optando en el caso de
los indígenas por una división racial distinta de los criterios jerárquicos de Gobineau y
de Lapouge (con los cuales los indígenas americanos resultaban inferiores), de acuerdo a
directrices patriarcales y matriarcales, justificando la alcurnia del pueblo mapuche en lo
que según él era su condición patriarcal dominante. 7 En relación al español, alegó su

Fundamentalmente en ENCINA, Francisco: La literatura histórica chilena y el concepto actual de la


historia. Editorial Nascimento, Santiago de Chile, 1935.
6 Así p.e., el francés J. A. Gobineau, sostuvo que la raza de tos germanos, rastreable en Alemania,
Inglaterra, Francia, Bélgica y ciertos países nórdicos, es la única que conserva una pureza de entre las
procedentes de la raza superior aria, pues las otras, a diferencia, estarían mezcladas con elementos
melanios y amarillos, inferiores y débiles. Mientras la aria sería la mejor preparada en la lucha por la
existencia, la más bella, enérgica y dotada para la creación; el reconocimiento del predominio del
elemento amarillo en el indígena americano, hacían de éste uno limitado en sus deseos, que se reducían
por lo general, y sin posibilidad de progreso, a lo esencial de sus necesidades fisicas.
Por su parte, G. V. de Lapouge, su discípulo, contrapuso a españoles, franceses, italianos y sudamericanos
frente a los pueblos de estirpe germánica (escandinavos, holandeses, ingleses, etc.), hacia la demostración
de lo que según él era la mayor pureza biológica de los últimos, y. GOBINEAU, J.A. The inoquality of
human races. G.P. Putnam's Sons, New York,l915; VACHER de LAPOUGE, Georges: L'Aryen, son role
social [1896]. Bologne, 1977.
y. nota N°6. v.a. CARDOEN, Carlos: Prólogo, En Raza Chilena. Edición Facsimilar, Ediciones
Colchagua, 1987.

il
antigua filiación germánica, asegurando que los que habrían emprendido la conquista
serían aquellos grupos no mezclados que aún portarían en su sangre el germen de la raza
teutona. En párrafos de profundo ingenio, escribió: "El descubridor i conquistador del
nuevo mundo vino de España, pero su patria de oríjen era la costa del mar Báltico,
especialmente el sur de Suecia, la Gotia actual. Eran los descendientes directos de
aquellos bárbaros rubios, guerreros ¡ conquistadores [ ... ] Eran esos los Godos, prototipo
de la raza teutónica, jermana o nórdica, que conservaron casi del todo pura su casta,
gracias al orgullo de su prosapia ¡ a las leyes que, por varios siglos, prohibieron sus
matrimonios con las razas conquistadas. Por los numerosos retratos o descripciones que
conozco de los conquistadores de Chile, puedo asegurar que a lo sumo el diez por ciento
de ellos presentan signos de mestizaje con la raza autóctona de España, con la raza ibera;
el resto es de pura sangre teutona, como Pedro de Valdivia, cuyo retrato es tan
conocido". Palacios concluyó que la mezcla del elemento femenino mapuche más el
masculino visigodo generaron el ejemplar racial vulgarmente llamado roto chileno, tipo
que sobre la base de vínculos compartidos, podría dar al habitante de Chile una
referencia situada en su origen para el sentimiento de lo común; pese a que la crítica que
se observa, es que veía en lo araucano algo esencial al carácter chileno, en un contexto
en que el modelo indígena no influía en la visión de mundo occidental.

Vale preguntarse ¿porqué sugerir directrices apelando a categorías raciales,


categorías que tienen el defecto de generar cierta controversia entre nosotros? Desde un
punto de vista religioso, y elucubrando posibles respuestas, es necesario recordar que
primitivamente la pertenencia a una raza indicó la cercanía o lejanía del hombre en
relación a la divinidad, a un tipo unitario de cultura. Vistas desde la biología, las razas
refieren a sistemas genéticamente abiertos, en el sentido de que pueden cruzarse de
manera indefinida entre sí: no se trata de magnitudes estáticas e invariables; todo lo
contrario, es en este cruzamiento donde podemos hablar de dinamismo, y entender lo
racial como un proceso que da cuenta de una evolución. Las tendencias nacionalistas,
refiriendo a la raza desde la conjunción de ambas perspectivas, mostraron que en la
medida en que ésta aludiera a factores hereditarios, podría apelar a una historia

EIJ
compartida por los habitantes de un determinado territorio, historia que incluyendo la
admiración de un pasado heroico, podría transformarse en una suerte de orgullo de si,
pasando a ser lo racial un constructo de superación cultural. Así fue que en Chile,
alegando la decadencia del sentimiento nacional, lo que Tancredo Pinochet llamó "el
apocamiento de nuestros espíritus i el desprecio por nosotros i por lo nuestro" 8, y Encina
tachó de "descontento, falta de fe en el porvenir" 9, un grupo de intelectuales
construyeron una imagen de un Chile ideal como posibilidad pasada y futura de
superación, donde las categorías de sangre y raza, vinieron a referir a herencias,
expresadas en términos de seudorrealidades de una historia más bien mítica —como los
antepasados heroicos de los que habló T. Pinochet 10- a las que se podía recurrir para
hablar de lo perdido o decaído —la virtud, la moral.

De este modo, si bien las formulaciones de Palacios eran insostenibles, el escritor


resultaba un hito, pues ponía el asunto del deber ser nacional ante todo: su roto chileno,
ser ahora degradado, poseyendo en sí el germen de antepasados superiores, con
adecuados estímulo y educación, podría elevar su condición en el futuro. En el fondo, las
apelaciones de Palacios a aspectos genéticos, biológicos y étnicos, delatan una escritura
que fabula para referirse a una interioridad motivada a transformarse, a pensarse en
términos victoriosos. Llegando a las páginas finales de su libro, el principio generador
de sus reflexiones se clarifica: "la aspiración constante del hombre por algo mejor, el
deseo permanente de alcanzar el progreso, la felicidad"

No fue Palacios el único que se distanció de los parámetros europeos en boga.


También Encina evitó la referencia a la superioridad de ciertos individuos por el sólo

PINOCHET, Tancredo: La conquista de Chile en el siglo XX. La Ilustración, Santiago de Chile, 1909, p.
81.
ENCINA, Francisco: Nuestra Inferioridad Económica. Imprenta Universitaria, 1912, p. 252.
"Somos valientes. Registramos en nuestra historia guerrera heroísmos de los más puros i grandiosos de
que puedan ufanarse los anales de la guerra de la humanidad. 1 esta valentía i este amor a la libertad no
podrán desaparecer tan luego, pues tienen sus raíces allá en la cuna misma de nuestra raza, en nuestros
antepasados más remotos, en los hijos de Arauco, tantas veces vencidos, pero jamás domados".
PINOCHET, op. cit. p. 188.
PALACIOS, Nicolás: Raza Chilena, Imprenta y Litografía Alemana de Gustavo Schfer, Valparaíso,
1904, p. 742.
hecho de su ascendencia, para pasar a hablar de civilizaciones en mayor o menor estado
evolutivo. Según él, uno de los factores que determina la evolución es el cruzamiento de
las razas, que en Chile ocasionó que las capas sociales se acomodaran en formas muy
distantes unas de otras, quedando arriba el español y en seguida el mestizo, que se
contempla como el híbrido, el no asimilado, el desfasado cultural y evolutivamente. Vale
decir que la referencia racial de Encina, si bien dada desde una perspectiva sociocultural
e incluso psicológica, pareciera en ocasiones fundirse con una mirada biológica, toda
vez que afirma que la mezcla de los españoles con un pueblo menos evolucionado -los
aborígenes-, diluyó lo que él llama la "energía vital" en las grandes masas autóctonas,
generando una nueva raza que debería recomenzar desde tramos más bajos. Pero
atendiendo a que la categoría de raza es movible y remite a aspectos internos, es preciso
apreciarla dentro de una instalación que bordea lo poético y mítico, refiriéndose al valor
de una comunidad que al fusionarse con otra en distinto estado evolutivo, genera una
nueva no inferior sino indiferenciada culturalmente, y por ello, menos unitaria que los
grupos que contribuyeran a su creación.' 2

Hacia una caracterización tanto más local de este grupo de escritores, es


necesario recordar que el surgimiento de estas reflexiones en Chile es indisociable de un
asunto económico, relacionado con el privilegio de los chilenos a colonizar y explotar su
suelo por sobre los intereses extranjeros, en la medida en que en ese entonces eran
inexistentes disposiciones legales que respaldaran a los chilenos en su derecho de
colonización de las tierras, de modo que la conciencia de intentar determinar un destino
como nación, topaba con la indiferencia de las oligarquías en la lucha por conseguir
derechos sobre el territorio. Partiendo de este asunto, los escritores extendieron sus
reflexiones, para delatar todos aquellos aspectos en que el orden material, llámesele
aparato gubernamental, sistema educativo, u otro, impidieran el desarrollo de la potencia
encerrada en el origen nacional marcado por el choque de las culturas, puesto que esta
potencia, decían, bien desarrollada, debiera conducir al país hacia su singularidad
12
Al respecto, resulta de utilidad el texto de CiAZMURI, Cristián: Notas sobre la influencia del racismo en
la obra de Nicolás Palacios, Francisco A. Encina y Alberto Cabero. Ediciones Historia, Instituto de
Historia, Universidad Católica de Chile, Apartado dci N°16 de Historia, 1981.

12
cultural. En este contexto, Pinochet y Luis Galdames, notaron sobre la extranjerización
de la educación en manos de profesores también extranjeros, que no diferenciaban la
imitación de modelos exportados, de la adaptación que debieran sufrir al traerlos a la
realidad nacional, de modo que se espesaba el desequilibrio, fruto de un progreso
intelectual inarmónico con el desarrollo económico del país, no produciendo la
instrucción elementos aplicables a la contingencia. Tancredo Pinochet recomendó basar
la enseíanza en sentimientos vinculantes hacia el país y las grandezas pasadas, a su
capacidad presente y a su misión futura. De ahí que la verdadera conquista de Chile para
Chile en el siglo XX, no podría prescindir de los modelos europeos por ser éstos parte
formante del ser nacional aunque, encontrándose instalados en un territorio diferente,
debieran sufrir una forzosa modificación y asimilación.

Ciertamente otros factores contribuyeron a dar forma a la categoría racial, como


el relacionado con las características que ejerce el espacio fisico sobre los habitantes. El
mismo Encina estableció estrechos lazos entre el estado evolutivo de un grupo y el suelo
en el que se instala. Decía que la configuración geográfica de Chile, con abundancia de
fuentes generadoras de energía motriz y grandes depósitos de hierro, aunaban las
condiciones fundamentales para la expansión fabril y manufacturera, factores
inaprovechados sobre el que podría descansar el futuro del país. En base a esto, habló de
antagonismos entre las condiciones económicas del territorio, y las aptitudes de la
comunidad. Cito: "es nuestro territorio una de aquellas comarcas que condenan a las
razas débiles i mal educadas económicamente, cualquiera que sea su pujanza en otras
esferas de la actividad, a arrastrar una existencia lánguida i precaria; pero que ofrecen
amplios horizontes a la audacia i a la tenacidad de las razas fuertes en los grados
superiores de la evolución" 13 . Dentro del movimiento nacionalista, estas aseveraciones
se enmarcan en un llamado de atención sobre las ventajas económicas del país,
encaminadas hacia una posesión efectiva de él, en tanto terreno que al estar dotado de
una forma peculiar, generaría, de aprovecharse sus capacidades, una cultura también

D
ENCINA, op. cit. pp. 63-64.

13
diferenciada, pensándose que una economía que explotara sus capacidades al máximo,
podría ser la base de una diferenciación cultural a futuro.

Junto con esto, aunque en planos un tanto distintos, se vuelve la geografia de


Chile una variante más del nacionalismo, al intentar por el aislamiento geográfico
infundir la idea de nación territorial plenamente demarcada: en el aislamiento no se vio
un obstáculo, sino una ventaja que incluso podía ser interpretable en términos
espirituales, como lo hiciera en numerosos poemas G. Mistral 14 . Por su parte, Alberto
Cabero notaría años más tarde un asunto relacionado con la adhesión al suelo chileno
mediante la concepción psíquica de la geografia en lo que llamó patriotismo gráfico'5 ,

pero, así como Encina había enfatizado que su texto estaba destinado a despertar la
atención sobre los problemas que afectan la vitalidad y el porvenir de Chile, dirigiéndose
de preferencia a profesores y preceptores; en todas estas reflexiones la educación,
espacio de toma de conciencia, fue el motor central de donde podía resurgir la hipotética
elevación nacional.

De ahí que Galdames formulara su nacionalismo educacional'6 proyecto ,

educativo fundado en un doble aspecto realista e idealista, consistente en la sugerencia


permanente de ideas-fuerzas que fueran correlativas con ideales sociales y económicos,
ya que el modelo educativo debía ser capaz de determinar el rumbo de la actividad del
Estado a través del incentivo de la actividad individual, especie de individualismo
colectivista —como diría Galdames-, aunque dentro de un proyecto universalista, como
se encargó de destacar Palacios, muy del lado de Herder, para el cual el país más útil
dentro de la confraternidad de las naciones, sería aquel que estuviera más ligado a la
idea de nación, debiendo la marcha política de la humanidad avanzar no hacia la fusión

14
Así por ejemplo en su Poema de Chile, donde de la Cordillera anotaba: "Andando va con nosotros/
como un sueño verdadero,/ casi tocando el costado/ la dueña de nuestros cuerpos,! como una sola alma
fiel/ y con semblantes diversos" (poema "Cordillera"). y. a. MISTRAL, Gabriela: Conversando sobre la
tierra (19 de septiembre de 1931). En CESPEDES, Mario (ed.): Gabriela Mistral en el repertorio
americano. Universidad de Costa Rica, San José, 1978,
15
El patriotismo grafico de Cabero resulta de una concepción geográfica instalada con claridad en la
mente de los chilenos, fruto de la demarcación que el mar y la cordillera le otorgan al territorio.
16
En GALDAMES, Luis: Educación Económica e Intelectual. Imprenta Universitaria, Santiago, 1912.

14
de las naciones, sino hacia la diferenciación de éstas y su mutua relación, coordinación y
complementariedad; entendiendo l-lerder la idea de comunidad nacional como eslabón
absolutamente necesario entre el individuo y la humanidad, toda vez que ésta
individualice en si, las fuerzas creadoras de lo universal. Dijo Herder: "Muy grande ha
de ser el todo allí donde cada cosa aislada ya aparece como un todo, y sin embargo en
cada unidad se manifiesta siempre una unidad indeterminada en relación con el todo;
donde pequefíos vínculos dan un gran sentido, aunque los siglos no representen más que
sílabas, las naciones más que letras y quizá signos de puntuación que no significan nada
en sí pero que significan tanto para darle sentido al todo" 17 .

Es necesario considerar que no es el nacionalismo educativo un mero índice de


civismo o de empecinado amor a la patria. Éstos últimos tienden o a la actuación política
ciega, o a la contemplación vacía de las glorias del país, mientras que el propuesto por
Galdames apunta a la acción constante para el beneficio colectivo e individual, de
acuerdo a directrices constantemente sugeridas. En todos los casos, se trató de enfatizar
el papel que juega en el crecimiento global del país la voluntad colectiva de vencer y de
ser grandes, la mayoría de las veces queriendo subordinar lo material al desarrollo
espiritual —moral, religioso-, así cuando en Nuestra inferioridad económica pondera
Encina a la economía como parte del proceso evolutivo de la nación pero no eje en ella,
factor que habría que controlar y desarrollar en pos del mantenimiento de una cultura
evolucionada donde lo espiritual es la nota prima.

También Alberto Cabero escribió desde esta perspectiva, en planteamientos que


mucho recogen de la historiografia romántica, con su pensamiento mítico, metafórico 18 .

Cito: "cualquiera que sea su origen, una raza puede adquirir en su evolución energía de
voluntad, probidad, devoción del deber, espíritu humanitario y progresista, y este
carácter adquirido se heredará en menor grado que los caracteres congénitos; mas, al
mismo tiempo, esta herencia, mantenida durante varias generaciones, llega a tener tal

7
HERDER, op. cit. p. 144.
8 v. nota al pie N°4.

15
arraigo que se hereda con tanta energía como si fuera congénita hasta que llega a serlo.
De este modo, la raza juzgada como inferior puede llegar a poseer las cualidades más
favorables al desenvolvimiento de la actividad social y llegar a ser superior" 9. Su
reflexión, que también quiso conciliar el pesimismo de las posiciones europeas hacia los
países latinoamericanos, se dirigió, como las de Encina y Palacios, a la totalidad de los
chilenos, diciendo, cual si fuese una suerte de credo religioso, que si una nación se
convence de su potencial superioridad, es capaz de conseguir los mayores logros.

Y ocurre que el nacionalismo, en sus orígenes, va de la mano con la decadencia


de las creencias religiosas, en la medida en que en la ilustración, no fue el declive de la
convicción religiosa, condición de la desaparición del sufrimiento asociado a ella. Frente
al reconocimiento del absurdo de la religión cristiana o de la ironía de la religión 20 , B.
Anderson y H. Kohn 2 ' resaltaron que así como el pensamiento religioso opera
transformado la fatalidad de la muerte en continuidad (la reencarnación es un ejemplo de
ello), la idea de nación se hace cargo del vacío religioso de la Ilustración, ofreciendo
otro tipo de fe, Ja fe en lo unitario, en la superación, cuestiones que en última instancia,
vuelven a referir a lo religioso. Adhiriendo también al vitalismo, en esta línea escribió A.
Edwards22 sobre los procesos históricos en tanto significados espirituales, interpretando
el alma colectiva de su tiempo, desprovista de los ideales de sus antecesores. La revisión
que hace de los gobiernos del siglo XIX se centra en la idea de la obediencia ilimitada a
la Monarquía Española como sentimiento por un poder fuerte y duradero, asociado a una
dinastía representativa de la divinidad, especulando con la idea de un nacionalismo
ligado a un poder ultraterreno. De acuerdo a él, Portales habría restaurado esta idea,
desplazando el principio dinástico por fundamentos espirituales conservadores del orden
institucional que decían sobre el respeto a una autoridad y poder abstractos,
legítimamente establecida e independiente de quienes lo ejercieran. No obstante, el

° CABERO, Alberto: Chile y los chilenos. Editorial Nascimento, Santiago de Chile, 1926, pp. 106-107.
20
Muy presente, sólo por citar un ejemplo, en el Kierkegaard de Sobre el concepto de ironía en constante
referencia a Sócrates (en Escritos de Sóren Kierkegaard. Volumen 1, Editorial Trotta, Madrid, 2000).
21
Fundamentalmente en los siguientes textos: ANDERSON, Benedict: Comunidades Imaginadas. Fondo
de Cultura Económica, México, 1993; KOI-[N, Hans: Historia del nacionalismo, op. cit.
22
En EDWARDS, Alberto: La fronda aristocrática. Imprenta Nacional, Santiago de Chile, 1928.

16
avance de los conocimientos científicos y técnicos, y las malentendidas hostilidades al
clericalismo, generó —dice Edwards- una rebelión contra las bases de la cultura
hereditaria muy característica de los tiempos modernos, que se tradujo en el derrumbe de
las creencias, caos, nihilismo, irreligión. Finalmente, Edwards apelaba a aquellos pocos
que saben preguntarse por la posibilidad de algo mejor. No dice quiénes serían, aunque,
ateniéndonos a la gran influencia spengleriana en sus textos 23, es posible argüir que se
trataría de los hombres de sino, quienes se insertan en la historia, creen en el poder de lo
heredado, y se observan críticamente, a diferencia de las masas ahistóricas, que, de
acuerdo a Spengler, viven antes, después o fuera de una cultura, siendo para ellas
indiferente el destino del pueblo al que pertenecen 24 .

Cabero recogió esta influencia al hablar de aquello que se arraiga con el tiempo,
sea o no congénito. La diferencia está en que mientras en Cabero el llamado es a toda la
colectividad, en Spengler y Edwards el reconocimiento es sólo para minorías que
adquieren su conciencia histórica no tanto por educación, sino por crianza. De ahí que lo
que llaman el poder de la sangre, sea tan importante en un pensamiento que distingue
entre lo adquirido y lo aprendido y establece en aquel punto la superioridad de ciertos
individuos. Pero siempre, insisto, enmarcados en conceptos movibles y ciertamente
poéticos, todavía teniendo en cuenta que la corriente vitalista intentó expresar algo sin
explicación racional: "ese id en nosotros que a toda costa quiere ir arriba y adelante, el
impulso cósmico y añorante hacia la preeminencia, impulso vegetativo y racial que va
unido a la tierra, a la patria, orientación, dirección, necesidad de acción" 25 .

23
Esta influencia ha sido estudiada en varias ocasiones. y. GONGORA, Mario: Prólogo, En EDWARDS,
Alberto: La Fronda aristocrática. Editorial Universitaria, Santiago, 1982; GAZMURI, Cristián: La
influencia de O. Spengler en el pensamiento histórico de Alberto Edwards V. En ALAMOS, María
Ignacia: Perspectiva de Alberto Edwards, Editorial Aconcagua, Santiago, 1975; y GAZMURI, Cristián:
Alberto Edwards y la Fronda Aristocrática. En Tres hombres: tres obras. Sudamericana. Santiago, 2004.
24 y. SPENGLER, Oswald: El Estado. La decadencia de Occidente [1917]. Tomo II, Espasa Calpe,

Madrid, 1976.
25
SPENGLER, op. cit. p. 569.

17
La decadencia de las costumbres y de las creencias (sefialada por E. Mac-lver, J.
Valdés-Canje, E. Molina, entre otros 26) fue el lugar comi:in de un momento de
fraccionamiento social, político y económico, que se trató de superar construyendo una
imagen de Chile que funcionara como indicadora de lo grande perdido o decaído, no
avalado en la práctica, pero sí en un relato, a la manera de los mitos, situado en un
origen no rastreable, en ningún lugar, en ningún tiempo. Una imagen que se imponía por
la voluntad, que derivaba de cierta fe: el hombre, o se pensaba —se creía- en estos
términos y en base a ello emprendía un camino, o no. Desde esta perspectiva, y
considerando que la mayoría de los escritores hasta acá mencionados, sin constituir un
grupo organizado, coincidieron en varios puntos, es posible hablar de una tradición
escrituraria chilena que, recurriendo a los conceptos de raza, sangre de los antepasados,
virtud heroica, entre otros, llamó la atención sobre el relego de lo espiritual de parte de
lo material, para conquistar lo que según ellos concernió algún día quizá inexistente, a la
grandeza y nobleza nacionales.

26
En MAC-IVER, Enrique: Discurso sobre la crisis moral de la República. Imprenta Moderna, Santiago,
1900; VALDES CANJE, Julio (seudónimo de Alejandro Venegas): Sinceridad. Chile íntimo en 1910.
Imprenta Universitaria, Santiago, 1910; MOLINA, Enrique: Ensayo sobre los sud-americanos. En
MOLINA, Enrique y Rowe, Leo S.: Las democracias aniericanas y sus deberes. Universitaria, Santiago,
1917.

18
1.2. Alcances políticos y culturales

Imaginar el ambiente de críticas al sistema imperante, preferentemente oligárquico, de la


mano de los escritores del Centenario, no resulta muy dificil 27 . El Nacionalismo, en su
vertiente política de derecha desarrollada desde Palacios y extendida hasta movimientos
posteriores como el ibañismo y el nacionalsocialismo chileno, nace de esta atmósfera
crítica del Centenario, manteniendo en mayor o menor medida las ideas expresadas por
los pensadores tratados en el capítulo anterior. Sin embargo, también otras ideologías
(por ejemplo el comunismo de Recabarren) surgen de este ambiente hacia una década
del veinte donde incluso es dable pensar en el nacionalismo como el lugar común
utilizado por todos los partidos políticos e incluso de la milicia que en 1925 vio en
Ibáñez la encamación de las esperanzas del país, especie de representante que vendría a
salvar y renovar la nación. No importando ya la procedencia política, cada partido quiso
conciliar sus propios discursos con la retórica nacionalista en la idea de enfatizar su
importancia frente a la sociedad, y para ella.

En relación a la década siguiente, vale decir que arrastrado por la crisis


económica mundial, en 1930 cae el gobierno de Carlos Ibáñez, sucediéndole una serie de
gobiernos y juntas inestables y de escasa duración. Se trata de una etapa en la historia
chilena, donde el indicador común fue la elevada desocupación y la desesperanza
ciudadana, y consiguientemente, un sinnúmero de turbulencias sociales y políticas de las
que emergieron nuevos referentes ideológicos que retrataron a escala nacional, la
polarización ideológica que se vivió en el mundo entero, naciendo, por un lado, un
amplio bloque de izquierdas llamado Frente Popular (conformado por los partidos

27
Al respecto, resulta de utilidad e interés el texto de RINKE, Stefan: Cultura de masas: reforma y
nacionalismo en Chile, 1910-1931. Ediciones de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos DIBAM,
Santiago, 2002: y MUNOZ, Luis: Los festejos del Centenario de la Independencia, Chile en 1910. Tesis
para optar al grado de Licenciado en Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, 1999.
Comunista, Socialista y Radical) y, por otro, un bloque de derechas que reunió a
liberales y conservadores.

Heredero de los ideales nacionalistas, en 1931 el economista y antropólogo


Carlos Kelier publica La eterna crisis chilena, donde llama la atención sobre la
nacionalización como un problema espiritual que sólo podría realizarse cuando los
chilenos despertaran sus facultades creadoras, dejando atrás el estado de imitación servil
de los modelos extranjeros. Para él, la cuestión se traduce en la irreligión de las clases
media y superior y no en factores materiales. La decadencia —repite sucesivamente
Keller- proviene de un factor espiritual que habría que activar en la convicción de que el
espíritu y la fe son los únicos capaces de dar sentido hacia la realización de los ideales.
Todavía considerando que el suelo chileno brinda condiciones óptimas para una vida
más digna, y que la base racial es adecuada para dicho emprendimiento, la eterna crisis
no está afuera —recalca- sino en lo profundo del chileno, en la forma de problemas
humanos como la rectitud y la buena intención, el afán de trabajo y la voluntad de surgir
y construir en términos materiales y espirituales

Sobre estas bases y unido a Jorge González von Mareés, entre otros, fundaron en
1932 el Movimiento Nacional Socialista Chileno (MNS), jurando en el nombre de Chile
y su grandeza. El antecedente político se encontró en 1914 con la fundación del Partido
Nacionalista de parte de Encina, Galdames y Guillermo Subercaseaux. El MNS,
integrado en su mayoría por jóvenes, más allá de partidismos de izquierdas y derechas,
llamó al esfuerzo común y al sacrificio individual en pos del bien de la comunidad,
cultivando las virtudes y el heroísmo entre sus integrantes 29 .

28
De Carlos KelIer, he utilizado los siguientes textos: La eterna crisis chilena. Editorial Nascimento,
Santiago, 1931; Chile: imagen y destino. Victoria, Valparaíso, 1960; y su escrito editorial en la Revista
Acción Chilena. Santiago de Chile, Enero 1934, Vol 1, N°1.
29
Para todo lo relacionado al MNS y. SERRANO, Miguel: Capítulo 1, en Adolf Hitler, el último Avatara
[1987]. Editorial Solar Ltda, Colombia, 2000; GONZALEZ von MAREES, Jorge: El alma de la raza. S.
impr. Santiago, 1935, disponible e en el sitio web Acción Chilena www.acciónchilena.cI; DAVILA, Juan
Diego: Homenaje a la legión de caídos eJ 5 de septiembre de 1938. Ediciones AESIR, Santiago, 2005;
MOLLER, Magdalena: El movimiento nacional socialista chileno (1932-1938). Tesis para optar al grado
de Licenciado en Historia de la Pontificia Universidad de Chile, Instituto de Historia, Santiago, 2000.
No obstante, los conocidos sucesos del 5 de septiembre de 1938 en la Caja del

Seguro Obrero, con la muerte de 60 de los integrantes del MNS, la encarcelación

provisoria de González von Mareés, la victoria del Frente Popular y el cambio de

nombre del MNS por el de Vanguardia Popular Socialista con una tendencia izquierdista

dentro de su nuevo programa, deterioraron el movimiento a la vez que despertaron la

atención de numerosas personas sobre las ideologías por ellos promovidas, la mayoría ya

plasmadas en el periódico "Trabajo".

Es en este contexto que el movimiento llama la atención de un joven Miguel

Serrano Fernández (1914) que comienza a sentir admiración por los jóvenes que

marchaban por las calles enarbolando la bandera de la Patria Vieja y entonando cánticos

que decían de "fundir en el yunque de otra vida al hijo del palacio y del taller" 30 .

Antiguo colaborador de periódicos de tendencia izquierdista, los sucesos de septiembre

de 1938, sumada a las desilusiones que sufrió en su convivencia con gente del Frente

Popular y a la honda conmoción que causó en él la muerte de su amigo Héctor Barreto,

le llevan a repensar sus inclinaciones.

Asimismo, influyeron estos acontecimientos, marcados en el exterior por la

Guerra Civil de España y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en un grupo de

jóvenes que más tarde se daría a conocer bajo el nombre de "Generación Literaria de
5931
1938 , y cuyo hito fundacional se encontrara en la Antología del verdadero cuento
en Chile32 publicación que por primera vez aunara a un grupo de escritores, y diera los
,

lineamientos básicos que Miguel Serrano entendía constitutivos de una "Nueva

Generación", y de la cual dijera "Pretendíamos hacer un arte absolutamente nuestro,

30
SERRANO. Hitler, el último avatara, op. cit. p. 36.
31
Pueden incluirse en ella Eduardo Anguita, Braulio Arenas, Enrique Gómez Correa, Teófilo Cid,
Eduardo Molina, Julio Molina Mühler, Guillermo Atías, Iván Romero, René Ahumada, Raúl Vicherat,
Robinson Gaete, Juan Tejeda, Santiago del Campo, Gonzalo Rojas, Volodia Teitelboim, Héctor Barreto y,
entre otros, el mismo Miguel Serrano.
32
SERRANO, Miguel: Antología del verdadero cuento en Chile [1938]. Beuvedráis Editores, Santiago,
2000-

21
vernáculo. Entendiendo esto no como el criollismo de Mariano Latorre, Luis Durán, que

también en aquellos años eran escritores muy vigentes, sino que un nacionalismo

telúrico. Entender la tierra como Nietzsche lo diría: la patria del alma, algo que está en

el paisaje y que se mete en la sangre de nosotros mismos. Intentar interpretar a Chile en

su más profunda esencia" 33 . Asimismo, y de acuerdo a Serrano, se trató ésta de una

generación desconectada de las anteriores, en el sentido de que rechazaron la generación

de Neruda, Huidobro y de Pablo de Rokha, por querer enseñarles "un camino que no era

el nuestro. Huidobro era el afrancesamiento, y Neruda era un mundo abisal" 34 ; y cuyas

líneas generales fueron, a grandes rasgos, la búsqueda y cuestionamiento de la identidad

nacional, la traducción a la realidad nacional de las ideologías existentes en Europa, y el

interés por las ciencias ocultas, entre otros 35 , sintiéndose representantes de una suerte de

Chile mágico. 36

Vale decir que es en esta época en que Serrano conoce personalmente a Keller,

quien lo inicia en lo referente a las ideologías nacionalistas, con toda la carga mítica e

histórica que ello con lleva 37 .

Desde entonces, su obra se basa en la fundación de un posible sentido-país por

medio de la proyección de una nación ideal que funciona por la creación de símbolos

para nuestra época; dentro de una fabulación que quiere incorporar al individuo, ser que

observa intermitente entre la suspensión y el vacío de la irreligiosidad y cierta

eventualidad política y económica alarmantes, en una creencia identitaria que pueda

ofrecerle la posibilidad de una continuidad no sólo metafisica —religiosa-, sino también

histórica.

Entrevista realizada a Miguel Serrano por Patricio Heim, En Revista Entreguerras N 09, Santiago, 1994,
p. 25.
Ibid.
Al respecto, resulta ilustrativo el Artículo de ARREGU!, Cristián: Sobre la poesía de Miguel Serrano.
Revista El Navegante, Universidad del Desarrollo, Santiago, 2005, p. 287.
36
v.a. entrevista que le hiciera Claudio Aguilera, disponible en sitio web Proyecto Patrimonio, Archivo de
autores, escritores y poetas en espaflol: http://www.letra2.s5.com/serrano 191 0.htm
Una detallada exposición de todo esto se encuentra en el Capítulo 1 de su libro Adolf Hitler, el último
Avatara, op. cit.

22
Este escritor, cada vez más conocido, y cuyos libros han sido traducidos a más de
diez idiomas, ha sido prejuiciado por sus constantes referencias ideológicas. Sin
embargo, en esta introducción he querido entender su producción relativa a la
construcción de una imagen de Chile, como inseparable de una tradición intelectual
escrituraria chilena que como el suyo, fundó su pensamiento en el relego de lo espiritual
de parte de lo material. Es así que todas las líneas expuestas en el apartado anterior -
mito, artificio, voluntad, raza, superación, etc- convergen en su obra realzadas en torno a
la unidad de su propio relato, que décadas de por medio, vendría a incorporarse a aquel
movimiento, entregando una narración de corte mítico de Chile que ya había sido
comenzada por el doctor Palacios. Todo lo cual, sin embargo, no implica dejar de ver en
su obra una mistificación que tendiendo hacia lo espiritual, conlleva igualmente afanes e
intereses encaminados a lo social, lo político y lo económico 38 .

Cercanos al Bicentenario de la Independencia, en un Chile todavía fraccionado


ideológica y culturalmente, y en lo político fuertemente dividido, la invitación de los
escritores acá mencionados, viene a instalarse como una abierta invitación a la
incorporación de las diferencias y disimilitudes del país, en un creencia de corte nacional
en clave de integración.

38
Afanes completamente explícitos en sus obras de corte no literario, como El ciclo racial chileno (1982),
Se acabó Chile (2001), y La entrega de la Patagonia mágica (2003).

23
CAPITULO II

MIGUEL SERRANO Y LA INVENCION DE


CHILE

24
2.1. El mito como apertura generacional

"La nación es el puente necesario entre el individuo y la humanidad"


Herder

Retomando la definición clásica de nación, de acuerdo a la cual los miembros de


una comunidad proyectan una semejanza desde su individualidad hacia el espacio en el
que se sitúan, cabe señalar que dicha semejanza considera el continuo y necesario
contraste entre identidad y diferencia, atendiendo a la dimensión de libertad, o
interpersonalidad en un sentido amplísimo. Sin embargo, la libertad es distinta para seres
también diferentes. Lo común es vislumbrar la libertad humana como una conjunción
entre una libertad en sentido positivo, en virtud de la cual uno se posee a si mismo, y en
ello encuentra la medida suficiente para todo su ser y obrar; y otra negativa, en que al
decir "somos libres de", damos cuenta de cierta desvinculación, independencia de algo, e
indeterminación en relación a un fundamento concreto 39. Pero una y otra son categorías
relativas, en la medida en que la libertad negativa nunca será absoluta para el hombre,
pues éste siempre estará, en mayor o menor medida, entrelazado con el mundo, y podrá
sentirse libre en relación a la historia o a la cultura de su espacio, pero dificilmente
hallará una libertad en relación a su naturaleza, al devenir y, en última instancia, a lo
inevitable de su propia muerte. Todo lo cual lleva a decir que la libertad en su sentido
positivo, únicamente es concebible para un Dios. El hombre, por tanto, dispone sobre si
mismo y al hacerlo, sobre ciertas partes del mundo, pero, por mucho que sea su poder o
señorío, siempre estará sujeto a las leyes del mundo.

Insertarse en los textos de Miguel Serrano, implica adentrarse en una obra que
considera esta dimensión, instalándose en un "aquí y ahora", cual si se esperase hallar un

Utilizo las definiciones plasmadas en RAHNER, Karl: Libertad, op. cit.; PARTRIDGE, P. H.: Freedom.
En The Encyclopedia of Philosophy de Paul Edwards, Macmillan Publishing, New York, 1973.

25
lugar propio dentro de una búsqueda que considera la posesión del individuo para si
mismo, pero en relación a un todo del cual no puede evadirse. Por ello, y pese a que la
obra de cada autor tienda a contemplarse como parte de su camino individual, en Miguel
Serrano ese camino explícitamente se proyecta más allá de su particularidad, llegando a
manifestarse esta proyección, en una primera instancia, en el intento de asumir en su
voz, la voz de su generación, también llamada "Generación del 3840. En Ni por Mar ni
por Tierra, el autor relata:

"Había sido un miembro aislado de un cuerpo total que ahora se reencontraba.


Tan vívida fue esta sensación que me lancé en ese mar de cuerpos que no me
eran extraños, [ ... ] con la seguridad de que lo estaba haciendo dentro de mí
mismo, pues sólo ahí, entre ellos, podría yo obtener respuesta y solución a mis
propios problemas. Mi generación me los aclararía, pues ella era mi cuerpo, y mi
alma no era la mía, pequeña, sino que estaba adherida a una mucho mayor, a la
que si no me reintegraba nada podría conseguir" 4 '

Palabras que incorporan como sustrato, entre muchos otros, la idea de


individuación trabajada por Jung (a quien Serrano conociera personalmente 42), categoría
que explica el modo en el que un individuo incorpora a su experiencia el conocimiento
de las semejanzas que tiene con su entorno, sin disolverse en esa identidad común, sino
que proyectando su particularidad hacia una conexión colectiva más estrecha y global 43
("pues sólo ahí, entre ellos, podría yo obtener respuesta y solución a mis propios
problemas"). El peligro de considerar esa inserción del ego dentro de lo comunitario
como una malversación de lo individual, es tal sólo si esa inserción se pervierte en una
voluntad de poderío, pues la individuación, a grandes rasgos, considera una ampliación

40 y.segundo apartado del Primer Capítulo de este trabajo.


41 SERRANO, Miguel: Ni por mar ni por tierra. Editorial Nascimento. Santiago, 1950, p. 112.
42
Es posible rastrear las huellas de este encuentro en SERRANO, Miguel: El círculo hermético. En El
círculo hermético. El eterno retorno. ELELLA, Ediciones Nueva Universidad, Santiago de Chile, 1974.
Vale decir que las futuras asociaciones que estableceré con Jung, se basan en el vasto reconocimiento que
el mismo Serrano ha hecho de la influencia que significó para él la obra de este pensador.
El texto que utilizo es el siguiente: JUNG. Carl. G.: Las relacionales entre el yo y el inconsciente
[1928]. Paidós, Barcelona, 1990.

26
de la libertad de la persona, ya que, retomando las reflexiones de los párrafos anteriores,
tener libertad para decidir qué se quiere ser, implica proyectarse dentro de un mundo que
será la medida para nuestra posición básica en relación a un todo ("un cuerpo total que
ahora se reencontraba"). En esta posibilidad de llegar a ser ("ella era mi cuerpo, y mi
alma E ... ] estaba adherida a una mucho mayor, a la que si no me reinlegraba..."), es
posible rastrear una objetivación del hombre que toma distancia de si, no sólo para
autocontemplarse distinto al que es, sino también para contemplarse dentro de un
conjunto mayor. De la misma forma pueden entenderse las siguientes palabras de
Serrano: "El yo así reintegrado a un marco general no sufre una limitación en su
libertad, sino que por el contrario, amplia su radio original. Adquiere nuevas antenas,
nuevos órganos y también nuevas responsabilidades" 44 .

Vale decir que esta postura se inserta dentro una mayor, que pregunta por el
sentido. Pero ¿qué es el sentido? Etimológicamente, la palabra se relaciona con términos
que refieren a un camino, a un viaje, aludiendo luego a la capacidad de percepción más
allá de lo sensorial, significando también "razón", "intención", e incluso "finalidad".
Pero sentido no significa la mcta a alcanzar; significa la legitimación de la misma. De
acuerdo a B. Welte, "sentido es la coincidencia posible de mí mismo conmigo como
coincidencia con mi mundo [ ... ] significa, por consiguiente, que lleva a la coincidencia
posible de mí mismo con mi ser en el todo, como una coincidencia con los entes en su
totalidad"45 . La realidad de esta coincidencia posible, se designa "absoluto", recordando
en general las reflexiones de Santo Tomás de Aquino, quien veía en esta contemplación
una participación del hombre en el infinito: al estar por encima de toda individualidad,
incluso de la personal, surge en él la posibilidad de un pensar trascendente. De ahí que
sea posible decir que el asunto del sentido pregunta no sólo por el sentido para "mí",
sino también para un "nosotros".

SERRANO, Ni por mar ni por tierra, op. cit. p. 113


' Citado en SPLETT, Jrg: Sentido. En Enciclopedia Sacramentum mundi, op. cit. p. 294, tomo VI.

27
Numerosos eruditos han reflexionado sobre ello (Agustín, Hegel, Marx, Teilhard
de Chardin, entre otros), y quizá no tenga valor detenerse a elucubrar posibles
respuestas, ya que el sentido, y he ahí su cualidad problemática, no está dado. Sin
embargo, en los textos de Serrano se nota una aproximación a él, por medio de la
plasmación de semejanzas que actúan desde el individuo —en un nivel microscópico-
hacia un conjunto de hombres —su generación- y de ellos hacia la humanidad —en
términos macro- ("mi alma estaba adherida a una mucho mayor, a la que si no se
reintegraba"), partiendo de la base, en la que cree Serrano, de que puede y debe existir
un tipo de energía común que, por trascender las pequeñas individualidades de los
hombres, sustente sus posibles uniones (reflexión reforzada con la frase "ese mar de
cuerpos que no me eran extraños"). Por eso, en la obra estudiada, el sentido, en tanto
finalidad, es algo que está asumido: responde a una suerte de trascendencia que hace
coincidir lo unívoco e individual, con una concepción cósmica de correspondencias o
Todo, siendo éste, a grandes rasgos, la meta de su camino, camino que el autor intentará
llenar de un sentido -entendido ahora como fuerza y/o potencial legitimador- que pueda
conducirle hacia ese fin.

Relacionando la postura generacional presente en los textos, el sentido se


formula como búsqueda de una correspondencia evolutivo-temporal entre lo marcado y
señalado por una tradición, su reactualización actual, y las posibles maneras en que
podría ser retomado en el presente hacia una futura renovación. En esta línea, por traer
un ejemplo, se refiere el autor a Diego Portales, valorando la imposición que hace en
Chile, de una llamada "superestructura europea del alma". Dice:

"Su concepción madura sólo podía haber sido obtenida a través de un proceso
distante de la historia, en que el alma se ha impregnado en el drama superado de
otra cultura. Es el resultado de una herencia del espíritu, de una conquista de la
forma [ ... ] cuando el Titán cae, en medio de la catástrofe, su concepción perdura
sin embargo [ ... ] En la lucha extrema de un ser en contra de la naturaleza, el mito
continúa la batalla después de su desaparición material. Se ha dicho que en el

28
asesinato de Portales podía verse la venganza del espíritu de la raza vasca,
representada en Vidaurre, que había sido constreñido y obligado a enmarcarse en
la ajena disciplina de un sentido opuesto" 46 .

Párrafo que enmarca un episodio de la historia nacional, ligado a la vida y obra


de Portales, en una estructura cosmogónica, cual si la inscripción de este episodio dentro
de una guerra cósmica de correspondencias (el Titán que cae, la venganza del espíritu),
le otorgaran una valía por la cual los actos del personaje adquirirían todo su sentido y se
proyectarían como partes de un todo mayor, en la medida en que este episodio, o
cualquiera del pasado, no constituyen por sí solos culminaciones vinculantes, a menos
de que sus significaciones se extiendan sobre otras épocas y sean retomadas como
caminos de superación espiritual continua ('el alma se ha impregnado en el drama
superado de otra cultura"). Quizá esto explique el énfasis puesto al ver en los grandes
episodios de la historia, partes de una guerra de magnitudes inimaginables, de la cual se
llega a decir: "en el sucederse de las generaciones la batalla silenciosa ha continuado" 47 ,

acaso sugiriendo que sólo mediante la debida comprensión de ellos, sus rasgos
significativos podrían salir a la luz, revestidos bajo la forma de una "batalla silenciosa".
En este sentido, la conservación de un pasado ficcionalizado, se presenta no sólo por su
poder de repercutir, sino también porque afecta a la libertad misma, ya que Serrano lo
retorna como esencia que viene desde atrás ("es el resultado de una herencia del
espíritu"). Se trata de que el pasado, planteado como exigencia de ser aceptado, llegue al
hombre como una labor, abriéndose así hacia el tiempo futuro que a su vez, se hará
presente como tarea venidera a realizar.

No obstante, a la hora de buscar grandezas pasadas que tengan la virtud de


vincular y acercar su generación a las anteriores, el asunto se vuelve problemático, pues,
señala el autor, "Si hubiera que buscar el rasgo característico, fundamental, de mi
generación en Chile L ... 1, habrá que decir que es una generación desvinculada e

SERRANO, op. cit. p. 142.


Ibíd. p. 143.

29
invertebrada, sin lazo de unión con las generaciones anteriores y ni siquiera con las que
nos han precedido en forma más cercana. Es una generación-isla, que ha emergido
repentinamente de antiguas y angustiadas profundidades, con la instantánea conciencia
de ser un peñasco sombrío y solitario en la vastedad de un mar hostil. A su alrededor no
hay más que agua y horizonte, y ni siquiera se adivina una hermandad de islas
semejantes" 48 . De hecho, un buque en medio de la tempestad, que navega entre restos de
naufragios, y tripulado por un solo hombre —hombre que de acuerdo a las señas del
texto, representa a toda su generación-, se yergue en símbolo de una situación donde la
carencia de vínculos, o la ausencia del sentimiento de ellos en relación con un tiempo
preciso, con una contingencia nacional, con una historia común, advienen en este caso
preciso de que "ya nada podríamos encontrar en los caminos conocidos que no fueron
hechos para nosotros" 49 . La cita testimonia las consecuencias de una enseñanza impropia
de un aquí y ahora, incapaz de subsumir las potencias del pasado; enseñanza que tendió
hacia lejanas culturas y mundos distantes que alejaron progresivamente el propio mundo
hasta el grado de que aquella otredad, desprovista de las distinciones que debió haberle
impreso un lugar distinto, un tiempo diferente, se contempló y radicó en la conciencia de
la generación de la cual Serrano se hace vocero, como un absurdo. Al mirar hacia atrás,
buscando puntos de apoyo, anota: "el pasado se nos aparecía como un museo de momias
o de piedras duras y vacías" 50 .

Pero la carencia, resultante de una amplia desvinculación histórica, cultural,


incluso política, no sólo testifica la falta de símbolos comunes entre las generaciones,
también, de la experiencia de la imposibilidad de los procesos históricos para extender
sus alcances significativos hacia la contemporaneidad del autor. De ahí la labor de
Serrano, de revisar la historia de Chile hacia re-significaciones vinculantes, que puedan
hacer sentido para su tiempo, que puedan expresarse como conexiones temporales e
históricas, hacia la formulación de orientaciones programáticas de las tareas de su

48 Ibíd. p. 115.
Ibid. p. 124.
50
Ibid. p. 115. Nótese la similitud que presenta el desarrollo de este tema, con lo planteado a propósito de
la extranjerización, por los autores del Centenario (y. primer capítulo de este trabajo).

30
generación. Sin embargo, en la revisión que hace, nota que ni siquiera las generaciones
que le preceden poseen rasgos de este tipo con sus consecuenciales inmediatas. Es por
ello que su tarea no se restringe a crear símbolos para su época, sino, de una manera
tanto más ambiciosa, a crear símbolos que puedan extenderse a todas las épocas de
Chile, sobre todo de las que vendrán (la guerra cósmica es uno de ellos). Importa realizar
esta observación, pues mientras la carencia de ese sentido común, implique la tarea de su
creación, la narración de los textos estudiados asumirá la forma de un relato mítico, en la
intelección de que los mitos hacen de lo inexpresable algo tangible y acogen cierta
perpetuación de las concepciones encerradas en distintas épocas, sobreviviendo a la
desaparición material de aquello que les dio origen. 5 '

De esta forma, ante la pregunta ¿porqué un mito?, y encaminando las reflexiones


anteriores hacia posibles respuestas, resulta comprensible que Miguel Serrano se haya
inclinado por un tipo de relato cuya palabra y mensaje se refieren a la totalidad de la
existencia y del mundo, al concernir a sus orígenes, relaciones y finalidad; justamente
los factores que el autor considera inexistentes, perdidos o decaídos en Chile. Frente a
esta constatación, el mito, como solución posible, se caracteriza por comprender el
acontecer del mundo y el obrar del hombre, partiendo de una realidad que los funda, les
otorga unidad y a la vez, los trasciende. Esta realidad es la de un origen ligado a lo
divino, cuestión que resulta necesario apreciar a la luz de una concepción warburgiana
del mito, en la que el "retomo de los dioses [ ... ], consiste en querer y poder devolvernos
a preguntas eternas, a constantes emotivas, a constantes y dilemas que no por haberlas
perdido en el camino dejan de sernos propias". 52 O, en palabras de Serrano, devolvernos
a "algo hondo y remoto, tan antiguo y lejano, que bien podría ser lo primero de todo;

Para todo lo relativo al mito, he utilizado, durante mi estudio, los siguientes textos: FRIES, Heinrich:
Alilo. En Enciclopedia Teológica Sacramentum Mundi, op. cit; ELIADE. Mircea: El mito del eterno
retorno [1949], Emecé, Buenos Aires, 2001; ELIADE, Mircea: Mito y Realidad [1963]. Editorial Labor,
Barcelona, 1991; ELIADE, Mircea: Lo sagrado y lo profano [1957]. Paidós, Buenos Aires, 1990;
CAMPBELL, Joseph: El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito 119491, Fondo de Cultura
Económica, México, 1999; GUSDORF, Georges: Mito y Metafisica [1953]. Editorial Nova, Buenos
Aires, 1960; DUMEZIL, Georges: Los dioses indoeuropeos [1952]. Seix Barral, Barcelona, 1970.
También me fue de ayuda el texto de JOCELYN-HOLT, Alfredo: Historia General de Chile, Tomo 1: El
retorno de los dioses. Ed. Sudamericana, Santiago de Chile. 2003.
'- JOCELYN-l-IOLT, op. cit. p. 231.

31
aquello que el hombre perdió en el comienzo de los tiempos; un signo de fuego en las
estrellas [ ... ] o un poder tremendo en la obscuridad del alma" 53 ; rescatando el mito cual
lo hicieran en el siglo XIX F.W.J. y. Schelling y J.J. Bachofen, entre otros, para quienes
este tipo de relato expresó las más arcaicas y originarias experiencias del hombre, al
relacionarse con la verdad, a la vez que ofreciendo versiones de ella inaccesibles a los
pensamientos únicamente positivistas y racionales.

En la línea de estas reflexiones, en Quién llama en los hielos, recordando el


concepto jungeano de inconsciente colectivo, un visitante nocturno que cumple el papel
de guía, le dice en sueños al narrador: "Busca dentro de ti y hallarás el mundo... Busca
un poco más y me encontrarás a mí mismo... Yo también soy tú" 55 . Este concepto,
fundado sobre la base de un inconsciente en el que se incluye todo el material psíquico
que no alcance el umbral de la conciencia, remite a un contenido que excedería la mera
adquisición de la experiencia de un individuo, siendo posible rastrear en su estrato
profundo —fundamentalmente a través de los sueños- elementos, imágenes o figuras, que
exceden la personalidad y que son por tanto impersonales o colectivos, manifestándose
en la forma de categorías heredadas o "arquetipos", que pervivirían a lo largo de
generaciones en distintas etnias, razas, o grupos humanos constituidos; lo que según
Jung explica la existencia de analogías entre los más distantes pueblos, manifestada, por
ejemplo, en las múltiples similitudes de las mitologías autóctonas; explicación base, por
cierto, para acceder a los textos de Serrano, quien frecuentemente desdibuja las
diferencias entre las tradiciones de occidente y oriente.

Complementa esta reflexión, la recurrencia al símbolo de la sangre como


vehículo de cierta etemización humana, huella de lo grande que, no bien decaído,
continúa existiendo en potencia dentro de los grupos humanos. Por ello se trataría de
"despertar a los héroes", de "hacerlos salir":

SERRANO, op. cit. pISO.


SERRANO, Miguel: Quién llama en los hielos. Editorial Nascimento, Santiago de Chile, 1957,
Ibíd, p. 72.

32
"Y cuando la lanza indígena me abrió el pecho, del arroyuelo de sangre que de él
manara para regar el lejano sur y fertilizar el manzano, vinieron también ciudades
y ciudades, con muros de oro, con techos de diamante, que yo llevaba dentro
desde que naciera" 56

Sangre que acoge las categorías raciales explicadas en la primera parte de este
trabajo, ya que mientras sea sugerida su supervivencia en la descendencia, actualiza un
origen ligado a lo superior, tanto en el cuerpo fisico de los individuos como,
evolutivamente hablando, en grupos humanos constituidos; símbolo ligado, en la obra
analizada, con las cualidades jungeanas relativas a la psique, cualidades que según el
filósofo alemán, adquirirían contenido, influjo y conciencia al ser debidamente activadas
o traídas a la vida, a través de la sangre, representativa de la herencia, permitiendo esta
conexión conceptual comprender el profundo alcance que sugiere Serrano al hablar de la
"herencia del espíritu" 57 . Referidas a los sedimentos de todas las experiencias de los
antepasados, pero no a esas experiencias mismas, las categorías jungeanas hacen que el
símbolo de la sangre adquiera su importancia de la mano de todo lo que implica el
Arquetipo, y dicha conjugación implique la sugerencia, evocando a George Dumézil, de
una forma de providencia divina para la condición humana. Así entendido, la frase 'que
yo llevaba dentro desde que naciera", aproxima e identifica los motivos del mito a los
arquetipos. Ya Jung entendía a los primeros como proyecciones de un alma colectiva o
inconsciente colectivo, llevando implícita una verdad que se agota con el hecho de
existir. Y es que en cierta medida, en la reflexión del profesor Jung, en el mito el hombre
volvería a encontrarse a sí mismo, razón por la que postulara una intelección de ellos
desde la psicología.

Serrano, a la hora de hablar de su época, de su generación, de Chile, realiza un


acercamiento de este tipo. Anota: "el clima psicológico que envuelve a Chile es denso y
trágico. Una fuerza irresistible tira hacia el abismo e impide que ningún valor superior se

SERRANO, Miguel: La flor inexistente [1969]. Editores Beuvedráis. Santiago de Chile, 2004, p. 50
y. nota al pie N°46»

33
destaque, ayudado por el ambiente. [...1 Todo aspira a nivelarse en la miseria moral y en

la derrota, ascendiendo hacia abajo, si se pudiera decir. De las mentes de los hombres

fluye la angustia y el odio por lo bello y lo fuerte" 58 . Sin embargo, no es una visión

desesperanzada o fatalista (como sucedía con Gobineau, por ejemplo), puesto que lo

perdido, relacionado con el nivel al que el mito permite un acercamiento, es justamente

lo que tratará Serrano de revertir, situando su narración en esta carencia, cual necesidad

de interpretar y explorar a partir del mito, dentro de la experiencia general de la realidad:

"sobre todo cuando conozco la fuerza tremenda que se encierra en el átomo de las

imágenes primordiales [...]. Son capaces de organizar la realidad a su manera y de

transformar el mundo. La realidad se transfunde y llega a multiplicarse" 59 .

Realidad multiplicada que explica el énfasis puesto en el mito para dotar de un

contenido significativo la experiencia humana, previo reconocimiento de que la

capacidad de la razón lógica como fuente de conocimiento da resultados muchas veces

insuficientes, y la experiencia que solamente por ella llega, resulta también inabarcable e

incomprensible. Cuando Serrano anota: "El mito y la leyenda son indivisibles, como lo

es el Arquetipo. No se posesionan de un determinado punto del planeta más que

momentáneamente y para investirlo por dentro y por fuera, en el Unus Mundus"60 9


recoge una concepción dentro de la cual lo total —el Unus Mundus-, se relaciona con un

centro que a su vez expresa lo perfecto, en tanto sensación del hombre de una totalidad

radicada en si mismo, pero que es preciso hallar. 6 '

De esta forma, el rescate del pensamiento mítico para una generación

desvinculada, se yergue en tarea fundamental para realizar la incorporación histórica que

podrá llevarlos a trascender sus individualidades, y su propio tiempo, en una realidad

que "se trasfunde y llega a multiplicarse".

58
SERRANO. Ni por mar ni por tierra, op. cit. p.l47.
Ibíd. p. 47.
'° SERRANO, Miguel: El Cordón Dorado. EdicioneSelf, Santiago, 1978, p. 30.
61
Al respecto, y. GUENON, René: Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada [1962]. Paidós,
Barcelona, 1995.

34
2.2. Hacia una reconstrucción del relato mítico de Miguel Serrano

Si para gran parte de los escritores reunidos en tomo al centenario de Chile el acento en
relación al tema nacionalista estuvo puesto en una cuestión empírica relacionada con el
mejoramiento de la economía, la política y la cultura del país; Miguel Serrano lo pone en
la espiritualidad del hombre, la que considera oscurecida por la podredumbre, la
irreligión, la desolación y la guerra, la secularización, y la nadería de lugares habitados
que ya para nadie significan cosa alguna. En un intento por valorizar la existencia hasta
en su faceta más cotidiana, Serrano asocia contenidos significativos a la experiencia.
Esta analogía, que desencadenará finalmente su mito, se entronca o deriva del lugar
común rastreable en la mayoría de las religiones: una unidad primordial. Para ello, el
autor inscribe su relato dentro de la tradición mítica nórdica, de la Tule hiperbórea,
vinculando, primeramente, la génesis del chileno, con cierta existencia o energía
superior e indeterminada que rastrea en su mito cosmogónico; energía que, cada vez
menor, habría pervivido en distintos lugares del mundo como consecuencia del largo
peregrinar del pueblo que originariamente la poseyó:

"En verdad, los últimos Dioses Blancos de América son los Visigodos, aquí
llegados muchos siglos antes de los españoles" 62

"América, Huitramannaland, Albania —sus nombres más antiguos- ha sido


siempre el refugio tradicional de los vencidos, de los luciferinos, de los
hiperbóreos, derrotados por las grandes catástrofes cósmicas, o por la enemistad
del animal-hombre. Esta fue su verdadera Arca del Diluvio, cuando las
destrucciones de Lemuria, de Gondwana, de la Atlántida, de Hiperbórea. Unos
Dioses Blancos han seguido las huellas de otros, siempre sospechando que sus

62
SERRANO, Hitler, el último Avatara, op. cit. p. 291.

35
antepasados habían descubierto aquí refugios inexpugnables, tal vez las entradas
a la Tierra Hueca, en los Oasis de la Antártica. 63

Líneas en que el territorio chileno aparece revestido de sacralidad y misticismo


originales, consecuencia de hacerlo sitio y alberge de una raza humana superior,
heredera de razas semidivinas. Vale notar que el aire de misterio religioso que se le
imprime al paisaje se refuerza al asociarlo con tradiciones orientales y occidentales
(Lemuria, Gondwana, Atlántida, Hiperbórea); asociaciones avaladas, en los libros de
Serrano, por referencias textuales a los diversos estudios sobre la concordancia y
semejanza de sus componentes, viendo en todo esto el autor "únicamente la repetición o
reencarnación de un idea antiquísima, expresada en todos los mitos y leyendas más
importantes de la humanidad", siendo así, por ejemplo, que la Asgard de los Edda sea
la Hiperbórea griega, mientras que el Noé bíblico tenga su equivalente en el libro del
Gilgamesh. Ya situados dentro de la dimensión mítica, lo importante es resaltar que
todas las tradiciones que Serrano incorpora en su narración parten de un punto en común
que permitirá soportar la conexión con múltiples relatos: la procedencia de todos los
pueblos de una raza semidivina, procedente a su vez de la divinidad.

La narración mítica del origen de un potencial ser nacional, se encadena con un


origen deificado situado dentro de una cosmogénesis que narra la existencia de un estado
unitario que es corrompido —la teoría de la explosión originaria es un ejemplo de ello-, y
cuya dispersión o fractura ocasionaría la creación que, en tanto alejamiento de aquella
unidad, es apreciada negativamente por expresar una situación de carencia humana, un
desplazamiento progresivo en relación a una unidad que quizá se haya perdido
irremediablemente. Diversas imágenes dentro de los textos del autor dan la idea de esto:
la separación de los cuerpos en el mito órfico, Orfeo perdiendo a Eurídice, la expulsión
de Adán y Eva del paraíso, la fractura del lenguaje onomático y, entre otros, la teoría de
la explosión originaria, entendida como la iniciadora del mal en el mundo, en un

Ibíd. p. 292.
SERRANO, El cordón dorado, op. cit. p.l 8.

36
contexto donde el desenlace del mito órfico es metáfora de las búsqueda y peregrinar
inacabables del hombre: "Así, la Creación es la Danza de El y Ella que se buscan y se
pierden infinitamente" 65 .

Todo lo cual equipara el nivel cosmogónico con el de origen& (el origen del
chileno), pues siendo la creación del mundo la creación, la cosmogonía se convierte en
el paradigma de toda otra especie de ella, para toda otra instancia en que algo advenga a
la existencia, en la medida en que cualquier nueva aparición implica la existencia de un
mundo. De ahí que Serrano relate una situación nueva que explica cómo, a partir de un
estado de cosas unitario, se llegó a uno cada vez más indistinto y fraccionado, dando
lugar a un mundo empobrecido, del que llega a decir que "Chile devenga
etnológicamente un país enemigo de los que aún siguen luchando por el cumplimiento
de una misión superior, en esta región mágica del planeta" 67. Entonces hablará de "la
época más oscura", irguiéndose este mundo en reino de un dios que denomina El
Demiurgo, antítesis del Dios perfecto, representativo de lo desintegrado. La
secularización mundial, la posmodernidad, las sectas y su continua segregación y
división sociocultural son sólo ejemplos de ello en la contemporaneidad. Lo esencial es
que esta mitología expresa, a través de otras que la forman, que la tendencia, de acuerdo
a una concepción cíclica del tiempo, es hacia la total fractura, y la era actual, de acuerdo
al Mahabhatara, es la era del KaliYuga, el último Yuga del Manvatara, o la Edad del
Hierro de Hesíodo, marcada por una degeneración en relación al período anterior,
tratándose de un descenso, de una caída de acuerdo al alejamiento gradual del principio
constituyente:

"Esta zona, o pequeííísimo punto perdido en el universo visible en que hoy


vivimos, es un misterio para el hombre actual: aunque el hombre actual haya
perdido la capacidad de comprender, de sentir, qué es un misterio. Los hombres

65
SERRANO, Miguel: Nos, El libro de la resurrección. Editorial Kier, Buenos Aires, 1980, p. 14.
66
Diferenciación sumamente presente en ELIADE, Mircea: Mito y Realidad, op. cit.
67
SERRANO, Miguel: El ciclo racial chileno [19821. Ediciones La Nueva Edad, Santiago de Chile, 2005
p. 6.

37
de la antigüedad sí lo sabían y lo vivían [ ... } Y lo recordaban mejor que nosotros
y los de la post-anti gü edad, los hombres de la piedra no pulida, los que
levantaron los grandes cromlech, los dólmenes y menhires. Luego todo comienza
a oscurecerse". 68

Importa destacar que esta fabulación suele hablar desde el presente ("en que hoy
vivimos"; "mejor que nosotros"), diferenciándose de un relato mítico propiamente tal,
en el cual el tiempo del relato nos situaría en una suerte de tiempo de los comienzos.
Refuerza esto, además, la recurrente mención a explicaciones pseudocientíficas e
hipótesis que se quieren históricas, abundando la referencia a Gobineau, quien en su
Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas, había conjugado estudios de las
áreas de la filosofia, de la historia y de la biología. Así, su explicación sobre el origen
del chileno incorpora las investigaciones de un movimiento que se llamó "biológico" -
Chamberlain, Emerson, Darwin, Gobineau, entre otros- y las creencias y enseñanzas
esotéricas del ocultismo y de ciertas antiguas religiones. Esta manera de hablar desde el
siglo XX, incluyendo al presente dentro de una narración que cuenta acontecimientos
genésicos, permite que la creación de Serrano se imponga aún más, ya que el porvenir
del hombre aparece posible no en medio de un presente de fracturas, sino que en su
origen. Y asumir el origen, implica regresar al mundo y contemplarlo en todo su
descentramiento, desavenencia, vicio ("Luego todo comienza a oscurecerse"),
proyectándolo incluso hacia un porvenir atemporal:

"Dónde fueron? ¿qué se hicieron ... ? Llegaron a la Ciudad de los Césares, a la


Ciudad Encantada. Algunos son simples sirvientes de la Ciudad; otros, sus
señores. La mayor parte de ellos son del siglo XVI; pero también hay quienes en
nuestro tiempo han forzado sus muros. Allí están. Allí nos esperan" 69

8
SERRANO, Miguel: No celebraremos la muerte de los dioses blancos [1992]. Ediciones La Nueva
Edad, Santiago de Chile, c2005, p. 5
SERRANO, La flor inexistente, op. cit. p. 35.

38
Párrafo que testimonia la movilidad del origen: éste se encuentra en un pasado
mítico, y también en un futuro fabuloso ('A11í nos esperan").

Vale preguntarse con qué contenidos se explica en la obra del autor, la


degeneración de la situación originaria. De acuerdo a su mistificación sincrética, en el
primer Yuga o Edad Dorada habitaron los dioses que entraron a luchar en este mundo
contra el Demiurgo, instalándose en un lugar que diversas tradiciones consignan en el
Polo Norte y al que los griegos llamaron ¡-liperbóreas, más allá del Boreas. La mitología
de Serrano ubica en éste lugar el origen de la raza nórdico-hiperbórea, semidivina,
recogiendo antiguas tradiciones que hablaron de seres extraterrestres que vinieron al
mundo —los Sephirot bíblicos son sólo un ejemplo de ello- y se mezclaron con los
humanos. No obstante, el paso de un Yuga a otro con su consiguiente cataclismo habría
marcado la desaparición de este lugar y el éxodo de los arios —del término sánscrito y
avéstico arya, que quiere decir "noble", "puro", en sentido espiritual- hacia la Atlántida
—Atlántida que también es Gondwana y Lemuria-, marcando su cataclismo y
desaparición la dispersión definitiva de los arios por todos los continentes y la
progresiva decadencia de su cultura, al alejarse de ese centro mágico. En esta dispersión,
los arios llegan a las tierras sudamericanas, y a Chile:

"La leyenda nos dice que estos gigantes, al despertar el Antiguo Sol, no pudieron
resistir el Sol Nuevo y se refugiaron dentro de los Andes, en las Ciudades
Ocultas. [ ... ] el ario que a este extremo sur de la tierra llegara, en tiempos muy
remotos, seguramente en busca de sus ancestros gigantes, tras la desaparición de
todo un mundo, se mezcló con un pueblo mongólico que aquí se hallaba o que
arribó después de él" 70 .

¿A qué leyenda se refiere al comienzo del párrafo? Serrano responderá: "Paititi,


El Dorado, Elelín, Trapalanda, la Ciudad de los Césares, Aztland, Tule, Tola, los
caminos subterráneos hacia el centro de la tierra, las puertas invisibles en las ruinas de

70
SERRANO, Hitler, el último avatara, pp. 399 y 403. La cursiva es mía.

39
viejos monumentos, en el Templo de Kalasasaya" 71 . Innegablemente hay acá una
revisión mitológica, sin embargo, es la forma en la que se efectúa ese rescate, la que
permite hablar de una obra original, pues al difumarse y desdibujarse las fronteras entre
los distintos relatos, no pareciera haber diferencia entre uno y otro más allá de su
nombre y su lugar geográfico de origen, pareciendo impropio hablar de este sincretismo
como fruto de una fractura en que se toma algo de acá y algo de allá para armar un todo
mayor dificilmente cohesivo; todo lo contrario, se observa un intento de parte del autor
de hacer avanzar su propia narración de origen nacional hacia lo universal, al hacer
énfasis en la existencia dentro de los otros mitos, de un mismo sentimiento religioso
sobre la existencia.

La fabulación del autor también opera sobre estos relatos en conjunto,


modificándolos de manera evidente al introducir frases que nos sitúan ante una narración
que toma la forma de un metarrelato mítico que ficcionaliza los relatos citados —Tule,
Trapalanda, etcétera- y asume la voz de un narrador que fluctúa entre un narrador testigo
de ese tiempo, y otro omnisciente que conoce de las constantes emotivas de los
personajes del mito, haciéndose por ello observador y agente de los procesos (nótese la
cursiva):

"También en los tiempos históricos se han borrado las huellas de esos "Dioses
Blancos" que, partiendo del Polo Norte, alcanzaron el Polo Sur. Pero los
"esclavos de la Atlántida" los recuerdan y hablan de ellos. Los buscan, esperan
su retorno. Guardan celosamente las entradas a sus refugios secretos" 72 .

Otra fórmula que utiliza el autor para enfatizar los vínculos entre pueblos lejanos,
como también lo hiciera el doctor Palacios, es el establecimiento de similitudes que se
quieren etimológicas, entre lenguas vernáculas sudamericanas y otras antiguas de
occidente. Veamos un ejemplo: "Andes viene de anhi, en quichua, sol. Antu en mapuche.

Ibíd. p. 287.
72
Ibid. p. 287.
Pero anda es hombre en sánscrito. Hombre-Total. Y del sánscrito derivan las lenguas
indo-germánicas" 73 ; asociaciones donde no es posible argüir demostraciones
lingüísticas. De hecho, en este ejemplo, el nexo entre las lenguas quechua y mapuche,
por una parte, y de ellas con el sánscrito, por otra, no obedece a parámetros de
derivación lingüística o al seguimiento de isoglosas, sino a un afán fabulador que gira en
torno al establecimiento de un centro de unidad cultural en el cual los pueblos
originarios de Chile pudieran inscribirse.

Como se adelantó, en la inscripción del origen chileno dentro las constantes


míticas arias, se utiliza la división racial de Gobineau. Según éste, la raza de los
germanos es la única que conserva una pureza de entre las procedentes de la raza
superior aria, pues las otras, a diferencia, estarían mezcladas con elementos melanios y
amarillos, inferiores y débiles. Como prueba indiscutible de su aseveración,
recomendaba Gobineau echar un vistazo al desempeño de cada raza dentro de los
campos de batalla que han tenido lugar en Europa, donde cada una habría revelado sus
respectivas capacidades fisicas y espirituales. Serrano, recurriendo a esto, apela a las
cualidades guerreras de los araucanos, para derivar su condición antigua de pureza
racial. Dice: "En toda América no existe un aborigen con esas cualidades guerreras [las
de los araucanos], ni ese sentido litúrgico de la vida, un tal furor indómito para defender
su libertad, heroísmo y desprecio por la muerte. Sabemos por Gobineau que éstas son
cualidades de la raza blanca aria, aun cuando puedan circular diluidas en algunas sangres
mezcladas" 74 .

La sangre diluida da cuenta de las mezclas y del encuentro entre los pueblos;
mezclas que generaron el decaimiento de aquella cultura original ('raza blanca aria"), y
su progresiva tendencia hacia estados de cultura menos evolucionados y/o unitarios que
el anterior; de la misma forma en que Gobineau decía que las civilizaciones no son ni
grandes ni brillantes ni fecundas, si no conservan al grupo noble que las creara,

SERRANO, El ciclo racial chileno, op. cit. p. 22.


Ibíd. p.24.

41
constituido por lo mejor de la especie 75 . Así, el pueblo mapuche aparece menos unitario
que el grupo anterior que le formara (descendiente ario), del que llega a decir el autor:
"el indio araucano, que en alguna proporción pudo mezclarse con el godo de Palacios,
era ya un producto mestizo, donde la hipotética sangre blanca aportó esa bravura, ese
sentido heroico y guerrero de la vida, y nada más, pues civilización no era capaz de
crear, por la fuerte preponderancia de los elementos fineses, mongoles, ugorianos, donde
el amarillo y el negro diluido impiden toda creación más alta" .

Sin embargo, el elemento diluido que otorgara al mapuche su virtud, vuelve a


potenciarse en la conquista, de acuerdo a una interpretación que, semejante a la de
Palacios, hace descender al español llegado a Chile, de los visigodos, y a éstos del
pueblo ario; cual si el choque de las culturas no fuera al cabo un conflicto, sino un
reencuentro del que el autor ha escrito:

"Sin embargo, como el eco difuso de una sinfonía polar, subsiste y perdura el
clima de epopeya aria, cosmogónica" 77

Ocurre que en el intento de Serrano de devolver al hombre, a través del mito, a


constantes universales, hacen eco otras asociaciones trabajadas por Jung, sobre la
correspondencia entre la idea de dios y el alma humana. Enfatiza el autor en la
existencia de una totalidad radicada en el hombre, de límites y determinaciones
imprecisos, desconocidos, inabarcables, que operan una analogía con la antigua idea de
una divinidad sintetizadora de los opuestos (interior/exterior; oscuridad/luz; mal y
bondad, etcétera), generando la imagen de un dios no completamente absoluto y externo,

De acuerdo a Gobineau, si bien las mezclas son ciertamente favorables a la humanidad en cuanto
pueden ennoblecerla, esta mejora no es sino a expensas de la misma humanidad, ya que rebajan sus más
nobles elementos. De acuerdo a él, aún cuando quisiera admitirse que es mejor transformar grupos de
hombres "ínfimos" en seres "mediocres", que conservar razas de príncipes racialmente puros; subsistiría
aún el infortunio de que esas mezclas, al no interrumpirse, llevan a estos hombres mediocres a unirse a
nuevas mediocridades de cuyas uniones, cada vez más "envilecidas", nace una confusión que conduce a la
más completa impotencia, llevando a las sociedades a la nada, para la que no se contempla remedio
alguno. y. GOBINEAU, op. cit.
SERRANO, El ciclo racial chileno, op. cit. p. 27-28.
" Ibíd. p. 27-28.

42
ya que en la medida en que halle semejanza con el hombre, se extenderá sobre él hacia
correspondencias que alcanzan niveles universales. De acá también el hablar de la guerra
cósmica entre las fuerzas del bien y del mal, adjudicando a ciertos hombres o grupos
humanos, la pertenencia a una u otra potencia, siendo el camino ideal sugerido, aquel en
que cada fuerza se incorporara plenamente en la otra, encaminándose ambas hacia una
especie de liberación explosiva. En este contexto, el encuentro de culturas del período de
colonización, representando una guerra de potencias aparentemente contrarias, aparece
"cosmificado" ("el clima de epopeya aria, cosmogónica"), esto es, equivalente al
Cosmos, que es el organismo armonioso por excelencia. Se hace la guerra, rememorando
a Heráclito, expresión de un origen, ya que la lucha entre los opuestos y lo múltiple, es
generadora de vida, considerando, como se dijo, que los opuestos en la obra de Serrano,
son partes de un dios único, al que se accede por imágenes que insinúan, a través de la
paradoja, el camino para adquirir una visión justa de la existencia dentro de un mundo
contradictorio:

"Son aquellas células rebeldes, en lucha contra el espíritu de la tierra, las que
mejor trabajan por la liberación de este mismo espíritu" 78 .

"Quien vive allí es el guardián del fuego y habita entre los hielos" 79

Sugiriendo la posibilidad de que si en esa guerra, cada pueblo se hubiera


integrado con su opuesto, quizá se hubiera asistido al nacimiento de una cultura
evolucionada. De esta forma, la cosmificación del período de colonización recrea en
pequeña escala la cosmogénesis ya explicada, todavía considerando la tendencia de los
pueblos: cada uno diluyó su unidad cultural en mestizajes con otros pueblos
inferiormente considerados, avanzando hacia el progresivo hundimiento de cada cultura.
La analogía entre períodos de la historia de Chile —la colonización y la conquista, en este
caso- con los mitos cosmogónicos, permitiendo la inscripción de los primeros dentro de

SERRANO, Ni por mar ni por tierra, op. cit. p. 76


SERRANO, Quien llama en los hielos, op. cit. p. 200.

43
una historia que se quiere ver a si misma como historia sagrada, queda patente en
párrafos del tipo:

"Al paso del tiempo [ ... ], la decadencia y descomposición debían producirse.


Más pronto que tarde, el equilibrio se rompería en desventaja para el blanco, para
el godo, y su espíritu señorial, sobrio y guerrero. La mecha fue prendida en los
comienzos de la fundación y la Conquista. La explosión es de nuestros
tiempos"80 .

Y la tarea señalada en los textos del autor, es volver a lo unitario, despertar a los
dioses que moran en las cumbres, siempre de acuerdo a un relato que se auto-sitúa de
manera simbólica: "Usted sabe que toda esta alegoría tiene un valor simbólico, y
equivale a realidades psíquicas" 81 , relato que hablará de lo superior y de la superioridad,
sólo mientras existan acercamientos a avistamientos de lo total (totalidad que para
algunos es lo superior, aquello a lo que sólo podemos aspirar, la verdadera realidad de
Platón, el lugar donde todo se concentra y estalla, el amor concebido en su grado más
alto, lo que algunos llaman "dios").

s° SERRANO, El ciclo racial chileno, op. cit. 32.


81
SERRANO, Miguel. Ni por mar ni por Tierra, op. cit. p. 79.

44
2.3. Nietzsche y la posibilidad de Chile82

De acuerdo a lo explicado, el relato de origen de Serrano se retrotrae a una instancia

cosmogónica asociada a aspectos intrínsecos, esenciales, que preceden a la existencia

terrena, indagando por los fundamentos o principios de un tiempo que está fuera o más

allá de la historia. Es en este punto, dentro de la narración considerada literariamente,


que se tocan tanto filosofía como mitología y religión, equiparándose esa búsqueda

especulativa a un problema ontológico: ese id que remite al hombre a planos superiores

y desconocidos, se sitúa en el comienzo de los tiempos. Veamos el siguiente párrafo,

sobre la Ciudad perdida:

"Se encuentra en todas partes y no sólo en el lago Nahuell-luapi, entre las Torres

del Paine, en el Monte Melimoyu y en los oasis antárticos de la Reina Maud.

También aquí mismo, en el centro de Santiago de la Nueva Extremadura, en la

calle San Diego, en Avenida Matta, en la calle Lira, en Carmen, en Recoleta, en

Santo Domingo, en Padura y muchas más. La andarán pisando, escuchando a

cada momento; cuando hayan entrado en ella, ya no lo estarán [ ... 1; la habrán

encontrado cuando no lo sepan, cuando ya no lo esperen [...], cuando les haya

vencido el desaliento. Nacieron en ella, viven en ella, la perdieron antes de nacer;


la recuperarán después de morir. No la encontrarán nunca; está con ustedes por

toda la vida" 83

82
Para este capítulo he utilizado fundamentalmente los siguientes textos: NIETZSCHE, Friedrich: La
ciencia jovial [1982]. Monte Avila Editores, Venezuela, 1992; NIETZSCHE, Friedrich: Así habló
Zaratustra [1892], Alianza, Madrid, 2002; VATTIMO, Gianni: Diálogo con Nietzsche [2001], Paidós,
España, 2002.
83
SERRANO, La flor inexistente, op. cit. pp. 59-60.

45
Ligar el tiempo presente (dado por múltiples referencias a calles de Santiago),
con otro originario, nos sitúa delante de una búsqueda en que se intenta religar, retomar
y volver a poseer algo que estando en la esencia del hombre, pese a que oculto bajo
firmes y sólidas capas hoy en día, le pertenece ("nacieron en ella"). Consecuentemente,
la imagen del hombre es de uno perdido y menoscabado ("la perdieron antes de nacer"):
ese id que le pertenecía, ya apenas existe en él. De acuerdo a las concepciones cíclicas
con las que trabaja el autor, dicha degeneración aumentará con el tiempo,
constituyéndose esta escritura en una que escribe contra el signo de la fatalidad, una
escritura con "fe en la posibilidad de revertir el ciclo de la decadencia en Chile y en el
mundo"84 .

Vale preguntarse ¿cómo revertir el ciclo? Serrano responde: "únicamente la


poesía y la magia serán las aptas para transmutar el azar en destino y "crear nuevas leyes
en el movimiento de las fuerzas"; sólo ellas podrán crear al Superhombre y alterar,
aunque sea en mínima parte [ ... ] lo que dentro del ciego círculo acontece. Únicamente la
magia, la poesía —y no la ciencia del siglo X1X; la del siglo XX ya no es poesía-
alcanzarán el Mediodía de la revelación [ ... ] todo cambio producido dentro del Círculo
del Eterno Retorno, es invención, creación puras." 85 . La referencia a Nietzsche es clara,
por no decir exhaustiva, y es que la conjugación de la teoría nietzscheana del eterno
retorno y la del superhombre, es otra de las constantes que Miguel Serrano incorpora y
reconoce en su obra. "Transmutar el azar en destino", frase reiterada en sus textos, viene
a testificar la necesidad de que el hombre establezca con el mundo una relación que no
sea la del mero reconocimiento de una realidad pragmática constituida por una serie de
acontecimientos que solamente acontecen; necesidad de llamar la atención hacia
relaciones en que el mundo se re-cree, cual si fuese liberado de la casualidad y del mero
acontecer de los hechos, dentro de una creación poética que se construye en base a una
nueva necesidad marcada por el tiempo histórico:

SERRANO, Hitler, el último avatara, op. cit. p. 467.


SERRANO, El eterno retorno, op, cit. p. 178

46
"Allí vengo, allí retorno. Pero ese que viene, que regresa, teniendo mi forma e
individualidad, realiza las otras posibilidades, todas a la vez, o una sola de las
que no cumplió en la vida antigua, en la primera dimensión del tiempo, cuando
iba hacia el futuro. Así, ahora Nietzsche no se volverá loco, César no será
asesinado, Napoleón no tendrá su Waterloo, los cátaros no perderán su guerra, la
fortaleza de Montsegur no será tomada." 86

Desde este punto de vista, la propuesta de la correcta actitud hacia el pasado,


debe situar lo histórico al servicio del elemento no-histórico o bien, de la vida en su
significado creativo, redirigiéndose lo histórico hacia la intensificación y potenciación
del presente, con la finalidad de alcanzar una unidad cultural entre lo interno y lo
externo, tal cual reivindicaban los relatos míticos.

Por la referencia nietzscheana, se esclarecen ciertas notas de la obra de Serrano,


que a primera vista parecían oscuras. Ocurre así cuando el autor pasa de establecer, a
propósito de su generación, y en apariencia negativamente, que ésta "viene a la
existencia en un tiempo invertebrado, cuando en Chile se han roto todos los nexos del
acontecer histórico" 87 , para ponderar, luego de varias páginas, el poder en muchos
aspectos salvífico de aquella desvinculación, diciendo:

"Si nuestra generación es una generación desvinculada, por ello mismo es


también la primera generación realmente americana, realmente chilena ...] Chile
no tiene pasado ni historia, poseyendo por lo mismo todo el porvenir. Si es cierto
que hay gran dolor en carecer de puntos de apoyo en la Historia y en no tener ni
un solo puntal a que asirse, por ello mismo puede obtenerse más fácilmente la
salvación y construir un futuro nuevo, sin prejuicios ni trabas milenarias. [...
Nosotros] estamos representando la realidad de un mundo nuevo" 88 .

86
SERRANO, ELELLA, op. cit. p. 193.
87
SERRANO, Ni por mar ni por tierra, op. cit. pp. 18-19.
88
Ibid. p. 127-128.

47
Cita que, funcionando en su contexto, implícitamente critica aquellas actitudes
hacia el pasado que incorporan determinismos ("prejuicios", "trabas milenarias") que
impiden elevarse por sobre los procesos históricos para "hacer" historia, crítica hacia
quienes se comportan como recitadores de la misma, identificándose con diversas
situaciones pasadas sin que ninguna le pertenezca realmente, objeción hacia una actitud,
al fin y al cabo, poseedora de múltiples nociones históricas pero incapaz de ligarlas con
la vida y los valores de un nuevo tiempo ("construir un futuro nuevo.., representando la
realidad de un mundo nuevo").

En términos nietzscheanos, se trataría de "olvidar", pero siempre dentro del


contexto de un nihilismo que reconoce la falta de todo significado y orden en el devenir,
como primer paso hacia la atribución de un sentido y una justificación de la historia, por
medio de sentidos que se sitúan sobre los hechos mismos. De ahí que no deba verse en la
doctrina del Eterno Retorno un determinismo en el sentido convencional, sino una
estructura temporal circular en la que el presente —el instante- lleva consigo todo el
pasado y todo el futuro, influyéndose unos y otros, a través de la capacidad creadora,
que transforma el "así fue" —es war- en un "así he querido yo que fuese", posibilitando
la paradoja del "querer hacia atrás". Por eso, la última cita de Serrano no defiende la
carencia de vínculos, sino que acepta que su circunstancia generacional posibilitará,
quizá más que en otra situación, la creación de un sentido —por la carencia misma de
éste- que podrá conducir hacia una posesión temporal. No quiero decir acá que la
construcción mítica de Serrano se entienda como "historia", pero sí que se la pondera
como el piso necesario para poder, recién entonces, asumir una actitud frente a ella. En
Nietzsche y la danza de Shiva, los fragmentos que Serrano escoge de Nietzsche dan
cuenta de esto:

"Poder reproducir el mundo, que no es más que una consecuencia de


azares... ¿A esto se reduce mi esfuerzo: poder reunir y recomponer estos
fragmentos y todo lo que es enigma y azar terrible?"... "Salvar todo el pasado y
salvar todo lo que "fue", para ser lo que "debería ser". Esto es lo que yo podría

48
llamar salvación". "Yo camino entre los hombres como entre fragmentos de un
porvenir que veo..

89
SERRANO, Miguel: Nietzsche y la danza de Siva. Ediciones Self, Santiago de Chile, 1980. p. 59 (la
cursiva es del autor).

49
2.4. El Futuro del Sur.

«Lleno de méritos, sin embargo poéticamente,

habita el hombre en esta tierra».

Holderlin

Retomando las reflexiones sobre la nación, y agregando las relativas a la tarea de crear
símbolos para nuestro tiempo, observa Serrano que el impulso de trascender más allá de
nuestras pequeñas individualidades, que es también impulso de otorgar sentido, se halla
bloqueado al punto de que muchos se observan como fines en si mismos y sin relación al
espacio en el que están insertos. En muchas ocasiones pareciera que el mundo ha dejado
de existir para los hombres, habiendo una desposesión que opera en todos los niveles, así
en el individual, en la medida en que el hombre, quiera o no, se encuentra situado en un
lugar y por ello, su mal o falseamiento de individualidad le aparta el mundo que le
pertenecería si quisiese nombrarse integro.

Recordando en parte a Gabriela Mistral y a Alberto Cabero con su concepción


psíquica de la geografia, Serrano reinterpreta el paisaje nacional, buscando semejanzas
entre éste y la espiritualidad humana, hacia la compenetración de ambos. En La Flor
Inexistente, por ejemplo, anota:

"Un amanecer les vi. Fue una visión estática y violenta [ ... ] Contemplé la
gran mole de los Andes y, dentro de ella, dos gigantes prisioneros de la roca. Las
cabelleras les caían sobre los hombros y los bordes de sus siluetas se enmarcaban
con vetas de oro. Uno, extendía hacia lo alto sus brazos implorantes; el otro, se
inclinaba hacia la tierra. 90

«° SERRANO, La Flor inexistente, op. cit. p. 30.

50
Numerosas tradiciones han situado en las montañas la morada de los dioses, y
significativos autores (Guenon, Cirlot, Chevalier, entre otros), dan cuenta de su doble
simbolismo: por una parte, de altura y, por otra, de centro. De altura, refiriendo a la
culminación de un camino de ascenso. De centro, entre otras muchas implicancias, por
operar de punto de encuentro entre el cielo y la tierra. En los libros de Serrano, sin
embargo, no se puede desligar a la montaña de las cavernas: de acuerdo a él, en ciertos
sectores cordilleranos se ocultarían secretas cavernas cuyos rumbos estarían conectados
con distantes puntos geográficamente opuestos, y también, de manera tanto más
importante, con una ciudad oculta y central, lugar subterráneo que concuerda con la
imagen de los dioses prisioneros de las montañas, montañas que en antiguas mitologías,
no servían de prisión sino de punto de expansión y trascendencia.

Explicativo resulta, para comprender la cita anterior, el estudio que realizara


René Guenon sobre las relaciones entre la montaña y la caverna 91 . Según él, la
representación de la montaña como centro primordial y de su cúspide como lugar de una
verdad trascendente, correspondería a mitologías de períodos originarios de la
humanidad, aquellos que decían de una verdad accesible a todos. No obstante —sigue
Guenon-, la marcha descendente de los ciclos daría cuenta, también a través de las
mitologías, de cómo esa verdad se hizo cada vez más restringida, quedando su
conocimiento oculto para la mayoría de los hombres. Es entonces que la caverna, con
sus connotaciones de cavidad interna a menudo de dificil acceso y laberíntica, emerge
como un símbolo idóneo de este cambio, ya que la idea de centro nunca abandona la
montaña, sino que se traslada, desde su cima, hacia el interior. De similar forma es que,
en los textos de Serrano, el llamado "mundo celeste", del cual da cuenta la montaña con
su altura y elevación, pasa a ser el "mundo subterráneo", siempre haciendo hincapié en
que no es dicho mundo el que haya cambiado: lo que muta son las relaciones del mundo
exterior, cual si los desplazamientos simbólicos fueran consecutivos de los propios
desplazamientos humanos en relación a sus maneras de relacionarse con el mundo.

Y. Simbolismo de la forma cósmica. En Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada, op. cit.

51
Funciona también esta correspondencia, en la escritura del autor, en la relación
que establece entre el Polo Norte y el Polo Sur, pasando la Antártida, por conformar un
mundo de dificil acceso, todavía inexplorado y por ende misterioso, a adquirir
cualidades similares a las que revisten a la cueva. En la trilogía de libros que conforman
Ni por mar ni por tierra, Quien llama en los hielos y La serpiente del paraíso92, se
narra un viaje de descenso con características iniciáticas, cuyo objetivo es la
transformación de ese camino abismal en expansión hacia lo alto, hacia la configuración
de una imagen de totalidad. Viajar hacia los hielos antárticos, se convierte en una
exploración con una misión precisa: liberar desde las simas a los cuerpos petrificados de
los gigantes prisioneros, sin dejar de olvidar que el viaje es imagen de una búsqueda
interior, en que las frases de Píndaro que Serrano citara en la mayoría de sus textos: "Ni
por mar, ni por tierra encontrarás el camino que lleva a la región de los hielos eternos",
enfatizan el hecho de que se trata de un proceso que se concretiza dentro del hombre,
entendiendo por "dentro" un espacio donde se incorpora el mundo.

En Ni por mar ni por tierra, antes de comenzar el viaje, el Maestro le advierte


al narrador: "la región hacia la cual Ud. partirá, es la Mansión de Satán, para emplear
términos conocidos, es decir, de aquella contraparte del Espíritu Blanco, que emerge
sobre el mar del Polo Norte, que es el cerebro de la tierra y que ya ha dado al mundo las
razas destinadas a desarrollar el intelecto humano. Satán es el sexo del mundo, la sombra
de la creación y se está conformando eternamente con las sombras de los seres humanos
que le pertenecen y con la sangre negra de los que ha vencido" 93

Se trata de correlacionar al Polo Sur con un Polo Norte, su opuesto, que


representa lo elevado: la potencia que encierra el primero, de transmutarse, deja abierta
la posibilidad de alcanzar el dominio de Dios. Desde este punto de vista, "Satán" se
vuelve el guardián de un umbral, acogiendo la narración, claves de lectura donde las

92
Trilogía que se conoce con el nombre de "Trilogía de la búsqueda en el mundo exterior".
'' SERRANO, Ni por mar ni por tierra, op. cit. p. 76

52
palabras "cerrojo" y "llave" se hacen frecuentes, dentro de una lectura iniciática que
considera un camino de destrucción del que se espera una triple revelación: revelación
de lo sagrado, de la muerte y de la sexualidad, simbolismos acogidos en el párrafo recién
citado. Consecuentemente con la relación montaña caverna, alcanzar lo espiritual a
través de lo convencionalmente negativo, bajo y mísero, se explica también por la
concepción unitaria de los opuestos y la utilización de la paradoja, "en la aventura de
dejarse morder por la serpiente y de encontrar la eternidad envenenándose" 94 ,

recordando el descenso del Dante que debió pasar por todos los círculos infernales antes
de acceder al purgatorio y al paraíso, sólo que esta vez, el simbolismo del Demonio está
explicitado: "El Demonio somos nosotros mismos, es una parte áspera y pesada de
nuestra alma. ¿Acaso no somos también nosotros el mundo? ¿Acaso no somos también
Dios?" ', palabras que delatan la experiencia contemporánea de la pérdida de dominio
del mundo, invitándose a la posesión de lo que se ha perdido.

Ahora, la manera en que el sentido proyectado sobre el paisaje mostraría un


futuro posible para el destino de Chile, es análoga a la equiparación del descenso como
uno que se hace en el interior del hombre, considerando que el cruce a través de si
mismo es también "el viaje por la patria interior" 96 . El Polo Sur se hace "el continente
del fin, más que del principio. Del fin de la vida fisica" 97 en su sentido decaído,
materialista y racionalista. El fin de la vida fisica en que lo espiritual no haya su
integración. Así entendido, el paisaje polar antártico se yergue en uno que permite captar
lo no dicho, lo oculto, incluso lo reprimido, en todo sentido lo espiritual; paisaje finalista
pero no último, frontera desde la cual se puede ver eso que permite decir a Serrano que
"hay una luz infinita sobre los montes, una señal clara en el aire, que impulsa a anhelar
un sublime destino" 98 . Luego dirá:

'' SERRANO, Miguel: La serpiente del paraíso. Editorial Nascimento, Santiago, 1963, p. 15.
95 SERRANO, Ni por mar ni por tierra, op. cit. pp. 75-77.

' Ibíd. p. 392.


Ibid. p. 393.
' SERRANO, Ni por mar ni por tierra, op. cit. p. 393.

53
"Sentimos la corriente poderosa y la presencia del alma de seres muertos,
prisioneros del dios de las tinieblas, del mundo del pasado, que se sumergió en
las aguas" 99

Líneas en que la lectura de lo abismal adquiere nuevas facetas, pues el abismo, al


ocultar una presencia que se concibe divina, se convierte en un "lugar" que todo lo
cobija, que todo lo señala.

Sumando a esto lo relativo a las condiciones favorables para la creación que


resultan de una generación desvinculada, es que el Sur se vuelve la tierra señalada del
futuro esplendor. Dice:

"pues si en el Norte floreció un día la raza humana que poseyó el dominio de la


mente, en el Sur deberá nacer la raza superior que en lucha con la más poderosa
fuerza del universo, con la luz astral de Satán [...], sea capaz de vencer y
transmutar, llegando a manejar este fuego para vestirse de ese nuevo cuerpo [ ... ].
Esta raza polar, esta raza del sur [...], envolverá la imagen del hombre del
00

Párrafo en que la imagen del futuro del Sur se asimila al origen mítico que se le
adjudicó (ciudades ocultas, dioses morando en ella), revelando una dinámica que tiene
su fundamento detrás de sí, sin que ese detrás de sí deje de tener también su medida en el
porvenir que como principio, pretendió adelantar. Quizá por eso sea que Serrano, en
repetidas ocasiones, aluda a la "modificación de un destino", en tanto su narración, por
el carácter mítico que tiene, está en constante diálogo con el futuro. Sin embargo, ese
proyectar no da cuenta de una imagen acabada: se trata más bien de una composición de
elementos limitados que dependerá de la acción de los receptores. De ahí que su

SERRANO, Quien llama en los hielos, op. cit. p. 95


°° SERRANO, Ni por mar ni por tierra, op. cit. p. 80.

54
construcción, como el narrador ante los hielos del sur, se halle siempre ante la
posibilidad del vacío y del fracaso.

Por eso, el estudio de esta composición no puede obviar la actitud del narrador,
quien asume una postura de fe y de responsabilidad' 0 '. Fe: creer que permite el acceso a
un saber que no puede ser alcanzado por el conocimiento científico (y que tampoco
puede ser negado por éste); saber cuya renuncia implicaría despojar al hombre de sus
posibilidades trascendentales y superiores, cerrándolo a la plenitud de su existencia y
personalidad, quitándole la posibilidad de articular respuestas a la cuestión del
fundamento y meta de su existir. Pero la fe en los textos estudiados no da cuenta de un
pasivo disponer del hombre sobre si, ya que incorpora la realización de cierta existencia
histórica que requiere de un comportamiento responsable para su concreción.
Responsabilidad que expresa una dimensión dialógica del individuo que dispone sobre si
en relación a su propia persona, y también, consecuentemente con las reflexiones hasta
acá elaboradas, con los demás hombres que le rodean y' a través de ellos, con el mundo.
De esta forma, cuando en Ni por mar ni por tierra el maestro le llama la atención al
narrador, a las puertas del inicio del viaje por la Antártida, sobre la gran responsabilidad
que tiene en sus manos para con su generación, y el viaje aparece ante los lectores con
las características de una misión de magnitudes y repercusiones no sólo individuales; se
estaría incorporando la idea de asumir una configuración responsable de los actos
morales particulares hacia la toma de decisiones que estén en conformidad con la
inserción e identificación histórica que se ha asumido, donde la misión dice relación con
"imponerse aquí, aún en contra del ambiente y del mal reinante" 102 , rechazando toda
concepción que implique un futuro planificado para el hombre, detrás del cual nada se
pueda ya esperar, sino que encomendando al individuo su creación.

Vale decir que el viaje por los hielos antárticos es un viaje frustrado en el que no
se alcanzan las profundidades deseadas. Cierta vez oí decir que Serrano había inventado

01 y. MOLINSKI, Waldemar: Responsabilidad; y FRIES, Heinrich: Fe. Ambos en Enciclopedia

Teológica Sacramentum Mundi, op. cit.


02
Ibid. p. 147.

55
una mitología donde él podía reinar como máximo pope. Sin embargo, en lo que
respecta a la trilogía de libros en cuestión, el asunto es distinto: Serrano, personaje de
sus fabulaciones, ficcionalizado, es vencido por no encontrarse suficientemente
preparado: "yo había perdido, yo no fui capaz. Los hielos me rechazaron" 03 . Pero otra
lectura también es soportable, siempre que sea posible leer en esa pérdida otro vehículo
de su mito, ya que siendo lo Total captado como tarea eterna, su recreación del fracaso
vendría a reforzar la planificación de una escritura que para cumplir su tarea, requiere de
la colaboración del resto de los individuos, motivo por el cual, en su misión escrituraria,
vuelva a relucir una y otra vez el anhelo por la realización expansiva del hombre,
expresable en la siguiente imagen:

"Uno, extendía hacia lo alto sus brazos implorantes; el otro, se inclinaba hacia la
tierra."

Sugiriéndose la tarea de reunir estas dos imágenes hacia la creación de un centro


oculto y desplazado, cuya proyección es análoga a la imagen de un Chile vedado y
misterioso que surge por el contraste con la Atlántida en tanto ciudad perdida. De ahí
que la labor del lenguaje en la obra de Serrano instale el anhelo de un poetizar que
quiere hacer habitable el espacio en el que se instala la escritura (la Antártida, la
cordillera de Los Andes, Chile), avanzando hacia la posesión del si mismo con su
mundo. Habitar, recordando a Heidegger' 04, meta del construir poético, esto es,
construcción orientada hacia la unidad de lo terreno, de lo celeste, de lo divino y de lo
mortal. Imagen de una totalidad que recoge y explica la insistencia de Serrano de llenar
de sentido el paisaje y la naturaleza del país, en la convicción de que no se ha llegado a
un equilibrio entre las potencias humanas y las de la naturaleza, siendo el hombre
desmedidamente dominado por un paisaje, no tanto por falta de coraje o por cierta innata
sumisión, sino por la carencia de toda comprensión sobre la semejanza entre las fuerzas
de la naturaleza y las del individuo. Hablar de poetizar el paisaje para hacerlo habitable,
'° SERRANO, Quien llama en los hielos, op. cit. p. 238.
104 y.
HEIDEGGER, Martin: Construir, habitar, pensar y "... Poéticamente habita el hombre... ". En
Conferencias y artículos, Serbal, Barcelona, 1994.

56
explica el afán de Serrano de reunir lo disperso: al individuo con su mundo, a la
naturaleza con el individuo, siempre situando esta meta en el origen:

"Y cuando la lanza indígena me abrió el pecho, del arroyuelo de sangre que de él
manara para regar el lejano sur y fertilizar el manzano, vinieron también ciudades
y ciudades, con muros de oro, con techos de diamante, que yo llevaba dentro
105
desde que naciera"

'° SERRANO, La flor inexistente, op. cit. p. 50.

57
2.5. ELELLA. Consideraciones sobre el amor

La idea del hombre que reúne en sí lo disperso y lo proyecta hacia el mundo, incorpora
un aspecto que sería injusto pasar por alto, debido a la importancia que asume en los
textos estudiados. Se trata del amor entre el hombre y la mujer como fundamento y
metáfora de la plenitud del hombre.

Dicho aspecto, fundamentalmente presente en ELELLA libro del amor mágico,


Las visitas de la reina de Saba y Nos, El libro de la resurrección, recoge los antiguos
tópicos medievales de los trovadores y de los Fedele d'amore, además de la teoría
platónica sobre el amante y el amado, entre otras muchas:

"Soñaba de nuevo con el puente levadizo. En el otro extremo aparecía siempre la


dama vestida con una túnica alba. Le decía las palabras que él guardaba como su
más preciado secreto: "Ven, apresúrate, cruza el puente. Yo soy tú 55
i
9I06 .

La mujer se despoja de su individualidad, y bien puede encarnar a Afrodita, a


Cybeles, a Astarté, Penia, Diana o Praikriti, pero no a una mujer individual. Su belleza
es puente hacia lo divino, y no camino de descenso del hombre hacia la belleza terrenal.
En esto, que mucho recoge del dolce stil novo, la mujer elegida pone al universo entero
en actividad, ya que transmite un movimiento originario:

"Dejó caer su veste, con lentitud. Primero fueron sus hombros, luego el pecho, el
vientre, hasta quedar desnuda, vibrando, y con la sonrisa triunfante del rostro de
la Madre al fondo de la edad de los glaciares" ° .

'° SERRANO, ELELLA, op. cot. p. 135.


107 1bíd.p. 140,

58
"Melquisedec miró al fondo de esos ojos abismales y reconoció las sombras del

continente desaparecido, todo ese drama antiguo que sucediera en el Paraíso" 08

El amor se inscribe dentro de la búsqueda de lo alto, lo divino y espiritual por

sobre la vanidad de lo corporal y sensible (el cuerpo de la mujer no se contempla por lo

carnal, sino por la reminiscencia a lo profundo), representando el encuentro con la

mujer, el encuentro con una parte oculta o no desarrollada de nosotros mismos: del

principio femenino para los hombres; del principio masculino tratándose de mujeres. El

mismo Bataille define al erotismo como la esencia de una búsqueda psicológica que

tiene relación con la apertura del hombre a una instancia ilimitada en que éste se abisma

al alcanzar una continuidad originaria que lo conecta con el otro, a la vez que con su

propio origen y muerte 109 . Así, cuando Serrano habla del encuentro amoroso, también se
refiere a la interiorización del conocimiento subterráneo que hombre y mujer contienen

en sí, hacia el reconocimiento de aquella instancia original que oculta, se revela en el

contacto entre los amantes, permitiéndoles acceder a una comprensión trascendente e


infinita que hace decir a Serrano, en una frase del todo platónica: "El corazón es un

espejo en donde el amante ve a su amada" 10 .

Esta estructura ligada ahora con el amor, se incorpora y asimila al plano mítico

de correspondencias del autor, quien actualiza las narraciones órficas de la partición de

los huevos y de la división del Andrógino, de tal forma que "la Creación es la Danza de

Ely Ella que se buscan y se pierden infinitamente" 1 .

De acuerdo a las múltiples relaciones establecidas entre mundo exterior y mundo

interior, en este amor se ve no la posesión del otro, sino la experiencia única que deberá

108
SERRANO, Las visitas de la reina de Saba. Publishing House, Bombay, India, 1960, p. 50-51.
'° y. BATAILLE, Georges: Introducción. En El erotismo [1957]. Tusquets Ediciones, Barcelona, 2002.
1l
SERRANO, ELELLA, op. cit. p. 142. El correlato lo hallamos en el Fedro 255d: "Entonces sí que es
verdad que ama, pero no sabe qué [ ... ] no acierta a qué atribuirlo y se olvida de que, como en un espejo,
se está mirando a si mismo en el amante" (utilizo la versión de Gredos, Madrid, 1986).
SERRANO, NOS. El libro de la resurrección, op. cit. p. 14

59
ser revitalizada y completada dentro del individuo, el amor-impulso que abre las puertas
de la comprensión de la totalidad del hombre, hacia la creación y acción. Serrano, en
este contexto, para hablar de los amantes dice "ELELLA" o "NOS", enfatizando que no
debe perderse el hombre en la belleza terrenal, pero sí encontrar en ella caminos de
apertura:

"Un beso así dado produce en el hombre consecuencias impensadas. Pierde su


virilidad espiritual, su destino de guerrero sacro, su sagrada reticencia; o bien, le
inflama con tales fuerzas que puede hacer salir de su prisión de roca a los
gigantes y resurgir junto a las martirizadas costas del sur del mundo el
Continente del Espiritu: ELELLA" II,

112
Ibíd. p. 54.

Zo
2.6. Alcances en torno a una poética de la acción

El múltiple nivel relacional que cubre el mito de Serrano, no sitúa su campo de acción
dentro de una dimensión meramente poética, ya que se preocupa de establecer un nexo
entre la poesía y la realidad, interpelando al sujeto de la recepción a incorporarse al ciclo
narrado. La mayoría de sus libros se dirije a un "ustedes" o "vosotros" (p.c. "En mis
otros libros, os he contado" t13) al que directamente se le implica en la lectura: "Jóvenes,
creedme, nada se ha perdido y todo se ha ganado [ ... ] debéis luchar para destruir la
hipnosis que tiene paralizados a hombres y mujeres de nuestra misma raza física y
espiritual..." t14 , configurando un espacio poético que persuade al receptor, quien en la
lectura, se encuentra ante la posibilidad de decidir intervenir en la historia —en la historia
extraliteraria-, por medio de la constitución poética de caminos de acción en la realidad
social. Enfatizando esta interpelación, Miguel Serrano introduce en sus textos
parlamentos explicativos de su propia obra que, no bien tienden a legitimarla, plantean
también la posibilidad de una interpretación que las considere como maneras de
violentar la fórmula estética, al aparentemente interrumpir la trama de una creación
fantástica, para impregnarla de cierta realidad, generando de esa convivencia un nuevo
espacio que sugiere con mayor fuerza la posibilidad de su sentido. Al respecto, el autor
señala: "Toda mi creación se halla fuera de un género literario determinado; no es
poema ni ensayo filosófico, aun cuando tiene un poco de todo eso. La he concebido
dentro de una unidad rítmica del alma" 5, cual si el constante diálogo entre poesía y
realidad se pusieran ahí para imprimir un sello característico que responde a la
configuración de mundo del autor.

113
SERRANO, Miguel: Manú. Por el hombre que vendrá. Ediciones La Nueva Edad, Santiago, 1991, p.
21.
114
SERRANO, Hitler, el último avatara, op. cit. pp. 620-621.
" SERRANO, NOS. El libro de la resurrección, op. cit. p. 13.

RE
Igualmente, la ficcionalidad del narrador es cuestionada, por coincidir con los

dichos y hechos del autor de los textos, convirtiéndose el sujeto lírico en una especie de

personaje trasversal que en la mayoría de los casos, pareciera ser —o es- el mismo
16,
Miguel Serrano, rasgo evidente sobre todo en su primera trilogía de libros' en la que el

autor se escribe y reescribe constantemente, personaje de si mismo, llegando a llamarse,

como un autor-narrador que nominara la función que asume en su relato, "prisionero de


7
estas páginas"

Importa resaltar que las fórmulas utilizadas no dejan de hacer funcionar al

lenguaje, pese a la ilusión de realidad que puedan sugerir, con una clara intención

literaria que es coherente con la narración de corte mítico pues, poniendo en duda la

esencialidad poética de su creación, nos sitúa ante la eventualidad de todo mito, esto es,

ante la posibilidad de su incorporación a los códigos culturales por los cuales su posible

sentido podría adquirir plenitud.

Por eso, cuando Serrano habla de arte debe entenderse dentro del contexto de

creación y posesión, de dar sentido, o, dentro de su léxico, de crear e inventar una Flor
Inexistente, que sin embargo, es "más real que todas las flores de los jardines de la

tierra". De hecho, la imagen impresa al comienzo de sus libros, de un hombre

descansando sobre una flor, pasará a ser la imagen que simbolice toda esta búsqueda.

Veamos el siguiente párrafo:

G4
... vendrá un joven con una flor y te rozará con ella los labios o la frente.

También es posible que la flor venga sola. Y entonces tú saltarás a esa flor y te

quedarás en ella. Parece dificil; pero es el resultado del trabajo, de la espera de tu

Me refiero a la "Trilogía de la búsqueda en el mundo exterior", conformada por Ni por mar ni por
tierra; Quién llama en los hielos y; La serpiente del paraíso. Las otras trilogías, agrupadas de esta forma
por el mismo autor, corresponden a la "Trilogía de la búsqueda en el mundo interior", con los siguientes
títulos ELELLA. Libro del amor mágico; El Eterno retorno y: El círculo hermético. Finalmente, la
"Trilogía del Hitlerismo Esotérico", agrupa los libros El cordón dorado. Hitlerismo esotérico; Adolf
Hitler: el último Avatara y; Manú. Por el hombre que vendrá.
SERRANO, Ni por mar ni por tierra, op. cit. p. 398.
HR
SERRANO, Nietzsche y la danza de Siva, op. cit. p. 61.

62
vida, en especial de tus bodas. También puede ocurrir que el joven con la flor no

llegue nunca. Pero será lo mismo. Porque esa flor en la que tú entras, es el fruto
119
final de tu alma, es tu última creación."

La poética de Serrano, concentrada en estas líneas, se convierte en un llamado a

vivir el Arquetipo. O bien, a creer y llevar a cabo los ideales, de acuerdo a una

concepción en la que inventar mundos posibles es una manera de apoderarse de ellos

("tú saltarás a esa flor y te quedarás en ella"), tratándose de lo que el autor designa

"creación mágica" 20 , lo cual resulta sumamente interesante, pues, si bien es cierto que

existe en su obra un sentido asumido, ligado a un plano trascendente, el hecho de asumir

este sentido indemostrable incorpora la posibilidad del fracaso del mismo, dentro de una

experiencia de mundo que se considera, por la presencia de esa posibilidad, riesgosa: "El

aventurero cósmico necesita de la inseguridad, de la transición y de la dramática

angustia" 21 , pero que por esa razón, hace de la aventura de la creación y de la posesión
una experiencia tanto más significativa, ya que implica una creación que se debe

proyectar absolutamente, por medio de la fe. Dice Serrano: "El alma misma es obra,

construcción del hombre. 1-lay que creer que el Centro, que la Flor existen, aun cuando
•,,t22
no existan, aun cuando nunca sean. Bienaventurados los que no vieron y creyeron..

Es desde este lugar que Serrano habla de la búsqueda de un círculo cuya circunferencia

está en todas partes y su centro en ninguna, pues ese centro o Flor Inexistente, deben ser

no sólo creados, sino también creídos.

SERRANO, Las visitas de la reina de Saba, op. cit. p. 75.


120
Así p.e., cuando anota: "Esto es la creación: dar sentido; algo sutil, delicado, que parece que no existe,
pero que, sin embargo, es más real que todo lo existente. Magia, creación [ ... ] Los textos tántricos afirman
que los chakras —digamos mejor el alma- no existen sino en potencia y que hay que crearlos. Es la misma
cosa: la Flor, el Sentido. Así, el alma tiene que ser creada, "inventada". Es la Flor Inexistente. Y cuando
nos muramos, en un último impulso, debcríamos saltar y caer dentro de esa Flor. Entonces, aun cuando
estemos muertos, tal vez ya no lo estemos [...]
A mi entender, esto es la Magia. Algo completamente
distinto a la santidad. Creación mágica.". SERRANO, Miguel: El Sentido. En El círculo hermético. El
eterno Retorno. ELELLA, op, cit. p. 16.
121
SERRANO, Ni por mar ni por tierra, op. cit. p. 132.
122
SERRANO, ELELLA, op. cit. p. 109.

63
En cierta forma, su poética incluye un plano que intenta instruir —si así pudiera
decirse- sobre el modo en que su creación podría hacer sentido para los receptores en
relación a la experiencia existencial de cada uno de ellos. En párrafos en que Serrano
anota:

"Se dirigió hacia mí y me miró al fondo de los ojos, como inquiriendo, como
preguntándome. Supe así que si le apoyaba [ ... ], daría la orden. Conmigo de su
parte, avanzaría, para cumplir el destino y "apurar la copa hasta las heces". En un
relámpago intuí el misterio de esta aventura: el Mayor no era más que el vehículo
de mi Mito. Él también parecía comprenderlo." 123

Queda claro que incorpora distintas dimensiones, metapoéticamente hablando.


Dentro de la creación que hace, se crea efectivamente un mundo posible ficticio, pero
luego, también dentro de la fabulación, se realiza el camino que va desde aquella ficción
hacia la realidad, instalando el acto de la escritura por sobre la construcción de corte
mítico, toda vez que pretende explicarla: "El Mayor no era más que el vehículo de mi
Mito".

En un plano distinto, esto se realiza con la ficcionalización de ciertos sucesos del


mundo extraliterario para incorporarlos al suyo ficticio, resignificándolos, y generando,
en esta nueva apertura de lo real en lo literario, la posibilidad del diálogo entre un
mundo y otro. Es el caso de los caídos en el Seguro Obrero, que se convierten en héroes
de la patria y asumen en si tópicos sacrificiales: "Corresponde esa masacre a un
acontecimiento arquetípico, recurrente, en la historia del crimen ritual. Un dios siniestro,
un Golem sediento de sangre, necesita el correr de la misma, inmolando víctimas en sus
altares" 24. Otro tanto ocurre con su amigo de juventud Héctor Barreto, que pasa de
morir en una disputa callejera, a ser alguien que murió por su naturaleza heroica,

123
SERRANO, Quién llama en los hielos, op. cit. p. 235.
124
SERRANO, Hitler, el último Avatara, op. cit. p. 31.

64
semejante en rango a Jasón y descendiente de los arios guerreros que incorpora el autor
en su narración del origen de Chile. Veamos algunos ejemplos de esta fabulación:

"Jasón había nacido para ser jefe de una época solar" 25

"Elegiré el modo de partir —dijo [Jasón] con voz llena de ternura-. Escogeré el
vehículo que me lleve. Tú conoces, deberá ser como en los antiguos tiempos,
cuando existía una gloria para el hombre, cuando los hombres eran menos y, por
lo tanto, se les recordaba. Habrá sangre en mi partida, "porque el color de la
sangre es rojo, tan intensamente rojo,- porque el color de la sangre no se
oiviaa -

Incorpora acá Serrano la idea de la predestinación de la muerte de Barreto, de


manera similar a la de la predestinación de Chile para eventos significativos,
configuración que en ocasiones pareciera dar la forma al acto de la recepción, de una
lectura profética. Por otra parte, Héctor Barreto toma las características de un héroe
cuyas estructura y cualidades obedecen al seguimiento de modelos ejemplares para
actividades humanas significativas, al modo de lo que en alemán se denomina Auslese-
Vorbild, esto es —aproximadamente- una imagen-meta, un ideal-meta, que funciona por
la inserción de Barreto dentro del mito y la leyenda, conformando una imagen
arquetípica de un héroe, dentro de una representación de mundo animada de sentido a
través de la consagración de ritos en la vida cotidiana, haciendo de la construcción, una
construcción mítica o mitopoyética 27:

"Durante muchos meses [Jasón] vivía en cama, en sueño. Indagaba allí los signos
que le dieran un indicio, una ruta. Y salía a la calle a buscar febrilmente la
Ciudad. Se detenía ante obstáculos invisibles para los demás, o franqueaba un

125
SERRANO, La flor inexistente, op. cit. pp21-22.
lbíd. p. 71.
126
27
En relación a la mitopoiesis, Y. AGUILERA, Francisco: Para una teoría del milo. Revista Chilena de
Humanidades, N° II, 1990.
foso de otro mundo. Muchas veces nos invitó a ir con él, a entrar en un recinto
que había descubierto, pero que sólo él podía contemplar" t28

El sueño como espacio en el que se accede de manera consciente a un


conocimiento insospechado, le confiere al mismo cierto aire de sacralidad. Asimismo,
los obstáculos que debe franquear el personaje, invisibles para los otros, se ponen al
servicio de una antropología poética que restituye al hombre su humanidad oculta,
representándolo en su interioridad y en su anhelo de conocimiento y trascendencia,
siempre opuesto a un mundo que se percibe hostil y vano. El personaje en cuestión vive
el mito, y recrea en su conducta una historia considerada "verdadera" y significativa,
puesto que su caracterización reactualiza parte de las antiguas leyendas y mitos, al
repetir Barreto, en su actuar, las gestas inauguradas por los héroes de los ciclos heroicos.
El "recinto" en el que entra Barreto, desde este punto de vista, reconvierte lo mítico de
tal modo que si la irreversibilidad de los acontecimientos es para el hombre moderno
común la nota característica, para Barreto, en cambio, no constituye una evidencia. Vivir
los mitos implica una experiencia religiosa y distinguida de la experiencia ordinaria,
debiendo su religiosidad al hecho de que se actualizan acontecimientos fabulosos y
valiosos, en los que deja de existir el mundo de todos los días para dar paso a un mundo
transfigurado ("franqueaba un foso de otro mundo"), que actualiza una visión romántica
y poética de la historia, muy del lado de Herder, Michelet y Carlyle' 29 , ya que se aboca a
la recuperación del pensamiento mítico, metafórico, insistiendo en que el campo de
acontecimientos tiene una base y un propósito ontológicamente anteriores y
espiritualmente superiores. Barreto-Jasón se hace por todo lo dicho, contemporáneo de
los héroes míticos y adquiere parte de su identidad en la medida en que participa de esa
realidad trascendente ("Jasón había nacido para ser jefe de una época solar") que le
confiere valor a su existencia. Buscador incansable de la Ciudad, revela el propósito del
autor de transmutar las voces de los que él considera grandes hombres del pasado, en

128
SERRANO, La flor inexistente, op. cit. p. 61.
129 o
y. nota al pie N 4.
admoniciones e inspiración para los vivos, especie de revelación vital desde el pasado
hacia el presente. Es así que de Diego Portales se llega a decir:

"Un ser altamente dotado apareció entre nosotros librando la más poderosa
batalla contra la tierra e imprimiendo hasta el presente su propia ley frente al
paisaje. Él solo ha sido capaz de proyectar su sombra de gladiador antiguo a
través del tiempo, conformando casi toda nuestra historia y dándonos dentro de
esta América informe, un estilo y una estructura de acero [ ... ]. A él se debe casi
todo lo que hemos hecho como país organizado y como "estado en forma".
Nuestra guerra de conquista y nuestra sólida conibrmación interior [ ... ] fue un
asceta, un jefe godo, o un patricio romano. [...] Sus ojos eran azules como los de
un germano y su pelo ensortijado y corto podía ser el de un romano del
Imperio" 130

Párrafo paradigmático de la actitud de Serrano de rescatar a los grandes hombres


-de una forma similar a la que también profesara R. W. Emerson-, contemplando el
conocimiento de cierto tipo de logro verdadero y trascendente adquirido a través de la
historia por ellos ("a él se debe casi todo lo que hemos hecho como país organizado..."),
logro que se potencia con el reconocimiento en él de una grandeza heredada, al
identificarlo con personajes representativos de ciertos valores humanos ("gladiador
antiguo", "asceta", "jefe godo", "patricio romano", "germano", "romano del Imperio").

De una forma un tanto distinta, por asumir el narrador la voz del personaje, en La
Flor inexistente, dice Simón de Alcazaba:

"Sabía ya que la Ciudad estaba cerca; a veces, creía estar pisándola. Encontré un
viajero solitario de la Patagonia [ ... ] Le pregunté si deseaba confesarse [...1
Recuerdo sus palabras: "Quien necesita confesarse eres tú [...] Vas en busca de
algo que nada tiene que ver con nuestros tiempos. Confiésate a ti mismo; pero di

° SERRANO, Ni por mar ni por tierra, op. cit. pp. 139-141.

67
la verdad; di que eres un Ancahuinca". Cuando el desconocido partió [...] me
puse a orar. Me confesé a mí mismo. De esta confesión salí trastornado. Sí, en
verdad, yo era un Ancahuinca. También yo buscaba la Ciudad para
eternizarme" 31

Párrafo que destaca por el énfasis puesto, muy a la manera de Carlyle, de dar a la
vida humana conciencia de su naturaleza potencialmente heroica ("yo era un
Ancahuinca"). En este caso, la actitud del personaje pareciera coincidir con la actitud
que se promueve en el receptor, de asumir un origen superior: "confiésate a ti mismo;
pero di la verdad; di que eres un Ancahuinca"; de asumir una configuración de vida con
un sentido trascendente: "También yo buscaba la ciudad para eternizarme".

Sumemos a estas consideraciones, el hecho de que la mayoría de los personajes


incorporados en las sagas míticas, no pierden aquello distintivo de su época. En lo que
respecta a Barreto, el metarrelato mítico opera por inserciones de lo trascendente en la
vida cotidiana (al hacer, por ejemplo, de una caminata una búsqueda casi mística), que
tienen la virtud de funcionar como irrupciones de lo sagrado o de lo sobrenatural en el
mundo, sacralizaciones de la experiencia que esperan tomar el sentido de una acción
primordial; se trata de explicar el sentido de la experiencia de mundo de personajes que
son llevados a trascender sus límites para poder llevar a cabo sus actos revestidos de una
profundidad en la que pareciera haber no sólo una identificación con la vida del pasado,
sino también un intento de resucitarlo y revivirlo en aquello que tiene de profundo.

En general los conflictos del contexto de producción escritural de Serrano, como


por ejemplo la matanza de los jóvenes en la Caja del Seguro Obrero, al adquirir rasgos
que les introducen en una línea de conflictos de comienzo impreciso, proyectan su
campo de acción hacia otras épocas y edades, alcanzando incluso la actual en una suerte
de línea conectiva que intenta llenar de este sentido la vida de los hombres, llevando a

131
SERRANO, La flor inexistente, op. cit. p. 49.

68
decir a Serrano: "No hay nada más verídico que la Leyenda y el Mito. Todo lo que
queda por debajo de ellos pertenece al reino de lo infrahumano" 32 .

Es en esta línea, que podemos decir que los personajes heroicamente presentados,
dan cuenta de un estar lanzado a, donde la proyección futura genera dentro del mundo
posible del texto, en su plano fictivo, el deslinde de las fronteras tempo-espaciales,
dentro de una estructura de conciencia de los personajes, en que éstos aparecen situados
al borde del presente, el pasado y el futuro, entre su existencia, su origen y su propia
muerte. La palabra poética traspasa en el proceso mimético al objeto de su
ficcionalización, trasladándolo hacia un nuevo espacio en el que sufren una
intensificación de sus posibilidades de significar, volviendo luego a referir a la realidad
de una manera dialógica en que la palabra poética contiene más que la realidad. En otras
palabras: a la vez que se toma contacto con ese tiempo mítico, se construye otro, y los
personajes, objetos y circunstancias, se insertan en ese nuevo ciclo de la historia mítica,
para tensionar los conflictos de la época actual.

En el caso de Barreto, se hace él paradigma de la actitud que se intenta promover


en el receptor, actitud de responsabilidad y espiritualidad. Es el individuo que asume la
carencia de estas cualidades en su mundo, el interpelado en la mayoría de los textos del
autor. El hecho de que siempre se esté ante una otredad que se experimenta adversa, y
carente, hacen de los libros de Serrano una forma de lucha, manifestación de una fe
ideológica que se experimenta en el acto de la recepción, como un desafio:

"Puede que esto sirva para conmover a los jóvenes de mi patria, esa nueva
generación tan distinta a la nuestra. ¿Acaso ellos no ven que la montaña sagrada
se desplomará sobre sus hombros E ... ]? ¡Qué tremenda responsabilidad!" 33

132
SERRANO, Hitler, el ultimo Avatara, op, cit. p. 50.
SERRANO, La flor inexistente, op. cit. p. 21.

IIIIi
Lo interesante de la interpelación es el hecho de invitarnos —como receptores- a
dar ese "salto" que implica incorporarnos en su mito, a continuarlo, a darle forma. Su
"maquina de fabular", al señalar caminos de sacralización de lo convencionalmente
rutinario, genera la posibilidad de que su escritura se incorpore hasta en los más
insospechados rincones de la existencia cotidiana, y desde ese ámbito en que ya todo
puede ser diferido, uno ve que el mito de Miguel Serrano llama a convertirse en un rito,
en una actualidad, en una posesión.

70
2.7. Espectáculo del Sacrificio

Directa o indirectamente, el mito en esta escritura opera una mistificación que


sobrevalora a los tipos ficcionalizados, implicando para el acto de la recepción regresar
al mundo y contemplarlo en todo su descentramiento. Es entonces que se interpela al
receptor, introduciendo formas escriturales que posibilitan la mostración de un posible
sentido y de su recuperación. Curiosamente, en determinadas ocasiones esto se realiza
por la negación de la literatura y del arte, llegando a un punto es que es su misma
escritura la que apela a dejar las ficciones y lanzarse al camino de la acción:

"La literatura, el arte, es sólo un bastón para subir al cerro; una vez que se ha
llegado arriba, ya no se necesita y hay que abandonarlo. Los problemas que el
arte suscita, cuando se vive dramáticamente su esencia, no encuentran solución
en el arte mismo, sino en la vida. Se precisa el acto dificil de su renunciación
[ ... ] La salvación está en la magia y no en el arte [...] Nadie quefue algún día en
medio del tiempo, escribió nada. Sólo escribieron sobre él, o sobre lo que él dijo,
los que en tomo de él estuvieron" 34

Entendiendo por camino de acción mágica, aquél en el que se aplican los


sentidos creados, a la propia experiencia de mundo, a la manera de Barreto-Jasón, que
vive el mito y por ello, es un personaje mágico.

La cita, por otra parte, introduce el concepto de "sacrificio", como manera de


otorgar cierta legitimidad incluso mesiánica a su obra: Serrano, autor-narrador, escribe
por y para los otros, entregándose a si mismo, abandonando lo que podría haber sido su
camino personal salvífico, en la esperanza de que algunos, congregados alrededor de su

' SERRANO, Ni por mar ni por tierra, op. cit. p. 15.

71
mensaje, puedan apropiárselo para la acción. Así entendido, el sacrificio visible de
Serrano se presenta ante nosotros con los rasgos de una realización programática de tal
entrega, bajo una forma particularmente explícita:

"Si yo cumpliera el pacto con mi alma, y arrojara este libro al mar, recogiéndome
silencioso y frío dentro del corazón, tal vez salvara mi existencia y encontrara de
nuevo aquel Oasis. Pero no sé qué fuerza, qué tentación diabólica de sacrificio
personal me empujaban; qué deseo de proyectarme en espectáculo... Y también
qué esperanzas de transmitir un mensaje para que los otros lo recojan y busquen
el camino cuando yo ya no exista..

En este sentido, la búsqueda de Serrano contempla la ambiciosa pretensión de


situarse a si misma como búsqueda colectiva, llegando el narrador a hacerse vocero de
su generación, proyectando las metas y ganancias de su viaje, cual si fueran las metas y
ganancias de toda ella. Así testimonian las palabras del Maestro, antes de comenzar el
viaje por la Antártida: "De su lucha depende el futuro de las tierras del Sur y la
transfiguración mágica del paisaje" 36 .

'"SERRANO, Quién llama en los hielos, op. cit. p. 57.


' SERRANO, Ni por mar ni por tierra, op. cit. p. 81.

72
EPILOGO

La palabra poética de Miguel Serrano trasciende el acto de su propia escritura, quedando


en el olvido toda noción inocente sobre la palabra, por implicar sus textos un desborde
de la realidad en lo poético y, dentro de lo poético, un desborde hacia lo real. En este
diálogo constante y explícito, el receptor se ve involucrado por una interpelación
continua que no busca negar a la sociedad por utopías, o nuevos lugares que conduzcan
a la nostalgia por aquello que ya no es, aproximándose a una creación, como ocurrió en
el modernismo, donde se auna, por un lado, la fantasía y la libertad y, por otro, la
nostalgia, a modo de un gozar sufriendo. No se trata de que la conjunción entre desajuste
y utopía lleve a la formulación de la belleza como la máxima finalidad del arte, utopía
nacida del desajuste, belleza que se vuelve crítica por contraponerse a una realidad
degradada, a la vez que introduciendo la idea de que ella puede encontrarse sólo en el
arte. No se establece una relación indirecta con la realidad social, dada desde el rechazo
o desde el juego entre denuncia e ideal, utilizando este último para apelar a formas
restitutivas, a modo de edad dorada. No se trata de la existencia, por un lado, del ideal
de la belleza o de lo unitario, mientras que por el otro, de la imposibilidad de acceder a
ellos y entre unos y otro, el arte cumpliendo el rol de un sustituto. No hay en los textos
de Serrano, una comparación que se eleve a ideales, sino una dación de sentido que
espera hacer tangible en el presente la suma necesaria de una historia para poder situarse
dentro de una tradición y desde ella, proponer alternativas para un nuevo orden. Sin
embargo, la obra estudiada no recrea este nuevo orden, pero sí señala caminos para
acceder a él, pues ese nuevo mundo del que se habla todavía no se posee: a' ... aun no
somos de él. Desdoblados, entre las aguas, sólo lo intuimos. Ni el pasado ni el futuro nos
pertenecen y el presente es de la transición" 37 .

'' SERRANO, Ni por mar ni por tierra, op. cit. p, 128.

73
La posibilidad de restituir esta armonía siempre está presente en los textos de
Serrano, no a modo de utopía —insisto- sino de tarea. Y dentro de esta tarea, señalada
está la de una concepción de mundo en que arte y vida estrechen sus vínculos hacia una
ampliación de las complejidades socioculturales, a modo de una poética de la acción. La
concepción que maneja Serrano hace del arte una esfera que permite hacer de lo cercano
una materia susceptible de ser regenerada: al señalar nuevos contenidos para la realidad,
permite que ésta pueda ser contemplada como horizonte de cambio y, de una manera
tanto más ambiciosa, como revelación. La conexión con Nietzsche continúa patente, en
la medida en que la elaboración artística de Serrano remite a ciertos aspectos y
elementos de la realidad, para comprenderlos como lo reprimido o falsificado en el
mundo convencionalmente llamado "real". Y este contenido, que estudiosos del tipo de
Marcuse han llamado el "contenido de verdad" de la obra de arte, sólo podría advenir si
el receptor abriera su comprensión y captara que el mundo del arte corresponde no a lo
que no es. El mismo Marcuse' 38, hizo hincapié en que el mundo del arte nunca es el
cotidiano, pero tampoco es fantasía, pues ninguno de sus elementos no está en el mundo
real, pero es ficticio porque cualitativamente contiene más que el mundo dado. La obra,
en este sentido, abarca tanto lo histórico y lo no histórico, lo objetivo y lo subjetivo. Es,
en amplio sentido, emancipatoria. De acuerdo a este autor, silo más que contiene la obra
es lo reprimido, la verdadera utopía estaría en una especie de recuerdo, que incluye lo
que fue y lo que no fue, y el arte trabajaría con el recuerdo de lo posible, dando forma a
aquello que no la tiene. En la línea de estas reflexiones, escribe Serrano:

"Ven, que voy a iniciar


El camino de la belleza,
Que va hacia las altas cumbres,
Que parecen tocar el cielo.
Empinado es el camino,
Pero envuelto por la luz

138 MARCUSE, Herbert: Iniroducción. En La permanencia del arte, traducción de Federico Schopf para

uso interno del curso "Estética" en la Facultad de Filosofia y Humanidades de la Universidad de Chile,
año 2003, s. d.

74
De aquellos que lo escalaron
Antes que yo,
Y en cada roca sobresaliente
Dejaron una linterna
Alumbrando con sus sueños." 39

Este camino que revela su creación se liga con la idea de un futuro que está
adelante, pero que también existe en un certero salto hacia atrás. Se trataría, finalmente,
de una invitación hacia la coincidencia del origen con el mundo posible futuro,
entrevistos, retomando las reflexiones nietzscheanas de la Puerta del Instante del Eterno
Retorno, como un presente eterno, tiempo del ahora (autores como Benjamin, dentro de
otro contexto, hablarían del jetzzeit), que puede redimir todos los tiempos y las
injusticias: "La Voluntad de Poder lo ha librado de aquello que lo va haciendo pasado,
"no más ahora", porque retorna eternamente" 40 . Voluntad, pues "se hace imprescindible
interpretar, sentir, reconocer. Un sentido allí depositado, inherente, que para revelarse
necesita de nuestro concurso [ ... ] Algo que depende de nosotros para su existencia, que
puede ser o no ser, por esto mismo, y que nos convierte en un Dios creador, si realmente
somos capaces de extraerla a la luz, a la vida. Una flor inexistente, que una vez creada,
inventada, llena además nuestra propia vida, por un instante (es decir, para siempre) de
una luz de milagro y nos transforma en un Poeta-Mago" 41 .

Sobre todo desde el siglo XX en Chile, las narraciones literarias desplazaron la


visión unitaria que aquí se hace patente, hacia una de fragmentación, signada por la
ausencia de centro, el desplazamiento y lo perecedero e inestable, tipo de diseminación
obstructiva de significados permanentes, de las cuales resultaron estructuras inestables e
indeterminadas en que los personajes aparecían imposibilitados de acceder a ese id que
los antiguos sentían o presentían dentro suyo y en la naturaleza que les rodeaba. De tal
forma se aprecia este cambio en la forma y el contenido que adquieren los relatos
'' SERRANO, Nos. Libro de la resurrección, op, cit. p. 39.
'° SERRANO, Nietzsche y la danza de Siva, op. cit. p. 60.
Ibíd. p. 63. La cursiva es del autor.

75
ficticios, que hoy es común hablar de la pérdida de la unicidad de lo real'42 como
resultante de una experiencia pragmática: la inseguridad ontológica. El mundo pierde su
capacidad de ser uno y único, destrozándose. Contra esta fatalidad, Miguel Serrano
recoge el pensar mítico y simbólico en su significado evocativo primitivo: "Cuando
vamos cayendo a un abismo y el Cordón Dorado de los orígenes ya no es visible, sólo
los mitos y los símbolos nos hablan de esa lejanía de Dioses" 43 , elaborando una
narración en la que predomina la idea de una existencia asequible por la conciencia
humana a través de una concepción religiosa de la existencia y de lo inmutable, que
entronca con su manera de comprender la poesía y el arte, manera ciertamente distinta
de la plasmada en relatos donde la existencia aparece mucho más extensa que lo real en
el sentido de que no tiene necesariamente la forma y medida de la razón,
contemplándose un nivel accesible a la conciencia o razón lúcida y otra inaccesible a ese
nivel. Si bien ya en la Grecia platónica es rastreable la decadencia de la creencia mítica
como fuente de conocimiento, pasando el mito a significar una suerte de fábula
fantástica alejada por completo de la realidad humana; la labor reivindicadora de
Serrano, objeta la separación de mito y logos, llamando a su asociación para un relato
mítico que pretende explicar los fenómenos de la realidad y dotarlos de un contenido
significativo y trascendente ("La realidad se transfunde y llega a multiplicarse").

De ahí que Miguel Serrano, dentro de nuestra literatura nacional, resulte un


escritor paradigmático, pues no presenta, como se tiende a hacerlo desde mediados del
siglo XX, una mitología degradada de Chile", todo lo contrario, reconociendo lo
fragmentario de la realidad, opone un relato que apela a la necesidad del orden y de lo
religioso, reivindicando el sentimiento de lo unitario, el llamado Unus Mundus,
aspiración fundamental.

142
Para el análisis de estas reflexiones y. SOLOTOREVSKY, Myma: Estética de la totalidad y estética de
¡a fragmentación. Revista Hispamérica, N°75, 2000; AGUILERA, Francisco: El origen y el destino en
novelas hispanoamericanas actuales. Revista de Humanidades, N° 7, 2000.
141
SERRANO, El cordón dorado, op. cit. p. 161.
y. GOIC, Cedomil: La novela chilena, los mitos degradados [1968]. Editorial Universitaria, Santiago
de Chile, 1991.

76
Es innegable que la polémica sobre los textos del autor se funda en que en la

mayoría de sus escritos se acogen a manifestaciones ideológicas y de política mundial.

Sin embargo, si seguimos las reflexiones hasta acá expuestas, no resulta del todo

contradictorio ver en ellas, como reafirmara Armando Uribe, "por su estilo y pasión,

sobre todo literatura de creación mitológica" 45 . Incluso el nacionalsocialismo fue en

cierta medida una mitología inventada que fue más allá de la ficción, con las

consecuencias nefastas que aquello significó. La Riefenstahl logró algo similar y en

cierta medida, también Speer y Jünger. Todos ellos son objetables, pero por ciertas

razones como las que he involucrado en este estudio, logran no ser totalmente

rechazados. Todo esto tiene que ver con su creatividad, con su inventiva, con el hecho

de que "inventan" una mitología.

En muchos países, Miguel Serrano aparece como el creador del nazismo

esotérico, doctrina que abarca gran parte de su obra y que recoge ciertos estudios

realizados en la Alemania de las dos primeras décadas del siglo XX; Alemania critica en

lo económico y en lo político, en la que surgen distintos movimientos que se abocaron a

la construcción y reconstrucción de un pasado nacional de virtud y valor, exaltando al

individuo de su contemporaneidad —ya ligado a aquel pasado construido-, ante una


situación de degradación, minusvalía y escepticismo culturales, fundamentalmente a

través de una creencia comunitaria de identidad troquelada de mitologías de distintos

lugares. El nacionalsocialismo, entendido como advenimiento en realidad política

contingente de un estado de ánimo asociado al nacionalismo, es trabajado en los textos

de Serrano en lo oculto que pudieron haber tenido, mistificándolo, y trayendo a la

presencia los símbolos por ellos utilizados, cargados de un significado mayor, toda vez
que el autor no restringe los orígenes de dichos símbolos al uso particular dado por el

movimiento en cuestión, sino que los remonta a pretéritas culturas, tal cual hace con su

narración de Chile.

145
URIBE, Armando: Posfacio: El poeta en su prosa. En SERRANO, La flor inexistente, op. elt. p. 120.

77
Por ello, pese a todo lo nacionalsocialista que el autor pueda mostrarse, la nota
característica de sus textos siempre involucra un alejamiento de la realidad necesario e
imprescindible, en la medida en que la clave para la apertura de sus textos es la ficción,
la literatura, y el enorme potencial que tiene en manos de un notable fabulador que no
merece silenciamientos.

78
BIBLIOCRAFIA

Fuentes Primarias

Serrano, Miguel Antología del verdadero cuento en Chile [1938].


Beuvedrái s Editores, Santiago, 2000.

La Antártica y otros mitos. Santiago, 1948.

Ni por mar ni por tierra. Editorial Nascimento, Santiago,


1950.

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Santiago, 1957.

Las visitas de la reina de Saba. Publishing House, Bombay,


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La serpiente del paraíso. Ed. Nascimento, Santiago, 1963.

La flor inexistente [1969]. Editores Beuvedráis, Santiago,


2004

El círculo hermético. El eterno retorno. EIEIIa, Ediciones


Nueva Universidad, 1974.

El cordón dorado. Hitierismo esotérico, Ediciones Self,


Santiago, 1978.

Nos. Libro de la resurrección. Editorial Kier, Buenos


Aires, 1980.

Nietzsche y la danza de Siva. Ediciones Self, Santiago,


1980.

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Santiago, 2005.

79
AdolfI-litier, el último avatara L1987]. Editorial Solar Ltda,
Colombia, 2000.

Manú. Por el hombre que vendrá. Ediciones La Nueva


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Entrevista realizada por Patricio 1-leim. Revista


Entreguerras N°9, Santiago, 1994.

No celebraremos la muerte de los dioses blancos [1992].


Ediciones La Nueva Edad, Santiago de Chile, c2005

Se acabó Chile. Ediciones La Nueva Edad, s.l. 2001.

La Atlántida. Ediciones Riapantu, Santiago, 2005.

Entrevista realizada por Claudio Aguilera, s.d. disponible


en sitio web Proyecto Patrimonio, Archivo de autores,
escritores y poetas en español:
http://www.letra2.s5.com/serranol910.htm

Fuentes secundarias

Anderson, Benedict. Comunidades Imaginadas. Reflexión sobre el origen y la


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