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El ser humano posee una mente privilegiada, y con ello no me estoy refiriendo a
que sea inteligente desde el punto de vista cognitivo o de coeficiente intelectual, me
refiero al inmenso potencial de recursos que posee. En mi opinión, no existe mayor
fuerza en la naturaleza, que un ser humano con una firme y total
determinación.
Recuerdo una formación que hice en Londres hace años, con John Kehoe, autor del
best seller “Los poderes de la mente”, y me llamó especialmente la atención, cuando
explicó la manera en que llegó al firme convencimiento del poder inmenso, que
como ser humano, habitaba en él.
Se recluyó en una cabaña aislado de toda vida social, con el fin de escribir y
meditar.
Creo firmemente que las cosas que pensamos, las palabras que decimos y las
creencias que tenemos son muy poderosas; dan forma a nuestras experiencias y a
nuestra vida. Es como si cada vez que tenemos un pensamiento o decimos una
palabra el Universo nos escuchara y nos respondiera.
Así pues, si hay algo en nuestra vida que no nos gusta, tenemos el poder para
cambiarlo.Tenemos el poder de nuestros pensamientos y palabras. Cuando
cambiamos las palabras y los pensamientos, cambian también nuestras
experiencias.
Sea cual sea nuestro pasado, sea cual sea el ambiente del que procedemos, por difícil
que haya sido nuestra infancia, hoy podemos hacer cambios. Esta es una idea muy
poderosa y liberadora, y si creemos en ella se convierte en realidad.
Tal y como explicó John, hubo muchos días que este ejercicio le pareció
completamente absurdo y desesperante, pero jamás dejo de hacerlo día tras día.
Fueron pasando las semanas y los meses, hasta que al tercer mes, mientras hacía el
mismo ejercicio de siempre, algo en su interior hizo un “clack”, algo cambió, y
finalmente “sintió” de que su mente tenía un poder inmenso, de que era capaz de
conseguir cualquier cosa que se propusiera de verdad. Había grabado en su mente
subconsciente esta creencia. Había encontrado la confianza total, la Fe.
Seguramente habrás escuchado más de una vez, que los límites la mayoría de las
veces nos los ponemos nosotros mismos. Una persona pesimista o negativa, debido
a su sistema de creencias y falta de fe en sí misma, está descartando, sin ni siquiera
darse cuenta, un abanico enorme de opciones y alternativas, para salir de una
situación adversa o conseguir realizar sus sueños.