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PARALELO: FILMES DE MEL GIBSON

JESÚS DE NAZARET (LA PASIÓN DE OTROS PERSONAJES DE GIBSON


CRISTO, 2004)
El personaje se construye a partir de las indagaciones William Wallace (Braveheart, 1995): el personaje
llevadas a cabo por el director y su equipo de se construye a partir de lo referido en un poema
producción acerca de su lengua hablada (arameo con épico del siglo XV atribuido al autor escocés Blind
algunas nociones del latín, como se ve en el diálogo Harry. Al igual que su homólogo en La Pasión de
con Poncio Pilato, aunque históricamente es más Cristo y otros filmes de Gibson, es perseguido y
factible que durante aquel siglo I de nuestra era se sufre lo indecible.
hubiese empleado una variante del griego koiné
como lengua franca dentro de la provincia romana de
Judea), indumentaria (túnica referida en los
evangelios canónicos) y caracterización física
parcial (el actor Jim Caviezel tiene ascendencia judía
por vía paterna, aunque prevalecen en él los rasgos
caucásicos de la línea materna). Cabe aclarar que el
guión para este filme fue originalmente escrito en
inglés por Mel Gibson y Benedict Fitzgerald e Benjamin Martin (The Patriot, 2000): el
inspirado en las visiones de la mística alemana Anne personaje se construye a partir de las indagaciones
Catherine Emmerich, para ser luego traducido a las efectuadas con personal del Instituto Smithsoniano.
lenguas de la época por William J. Fulco, sacerdote Al igual que su homólogo en La Pasión de Cristo
jesuita y profesor de Estudios del Mediterráneo y otros filmes de Gibson, es perseguido y sufre lo
Antiguo en la Universidad Loyola Marymount de indecible.
Los Ángeles (CA).

El protagonista es perseguido, sufre lo indecible y


sangra más de lo humanamente posible.

Jaguar Paw (Apocalypto, 2006): el personaje se


construye a partir de la lectura guiada del Popul
Vuh con académicos mayas. Al igual que su
homólogo en La Pasión de Cristo y otros filmes de
Gibson, es perseguido y sufre lo indecible.

Mel Gibson hace su aparición en la escena de la


crucifixión al ser sus propias manos las que martillan
los clavos que atraviesan las manos y pies de Jesús.
Cronometremos las escenas de la flagelación: ¿realmente cuánto duran?
1:13:00 – 1:03:18 (9 minutos, 42 segundos / 9’42’’)

¿Qué hubo detrás del problema (massmedia) de censurar el filme por anti-semítico?
El representante demócrata del distrito 48 en la Asamblea Estatal de Nueva York, Dov
Hikind, luego de recibir una copia del guión de La Pasión de Cristo antes de su estreno, se
pronunció en diversos medios de difusión para desestimar la distribución del filme, debido a
que éste representaba una amenaza para los judíos de todo el mundo. Dicha opinión estaba
respaldada por el potencial antisemítico de la representación de las autoridades judías
implicadas en la muerte de Jesús, tales como el sumo sacerdote, Caifás (a quien Gibson
atribuye la frase traducida como “Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos”), el
presidente del Sanedrín, Anás, y el tetrarca de las provincias de Perea y Galilea, Herodes
Antipas, en quienes deliberadamente se enfatizaron sus facetas mezquinas y sanguinarias,
entre un cúmulo de perversiones que se postulaban como una presunta recriminación al
deicidio que tradicionalmente se le había imputado al pueblo judío en su conjunto y que
pervivía, como difamación, en determinadas facciones de cristianos al margen de la Iglesia.
Sumado a esto, se reprochaba el hecho de que los actores que personificaban a los ya referidos
antagonistas judíos habían sido escogidos con rasgos propios de la etnia semita, mientras que
los “judíos buenos” del filme eran representados por afamados actores norteamericanos y
europeos (de raza predominantemente caucásica), como el mismo protagonista, el
estadounidense Jim Caviezel, la rumana Maia Morgenstern como María la Madre de Jesús,
la italiana Mónica Bellucci en el papel de María Magdalena, el también italiano Francesco
De Vito como Pedro y el búlgaro Hristo Zhivkov como Juan.
Ante esta serie de reclamaciones, Gibson responde que se trata de un malentendido y que su
intención nunca fue indisponer a los judíos, sólo decir la verdad, de un modo tan veraz como
fuese posible. De manera adicional, la llamada maldición de sangre que el director (como se
vio anteriormente) atribuye a Caifás, consta de hecho en el Evangelio según San Mateo (Mt
27, 25) como una respuesta de todo el pueblo judío congregado en torno a Pilato cuando éste
se lava las manos por la sentencia de muerte impuesta a Jesús. El director aclara que su
motivación de incluir aquellas líneas en el filme era que toda la humanidad, y no sólo el
pueblo judío, se diera por aludida con semejante sentencia y que cada espectador, de manera
personal, comprendiera que Jesús murió por sus pecados y los de todos, independientemente
de cualquier nacionalidad o momento histórico en cuestión; incluso el mismo Gibson declara
estar en la primera línea de culpabilidad a ese respecto.

Es verdad, como dicen que dijo J.P.II: ¿“así fue”?


En el artículo que sobre el asunto en cuestión presenta Jacobo Echeverri para la revista
KINETOSCOPIO, se pone en duda la veracidad de la afirmación atribuida al entonces Sumo
Pontífice Juan Pablo II acerca de La Pasión de Cristo, de Mel Gibson. El autor expone que,
aunque en efecto el Santo Padre hubiese afirmado algo así de este filme, dicha declaración
quedaría socavada por el hecho de que no se puede demostrar que el mismo Papa haya
presenciado los eventos de la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo para emitir
semejante juicio que, para efectos prácticos, sólo podría respaldarse mediante el dogma de
su infalibilidad papal.
De igual modo, el Arzobispo Stanisław Dziwisz, secretario papal durante el pontificado de
Juan Pablo II, que vio el filme en compañía del Santo Padre, desmintió que el mismo hubiese
dado opinión alguna al respecto. Asimismo, el jefe de prensa del Vaticano durante el mismo
pontificado, Dr. Joaquín Navarro-Valls, desacreditó la posibilidad de tal declaración por
parte del Sumo Pontífice, dado que es práctica común que el Papa no exprese opiniones
públicas sobre creaciones artísticas, las cuales están sometidas a diversas valoraciones de
índole eminentemente estética que exceden las competencias del papado.

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