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Conocía su cintura como el camino a casa.

Quise recorrer un poco más de su cuerpo, pero no me dejaba.

¿A caso no me deseaba? ¿O solamente servía para cumplir sus deseos?

¿Era yo quien en realidad dominaba el deseo o él me dimanaba a mi?

Quería su cuerpo y su mente. Lo quería a él, pero para él, yo no era nada.

Era una bolsa donde acumulaba el conjunto de eyaculaciones que no había podido satisfacer
con otros.

Y ahí entraba yo, para desagotarlo.

Yo iluso como de costumbre, llegue a creer que encontraría en mi, lo mismo que yo
encontraba en él, y aunque ni sabía muy bien que era lo que yo había encontrado estaba casi
seguro, aunque me lo negaba.

Siempre negando. Negando hasta cuando me decía que me deseaba y que era el mejor
haciéndolo.

Si soy el mejor, ¿por qué no te quedas conmigo?

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