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31-07-2018

Guatemala, defender derechos en un Estado criminal


Ollantay Itzamná
Rebelión

En los últimos meses, por los cruentos asesinatos de defensores comunitarios de derechos en el
país, Guatemala está recuperando su pérfida imagen histórica de país sanguinario con los suyos.

Hace unas horas atrás, (30 de julio), en la Aldea Vijolom I, Municipio de Nebaj, Quiché, a más de
250 Km al noroeste de la ciudad de Guatemala, presenciamos un multitudinario entierro de Juana
Raimundo, defensora juvenil de derechos humanos, asesinada por desconocidos.

La joven maya ixil, de 25 años de edad, era defensora de derechos en el Comité de Desarrollo
Campesino (CODECA) y miembro del Movimiento para Liberación de los Pueblos (organización
política en formación).

En lo que va del año, son siente los defensores comunitarios asesinados, miembros de CODECA.
Además de otros tres defensores asesinados del Comité Campesino del Altiplano (CCDA). Y, hasta
el momento, las investigaciones del Ministerio Público no dan resultados.

Los asesinatos contra defensores de CODECA arreciaron a raíz de un discurso de odio y


estigmatización contra este movimiento, emitido públicamente por el actual Presidente de la
República, Jimmy Morales. Es decir, el propio Estado, lejos de proteger, coaccionó y coacciona
contra sus defensores comunitarios de derechos.

A esta estigmatización y coacción contra defensores se suma la impunidad como un elemento


motivador de las acciones criminales. "Si mato a alguien de CODECA, no me pasará nada. Más por
el contrario seré premiado con la impunidad", parece ser la convicción de los criminales.

¿Qué evidencia la violencia estatal contra defensores de derechos?

El Estado es el principal responsable del cumplimiento y garantía de derechos. Ante el


incumplimiento de dicha función, las personas de manera individual o colectiva ejercen el derecho
a defender derechos. Pero, el Estado lejos de promover a dichos defensores (como establece el
derecho internacional), los denigra, criminaliza y permite o promueve los asesinatos selectivos.

Esto es una evidencia del fracaso o colapso del Estado de Derecho. Incluso es una muestra del
debilitamiento del mismo Estado (porque no puede cumplir sus compromisos).

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Ante esta ausencia del Estado garante, en el país se aplica la Ley del más rico que aniquila
físicamente a todos cuantos se atrevan a exigir derechos, y defender sus territorios.

La violencia sangrienta contra defensores indígenas y campesinos evidencia el hundimiento


antropológico en el que subsisten las clases dominantes del país. Para éstos, aquellos no son aún
reconocidos como humanos.

¿Cuál es el efecto de los asesinatos selectivos de defensores de derechos?

Los antisujetos que intentan anular a defensores de derechos buscan desarticular, desmoralizar y
destruir los procesos organizativos de defensores en los territorios.

Sin embargo, según se puede constatar en CODECA, la sangre de sus defensores mártires abona y
acelera aún más los procesos organizativos. El movimiento crece en el campo, y del campo hacia
las ciudades. Pero, sobre todo, la criminalización y asesinatos está obligando a este movimiento dar
saltos cualitativos en la construcción de su horizonte teórico.

Los procesos de resistencia ya no son únicamente contra las empresas que los despojan, sino,
ahora, también es contra el Estado criminal que los violenta. Por eso, de la demanda de la
nacionalización de la energía eléctrica saltaron a la propuesta de la "nacionalización de todo lo que
se privatizó en el país".

De la sentencia de "no tenemos Estado" saltaron a la propuesta "vamos por la construcción de un


Estado Plurinacional, con autonomías territoriales", mediante proceso constituyente plurinacional.

La represión empresa-estado contra defensores tiene un efecto boomerang, al parecer. Es


probable que, simultáneo al impulso del proceso constituyente, los territorios organizados en
resistencia terminen desconociendo expresamente al Estado nacional. Esto, posiblemente
consistiría en la expulsión de los funcionarios estatales de los territorios en conflicto.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative
Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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