Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Eduardo Weisz
1
Es necesario recalcar que tanto el proceso de industrialización como el de las
transformaciones políticas se producen tardíamente en los territorios alemanes,
si se los compara con otras partes del continente europeo. La debilidad de una
clase social dispuesta a reformas políticas, la burguesía, frente a la clase
terrateniente, los Junkers, asociada a la concepción autoritaria del Estado,
retrasan en décadas la modernización alemana y la propia conformación de ésta en
Marx termina sus estudios universitarios en jurisprudencia, pero en sus
últimos años de estudio en Berlín dedica mayor atención a estudios fi-
losóficos. Se vincula a los llamados jóvenes hegelianos, quienes se abo-
caban a profundizar en la obra del filósofo alemán Georg Wilhelm Hegel
(1770-1831), sacando de ésta las conclusiones más radicales para la
crítica política y social al régimen dominante. A su vuelta a Bonn, donde
había iniciado sus estudios, Marx se sumará a la redacción de la Gaceta
Renana, de la que participaban varios escritores radicales. Luego de que
la censura prohibió esta publicación, Marx debió mudarse a Francia donde
las posibilidades de expresión eran mucho mayores. Allí entró en contacto
con revolucionarios alemanes y trabajó en la publicación de los Anales
franco-alemanes.
Al poco tiempo de llegar a París, Marx conoció a Engels, quien había
hecho un importante estudio sobre la clase obrera inglesa en el que Marx
encontró grandes coincidencias con sus ideas. Comienza así una relación
intelectual y política que se prolongará por varias décadas, hasta la
muerte de Marx.
En 1844, Marx escribía los que hoy se conocen como Manuscritos económico-
filosóficos, en donde ya se planteaba la importancia del proletariado en
la transformación social, producto de sus condiciones materiales de exis-
tencia en la sociedad moderna.
En los años siguientes, Marx y Engels profundizarían su comprensión del
funcionamiento de la sociedad capitalista y de la explotación del prole-
tariado por parte de la burguesía, combinando sus estudios con la activi-
dad política en diferentes círculos. 2
En 1847 se funda la Liga Comunista, con grupos de trabajadores e intelec-
tuales franceses, belgas, ingleses y alemanes. En el marco de una crisis
económica, con crecientes disturbios sociales en la mayoría de los países
3
Desarrollaremos más abajo los distintos niveles de análisis que utiliza Marx,
con lo que quedará claro la complejidad de sus análisis sobre procesos concretos
y específicos.
tercer tomo de El Capital fue dada en realidad por quien fuese su más
estrecho compañero. Engels, un año después de publicar el tercer tomo,
muere en 1895 luego de varios años de muy prolífica actividad teórica y
política, ésta última al calor del surgimiento del primer partido obrero
de masas basado en las doctrinas elaboradas por Marx y por él mismo, la
socialdemocracia alemana.
4
Señalemos que, según el Diccionario de la Real Academia, abstraer es “separar
por medio de una operación intelectual las cualidades de un objeto para conside-
rarlas aisladamente…”.
comenzara de esa manera por la población, se tendría una repre-
sentación caótica del todo y, mediante una determinación más
precisa, mediante el análisis, se llegaría a conceptos cada vez
más simples; de lo concreto figurado se pasaría a abstracciones
cada vez más tenues, hasta llegar a las determinaciones más sim-
ples. A partir de ahí sería preciso rehacer el camino hacia
atrás, hasta llegar finalmente, de nuevo, a la población, pero
ahora ésta ya no sería la representación caótica de un todo, si-
no una rica totalidad de determinaciones y de numerosas relacio-
nes. (…) Lo concreto es concreto porque es la síntesis de múlti-
ples determinaciones, y por lo tanto unidad de la diversidad.
(…) El primer proceso ha reducido la plenitud de la representa-
ción a una determinación abstracta; con el segundo, las determi-
naciones abstractas conducen a la representación de lo concreto
por el camino del pensamiento. 5
En otras palabras, Marx nos indica que los fenómenos concretos que obser-
vamos están determinados por múltiples variables. Así, nuestro objeto de
estudio es en realidad la resultante de un caótico cúmulo de tendencias.
Es necesario separar cada una de ellas y analizarlas en forma indepen-
diente, como abstracciones, para después poder retornar al fenómeno estu-
diado pero entendido ahora como la síntesis de todas esas determinaciones
abstractas. Sobre este nuevo concreto, el producto de nuestra elaboración
intelectual, sí sabemos ahora las fuerzas internas que le dan existencia,
sus contradicciones y por lo tanto sus tendencias.
Lo observable, aquello que para Comte constituía lo positivo y a partir
de lo cual se construía el conocimiento, debe ser visto, según Marx, como
algo intrínsecamente contradictorio, como algo en lo que confluyen múlti-
ples determinaciones. El proceso de abstracción, entonces, permite enten-
der esas determinaciones, pero en sí no basta para conocer un hecho con-
creto: es necesario volver a lo concreto pero conociendo ya las tenden-
cias que ese hecho a conocer lleva en su interior. Así se lo puede apre-
hender, entonces, como el producto de esas tendencias –cada una con su
importancia específica-, y comprender así su dinámica histórica, su movi-
miento. Por eso, sintetizando, el método de análisis social de Marx parte
de lo concreto, atraviesa un momento abstracto y retorna a lo concreto
pero ya como producto de múltiples determinaciones.
5
Marx, Carlos: Introducción a la crítica de la economía política. Anteo, Buenos
Aires, 1974. p. 41 y ss.
La relación entre lo concreto y lo abstracto puede observarse al analizar
los diferentes tipos de análisis que el marxismo hace de las sociedades.
El Capital, la obra fundamental de Marx, es, como señalamos, un análisis
de la sociedad capitalista. Su objeto de estudio, el modo de producción
capitalista, es en realidad una abstracción, pues en ninguna sociedad
real, concreta, y menos aún cuando esta obra fue escrita, la producción
de bienes materiales se efectúa en una forma social única. Siempre co-
existen distintos tipos de relaciones de producción. Sin embargo, no es
posible comprender, por ejemplo, la dinámica de una sociedad del mundo
moderno si no se analizan las implicancias para su desarrollo de las ten-
dencias específicas que se derivan de su componente capitalista, aún
cuando éste no exista en forma pura, pues imprime sus características
sobre los restantes tipos de relaciones de producción existentes.
Al referirse a sociedades específicas, Marx utilizará el concepto de for-
mación económico-social. Al hablar de ésta se consideran no solamente las
tendencias propias del modo de producción dominante, sino que también las
características que le imprimen a la sociedad otros modos de producción
existentes, en muchos casos, resabios de sociedades anteriores o gérmenes
de futuras. El estudio de una formación económico-social, entonces, se
aproxima más a la estructura real de la sociedad, concreta, pues sinteti-
za diferentes tendencias con sus especificidades, dando lugar así a un
análisis más rico y profundo de ella.
Así, por ejemplo, una investigación actual sobre la formación económico-
social de una provincia argentina debería estudiar las relaciones produc-
tivas capitalistas, pero también otras no caracterizadas por el pago de
un salario al productor directo, por ejemplo, el arriendo de tierras a
campesinos que pagan dicho arriendo con lo que producen en la tierra. En
otros sectores de la economía habrá formas artesanales que también deben
integrarse al análisis. Una descripción de esa formación económico-social
debe dar cuenta de esa diversidad, de ese entramado complejo que conforma
la estructura social. Sin embargo, la importancia del análisis del modo
de producción es que sólo partiendo del carácter capitalista del país, es
decir, de la relación social de producción dominante, pueden entenderse
las tendencias a las que están sujetas esas relaciones sociales no capi-
talistas. A través del mercado, de la competencia, de la compra de insu-
mos, las relaciones capitalistas tiñen, condicionan y restringen otras
relaciones de producción simultáneas.
En los análisis de procesos histórico-concretos, como el que realizó Marx
sobre las revolución de 1848 en Francia, la investigación toma las ten-
dencias fundamentales dadas por el modo de producción, contempla otros
modos de producción con implicancias en la dinámica social y política
francesa, pero se centra también en los múltiples aspectos que hacen a la
situación social y política concreta: las tradiciones de las distintas
clases, la historia política reciente, los estados de ánimo de los dis-
tintos estratos, e incluso las características personales de algunos di-
rigentes. Esto da lugar a un análisis que combina cada una de estas de-
terminaciones, abstractas en sí mismas, lo que le permite presentar una
sociedad concreta en su complejidad, como síntesis de múltiples determi-
naciones. Este nivel de análisis, el histórico-concreto, recupera y arti-
cula los momentos abstractos del análisis para poder comprender un proce-
so concreto en sus especificidades.
6
No obstante, cabe señalar aquí lo que desarrollamos al referirnos a lo concre-
to y abstracto en el análisis marxiano. El análisis concreto de las clases so-
ciales en una sociedad dada no anula el modelo dicotómico: éste presenta las
clases fundamentales de la sociedad y por lo tanto su contradicción principal,
la que tiñe todas las otras relaciones entre clases en dicha sociedad. El análi-
sis concreto, también aquí, incorpora el momento abstracto del proceso de análi-
sis.
7
Así, por ejemplo, en la sociedad capitalista lo que define a la burguesía y al
proletariado en tanto que clases en sí, es la propiedad de los medios de produc-
ción y su carencia respectivamente. En el feudalismo, la propiedad de la tierra
separará a los señores feudales de la servidumbre; en el modo de producción es-
clavista la propiedad del principal medio de producción –los esclavos-, define
la pertenencia a la clase de los esclavos o a la de sus dueños. En cada caso,
entonces, el concepto de clase en sí está determinado por las relaciones socia-
les que se constituyen a través de la propiedad de los instrumentos centrales
que se utilizan en la producción.
8
Para analizar por lo tanto una situación política concreta, en un lugar y mo-
mento determinado, resultará decisiva esta concepción de clase pues de un sector
social que desconoce, por ejemplo, que es explotado por otro no cabe esperar
acciones revolucionarias que cuestionen su explotación.
entre otros- de los principales sectores sociales que intervinieron en
ese proceso. Desde esa perspectiva, central para entender el comporta-
miento político de esos sectores, Marx analizará en El dieciocho Brumario
de Luis Bonaparte a los campesinos del siguiente modo:
9
Marx, Carlos: El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte. Ediciones en Lenguas
Extranjeras, Pekín, 1978. p. 129 y ss.
ción objetiva en relación a los medios de producción no alcanza para ca-
racterizarlo como una clase, pues carece de la conciencia de sus inter-
eses comunes y por lo tanto no actúa en consecuencia. Es decir que esta
utilización por Marx del concepto de clase –enfatizando el aspecto subje-
tivo- alude a otras características de una clase que las vistas en, por
ejemplo, el Manifiesto Comunista, en donde lo decisivo era el lugar obje-
tivo frente a los medios de producción.
Señalemos, por último, que, como destaca Marx, en la sociedad industrial
moderna centenares de obreros trabajan en iguales condiciones dentro de
una fábrica, o transitan entre diferentes empresas en las que experimen-
tan situaciones similares, y viven en barrios urbanos que agrupan a mi-
llones de trabajadores que viven en condiciones muy parecidas. Estas
iguales condiciones de existencia de los trabajadores generan costumbres
afines, valores similares, una cultura en común. Para el marxismo, esto
favorece enormemente las posibilidades de que los obreros sean conscien-
tes de su situación de clase y extraigan de las mismas conclusiones polí-
ticas. Es decir que el proletariado moderno está en inmejorables condi-
ciones de devenir una clase para sí. Esta perspectiva permitió a Marx
plantear que, a medida que se desarrollaba el sistema capitalista, se
desarrollaba también quien sería el encargado de enterrarlo, el proleta-
riado. Debemos detenernos ahora, para comprender esta apuesta de Marx, en
la lógico de funcionamiento del sistema capitalista.
El capital es, por lo tanto, dinero en proceso, y D-M-D’ es, por lo tanto
su fórmula general, pues aunque estrictamente representa la fórmula del
10
En esto, Marx coincide con la mirada del capitalismo de otro de los clásicos
de la sociología, Max Weber, para quien: “Ciertamente, el capitalismo es estric-
tamente el afán de ganancia, en una empresa capitalista, racional y continua:
ganancia siempre renovada, rentabilidad.”. Weber, Max: Gesammelte Aufsätze zur
Religionssoziologie I. J.C.B. Mohr Verlag, Tübingen, 1988. p. 4. [traducción
propia]
11
Marx, Karl: Das Capital. Kritik des politischen Ökonomie. Verlag Marxistische
Blätter, Frankfurt, 1976. p. 168 [traducción propia].
capital comercial –que compra una mercancía para venderla más cara-, en
nada varía cuando entre la compra y la venta de esa mercancía se efectúa
un proceso de producción –como en el capital industrial-, o cuando se
trata de un capital que rinde interés –en este caso D-D’-, como en el
caso del capital financiero.
Es evidente que, salvo en operaciones aisladas, la diferencia entre D’ y
D –la ganancia del capitalista- no puede deberse a que el comprador pague
más, D’, por una mercancía cuyo valor es D. Por otro lado, esto sólo har-
ía cambiar de manos el dinero –del comprador al vendedor- sin que haya
creación de más valores. No puede ser, por lo tanto, en el intercambio de
mercancías donde se creen nuevos valores. Marx procurará demostrar de
dónde proviene el nuevo valor que surge de la fórmula general del capi-
tal.
Como ya había planteado parcialmente Adam Smith (1723-1790), y sobre todo
David Ricardo (1772-1823), el valor de una mercancía está dado por el
tiempo de trabajo necesario para producirlo, dado el desarrollo de las
fuerzas productivas en una determinada sociedad. Es decir que el precio
de toda mercancía responde, si bien con fluctuaciones debidas a múltiples
factores, al trabajo humano que tiene incorporado. 12 El incremento de va-
lor que surge en el ciclo del capital tiene por lo tanto lugar solamente
en el proceso de producción. Allí, el poseedor de dinero compra, pagando
a su valor, diferentes mercancías –insumos-, las que atravesado el proce-
so productivo darán lugar a una mercancía cuyo valor es mayor que el di-
nero inicialmente invertido. El secreto de este incremento es que entre
las mercancías adquiridas hay una, sólo una, que es capaz de crear valor:
la capacidad de trabajo o fuerza de trabajo.
12
Las fluctuaciones se deben a que si bien el valor de una mercancía está dado
por el trabajo socialmente necesario que tiene incorporado, su precio efectivo
en el mercado, basado en el valor, está sujeto a variaciones propias de las
fluctuaciones mercantiles.
13
Marx, Karl: Idem. p. 181.
vendedor naturalmente carecer de medios de producción que le permitan
utilizar su propia capacidad de trabajo para sí mismo, es decir, de dine-
ro para adquirir los otros insumos y medios de producción y producir por
su cuenta; esa carencia depende obviamente de procesos históricos prece-
dentes a la constitución de la relación entre vendedor y comprador.
El valor de esta mercancía tan particular, la fuerza de trabajo, está
determinado del mismo modo que el de cualquier otra, es decir, por el
tiempo de trabajo necesario para su producción. En este caso, se corres-
ponde con el tiempo de trabajo para producir lo que el trabajador necesi-
ta para vivir: sus gastos de vivienda, comida, educación de sus hijos,
etc. Estos dependen tanto de condiciones históricas como de la coyuntura
política, pues de la relación de fuerzas entre empleadores y empleados
dependerá que esos gastos se hagan mínimos o, por el contrario, tiendan a
incluir mayor cantidad de bienes.
Más allá de estas fluctuaciones, lo percibido por el trabajador es enton-
ces lo necesario para reproducir su posibilidad de trabajar, recuperar
las energías perdidas en el trabajo para poder entregar su capacidad de
trabajo al día siguiente. Esto incluye también, como dijimos, la forma-
ción de una nueva generación –sus hijos- para ser reemplazado cuando la
edad no le permita más hacerlo.
Por lo tanto, en el mercado el capitalista compra diferentes mercancías
que incluyen la fuerza de trabajo, comprando ésta también a su valor. En
la producción los insumos serán consumidos; en el caso de esta mercancía
particular –la fuerza de trabajo-, su uso será el trabajo que realizará
el obrero en el tiempo por el cual se le paga, y por lo tanto la creación
de nuevos valores, los que se incorporarán al producto terminado. 14 El
incremento de valor, entonces, está dado por el nuevo trabajo con que la
mercancía saldrá del proceso productivo y es solamente allí donde podemos
encontrar la explicación a la diferencia entre D’ y D, la plusvalía. 15
Pero así como el uso de la fuerza de trabajo pertenece al capitalista que
14
La diferencia entre lo percibido por el trabajador, el valor de su fuerza de
trabajo, y lo por él entregado, el trabajo que dará valor a la mercancía, es el
aspecto de la teoría del valor que Ricardo no llega a percibir. Marx, quien ten-
ía un enorme respeto intelectual por este economista, consideraba que la limita-
ción de su análisis era producto de ser Ricardo un economista de la burguesía y,
por lo tanto, condicionado a no ver los mecanismos de explotación del modo de
producción burgués.
15
Aunque no lo podamos desarrollar aquí, señalemos que Marx demuestra que la
ganancia de la burguesía comercial y de la burguesía financiera provienen ambas
de fracciones del valor creado en la producción, y que la burguesía industrial
debe resignar en el mercado a favor de las otras fracciones de su clase.
pagó por ella, el producto de su uso, el nuevo valor, pertenecerá a él
también.
16
Marx, Karl: Idem. P. 200.
17
Idem: p. 223.
tante, Marx la denomina capital constante (c). Por el contrario, al capi-
tal convertido en fuerza de trabajo, capital variable (v). Esta parte del
capital invertido incrementa su valor en la producción: reproduce su va-
lor y crea además un excedente, al que este autor denomina plusvalor (p).
Por lo tanto, en nuestra fórmula general del ciclo capitalista, D-M-D’,
el dinero inicial, convertido en capital (C) al entrar a dicho ciclo, se
descompondrá en medios de producción y fuerza de trabajo:
C = c + v
Luego del proceso de producción, una vez efectuada la venta del producto,
el capitalista tendrá D’, que, entendido como parte del proceso de pro-
ducción es capital, pero ya no el capital originario C sino C’:
C’ = c + v + p