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5 a) Se dice que esta sentencia expresa relativismo debido a que las personas
acceden al mundo exterior a través de los sentidos, cada persona tiene percepciones
únicas e intransferibles dependiendo del momento, situaciones, estado de animo, u
otros factores que influyen en dicha percepción. Es decir que cada uno es juez de sus
propias percepciones, nadie es dueño de juzgar las percepciones de otro, ya que lo que
para algunos es de una manera para otros puede ser de otra.
Segunda Parte
7 a) Según Platón los hombres idóneos para el gobierno eran los filósofos, que
reunían diversas características que los hacían distintivos del “hombre común”. Platón
argumentaba que el filósofo era aquella persona capaz de alcanzar el conocimiento
absoluto, ya que conocen lo que es cada cosa en si misma y se preocupa por aquello que
es único y se comporta siempre del mismo modo. Por esta razón eran ellos los indicados
para cumplir las funciones del Estado, ya que aspiraban a la verdad íntegra y amaban
aquel estudio que les hace evidente la verdad siempre existente, de manera total sin
rechazar parte alguna de ella. Esto a su vez lo lleva a amar todo aquello que esté
emparentado con las cosas que ama: la sabiduría y la verdad.
El filósofo por su naturaleza está dotado de buena memoria y facilidad para
aprender, lo que le da una mensura y gracia de espíritu guiándolo hacia el aspecto de lo
que es cada cosa, de ésta manera logra el placer de alma misma, abandonando los
placeres terrenales. Es una persona moderada que no ama las riquezas, con un carácter
sano y justo. “(…) avanza sin desfallecer ni desistir de su amor antes de alcanzar la
naturaleza de lo que es cada cosa, alcanzando con la parte del alma que corresponde a
esto, por medio de la cual se aproxima a lo que realmente es y se funde con esto(…)”1.
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Platón. Diálogos. Cap.IV República. Biblioteca clásica Gredos. Junio de 2006. Pág.304
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actividad (por el momento), el navío se dirige a el final asegurado, si no encuentra a otra
persona capaz de llevarlo a flote.
La interpretación que le damos a ésta alegoría, es una especie de rebelión del pueblo
hacia sus gobernantes, frente a la impotencia de un mal manejo del gobierno, como
consecuencia de malas decisiones tomadas por sus dirigentes.
Por otra parte, el filósofo sabe que está capacitado para la actividad de dirigir un
“navío”, pero para brindar ayuda, es necesario alguien que la pida.