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ÍNDICE
UNIDAD II: EL DELITO. LA RELACIÓN ENTRE EL DERECHO PENAL Y OTROS SABERES .......................... 33
1.- Delito ................................................................................................................................................................... 33
2.- Ejercicio de las acciones: (arts. 71 a 76 del Cód. Penal) .................................................................................... 34
3.- Relación del Derecho Penal con otros saberes .................................................................................................. 35
REFERENCIAS
Actividad en el foro.
Actividad grupal.
Actividad individual.
Atención.
Audio.
Bibliografía.
Glosario.
Sugerencia.
Video.
7
CURRICULUM VITAE
8
PLANIFICACIÓN
AÑO LECTIVO
2018
CARRERA: ABOGACÍA
EQUIPO DOCENTE
PROFESOR
FUNDAMENTACIÓN
OBJETIVOS
CONTENIDOS
Concepto de Derecho penal. Análisis en el orden social y en el orden jurídico. Función y legitimación.
Bien jurídico tutelado. Concepto.
Fundamento real: principio de reserva. Sistema de doble vía. Penas y Medidas de seguridad. Dife-
rencias entre culpabilidad y peligrosidad.
Fundamento del conocimiento: obtención de la prueba. Regla de exclusión. Fallos: “Montenegro” (L.L
1995 B-349. Fallos: 303-1938); “Fiorentino” (Fallos: 306:1752); “Rayford” (Fallos 308: 733).
Fundamento jurídico: legitimidad del Estado para aplicar penas. El “ius puniendi estatal” y el control
social. Límite: los Derechos Humanos.
Fundamento teleológico: Teorías de la pena. Teorías Absolutas: Retribución. Teorías Relativas: Pre-
vención General y Especial (positiva y negativa). Teorías de la Unión. Abolicionismo. Críticas.
Unidad II: Los delitos. Relación entre Derecho Penal y otros saberes
El delito. Concepto.
Ejercicios de las acciones. Delitos de acción pública, dependientes de instancia privada y de instancia
privada.
Relación del Derecho Penal con el Derecho Procesal Penal, con la Criminología, con el Derecho de
Ejecución Penal, con el Derecho Contravencional, con el Derecho Penal Militar, con el Derecho de
Niños y Adolescentes, con el Derecho Internacional Público, con el Derecho Internacional de los De-
rechos Humanos.
Principios constitucionales del Derecho Penal: a) Principio de legalidad; el “nullum crimen, nulla poe-
na, sine lege” b) Prohibición de analogía; c) Prohibición de retroactividad; d) Principio de reserva; e)
Principio de culpabilidad; f) Juez natural; g) Presunción de Inocencia; h) Inviolabilidad de domicilio,
correspondencia y papeles privados; i) Prohibición de torturas; j) Principio de lesividad; k) trascen-
dencia mínima; l) Prohibición de doble punición; ll) Buena fe y pro homine.
Lex certa. Lex stricta. Lex scripta. Lex praevia. Ley penal en blanco.
Criminología. Definición.
El “Labelling approach”.
Criminología crítica.
Política criminal y criminalización. Selectividad de las agencias de control penal. Cifra negra.
Validez Espacial.
Principios que justifican la aplicación de la ley penal dentro y fuera del territorio nacional.
Determinación del lugar de comisión del hecho. El caso de los delitos continuados.
Evolución del Derecho Penal Argentino desde la primera constitución nacional hasta el primer código
federal. Reformas y proyectos posteriores a 1922.
Causalismo, Finalismo y sistemas modernos de la teoría del delito. Ubicación sistemática del dolo, la
culpa, diferencias en la teoría del error. Evolución histórica.
Problemáticas del ilícito penal: disvalor de acción y disvalor de resultado en materia penal.
Teorías. Reacciones semiautomáticas y reacciones impulsivas. Diferencia con los actos reflejos.
Ausencia de conducta: fuerza física irresistible. Naturaleza interna (acto reflejo) y naturaleza externa.
Modalidades técnico legislativas de los tipos: tipos abiertos y cerrados; tipos legales y judiciales, tipos
de autor y de acto, tipos de comisión y de omisión, tipos dolosos y culposos.
Delitos de resultado, delitos de peligro (abstracto y concreto). Delitos de pura actividad. Delitos co-
munes y delitos especiales (propios e impropios). Leyes penales en blanco.
El bien jurídico protegido. Sujetos activos (autor) y pasivos (víctima). Elementos permanentes y oca-
sionales. Circunstancias de tiempo, modo y lugar de comisión del hecho. Elementos normativos y
elementos descriptivos.
Dolo: elementos cognitivos y volitivos. El conocimiento de la antijuridicidad como elemento del dolo.
Los llamados “dolus malus” y “dolo natural”. La teoría de los elementos negativos del tipo.
Tipos de dolo: directo, indirecto y eventual. Diferencias del dolo eventual y la culpa con representa-
ción. Teorías de la voluntad y la representación.
Error de tipo. Efectos. El error sobre los elementos normativos del tipo penal.
Distintos supuestos de error en la tipicidad: error en el objeto o persona; “aberractio ictus” y “dolus
generalis”.
Unidad X: La antijuridicidad
La obediencia debida.
El error sobre los presupuestos objetivos de las causas de justificación. Alcances y fundamentos de la
ubicación sistemática del error sobre la justificación.
El exceso en las causas que excluyen la responsabilidad por el hecho. (art. 35 del C.P.).
Evolución del concepto de culpabilidad: teoría psicológica y teoría normativa. Fundamento antropoló-
gico: el libre albedrío. Culpabilidad por el hecho y culpabilidad de autor. Concepto, elementos y fun-
ción de la culpabilidad. La “actio libera in causa”.
El error de prohibición. Clases: directo e indirecto. Vencibilidad e invencibilidad del error. Consecuen-
cias. El delito putativo. El error de comprensión. La conciencia disidente. El error culturalmente condi-
cionado. El error de subsunción.
La inexigibilidad de otra conducta por situación reductora de autodeterminación: Estado de necesidad por
colisión de intereses de igual jerarquía (exculpante o disculpante). La coacción. El miedo insuperable.
Teorías. Las etapas de realización del hecho punible doloso: “iter criminis”.
Actos ejecutivos y actos preparatorios. Teorías. El dolo y los elementos del tipo subjetivo. El comien-
zo de ejecución.
La tentativa inidónea. El llamado delito imposible y la teoría de la carencia del tipo. La inidoneidad de
los medios, del objeto y del autor.
Formas de autoría: a) autoría directa. Elementos objetivos, subjetivos. Delitos especiales y delitos de
propia mano. b) autoría mediata: su problemática. Elementos y los distintos supuestos.
La coautoría: elementos para su configuración, distinción con la complicidad primaria. Momentos del
aporte.
La accesoriedad de la participación respecto del hecho principal del autor: a) Accesoriedad interna:
teorías de la accesoriedad mínima; limitada; extrema e hiperaccesoriedad. Las excepciones a la ac-
cesoriedad limitada. b) Accesoriedad externa.
El agente provocador.
Conceptos generales. Sistema legal de la punibilidad de la culpa: numerus apertus y numerus clau-
sus. Disvalor de acción y de resultado.
La tipicidad de los delitos culposos de comisión: a) la infracción al deber de cuidado; b) el riesgo per-
mitido; c) la imputación objetiva del resultado.
El tratamiento de los casos mixtos de dolo y culpa. Los llamados delitos preterintencionales.
Los delitos calificados por el resultado y el sistema de responsabilidad “versare in re illicita”.
Distinción entre acciones y omisiones. Omisiones pre-típicas. Teoría del “aliud agere”.
El delito de omisión doloso (o cuasi- doloso). La tipicidad objetiva de los delitos de omisión propios.
La tipicidad objetiva de los delitos de omisión impropios. La omisión impropia y su problemática cons-
titucional. La posición de garante: fuentes. La imputación objetiva del resultado.
El tipo subjetivo del delito doloso (o cuasi doloso) de omisión. Problemática del dolo en la omisión.
Cuestiones referentes al error.
Unidad y pluralidad de delitos. Unidad y pluralidad de conductas. Los delitos permanentes. Los delitos
continuados.
Concepto y naturaleza jurídica. Requisitos para su obtención. Condiciones bajo las cuales se otorga
la libertad condicional.
Concepto. Sistemas: reincidencia real y reincidencia ficta. Calidad de los hechos cometidos: reinci-
dencia genérica y específica. Requisitos en cuanto a la pena y requisitos en cuanto a la persona.
Consecuencias de la reincidencia.
Causas en particular de la extinción de la acción penal y de la pena: a) muerte del imputado; b) am-
nistía; c) indulto; d) renuncia del agraviado en los delitos de acción privada.
Ley 24.316. Finalidades del instituto. Presupuestos: a) petición del imputado; b) ofrecimiento de repa-
ración de la víctima; c) conformidad fiscal.
La responsabilidad civil emergente del delito. Contenido de la responsabilidad civil. El daño del delito
y la protección de la víctima.
16
EVALUACIÓN
¡¡IMPORTANTE!!
Los requisitos para regularizar la materia serán informados por el docente a través de los
canales pertinentes de comunicación:
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ACTIVIDADES
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
LUGAR Y AÑO
AUTOR TITULO EDITORIAL
DE EDICIÓN
ZAFFARONI, Manual de Derecho Penal. Parte General Ediar. 2005
Eugenio Raúl;
ALAGIA, Alejandro;
SLOKAR, Alejandro
ZAFFARONI, Manual de Derecho Penal. Parte General Ediar (Edición anterior a
Eugenio la expuesta supra)
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
Autores Argentinos:
BACIGALUPO, Enrique Lineamiento de la Teoría del Delito. 3era. Hammurabi
edición renovada y ampliada
BACIGALUPO, Enrique Manual de Derecho Penal Temis
BACIGALUPO, Enrique Derecho Penal. Parte General Hammurabi
BAIGÚN, David; Código Penal y normas complementarias. Hammurabi
ZAFFARONI, Eugenio Análisis doctrinario y jurisprudencial. Tomos
1 y 2.
ZAFFARONI, Eugenio; Derecho Penal. Parte General. (Tratado) Ediar
ALAGIA, Alejandro;
SLOKAR, Alejandro
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Autores Extranjeros
WELZEL, Hans Derecho Penal Alemán. Parte General Jurídica Chile
JESCHECK, Hans .H. Tratado de Derecho Penal. Parte General Colmenares
MAURACH; GÖSSEL; Derecho Penal. Parte General Astrea
ZIPF
ROXIN, Claus Derecho Penal. Parte General Cívitas
JAKOBS, Günther Derecho Penal. Parte General. Funda- Marcial Pons
mentos y teoría de la imputación
STRATENWERTH; Derecho Penal. Parte General. El Hecho Di Plácido
GÜNTER punible
BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA POR UNIDAD
UNIDAD I
ROXIN, Claus Sentido y límites de la pena estatal”. En Reus S.A.
“Problemas Básicos del Derecho Penal”.
Cap. 1.
FERRAJOLI, Luigi Sí y por que castigar, prohibir y juzgar, Trotta
Las ideologías Penales. Cap. 5, en “ De-
recho y Razón”
UNIDAD III
CARRIÓ, Alejandro Garantías Constitucionales en el Proceso Hammurabi
Penal
MILLER, Jonathan; Garantías Constitucionales en el Proceso La ley
GELLI, María Angélica penal. Constitución, Poder Político y De-
y otros rechos Humanos. Tomo III
UNIDAD IV
ELBERT, Carlos Manual Básico de Criminología Eudeba
BARATTA, Alessandro Criminología Crítica y Crítica del Derecho Siglo XXI editores
Penal
PAVARINI, Massimo Control y Dominación Siglo XXI editores
UNIDAD VI
FOUCAULT, Michel La verdad y las formas jurídicas Gedisa
UNIDAD VIII
ESER; ALBIN Y Derecho Penal. Caso de la Mosca: pág. Colex
BJJÖRK; BURKHARDT 69 y ss. (lectura obligatoria)
UNIDAD IX
ROXIN, Claus La imputación al tipo objetivo. En Dere- Civitas
cho Penal. Parte General. Pág. 342 a 411
JAKOBS, Günther La imputación objetiva en Derecho Penal. Cuaderno Cívitas
Capítulo I. (lectura obligatoria)
UNIDAD XIV
SANCINETTI, Marcelo Teoría del delito y disvalor de la acción. Hammurabi
Distinción entre autores y partícipes. Pág.
631 y ss.
18
UNIDAD XXIV
Lectura obligatoria
Plenario “Kosuta, Teresa s/ recurso de Di Plácido
casación”. Cámara Nacional de Casación
Penal. Fallo Plenario Nro. 5. 17-8-99. Pu-
blicado en “Fallos de Casación Penal”.
Año 1. Tomo 2
Lectura sugerida
VITALE, Gustavo “De la suspensión del juicio a prueba”, en Hammurabi
“Código Penal y normas complementarias.
Análisis doctrinario y jurisprudencial”. Di-
rector David Baigún, y Eugenio Zaffaroni.
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a.- el legislativo: los legisladores conminan con pena conductas que afectan bie-
nes jurídicos tutelados, verbigracia dictan leyes (criminalización primaria);
b.- el ejecutivo: de quien depende la actividad de la policía y los órganos de ejecu-
ción penal, como el servicio penitenciario;
c.- El judicial: órgano encargado de la investigación, aplicación y ejecución de pe-
na (Jueces de instrucción, de Tribunal de Juicio y de ejecución).
El derecho penal es, en principio, una rama del derecho público que se traduce en
normas que tutelan bienes jurídicos, a través de prohibiciones y/o mandatos de ac-
ción, cuyo incumplimiento se denomina delito y acarrea la coerción penal (utiliza-
ción de fuerza pública para imponer una pena).
Ninguna conducta puede ser tipificada como delito sino lesiona o pone en peligro un
bien jurídico. En tal sentido, el legislador selecciona un determinado interés y conmi-
na con pena su afectación (sólo ciertas agresiones configuradas de la manera previs-
ta por el tipo penal). La suma de los bienes jurídicos constituye el orden social.
1
Welzel, Hans: “Derecho Penal Alemán.” Editora Jurídica Chile. 1987. Pág. 11.
2
Roxin, Claus: “Derecho Penal. Parte General”. Ed. Cívitas. 1997. Pág. 56.
3
Así, la Escuela de Kiel en el Derecho Alemán, durante el auge del Nazismo en la Segunda Guerra
Mundial, conminaba con pena toda conducta “que afectara el sano sentimiento del pueblo alemán”,
en cuyo concepto se incluía como delito el mantener relaciones homosexuales entre adultos.
20
A partir del Libro Segundo del Código Penal (art. 79 en adelante), los títulos de la
parte especial determinan cual es el interés protegido en el caso. Ejemplo: delitos
contra la vida, la libertad, la propiedad, la seguridad pública, etc.
En definitiva, el Derecho Penal tiene una función metafísica que consiste en realizar
el valor justicia y una función social: la prevención y punición de delitos. Es un “ins-
trumento al servicio del valor justicia.”4
El desarrollo más fino de la dogmática jurídica ha sido alcanzado por la Teoría del
delito que es un instrumento conceptual dogmático, lógico y estratificado que des-
cribe los caracteres genéricos (acción) y específicos (tipicidad, antijuricidad y culpa-
bilidad) de una conducta delictuosa. Es una teoría de la aplicación de la ley penal,
que nos permite saber bajo que condiciones jurídicas una conducta puede ser cali-
ficada como delito.
Así, corresponde verificar si una determinada persona realizó una acción u omisión,
si violó una prohibición o mandato legal, si su actuar no está justificado y que se
dan los presupuestos personales requeridos para el reproche de su conducta.
Todos los delitos son conductas antijurídicas, pero no todas las conductas antijurí-
dicas son delitos.
4.- LA PENA
La pena es la manifestación de la coerción penal y, como tal, persigue la seguridad
jurídica.6
4
Bacigalupo, Enrique: “Derecho Penal. Parte General”. Ed. Hammurabi. Bs. 1999. Pág. 30.
5
Bacigalupo: Ob.cit. Pág. 55.
6
Zaffaroni, Eugenio R.: “Manual de Derecho Penal. Parte General.” Ed. Ediar. 1991. Pág. 58.
21
a.- penas: para las personas que han cometido delito y han sido declaradas puni-
bles (no lo son, por Ejemplo:, quienes estén amparados en una excusa absolu-
toria del art. 185 del Cód. Penal);
b.- medidas de seguridad: para los inimputables. El art. 34 inc. 1, in fine del Cód.
Penal establece: En caso de enajenación, el tribunal podrá ordenar la reclusión
del agente en un manicomio, del que no saldrá sino por resolución judicial, con
audiencia del ministerio público y previo dictamen de peritos que declaren des-
aparecido el peligro de que el enfermo se dañe a sí mismo o a los demás. En
los demás casos en que se absolviere a un procesado por las causales del
presente inciso, el tribunal ordenará su reclusión en un establecimiento ade-
cuado hasta que se comprobare la desaparición de las condiciones que le
hicieren peligroso.
Las penas previstas en el código penal son las de reclusión, prisión, multa e inhabi-
litación (art. 5 del Cód. Penal). Las dos primeras son penas privativas de libertad, la
multa es una sanción pecuniaria y la inhabilitación importa la privación de ejercer
ciertos derechos.
El art. 19 de la C.N. regula el principio de reserva según el cual los actos privados
de los hombres, que de ningún modo ofendan el orden y a la moral pública o perju-
diquen a un terceros quedan reservados a Dios y exentos de la autoridad de los
magistrados.
Esta regla se aplica en los tribunales federales norteamericanos desde 1914 y por
imperativo constitucional desde 19617; y se extiende a las evidencias cuya obten-
ción sea consecuencia directa de aquella. Posteriormente, por aplicación de la doc-
trina del fruto del árbol venenoso, el art. 172 del Código Procesal Penal de la Na-
ción dispone que la nulidad de un acto, cuando fuere declarada, hará nulos todos
los actos consecutivos que de él dependan.
7
Carrio, Alejandro: “Garantías constitucionales del proceso penal”. Ed. Hammurabi. 1997. Pág. 155.
22
“El recurso extraordinario cuya denegación motiva esta queja somete al tribunal “el
conflicto entre dos intereses fundamentales de la sociedad; su interés en una rápida
y eficiente ejecución de la ley y su interés en prevenir que los derechos de sus
miembros individuales resulten menoscabados por métodos inconstitucionales de
ejecución de la ley” según lo definiera la Corte Suprema de los Estados Unidos ante
un caso similar (“Spano vs. New York”, 360 U.S. 315-1958).
Tal conflicto se halla resuelto en nuestro país desde los albores de su proceso
constituyente cuando la Asamblea de 1813, calificando al tormento como “invención
horrorosa para descubrir los delincuentes” mandó quemar los instrumentos utiliza-
dos para aplicarlo (ley del 19 de mayo de 1813, “Asambleas Constituyentes Argen-
tinas”, t. I. p. 44), decisión que se concretó en la prohibición contenida en el Art. 18
de la Constitución de obligar a alguien a declarar contra sí mismo, sobre cuya base
esta Corte, a lo largo de su actuación, ha descalificado las confesiones prestadas
bajo la coacción moral que importa el juramento (Fallos, t. 1, p. 350 y t. 281, p. 277).
“Establecida la invalidez del registro domiciliario, igual suerte debe correr el secues-
tro de marihuana practicado en esas circunstancias. Ello así, pues la incautación
del cuerpo del delito no es entonces sino el fruto de un procedimiento ilegítimo, y
reconocer su idoneidad para sustentar la condena equivaldría a admitir la utilidad
del empleo de medios ilícitos en la persecución penal, haciendo valer contra el pro-
cesado la evidencia obtenida con desconocimiento de garantías constitucionales, lo
cual no sólo es contradictorio con el reproche formulado, sino que compromete la
buena administración de justicia al pretender constituirla en beneficiaria del hecho
ilícito.” (elDial - AAB20).
“La regla es la exclusión de cualquier medio probatorio obtenido por vías ilegítimas,
porque de lo contrario se desconocería el derecho al debido proceso que tiene todo
habitante de acuerdo con las garantías otorgadas por nuestra Constitución Nacio-
nal. Pero dicha regla, no obstante su categórica formulación, admite también el
concurso de factores que pueden atenuar los efectos derivados de una aplicación
automática e irracional. Así, por ejemplo, de ordinario los elementos materiales in-
debidamente obtenidos perderán valor de una vez y para siempre por su espuria
adquisición, dada la inmutabilidad del objeto que constituye la evidencia. Por el con-
trario, la prueba que proviene directamente de las personas a través de sus dichos,
por hallarse ellas dotadas de voluntad autónoma, admite mayores posibilidades de
23
I.- Introducción:
No cabe duda que la pena es un mal necesario y “una sociedad que quisiera renun-
ciar al poder punitivo renunciaría a su misma existencia”.9
Los abolicionistas fracasan en el punto, pues si bien eluden la justificación del dere-
cho penal y sus consecuencias, no ofrecen solución o respuesta alguna al control
y/o límite del ius puniendi estatal, para lo cual delegan dicha tarea en las doctrinas
justificacionistas.10
“Para las teorías relativas la pena es una medida práctica para impedir la comisión
de delitos”13 y se justifica por sus fines preventivos o utilitaristas. No se preocupan
por el fundamento de la pena, sino por la pregunta clave: ¿para qué sirve sancio-
nar?14
8
Ferrajoli, Luigi; “Derecho y razón. Teoría del Garantismo Penal”. Editorial Trotta. 2da. Ed. 1997.
Pág 247.
9
Maurach, Reinhart; Gössel, Karl Heinz; Zipf, Heinz; “Derecho Penal. Parte General”. 7ma. Edición.
Traducción Jorge Bofill Genzch y Enrique Aimone Gibson. Ed. Astrea. Buenos Aires. 1994.
10
Ferrajoli: Ob. cit. Pág 247.
11
Bacigalupo, Enrique. “Derecho Penal. Parte general”. 2da. Edición. Ed. Hammurabi. Buenos Aires.
1999. Pág 29.
12
Hassemer, Winfried. “Fundamentos del Derecho Penal”. Traducción de Francisco Muñoz Conde y
Luis Arroyo Zapatero. Ed. Bosch. Barcelona 1984. Pág 349.
13
Welzel, Hans. “Derecho Penal Alemán”. Ed. Jurídica de Chile. 1987. Pág 330.
14
Bustos Ramírez, Juan. “Introducción al Derecho Penal”. Ed. Temis. 2da. Edición. 1994. Pág 69.
24
Por su parte, las teorías de la unión combinan las teorías absolutas y relativas para
dar una solución integradora que supere los errores de unas y otras, ya que ningu-
na de estas, aplicadas unilateralmente, ofrece respuestas satisfactorias.15
Estas teorías en su variante objetiva, es decir dirigidas al hecho externo como tal,
consideran que la función de la pena es la retribución por el delito cometido en for-
ma culpable, y que la sanción se “debe imponer por razones de justicia o de imperio
de derecho”16. El fin de la pena resulta independiente de su función social, por el
contrario es puramente metafísico (del latín absolutus: desvinculado).17 Este es el
sentido tradicional de la pena, como “pura reacción frente al delito.”18
Este principio tiene un origen antiguo y común a los distintos ordenamientos primitivos
basados en la “la venganza de sangre”, que consistía en un derecho y un deber del
ofendido y sus parientes de vengarse solidariamente en contra del ofensor y su paren-
tela por el mal causado.20 La pena deberá ser justa, adecuada exactamente en término
e intensidad a la culpabilidad del autor y a la gravedad del delito. Detrás de la misma se
encuentra el viejo adagio de la ley del Talión: “ojo por ojo, diente por diente.”
15
Roxin, Claus; Artz, Günther; Tiederman Klaus; “Introducción al Derecho Penal y al Derecho Proce-
sal Penal.” Ed. Ariel. Barcelona. 1989. Pág 27.
16
Vallejo, Manuel Jaén; “Cuestiones básicas de Derecho Penal.” Ed. Abaco. 1998. Pág. 24.
17
Roxin, Claus: “Derecho Penal. Parte General. Tomo I. Fundamentos. La estructura de la teoría del
delito” Traducción Diego Louzón Peña y otros. Ed. Cívitas. Madrid. 1997. Pág.82.
18
Jescheck, Hans- Heinrich; “Tratado de Derecho Penal. Parte General”. 4ta. Edición. Editorial Co-
mares. Granada. 1993.
19
Hassemer, Ob. cit. Pág. 348.
20
Ferrajoli: Ob. cit. Pág 254 y 287.
21
Ferrajoli: Ob. cit. Pág 254.
22
Kant, Immanuel. “La metafísica de las costumbres.” Ed. Tecnos. 2da. Ed. Traducción Adela Cortina
Orts y Jesús Conil Sancho.
25
dad y “no puede nunca simplemente servir como medio para fomentar otro bien,
sea para el delincuente mismo sea para la sociedad civil, sino que ha de imponér-
sele sólo por que ha delinquido.23
Entre otros autores que adhieren a esta postura podemos citar a Binding, Mayer,
Mezger y Welzel. Este último refiere que si se deja de considerar a la pena como
retribución de culpabilidad, se haría dificultoso diferenciarla de las medidas de se-
guridad.25
23
Kant: Ob. cit. Pág. 166.
24
Hegel, G.W.F. “Fundamentos de la Filosofía del Derecho”. Primera ed. 1993. Ed. Prodhufi. Traduc-
ción Carlos Díaz. Pág. 348, 326 y ss.
25
Welzel: Ob. cit. Pág. 330.
26
Roxin, Claus; “Sentido y Límites de la Pena Estatal”; en “Problemas Básicos de Derecho penal”.
Trad. Diego Louzón Peña. Ed. Reus. Madrid 1976. Pág 12 y s.s.
27
Stratenwerth, Günter; “Derecho Penal. Parte General, I. El hecho punible”. Trad. Gladys Romero.
Ed. Fabián Di Placido. Buenos Aires. 1999. Pág. 13.
28
Como sostiene Roxin en sus diferentes obras.
29
Textual Stratenwerth, ob. cit. Pág.14.
26
“Relativo” viene del latín referre que significa “referirse a”. Sus fundamentos ideoló-
gicos están basados sobre todo en la literatura de la ilustración con autores como
Montesquieu, Voltaire, Hume, Bentham, Romagnosi, Schopenhauer, Filangieri y
Cesare de Bonesana -Marqués de Beccaria- quien en su obra, partiendo de una
idea contractualista, propugna una modificación del derecho penal con claros fines
inspirados en la prevención.34
Dentro de las teorías relativas, podemos diferenciar: a) aquellas que apuntan a in-
fluir en la sociedad o comunidad en su conjunto, denominadas “prevención gene-
ral”; b) de las que lo hacen en torno al delincuente en particular, llamadas “preven-
ción especial”.
Esta doctrina, como manifestara supra, actúa sobre la generalidad social, mediante
la conminación o amenaza penal, intentando disuadir o intimidar a potenciales de-
30
Vallejo: Ob cit. Pág.26.
31
Obviamente criterio que puede ser esgrimido en aquellos países que se basan en un el principio de
oportunidad, a diferencia de nuestra nación que pregona el principio de legalidad en su artículo 18
de la C.N.
32
Cerezo Mir, José; “Curso de Derecho Penal Español. Parte General.” 5ta. Edición. Ed. Tecnos.
1998. Pág. 21.
33
Hassemer: Ob. cit. Pág. 347 y Roxin en su tratado. Pág. 85.
34
Bonesana, Cesare; “Tratado de los delitos y de las penas.” Traducción Juan Antonio de las Casas.
Ed. Di Placido. 1998.
35
Ferrajoli, Ob. Cit. Pág. 260.-
27
El aspecto negativo de la teoría fue desarrollado por Paul Johann Anselm Ritter von
Feuerbach (1775-1883), quien es considerado el fundador de la ciencia alemana
moderna del Derecho Penal y padre de la “coacción psicológica o intimidación”.
Según Roxin,40 la prevención general positiva persigue los siguientes fines: “el efec-
to de aprendizaje, motivado social-pedagógicamente”; la confianza en el derecho de
36
von Feuerbach; Paul Johann Anselm Ritter. “Tratado de Derecho penal.” Trad. Eugenio Zaffaroni y
otra. 2da. edición. Ed. Hammurabi. 1989. Pág. 60 y s.s.
37
Jakobs: Ob. cit. Pág. 18 y s.s.
38
Respecto al punto: Baratta, Alessandro. “Integración prevención: una nueva fundamentación de la
pena dentro de la teoría sistémica”. Doctrina Penal. 1985. Pág 3 y s.s.
39
Jakobs, Günther. “Sobre la teoría de la Pena”. Trad. Manuel Cancio Melia. Universidad Externado
de Colombia. Pág. 18 y 23.
40
En su Tratado citado precedentemente. Pág. 91 y s.s.
28
Las críticas que se pueden señalar a la prevención general son las siguientes:
- Comparte con las demás teorías que deja sin solucionar frente a que conductas el
Estado debe intimidar, ni explica bajo que presupuestos es razonable la aplicación
de una pena; ya que la trasgresión de la norma no resulta suficiente a dicho fin,
como se ve en el caso de las personas con alteraciones morbosas o insuficiencias
de sus facultades o en los menores de edad.
- No existen investigaciones empíricas que fundamenten los supuestos efectos in-
timidatorios de la pena y de sus órganos de aplicación por excelencia, máxime en
aquellos países que validan la pena de muerte, donde no se constató la eficacia
de la misma para evitar o disminuir la comisión de ilícitos. Toda comisión de un
nuevo delito demuestra la ineficacia de la prevención general.
- Schünemann, citando la crítica de Hörnle y von Hirsch, refiere que esta teoría en su
faz positiva se basa en una premisa tomada de la idea de retribución, que es el
principio de justicia. “¿Cómo puede influirse positivamente en la confianza de la co-
lectividad en el derecho a través de la sanción de un individuo, si no damos ya por
supuesto que ésta es conforme al principio de justicia?”. Si la sanción del delincuen-
te no se adecua al principio de justicia, no será justo seguir recurriendo a la misma
en aras de la prevención general positiva. Asimismo, refiere que la popularidad mo-
derna de esta teoría se debe a que una reducida cuota de sanción resulta a todas
luces suficientes para mantener la confianza de la colectividad en el derecho.41
- Zaffaroni critica radicalmente a esta teoría, pues se pretende lograr la prevención
a través del ejemplo, de tal manera, que podría caerse en la represión intimidato-
ria y hasta la venganza.42 Esto implica que podría sobrevenir el terror estatal, pues
tendría que reforzarse las penas hasta llegar a hacerlas lo más duras posibles,
con el objeto de lograr la intimidación de la colectividad. Ello podría rebasar el
principio de culpabilidad, mediante la aplicación de sanciones por encima del lími-
te de esta, con la consecuente falta de límites de la pena estatal, lo que resultaría
incompatible con los principios generales de un estado de derecho democrático.
- Por último, la misma no se sustrae a la objeción Kantiana que resulta de la utiliza-
ción del hombre como medio para los fines del Estado, lo que atenta contra la dig-
nidad humana.
Tal como refiriera en el acápite, esta teoría está dirigida directamente al infractor y
presenta, al igual que la anterior, dos aspectos:
La pena es concebida como tratamiento para el autor del delito con miras a su rein-
serción social y también como seguridad para la sociedad de que el mismo no rein-
cidirá en su comportamiento delictivo.43
41
Schünemann; Bernd: “Sobre la crítica de la Prevención General Positiva”. En “Política Criminal y
nuevo derecho penal. Libro homenaje a Claus Roxin”. Bosch Editor. España 1997.-
42
Zaffaroni: “Manual…” Ob. cit. Pág. 59 y s.s.
43
Beloff, Mary Ana: “Teorías de la Pena, la justificación imposible”.
29
Este pensamiento tuvo sus orígenes en la filosofía griega (Platón, Protágoras, 324
a.c.)44 y fue retomado por Franz von Liszt a fines del siglo XIX. En el Programa de
Marburgo (1882) “Der Zweckgedanke im Strafrecht”45 el nombrado señaló: “La pena
correcta, es la pena necesaria. Justicia en el Derecho Penal es el respeto a la me-
dida de la pena conforme a las exigencias de la idea del fin”.46 Pero esta concep-
ción no vincula a la pena con la culpabilidad, sino que la “idea fin” a la que hace
referencia, es la pena necesaria para impedir que el autor reincida en su conducta
delictuosa.
Esta idea de pena como tratamiento -faz negativa- fue tomada también por la Escue-
la Positiva Italiana, entre otros por el médico psiquiatra Cesare Lombroso (1835-
1903) quien es considerado el iniciador de los estudios criminológicos clínicos. En su
obra “El hombre delincuente” (1876) manifestaba que había que buscar las causas
del delito en características hereditarias y corporales del individuo; concluyó que no
existe el libre albedrío y que la criminalidad es anormal y patológica. 47 El autor de
delitos tiene ligada a su estructura psíquica y física una tendencia malvada innata que
se traduce en su fisonomía personal, lo que él llamaba “delincuente nato”.48
Entre otras corrientes que han defendido esta idea, encontramos la Sociedad Inter-
nacional para la Defensa Social, creada en el año 1947 por Filippo Gramatica, “cu-
ya ala radical pretendió sustituir el delito por antisocialidad, culpabilidad por peligro-
sidad y la pena por las medidas.”51
Entre las críticas que podemos destacar respecto a esta teoría se encuentran:
- Para lograr sus objetivos la prevención especial tendría que sustituir las penas por
medidas terapéuticas de carácter indeterminado, sujetas a cambios a la par que
varíen las necesidades correctivas, medidas estas que finalizarían con la curación
44
Stratenwerth: Ob. cit. Pág. 14.
45
Traducción. “La idea fin del Derecho Penal”.
46
V. Liszt, ZStW 3 (1883). Pág. 1 y en Aufsätze. T.I. Pág. 126; citado por Jescheck, en su tratado de
mención precedentemente.
47
Marchiori, Hilda. “Criminología. Introducción”. Ed. Lerner. 1999. Pág. 84 y s.s.
48
Elbert, Carlos Alberto. “Manual Básico de Criminología”. Eudeba. 1era. Ed. 1998. Pág. 49.
49
Jescheck en su Tratado, pág. 65 y Baratta, Alessandro. “Criminología crítica y crítica al Derecho
penal”. Ed. Siglo XXI. Pág. 31 y ss.
50
Dorado, Pedro: “El derecho protector de los criminales. XVI. La sentencia indeterminada”. Madrid
1916. Pág. 19 y ss.
51
Jesckeck en su tratado cita a Gramática “Principi di Difensa Sociale” 1961. Pág. 65. Nota 57.
30
del procesado.52 Esto último, llevaría a no diferenciar las penas de las medidas de
seguridad e impediría la limitación del “ius puniendi estatal”. Toda vez que esta te-
oría se funda en la necesidad de corrección del delincuente, y no en la infracción a
la norma, (lo que Jakobs llama vulneración del principio del hecho)53, podríamos
llegar al absurdo al considerar que la perpetuación de un delito primario “es algo
deseado desde la perspectiva de la necesidad de resocialización.” 54 Cabe agre-
gar, que a la fecha no se ha inventado método alguno que explique como disuadir
a los hombres de cometer delitos comunes.
- La resocialización obligatoria atentaría en contra de la dignidad del procesado y
responde a un criterio de Estado paternalista. Nadie puede ser sometido a trata-
miento curativo en contra de su voluntad.
- La resocialización es una gran utopía, ya que la pena carcelaria no reeduca. La
cárcel es un lugar criminógeno de incitación al delito por excelencia.
- No resultaría necesario aplicar una pena a delincuentes ocasionales o, incluso, a
aquellos que cometieran delitos graves, cuando no existe prácticamente posibili-
dad de repetición, ya que los mismos no requieren ser coaccionados para impedir
su reincidencia, ni ser reeducados. Resulta el ejemplo más claro en el punto, los
delitos cometidos en los campos de concentración nazis durante la segunda gue-
rra mundial.
- Por último, esta teoría tampoco se sustrae a la objeción, anteriormente expuesta
en la Prevención General, de la utilización del hombre como medio para los fines
del Estado.
Como vimos en un principio, estas teorías tienen como objeto superar las lagunas y
críticas que presentan las teorías absolutas y relativas, combinándolas de tal mane-
ra que amerite un equilibrio entre los distintos fines de la pena que cada una de
ellas sustentan, ello a través de una teoría unificadora.
Una primera orientación al tema, son las teorías que dieron prioridad a la retribución
como ideal de justicia y conceden a los fines preventivos un papel complementario
de la misma.
Entiendo que esto último resulta a todas luces incompatible, ya que si el “ficticio”
principio de culpabilidad no es válido para una cosa, tampoco puede serlo para la
otra.
Ciertos autores refieren que, en algunos casos, por razones de prevención general
o especial, se puede superar el límite impuesto por la culpabilidad, con lo cual el reo
se hará acreedor de una pena por encima de dicho límite;56 circunstancia que se
observa, sobre todo, en las medidas de seguridad aplicadas a inimputables. Aplicar
la culpabilidad como límite máximo implicaría una pérdida de eficacia del criterio
preventivo general y viceversa, una pena por debajo de la culpabilidad resultaría
una disminución del criterio retributivo y de prevención general en favor de la pre-
vención especial.57
Otra crítica señalada por Jakobs58 es que, en las teorías mixtas o de la unión, se
parte de suposición que se puede lograr armonía de lo aparentemente contrapuesto
y no se identifica cual es el elemento creador de dicha cadencia.
56
Roxin, Claus: “Culpabilidad y prevención en Derecho penal”. Ed. Reus. Madrid 1991. Pág.29.
57
Pérez Manzano, Mercedes. “Aportaciones de la prevención general positiva a la resolución de las
antinomias de los fines de la pena.” En “Política criminal y nuevo Derecho penal. Libro homenaje a
Claus Roxin”. Ed. Bosch. 1997. Pág 73 y s.s.
58
Jakobs: “Sobre la Teoría de la Pena”. Ob cit. Pág. 12.
59
Roxin: en su Tratado. Ob cit. Pág. 95 y s.s.
32
III.- Conclusión:
A lo largo del trabajo hemos advertido que ninguna de las teorías expuestas resulta,
desde lo individual, autosuficiente para explicar el fin y el fundamento de la pena.
Estas no superan las críticas efectuadas y sus resultados no son verificables empí-
ricamente. Tampoco cumplen dicho cometido las teorías eclécticas o de la unión
que intentan realizar una mixtura de criterios muchas veces incompatibles.
Mientras el mundo sea mundo, resulta utópico pensar en la desaparición del Dere-
cho Penal, pues, si bien no es la mejor forma de solucionar conflictos sociales, es
por el momento de las pocas que conocemos, a pesar del rotundo fracaso de la
cárcel como institución total. Esto no es pensamiento pesimista, es pura realidad.
Una solución alternativa podría ser como propone Foucault61 el incremento de los
dispositivos de normalización tal como la medicina, la psicología, la asistencia so-
cial y la educación, lo que tornaría en definitiva menos útil el papel de la prisión. Sin
embargo, el abolicionismo no se perfila como una buena solución, pues como bien
señala Ferrajoli, puede engendrar a largo plazo peligros de alternativas peores al
Derecho Penal.62
60
En tal sentido Schünemann y Stratenwerth.
61
Foucault, Michael. “Vigilar y castigar”. Ed. Silgo XXI. 21ª. Ed. 1996. Pág 313.
62
Otros textos consultados para la confección del Trabajo:
* Tenca, Adrián Marcelo; “Causas del delito y teoría de la pena”. Ed. Abaco. 1997.-
* Pavarini, Máximo: “Control y Dominación. Teorías criminológicas burguesas y proyecto hegemó-
nico”. Ed. Siglo XXI. 5ta. Ed. 1996.
33
UNIDAD II:
EL DELITO. LA RELACIÓN ENTRE
EL DERECHO PENAL Y OTROS SABERES
1.- DELITO
El delito, en un concepto general, es una conducta antisocial grave, es decir, con-
traria al ordenamiento jurídico de una sociedad determinada, en un momento dado.
Hay conductas que fueron tipificadas como delito en nuestro país, sin embargo,
posteriormente, se derogaron (ejemplo: adulterio, desacato, etc.). Otras son consi-
deradas tal en la Argentina, pero no lo son en otros países (por ejemplo: el aborto).
Desde una formulación teórica, delito es una acción, típica, antijurídica y culpable.
En esquema:
Conducta
DELITO Típica INJUSTO PENAL
Antijurídica
Culpable
Punible
La acción penal pública deberá ser iniciada de oficio por el Ministerio Público Fis-
cal. Su ejercicio estará a cargo del mismo órgano y no podrá suspenderse, inte-
rrumpirse o hacerse cesar, excepto en los casos expresamente previstos por ley
(art. 5 del C.P.P.N.). Así, toda persona que se considere lesionada por un delito
perseguible de oficio o que sin serlo tenga noticias de él, podrá denunciarlo ante el
juez, el agente fiscal o la policía (art. 174 del C.P.P.N.).
En el caso de una acción dependiente de instancia privada, una vez formulada de-
nuncia por el interesado, continúa su trámite como si fuese pública, es decir el
agraviado no puede retirar la acusación.
- Las previstas por los arts. 119, 120 y 130 del C.P. (abuso sexual simple, grave-
mente ultrajante y con acceso carnal por cualquier vía; estupro y rapto), cuando
no resultare la muerte de la persona ofendida o las lesiones mencionadas en el
art. 91 (lesiones gravísimas);
- Lesiones leves dolosas o culposas. No obstante, en los casos que medien razo-
nes de seguridad o interés público, se procederá de oficio;
- Impedimento de contacto de los hijos menores con sus padres no convivientes
(ley 24.270).
Las acciones privadas tramitan por juicio especial de querella (arts. 415 a 431 del
C.P.P.N.). Proceden por denuncia del agraviado, de sus guardadores o representan-
tes legales. La acción de calumnias e injurias sólo puede ser ejercitada por el ofendi-
do y después de su muerte por su cónyuge, hijos, nietos o padres sobrevivientes.
- Con el Derecho Procesal Penal: El derecho procesal es una rama del derecho
público que regula la normal administración de justicia. Es derecho constitucional
reglamentado y sirve como medio (código de forma) para la aplicación de los códi-
gos de fondo (código penal). Su regulación se encuentra delegada a las provincias,
verbigracia, cada provincia tendrá su propia ley procedimental (art. 121 de la C.N.).
- Con la criminología: es un saber interdisciplinario (antropología, sociología, fisiolog-
ía, biología, medicina, derecho, etc.) que estudia el comportamiento y la cuestión
criminal.
- Con el Derecho de ejecución penal: Es el saber relativo a las normas que regulan
la ejecución de las penas. Las leyes de ejecución se encuentran previstas a nivel
nacional (ley 24.660) y provincial y se complementan con otros antecedentes ges-
tados en el ámbito internacional, como ser: las Reglas mínimas de las Naciones
Unidas para el tratamiento de reclusos (Kyoto 1970), entre otras.
- Con el Derecho Contravencional: El código contravencional de la ciudad de Bue-
nos Aires (ley 1.472) sanciona las conductas que por acción u omisión dolosa o
culposa impliquen daño o peligro cierto para los bienes jurídicos o colectivos pro-
tegidos (art. 1). Regulan conflictos eminentemente locales, cualitativa y cuantitati-
vamente de menor entidad que un delito, circunstancia por la cual su regulación
fue delegada al ámbito provincial (ejemplo: art. 81 uso indebido del espacio públi-
co mediante oferta y demanda de sexo en lugares no autorizados). En el trámite
se aplica supletoriamente el Código Penal de la Nación (art. 20 de ley 1.472) y el
Código Procesal Penal de la Nación (art. 6 de ley 12) en todo aquello que no se
encuentre expresamente normado.
- Con el Derecho Militar: El código de justicia militar tiene prevista la represión de
conductas ilícitas cometidas por militares en el ejercicio de sus funciones. Prevé, a
la fecha, la pena de muerte.
- Con el Derecho Penal de niños, niña y adolescentes: recientemente se ha sanciona-
do la ley 26.061, que deroga la antigua ley de Patronato de Menores (10.903), de
1919. Se establece, a través de ésta, la protección integral de niños, niñas y adoles-
centes, en contraposición al anterior sistema de situación irregular. Resultan de apli-
cación al punto: el Régimen Penal de Minoridad previsto por la ley 22.278, la Conven-
ción de los Derechos del Niño, las Reglas mínimas uniformes para la administración
de la justicia de menores (Reglas de Beijing), las Directrices de las Naciones Unidas
para la prevención de la Delincuencia Juvenil (Directrices de RIAD) y las Reglas de
las Naciones Unidas para la protección de los menores privados de libertad.
- Con el Derecho Internacional Público: que rige las relaciones entre Estados. A me-
diados del siglo pasado, tomaron importancia dos temas: a) la tentativa de estable-
cer un tribunal con jurisdicción internacional; b) los tratados internacionales que im-
ponen la obligación de las partes de sancionar los crímenes de lesa humanidad. En
tal sentido, resultan de importancia la Convención sobre el Genocidio de la Nacio-
nes Unidas de 1948 y la Convención sobre la imprescriptibilidad de los Crímenes de
Guerra y Lesa Humanidad de 1968, ratificada por nuestro país en 1995.
- Con el Derecho Internacional de los Derechos Humanos: los tratados y concorda-
tos internacionales tienen jerarquía superior a la leyes y son operativos, sin em-
bargo, no pueden derogar artículo alguno de la primera parte de la constitución
nacional y por ende son complementarios de los derechos y garantías por ella re-
conocidos. (arts. 75 inc. 22 en concordancia con lo dispuesto por los arts. 27 y 31
de la C.N.).
36
UNIDAD III:
PRINCIPIOS BÁSICOS CONSTITUCIONALES
1.- CONSTITUCIÓN
Las garantías están amparadas por una serie de instrumentos de protección de los
derechos de las cuales derivan. Ejemplo: la acción de amparo, el habeas data, etc.
a.- el Poder legislativo: integrado por las Cámaras de Diputados y Senadores, en-
cargado de la formación y sanción de las leyes, cuyas atribuciones están defi-
nidas en el art. 75;
b.- el Poder Ejecutivo: órgano unipersonal conformado por el Presidente de la Na-
ción, cuyas atribuciones emanan del art. 99;
c.- el Poder Judicial: ejercido por la Corte Suprema de Justicia y demás tribunales
inferiores que el Congreso estableciere en el territorio de la Nación, cuyas atri-
buciones surgen de los arts. 116 y 117.
Los arts. 24, 75 inc. 12 y 118 de la C.N. prevén que todos los juicios criminales or-
dinarios, que no se deriven del derecho de acusación concedido a la Cámara de
Diputados, se terminarán por jurados, luego que se establezca en la República di-
cha institución.
63
Gelli, María Angélica: “Constitución de la Nación Argentina. Comentada y concordada”. La Ley.
2003. Pág. 11
37
a.- El principio de legalidad penal: “nullum crimen, nulla poena sine lege” (no hay
crimen, ni pena, sin ley). Ningún habitante de la nación podrá ser penado sin
juicio previo fundado en ley anterior al hecho de proceso. Nadie puede ser con-
denado por conductas que al momento de su comisión no eran delictivas según
el derecho aplicable.
b.- El debido proceso legal (defensa en juicio): La C.S.J.N. refiere que “el art. 18
exige la observancia de las formas sustanciales del juicio relativas a la acusa-
ción, defensa, prueba y sentencia pronunciada por los jueces naturales…”64
Todo imputado tiene derecho a ser defendido por un abogado de la matricula o,
en su defecto, por el defensor oficial que así corresponda.
c.- Prohibición de retroactividad de las leyes penales: necesidad de ley anterior al
hecho del proceso. Se aplica la norma vigente al momento de la comisión del
hecho, salvo que la nueva ley sea más benigna para el reo.
d.- Prohibición de analogía: en materia penal no rige la interpretación analógica,
salvo que sea en beneficio del imputado. La Cámara Nacional de Casación Pe-
nal, en el caso “Ávila, Blanca Noemí” (voto del Dr. Fégoli) refirió que “la analog-
ía prohibida en el derecho de fondo, es admisible en la ley procesal…”65 Sin
embargo, esta conclusión no comulga con la mayoría de la doctrina. Se entien-
de por analogía, la aplicación de la norma a un caso similar al legislado, pero
que no está previsto o comprendido en su texto.
e.- Juez natural: esta garantía preserva la imparcialidad del juzgador e impide al
P.E.N. el establecimiento de tribunales especiales. El órgano judicial deberá te-
ner jurisdicción, competencia y haber sido creado por ley anterior al hecho del
proceso.
f.- Presunción de inocencia: nadie puede ser considerado culpable mientas una
sentencia firme no desvirtúe la presunción de inocencia de la cual goza el im-
putado. Es jurisprudencia pacífica de la Corte que el dictado del auto de prisión
preventiva, no vulnera el principio de mención.
g.- Principio de culpabilidad: la aplicación de pena importa que el sujeto haya sido
declarado culpable en juicio. Es culpable quien pudo comprender el injusto pe-
nal y autodeterminarse conforme a dicha comprensión.
h.- Derecho a no declarar contra sí mismo: El imputado tiene derecho a negarse a
declarar y, si optaré por hacerlo, su deposición no será juramentada (art. 294 y
cc. del C.P.P.N.). Las confesiones obtenidas en violación de garantías constitu-
cionales (Ejemplo: tormentos) son de ningún valor, por aplicación de la regla de
exclusión.
i.- Inviolabilidad de domicilio, papeles privados y correspondencia epistolar: una
ley determinará en que casos y con que justificativos se procederá a su alla-
namiento y ocupación. (ver arts. 224 y s.s. del C.P.P.N.).
64
Fallo. “Santillán, Francisco A.” Fallos 321:2021 (1998)
65
D.J.2000-2. Pág. 242.
38
j.- Abolición de la pena de muerte por causas políticas, tormentos y azotes: estas
son penas que atentan contra la dignidad humana, sin embargo, la primera
está prevista en el Código de Justicia Militar. El art 4 de la Convención Ameri-
cana de Derechos Humanos establece que la pena de muerte, en los países
que no la hayan abolido, no puede ser extendida para su aplicación a delitos a
los que no se emplee actualmente. Esto se complementa con la Convención
contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.
k.- Prevención especial positiva: el artículo in fine establece que el fin de la pena
es la resocialización del delincuente.
66
C.S.J.N. “Casal, Matías Eugenio y otro s/ robo simple en grado de tentativa”. 20-09-2005. Suple-
mento La Ley Penal y Procesal Penal. 28 de octubre de 2005. C.S.J.N. “Martínez Areco, Ernesto.”
25-10-2005. D.J. 16-11-2005.
67
D’Albora, Francisco: “Código Procesal Penal de la Nación.” 5ta. ed. Bs. As. 2002. Pág. 29
39
que el condenado a pena de multa fallezca, la misma no será abonada por sus
parientes.
g.- Principio de buena fe y pro homine: el primero, exige que los tratados interna-
cionales sean interpretados de buena fe conforme al sentido corriente de los
términos de la convención, en el contexto de estos y teniendo en cuenta su ob-
jeto y fin (art. 31 de la Convención de Viena sobre derechos de los tratados). El
principio “pro homine” establece que, ante la duda, deberá estarse siempre an-
te el sentido que más garantice el derecho que se trate.
3.- FUENTES
Fuentes de producción son los órganos con capacidad de producir derecho penal.
La única fuente de producción del Derecho Penal Argentino son los órganos legisla-
tivos del Estado.
Ahora bien, los delitos sólo pueden ser tipificados por ley formal, emanada del Con-
greso de la Nación, conforme al mecanismo establecido por la Constitución. Ello es
así, por cuanto el art. 75 inc. 12 de la C.N. establece como atribución del Congreso
el dictado de los códigos de fondo.
Las legislaturas provinciales no pueden tipificar delitos. Sin embargo, tienen reser-
vado el dictado de los códigos contravencionales y de los códigos de procedimiento
en materia penal, conforme al art. 121 de la C.N.
a.- Lex certa: los tipos penales deben estar descriptos en forma acabada, en for-
mulas cerradas que no den lugar a confusión. La teoría admite también los ti-
pos abiertos, es decir cierto grado de generalización, a pesar de ello no pueden
ser tan amplios que impidan al ciudadano reconocer que es lo permitido y/o lo
prohibido;
b.- Lex stricta: prohibición de analogía;
c.- Lex scripta: la ley formal es la única fuente de derecho penal, no se admite co-
mo tal al derecho consuetudinario;
d.- Lex praevia: irretroactividad del derecho penal.
Leyes penales en blanco: son tipos penales que establecen una sanción para una
conducta que se encuentra descripta en otro precepto legislativo complementario.
68
Zaffaroni: “Manual…” Ob. cit. Pág. 78.
40
La ley penal en blanco debe ser una ley formal. Por el contrario, el precepto com-
plementario puede ser una ley nacional, provincial, un decreto, un reglamento, etc.
Ejemplo: art. 206 del C.P.: “Será reprimido con prisión de uno (1) a seis (6) meses
el que violare las reglas establecidas por las leyes de policía sanitaria animal.”
El derecho penal de acto implica la imposición de una pena por la comisión de una
conducta contraria al ordenamiento jurídico.
DE LA CRIMINOLOGÍA POSITIVISTA
AL REALISMO DE IZQUIERDA
Autor: María Fernanda Botana. Síntesis de artículo publicado en la Revista del Co-
legio de Magistrados y Funcionarios del Departamento Judicial de San Isidro. Nro.
13. Noviembre de 2003.
La escuela liberal clásica, a fines del siglo XVIII y principios del XIX, consideró a los
individuos libres en su voluntad y capaces de obedecer a los dictados de la razón.
Formuló los presupuestos de la teoría del delito, de la pena y del proceso, sobre la
base del criterio utilitarista de la máxima felicidad para le mayor número, y adoptó
las ideas del contrato social y la división de poderes. El delito fue entendido como
un acto de libre albedrío del sujeto.
Foucault70 refiere que, entre 1760 y 1840, se produjo un problema relativo al cuerpo
y a la materialidad como consecuencia de la modificación de las formas de produc-
ción y las exigencias del mercado. La prisión suplantó el suplicio. El cuerpo ya no
debía ser marcado, sino domado y corregido. La pena pasó entonces a constituir
privación de tiempo como forma de salario de trabajo; y la medicina se instaló en la
práctica penal, donde la curación pasó a ser el fin, último, de la sanción. Fue el
médico, como figura de autoridad moral y profesional, quien al entrar al asilo o la
prisión, encontró a su disposición un considerable número de personas para inves-
tigar y constatar las anomalías enunciadas a nivel teórico.
Allá por fines del siglo XIX, el concepto antropológico de Lombroso, aunado a las
concepciones sociológicas de Ferri y psicológicas de Garófalo, enarbolaron al de-
lincuente como estandarte de la regresión atávica, con características bio-
psicológicas anormales y sometieron al mismo a un rígido determinismo biológico.
69
Ruiz Funes, Mariano: “Criminología y Antopología Criminal. Contenido y métodos de una y otra.” Pág. 9
y ss.
70
Foucault, Michel: “La vida de los hombres infames.” Pág. 48 y ss.
42
Descubierto que fuera el delincuente nato por sus rasgos físicos, ya no sería nece-
sario esperar la comisión de actos delictuosos, sino que podría ser captado y neu-
tralizado por los órganos de control social, en base a un juicio de peligrosidad a
futuro; lo que impidió cualquier discusión relativa a las cuestiones de índole econó-
micas y sociales.
Entre los elementos que dieron cuerpo a la retórica positivista podemos enumerar: 71
A raíz de ello, surgieron tres escuelas diferenciadas a nivel teórico y político que se
desarrollarán a continuación.73
Las teorías del labelling refieren que el individuo asume status de delincuente al ser
captado por las agencias oficiales de control social, no al violar las normas penales
impuestas. Delincuente no será el que viole las reglas, sino aquel que sea etiqueta-
do o definido como tal, una vez captado. La estigmatización del aparato policial y
judicial llevará al individuo a asumir este rol, con alta probabilidad de inicio de una
carrera criminal.
71
Jiménez de Asúa, Luis: “Tratado de Derecho Penal”. Tomo II. Pág. 63 y ss.
72
Ingenieros, José: “Obras Completas.” Volumen 7.Pág. 147 y s.s.
73
Young, Jock: “El fracaso de la Criminología Radical.” Pág. 7 y ss.
43
Si bien estas subculturas pueden tener cosas en común con la cultura predominan-
te, lo habitual es que estén enfrentadas a esta. En definitiva, estos sectores no ca-
recen de normas, sino que se rigen por normas propias, diferentes a las oficialmen-
te concebidas. La subcultura fue considerada como una solución frente a la priva-
ción; y esta idea ha tenido fuerte aplicación en los estudios penitenciarios donde la
aplicación de una pena fortalece la generación subcultural carcelaria con amplia
posibilidad de reincidencia.
74
Young, Jock: Ob. cit. Pág. 9.
75
Fernando Álvarez Uría: Prólogo del Libro de Sutherland, Edwin: “El delito de Cuello Blanco.” Pág.
15 y ss. También respecto al punto: “Elbert, Carlos: Manual Básico de Criminología”. Pág. 81 y ss.
76
Sutherland, Edwin: “El delito de Cuello Blanco.” Pág. 277, y Pavarini, Massimo: “Control y domina-
ción. Teorías Criminológicas Burguesas y Proyecto Hegemónico.” Pág. 120 y ss.
77
Sutherland, Edwin: “La delincuencia de las grandes empresas”, texto anexo en Sutherland, Edwin:
“El delito de Cuello Blanco.” Pág. 312.
44
Consecuencia de esto, define como delito de cuello blanco a aquel “delito cometido
por una persona de respetabilidad y status social alto en el curso de su ocupa-
ción.”78
A mediados de la década del sesenta las ciencias sociales se vieron alteradas por
un proceso de “deconstrucción”, que intentó romper con lo previamente establecido
en cuanto a teorías penales y de control social existentes hasta esa fecha.
Si bien dentro de su encuadre les resultó por lo menos dificultoso explicar el delito
de las altas esferas o de cuello blanco, pues esto no entraba dentro de la categoría
de lucha de clases, entendieron que es a este tipo de ilícitos a los que se debería
apuntar. Su causa, lógicamente, puede ser: el ánimo de codicia, de poder y de lucro
de la clase dirigente.
Su crítica se dirigió hacia las agencias de control del sistema -prisión, hospitales
psiquiátricos, justicia penal- a la clase dominante y al control social, esto a nivel
político; como, asimismo, a la criminología positiva, a nivel teórico, y se propuso
modificar, debilitar o abolir estas estructuras dominantes.
78
Sutherland, Edwin: Ob cit. Pág. 65.
79
Hulsman, Louk en “ La Criminología crítica y el concepto de delito”.
45
Por el contrario, existe una posición ecléctica, encontrada a este último criterio, que
admite la posibilidad de extender la teoría marxista al resto de las ciencias sociales.80
Su aguda crítica al sistema y a las instituciones totales les impidió abogar por su
modificación, reforma o humanización. Su enfoque romántico del “deber ser”, los
apartó de la realidad y les impidió descubrir nuevas alternativas para la solución del
conflicto.
Asimismo, ignoraron que la mayor parte de las veces los delitos son intra-clase, es
decir son dirigidos desde y hacia la clase trabajadora.
Podemos decir que otra tradición deconstructivista dentro de los criminólogos radi-
cales es el abolicionismo. Esta doctrina con autores como Christie y Houlsman elu-
de la justificación del derecho penal y sus consecuencias. Tilda al mismo de ilegíti-
mo y no ofrece solución o respuesta alguna al control y/o límite del ius puniendi
estatal. Propugna la lucha contra la “disciplina encubierta” y abolición del sistema
carcelario, ante su fracaso histórico como control de la criminalidad y como institu-
ción de reinserción social del desviado, proponiendo en su reemplazo una serie de
medidas terapéuticas alternativas de tipo pedagógicas, sociales o informales.
Según Hulsman, la tarea del criminólogo crítico consiste en describir, explicar y des-
mitificar las actividades de la justicia penal y sus afectos adversos; ilustrar situaciones
conflictivas para ser tratadas a distintos niveles de organización social, sin necesidad
de recurrir a la justicia penal; estudiar las estrategias para abolir a esta última o en
otras palabras “liberar a organizaciones como la policía y los tribunales de un sistema
de referencia que los separa de la vida real y de las necesidades de las personas
directamente interesadas”; y contribuir al desarrollo de nuevos lenguajes que permi-
tan discutir las cuestiones antedichas sin las influencias del sistema actual.
John Lea82 le realiza la siguiente crítica “si el concepto de delito es definido por el
sistema de justicia penal y su saber/poder, entonces ciertamente el concepto de
problemática y lo que se consideran situaciones problemáticas vienen a ser defini-
das de un modo muy similar por los procesos cambiantes de poder y comunicación
dentro de la sociedad, y ni los criminólogos ni cualquier otro observador se sitúan
fuera de estos procesos....si el delito no tiene realidad ontológica tampoco la tienen
80
Pavarini, Massimo: “Control y dominación”. Pág. 150.
81
Textual de Jock Young en “El fracaso de la criminología: la necesidad de un realismo radical”.
82
Textual de John Lea en “Criminología y posmodernidad”. Pág. 8.
46
La cuestión para los criminólogos pasó, entonces, a tratar de lograr hacer menos
duro el control social, incrementando la seguridad de la comunidad, sin restringir
ilegítimamente su libertad.85
Es decir durante el Wellfare State, época de pleno empleo, el delito aumentó en vez
de disminuir, circunstancia que significó, no cerrara la ecuación por ellos sustentada.
83
Roger Mathews y Jock Young en “Reflexiones sobre el realismo criminológico”. Pág. 21.
84
Foucault, Michel: “Genealogía del Racismo.” Trad. Fernando Álvarez Uría y Julia Varela. Segunda
lección. Pág. 27/41. Ed. Carontes. 1996.
85
Idem nota 3.
47
cual había que luchar y defender la sociedad; y se enarboló, de esta manera, una la
criminología complaciente con el ciudadano honesto.
Frente a esto, surgió el realismo de izquierda, con una postura teórica opuesta, ale-
jado del ideal romántico de la criminología crítica de las décadas anteriores. Esta
doctrina considera al delito como algo real y existente al que se deben de prestar
atención y situar dentro de su contexto social. Analiza que existen sectores impor-
tantes con mayor tendencia a ser vulnerables, tales como la clase trabajadora, las
mujeres, los ancianos, los niños, las minorías étnicas, y se preocupa por el proble-
ma de las víctimas. Ponen prioridad en la justicia social, al contrario que sus oposi-
tores de derecha que propugnan orden por sobre justicia.
“El realismo sostiene que las teorías criminológicas anteriores han sido parciales.
Esto es, sólo enfocaron una parte del cuadrado del delito: el estado (teoría del eti-
quetamiento, neoclacisismo), la sociedad (teoría del control), el delincuente (positi-
vismo) o la víctima (victimología). Uno de sus principales objetivos es brindar un
análisis del delito en todos los niveles y desarrollar donde sea posible una gama de
recomendaciones políticas.”87
Consideran que al sistema penal no debe de ser concebido como forma represiva,
sino como victoria de la democracia frente al poder arbitrario; y refieren que resultó
erróneo abandonar los viejos discursos de la criminología, para tratar de construir
una nueva que la suplantara. No rechazan las teorías biologicistas positivistas, pues
las consideraron de utilidad en el conjunto.
86
Melossi, Darío en “Teoría Social y cambios en las representaciones del delito”. Pág.140.
87
Roger Mathews y Jock Young en “ Reflexiones sobre el realismo criminológico”, pág. 35.
48
SOCIEDAD VICTIMA
- Estado está conformado por los distintos órganos de poder políticos y judiciales:
- Sociedad incluye a las relaciones a nivel comunidad y familia, como así mismo las
relaciones legales, culturales y económicas de la sociedad civil en general;
- Delincuente, no es sólo la persona física, sino también puede serlo la persona
jurídica, los grupos organizados o las corporaciones;
- Víctimas: pueden ser individuales o miembros de un grupo determinado.88
La sociedad y el estado no sólo reaccionan frente al delito a través del sistema pe-
nal y el poder judicial, sino que, a su vez, se encuentra comprometida en la tipifica-
ción de aquellas conductas a las cuales considerará criminales y hará merecedoras
de una pena, esto mediante hacerse eco de aquellas acciones que ya son merece-
doras ya de sanción social.
El realismo de izquierda sostiene que la ley penal debe ser ampliada para el control
de ambos tipos de ilícitos, no incrementando las penas, sino exigiendo el cumpli-
miento de las mismas. Propicia la creación de una policía democrática y eficiente,
capacitada para la lucha contra la delincuencia, en vez de fomentar su ataque por
grupos que la tildan de opresora. Persigue la implementación de un sistema judicial
88
John Lea en “ El análisis del delito” Pág. 26 y ss.
49
que permita el control del ius puniendi estatal, equitativo y responsable, la repoliti-
zación del delito y una intervención multi agencial con apoyo público a todo nivel.
(Ejemplo: servicios sociales).
III.- Conclusión:
Pavarini90 dice que lo único que se ha hecho en la criminología en estos veinte años
ha sido desenmascarar “la naturaleza ideológica de los discursos de la criminali-
dad”. No cabe duda de que esto así fue. Sin embargo, llama a la reflexión determi-
nar si el crimen responde, exclusivamente, a un discurso ideológico político, sin que
exista en él una pizca de naturalidad.
Para luchar contra el delito hay que teorizar, pero también hay que acercar la teoría
a la práctica, pues, de lo contrario, nos quedamos en el principio.
Bibilografía
- Baratta Alessandro: “Criminología crítica y crítica del Derecho Penal”. Ed. Siglo
XXI. México .Cuarta edición en español. 1993.
- Cohen Stanley: “Visiones del Control Social”. Ed. Publicaciones y promociones
Universitarias. S.A. Barcelona. 1988.
- Cohen Stanley: “Escepticismo intelectual y compromiso político: la criminología
radical”. En Revista Delito y Sociedad. Año III Nro. 4/5. 1993.
- Elbert, Carlos Alberto: “Manual Básico de Criminología”. Ed. Eudeba. Primera Edi-
ción. Bs.As. 1998.
- Ferrajoli Luigi: “Derecho y Razón. Teoría del Garantismo Penal”. Editorial Trotta.
Valladolid. 1997.
89
Elbert Carlos en Manual Básico de Criminología. Pág. 108.-
90
Pavarini, Massimo: ¿Vale la pena salvar a la criminología?
50
- Foucault, Michel: “Genealogía del Racismo”. Trad. Fernando Alvarez Uría y Julia
Varela. Segunda lección. Ed. Carontes. 1996.
- Hulsman, Louk: “La criminología crítica y el concepto de delito”.
- Lea, John: “Criminología y Posmodernidad”. En “Criminología Crítica y Control
Social 2. Orden o justicia, el falso dilema de los intolerantes”. Ed. Junis. Rosario.
2000.
- Lea, John: “El análisis del delito”. Revista Delito y Sociedad.
- Lea, John y Young, Jock: “Qué hacer con la ley y el orden?” Ed. Del Puerto. Bs.
As. 2001.
- Lea, John; Matthews, Roger y Young, Jock: “La intervención multiagencial frente
al delito y la constatación del apoyo público. El “Hammersmith & Fultham Survey”.
Revista Delito y Sociedad. Número 2. 1992.
- Matthews, Roger y Young, Jock: “Reflexiones sobre el realismo criminológico”.
Revista Delito y Sociedad. Año 2. Número 3. 1993.
- Melossi, Dario: “Teoría social y cambios en las representaciones del delito”. En
Cuadernos de doctrina y jurisprudencia penal. Año VII. Número 13. Ed. Ad- Hoc.
Bs. As. 2001.
- Pavarini, Massimo: “Vale la pena salvar a la criminología?” En Cuadernos de doc-
trina y jurisprudencia penal. Año VII. Número 13. Ed. Ad- Hoc. Bs. As. 2001.
- Pavarini, Massimo: “Control y Dominación. Teorías criminológicas burguesas y
proyecto hegemónico”. Ed. Siglo XXI: Quinta edición en español. México.1993.
- Taylor, Ian; Walton, Paul y Young, Jock: “La nueva criminología. Contribución a
una teoría social de la conducta desviada”. Amorrortu Editores. Argentina. 1997.
- Young, Jock: “El fracaso de la criminología: la necesidad de un realismo radical”.
En “Criminología crítica y control social I: El poder punitivo del estado”. Editorial
Juris. Rosario. 1993.
51
1.- Por los delitos cometidos o cuyos efectos deban producirse en el territorio de la
Nación Argentina, o en los lugares sometidos a su jurisdicción;
2.- Por los delitos cometidos en el extranjero por agentes o empleados de autori-
dades argentinas en desempeño de su cargo.”
91
Fierro, Guillermo: “La ley Penal y el Derecho Internacional”. T.E.A. Bs. As. 1997. Pág. 213.
92
Fierro: Ob. cit. Pág. 225.
52
El art. 2 del Cód. Penal establece: “si la ley vigente al tiempo de cometerse el delito
fuere distinta de la que exista al pronunciarse el fallo o en el tiempo intermedio, se
aplicará siempre la más benigna.
Si durante la condena se dictare una ley más benigna, la pena se limitará a la esta-
blecida por esta ley…”
93
Boggiano, Antonio: “Derecho Penal Internacional”. Ed. La Ley. 2003. Pág. 10.
53
1.- Principio general: desde el punto de vista temporal, se aplica al delito la ley
vigente al momento de su comisión.
2.- Principio de la ley penal más benigna: la excepción al principio general es la
retroactividad de la ley penal más favorable (art. 2 del C.P.).
Si después de la comisión del hecho se dicta una ley más benigna, es esta la
que corresponde aplicar. En algunos casos, es dudoso determinar, en abstrac-
to, cual de las dos leyes es más benévola, ya que una puede favorecer al reo
en un aspecto, pero perjudicarlo en otro. Ante la duda, deberá pedirse opinión
al imputado y a su defensa. Lo que no puede hacer el juez es combinar ambas
leyes, de manera que beneficie al encausado. Es decir, deberá aplica una u
otra ley en su integridad, pues, de lo contrario, se estaría creando una tercera
norma inexistente.
A los efectos de considerar la ley más favorable, tendrá que tenerse en cuenta
la ley intermedia. Se considera tal, a aquella sancionada luego de la comisión
del hecho, pero derogada antes de dictar la sentencia definitiva.
3.- Excepción a la retroactividad de la ley más favorable: (ultra actividad de las
normas temporales o excepcionales).
Leyes temporales: son aquellas en que la misma norma fija su plazo de vigencia
(Ejemplo: desde su publicación hasta el día 31 de diciembre del año en curso).
Leyes excepcionales: son aquellas que son dictadas para regir mientras dure una
situación temporal o transitoria anómala (Ejemplo: una guerra, una sequía, etc.).
En consecuencia, si un suceso aconteció durante la vigencia de una de estas
leyes, se aplicarán las mismas, aunque con posterioridad se dicte una ley más
benigna. Esto es así, pues, de lo contrario, no tendrían razón de ser, ya que su
capacidad intimidatoria se vería totalmente anulada.
En contra de esta tesitura, Zaffaroni, quien indica que por aplicación de los tra-
tados internacionales, no puede hacerse lugar a esta excepción.94
Se prohíben los fueron personales o títulos de nobleza en nuestro país. Sin embar-
go, no resultan incompatibles los fueros de materia, reales o de causa, instituidos,
no para proteger personas, sino para la protección de intereses públicos. Así, el
fuero militar impone la aplicación del Código de Justicia Militar a los profesionales
del rubro.95
Resulta de aplicación al caso, lo dispuesto por la ley de fueros Nro. 25.320 en cuan-
to reglamentó la norma de marras, donde se faculta someter a un diputado o sena-
dor a proceso penal hasta la conclusión del mismo; y se habilita al juez a su llama-
do a indagatoria, sin que le sea posible restringir su libertad, entre otros puntos.
El art. 110 de la C.N. establece que los jueces de la Corte Suprema y tribunales
inferiores conservarán sus empleos mientras dure su buena conducta, lo que garan-
tiza la inmovilidad de sus cargos. No obstante, pueden ser destituidos por juicio
político (ver art. 115 de la C.N.). La ley de fueros es aplicable también a ellos.
El art. 24 del dec. Ley 1285/58 establece que son causas concernientes a los minis-
tros o embajadores extranjeros aquellas en que se debatan derechos que le asis-
ten, que comprometan su responsabilidad o que afecten a personas de su familia o
al personal de la embajada.
55
UNIDAD VI:
EVOLUCIÓN HISTÓRICA
DE LA LEGISLACIÓN PENAL
El tema se encuentra suficientemente tratado en el libro de cabecera. Sin embargo,
se agrega un artículo de lectura sugerida sobre “Control social”.
EL CONTROL SOCIAL
El control social está ligado con el concepto de socialización, pues implica que el
hombre aprende y se adapta a principios o valores de conducta socialmente acep-
tados, regulados y estandarizados; renunciando a criterios egoístas, aún a expen-
sas de sus propias necesidades personales. Asimismo, está noción está relaciona-
da a la capacidad de la sociedad de auto-regularse conforme a dichos criterios o
pautas y de inducir a los individuos a comportarse conforme a las mismas y a los
valores y metas colectivas programadas.
Ross distingue que la influencia social a la cual está sujeta el individuo puede darse
de dos maneras, a saber: como influencia no intencional a partir del trato con sus
semejantes; o como influencia intencional del grupo sobre los individuos ejercida
por órganos formales o informales sostenidos por la sociedad.
97
König, René y otos: “Sociología”. Trad. Adolfo von Ritter. Compañía General Fabril Editora. Bue-
nos Aires. 1963. Pág. 73 / 176.
98
Janowitz, Morris: “Teoría social y control social”. Trad. Juan Pegoraro. En “Delito y Sociedad” Re-
vista de Ciencias Sociales. Año 4, Nro. 6-7. 1995. Páginas 5/ 30.
56
Janowitz refiere que el control social requiere, por lo menos, dos compromisos valo-
rativos: uno es la disminución de la coerción -si bien reconoce que toda sociedad
que pretenda un sistema eficiente de control requiere de dichos mecanismos, los
cuales deberán estar limitados por un sistema normativo legítimo- y el otro es la
eliminación de la miseria humana, a pesar de que se reconozca la persistencia de
cierto grado de desigualdad. A esto, le añade un tercer elemento el que puede ser
considerado inherente a los anteriores a saber: “el compromiso con procedimientos
para redefinir metas sociales, a fin de reafirmar el papel de la racionalidad.”99
Charles Horton Cooley refirió que el control social era fundamental para el desarro-
llo de los procesos de interacción. Uso la noción de grupos primarios donde el con-
trol se efectúa dentro de un margen de relación de familiaridad personal entre sus
miembros (familia, escuela); y grupos secundarios formados por grupos que care-
cen de dicho contacto en forma directa (organismos de seguridad, cárcel).100
Fichter101 realiza tres clasificaciones de control social las que enumeraremos a con-
tinuación:
99
Janowitz: Ob. Cit. Página 7.
100
König: Ob. Cit. Página 76.
101
Fichter, Joseph: “Sociología”. 23ª Ed. Ed. Herder. Barcelona. 1974. Página 369 y ss.-
57
bienestar general. En el rigor de los controles sociales, siguen los grupos políti-
cos y económicos. “Las exigencias concernientes a la función, al tiempo y al
procedimiento en las actividades económicas son con frecuencia rígidas y for-
males, de modo que el individuo no tiene más opción que conformarse o re-
nunciar.” En este punto, los ciudadanos se contactan con los estatutos cívicos y
políticos, los que resultan de carácter estricto, forzándose, de esta manera, su
conformidad. Por último, son los grupos recreativos y religiosos, los que pre-
sentan menor grado de control sobre sus miembros, pues en los mismos las
personas presentan un mayor margen de libertad y decisión.
El control institucional va a ser aquel que influya sobre el comportamiento y
ejerza presión sobre las personas. Leopold von Wiese,102 quien propuso susti-
tuir el concepto de control social por el de “poder ordenador” o “regulación so-
cial”, refiere que el control social tiene que ser institucionalizado y necesita dis-
poner de un aparato de poder más o menos organizado.
La obra de Michel Foucault, “La verdad y las formas jurídicas”103, reúne una serie de
conferencias que el autor pronunció en Río de Janeiro durante el mes de mayo del
año 1973. En la cuarta y quinta, el filósofo se refiere a la “sociedad disciplinaria”, don-
de intentó demostrar cuáles son sus prácticas penales, las formas de poder que sub-
yacen a la misma, las formas de saber y los tipo de conocimiento de la sociedad.
Para esto, tomó como punto de formación a dos hechos -o un mismo hecho que
puede escindirse en dos aristas- a saber: la reforma y la reorganización del sistema
penal y judicial en Europa y el resto del mundo, a fines del siglo XVIII o principios
del siglo XIX, para lo cual tomó como base a Inglaterra y Francia.
Refiere, que los teóricos de la época reflejaban la posibilidad de cuatro tipo de cas-
tigos:
1.- La deportación o el exilio, consistente en la transferencia del reo fuera del es-
pacio social;
2.- La exclusión o publicación de la falta cometida, para así lograr la condena so-
cial, la humillación y la vergüenza;
3.- La reparación del daño social, a través de la realización de trabajos forzados
para el estado;
4.- El talión, al que define como sufrir un mal semejante al ilícito causado.
Sin embargo, las penas adoptadas por las sociedades industriales en formación,
variaron radicalmente de los proyectos teóricos referidos y fueron sustituidas por la
102
Citado por König, ob.cit. pág. 74.
103
Foucault, Michel: “La verdad y las formas jurídicas”. Ed. Gedisa. Sexta reimpresión. 1999. Trad.
Enrique Lynch. Cuarta y Quinta conferencia pág. 91/ 140.
58
prisión a comienzos del siglo XIX. La ley se fue desviando de un concepto utilitario y
se ajustó más al concepto de individuo, con el surgimiento de las reformas penales,
por ejemplo en Francia entre 1825 / 1860, y la utilización de novedades como las
circunstancias atenuantes. “Toda la penalidad del siglo XIX pasa a ser un control,
no tanto sobre si lo que hacen los individuos está de acuerdo o no con la ley, sino
más bien al nivel de lo que pueden hacer, son capaces de hacer, están dispuesto a
hacer o están a punto de hacer.”
Foucault continua hablando del “Panóptico”, cuyo autor Bentham, sería, a su juicio,
la persona que definió acabadamente las clases de poder en que vivimos. Luego de
una explicación de esta forma arquitectónica, el autor refiere que la misma no sólo
es válida para la prisión, sino para toda una serie de instituciones de control, tales
como la escuela, el hospital, la fábrica. Vivimos en una sociedad donde reina el
panoptismo, ajeno al procedimiento de indagación y basado en el examen, la vigi-
lancia ininterrumpida y total. Esta forma de saber-poder, es la que dará origen a las
ciencias sociales tales como la psicología, psiquiatría, sociología, etc.
Esta evolución, llevó al autor a tres conclusiones. La primera, es que los grupos que
se organizaron para tratar de suprimir los vicios, provenientes de sectores popula-
res, no consistieron tanto en grupos de vigilancia efectiva, sino que, en definitiva, lo
que trataron fue de auto-defenderse de la legislación penal impuesta por la aristo-
cracia. En el curso del siglo XVII, estos grupos cambiaron su inserción social y
abandonaron su base pequeño burguesa, para quedar compuestos, a final de siglo,
por obispos, duques y aristócratas, lo que les dio un nuevo giro. Este desplazamien-
to significo un refuerzo de la autoridad penal, pues le sumó instrumentos de control
y de presión.
El segundo desplazamiento, consiste en que, a finales del siglo XVIII, estos grupos,
conformados por personas de elevada situación económica, se propusieron como
59
objetivo obtener del poder político nuevas leyes que ratifiquen ese esfuerzo moral,
lo que produjo “un desplazamiento de moralidad y penalidad.”
En tercer lugar, a partir de este momento, el control moral fue ejercido como instru-
mento de poder por las clases más altas sobre los sectores populares.
Explica el autor que las “lettres de cachet” consistieron en “una orden del rey referi-
da a una persona a título individual, por la que se le obligaba a hacer alguna cosa.”
Su función principal, en la mayoría de los casos, se limitó a servir como instrumento
de castigo. Estas podían ser requeridas al rey por cualquier persona y si el pedido
era justificado se emitían. Existían tres categorías de conductas que suscitaban
pedidos de lettre de cachet, a saber: conductas de inmoralidad, conductas anti-
religiosas y conflictos laborales.
La prisión tiene su origen en las lettre de chachet, pues la persona objeto de ellas
era enviada a prisión por tiempo indeterminado, hasta lograr su corrección. “ La
idea de una penalidad que intenta corregir metiendo en prisión a la gente es una
idea policial, nacida paralelamente a la justicia, fuera de ella , en una práctica de los
controles sociales o en un sistema de intercambio entre la demanda del grupo y el
ejercicio de poder.”
El por qué se da este movimiento de grupos de control, está relacionado con la for-
ma de producción. En Inglaterra, más que en Francia, a fines del siglo XVIII, se
apuntó a acumular capital y riqueza, entendida esta, no como fortuna monetaria o
acopio de tierras, sino como stock, mercancías o materia prima. Esta circunstancia
dio nacimiento al capitalismo. Así, el problema del poder fue la instauración de me-
canismos de control para su protección.
Foucault refiere que estas nuevas formas de control de la clase alta, se tomaron de
los controles de origen popular y se organizaron en una versión estatal y autoritaria,
lo que dio origen a la sociedad disciplinaria.
Explica que el panóptico patronal existió en gran escala en el siglo XIX, sobre todo
en las fábricas textiles de Francia, Suiza, Inglaterra y Estados Unidos. Este modelo
de fábrica-prisión fue trasladado a muchas instituciones de la época, tales como la
60
En nuestra época, a diferencia de lo que ocurrió en los siglos pasados, las institu-
ciones mencionadas no tienen como meta la exclusión del individuo, sino, por el
contrario, fijarlos en un aparato de normalización.
Foucault también concluye que la esencia del hombre es el trabajo. Durante el siglo
XIX se produjo la elaboración de una serie de técnicas, políticas y de poder, para
ligar el hombre al quehacer. Para esto fue necesaria la existencia, a su vez, de un
sub- poder, capaz de incorporar al individuo al aparato de producción, haciendo del
mismo un agente trabajador con capacidad de producir. “Este sub-poder, condición
de la plus- ganancia provocó al establecerse y entrar en funcionamiento el naci-
miento de una serie de saberes (…) que se multiplicaron en estas instituciones del
sub-poder haciendo que surgieran las llamadas ciencias humanas y el hombre co-
mo objeto de la ciencia”. En consecuencia, finaliza que para que existan las relacio-
nes de producción típicas de la sociedad capitalista, es necesario, además de cier-
tas determinaciones económicas, la existencia de estas relaciones saber-poder,
caracterizadas por el examen, a diferencia del saber- poder de la sociedad feudal,
caracterizado por la indagación.
61
III.- Conclusión:
De lo expuesto observamos que el término “control social” fue tomado por Derecho
Penal, pero tiene su origen y desarrollo en la Sociología. Este no se reduce sola-
mente a la “ley”, sino que apunta más bien a la “norma” pues se da en todos los
ámbitos de la sociedad, a través de distintas instituciones de vigilancia tales como
la prisión, la escuela, la fábrica, etc.
El autor fija a la reforma del sistema penal y judicial europeo, a fines del siglo XVIII
y principios del XIX, como origen de la sociedad disciplinaria y considera que estas
nuevas formas de control de la clase alta, fueron tomadas de los controles de la
pequeña burguesía, por lo menos en Inglaterra.
En conclusión, el control social variará según cada país, sus tradiciones intelectua-
les, su historia, sus costumbres, su economía, sus instituciones y su desarrollo. Sin
embargo, va a ser la prisión, la institución de secuestro por excelencia y el sistema
penal, el más rígido de los sistemas de control social punitivo e institucionalizado.
62
2.- CAUSALISMO
En los primeros años del siglo XX, el injusto era entendido como objetivo y la culpa-
bilidad como subjetiva. Se consideraba que la tipicidad y la antijuricidad se encar-
gaban de la parte externa u objetiva de la conducta, mientras que la culpabilidad se
ocupaba de la parte interna o subjetiva.
Ernst von Beling enunció la teoría del tipo penal (1906) y mantuvo idéntico esquema
al anterior. Incorporó la tipicidad entre la conducta y la antijuricidad, a la cual definió
como la prohibición de causación de un resultado típico; mientras que la antijuricidad
pasó a ser la contrariedad de ese resultado con el ordenamiento jurídico.
Asimismo, a partir de 1910 se verificó que para tipificar ciertas conductas, se torna-
ba esencial apelar a elementos subjetivos del injusto (Ejemplo: ánimo de lucro o
causar daño, del art. 173 inc. 7 del C.P. que tipifica la administración fraudulenta);
por lo que se rompió, en consecuencia, con la dicotomía injusto objetivo, culpabili-
dad subjetiva.
104
Zaffaroni: “Manual…”Ob. cit. Pág. 127.
63
3.- FINALISMO
A fines de la década del veinte, se entendió que era imposible tipificar una conducta
sin tomar en cuenta el contenido de la voluntad del autor. Entonces, fueron von
Weber y Graf Zu Dohna, quienes trasladaron el estudio del dolo y la culpa a la
tipicidad.
4.- ILÍCITO
1.- TEORÍAS
- Teoría causalista: acción es inervación muscular voluntaria. Simple puesta en
marcha de la causalidad voluntaria (concepto desarrollado por von Liszt y Beling).
- Teoría finalista: ejercicio de actividad final. La acción no es causalidad ciega,
siempre persigue una determinada finalidad (concepto desarrollado por Welzel).
- Teoría social: son acciones las conductas que trascienden al orden social. Medi-
tante esta definición se intentó definir un concepto de conducta que abarcara, en
su conjunto, a la acción y a la omisión. Sin embargo, la omisión no es un concepto
pre-típico, pues omitir implica la existencia de un mandato legal anterior (concepto
desarrollado en la década del 30 por Schmidt).
- Concepto negativo de acción: al igual que el anterior, se intentó construir un con-
cepto de conducta que abarcase la acción y la omisión, pero, para ello, se tomó al
modelo de la última. Así, se colocó a todos los agentes de los tipos activos en po-
sición de garante; y acción fue definida como “la evitable no evitación en posición
de garante.”105
- Teoría funcionalista: es una tesis, también, fundada en la evitabilidad. Conducta
es la posibilidad de evitar un resultado diferente, a través de una acción o una
omisión (Jakobs).
- Concepto personal de acción: acciones y omisiones, dolosas o culposas, son la
exteriorización de la personalidad del agente (concepto pre-típico de acción de
Roxin).
2.- GENERALIDADES
2.1.- Acto de voluntad: es el que se dirige al objeto para alterarlo. Ejemplo: escribir
una carta.
2.3.- Acto: algunos autores hablan de este concepto como comprensivo de la ac-
ción y la omisión. Zaffaroni explica que no hay omisiones pre-típica.
2.4.- Hecho: conducta más el nexo causal con el resultado. El estudio del nexo de
causalidad no lo haremos en este estrato, sino en la tipicidad objetiva.
105
Zaffaroni, Alagia, Slokar: “Manual…” Ob.cit. Pág. 331.
65
2.5.- Sujetos de conducta: El único sujeto capaz de realizar una acción es el ser
humano.
Las personas jurídicas sólo pueden ser sancionadas por otras ramas del derecho
(Ejemplo: derecho administrativo), pero no en esta materia, máxime si se persigue
un derecho penal de última ratio.
Primera etapa:
Ejemplos:
Hasta aquí no hay conducta, pues todo se da en el plano del pensamiento. Nadie
puede ser castigado por pensar.
Segunda etapa:
Voluntad.
CONDUCTA
Finalidad.
a.- Voluntad: La conducta debe ser voluntaria. Voluntad no es lo mismo que de-
seo, pues la primera implica un “querer activo”, mientras que le deseo es un
sentimiento pasivo. Ejemplo: deseo que mi tío rico muera para heredarlo, pero
no hago nada para la producción de ese resultado muerte.
La voluntad tampoco debe ser entendida según el concepto del derecho civil
(art. 897 del C.C.), por cuanto en materia penal no se requiere ni libertad, ni
discernimiento.
Ejemplo: Una persona que sustrae a otra su cartera, coaccionada por un terce-
ro, realiza conducta a pesar de que no tiene soltura para actuar. El “querer” no
implica necesariamente libertad.
66
3.1.- Fuerza física irresistible: no realiza acción “el que obrare violentado por fuer-
za física irresistible” (art. 34 inc. 2 del Cód. Penal). Aquí, el hombre interviene como
una mera masa mecánica.
a.- de la naturaleza:
* interna: movimiento no controlable por la voluntad, que tiene origen interno,
pues se genera dentro del propio cuerpo del individuo. Es decir, la estimula-
ción de los nervios motrices no tiene lugar por influencias físicas. Ejemplo: Ac-
tos reflejos, calambres, vómitos.
* externa: movimiento no controlable por la voluntad, que tiene origen natural
externo. Ejemplo: un sujeto arrastrado por un huracán cae contra una vidriera
rompiéndola.
b.- “Vis absoluta”: movimiento incontrolable por la voluntad, que tiene su origen en
una tercera persona que sí realiza conducta. Ejemplo: soy arrojado a una pileta
por un amigo y lastimo a otro bañista. Yo no realizo conducta, pero sí el agente
que me empujó (autor directo).
Reacciones semi-automáticas
NO EXCLUYEN LA CONDUCTA.
Reacciones impulsivas No integran el concepto de acto reflejo.
106
Zaffaroni: “Manual…”Ob. cit. Pág. 362.
67
Así, el art. 34 inc. 1 del C.P. establece que no son punibles: “el que no haya podido
en el momento del hecho (…) por su estado de inconsciencia, (…) comprender la
criminalidad del acto.”
En el caso, la persona sabe lo que hace, pero se le es imposible controlar sus ac-
tos. No habrá acción sin dirección de voluntad.
Ejemplo: una persona que, por nervios, no puede dejar de reírse en un velatorio.
(delito de injurias).
68
b.2.- complejos: se afectan dos o más bienes jurídicos (art. 168, extorsión, que
si bien está tipificado como un delito contra la propiedad, afecta también a
la libertad).
Clasificación de Delitos:
a.- Delitos comunes (delicia comunia): pueden ser cometido por cualquier persona
que tenga capacidad de acción (Ejemplo: art. 164, robo).
b.- Delitos especiales (delicia propia): no pueden ser cometidos por cualquier per-
sona. Se dividen en: b. 1) Especiales propios: sólo pueden ser realizados por
aquellos que tienen la característica requeridas, por el tipo penal, para ser autor
(Ejemplo: art. 269, prevaricato. Se requiere ser juez). b.2) Especiales impro-
pios: la característica de autor es un fundamento para la aplicación del agra-
vante o atenuante (Ejemplo: art. 80 inc. 1, parricidio. Es necesario ser ascen-
diente, descendiente, etc. y saber que lo son).
- Sujeto activo: quien realiza la conducta por sí o a través de otro (dominio del
hecho o de la voluntad).
- Sujeto pasivo: titular del bien jurídico protegido (no necesariamente la víctima).
Los tipos penales hacen referencia a otras circunstancias que se enumeran a conti-
nuación:
- Tipo sistemático: es la formulación legal del tipo, es decir, la norma que aparece
en el texto de la ley. “Permite afirmar la existencia del espacio problemático”.107
- Tipicidad conglobante: constatada la tipicidad sistemática, determino si esta cons-
tituye un conflicto. Para ello, debo analizar la fórmula legal que describe la con-
ducta prohibida en su relación con el resto de las normas jurídicas, como integran-
tes de un sistema.
No habrá imputación objetiva cuando el autor carezca de dominio del hecho, Ejem-
plo: porque no puede dominar un curso causal natural o cuando los medios utiliza-
dos sean inidóneos para producir el resultado. Para el supuesto de los participes
secundarios, dado que nunca tienen dominio del hecho, se excluye la imputación si
su aporte es banal, es decir, esteriotipado como inocuo.
107
Zaffaroni, Eugenio Raul; Alagia, Alejandro y Slokar, Alejandro: “Manual de Derecho Penal. Parte
General”, Ed. Ediar. 2da. ed. 1era. Reimpresión. Pág.356.
108
En el caso del cuplimiento de un deber y el consentimiento de la víctima, Zaffaroni adelanta al tipo
conglobante, dos causales que según la doctrina clásica son consideradas como causas de justifi-
cación.
109
Son conductas que se encuentran adecuadas a los parámetros éticos-morales de una sociedad
determinada, a pesar de lo cual, desde lo gramatical subsumen en un tipo penal. Ej. el cartero que
pide una contribución a fin de año, de pertenecer a una entidad estatal, cometería exacciones ile-
gales
Las actividades deportivas, como el boxeo, son fomentadas por el estado, por tanto las lesiones en
competencia, si se cumplió con el reglamento, son atípicas. Estas circunstancias fueron considera-
das, también, por la doctrina clásica, como causal de exclusión de la antijuricidad.
71
- Acción.
- Resultado.
Función sistemática: - Nexo causal.
- Sujeto activo.
- Sujeto pasivo.
- Otros elementos típicos.
- Insignificancia
- Cumplimiento de un deber.
TIPO a.- lesividad: - Consentimiento.
OBJETIVO - Acciones fomentadas
por el derecho.
Función conglobante:
TIPO OBJETIVO
110
Cúneo Libarona, Cristián; Botana, María Fernanda y López, Hernán Martín: “El tipo subjetivo en los
delitos dolosos de comisión.” Ed. Di Placido. 1999. Pág. 35.
72
Clases de dolo:
- Dolo directo: el autor quiso directamente la realización del tipo, pues esta era su
meta. Ejemplo: el agente quiso matar a un tercero y dirigió su conducta para la
consecución del fin.
- Dolo indirecto, de segundo grado o de consecuencias necesarias: el autor se pro-
pone un fin y sabe que para la consecución del mismo, se van a producir “necesa-
riamente” ciertas consecuencias concomitantes (tipificadas legalmente), que acep-
ta, como medio, para lograr su meta. Ejemplo: El agente quiere matar al presiden-
te, poniéndole una bomba en su automóvil. Sabe que para conseguir su meta, ne-
cesariamente tiene que morir el chofer y lo acepta. Entonces, hay dolo directo
respecto del presidente, pero dolo indirecto respecto del conductor del rodado.
- Dolo eventual: el autor se propone un fin y sabe que para la consecución del mis-
mo, se pueden producir “eventual u ocasionalmente” ciertas consecuencias con-
comitantes (tipificadas legalmente), que acepta, como medio, para lograr su meta.
Ejemplo: Una madre quiere que su hijo pida limosna. Para ello, y a fin de que la
gente sienta piedad por el pequeño, le corta una mano. La mujer sabe que el niño,
eventualmente, puede morir engangrenado, pero no le importa y lo acepta como
medio para lograr el fin propuesto.
Existen ciertos delitos que para su configuración, además del dolo, requieren una
especial tendencia subjetiva por parte del autor. Luego, es necesario que haya per-
seguido una finalidad extra o ulterior.
a.- Ultrafinalidades: donde el autor, al cometer el delito, tiene otra finalidad o inten-
ción particular que excede el dolo (segunda acción). Por tanto, la conducta se
dirige a la obtención de un objetivo que se encuentra más allá del resultado
concreto o la producción típica.
b.- Elementos del ánimo: es una tendencia, disposición interna o “animus” especial
del agente que acompaña su acción, generalmente no exteriorizados en forma
completa.
73
2.4.- Error de tipo: es un error que recae sobre los elementos del tipo objetivo.
El error de tipo está previsto en el art. 34 inc.1 del Cód. Penal en cuanto establece:
“El que no haya podido en el momento del hecho (…) por error o ignorancia de
hecho no imputable, comprender la criminalidad del acto (…).”
Sin embargo, el error de tipo puede ser un error de hecho o de derecho, pues, si
bien históricamente, el error sobre los elementos normativos del tipo fue considera-
do “error iuris”, en la actualidad debemos incluirlo en la categoría de estudio.
a.- de ser salvable: deja subsistente un remanente culposo de estar previsto el tipo
negligente para el delito en cuestión (téngase en cuenta que los delitos culpo-
sos son numerus clausus, es decir sólo algunos están tipificados). De no estar
contemplado legalmente, la conducta será atípica.
b.- de ser insalvable: la conducta deviene atípica (elimina la tipicidad dolosa y la
culposa).
Ejemplo: Un hombre concurre a una cacería con su hijo, en una noche oscura.
Luego, pierde de vista al joven y observa, adelante suyo, a unas plantas que se
mueven. En la creencia que se trataba de una presa, dispara, con tan mala
suerte, que mata a su hijo. Entonces, el error de tipo excluirá al dolo. Si el juez
considera al error salvable, podrá imputarle al autor homicidio culposo; caso
contrario, y de entender el error invencible, la conducta devendrá atípica.
74
En síntesis:
2.5.- Otros supuestos de error en la tipicidad subjetiva: (en los que no se apli-
can las reglas antedichas).
a.- Si las personas u objetos son iguales: el error carece de relevancia jurídica.
Ejemplo: quiero matar a Pedro y, por error, mato a Juan, al que confundí con el
primero. Luego, seré condenado por homicidio simple.
b.- Si respecto de una de las personas recae una agravante: sólo podrá ser apli-
cada si el autor conoce la misma, de lo contrario se mantiene el tipo básico.
Ejemplo: quiero matar a Pedro y, por error, mato a mi padre, al que confundí
con el primero. Luego, no seré condenado por homicidio calificado, sino simple.
c.- Si los objetos no son equivalentes: se resuelve según las reglas del error de
tipo común. Ejemplo: el supuesto del cazador, explicado anteriormente.
2.5.2.- “Aberractio ictus”: Esta palabra proviene del latín y significa error en el
golpe o desviación de la trayectoria. En este caso, la conducta se dirige a un objeto,
pero a raíz del vicio señalado, afecta a otro sobre el cual se produce el resultado.
Ejemplo: Juan apunta con dolo homicida a Pedro, pero, como tiene mala puntería,
mata a Luis, que se encontraba a su lado.
Zaffaroni se inclina por la primera de las teorías, por cuanto explica que hay su-
puestos que no pueden resolverse sobre la base de la última de las tesis apunta-
das. Así, el caso que la bala de Juan atraviese a Pedro hiriéndolo, para luego matar
a Luis. No se puede concluir que las lesiones de Pedro queden subsumidas en el
homicidio del último.
2.5.3.- Dolus Generalis: Al igual que el anterior, el dolo general constituye una si-
tuación especial de desviación del curso causal.
75
Aquí, el agente cree haber arribado a un resultado, pero este se produce antes o
después de lo previsto, por un hecho suyo anterior o posterior.
Ejemplo:
a.- Juan golpea a Pedro, para atontarlo, con el objeto de lanzarlo, posteriormente,
al río para que muera ahogado. La muerte se produce consecuencia de los
golpes recibidos (se adelanta).
b.- Juan golpea a Pedro para matarlo. Creyéndolo muerto, lo arroja al río para es-
conder el cadáver. Pedro estaba desmayado y muere ahogado (se atrasa).
A partir de 1870, se impuso el naturalismo penal y fue von Liszt, discípulo de Ihe-
ring, quien trasladó al Derecho Penal esta concepción naturalista propia del Dere-
cho Civil, autor que encontró entre delito y pena una “explicación -causal elemental:
el delito como lesión de un bien (o de un objeto) jurídico y la pena, como protección
preventiva de tales bienes (u objetos) jurídicos mediante prevención especial y/ o
general”.114
111
Schünemann Bernd: Consideraciones sobre la imputación Objetiva. Ponencia en el Congreso Inter-
nacional de Derecho Penal: “75 aniversario del Código Penal Argentino”. Realizado en la Facultad de
derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. 11 al 14 de agosto de 1997.
112
Suárez González, Carlos y Cancio Melia, Manuel: Estudio Preliminar. La reformulación de la Tipici-
dad a través de la Imputación Objetiva. En “La Imputación Objetiva” de Günther Jakobs. Cuader-
nos Cívitas. España. 1996. Pág. 23.
113
Larenz citado por Suárez González y Cancio Melia en la obra idem. Pág. 23.
114
Liszt, Lehrbuch des Deutchen Strafrech, citado por Heiko Lesch en “Intervención delictiva e impu-
tación objetiva”. Universidad Externado de Colombia 1997. Pág. 18 y 19.
76
2.- La Teoría de la imputación objetiva tiene como fin inmediato determinar, con
criterios normativos, la posibilidad de atribuirle el resultado acaecido, a una conduc-
ta efectuada por un determinado agente, y su estudio corresponde al estrato del
tipo objetivo dentro de la Teoría del Delito.
No podemos referirnos a la misma sin antes realizar referencia al papel que juega la
causalidad en el marco de la imputación típica.
Esta doctrina parte de la llamada “ley causal natural”, que se verifica cuando com-
probado un suceso en un número considerable de casos similares, sea posible
descartar que el hecho no se produjera por otras causas. Va de suyo, que conside-
ran a todas las condiciones como equivalentes para la producción del resultado, no
sólo en el “sentido causal, sino también en el jurídico”.116
Cada una de las condiciones que sirva para generar una determinada consecuen-
cia, deberá ser considerada como causa, de tal manera que ninguno de estos facto-
res tendrá un valor superior a los demás, por el contrario serán equivalentes para la
obtención del resultado.
115
Reyes Alvarado, Yesid. Imputación Objetiva. Ed. Temis. 1994. Pág. 8.
116
Jiménez de Asúa, Luis: Principios de Derecho Penal. La Ley y el Delito. Abeledo Perrot. Buenos
Aires, Reimpresión 1997. Pág.224.
117
Jakobs, Günther: Derecho Penal. Parte General. Fundamentos y teoría de la imputación. Marcial
Pons. Madrid. 1997.
118
Zaffaroni, Eugenio Raúl: Manual de Derecho Penal. Parte General. Ediar. 1991.
77
la teoría expuesta, “una omisión será causal del resultado si supuesta mentalmente
la realización de la acción omitida, el resultado hubiera sido evitado.”119
Esta teoría resulta adecuada como ayuda metodológica para eliminar factores que
en ningún caso pueden considerarse causales del resultado120, no obstante presen-
ta ciertas falencias, pues de resultar todas las condiciones equivalentes como se
prevé, podríamos llegar al infinito y hasta el origen de la creación, impidiéndose
eliminar comportamientos causales alejados del resultado. En consecuencia, se
ampliaría, en forma exagerada, el ámbito de responsabilidad, de tal manera que
podríamos arribar a conclusiones ridículas tales como decir que los padres del de-
lincuente serían responsables por haberlo engendrado y así sucesivamente.
Respecto a la causalidad alternativa, podemos citar el caso relatado por Roxin 121,
también tomado por Jescheck122 con algunas variantes: A y B ponen independien-
temente en la taza de C una dosis de veneno cada uno, las cuales, por si solas,
resultaban suficientes para la producción de la muerte de C, la que efectivamente
ocurre. En este caso acontece exactamente lo mismo que en la hipótesis anterior, si
se hace desaparecer la conducta de los victimarios de a una, el resultado no se
suprime, a pesar de lo cual existió relación de causalidad. En la variante de Jes-
check, citada ut supra, para explicar los casos de causalidad por adelantamiento, C
toma dos tazas de café una detrás de otra, a las cuales A y B, en forma indepen-
diente, vertieron una dosis de veneno mortal, cada una suficiente por si misma para
la causación del resultado muerte. Sin embargo, el veneno de A actúa más rápido
que el de B, de modo que C muere por este. En este caso debe rechazarse la rela-
ción causal de la dosis de B, porque A, con su poción, neutralizó la suya. No obs-
tante, la lógica es inculpar a B por el delito de homicidio en grado de tentativa. De
no poder constatarse cual de las dosis, es decir la de A o B, produjo el desenlace
fatal, ambos responderán por delito tentado, en orden al principio de in dubio pro
reo. No resultará la misma solución, de haber actuado ambos en coautoría, en cuyo
caso serán responsables por delito consumado.
Esta concepción tiene como acertado que evita la regresión indefinida de la Teoría
de la equivalencia y excluye los cursos causales fuera de la normal experiencia, no
obstante es complementaria de esta última y no es una teoría causal, sino, por el
contrario, de la imputación. Por otra parte, se le puede criticar que la experiencia
general demuestra que los resultados son también producidos por nexos causales
inadecuados.126
a.- si la acción del agente creó un riesgo jurídicamente desaprobado para la pro-
ducción del resultado.
b.- si el resultado acaecido resulta la concreción del riesgo creado por el autor.
123
Alvarado Reyes, Yesid. Ob cit nota 6. Pág. 21.
124
Bacigualupo, Enrique: Lineamientos de la Teoría del Delito. Ed. Hammurabi. Buenos Aires. 1986.
125
Engisch, Kausalität y Maurach- Zipft, citados por Eser y Burkhardt.
126
Bacigalupo, Enrique: Derecho Penal. Parte General. 2da. Ed. Hammurabi. 1999.
127
Sancinetti, Marcelo: Observaciones sobre la teoría de la imputación objetiva. Publicado en Teoría
de la Imputación Objetiva. Universidad Externado de Colombia. 1998.
128
Silva Sánchez, Jesús María; Corcoy Bidalsolo, Mirentxu y Baldó Lavilla, Francisco: Sistema de
casos prácticos de Derecho Penal. Parte General. Ed. J.M. Bosch. Barcelona. 1993. Práctica 4.
“Tipo doloso. Imputación Objetiva”. Pág. 73
79
Lo que prohíben las normas es la creación de un riesgo, que supere al riesgo per-
mitido por el alcance del tipo penal, y la producción de resultados francamente evi-
tables.
El caso clásico es aquel que, en el tránsito vial, cumpliendo correctamente con toda
la reglamentación, causa lesión a un bien jurídico, lesión esta que no le podrá ser
imputada.
129
Roxin, ob cit. Pág. 365 y ss.
80
B.- Realización del riesgo no permitido: bajo este título engloba los siguientes
casos a saber:
En mi humilde opinión, este último punto resulta contradictorio con uno de los ítems
que conforman su corolario básico a saber: la necesidad de realización del riesgo
en el resultado (tratado en el punto b. 1). En el caso del ciclista, imputa el resultado,
desde el punto de vista objetivo, por la mera creación del riesgo, ya que no puede
verificar el otro extremo y además apela a una extraña creación (incremento del
riesgo) que desvirtúa la generalidad de su teoría.
En el ejemplo de mención, y atendiendo a un principio básico como el “in dubio pro
reo”, entiendo que el imputado tendría que resultar absuelto, por lo que no compar-
to el criterio esgrimido por el doctrinario.
También aquí, el autor se refiere a las auto puestas en peligro de un tercero acep-
tadas por este, por ejemplo, el caso de dos personas que mantengan relaciones
sexuales, cuando una de ellas está infectada de una enfermedad infectocontagiosa.
Si el sujeto sometido a peligro es consciente del riesgo y resulta plenamente res-
81
Jakobs,130 por su parte, intenta explicar un sistema de imputación que rige en una
sociedad dada, en un momento determinado, basando el fundamento de la pena en
reprimir conductas infieles al derecho, mediante la reformulación “funcional” del
concepto de bien jurídico.131
Sin embargo, manifiesta que existen límites a dichos roles, los que fundamenta en
cuatro instituciones a saber:
Ahora, respecto al punto, se le puede criticar al autor que no resulta muy claro el
por qué de la posibilidad de imputación por omisión de socorro, si su comportamien-
to, como dice, no sobrepasa el riesgo permitido. Partamos de la base que la joven
tiene conocimiento de la presencia del fruto venenoso y voluntad de servir la comi-
da en el estado en que se encuentra, resultándole cuanto menos indiferente la po-
sibilidad de producción del resultado típico de muerte (dolo eventual). Siendo que la
misma, a mí juicio, carece de posición de garante, sea por contrato, por injerencia o
por ley, ya que, en definitiva, el responsable de que la comida sea servida en bue-
nas condiciones será el chef, no podremos de ninguna manera imputarle un delito
de homicidio doloso por omisión. En consecuencia, la única imputación en su contra
sería la omisión de auxilio como dice Jakobs, (no por lo menos desde el punto de
vista de la tipificación en nuestro Código Penal en el art. 108); para lo cual necesa-
riamente estaríamos tomando en cuenta esos “conocimientos especiales” que, pri-
ma facie, dijo habría que desechar, lo que resulta a la postre incongruente con lo
130
Jakobs, Günther: La imputación objetiva en el Derecho Penal. Cuadernos Civitas. Madrid.1996.
131
Cancio Melia, Suárez González, ob. cit.
82
C.- Prohibición de regreso: se “trata de casos en los que un autor desvía hacia lo
delictivo el comportamiento de un tercero que per se carece de sentido delictivo.”
Ejemplo: el caso del vecino que presta una herramienta a otro, aún cuando sepa
que la va a utilizar para destruir una propiedad ajena. Esta categoría tiene límites
imprecisos y, según Jakobs, rige incluso cuando la planificación delictiva es palma-
ria, ya que existen ciertas aportaciones que el derecho está imposibilitado de impe-
dir por encontrarse al alcance de cualquiera y son “esterotipadas como adecuadas.”
No obstante, refiere existen ciertas prestaciones peligrosas “per se” que suelen es-
tar prohibidas, por constituir puestas en peligro abstractas, por ejemplo facilitar un
arma de fuego o, aún sin realizar su entrega, evitar la custodia de la misma, por lo
que en este caso si podría imputársele al entregador su participación en el delito,
admitiendo incluso el dogmático, la participación culposa en un hecho doloso de
otro, por lo que, en tales circunstancias, no regirá la prohibición de regreso.
132
Jakobs, Günther: La imputación objetiva, especialmente en el ámbito de las instituciones jurídico
penales del “riesgo permitido”, la “prohibición de regreso” y “el principio de confianza”. En Estudios
de Derecho Penal. UAM Editores. 1997. Pág.219.
133
Ello sin perjuicio de la normativa del art. 41 bis del Código Penal, recientemente incorporada por ley
25.297. Sobre el punto ver art. 189 bis del C.P. Art. 1, 2 y 3 ley 25.086.
83
que acepta tener relaciones sexuales con un drogadependiente sin tomar precau-
ciones, asume el riesgo de contagiarse HIV.
Las reglas descriptas ut supra, son también aplicables a los delitos de omisión, ya
que como adelantáramos precedentemente, en estos casos no estamos frente ante
una cuestión de causalidad según las reglas de la física, sino ante un juicio de im-
putación.
En los delitos de peligro abstracto, como en los delitos de pura actividad, la imputa-
ción se hará en base a la comprobación de la realización, por parte del autor, de la
acción descripta por el tipo penal, mientras que, en los delitos de peligro concreto,
habrá que demostrar el efectivo peligro sufrido por el bien jurídico tutelado.
4.- Como conclusión del trabajo, se puede decir que la imputación objetiva resulta
útil por incorporar criterios correctivos de índole normativa, tendientes a realizar un
juicio de imputación de resultado a una conducta en concreto, máxime cuando se
ha verificado que las teorías causales no resultan suficientes a tal efecto.
Desde el punto de vista teórico, resulta un avance dogmático y persigue reducir a una
misma estructura los conceptos actualmente separados de delito doloso y culposo.
Siendo que este cuerpo se encuentra en pleno desarrollo, queda pendiente el es-
bozo de pautas teóricas que delimiten y aúnen criterios respecto de los conceptos y
categorías citadas, a los efectos de garantizar los limites al poder punitivo estatal,
evitando, a su vez, la incorporación de factores subjetivos al tipo objetivo, sobre
todo en relación al caso de los conocimientos especiales del autor.135
134
Art. 72 del C.P.
135
Respecto al punto Strüensse, Eberhard: Acerca de la legitimación de la “imputación objetiva” como
categoría complementaria del tipo objetivo. En “El derecho Penal Hoy”. Editores del Puerto. Bue-
nos Aires. 1995.
84
Del trabajo, se observa que el camino por recorrer es arduo. Los autores citados
carecen de reglas claras y, ante las inevitables fallas en sus explicaciones, incorpo-
ran sub-reglas o correctivos que, a la larga, no hacen más que oscurecer los con-
ceptos, cayendo a la postre en una proliferación casuística, que de ninguna manera
puede ser tomada como base para un criterio serio de imputación.
Esta teoría fue creada para limitar este último marco, paro la falta de definición se-
ñalada puede llevar, en definitiva, a un efecto contrario provocando la amplitud del
mismo y una crisis en la seguridad jurídica, la cual reclama una pronta solución.
85
UNIDAD X: LA ANTIJURICIDAD
1.- LA ANTIJURICIDAD
Es la característica de la conducta de ser contraria a todo el ordenamiento jurídico.
Se comprueba de manera negativa, es decir verificando la no existencia de una
causal de justificación.
Los permisos legales para actuar de determinada manera, surgen de todas las ra-
mas del derecho, no solamente del Derecho Penal (Ejemplo: arts. 3939, 3876 y
3878 del Cód. Civil, consagran el derecho de retención).
Algunos autores entienden que la “adecuación social” de una conducta es una cau-
sa de justificación, o que todas las justificantes son adecuadas socialmente. No
obstante, la generalidad, entiende que estamos frente a una regla interpretativa de
los tipos penales, mas no ante una autorización o permisión.
136
Zaffaroni, Alagia, Slokar: “Manual…”Ob. cit. Pág. 461.
86
Por el contrario, los causalistas, en general, han rechazado esta tesis, por cuando
entienden al injusto como objetivo.
Sin embargo, Zaffaroni en su reciente obra con Alagia y Slokar, ha variado su crite-
rio y expresa “no existe razón para sostener que el concepto complejo de injusto
obliga a admitir los elementos subjetivos de la justificación (…) la exigencia de
cualquier elemento subjetivo en la justificación aparece como totalmente innecesa-
ria y aberrrante en un estado de derecho: nadie tiene por qué conocer en que cir-
cunstancias actúa cuando está ejerciendo un derecho, pues el ejercicio de un dere-
137
Bacigalupo, Enrique: “Lineamientos de la teoría del delito.” 3era. ed. Ed. Hammurabi. Pág. 103.
138
Bacigalupo: “Lineamientos…” Ob. cit. Pág. 104.
87
cho no depende de que el titular sepa o no sepa lo que está haciendo. En rigor, el
que se imagina estar cometiendo un injusto cuando en realidad está ejerciendo un
derecho, sólo incurre en un delito en su imaginación porque no habrá nunca un in-
justo en el mundo real.”139
A mayor abundamiento, cita a Nino quien refiere: “el estado de necesidad, la legíti-
ma defensa, y cualquier otro ejercicio de derecho, justifican la respectiva acción con
independencia de los motivos, intenciones y creencias del agente. Esta conclusión
está impuesta por una concepción liberal, según la cual el derecho penal no va diri-
gido a impedir actitudes subjetivas indignas que puedan implicar una autodegrada-
ción moral del agente sino situaciones socialmente indeseables…”
La necesidad debe valorarse ex ante. Así, esta justificado quien dispara contra un
agresor que lo apuntaba con un revolver, aunque luego se descubra que el mismo
era de utilería.
139
Zaffaroni, Alagia, Slokar: “Manual…”Ob. cit. Pág. 466.
140
Zaffaroni: “Manual…”Ob. Cit. Pág. 493.
88
2.1.2.- Legítima defensa de un tercero (art. 34 inc. 7 del C.P.): El que obrare en
defensa de la persona o derechos de otro, siempre que concurran las circunstan-
cias a) y b) del inciso anterior (agresión ilegítima y necesidad racional del medio) y
en caso de haber precedido provocación suficiente por parte del agredido, la de que
no haya participado en ella el tercero defensor.
“El que causare un mal para evitar un mal mayor inminente a que ha sido extraño.”
Así, cuando el consentimiento está previsto como un elemento del tipo, por ejemplo
en el delito de violación de domicilio (art. 150 del C.P.), la voluntad expresa o pre-
sunta en favor de la práctica de la diligencia por parte del morador, excluirá a la
tipicidad.
Cuando la conducta del agente importe la lesión de bienes jurídicos ajenos, el con-
sentimiento del interesado excluirá la antijuricidad.
a.- Debe recaer sobre bienes disponibles. No son tales la integridad personal o la
vida. Ejemplo: no puedo consentir que otro me mate.
b.- Debe ser anterior al hecho, pues si es posterior se transforma en perdón.
c.- Es retractable por el interesado, en cualquier momento, antes de la comisión de
la conducta consentida.
d.- Debe haber sido otorgado por un sujeto con capacidad de decisión.
e.- No puede haber sido obtenido mediante engaño o amenaza.
f.- No puede provenir de un error de la víctima.
g.- El consentimiento presunto o tácito, es decir cuando no es expreso, se rige por
los mismos parámetros que el anterior; y es válido sólo en la medida en que se
mejore el bien jurídico tutelado. Por lo tanto, la conducta tuvo que haber sido
realizada en interés o beneficio del titular del bien jurídico. Ejemplo: una perso-
na ingresa al departamento de su vecino ausente (violación de domicilio), debi-
do a una importante pérdida de gas y con el objeto de reparar la misma.
Sin embargo, tal cumplimiento puede tener efecto eximente desde un estado de
necesidad justificante. Ejemplo: El soldado sabe que la orden es antijurídica, pero el
cumplimiento de la misma reporta un mal necesario, para evitar un mal mayor.
Se trata de los casos en que el autor cree actuar amparado en una causa de justifi-
cación, no obstante falta alguno de los presupuestos objetivos para configurar esta.
Ejemplo: En una noche oscura, observo que un sujeto cruza la calle y se dirige
hacia mí. En el entendimiento que voy a ser atacada y creyéndome amparada en
legítima defensa, golpeo al individuo causándole lesiones. Sin embargo, el hombre
cruzó para pedirme un cigarrillo. Así, faltará, en el supuesto, la agresión ilegítima.
Jorge Sandro concluye que es una categoría autónoma llamada error sobre la justi-
ficación. Así, quien yerre sobre los presupuestos objetivos de una justificante, de
resultar el yerro inevitable, estará justificado (como si existiera realmente la causal
de justificación). Por el contrario, en caso de error evitable, se aplicará la pena del
delito culposo, de encontrarse el mismo previsto por la normativa legal.
En el caso se prevé el exceso en las justificantes. La norma establece que “el que
se hubiera excedido los límites impuestos por la ley, por la autoridad o por la nece-
sidad, será castigado con la pena fijada para el delito de culpa o negligencia.”
En síntesis, en el caso el agente tiene dolo, a pesar de ello incurre en error sobre la
antijuricidad de su acto, o sea, sobre el exceso del mismo, abuso que será castiga-
do con la pena del delito culposo, pero no lo transformará en tal.
El jurista considera que si el tipo culposo no está previsto por el código, la atenua-
ción deberá ser practicada por el juez dentro de la escala del tipo doloso y apelando
143
Soler, Sebastián: “Derecho Penal Argentino”. Ob. cit. Tomo I. Pág. 478.
144
Bacigalupo, Enrique: “Tipo y error.”Ed. Hammurabbi. 1988. Pág. 114.
91
a la reducción realizada por el legislador para sancionar delitos leves, como así
también a la escala de la tentativa.
145
Zaffaroni: “Manual…”Ob. Cit. Pág. 505.
92
1.- GENERALIDADES
1.1.- Teoría psicológica y teoría normativa: sobre el punto ver Unidad VII.
1.2.- Libre albedrío: Welzel define al libre albedrío como “la capacidad de poderse
determinar conforme a sentido. Es la libertad respecto de la coacción causal, ciega
e indiferente al sentido, para la autodeterminación conforme a sentido.”146
Sin embargo, el Derecho Penal ha creado una ficción que supone la existencia de
libre albedrío como fundamento de responsabilidad, pues sostener el monismo cau-
sal, como pregonan los deterministas, importaría la imposibilidad de reproche al
sujeto que hubiese adoptado una decisión equivocada, dado que su conducta estar-
ía prefijada de antemano.
Incluso los partidarios del determinismo tienen, de una u otra forma, que admitir
algún criterio de reproche, pues, de lo contrario, caerían en la simple responsabili-
dad objetiva por el resultado.
Cuando se pretende que el hombre es un ser determinado y que sólo actúa movido
por causas, carece de todo sentido hablar de culpabilidad. Por ende, es adecuado
rechazar la idea de una completa determinación humana.
146
Welzel: “Derecho Penal Alemán.” Ob.cit. Pág. 209.
147
Ferrajoli, Luigi: “Derecho y Razón”. Ob. cit. Pág.497.
93
Elementos:
148
Bacigalupo: “Manual…” Ob. cit. Pág. 157.
94
149
Zaffaroni, Alagia y Slokar: “Manual…” Ob. cit. Pág. 561.
95
- Teoría estricta del dolo: sostiene que para el dolo es esencial la cons-
ciencia actual de antijuricidad (dolo + consciencia de antijuricidad = dolo
malo o desvalorado). No habrá tal, cuando el agente presupone: a) la
existencia de una causal de justificación, b) la existencia de una causal
que excluya la responsabilidad por el hecho, c) cuando hubiese ignora-
do la norma prohibitiva. Si el error era inevitable, se excluye el dolo y la
culpabilidad; caso contrario, de resultar salvable, deja subsistente un
remanente culposo.
Esta teoría da igual tratamiento a los errores de hecho y derecho en ma-
teria penal (aplica las reglas del error de tipo).
- Teoría restringida del dolo: parte de los mismos presupuestos que la an-
terior. Sin embargo, esta tesis se conforma, en ciertos casos, con la
conciencia potencial del ilícito, como componente del dolo. En tal senti-
do, sólo una falta importante de dicha consciencia será asimilable al do-
lo, grado este que Mezger denominó “enemistad ante el derecho.” Así,
según esta doctrina, la culpabilidad exige respecto del conocimiento de
la antijuricidad, dolo más conciencia efectiva de antijuricidad o, en su
defecto, una actitud negligente de ceguera hacia la norma, que si bien
no es asimilable al dolo, es equiparable a este en cuanto a sus conse-
cuencias jurídicas, y sometido a igual pena. Se entiende que actúa con
negligencia grave aquel que demuestra desprecio o indiferencia frente a
los valores vigentes de la sociedad.
- Teorías de la culpabilidad:
- Teoría estricta de la culpabilidad: (tesis sustentada por los finalistas Ar-
gentinos, en su mayoría) Según esta concepción, la consciencia de anti-
juricidad no pertenece al dolo y es examinada como componente indivi-
dual dentro del estrato de la culpabilidad. Se entiende a esta, como un
juicio de valor según el cual se le puede reprochar al agente su conduc-
ta por no haberse motivado conforme a la norma, cuando pudo haberlo
hecho. Así, el dolo será analizado en el tipo subjetivo, y requerirá, para
su configuración, un conocimiento efectivo, exento de toda valoración
(dolo natural). Por el contrario, la conciencia de antijuricidad, será anali-
zada en el estrato de la culpabilidad y requerirá, para su conformación,
un conocimiento potencial. En consecuencia, un error sobre los elemen-
tos del tipo objetivo, sea de hecho o derecho, será un error de tipo. En
cambio, un error sobre la antijuricidad, sea de hecho o derecho, será un
error de prohibición.
- Teoría limitada de la culpabilidad: Parte de iguales principios que la an-
terior, pero considera que un error sobre los presupuestos objetivos de
una causa de justificación es un error de tipo, no de prohibición. La sis-
temática utilizada por los partidarios de esta tesis es similar a la de los
“elementos negativos del tipo”. Entienden que una eximente putativa es
un error que recae sobre un elemento negativo del tipo, un error de
hecho, y, como tal, debe recibir tratamiento de error de tipo.
150
Welzel: “Derecho Penal Alemán”. Ob. cit. Pág. 232.
96
- Consecuencias jurídicas:
El error puede ser vencible o invencible, ya sea que con una mínima diligen-
cia de su parte, el agente haya podido o no evitarlo.
Si es insalvable, excluye la culpabilidad.
Si es salvable la disminuye, lo que implica la imposición de una pena atenua-
da, la que deberá ser fijada entre los máximos y mínimos legales previstos pa-
ra el tipo doloso en juego, ello de acuerdo con las pautas de figuración en los
arts. 40 y 41 del Cód. Penal.
En esquema:
2.1.- Estado de necesidad disculpante o excusante: Se rige por las mismas re-
glas que el estado de necesidad justificante. En consecuencia, se requiere que el
autor cause un mal, para evitar otro mal, grave e inminente, del cual fue ajeno. No
obstante, la diferencia está dada porque el bien sacrificado es igual (no menor) al
salvado. En definitiva, es un estado de necesidad por colisión de bienes de igual
jerarquía. El reconocimiento de esta causa supralegal de exclusión de responsabili-
dad, se reduce, en general, a salvar intereses fundamentales, como ser la vida, la
libertad o la integridad personal. Ejemplo: Dos náufragos se están por ahogar y en-
cuentran una tabla. El elemento sólo soporta el peso de uno de ellos. Uno empuja
al otro, lo que a la postre produce su muerte.
El art. 34 inc. 2, in fine, del Cód Penal hace referencia al que obrare violentado por
(…) amenazas de sufrir un mal grave e inminente.
La coacción está definida en la parte especial, más precisamente, en el art. 149 bis.
en cuanto establece el uso de amenazas para obligar a otro a hacer, no hacer o
tolerar algo en contra de su voluntad.
Así, según nuestra legislación de fondo, estas formas deberán ser reguladas por las
mismas pautas que rigen el estado de necesidad justificante o disculpante, ello
según la entidad del bien sacrificado.
2.3.- Error sobre las situaciones de necesidad exculpante: se aplican las reglas
del error de prohibición, aunque no se trate de tal.
98
“El grupo de disposiciones cuya función consiste en hacer prevalecer intereses extra-
penales pone de manifiesto el enlace del Derecho penal con las necesidades del con-
junto de la sociedad, que, aparte de expresarse en el interés en el óptimo funciona-
miento de la justicia penal, se manifiestan también en otras finalidades. La concu-
rrencia de diversas prioridades hace preciso un equilibrio, que se concreta en impe-
dimentos de la punición -ajenos al sistema desde la perspectiva del Derecho penal-
en la medida en que deben ceder las finalidades perseguidas por la Justicia penal.”151
Roxin explica que la falta de aceptación de esta categoría como autónoma, respon-
de a que reúne una serie de elementos heterogéneos, sobre los cuales es difícil
hacer afirmaciones generales. Así, estos múltiples elementos bien podrían ser
abarcados por otros de los estratos de la dogmática penal.
151
Bloy, citado por Roxin en “Derecho Penal…” On. Cit. Pág. 979.
152
Bacigalupo, Enrique: “Delito y Punibilidad”. Ed. Hammurabi. 1999. Pág. 219.
153
Jescheck: Ob.cit. Pág. 500.
99
154
Jescheck: Ob. cit. Pág. 504.
155
Zaffaroni, Alagia, y Slokar: “Derecho Penal…”, cit. Pág. 722.
156
Zaffaroni, Alagia, y Slokar: “Derecho Penal…”, cit. Pág. 708.
100
1.- LA TENTATIVA
El art. 42 del Cód. Penal define el concepto de delito incompleto. En general, se ha
entendido que el ilícito tentado presenta una deficiencia en el tipo objetivo;157 sin
embargo, Zaffaroni entiende no es así, por cuanto también ofrece dificultades en el
tipo subjetivo, ya que al no desplegarse totalmente la causalidad, no se desarrolla el
dolo por completo.
La norma de mención establece: “el que con el fin de cometer un delito comienza su
ejecución, pero no lo consuma por circunstancias ajenas a su voluntad…”
Las etapas de realización del hecho punible doloso, también llamadas “iter criminis”,
son las que se enumeran a continuación:
a.- Ideación: el autor proyecta el fin propuesto, el plan y los medios para concretar
el mismo (proceso interno).
b.- Preparación: el agente dispone los medios con mira a crear las condiciones
necesarias para alcanzar su meta (proceso interno).
c.- Ejecución: existe tal, cuanto el sujeto comienza la utilización de los medios se-
leccionados para urdir su plan y alcanzar su objetivo, en el mundo exterior.
d.- Consumación: cuando logra el fin o resultado propuesto.
Cabe aclarar, que existen ciertos actos preparatorios que, por sí mismos, ya consti-
tuyen conductas típicas y, como tales, serán susceptibles de aplicación de pena.
Ejemplo: Si robo un auto, como medio, para lograr un fin, consistente en iniciar un
raid delictivo; la sustracción antedicha excede los meros actos preparatorios y será
punible, aunque después desista de la meta ulterior propuesta.
2.2.- Teoría subjetiva: la tentativa es punible por el disvalor de acción del autor,
por su voluntad hostil a la norma.
157
Así, Bacigalupo en su Manual, pág. 167, quien refiere que “en la tentativa el tipo subjetivo perma-
nece idéntico a la consumación.”
101
a.- Teorías negativas: que sostienen es imposible la distinción entre los actos pre-
paratorios y ejecutivos, por lo que habría que penar, también, a los primeros.
b.- Teoría formal objetiva: habrá principio de ejecución cuando el agente comience
a realizar una parte de la acción típica (núcleo del tipo).
c.- Teoría material objetiva: incluye en la tentativa las acciones que por su co-
nexión causal con el contexto de la acción típica, aparezcan como parte inte-
grante de aquella.
d.- Teoría individual objetiva: determinan el comienzo de ejecución apelando al
plan del autor y la cercanía de la conducta realizada con el interés social tute-
lado.
El art. 44, último párrafo, del Cód. Penal establece: “Si el delito fuere imposible, la
pena se disminuirá en la mitad y podrá reducírsela al mínimo legal o eximirse de
ella, según el grado de peligrosidad revelado por el delincuente.”
4.1.- Inidoneidad del sujeto activo (autor): es el caso del agente, que sin tener
los requisitos requeridos por el tipo legal para ser autor (delitos especiales propios),
comienza la ejecución de la acción típica. Ejemplo: quien, en la creencia de ser fun-
cionario público, acepta una dádiva para hacer o no hacer algo relativo a sus fun-
ciones, cuando en realidad no es tal (delito de cohecho).
4.2.- Inidoneidad en el objeto: son los casos en que la característica del objeto
sobre el cual recae la acción, impiden la consumación del resultado típico. Por
Ejemplo: Intentar matar a una persona muerta.
4.3.- Inidoneidad en el medio: son los casos en que los medios utilizados para
alcanzar la meta propuesta por el autor, no resultan aptos a tal fin. Ejemplo: Querer
matar a alguien mediante una poción mágica.
Zaffaroni es de la tesis que, en los supuestos señalados, falta un elemento del tipo
objetivo, y, como tal, habrá atipicidad de la conducta, que sólo da lugar a una tenta-
tiva aparente.
En el delito imaginario o putativo, el agente cree hacer algo prohibido por ley, en-
tonces habrá un error de prohibición al revés. En cambio, en la tentativa aparente,
hay un error de tipo al revés. Ejemplo: Quien se quiere apoderar de algo, en la cre-
encia que es ajeno, cuando en realidad es suyo.
Así, la referencia al delito imposible de figuración en el art. 44 impone que “ex ante”
el medio haya sido objetivamente idóneo, que haya existido principio de ejecución y
peligro para el bien jurídico tutelado, pero “ex post” se verifica la imposibilidad abso-
luta de consumar ese delito. Ejemplo: querer cometer un delito informático, quien
carece de pericia con las computadoras.
102
Refiere: “cualquier interpretación que admita que la tentativa pueda abarcar una
carencia de tipo por ausencia de un requerimiento sistemático significará subsumir
como tentativa un hecho que no es comienzo de ejecución, lo que resultaría incons-
titucional tanto por violar el principio de legalidad (la tentativa es el comienzo de
ejecución de un delito y no de lo que no puede serlo) como el de lesividad (esa
construcción abarcaría conductas que no ponen en peligro ningún bien jurídico).”158
6.1.- Tentativa inacabada: que el agente omita realizar las acciones tendientes a
lograr la consumación del delito, es decir que interrumpa su plan.
6.2.- Tentativa acabada: el autor debe impedir la producción del resultado típico,
mediante un hacer activo.
6.6.- Es definitivo.
7.- LA PENA
El art. 44 establece que la pena que correspondería al agente, si hubiera consuma-
do el delito, se disminuirá de un tercio a la mitad, en caso de tentativa.
158
Zaffaroni, Eugenio; Alagia Alejandro y Blocar Alejandro: “Manual de Derecho Penal. Parte General”.
2da. ed. 1era. Reimpresión. Ed. Ediar. 2006. Pág. 656.
103
En igual sentido: “La reducción prevista para el delito consumado, en caso de tenta-
tiva, establecida por el art. 44 del Cód. Penal, debe practicarse disminuyendo en un
tercio el máximo y a la mitad el mínimo.” (C.N.Crim. y Corr., en pleno, 19-2-93. J.A.
1993-I-400).
104
a.- sin tipicidad objetiva. Ejemplo: En Alemania no estaba previsto el tipo de insti-
gación al suicidio. Entonces, como el suicidio no es delito, el que ayudaba a su
comisión era autor mediato de homicidio.
b.- Sin dolo: en error de tipo. Ejemplo: El médico que se vale, para matar al pacien-
te, de una enfermera a quien da, sin su conocimiento, veneno para inyectarle.
c.- Amparado en cualquier causa de justificación.
3.- LA COAUTORÍA
“Habrá co-dominio del hecho cada vez que el participe haya aportado una contribu-
ción al hecho total, en el estadio de ejecución, de tal naturaleza que sin esa contri-
bución el hecho no hubiera podido cometerse.”159
a.- En los delitos especiales propios, todos los co-autores deberán reunir los requi-
sitos exigidos por el tipo para ser autor.
b.- En los delitos de propia mano, todos los co-autores deberán realizar personal-
mente la conducta descripta por el tipo. Ejemplo: violación.
Así, las personas que realizan una contribución, sin la cual el hecho no hubiera po-
dido cometerse, durante:
La excepción a la regla está dada por los delitos especiales propios y/o los delitos
de propia mano. En tales casos, si el sujeto que participó durante la etapa de ejecu-
ción con todos los requisitos exigidos supra, carece de los elementos de autoría
requeridos por el tipo, pasarán entonces a ser participes necesarios.
Ejemplo: En una violación, si uno de los sujetos, durante la ejecución, accedió car-
nalmente a la víctima y el otro la retuvo, tomándola por sus brazos, al no haber el
último practicado el hecho de propia mano, pasará a ser participe necesario.
159
Bacigalupo: “Manual…” Ob.cit. Pág. 198
106
3.3.- Autoría colateral (paralela, concomitante o accesoria): existirá tal cuando una
pluralidad de autores, en el mismo momento y en el mismo lugar, realicen indivi-
dualmente el hecho en su totalidad, sin acuerdo previo. Cada autor tuvo, en forma
individual, dominio del hecho y es responsable solamente por lo que ha querido, es
decir por su dolo. Ejemplo: Dos sujetos disparan conjuntamente en contra de Juan y
le provocan la muerte. Cada uno desconocía la existencia del otro.
4.- LA PARTICIPACIÓN
4.1.- Definición: La participación puede ser definida como un aporte doloso a un
injusto doloso de otro, a título de instigación o complicidad.
4.2.1.- Teorías:
Esta puede ser llevada a cabo por cualquier medio, pero siempre requiere una con-
ducta activa, pues la instigación, generalmente, no es admisible como forma omisiva.
La voluntad del instigador debe estar dirigida a que el autor cometa un delito deter-
minado.
Se dice que esta conducta practicada por los agentes del orden estaría inmersa en
el estado de necesidad, sino hay otra forma de descubrir el delito, o también, en el
cumplimiento de un deber o consentimiento de la víctima.
Ejemplo: El art. 31 bis de la ley de drogas, Nro. 23.737, establece que durante el
curso de la investigación, y a los efectos de comprobar la comisión de algún delito
previsto en esta ley o en el art. 866 del Código Aduanero, el juez podrá disponer por
resolución fundada, si las finalidades de la investigación no pudieran ser logradas
de otro modo, que agentes de las fuerzas de seguridad actúen en forma encubierta.
El art. 31 ter. de la misma norma, establece que no será punible el agente encubier-
to que consecuencia necesaria del desarrollo de la actuación encomendada, se
hubiere visto compelido a incurrir en un delito, siempre que este implique no poner
en peligro la vida o integridad física de las personas, o provocarle un grave sufri-
miento físico o moral a otro.
Cómplice primario es quien presta una ayuda sin la cual el delito no podría haberse
ejecutado. La ayuda tuvo que haber sido dada en la etapa preparatoria, pues, de
haber sido perpetuada durante la ejecución, habría co-dominio funcional del hecho
y por lo tanto co-autoría (con excepción de los delitos especiales propios y de pro-
pia mano).
108
De igual manera, si un sujeto colabora con una mujer en el homicidio del esposo de
esta, sólo podrá aplicarse el agravante (de parricidio) en caso de que el cómplice
supiera de dicha relación entre víctima y victimario.
La doctrina, en general, entiende que son las circunstancias personales del autor
las que se trasladan al partícipe. Sin embargo, Sancinetti admite la posibilidad de
que puedan trasportarse del participe al autor, pues opina que el art. 48 se refiere a
un concepto amplio de participación que incluye también a los autores y que esto es
viable, además, por el mayor disvalor de acto. Pone como Ejemplo: “el marido que
instiga a un asesino a matar a su mujer (a la mujer del instigador)”. La doctrina vería
en el caso un homicidio simple, ya que no admite la comunicabilidad de las circuns-
tancias agravantes del partícipe al autor. No obstante, la Corte Suprema en una
oportunidad falló aplicando la circunstancia agravante en un caso similiar, conforme
sostiene el jurista (C.S., “Gaceta del Foro”, T. 148, p.115).160
160
Sancinetti, Marcelo: “Teoría del delito y disvalor de la acción”. 2da. reimpresión. Ed. Hammurabi.
2005. Pág. 797.
109
1.- DEFINICIÓN
El concepto de culpa, al igual que el dolo, no se encuentra definido en el código de
fondo. Sin embargo, la parte especial define como culposos a aquellos ilícitos co-
metidos por un agente con negligencia, imprudencia, impericia en su arte o profe-
sión o inobservancia de los deberes a su cargo (Ejemplo: Arts. 84, 94, 189, etc.).
Por el contrario, en nuestro país, nos regimos por el sistema de numerus clausus
(números cerrados) según el cual sólo podrán ser cometidos en forma culposa
aquellos delitos que se encuentren tipificados, como tal, en la ley.
Si bien en los delitos culposos, al igual que en los dolosos, se puede distinguir el
disvalor de acción y de resultado; no hay en los mismos la posibilidad de diferenciar
entre el tipo objetivo y tipo subjetivo, por cuanto, aquí, el fin propuesto por el autor
no coincide con el resultado producido. No obstante, alguna doctrina moderna, ais-
lada, acepta la posibilidad de tipo subjetivo.
3.3.- Impericia: carece de pericia, aquel falto de experiencia y/o habilidad en una
ciencia o arte; el ausente de conocimientos o preparación para desempeñar su pro-
fesión o actividad.
Bacigalupo161 expresa que hay contextos en que se deberán tomar en cuenta las
capacidades individuales, por ejemplo, si contrato con un cirujano plástico, especia-
lista en rinoplastia y el mismo me opera, como cualquier médico común diligente,
pero sin arribar al resultado conmigo acordado, habrá entonces una mala praxis,
por tratarse, en el caso, de una obligación de resultado. Refiere que “infringe el de-
ber de cuidado el que no emplea el cuidado que sus capacidad y su conocimiento
de la situación le hubieran permitido.”
En la misma línea, Zaffaroni, quien opina corresponde optar por la “capacidad indi-
vidual de previsión como indicador de la medida de la tipicidad.”162
161
Bacigalupo: “Manual…”Ob. Cit. Pág.214.
162
Zaffaroni, Alagia y Slokar. “Manual…” Ob. cit. Pág. 214.
111
ducción del resultado requiere que el mismo sea probable o seguro, por lo que al-
gunos concluyen que corresponde verificar que la conducta prudente habría evitado
la producción del resultado con una probabilidad rayana en la certeza.
6.- LA ANTIJURICIDAD Y
LA CULPABILIDAD EN LOS DELITOS CULPOSOS
Se rigen por los mismos principios, oportunamente explicados, para los tipos dolo-
sos. No obstante, respecto de la antijuricidad no se requiere el aspecto subjetivo,
pues el disvalor de acción obedece a la infracción al deber de cuidado, y no al fin
propuesto por el autor.
A veces, la doctrina intenta soslayar dicho principio incorporando a los delitos cuali-
ficados por el resultado o mediante el “actio libera in causae.”
163
Bacigalupo: “Manual…”Ob. Cit. Pág.220.
112
1.- DEFINICIÓN
Oportunamente, se expresó que el legislador tipifica conductas con prohibiciones y
mandatos. Las primeras, se violan a través de un hacer activo, los segundos, me-
diante una omisión. Este último es un concepto normativo, pues no consiste en un
simple no hacer, sino en no cumplir con una obligación legal de actuar en cierta
forma, cuando se tiene capacidad para ello.
La tesis del “aliud agere” sostiene que hay que penar el hacer lo diferente a lo debido.
Caracteres:
Caracteres:
164
Welzel, Hans: “Derecho Penal Alemán”. Op. cit. Pág. 276.
165
Zaffaroni, Alagia, Slokar: “Manual de Derecho Penal…” Op. cit. Pág. 440.
166
Bacigalupo, Enrique: “Manual de Derecho Penal”. Op. Cit. Pág. 226.
113
2.2.c.- Tienen un tipo activo equivalente. Son delitos de comisión por omisión.
2.2.d.- Para consumar el delito se requiere la producción de un resultado típico.
2.2.e.- Son tipos abiertos. El juez debe complementarlo para encontrar las carac-
terísticas objetivas de autor.
Por el contrario, otros sostienen que detrás de todo tipo activo hay uno omisivo no
escrito, que debe ser completado por el juez, y sólo puede ser endilgado a quienes
tengan una especial relación con el titular del bien jurídico protegido.
Algunos códigos europeos (Ejemplo: Alemania, Australia, España, etc.) tiene una
cláusula de equivalencia, donde se dispone que cualquier delito activo puede ser
cometido a través de una omisión; como así también, una cláusula de correspon-
dencia, en la que se faculta al juez, en estos casos, a disminuir la pena, siempre y
cuando el contenido ilícito no sea coincidente con un hacer positivo por parte del
autor.
a.- La ley: dicha característica está reconocida en la norma que establece una
obligación de asistencia y protección entre parientes cercanos. Por Ejemplo: el
matrimonio, la patria potestad, la familia, etc.
b.- El contrato: la posición puede asumirse contractualmente. Basta la asunción
fáctica, aunque el documento sea nulo. Por Ejemplo: médicos, enfermeros,
guardavida, nodriza, etc.
c.- La injerencia: la garantía surge también de un actuar precedente peligroso. Por
Ejemplo: aquel que atropella en la calle a otro, aunque sea sin culpa, tiene la
obligación de impedir un resultado más gravoso.
Otros autores, como Welzel, incluyen una cuarta categoría, a saber:
d.- La especial relación de lealtad: creado para suplir lagunas del derecho, que, a
su vez, se divide en dos sub-clases:
d.1.- La comunidad de vida: posición de dos personas que conviven en un
mismo hogar. Por Ejemplo: concubinos, amigos, etc.
d.2.- La comunidad de peligro: protección asumida de manera recíproca frente
a situaciones comunes de peligro. Ejemplo: el ascenso común a una
montaña de un grupo de exploradores.
167
Jakobs, Günther: “Derecho Penal, Parte General. Fundamentos y teoría de la imputación.”Ed. Mar-
cial Pons. 1997. Pág. 965 y ss.
114
Se puede hablar de un “cuasi dolo” donde falta o, por lo menos, difiere el aspecto
conativo (voluntad) de los delitos de acción.
168
Esquema según Bacigalupo.
115
Bacigalupo propone una diferencia. Para los casos de las omisiones propias de-
berán darse los requisitos enumerados anteriormente como “a” y “b”. Para las im-
propias, habrá que agregarle a tales presupuestos el “c”, como así también que el
agente tuvo, por lo menos, que haber sido indiferente respecto a la eventual pro-
ducción del resultado.
Zaffaroni señala que la culpa puede surgir de la falta de deber de cuidado al apre-
ciar: a) la situación típica, b) al ejecutar el mandato, c) la posibilidad fáctica de eje-
cución, d) la posición de garante.
6.- LA PARTICIPACIÓN
No es posible la coautoría omisiva, porque no puede haber decisión común al
hecho.
169
Zaffaroni, Alagia, Slokar: “Manual de Derecho Penal…” Op. cit. Pág. 453
170
Bacigalupo, Enrique: “Manual de Derecho Penal”. Op. Cit. Pág. 232.
171
Welzel, Hans: “Derecho Penal Alemán”. Op. cit. Pág. 304.
116
UNIDAD XVII:
CONCURRENCIA DE LEYES PENALES Y
CONCURRENCIA DE DELITOS
a.- el factor final: es el fin que se propone el agente, en consecuencia, habrá que
apelar al plan del autor y determinar si hubo un dolo unitario. Una acción siem-
pre está constituida por una pluralidad de actos físicos aislados, aunados por
una voluntad final. Ejemplo: si un sujeto coloca una bomba y mata a diez per-
sonas, no hay diez actos, sino uno con pluralidad de víctimas.
b.- el factor normativo: es el enjuiciamiento jurídico-social de la conducta, a través
de los tipos penales. Ejemplo: si una persona sustrae un arma de fuego para
cometer un robo, estaremos en presencia de dos ilícitos: un hurto y robo a ma-
no armada, pues el primer hecho ya fue desvalorado por el legislador y tipifica-
do como delito, de manera independiente al último.
Así, se requiere:
172
D’Alessio, Andrés: “Código Penal . Comentado y antotado”. Tomo 1. La Ley. 2005. Pág. 601.
173
Zaffaroni, Eugenio Raúl: “Manual de Derecho Penal.” Op. cit. Pág. 624.
117
Se da cuando existe una única conducta que se adecua a varios tipos penales que
no se excluyen entre sí. Hay unidad de hecho con pluralidad típica.
Por el contrario, si una misma acción es abarcada por diferentes tipos, será hete-
rogéneo. Ejemplo: tira una bomba, mata a uno y lesiona a otro. Se le imputa homi-
cidio en concurso ideal con lesiones.
Se aplica solamente la sanción que fija pena mayor (principio de absorción). Por
Ejemplo: en el caso citado en último término, la del homicidio.
Si las acciones estuvieran reprimidas con la misma clase de pena se aplica como
mínimo el mínimo mayor (es decir, se construye una pena total integrada por el
mínimo mayor asperjada con el resto -principio de aspersión-) y como máximo la
suma aritmética de todos los máximos correspondientes a cada una de las sancio-
nes (principio de acumulación material), sin que puedan superar los 50 años de
reclusión o prisión (principio de acumulación jurídica).
La gravedad de las penas se verifica según el orden establecido en el art. 5 (art. 57).
mediar una imposibilidad procesal o de otra índole, los diversos hechos delictivos
independientes debieron ser objeto de juzgamiento en el mismo proceso y de una
única sentencia condenatoria que impusiera una pena total (única).”174
El tribunal que dicte la pena total tiene amplia libertad para elegir la naturaleza de
las penas y fijar su medida según las reglas del art. 55 a 57, 40 y 41 del Cód. Penal.
Sin embargo, algunos autores refieren que la pena anterior implica un tope mínimo
que no puede transponerse (sistema composicional). Otro método es el de la suma
aritmética, donde, a los efectos de la unificación, se adicionan matemáticamente
ambas sanciones.
4.3.2.- Unificación de penas: esta hipótesis se verifica cuando un penado debe ser
juzgado nuevamente por un hecho nuevo cometido después de esa condena, más
precisamente mientras se encuentra cumpliendo la pena.
Entonces, la sentencia que evalúa el último hecho sólo puede unificar las penas,
por lo que subsisten de manera independiente cada una de las condenas con los
efectos que ello implica. Luego, si son penas privativas de libertad, y de haberse
cumplido parcialmente la primera, la segunda dará lugar a la declaración de reinci-
dencia. Si las condenas fueran reiteradas, se tomarán en cuenta a los efectos de la
multirreincidencia (art. 52 del Cód. Penal).
En este caso existiría un supuesto concurso ideal, por cuanto hay un mismo hecho
que subsume en varios tipos penales. No obstante, uno de estos excluye al resto,
porque agota el contenido delictivo del injusto. Es por ello, que se habla de concur-
so aparente y se descarta el ideal.
174
Caramuti, Carlos en el comentario al art. 58 del Cód. Penal de Baigún, Zaffaroni. Op. Cit. Tomo 2.
Pág. 522/523.
119
Son accesorias aquellas penas que derivan de la aplicación de una pena principal.
Ejemplo: inhabilitación absoluta (art. 12), decomiso (art. 23), reclusión accesoria por
tiempo indeterminado (art. 52).
La pena de muerte se encuentra abolida por nuestra Constitución para causas polí-
ticas (art. 18). El Código de Justicia Militar Argentino la previó por fusilamiento, sin
embargo, dicho instrumento fue derogado por ley 26.394 (B.O. 20/08/2008). La
Convención Americana sobre Derechos Humanos no la prohíbe, pero establece
que no se puede extender su empleo para delitos a los cuales no se aplique ac-
tualmente (art. 4 inc. 2 “in fine”).
Diferencias:
a.- no se puede aplicar detención domiciliaria para las penas de reclusión, sí para
las de prisión que no excedan los 6 meses de tratarse el imputado de una per-
sona mayor de 60 años, mujer honesta o valetudinaria (art. 10 del C.P. y 33 de
la ley 24.660);
b.- es diferente el cómputo de la libertad condicional (art. 13 del C.P.);
c.- difiere el cómputo de la prisión preventiva (art. 24 del C.P.);
d.- no se puede imponer condena condicional de reclusión (art. 26 del C.P.);
e.- las escalas de reducción de pena en la tentativa o participación no coinciden
(arts. 44 y 46 del C.P.);
f.- tienen diferentes mínimos (prisión, 15 días -art. 243- y reclusión, seis meses
-art. 93 del C.P.-);
g.- la reclusión es más grave que la prisión (art. 57 en función del art. 5 del C.P.).
oral que corrigió el cómputo de fs. 640, dado que la pena de reclusión debe consi-
derarse virtualmente derogada por la ley 24.660 de ejecución penal puesto que no
existen diferencias en su ejecución con la de prisión, de modo tal que cada día de
prisión preventiva debe computarse como un día de prisión, aunque ésta sea im-
puesta con el nombre de reclusión.”
3.- LA MULTA
a.- represión de delitos leves, dolosos o culposos (arts. 99, 103 del C.P.);
b.- sanción única de delitos graves (arts.270);
c.- como agravante (art. 260, segundo párrafo);
d.- como complementaria (art. 22 bis).
El juez debe establecer el monto tomando en cuenta los máximos y mínimos lega-
les previstos en la parte especial, los principios generales del art. 41 y la situación
económica del penado.
En los casos de delitos con ánimo de lucro -elemento subjetivo distinto del dolo- se
faculta a agregar a la pena privativa de libertad una multa, aún cuando no esté pre-
vista o lo esté sólo de manera alternativa (art. 22 bis.).
Si el reo no paga la multa, en el plazo que fija la sentencia, sufrirá prisión que no
podrá exceder el año y medio. Previo a ello, el tribunal puede autorizar al pago en
cuotas e intentará su satisfacción haciéndola efectiva sobre los bienes, sueldos u
otras entradas del condenado. Así, se evita que quien pueda pagar, no lo haga, y
burle el sentido pecuniario de la sanción. En cualquier momento que pague, que-
dará en libertad. Del importe se descontará el monto proporcional al tiempo que
estuvo detenido, de acuerdo a las reglas del art. 24 del código de fondo.
Siempre que sea viable, se podrá autorizar al reo a amortizarla con trabajo libre.
4.- LA INHABILITACIÓN
Se prevé la absoluta y la especial, las que, también, pueden ser perpetuas o tempo-
rales; formas que provienen del Código Tejedor, como penas degradantes o humi-
llantes.
175
Zaffaroni, Alagia, Slokar: “Manual de Derecho Penal…” Op. cit. Pág. 728.
122
a.- La pérdida del empleo o cargo público que ejercía el penado aunque provenga
de elección popular: la definición de funcionario público es dada por el art. 77,
3er párrafo del Cód. Penal.
b.- La privación del derecho electoral: o sea la imposibilidad de votar en elecciones
populares que tengan por fin constituir los poderes del Estado, ello en la medi-
da que haya sentencia firme.
c.- La imposibilidad para obtener cargos, empleos o comisiones públicas: comisión
es una actividad determinada que se desempeña para la administración públi-
ca, sin tener continuidad o permanencia. Ejemplo: asesor, conjuez.
d.- La suspensión del goce de toda jubilación, pensión o retiro civil o militar, cuyo
importe será percibido por los parientes que tengan derecho a pensión. El tri-
bunal podrá disponer, por razones de carácter asistencial, que la víctima o los
deudos que estaban a su cargo concurran hasta la mitad de dicho importe, o
que lo perciban en su totalidad, cuando el penado no tuviere parientes con de-
recho a pensión, en ambos casos hasta integrar el monto de las indemnizacio-
nes fijadas. Se le objeta que priva de derechos adquiridos (art. 17 de la C.N.) y
perjudica a otros familiares.
Así, producirá la privación del empleo, cargo, profesión o derecho sobre que el cual
recayere y la incapacidad para obtener otro del mismo género durante la condena.
La inhabilitación para derechos políticos producirá la incapacidad de ejercer durante
la condena aquellos sobre los que recayere (art. 20). En este último caso, se refiere
a los derechos de votar, ser elegido o postularse para cargos políticos.
Explica Zaffaroni que a los efectos de la reparación del daño se tomará en cuenta la
capacidad patrimonial del inhabilitado. Luego, no resulta necesario un resarcimiento
total.
A diferencia de las penas, las medidas de seguridad no tiene duración fija, por
cuanto el justiciable permanecerá recluido en el nosocomio destinado al efecto,
hasta tanto cesen las condiciones que lo hagan peligroso.
UNIDAD XIX:
LA DETERMINACIÓN JUDICIAL DE LA PENA
“Es la fijación por el juez de las consecuencias jurídicas de un delito, según la clase,
gravedad y forma de ejecución de aquellas, escogiendo entre la pluralidad de posi-
bilidades previstas legalmente.”176
Si bien se trata de un acto discrecional del tribunal, lo cierto es que no hay discre-
cionalidad libre, pues se encuentra limitado por la cuantía del injusto y la culpabili-
dad de autor, como así también por los efectos que la sanción pueda ocasionar a
su vida futura en sociedad.
El Código Penal prevé pena absoluta -prisión o reclusión perpetua- sólo para casos
determinados (Ejemplo: art. 80 inc. 1). Por lo general, adopta el sistema de sancio-
nes divisibles, donde se establece una escala fijada entre un máximo y un mínimo
legal. Este marco no sólo sirve de límite, sino que permite evaluar el delito de ma-
nera sistémica con el resto de los tipificados en el código, a los efectos de determi-
nar su rango o gravedad, sin perjuicio de las incongruencias en las que ha caído el
legislador a lo largo de las sucesivas reformas.
2.- DETERMINACIÓN
Soler distingue dos maneras de efectuar la operación:
El art. 40 establece que “en las penas divisibles por razón de tiempo o cantidad, los
tribunales fijarán la condenación de acuerdo con las circunstancias atenuantes o
agravantes particulares a cada caso y de conformidad a las reglas del artículo si-
guiente.”
176
Jescheck, Hans-Heinrich: “Tratado de Derecho Penal. Parte General”. Ed. Comares. Granada.
1988. Pág. 785.
177
Soler, Sebastián: “Derecho Penal Argentino”. Ed. Tea. 1992. Tomo II. Pág. 494.
126
El art. 41 enuncia -en el primer párrafo- una serie de circunstancias objetivas vincu-
ladas al hecho cometido y -en el segundo- de índole subjetivas relacionadas con la
mayor o menor peligrosidad del autor, todas ellas de carácter no taxativas.
A los efectos de determinar los factores de relevancia el juez deberá evaluar, nece-
sariamente, los fines preventivos de la pena orientados a futuro, así como el ade-
cuado reproche de responsabilidad por el hecho cometido.
- La gravedad del ilícito: donde será examinada la naturaleza de la acción y los me-
dios empleados para ejecutarla, como así también las demás circunstancias de
modo, tiempo y lugar. Los tipos penales establecen, en algunos casos, las cir-
cunstancias agravantes o atenuantes. Ejemplo: robo con armas, en poblado y en
banda.
- La extensión del daño y peligro causados: determinar si hubo afectación al bien
jurídico protegido, su entidad, la existencia de dolo o culpa, la puesta en peligro en
los delitos que no requieran resultado, las consecuencias mediatas al hecho, su
previsibilidad, etc.
- La calidad de los motivos: que llevaron al autor a cometer el hecho: El código
hace referencia a “la miseria o la dificultad para ganarse el sustento propio nece-
sario y el de los suyos”, sin que esto pueda entenderse como un estado de nece-
sidad. Verificar si no se trata de “autores por conciencia disidente” que no encua-
dren en un error de prohibición insalvable.
- La participación en el hecho o rol que haya tomado el agente en el delito.
- Los vínculos personales: por Ejemplo: posición de garante frente al bien jurídico.
- Las calidades personales: tales como edad, educación, costumbres, conducta
precedente.
- Las reincidencias.
Por ejemplo, ante un robo el juez no podría invocar como agravante el hecho de
que el agente recurrió a violencia física sobre las personas, pues esta es una forma
de la comisión típica, que lo distingue, justamente, de un hurto.
De igual manera, si tipificó la conducta como robo con armas -agravante previsto
por el legislador para el tipo básico- luego, no puede decir que implica un contenido
más gravoso para el hecho -a tenor de los arts. 40 y 41- la utilización de estas.
178
Ziffer, Patricia: Comentario arts. 40 y 41 del C.P. Publicado en “Código Penal” bajo la dirección de
David Baigún y Eugenio Zaffaroni. Ed. Hammurabi. 2002. Tomo2. Pág.67.
127
En dicha inteligencia, el art. 41 bis. establece que cuando un delito se cometa con
violencia o intimidación contra las personas mediante el empleo de un arma de fue-
go la escala penal del ilícito se elevará un tercio en su mínimo y máximo, sin que se
pueda exceder el máximo legal de la especie de pena que corresponda. Pero, refie-
re, respecto del tema que nos ocupa, que la agravante no será aplicable cuando la
circunstancia mencionada en ella ya se encuentre contemplada como elemento
constitutivo o calificante del delito que se trate.
2.- PRESUPUESTOS
a.- Temporal: el penado a reclusión o prisión perpetua debe haber cumplido treinta
y cinco (35) años de condena (artículo según ley 25.892). Antes eran veinte
(20) años.
El condenado a pena privativa de la libertad temporal superior a los tres (3)
años, dos tercios (2/3) de la condena.
El sentenciado a prisión por tres (3) o menos años, ocho (8) meses de prisión.
El condenado a reclusión por tres (3) años o menos, (1) un año de reclusión.
b.- observancia con regularidad de los reglamentos carcelarios: conforme a la ley
24.660 de ejecución de la pena privativa de la libertad, que establece un régi-
men de progresividad. El juez deberá requerir informes al establecimiento car-
celario, quienes ilustrarán sobre la disciplina del reo en el penal. La evaluación
es materia jurisdiccional.
c.- Informes de peritos: dictámenes médicos o psicológicos que pronostique, en
forma individual y favorable, la reinserción social del encausado.
3.- CONDICIONES
a las que debe someterse el imputado, se encuentran enumeradas en el art. 13 inc.
1 a 6 del Cód. Penal. El juez puede añadir a estas, otras reglas de conducta esta-
blecidas en el art. 27 bis.; y rigen hasta el vencimiento de los términos de las penas
temporales y hasta 10 años más en las perpetuas, a contar del día del otorgamiento
de la libertad condicional.
4.- CONSIDERACIONES
- La libertad condicional no se concede a los reincidentes. Tampoco para los delitos
previstos en los arts. 80 inc. 7, 124, 142 bis, anteúltimo párrafo, 165 y 170, ante-
último párrafo, del Código Penal (art. 14 del C.P.). Los reincidentes, sin la acceso-
ria del art. 52, podrán obtener la libertad asistida que implica el egreso anticipado
y su reintegro al medio libre, seis (6) meses antes del agotamiento de la pena
temporal (art. 54 de la ley 24.660).
- La libertad condicional será revocada cuando el penado cometiera un nuevo delito
o violare la obligación de residencia. En estos casos, no se computará, en el
término de la pena, el tiempo que haya durado la libertad -a diferencia de lo que
ocurre con los incumplimientos de las demás reglas de conducta- (art. 15 del
129
1.- NATURALEZA
Responde a una necesidad de política criminal de sustituir las penas de corta dura-
ción, a fin de evitar la estigmatización de la pena en cabeza del delincuente, que
repercute en el ámbito familiar y laboral.
Es viable sólo para la prisión, no así para la reclusión, multa o inhabilitación (art. 26).
179
Zaffaroni, Alagia y Slokar: “Manual de Derecho Penal…”. Op.cit. Pág.720.
131
Núñez expresa: “Unos piensan que lo condicional es la condena y que, por consi-
guiente, cumplida la condición de no delinquir, la condena se tiene por no pronun-
ciada, desaparece. La opinión dominante sostiene que lo sometido a condición es
sólo la ejecución de la pena impuesta, de manera que cumplida la condición, es esa
ejecución la que queda excluida.”180
La suspensión podrá ser acordada por segunda vez si el nuevo delito ha sido come-
tido después de transcurridos ocho años a partir de fecha de la primera condena
firme. Este plazo se elevará a diez, si ambos delitos fueran dolosos.
180
Núñez citado por Isidoro De Benedetti y Carolina Mercedes Pera de De Benedetti en el comentario
a los arts. 26/27 27 bis y 28 del C.P., en el Código Penal de Baigún y Zaffaroni. Op. cit. Tomo 1.
Pág.390.
132
1.- CONCEPTO
El art. 50 del C.P. establece que “habrá reincidencia siempre que quien hubiera
cumplido, total o parcialmente, pena privativa de la libertad impuesta por un tribunal
del país cometiere un nuevo delito punible también con esa clase de pena…”
Los fundamentos de la institución son el mayor grado de injusto por alarma social -el
delincuente es más peligroso-; la influencia relativa de la pena anterior que no cum-
plió su fin preventivo, pues el sujeto volvió a delinquir; la mayor culpabilidad, etc.
181
Zaffaroni, Eugenio y Sal Llargues, Benjamín en el comentario al art. 50 del C.P. donde el primero
es compilador con el Dr. Baigún. Op. Cit. Pág. 214.
182
Citado por Zaffaroni en la obra que antecede. Pág.227.
133
La Corte ha dicho:
“Si aún cupiera alguna duda acerca de cuál es la voluntad de la ley, en los antece-
dentes parlamentarios cuya utilidad para conocer su recto sentido y alcance ha sido
siempre reconocida (Fallos 321:2594; 323:3386; 325:2386) el senador De La Rúa
señaló que “...debe quedar en claro que no debe computarse la prisión preventiva
como parte de la pena, es decir, como pena efectivamente cumplida, a los efectos
de la reincidencia (...) Por lo demás, la Corte, en Fallos: 308:1938, avaló la declara-
ción de reincidencia a partir del tiempo de la condena “cumplido efectivamente co-
mo penado (...) sin computar el tiempo de detención y prisión preventiva.” (Del dic-
tamen del Procurador Fiscal)” (C.S.J.N., 17/10/200, “Mannini, Andrés Sebastián”, el
Dial AA423F).
“Es suficiente, entonces, contar con el antecedente objetivo de que se haya cumpli-
do una condena anterior a pena privativa de libertad, independientemente de su
duración, ya que el tratamiento penitenciario es sólo un aspecto del fin de preven-
ción especial de la pena. Es cierto que podrían presentarse supuestos extremos en
los que la escasa magnitud de la pena cumplida ofreciera alguna dificultad en la
solución, pero esta hipótesis no pasó por alto en el debate parlamentario, donde el
senador De la Rúa expresó: “Entendemos que esto no es del todo claro para ciertas
situaciones intermedias, límites o excepcionales cuando, por ejemplo, el tiempo de
cumplimiento parcial es muy breve, casi insignificante. Con todo, refirma el sistema
de reincidencia real que se adopta. Hay que reconocer que el juez puede tener
cierta elasticidad para situaciones excepcionales cuando, por ejemplo, se trata de
una diferencia de un solo día o incluso pocos días de prisión...”(C.S.J.N.,
16/10/1986, “Gómez Dávalos, Sinforiano”).
a.- reincidencia específica o propia: cuando el nuevo delito recae en una acción de
la misma especie a la anterior.
b.- reincidencia genérica o impropia: cuando el nuevo delito cometido es de otra
naturaleza.
Nuestro código no hace referencia alguna a la calidad del delito cometido, por lo
cual también podría ser posible su declaración en base a la combinación entre un
delito doloso y culposo.
La pena de reclusión indeterminada del art. 52 del Código Penal es una clara ma-
nifestación de derecho penal de autor, sea que se la llame medida de seguridad o
135
que se respete el digno nombre de pena, sea que se la quiera fundar en la culpabi-
lidad o en la peligrosidad. En cualquier caso, resulta claro que no se está retribu-
yendo la lesión a un bien jurídico ajeno causada por un acto, sino que en realidad
se apunta a encerrar a una persona en una prisión, bajo un régimen carcelario y por
un tiempo mucho mayor al que correspondería de acuerdo con la pena establecida
para el delito cometido, debido a la forma en que conduce su vida, que el estado
decide considerar culpable o peligrosa.(…) Resulta por demás claro que la Consti-
tución Nacional, principalmente en razón del principio de reserva y de la garantía de
autonomía moral de la persona consagrados en el art. 19, no permite que se im-
ponga una pena a ningún habitante en razón de lo que la persona es, sino única-
mente como consecuencia de aquello que dicha persona haya cometido.(…)
La pena y cualquier otra consecuencia jurídico penal del delito -impuesta con ese
nombre o con el que pudiera nominársela-, no puede ser cruel, en el sentido que no
debe ser desproporcionada respecto del contenido injusto del hecho. En el caso,
Gramajo ha sido imputado por la comisión de un delito contra la propiedad y aten-
diendo al hecho cometido y a las demás pautas mensurativas establecidas en el
Código Penal, se ha fijado a su respecto una pena de dos años de prisión. Sin em-
bargo, con la aplicación de la medida contenida en el art. 52 del Código Penal, la
pena que en definitiva habrá de cumplir en prisión virtualmente se acerca a la fijada
como mínimo para el delito de homicidio simple, con más otros cinco años de liber-
tad condicional.(…) Como puede verse, más allá del nomen juris que pretenda ad-
judicarse a la medida en análisis, o del argumento justificativo al que quiera acudir-
se, en cualquier caso se traducirá en una pena cruel, entendida como aquella que
importa una evidente violación al principio de proporcionalidad de la reacción puniti-
va con el contenido injusto del hecho.(…) Frente a los valores protegidos por nues-
tra Constitución, no es posible alterar la jerarquía de los bienes jurídicos de la ley
penal imponiendo privaciones de derecho punitivas -no importa bajo qué título o
nomen juris- que coloquen una lesión a la propiedad en un plano igual o superior a
la lesión a la vida.(…) Ante la afirmación de que la pena es cruel porque viola gro-
seramente el principio de proporcionalidad, porque en la práctica, al autor de un
delito que merece una pena de dos años de prisión, se le impone una pena mínima
de doce años de reclusión, no vale el argumento de que no se impone en razón
del hecho que el tribunal pena con dos años de prisión, sino en razón de los ante-
riores hechos por los que fuera condenado. Si esto fuese así resulta claro que al
procesado se lo está penando dos veces por los mismos hechos. Si Gramajo no
hubiese cometido los anteriores hechos, tendría una pena de dos años de prisión.
Como los cometió, se le impondría una pena mínima de doce años de reclusión,
siempre que cumpla con los requisitos del art. 53. Según las matemáticas, habría
como mínimo cinco años de reclusión efectiva y cinco años de libertad condicional
que se le imponen por los hechos anteriores, para lo cual se pasa por alto que por
éstos ya ha sido juzgado, condenado y ha cumplido las penas impuestas que se
hallan agotadas. Por ende, los diez años que como mínimo se le incrementa su
pena son una nueva pena por los hechos por los que ya fuera juzgado, condenado
y con pena extinguida por agotamiento.(…)”La pretensión de que la pena del art. 52
no es tal, sino una medida de seguridad fundada en la peligrosidad del agente, no
es admisible constitucionalmente. La peligrosidad, referida a una persona, es un
concepto basado en un cálculo de probabilidades acerca del futuro comportamiento
de ésta. Nunca podría saberse por anticipado si con la reclusión habrá de evitarse
o no un futuro delito, que a ese momento no sólo todavía no se habría ni siquiera
tentado, sino que, tal vez nunca se llegaría a cometer.(…) Mediante la previsión
contenida en el art. 52 del Código Penal se declararía un individuo, en razón de sus
múltiples reincidencias, como un ser humano peligroso, pero no porque se hubiera
verificado previamente su peligrosidad, sino simplemente porque se lo considera
fuera del derecho, como un enemigo al que resulta conveniente contener encerrán-
136
dolo por tiempo indeterminado.(… “En síntesis, contra lo que esta Corte resolvió en
el precedente “Sosa” (Fallos: 324:2153), de lo expuesto en los considerandos ante-
riores, se concluye que dicha doctrina debe ser abandonada, en tanto se ha esta-
blecido que:
a.- La reclusión accesoria para multirreincidentes del art. 52 del Código Penal es
una pena;
b.- Las llamadas medidas de seguridad, pre o posdelictuales, que no tengan
carácter curativo y que importen privación de libertad con sistema carcelario,
son penas;
c.- Una privación de libertad que tiene todas las características de una pena, es
una pena;
d.- La reclusión -como cualquiera de las otras penas del art. 5° del Código Penal-
no cambia su naturaleza de pena por ser impuesta por tiempo indeterminado;
e.- Tampoco la cambia por el hecho de que se la prevea como pena accesoria o
como pena conjunta;
f.- La palabra penado del art. 18 constitucional, abarca a todos los que sufren una
pena como a los que sufren los mismos efectos con cualquier otro nombre;
g.- Históricamente, la pena del art. 52 es la de relegación proveniente de la ley de
deportación francesa de 1885 en la Guayana, que reemplazó a la ley de 1854 y
ésta a la pena de galeras;
h.- Llegó a nuestra legislación en 1903 como complemento de la deportación a
Ushuaia y de la llamada ley de residencia;
i.- Conserva carácter relegatorio porque federaliza a los condenados sustrayéndo-
los a la ejecución en la provincia respectiva;
j.- Es una clara manifestación de derecho penal de autor, pues pretende penar
por lo que la persona es y no por lo que ha hecho;
k.- Si se la considera pena por el último hecho es desproporcionada y, por ende,
cruel;
l.- Si se considera que se la impone por los hechos anteriores, está penando dos
veces delitos que han sido juzgados y por los que la pena está agotada;
m.- Tampoco es posible fundarla en la peligrosidad, porque ésta responde a una
probabilidad en grandes números, que en el caso concreto es siempre incierta;
n.- Como no existen investigaciones al respecto, la peligrosidad no responde en la
práctica penal a criterios de grandes números, sino a juicios subjetivos arbitra-
rios;
o.- Se afirma que el legislador la presume, con lo cual se quiere decir que el legis-
lador se vale de una peligrosidad inexistente o meramente inventada por él, pa-
ra declarar una enemistad que priva a la persona de todos los derechos consti-
tucionales;
p.- La pena prevista en el art. 80 del Código Penal no está en cuestión en esta
causa; lo que se cuestiona es la pena para multirreincidencia por delitos meno-
res del artículo 52;
q.- En el caso concreto se pretende penar un robo que merece la pena de dos
años de prisión con una pena mínima de doce años;
r.- En estas condiciones la pena, en el caso concreto, viola el principio de propor-
cionalidad, constituye una clara muestra de derecho penal de autor, infringe el
principio de humanidad y declara a Gramajo extraño al derecho. (…)
s.- De acuerdo con lo hasta aquí expuesto, habrá de declararse que, en el caso
concreto, la pena de reclusión por tiempo indeterminado prevista en el art. 52
del Código Penal resulta inconstitucional por cuanto viola el principio de culpa-
bilidad, el principio de proporcionalidad de la pena, el principio de reserva, el
principio de legalidad, el principio de derecho penal de acto, el principio de
prohibición de persecución penal múltiple (ne bis in idem) y el principio de
prohibición de imposición de penas crueles, inhumanas y degradantes, todos
137
UNIDAD XXIII:
EXTINCIÓN DE LAS ACCIONES Y LAS PEÑAS
Las causales que surgen del art. 59 del Cód. Penal hacen cesar toda pretensión
punitiva del estado.
a.- Muerte del imputado: se acredita a través del certificado de defunción (art. 206
del C.P.P.N.). Tiene efectos sobre la acción penal solamente, pero no condi-
cionan la indemnización civil emergente del delito, la que se transfiere a los
herederos del imputado fallecido (C.S., Fallos: 288: 122) (ver art. 70 del C.P.).
b.- Amnistía: Es una facultad del Congreso Nacional (art. 75 de la C.N.). Consiste
en un perdón excepcional para determinados delitos, de alcance general, que
hace desaparecer la condena y sus efectos, con excepción de las indemniza-
ciones debidas a los particulares (art. 61). Entonces, el ilícito no se tomará en
cuenta a los efectos de la reincidencia. “Se borra así el hecho delictuoso, se ex-
tinguen las penas aplicadas y sus beneficiarios se reputan legalmente inocen-
tes, con la finalidad de afianzar la unidad y la pacificación nacional.” (C.S. Fa-
llos 306:911).
c.- Prescripción de la acción: consiste en el cese de la voluntad persecutoria esta-
tal por el mero transcurso del tiempo. La acción penal prescribe de conformidad
a los plazos previstos por el art. 62 (ver norma). Empieza a correr desde la me-
dianoche del día que se cometió el delito o, si este fuere continuo, en que cesó
de cometerse (art. 63). La Convención sobre la imprescriptibilidad de los
crímenes de guerra y lesa humanidad impide la prescripción de la acción y de
la pena correspondiente a esa especie de delitos. Los demás son prescriptibles
en su totalidad. La acción penal de los ilícitos reprimidos con multa se extingue
durante la instrucción, por el pago mínimo de ésta y la reparación de los daños
causados. Si se hubiera iniciado el juicio, deberá abonarse el máximo de la
sanción, además de reparar. En ambos casos, deberá abandonarse en favor
del estado los bienes que presumiblemente resultarían decomisados de recaer
condena. Este modo puede ser admitido por segunda vez, si transcurrieron
ocho (8) años a partir de la fecha de la resolución que hubiese declarado la ex-
tinción de la acción penal en la causa anterior (art. 64).
d.- Renuncia del agraviado: para delitos de acción privada. Sólo perjudica al re-
nunciante y a sus herederos, para el caso de que haya varios ofendidos. Esta
causa otorga preponderancia al interés particular sobre el interés punitivo de
los órganos de gobierno. Es un acto unilateral donde se manifiesta la pérdida
de interés del derecho a querellar.
Existen otras dos causales que no surgen del artículo mencionado, a saber:
e.- Cumplimiento de la suspensión de juicio a prueba. Si durante el tiempo fijado
por el tribunal, el imputado no comete un delito, repara los daños en la medida
ofrecida y cumple con las reglas de conducta establecidas, se extingue la ac-
ción penal (art. 76 ter., 4to párrafo del Cód. Penal).
f.- Avenimiento de la víctima -mayor de dieciséis (16) años- de delitos de abuso
sexual años con el imputado: (art. 132 del Cód. Penal).
139
3.1.- Causales:
a.- Cuestiones prejudiciales: (art. 67) se refiere a cuestiones de índole jurídica que
deben ser resueltas antes del proceso penal por otro juez ajeno a esa compe-
tencia. Ejemplo: la necesidad de que la persona sea declarada en quiebra co-
mercial, para evaluar la quiebra fraudulenta en sede penal.
b.- Cuestiones previas: (art. 67) destitución de funcionarios públicos a través de
juicio político o sistemas similares, o prelación de juzgamiento de delitos fede-
rales previo a los nacionales o provinciales.
c.- Delitos cometidos en el ejercicio de la función pública: (art. 67) se suspende la
prescripción para todos los que hubiesen participado, mientras cualquiera de
ellos se encuentre desempeñando un cargo público.
d.- Ruptura del orden constitucional: El curso de de la prescripción de la acción
correspondiente a los delitos de los arts. 226 y 227 bis (rebelión, consentimien-
to y colaboración en ésta) se suspende hasta el reestablecimiento del orden
constitucional, de conformidad a lo dispuesto por el art. 36 de la C.N.
e.- Plazo de cumplimiento de la suspensión de juicio a prueba: (art. 76 ter. del C.P.)
a.- La comisión de otro delito: se requiere que el condenado cometa nuevo delito -
se excluyen las faltas y contravenciones- en calidad de autor, coautor o partici-
pe. El hecho puede ser doloso o culposo. Se requiere la existencia de una de-
claración judicial definitiva que reconozca la existencia del nuevo delito. En
consecuencia, mientras esté el proceso pendiente conviene no declarar la
prescripción.
b.- El primer llamado a indagatoria en la causa: (art. 290 del C.P.P.N.) puede ser
hecha por el juez o eventualmente por el fiscal en los sistemas provinciales
acusatorios.
c.- El requerimiento fiscal de apertura o elevación a juicio: (art 347 del C.P.P.N.)
en el caso, el Ministerio Público formula la acusación para elevar la causa a
debate.
140
d.- El auto de citación a juicio o acto procesal equivalente: citación que dispone el
Tribunal Oral para que las partes comparezcan a juicio, examinen el expedien-
te, los documentos y efectos secuestrados, ofrezcan prueba o interpongan re-
cusaciones (art. 354 del C.P.P.N.).
e.- El dictado de sentencia condenatoria, aunque esta no se encuentre firme: se
toma la fecha de dictado de la condena. Se basa en el principio de presunción
de legalidad de los actos administrativos.
Sólo excluye la pena, no así la condena la que podrá ser tomada a los efectos de la
reincidencia. Tampoco elimina las indemnizaciones debidas a particulares.
5.2.- El perdón del ofendido en los delitos de instancia privada (art. 69 y 73 del
C.P.). Si hubiere varios partícipes del hecho, el perdón de uno favorece a los demás.
183
D’Alessio: “Cod. Penal”. Op.cit. Pág. 691.
141
2.- FINALIDADES
a.- Evitar que se estigmatice al reo mediante la imposición de penas de corta du-
ración.
b.- Dar participación a la víctima y protegerla a través de la reparación del daño.
c.- Reintegrar socialmente al imputado mediante la imposición de pautas de con-
ducta.
d.- Descomprimir las tareas de los tribunales (celeridad y economía procesal).
a.- Restringida: que establece que sólo es viable para aquellos delitos tipificados
con pena de prisión o reclusión que no exceda de los tres años, en abstracto.
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Vitale, Gustavo en el comentario al instituto de los arts. 76 bis y s.s. del Código Penal comentado,
cuyos compiladores son Baigún y Zaffaroni.
142
5.- NO PROCEDE
a.- Cuando un funcionario en ejercicio de sus funciones hubiese participado del
delito.
b.- Cuando el delito o concurso de delitos tenga prevista la pena de inhabilitación en
forma separada, alternativa o conjunta. Existe una tendencia actual de los tribu-
nales a concederla cuando el delito tenga pena conjunta de inhabilitación, para lo
cual le imponen al imputado, como regla de conducta, que se auto-inhabilite para
realizar la tarea de que se trate por el plazo que dure la suspensión.
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7.- CONSECUENCIAS
- Cuando el juicio se realice por la comisión de un nuevo delito, la pena que corres-
ponda imponer no podrá ser dejada en suspenso, verbigracia, no será susceptible
de condena condicional.
- No se admitirá una nueva suspensión respecto de quien hubiese incumplido las
reglas impuestas en una anterior.
- Se puede conceder por segunda vez, si el nuevo delito fue cometido después de
transcurridos ocho (8) años a partir de la fecha de expiración del plazo por el cual
se hubiera suspendido el juicio en un proceso anterior.
- La suspensión hará inaplicables las reglas de prejudicialidad de los art. 1101 y
1102 del Código Civil, y no obstará a la aplicación de las sanciones contravencio-
nales, administrativa o disciplinarias que correspondan (art. 76 quater.).
8.- OPORTUNIDAD
Algunos autores consideraban que el beneficio sólo era viable a partir del ingreso
de la causa a Tribunal Oral –plenario-, toda vez que lo que se suspende es el “jui-
cio” y no la etapa de instrucción.
La pena, incluso la pecuniaria como la multa, es personal, pues deriva del derecho
penal. Empero, la obligación de indemnizar puede hacerse efectiva sobre los bienes
del condenado, aún fallecido (art. 70 del Cód. Penal).
El art. 29 del Código Penal y los arts. 87 y concordantes del C.P.P.N. facultan a
ejercer la acción civil emergente del delito en el proceso penal. Esto no implica una
derogación tácita del art. 1096 del Código Civil, pues el damnificado podrá optar por
ejercerla en extraña sede. Así, en este último caso, el art. 1102 del C.C. establece
que acreditado la existencia del delito y la autoría en cabeza del autor, no podrán
debatirse en sede civil tales extremos, ello a los efectos de evitar sentencias con-
trapuestas.
También deberá procurar la reparación del daño material -daño emergente y lucro
cesante- y moral causado a la víctima, a su familia o a un tercero. Este supuesto se
verifica para los ilícitos en que la restitución es imposible (Ejemplo: delitos contra la
vida) (inc. 2do.).
Por último, el inciso 3ero. hace referencia a las costas del proceso que se constitu-
yen con la tasa de justicia, los honorarios de los abogados, los procuradores, peri-
tos y los demás gastos que hubiere causado la tramitación de la causa (art. 533 del
C.P.P.N.).
185
D’Alessio: “Código Penal” Op. cit. Pág. 179.
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