Resumen:

Vemos a un tipo feliz con esposa, mansión, perro, hijo. Lo vemos cuidando las plantas, desparramando amor y
alegría con todos y todo lo que lo rodea. Lo vemos luego solo con su esposa en la intimidad de una salida con
cena baile y sexo en el más lujoso hotel del país.

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–Cristi, por favor, atá el perro que no me va a dejar terminar de plantar las petunias. Ya me destrozó dos.
–Ya voy amor, no desesperes, estás dejando precioso el jardín. Estará hermoso para el festejo de mi cumpleaños.
¿Sabías que van a venir los Menendez Galarza, recién han llegado de su viaje por la India?
La felicidad flota en el aire y todo lo enciende. Cristina y Javier han formado la familia perfecta que se completo
hace tres años con la llegada de su hijo.
–Cuando termines con las plantas, ayudame a limpiar la pileta, ya están por llegar los invitados.

Fue una reunión estupenda, todo salió fantástico.

Al anochecer, dejaron a Cristian en casa de los abuelos y ellos se fueron a cenar, jugaron algunas fichas en el
casino, bailaron. Y se alojaron en una habitación del hotel del mismo complejo. Y a pesar del largo y extenuante
día tienen sexo con mucha intensidad. El corazón de Andrés se tranquiliza, la sangre lo recorre más lentamente
devolviéndole la temperatura corporal. Sus músculos se relajan, cierra los ojos para revivir los instantes recientes
disfrutándolos como en ese momento. Suavemente todo se apaga. Se duerme. Y de golpe ese dulzor se
transforma en un intenso tormento: en su mano sostiene el anónimo que recién acaba de recoger bajo la puerta:
“En este momento tu mujer está con tu padre en una cama pasándola bárbaro”. La llama al celular y nadie
responde. Sale de su casa y corre el corto trecho que lo separa de la casa de su padre y ve por la ventana lo que
acaban de anunciarle. Comienza a gritar, su padre ofuscado sale desnudo como estaba y le da una cachetada:
–calmate. Volvé a tu casa, y mas tarde hablaremos.Vuelve a la casa, toma una arma y se va a pegar un tiro pero
no se anima. Se arroja sobre las sábanas llorando.

Abre los ojos y ve a Clara que lo está mirando.

–¿Tuviste otra vez la pesadilla? es la misma de siempre? Contámela, por favor. Quizás te puedo ayudar.
–Es que me avergüenzo de soñarlo, no puedo ser más ridículo en mis sueños. Es sobre vos. Te sueño en la
antítesis de lo que sos. Te veo mala, perversa. Me engañás de la peor manera, con quien ni me atrevo a decirlo. Y
voy a verte en la cama con el otro y me humillás, me desafiás a que ni siquiera sería capaz de dejarte.
Como puede en mi cerebro haber lugar para esos pensamientos tan alejados de la realidad.
Clara lo mira con una suave sonrisa. Juan también sonríe y se acerca para besarla, pero apenas le roza los labios
ella lanza una fuerte carcajada, aguda, que ensordece y asusta a Juan. Se tapa los oídos y despierta. Todavía tiene
la pistola en su mano.
La coloca en su sien y aprieta el gatillo.