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Tambin sabemos que cada uno puede elegir la pelcula, como desde hace
mucho tiempo lo hacemos en el asiento de un avin o en la TV. Ahora cada cual
con su control decide qu ve. Y con otro botn (ser un botn?) bastante oculto
y cuyo manejo no conocemos muy detalladamente, define cmo interpreta lo
que ve.
Lo cierto es que hoy la mitad de la gente vio una pelcula y la otra mitad, una
diferente. Los unos y los otros, como se llamaba una serie muy buena de la
dcada del ochenta. Unos vieron imgenes brillantes, con sonidos de festival.
Otros vimos algo oscuro, desolador.
Y record la primera vez que llev al cine a mi hermanita. Claro que entonces
los cines eran lugares especiales, oscuros, con butacas de madera. Ella, con
cinco aos, no poda parar de llorar de miedo ante esa tormenta con
relmpagos y truenos que azotaba el desierto, atribulando a Salomn y a la
reina de Saba. Y no entenda que afuera era otra cosa. As que tuve que llevarla
de vuelta a casa, en una brillante tarde de otoo, perdindome el final de la
pelcula.
Ahora siento que pasa lo que ella crea: afuera de la pelcula, todo es como
adentro: oscuro, doloroso y temible, segn mi interpretacin.
Y nos ofrece, como si fuera poco, la posibilidad de viajar hacia el futuro, aunque
no garantiza ni clima ni hospedaje. Sin seguros.
Algo as como un tren fantasma de los viejos parques, cuyo itinerario asusta y
hasta deprime. Con un trayecto que no se sabe a dnde llegar, ni en qu
condiciones estaremos para entonces, cuando aparezca la palabra FIN.
Algunos parecen excitados, hasta con visos de mana. Yo, en cambio, present
en un momento que, como aquella vez, no podr ver el final de esta pelcula. Y
tengo miedo.