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Complejos tecnológicos del Paleolítico Superior en contraste: Chatelperroniense y

Auriñaciense

Imágenes (de arriba hacia abajo): la escena de los caballos, cueva de Chauvet.
Auriñaciense; unas herramientas líticas auriñacienses de Suabia; el rinoceronte en la
cueva de Chauvet, del período Auriñaciense; un mapa de distribución de los principales
yacimientos del Chatelperroniense y; puntas o cuchillos chatelperronienses. Quinçay.

El inicio del Paleolítico Superior en la Europa occidental muestra, desde una


perspectiva arqueológica, la presencia de dos diferentes grupos humanos que fabricaban
dos distintos tipos de utensilios. Los Homo sapiens, que se movilizaron desde el oriente
de Europa hasta el oeste del continente se desplazaron trayendo consigo con el tecno
complejo denominado Auriñaciense y, con ello, muy probablemente, las ideas que
dieron lugar al “arte”. Durante unos cinco milenios al comienzo del período del
Paleolítico Superior, una industria asociada con el neandertal, el Chatelperroniense, se
desarrolló en ciertas regiones del sudoeste de Francia, en la Dordoña y en los Pirineos.
Se implica que existió un contacto entre auriñacienses y chatelperronienses. De hecho,
en algunos yacimientos, como Piage y Roc de Combe (Dordoña), estratos auriñacienses
están interestratificados con los chatelperronienses. Así pues, ambas culturas
coexistieron y hasta ocuparon los mismos espacios. Hacia 35000 a.e.c., los
chatelperronienses desaparecen.

La sustitución (Auriñaciense por Chatelperroniense) debió ser gradual, por pasos.


Algunas colonias de sapiens se habrían adelantado, expandiéndose y uniéndose a la
población previa conforme atravesaba localidades ecológicas. Con ello, la población
neandertal se iría contrayendo como respuesta a esta dinámica. Si bien la coexistencia
no debió ser universal, hubo zonas (Pirineos, centro y sur de Francia), donde unos y
otros, neandertales y sapiens, vivieron juntos durante algunos miles de años.

Desde la óptica de los útiles líticos, se debe señalar la existencia de una continuidad
acusada entre los tipos y las formas de las herramientas musterienses del Paleolítico
Medio y otras chatelperronienses, del inicio del Superior, ambas asociadas al neandertal.
Por otro lado, ningún emplazamiento auriñacense se vincula con neandertal. Hay una
evidente ruptura entre el Musteriense y el Auriñaciense en cuanto a útiles y también en
relación con los homínidos. En la península itálica y en la Europa oriental hubo dos
complejos técnicos que se comparan con el Chatelperroniense. Se trata del Uluzziense y
del Szeletiense, y los dos parece que se desarrollaron a partir de un musteriense previo.
Ambos se prolongan hasta la llegada del Auriñaciense. Probablemente sean respuestas
locales a la yuxtaposición de comunidades musterienses y auriñacienses.

La existencia de paralelismos de gran significación entre Chatalperroniense y


Auriñaciense en ciertas regiones del occidente de Europa conlleva que el origen
exclusivo del primero a partir del musteriense se ponga en seria duda. El componente
tecnológico de hoja del chatelperroniense parece que provino del auriñaciense, no de
sus antepasados musterienses. Útiles en cuerno y hueso, además de herramientas como
buriles y raederas muestran una tecnología que parece haberse iniciado en el
Auriñaciense. En esto se incluirían los adornos personales, como los dientes perforados
o el empleo del ocre rojo. Estos rasgos, digamos tomados en préstamo se constatan en
un período tardío del Chatelperroniense, tiempo después de la aparición y consolidación
del Auriñaciense en la región occidental de Europa. La pregunta es si son desarrollos
personales, locales, de neandertales chatelperronienses, una imitación selectiva de las
comunidades auriñacienses, un intercambio entre ambas o una aculturación de la
primera respecto a la segunda. La combinación de rasgos heredados (del musteriense) y
de préstamos (auriñacienses) probablemente responde a un proceso de aculturación, que
es resultado lógico del contacto (con independencia de la naturaleza del mismo) entre
dos especies humanas (neandertal y sapiens).

Debieron existir muchas formas de interacción en distintos lugares y tiempos, entre


neandertales y auriñacienses sapiens. En un primer momento parece factible que los
auriñacienses hubieran explotado paisajes diferentes a los que eran propios de los
neandertales. La competencia entre unos y otros en lo tocante a la caza (cuyas diferentes
estrategias denotan estructuras sociales distintas) debió ser, en consecuencia, poco
frecuente en un comienzo. Sin embargo, más capaces de forjar ámbitos de poder y redes
sociales con sostenimiento simbólico, los auriñacienses crecieron en población, de tal
manera que la competencia por los recursos, necesariamente tuvo que aumentar. Su
ventaja demográfica pudo haber sido decisiva y haber conllevado la extinción de los
neandertales chatelperronienses.

También es bastante probable que los nuevos auriñacienses hubieran traído consigo un
lenguaje moderno. Pudo haber habido una comunicación verbal entre ambas
comunidades de homínidos, aunque hubiese sido en un nivel cotidiano y bastante
simple.

Algunos de los aspectos que los neandertales chatelperronienses no tomaron de los


sapiens auriñacienses fueron las técnicas avanzadas de caza, la realización de imágenes
y los entierros con presencia de enseres elaborados y, por tanto, muy ritualizados. Los
adornos corporales y las inhumaciones se asocian con la construcción, y expresión, de
un tipo de sociedad jerarquizada, impensable entre los neandertales. El hecho de que la
cultura neandertal hubiera absorbido esporádicamente algunos ornamentos corporales
auriñacienses pudo haberse debido a una búsqueda de un parecido superficial en
relación a los más complejos auriñacienses. Muy probablemente también, el tipo de
conciencia neandertal era diferente a la de las gentes del Paleolítico Superior, lo cual
incapacitaría a estos chatelperronienses para la conformación de elaborados
enterramientos o para la creación de imágenes. Sus imágenes mentales serían diferentes,
y más limitadas en su acción. Las sofisticadas imágenes mentales auriñacienses podrían
extenderse y hallar expresión en representaciones bidimensionales de objetos
tridimensionales. Los neandertales simplemente no podrían comprender este tipo de
imágenes.

La capacidad auriñaciense para formar, tener en consideración y manipular imágenes


mentales en contextos sociales y de concebir, así, un reino espiritual (y de preparar a los
fallecidos para tal reino) viajó con ellos hasta la Europa occidental, pues de hecho son
los responsables de enterramientos y de la elaboración de estatuillas presentes en
yacimientos del este y el centro de Europa. Se podría inferir que se habrían dado cuenta
de que los neandertales chatelperronienses no poseían tales capacidades. Un tipo de
conciencia distinto y un poder de creación de imágenes mentales con fuertes intereses
sociales sería, potencialmente hablando, un relevante rasgo distintivo de su sociedad
frente a la neandertal. No sería extraño imaginar que pudo haber engendrado un
sentimiento de superioridad auriñaciense sobre los chatelperronienses y haber servido
de catalizador de las relaciones entre ambos grupos.

La producción de arte figurativo de parte de los sapiens auriñacienses, a partir de sus


imágenes mentales, afirmarían su predominio social frente, y sobre, los neandertales
chatelperronienses. Entre 45000 y 35000 años antes del presente los neandertales del
Chatelperroniense tuvieron que enfrentar un mundo nuevo de relaciones sociales
(aquellas auriñacienses). Se trataba de enfrentar nuevas y más complejas comunidades
sociales de sapiens, que incluían formas de simbolismo que señalaban posibles formas
de vida más eficaces que las neandertales. Tales nuevos y sofisticados componentes
estaban fuera del alcance neandertal. Algunos componentes de la vida auriñaciense
podían ser imitados, como la fabricación de útiles o el adorno corporal, aunque de este
último no serían capaces de entender su pleno significado. El neandertal del
Chatelperroniense no estaría mentalmente equipado para abordar ciertos
comportamientos auriñacienses (enterramientos elaborados, creencias espirituales o
creación de imágenes). Sería, en definitiva, una deficiencia que se podría atribuir a un
tipo específico de conciencia (la del auriñaciense) y no tanto a una inteligencia inferior
(la neandertal).

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