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¿ILEGALIDAD O “DERECHO
A VOTO”?
Por todos es sabido que el día 1 de octubre de este mismo año se desataba el que ha
sido hasta hoy mismo el acontecimiento que ha ocupado sin lugar a dudas, las portadas
de los periódicos, tanto a nivel nacional como internacional.
La más que “posible” o hipotética independencia de Cataluña está dando la vuelta al
mundo durante estos días y es que tanto las declaraciones de los altos cargos, como los
sucesos que se vienen dando desde entonces, no tienen desperdicio alguno para los
medios de comunicación.
Pero bueno, mucho se habla de la libertad de expresión y muy poco del respeto que se le
debería de tener a cualquier persona con una ideología diferente sobre el tema
independentista, cosa de la cual carecen la mayoría de las personas pertenecientes a
ambos bandos.
El 1 de octubre todos altos cargos tanto políticos como policiales sabían que iba ocurrir,
pero sin embargo no hicieron nada para frenarlo. Ante la pasividad de los Mossos
dirigidos por el 'major' Trapero, el cual les dio ordenes de no hacer absolutamente nada ni
siquiera de cerrar los colegios electorales, la Policía Nacional y la Guardia Civil tuvieron
que intervenir y realizar el trabajo de los Mossos ante su negativa.
Todo esto conllevó a que se realizasen un gran numero de cargas policiales hacia los
independentistas que tenían intención de votar ese día. No creo que la acción policial
fuese incorrecta, ellos tenían unas ordenes que cumplir y eso hicieron. Otra cosa es que
las ordenes mandadas por el Gobierno no fuesen las medidas mas indicadas.
Dejando el tema de los policías, otro que tiene igual relevancia es el de los “votos
duplicados”. La gente podía ir a votar más de una vez en cualquier parte del territorio
catalán, cosa que se prohíbe en la constitución española, por lo que esto provocó que en
varios pueblos de cataluña el numero de votos fuese hasta casi el doble que personas
censadas en el municipio.
Esto da a entender, que la Generalitat no quería hacer un, por decirlo de alguna forma,
referéndum serio. Solamente se limitó a repartir urnas y papeletas por todos los colegios
electorales para que los independentistas fuesen a votar y que se proclamasen
“victoriosos” de una batalla donde lo que menos les importaba era ganar, sino hacerse oir
en todo el mundo.
Además, todo el mundo sabia que esto iba a tener una gran repercusión mediática y
sobretodo en las redes sociales, ya que cualquier opinión sobre el referéndum causaba
disputas entre usuarios.