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El ÉXITO de una manera o de otra, todos queremos alcanzarlo.

En la vida sentimental, en la vida familiar, en la vida


profesional; en la VIDA, todos deseamos lograr el éxito, pero
nadie nos ha enseñado cómo hacerlo. En la escuela jamás
cursamos una materia que se llamara “ÉXITO”.

Og Mandino, el famoso autor de "El vendedor más grande del


mundo", obsequia con este libro a sus numerosos lectores,
consejos, métodos y programas de estudios que nos llevarán
paso a paso por el camino del triunfo.

Encontraremos en su lectura fascinante, la valiosa orientación


de reconocidos personajes como Dale Carnegie, Norman Vicent
Peale, Wayne W. Dyer, Napoleón Hill, Joyce Brothers, J. Paul
Getty y muchos más, cuyos esfuerzos en pos de superación los
han llevado a la cumbre. Todos ellos, bajo la hábil dirección de
Og Mandino, compartirán con ustedes, amigos lectores, sus
experiencias, sus frustraciones y sus secretos.

Transcribimos a continuación pequeños fragmentos de este


interesante libro que recomendamos a los lectores de la
Revista “Regatas”, tenerlo como una importante lectura
permanente.
"Nunca dejes para mañana lo que puedes
hacer hoy".
Desde los primeros años de nuestra juventud, todos hemos
vivido escuchando esa sabia advertencia de Benjamín Franklin.
Es una de las expresiones favoritas de todos los padres

y ahora la repetimos a nuestros hijos. Sin embargo, a pesar de


que reconocemos la gran verdad de ese axioma, por lo general
manejamos nuestra vida como si hubiese una transposición de
palabras y se entendiese, “Nunca hagas hoy lo que puedas
dejar para mañana”.

Desafortunadamente, no hay un mañana. El mañana sólo


puede encontrarse en el calendario de los tontos. Para ellos el
mañana es el día en que iniciarán la jornada hacia el éxito y la
riqueza; mañana es el día en que se reformarán, trabajarán
más arduamente, cambiarán sus hábitos, repararán las
amistades rotas, saldarán viejas deudas y harán una solicitud
para obtener un mejor empleo. Pero el mañana jamás llega e
incontables vidas que ofrecían tantas promesas, se
desperdician en esa postergación. El éxito y la postergación
son absolutamente incompatibles. La postergación es lo que
más se aproxima a una zona errónea universal. Para la mayoría
de la gente, la postergación es en realidad un escape para no
vivir en toda su plenitud el momento presente.
RAZONES PARA SEGUIR DEJANDO LAS COSAS PARA DESPUÉS
El motivo fundamental para posponer las cosas se compone de
una parte de autoengaño y dos partes de escapismo. He aquí
las recompensas más importantes para aferrarse a la
postergación.

√ Es obvio que el hecho de dejar las cosas para después le


permite escaparse de las actividades desagradables. Quizá
haya ciertas cosas que teme hacer, o cosas que una parte de
usted desea hacer, pero otra parte no. Recuerde, no hay nada
negro o blanco.
√ Puede sentirse cómodo con su sistema de autoengaño. Al
mentirse a sí mismo, no está obligado a admitir que no es un
“hacedor” en este momento particular.

√ Puede seguir exactamente como siempre, en tanto que siga


dejando las cosas para después. Así elimina el cambio y todos
los riesgos que van aparejados

√ Al sentirse hastiado, tiene a alguien o a algo a quien culpar


por su estado de infelicidad; así desvía la responsabilidad,
alejándola de usted en dirección a la actividad tediosa.

√ Al mostrarse crítico, puede sentirse importante a costa de


los demás. Es una forma de usar la actuación de los demás
como un escalón para elevarse a sí mismo en su propia mente.
Más autoengaños.

√ Al esperar que las cosas mejoren, puede culpar al mundo de


su infelicidad; las cosas simplemente nunca parecen salir bien
para usted. Una gran estrategia para no hacer nada.

√ Puede evitar que alguna vez llegue a fracasar, rehuyendo


todas las actividades que implican ciertos riesgos. En esta
forma, nunca se verá frente a frente con su propia duda acerca
de su capacidad.

√ El desear que las cosas sucedan, le permite volver a una


infancia segura y protegida.
√ Puede contar con la simpatía de los demás y sentir lástima
de sí mismo por la ansiedad con que vive como resultado de no
hacer lo que quisiera que se hiciera.

√ Puede justificar un desempeño negligente o menos


aceptable en cualquier cosa, si la posterga el tiempo
suficiente, dejando después un segmento mínimo de tiempo
para hacerlo. “Pero es que sencillamente, no tuve tiempo”.

√ Al posponer las cosas, quizá logre que alguien más las haga
por usted. De esta manera, la postergación se convierte en un
medio de manipular a los demás.

√ El dejar las cosas para después, le permite engañarse


creyendo que es diferente de cómo en realidad es.

√ Al evitar una tarea, puede evadir el éxito. Si no tiene éxito,


evitará la obligación de sentirse satisfecho consigo mismo y la
responsabilidad de la constante responsabilidad que va
aunada al éxito.

Ahora que ya ha adquirido cierta perspectiva del por qué de su


postergación, puede empezar a hacer algo para eliminar esta
zona errónea autodestructiva.

ALGUNAS TÉCNICAS PARA DESHACERNOS DE ESTE


COMPORTAMIENTO DE POSTERGACIÓN
√ Tome la decisión de vivir cinco minutos a la vez. En lugar de
pensar en tareas de largo plazo, piense en el ahora y trate de
dedicar un período de cinco minutos a hacer lo que desea,
rehusándose a dejar para después cualquier cosa que pueda
ser causa de satisfacción.

√ Siéntese y empiece a hacer algo que ha estado


posponiendo, como escribir una carta o leer un libro.
Encontrará que gran parte de esa postergación es innecesaria
y que es muy probable que encuentre que la labor sea
agradable una vez que haya renunciado a la postergación. El
solo hecho de empezar le ayudará a eliminar la ansiedad
acerca de todo el proyecto.

√ Pregúntese a sí mismo, “¿Qué es lo que podría sucederme si


hiciera lo que trato de posponer?”. La respuesta por lo
general es tan insignificante que quizá lo sacuda y se decida a
entrar en acción. Evalúe su temor, y no tendrá razón alguna
para aferrarse a él.49

√ Concédase una determinada pausa de tiempo (digamos el


miércoles, de las 10:00 a las 10:15 p.m), que dedicará
exclusivamente a la tarea que ha estado postergando.
Descubrirá que a menudo basta con cinco minutos de esfuerzo
concentrado para superar ese período crítico de posponerlo
todo.

√ Piense en sí mismo como en alguien demasiado importante


para vivir con la ansiedad de las cosas pendientes de hacer.
Así que la próxima vez que se sienta incómodo a causa de la
ansiedad de dejar las cosas para después, recuerde que
quienes se aman a sí mismos no se lastiman en esa forma.
√ Estudie cuidadosamente su momento presente. Decida qué
es lo que está evitando en el momento actual y empiece a
enfrentarse al temor de vivir en una forma efectiva. La
postergación sustituye al ahora con una ansiedad acerca de un
acontecimiento futuro. Si ese acontecimiento se convierte en
el ahora, por definición desaparecerá la ansiedad.

√ Deje de fumar… ¡ahora! Empiece su dieta…¡en este


momento! Renuncie al alcohol… en este mismo segundo.
Practique un ejercicio gimnástico como el inicio de su proyecto
para ejercitarse. Esa es la forma de enfrentarse a los
problemas… ¡mediante una acción ahora! ¡Hágalo! Lo único
que lo detiene es usted mismo.

√ Empiece a emplear su mente en una forma creativa en


aquello que previamente eran circunstancias tediosas. Durante
una reunión, cambie ese ritmo monótono con una pregunta
pertinente. Decida que jamás volverá a sentirse aburrido.
Estudie a fondo su vida. ¿Está haciendo lo que escogería hacer
si supiese que sólo le quedaban seis meses de vida? De no ser
así, vale más que empiece a hacerlo ahora porque,
relativamente hablando, es todo el tiempo que tiene. Dada la
eternidad del tiempo, treinta años o seis meses no significan
diferencia alguna. Su lapso total de vida es una simple
partícula. No tiene ningún sentido retrasar cualquier cosa.

√ Muéstrese valeroso cuando se trate de emprender una


actividad que ha estado evitando. Un acto de valor puede
eliminar todo ese temor.

√ Decídase a no sentirse fatigado sino hasta el momento


antes de retirarse a dormir. No se permita emplear la excusa
de la fatiga o de la enfermedad como un escape para dejar las
cosas para después. Quizá descubra que cuando elimina la
razón de la enfermedad o el cansancio, es decir, evitar alguna
tarea, los problemas físicos desaparecerán “por arte de
magia”.

√ Elimine de su vocabulario las palabras “espero”, “desearía”


o “quizá”. Son los instrumentos de postergar las cosas. Si ve
que estas palabras empiezan a deslizarse furtivamente,
conviértalas en frases nuevas. Cambie por ejemplo de “Espero
que las cosas resulten” a “Haré que resulten”.

√ Lleve un diario de sus propias quejas o de su


comportamiento crítico.

√ Haga un contrato con sus seres queridos, mediante el cual


usted hará las cosas buenas que desean, pero que quizá ha
estado posponiendo. Haga que cada participante guarde una
copia del documento y establezcan penalidades cuando falle.
Ya sea que se trate de un partido de fútbol, de una salida a
cenar, de unas vacaciones o de una función de cine o de
teatro, encontrarán que esta estrategia es sumamente útil y
satisfactoria para usted en lo personal, puesto que tomará
parte en acontecimientos que también serán placenteros para
usted mismo.

Si quiere que el mundo cambie, no se queje de él.


Haga algo al respecto. En vez de consumir sus
momentos presentes con toda clase de ansiedades
que lo inmovilizan, y que se deben a todo lo que
está dejando para después, ¡hágase cargo de esa
molesta zona errónea y viva el ahora!. Sea hacedor,
no alguien que vive deseando, esperando o
criticando.

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