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Kristeva Conferencia El Adolescente Un Sindrome de Idealidad1
Kristeva Conferencia El Adolescente Un Sindrome de Idealidad1
¿Se impone ser más precisos? El perverso polimorfo está dominado por
las pulsiones, que son infaliblemente polimorfas: tributarias de la
satisfacción de las zonas erógenas, del incesto primario (la seducción
maternal, o su versión materna) y del desafío edípico ultra-precoz (o su
versión paterna). Esta agitación pulsional se satisface y se perlabora en una
actividad fantasmática que toma la forma de una negación-Verneinung (“Yo
no quiero a mamá” igual “Yo quiero a mamá”), y, es sobre el impulso de la
negatividad así despejada, en sus escritos, por Freud, que se construye el
lenguaje con su síntesis gramatical y lógica. Estas últimas abren la vía a la
interrogación (“¿quién soy yo?”, “¿de dónde vengo?”, “¿qué es lo que
quiero?”). El fundador del psicoanálisis se inclinó durante bastante tiempo
por la emergencia de la representación como acto de negación de la pulsión
(Cf. Die Verneinung, 1925). Sin embargo, Freud no nos deja un estudio
específico sobre la interrogación, pero los Tres ensayos nos ofrecen el
contenido esencial: el niño perverso polimorfo, queriendo saber de dónde
viene, crea teorías sexuales consecutivas a la cuestión clave: “¿de dónde
vienen los niños?”.
Creyentes y nihilistas
Desde otro aspecto, laico esta vez, y que me parece una elaboración
imaginaria de la crisis adolescente, propongo que el nacimiento de la
novela europea está profundamente ligado al personaje adolescente. (Cf.
Julia Kristeva, “La novela adolescente”, en Las nuevas enfermedades del alma,
Fayard, 1999, p. 203-228). El joven paje al servicio de la Dama es el pivote
del amor cortés, en torno del cual se despliega una gama compleja de
relaciones homosexuales más o menos confesas, mucho antes de que este
recorrido desemboque en la estabilización de la pareja en el happy end más
que provisorio del matrimonio en la novela burguesa. Aún hoy en día, la
literatura de éxito mediático no ha dejado de bregar en torno de esta lógica
narrativa, que se ha puesto en juego desde el Renacimiento y que el hard
sex no ha logrado hacer estallar sino a la cual, por el contrario, se ha
integrado muy fácilmente.