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Narrativas Escolares. Manual 2 PDF
Narrativas Escolares. Manual 2 PDF
La documentación narrativa
de experiencias escolares
[MODULO 2]
La documentación narrativa
de experiencias escolares
[MODULO 2]
Este Manual de Capacitación que se conforma de dos Módulos, fue realizado en el marco del proyecto financiado por la
OEA “Estrategias y materiales pedagógicos para la Retención Escolar”.
Las opiniones expresadas en esta publicación no son necesariamente las de la OEA, de sus órganos o de sus funcionarios.
El contenido de dicho material fue acordado con los países participantes del proyecto (Paraguay, Uruguay, Chile, Argen-
tina, México y Perú) en el 1er. Encuentro efectuado en octubre del 2003, en Argentina.
MINISTRO DE EDUCACIÓN, CIENCIA Y TECNOLOGÍA
Lic. Daniel Filmus
SECRETARIO DE EDUCACIÓN
Prof. Alberto E. Sileoni
CONSULTOR
Daniel Suárez
[Laboratorio de Políticas Públicas. Buenos Aires]
REDACCIÓN Y DESARROLLO
Daniel Suárez, Liliana Ochoa, Paula Dávila
DISEÑO GRAFICO
Clara Batista
SUPERVISION GENERAL
Patricia Maddonni
[Dirección Nacional de Políticas Compensatorias. Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología]
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Módulo 2
CAPITULO 1
¿Cómo relatar una experiencia pedagógica? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
1. Una invitación: ¿vale la pena relatar experiencias pedagógicas? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
2. Orientaciones para relatar una experiencia pedagógica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
• ¿Cómo seleccionar experiencias y prácticas escolares para su documentación
narrativa? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
• ¿Cómo sistematizar experiencias y prácticas escolares a través de la escritura re-
flexiva de docentes?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
• ¿Cómo revisar lo dicho en el relato? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
CAPITULO 2
¿Cómo relatar una experiencia pedagógica de retención escolar? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
1. Una invitación a relatar una experiencia pedagógica de retención escolar . . . . . . . . . . . . 37
2. Orientaciones para relatar una experiencia pedagógica de retención escolar. . . . . . . . . . . 40
• ¿Cómo lograr convertir una experiencia pedagógica en un relato pedagógico?. . . 40
• ¿Cómo interrogar un relato de experiencia pedagógica? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
• ¿Cómo transformar un relato de experiencia pedagógica en un documento público? 50
CAPITULO 3
¿Cómo diseñar, planificar y gestionar dispositivos de documentación narrativa de
experiencias? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
• Dispositivos de documentación narrativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
• Condiciones de posibilidad a tener en cuenta para garantizar la documentación de ex-
periencias pedagógicas a través de relatos narrativos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
• Lo que queda por hacer con los relatos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
• Lo que resta por hacer con los documentos narrativos de los docentes en torno a
temáticas sobre la Retención Escolar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
BIBLIOGRAFIA ....................................................................... 63
A c
Este es el Módulo 2 del Manual de “Capacitación sobre Registro y Sistematización de
Experiencias Pedagógicas”, está dedicado a informar, coordinar y orientar procesos sistemáti-
cos de documentación narrativa a través de relatos de experiencias y prácticas escolares.
5
Se compone de tres capítulos:
Capítulo 1
En el Capítulo 1 encontrarán una invitación a escribir sobre lo que saben los/as
docentes, sobre sus saberes expertos construidos en las escuelas. En él encontra-
rán el fundamento o los principios por los que decimos que vale la pena escribir
relatos de experiencias pedagógicas, sucedidas en las escuelas y contadas por sus
propios autores, los diferentes actores de la comunidad educativa: maestros, pro-
fesores, directores, supervisores, referentes barriales, padres, personal no docente
o administrativo, etc.
Estas historias que serán contadas son singulares, únicas e irrepetibles, pero se ase-
mejan en algo: todas revirtieron situaciones de repitencia, abandono, sobreedad y
deserción escolar; y justamente esa es la razón por la que fueron elegidas: para que
otros docentes puedan conocer esas experiencias.
También hace referencia a las condiciones necesarias para la puesta en marcha del
dispositivo de capacitación y la sistematización, evaluación, publicación y difusión
de los documentos narrativos. Al mismo tiempo explicita cuáles son las potenciali-
dades de este dispositivo en tanto estrategia de formación, reflexión, intercambio
y el desarrollo profesional horizontal de docentes.
Les recomendamos no dejar de leer y consultar el Módulo 1 del Manual, que ofrece una
serie de reflexiones, insumos y sugerencias para impulsar y orientar procesos de docu-
mentación narrativa de experiencias escolares a partir de la escritura de relatos pedagó-
gicos por parte de docentes en ejercicio.
1 Las sugerencias presentadas en este Capítulo si bien están dirigidas puntualmente a los docentes que participan del
proyecto multilateral son útiles para otros docentes que deseen documentar a través de un relato sus experiencias pe-
dagógicas.
De manera complementaria, plantea una apertura y profundización de temas, problemas y
cuestiones a través de comentarios, citas y referencias bibliográficas, consignados como
“Notas complementarias”.
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A su vez, está acompañado por un anexo compuesto por una guía de lecturas destinado a
Manual de Capacitación sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas
todos aquellos que deseen continuar indagando y profundizando en las distintas temáticas
abordadas en ese Módulo.
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CAPITULO 1
A c
1. Una invitación:
¿vale la pena relatar experiencias pedagógicas?
9
Capítulo 1
¿Qué se gana y qué se pierde, cuando los seres humanos dan
sentido al mundo contando historias sobre el mismo usando
el modo narrativo de construir la realidad?
Jerome Bruner
Esta propuesta es una invitación. Quien invita a una reunión, a una caminata, a una lec-
tura, a beber o saborear algo o a ver una película, está interesado en construir un lazo
de comunión, fraternidad y complicidad con otro/s. Con otro/s y consigo mismo.
Quien invita se dispone a compartir tiempo, energía, pensamientos, esfuerzos, emocio-
nes, alegrías y pesares con la forma de los sentimientos puestos en las palabras y en el
cuerpo. Quien piensa en encontrarse con otros invita a una conversación, muchas veces
con la excusa de tratar algún tema en particular o simplemente por que sí. Y en ese ha-
blar y escuchar a otro, sucede que se habla y se escucha a sí mismo.
Quien invita está dispuesto a recibir, a ofrecer un sitio, un lugar para que quien lo visite
pueda sentirse cómodo, tranquilo, seguro como en su propia casa. Si invitamos sabemos
que la recepción es espera, desaceleración, y lleva tiempo. Debemos frenar, parar, sostener
la lentitud resistiendo el acabar con todo rápidamente, de un plumazo.
No son pocos los/as docentes que sienten que el tiempo los atrapa. Difícilmente llegan
a hacer todo lo que planifican. Pero saben que, para poder pensar y pensarse, deben to-
mar al tiempo; tomar el tiempo para algo que no es perder el tiempo, por ejemplo, acep-
tar una invitación.
Y esta es una invitación para contar historias, historias vividas en escuelas contadas por
los/as maestros/as y profesores, por los directores, por los inspectores y supervisores. En
fin, por todas aquellas personas que hacen escuela.
Para comenzar, no está demás recordar lo que ustedes bien saben: la vida cotidiana en las
escuelas es incierta, vertiginosa; pasan muchas cosas al mismo tiempo. Las más comple-
jas suelen ser impredecibles y, aunque esperables, vuelven a conmoverlos. Disfrutan y se
sienten satisfechos cuando el aprendizaje de los alumnos y alumnas les hace un guiño pa-
ra seguir adelante. Sienten un enorme placer cuando, con “ruido de aula”, pueden enseñar
lo que saben. En estas situaciones ningún docente podría sentirse incómodo. Pero ahí no-
más, pegaditos a la satisfacción, los paisajes escolares suelen estar impregnados por el su-
frimiento, el dolor y las urgencias de docentes, alumnos/as y padres. ¿Cuántas veces per-
sonas extrañas al espacio escolar manifiestan su sorpresa al verlos actuar aún en estas
condiciones? Entonces, ¿por qué no llamar “sabiduría” al oficio que poseen ustedes, los/as
docentes, que permuta ese malestar y lo convierte en un desafío y no en una fatalidad?
Esta invitación reconoce que ustedes, en tanto docentes, producen y poseen sabe-
res pedagógicos que resultan de su experiencia; de sus percepciones; de su forma-
ción inicial; del sentido común; de tradiciones, modelos y culturas escolares reci-
10 bidas; de las prácticas institucionales planificadas o implícitas; de la reflexión so-
Manual de Capacitación sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas
Capítulo 1
Se trata, pues, de provocar el encuentro y la comunicación profesional entre docentes
sobre las cosas que hacen, suspender el aislamiento, ser tolerantes y generosos/as para
hacerse cargo de la responsabilidad de contar lo que hacen para que otros/as, en simi-
lares o diferentes situaciones, tomen de eso lo que les parezca, se apropien de alguna
manera siempre distinta de la experiencia contada, vuelvan sobre ella, la imaginen y di-
bujen otra vez, la discutan, la enriquezcan o la rechacen en parte.
Esta propuesta invita, entonces, a ensayar un desafío: desnudar una experiencia
pedagógica relatándola en toda su intimidad, contando aquello que parece for-
mar parte de los “secretos profesionales” que se comparten exclusivamente con
los cercanos. Convoca a tomarse el permiso de despedazar, destejer, entretejer y
volver a tejer la madeja de una experiencia en sus aspectos más formales; pero
también en sus anécdotas, misterios e intrigas; en las ocurrencias más disparata-
das, absurdas u obvias. Interpela a ponerse en compañía para relatar alguna de
las “obras” que, en su historia profesional, recorrieron o están recorriendo como
docentes protagonistas.
La búsqueda consiste en “hacer transparente” la experiencia que, tomando la for-
ma de un relato, no se despojará de las complicaciones, confusiones, sospechas y
contradicciones propias de la práctica. Para ello, el relato dará vueltas en torno a
la experiencia vivida y la indagará con distintas miradas. No sólo mostrará los
momentos de éxito o de final feliz, sino que reconstruirá todo ese camino, esa
aventura, y también esas desventuras, que hicieron posible que esta experiencia les
pertenezca y los/as identifique, los/as cuente en pequeñas historias. Por eso, no in-
tenten producir un texto y revestir el relato porque es “para entregar”; ni por esto
mismo filtren o desechen lo que creen que no se quiere escuchar. Sí tengan presen-
te que quiénes leerán su relato serán otros/as colegas, otros/as docentes.
Por todo lo que venimos diciendo, esta invitación es un ejercicio pleno de toma de la
palabra. Y aquí vale la pena detenerse un instante. El poder de la palabra no sólo ra-
dica en quién da la palabra, sino también en quién la toma, quién la lee. La fuerza de
la palabra escrita en un relato no termina en la impresión del texto. Desde allí perdu-
ra en la superficie de un papel o una pantalla, y desde allí más bien comienza todo:
lo múltiple y lo diverso, aquello que será leído, interrogado, interpretado y “vuelto a
escribir” por quién se adueñe del relato.
La invitación a tomar la palabra escrita con toda su potencia permite contar qué pa-
só y qué les pasó a los autores en esa travesía que han vivido y protagonizado. Y en
ese contar, cada uno puede buscarse y reconocerse entre líneas: “allí estuve yo”, “ese es
mi relato”, “muestra mi estilo, mi manera de ser y de hacer, la vivencia de mi experien-
cia, mi percepción y mis sentidos”. “Me reconozco en él”.
La escritura narrativa de una experiencia recupera y hace evidentes aquellas ausencias
que se deslizan de otros formatos documentales (planificaciones, informes, legajos, pla-
nillas varias, carpetas didácticas, boletines, etc.) que, si bien son útiles para otros fines,
dificultan la re-presentación y la re-creación de la experiencia por parte de los/as docen-
tes en toda su dimensión pedagógica. Por ello, los relatos escritos, las historias narradas
por docentes pueden ser un soporte importante para la reconstrucción de la memoria
12 pedagógica y educativa de la escuela, para colaborar a que las actuales y futuras gene-
Manual de Capacitación sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas
Vale la pena, entonces, detenerse unas líneas para insistir en lo siguiente: al aceptar la
invitación para participar en una propuesta como la que tratamos, ustedes serán los
protagonistas autores responsables de la escritura. Por eso es importante que solici-
ten toda la información que necesiten y que busquen ustedes mismos todos los datos
que crean conveniente sobre estas líneas de trabajo: cuál es el propósito y el sentido de
este trabajo específico; cuánto tiempo se estima tendrán que dedicarle; en qué espa-
cios y en qué horarios podrán escribir; si los acompañarán, quiénes los acompañarán
durante las instancias de revisión y reescritura; cómo se organizan los plazos de entre-
ga parcial y final; con qué recursos materiales propios se cuenta; o qué requisitos es-
pecíficos se solicitan para la presentación del relato final; entre otras cosas. Tengan en
cuenta también que la escritura y las reflexiones que ésta supone podrán comprender
momentos de trabajo individual, de trabajo colectivo o combinar ambos.
A modo de ejemplo
Llegado este punto es probable que algunos/as de ustedes estén pensando:
13
¡Tanto protocolo preliminar para presentar esta propuesta! ¿No es demasiado sim-
Capítulo 1
ple escribir? ¡Es algo habitual en mí!, ¿o acaso no somos docentes?
Siento que puedo y me sirve escribir para mí, pero ¿estoy en condiciones de hacer-
lo para qué un colega lo lea?
¡Tengo que tener tiempo para escribir!, ¿en qué momento lo hago?
¡Nunca se me ocurrió hacer conocer mis proyectos de trabajo!, ¡si todos los años
los cambio, si siempre pueden ser mejorados!
¿No es soberbio escribir sobre lo que hago todos los días? ¡Soy un/a simple maes-
tra o maestro, una simple profesora o profesor!
¡Qué interesante! ¡Quizás lo que creo que es un invento mío, ya lo pensó y lo pro-
bó otro! ¡Me gustaría juntarme con otros docentes y no perder el tiempo; reunirnos
y que nos sirva!
¡Era lo que faltaba!, ¡ahora tenemos que escribir para que los que no se toman el
trabajo de pensar, “se copien” de lo que hacemos!
¡A mí me gusta escribir, pero no planillas y grillas, así que esta es la mía, ahora me
van a tener que soportar!
Pero, ¿lo que yo elija para escribir tiene sentido para otro? ¿Cómo puedo saber qué
es lo importante al escribir?
Como ya les comentamos en la invitación, vale la pena tomar el desafío de escribir sobre lo que
saben hacer, sobre experiencias pedagógicas sucedidas en las escuelas.
2 Nos referimos a docentes que participaron en distintas propuestas de documentación de experiencias y prácticas
escolares.
Las siguientes son apreciaciones que dejaron por escrito algunas docentes que participaron
en talleres diseñados y desarrollados para ayudarlos a documentar sus experiencias pedagó-
gicas de manera narrativa. Quizás les sirva a ustedes conocer sus primeras sensaciones y los
14 estados de ánimo por los que pasaron al enfrentarse a “la hoja en blanco”.
Manual de Capacitación sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas
Fabiana3, una maestra de ciencias sociales, reflexiona sobre su experiencia y la titula “Los
vaivenes de la producción escrita”. Es posible que cuando avancen en este trabajo algo simi-
lar pueda ocurrirles.
A “Muchas veces los/as maestros/as solicitamos a los alumnos que escriban y nota-
mos las dificultades que esta actividad les produce debido a los reiterados ‘ensayo
y error’ en sus redacciones. Finalmente, las calificamos con un criterio muy perso-
nal y pedagógico.
Pero ¿qué nos pasa a nosotros los/as docentes cuando nos ponemos a escribir? Al
sentarme a escribir pasé por momentos de ansiedad, angustia y ganas de terminar
el trabajo emprendido. Considero importante, tal cómo lo explico a mis alumnos,
‘planificar’ lo que voy a escribir. Al principio, pensé en contar directamente la ex-
periencia para luego recapitular y darme cuenta que debía darle un puntapié ini-
cial, un fundamento del origen de dicho trabajo. Me pareció importante incluir
ejemplos y apreciaciones personales. Finalmente, pensé que debía contar los obs-
táculos, ya que nada sale inmediatamente perfecto como en un libro de didáctica
para maestros.
Me lancé a escribir y transité varios borradores a los cuales les quitaba y agregaba ora-
ciones, les corregía otras y me peleaba con algunas que no sabía cómo expresar.
Cuando llegué al borrador definitivo, lo releí varias veces. Siempre me sentía dis-
conforme con lo que había hecho hasta que se lo hice leer a una compañera de tra-
bajo. En definitiva, descubrí que mi escrito tenía sentido. Lo estaba leyendo un ter-
cero y así cumplía una función: la lectura para otros, la explicación de una expe-
riencia a otros destinatarios, no simplemente el clásico proyecto que se le entrega
al director para su aprobación y posterior prosecución.
En fin, comprendí las sensaciones por las que atraviesan los niños cuando están fren-
te a una hoja de papel y escuchan del docente la fatídica frase: ‘Vamos a escribir’.”
Otra educadora, Mónica F.4 narra qué le sucedió cuando escribió una de sus experiencias pe-
dagógicas, aunque ya había publicado artículos en revistas educativas:
3 Fabiana participó en los talleres de documentación narrativa de experiencias pedagógicas del Programa “Memo-
ria Docente y Documentación Pedagógica” del Laboratorio de Políticas Públicas - Buenos Aires.
4 Mónica F. también participó en esos talleres.
A “Volver sobre la experiencia de participación en el Taller de Documentación de Ex-
periencias Pedagógicas es para mí una aventura. Sí, porque el proceso que se fue
transitando tuvo tanto de intenso como de atrevido. Muchas son las cuestiones que
se ponen en juego desde la práctica docente a la hora de ‘contarlo a otros’ y de con- 15
Capítulo 1
tárnoslo a nosotros mismos.
En mi caso, ya había transitado la experiencia de escribir y ser leída. Por eso, mi ac-
titud al empezar, comenzó siendo ingenua, despreocupada. Sin embargo, cuando
ahora me puse a escribir, no fue lo mismo. ¿Qué hice yo entonces? En un primer mo-
mento, me asusté. Me costó escribir. Mis frases eran incompresibles, largas y a la vez
confusas. Ni yo podía seguir la lectura. Luego, con el fuerte apoyo de los otros do-
centes, pude empezar a cuestionarme, pensar por qué me costaba escribir, cuáles
eran las dudas sobre las que apoyaba la experiencia narrada, y entonces sí reconocer
que mi problema venía de la mano de la experiencia que iba a contar, porque impli-
caba exponerme y hablar de otros. Esto me generaba temor, sentía que lo que iba a
escribir podría ser mal interpretado o cuestionado.
Luego de muchos días, presionada por el tiempo de presentación del material, de-
cidí: ‘hoy vuelvo a escribir la experiencia’”.
d “¿Hace falta otro libro sobre narrativa, sobre los relatos, sobre su naturaleza y el mo-
do en que se los usa? Los oímos constantemente, los relatamos con la misma facili-
dad con que los comprendemos -relatos verdaderos o falsos, reales o imaginarios,
acusaciones y disculpas-; los damos todos por descontado. Somos tan buenos para
relatar que esta facultad parece casi tan ‘natural’ como el lenguaje. Inclusive mode-
lamos nuestros relatos sin ningún esfuerzo, con el objeto de adaptarlos a nuestros fi-
nes (comenzando por las pequeñas argucias para echarle la culpa a nuestro herma-
nito menor por la leche derramada), y cuando los demás hacen lo mismo, lo adver-
timos. Nuestra frecuentación de los relatos comienza temprano en nuestra vida y
prosigue sin detenciones; no maravilla que sepamos cómo tratarlos. ¿En verdad nos
hace falta un libro sobre un tema tan obvio?
Yo creo que sí, y justamente porque la narrativa es tan obvia, de una obviedad que
casi nos deprime. Puesto que nuestras intuiciones acerca de cómo confeccionar un
relato o cómo captar su ‘médula’ son tan implícitas, tan inaccesibles para nosotros,
que nos hallamos en un apuro cuando intentamos explicarnos a nosotros mismos
o a algún dubitativo. Otro qué es lo que conforma un relato y no -supongamos-
una argumentación o una receta. Y por más hábiles que seamos al adaptar nues-
tros relatos a nuestros objetivos, advertimos el mismo embarazo cuando intenta-
mos explicar, por ejemplo, por qué lo que cuenta Yago hace vacilar la confianza de
Otello en Desdémona. (...) Esta asimetría entre el hacer y el comprender nos recuer-
da la habilidad de los niños al jugar al billar sin tener idea de las leyes matemáticas
que lo gobiernan, o también la de los antiguos egipcios, que construían las pirámi-
des cuando aún no poseían los conocimientos geométricos indispensables.
16 Lo que sabemos intuitivamente basta para hacernos afrontar las rutinas familia-
res, pero nos brinda mucho menos auxilio cuando tratamos de comprender o ex-
Manual de Capacitación sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas
Hasta aquí hemos planteado una invitación y también relatamos qué les pasó inicialmente
a otros docentes cuando atravesaron experiencias de escritura.
Ahora bien, tomada la decisión de ponerse a escribir, “les convidamos” un tránsito para re-
correr el proceso de documentación pedagógica. Como leerán en el próximo apartado las
actividades serán planteadas como preguntas y orientaciones específicas que los ayudarán a
abrir el juego y “andar” el desafío de pensar, escribir, reflexionar, reescribir y hacer posible la
circulación de documentos pedagógicos narrativos entre los/as docentes.
c
En primer lugar, queremos recalcar que si bien las preguntas plantean acciones
mostradas analíticamente en una secuencia, la idea es trabajarlas de manera arti-
culada: ir y volver sobre ellas tantas veces como lo crean conveniente. En absoluto
pretendemos que este recorrido hipotético sea cumplido paso a paso, al pie de la
letra y en el orden que se presenta. También sabemos que vuestra escritura no se
agotará en él.
Capítulo 1
• la evocación de los recuerdos de las experiencias profesionales; y
• la selección de la experiencia y los aspectos de la experiencia a documentar.
Por esto, esta propuesta no apunta a diseñar o planificar experiencias que se irán a desarro-
llar sino, por el contrario, volver a pasar y reconstruir aquellas que ya se desarrollaron o se
están desarrollando.
Para esto, en primer lugar, vamos a trabajar en la evocación de los recuerdos de las experien-
cias que podrán ser documentadas. En este sentido, la evocación referirá a un tiempo crono-
lógico pasado, si es que la experiencia ya se ha desarrollado. En cambio, si la experiencia se
desarrolla en este momento, la evocación de los recuerdos, ahora más cercanos al tiempo vi-
vido, servirá para reflexionar sobre lo realizado.
En segundo lugar, vamos a dedicarnos a seleccionar entre todas las experiencias pedagógi-
cas vivenciadas por ustedes, aquella que decidan documentar en esta oportunidad. Al mismo
tiempo, un segundo momento de la selección estará dedicado a la elección de aspectos a re-
latar de la experiencia, una vez elegida la experiencia para documentar.
Ahora bien, ustedes podrán preguntarse, ¿cómo recuperamos esas historias?, ¿vale la pena
contar todos los recuerdos de historias escolares de los que dispongo?, ¿cómo hacemos pa-
ra identificarlos?, ¿y si nos olvidamos de algunos que son valiosos?, ¿cómo “llamamos a la
puerta” de los recuerdos para que puedan ser contados?, ¿cómo organizamos algo tan am-
plio como una experiencia escolar?
Al tratar de evocar o recordar qué experiencias van a escribir, tienen que pensar en aquello que
para ustedes tiene sentido, aquello que tiene valor porque se destaca por algo. Es decir, esa expe-
riencia pedagógica despierta interés porque ocurrió algo que ustedes conocen y que ahora deci-
den destejerlo, escribiéndolo para que otros docentes puedan conocerlo, cuestionarlo, tomarlo,
recuperarlo. Tengan presente que el sentido que ustedes le otorgan a la experiencia elegida para
contar es la razón de ser de contar historias pedagógicas. Ese sentido es el que permite organizar
y estructurar la experiencia para que pueda ser contada en un relato.
18
Manual de Capacitación sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas
Las dos últimas consignas tienen la intención de hacer un esfuerzo por reflexionar en torno
al sentido de la experiencia para que, al comenzar a contarla, el relato no se limite simple-
mente a detallar un listado de acontecimientos vividos. Lo interesante es poder reflexionar
sobre lo que hicieron. Cuestionando la/s experiencia/s se encuentran pistas para la búsque-
da de su sentido. El último punto pretende que los interrogantes de los/as otros/as la/s cues-
tionen y problematicen, la/s penetren e intenten comprenderla/s. Con esos aportes también
cooperarán a seleccionar la experiencia en cuestión.
4 Busquen, recurran, acopien y revisen “los rastros” que dejó la experiencia. En mu-
chos casos, ustedes tendrán material acumulado (planificación de proyectos que le
dieron origen a la propuesta, producciones escritas de los alumnos, registros del do-
cente, fotos, dibujos, grabaciones, videos, objetos). Es esperable que este/os sopor-
te/s colabore/n en dispararles nuevas ideas desde otras percepciones que también
producen significados y otorgan sentido a lo que hacemos.5
5 Es interesante consultar estos materiales no sólo para recodar o sumar los aspectos de la experiencia. Pueden ser-
les de suma utilidad cuando ya estén escribiendo el relato de la experiencia.
Ilustraremos esto que decimos con el comentario realizado por Cristina6, profesora de
matemática:
19
Capítulo 1
“Al fin resolví redactar la experiencia del área de matemática. Necesité revisar la bi-
bliografía, el trabajo de los alumnos, mis propias anotaciones y estar atenta para
que mi relato fuese comprendido por otros”
Así como Cristina buscó auxilio en materiales escritos para activar sus recuerdos, habrá docen-
tes que, en cambio, prefieran bucear en su memoria sólo con las reminiscencias del pasado que
afloran en el presente, sin apoyarse en los materiales producidos. Esto también es válido.
Otros docentes optarán por escribir primero el relato en su versión preliminar y, luego de ese
momento, por confrontarlo o completar las lagunas con los pensamientos que se disparen
desde los materiales archivados.
4 que ustedes puedan elegir “libremente” una experiencia para narrar, como en los
ejemplos que dimos anteriormente (ver la enumeración de las páginas 17); o
4 que tengan que identificar una experiencia referida a temáticas particulares,
porque, por ejemplo, la escuela donde trabajan o ustedes como docentes par-
ticipan en algún programa que promueve experiencias relevantes en alguna de
sus dimensiones, en las áreas curriculares de la enseñanza, en propuestas esco-
lares de impacto comunitario, u otras cuyos destinatarios sean alumnos con de-
terminada edad o dificultad, etc.
En este último caso, deberán trabajar con la experiencia que reúna las características gene-
rales y de contenidos que se les solicitan, sin que ello implique que todas las experiencias de-
ban ser iguales.
En cualquiera de las dos situaciones, las estrategias de buceo que ustedes ya realizaron pue-
den colaborar en activar el recuerdo y de este modo poder decidir qué experiencia y qué as-
pectos documentar. La idea es “hurgar”, volver a pasar por la experiencia, lo que implica un
esfuerzo intelectual, cognitivo, emocional y de concentración. Ustedes volverán en este re-
cuerdo sobre lo ya hecho, recorrerán nuevamente aquello que enseñaron y que aprendieron.
Es decir, van a objetivar y reflexionar sobre su desarrollo profesional y su sabiduría pedagó-
gica, cualquiera sea la experiencia que elijan.
6 Cristina también participó en los talleres de documentación narrativa de experiencias pedagógicas del Programa
“Memoria Docente y Documentación Pedagógica” del Laboratorio de Políticas Públicas - Buenos Aires.
Ahora bien, una cuestión es seleccionar una entre varias experiencias, y otra cuestión es selec-
cionar de una experiencia sus distintos aspectos, como especificaremos más adelante.
20
Manual de Capacitación sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas
Resolvamos esto:
4 Si trabajaron con más de una experiencia, seleccionen una. Anoten en una hoja
el por qué de todas las experiencias que se dispararon desde la consigna eligie-
ron a esa, y no otras; por qué seleccionaron esa y desecharon a las demás. Uti-
licen como insumos para el análisis los interrogantes que plantearon los/as do-
centes en la actividad anterior donde evocaron los recuerdos (ver página 16).
Una vez completado este punto, continúen con el que sigue.
4 Si la experiencia es una sola, enumeren las temáticas/aspectos/dimensiones/mo-
mentos de la experiencia. Anoten en una hoja por qué sí los tratarán y por qué
no los abordarán.
Aquí es importante tener presente que ustedes son los autores, los dueños legítimos de la expe-
riencia. Por tanto, serán ustedes los que justifiquen por qué esa/s experiencia/s es/son significa-
tiva/s. Aún así, debemos insistir que nuestra experiencia, por algún motivo, debe resultar signi-
ficativa para otro/a docente, es decir, esta experiencia debe ser comunicable. Esta propuesta di-
fiere de un diario íntimo, por importante que este estilo de escritura resulte para la biografía pro-
fesional de ustedes. En cambio, este relato escrito se transformará en un documento público,
pues circulará entre otros/as docentes lectores/as y, de esta manera, la experiencia relatada su-
perará la transmisión de “boca en boca”, y adquirirá un carácter perdurable y recursivo.
Ahora bien, nuestro planteo no supone que en todas las oportunidades de escritura se tenga
que seleccionar una sola experiencia para narrar. La actividad propuesta donde ustedes de
varias experiencias tuvieron que seleccionar una, tiene como propósito forzar la reflexión
sobre el sentido de la experiencia, o sobre los aspectos de la experiencia, que ustedes releva-
ron para obtener mayores certezas, y decidir seleccionarla o desecharla total o parcialmen-
te. En el caso de que existan experiencias valiosas que no sean utilizadas en una ocasión, es
recomendable que esta información no se pierda y sea procesada de alguna forma, ya que
eventualmente podrá ser aprovechada en procesos ulteriores.
Capítulo 1
4 Armen un listado con los aspectos de la experiencia que desean que aparezcan
en el relato.
4 Consulten los archivos escritos que hayan acumulado en la experiencia.
Antes de continuar, estas son algunas recomendaciones que pueden sosegar la ansiedad pro-
pia de los/as escritores/as, como lo son ustedes, cuando atraviesan este momento.
c 4 Deben tener presente que este proceso de seleccionar sobre qué se va a escribir
puede ser infinito y que podrán sentir que el relato no podrá ser resuelto. No se
impacienten, esto también les pasa a los escritores más expertos. Sepan que las
decisiones acerca de qué escribir pueden ser modificadas. Una vez que avancen,
si lo creen conveniente, podrán cambiar la experiencia o alguno de sus aspectos
en los que centraron el relato; pero comiencen a escribir aunque no estén plena-
mente seguros de qué escribir. No mantengan una actitud deliberativa por mu-
cho tiempo. Se trata de escribir para soltar el pensamiento y la reflexión.
4 Como ya les comentamos, los momentos del tránsito que proponemos se reco-
rren en un ida y vuelta. En este sentido, sentirán que la experiencia ha sido com-
pletamente seleccionada cuando se apropien de ella, cuando le hayan puesto un
título, cuando tengan la trama escrita y sientan que eso que escribieron es lo que
querían comunicar. Como verán, nos estamos refiriendo a cuestiones, como la
escritura del propio relato, que aún no hemos tratado y que desarrollaremos
más adelante. Este primer momento del proceso de la documentación, la evo-
cación de los recuerdos y la selección de la experiencia y los aspectos que de ella
se van a relatar, consiste en “dar vueltas, rondar sobre la propia historia profe-
sional” para relevar de ella algunos acontecimientos que ustedes decidirán que
valen la pena que sean contados y conocidos por otros docentes. No será posi-
ble tener certeza de que alguna de las experiencias evocadas va a ser la definiti-
va sin antes avanzar hacia los pasos siguientes.
A “Pienso que al reflexionar sobre la escritura, el qué decir, el cómo, me daba la idea
de una autoreflexión, mirarme hacia adentro. Me impacientaba en cada clase no
dar en la tecla de cómo producir narración. Era como nunca llegar al objetivo.
Silvia7, coordinadora pedagógica de una escuela secundaria, comenta lo que a ella le pasó:
A “Al principio no podía encontrar qué experiencia contar. Después, con la ayuda del
grupo pude identificar dos. Pero era muy difícil saber por cuál decidirme.
Con el correr de las clases y a medida que nos íbamos implicando más con el pro-
ceso de narrar, al buscar un título, el panorama se fue aclarando y la experiencia
fue tomando cuerpo y forma.
El poder compartir este proceso con otros, las dificultades, los temores, sirvió para po-
der largarme a escribir. El escuchar otras historias hizo que mi historia aparezca”.
7 Silvia también participó en los talleres de documentación narrativa de experiencias pedagógicas del Programa
“Memoria Docente y Documentación Pedagógica” del Laboratorio de Políticas Públicas - Buenos Aires.
¿Cómo sistematizar experiencias y prácticas escolares
a través de la escritura reflexiva y narrativa de docentes?
23
El relato de una experiencia pedagógica transforma el “decir en escribir”. Y más aún: trans-
Capítulo 1
forma el “escuchar en escribir”.
De antemano tenemos que considerar que quién narra una historia necesariamente elige
ciertos aspectos, enfatiza otros y omite algunos. Y que los que selecciona son secuenciados
de un modo particular que tampoco es único. No podemos contar todo lo que pasó y lo que
nos pasó. Para contar su propia experiencia, el narrador la organiza de una forma particu-
lar y, en ese movimiento narrativo, interpreta la historia vivida. El relato mismo es el que le
da forma a la experiencia para poder comunicarla y transmitirla. El relato es siempre una
versión de la historia, una forma de contar los acontecimientos efectivamente vividos. Esos
sucesos se ubican uno tras de otro, pero no tienen por sí mismos una conexión. Es a través
de la reflexión del narrador cuando escribe que se acomodan, y de la mano de la reflexión to-
man sentido en un relato a ser dicho o escrito.
La habilidad del autor de relatos pedagógicos consiste en saber seleccionar y evocar información
acerca de la experiencia en cuestión guiado por el principio de pertinencia. La competencia del na-
rrador de experiencias escolares consiste, entonces, en seleccionar los argumentos, los datos, las
sensaciones, y en disponer las formas de lenguaje que provoquen las imágenes de esa experiencia
en el lector de manera inteligente. Tomar palabras e imágenes de eso que pasó y nos pasó para que
un/a otro/a docente lector se encuentre en ese relato, y que nuestra experiencia lo conmueva a él.
Y lo conmueva transformando, agregando, movilizando su pensamiento y su acción; promovien-
do, apoyando o cuestionando su práctica diaria.
Para inventar una buena historia que cuente una experiencia, hace falta un aprendizaje. Hace fal-
ta ponerse a escribir y tomarse en serio la escritura. “En este sentido, escribir es una forma de
aprender. De manera que, al terminar de escribir, el escritor sabe más que al empezar”8.
La idea es escribir sobre lo que saben, un saber legítimo que se funda en el pensamiento de
una experiencia de la que fueron parte. Son autores de esa experiencia también porque han
estado allí.
Ustedes estarán entrenados con la escritura de manera diferente. Algunas sugerencias le se-
rán más útiles y necesarias que otras. Ustedes sabrán dosificarlas. Esta tarea podrá desarro-
llarse individual o colectivamente. De todas maneras, si alguno de ustedes realizara este tra-
bajo de una manera más solitaria, es interesante que busquen compartir la escritura y las du-
das con otros docentes compañeros, aunque ellos no sean los responsables directos de la es-
critura. La compañía al escribir les dará más confianza, y a través de las conversaciones y la
lectura de los otros sentirán mayor seguridad para seguir escribiendo, para descubrir qué
quieren escribir y también para revisar lo escrito.
8 Alvarado, M. “La escritura en la escuela secundaria, de la expresión a la producción”, en Revista Versiones N°6.
Buenos Aires, noviembre de 1996.
En este apartado vamos a trabajar la escritura del relato tomando decisiones con
relación a:
24 4 El título
4 El plan de escritura
Manual de Capacitación sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas
Las recomendaciones que les ofrecemos para armar, escribir y revisar el relato no constitu-
yen instrucciones técnicas. Estas sugerencias fueron útiles a docentes exritores/as en otras
ocasiones, y pretenden facilitar la tarea. Pueden considerar todos o algunos de los aspectos,
y también otros que ustedes aporten que no fueron examinados.
4 Los buenos relatos son claros, entretenidos, fáciles de leer, memorables y no de-
masiado extensos.
4 Un título interesante “arrastra” a la historia.
4 Los relatos reúnen un principio, un medio y un fin entrelazados de manera co-
herente. También se componen de elementos literarios.
4 Una vez escrito el primer relato, vuelvan a leer las recomendaciones que se de-
sarrollan en cada una de las preguntas de este tránsito. Es posible que ahora en-
cuentren otro/s sentido/s en lo que escribieron y que algo haya sido pasado por
alto y ahora sí puedan considerarlo.
Capítulo 1
rias versiones. Este relato no es sólo “para entregar”. En principio es para en-
tregárselo a ustedes mismos. Es muy placentero leer algo que uno/a ha escri-
to. Dense ese gusto.
4 Escribir no es una tarea fácil. Ahora bien, que no sea fácil no implica que sea
imposible. Los destinatarios del relato que ustedes escriban se diferencian por
niveles de cercanía. El primer destinatario, muy conocido, es cada uno/a de
ustedes. Los segundos destinatarios más lejanos, son otros/as colegas docen-
tes, maestros/as, profesores/as o directores/as en ejercicio que rescatarán de
vuestra experiencia, ideas, reflexiones y propuestas prácticas. Otros destinata-
rios podrán ser estudiantes, futuros/as docentes, profesores/as e investigado-
res/as de carreras pedagógicas u otros actores de la comunidad educativa.
4 Cuando escribimos es posible que suceda que se nos ocurran ideas en momen-
tos o situaciones en las que no estamos escribiendo. Es recomendable anotar,
grabar, registrar, esas ideas para no olvidarlas y recuperarlas en el momento
propicio.
4 Escribir no es lo mismo que hablar. Es muy probable que los relatos orales en-
tre docentes (esas conversaciones sabrosas, bien sazonadas, que no olvidan
ningún condimento), al momento de ser escritos se transformen en relatos abu-
rridos, pesados, que no dicen nada de la experiencia vivida y que, por supuesto,
nadie quisiera escuchar.
d “Todo comienza con el desasosiego, cuando uno siente que llegó el mo-
mento de empezar a chapotear y después a internarse medio a ciegas en el
oscuro mar de las palabras, que se ha ido formando a lo largo de los años
con las frases oídas y dichas, cargadísimas de materia vivida, y con los tex-
tos de otros que hemos leído.
En ese mar en el que nos internamos, con esperanza pero también con des-
consuelo, de a ratos buceando y de a ratos sobrenadando, nada es clasi-
ficable: hay palabras como peces, algunas oscuras, otras luminosas, y al-
26 gunas, pesadas, que se vuelven aéreas cuando otras las toca. Con esos pe-
Manual de Capacitación sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas
4 Tengan en cuenta al organizar los tiempos y los espacios de trabajo, que la es-
critura y las reflexiones que ésta supone podrán comprender momentos de tra-
bajo individual, de trabajo colectivo o combinar ambos.
El título de la experiencia
Pensar en el título del relato no es una obviedad, algo que haya que dejar para el final o se
resuelva para siempre desde el principio. El primer título por lo general es hipotético y posi-
blemente será reestructurado varias veces hasta concluir en otro muy distinto. Pero es alta-
mente recomendable comenzar a escribir un texto decidiendo provisoriamente un título, te-
niendo un punto de partida para comenzar el trayecto de la escritura, aunque después el ca-
mino transitado los desvíe por otros senderos.
El primer título que hayan elegido o la retitularización de la experiencia que realicen ayudan
a disparar la escritura. Repetimos: el título inicial no necesariamente tendrá que ser el título
definitivo. Al comenzar a escribir, el título también colabora en la búsqueda y reconstrucción
en clave narrativa de alguna idea que queramos comunicar, y puede que esto nos acerque a
una estructura preliminar del relato.
Piensen un título para la experiencia a partir de la frase “De cómo...” que dé cuen-
ta del trayecto recorrido en la experiencia.
9 Montes, Graciela (1990) El corral de la infancia. Buenos Aires: Libros del Quirquincho.
A Estos títulos fueron pensados por docentes que ejercen distintos cargos en el sis-
tema educativo y que ya han transitado la experiencia de la escritura de relatos
pedagógicos:
27
“De cómo logre preparar una ponencia desde mi experiencia profesional”
Capítulo 1
“De cómo los alumnos de 6to. año se convirtieron en autores y escritores para
los niños más pequeños”
“De cómo hacer para que una gestión escolar logre convocar diferencias alre-
dedor de la educación”
“De cómo una película “acelerada” permite organizar y reordenar un grupo
disperso”
“De cómo una escuela puede aumentar su matrícula”
“De cómo un preceptor que pone límites a sus alumnos, pone también la oreja”
El último título, elaborado luego de escribir el relato, debe representar a aquello que se va a
leer en un doble sentido: integrando, intrigando y aglutinando el relato, a la vez que invitan-
do, inquietando y motivando a los/as lectores para leer. La idea es que, al leer el título, el/la
lector/a no se aburra y dé vuelta la página; sino que se sienta atrapado/a, seducido/a, arras-
trado/a a leer el relato, puesto que piensa que es interesante y que si no lo lee se pierde de co-
nocer algo que vale la pena ser leído.
Ahora bien, un relato puede considerar dos tipos de títulos al mismo tiempo. El título de
fantasía será expresado en un registro “de tono literario”, según lo comentamos en el pá-
rrafo anterior. En cambio, el título conceptual es analítico y tendrá que hacer referencia a
la temática educativa, al tema específico que se desarrolla en el relato.
Carla10, maestra de escuela primaria, tituló un relato sobre una experiencia del área de len-
gua de esta manera:
10 Carla también participó en los talleres de documentación narrativa de experiencias pedagógicas del Programa
“Memoria Docente y Documentación Pedagógica” del Laboratorio de Políticas Públicas - Buenos Aires.
En algunos proyectos o publicaciones el título de fantasía puede aparecer en primer lugar como
título principal. En cambio, el título conceptual ocupa el espacio del subtítulo. También puede
suceder lo contrario. Lo importante es que el lector pueda identificar claramente cuál es el área
28 temática y se sienta motivado a leer el relato cualquiera sea el orden de los títulos.
Manual de Capacitación sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas
4 Una vez que hayan titulado la experiencia, realicen la actividad propuesta para los
títulos que planteamos en las estrategias de buceo para activar los recuerdos.
4 Las preguntas que sus colegas le hagan al título colaborarán para que ustedes
afinen su sentido.
4 Piensen y tomen nota de lo siguiente: ¿Cómo se sintieron y qué les pasó antes,
mientras y después que se plantearon las preguntas al título de la experiencia? ¿Qué
modificaciones incorporarían a su primera imagen mental del relato si consideran
los aportes de los colegas? ¿Dejarían todo igual? ¿Qué cambiarían?
El plan de escritura
A “Esta vez era diferente. Si bien ya veníamos escribiendo acerca de nuestro trabajo
en los Jardines de Infantes Comunitarios, ahora era diferente. Todos los viernes so-
líamos entregarle a Verónica, nuestra coordinadora del proyecto, un resumen de lo
realizado durante la semana: el desarrollo de una actividad interesante, comenta-
rios sobre las educadoras, propuestas, inquietudes. Todo lo escribíamos. Era una
manera de tener registro sobre nuestra tarea diaria y de que Verónica estuviese al
tanto para orientarnos y realizar los ajustes necesarios.
Escribir, tal vez, es el denominador común entre el antes y el ahora. Pero el encua-
dre que sostiene la “escritura de experiencias pedagógicas” le imprime a este ejer-
cicio un sentido diferente. Da cuenta de otros lugares, de otras miradas.
La propuesta nos sedujo. Interesante e inquietante al mismo tiempo. ¿Qué escribi-
mos?, ¿cómo?, ¿quién lo leerá? Muchas preguntas y pocas palabras. Así lo sentía-
mos durante los primeros encuentros. Cada consigna nos servía para enfrentar la
11 María Laura representa la voz del “nosotros” de un proyecto colectivo. Un grupo de maestros jardineros documentaron
sus experiencias de trabajo en jardines de infantes comunitarios en la Ciudad de Buenos Aires, en Argentina.
impronta muda de una hoja en blanco: “Contar lo que hacen, narrar la tarea diaria”.
Aquello que hasta el momento se daba como algo natural y espontáneo, ahora co-
braba otras dimensiones. Alguien nos invitaba a escribir y tal vez muchos otros se 29
interesarían por leernos. Mezcla de lo público y privado, del adentro y del afuera,
Capítulo 1
de lo mío y de lo compartido.
¿Por dónde empiezo?, ¿por dónde empezamos? La historia nos reunía a todos, nos
convocaba como protagonistas y espectadores. Nos invitaba a escribir y a escribir-
nos. Buscar esa palabra, esa primera palabra que nos abriría el camino para em-
pezar, retroceder y continuar... era todo un desafío. Después, tal como sucede con
“la piedra en el estanque”, todo cobra movimiento.
Día a día, nos sentíamos más confiados, más fluidos y a veces más empantanados.
Momento entonces, de tomar un respiro, arrancar la hoja y comenzar de nuevo”.
Existen distintas maneras de ponerse a escribir. No existe una única forma de producir un
texto escrito. Por lo general, cada escritor emplea distintas estrategias, aquellas que les re-
sultan más útiles. Hay escritores que prefieren textualizar de una vez para que no “se le es-
cape” ninguna idea, y después revisan y corrigen. Hay otros que prefieren evaluar y corregir
cada párrafo que van escribiendo y, por último, están los que dejan “descansar” el texto an-
tes de dar la última revisada, porque consideran que esa revisión distanciada les permitirá lle-
gar a versiones más satisfactorias.
Las siguientes estrategias les resultarán útiles para reconstruir las imágenes mentales con la
escritura, romper el hielo y contestar la pregunta “¿por dónde empezar?”.
Resuelvan esto utilizando la estrategia que mejor les parezca, o la que les resulte más có-
moda. Si al comenzar a escribir se sienten trabados, busquen probar con otra estrategia.
Pero comiencen a escribir aunque después tengan que desechar la primera escritura. Es
fundamental superar la sensación angustiante e incierta de estar frente a una hoja en blan-
co. Otra vez: no piensen más qué escribir, escriban algo; ya habrá tiempo para modificar
y hasta para reírse de las “tonterías” que escribieron la primera vez. Esta es la forma de tra-
bajo del escritor.
ción. Luego, cuando se sientan más seguros, vayan y vuelvan; abandonen el esque-
ma, pero guarden la coherencia y la integración del relato con otros recursos. Pa-
ra eso, pueden seguir la siguiente estructura, completándola con los contenidos
propios de la experiencia en cuestión.
“Había una vez.....que yo/ nosotros estamos ahí tranquilos...
“pero un día ocurrió algo en mi/ nuestra vida.......y nos dimos cuenta de......”
“y desde entonces, a partir de ahí, ya nada fue lo mismo, porque ahora....”12
4 Construyan un índice
Por eso, escriban en una lista o en forma de cuadro, el título y los subtítulos que ramifican y de-
sarrollan los temas que aparecerán en ellos. Como ya les comentamos, tengan a mano las pro-
ducciones materiales de la experiencia para activar el recuerdo, identificar los asuntos y seleccio-
nar los que sean pertinentes. Este modo les permitirá controlar si la estructura del relato se com-
pleta y considera todo lo que quieren comunicar. Reescriban, tachen y agreguen notas al índice
tantas veces como les haga falta. De esta forma, la escritura del relato se soltará relajada.
El contenido del relato es un aspecto central para considerar. Lo que hace que una
sucesión de acciones y acontecimientos se transforme en un relato es la trama na-
rrativa. En ella, la sucesión cronológica de las acciones se manifiesta a través de un
encadenamiento coherente que integra el sentido de lo que se dice. El relato que us-
tedes escriban en cuanto al contenido integrará:
El asunto
4 Escriban y describan todos los eventos y acontecimientos que sucedieron. Es
importante detenerse tanto en los episodios estimulantes y positivos como en
12 Larrosa, Jorge (2000) Pedagogía Profana. Estudios sobre lenguaje, subjetividad, formación. Buenos Aires: Ediciones
Novedades Educativas. pág. 38.
los negativos (por ejemplo, en las dificultades que encontraron en el desarrollo
de la experiencia). No necesariamente las historias escolares tienen siempre un
final o un desarrollo completamente feliz. Estos aspectos son interesantes que
aparezcan en todo lo complejo de la trama. 31
Capítulo 1
Los cuestionamientos
4 Complementen a lo producido según el punto anterior mediante escrituras de to-
no reflexivo, con todas aquellas preguntas que van interrogando lo que pasó y lo
que le pasó y le está pasando al autor protagonista de la experiencia.
Las interpretaciones
4 Los relatos de experiencias escolares no sólo tratan de hechos, percepciones o
ideas; sino de hechos, percepciones o ideas desde la perspectiva de alguien di-
cho para alguien. Complementen lo producido según los puntos anteriores con
sus propios puntos de vista e interpretaciones sobre lo que ocurrió y les ocurrió
en el despliegue de la experiencia.
“La historia designa a los hechos que se narran en un orden cronológico ideal; el
relato designa al discurso pronunciado, al texto concluido, al producto material, y
la narración a la situación en la que ese relato se emite.”13 Generalmente, se narra
en pasado: el tiempo pretérito es el tiempo canónico de la narración, porque se su-
pone que narramos lo que ya sucedió. Ese tiempo, que llamamos pasado, es un pa-
sado en relación al tiempo en que estoy narrando.
¿Qué ocurre entonces con el tiempo cuando decidimos contar historias en un rela-
to? Nuestra escritura se organiza en un orden lineal: las palabras y las oraciones se
suceden unas detrás de otras. Esta secuencia temporal de los acontecimientos re-
presenta el tiempo de la historia, pero no da cuenta del tiempo del relato.
4 Relaten las acciones en el orden que sucedieron, o quiebren el orden cronológico y
propongan un ordenamiento particular que enfatice o destaque determinado mo-
mento, aunque no haya ocurrido primero.
Ahora bien, ese recorrido básico por la historia, desde el punto de partida que us-
tedes decidan, será alternado con otro tiempo que lo completa: el tiempo del rela-
to que evoque momentos o reflexiones de ustedes acontecidas antes, durante o des-
pués de la historia. Este último tiempo problematiza la historia, la interroga y
transforma la crónica de un interesante proyecto en una experiencia relatada.
13 Sarchione, A. (2001) “La narratología literaria”, en Permítame contarle una historia: narración e identidad. Buenos
Aires: Eudeba.
La posición del narrador
Empleen la primera persona (persona gramatical que se emplea en los textos auto-
32 biográficos) en el relato escrito de la experiencia pedagógica.
Manual de Capacitación sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas
Esta posición del narrador puede dar cuenta del proceso individual del docente, de su modo
particular de organizar, conocer y aprender de la experiencia. Por lo tanto, se trata de una
voz muy comprometida con el hacer, y que se transmite a través de un relato que pretende
ser reflexivo, transferible, comunicable. Así, el pronombre en primera persona representa, a
la vez, al narrador y al protagonista de la experiencia.
Estas preguntas les servirán para guiar el momento de revisión del texto que escribieron. La idea
de este trabajo es dialogar con el relato a partir de la propia lectura o, como ya les anticipamos,
insistir en que el relato sea leído por otros/as docentes. Esta “corrección del relato” no es para
“achatarlo”, para hacerlo más plano e impersonal, para censurarlo; sino para ampliarlo, revi-
sarlo, teniendo presente que el texto que hayan escrito debe ser un relato narrativo de una ex-
periencia pedagógica, y no sólo la descripción de un proyecto.
Revisen el relato. Estas preguntas son útiles para que verifiquen si su relato responde
a lo que habían planificado y, si así no fuera, operar sobre él para mejorarlo.
• ¿Están ustedes en el relato o sólo cuentan lo que pasó? Es decir, si bien el relato es
la crónica interesante de un proyecto, hay que dar cuenta de lo qué les pasó a us-
tedes con eso que hicieron.
• ¿Es de ustedes este relato o puede ser de cualquier otro? Es decir, ¿están los ras-
gos singulares de la experiencia, las reflexiones, los interrogantes que ustedes se
fueron haciendo durante lo sucedido y los que se hicieron mientras lo fueron es-
cribiendo? ¿Incorporaron frases que ustedes las identifican como propias?
• Cuando leen las frases, ¿escribieron lo que quisieron decir?, la oración escrita ¿expre-
sa lo que pensaron? Si completan oralmente el texto para explicarlo, deben volver
sobre la frase o la oración para completarla por escrito. Cuando el texto tome ca-
rácter público y circule entre otros docentes, ustedes “no van a estar allí” para expli-
carlo. El texto tiene que autoabastecerse en la comunicación de su sentido. Hagan
este ejercicio varias veces. No den nada por supuesto. Si no dice lo que ustedes qui- 33
Capítulo 1
sieron decir, vuelvan a escribir. Hagan transparente y desnuden el relato.
• Un lector que no vivió la experiencia, ¿se entera leyendo el relato acerca de qué
pasaba en un primer momento, qué pasaba luego, qué se cuestionaron, qué pla-
nificaron hacer, qué hicieron, cómo lo resolvieron y qué resultados tuvieron? Si
alguna de estas cuestionen no está resuelta, completen y amplíen el texto.
d
CAPITULO 2
A c
1. Una invitación a relatar una experiencia
pedagógica de retención escolar
37
Capítulo 2
"El problema central de los sistemas educativos latinoameri-
canos es la escasa capacidad de retención de niños y particu-
larmente de jóvenes. La información disponible indica que ac-
tualmente cerca del 37% de los adolescentes latinoamerica-
nos entre 15 y 19 años de edad abandonan la escuela a lo lar-
go del ciclo escolar, y casi la mitad de ellos lo hacen tempra-
namente, antes de completar los años de obligatoriedad"14.
Ustedes fueron invitados a este proyecto porque son expertos en saberes construidos
en la escuela, al ras de las experiencias pedagógicas que los tienen como protagonis-
tas. Saberes que hicieron posible que vuestros/as alumnos/as no estén incluidos en
ese porcentaje, porque el trabajo que a diario ustedes realizan en la escuela evita el
aumento de ese 37%.
Así como una invitación comienza con el encuentro que produce el saludo, les pro-
ponemos "a modo de saludo" lo siguiente:
a Lean el Capítulo 1 del Módulo 2. Esto es altamente recomendable para poder
transitar este Capítulo 2 en toda su intensidad.
Ahora bien, es posible establecer diferencias entre el saber, el poder hacer y el escribir acer-
ca de aquello que se sabe y que se hace. Sabemos mucho más de lo que decimos. Muchas
ideas que tenemos en nuestro pensamiento, aparentemente bien ordenadas, se escurren
muy rápido cuando se enfrentan con una hoja de papel en blanco.
Esta invitación los orientará para que ese saber experto construido en la escuela, que
logra efectivamente incluir a alumnos y alumnas, quede documentado por escrito. Una
de las razones por las que vale la pena que ese saber experto quede registrado y siste-
matizado por escrito, y pueda ser leído por otros/as docentes, es justamente ésta: otro-
s/as alumnos y alumnas en las mismas condiciones que los de vuestra escuela abando-
nan la escolaridad.
14 OEA (2003) Documento Base del Proyecto: "Estrategias y materiales pedagógicos para la Retención Escolar", pág. 9
15 Las sugerencias que ustedes van a encontrar en este Capítulo si bien están dirigidas puntualmente a los docentes de
este proyecto, no se excluye que sirvan y sean útiles para otros docentes que deseen documentar a través de un rela-
to sus experiencias pedagógicas.
El Documento Base del Proyecto "Estrategias y materiales pedagógicos para la
Retención Escolar" describe el paisaje escolar de las instituciones educativas, si-
tuación que ustedes bien conocen:
38
"El contexto de exclusión en el que viven gran parte de los jóvenes puede ope-
Manual de Capacitación sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas
rar como un factor de riesgo para su itinerario escolar. Sin embargo, existen
investigaciones (Conde, 2002) que muestran que a pesar de las condiciones de
vida desfavorables, los jóvenes encuentran en la escuela un modo de salir ade-
lante. Hay suficientes evidencias de escuelas de contextos muy desfavorables
que han encontrado estrategias atractivas y pertinentes a los intereses de estos
grupos, recuperando sus saberes, logrando resultados alentadores y poten-
ciando sus capacidades de recuperación frente a condiciones adversas".
A "No es fácil, por eso se elude. Una vez que estás decidida a abordarlo, el registro
narrativo te da la posibilidad de cumplir el deseo legítimo y magno de crecer. Do-
cumentar las experiencias que vas realizando como docente dentro del aula te per-
mite un crecimiento de las potencialidades interiores. Pero, ¿cómo dejar afuera a
16 Mónica C. participó en los talleres de documentación narrativa de experiencias pedagógicas del Programa "Memo-
ria Docente y Documentación Pedagógica" del Laboratorio de Políticas Públicas - Buenos Aires.
tus alumnos, a quienes les resulta tan complicado expresar lo que sienten, poner
sus confusiones en palabras, hacer visible sus contradicciones y crear un territorio
que les devuelva la claridad y el entusiasmo que, frente a la realidad de las prácti-
cas, pierden tan a menudo?" 39
Capítulo 2
Ustedes fueron seleccionados por lo que hacen y piensan, piensan y hacen en la escue-
la, en las aulas, en las comunidades escolares para que los alumnos y las alumnas se
queden en la escuela y tengan mayores oportunidades educativas.
Estos son los acontecimientos educativos que merecen difundirse, que merecen cobrar
estatuto público. Son los docentes quienes tienen que jerarquizarlos en el espacio públi-
co, en nuestro caso, a través de la escritura y documentación de las experiencias escola-
res por parte de sus propios protagonistas, autores de las experiencias y autores de los
relatos. La dimensión pública implica, entonces, poner estas experiencias a disposición
de otros/as maestros/as, profesores/as y directores/as que pueden trabajar de manera si-
milar o, para aquellos colegas que, por distintas razones, sienten debilitadas sus fuerzas
y agotada su imaginación para tomar el desafío de una mejor educación para todos los
alumnos y todas las alumnas.
Aquí vale la pena detenerse un instante. Los problemas de deserción, sobreedad, abandono,
repitencia y bajo rendimiento escolar van de la mano con situaciones de alta vulnerabilidad
y exclusión social. Estas cuestiones pueden ser fuente de deliberaciones eternas entre docen-
tes. Ustedes no son ingenuos. El grado de responsabilidad de los actores educativos ante es-
tas dificultades objetivas es diferenciado. Por eso, la escritura de los relatos hará foco en
contar qué hicieron para generar otros acontecimientos escolares y otras experiencias edu-
cativas a pesar de todas las restricciones y dificultades que enfrentan y que son ajenas a la
responsabilidad directa de las instituciones educativas.
Pondrán la mirada y la escritura en contar qué saberes, decisiones y prácticas ofrecie-
ron una respuesta para que adolescentes que posiblemente, en otras circunstancias,
hubieran abandonado la escuela, estén en cambio continuando su itinerario escolar.
Algunos pueden decir que éste es un requisito demasiado elemental para comenzar a es-
cribir. Lo es, pero no por eso debemos darlo por obvio. Ustedes estuvieron y están dis-
puestos a hacer algo para que este supuesto tome la forma vívida de alumnos/as de
carne y hueso sentados/as diariamente en los bancos de la escuela aprendiendo. Co-
mo docentes, seguramente no se acostumbran a que esos mismos/as alumnos/as es-
tén representados tan sólo bajo forma de un número que aumenta o disminuye los in-
dicadores estadísticos educativos y sociales.
El Documento Base del Proyecto "Estrategias y materiales pedagógicos para la Reten-
ción Escolar" hace una referencia explícita a esta mirada:
"Las escuelas en las que la mayoría de los jóvenes aprenden pueden compar-
tir las dificultades y las alternativas de solución con otras escuelas. La gene-
ración de ámbitos para este intercambio es un desafío para la escuela pe-
ro especialmente para la supervisión y otros estamentos de conducción del
sistema. Hay experiencias relevantes en las que, a partir de la participación
en estos espacios, las escuelas implementan estrategias de colaboración,
tanto para la elaboración y análisis de diagnósticos como para la búsqueda
40 de soluciones, se visitan unas a otras y hasta proponen articulaciones peda-
Manual de Capacitación sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas
La idea de esta pregunta es trabajar la transformación del "saber en decir" y, luego, del "de-
cir en escribir". Para esto, es necesario recordar y evocar lo sucedido en la experiencia. Es el
momento de "bucear" en la memoria, escuchar aquello que resuena. Deben convertir el pen-
samiento, las sensaciones, los acontecimientos y las emociones vividas guardadas en el re-
cuerdo en un relato. ¿Cómo trabajar en esto?
En este apartado las actividades consistirán en:
• hurgar en los recuerdos,
• provocar una reflexión oral,
• trabajar en el título,
• construir el boceto de escritura,
• trabajar en el contenido del relato,
• definir el tiempo y la posición del narrador en el relato.
41
Capítulo 2
En primer lugar, les proponemos hurgar en los recuerdos:
17 Algunas de estas preguntas fueron formuladas en base al Documento de la OEI citado en la bibliografía de este Módulo.
¿Cuál fue el problema que identificaron y que fue asociado con el tema de
retención escolar?
¿Quién o quiénes definieron el problema?
42
¿Qué situación disparó la definición del problema: el comentario de un
Manual de Capacitación sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas
Capítulo 2
ante esta situación?
¿Qué decisiones se arriesgaron a tomar sin tener demasiadas certezas de
"éxito"?, ¿qué les pasó a cada uno y al grupo con esto?
¿Hubieran pensado este problema cinco años atrás?, ¿qué aspectos del pro-
blema descartarían y cuáles seguirían estando presentes hoy?
¿Sabían qué recursos materiales o humanos necesitaban para desarrollar la
experiencia?, ¿podían conseguirlos?, ¿resignaron alguna intervención por
cuestiones de falta de dinero o recursos?
¿Existió alguna persona u organismo que los apoyó en este sentido?. Si reci-
bieron este apoyo, ¿pudieron decidir libremente o se sintieron presionados?
¿Podrían haber llevado la experiencia adelante a través de otros medios?
¿Qué aprendieron ustedes en esta experiencia?
¿Que aprendieron los alumnos de aquello que ustedes habían planificado?,
¿aprendieron otras cuestiones que ustedes no habían planificado?
¿Pueden explicitar qué cambios de actitud, disposición, tuvieron los alum-
nos/as y/o sus familias con la escuela y sus docentes?
¿Qué aspectos de la experiencia piensan que pueden resultarles útiles a
otros docentes?
¿Cuáles fueron las decisiones más efectivas?, ¿creen que vale la pena que
otras escuelas las pongan a prueba?
Hasta aquí han realizado un proceso fundamental: se juntaron a conversar, evocaron la ex-
periencia vivida, la interrogaron. Tienen mucha información, sensaciones, momentos y re-
flexiones registradas.
Se necesita un descanso; parar y tomar un tiempo para comenzar a escribir.
va sobre el lector.
Por ejemplo una docente eligió (sin ningún tipo de restricción) un título para identi-
ficar la experiencia que iba a relatar. Se decidió por:
"Mis alumnos y yo"
Otros docentes formularon preguntas a ese título. De esta forma, intentaron interrogar
la experiencia presentada en ese título.
¿Por qué "mis" alumnos?
¿Qué alumnos?
¿Por qué "yo" solamente?
¿"Mis alumnos y yo" cuándo?
¿Qué pasó entre "Mis alumnos y yo"?
¿En qué contexto?
¿Dónde están "Mis alumnos y yo"?
4 Intercambien opiniones: ¿piensan que el título que eligió esta docente anticipa algu-
na temática?, ¿cuál o cuáles?, ¿invita a leer el relato?, ¿es demasiado vago o indefini-
do? Leyendo el título, ¿pueden hipotetizar cuál es el contenido de la experiencia?
4 Comparen las hipótesis que pensaron: ¿qué indicios hicieron que se decidan por
una temática y no por otra?
Entre ustedes habrá quienes estén entrenados con la escritura de manera diferente.
Algunas indicaciones le serán más útiles y necesarias que otras. Ustedes sabrán do-
sificarlas. Esta tarea podrá desarrollarse individual o colectivamente. De todas ma-
neras, si alguno de ustedes realizara este trabajo de una manera más solitaria, por las
causas que fueran, les resultará interesante compartir la escritura y las dudas con
otros docentes compañeros, aunque ellos no sean los responsables directos de la es-
critura. La compañía al escribir les dará más confianza. A través de las conversacio-
nes y la lectura de los/as otros/as, sentirán mayor seguridad para seguir escribiendo,
para descubrir qué quieren escribir y también para revisar lo escrito.
Como ustedes bien saben, el proceso de composición de un texto se conforma
de tres momentos fundamentales: la planificación, la puesta en texto o textua-
lización y la revisión. Aunque estos momentos dan idea de secuencialidad (pri-
mero se planifica, después se escribe y por último se revisa y se corrige), el pro- 45
Capítulo 2
ceso es recursivo. Vale decir, se puede ir del texto a la planificación y hacer ajus-
tes que modifiquen lo que se había esquematizado en un principio las veces que
se considere necesario. Esta es una tarea permanente, recomendada para que
el/a escritor/a vaya acortando la distancia que lo separa del relato final.
c • Antes que nada, tengan cerca todos los papeles sueltos y desprolijos en
los que anotaron los recuerdos y las respuestas a los interrogantes que
guiaron la reflexión oral. También, los materiales producidos por ustedes
como por ejemplo, el proyecto que dio origen a la experiencia y la pro-
ducción o materiales destinados a los/as alumnos/as.
• Guarden todos los borradores. Irán descartando escritos preliminares, pe-
ro no tiren ningún papel antes de decidir que el relato está terminado. En
cualquier momento, pueden necesitar buscar alguna palabra o alguna idea
que estaba allí.
Esta es una estrategia aparentemente simple, pero muy eficaz para comenzar a po-
ner en palabras el pensamiento. Si están trabados e inseguros respecto de por dón-
de empezar, armar la secuencia temporal de acontecimientos los orientará. Por su-
puesto, en una segunda instancia, seguirán trabajando esta versión preliminar,
porque una lista de hechos sólo acomoda partes. Esta forma sencilla los animará
a seguir la escritura hilando con sentido esas partes que presentaron. Para avanzar,
lean las indicaciones que siguen.
4 Escriban una carta a un/a amigo/a que no ven hace un tiempo, donde le cuenten la
historia de la experiencia.
Escribir cartas nos hace poner rápidamente en la posición del narrador. La estruc-
tura básica de un cuento los ayudará a encontrar la coherencia básica y el sentido
de la historia.
4 Completen esta estructura con lo que pasó en la experiencia y lo qué les fue pasan-
do a ustedes con eso que pasó. Por ejemplo:
“Querido, Querida amigo/ amiga:
46 Les cuento lo que sucedió... que yo/ nosotros estamos ahí tranquilos...
Manual de Capacitación sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas
El contenido es un aspecto central del relato. Lo que hace que una sucesión o listado de
acciones se transforme en un relato es la trama narrativa. En ella, la sucesión cronoló-
gica de las acciones se manifiesta a través de un encadenamiento coherente que integra
el sentido de lo que se dice.
El relato que ustedes escriban estará integrado, en cuanto al contenido, por distintos
niveles de información de acuerdo con el sentido que ustedes le otorguen a la expe-
riencia. Estos “niveles de información” que, por cuestiones analíticas, presentaremos
aquí de un modo lineal, aparecerán en el relato en forma simultánea y de manera en-
trelazada. Ellos son: el asunto, los cuestionamientos y las interpretaciones.
n El asunto cuenta en un registro descriptivo los eventos, hechos y acontecimientos
que sucedieron. Es importante detenerse tanto en los episodios estimulantes y po-
sitivos, como en los negativos. Es interesante y pertinente que estos aspectos apa-
rezcan en toda la complejidad de su trama.
Capítulo 2
te en forma irregular a la escuela?
¿Cuáles fueron las acciones destinadas a motivar la participación de los
alumnos y sus familias en la escuela?
¿Cuáles fueron las acciones destinadas a mejorar la integración de la escue-
la con su entorno y el mundo laboral, especialmente las referidas a la rela-
ción e intervención conjunta con otras organizaciones e instituciones?
¿Cuáles fueron las acciones destinadas a favorecer la comunicación en-
tre alumnos y profesores para mejorar la convivencia en la escuela?
¿Cuáles fueron las acciones de gestión curricular-institucional entendidas
como acuerdos entre los docentes en esta dimensión?
Aquí van algunas sugerencias para tener en cuenta al armar el cuerpo del relato.18
Ya conocen cuales fueron los caminos recorridos para alcanzar los pro-
pósitos y buscar soluciones a estos problemas, ¿cuáles fueron las accio-
nes concretas, la distribución de responsabilidades entre los/as partici-
pantes y la organización propuesta para ejecutarlas?
18 Consulten el Documento Base del Proyecto: “Estrategias y materiales pedagógicos para la Retención Escolar”, OEA
(2003) págs. 34-35.
Si fue necesario generar pautas de organización no habituales en la institu-
ción, ¿alteraron la organización del trabajo de los/as docentes?, ¿crearon
nuevos roles?, ¿establecieron nuevos criterios de organización de los cursos
48 o grupos de aprendizaje?, ¿se plantearon alternativas en la organización de
Manual de Capacitación sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas
¿Existió articulación con otras instituciones?, ¿de qué modo han colabo-
rado y participado otras instituciones en la experiencia?, ¿en qué medida
las relaciones interinstitucionales obstaculizaron o facilitaron el desarro-
llo de la experiencia?
¿Cuáles fueron los primeros intentos, con sus logros y fracasos, sus acier-
tos y desilusiones?
¿Qué decisiones no volverían a tomar?, ¿por qué les parece que hay que
evitarlas?, ¿cuáles serían los aspectos “irrenunciables” que no deberían
omitirse en experiencias similares?
24 Algunas de estas preguntas fueron formuladas en base al Documento de la OEI citado en la bibliografía de este Módulo.
portante y significativo para la calidad pedagógica del relato. En el caso
de los relatos colectivos, la historia puede mostrar los distintos puntos de
vista puestos en juego antes, durante y después de la experiencia.
49
Capítulo 2
En sexto lugar, trabajarán con el tiempo de la narración y la posición del narrador.
Para esto:
c n ¿Están ustedes en el relato o sólo cuentan lo que pasó? Es decir, si bien el relato es
la crónica de un proyecto interesante ya implementado o en implementación, ¿se
cuenta que les pasó o les pasa a ustedes con eso que hicieron o hacen?
n ¿Es de ustedes este relato o puede ser de cualquier otro/a? Es decir, ¿están presen-
tes y visibles los rasgos singulares de la experiencia, las reflexiones, los interrogan-
tes que ustedes se fueron haciendo durante lo sucedido y los que se hicieron mien-
tras lo fueron escribiendo? ¿Incorporaron frases y palabras que ustedes identifican
como propias?
n ¿Lo escribieron en primera persona del singular o en primera persona del plural?
n Si en un primer momento escribieron un relato “neutral” y después pudieron “me-
terse en él”, ¿descuidaron la mirada pedagógica que tiene que contemplar el rela-
to?, ¿es un relato básicamente íntimo?, ¿se cuenta en la escritura lo que pasó o se
describe sólo lo qué les pasó? Si después de la lectura del relato otros/as docentes
se sienten muy conmovidos por la situación que vivieron, pero no pueden decir qué
pasaba con los alumnos y cómo se resolvió la situación, vuelvan sobre la escritura
y completen el texto con “la mirada y la pluma pedagógica”. Por supuesto, no des-
carten lo qué les pasó, pero estos relatos tienen su razón de ser en tanto historias
pedagógicas, no biografías personales.
n Cuando leen las frases, ¿escribieron lo que quisieron decir? La oración escrita, ¿ex-
presa lo que pensaron? Si completan el texto o lo explican oralmente al leérselo a
otros/as, deben volver sobre la frase o la oración y mejorarla. Cuando el texto to-
me carácter público y circule entre otros/as docentes, ustedes no van a estar allí
para explicarlo. El texto tiene que ser autosuficiente, autoabastecerse en su sentido.
Hagan este ejercicio varias veces. No den por supuesto nada de lo que ustedes sa-
ben y tienen en su cabeza, en sus sensaciones o en sus percepciones. Si no dice lo
50 que ustedes quisieron decir, vuelvan a escribir. Recuerden que deben hacer transpa-
Manual de Capacitación sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas
Llegaron al último escalón, y los espera un espacio amplio que cierra un encuentro y abre
otro nuevo.
A partir de este interrogante les planteamos trabajar la transformación del relato de la expe-
riencia pedagógica en un documento público.
4 Léanlo una y otra vez. Guárdenlo por unos días y vuelvan a leerlo.
4 Disfruten al leer el relato y disfrútense como autores. Es muy estimulante ver en
un papel escrito las marcas del pensamiento y de la acción que dieron tantas
vueltas en nuestra cabeza y nuestro cuerpo.
4 Transfieran, comuniquen la sabiduría que ustedes alimentaron en esta experien-
cia a otros/as. Inviten a sus colegas a leer el relato que ustedes escribieron en si-
lencio y/o en voz alta.
4 Comiencen a desprenderse de la obra, de su obra. Ya son autores, aquí co-
mienza todo.
Docentes de Argentina, Chile, Colombia, México, Paraguay, Perú y Uruguay podrán leer vues-
tra experiencia y también ustedes podrán leer las suyas. Se abre un encuentro que invita a for-
mar una comunidad de docentes escritores y lectores de experiencias pedagógicas de muchos lu-
gares, todos distintos; un espacio abierto para compartir experiencias escolares a través de los
relatos escritos. Las huellas de la propia experiencia quedaron marcadas en el relato como las
manos del ceramista en una vasija hermosa, pulida. Y está allí, el relato que han escrito ya es de
otros, de todos aquellos que quieran leerlo, tomarlo, interpretarlo y decidan volver a dibujarlo.
Planteamos que el relato que ustedes escribieron se transformará en un documento público.
¿Por qué?, ¿para qué? Una primera respuesta plantea que el relato escrito es público, pues la
experiencia única, singular e irrepetible que fue vivida por ustedes quedó registrada y do-
cumentada para que sea puesta a disposición de otros/as docentes a través de la lectura 51
Capítulo 2
de esos relatos.
Ahora bien, ¿qué es esto de “documento”?, ¿por qué nombramos como “documento” a la siste-
matización escrita, narrada, de una experiencia pedagógica particular? El sentido común lleva a
pensar que un documento es un escrito que uno consigue después de sortear varias vicisitudes:
realizar trámites engorrosos, esperar que siempre falte algún sello o alguna firma, tener que ha-
cer filas interminables, esperar mucho tiempo hasta tenerlo en mano, pelear con las burocracias
y administraciones locales o centrales. En fin, sucesos que cualquier ser humano quisiera evitar,
pero que debe transitar de todas formas. En cambio, al otorgarle al relato de la experiencia pe-
dagógica el carácter de documento público, pero despojado de su sentido burocrático, se asu-
me esta dimensión pública en tanto los relatos hacen posible la lectura, circulación, distribución,
difusión y publicación de los saberes expertos de los/as docentes.
Esta experiencia particular e íntima que consiguieron relatar por escrito conformará un ban-
co de experiencias internacional que podrá ser consultado por distintas personas interesadas
en las temáticas educativas en cuestión. Es entonces necesario establecer acuerdos y criterios
básicos sobre la forma de presentación escrita de las experiencias de los países participantes.
n La presentación no deberá exceder las 50 páginas (tamaño del papel: A4 y tamaño de
fuente: 12 puntos, interlineado 1,5).
n La presentación deberá contener la información aportada en el relato que fue desarro-
llada a lo largo de todo el Capítulo.
n La memoria descriptiva de las estrategias desarrolladas por las instituciones educati-
vas deberá incluir:
A- Datos de la Institución
• Título de la experiencia.
• Tipo de propuesta: Institucional o interinstitucional.
• Instituciones participantes: Número y nombre de cada una.
• Coordinador responsable: Nombre completo y cargo que desempeña.
• Participantes: consignar nombre y cargo de quienes han comprometido su participa-
ción en la elaboración y ejecución de la experiencia.
Para nosotros ha sido un placer haberlos/as acompañado en esta experiencia de escritura de
relatos pedagógicos. Los estaremos leyendo pronto y, ojalá algún día, en las vueltas de la vi-
da educativa, podamos conocer “las caras” de estas experiencias apasionantes.
52
Manual de Capacitación sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas
d
CAPITULO 3
A c
Dispositivos de documentación narrativa
Capítulo 3
cuenta, de tomar registro, de socializar el conocimiento, de ‘hacer
conciente’ para luego reflexionar acerca de las decisiones que to-
mamos como docente. También, posibilitó la utilización de la na-
rrativa como estrategia de enseñanza y de aprendizaje en el aula
para que mis alumnos y alumnas del Instituto de Formación Do-
cente escriban acerca de sus propias experiencias, sus prácticas ins-
titucionales y áulicas, así como las de otros, para luego reflexionar
sobre ellas, escucharse, escuchar, leer y analizar material biblio-
gráfico sobre la utilización de la narrativa como instrumento de in-
vestigación en la enseñanza.19
19 Reflexiones de Fanny K., profesora de prácticas y residencia de una institución de la formación docente participan-
te de los talleres de documentación de experiencias pedagógicas del “Programa de Memoria Docente y Documen-
tación pedagógica”en el Laboratorio de Políticas Públicas-Buenos Aires.
El Capítulo 1 está destinado a aquellos docentes que deseen sistematizar sus
experiencias escolares a través de la documentación narrativa.
56 El Capítulo 2 está destinado a los docentes que participaron del Proyecto “Estrate-
gias y materiales pedagógicos para la Retención Escolar”, y en esta oportunidad se
Manual de Capacitación sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas
Capítulo 3
Por último, mostraremos qué puede hacerse, en particular, con los documentos na-
rrativos de Retención Escolar.
Las siguientes son funciones o acciones que los distintos niveles de la administración escolar
y los equipos de coordinación deberían considerar durante las diversas instancias del proce-
so de documentación narrativa de experiencias escolares.
58 n Mantener una comunicación sostenida y fluida con los docentes. Es muy impor-
tante que ellos sientan que ustedes están ahí. De acuerdo con los medios que ten-
Manual de Capacitación sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas
gan a su disposición, mantengan contacto frecuente con los docentes para que
sientan desde ustedes una presencia de compañía. Realicen visitas en su lugar de
trabajo, coordinen encuentros en otros espacios donde se sientan a gusto, manten-
gan contactos telefónicos o por correo electrónico. De todas maneras, para esta-
blecer verdaderos los lazos de confianza es indispensable encontrarse cara a cara,
estar frente a frente con los docentes. Difícilmente por otros medios, por más ope-
rativos que estos sean, pueda lograrse el estilo de trabajo que se busca. Coordinen
las actividades para que esto sea posible, los docentes percibirán que también us-
tedes hacen un esfuerzo para encontrarse con ellos
n Propiciar tiempos y espacios para el encuentro entre y con los/as docentes, pre-
vios y posteriores a la entrega de los relatos. Esto implica habilitar, facilitar las
condiciones para que los/as docentes puedan disfrutar esta experiencia y no sen-
tirse sobrecargados.
n Presten especial atención al momento de revisión de los relatos. La publicación de
los relatos implicará necesariamente una instancia de negociación entre el autor y
la coordinación. El respeto por la autoría es un punto central. Manejen los cambios
que indefectiblemente se deben realizar en los textos con cuidado, argumenten cla-
ramente cuál es la razón de ser de esos cambios, justifiquen todo lo que les sea po-
sible por qué deben sacar, cambiar, permutar o descartar palabras, ideas, frases.
Capítulo 3
dedicación, el esfuerzo, la constancia y la exposición del trabajo que cada docen-
te realiza en la escuela. Esta línea de trabajo ofrece una oportunidad de desarro-
llo profesional. Habrá que evitar por todos los medios que los docentes se sien-
tan agobiados. Que les resulte gratificante la tarea no implica olvidarse del com-
promiso que desde la coordinación se asume y valorar las experiencias que lle-
van a cabo en todos los aspectos. Uno de ellos es el reconocimiento profesional
de los docentes, que puede ser realizado a través de otros mecanismos más allá
de las cuestiones remunerativas. En este sentido, es indispensable prever desde
un inicio dónde, ante quién se debe solicitar y qué gestiones se deben realizar pa-
ra que los docentes reciban una constancia que certifique su participación en es-
te u otros proyectos. En el caso de ser posible, también pueden ofrecerse a los do-
centes pasantías en otras instituciones, seminarios o jornadas de capacitación,
participación en ponencias del ámbito profesional educativo, académico, sindi-
cal, espacios de investigación, etc.
El papel que juegan ustedes en tanto se encuentran a cargo de funciones de supervisión, aseso-
ramiento, capacitación, formación y/o coordinación técnica de proyectos regionales, naciona-
les, provinciales o locales, se torna indispensable a la hora de producir las condiciones institu-
cionales, intelectuales y técnicas que permitan el despliegue de prácticas de colaboración y aso-
ciaciones productivas entre instituciones y actores de los campos académico, educativo y social.
Para sintetizar, resulta vital generar y sostener la participación activa de todos aquellos que,
con algún nivel de responsabilidad, están involucrados de distintas maneras con las prácti-
cas escolares.
Las siguientes son algunas actividades que podrán desarrollar teniendo en cuenta la función
que desempeñan:
n Si ustedes supervisores o inspectores, en muchos casos, pueden ser considerados
como “informantes clave” del dispositivo de identificación de experiencias. Pero
también su tarea resulta necesaria para dar continuidad a las iniciativas y para
ponderar las potencialidades y los límites de esta tarea. Además, pueden tener una
función claramente delimitada en lo que concierne al proceso de circulación y di-
fusión local de las experiencias seleccionadas y documentadas, a partir de la orga-
nización conjunta de:
n Si son miembros de equipos de capacitación, ustedes podrían hacer uso de los do- 61
cumentos producidos como:
Capítulo 3
a insumos para otros formatos de capacitación y/o formación docente que gi-
ren en torno a modalidades casuísticas, tanto en la formación de grado o ini-
cial, en las etapas de residencias y/ o prácticas docentes y, de manera espe-
cial, en las instancias de capacitación en servicio;
a insumos para el diseño de dispositivos de capacitación de acuerdo a los ejes
temáticos abordados en las producciones escritas por los docentes. Este ma-
terial podrá, además de sistematizar las experiencias, avanzar en conceptua-
lizaciones sobre esos ejes temáticos.
Tal como lo expresa el documento base del Proyecto "Estrategias y materiales pedagógicos
para la Retención Escolar", existen en nuestra región numerosas experiencias de retención
escolar que promueven aprendizajes de calidad en sus alumnos/as. Pero estas propuestas
muy raramente llegan a ser de conocimiento público, dado el escaso espacio que el sistema
escolar destina al intercambio entre sus instituciones y a las dificultades de las escuelas para
sistematizar por escrito las experiencias y difundirlas.
Las diferentes líneas de trabajo que fueron presentadas potencian el Proyecto “Estrategias y
Materiales Pedagógicos para la Retención Escolar” y tiene como intención conformar de un
banco de experiencias documentadas compartida por todos los países participantes del Pro-
yecto. En este sentido, los documentos pedagógicos producidos pueden ser relevantes para:
n el análisis de las experiencias por parte de los tomadores de decisiones en materia
educativa de cada país, que excedería los marcos temporales y territoriales que de-
limitan este proyecto,
n la definición de problemas y áreas de intervención de las políticas públicas del ám-
bito educativo que tengan como propósito revertir situaciones de repitencia, aban-
dono, sobreedad, bajo rendimiento en los aprendizajes y deserción escolar en cada
uno de los países, regiones, distritos,
n contribuir a compartir las dificultades, estrategias de colaboración y las alternati-
vas de solución con otras escuelas en situaciones similares en cuanto a estas pro-
blemáticas,
n aportar información relevante y sustantiva a procesos de investigación que contri-
buyan a producir conocimiento sobre los alcances y los límites de las experiencias
desarrolladas, así como los factores contextuales e institucionales que facilitan u
obstruyen su desarrollo.
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63
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