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El presente trabajo tiene como fin exponer las diferencias entre los dos prólogos de la
Crítica de la Razón Pura de Kant y desarrollar una lectura crítica de los mismos.
La metafísica, que se pensaba como madre de todas las ciencias, ha llevado al ser humano
al puro dogmatismo, según Kant.
Es necesario hacer una crítica de la razón para asegurar un conocimiento más profundo y
verdadero, y dejar de andar en la superficialidad. Kant se propone, no hacer una
investigación de las ciencias, sino de cómo se hace ciencia, él se ocupa del aparato con el
cual el ser humano juzga, es decir de la razón.
Para un mayor entendimiento del análisis de la razón pura, Kant separa las partes que
tratará en el cuerpo del texto. Primero se ocupará de la estética trascendental, luego de la
lógica, etc, hasta demostrar toda la armazón de la psique humana.
Kant termina el primer prólogo prometiendo escribir sobre las ideas puras de la razón
especulativa, las cuales son a priori y no tienen objeto verificable.
De hecho, en el segundo prólogo, Kant desarrolla con más amplitud lo que tratará en el
cuerpo del texto. Después de referirse a la necesidad de ordenar las ciencias, se preocupa
por demostrar cómo son posibles los juicios de la mismas. Para Kant, el conocimiento a
priori (prescindir de la experiencia), es una característica esencial en los juicios de la
ciencia. No solo conocemos a posteriori dice Kant, sino que hay conocimientos previos
en la estructura de nuestra razón que nos permiten referirnos a los objetos.
Por otro lado, la preocupación de Kant por la metafísica es muy grande. En el segundo
prólogo dedica varias páginas a hacer algunas distinciones de lo que tratará respecto de
ella en otro libro. Las ideas de Dios, alma y mundo son las que preocupan a Kant y por
las cuáles él está discutiendo y poniéndolas en orden. Si la metafísica se ha equivocado,
dice Kant, es porque a considerado como objetos de experiencia a algo que no es posible,
ni demostrable. Ahora, Kant no agota su discurso haciendo una crítica a la metafísica y
su inviabilidad como ciencia, sino que él se propone tratar este tema, porque considera
que estas ideas, si bien no son objeto de experiencia, son o se evidencian en las prácticas
morales.
Finalmente, Kant considera que ojalá varias personas se dediquen a este estudio que el
plantea.
Hasta aquí he descrito a grandes rasgos los prólogos que sirven de entrada a la Crítica
kantiana, en lo que queda del texto voy a dar algunas razones de la importancia, no solo
de los prólogos, sino de lo que sostiene la Crítica de la Razón Pura.
Para Kant, las aproximaciones de Leibniz y Hume sobre el conocimiento humano no eran
suficientes para explicar la relación entre lo meramente subjetivo y los objetos externos,
y el Dios que había planteado Descartes hace varios años, el cual hacía posible tal
relación, para la época de Kant, no era lo suficientemente convincente como para seguir
creyendo en ello. Es en este contexto que Kant empieza a revisar con profundidad la
manera cómo era posible la relación entre sujeto – objeto, además de cómo era posible la
ciencia, la metafísica y la lógica, con el fin de clarificar y ordenar su funcionamiento.
Si hay algo fundamental que Kant plantea, en cierta medida en los prólogos, pero con más
énfasis en el desarrollo de la crítica es el cómo entendemos los objetos. El objeto, como
se había entendido antes, tiene un giro radical en su comprensión. Kant ha dado la vuelta
al asunto de comprender los objetos. Y es que los objetos, al menos como nosotros lo
conocemos, no son estos reales en sí, sino son como fenómenos que se nos aparecen. El
aspecto que determina la comprensión de un objeto es la síntesis de la aprensión que reúne
lo múltiple sensible en la categoría. Solo después de la síntesis yo puedo nombrar algo
como objeto. Este giro en la manera de comprender los objetos hecho por Kant marca una
revolución en la filosofía y en la ciencia. De aquí en adelante, el conocimiento de objeto
está determinado por las condiciones con las que juzga el yo trascendental. Es la
posibilidad de conocer a priori. Entonces, el objeto no me da el universal, como se
entendía en la ciencia antigua, sino que ese universal es puesto por el sujeto en tanto el
fenómeno se le aparece.
Con la revolución copernicana que hace Kant, en el modo cómo conoce el ser humano,
pone fin a una época marcada por la ciencia inductiva planteada por Aristóteles hace miles
de años. Pero no solo eso, sino que también pone fin al planteamiento platónico. Para
Platón la reminiscencia era el modo como se conocía, pues bien, esta manera de entender
también será destruida por el planteamiento kantiano. En Kant, la apercepción elabora el
conocimiento. El yo trascendental acompaña a todo acto del pensar. Ya no es un idealismo
puro, sino es un idealismo trascendental. Es trascendental porque sirve como condición
de posibilidad para el conocimiento, además es la propia estructura de nuestra razón la
que elabora ese proceso.
Bibliografía
Caimi, M. (2009). Crítica de la Razón Pura: traducción y notas – Mario Caimi. México,
D. F. México: Fondo Editorial – Universidad Autónoma.