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Drakan - Luna Hunter " Galactic Mates
Drakan - Luna Hunter " Galactic Mates
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Disclaimer
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Créditos
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Contenido
Disclaimer .......................................................................................................................... 2
Créditos ............................................................................................................................... 3
Sinopsis................................................................................................................................ 2
1. Hannah............................................................................................................................ 3
2. Drakan ......................................................................................................................... 10
3. Hannah......................................................................................................................... 15
4. Drakan ......................................................................................................................... 22
5. Hannah......................................................................................................................... 27
6. Hannah......................................................................................................................... 31
7. Drakan ......................................................................................................................... 43
8. Hannah......................................................................................................................... 49
9. Drakan ......................................................................................................................... 57
10. Hannah ...................................................................................................................... 62
11. Drakan....................................................................................................................... 70
12. Hannah ...................................................................................................................... 76
13. Drakan....................................................................................................................... 85
14. Hannah ...................................................................................................................... 89
15. Hannah ...................................................................................................................... 93
16. Drakan....................................................................................................................... 99
17. Hannah ....................................................................................................................103
18. Drakan.....................................................................................................................109
19. Hannah ....................................................................................................................112
20. Drakan.....................................................................................................................119
21. Hannah ....................................................................................................................122
22. Drakan.....................................................................................................................126
23. Hannah ....................................................................................................................129
24. Drakan.....................................................................................................................131
25. Hannah ....................................................................................................................135
26. Drakan.....................................................................................................................137
27. Hannah ....................................................................................................................139
28. Drakan.....................................................................................................................141
29. Hannah ....................................................................................................................142
30. Drakan.....................................................................................................................144
31. Hannah ....................................................................................................................148
Epílogo ............................................................................................................................151
¡Gracias por leer! ......................................................................................................156
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Sinopsis
¿Pueden un guerrero alienígena alfa y una piloto
humana curvilínea salvar el universo?
Hannah Kingsley tiene más que suficiente en su plato. La
rubia de gran silueta entrega paquetes intergalácticos para
vivir en su fiel nave espacial con su mejor amiga Evelyn,
tratando de ahorrar el dinero suficiente para enviar a su
hermano pequeño a una escuela para superdotados. ¡Sus
planes cuidadosamente trazados se ven trastocados cuando
conoce a un alto y sexy guerrero alienígena que afirma que
ella es la clave para detener una guerra que amenaza toda
vida existente!
El general Drakan ha entrenado para este momento toda
su vida. La guerra se está gestando, y proteger el mundo
natal de los Zoran es la prioridad número uno de este
guerrero gruñón. Y entonces conoce a Hannah, y todo
cambia. Lucha por resistir a la curvilínea y descarada mujer
humana, pero ni siquiera el fuerte guerrero puede negar el
destino.
Los malvados Tyk'ix están a punto de desatar el infierno en
la galaxia, y la improbable pareja debe trabajar junta para
salvar el mundo natal de los Zoran. Tener el peso de todo el
universo sobre sus hombros es lo último que Hannah
necesita, pero el guerrero alienígena alfa no aceptará un no
por respuesta...
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1. Hannah
—Un helado con chocolate para la señora —dice Evelyn
mientras coloca el tazón de helado frente a mí.
—¡Evelyn! —Exclamo— Ese chocolate es de la carga. ¡Se
supone que no debemos comérnoslo!
Miro el dulce postre, apartando los ojos de las estrellas
delante de mí sólo por un momento. Mi mejor amiga ha
cubierto literalmente el helado de vainilla con el chocolate de
primera calidad. Al parecer.
Ella pone los ojos en blanco mientras coloca sus sucias botas
en mi panel de control: —Sí, jefa.
—Y quita tus botas de mi panel, ahora.
Con un suspiro ella sigue mis órdenes: —Sí, jefa.
—Y no me llames jefa —murmuro mientras me meto una
gran bola de helado en la boca. Sabe tan bien que hace que me
cosquilleen los dedos de los pies.
—¿Para qué crees que esos extraterrestres quieren un
carguero lleno de chocolate?
—No tengo ni idea, y no voy a preguntar.
Hacer preguntas sólo puede llevar a problemas. Planeo
regresar a la Tierra tan pronto como pueda, tan pronto como
hagamos nuestra entrega.
—¿Cuánto tiempo falta hasta que lleguemos a Exon Prime?
—Una hora o dos, como mucho —respondo.
—Bien —responde mientras dobla las piernas debajo de
ella—. Tenemos tiempo para vacacionar un poco, ¿verdad?
Ahora es mi turno de poner los ojos en blanco.
—No, no lo tenemos... ya lo sabes, Eve. Tenemos que
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situación!
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2. Drakan
Mi rey me mira con los labios apretados. Sus ojos,
normalmente tan duros como el granito, ahora tienen un
brillo de duda en ellos. La imagen holográfica parpadea por
la interferencia de un planeta entero tratando de
comunicarse entre sí todos a la vez.
—Están llegando —dice—. No sé cuántos. No sé cuándo. Lo
único que sé con seguridad es que están llegando. Protege a
Exon Prime. A toda costa.
Asiento con decisión, el honor hace que mi amplio pecho se
hinche. La defensa de nuestro mundo natal me ha sido
confiada a mí: el General Drakan. Me he preparado para este
momento toda mi vida, sin creer que alguna vez sucedería.
Y ahora ha llegado el momento.
Estoy preparado.
—¿Qué harás? —Le pregunto.
—Volveré lo antes posible —responde mi rey.
—Si puedo...
—Sé que no es seguro, pero no me importa —dice,
interrumpiéndome—. No eres la primera persona que me
dice eso. No soy un rey indefenso. Soy un general, un
guerrero, como tú. Mi lugar está en mi mundo natal,
defendiéndolo hasta mi último aliento.
—¿Crees que llegaremos a eso?
—Sí —me responde—. No te lo tomes a la ligera, Drakan.
Creo seriamente que el orden galáctico, y tal vez incluso
nuestra supervivencia como especie, está en juego aquí.
Encuentro esto difícil de creer. Nuestros guerreros nunca
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su carga personalmente.
—No creo que eso sea necesario —comenta Janko—. Sus
papeles son correctos. Es sólo un carguero.
Mis fosas nasales se inflaman: —Me ocuparé de ello
personalmente, Janko. Es una orden.
Ve la ira en mis ojos y su sonrisa desaparece.
—Sí, General —asiente.
Enderezo mis hombros y miro el carguero humano que se
aproxima a lo lejos. ¿Importando mercancías humanas? ¿A
dónde se está dirigiendo la sociedad Zoran?
Inspeccionaré a fondo esa nave, de arriba a abajo y al revés
si es necesario.
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3. Hannah
Nuestra nave está siendo arrastrada hacia la imponente nave
de guerra por su todopoderoso rayo tractor. No hay nada que
podamos hacer excepto sentarnos y esperar.
—Evelyn —digo, tratando de mantener mi voz tranquila—.
Por favor, por favor dime que no estás contrabandeando nada.
Por favor.
Si los Zorans encuentran algo malo en nuestra nave, sólo
puedo imaginar lo que nos harán. ¿Latigazos?
¿Encarcelamiento? ¿Descuartizamiento? ¿Ser disparadas a
la superficie del sol mismo? Nada me sorprendería. Son
guerreros duros como una roca, nacidos y criados como
asesinos.
Me asustan muchísimo.
Mi mejor amiga pone los ojos en blanco: —¿Por quién me
tomas? —me pregunta, fingiendo sentirse ofendida.
—No sería la primera vez. ¿Recuerdas Snyder II? ¡Sólo
salimos de allí por un pelo!
Ella se encoge de hombros: —¡Eso fue diferente! ¿Cómo iba a
saber que mi rímel era una sustancia controlada en su planeta?
—¿Así que fue una total coincidencia que encontraras a
alguien que te lo comprara por unos pocos miles de créditos?
—Lo fue totalmente —afirma ella—. Además, te di la mitad
de ese dinero, ¿recuerdas?
—Sí, y apenas cubrió los gastos de reparación de nuestra
dañada nave después de que esos policías nos dispararan.
—Salimos de allí en una sola pieza, ¿no?
—Apenas.
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—¡Alto!
Me mira directamente... y gira la manija.
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4. Drakan
Giro la manija, ignorando las frenéticas súplicas de la
humana. Esta hembra está ocultando algo. ¿Por qué dos
hembras trabajarían en transporte, y tomarían trabajos
que las llevan tan lejos de su mundo natal? No tiene
ningún sentido.
Probablemente estén contrabandeando Tyk'ix en la
bodega de carga, o quizás incluso bombas. No puedo
descartar nada en este momento.
Los ojos de la Capitana Kingsley me lo suplican. Son
grandes y azules como zafiros, pero no me conmueven. He
dedicado toda mi vida a mi mando militar.
El amor, las mujeres, la lujuria... nunca han formado parte
de mi vida. Todo mi enfoque ha estado en esculpir mi cuerpo
para ser una herramienta perfecta de guerra.
A pesar de esto, tengo que admitir que la figura de la
capitana humana es excepcionalmente atractiva. Su traje de
vuelo beige abraza sus curvas en todos los lugares
adecuados. Un cuerpo como el suyo sería particularmente
adecuado para tener hijos. Con caderas como las suyas,
podría incluso tener un niño Zoran.
No es que eso importe. Estoy aquí para hacer mi trabajo,
no para pensar en cómo sería tener hijos con esta mujer. La
ira corre por mis venas cuando me doy cuenta de que sus
grandes ojos azules me están distrayendo.
Mi armadura se siente demasiado pequeña mientras mi
piel cosquillea con calor. Nunca antes había sentido una
sensación como esta. Es desconocida para mí... y de lo más
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5. Hannah
—Así que... ¿qué pensaste de él?
Estoy de rodillas, fregando el suelo, tratando de sacar todo el
chocolate pegajoso de los paneles de metal que pueda. Mi
cabello está atado en un moño, todo mi traje cubierto de
manchas. Miro a Evelyn, que está sentada en una caja, con las
piernas dobladas debajo de ella.
—¿De quién?
—¡De ese general Zoran, por supuesto! ¿Puedes creer que
hayan enviado a un general de verdad para inspeccionarnos?
Realmente deben estar esperando problemas. Me pregunto qué
está pasando ahí fuera.
—¿No deberías ayudarme, en vez de soñar despierta con
señores de la guerra alienígenas?
—No está en la descripción de mi trabajo —me responde
Evelyn—. Limpio motores, no suelos.
—¿Qué tal si te meto un pie en el culo? ¿Está eso en la
descripción de tu trabajo? ¡Porque me estoy acercando mucho
a ello! —Resoplo.
—Está bien, está bien, no te preocupes, te ayudaré —ella
suspira mientras se arremanga.
—Por si sirve de algo, no estoy interesada en ese malvado
bruto. Ni un poco.
—¿Por qué no? Vi la forma en que te miraba.
—Quieres decir su 'mirada incesante'.
—Exactamente. ¿Sabes lo que dicen cuando mantienes
contacto visual con alguien más de diez segundos, verdad?
Dicen que vas a pelear... o a follar.
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atractivo, ¿no?
Sacudo la cabeza. A veces tengo la idea de que Evelyn es de
un planeta completamente diferente. Tiene el peor gusto en
hombres que se pueda imaginar.
—¿Y en segundo lugar? —me pregunta.
—En segundo lugar —continúo, mi voz bajando a un
susurro—. No recuerdo que te haya mirado ni una sola vez.
—¡Ajá! —Evelyn grita, lanzándome su toalla de papel
cubierta de chocolate— ¡Ves, sabía que te importaba! Te
conozco hace mucho tiempo, señorita. No puedes ocultármelo.
Puedes mentirte a ti misma, quizás, pero no a mí. Sé que lo
deseas.
Le arrojo la toalla de regreso: —Escúchame —le digo, mis
mejillas ardiendo intensamente—. Escúchame bien, porque
sólo lo diré una vez. Nunca jamás me enamoraré de un Zoran,
¿de acuerdo? Ni ahora ni nunca, y especialmente no de un
general tan imposible, arrogante, impaciente y dominante
como Drakan. ¿Entendido?
—Protestas demasiado —asevera ella, con los ojos
brillantes—. Pero lo recordaré. Recordaré que eres una gran
mentirosa.
Sacudo la cabeza y vuelvo a fregar el suelo. No hay forma de
ganar esta discusión. Nada de lo que pueda decir convencerá a
Evelyn de que no estoy interesada en ese general Zoran, no
importa lo radiante que sean sus ojos o lo amplio que sea su
pecho.
Nos estamos quedando rápidamente sin toallas de papel. Se
necesita un trabajo de limpieza profesional, pero eso va a
tomar tiempo y créditos, las dos cosas que no tenemos en
abundancia. Esto tendrá que quedarse así hasta que volvamos
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6. Hannah
Afortunadamente, no hay más sorpresas repentinas cuando
entregamos nuestra carga de chocolate. A pesar de las súplicas
de Evelyn, estamos en camino de nuevo en tiempo récord.
Pronto, Exon Prime no será más que un punto en nuestro
espejo retrovisor.
Evelyn se desploma en el asiento del copiloto a mi lado,
suspirando con nostalgia.
—Tendrás tu oportunidad de visitar Exon Prime otro día —
la consuelo.
—Tal vez —responde ella.
—¿En qué planeas gastar tus créditos recién ganados? —
Pregunto, cambiando de tema.
Evelyn se anima: —Estoy pensando en comprar un dron de
reparación, para ayudarme a mantener el motor en marcha.
Puedo hacer el doble de lo que hago de esa manera.
Levanto las cejas: —¿Estás pensando en gastar tus créditos
duramente ganados en nuestra nave?
Ella asiente con la cabeza: —¿Seguro que no quieres visitar
Catonia, el planeta del placer otra vez?
—He estado allí, he hecho eso.
—¿No quieres apostarlo todo, jugando al Pazaak en New
Reno?
Ella sonríe: —No se me permite volver a New Reno,
¿recuerdas?
—¡Oh, claro! —Le respondo— ¿Cómo pude olvidarlo?
—¿Qué puedo decir? No les gustan los ganadores allí.
—Ganadores, ¿eh? ¿Seguro que no quieres decir tramposos?
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—¿Estás segura?
—Positivo.
—No tienes que...
—Deja de ser tan orgullosa y déjame ayudarte por una vez —
se ríe—. Sé que eres una loba solitaria, pero tienes que dejar
entrar a alguien de vez en cuando.
—Tienes razón, tienes razón —le digo—. Está bien. Gracias.
—Son más que bienvenidas —responde Evelyn—. Te das
cuenta de que estaría desempleada si no fuera por ti, ¿verdad?
—¡Nah! —Le contesto— Eres la mejor mecánica que he visto.
Y tienes que serlo, si quieres que esta chatarra siga
funcionando.
—Mi registro permanente no está de acuerdo —me
comenta—. No muchos empleadores pueden mirar más allá de
eso.
Me encojo de hombros: —Eso quedó todo en el pasado. Creo.
—Definitivamente —ella se ríe—. ¿Supongo que también
invertirás todos tus créditos en el Lance?
—No lo sé —suspiro—. Si el Señor Pullman no quiere seguir
cuidando a Brock... tengo un verdadero problema.
—¿Por qué no lo traes a nuestra nave? Hay mucho espacio
aquí.
—Una nave espacial no es un lugar para que él crezca.
Necesita estabilidad, amigos, seguridad. No cruzar la galaxia en
un destartalado carguero con sólo nosotras dos.
—¿Por qué no? Lo amas más que cualquier vecino o familia
anfitriona. Sin ofender, pero su situación actual está lejos de
ser estable...
—Tienes razón —le respondo—, pero no es seguro aquí en el
espacio. No quiero arriesgarme.
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Y extremadamente peligroso.
Bajo la mano buscando mi pistola, a ciegas. El dolor de
cabeza me ha reducido la visión a estrellas. Estoy buscando a
tientas en la oscuridad.
Un grito me hace girar la cabeza. A través de los puntos
oscuros puedo ver que Evelyn ha encontrado su antorcha, y
está encendiendo la bodega de carga, rociando salvajemente
fuego alrededor.
¡Pero es más probable que se haga daño a sí misma que
al desnudo Tyk'ix! El ser se vuelve hacia mí, y sus ojos rojos
y brillantes parecen crecer más y más mientras los miro.
El tiempo parece detenerse. El sonido de los gritos de
Evelyn, el fuego parpadeando en el fondo, el dolor de
cabeza... todo se desvanece.
En cambio, me siento ingrávida. Estoy flotando, en un
tiempo y lugar que no es el mío. Experimento sonidos, olores
y pensamientos que son completamente extraños para mí.
Un cerebro gigante y palpitante se alza delante de mí, hay
una miríada de tubos multicolores que se adhieren a él.
Alimentándolo. Escucho sonidos extraños, las palabras están
girando y girando en mi mente, hasta que todas las piezas
encajan como un rompecabezas, y en un instante reconozco
lo que se dice.
—El dessspojo de Exxon Prime debe morir —dice una voz
sibilante.
No las oigo con mis oídos, sino desde dentro.
—Losss Zoranssss deben morir.
El propio sol explota en una bola de fuego infernal,
cubriendo toda la galaxia con un brillo rojo, y mi sangre se
enfría mientras veo el fuego engullir a Exon Prime.
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7. Drakan
—¡General, tengo una unidad entrante no identificada!
Llegando a toda velocidad —me informa mi timonel Nenad.
Me siento derecho en mi silla de mando: —Preparen las
armas —gruño.
¿Esta es la armada que viene? ¿Es este el examen de mi
mando, la batalla de mi vida?
—¡Armas listas, señor! —informa mi oficial de armas Orben.
—¿Al alcance?
—¡Sí, señor!
—Prepárense para disparar a mi orden —Sentencio—. En
tres, dos... ¡espera!
La nave está al alcance de nuestros escáneres, y para mi
sorpresa, veo que no es otra que la CS Lance. El carguero
humano, que contiene las dos exasperantes hembras humanas.
—¡Descansen! —Ladro.
Mis oficiales sueltan sus paneles de comando, descansando
sus espaldas contra sus asientos. Todos están tensos, en
cualquier momento podría llegar una flota enemiga. No
tenemos ni idea de cómo, cuándo, o qué tan grande, incluso.
La preparación es la mitad de la batalla. En la Academia,
donde todos los oficiales militares Zoran son entrenados, la
mitad del tiempo se dedica a aprender tácticas, planificación,
estrategias. Sin embargo, aquí estamos, sentados en la
oscuridad.
Esto pone a todos al límite. Tanto que casi abrimos fuego
contra una nave amiga. Aprieto los puños con ira,
regañándome a mí mismo.
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—Llamen al CS Lance.
Un momento después la imagen de Hannah Kingsley llena
mi pantalla. Su cabello rubio está recogido en una cola de
caballo, las mangas de su traje beige están enrolladas. Sus
ojos, azules como zafiros, miran a la cámara con una mirada
de preocupación. Nunca pensé que volvería a ver sus
intrigantes rasgos de nuevo.
—Capitana Kingsley —la saludo—. Creí que estaba siendo
muy claro cuando le dije que nunca volviera a este sector.
No he olvidado la vergüenza que sufrí en su nave. Acabo de
lavar el chocolate de detrás de mis orejas, y ahora la hembra
humana regresa, burlándose de mi orden una vez más.
Esta vez no seré tan indulgente.
—Supongo que no sigo las órdenes muy bien —responde
ella, aunque no hay ni una pizca de sonrisa en su cara.
—Ya lo veo. Dígame por qué ha regresado o me veré
obligado a incautar su nave.
—¿Eres tú el que está a cargo de todo está... cosa?
Miles de naves, un ejército entero de soldados, y ella lo
llama una cosa.
—Estoy al mando de esta flota, sí —gruño.
—Entonces querrás venir a ver esto, de todos modos —
afirma.
—¿Por qué?
—Recogí a un vagabundo justo fuera de sus fronteras —
comenta—. Un loco rabioso Tyk'ix que quiere destruir tu
planeta natal.
Me levanto de mi asiento en un instante.
—¡¿Albergas a nuestro enemigo?!
Pone los ojos en blanco: —Es un prisionero. Estoy
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8. Hannah
Una de mis manos está descansando en la fría rueda metálica
del tanque vacío, la otra sostiene mi arma de plasma lista. Los
radiantes ojos del general Drakan, tan amarillos como el sol del
verano, me miran directamente, un ceño fruncido en su
cincelada cara.
Nunca he conocido a un hombre más exasperante que él.
Estoy aquí arriesgando mi vida, haciendo lo mejor para
convencerlo de lo que espera a su puerta, y él se niega a
escucharme. ¿Es porque soy humana? ¿Porque soy mujer? ¿O
es sólo porque no presto atención cuando ladra; porque no
sigo todas sus órdenes como un perro faldero entrenado?
—¿Listo? —Le pregunto.
—Adelante—gruñe.
Giro la rueda y abro el tanque, preparándome mentalmente
para un posible dolor de cabeza. Los guerreros Zoran levantan
sus armas y yo me estremezco, temiendo que abran fuego a
ciegas.
Los ojos amarillos del general se abren ampliamente cuando
mira al tanque.
—¡Por Zora! —exhala.
Echo un vistazo. El Tyk'ix, tan salvaje y rabioso de antes, está
arrodillado en el suelo, lamiendo el chocolate residual del piso
del tanque con sus tentáculos.
Me mira y veo que sus pupilas están dilatadas, toda su cara
cubierta por la dulzura marrón.
—¿Crees en mi ahora?
El general Drakan enfunda su arma y se pone a mi lado: —
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tenerme prisionera!
—Lo haré, si no me dejas otra opción.
El general me baja al suelo. Ahora es mi turno de mirarle,
mientras me froto la muñeca dolorida. A Evelyn le va a
encantar esto. Pasar más tiempo en una zona de guerra es su
sueño...
—¿Tenemos un acuerdo?
Cruzo mis brazos sobre mi pecho. Estoy furiosa, pero parece
que el general no me deja otra opción. A decir verdad, puedo
incluso entender su punto de vista, pero no quiero. No quiero
verme envuelta en este conflicto intergaláctico. Sólo soy una
transportista espacial tratando de reunir algunos créditos para
darle a mi hermano menor una vida mejor.
No una heroína que decidirá el destino de la galaxia.
—Lo tenemos. Pero, por cierto, sigo esperando esa disculpa
tuya.
Drakan está en silencio, pero sus radiantes ojos lo dicen todo.
Me doy cuenta de que, si espero que el general Zoran
muestre algo de humildad, estaré aquí durante unos pocos
eones más.
De repente, la nave se tambalea hacia adelante
violentamente, y nos lanzan al otro lado de la habitación. Me
encuentro atrapada bajo la gran estructura del general, su duro
cuerpo presionando el mío. Sus ojos se abren de par en par
mientras me mira, e involuntariamente siento una ráfaga de
calor que se extiende por todo mi cuerpo.
El momento dura sólo un microsegundo... él salta
levantándose y me arrastra con él: —Janko, ¿qué fue eso? —
grita en su comunicador.
—¡Contacto con el enemigo! —Es la respuesta— ¡Los Ygg
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aparecieron de la nada!
—¡¿Los Ygg?! —Gruñe el general— ¿Hannah? ¡Hannah!
Ya estoy corriendo por el pasillo hacia el puente. Esta nave
es mi bebé, y no dejaré que ningún monstruo alienígena la
dañe.
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9. Drakan
La nave se mueve bruscamente hacia adelante con fuerza, y
tengo que agarrarme a las paredes para evitar caerme. Hannah
corre por el pasillo, manteniéndose ágilmente en pie, y yo la
persigo tan rápido como puedo.
Ella salta detrás de los controles y agarra la palanca
firmemente con sus dos manos.
—Hazte a un lado —gruño desde el pasillo—. Yo me encargo
de esto.
—No —responde con firmeza—. La Lance es mi bebé. La
conozco como la palma de mi mano.
—¡Eres una piloto de carguero! —Le digo— Esto es una
batalla. Hazte a un lado.
—¿Ah, sí? Mira esto —Golpea un botón en su panel de
control, y puedo oír que los pernos gigantes se desprenden.
Miro hacia arriba para ver que el cielo está lleno de Ygg.
Miles de insectos espaciales, las monstruosas máquinas de
matar, se dirigen a Exon Prime y destrozan las naves a su paso.
Han sido nuestros enemigos mortales durante siglos. Se
esconden bajo tierra, emboscando a los colonos, arrasando
planetas enteros, pero nunca ha habido un método para su
locura. Son máquinas de matar sin sentido, pero este ataque
parece coordinado.
Uno de ellos se dirige hacia nosotros, extendiendo sus pinzas.
Hannah presiona su palanca de control y, liberada de la
voluminosa bodega de carga, la ahora ágil nave se sumerge y
evita al enemigo que se aproxima.
Observo con horror como el ZMC Dreadnaught dispara a las
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—¡Ahhh!
Un grito desde abajo hace que se me hiele la sangre,
deteniendo mi celebración en seco.
—¡Evelyn! —Hannah dice.
Una luz parpadea rápidamente en el tablero de mandos.
—¡El casco se ha roto!
Ya estoy a mitad de camino, sacando mi hacha de su funda.
Los desintegradores son inútiles contra estas criaturas, por su
grueso blindaje. Sólo un golpe hábil en sus suaves entrañas
puede terminar con sus miserables vidas.
Me apresuro a encontrar a Evelyn en la sala de máquinas,
revolviéndose en el suelo mientras un Ygg avanza hacia ella,
sus muchas garras chasqueando en la puerta de metal mientras
abre sus pinzas. La bestia levanta la cabeza, está a punto de
atacar.
Las pinzas de un Ygg son de las más afiladas de la galaxia.
Más que suficientes para decapitar a cualquier alienígena, por
no hablar de los suaves y vulnerables humanos.
Es demasiado tarde para matarlo de un solo golpe. Salvar la
vida de Evelyn es lo único que puedo hacer.
Dejo caer mi hacha en el suelo y salto hacia adelante,
subiendo sobre su espalda en dos rápidos pasos. Por detrás
agarro las pinzas de la bestia con mis manos, justo antes de que
esté a punto de cerrarlas alrededor del cuello de Evelyn.
La hoja afilada corta profundamente en mis manos, la sangre
fluye por mis dedos mientras ejerzo toda mi fuerza. Me las
arreglo para evitar que la bestia cierre sus pinzas alrededor del
cuello de Evelyn, pero no puedo aguantar mucho más.
—¡El hacha! —Gruño— ¡Úsala! ¡Ahora!
Las cuchillas cortan más profundo con cada segundo que
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10. Hannah
Por un breve momento pensé que la batalla estaba perdida.
El cielo se llenó de Ygg, más de los que podía contar,
apareciendo de la nada, como si entraran a través de un
agujero de gusano o algo así. El Lance, aunque es rápida, no
está equipada con armas. Puedo esquivar y correr con los
mejores, pero luchar en batallas espaciales no es mi fuerte.
Me pregunto qué habría pensado Evelyn. Ella estaba
hablando de la gloria del combate espacial hace poco tiempo.
Sin embargo, no había nada de glorioso en la frenética
batalla, la devastación o la muerte que vi.
Un ejército entero de cruceros de batalla surgió de la
superficie de Exon Prime justo a tiempo, y las ágiles naves
arrasaron con la invasión Ygg. En el momento en que todo
estuvo despejado me levanté de mi asiento y corrí por el
pasillo, hacia Evelyn y Drakan, preocupada por ellos.
El guerrero Zoran me encontró a medio camino y me cogió
justo cuando me resbalaba.
Así es como me encuentro mirando profundamente sus
ojos color girasol, con sus gruesos y besables labios a sólo
unos centímetros de los míos.
Sus ojos son diferentes. Ya no están llenos de ira, sino de
algo totalmente distinto. Calidez. Admiración.
Excitación.
Mi corazón late rápidamente y tengo miedo de moverme,
incluso de respirar, porque cualquier movimiento podría
romper el hechizo.
Una salpicadura de algo rojo que veo por el rabillo del ojo
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11. Drakan
—Baja el arma, Janko.
Mi segundo al mando mira fijamente a Hannah con la ira
ardiendo en sus ojos: —Pero general…
—¡Baja el arma!
A regañadientes enfunda su desintegrador.
—Aseguramos la nave —me informa—. Hay un Tyk'ix en la
bodega de carga y hemos arrestado a otra hembra humana.
Evelyn.
—Por Zora, son nuestras invitadas, ¡no nuestras
prisioneras! Libérala ahora mismo, Janko.
—Sí, señor —gruñe—. ¿Qué le pasó a sus manos? ¿Y su
armadura?
—Un poco de contacto Ygg, nada de qué preocuparse.
¿Cuál es la situación?
—Todo está tranquilo, por ahora. Los Ygg salieron de la
nada, pero han sido manejados rápidamente. El rey está a
punto de llegar.
—Bien —Me giro hacia Hannah, que se inclina hacia mí,
lejos de mi segundo al mando—. Pon rumbo al palacio, en la
superficie. Veamos si nuestro rey es más receptivo a tu
historia de lo que yo lo he sido.
—¿El r… r… rey? —ella tartamudea, su cara pierde un poco
de color.
—Ese, sí. Janko, estas al mando del Dreadnaught.
Acompañaré a nuestras invitadas ante la presencia del Rey
Vinz.
—Sí, señor —responde Janko, gritando en atención.
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—Déjanos en paz.
Si las visiones de Hannah son ciertas, y empiezo a creer que
lo son, entonces no me necesitan en mi nave espacial, luchando
contra una interminable ola de Tyk'ix. Si lo que dice es verdad,
y realmente van a apuntar a nuestro sol, entonces tenemos que
evacuar Exon Prime lo antes posible.
Una retirada táctica.
Mis soldados se van, sus botas hacen eco en el pasillo, y
Hannah da un suspiro de alivio.
—Me disculpo por eso —le digo.
Subestimé completamente a la hembra humana. Pensé que
no era más que una transportista, pero sus aguas son
profundas. Sus habilidades de pilotaje son incomparables. La
forma en que controlaba la nave era pura poesía en
movimiento.
También siento un poco de vergüenza por mantenerla a mi
lado mientras tiene una familia de la que se está ocupando.
—Me aseguraré de que se te recompense por tus esfuerzos.
Viajarás a casa con una nueva nave y más créditos de los que
jamás necesitarás.
—No quiero una nave nueva. Quiero a mi Lance.
—Entonces repararemos esta nave. Viajarás a casa con mejor
aspecto que nunca.
—Si alguna vez viajamos a casa —ella murmura.
—Lo haremos. Lo garantizo con mi vida.
Esperaba ver a la hembra humana sonreír, pero en vez de
eso se levanta y se va de mi lado. Verla alejarse hace que mi
estómago se sienta débil, como nunca antes. Nunca he vivido
para nadie más que para mí mismo. Siempre me he
enorgullecido de mi fuerza, de mi autosuficiencia.
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—No lo hago.
—Así es —afirma Evelyn—. Entonces, ¿por qué lo
desnudaste y lo lavaste?
Las mejillas de Hannah se ponen rojas como el fuego: —
¡Estaba ayudando!
—Ayudándote a ti misma a aparearte, sí.
—¡Cállate! —exclama Hannah.
Me aclaro la garganta y ambos pares de ojos vuelan hacia mí,
cada uno lleno de una furia ardiente. He enfrentado la ira de mi
rey, de mis compañeros y de incontables monstruos antes,
pero nunca he retrocedido. Hasta ahora.
Enderezo mis hombros y doy un paso adelante.
—Asumo toda la responsabilidad —asevero—. Hannah y
esta nave están detenidas bajo mis órdenes. No las de nadie
más. No es su decisión.
—¿Cuánto tiempo llevas ahí parado? —Hannah pregunta.
—Lo suficiente para escuchar que mis órdenes son una
fuente de desacuerdo.
—Puedes decirlo así —murmura Evelyn.
—Serás libre de irte tan pronto como lo considere
aceptable... pero ni un momento antes.
—¡Eso es simplemente genial! —Evelyn exclama— Así que
sólo tenemos que esperar al próximo ataque, ¿es eso?
—Eso depende. ¿Quieres que te salve la próxima vez o no?
Evelyn mira al suelo, evitando mis ojos: —Oh, sí, gracias —
murmura antes de callarse.
Hannah suspira profundamente: —Ahora que hemos sacado
eso del camino, tenemos otro problema en nuestras manos. Ese
tipo —informa ella, señalando con el pulgar el tanque que está
detrás de ella—. Creo que necesita otra dosis de chocolate.
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12. Hannah
Echo un último vistazo a Drakan antes de girar la rueda de
metal. Sostiene el tarro de chocolate como si fuera un balón
de fútbol, y está agachado como un corredor.
Si a los Zorans se les permitiera jugar al fútbol americano,
serían una sensación. Con su tamaño y fuerza, destruirían
cualquier equipo humano. ¡Ni siquiera los Luchadores de la
Federación, ganadores del campeonato CCXXXVIII, tendrían
una oportunidad!
Si todos los jugadores se vieran tan bien como Drakan,
podría sintonizarlos y verlos de vez en cuando.
—¿Listo?
—Listo —gruñe.
Giro la rueda de metal y el tanque se abre.
Instantáneamente siento que mis sienes palpitan de dolor, la
voz resbaladiza del Tyk'ix llena mi mente una vez más. El
alienígena intenta saltar, sus ojos rojos llenos de un odio
ferviente. El general avanza y le tira el chocolate a la cara
púrpura del Tyk'ix, rociándolo con el dulce.
El dolor retrocede tan rápido como llegó. Miro dentro del
tanque y veo que el alienígena ha caído de espaldas y está
engullendo todo el chocolate que puede, con sus pupilas tan
grandes como planetas.
—Eso funcionó —digo—. Si tan sólo tuviéramos más.
¡Podría ser nuestra arma secreta!
—¿Suficiente chocolate para drogar a todos los Tyk'ix? Eso
sería muy difícil —comenta Evelyn.
—No me importaría que centráramos toda nuestra
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Devuelvo la reverencia.
—¿Qué dices, Vinz? —Drakan dice— ¡Debemos comenzar la
evacuación inmediatamente!
—¡¿Y abandonar nuestro hogar ancestral?! —exclama uno de
los generales.
—¡Sí! —Drakan afirma con decisión— ¡Para salvar a nuestra
especie!
—Blasfemia —gruñe otro guerrero.
—Lo tendré todo en cuenta —declara Vinz—. Gracias por el
mensaje, Drakan.
—¿Qué? —Pregunta— ¿Debatirás un poco más?
—Correcto, General.
El guerrero de color rojo se da un golpe en los puños: —¡Es
hora de la acción!
—Esta es una decisión importante, Drakan. La más
importante de mi vida, de hecho. Debemos elegir con cuidado.
Abandonar nuestro hogar no es algo que se haga a la ligera.
Recuerda que, si todos nos movemos, somos un blanco muy,
muy fácil.
—Debate lo suficiente, y no tendrás que tomar esa decisión.
Los Tyk'ix vendrán y la tomarán por ti, borrándonos a todos de
la faz de la galaxia.
Los ojos azules de Vinz se vuelven fríos como el hielo: —Ese
es un riesgo que tengo que tomar.
Drakan levanta las manos en el aire con frustración: —¡Esto
es una tontería!
—No faltes al respeto al consejo —gruñe un Zoran de color
púrpura mientras se levanta de su asiento—. O puedes esperar
tu profetizado fin del mundo abajo en las mazmorras.
—¡Basta! —Vinz brama, golpeando su reposabrazos con su
Página 84
13. Drakan
Guío a las dos hembras humanas a sus habitaciones. Los
pasillos del palacio están desiertos. Normalmente son un
centro de actividad, con diplomáticos, guardias y sirvientes por
todas partes, pero ahora cada hombre sano está tripulando un
crucero o sirviendo a bordo de un destructor.
Evelyn cierra de golpe la puerta de su habitación delante de
nosotros con vapor que le sale por los oídos. Tengo en mente
una habitación especial para Hannah, más abajo en el pasillo.
—Aquí está —le digo mientras abro la puerta—. Tu
habitación.
Su boca se abre.
—E… esta es una habitación adecuada para una princesa —
tartamudea.
—Lo fue, una vez —le comunico—. Puedes encontrar todo lo
que necesitas aquí. Si necesitas algo, estaré en la puerta de al
lado.
—¡Oh, Dios! —, jadea, poniendo sus manos frente a su cara.
—¿Qué?
—¡Estoy horrible!
Frunzo el ceño: —¿De qué estás hablando?
Señala el espejo gigante en el otro extremo de la habitación,
con los ojos hacia abajo.
—Me veo como un desastre. No puedo creer que me hayas
dejado hablar delante del consejo con este aspecto.
Doy un paso más e inclino su barbilla hacia arriba con mis
dedos: —Te ves hermosa para mí —gruño.
Me mira con esos grandes ojos azules suyos. Su mejilla está
Página 86
14. Hannah
La sensación de la lengua experta de Drakan es
indescriptible. Llega a lugares que no sabía que existían. Mis
dedos se curvan, mi aliento vacila y mi corazón late como un
martillo neumático mientras me lame por todas partes
apasionadamente.
Y quiero decir por todas partes.
Es como un Zoran poseído. Sus fuertes manos recorren mi
cuerpo, apretando, agarrando y tanteando mientras me
reclama con esa poderosa lengua suya.
Nunca he sentido nada ni remotamente parecido a esto.
Esos traviesos y amarillos ojos suyos me miran, observando
cada uno de mis movimientos, viendo cómo cada balanceo de
su lengua me afecta. Mis ojos se ponen en blanco cuando besa
mi clítoris, y esto no se le escapa.
Dobla sus esfuerzos, su experta lengua me vuelve loca. En
menos de un minuto estoy agarrando un puñado de sábanas y
mordiéndome el labio inferior para evitar gritar su nombre.
Mi visión se reduce a estrellas, y todos los sonidos se
desvanecen también. Sólo hay un poderoso y sexy guerrero
entre mis piernas que está a punto de darme un orgasmo que
sacude la tierra.
Me entrego al sentimiento.
Dejo que las olas de placer caigan y me bañen. Ola tras ola de
felicidad irradia desde mi corazón, hasta las puntas de los
dedos de los pies. Intento cerrar mis piernas, para alejarlo,
pero Drakan no se mueve.
Sigue besando y lamiendo, cada suave toque hace que mis
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piernas tiemblen.
—P… para —tartamudeo—. P… por favor, p… para.
Él levanta la vista, sus cejas se levantan de manera
inquisitiva.
—Ven aquí —le pido, abriendo bien los brazos.
No necesita una segunda invitación. El desnudo guerrero
Zoran de color rojo fuego salta y se me echa encima, su fuerte
y amplio cuerpo me aplasta, pero en el buen sentido.
Sólo está él.
Su cuerpo caliente y desnudo toca cada centímetro de mí.
Envuelvo mis piernas alrededor de su cintura, acercándolo
aún más. Todo mi estrés se desvanece cuando siento su
cuerpo sobre el mío. La flota, la guerra, el peligro en el que
estamos, todo se reduce a un ruido de fondo. Mi atención se
centra únicamente en Drakan. En la sensación de su cálida
piel, de su aliento en mi cuello, en su dura y palpitante polla
presionando mis sensibles labios.
El guerrero hunde sus dientes en mi hombro mientras
empuja sus caderas, su enorme polla está entrando en mí.
Mis ojos se abren de par en par cuando siento su
circunferencia llenándome.
Tartamudeo su nombre mientras siento su polla hundirse,
centímetro a centímetro. Su boca encuentra la mía y nuestras
lenguas se entrelazan mientras nuestros cuerpos se vuelven
uno.
Puedo sentir cada centímetro, cada pulsación, cada vena,
cada latido.
Un placer incalculable se apodera de mí mientras el
guerrero de tono rojo fuego Zoran me folla. Su amplio pecho
y sus hermosos tatuajes están cubiertos por un brillo de
Página 91
15. Hannah
Lentamente abro los ojos y veo rojo.
Un hermoso pecho, rojo como un rubí, con líneas negras
dibujadas en él en intrincados patrones.
Me doy cuenta de que estoy desnuda y descansando sobre el
cuerpo desnudo de Drakan. Las mantas me cubren, y nunca
antes me había sentido tan cómoda. Mientras los recuerdos de
anoche me inundan, siento que mi cara y mi pecho empiezan a
sonrojarse.
No puedo creer que dejé que el dominante general Zoran, me
tomara así. Tampoco imaginé que me gustaría tanto. En el
momento en que nuestros labios se encontraron, toda mi
resistencia se desvaneció. Estaba cansada de correr, cansada
de luchar contra mi atracción por el arrogante, terco, engreído,
y hermoso general Zoran.
Me rendí. En cuerpo y alma.
Al principio pensé que sólo iba a ser una aventura de una
noche, sólo una forma de que ambos sacáramos la tensión de
nuestros sistemas, pero la forma en que me miró a los ojos, la
forma en que me besó, la forma en que se sintió su cuerpo
encima del mío... el guerrero conquistó mi corazón.
Nunca antes me había sentido tan cercana, tan íntima con un
hombre. Como si conociera todos mis secretos, me conociera
mejor que yo misma, y me aceptara completamente.
Me pregunto si él siente lo mismo por mí.
—¡Buenos días! —gruñe el general mientras me besa la
cabeza. Su fuerte mano se desliza por la parte posterior de mi
cuerpo, ahuecando mi culo desnudo en sus palmas.
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16. Drakan
—Por favor —ruega Hannah—. No más. Tengo que comer.
Por favor.
—Pero apenas estamos empezando —gruño.
—¿Empezando? ¡Dios mío! —Jadea ella— Eres un animal.
Paso mis manos por su cuerpo desnudo. Me encantan sus
curvas, su suavidad. Amo cada maldita cosa de ella.
Nunca quise una compañera. Nunca busqué una. Viví para la
batalla. ¿Y ahora? No puedo imaginarme estar en otro lugar
que no sea aquí en la cama con Hannah.
En el fondo de mi mente, sé que estamos en peligro. Sé que el
enemigo está en camino, que el desastre podría ocurrir en
cualquier momento.
Si tuviera que morir, preferiría que fuera en medio de la
pasión con Hannah debajo de mí.
Mientras esté con ella, todos los problemas, la guerra, el
peligro... se desvanecen. Ya no es mi problema. Está en manos
del rey ahora.
Ella se levanta de la cama y admiro su hermosa forma
desnuda. Nunca he visto nada que me guste más.
—¿Qué estás mirando? —pregunta, nuestras miradas se
encuentran a través del espejo al otro lado de la habitación.
—La perfección.
Pone los ojos en blanco: —Eres un lisonjeador.
—Pensé que era un animal.
—Tú, Drakan, eres muchas cosas.
Hannah entra en el baño, y un momento después oigo la
ducha corriendo. A regañadientes me levanto de la cama y me
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salvo?
Salgo de la habitación enfadado, cerrando la puerta detrás
de mí. Necesito encontrar a Hannah. Necesita convencer al
consejo. Si no atienden razones... podría tener que desafiar
sus órdenes y comenzar una evacuación de todos modos.
Mi comunicador pita una vez más. Janko otra vez.
—¿Sí? —Gruño.
—Recibimos un mensaje entrante —me informa mi
segundo al mando—, dirigido a Hannah.
—¿De quién?
—Un humano llamado George Pullman. Un hombre vulgar.
Tenía algo urgente que decir sobre Brock Kingsley.
El hermano pequeño de Hannah.
Página 103
17. Hannah
—¡No puedo creerlo!
—¿Qué? —Le pregunto— ¿Cómo?
—No te hagas la tímida conmigo —dice Evelyn—. Sé
exactamente lo que hiciste.
—No, no lo sabes.
—Oh, por favor. Está escrito en tu cara.
—Honestamente, no tengo ni idea de lo que estás hablando
—miento mientras revuelvo mi té. ¡Estas cosas de Key y Bey
son una ganga!
—Deja de mentirme. Caminas de una manera muy
despreocupada. Y has estado sonriendo como un idiota toda la
mañana. Lo reconozco cuando lo veo. Lo hiciste.
—¿Hice qué?
—¡Drakan! ¡Lo hiciste con Drakan!
—Por qué, yo nunca... —finjo protestar.
—Eres una pésima mentirosa —declara Evelyn mientras
cruza los brazos sobre su pecho—. ¿Cómo pudiste?
—No veo cuál es el problema —respondo antes de tomar mi
té.
Después de una mañana agitada, logré finalmente alejarme
de Drakan después de que me hizo tener orgasmos más veces
de las que pude contar. Es insaciable. Lo único que me impidió
quedarme en la cama todo el día fue el hecho de que necesito
comida para sobrevivir.
Y encontré a Evelyn esperándome, mirándome
incesantemente, en la mesa de desayuno del salón principal. La
mesa de madera gigante es más apropiada para un festín que
Página 104
18. Drakan
El llanto de Hannah me atraviesa. Empujo la puerta para
abrirla y encuentro a mi compañera acurrucada en el suelo.
Sollozando.
Sabía que el mensaje no la complacería, pero no esperaba
encontrarla tan angustiada.
—Estará bien —digo.
—No lo sabes —solloza—. ¡No lo conoces! ¡Y no me conoces
a mí! ¡No sabes nada!
—Sé muchas cosas —respondo—. Es un chico joven.
Necesita aprender a valerse por sí mismo. Para los Zorans es
un rito de paso. Nos dejan en el desierto, y tenemos que
sobrevivir usando nada más que nuestro propio ingenio,
inteligencia y habilidades.
—Él no es como tú —afirma ella, mirándome fijamente.
Nunca había visto una ira tan pura y desenfrenada en los ojos
de Hannah.
—¡Es sólo un niño! —grita.
Enderezo mis hombros hacia atrás. No tenemos tiempo para
esta discusión: —Ven —le digo—. Debemos irnos.
—¿Ir a dónde?
—Al consejo.
Me mira fijamente, con una mirada confusa en su rostro.
—Debemos convencerlos —le recuerdo, perdiendo la
paciencia—. Ven.
Hannah explota como si le hubiera alcanzado un rayo. Salta
del suelo y golpea con sus pequeños puños mi amplio pecho.
—¡No voy a ir a ninguna parte contigo! —Exclama— ¡Me
Página 110
19. Hannah
—¿Qué pasa?
Evelyn, Jillian y Kelly me miran expectantes. Ni siquiera sé
por dónde empezar. Nunca me he sentido tan indignada, tan
humillada como ahora, cuando Drakan me llevaba como una
niña pequeña y petulante.
Su fuerza es impresionante, pero no cuando la usa contra
mí. ¿Cómo es que no entiende, no ve lo importante que es
esto para mí? Mi hermano está desaparecido y lo único que
le importa es otra reunión del consejo.
El consejo tuvo su oportunidad. Yo cumplí con mi deber.
Me voy de aquí.
—Hannah, háblame —dice Evelyn mientras me pasa los
dedos por el pelo.
Las lágrimas todavía me recorren la cara. Me las quito con
la manga. Odio sentirme tan vulnerable frente a Jillian y
Kelly. Estas mujeres son superestrellas, deben pensar que
soy una niña llorona o algo así.
—Es Brock —le respondo, mi voz casi se quiebra—. Está
desaparecido.
Evelyn jadea y rápidamente explica la situación a las dos
mujeres.
—¡Oh, pobrecita! —Suspira Jillian— Ven conmigo.
Evelyn me rodea el hombro con el brazo y el trío me lleva
por un pasillo. Intento alejarme de Evelyn... Estoy triste no
herida, pero ella no entiende nada de eso.
Jillian me lleva a sus aposentos privados. Mi boca se abre
cuando veo lo grande y hermoso que es su cuarto. ¡Pensé
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deslizado?
—No me lo digas —respondo mientras la abrazo fuerte—.
Ni siquiera quiero saberlo. No vuelvas a asustarme así nunca
más.
—No es por reventar tu burbuja, pero esto está lejos de ser
lo más peligroso que haremos hoy. Todavía tenemos una
nave que robar y un bloqueo que atravesar.
—No te preocupes. A diferencia de salir por las ventanas,
las carreras de naves espaciales son mi fuerte.
Como dos maestras espías, nos colamos en el patio del
palacio. Afortunadamente la Lance no ha sido movida
todavía. Los guardias reales que nos saludaron no están de
servicio... sólo hay un alma, y parece aburrido.
Ambas nos agachamos detrás de un arbusto para
encontrar la estrategia perfecta.
—¿Qué tal si lo noqueas por detrás? —Susurro.
—¿Violencia? Me gusta —se ríe Evelyn—. Pero tengo un
plan mejor. Mira esto.
Para mi sorpresa, Evelyn se levanta, se echa el pelo al
hombro y se pavonea en el claro como si fuera la dueña de la
maldita cosa. Me quedo mirando, aturdida y horrorizada
mientras se acerca al guardia Zoran.
¡¿Qué demonios está haciendo?!
Mira por encima de su hombro y asiente con la cabeza
hacia la nave. Bien, ¡tengo una nave que robar!
—Hola, compañero —lo saluda Evelyn.
El guardia real Zoran se acerca: —Saludos, terrícola —le
responde formalmente.
Ella gira un mechón de su pelo entre sus dedos: —¿Vienes
aquí a menudo?
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al guardia.
—¿Te has divertido? —Le pregunto a mi mejor amiga
cuando se sienta a mi lado.
—Te tomaste tu dulce tiempo —se queja—. ¡Me estaba
quedando sin ideas!
—Quería ver qué se te ocurriría —me río—. Tú, dulce
habladora.
Volamos hacia cielo abierto. El azul se desvanece a negro
cuando dejamos la atmósfera… y nos enfrentamos cara a cara
con el enorme bloqueo militar. Incontables naves Zoran,
miles y miles, nos enfrentan en todas las direcciones.
—Aunque hablar con dulzura no nos sacará de esto —me
recuerda Evelyn—. ¿Estás segura de esto?
Agarro la palanca de control con fuerza, mis nudillos se
vuelven blancos: —Estoy segura.
Página 119
20. Drakan
Humanos.
Con sus palabras, su hablar, sus mentiras. Hannah juró que
yo significaba algo para ella, algo más de lo que las palabras
podrían describir, ¿sin embargo, ella no me ayudará? Estoy
más que enojado. Estoy furioso.
Y completamente arruinado frente el consejo. Abro de una
patada la pesada puerta de madera y la habitación se calla
instantáneamente.
Todos los ojos se vuelven hacia mí, y yo les devuelvo sus
miradas furiosas.
—¿Y? —Gruño— ¿Han tomado una decisión?
—Lo hemos hecho —declara el Rey Vinz mientras se pone de
pie—. Los Zorans no corren.
Entonces es la muerte.
Le doy la bienvenida.
—Muy bien —digo—. Volveré al ZMC Dreadnaught de
inmediato.
Me alejo a zancadas, maldiciendo en voz baja. En el momento
en que me alejo, mi comunicador emite un pitido. Janko.
—Adelante —digo.
—Tenemos un problema, General —declara Janko—. ¿Sigue
Hannah con usted?
—Está con la señorita Archer —le comunico—¿Por qué?
—Porque alguien está tratando de escapar de Exon Prime a
bordo del CS Lance, y no responde a nuestras llamadas.
Me congelo, mi sangre se enfría completamente.
¡¿Hannah me ha abandonado en serio?! Qué atrevimiento,
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21. Hannah
Por segunda vez me temo que el ZMC Dreadnaught está a
punto de abrir fuego contra nosotras. Puedo ver sus armas
preparadas y apuntando directamente, las puntas de sus
cañones de rayos ya brillan débilmente en rojo.
Respiro profundamente y mantengo mis manos en la
palanca de control. Probablemente podría esquivar su fuego,
pero si giro en sentido contrario, y el disparo alcanza un
tanque de combustible, nos evaporaremos en una nube de
humo.
Cuando la nave de guerra Zoran se retira, exhalo un
suspiro de alivio.
—¿Qué? —Evelyn pregunta— ¿Qué acaba de pasar?
—Vamos a vivir —le digo—. Eso es lo que acaba de pasar.
Ver la decepción en la cara de Drakan cuando le dije que
había tomado mi decisión me dolió profundamente. Más de
lo que creía posible.
Lo culpo... ¿por qué su mirada herida me puso tan triste?
¿Por qué me importaba tanto el guerrero alienígena? Es
un Zoran. Un guerrero engreído, arrogante, fuerte, sexy y
confiable.
Espera, no, maldita sea.
No importa ahora, de todos modos. Lo que está hecho,
hecho está.
Exon Prime se convierte en un punto de luz en la distancia.
Espero que ganen su batalla si se trata de una, pero no es mi
lucha. No es mi guerra para ganar. Yo soy la hermana mayor
de alguien. Tengo mi propio trabajo por hacer.
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22. Drakan
Todo el puente está tenso. Estoy de vuelta en mi puesto, la
silla de mando del ZMC Dreadnaught. El lugar al que
pertenezco.
Un solo pitido me llama la atención.
—Estoy captando una señal en mi radar —me comunica
Nenad, mi timonel.
—¿Es la CS Lance? —Pregunto. No voy a volver a preparar
mis misiles para el carguero humano otra vez.
Otro bip entra. Y luego otro.
Y luego el pitido no se detiene. Es una cacofonía de
sonidos, los pitidos del radar se convierten en un solo tono.
—Esto... no tiene sentido —informa Nenad—. Esto debe
ser algún tipo de mal funcionamiento.
—Imposible —declaro—. Mi nave no funciona mal.
—Tiene que ser —Se levanta y puedo ver que el color se le
escapa de la cara. Molesto, me levanto y miro su pantalla.
Y mi corazón se salta un latido.
Toda la pantalla está iluminada. Los escáneres de larga
distancia están recogiendo más señales de las que pueden
mostrar.
—¡Por Zora! ¿Puedes conseguir una imagen?
Nenad sale de su trance y un momento después, pone una
imagen visual en la pantalla.
Y todo el puente se queda en silencio mientras vemos una
cantidad imposible de naves descender sobre nosotros.
Hay unas pocas naves colosales rodeadas por miles y miles
de transbordadores, como abejas alrededor de su colmena.
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Janko.
—¿Qué quieres decir? —pregunto, levantándome de mi
asiento.
Todas las pantallas del centro de mando se vuelven
negras… y entonces veo aparecer en cada pantalla la cara
destrozada de un Zoran, un horrible híbrido de piel y
tecnología, como un retorcido zombi de metal.
—Saludos, Zorans —dice una voz metálica y chirriante—.
Soy Malice.
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23. Hannah
—¿Crees que fue otro sueño?
—No —afirmo—. No, esto fue más que eso. Esto fue real.
Están aquí de verdad.
Me limpio el sudor de la frente. Hace frío. Estoy temblando.
Sé lo que tengo que hacer, pero saberlo y hacerlo son dos cosas
completamente diferentes.
—Comprobemos los escáneres —Le ordeno a mi nave que
haga un escaneo de larga distancia, y al minuto siguiente se
llena de un silencio tenso mientras esperamos la respuesta de
la nave. Cuando suena el pitido, Evelyn y yo nos inclinamos
hacia delante con entusiasmo... antes de caer en nuestras sillas,
con nuestras esperanzas destruidas.
La batalla ya ha comenzado. Decenas de miles de naves
enfrentadas, el futuro de Exon Prime, o quizás la vida misma,
en juego.
En cualquier momento, su sol será destruido y su galaxia
estará cubierta por la oscuridad.
—¿Qué quieres hacer? —Evelyn pregunta.
La miro. ¿Cómo le digo que creo que deberíamos volver y
unirnos a la lucha, y arriesgar nuestras vidas? No puedo
pedirle a alguien más que arriesgue su propia vida de esa
manera.
—Sé lo que quiero hacer —le digo—. La pregunta es qué
deberíamos hacer.
—¿Y eso es?
—Deberíamos volver —afirmo en voz baja—. Vi... una
debilidad, en su nave nodriza. Tenemos una oportunidad de
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24. Drakan
—Patético —dice la voz chirriante—. Sus débiles formas de
vida biológicas serán mejor utilizadas en el nuevo orden
mundial.
El miedo se apodera de mi corazón como nunca antes me
había pasado. Nuestra nave está inmóvil. Flotando sin rumbo
en el espacio. Un sofisticado virus informático ha inutilizado
toda nuestra flota.
Se llama Malice, y se está burlando de mí personalmente por
nuestro sistema de comunicaciones mientras desmantela
nuestra flota. Todo el puente está en silencio. Todos me buscan
para que los guíe, y no hay nada que pueda hacer.
Nunca he conocido a un enemigo más cruel y deshonroso.
—Desmantelar toda su flota, todo su ejército fue pan comido
para una mente tan brillante como la nuestra. Su conexión, su
cooperación es también su mayor debilidad, general. Un
eslabón débil es todo lo que se necesita para entrar... ¿disfruta
de la vista?
Delante de mí puedo ver naves Zoran siendo estalladas en el
aire por la flota Tyk'ix. Esto no es una batalla. Es una masacre.
Una ejecución. Nuestros escudos y motores no funcionan,
incluso nuestros sistemas de soporte vital no funcionan. Si
nuestro enemigo no nos vuela por los cielos, nos asfixiaremos
lentamente hasta morir.
Mi gente está muriendo por miles, y no puedo hacer nada
para detenerlo. Impotencia.
Ningún Zoran en la historia ha fallado más que yo.
Mi único consuelo es que no habrá más historia después de
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3 IA = Inteligencia Artificial
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25. Hannah
Sostengo el control con fuerza mientras la enorme flota se
alza frente a mí. La flota Zoran se ha quedado quieta, y está
siendo eliminada nave a nave por las naves acorazadas Tyk'ix.
Las gigantescas monstruosidades metálicas disparan
devastadores rayos láser que atraviesan las bajas defensas de
las naves.
Trato de ignorar los restos retorcidos, los cuerpos flotando
por el espacio. Quiero salvarlos a todos, pero sé que no puedo.
Tengo que llegar a la nave nodriza, sólo así podré detener esta
matanza sin sentido.
Cierro los ojos y me concentro. Hay un constante susurro
justo en el borde de mi oído… las órdenes del cerebro
alienígena. Me concentro tanto como puedo.
Y entonces, todo hace clic.
Oigo, siento, las órdenes Tyk'ix en todo mi cuerpo. Soy un
miembro de su enjambre, capaz de descifrar todos sus
comandos, estrategias y patrones.
Soy capaz de usar sus poderes psíquicos contra ellos.
—¡Cuidado! —Evelyn grita.
—Lo sé —respondo mientras evito la explosión entrante sin
abrir los ojos.
—¿C… cómo? —Tartamudea— ¡Tienes los ojos cerrados!
—Puedo ver lo que ellos ven —respondo—. No me pidas que
te lo explique.
Me abro paso a través de las defensas Tyk'ix, evitando por
poco todo el fuego que se aproxima. Pierdo todo sentido de mí
misma, soy una con mi máquina. Estoy en un estado elevado.
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26. Drakan
Veo a Hannah abrirse camino entre el fuego enemigo en un
silencio aturdidor. No estoy solo en esto. Todo el puente está
en silencio, el destino de la civilización Zoran confiado en las
manos de Hannah.
Y milagrosamente, se las arregla para esquivar cada disparo,
como si siempre estuviera un paso adelante de los alienígenas.
Una llamada rompe el silencio.
Hannah grita mi nombre y me ruega que detenga los
disparos de la nave nodriza a nuestro sol.
—Afirmativo —gruño antes de volverme hacia mi timonel—.
¿Nos queda algo de poder?
Nenad se rasca la nariz: —Hay una manera, pero...
—¿Qué es? ¡Dímelo ahora!
—No te va a gustar.
—¡Dime!
—Podríamos sabotear nuestros propios motores, una
autodestrucción controlada. Eso podría situarnos entre la nave
nodriza y el sol.
—Destruirá la nave —digo yo.
—Sí, y alguien tendrá que quedarse detrás para ejecutar las
secuencias de comandos.
Asiento con la cabeza. El capitán siempre se hunde con su
nave: —Entendido —respondo—. Prepara las secuencias de
comandos, Nenad.
Me dirijo a Janko: —Evacua la nave.
—¿Señor? —Pregunta—. ¿Está seguro?
—Hazlo, Janko. Ahora.
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27. Hannah
Me acerco a la nave nodriza a una velocidad deslumbrante.
Un cañonazo se dispara hacia mí dirección, pero la Lance es
tan rápida, tan ligera, tan ágil que me las arreglo para evitar
cada disparo.
Tercera esclusa de la derecha.
Ese es el punto débil. Si le doy ahí, puedo provocar una
reacción en cadena que derribará a toda la maldita nave
lunar y al resto de la flota Tyk'ix con ella.
¿El único problema? La Lance no lleva armas. Tendré que
lanzarme, sacrificar mi nave y esperar poder eyectarme a
tiempo para salvarnos a Evelyn y a mí.
Miro a un lado para ver que el ZMC Dreadnaught se está
moviendo a su posición, tomando su lugar entre la nave
nodriza y el sol. Un ejército de cápsulas de escape abandona la
nave gigante. Rezo para que Drakan esté entre ellos.
—¡Listo! —una voz familiar gruñe en mi comunicador.
—¡Drakan! —Exclamo
—El Dreadnaught está en posición.
—¡¿Estás a bordo?!
—Lo estoy —responde él.
—¿P…por qué? —Tartamudeo— ¡¿No puedes irte?!
—Esta es la única manera. Fue un honor luchar a tu lado,
Hannah. Gracias.
La comunicación se corta, y me doy cuenta de que las
lágrimas se derraman por mis mejillas, y mis nudillos se ponen
blancos por apretar tan fuerte la palanca de control.
Esos malditos alienígenas me están quitando todo. Justo
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28. Drakan
Veo los láseres del lado de la gigantesca nave espacial del
tamaño de un planeta iluminarse, cada vez más brillante. Me
apuntan directamente a mí, la luz es tan brillante que me hace
daño a los ojos, pero no miro hacia otro lado.
No importa. Estoy a momentos de la muerte.
Es extraño. A pesar de haber vivido como un guerrero, un
general toda mi vida, nunca antes me había enfrentado a la
muerte de esta manera. Me he puesto en peligro, por supuesto.
He sido herido. Sin embargo, nunca pensé que podría morir.
Siempre he confiado en mi propia habilidad.
Ahora, no me queda nada más que hacer que esperar hasta el
final. Mi mente se dirige a Hannah.
A pesar de ser un general condecorado, no recuerdo mis
triunfos. Todo eso parece absolutamente sin sentido
comparado con lo que Hannah ha significado para mí.
Su sonrisa, su toque, su beso. Me ha hecho sentir más vivo
que nunca. Aunque nuestro tiempo juntos se ha acortado por
esta horrible guerra, ha significado el mundo para mí.
Me siento honrado por haberla conocido.
Lo último que veo antes de que la explosión me golpee es la
Lance: la hermosa nave, pero es un pequeño punto.
Buena suerte, mi compañera.
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29. Hannah
Un segundo antes de que la Lance colisione con la nave
gigante Tyk'ix, ésta dispara su rayo láser gigante... justo hacia
Drakan.
El Dreadnaught explota instantáneamente, y un pequeño
trozo de mí muere. El rayo continúa, golpeando el sol que
está en el corazón de la galaxia. El sol amarillo se vuelve de
un azul enfermizo cuando el rayo láser choca con la
superficie caliente en llamas, poniendo en acción una
reacción química imparable.
Sólo puedo rezar para que el sacrificio de Drakan haya
valido la pena: —Uno.
Somos expulsadas de la Lance; nuestra cápsula es lanzada
tan rápido que casi pierdo la conciencia por la pura presión
de todo. Obligo a mis ojos a abrirse.
Tengo que ver.
La Lance vuela hacia la tercera exclusa a la derecha. Da en
el blanco. Aguanto la respiración, y espero...
Por un momento, no pasa nada. Tengo miedo de moverme,
de parpadear, de respirar. Estoy congelada en el lugar.
Por favor.
Entonces, con una gigantesca, abrumadora y maravillosa
explosión mis oraciones son respondidas. Una cadena de
explosiones comienza, corriendo por la superficie de la luna
metálica, cubriéndola de llamas.
Puedo oír las voces alienígenas en mi mente gritando de
terror, maldiciendo mi nombre. Gritan todas a la vez y luego,
son silenciadas.
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30. Drakan
Estoy volando a través de la nada. Mi cuerpo se siente
ingrávido. El sabor del chocolate está en mis labios.
Ni siquiera en la muerte puedo escapar de las dulces
tonterías.
El sabor desencadena recuerdos de Hannah. La forma en
que me miró cuando estaba cubierto de pies a cabeza con
chocolate... es algo que nunca podré olvidar.
Ninguna mujer me ha hecho sentir avergonzado antes.
Espero que le vaya bien. Ha mostrado tanto coraje...
cuando la conocí, nunca podría haber imaginado que
resultaría ser la salvadora de los Zoran.
Una transportadora de chocolates curvilínea… nuestra
esperanza en nuestros días más oscuros. ¿Quién podría
haberlo sabido?
Ella me demostró que estaba equivocado en todo. Los
humanos pueden ser tan valientes como los Zoran. Y, quizás
más importante, me mostró que hay más en la vida que la
adrenalina de una batalla.
No es nada comparado con la sacudida de adrenalina que
viene con el primer beso.
Ese primer momento, tan breve, tan fugaz, pero tan
importante, que deja una marca que dura toda la vida.
Hannah es la mujer con la que quiero pasar el resto de mi
vida. Lástima que sólo me di cuenta de eso unas horas antes
de que nuestro planeta fuera envuelto en llamas...
Espera.
Pensé que la muerte sería más... permanente.
Página 145
31. Hannah
Nunca he pasado por una montaña rusa de emociones
como esta. Justo cuando pensaba que Drakan se había ido
para siempre, captamos una débil señal de vida en nuestros
escáneres. Se aferraba a la vida. Apenas.
Ahora, tengo a mi guerrero Zoran de color rojo en mis
brazos una vez más. Está golpeado, magullado y con
cicatrices, pero está vivo.
—Cuidado —gruñe mientras le limpio las heridas.
—Ya lo sé —Sonrío—. No te preocupes.
Le quité la armadura. Está desnudo, excepto por una
sábana que cubre su asombroso cuerpo. No hay nada que
quiera hacer más que saltar sobre sus huesos en este
momento, pero todavía no está en ese tipo de estado físico.
Se acerca a mí y me coge la mano, sus dedos entrelazados
con los míos. Un calor se extiende a través de mí desde ese
simple toque.
Nunca pensé que volvería a experimentar un momento
como este, así que estoy saboreando cada segundo.
—Estoy feliz de que hayas vuelto —dice.
—También yo—le respondo.
Levanta la mano y me aparta un mechón de cabello de la
cara, con los dedos apoyados en mi mejilla. Drakan me acerca
y yo cierro los ojos, mis labios se separan.
Los momentos en que nos besamos son como fuegos
artificiales otra vez. Su cuerpo puede estar herido, pero
ciertamente su lengua no lo está. Me siento conectada a él,
nuestras mentes como una sola al igual que cuando nuestras
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Epílogo
Tres meses después
Hannah
Saludos cordiales,
Luna.