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La incertidumbre inicial que suele provocar este tipo de cambios, puede transformarse en
nuevas oportunidades para los miembros del equipo. La idea es tomarse esta situación
como una ventaja para poder mostrar sus habilidades, al tiempo que se refuerzan ciertas
conductas como paciencia, flexibilidad y atención
El miedo a que todo lo realizado con anterioridad sea modificado, también puede ser un bache en
la relación con el nuevo superior, por lo que es aconsejable dejar de lado esta preocupación. Se
debe tener en cuenta que jefatura y empleados deberán tener un período de marcha blanca o
de adaptación, donde el primero tendrá tiempo para conocer a cada uno de los miembros del
equipo en capacidades y personalidades. También será el momento para pensar nuevas ideas.
Es aquí donde los profesionales deben mostrarse solidarios, aclarando dudas u ofreciendo
ayuda para resolver ciertos problemas. Esta postura se debe asumir como algo natural y
entiendo que todos son parte de algo más grande. Asumir esa actitud con seguridad pondrá al
trabajador a la vista del asumido jefe, quien podría responder delegando un mayor grado de
responsabilidad en quienes lo hayan ayudado en sus primeras semanas.
En este sentido, desde Trabajando.com señalan que “los trabajadores pueden representar
una barrera o un camino para alcanzar los logros de una empresa, por lo que apoyarlos,
alentarlos e incentivarlos debe ser el desafío para su superior. Deben sentirse todos parte de
un mismo proyecto para así alcanzar el éxito esperado por la compañía”.
Junto a lo anterior, los expertos recomiendan mantener una comunicación clara con el jefe para
pavimentar la carrera profesional y mantener la sintonía con lo que se quiere de uno en pro de
los objetivos trazados. Otros consejos son, por ejemplo, mostrar en espíritu colaborador con
las iniciativas de quien ahora está a cargo, ser flexibles ante las propuestas y ser
proactivos, ya que es una característica muy valorada por los superiores.
Dar a conocer cuáles son las habilidades que se poseen y ponerlas a disposición del nuevo líder
es una estrategia inteligente si se quiere seguir progresando en la organización. Pero el
mostrarse “valioso” puede arrastrar algunas consecuencias no deseadas, por lo que hay que
ser prudentes de no ser visto como alguien demasiado servicial, pues eso de seguro no será
bien percibido por el resto de los compañeros y menos por quien se pretende agradar.
La paciencia es otra de las virtudes que hay que potenciar en caso de un cambio en la dirección,
pues quien asume necesita informarse lo más rápido posible de cuáles serán sus
responsabilidades y para ello es posible que recurra a reuniones de coordinación, entrega de
informes u otro tipo de solicitudes que perfectamente pueden recargar el trabajo habitual del
equipo. Hay que entender que esto es parte del proceso de adaptación y cumplir con lo
requerido con buena disposición y de paso intentar comprender que busca el nuevo jefe de sus
empleados.
Para esto último es esencial poner atención a los detalles. Analizar que espacios y libertades deja
el nuevo superior para hacer las cosas, como se comunica con su equipo o como es la relación
que busca con sus empleados pueden dar pista de cómo desenvolverse ante esta nueva figura
de autoridad en el trabajo.