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Capitulos

Dedicatoria

A primera vista la dedicatoria no nos ofrece grandes datos sobre nuestro


tema a investigar, pero con un poco de investigación y de lectura entre
líneas es posible encontrar información de gran importancia: Es necesario
recordar que cuando Saint-Exupéry escribe esta dedicatoria, en 1942,
Francia se encontraba absolutamente bajo el yugo opresor del nazismo y
sucede que Leon Werth, a quien se le dedica el libro, era judío, por lo que, al
igual que el resto de sus correligionarios, estaba siendo víctima de
persecuciones y torturas.
Es por esta razón que se refiere a Werth como una persona que ”tiene
hambre, frío y necesita ser consolada”, con lo que tenemos una primera
característica de Saint-Exupéry: la vida lo obligó a declararse antinazista, al
punto de convertirse en piloto de Francia durante la Segunda Guerra
Mundial, lo que lo marcaría por el resto de su existencia.

Capítulo I (diferentes formas de ver las cosas)

La moraleja se ve reflejada en el dibujo de “El elefante en el sombrero”: Esta


personaje aunque solo halla sido una imagen a interpretar en la clase de el
principito, puede mostrar las diferentes formas de ver las cosas entre el
Principito, (que imaginaba que era una serpiente que había devorado a un
elefante), y entre su salón de clases que imaginaba que solo era en elefante
tapado por un sombrero. Enseñándonos que en la vida no hay una sola forma
de ver las cosas y esto de va perdiendo al pasaje de niño en adulto,
olvidando otra interpretación/sentido a la vida

Capítulo II (valorar lo simple como un niño)

El aviador, como muchos otros, viven encerrados en sí mismos,


obsesionados por evitar la muerte (en este caso el desierto). Esta obsesión
hace que nos convirtamos en seres que condicionan su mirada y actitud a la
consecución de un fin determinado, esta parcialidad de nuestra mirada nos
aparta de la vida valorando lo verdadero y puro (en este caso el principito).

El dibujo de la caja, fruto de la impaciencia del piloto, deja entrever, para el


niño, un tesoro escondido, un cordero. Lo mismo que con el dibujo del
sombrero-boa, el sujeto tiene que tomarse el esfuerzo de ver más allá de lo
evidente, ver a través de las cosas el misterio que esconden.
Capítulo III (Para saber a dónde vamos, es bueno saber de dónde venimos…)

En este capítulo, el piloto se empecina en saber de dónde venía el


Principito, sin embargo, esta no contesta.
Se podría decir que este hecho es un primer indicio de que el Principito
representa la infancia perdida del autor o de los adultos en general, infancia
que todos han tenido alguna vez, pero que nadie sabe a ciencia cierta dónde
está, y, lo que es más triste que todo, mucho menos sabe cómo traerla de
regreso.
Posteriormente, cuando el tercer capítulo está por acabarse, Saint-Exupéry
nos da otra muestra de que en esta obra no es más que el reflejo de su vida:
el piloto le ofrece al Principito una cuerda para amarrar al cordero y así este
no se pudiese escapar, a lo que el Principito contestó:
“-No es necesario. ¡El lugar donde vivo es tan pequeño!
Y, algo melancólico, agregó:
-Hacia adelante no se puede ir muy lejos”
Lo anterior es un reflejo de la vida de Saint-Exupéry ya que para él “no sirve
de nada ir siempre recto si uno no sabe dónde va, si nada fuerte le impulsa a
ir hacia algo, ya sea en busca de un pozo, de una estrella, de Dios”, y nótese
que el que lo dijo fue el Principito.

Capítulo IV (No olvidar nuestra esencia de niño)

Al decir: "Pero nosotros, que comprendemos la vida, nos burlamos de los


números."
"A los mayores les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo
amigo, jamás preguntan sobre lo esencial del mismo. Nunca se les ocurre
preguntar: "¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta
coleccionar mariposas?" Pero en cambio preguntan: "¿Qué edad tiene?
¿Cuántos hermanos? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?" Solamente
con estos detalles creen conocerle."
Nos hace reflexionar un poco más con respecto a la vida adulta y su “Amor
por las cifras”, haciendo referencia a lo exacto y tangible que se valoran los
adultos, olvidando lo sentimental, lo esencial, que los niños podemos ver
con mayor facilidad por nuestra sencillez y dulzura. Se debe a que es mucho
mas fácil comprender lo que se ve pero que es solo una facha, en vez si uno
quiere conocer algo/alguien de manera, se tiene que comprometer
dedicándole tiempo y paciencia
Capítulo V (alejar el mal/pecado con disciplina)

En este episodio, aparecen los famosos Baobabs. Estos árboles no están en


la obra sólo porque en el asteroide B16 los Baobabs fuesen peligrosos, sino
más bien, adquieren un valor simbólico: los Baobabs son como la semilla del
mal que se entromete constantemente en nuestra vida y que es necesario
desterrar antes de que germine lo suficiente para hacer daño, de hecho, “es
una cuestión de disciplina”.

Capítulo VI (hacer una pausa y reflexionar)

“Ay, Principito, así comprendí, poco a poco, tu pequeña existencia


melancólica”. Éste es el inicio del sexto capítulo.
Después de todo lo expuesto en el análisis de los capítulos anteriores, se
podría decir que es aquí cuando Saint-Exupéry comienza a entender su
propia infancia, infancia con la que se rencuentra en esta obra.

Capítulo VII (muchas veces los adultos, maltratamos a los niños)

Este capítulo se inicia con la siguiente conversación, originada cuando el


Principito le formula al Piloto una inocente pregunta:
“-Si un cordero come arbustos, ¿también come flores?
-Un cordero come todo lo que encuentra.
-¿Incluso las flores que tienen espinas?
-Sí, incluso las flores que tienen espinas.
-Entonces, las espinas, ¿para qué sirven?
(...)
-¿Para qué sirven las espinas?-insistió.
-Las espinas no sirven para nada, es pura maldad de parte de las flores.
-¡Oh...! ¡No te creo! Las flores son frágiles. Son inocentes. Se conforman con
casi nada, se creen feroces con sus espinas...¿y tú crees que las flores...?
-¡No, no creo nada! ¡Te respondí cualquier cosa! ¡Yo me preocupo de cosas
serias!
-¿Cosas serias? ¡Hablas como las personas mayores!”
A nuestro entender, Saint-Exupéry quiso mostrarnos con esto lo torpe que
pueden ser los adultos en el trato con los niños incluso, pudiendo llegar a
ser hirientes como en este caso, en que el Principito finalmente se pone a
llorar. Luego esta torpeza es confirmada cuando el mismo piloto dice que
para consolarlo “no sabía qué más decir”, lo que se debe a una razón muy
simple y es que “el niño vive en un mundo diferente del de las personas
mayores. Un mundo maravilloso en que puede pasarse en un instante de la
risa al llanto y vuelta a reír. Por desgracia al envejecer se pierde esta
espontaneidad y las risas y las lágrimas responden siempre a un
acontecimiento perturbador concreto. De ahí, la torpeza de una persona
mayor frente a un niño que llora”.
La verdad es que la solución la tenía dentro de él mismo, en el niño que
todos llevamos dentro.

Capítulo VIII (las personas que son especiales para cada uno)

Aquí Saint-Exupéry habla de una de una flor, una flor especial que él ama
con sus virtudes y defectos, pero en realidad no es una flor a lo que se
refiere sino que a las personas que son especiales para cada uno. Esas
personas con las que uno crea lazos y una dependencia mutua que hacen
que uno no pueda estar sin esa persona y viceversa, sin importar cómo sean
éstas.

Capítulo IX (dolor al perder un ser querido)

El noveno capítulo marca el inicio del relato del camino que hace el
Principito hasta llegar a la Tierra.
Este capítulo toma un cariz verdaderamente triste tras la despedida de la
flor con el Principito. Aquí la flor se da cuenta de todo el tiempo que había
perdido en pedir que la protegieran, que la regaran, etc. y que nunca usó en
decirle al Principito cuánto le quería y lo importante que él era para ella. Se
lamentaba de haberse dado cuenta de ello tan tarde, porque el Principito
estaba a punto de emprender un largo viaje del que ni él mismo sabía si
volvería. Es por esta razón que la flor le pide al Principito que se fuera luego
e hiciera menos largo su tormento.

Capítulo X

En este episodio, el Principito inicia su recorrido por los asteroides 325, 326,
327, 328, 329 y 330, hasta llegar finalmente a la Tierra.

El rey: es sinónimo de autoridad, pero lo que nos quiere decir, la experiencia


del encuentro con este personaje, es que no tienes por qué hacer caso a
nadie, no hay por qué cumplir lo que te ordenan, nadie tiene autoridad sobre
ti por muy rey que sea, la última voluntad de hacer o no hacer algo es cosa
de uno mismo. La autoridad de alguien dura lo que aguanta la sumisión de
otros. También puede representar la "Ambición de Poder", pero de alguna
manera es un Poder Racional, ya que ordena hacer cosas que obviamente se
harían de cualquier modo.

Capítulo XI

El vanidoso: representa la vanidad y el egoísmo del hombre, encarna el


deseo de reconocimiento y admiración social. Este personaje nos recuerda
que la apariencia no es lo importante, no sirve para nada, no es realmente
importante si estás solo, la vanidad es un defecto que todos tenemos,
queremos ser más y sentir que somos mejores, y como dice el principito:
¿para qué te sirve?. Decididamente, las personas grandes son muy
extrañas.

Capítulo XII

El borracho: simboliza la falta de fuerza de voluntad y superación humana. El


borracho bebe para olvidar que tiene vergüenza de beber. El círculo cerrado
en el que se encuentra este personaje es una ventana a cómo un problema
nos puede llevar a un callejón sin salida si no ponemos suficiente empeño
en superarlo.

Capítulo XIII

El hombre de negocios: representa la avaricia y la ambición económica que


poseemos. El personaje se encuentra siempre ocupado contando las
estrellas que piensa poseer; planea utilizarlas para comprar más estrellas,
todo ello sin saber el nombre de éstas. Sin tiempo para sí ni para nadie,
esclavo del trabajo que le hace rico y libre, no disfruta de las cosas de la
vida, no vive.13

Capítulo XIV

El farolero: este personaje que hace lo que debe, encender un farol cuando
empieza la noche y apagarlo cuando comienza el día, se gana el respeto y la
amistad del principito precisamente por eso, pero la realidad es que su
compromiso y lealtad lo llevan a una situación absurda en la que enciende y
apaga el farol cada minuto, que es lo que dura un día en su planeta. Sin
tiempo para nada más, su "mundo" es muy pequeño precisamente por esto.
En realidad este adulto no difiere de los demás, y nos muestra como hacer
lo que uno debe nos puede quitar la posibilidad de hacer lo que uno
realmente quiere. También podría decirse que representa la lealtad y la
responsabilidad, es el único personaje de alma positiva que conoce el
principito en su viaje (aparte del aviador, claro).
Capítulo XV (nos recuerda que a las personas que son especiales para cada
uno, no son eternas, valoremos cada momento con ellas)

El geógrafo: personaje sabio, inteligente y estudioso, que pasa todo el


tiempo encerrado en su gabinete, elaborando mapas, pero jamás deja su
escritorio para explorar. Interesado en las cosas eternas invariables, no
como las "flores". Su mundo es mayor que el de los otros, por una vida más
plena dedicada al conocimiento, pero cometiendo el error de no
experimentar por sí mismo lo que puede ofrecerle esto. Este personaje le
aporta al principito la idea de que puede que su "Rosa" ya no esté cuando él
decida regresar. La idea de lo "efímero" trastoca a nuestro personaje.
También representaría la pasión laboral que lo aísla del mundo. Puramente
por interés profesional, el geógrafo solicita al principito que describa su
asteroide. El principito describe los volcanes y la rosa. El geógrafo rehúsa
incluir la rosa, argumentando que las flores son efímeras. El principito queda
conmocionado y herido al saber que su rosa desaparecerá algún día. El
geógrafo le recomienda visitar la Tierra porque tiene muy buena reputación.

Capítulo XVI (nos muestra que la tierra esta llena de adultos sin sentido)

El séptimo planeta fue la Tierra. Los planetas anteriores estaban habitados


cada uno por un tipo de persona. En la Tierra se encuentran juntos multitud
de personas diferentes: cientos de reyes, miles de geógrafos, etc.

XVII (vivamos siempre al máximo, no sabemos cuando nos llega la hora)

Llega a la tierra y no encuentra a la gente porque cayó en el desierto


solitario del Sahara. Se encuentra con una serpiente la cual le ofrece su
ayuda para volver a su planeta.
--Me das lastima, tu, tan débil, sobre esta tierra de granito. Puedo ayudarte
si algún día extrañas demasiado tu planeta, puedo...
--¡Oh! Ye lo agradezco te he comprendido muy bien -dijo El Principito-.
Pero ¿por qué hablas siempre con enigmas?
-Yo los resuelvo todos dijo la serpiente.
-Y guardaron silencio.
Entendiéndola como representación de "la muerte", es verdad que ésta es el
único misterio que los hombres no pueden conocer hasta que les llega la
hora. La muerte, efectivamente, suscita todos los enigmas; es algo sobre lo
que todas las personas nos planteamos cosas....
Y, cuando al fin llega la hora de la muerte, todos los enigmas se resuelven,
porque ya nada importa, ya no hay nada... La muerte acaba con todas las
demás cuestiones, que sólo importan a los vivos.

Capítulo XVIII (critica a los hombres que no tenemos raíces y vacilamos por
la tierra)

Lo único que pasa en este capítulo es que el Principito se encuentra con


una flor que critica a los hombres de que son soplados por el viento ya que
no tienen raíces.

Capítulo XIX

Aquí el principito se encuentra con el eco de las montañas, y cree haber


sido respondido por los hombres

Capítulo XX (Muchas veces creemos que son insignificante las cosas que
valoramos, pero al domesticarlas las hacemos únicas y valiosas en el
mundo)

“Me creía rico con una flor única y resulta que no tengo más que una rosa
ordinaria”
Vemos el inicio del proceso en que dejamos de lado nuestra infancia, para
pasar a ser adultos y dejamos de verlo todo como un niño.
Es por esta razón que el Principito encuentra que las flores del jardín de
rozas eran iguales a la flor de su planeta que él tanto apreciaba.
Es decir, todo este asunto de la desilusión de la roza representa a todos
adultos que cuando miran hacia su infancia ven lo insignificante que ahora
son esas cosas que antes los hacían feliz y se dan cuenta que de tenerlo
todo, pasan a no tener nada.

Capítulo XXI (amistad/relaciones, el verdadero sentido del ser humano)

En la Tierra el Principito conoce al zorro, quien le enseña el verdadero


sentido de la amistad y la esencia de las relaciones humanas, le explica al
principito que su rosa es única y especial porque es la que él ama. En su
despedida, el zorro le regala su secreto:
Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los
ojos.

Se trata de un pasaje antológico, central en e! desarrollo de la historia


narrada. «Domesticar» es «una cosa demasiado olvidada». Significa «crear
lazos»..., convertir al otro en un ser único en el mundo. «Sólo se conocen las
cosas que se domestican», pero esa profunda comprensión requiere tiempo,
paciencia, esmero. El amor de amistad es fuente también de vínculos
morales, exige la entrega de la propia vida: estar dispuesto a morir por el
amigo, ser responsable para siempre del bien que éste merece y del bien
que él mismo es. La clarividencia de este amor hace descubrir e! valor de
aquel a quien se ama, y su fecundidad hace que e! amor mismo se convierta
para él, también, en una fuente de valor

Capítulo XXII (aplica lo aprendido por el zorro, marcando objetivos de la


vida)

Siguió pues el Principito su deambular por el mundo de los hombres, pero


sin olvidar el consejo del zorro, lo que le permitió que, a pesar de estar
rodeado de hombres, él siguió pensando, actuando y siendo un niño.
Fue así como llegó donde un ferroviario. Después de conversar un rato con
este sujeto acerca de dónde van las personas, sus objetivos, etc., el
Principito llegó a una conclusión que fue que sólo los niños saben hacia
donde van.

Capítulo XXIII (hace referencia a los tiempos acelerados del mundo actual)

En este capítulo, el Principito se encuentra con otro hombre. Este hombre


era un vendedor de pastillas que quitaban el deseo de beber, con lo que se
ganaban cincuenta y tres minutos, utilizables en lo que uno quisiera.

Capítulo XXIV (el principito/niño cumplió el objetivo de enseñarle al


piloto/adulto lo valioso de la vida)

El vigesimocuarto capítulo es muy especial ya que en este, por primera vez,


el piloto entendió rápidamente lo que quería decir el Principito.
Esto le causó especial felicidad al Principito lo que se ve cuando el piloto
nos dice, “sus labios entreabiertos evocaban una sonrisa”, después de que
el piloto se iba diciendo a sí mismo, “lo que veo aquí sólo es la corteza. Lo
más importante es invisible”.

Se podría decir que esa sonrisa significa que con esto, el Principito sintió la
satisfacción del deber cumplido.

Capítulo XXV (reflexiona todo lo aprendido)

En este capítulo, el Principito y el piloto, después de haber encontrado un


pozo, se dispusieron a obtener de éste agua para beber.
Los hombres de tu tierra -dijo el principito- cultivan cinco mil rosas en un
jardín y no encuentran lo que buscan.
-No lo encuentran nunca -le respondí. -Y sin embargo, lo que buscan podrían
encontrarlo en una sola rosa o en un poco de agua...
-Sin duda, respondí. Y el principito añadió:
-Pero los ojos son ciegos. Hay que buscar con el corazón.
Capítulo XXVI (simboliza el fin de la niñez, que da paso a la adultez)

El vigesimosexto capítulo es lejos el más triste de todos los de la obra. Ni


más ni menos, se trata de la despedida y partida del Principito, al menos en
cuerpo.
Después de todo lo expuesto en el análisis de los capítulos anteriores, no
nos cabe duda que esta despedida simboliza el momento en que las
personas sufren el divorcio de su infancia con respecto de sus vidas, es
decir, simboliza el fin de la niñez, que da paso a la adultez.
Ese fin o paso es descrito como una larga agonía, en que ninguno de los dos
quería separarse del otro, pero sabían que debían hacerlo para seguir con el
curso normal de las cosas.
En todo caso quedaba el consuelo parcial de que en cualquier momento que
el piloto quisiera, esa infancia podía ser invocada, sólo que no se volvería a
presentar en cuerpo, sino que sólo en alma.
Un detalle fundamental que nos permite afirmar esto es cuando el Principito
le dice al piloto que “pareceré muerto, pero no será cierto”, sólo se iría muy
lejos.

Capítulo XXVII (nos llama a rescatar dentro de cada uno de nosotros el alma
de niño que alguna vez habitó nuestro cuerpo)

En este último capítulo se muestra el desenlace psicológico que sufrió el


piloto, que finalmente termina pensando como el Principito.
Con esto, Saint-Exupéry nos quiere decir que es perfectamente posible
rescatar dentro de cada uno de nosotros el alma de niño que alguna vez
habitó nuestro cuerpo, nuestra corteza.

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