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DANIEL EL MONO EN UN MUNDO PELIGROSO

Daniel era un monito muy curioso y una mañana salió a explorar el


mundo sin decirles nada a sus padres.

El primer día cuando empezaba su recorrido por el bosque se


encontró con una serpiente que se lo quería comer, entonces Daniel
se escondió y con barro y algunas ramas hizo una escultura de un
mono igual a él, así logró engañar a la serpiente y huyó.

Pero por escapar caminó por el bosque sin mirar por donde iba y
cuando se dio cuenta ya se había perdido.

Sucio, triste y asustado siguió caminando el resto del día. Se refugió


en una cueva para pasar la noche y se puso a llorar pensando en lo
preocupados que debían estar sus padres hasta que se quedó
dormido.

Al día siguiente al despertar decidió mantenerse positivo – de nada


sirve llorar Daniel- se dijo así mismo y llegó a una parte oscura del
bosque, de repente se sintió observado, no estaba seguro del por
qué pero presentía el peligro, en ese momento un puma salió de un
hueco de un árbol – ¿Qué haces por aquí tan solo, pequeño y
delicioso monito?- le preguntó el puma mientras se relamía los
dientes. Daniel, asustado se dio cuenta de las intenciones del puma
y echó a correr lo más rápido que pudo, pero él sabía que sería
atrapado si no pensaba en algo ya que el puma era muy veloz.
Afortunadamente Daniel vio un árbol en el que había una gran
colmena de abejas, se trepó lo más rápido que pudo y desde lo alto
del árbol le lanzó la colmena, las abejas cumplieron su labor, picaron
tanto al puma que éste huyó adolorido.
Daniel estaba una vez más a salvo y para completar su alegría desde
lo alto del árbol pudo ver el camino hacia su casa, muy cansado y
feliz bajó del árbol y corrió hacia su casa. Sus padres que habían
estado muy preocupados lo recibieron muy contentos.

Daniel arrepentido prometió nunca más salir de casa sin el permiso


de sus padres porque ahora sabía lo peligroso que era el bosque.

Autor: Alexander Daniel Almanza Cruz

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