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DEL ALAMBRE AL ARTE

RETROSPECTIVA DE MÁSCARAS DE ALAMBRE


PRESENTACIÓN

Del Alambre al Arte es una revisión de la obra de Máscaras de Alambre,


mancuerna conformada por los artistas mexicanos emergentes, Pablo Cobo Ruíz
(1993) y David Miguel Herrera (1991), siendo ésta la primera exhibición que
recorre un año de su aventura creativa con el alambre, proceso en el que han
explorado sus posibilidades tanto materiales como expresivas. A lo largo de sus
obras ha predominado la idea de reflejar sus sentimientos a través del alambre,
entendiendo dicho material como una metáfora de la transformación constante
que experimenta el ser humano.

La muestra está concebida como un camino que va desde los primeros trabajos
con ganchos hasta la producción de instalaciones interactivas. Han construido sus
obras a partir de campos creativos diversos como: la joyería, la moda, la escultura
y la instalación. En cada uno de ellos, se presentan las máscaras de alambre
como posibilidades para que surjan en los individuos nuevas visiones del mundo
a través de experimentar con otros rostros.

Para nuestro equipo de alumnos de Estudios e Historia de las Artes de la


Universidad del Claustro de Sor Juana es un honor compartir con los
espectadores este recorrido, además agradecemos al Centro Cultural de México
Contemporáneo por el apoyo para cumplir nuestra propuesta de difusión de la
producción de artistas contemporáneos mexicanos a partir de la apertura de
espacios de reflexión para la obra de los creadores actuales.
SUS INICIOS

“Apareció la primera máscara, nos sorprendió tanto el sentimiento que


cargaba ese pequeño rostro, que entendimos su enorme valor.”

Los artistas comenzaron a trabajar con alambre al darse cuenta que a


través de sus creaciones podían transformar un material cotidiano y
transmitir a partir de sus obras mensajes metafóricos o sentimientos.
De esta forma, el trazo que los artistas desarrollaron a través del hilo
de metal comprende su propia firma. Con acciones como la de
extender, tejer, doblar, soldar y estirar comenzaron a construir
máscaras con ganchos de ropa que fueron presentado en forma de
instalaciones. Se dieron cuenta, con el paso del tiempo, que cada una
de las obras les permitía presentar al alambre como una metáfora de
la condición humana, ya que factores como la maleabilidad, la
oxidación, su ligereza y su rigidez, eran cualidades del material que
se asemejaban a los cambios que desarrollamos día con día los seres
humanos.
COLABORACIONES Y JOYERÍA

Gracias a varios creadores cercanos al proyecto, que estaban desarrollando los


artistas, en su mayoría fotógrafos, Máscaras de Alambre encontró un nuevo
campo, primero como accesorios para fotografía editorial y eventualmente se
volvieron joyería y se posicionaron en el terreno de la moda. Este proceso
ejemplifica como el crecimiento de las máscaras no solo ha sido posible gracias a
la mancuerna, sino también, a partir de la colaboración, con toda la gente con la
que se han relacionado a través de ellas y que se ha inspirado para crear, junto
con las máscaras, nuevas piezas artísticas. El diálogo entre fotografía y joyería
que desde la curaduría, realizamos en dicha sección, nos permite mostrar una
etapa del desarrollo de su producción artística en la que se detonaron nuevas
líneas de trabajo con el alambre. A través de la joyería, las máscaras, que en un
principio se presentaron en forma de instalación y escultura, comenzaron a tener
una relación íntima con las personas que las portaban.
LAS SOMBRAS

El diálogo entre la luz y el alambre, que han trabajado en sus últimas obras, les
ha permitido plantear proyectos que se concentran en contener la noción de
interactividad, ya que al proyectarse la sombra de la escultura en el espacio, el
público conecta con una extensión de las máscaras que los creadores definen
como el alma de las mismas. En las piezas interactivas, donde se propone que el
público tenga en sus manos la fuente de luz, se generará una animación, una
acción y un movimiento sobre y a partir de la obra, a través de esas acciones se
hace evidente la metáfora principal del trabajo de Máscaras de alambre, es decir,
las relaciones de similitud que hay entre la condición de cambio constante que
tienen tanto los seres humanos como el alambre mismo y al tiempo las
creaciones que con él experimentan, trabajan y logran.
ENTREVISTA A MÁSCARAS DE ALAMBRE

¿Cómo surgió la mancuerna de Máscaras de


alambre?

Teníamos un tiempo de conocernos, surgió una tarde tomando vino. Jugando


con unas botellas que tienen alambre en el corcho surgió la primera máscara, la
vimos y nos fascino tanto que le dimos mucho valor a la pieza. Después
empezamos a jugar con ganchos de ropa y la idea fue tomarlo como un solo
trazo, modificarlo y que al final al colgarla transmitiera rigidez. Nos dimos cuenta
que no estábamos jugando con rostros sino con sentimientos. De esta forma
hacíamos cenas cada semana y las llenábamos con máscaras, las regalábamos a
amigos y se fueron esparciendo.

¿Y dentro de la dimensión emocional con la


expresión, cómo se vinculan ustedes con la idea de
máscara?

La definición etimológica de persona es máscara y nuestro trabajo en esta


dimensión depende de esa noción. Yo he cambiado mucho de personalidad y
creo que ahí radica la evolución del ser humano, en su cambio. El hacer esta
cantidad de máscaras también neutraliza la propia y me vuelve un poco más
consciente de quién y cómo soy, hasta el punto de entender que puedo irme
quitando las máscaras que no me sirven y quedarme con la única real
Esta fascinación ya la teníamos en común. Cuando te ponías las primeras piezas
aunque eran muy pequeñas, cumplían con el objetivo de una máscara.
¿Cómo piensan la sombra que surge de sus obras?

A lo largo de nuestro proceso creativo descubrimos que la figura de alambre es


en sí solo el cuerpo de la pieza, pues al apuntarle con una luz y explorar su
forma, proyecta una sombra que se transforma a nuestro ritmo dejando ver el
alma de la obra y la de nosotros mismos. Entonces la sombra crea y se puede
expandir, pero también se dobla, como los seres humanos. Entonces, a partir de
esta idea, fue que dotamos de cierto discurso al proyecto, teníamos presente que
el humano es rígido y maleable a la vez, y se oxida.

¿La rigidez y maleabilidad que ven el alambre les


interesa como una metáfora en la condición de los
seres humanos?

A partir de esas cualidades del alambre encontramos la metáfora, cada vez que
hacíamos una figura humana era muy fácil moldearla. Un amigo nos dijo que no
estábamos creando nada sino transformando. Aunque también se vincula con
nuestra falta de recurso. En realidad fue darle valor y experimentar con sus
posibilidades. A partir de varias situaciones, se puede decir que nosotros no
escogimos al alambre sino que él nos escogió a nosotros.

¿En su proceso creativo están pensando en moldear


el alambre primero o en conceptualizarlo?

En ambas, conforme el proyecto va avanzando hay una necesidad de


conceptualizar. Sobre todo en proyectos de gran formato hay que pensarlos
antes, no podemos llegar y simplemente improvisar. Aunque el mejor ejercicio es
llegar y moldear. Hemos experimentando diferentes formas de moldearlo,
empezamos a trabajar con anatomía, como los cráneos, después eran ojos,
arañas, flores o animales.

¿Piensan que la interactividad es importante en sus


obras?

Sí, aunque descubrimos que una pieza sola te habla, también nos percatamos
que el individuo se relaciona con una pieza de forma física, de forma real, su
relación con el arte cambia de manera drástica. Estamos muy acostumbrados a
ver los museos como mausoleos, donde tienes que estar en silencio y el arte está
a tres metros sobre un pedestal. Esto nos parece ridículo, la gente se tiene que
involucrar. Aunque sea a partir de pequeños gestos, creemos que es importante
que entren en la obra.

A lo largo de este año de producción creativa han


realizado una gran variedad de colaboraciones, tanto
fotográficas como musicales, ¿cuál es la experiencia
de este tipo que más han disfrutado?
Todas las colaboraciones nos dieron muchas cosas, comenzamos a fotografiar las
máscaras y llegó nuestro primer trabajo en conjunto con Alan, quien registró lo
que estábamos haciendo. A partir de las fotografías nos inspiramos para hacer
accesorios, empezamos a hacer pulseras, aretes, collares y luego surgió una
oportunidad para hacer un vestido o para hacer un performance. Siempre
estamos aprendiendo que se pueden hacer muchas cosas. Ha sido tanto el
aprendizaje que lo que más disfrutamos es esta expansión.
Hemos disfrutado mucho cuando nos invitan a festivales porque va creciendo el
equipo y se van involucrando más manos. Además de que los primeros meses
fueron muy impulsados por la gente que nos buscaba, nos comenzaron a llegar
solicitudes para colaborar y ahora un año después hemos recorrido muchas
disciplinas. Que el público y otros artistas se involucren es muy importante y que
la gente descubra que fácil es moldear alambre.

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