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COMPORTAMIENTO HUMANO
Javier Herrero Martín y Juan Ignacio Pinedo Centro Superior de
Estudios Universitarios LA SALLE (UAM) Madrid
El presente texto trata de presentar lasclaves fundamentales del
pensamientoestratégico. Se describen sus caracterís-ticas cognitivas para
identificar las habi-lidades básicas de una persona que pien-sa estratégicamente.
Establece larelación entre dichas habilidades y latoma de decisiones y plantea
líneas dedesarrollo futuras sobre las posibilidadesde entrenarlas para mejorar el
nivel deactuación. Los modelos de interacciónbasados en Teoría de Juegos
establecenla necesidad de vincular el pensamientoracional con la habilidad
estratégica. De-sarrollos posteriores basan el éxito en laelección correcta de las
estrategias apro-piadas en la capacidad del sujeto paraconsiderar los supuestos
mentales de laspersonas que entran en juego y cómoéstas no siempre se
comportan racional-mente. En este punto se encuentra la cla-ve que relaciona el
pensamiento estra-tégico, la posibilidad de utilizar lassituaciones de Juego como
elemento deentrenamiento cognitivo y el análisis par-ticular del comportamiento
humano.Palabras ClavePensamiento estratégico, Teoría de Jue-gos, toma de
decisiones, estrategias,habilidades de pensamiento estratégi-co, perfil directivo,
entrenamiento enhabilidades estratégicas.
Introducción
Este artículo ha sido realizado con la in-tención de poner de manifiesto la im-
portancia que tiene el entrenamiento en habilidades de pensamiento estratégico
para optimizar los procesos indi-viduales de adaptación al entorno. La persona que
dirige una organización, laque coordina un equipo de personas alrededor de un
proyecto determina-do, la que se enfrenta de manera indi-vidual a un problema difícil
de resolver,el joven que se encuentra ante la en-crucijada de su vida, o el debate
refle-xivo ante el período vital de la jubila-ción, son tan sólo algunas
situacionessignificativas en las que el hombre y lamujer se enfrentan ante el reto de
pen-sar para decidir, de elegir la estrategiamás adecuada para determinar elmodo
de acción más óptimo, y, en elinicio, de calcular su propio potencialpara generar
ideas y alternativas a susideas.Una persona que piensa estratégica-mente se
caracteriza por haber desa-rrollado su potencial metacognitivoorientado hacia el
análisis de las estra-tegias disponibles ante una determina-da situación. Esta, a su
vez, se caracte-riza por la relación. Es decir, en unasituación en la que se decide
estratégi-camente se encuentran en relación almenos dos jugadores. Entendemos
porjugadores a las personas que intervie-nen en la situación estratégica así comolas
propias situaciones secundarias de-rivadas de la primera y que están go-bernadas
por un modelo de actuacióntambién estratégico. Así, una personase puede
enfrentar a otra en una situa-ción de compra-venta, juega comoparticipante de un
equipo deportivocontra un modelo de comportamiento integrado por las acciones
del equipo contrario o, en un tercer nivel de consi- deración, se encuentra ante sí
mismo en una situación de reflexión estratégi- ca sobre su modo de actuación, es
de- cir, hablamos de cómo un individuo es capaz de enfrentarse consigo mismo ante
un determinado planteamiento in- terno, como sucede en el caso en el que un
conductor debe modificar su comportamiento para optimizar el tiem- po y el esfuerzo
empleado en el reco- rrido sin disminuir el nivel de seguridad en la conducción. A lo
largo de este documento preten-demos analizar las claves que ponen enrelación las
habilidades de pensamien-to estratégico y que caracterizan a laspersonas
estratégicas tanto en la vidalaboral como en el resto de sus facetasde la vida diaria
con tres elementosesenciales: por un lado, las habilidadesdirectivas orientadas al
desarrollo y apli-cación de la estrategia empresarial; ensegundo lugar, con los
modelos de pen-samiento derivados de la Teoría de Jue-gos y, en un tercer
momento, con la ne-cesidad de vincular el pensamientoracional de la Teoría de
Juegos con elmodo de pensar de ser humano, nosiempre racional, para plantear,
por úl-timo, la importancia que tiene el entre-namiento en habilidades de pensa-
miento estratégico para aproximar el pensamiento individual al éxito en las
decisiones, las relaciones y en la vida personal y profesional.
EL PENSAMIENTOESTRATÉGICO Y EL PROCESODE
TOMA DE DECISIONESEN LA DIRECCIÓN
Las habilidades de pensamiento estra-tégico convergen siempre, en algúnmomento
del curso de la acción, en lanecesidad de decidir. La toma de de-cisiones es la
selección de un curso deacción entre varias alternativas. Entre las cuestiones a
decidir en el en-torno de dirección de personas y or-ganizaciones se encuentran las
si-guientes:— Qué hay que hacer (el objetivo) Quién lo hará (la persona responsa-
ble, o el equipo responsable). — Cuándo lo hará (el tiempo). — Dónde lo hará (el
lugar).— En qué tiempo lo hará (la duración,esto es, el horizonte temporal). — Cómo
lo hará (la metodología, el pro-cedimiento, etc.). — Con qué lo hará (los recursos
asigna-dos). El proceso para llevar a la toma de de-cisión incorpora las habilidades
inte-gradas en el pensamiento estratégicodescritas anteriormente. Así, una perso-
na de dirección debe proceder en pri-mer lugar, tras la elección de la situa-ción de
futuro deseado y la fijación delas metas y objetivos que permitirán lle-gar a ello, a la
identificación de las al-ternativas posibles para llevar a caboacciones que permitan
precisamentealcanzar tales metas y objetivos. Tras laidentificación de las
alternativas, lo si-guiente que procede es la evaluaciónde las mismas, y elección de
una deellas. Es decir, deberemos tomar una de-cisión de aquello que consideramos
elmejor curso de acción. Además, conobjeto de minimizar el riesgo y conse-guir
estratégicamente el mejor resulta-do, debemos tener en cuenta, desdeel principio,
los factores limitantes quepuedan aparecer en nuestro procesode toma de
decisiones, es decir, deaquello que se interpone en el caminodel cumplimiento de
un objetivo mar-cado o deseado.Un factor importante para la identifica-ción de
alternativas en la toma de de-cisiones es la capacidad creativa, estoes, la capacidad
de desarrollar nuevasideas. La creatividad forma parte im-portante también del
proceso reflexivode una persona de dirección, dado sucarácter estratégico.
Debemos consi-derar algunos aspectos que pueden in-fluir en el proceso creativo:
— La capacidad de identificar y definirlos problemas. La definición de unproblema
nos hace avanzar de ma-nera significativa para encontrar su solución. — La
capacidad de intuición, esto es, de utilizar la percepción clara e in- mediata de una
idea o situación, sin necesidad de razonamiento lógico, para incorporarla
creativamente al proceso de análisis lógico y racional propio del pensamiento
estratégico. — La capacidad de detectar e integrar conceptos e ideas nuevas y
diversas. — La capacidad de análisis de los pro- blemas. — El trabajo intenso. A
este respecto conviene recordar una de las frases favoritas de Thomas A. Edison:
« la cre- atividad es 1% de genialidad, y 99% de sudoración ». — La capacidad de
discernimiento, esto es, saber identificar lo verdade- ramente importante y relevante,
lo realmente crítico. — La puesta en práctica y la experi- mentación en los casos
posibles y en los necesarios. Tras el proceso creativo y la identifica- ción de las
posibles alternativas, se debe abordar su evaluación, es decir, buscar aquéllas que
permitan el logro de los objetivos marcados, empleando efi- cientemente los
recursos a nuestra dis- posición, sean éstos humanos, econó- micos, materiales,
tecnológicos, de tiempo, de lugar, de disponibilidad, etc. La evaluación de las
alternativas de las que disponemos hace necesario consi- derar aspectos tales
como: factorescuantitativos diversos (aquéllos que pue-den medirse en términos
numéricos decoste, de tiempo, de ingresos, etc.), fac-tores cualitativos o intangibles
(aquéllosdifíciles de medir en términos numéricos,tales como relaciones laborales,
ima-gen, riesgo de cambio tecnológico,condiciones políticas internacionales,etc.),
análisis marginal (sirve para com-parar los ingresos adicionales
obtenidosempleando unos costes adicionales),análisis coste-beneficio (se busca la
me-jor proporción de beneficios y costes in-curridos), análisis del coste de oportuni-
dad (compara aquello que ganamoshaciendo algo con aquello que no ga-namos al
no hacer otra cosa que no po-demos hacer precisamente por haberhecho la
primera), etc.En tercer lugar, tras el proceso estratégi-co de evaluación de las
alternativas lle-gamos al siguiente paso, la selección delas mismas, para lo cual
debemos em-plear la reflexión de los pros y contras, laexperiencia, nuestros éxitos
y fracasosanteriores; aprender continuamente delos demás, la experimentación,
esto es,probar para ver cuál es la mejor alter-nativa y certificar así su validez, el en-
trenamiento; la investigación y el análi-sis; etc. En ocasiones, es conveniente
laelaboración de modelos o maquetaspara simular el problema, y
procederposteriormente al análisis de las conse-cuencias de su aplicación. Por
último, en este apartado se debendiferenciar dos tipos de contextos dedecisión
claramente definidos. Habi-tualmente nos vamos a enfrentar conunas decisiones
que podríamos agru-parlas en dos categorías, las progra-madas y las no
programadas. Entende-mos por decisiones programadasaquéllas que se refieren a
problemasestructurados o rutinarios, esto es, cuan-do se cumplen especificaciones,
crite-rios, normas, protocolos, reglas, proce-dimientos, etc. Se aplican, por tanto,
alabores repetitivas o de rutina. Las decisiones no programadas se apli-can a
aquellas situaciones no estructu-radas, novedosas, poco definidas, norecurrentes,
en las que encontramos unalto grado de incertidumbre. Son deci-siones éstas que
requieren de juicios sub-jetivos. Las decisiones estratégicas, engeneral, son de tipo
no programado. Hay también decisiones de tipo mixto,en las que nos encontramos
con unaparte programada y una parte no pro-gramada. Las habilidades de pensa-
miento estratégico se ponen de mani-fiesto en la aplicación de estrategias deéxito
en condiciones de dos tipos: ma-yor indefinición e imprevisión y
mayorresponsabilidad en el desarrollo de lastareas. Por ello, la necesidad de
contarcon personas estratégicas se relacionacon los niveles de decisión
responsable,no sólo en el ámbito laboral, en la altadirección, sino en aquellos
escenariosvitales en que la mujer o el hombre re-claman un espacio de
responsabilidadconsecuente con el beneficio del en-torno en el que viven. Una
responsabili-dad de toda la sociedad es proveer delos mecanismos necesarios de
educa-ción y entrenamiento para que las per-sonas piensen de manera
estratégicarespecto a sus decisiones críticas en lavida, mejorando las condiciones
del en-torno y las suyas propias..
Teoría de juegos,
Pensamiento estratégico
y comportamiento
Humano
Llegados a este punto en el que hemospuesto de relieve la importancia de ge-nerar
un modelo de actuación que per-mita expresar la capacidad para ana-lizar
estrategias en juego y entrenar alas personas para que ajusten progresi-vamente
sus patrones de pensamientocon respecto a situaciones de la vidadiaria,
plantearemos algunos contextosde juego en los que determinadas ac-tuaciones
humanas nos alejan o acer-can de la posibilidad de alcanzar el éxi-to, esto es, el
beneficio y la gananciaen el juego a la par que la mejora delentorno.Bien es sabido
que la intuición no edu-cada, en el fondo, no es muy fiable ensituaciones
estratégicas. Razón ésta porla que debe ser entrenada y desarro-llada. El análisis
de las estrategias domi-nantes ante una situación, si es que exis-ten (ya que no
siempre es tan sencillo),plantea, a modo de ejemplo, la nece-sidad de aproximar las
intuiciones cre-ativas en contextos racionales de deci-sión con el objetivo de
minimizar el riesgoy aumentar la ganancia en el juego.Además, la capacidad de
anticipación(presentada a modo de habilidad bá-sica en la primera parte de este
artícu-lo) permitiría adelantar de manera ra-cional y estratégica cuál o cuáles
seríanlas estrategias dominantes de nuestroadversario.Los planteamientos más
básicos de unjuego se puede establecer en los tér-minos siguientes: imaginemos
que haydos adversarios, A y B. Ambos puedenoptar por dos alternativas, y cada
unade ellas influye en el adversario de ma-nera diferente. Así, si el adversario A eli-
ge su opción 1, al igual que el adversa-rio B elige su opción 1, entonces ni A niB
obtendrán ganancia alguna. Si el ad-versario A elige su opción 1, pero el Belige su
opción 2, en ese caso A tieneuna pérdida de 4 mientras que B tieneuna ganancia
de 4. En el caso de queel adversario A elija su opción 2 mien-tras que el B elige su
opción 1, enton-ces A obtiene una ganancia de 3, mien-tras que B tiene una pérdida
de 3. En elcaso de que ambos adversarios elijansu correspondiente opción 2,
entoncesA tiene una ganancia de 9, mientrasque B tiene una pérdida de 9.
Trasladado estas opciones y resultadosa una matriz (en Teoría de juegos, tam-bién
llamada matriz de pagos) obtene-mos el siguiente cuadro:Se puede apreciar que el
adversario Asi elige la opción 1 se encuentra conque, dependiendo de la opción que
eli-ja el adversario B, obtendrá o bien nin-guna ganancia o bien una pérdida de4.
Sin embargo, si elige la opción 2 ob-tendrá o bien una ganancia de 3 o bienuna
ganancia de 9, dependiendo delas opciones que elija el adversario B. Entodo caso,
obtiene siempre una ga-nancia, independientemente de lo queelija el otro.Por ello
el adversario A tiene una estra-tegia dominante; elegir la opción 2, conla que gana
siempre. Esto no pasa conel adversario B, quien si elige la opción1 puede obtener
o bien ninguna ga-nancia o una pérdida de 3; y si elige laopción 2 puede obtener
una gananciaIndivisa, Bol. Estud. Invest., 2005, n.º 6, pp. 37-67ISSN: 1579-
314155Pensamiento Estratégico, Teoría de Juegos y Comportamiento HumanoB
opción 1B opción 2A opción 10 / 0– 4 / + 4A opción 2+ 3 / – 3+ 9 / – 9
de 4 o una pérdida de 9. Por ello, el ad-versario B, que debe saber esto, se en-frenta
a una posible pérdida de 3 ó de9, debido a que el adversario A elegirácasi seguro
la opción 2, con la que siem-pre gana. Está obligado por tanto el ad-versario B a
elegir la opción 1, ya queasí minimiza su pérdida, al darse cuen-ta y ser consciente
de que el otro elegirála opción 2, por ser su estrategia domi-nante, esto es, por ser
la estrategia quele hace ganar siempre.Pero podemos llegar al punto en queno
existan tales estrategias dominantes,sino que cada adversario deberá ape-lar a
revisar la historia de su rival y distri-buir probabilidades en base a su con-ducta
anterior, sus capacidades, suscomportamientos, sus políticas, sus me-tas y
objetivos, sus planes estratégicos yde acción, las personas de las que dis-pone, etc.
En este tipo de escenarios,denominados de turno simultáneo,cada jugador no tiene
por qué cono-cer los movimientos del otro, y sin em-bargo, juega con dos elementos
críti-cos, que son, por un lado, la informaciónde que se dispone, y de ahí que sea
unacuestión fundamental recoger todo elconocimiento e información disponibleal
respecto sobre las distintas posibili-dades de actuación independiente-mente del
actor; y por otro lado, el ju-gador interactúa contra la mente deotra persona que,
aparentemente, pien-sa como él, es decir, de forma racional,y que por tanto actúa
también con pen-samiento racional estratégico.La Teoría de Juegos impone la
necesi-dad de evitar el sesgo, mediante el aná-lisis racional, de las distintas
estrategiasposibles. Por otro lado, el conocimientoactual sobre psicología cognitiva
apun-ta hacia otro reto: junto con la necesi-dad de recopilar información sobre
lasestrategias en juego, es necesario al-canzar el máximo nivel de
comprensiónsobre las circunstancias en que nuestroadversario actúa, lo que añade
ade-más una dimensión social, cognitiva, fi-siológica y emocional al conflicto sub-
yacente. Vamos viendo, por tanto, cada vez más claramente, cómo la Teoría de
Juegos es una rama de las Ciencias Sociales y de las Ciencias del Comportamiento,
que estudia la toma de decisiones es- tratégicas. Otro de los postulados que se
pueden extraer del discurso sobre la Teoría de Juegos consiste en considerar que
im- portará más lo que hagamos creer a los demás que somos capaces de hacer,
que el hecho de que efectivamente se- amos capaces o no de hacerlo. En la
situación de juego lo que importará re- almente será que tengamos la capaci- dad o
no para hacerlo creer. Esto, a su vez, será lo que de verdad considere y valore el
adversario. Será la apariencia, y no la realidad subyacente, lo que el adversario
«verá» y valorará para su co- rrespondiente toma de decisión. En el contexto de la
negociación, la capa- cidad de convencer al interlocutor jue- ga un papel crucial,
que va más allá del propio «tablero de juego», para influir en la toma de decisiones
del adversario so- bre las alternativas propuestas. Un aná- lisis detenido de los
factores que influ- yen en la capacidad de convicción de las personas es, en este
sentido, una he- rramienta de indudable valor en todos estos procesos. En las
situaciones de juego, el nivel de complejidad aumenta conforme el mar- co
estratégico de interacción presenta una menor definición. Hay situaciones
complejas en las que tomar una deci- sión se convierte en un acto progresi- vamente
más complicado de realizar. Sobre todo, cuando nuestras decisiones van a provocar
reacciones del otro que Indivisa, Bol. Estud. Invest., 2005, n.º 6, pp. 37-67 ISSN:
1579-3141 56 Javier Herrero Martín y Juan Ignacio Pinedo
pueden cambiar sustancialmente nues-tro entorno así como los escenarios enlos
que nos movemos, con consecuen-cias que pueden llegar a ser franca-mente
significativas. Es decir, cuandonos encontramos frente a estrategiasque ya no son
dominantes.Es ahí donde debemos profundizar mássólidamente en nuestro análisis
de las si-tuaciones que pueden provocarse connuestras posibles decisiones. Es
como ju-gar al ajedrez, donde nuestra decisión yel movimiento que por tanto
hacemosprovocan una reacción del otro, que asu vez le hace hacer un movimiento
derespuesta, movimiento que junto al nues-tro ha cambiado sustancialmente nosólo
la situación actual, sino también asu vez nuestras mutuas decisiones futu-ras. Es
decir, habrá decisiones que po-dríamos haber adoptado antes del mo-vimiento que
hagamos, pero quedespués ya no será posible hacerlo, tan-to por nuestro propio
movimiento comopor la reacción del otro. Un aspecto importante de la Teoría
deJuegos y que nos presenta una inquie-tante paradoja es que uno puede bus-car
su mejor opción o resultado indivi-dual, y encontrarse en cambio en unasituación
peor que la que hubiera teni-do si hubiese bajado sus expectativasde ganancia, y
haber optado por un re-sultado individual inferior. Un ejemplo deello es la situación
de juego expresadaen el Dilema del Prisionero.Nos encontramos con dos posibles
de-lincuentes que han sido detenidos por lapolicía. Ésta no tiene pruebas determi-
nantes para culpabilizarles. Entonces seles ocurre una curiosa estratagema. Ve-
amos. A cada uno de ellos se les dice se-paradamente que se les va a retenerun
año con el fin de poder encontrarpruebas de su culpabilidad, aunquemuy
probablemente no se encuentren,por lo que se verán libres en ese mo-mento. Pero
pasarán un año en la cár-cel. Sin embargo, si colaboran y deciden denunciar al otro,
entonces quien lo haga se verá libre de manera inmedia- ta, mientras el denunciado
tendrá que pasarse diez años en la cárcel. Si los dos se denuncian entre sí,
entonces pasa- rán cinco años entre rejas. Por lo tanto nos encontramos con varias
posibilida- des. Veámoslas. (Tabla 1) Ambos delincuentes posiblemente ter- minan
denunciándose mutuamente, por lo que el escenario más probable es que ambos
se pasen los siguientes cinco años en la cárcel en lugar del año que les hubiera
correspondido si hubiesen actuado más sensatamente. Lo que a su vez nos lleva a
otra cues- tión mucho más inquietante: la bús- queda del bien personal, la mejor op-
ción individual, salir libre de manera inmediata, tiene como consecuencia, cuando
los dos actúan de manera idéntica, la de lograr la tercera mejor opción para ambos
de las cuatro op- ciones posibles. Por tanto la búsqueda de su mejor op- ción por
parte de los distintos individuos Indivisa, Bol. Estud. Invest., 2005, n.º 6, pp. 37-67
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Humano Preso n.º 2 no denuncia Preso n.º 2 denuncia Preso n.º 1 no denuncia 1
año / 1 año 10 años / libre Preso n.º 1 denuncia Libre / 10 años 5 años / 5 años
Tabla 1
zar el beneficio individual, y sin tener encuenta los resultados globales para todoel
segmento, el mercado, la sociedad,etc., son malas en su conjunto, no opti-mizando
los resultados globales para elgrupo, ni los particulares para dicho in-
dividuo.Quienes toman sus decisiones de ma-nera racional e individual,
buscandoproteger y maximizar sus intereses, ac-túan como hemos visto para
obtenerno los mejores resultados que se pue-den obtener a nivel colectivo, sino
losmejores que él pueda obtener; pero asíestamos alcanzando una solución indi-
vidual. Cuando las decisiones se coor-dinan y se establecen acuerdos de co-
laboración para establecer estrategiascomunes, que busquen maximizar
losresultados globales, de todos nosotros,compartiéndose ganancias, el acuer-do
al que se llega se llama solución co-operativa.Por tanto, para el conjunto de la socie-
dad es bueno que cada uno actúepensando sencillamente en maximizarel resultado
conjunto, aunque ello, enprincipio, no vaya tan favorablementeen busca de la
maximización de su re-sultado individual. Aunque en no pocasocasiones, y como
nos enseña el dile-ma del prisionero, y ya hemos apunta-do anteriormente, ir a
buscar nuestramejor opción y nuestro mejor resultadotiene como consecuencia
tener queconformarnos con un resultado medio-cre, inferior al que hubiéramos
obteni-do si hubiéramos pensado en el bien detodos, y haber rebajado nuestras ex-
pectativas y ambiciones individuales.
Conclusiones
Al trabajar con la Teoría de Juegos ve-mos que podemos extraer algunas con-
clusiones que pueden ser útiles para elproceso de análisis, planificación estra-tégica
y toma de decisiones de una per-sona. Así, nos damos cuenta que es con-veniente
actuar basándonos en elestablecimiento inicial de propósitos yobjetivos claros y
determinantes a con- seguir, es decir, de necesidades e inte- reses, y no comenzar
a actuar movidos por el recelo y la desconfianza, ni por posiciones de uno y las de
otro. Debe- mos satisfacer intereses y necesidades concretas, y solucionar
problemas, pero no defender ni atacar posiciones. Debemos asimismo cuestionar y
evaluar adecuadamente nuestras suposiciones sobre la otra parte. Debemos hacer
el esfuerzo de procurar entender de la me- jor manera posible las actuaciones,
comportamientos, palabras, mensajes, gestos, etc., de la otra parte, y no de la peor
manera posible, como solemos ha- cer habitualmente. Debemos examinar el tema
de la con- fianza y desconfianza desde la pers- pectiva de las dos partes, teniendo
siem- pre presente que es mucho más fácil destruir la confianza que crearla. Todo
el esfuerzo y tiempo empleados para cons- truir la confianza pueden verse perdidos
en un solo instante. La confianza pue- de perderse en un momento, y es muy difícil
volver a recuperarla. Nos debemos preocupar más por el lar- go plazo que por las
ganancias en el corto. Muchas veces, y así lo podemos constatar en la vida diaria,
la ganancia a largo exige renuncias a corto, de la misma manera que obtener
ganancias a corto puede hipotecar seriamente las ganancias a largo plazo. No
debemos perder en ningún momento nuestro ho- rizonte del largo plazo, y asimismo
no dejarnos seducir por unas rápidas y fá- ciles ganancias a corto. Sin embargo, la
dinámica hoy día exige una gran atención al corto. Esto supone un mayor Indivisa,
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Estratégico, Teoría de Juegos y Comportamiento Humano
esfuerzo de velar por el largo plazo, yaque, a fin de cuentas, el corto es ciertoque
supone la rentabilidad ahora, peroel largo supone no sólo la rentabilidadfutura, sino
también la supervivencia.Debemos mostrarnos amables con laotra parte y
preocuparnos por desarro-llar estrategias que busquen la coope-ración y la
colaboración con la otra par-te. Vemos que ya no se trata muchasveces del juego
suma-cero, o del gano-pierdes, sino que podemos convertirloen un gano-ganas, en
un juego desuma-no-cero. Es decir, podemos am-pliar nuestro trozo de la tarta no
a ex-pensas del trozo del otro, sino haciendoque la tarta fuera más grande, con
loque ganamos más ambos. ¡Y no sabe-mos bien la cantidad de veces que,
sindarnos cuenta, la tarta puede hacersemás grande!Debemos mantener nuestra
menteabierta a la gran cantidad de cambiosque se producen tanto en el
entornocomo en la otra parte, sobre todo en loreferente a valores, actitudes, conduc-
tas, etc. Por ello, debemos estar dis-puestos a intentar comprender los cri-terios
aplicados por la otra parte,debemos intentar conocerle mejor envez de rechazarle y
volver a jugar porposiciones. Debemos intentar entendersus propios intereses y
necesidades que,como nosotros, también busca satisfa-cer. Debemos pensar que
es una per-sona como nosotros que se encuentraen una situación que bien pudiera
ha-ber sido al revés, y estar nosotros en sulugar y él en el nuestro. Por ello, debe-
mos intentar entenderle y, sobre todo,no personalizar en él los problemas
quedebemos resolver.La experiencia nos enseña que a cortoplazo suelen ganar las
estrategias ego-ístas, pero a medio y largo plazo suelenganar las estrategias
colaborativas.Además, las primeras dañan las rela-ciones personales mientras que
las se-gundas las refuerzan, lo que condicio-na significativamente nuestras
futurasconductas y acuerdos en el medio y lar- go plazo. Además cuando volvamos
a estar de nuevo en el futuro con la otra parte, estaremos ambos en una mejor
posición de relaciones, y además ya ha- bremos demostrado los dos que pode- mos
superar nuestros conflictos y ganar ambos. Una estrategia muy útil en muchas cir-
cunstancias es la ley del Talión, o del « ojo por ojo ». Entre sus características fi-
guran las siguientes: debemos empezar siendo colaboradores en nuestra pri- mera
jugada, decisión, comportamien- to o acción; después iremos repitiendo las jugadas
o comportamiento del otro, colaborando si colabora o mostrándo- nos egoístas si el
otro lo ha sido; no de- bemos actuar con rencor ni con ven- ganza, en el sentido de
si el otro en situaciones anteriores no ha colaborado o su comportamiento ha sido
egoísta, pero después cambia y muestra actitu- des positivas, entonces nosotros
actua- remos igualmente de manera positiva, y en ningún caso le pasaremos factura
alguna por sus comportamientos nega- tivos anteriores; y también parece ser una
forma de actuar justa, ya que en el fondo le doy lo que él me da, no ca- yendo ni en
la pasividad de poner la otra mejilla, ni en la intransigencia. Las interacciones entre
las personas pue- den ser básicamente de dos tipos: o bien simultáneas, esto es,
ambos actúan a la vez, como en el dilema del prisionero; o bien consecutivas, esto
es, primero uno y después otro, como en el ajedrez. Si nos encontramos con
interacciones de tipo consecutivo, debemos recordar una regla que nos puede ser
de gran utili- dad, la de mirar hacia delante y razo- nar hacia atrás, que en el fondo
es lo Indivisa, Bol. Estud. Invest., 2005, n.º 6, pp. 37-67 ISSN: 1579-3141 60 Javier
Herrero Martín y Juan Ignacio Pinedo
Perspectivas actuales y
Planteamientos futuros
Hasta aquí hemos intentado definir un escenario en el que las personas ponen a
prueba sus capacidades para pensar y encontrar resultados positivos como fruto de
la aplicación estratégica de sus razonamientos. La Teoría de Juegos, sin embargo,
se ha mostrado débil bajo ciertas condiciones de interacción en las que las personas
no reaccionan ante las diferentes posibilidades estratégicas tal y como un sistema
de procesamien- to de base racional podría esperar. En estas situaciones, los
individuos ponen en juego no sólo sus capacidades de pensamiento analítico y
racional sino otros componentes tales como las ex- pectativas subjetivas, las
creencias o los sesgos emocionales. Los supuestos bá- sicos de la relación
estratégica en Teo- ría de Juegos suponen que las personas valoran su nivel de
actuación en térmi- nos de la manera en que construyen creencias sobre lo que los
demás pue- den hacer (pensamiento estratégico), para elegir la estrategia que más
se ajus- te a cada situación (proceso de opti- mización) y, en sucesivas
interacciones, ajustar el comportamiento hasta que se Indivisa, Bol. Estud. Invest.,
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Juegos y Comportamiento Humano
alcanzan los posibles estados de equili-brio. Claro está que lo que se esperatanto
de uno como de otro es que elcomportamiento sea racional, lo quesignificaría la
posibilidad de asignar pro-babilidades a cada elección para de-terminar cuál es la
más realista en el pla-no de actuación.Pero la realidad denota que no es así.Como
ya comentamos anteriormente,el comportamiento humano obedece amúltiples
factores interrelacionados. Lostrabajos de Shubik y colaboradoresplanteaban ya
cómo las personas secomportan de manera irracional inclu-so una vez superados
los límites lógicosde la racionalidad al sobrepasar en eljuego de la subasta del dólar
el límiteobjetivo de la descompensación entrela mayor pérdida y la menor
ganancia.Estas situaciones, por cierto, tienen lu-gar en un contexto social, en el que
de-terminados argumentos subjetivos quetienen que ver con un personal senti-
miento de competitividad empañan lavisión racional de dónde se debe po-ner límite
en una apuesta.Por su parte, dos economistas estadou-nidenses, John
Geanakopouolos, y BarryNalebuff, ambos de la Universidad deYale, plantearon una
situación que re-flejaba de manera gráfica las claras li-mitaciones que determinados
factoresde comportamiento humano imponena la definición estratégica de la
Teoríade Juegos. En una ocasión a la salidadel aeropuerto cogieron un taxi. Mien-
tras transcurría el trayecto decidieronque sería para ambos una ventaja com-petitiva
negociar el precio del mismo alllegar al punto de destino, pues el con-ductor no
tendría más remedio que ate-nerse a lo que sus pasajeros considera-sen justo. Lo
que ocurrió entonces fueque el sentido de la justicia del taxistafue diferente y se
enfadó de manera os-tensible al oír la contraoferta de sus clien-tes, con lo que, sin
llegar a parar, les de-volvió de nuevo al punto de partida enel aeropuerto.
Experiencias como éstaponen de manifiesto la influencia de las variables
emocionales y de pensa- miento irracional y subjetivo que, en nu- merosas
ocasiones, intervienen en las si- tuaciones de juego estratégico. En este contexto,
aparece, a mediados de la década de los 90 la Teoría del Dra- ma, de la mano de
investigadores como Nigel Howard, Peter Bennett, Morris Brad- ley, Jim Briant
(Sheffield Hallam Univer- sity); Hugh Miall (Lancaster University) y Steven Brams
(New York University). Poco a poco va abriéndose camino como factor decisivo un
elemento que hasta la fecha no se le había concedido una gran importancia en los
análisis basa- dos en Teoría de Juegos y toma de de- cisiones: la actitud personal
y el com- portamiento individual, movidos por los sentimientos y por las emociones,
que hacen tomar decisiones y adoptar ac- ciones que, en principio, parecen fuera
de toda lógica, y que por tanto no eran previsibles. La Teoría del Drama plantea
cómo los ju- gadores que intervienen en una situa- ción estratégica que no es de
suma cero (algo que suele ocurrir con relativa frecuencia), han de redefinir sus posi-
ciones así como el escenario estratégi- co a medida que se desarrolla la inte- racción
en el juego, de manera que el desenlace del enfrentamiento entre am- bos siempre
tendrá un cierto carácter diferenciado de la situación de partida, tanto si existe
acuerdo como si inter- media la situación de conflicto. En la dinámica del juego
dramático, la redefinición estratégica de las situacio- nes plantea cómo las
posibilidades de reparto y de obtención de estrategias de éxito están mediatizadas
por ele- mentos subjetivos como las creencias Indivisa, Bol. Estud. Invest., 2005, n.º
6, pp. 37-67 ISSN: 1579-3141 62 Javier Herrero Martín y Juan Ignacio Pinedo
personales o las emociones. Por ello, ala hora de intervenir, es oportuno refle-xionar
sobre la necesidad de buscar so-luciones de ganancia compartida, enlas que no
sólo entren en juego los plan-teamientos lógicos y racionales de lafase inicial sino
aquellas variables quedeterminan las tendencias de actua-ción de cada jugador.
Así, por ejemplo,de manera gráfica se podría plantearcómo sigue: supongamos que
apare-cen en escena dos hermanas que seencuentran con un par de kilogramosde
naranjas. Lo racional, lo lógico, seríarepartirse por igual las naranjas, un kilopara
cada una. A partir de aquí, lo queuna gana lo pierde la otra; si una se lle-va kilogramo
y medio, significa que laotra se lleva tan sólo medio kilogramo.Se trata de una
situación de gano-pier-des, o un juego de suma-cero. Ésta esla forma habitual de
abordar y resolvereste problema, y ambas partes termi-nan contentas por haber
alcanzadouna situación buena y justa, un kilo paracada una. Pero podemos
convertir estoen un juego de suma-no-cero, y hacerque el reparto sea un gano-
ganas.¿Cómo podemos hacerlo? Sencillo, pre-guntándonos por los intereses y
necesi-dades de cada una de ellas, no por lasposiciones. La negociación por
posicio-nes nos dice que a cada una la corres-ponde la mitad; la negociación por in-
tereses y necesidades se preguntaprimero para qué quieren las naranjas.Y aquí
surge la cuestión principal: unaquiere las naranjas para hacer zumo; laotra las
quiere para utilizar las cáscarasy hacer un buen pastel. Por tanto, am-bas se quedan
con dos kilogramos denaranjas cada una; una emplea las pul-pas y la otra emplea
las cáscaras. El ma-tiz crítico reside en que no se parte de unacuerdo por
posiciones, es decir, la mi-tad para cada una, sino de un acuerdoque satisfaga sus
respectivos intereses ynecesidades. Y además, ¿no es esto re-almente lo
verdaderamente importan-te de todo acuerdo, satisfacer los inte-reses y
necesidades de las partes? ¿No es realmente por ello por lo que nos sen- tamos a
negociar? Lo que aprendemos es que la satisfacción de uno no tiene por qué
significar el perjuicio del otro, sino que la satisfacción de ambos pue- de ser
perfectamente compatible. Junto con la Teoría del Drama, otros modelos
explicativos como la Teoría Comportamental de Juegos (Camerer, 2003) han venido
a reforzar el plantea- miento de que en la relación y la ne- gociación, la Teoría de
Juegos adole- ce de planteamientos válidos que justifiquen las decisiones
irracionales de las personas y, en particular, de aqué- llas que no han tenido ni
entrenamien- to previo ni feedback a medida que to- man decisiones. El modelo
expresado a través de la Teoría Comportamental de Juegos plantea cómo es
posible definir, explicar y predecir numerosas situacio- nes de juego en las que los
jugadores manifiestan preferencias de distinta in- tensidad sobre las estrategias a
emple- ar. A su vez, descripciones basadas en el análisis «paso a paso» de las
situaciones de juego, parecen ofrecer mejores re- sultados en la valoración de lo
que ocu- rre en la dinámica del juego que si nos basamos en conceptos circulares.
Esta idea, manifestada ya en el Modelo de Jerarquía Cognitiva de Selten (1998),
permitiría analizar cada paso de juego independientemente (cada momento de
decisión a lo largo de un juego) y asignar, mediante la generación de las apropiadas
funciones de respuesta va- lores determinados y estimativos sobre el grado de
atracción de cada una de las alternativas con objeto de asignarlas una probabilidad
determinada, lo que permitiría realizar juicios predictivos que, en definitiva,
expliquen el comporta- miento humano en la dinámica de jue- gos. Colin Camerer y
colaboradores han desarrollado, en este sentido, el mode- Indivisa, Bol. Estud.
Invest., 2005, n.º 6, pp. 37-67 ISSN: 1579-3141 63 Pensamiento Estratégico, Teoría
de Juegos y Comportamiento Humano
lo EWA («experience-weighted attrac-tion». Camerer and Ho, 1998, 1999)
quepermite analizar experimentalmente yrealizar tanto predicciones como ge-
neralizaciones de comportamiento re-feridas a las intuiciones psicológicas aso-
ciadas a situaciones de aprendizajereforzado. La medida en que los cam-bios en
las preferencias sobre la elec-ción de alternativas están mediatizadospor la
experiencia del individuo condi-ciona, a su vez, la probabilidad de elec-ción en
situaciones sucesivas. El mode-lo EWA se basa tanto en cómo larentabilidad de las
estrategias elegidases empleada para modificar la prefe-rencia por las futuras
elecciones y guiarel aprendizaje del individuo (aprendi-zaje reforzado), como en la
medida enque las personas construyen supuestosbasados en lo que los demás
harán pro-bablemente (más que en qué estrate-gias funcionarán mejor) y con ello
ac-tualizan sus creencias para cambiar suspreferencias sobre la elección de la es-
trategia más apropiada (aprendizajede supuestos o creencias)Nos podemos
encontrar con algo com-pletamente nuevo, con algo que atacatoda lógica y que es
contrario a las me-jores opciones que puede elegir el indi-viduo. No se trata de elegir
la mejor ju-gada posible en el escenario planteado,ni siquiera otras jugadas que
permitie-sen posibles ganancias más discretas.Se trata de elegir una jugada
motivadano por la razón, ni buscando un benefi-cio personal, grande o pequeño,
sinouna jugada dictada por los sentimien-tos que desafía la lógica, y que ademásde
no lucrar a quien la realiza, inclusopuede representarle un coste o daño,y desde
luego una desventaja mayor ala otra parte, precisamente a la parteque en principio
creía que iba a ganarmás al pensar que el otro iba a actuarcon razonamiento y con
lógica. A partir de los postulados expresados en modelos como la Teoría del Drama
o la Teoría Comportamental de Juegos, es preciso considerar que hay situaciones
y personas que pueden no actuar con lógica y que en vez de hacer una elec- ción
de la posibilidad menos mala para ellos, eligen precisamente la mala, con el
agravante de que para la otra parte supone colocarle en una posición peor aún que
la de partida. Y esto, que an- tes no se tenía en cuenta a la hora de plantearse
elecciones de posibles ac- ciones a emprender, buscando ante las posibles
elecciones que tenía el opo- nente, y por tanto las posibles acciones de respuesta
que iba a adoptar, nues- tras mejores posiciones futuras, era algo que había que
considerar como alter- nativas que pudieran producirse. Porque ambos modelos
teóricos tam- bién nos dicen que lo que es bueno para una parte también podría ser
bue- no para la otra parte. Ya no se trata de juegos de suma-cero, sino de juegos
de suma-no-cero. Es decir, en términos de negociación, ya no estamos ante si-
tuaciones de gano-pierdes, sino que po- demos estar en situaciones de gano-
ganas. Lo que es bueno para uno puede ser también bueno para el otro. Y esto nos
abre la puerta para la apli- cación de la Teoría de Juegos, Teoría del Drama o la
Teoría Comportamental de Juegos no sólo para el análisis y toma de decisiones,
sino también para su aplicación en el campo de las nego- ciaciones, y de la
armonización y con- jugación de intereses individuales y co- lectivos. Indivisa, Bol.
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Juan Ignacio Pinedo