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EL PAIS › LA CORTE SUPREMA EMITE HOY UN FALLO DONDE DEJA CLARO


QUE TODA MUJER VIOLADA TIENE POR LEY LA POSIBILIDAD DE UN
ABORTO NO PUNIBLE

Un derecho que ahora alcanza el supremo respaldo


El máximo tribunal firmará hoy una sentencia en la que busca terminar con la polémica
en torno de los abortos no punibles. Según pudo saber este diario, los jueces harán
hincapié en que ese tipo de casos no deben ser judicializados.

Por Irina Hauser

La Corte Suprema está a punto de dar un paso fundamental en la discusión que rodea al aborto: se dispone
a firmar hoy un fallo que apunta a dejar en claro que cualquier mujer tiene derecho a interrumpir un
embarazo que es producto de una violación y que no requiere ninguna autorización judicial para eso.
Todo indica que el tribunal dirá que esa posibilidad no se limita a las mujeres que sufren una discapacidad
mental y que no cabe otra interpretación del Código Penal. Esa es una de las tantas excusas –basadas en
una lectura restrictiva de la ley– con que se obstaculizan o rechazan los pedidos para detener la gestación
tras una situación de abuso sexual. Los jueces supremos vienen hace meses trabajando en esta sentencia
que, según anticipan sus allegados, promete dejar un fuerte mensaje tanto para los médicos y hospitales,
que a menudo se niegan a practicar abortos no punibles sin un expreso aval judicial, como para los jueces,
que suman escollos con resoluciones que ponen en duda las excepciones legales que permiten abortar.

Los últimos años ofrecen una larga lista de mujeres, muchas de ellas niñas y adolescentes, que se vieron
enredadas en un laberinto judicial ante la negativa de las instituciones públicas de salud a realizarles un
aborto no punible. En una de esas historias se basará la Corte Suprema. Es la de A. G., una chica de
Comodoro Rivadavia que tenía 15 años cuando denunció que fue violada por su padrastro, un suboficial
de la policía de Chubut. En primera instancia, una jueza de familia había rechazado autorizar la
interrupción del embarazo con el argumento de defender la vida del feto, decisión que fue confirmada por
mayoría de la Cámara de Apelaciones de Comodoro Rivadavia. En marzo de 2010, la Corte Suprema de
Chubut revirtió ese criterio en forma contundente y sostuvo que se trataba sin duda de uno de los casos de
aborto que habilita el inciso 2 del artículo 86 del Código Penal. “La interpretación restrictiva” de ese
inciso, dijo el tribunal chubutense, “implica atribuir a las mujeres actos heroicos que el derecho no puede
imponer”. Aquel fallo encomendaba que el hospital regional u otro centro de salud realizaran la
intervención cuanto antes. Finalmente, A.G. –que sufrió una fuerte depresión tras la violación por la que
quedó embarazada– pudo acceder al aborto. Un defensor oficial de menores llevó el caso a la Corte
Suprema nacional, invocando el “derecho del niño por nacer”.

El máximo tribunal entendió que estaba frente a la posibilidad de aprobar una sentencia que representara
un caso testigo, que zanjara las diferencias de interpretación sobre los alcances del artículo 86, que aún
conserva la redacción de cuando se aprobó el Código Penal en 1921. Lo mismo interpretó una decena de
organizaciones de la sociedad civil y de instituciones internacionales que trabajan en salud sexual y
reproductiva, que se presentaron como amigos del tribunal (amicus curiae) para impulsar una lectura
amplia de la norma. Lo que la mayoría viene advirtiendo hace años es que la judicialización sólo favorece
la lógica de que quienes tienen recursos pagan una aborto seguro en forma privada y quienes no tienen
terminan poniendo en peligro su vida o asumen situaciones indeseadas o dañinas para su salud física y
psíquica.

El inciso 2 de aquel artículo dice que el aborto no es punible “si el embarazo proviene de una violación o
de un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente”, afirmación que los jueces con
frecuencia han optado por interpretar como que ante una violación la interrupción de la gestación sólo se
le puede realizar a una mujer con discapacidad mental. Por eso, ante la duda y/o la interposición de las
creencias personales, los profesionales de la salud muchas veces optan por fomentar la judicialización.
Esta actitud se repite incluso ante abortos terapéuticos que el inciso 1 prevé “con el fin de evitar un
peligro para la vida o la salud de la madre y si este peligro no puede ser evitado por otros medios”.

El fallo de la Corte estaba prácticamente terminado ayer a última hora, y según pudo saber Página/12 a
través de dos importantes fuentes del tribunal, sería unánime (lo que no quita que algunos de los jueces
redacten sus propios votos), a menos que haya cambios de último momento. El pronunciamiento pretende
dejar sentado que la única traducción posible de la norma penal que está vigente es que ninguna mujer
necesita autorización de un juez para lograr que un hospital o centro de salud le realice un aborto si quedó
embarazada como resultado de una violación. Confirmará así el fallo de la Corte de Chubut y seguirá
parte de su línea argumental, pudo saber este diario. Al referirse al derrotero judicial al que se empuja a
mujeres que reclaman abortos contemplados por la ley, ese tribunal advirtió que “es una carga adicional”
y “una vulneración de su derecho”. A los médicos les advertía que “el cumplimiento de las normas
jurídicas es un deber del profesional”.

Del fallo supremo que saldría hoy se desprendería que no hace falta ninguna nueva ley para definir los
abortos no punibles, pero no entrará en la discusión sobre la posibilidad de legalizar el aborto en general,
una batalla que se libra en el Congreso. Aun así, la decisión suprema colabora en despejar el camino hacia
la despenalización, ya que ayudará a que el debate no se distraiga o derive a modificar la tipificación de
los abortos permitidos en el Código. Podría ayudar también a que se apliquen protocolos claros para la
atención de abortos no punibles o que se apliquen los existentes.

En la Corte parecen haber tomado nota también de que la Argentina todavía no dio respuestas en
cumplimiento del dictamen del Comité de Derechos Humanos de la ONU por el cual el Estado fue
intimado, en mayo del año pasado, a “tomar medidas” para eliminar los obstáculos que impiden el acceso
a los abortos contemplados por la ley. El plazo vence el mes que viene. El CDH se pronunció sobre el
reclamo de la mamá de L. M. R, una adolescente de 19 años que tenía una edad mental de 10 en 2006,
cuando fue violada por un familiar y quedó embarazada. La mujer pidió un aborto no punible en un
hospital de San Martín, pero una jueza lo impidió. Con apoyo de organizaciones de mujeres, accedió al
aborto en una clínica privada. La CDH dijo que la chica había sido víctima de una “injerencia arbitraria”
del Estado.

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