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SOCIALISMO UTÓPICO.

La revolución francesa llevó a la práctica algunas de las teorías ilustradas y


supuso el establecimiento de unos nuevos cimientos sociales, acabó con el
antiguo régimen y abrió una etapa de grandes cambios sociales, pero las clases
populares sintieron que no se llegó hasta el final en el proceso revolucionario, se
llevaron a cabo reformas políticas pero la injusticia económica y social seguía
latente. Se fue creando una conciencia popular promovida por los teóricos de la
recién nacida sociología que investigaban sobre cuáles eran las causas de la
desigualdad y como poder superarla. Saint Simón, Charles Fourier y Robert Owen
centraron sus esfuerzos en diseñar sociedades futuras exentas de desigualdad y
en pensar en formas de organización, estos pensadores retomaron el camino
emprendido por los utopistas anteriores como Tomás Moro, pero se distinguen de
estos en que aplicaron sus teorías en la medida de sus posibilidades y sentaron
las bases del socialismo moderno que luego fueron recogidas por los teóricos
marxistas y anarquistas.
Los pensadores de la época buscaron un modelo económico diferente, un sistema
más justo donde no hubiese tanta desigualdad social.
Fue dado el nombre de Socialismo Utópico a la teoría de los principales
pensadores del sistema económico socialista. Ellos desarrollaron sus ideas
sugiriendo cambios radicales, dando énfasis a una sociedad más justa, fraterna y
con igualdad social, aunque teóricamente ellos no supieron cómo llegar a su
objetivo de una forma asequible, más dejaron un análisis crítico de toda la
evolución de la economía capitalista
Los Socialistas Utópicos: Socialistas, porque sus ideas, por cuanto criticaban las
injusticas y las condiciones de explotación en la sociedad capitalista del siglo XIX,
trazaron posiciones económicas y políticas que apuntaban al fin de la explotación
del hombre por el hombre. Utópicos, en el sentido que vislumbraban un orden
social ideal, no realizable en las condiciones concretas en que Vivian.
Robert Owen (1771-1858)
Robert Owen era un industrial de éxito que inició una serie de proyectos
reformistas, se centró en la práctica más que en la teoría, en el Reino Unido
durante la primera mitad del siglo XIX las condiciones de vida de la clase obrera
eran terribles, así que Owen que siempre se opuso al individualismo liberal intentó
mejorar las condiciones.
En Manchester dirigió una fábrica de quinientos obreros donde aplicó algunas de
sus teorías con éxito, más tarde estuvo al mando de una fábrica de hilados en
Escocia que alcanzó la fama mundial, ya que en la comunidad donde vivían los
obreros la conflictividad social era mínima, no se cometían apenas crímenes y no
existía ningún órgano represivo. Las condiciones de vida eran muy diferentes en la
fábrica de Owen de cómo lo eran en el resto, la jornada laboral era de diez horas y
media en vez de catorce, los obreros seguía recibiendo el mismo salario aunque la
producción disminuyera, si la fábrica cerraba por falta de trabajo los obreros
seguían recibiendo prestaciones. La clave de su éxito fue el papel central que le
otorgó Owen a la educación, los niños recibían educación gratuita desde los dos
años, estaba convencido de que el ser humano se construye con las
circunstancias que le rodean y que con una buena educación se podría llegar a
una sociedad más armónica y sin conflictos.
La experiencia de la fábrica de Ley Lanark en Escocia fue un éxito, sin embargo
no le convenció del todo ya que sentía como si fueran sus esclavos, en 1823
propuso un sistema de comunas para solucionar la conflictividad social reinante en
Irlanda entonces, realizó un diseño minucioso de cómo deberían ser las
comunidades y como organizar la sociedad, pero no fue bien recibido por las élites
económicas y políticas, además tuvo numerosos enfrentamientos con la Iglesia
por su carácter patriarcal, Owen también puede ser considerado un feminista,
consideraba que la igualdad de sexos era indispensable para una sociedad
igualitaria y denunciaba la institución del matrimonio y el carácter retrógrado de la
religión.
Owen pasó de ser un próspero empresario admirado mundialmente por su
filantropía a un visionario ignorado y calumniado por la prensa, se arruinó
intentando llevar a cabo un experimento comunista en Estados Unidos, al perder si
influencia en las élites se dirigió directamente a la clase obrera, en Inglaterra
alcanzó una influencia notable como sindicalista e impulsó numerosas reformas en
las condiciones laborales de la que destaca la limitación del trabajo de la mujer y
de los niños en las fábricas, tampoco abandonó sus aspiraciones comunistas y
desarrolló teorías sobre el cooperativismo.
Owen ejerció una gran influencia en los socialistas posteriores, es considerado
uno de los primeros comunistas y su compromiso con el ideal le causó numerosas
dificultades sobre todo al oponerse a la propiedad privada y a afirmar que era
posible una sociedad sin propietarios y sin intermediarios. También tuvo
repercusión sus teorías sobre educación que fueron recogidas por los pedagogos
libertarios posteriormente. Entre los pensadores a los que influyó se pueden
destacar a Engels, Marx, Proudhon y Bakunin, principalmente Owen sería más
cercano al anarquismo ya que no consideraba necesario el papel del Estado en la
sociedad.
Robert Owen puso en práctica sus medidas socialistas, creo una especia de
colonia modelo: jardines de infancia, redujo la jornada de trabajo, mantenimiento
del empleo y salario, incluso en situaciones de crisis.
- Confirmo que la filantropía no disminuía la distancia entre ricos y pobres; de ahí
su perspectiva comunista. Owen tuvo la idea de reformar la sociedad removiendo
la propiedad privada.
Participación en movimientos sociales y lucha para el progreso de la clase
proletaria: Limitación del trabajo de la mujer y la niños en las fábricas; creación de
cooperativas de producción y consumo ("el comerciante y el fabricante no son
indispensables").
Predominaban, en sus teorías:
- La reiteración de las ideas de la Revolución Francesa: Imperio de la razón y de la
justicia eterna.
- Instauración de un estado racional, capaz de ajustar la sociedad a los
dictámenes de la razón.
- La constatación de que las instituciones sociales y políticas reales no
correspondan a las idealizadas por los revolucionarios burgueses.
- La idea que las injusticias serian corregidas si apareciese un genio capaz de
convencer a los hombres sobre la verdad, al fin descubierta.
- Tomar la iniciativa para la solución de los problemas sociales y traducirlos en
experiencias que pudiesen servir de modelo para un sistema más perfecto de
orden social.
Owen llegó a la convicción de que era necesario reorganizar la sociedad sobre loe
principios del trabajo colectivo y de la propiedad social. Al régimen capitalista
contraponía una sociedad racional concebida como federación libre de pequeñas
comunidades socialistas autónomas. Owen intentó llevar a la práctica sus ideas.
En 1824 se traslada a América donde organiza la colonia “Nueva Armonía” (1825-
1828). Después de cuatro años de experimentos fracasados, Owen regresa a
Inglaterra y en 1839 intenta otra vez dar vida a la idea de les comunidades
autónomas organizando en su país la colonia “Harmony Hall” (existió hasta 1845).
A comienzos de la década de 1830-1840, Owen pone grandes esperanzas en la
actividad de los sindicatos, de las cooperativas y de los mercados de cambio.
Consideraba que el valor de cada mercancía ha de determinarse en horas de
trabajo humano indispensable para producirla. En unidades “naturales” de trabajo
ha de calcularse, asimismo, el salario del obrero. De estas tesis infería Owen la
conclusión utópica acerca de la posibilidad de garantizar al obrero “la parte justa”
del producto de su trabajo transformando el sistema monetario (introducción de
recibos especiales “dinero de trabajo”). El bazar que organizó en Londres (1832)
aceptaba mercancías tanto de individuos como de cooperativas. Los tasadores
calculaban el valor de la materia prima y la cantidad de tiempo de trabajo
necesaria para elaborar la mercancía. En consonancia con ello, el vendedor
recibía bonos en “horas de trabajo” y, por los bonos, tenía derecho a recibir del
almacén mercancías cuyo valor se hallaba establecido según el procedimiento
indicado. El bazar despertó el interés de los obreros agrupados en las
cooperativas de Londres, y a su alrededor empezaron a surgir cooperativas de
producción. Pronto, no obstante, afloraron las contradicciones internas de la
organización del cambio en un régimen de producción espontánea, sin planificar.
Los artículos de mucho uso se agotaban rápidamente y los otros quedaban largo
tiempo almacenados. La desproporción entre las compras del bazar y las ventas
fue creciendo. En 1834, hubo que liquidar el bazar. Owen confiaba en poder
transformar la sociedad mediante la instrucción y la educación. En solicitud de
ayuda para llevar a práctica sus ideas, Owen se dirigió más de una ocasión a
personajes reaccionarios (Matternich, Nicolás I y otros). Los proyectos y ensayos
de Owen para trocar en realidades las ideas socialistas se fundaban en el sueño
utópico de que la sociedad capitalista puede transformarse en socialista “sin tener
en cuenta un problema tan fundamental como el de la lucha de clases, el de la
conquista del poder político por la clase obrera, el del derrocamiento del dominio
de la clase de los explotadores” (V. I. Lenin). Al mismo tiempo, Owen hizo una
crítica, para su tiempo brillante y profundo, del capitalismo. Durante 40 años
estuvo al servicio de la clase obrera y propagó las ideas del comunismo aunque
en forma utópica. Fue el primero en formular la idea de la legislación fabril y de la
protección del trabajo, y el primero en luchar por tal idea. Owen es el único de
todos los grandes utopistas que intentó ligar —aunque partiendo de una teoría
insuficiente y por ello sin éxito- el problema de la transformación socialista con el
movimiento de la clase obrera. “Todos los movimientos sociales, todos los
progresos reales registrados en Inglaterra en interés de los obreros, van asociados
al nombre de Owen”, escribió Engels en el “Anti-Dühring”. Con pleno derecho
ocupa Owen un lugar entre los grandes pensadores y hombres de acción que
fueron los precursores del comunismo científico.
MARXISMO

El marxismo es el modelo teórico explicativo de la realidad compuesto


principalmente por el pensamiento desarrollado en la obra de Karl Marx,
economista, filósofo y periodista revolucionario alemán de origen judío,1quien
contribuyó en campos como la sociología, la economía, el derecho, y la historia; y
así como también la serie de pensadores que complementan o re-interpretan este
modelo, tradición que va desde el co-editor de Marx, Friedrich Engels, hasta otros
pensadores como Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo, Gramsci o Lukács. Por lo
tanto es correcto hablar de marxismo como una corriente del pensamiento
humano.

Erradamente se asocia la palabra "marxismo" al conjunto de movimientos políticos


y sociales que surgieron durante el siglo XX, entre los que destacaron
la Revolución Rusa, la Revolución China y la Revolución Cubana. Para estos
movimientos sociales el nombre correcto es "comunismo" o "socialismo". Es
incorrecto plantear estos movimientos como sinónimo de "marxismo" porque ni
todo su componente humano ni toda su doctrina política se basó en el marxismo
como tal.

Los componentes centrales del modelo teórico explicativo marxista son


esencialmente cuatro elementos: En primer lugar el concepto de «lucha de
clases», que es formulado por primera vez en el Manifiesto comunista y que
progresivamente se va transformando en el método de análisis de la historia
humana en torno al concepto de «clase social», «contradicción» y «división social
del trabajo», este método está a la vez basado en la mecánica hegeliana
comúnmente llamada como «dialéctica» (aunque en términos estrictamente
hegelianos se trata de una «lógica ontológica», modelo que a la vez sobrepasa al
concepto hegeliano de dialéctica). Curiosamente, Marx nunca especificó en una
obra en particular cuáles eran los límites globales de este método, ni cuál era el
concepto que él tenía de dialéctica, sin embargo se cita Prólogo de la Crítica de la
Economía Política de 1859 como su formulación más precisa.

El segundo punto central del modelo teórico marxista es la crítica a la economía


capitalista, el cual es desarrollado extensamente en su obra El capital, compuesto
por tres tomos oficiales y un cuarto tomo editado de manera póstuma bajo el
nombre de Historia crítica de la teoría de plusvalía; en esta obra Marx desarrolla
un modelo alternativo para calcular el concepto de «valor» de la economía
capitalista, basado en el «tiempo de trabajo socialmente necesario» para la
producción de «mercancías». Esta investigación tiene directas consecuencias
políticas, pues la hipótesis marxista probaría que en realidad la sociedad
capitalista se funda en torno al robo del trabajo humano a través del concepto de
«plus valor», legitimado en el estado de derecho a través de la propiedad privada
sobre los medios de producción y el libre usufructo de esas ganancias.

El tercer punto central es el concepto de «ideología» que es desarrollado por Marx


en sus primeros libros como La ideología alemana y que intenta explicar las
formas de dominación mental de la sociedad capitalista y su relación con la
composición económica de esta. Este concepto es abandonado por Marx para
centrarse por años en el análisis político, sin embargo vuelve a aparecer con
fuerza en su libro El capital bajo el concepto de «fetichismo de la mercancía», que
sería una forma de explicar la incapacidad psicológica de una persona de percibir
el «valor de uso» de una mercancía. Este concepto es extremadamente
importante porque describe todas las consecuencias de las formas de producción
de la vida dentro del capitalismo.

El cuarto punto central del modelo teórico marxista es el concepto de


«comunismo», el cual es una teórica y utópica sociedad humana que puede
sobrepasar los límites de la sociedad capitalista formada en la explotación
humana. Marx utilizó muchas veces la palabra, pero jamás explicó cuáles eran sus
alcances y características. Un análisis crítico de la obra de Marx demostraría que
él no hubiera estado dispuesto a describir algo que todavía no existe, por lo tanto
el significado de comunismo se encuentra en una síntesis, tanto como de los
problemas económicos fundamentales encontrados de manera explícita en El
capital, como un análisis de la crítica política-jurídica hecha por Marx a las
instituciones capitalistas.

Engels acuñó el término socialismo científico para diferenciar el marxismo de las


corrientes socialistas anteriores englobadas por él bajo el término socialismo
utópico. También se emplea el término socialismo marxista para referirse a las
ideas y propuestas específicas del marxismo dentro del marco del socialismo.

El objetivo que se propone es que los trabajadores tengan un acceso a los medios
de producción en forma institucionalizada; es decir, utilizando las instituciones
públicas del Estado para que los trabajadores obtengan medios de producción y
evitar que: «La burguesía vaya concentrando cada vez más los medios de
producción, la propiedad y la población del país. Reúne a la población, centraliza
los medios de producción (principalmente, las fábricas) y concentra en pocas
manos la propiedad».2

Marx no propone la abolición de la propiedad privada, lo cual es un mito


largamente extendido; lo que propone es la abolición del sistema de propiedad
burguesa; claramente mencionado en su Manifiesto comunista: «Lo que
caracteriza al comunismo, no es la abolición de la propiedad en general, sino la
abolición del sistema de propiedad burgués»3 ya que la burguesía viola la ley,
corrompe las instituciones u otros mecanismos legales para apropiarse de la
propiedad de los trabajadores; por ejemplo, el robo de tierras a indígenas.

Con el acceso a los medios de producción a los trabajadores, el marxismo


concluye que se lograra una sociedad sin clases sociales donde todos vivan con
dignidad, sin que exista la acumulación de propiedad privada sobre los medios de
producción por unas cuantas personas, porque supone que ésta es el origen y la
raíz de la división de la sociedad en clases sociales. Esto implicaría una enorme
competencia y eficiencia en la economía; además, el trabajador no se puede
explotar a sí mismo ni tampoco puede explotar a otro trabajador, porque tiene
también su medio de producción; lo que ocasionaría es que los trabajadores se
organizarían para crear empresas más grandes a través de asociaciones justas;
por tal motivo Marx expresa que «El precio medio del trabajo asalariado, es el
mínimo posible. Es decir, el mínimo necesario para que el obrero permanezca
vivo. Todo lo que el obrero asalariado obtiene con su trabajo, es pues, lo que
estrictamente necesita para seguir viviendo y reproduciéndose. Nosotros no
aspiramos en modo alguno, a impedir los ingresos generados mediante el trabajo
personal, destinados a adquirir los bienes necesarios para la vida». Y recalca en
su Manifiesto «Sólo aspiramos, a destruir el carácter ignominioso de la explotación
burguesa, en la que el obrero sólo vive para multiplicar el capital». Así entonces, el
trabajador o trabajadores serán dueños de sus propios negocios, iniciando un
elevado comercio; por esa razón en el Manifiesto especifica que «El comunismo
no priva a nadie del poder adquirir bienes y servicios».

Marx considera que cada país tiene sus particularidades y por tanto las medidas
para proveer a los trabajadores de medios de producción pueden ser diferentes y
que al principio parecerán que no son suficientes. Marx tiene en claro la ley de la
escasez, y por ende, la distribución de medios de producción en forma
institucionalizada y legal se dará poco a poco en una transición lenta pero efectiva;
por tal motivo concluye en su Manifiesto "(...) por medio de medidas, que aunque
de momento parezcan económicamente insuficientes e insostenibles, en el
transcurso del movimiento serán un gran resorte propulsor, y de las que no puede
prescindirse, como medio para transformar todo el régimen de producción
vigente".

En conclusión, Marx propone el uso de las instituciones del estado, como por
ejemplo, el uso de los impuestos para financiar la compra y distribución de los
medios de producción a los trabajadores, que al paso del tiempo formará un
mercado de competencia perfecta.

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