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Cortina - La Escuela de Franckfort (Cincel, 1985) PDF
Cortina - La Escuela de Franckfort (Cincel, 1985) PDF
SCHOPENHAUER
Y KIERKEGAARD:
1. ¿QUE ES FILOSOFIA? SENTIMIENTO Y PASION
EL HOMBRE Y SU MUNDO Manuel Maceiras Fafi&n
Manuel Maceiras 22. EL PENSAMIENTO
2. LA SABIDURIA ORIENTAL: DE NIETZSCHE
TAOISMO BUDISMO Luis Jiménez Moreno
CONFUCIANISMO 23. FREUD Y JUNG:
Tomás Gracia Ibars EXPLORADORES DEL
3. MITOLOGIA Y FILOSOFIA: INCONSCIENTE
LOS PRESOCRATICOS Antonio Vázquez Fernández
Angel J. Cappelletti 24. EL KRAUSISMO Y LA
4. DE LOS SOFISTAS A PLATON: INSTITUCION LIBRE
POLITICA Y PENSAMIENTO DE ENSEÑANZA
Tomás Calvo A. Jiménez García
5. ARISTOTELES: SABIDURIA 25. UNAMUNO, FILOSOFO
Y FELICIDAD DE ENCRUCIJADA
José Montoya y Jesús Conill Manuel Padilla Novoa
6. LA FILOSOFIA HELENISTICA: 26. ORTEGA Y LA CULTURA
ETICAS Y SISTEMAS ESPAÑOLA
Carlos García Gual P. J. Chamizo Domínguez
7. LA CULTURA CRISTIANA 27. HUSSERL Y LA CRISIS
Y SAN AGUSTIN DE LA RAZON
J. A. García-Junceda Isidro Gómez Romero
8. EL PENSAMIENTO 28. LOS EXISTENCIALISMOS:
HISPANOARABE: AVERROES CLAVES PARA SU
R. Ramón G uerrero COMPRENSION
9. TOMAS DE AQUINO: Pedro Fontán Jubero
RAZON Y FE 29. MARCUSE, FROMM, REICH:
Jesús García López EL FREUDOMARXISMO
10. DE OCKHAM A NEWTON: José T aberner Guasp
LA REVOLUCION DEL y Catalina Rojas Moreno
PENSAMIENTO CIENTIFICO 30. UN HUMANISMO DEL
Carlos Mínguez SIGLO XX: EL PERSONALISMO
11. EL RENACIMIENTO: A. Domingo Moratalla
HUMANISMO Y SOCIEDAD 31. LA PSICOLOGIA HOY:
E. García Estébanez ¿ORGANISMOS O MAQUINAS?
12. EL RACIONALISMO Y LOS Pilar Lacasa
PROBLEMAS DEL METODO y Concepción Pérez López
Javier de Lorenzo 32. EL ESTRUCTURALISMO:
13. EMPIRISMO E ILUSTRACION DE LÉVI-STRAUSS A DERRIDA
INGLESA: DE HOBBES A HUME Antonio Bolívar Botía
J. C. García-Borrón Moral 33. FILOSOFIA Y ANALISIS
14. LA ILUSTRACION FRANCESA. DEL LENGUAJE
ENTRE VOLTAIRE J. J. Acero Fernández
Y ROUSSEAU 34. CRITICA Y UTOPIA:
Arsenio Ginzo LA ESCUELA DE FRANKFURT
15. KANT O LA EXIGENCIA DIVINA Adela Cortina
DE UNA RAZON MUNDANA 35. LA CIENCIA
Mercedes Torrevejano CONTEMPORANEA Y SUS
16. HEGEL, FILOSOFO IMPLICACIONES FILOSOFICAS
ROMANTICO A. Pérez de Laborda
Carlos Díaz 36. LA ULTIMA FILOSOFIA
17. DEL SOCIALISMO UTOPICO ESPAÑOLA: UNA CRISIS
AL ANARQUISMO CRITICAMENTE EXPUESTA
Félix García Moriyón Carlos Díaz
18. MARX Y ENGELS:
EL MARXISMO GENUINO
Rafael Jerez Mir
19. COMTE: POSITIVISMO COORDINADORES:
Y REVOLUCION Carlos Díaz
Dalmacio Negro Pavón Manuel Maceiras Fafián
20. EL EVOLUCIONISMO: DE Manuel Padilla Novoa
DARWIN A LA SQCIOBIOLOGIA DIRECCION EDITORIAL
Rafael Grasa Hernández José Rioja Gómez
SERIE
HISTORIA D I LA FILOSOFIA
34 a^ss
CRITICA Y UTOPIA:
LA 1SCUELA DI FRANCFORT
ADELA CORTINA ORTS
Profesora titular de Filosofía del Derecho Moral
y Político en la Universidad de Valencia
PROLOGO DE
JAVIER MUGUERZA
Catedrático de Etica y Sociología
de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Madrid)
c¡n
C £l
EDITORIAL / f f 2.
CINCEL 4
P rim era reim presión: o ctu b re 1986
S egunda reim presión: febrero 1992
Apéndice...................................................................... 185
1. Texto co m en tad o ....................................... ... 186
2. Textos y cuestiones para su análisis ... ... 195
NOTAS
H e a q u í p o r q u é n u e s tr o p r in c ip io era: s e r p e s i
m is t a te ó r ic o y o p t i m i s t a p r á c tic o .
( H o r k h e im e r : 1976a, p. 70) •
Racional-teleológica...... + + + +
Racional-axiológica....... + + ■+ —
Afectiva ........................ + + -- —
Tradicional .................. + --- -- --
4.3.3. E l o ca so d el in d ivid u o
La ra z ó n su b je tiv a , a fu e rz a de q u e re r a s e g u ra r la
a u to c o n se rv a c ió n del su je to , h a lo g rad o su an u lació n .
Ig n o ram o s ya q u ién es el su je to de la razó n . U n su je to
elíp tico sin r o s tro se h a a d u e ñ a d o d e la escena, co n
v irtie n d o a se re s vivos e in e rte s en o b je to s, en cosas.
F re n te a él, el c iu d a d a n o de a p ie e x p e rim e n ta un
p ro fu n d o m a le s ta r, p o rq u e se sab e a sí m ism o com o
co sa s u je ta a las leyes d e u n a v o lu n ta d e x tra ñ a .
E l in d iv id u o , q u e em pezó a b o s q u e ja rs e e n la filo
so fía de S ó c ra te s, c o b ró en el c ris tia n ism o u n v a lo r
p e cu lia r. C reado a im agen y se m ejan z a de Dios, b e
n e fic ia rio d el sa crificio de C risto, su a lm a p o se ía u n a
lu z in te rio r q u e n u n c a p e rc ib ió el p e n sa m ie n to griego.
Precisamente, la noción de alma como luz interior,
como morada de Dios, surgió sólo con el cristianismo
y frente a ella toda la antigüedad resulta vacua y
fría. Frente a las enseñanzas y parábolas del evan
gelio, frente a las historias de simples pescadores
y artesanos de Galilea, las obras griegas más logra
das parecen nudas y desalmadas —pues les falta pre
cisamente aquella «luz interior»— y los personajes
prominentes de la antigüedad parecen inmaduros y
bárbaros.
( H o r k h e im e r , 1969, p . 146)
C o n e s ta s c é le b r e s p a la b r a s d ib u ja M a r x e n s u é p o c a
d e m a d u r e z (1 8 7 5 ) lo s c o n t o r n o s d e l r e in o d e la lib e r
ta d . E l d e s a r r o llo d e la s f u e r z a s p r o d u c tiv a s p e r m it ir á
p o r f in la e m a n c ip a c ió n f r e n t e a la n a tu r a le z a y , c o n
ella, el tránsito a la propiedad colectiva de los medios
de producción, así como el fin de la división del tra
bajo. Concluirán las relaciones de explotación, que han
recorrido la prehistoria humana, porque la sociedad
clasista carecerá de lugar y sentido. La doble emanci
pación —frente a la naturaleza y frente a las relacio
nes cosificadas— sentará las bases por vez prim era
para la realización del hom bre como ser social.
En la fase superior de la sociedad comunista el
proceso económico no regirá los destinos de los hom
bres. En su lugar, los productores libremente asocia
dos dirigirán el proceso económico y distribuirán su
fruto, atendiendo a las necesidades y exigiendo según
las capacidades. Ciertamente, la dirección no será con
flictiva porque los intereses de clase habrán desapa
recido. El hombre viejo habrá muerto y en su puesto
surgirá ese hombre nuevo, cuyos in tereses. son uni
versales.
Por último, la desaparición de la división del trabajo
traerá también consigo el fin de la división entre el tra
bajo intelectual y el manual, quedando superado ese
hombre unidimensional, ese productor imposibilitado de
realizar su esencia humana. Frente a él, surgirá en la
fase superior de la sociedad comunista ese hombre
total, realizado desde el trabajo pluridimensional. El
trabajo alienado ha sido superado en el reino de
la libertad.
Desgraciadamente, a fines del siglo xx ningún país
puede ufanarse de haber alcanzado el reino de la liber
tad. Y, lo que es peor, ninguno parece anunciar su ad
venimiento, porque hoy en día se presentan a la hum a
nidad una serie de riesgos que afectan a los mismos
intereses vitales: la carrera de armamentos, la difusión
de arm as nucleares, el empobrecimiento en los países
en vías de desarrollo y un largo etcétera son buena
m uestra de que tenía razón Bloch en pronosticar
para el futuro tal vez un pessimum en vez de un opti
mum. ¿Estamos, pues, legitimados para calificar de
utopía este cuadro marxiano de la Crítica al programa
de Gotha y para colgarlo en las paredes de algún
museo decadente?
Aunque la E scuela de F ran cfo rt ha hecho gala de
u n a gran aversión a las utopías positivas, no es menos
cierto que el m o to r de la teoría crítica ha sido, y
continúa siendo, la idea de una sociedad m ás racional.
H asta el p unto de que en el caso de H aberm as los
rasgos de esta sociedad em piezan a c o b ra r de nuevo
rasgos positivos. No parece b a s ta r a la racionalidad
con la negación del m al; tal vez necesite aventurar
ciertos rasgos de u n m undo m ás hum ano, siem pre que
sean tales que prevengan cualquier riesgo de absolu-'
tización.
En este o rden de cosas, desde las p rim eras obras
de H aberm as em pieza a perfilarse esa ya célebre situa
ción ideal de habla, idéntica a la com unidad ideal de
argum entación p ro p u esta p o r Apel, que nos perm ite
v islum brar los rasgos de una sociedad fu tu ra. ¿Nos
encontram os an te un a utopía irrealizable? ¿Ante un.
tratad o de paz, sellado —al estilo de Hegel— con un
m undo inhum ano? ¿Ante una idea regulativa, siguien
do la tradición kantiana? ¿Ante un fu tu ro necesario?
P ara d esp ejar tal cúm ulo de incógnitas nos vemos
obligados a em pezar por una ta re a m ucho m ás mo
desta: la de m o stra r cóm o se produce el paso desde
la Crítica del program a de Gotha a la Teoría de la
acción com unicativa; desde la utopía del tra b a jo a la
utopía de la com unicación.
Grados de
racionalidad Bajo Alto
de la acción
Y más adelante:
í. Texto comentado
A) Texto 1
(H aberm as)
B) Comentario de texto
A) Texto 1
Ciertam ente, respecto de los riesgos de la vida indivi
dual, es im pensable una teoría qué cancele, interpretán
dolas, las f a d ic id a d e s de la soledad y la culpa, la en
f e r m e d a d y la m uerte; las contingencias que dependen de
la com plexión corporal y m oral del individuo, y son insu-
prim ibles, sólo a d m iten elevarse a la conciencia com o
contingencias: ten em os que v ivir con ellas, p o r principio,
sin esperanza.
Por otra parte, en la m ism a m ed id a en que las imáge
nes del m undo pierden su contenido cognitivo, la m oral
es d e spojada de interpretaciones sustanciales, y form a
lizada. La razón práctica ni siquiera p u ede fundarse y a en
el s u je to trascendental; la ética com unicativa se aferra
sólo a las norm as básicas del discurso racional, a un
'factum de la razón' último, respecto al cuál, p o r cierto,
si no es m ás que un m ero factum que no a d m ite ulterio
res elucidaciones, no se advierte p o r qué dim anaría aún
de él una v irtu d norm ativa que organizara la autocom-
prensión del hom bre y orientase su acción.
En e ste punto p o d e m o s vo lv e r a nuestra pregunta inicial.
Si las imágenes del m u ndo han entrado en quiebra p o r el
divorcio entre sus ingredientes cognitivos y de integración
social, y si hoy los s is te m a s de interpretación destinados
a estabilizar el m u n do son cosa del pasado, ¿quién cum
ple entonces la tarea práctico-m oral de co n stitu ir la iden-
tidad del yo y del grupo? ¿Podría una ética universalista,
que ya no se asociara con interpretaciones cognitivas de la
naturaleza y de la sociedad: a) estabilizarse a sí m ism a
suficientem ente, y b) asegurar estructuralm ente las iden
tidades de individuos y grupos en el m arco de una socie
dad mundial? ¿O una m oral universal, de raigam bre cog-
nitiva, está condenada a convergir en una grandiosa tau
tología, en que una exigencia de la razón, su perada p o r el
proceso evolutivo, se lim ite a oponer a la autúcompren-
sión o b je tiv is ta del h om bre la vacía afirm ación de sí
m ism a?
(H a b erm as: 1975, p . 145)
B) Comentario de texto
1. Localización de la obra
en el conjunto de la producción del autor
El texto del que tratam os pertenece a la obra de
J. Habermas, Problemas de legitimación en el capita
lismo tardío, publicada en 1973. En nuestro trabajo
hemos situado este libro en la segunda época de la
producción haberm asiana, en la que se encuentran ya
muy claramente perfiladas algunas teorías que recibi
rán su más pleno desarrollo paulatinamente. Como,
por ejemplo, la teoría de la evolución social —profun
dizada en La reconstrucción del materialismo histórico
y en la Teoría de la acción comunicativa— y la ética
discursiva; también queda apuntada la teoría de la
acción comunicativa.
2. Estructura de la obra
La obra se propone averiguar —entre otras cosas—■
si el capitalismo ha cambiado verdaderam ente desde
la época de Marx, en el sentido de haber dejado atrás
las crisis como la. forma en que se produce el creci
miento económico. Puesto que la teoría marxiana de
las crisis no resulta ya eficaz en su aplicación al capi
talismo tardío, es necesario encontrar nuevos teoremas
sobre las crisis, que sustituyan a los establecidos por
Marx. La obra consta de tres capítulos.
A) Texto 1
Conforme la sociedad industrial empieza a tomar forma
bajo el mando del principio de actuación, su negatividad
inherente cubre el análisis filosófico: ...el gozo está sepa
rado del trabajo, los medios del fin, el esfuerzo de la
recompensa. Encadenado eternamente sólo a un pequeño
fragmento de la totalidad, el hombre se ve a sí mismo
sólo como un fragmento; escuchando siempre sólo el mo
nótono girar de la rueda que mueve, nunca desarrolla la
armonía de su ser, y, en lugar de darle forma a la huma
nidad que yace en su naturaleza, llega a ser una mera
estampa de su ocupación, de su ciencia. Puesto que fue
la civilización misma la que le «infirió al hombre moderno
esta herida», sólo una nueva forma de civilización puede
curarla. La herida es provocada por la relación antagó
nica entre las dos dimensiones polares de la existencia
humana. Schiller describe este antagonismo en una serie
de conceptos pareados: sensualidad y razón, materia y
forma (espíritu), naturaleza y libertad, lo particular y lo
universal. Cada una de las dos dimensiones es gobernada
por un impulso básico: el «impulso sensual» y el «impulso
de la forma» (...) la reconciliación entre los dos impulsos
debe ser obra de un tercer impulso. Schiller define a este
tercer impulso mediador como el impulso del juego; éste
es objetivo como la belleza y su meta es la libertad.
(...) «aquello que conduce a la libertad es la belleza».
El impulso del juego es el vehículo de esta liberación.
El impulso (...) es el juego de la vida misma, más allá
de la necesidad y la compulsión externa —es la manifes
tación de una existencia sin miedo y ansiedad—, y así, es
la manifestación de la libertad misma (...) En una civi
lización humana genuina la existencia humana sería juego
antes que esfuerzo y el hombre viviría en el despliegue,
el fausto, antes que en la necesidad.
Tal formulación sería un «esteticismo» irresponsable si
el campo del juego fuera uno de ornamento, lujo y fiesta
en un mundo de otro modo represivo. Pero aquí la fun
ción estética es concebida como un principio que go
bierna toda la existencia humana y sólo puede hacerlo si
llega a ser «universal».
( M a r c u s e : 1 9 6 8 a, p p . 175 y 178)
Cuestiones
¿De qué enferm edad hay que curar a la sociedad
industrial? ¿Cuál es el contenido esencial de la exis
tencia: trabajo o juego? ¿Por qué? ¿Qué rasgos ca
racterizan el juego? ¿Puede aparecer un sujeto libre
en el seno del reino .de la necesidad? ¿Aporta algo al
respecto la transform ación de la naturaleza por la
técnica en nuestra era de revolución tecnológica? ¿Es
posible la actitud erótica y lúdica ante la realidad?
¿No suponen ningún obstáculo el tiempo y la m uerte?
Compárese esta concepción de la vida como juego
con otras filosofías sem ejantes
B ) Texto 2
El escepticismo burgués, que el relativismo incorpora
como doctrina, es corto de luces. Pero su constante odio
contra el espíritu es algo más que un rasgo subjetivo de
antropología burguesa. Su motivo es que, una vez que el
concepto de razón se ha emancipado, tiene que temer que
su propia consecuencia deshaga el sistema actual de pro
ducción dentro del cual vive. Por eso se limita la razón.
Durante toda la era burguesa la idea de la autonomía
del espíritu ha sido acompañada por la reacción del auto-
desprecio de éste. El espíritu no se puede perdonar que
la constitución de lo existente que él dirige le impida el
desarrollo de la libertad contenido en su propio concepto.
El relativismo es la expresión filosófica de esta actitud;
no es necesario valerse contra él de ningún absolutismo
dogmático, la demostración de su estrechez lo deshace.
El elemento reaccionario estuvo siempre unido al rela
tivismo, por más que éste se las diera de progresista;
ya la Sofística fue la disponibilidad para los intereses
más fuertes. Una crítica a fondo del relativismo es modelo
de negación concreta.
(A d o r n o : 197 5 a, p p . 44 y 4 5 )
Cuestiones
¿Qué provoca el odio contra el espíritu por parte del
relativismo? ¿En qué sentido el escepticismo es una
traba para la emancipación de la razón? ¿Por qué la
limitación de la razón impide el desarrollo de la liber
tad? ¿Cómo realizar una crítica a fondo del relativis
mo? ¿Podemos encontrar hoy defensores del relativismo
y escepticismo? ¿Quiénes lo defienden y en nombre
de qué?
C) Texto 3
Pero la utopía ya no es la forma filosófica apropiada
de abordar el problema de la sociedad. Se ha llegado a
reconocer que las contradicciones del pensamiento no pue
den ser resueltas por la reflexión puramente teórica. Antes
bien, ello requiere un desarrollo histórico, del cual no
podemos evadirnos con el pensamiento. El conocimiento
no está relacionado sólo con condiciones psicológicas y
morales, sino también con condiciones sociales. Proponer
o describir formas político-sociales perfectas partiendo de
meras ideas carece de sentido y es insuficiente.
La utopía como coronamiento de los sistemas filosó
ficos es reemplazada, pues, por una descripción cientí
fica de las relaciones y tendencias concretas que pueden
conducir a un mejoramiento de la vida humana. Esto
trae vastas consecuencias para la estructura y el signi
ficado de la teoría filosófica. La filosofía moderna com
parte con. la antigua su confianza en las posibilidades de
la humanidad, su optimismo respecto de las conquistas
potenciales del hombre. La afirmación de que la humani
dad es, por naturaleza, incapaz de una vida buena o de
alcanzar la mejor organización social posible ha sido re
futada por los más grandes pensadores. (...)
Desde Platón, la filosofía jamás abandonó el idealismo
verdadero, a saber, que es posible instaurar la razón entre
los hombres y las naciones. Sólo se ha deshecho del
«falso» idealismo, según el cual es suficiente mantener en
alto el paradigma de la perfección sin detenerse a con
siderar cómo es posible alcanzarla. En la Epoca Moderna,
la fidelidad a las ideas supremas frente a un mundo que
les es contrario está asociada con el deseo lúcido de dis
cernir las condiciones bajo las cuales esas ideas pueden
ser realizadas en esta tierra. (...)
Debemos luchar para que la humanidad no quede des
moralizada para siempre por los terribles acontecimientos
del presente, para que la fe en un futuro feliz de la so
ciedad, en un futuro de paz y digno del hombre, no
desaparezca de la tierra.
( H o r k h e im e r : 1974 c , p p . 2 86, 287 y 2 8 9 )
Cuestiones
¿A qué tipo de razón se refiere H o r k h e i m e r cuando
dice que su instauración posibilitaría la felicidad hu
mana? ¿Crees que la razón tiene capacidad suficiente
como para llevar a los hombres a la felicidad, o nece
sitaría conectarse con otras facultades humanas? Aten
diendo al ambiente en que vivimos, ¿te parece que los
ideales utópicos tienen un buen caldo de cultivo? ¿Qué
favorece su crecimiento y qué lo obstaculiza? ¿Qué
relación guarda la filosofía con las utopías? ¿Qué con
diciones te parece que deberían cam biar en la sociedad
en que vivimos para llegar a una hum anidad feliz?
Haz una relación de los conceptos de razón —o de
racionalidad— de los que se ocupa la Escuela de
Francfort, analiza las características de cada uno de
ellos y di si te parece que su instauración en el
mundo daría lugar a una hum anidad feliz.
Realiza la misma operación con los conceptos de
razón que conozcas de la historia de la filosofía.
Relaciona los conceptos de utopía —positiva o nega
tiva— de que tengas noticia a través de novelas, cine,
arte o filosofía. ¿Te parecen convincentes? ¿De qué
condiciones sociales te parece que son síntoma?
Glosario
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