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LA DIFERENCIA ENTRE EGÓLATRAS Y RIDÍCULOS.

Recuerdo haberme bajado de un bus en Manizales para ir y a hablarle a la chica que


había estado observando durante unos minutos, y que por pena había evitado
entregarle mis primeras palabras en público. Recuerdo también haber esperado a que
Paulina colgara su llamada en la cabina telefónica para acercarme a ella y pedir su
número para llamarla y salir a conquistarla, o terminar tirado a sus pies –los de su
cama-. Sí, es que efectivamente la facultad de ser arriesgado y ‘loco’ años atrás SOLO
la teníamos los valientes! Los osados! Los creativos! Éramos nosotros quienes
dominábamos la escena del romance y la conquista! Éramos NOSOTROS quienes
teníamos las amigas chéveres y sus llave de apartamento! Pero ahora??

Recuerdo hace poco, y hace no tan poco, y hace más poco también, haber sido testigo
de lo bochornoso que podría verse un hombre bajándose del bus por hablarle a una
mujer. Y lo ridículo que tendría incisivamente que verse que un hombre esperase a que
una mujer colgara la llamada a su novio solo para pedirle su número telefónico –claro
que ahora hay que esperar a que levanten la mirada fija al whatsapp o el Messenger, y
arrojen su goma de mascar para responder-. Recuerdo que últimamente todos los
hombres se arriesgan, y lucen patéticos. Pero claro! Cómo ha de relucir un personaje
que rompe el esquema si el esquema ya está roto?! Y por qué a todo el maldito mundo
masculino le dio por creerse macho de alta cuna y conquistador de espada en mano?
Maldita sea! Eso es ridículo! NO! LOS RIDÍCULOS SON ELLOS!! No a cualquiera le
luce el pelo largo y no a cualquiera le luce el bigote o la barba. Hay gorditos tiernos y
hasta sexys pero hay otros fofos, grasientos y sucios! Que solo inspiran de plomeros!
Entonces tampoco es que al que le venga en gana de bajarse del bus o de esperarla a
que cuelgue el celular o que salga del trabajo para decirle “No me conoces, pero te
estaba esperando para que lo hicieras” deba homenajéarsele con buen sexo! Por Dios,
y los estándares de calidad? Dónde queda el estatus? El Poder? El dinero? Porque la
labia, mierda, es para nosotros! Los que no tenemos estatus, poder o dinero, pero que
nos arriesgamos a pasar la vergüenza de entablarles cara con honestidad y
verraquera! No para que cualquier ahuevado o ñero se crea una chimba porque le
paran bolas y ‘se lo dan’ por tener la desfachatez –gallardía o entereza era lo nuestro-
de hablarle! Dónde está la dignidad de la mujer de antes, que se esmeraba escogiendo
entre sus pretendientes? Dónde está el orgullo de mostrar a su novio y decir ‘este man
me conquistó y se ganó el derecho a que esté con él’?

Nosotros quizás éramos –o sigamos siendo- unos ególatras, pero al menos


luchábamos y nos reinventábamos para conquistarlas, pero ustedes ahora ceden ante
los ridículos del siglo XXI que no respetan los espejos y que tampoco evocan el mínimo
esfuerzo por encender la chispa en una mujer, ni en sus neuronas.
Recuerdo haber sido uno de esos ‘Don Nadie’ que marcaba la diferencia y no se hacía
notar en la calle tanto como en la cama.

Es decisión vuestra, Mujeres, si en su nueva oleada de valores y anarquía, deciden qué


quieren escoger o con quién quieren sexo -o quién les conquiste, idealmente-. Yo, que
antes caminaba ególatramente por la ciudad de Manizales, me arrodillo ante ustedes y
les ruego que no permitan que el romanticismo quede en ridículo a causa de tanto
imbécil.

Gracias.

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