Está en la página 1de 38

Venezuela, Caracas, martes 05 de junio de 2018

Ir al documento original

Magistrada Ponente: MARÍA CAROLINA AMELIACH VILLARROEL

Exp. Nro. 2014-1253

Mediante escrito presentado el 14 de octubre de 2014, el abogado DIEGO


ANTONIO ARAUJO AGUILAR (INPREABOGADO Nro. 40.362), actuando en su
nombre, interpuso ante esta Sala demanda contencioso administrativa de nulidad
conjuntamente con “(…) Amparo Constitucional Cautelar y solicitud subsidiaria de
medida cautelar”, en virtud del silencio administrativo de la COMISIÓN JUDICIAL
DEL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA, al no decidir el recurso de reconsideración
ejercido por el mencionado abogado, contra el Oficio Nro. CJ-13-1961 del 17 de junio de
2013, mediante el cual la referida Comisión le informó la decisión -adoptada en esa fecha-
de dejar sin efecto su designación en el cargo de Juez Temporal del Tribunal Séptimo de
Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas.

En fecha 15 de octubre de 2014, se dio cuenta en Sala y se designó ponente a la


Magistrada María Carolina Ameliach Villarroel a los fines de decidir sobre la admisibilidad
de la demanda de nulidad y la acción de amparo propuesta.
En fecha 29 de diciembre de 2014, se incorporaron a esta Sala Político
Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia las Magistradas María Carolina Ameliach
Villarroel, Bárbara Gabriela César Siero y el Magistrado Inocencio Antonio Figueroa
Arizaleta, designados y juramentados por la Asamblea Nacional el 28 del mismo mes y año.

El 19 de febrero de 2015, la parte actora presentó escrito pidiendo que se emitiera


un pronunciamiento sobre la medida cautelar solicitada.

En fecha 24 de febrero de 2015, se dejó constancia que el 11 del mismo mes y año
fue electa la Junta Directiva de este Supremo Tribunal, de conformidad con lo previsto en el
artículo 20 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia.

Mediante sentencia Nro. 00673 del 10 de junio de 2015, esta Sala: i) declaró su
competencia para conocer la demanda interpuesta; ii) admitió la misma y iii) decretó
procedente la solicitud de amparo cautelar peticionada; en consecuencia, acordó oficiar a la
Comisión Judicial de este Supremo Tribunal para que girara las instrucciones pertinentes a
la Dirección Ejecutiva de la Magistratura (DEM) a los fines de que se restableciera el pago
del sueldo del abogado Diego Antonio Araujo Aguilar, así como la cobertura del seguro
médico -Fondo Autoadministrado de Salud (FASDEM)- del que gozaba el recurrente y su
grupo familiar, a partir de la publicación de ese fallo y mientras durara el presente juicio.

El 14 de julio de 2015, el Alguacil de la Sala dejó constancia de haber practicado la


notificación de la decisión supra descrita, a las partes que conforman este asunto, así como
a la Procuraduría General de la República.

En fecha 4 de agosto de 2015, se pasó el expediente al Juzgado de Sustanciación, y


por auto del 13 de ese mismo mes y año, dicho órgano sustanciador acordó la notificación
de la Fiscal General de la República, de la aludida Procuraduría y de la Comisión
accionada, solicitándole a esta última la remisión del expediente administrativo relacionado
con el caso.
El 8 de octubre de 2015, la abogada Marianella Serra (INPREABOGADO Nro.
112.060), actuando en su carácter de apoderada judicial de la República, consignó el
instrumento poder que le acredita su representación.

En fecha 21 de octubre de 2015, el accionante presentó escrito por medio del cual
pidió que se oficiara nuevamente a la Comisión Judicial de este Tribunal Supremo de
Justicia “(…) por no haber cumplido con la Medida Cautelar que (…) declaró
PROCEDENTE la solicitud de Amparo Cautelar propuesta” (sic).

El 28 de octubre de 2015, se ratificó el requerimiento del expediente administrativo,


por lo cual se libró el oficio Nro. 001283 dirigido a la Comisión Judicial de este Supremo
Tribunal.

En fecha 10 de noviembre de 2015, el Alguacil dejó constancia de haber practicado


la notificación del aludido órgano.

Mediante auto del 24 de noviembre de 2015, el Juzgado de Sustanciación acordó


remitir las presentes actuaciones a la Sala, a fin de que se fijara la oportunidad para la
celebración de la Audiencia de Juicio, de conformidad con lo establecido en el artículo 82
de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa.

El 26 de noviembre de 2015, se designó ponente a la Magistrada María Carolina


Ameliach Villarroel y se fijó para el 4 de febrero de 2016, a las diez y veinte minutos de la
mañana (10:20 a.m.), la referida Audiencia.

El 23 de diciembre de 2015 se incorporaron a esta Sala Político-Administrativa del


Tribunal Supremo de Justicia el Magistrado Marco Antonio Medina Salas y la Magistrada
Eulalia Coromoto Guerrero Rivero, designados y juramentados por la Asamblea Nacional
en esa misma fecha.

El 4 de febrero de 2016, se llevó a cabo el acto en cuestión, en el cual estuvieron


presentes el accionante, ya identificado, el abogado Jesús Villegas y la abogada Roxana
Orihuela Gonzatti (INPREABOGADO Nros. 148.442 y 46.907, respectivamente), actuando
con el carácter de apoderado judicial de la República, el primero, y de representante del
Ministerio Público, la segunda. En esa misma oportunidad, tanto el accionante como la
aludida fiscal consignaron sus escritos de promoción de pruebas y, a su vez, el sustituto de
la Procuraduría General de la República presentó su escrito de conclusiones.

El 16 de marzo de 2016, se dejó constancia que el 23 de diciembre de 2015 se


incorporaron a esta Sala el Magistrado Marco Antonio Medina Salas y la Magistrada
Eulalia Coromoto Guerrero Rivero, designados y juramentados por la Asamblea Nacional
en esa misma fecha.

Mediante sentencia Nro. 00312 del 16 de marzo de 2016, la Sala emitió el fallo en
el que declaró improcedente la solicitud de reposición de la causa al estado de admisión,
realizada por la representación del Ministerio Público en la oportunidad en que se celebró la
Audiencia de Juicio.

Por auto del 30 de marzo de 2016, se acordó notificar a las partes, a la prenombrada
Fiscal del Ministerio Público y a la Procuraduría General de la República de la decisión
supra descrita, para lo cual se otorgaron los plazos de ley. De igual forma, se advirtió que
una vez que constaran en autos y vencidos los mencionados términos, comenzaría a
discurrir el lapso de tres (3) días de despacho para la oposición a las pruebas promovidas en
la Audiencia de Juicio.

El 14 de julio de 2016, el Juzgado de Sustanciación admitió las pruebas promovidas


por la parte actora y por la representación del Ministerio Público, advirtiendo que la
promoción efectuada por el apoderado judicial de la República no constituye un medio de
prueba per se, sino que su solicitud estaba dirigida a reproducir las pruebas que ya habían
sido incorporadas a la causa, requiriendo que se tuviera en cuenta el mérito de cualquiera
que beneficiara a su mandante, al hacer valer, el principio de comunidad de la prueba. Por
lo que, en aplicación de ese principio se indicó que correspondería al Juez de mérito valorar
las pruebas cursantes en el expediente.

El 4 de octubre de 2016, el accionante pidió que se oficiara a la Dirección Ejecutiva


de la Magistratura (DEM), de acuerdo con lo establecido por esta Sala en la sentencia Nro.
00673 emitida el 10 de junio de 2015.
Notificadas las partes y concluida la sustanciación de la causa, el órgano
sustanciador ordenó remitir las actuaciones a esta Máxima Instancia.

El 26 de octubre de 2016, se dio cuenta en Sala y se fijó un lapso de cinco (5) días
de despacho para la presentación de los informes, de conformidad con lo establecido en el
artículo 85 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa.

En fecha 8 de noviembre de 2016, la representación del Ministerio Público consignó


“(…) en forma escrita la exposición oral realizada (…) en la audiencia de juicio que se
celebró en fecha 4 de febrero de 2016 (…)”.

El 9 de noviembre de 2016, la presente causa entró en estado de sentencia.

En fecha 22 de febrero de 2017, se recibió el oficio Nro. CJ-16-4904 del 13 de


diciembre de 2016, por medio del cual la Comisión Judicial de este Supremo Tribunal
remitió copia certificada del expediente contentivo del “(…) Recurso de Reconsideración
intentado por el ciudadano Diego Antonio Araujo Aguilar (…)”.

El 24 de febrero de ese mismo año, se eligió la Junta Directiva de este Máximo


Tribunal de conformidad con lo establecido en el artículo 20 de la Ley Orgánica del
Tribunal Supremo de Justicia, quedando integrada esta Sala Político-Administrativa de la
forma siguiente: Presidenta, Magistrada María Carolina Ameliach Villarroel;
Vicepresidente, Magistrado Marco Antonio Medina Salas; la Magistrada Bárbara Gabriela
César Siero; el Magistrado Inocencio Antonio Figueroa Arizaleta y la Magistrada Eulalia
Coromoto Guerrero Rivero.

Mediante escritos consignados en fechas 25 de octubre, 21 y 22 de noviembre y 7


de diciembre de 2017, el demandante solicitó que se oficiara a la Comisión Judicial del
Tribunal Supremo de Justicia a fin de que diera cumplimiento a la medida cautelar
decretada por esta Sala a través del fallo Nro. 00673 emitido el 10 de junio de 2015, o que
en su defecto se dictara sentencia definitiva en el caso de autos.

Revisadas las actas que integran el expediente, esta Sala pasa a decidir, previas las
siguientes consideraciones:
I

DEL ACTO ADMINISTRATIVO IMPUGNADO

En fecha 17 de junio de 2013, la entonces Presidenta de la Comisión Judicial del


Tribunal Supremo de Justicia emitió el Oficio Nro. CJ-13-1961, dirigido al abogado Diego
Antonio Araujo Aguilar, antes identificado, cuyo texto es el siguiente:
“Sirva la presente para comunicarle, que en reunión de fecha 17 de junio
del presente año, la Comisión Judicial en ejercicio de sus atribuciones,
acordó dejar sin efecto su designación como Juez Temporal del Tribunal
Séptimo de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución
del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas.

Participación que se le hace a los fines legales consiguientes.”

Dicho acto fue tácitamente ratificado en virtud del silencio administrativo que se
verificó frente al recurso de reconsideración ejercido por el actor en fecha 15 de julio de
2013.

II

DE LA DEMANDA CONTENCIOSO ADMINISTRATIVA DE NULIDAD Y DE LAS


SOLICITUDES CAUTELARES

Mediante escrito presentado ante esta Sala el 14 de octubre de 2014, el accionante


interpuso demanda contencioso administrativa de nulidad conjuntamente con “(…) Amparo
Constitucional Cautelar y solicitud subsidiaria de medida cautelar”, en virtud del silencio
administrativo de la Comisión Judicial del Tribunal Supremo de Justicia, al no decidir el
recurso de reconsideración ejercido por el accionante, contra el acto administrativo descrito
en el capítulo anterior, sobre la base de las siguientes consideraciones:
Que “(…) para el momento en que se [le impuso] (…) la decisión, (…) [se]
encontraba y [se encuentra] amparado de inamovilidad en protección a la paternidad en
razón de que el 14 de Abril de 2012 nació [su] quinto (sic) hija (…), según consta de acta
de nacimiento N° 615, LIBRO No. 03 el año 2012, de los libros de nacimiento y certificada
el 15 de Agosto de 2012, expedida por el Registro Civil de la Parroquia Guasdalito (sic),
Municipio Páez. Y que por tal hecho, en dicha fecha se solicitó ante la Comisión que (…),
[le] acordara el permiso remunerado a que se refiere el artículo 9 de la Ley para la
Protección de las Familias, la Maternidad y la Paternidad, en concordancia con lo
establecido con (sic) la inamovilidad prevista en los artículos 339 y 420 literal 2) de la
Ley Orgánica del Trabajo, Los Trabajadores y Las Trabajadoras (LOTTT) (…) y como
hecho nuevo y notorio en fecha trece (13) de diciembre de 2013, nació [su] sexto hijo
DIEGO ANTONIO ARAUJO REATIGA, según consta en partida de nacimiento acta N°
565 (…) lo cual [le] otorga el goce de inamovilidad laboral desde esa fecha hasta el 13 de
diciembre de 2015, lo cual hace ilegal y arbitrario el despido del que [fue] objeto (…)”
(sic) (agregados de la Sala).

En tal sentido, indicó que al margen de la naturaleza provisional o transitoria del


cargo ejercido, “(…) no es posible desconocer las garantías derivadas de la inamovilidad
laboral por fuero paternal (…)” que le amparaban al momento de dictarse la decisión
objeto del presente recurso; e invocó el contenido de los artículos 75 y 76 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y 384 de la Ley Orgánica del
Trabajo “entonces vigente”.

Destacó que la situación resulta agravada con la cesación del pago de su sueldo y
demás remuneraciones y beneficios laborales derivados de su actividad como Juez, “(…)
en ausencia absoluta del debido procedimiento administrativo previo alguno, bajo
circunstancias abiertamente arbitrarias, injustas y desapegadas al orden jurídico
establecido”; respecto de lo cual precisó que la grave situación que le aflige “lleva al 29 de
septiembre de 2014 (…) (455)” días.

Asimismo, afirmó que los días 15 de julio y el 19 de diciembre de 2013, presentó


ante la Comisión Judicial del Tribunal Supremo de Justicia escritos en los que pidió se
reevaluara su caso y se acordara su reincorporación en el cargo de Juez; pero a la fecha de
interposición de la presente demanda, dicho órgano no le ha notificado decisión alguna
respecto a sus solicitudes.

Expuso seguidamente, que en “(…) fecha 31 de Julio de 2013 [denunció] de


conformidad con el artículo 425 de la ley orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las
trabajadoras (LOTTT) (sic), a la COMISIÓN JUDICIAL (…) mediante RECURSO
CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO POR ABSTENCIÓN (…) sobre los hechos
irregulares cometidos en contra de [su] persona”; y que el 12 de febrero de 2014, procedió
“(…) a demandar mediante RECURSO CONTENCIOS (sic) ADMINISTRATIVO DE
ABSTENCIÓN O CARENCIA en contra de la OMISIÓN por parte de la
INSPECTORÍA DEL TRABAJO CAPITAL NORTE DEL ÁREA METROPOLITANA
DE CARACAS (…) al mantenerse inerte el retardo, la dilación ha sido extremadamente
violatoria del derecho a no dar respuesta adecuada y oportuna, ya que en fecha (…) (31)
de julio de 2013, [acudió] a la Inspectoría (…) a solicitar el reenganche en razón de
gozar de fuero paternal (…) al haber sido despedido de manera injustificada en fecha
primero (01) de julio de 2013 por la COMISIÓN JUDICIAL” (sic) (agregados de la Sala).

Indicó que el 10 de junio de 2014, pidió “aclaratoria de la decisión tomada, donde


se declara IMPROCEDENTE la ACLARATORIA, diciendo que: ‘Conforme a lo
expuesto, esta Sala Político-Administrativa, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la Ley, declara IMPROCEDENTE la solicitud de
aclaratoria formulada por el abogado DIEGO ANTONIO ARAUJO AGUILAR (…)
respecto a la sentencia de esta Sala N° 814 de fecha 4 de junio de 2014’ (…)”.

Continuó señalando que el acto de su “(…) remoción resulta viciado y, por ende,
mal podría tener una eficacia diferida hasta un año después, cuando hubiere cesado la
inamovilidad por fuero paternal”.

En razón de lo anterior, adujo que el acto impugnado está viciado de nulidad a tenor
de lo dispuesto en el artículo 19 de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos,
“(…) y de ser anulado por la Jurisdicción Contencioso-Administrativa, retrae (sic) la
situación del administrado al momento previo de la emisión de dicho acto írrito, que en
este caso sería la reincorporación del funcionario al cargo del cual [fue] removido y el
pago de las remuneraciones dejadas de percibir hasta la fecha de [su] efectiva
reincorporación” (sic) (agregados de la Sala).

Asimismo, sostuvo que el acto in commento vulnera:

a. El derecho al trabajo previsto en el artículo 87 de la Constitución de la República


Bolivariana de Venezuela, en virtud de su “suspensión del cargo” sin goce de sueldo y por
encontrarse impedido de ejercer cualquier actividad lucrativa que pueda considerarse
incompatible con la función jurisdiccional, según se desprende del artículo 256 eiusdem. Al
respecto, resaltó las constantes erogaciones que debe realizar para la manutención y
cuidado de sus hijos.

b. El derecho constitucional al debido proceso.

c. Los invocados artículos 75 y 76 de la Constitución de la República Bolivariana de


Venezuela y 339 y 340 de la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras.

d. Los artículos 73 y 78 de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, “al


no constar la existencia de decisión o resolución administrativa alguna que hubiere sido
transcrita en el oficio por el que [fue] notificado” (agregado de la Sala).

Por otra parte, aseveró que desde el año 2004 ejerce el cargo de Juez Provisorio
“mas no temporal”, del Juzgado Séptimo de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación
y Ejecución del Circuito Judicial del Trabajo del Área Metropolitana de Caracas, pues “(…)
no existe ninguna causa o supuesto legal objetivo de temporalidad”.

En ese mismo orden, sostuvo que en el ejercicio del cargo de “JUEZ Provisorio” ha
mantenido un rendimiento por encima del promedio, ha cumplido con los deberes y el
decoro que exige el Poder Judicial, y garantizando siempre al justiciable una tutela judicial
efectiva, una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparente, autónoma,
independiente, responsable, equitativa y expedita.
Seguidamente, indicó que “(…) la infracción de la norma legal que concretiza el
desarrollo de tal derecho social constitucionalmente proclamado, se verifica ya nacida
[su] hija el 14 de Abril de 2012 (…), lo que se acredita con la copia certificada de su acta
de nacimiento que fue anexada toda vez que el en (sic) fecha primero (01) de julio del
2013, emanado de la Comisión judicial del Tribunal Supremo de Justicia, mediante el cual
acordó dejar sin efecto su designación en el cargo como Juez temporal (…). Y en fecha
trece (13) de diciembre de 2013, nació [su] sexto hijo (…). Ello así, resulta
incontrovertible que la suspensión sin goce de sueldo (sic) a [su] asestada (sic) se traduce
en un grave y notorio desmejoramiento en [sus] condiciones de trabajo, siendo que [es] el
padre de un niño de quien la presente (sic) fecha, aun no ha transcurrido un año desde su
nacimiento” (agregados de la Sala).

Pretensión de amparo cautelar y solicitud subsidiaria de suspensión de efectos.

El abogado Diego Antonio Araujo Aguilar pidió, con base en el artículo 5 de la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, lo siguiente:
“(…) que ante las infracciones perpetradas por la Comisión Judicial
(…) de las normas Constitucionales en las que incardinan los derechos
fundamentales al trabajo y al Debido Proceso (…) violados, [esta Sala]
brinde AMPARO CAUTELAR CONSTITUCIONAL (…) contra la vía de
hecho reflejada en la actuación desplegada por dicho órgano al acordar
[su] suspensión un goce (sic) de sueldo en el cargo de Juez y de esta
manera, provea como MEDIDA CAUTELAR para la reparación de la
situación jurídica que [le] fue infringida, en forma inmediata y con
prescindencia de consideraciones formales o de averiguaciones
sumarias, donde dejaron sin efecto la designación en el cargo como
Juez, de la actuación material surgida de la Comisión Judicial (…)
manifestada en dejar sin efecto y sin goce de sueldo del cargo de Juez
Temporal (…).
Por consiguiente (…) [requirió que] se ordene lo conducente y se haga
efectiva [su] REINCORPORACIÓN INMEDIATA AL CARGO DE JUEZ
DEL JUZGADO SEPTIMO DE PRIMERA INSTANCIA DEL TRABAJO
del Circuito Judicial del Área Metropolitana de Caracas (…), y se
ordene a La Dirección Ejecutiva de la Magistratura que se brinde a [su]
familia y a [su] persona la cobertura correspondiente al fondo Auto
administrativo de Salud de la Dirección Ejecutiva de la magistratura
(FADEM)” (sic) (agregados de la Sala).
Agregó como sustento de su solicitud de amparo, que: a) este Máximo Tribunal lo
designó como Juez “Titular” del Juzgado Séptimo de Primera Instancia de Sustanciación,
Mediación y Ejecución del Circuito Judicial del Trabajo del Área Metropolitana de
Caracas, según se desprende del Oficio Nro. TPE-04-1176 del 21 de julio de 2004,
emanado de la Comisión Judicial; b) el peligro de daño inminente se manifiesta del
evidente carácter lesivo de la medida de suspensión en el cargo sin goce de sueldo, dada la
imposibilidad de desempeñar alguna actividad laboral que le permita devengar
remuneración económica y, en consecuencia, la falta de recursos para la manutención de su
familia, la cual -destacó- no cuenta actualmente con el seguro FASDEM.

De manera subsidiaria, pidió que de conformidad con el artículo 69 de la Ley


Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, esta Sala “(…) tenga a bien
expedir (…) MEDIDA CAUTELAR donde dejan sin efecto [su] cargo y la suspensión del
goce de sueldo, en el cargo de Juez (…) ello a los fines del perentorio restablecimiento de
la (…) situación jurídica infringida con tan grave e injusto proceder de Administración”
(sic). Para ello, ratificó lo argüido líneas atrás respecto de la presunción de buen derecho y
el peligro en la demora.

Finalmente, solicitó en el petitorio del escrito recursivo:


1. Que se admita “el recurso” de nulidad.

2. Que se declare con lugar el amparo cautelar y se suspendan los efectos “de la
actuación material de la Comisión Judicial (…) representada por [su] suspensión sin goce
de sueldo, y se ordene así el restablecimiento inmediato (…) a través de [su]
reincorporación al cargo de Juez del Tribunal Séptimo de Primera Instancia de
Sustanciación, Mediación y Ejecución del Circuito Judicial del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas (…), o en su defecto. Se
disponga la reincorporación en el cargo de Juez y se ordene a la Dirección Ejecutiva de la
Magistratura que se brinde a [su] familia y a [su] persona la correspondiente cobertura
por el FASDEM” (sic) (agregados de la Sala).

3. Que, de no acordarse el amparo, se declare con lugar la solicitud subsidiaria de


medida cautelar y se suspendan los efectos de la actuación material de la Comisión Judicial,
se proceda a su reincorporación al referido cargo y se ordene a la citada Dirección brindar a
su persona y su familia la correspondiente cobertura por el aludido Fondo.

4. Que se declare con lugar la demanda de nulidad y, en consecuencia, se ordene a la


Comisión Judicial del Tribunal Supremo de Justicia su reincorporación al referido cargo de
Juez, además del pleno “acatamiento” de los principios y garantías constitucionales
alusivos a la estabilidad de los jueces en el ejercicio de sus funciones; y a la Dirección
Ejecutiva de la Magistratura (DEM) el pago de los sueldos y demás beneficios laborales
dejados de percibir hasta la efectiva reincorporación.

III

DE ALEGATOS DE LA PROCURADURÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA EN LA


AUDIENCIA DE JUICIO

El 4 de febrero de 2016, oportunidad en que se celebró la Audiencia de Juicio en el


caso de autos, el abogado Jesús Villegas, antes identificado, actuando en su carácter de
apoderado judicial de la República, consignó escrito mediante el cual expuso lo siguiente:

Que a través de la Normativa sobre Dirección, Gobierno y Administración del Poder


Judicial, publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nro.
37.014 del 15 de agosto de 2000, se creó el órgano que dictó el acto administrativo
impugnado, a saber: la Comisión Judicial del Tribunal Supremo de Justicia, “(…)
destacándose en el referido instrumento normativo que el mismo [es] un organismo
auxiliar que también participa mediante la figura de la delegación en la dirección,
gobierno y administración del Poder Judicial y que cumplen (sic) funciones específicas en
materia administrativa de acuerdo a la Normativa antes mencionada” (agregado de la
Sala).

En ese sentido, sostuvo que la Sala Plena de este Máximo Tribunal ha establecido
que el aludido órgano es “(…) la representación abreviada de la totalidad de los miembros
que componen el Tribunal Supremo de Justicia, al punto que se encuentra integrada por un
magistrado de cada una de las Salas pudiendo actuar por delegación en las tareas que le
sean asignadas por la Sala Plena (…) dentro del amplio espectro que conlleva la
dirección, gobierno y administración del Poder Judicial, lo cual implica el ingreso y
permanencia de los jueces¸ de todo lo cual se deriva la legitimidad de dicho organismo
para designar y remover jueces, sujeto a la determinación de la Sala Plena”.

Seguidamente, hizo alusión al contenido del fallo Nro. 1183 dictado por esta Sala
Político-Administrativa el 6 de agosto de 2014, coligiendo que de acuerdo a lo allí expuesto
la Comisión accionada tiene entre sus funciones los nombramientos de los Jueces
Provisorios o Temporales, y la de dejar sin efecto tales nombramientos.

A su vez, también estimó pertinente hacer mención a la sentencia Nro. 2414 dictada
por la Sala Constitucional el 20 de diciembre de 2007, respecto a la cual señaló que “(…)
de acuerdo al máximo Tribunal (…) la potestad que tiene la Comisión Judicial, para
remover de sus cargos a los funcionarios designados con carácter provisional, es de
carácter discrecional y que para dejar sin efecto la designación de jueces provisorios,
accidentales y temporales no se requiere la realización de procedimiento previo ni la
exposición de los motivos de esa decisión”.

Posteriormente, manifestó que mediante el acto impugnado la Comisión Judicial


accionada le participó al demandante que, el 17 de junio de 2013, acordó dejar sin efecto su
designación como “Juez Temporal del Tribunal Séptimo de Primera Instancia de
Sustanciación, Mediación y Ejecución del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas”. Por lo que consideró que había ingresado al Poder Judicial de
forma provisional por haber sido designado como Juez sin cumplir la exigencia prevista en
el artículo 255 constitucional, a saber: un concurso público de oposición.

En virtud de ello, advirtió que: i) no era obligatorio para la Administración indicar


detenidamente los fundamentos de hecho y de derecho del acto impugnado, y ii) las
decisiones como la impugnada no están sometidas al cumplimiento de un procedimiento
administrativo previo. Tal señalamiento, lo efectuó por cuanto, a su decir, son
consecuencias jurídicas que se derivan “(…) del carácter de todo Juez Provisorio, pues
precisamente se denuncia la violación del derecho a la defensa y al debido proceso, sin
embargo la Sala Político Administrativo (sic) en reiterada jurisprudencia ha señalado que
el incumplimiento de esos requisitos no lesiona tales derechos fundamentales al
particular”.

A modo de resumen, sostuvo que “(…) no se trata de una persona que ingresa a la
carrera judicial por concurso para derivar de allí una situación de estabilidad, pues se
trata de una persona que ostentaba un cargo de Juez Temporal, que aunado a ello la
medida de la que fue objeto no le impide ejercer como profesional del derecho en cualquier
otra área o campo ajeno al Poder Judicial”.

Ahora bien, en cuanto “(…) al tema del fuero paternal de la sentencia número 673
del 10 de junio de 2015 que resolvió la medida cautelar [apuntó] que la Sala resolvió la
medida de amparo ejercida conjuntamente con la acción de nulidad, declarándolo
procedente, ordenando a la Comisión Judicial girar las instrucciones correspondientes a
los fines de restablecer el pago y los demás beneficios laborales, mientras dure el juicio.
Quedando resuelta, con dicha sentencia, la situación jurídica infringida relacionada con el
fuero paternal que gozaba el actor para el momento de la suspensión de que fue objeto”
(sic) (agregado de la Sala).

Finalmente, resaltó que el demandante fue debidamente notificado del acto


impugnado.

Por lo antes expuesto, la representación judicial de la República pidió que se


declarara sin lugar la demanda de nulidad incoada.

IV

OPINIÓN DEL MINISTERIO PÚBLICO

En fecha 4 de febrero de 2016, oportunidad fijada para la celebración de la


Audiencia de Juicio, la abogada Roxana Orihuela Gonzatti, antes identificada, actuando en
su carácter de Fiscal Segunda del Ministerio Público, consignó su escrito de “alegatos” en
el que precisó lo que se indica a continuación:

“Del no pronunciamiento de la admisión definitiva del recurso interpuesto, hasta


el momento de la celebración de la Audiencia de Juicio del caso de autos”.

Sobre este aspecto, la aludida Fiscal señaló que “(…) el Juzgado de Sustanciación
de [esta] Sala (…) mediante decisión de fecha 13 de agosto de 2015 no admitió el recurso
de manera definitiva, ni de ninguna otra forma, sino que dio por sentado que: ‘Por
sentencia N° 00673, publicada el 10 de junio de 2015 (…) la Sala admitió la prenombrada
demanda (…)’ y reiteró que ‘Admitida como ha sido la presente demanda de nulidad por la
Sala Político-Administrativa, [ese] órgano sustanciador’ [acordó] las notificaciones y
[solicitó] el expediente administrativo (…)” (agregados de la Sala).

Por ello, consideró que se está ante un proceso sin admisión definitiva del recurso, y
“(…) siendo el proceso de orden público (…) esta no admisión requeriría la reposición de
la causa al estado en el cual el Juzgado de Sustanciación se pronuncie respecto a la
admisión o no definitiva del recurso, tal reposición la solicita el Ministerio Público, dado
que el proceso no puede ser relajado hasta el punto de no contar con la decisión de
admisión definitiva o no del recurso, o su admisibilidad, por cuanto ello crearía un
precedente negativo”.

En fecha 8 de noviembre de 2016, la representación del Ministerio Público consignó


“(…) en forma escrita la exposición oral realizada (…) en la audiencia de juicio (…)”, en
la cual se observa que ratificó la solicitud de la reposición realizada el 4 de febrero de 2016,
y puntualizó además lo siguiente:

Que el 14 de abril de 2012, el accionante tuvo una hija con la ciudadana Ireida
Luzmery Reatiga Moreno, lo que lo hace acreedor de la protección de inamovilidad laboral
por un lapso de dos (2) años, es decir, hasta el 14 de abril de 2014, según lo establecido en
el artículo 420 del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica del Trabajo, los
Trabajadores y las Trabajadoras.
Tal protección, según la representación fiscal, fue transgredida con la emisión del
acto impugnado ya que el mismo fue dictado el 17 de junio de 2013, esto es, dentro del
plazo de inamovilidad, en contradicción a lo establecido en la prenombrada ley laboral.

Seguidamente, precisó que el 13 de diciembre de 2013 nació un nuevo hijo del


recurrente, pero esta vez con la ciudadana Gleidys Damaris Reatiga Moreno, “(…)
hermana de la ciudadana con la que tuvo su anterior hija (…)”, lo que, según la Fiscal,
extendería la inamovilidad del recurrente, por dos años más, es decir, hasta el 13 de
diciembre de 2015.

Aunado a ello, adujo que el 1° de mayo de 2016 nació otro hijo del accionante pero
esta vez con la ciudadana Ida María Maldonado, lo que extendería la referida inamovilidad
por dos años más, a saber: hasta el 1° de mayo de 2018.

Así pues, una vez establecido que “(…) efectivamente el recurrente estaba
amparado por la inamovilidad laboral, en razón del nacimiento de sus tres hijos, hasta el
1° de mayo de 2018 (…)”, la representación fiscal estimó pertinente señalar que esta Sala, a
través de la sentencia Nro. 00673 del 10 de junio de 2015, acordó “(…) oficiar a la
Comisión Judicial del Tribunal Supremo de Justicia, para que girara las instrucciones
pertinentes a la Dirección Ejecutiva de la Magistratura, a los fines de que se restableciera
el pago del salario –que no implique la prestación efectiva del cargo– al recurrente, así
como la cobertura del seguro médico (…) del que gozaba (…) [éste] y su grupo familiar, a
partir de la publicación del fallo recurrido y mientras durara el presente juicio” (agregado
de la Sala).

En el orden de lo expuesto, manifestó que “(…) con lo ordenado por la Sala, hasta
el momento en que se tuvo conocimiento del embarazo de la cónyuge del recurrente, ya se
había resarcido el daño ocasionado, debido a que al haberse cumplido el 13 de diciembre
de 2015, el plazo para que venciera el período de inamovilidad que le amparaba, gozando
de todos los beneficios que le correspondían como Juez Temporal, la impugnación aquí
solicitada perdía su eficacia”.
Esgrimió que lo anterior “(…) tiene su asidero jurídico en el hecho de que (…) la
Comisión Judicial (…) es el órgano competente para dejar sin efecto su designación como
Juez Temporal, y si bien es cierto, que no debió hacerlo, porque el recurrente se
encontraba amparado por el régimen de inamovilidad, esa Sala (…) acordó
acertadamente restablecer los beneficios laborales al recurrente, de los cuales viene
haciendo uso hasta la fecha, pero (…) a juicio de [esa] Representación (…) sin que ello
implicara que ejerciera como Juez (…)” (agregado de la Sala).

No obstante, arguyó que “(…) el nacimiento del menor (…) en fecha 1° de mayo de
2016, generó una nueva extensión del lapso de inamovilidad, hasta el día 1° de mayo de
2018 (…)”.

Así las cosas, sostuvo que “(…) si bien es cierto que la Comisión Judicial (…) en
principio no actuó ajustada a derecho al dejar sin efecto la designación como Juez
Temporal del recurrente, cuando éste gozaba de inamovilidad laboral por paternidad, no
es menos cierto que dicho órgano es el competente para dejar sin efecto su designación,
como Juez temporal, por lo cual en el presente caso, al no ser posible la reincorporación
del recurrente en el cargo de Juez, debe cancelarse el salario, así como hacerle extensiva
la cobertura del seguro médico (…) del que gozaba el recurrente y su grupo familiar, a
partir del momento de su reincorporación del cargo, hasta el 1° de mayo de 2018, fecha en
que vence el lapso de inamovilidad del fuero paternal, por [el] nacimiento de su último
hijo” (agregado de la Sala).

Finalmente, solicitó a esta Sala que “(…) se le otorgue (…) el pago de lo que le
corresponde hasta cesar su fuero paternal y la cobertura del seguro correspondiente para
él y para sus familiares amparados por esa cobertura, pero que ello no implique que el
recurrente ejerza el cargo de Juez, quedando firme el acto mediante el cual se dejó sin
efecto su designación como Juez temporal, pero (…) restableciendo lo que le corresponde
en protección de sus hijos”.

En virtud de lo antes expuesto, la representación fiscal pidió que se declare “SIN


LUGAR” la demanda interpuesta.
V

CONSIDERACIONES PARA DECIDIR

Punto previo.

De la reposición de la causa:

Mediante escrito presentado el 8 de noviembre de 2016 la abogada Roxana Orihuela


Gonzatti, antes identificada, actuando en su carácter de Fiscal Segunda del Ministerio
Público, solicitó nuevamente la reposición de la causa al estado en el cual el Juzgado de
Sustanciación se pronuncie respecto a la admisión o no definitiva de la demanda
interpuesta, “(…) dado que [consideró que] el proceso no puede ser relajado hasta el punto
de no contar con [esa] (…) decisión (…), por cuanto ello crearía un precedente negativo
(vid., folio 252 del expediente judicial).

Al respecto, esta Sala debe indicar que mediante sentencia Nro. 00312 del 16 de
marzo de 2016, declaró improcedente la petición supra descrita, señalando que:
“(…) mediante sentencias de esta Máxima Instancia Nros. 1.050 y
1.060 del 3 de agosto de 2011, se consideró necesario retomar y
aplicar nuevamente el criterio sentado en la decisión Nro. 402 del
20 de marzo de 2001 (caso: Marvin Enrique Sierra Velasco),
estableciéndose que cuando se interponga un recurso contencioso
administrativo de nulidad conjuntamente con una solicitud de
amparo cautelar, tal como en el caso de autos, la Sala deberá
pronunciarse provisionalmente sobre la admisibilidad de la acción
principal con prescindencia del análisis del requisito relativo a la
caducidad del recurso ejercido, cuyo examen, de resultar
improcedente el amparo cautelar, corresponderá al Juzgado de
Sustanciación.
Igualmente, se precisó que en el supuesto de decretarse el amparo
cautelar y que la contraparte se oponga a éste, deberá seguirse el
procedimiento previsto en los artículos 602 y siguientes del Código
de Procedimiento Civil, de conformidad con lo establecido en el
artículo 106 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso
Administrativa.
Ahora bien, el hecho de que en el procedimiento antes descrito se
establezca la posibilidad para esta Sala de emitir un dictamen
respecto a la admisibilidad de la acción, en el cual no se realice
pronunciamiento alguno en relación a la caducidad, encuentra su
fundamento en artículo 5 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales, el cual establece:

(…Omissis…)
Tomando en cuenta lo anterior, es conveniente destacar que
cuando la solicitud de amparo cautelar ejercida conjuntamente
con la demanda contencioso administrativa de nulidad es
declarada improcedente, se suscitan dos pronunciamientos
relativos a la admisibilidad de la acción, a saber: i) el que
corresponde a la admisión provisional del recurso por parte de
esta Sala, a los fines de pasar a examinar la procedencia o no del
amparo (sin emitirse señalamiento alguno en relación a la
caducidad de la acción); y ii) el que corresponde a la admisión
definitiva, declarada por el Juzgado de Sustanciación una vez
evaluado el requisito de la caducidad, lo cual procede por haberse
decidido la improcedencia de la pretensión cautelar de amparo.
Por otra parte, cuando el amparo cautelar es decretado
procedente, existe una declaratoria preliminar por parte de la Sala
en la que se admite provisionalmente la acción, posterior a lo cual
pasa este órgano jurisdiccional a realizar las consideraciones
correspondientes que lo llevarían a decidir la procedencia del
amparo; luego –en esa misma sentencia– admite definitivamente la
demanda, no existiendo la necesidad de un pronunciamiento
ulterior por parte del Juzgado de Sustanciación, ya que al
otorgarse la protección cautelar, resulta innecesaria la evaluación
del elemento relativo la caducidad de la acción, en atención al
parágrafo único del artículo 5 de la Ley Orgánica de Amparo
sobre Derechos y Garantías Constitucionales, pues se constató la
presunción de una violación de un derecho constitucional que
exime al juzgador de examinar esa causal de inadmisibilidad.
Es por todo lo anterior que en la sentencia Nro. 673 dictada por
esta Sala el 10 de junio de 2015, se establece que esta Máxima
Instancia pasará a revisar ‘las causales de inadmisibilidad
previstas en el artículo 35 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción
Contencioso Administrativa, sin proferir pronunciamiento alguno
con relación a la caducidad de la acción (…), aspecto este que
será analizado –de ser el caso- al momento de la admisión
definitiva que del recurso realice el Juzgado de Sustanciación’; y
visto que en efecto se declaró procedente la mencionada pretensión
de amparo requerida por la actora, finalmente se realiza la
admisión definitiva, lo cual además quedó expresamente
establecido como el punto Nro. 2 de la dispositiva, cuando
determinó: ‘2.- ADMITE la demanda contencioso administrativa
de nulidad incoada’ (Vid. folio 80 del expediente judicial)”.

Así pues, visto que ya hubo una declaración por parte de esta Sala respecto de la
solicitud de reposición formulada nuevamente por la representación fiscal y bajo los
mismos argumentos, ya dirimidos, esta Máxima Instancia desecha tal pedimento. Así se
decide.

Del mérito del asunto.

En razón de la declaratoria anterior, corresponde a esta Sala decidir la demanda


contencioso administrativa de nulidad interpuesta conjuntamente con “(…) Amparo
Constitucional Cautelar y solicitud subsidiaria de medida cautelar”, por el accionante en
virtud del silencio administrativo de la Comisión Judicial del Tribunal Supremo de Justicia,
al no decidir el recurso de reconsideración ejercido por dicha parte contra el Oficio Nro.
CJ-13-1961 del 17 de junio de 2013, mediante el cual la referida Comisión le informó la
decisión -adoptada en esa fecha- de dejar sin efecto su designación en el cargo de Juez
Temporal del Tribunal Séptimo de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y
Ejecución del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas.

Así pues, luego de una revisión del escrito libelar, este órgano jurisdiccional observa
que la acción incoada se circunscribe a las denuncias que se indican a continuación: i)
violación del derecho al trabajo; ii) transgresión del derecho al debido proceso; iii)
vulneración de las garantías previstas en los artículos 75 y 76 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela y de la inamovilidad laboral por fuero paternal, y iv)
violación de los artículos 73 y 78 de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos.

En virtud de los alegatos señalados, esta Sala pasa a dirimirlos en el orden siguiente:

i) Transgresión del derecho al debido proceso:


Sobre este punto la parte actora adujo que la Comisión Judicial de este Máximo
Tribunal emitió un acto por medio del cual acordó dejar sin efecto su cargo como “(…)
Juez Temporal del Tribunal Séptimo de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación
y Ejecución del Circuito Judicial del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas (…)” cesando el pago de su sueldo y demás beneficios laborales
derivados de su actividad como juez en ausencia absoluta del procedimiento administrativo
previo, “(…) bajo circunstancias abiertamente arbitrarias, injustas y desapegadas al orden
jurídico establecido”.

En contraposición a lo expuesto, la representación judicial de la República advirtió


que decisiones como la impugnada no están sometidas al cumplimiento de un
procedimiento administrativo previo, toda vez que son consecuencias jurídicas que se
derivan “(…) del carácter de todo Juez Provisorio (…)”.

En virtud de lo expuesto, resulta necesario mencionar que el artículo 49 de la


Constitución de la República Bolivariana de Venezuela consagra el derecho al debido
proceso como uno de los derechos fundamentales en todas las actuaciones judiciales y
administrativas. El mencionado postulado tiene carácter complejo y comprende en sí
mismo, además del derecho a la defensa, un conjunto de garantías a favor del justiciable,
entre las que figuran: el acceso a la justicia, el ejercicio de los recursos legalmente
establecidos, a un tribunal competente, independiente e imparcial; obtener una resolución
de fondo jurídicamente fundada, un proceso sin dilaciones indebidas, la ejecución de las
sentencias o de los actos administrativos según corresponda; la posibilidad de acceder al
expediente y la oportunidad de ser oído, entre otras (vid., sentencia de esta Sala Nro. 00100
del 6 de febrero de 2013).

Así pues, a los fines de verificar si la Administración demandada violentó o no el


derecho en referencia, esta Sala estima pertinente efectuar las siguientes precisiones:

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela atribuye al Tribunal


Supremo de Justicia, no sólo el ejercicio de la función jurisdiccional sino además otras
funciones en la dirección, gobierno y administración del Poder Judicial, la inspección y
vigilancia de los tribunales de la República, e incluso la elaboración y ejecución de su
propio presupuesto y la del resto del Poder Judicial.

En efecto, a través de la “Normativa sobre la Dirección, Gobierno y Administración


del Poder Judicial”, publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de
Venezuela Nro. 37.014 del 15 de agosto de 2000, el Tribunal Supremo de Justicia, en Sala
Plena, le dio forma al órgano auxiliar denominado Dirección Ejecutiva de la Magistratura
(DEM), de rango constitucional, el cual cumple por delegación todas aquellas tareas que le
sean asignadas por la Sala Plena (vid., sentencias Nros. 1.798, 1.225, 1.264, 689 y 00353 de
fechas 19 de octubre de 2004, 27 de mayo de 2006, 22 de octubre, 18 de junio de 2008 y 18
de marzo de 2009, respectivamente), en lo relacionado con las funciones de dirección,
gobierno y administración del Poder Judicial.

Asimismo, cabe referir que en el prenombrado instrumento normativo también fue


creada la Comisión Judicial del Tribunal Supremo de Justicia, órgano integrado por un
Magistrado o Magistrada de cada Sala y dependiente directamente del Máximo Tribunal.
Este órgano actúa también por delegación, en todas aquellas funciones administrativas de
control y supervisión conferidas por la Sala Plena, así como cualquier otra establecida en la
Normativa antes señalada, lo que excluye, por supuesto, la función jurisdiccional, pues ésta
corresponde de forma exclusiva al Tribunal Supremo de Justicia y al resto de los Tribunales
de la República.

La Comisión Judicial nace así como un organismo auxiliar que participa mediante la
figura de la delegación en la dirección, gobierno y administración del Poder Judicial.
Coexisten, dos órganos que cumplen funciones específicas en materia administrativa de
acuerdo a la Normativa antes mencionada, conforme a lo previsto en el Reglamento Interno
del Tribunal Supremo de Justicia, publicado en la Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela Nro. 38.496 del 9 de agosto de 2006.

En definitiva y sin menoscabo de las atribuciones propias de la Dirección Ejecutiva


de la Magistratura (DEM), no hay lugar a dudas acerca de la legitimidad de la Comisión
Judicial para actuar por delegación en las labores asignadas por la Sala Plena del Tribunal
Supremo de Justicia, dentro del amplio espectro de tareas que conlleva la dirección,
gobierno y administración del Poder Judicial, entre las que se encuentra lo relativo al
ingreso y permanencia de los Jueces dentro del Poder Judicial.

Ahora bien, también esta Sala ha indicado que toda sanción disciplinaria debe
necesariamente estar antecedida por el procedimiento administrativo correspondiente, sea
que se trate de un funcionario de carrera o de libre nombramiento y remoción.

Por el contrario, en los casos de remoción de un Juez cuyo nombramiento ha sido de


forma provisional o temporal, el acto administrativo que determina su separación del cargo
no tiene que estar sujeto necesariamente a un procedimiento. Justamente, la garantía de
estabilidad del Juez y, por ende, el derecho a ser sometido al procedimiento
correspondiente, se alcanzan con el concurso de oposición consagrado en la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela, como una exigencia sine qua non para acceder al
cargo de Juez con carácter de Titular o Juez de carrera; estabilidad esta que no poseen los
Jueces Provisorios ni Temporales (vid., sentencias Nros. 2.414 y 01007, emitidas en fechas
20 de diciembre de 2007 y 9 de agosto de 2017, por las Salas Constitucional y por este
órgano jurisdiccional, respectivamente).

Es decir, el funcionario que goza de titularidad tendrá siempre el derecho a ser


sometido al procedimiento correspondiente, pues -como ya se indicó- la garantía de
estabilidad se le otorga a quien hubiese accedido al cargo en virtud del concurso provisto a
tal efecto.

Bajo esta premisa, de la revisión de las actas que conforman el expediente judicial,
se observa que en los recaudos presentados por el accionante no consta el hecho de que al
momento de dictarse el acto impugnado éste se desempeñase como Juez Titular del
Tribunal Séptimo de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas.

Por el contrario, de sus mismos dichos se desprende que siempre ocupó el aludido
cargo de forma “provisional”, tan es así que para el momento en que la Comisión Judicial
dejó sin efecto su designación, ocupaba el cargo de Juez Temporal del mencionado
Tribunal Séptimo de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas (vid., folio 43 del
expediente judicial).

Determinado lo anterior resulta necesario mencionar el criterio sostenido por la Sala


Constitucional en función del cual la potestad que tiene la Comisión Judicial de este
Máximo Tribunal para dejar sin efecto el nombramiento de los Jueces designados con
carácter provisional, es discrecional. En efecto, la aludida Sala en sentencia número 2.414
del 20 de diciembre de 2007, señaló que los Jueces Provisorios carecen de estabilidad en
los respectivos cargos y, por consiguiente, sus designaciones pueden ser revisadas y dejadas
sin efecto en cualquier oportunidad, sin la exigencia de someterlos a un procedimiento
administrativo previo, ni la obligación de motivar las razones específicas y legales que
dieron lugar a la remoción.

Al aplicar el referido criterio vinculante al caso bajo examen, esta Máxima Instancia
debe ratificar que la Comisión Judicial del Tribunal Supremo de Justicia tenía la potestad
para dejar sin efecto el nombramiento del accionante en el cargo de Juez Temporal del
Tribunal Séptimo de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, sin necesidad de
someterlo a procedimiento administrativo alguno y sin que puedan considerarse lesionados
los derechos a la defensa, al debido proceso ni a la estabilidad laboral del demandante.
Insiste la Sala en que la estabilidad de los Jueces está sujeta a la participación en un
concurso público de oposición en el que hayan ganado la titularidad del cargo. Esta
circunstancia, como ya se indicó, no se verificó en el caso sub examine, por lo que las
denuncias relativas a la violación del derecho al debido proceso se desechan. Así se decide.

ii) Violación del derecho al trabajo.

La parte demandante efectuó tal denuncia en virtud de la supuesta “suspensión del


cargo” sin goce de sueldo de la que fue objeto y por encontrarse impedido de ejercer
cualquier actividad lucrativa que pueda considerarse incompatible con la función
jurisdiccional, según lo previsto en el artículo 256 constitucional. Aunado a las constantes
erogaciones que, a su decir, debe realizar para la manutención y cuidado de sus hijos.
Al respecto, la representación judicial de la República sostuvo que el accionante no
ingresó a la carrera judicial “(…) por concurso para derivar de allí una situación de
estabilidad, pues se trata de una persona que ostentaba un cargo de Juez Temporal, que
aunado a ello la medida de la que fue objeto no le impide ejercer como profesional del
derecho en cualquier otra área o campo ajeno al Poder Judicial” (sic).

En relación a lo antes señalado, esta Sala Político-Administrativa advierte que el


artículo 87 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece lo
siguiente:
“Artículo 87. Toda persona tiene derecho al trabajo y el deber de
trabajar. El Estado garantizará la adopción de las medidas
necesarias a los fines de que toda persona pueda obtener ocupación
productiva, que le proporcione una existencia digna y decorosa y le
garantice el pleno ejercicio de este derecho. Es fin del Estado
fomentar el empleo. La ley adoptará medidas tendentes a garantizar
el ejercicio de los derechos laborales de los trabajadores y
trabajadoras no dependientes. La libertad de trabajo no será
sometida a otras restricciones que las que la ley establezca.
Todo patrono o patrona garantizará a sus trabajadores o
trabajadoras condiciones de seguridad, higiene y ambiente de trabajo
adecuados. El Estado adoptará medidas y creará instituciones que
permitan el control y la promoción de estas condiciones”.

Lo anterior, denota el reconocimiento del derecho y el deber de trabajar, previendo


la obligación en cabeza del Estado de garantizar la adopción de las medidas necesarias a los
fines de que toda persona pueda obtener una ocupación productiva, que le proporcione una
existencia digna, decorosa y le garantice el pleno ejercicio de este derecho.

Por su parte el artículo 256 constitucional prevé que:


“Artículo 256. Con la finalidad de garantizar la imparcialidad y la
independencia en el ejercicio de sus funciones, los magistrados o
las magistradas, los jueces o las juezas, los fiscales o las fiscales
del Ministerio Público; y los defensores públicos o las defensoras
pública, desde la fecha de su nombramiento y hasta su egreso del
cargo respectivo, no podrán, salvo el ejercicio del voto, llevar a
cabo activismo político partidista, gremial sindical o de índole
semejante, ni realizar actividades privadas lucrativas
incompatibles con su función, ni por sí ni por interpuesta persona,
ni ejercer ninguna otra función pública a excepción de actividades
educativas.
Los jueces o las juezas no podrán asociarse entre sí”.
De manera tal que los jueces tienen prohibido expresa y constitucionalmente
realizar actividades privadas lucrativas incompatibles con su labor, o ejercer alguna otra
función pública a excepción de actividades educativas.

Hechas tales precisiones, vale señalar que habiendo quedado sin efecto la
designación del accionante, y dado que su situación se ubica en la posición de quien ha
ingresado al Poder Judicial de manera temporal, puede ejercer libremente su derecho al
trabajo, puesto que ya no le son aplicables las previsiones contenidas en el aludido artículo
256 eiusdem, toda vez que ello, en modo alguno, le vulneraba ese derecho, más aun cuando
el mismo puede participar en un futuro concurso de oposición para optar por los cargos de
Inspectores de Tribunales o, incluso, de Jueces y Juezas de la República, si es su aspiración
(vid., sentencia Nro. 01477 de fecha 15 de diciembre de 2016). En virtud de lo expuesto, se
desestima la denuncia bajo análisis. Así se decide.

iii) Vulneración de las garantías previstas en los artículos 75 y 76 de la


Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y de la inamovilidad por fuero
paternal.

En cuanto a este punto, la parte demandante adujo que la Comisión Judicial de este
Supremo Tribunal, al momento de dictar el acto administrativo impugnado, no tomó en
consideración que se encontraba amparado por inamovilidad laboral por fuero paternal en
razón de que el 14 de abril de 2012 nació su quinta (5ta) hija, y que por tal motivo en esa
misma oportunidad solicitó ante la Comisión accionada que se le acordara “(…) el permiso
remunerado a que se refiere el artículo 9 de la Ley para la Protección de las Familias, la
Maternidad y la Paternidad, en concordancia con lo establecido con (sic) la inamovilidad
prevista en los artículos 339 y 420 literal 2) de la Ley Orgánica del Trabajo, Los
Trabajadores y Las Trabajadoras (LOTTT) (…)”.

Seguidamente, manifestó que el 13 de diciembre de 2013 nació su sexto (6to) hijo,


lo cual, a su decir, le otorgaba el goce de inamovilidad laboral desde esa fecha hasta el 13
de diciembre de 2015.
En tal sentido, indicó que, al margen de la naturaleza provisional o transitoria del
cargo ejercido, “(…) no es posible desconocer las garantías derivadas de la inamovilidad
laboral por fuero paternal (…)” que le amparaban al momento de dictarse la decisión
objeto del presente recurso; e invocó el contenido de los artículos 75 y 76 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y 384 de la Ley Orgánica del
Trabajo “entonces vigente”.

Por su parte, la representación judicial de la República sostuvo que esta Sala,


mediante la sentencia Nro. 00673 del 10 de junio de 2015, “(…) resolvió la medida de
amparo ejercida conjuntamente con la acción de nulidad, declarándolo procedente,
ordenando a la Comisión Judicial girar las instrucciones correspondientes a los fines de
restablecer el pago y los demás beneficios laborales, mientras dure el juicio. Quedando
resuelta, con dicha sentencia, la situación jurídica infringida relacionada con el fuero
paternal que gozaba el actor para el momento de la suspensión de que fue objeto”.

En razón de la denuncia antes expuesta, resulta pertinente señalar que el derecho a


la protección de la familia está previsto en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela de la siguiente forma:
“Artículo 75.- El Estado protegerá a las familias como asociación
natural de la sociedad y como el espacio fundamental para el
desarrollo integral de las personas. Las relaciones familiares se basan
en la igualdad de derechos y deberes, la solidaridad, el esfuerzo
común, la comprensión mutua y el respeto recíproco entre sus
integrantes. El Estado garantizará protección a la madre, al padre o
a quienes ejerzan la jefatura de la familia (…)” (Resaltado de la
Sala).
“Artículo 76.- La maternidad y la paternidad son protegidas
integralmente, sea cual fuere el estado civil de la madre o del padre.
Las parejas tienen derecho a decidir libre y responsablemente el
número de hijos o hijas que deseen concebir y a disponer de la
información y de los medios que les aseguren el ejercicio de este
derecho. El Estado garantizará asistencia y protección integral a la
maternidad, en general a partir del momento de la concepción,
durante el embarazo, el parto y el puerperio, y asegurará servicios de
planificación familiar integral basados en valores éticos y
científicos. (…)”. (Resaltado de la Sala).
Las referidas normas consagran el deber del Estado de proteger a la familia como
asociación natural de la sociedad, espacio fundamental para el desarrollo integral del ser
humano. En este orden, se establece expresamente que la maternidad y la paternidad “son
protegidas integralmente” (vid., sentencia Nro. 00999 dictada por esta Sala el 9 de agosto
de 2017).

En igual sentido, la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y Trabajadoras,


publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nro. 6.076
Extraordinario en fecha 7 de mayo de 2012, regula la figura de la inamovilidad por fuero
paternal así:
“Artículo 339. Todos los trabajadores tendrán derecho a un
permiso o licencia remunerada por paternidad de catorce días
continuos contados a partir del nacimiento de su hijo o hija o a
partir de la fecha en que le sea dado o dada en colocación familiar
por parte de la autoridad con competencia en materia de niños,
niñas y adolescentes.
Adicionalmente, gozará de protección especial de inamovilidad
laboral durante el embarazo de su pareja hasta dos años después
del parto (…)”
“Artículo 420. Estarán protegidos y protegidas por inamovilidad
laboral:
(…Omissis…)
2. Los trabajadores desde el inicio del embarazo de su pareja,
hasta dos años después del parto (…)”.

Precisada la normativa aplicable al caso, este órgano jurisdiccional estima pertinente


destacar que en la sentencia Nro. 708 del 14 de agosto de 2017, la Sala Constitucional,
luego de hacer mención al contenido de los artículos 75 y 76 de la Carta Magna, estableció
que:
“(…) la licencia de paternidad es una prerrogativa establecida
para garantizar los derechos fundamentales de las niñas y los
niños. Por lo tanto, encuentra que tanto la licencia de maternidad,
como la de la paternidad, no están encaminadas a cobijar las
expectativas, deseos o derechos de los progenitores. Así mismo, se
observa que estos derechos no solo se tienen en los primeros días
de vida de los niños y niñas, sino que se deben extender hasta que
cumplan la mayoría de edad, los cuales se garantizan no solo con
la licencia de paternidad, sino con otras instituciones jurídicas,
como el fuero paternal y políticas públicas.
De otra parte, la jurisprudencia constitucional se ha referido al
significado y nuevo concepto de familia, y con ello, el de
paternidad, para lo cual ha realizado un análisis de los diversos
tipos de familia, sus componentes y las relaciones que prevalecen
entre sus miembros, alejándose de la tradicional noción que
normalmente la sociedad concebía dentro de la conformación
familiar como es la familia nuclear, patriarcal, bilateral y
consanguínea, por otras más amplias, para abarcar una
protección integral de cada una de las personas que las
conforman, especialmente los niños, niñas y adolescentes, el
derecho al cuidado y amor para su protección. (Vid. Sentencia n°
693 de 2 de junio de 2015, caso: Francisco Anthony Correa
Rampersad).
Como puede observarse tanto la Constitución de la República
y esta Sala han establecido de manera categórica que la familia
debe comportar una asociación que garantice la continuidad
mediante el acompañamiento en el desarrollo integral de las
personas y para ello debe contar con el espacio de convivencia,
cuya cotidianidad certifique que ese desarrollo integral va a ser
garantizado en cualquier tipo de familia de la que se trate.
Ello así, se circunscribe luego el texto Constitucional (sic) en su
artículo siguiente, -76- al nacimiento del tipo de familia nuclear,
cuando expresa que las parejas tienen el derecho a decidir
libremente el número de hijos e hijas que desean concebir, pero
determina la norma que el ejercicio de tal derecho deben realizarlo
–la pareja- de forma responsable, esto con el fin de que se cumpla
con el objetivo de la institución de la familia, que no es otro de que
se garantice el desarrollo integral de los hijos e hijas que
decidieron tener, entendiéndose por integral se garantice en todas
las áreas del ser humano, material, psicológico, emocional-
afectivo y moral.
En ese sentido, la misma Carta Magna que contiene el plan de
organización social de la República Bolivariana de Venezuela,
estableció en su artículo 77 lo siguiente ‘Se protege el
matrimonio… Las uniones estables…’ es decir, dispone el texto
constitucional las únicas formas en que protege el Estado para el
nacimiento de una familia, lo cual como se dijo en el fallo 693 del
2 de junio de 2015, caso: Francisco Anthony Correa Rampersad,
son formas de nacimiento de la familia, el matrimonio y las
uniones estables de hecho, siendo entonces, que es en este sentido
que deben interpretarse las instituciones de protección social que
se disponen en el ordenamiento jurídico dirigidas a la protección
de los miembros de la familia, verbi gracia la establecida 339 (sic)
de la Ley Orgánica del Trabajo, de los Trabajadores y Trabajadora
(sic), que apunta a garantizar los recursos económicos para
satisfacer las necesidades en los primeros dos años de los hijos e
hijas concebidos por la pareja, es así que cuando se expresa
‘desde el embarazo de su pareja’, ésta debe entenderse que ha sido
constituida mediante el matrimonio ó una unión estable de hecho,
instituciones además que ha quedado establecido por la Ley y la
jurisprudencia no pueden coexistir. (Vid sentencia 1682/2005 (caso
Carmela Mampieri).
No obstante, la Sala agrega que el interés superior del niño y la
efectividad del derecho del recién nacido al cuidado, amor y
filiación del padre se debe llevar a cabo de manera prevalente,
incluso por encima del vínculo legal o relación del padre con la
madre, esto es, de la calidad de esposos de los padres, de
compañeros permanentes, o de la convivencia efectiva entre los
padres del niño o niña, por lo que la prerrogativa a la licencia y
fuero paternal se hace extensiva incluso para aquellos padres que
no reúnan las particularidades anotadas, solo que en ponderación
a ese derecho, será invocada si el padre no mantuviese
simultáneamente vínculos legales o estables, pues de lo contrario,
se estaría haciendo un uso abusivo de ese derecho, lo que se desvía
teleológicamente con los fines de la norma.
Lo expresado anteriormente en nada desvincula al deber
irrenunciable que todo padre y madre tiene de criar, formar,
educar, mantener y asistir a sus hijos e hijas.
Por tanto, debe deducirse que para el goce de la protección de
inamovilidad laboral establecida desde la concepción de la
‘pareja’, ese hijo o hija concebido debe ser producto de un
matrimonio ó (sic) de una unión estable de hecho, pero que en
ningún caso tal protección podrá derivarse de la coexistencia
concurrente de ambas circunstancias, pues sería contrario a lo
dispuesto en el ordenamiento jurídico; salvo que se demuestre que
ambas uniones tienen fecha de ocurrencias distintas.
De igual forma, es necesario señalar las consecuencias que tal
protección de fuero paternal tiene en otros campos, así lo
discriminatorio que resulta para la mujer, quien por razones
biológicas tiene límite para concebir y gestar frente al hombre que
puede engendrar en cualquier momento, por lo tanto éste pudiera
ampararse indefinidamente de inamovilidad por fuero paternal,
siendo desproporcionado e inadecuado, y con ello además
impactar económicamente a los empleadores públicos y privados
al mantener a un trabajador reiteradamente con licencia de
catorce (14) días y con inamovilidad.
Ello así, en virtud de todo lo expresado con fundamento en lo
dispuesto en el ordenamiento jurídico venezolano esta Sala
establece: 1) Para la acreditación del fuero paternal, el trabajador
deberá consignar acta de nacimiento ó la ficha de nacimiento con
los datos de identificación del recién nacido, mediante los cuales
se determina su condición de progenitor, de conformidad con lo
dispuesto en los artículos 117 de la Ley Orgánica para la
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes y 8 de la Ley Para la
Protección de las Familias, la Maternidad y de la Paternidad; 2)
No podrá beneficiarse del fuero paternal quien la alegue ante la
presencia simultánea del matrimonio y del concubinato o cualquier
otra unión estable de hecho, pues se desnaturalizaría el objetivo de
la institución de protección familiar de fuero paternal. Así se
establece” (sic).

Advertido lo anterior, esta Sala observa que constan en autos, entre otros, los
siguientes documentos:

- Acta de nacimiento Nro. 615 del 10 de julio de 2012, en la cual quedó registrado
que el 14 de abril de ese año nació una niña (cuya identidad se omite en atención a lo
dispuesto en el artículo 65, Parágrafo Segundo, de la Ley Orgánica para la Protección de
Niños, Niñas y Adolescentes), hija del demandante con la ciudadana Ireida Luzmery
Reatiga Moreno (cédula de identidad Nro. 22.523.590) (vid., folios 47 y 48 del expediente
judicial).

- Oficio Nro. CJ-13-1961 de fecha 17 de junio de 2013, a través del cual la


Comisión accionada acordó dejar sin efecto la designación del demandante como “(…)
Juez Temporal del Tribunal Séptimo de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y
Ejecución del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas”
(vid., folio 43 del expediente judicial).

- Oficio Nro. 1271-2013 del 27 de junio de 2013, suscrito por la Jueza Rectora Civil
del Área Metropolitana de Caracas, mediante el cual notificó al accionante de la decisión
emitida por la Comisión Judicial de este Alto Tribunal el 17 de junio de 2013. El Oficio en
cuestión fue recibido por la mencionada parte el 1° de julio de ese mismo año (vid., folio 42
del expediente judicial).

- Copia certificada del Acta de Matrimonio Nro. 30, suscrita entre el demandante y
la ciudadana Ida María Maldonado Díaz (cédula de identidad Nro. 9.496.550), en fecha 16
de agosto de 2013, ante el Registro Civil del Municipio Escuque del Estado Trujillo (vid.,
folios 138 y 139 del expediente judicial).

- Acta de Nacimiento Nro. 565 del 16 de diciembre de 2013, en la cual consta que el
13 de ese mismo mes y año nació un niño (cuya identidad se omite en atención a lo
dispuesto en el artículo 65, Parágrafo Segundo, de la Ley Orgánica para la Protección de
Niños, Niñas y Adolescentes) como hijo del accionante con la ciudadana Gleidys Damaris
Reatiga Moreno (cédula de identidad Nro. “26.351.511”) (vid., folio 45 del expediente
judicial).

- Copia simple del “ESTUDIO: ULTRASONIDO OBSTÉTRICO” practicado el 15


de septiembre de 2015 a la ciudadana Ida María Maldonado Díaz, supra identificada, en el
cual se evidenció un embarazo “simple de 7 semanas 5 días (…)” (vid., folios 140 y 141 del
expediente judicial).

- Copia simple del Carnet de Asistencia del Servicio Médico del Fondo Auto-
administrado de Salud (FASDEM), emitido a nombre del accionante el 22 de junio de 2015
y del cual se evidencia que la ciudadana Ida María Maldonado de Araujo figura como una
de las beneficiarias, en condición de “cónyuge” de dicha parte (vid., folio 142 del
expediente judicial).

- Copia simple del Certificado de Nacimiento Nro. 7775179 proferido por el Centro
Hospitalario “Dr. Juan Motezuma Ginnari”, en el cual se certificó que el 1° de mayo de
2016 nació un niño (cuya identidad se omite en atención a lo dispuesto en el artículo 65,
Parágrafo Segundo, de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes),
como hijo del demandante y de su cónyuge (vid., folio 220 del expediente judicial).

- Acta de Nacimiento Nro. 1035 del 17 de mayo de 2016, en la cual se dejó


constancia de la presentación del prenombrado niño ante la Parroquia “La Beatriz” del
Municipio Valera, Estado Trujillo (vid., folio 218 del expediente judicial).

De lo antes expuesto, se constata lo siguiente:


- Que el accionante demostró que en fechas 14 de abril de 2012, 13 de diciembre
de 2013 y 1° de mayo de 2016, respectivamente, tuvo tres (3) hijos.
- Que aun cuando el 13 de diciembre de 2013 nació el segundo de los aludidos
niños, en fecha 16 de agosto de ese mismo año el demandante contrajo
matrimonio con la ciudadana Ida María Maldonado Díaz madre del último de
sus hijos, lo que -en principio- haría suponer la existencia simultánea del
matrimonio y del concubinato o cualquier otra unión estable de hecho, sin
embargo, es evidente que los dos (2) primeros niños fueron procreados con
anterioridad al matrimonio celebrado entre los aludidos ciudadanos, aunado a
que no existen en autos documentos probatorios que dispongan lo contrario.

De manera tal, que para el momento en que se dictó el acto por el cual se resolvió
dejar sin efecto la designación del accionante en el cargo de Juez Temporal del Tribunal
Séptimo de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, éste se encontraba en período
de inamovilidad laboral derivada de la protección que el artículo 339 de la Ley Orgánica
del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras, confiere al padre desde el embarazo hasta
dos (2) años después del nacimiento de su hijo, en desarrollo de las normas
constitucionales.

Por lo que, se estima que, en el caso concreto, la Administración debió haber dejado
transcurrir íntegramente el aludido período, contado desde el 14 de abril de 2012, fecha de
nacimiento del niño, hasta el 14 de abril de 2014 fecha en que se cumplieron los dos (2)
años de su nacimiento. Así se declara.

Ahora bien, dado que tal actuación no estuvo en concordancia con lo dispuesto en el
ordenamiento jurídico y visto que mediante la sentencia Nro. 00673 del 10 de junio de
2015, esta Sala acordó la protección cautelar del accionante mientras durara el presente
juicio, a lo cual no se ha dado cumplimiento, se estima pertinente advertir que el fuero
paternal de dicha parte se extendió hasta el 1° de mayo de 2018 en virtud de que el 1° de
mayo de 2016 nació el último de sus hijos. Así se establece.
En cuanto a la solicitud de reincorporación del demandante al cargo que venía
desempeñando como Juez Temporal del Tribunal Séptimo de Primera Instancia de
Sustanciación, Mediación y Ejecución del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, la Sala aprecia que para la fecha en que se dicta esta sentencia ya
venció el período de inamovilidad laboral por fuero paternal del accionante, y en virtud de
la potestad que tiene la Comisión Judicial de este Máximo Tribunal para remover de sus
cargos a los funcionarios designados con carácter provisional, se considera improcedente
tal pretensión. Así se decide.

No obstante, procede a favor del demandante el pago de los sueldos dejados de


percibir desde el 1° de julio de 2013 (fecha en la que fue notificado del acto impugnado)
hasta el 1° de mayo de 2018 (fecha en que culminó la inamovilidad que por paternidad le
correspondía), así como los beneficios pecuniarios dejados de percibir que no requieran de
la prestación efectiva del servicio, durante el referido período. Así se decide.

Finalmente, debe esta Sala señalar que el hecho de haber quedado sin efecto la
designación del abogado Diego Antonio Araujo Aguilar en el cargo de Jueza Temporal del
Tribunal Séptimo de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, en modo alguno
imposibilita su participación en cualquier concurso de oposición en el que a futuro quisiera
intervenir, ya que su exclusión del Poder Judicial no ha obedecido a la comprobación de
falta disciplinaria alguna. Así se establece.

iv) De la violación de los artículos 73 y 78 de la Ley Orgánica de


Procedimientos Administrativos.

Al respecto, se observa que la parte actora adujo la violación de los mencionados


artículos “(…) al no constar la existencia de decisión o resolución administrativa alguna
que hubiere sido transcrita en el oficio por el que [fue] notificado” del acto administrativo
impugnado (agregado de la Sala).

En contraposición a lo expuesto, la representación judicial de la República arguyó


que el accionante fue debidamente notificado del acto impugnado.
Así las cosas, vale destacar que de lo denunciado por la parte actora se infiere una
supuesta notificación errónea del acto recurrido. En tal sentido, se estima pertinente hacer
alusión al contenido de la normativa en cuestión:
“Artículo 73. Se notificará a los interesados todo acto
administrativo de carácter particular que afecte sus derechos,
debiendo contener la notificación el texto íntegro del acto, e
indicar si fuere el caso, los recursos que proceden con expresión de
los términos para ejercerlos y de los órganos o tribunales ante los
cuales deban interponerse”.
“Artículo 78. Ningún órgano de la administración podrá realizar
actos materiales que menoscaben o perturben el ejercicio de los
derechos de los particulares, sin que previamente haya sido
dictada la decisión que sirva de fundamento a tales actos”.

Precisado lo anterior, se advierte que de una revisión del oficio por medio del cual le
fue notificado al accionante el aludido acto, se observa que además de que se reprodujo en
los mismos términos el contenido de este último, en la parte inferior izquierda la
Administración señaló lo siguiente: “Anexo: Lo indicado constante de dos (02) folios
útiles” (vid., folio 42 al 44).

Por lo que, mal podría considerarse que la Administración incurrió en algún error al
no transcribir de seguidas a la notificación el acto como tal, ya que si bien es cierto la
normativa supra transcrita prevé que la notificación debe contener el texto íntegro del
aquel, ello no supone que no pueda anexarse de forma contigua como sucedió en este caso.
Por ende, se desecha la denuncia bajo análisis. Así se declara.

En todo caso, vale destacar que la consecuencia de una notificación defectuosa


-como la alegada- solo genera que no se computen los lapsos de caducidad para el
momento de la interposición de los recursos respectivos, hecho que no se suscitó en este
caso, pues el accionante sí pudo impugnar en tiempo hábil el acto administrativo ante esta
Máxima Instancia. Así se establece.

Con base en todos los razonamientos expresados esta Sala declara parcialmente con
lugar la demanda de nulidad incoada, en consecuencia: i) improcedente la petición de
reincorporación formulada por el accionante por las razones anteriormente expuestas, ii) se
ordena a la Comisión Judicial de este Máximo Tribunal que gire las instrucciones
pertinentes a la Dirección Ejecutiva de la Magistratura (DEM) a fin de que le pague al
accionante los sueldos dejados de percibir desde el 1° de julio de 2013 (fecha en la que fue
notificado del acto impugnado) hasta el 1° de mayo de 2018 (fecha en que culminó la
inamovilidad que por paternidad le correspondía), así como los beneficios pecuniarios
dejados de percibir que no requieran de la prestación efectiva del servicio, durante el
referido período; y iii) firme el acto administrativo impugnado. Así se decide.

VI

DECISIÓN

Por las razones anteriormente expuestas, esta Sala Político-Administrativa del


Tribunal Supremo de Justicia, administrando justicia en nombre de la República y por
autoridad de la Ley, declara:

1.- PARCIALMENTE CON LUGAR la demanda contencioso administrativa de


nulidad interpuesta conjuntamente con “(…) Amparo Constitucional Cautelar y solicitud
subsidiaria de medida cautelar”, por el abogado DIEGO ANTONIO ARAUJO
AGUILAR antes identificado, actuando en su nombre, en virtud del silencio administrativo
de la COMISIÓN JUDICIAL DEL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA, al no
decidir el recurso de reconsideración ejercido por el mencionado abogado, contra el Oficio
Nro. CJ-13-1961 del 17 de junio de 2013, mediante el cual la referida Comisión le informó
la decisión -adoptada en esa fecha- de dejar sin efecto su designación en el cargo de Juez
Temporal del Tribunal Séptimo de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y
Ejecución del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas. En
consecuencia:

1.1.- IMPROCEDENTE la petición de reincorporación formulada por el actor por


las razones expuestas en este fallo.
1.2.- Se ORDENA a la COMISIÓN JUDICIAL DEL TRIBUNAL SUPREMO
DE JUSTICIA que gire las instrucciones pertinentes a la Dirección Ejecutiva de la
Magistratura (DEM), a los fines de que le pague al abogado DIEGO ANTONIO ARAUJO
AGUILAR antes identificado, los sueldos dejados de percibir desde el 1° de julio de 2013
(fecha en la que fue notificado del acto impugnado) hasta el 1° de mayo de 2018 (fecha en
que culminó la inamovilidad que por paternidad le correspondía), así como los beneficios
pecuniarios dejados de percibir que no requieran de la prestación efectiva del servicio,
durante el referido período.

2.- FIRME el acto administrativo impugnado.

Publíquese, regístrese y comuníquese. Notifíquese a la Procuraduría General de la


República, a la Comisión Judicial del Tribunal Supremo de Justicia y al Director Ejecutivo
de la Magistratura (DEM). Archívese el expediente judicial y devuélvase el administrativo.
Cúmplase lo ordenado.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Político-Administrativa


del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los nueve (9) días del mes de mayo del año
dos mil dieciocho (2018). Años 208º de la Independencia y 159º de la Federación.

La Presidenta - Ponente

MARÍA CAROLINA
AMELIACH
VILLARROEL
El Vicepresidente,

MARCO
ANTONIO
MEDINA SALAS

La Magistrada,

BÁRBARA GABRIELA
CÉSAR SIERO
El Magistrado,

INOCENCIO
FIGUEROA
ARIZALETA
La Magistrada,

EULALIA COROMOTO
GUERRERO RIVERO

La Secretaria,

GLORIA MARÍA BOUQUET


FAYAD

En fecha diez (10) de mayo del año


dos mil dieciocho, se publicó y
registró la anterior sentencia bajo el
Nº 00478.
La Secretaria,

GLORIA MARÍA BOUQUET


FAYAD

Ir al documento original

También podría gustarte