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Hoyo de la Dona (Donut’s Hole)

Uno de los puntos de mayor controversia en las relaciones bilaterales entre México y Estados
Unidos, en los últimos años, es el que se refiere a la disputa por la propiedad, uso y disfrute de la
región conocida como Hoyo de la Dona Occidental. Esta región, localizada sobre la línea fronteriza
marítima que comparten ambos países en el Golfo de México, ha cobrado importancia por los
yacimientos petroleros existentes en toda la zona.

La exploración y explotación de los yacimientos petrolíferos realizada por Estados Unidos en esta
región, produjo un problema en el reconocimiento de los límites marítimos entre México y Estados
Unidos.

El establecimiento de los límites marítimos entre México y Estados Unidos, con base en el derecho
del mar, implica disponer el tratamiento de cuestiones jurídicas relacionadas con los usos y la
delimitación de los espacios marítimos modernos y tradicionales del ordenamiento jurídico
relativo al aprovechamiento de los recursos marítimos, sean o no renovables de la contaminación
y la reglamentación de la investigación marina y del desarrollo y la transformación de la tecnología
desde el punto de vista del Estado y de los organismos internacionales reconocidos como sujetos
de derecho internacional.

La existencia de un Tratado sobre Límites Marítimos entre Estados Unidos y México, firmado en
1978 pero no ratificado por el Senado norteamericano hasta 1997, no había permitido delimitar
las dos zona marítimas (la Dona Occidental y la Dona Oriental) en el Golfo de México, parte de las
cuales están situadas más allá de la 200 millas marinas de la zona exclusiva de ambos países, y que
de acuerdo con la Convención del Derecho de Mar constituyes aguas territoriales. Dada la
situación de encontrarse la Dona Occidental y la Oriental en aguas internacionales, dichas
plataformas continentales pueden ser reivindicadas por México y Estados Unidos; y por México,
Estados Unidos y Cuba, bajo criterios técnicos muy estrictos como pendientes, sedimentos e
inclinación del talud continental.

El problema radica en que Estados Unidos ha puesto sus ojos en las riquezas naturales del Golfo de
México no ahora sino desde décadas anteriores, ya que desde entonces ha venido realizando
estudios sobre la zona, como lo ilustran los siguientes datos:

En torno a los hidrocarburos del Golfo de México hace tiempo que se desarrollan actividades por
parte de Estados Unidos de mayor amplitud a medida que se ha progresado en la tecnología de
perforación en aguas profundas. Dos grandes proyectos están en marcha. Uno es el Ocean Margin
Drilling Program y otro el Deep Sea Drilling Proyect, ambos financiados por la Fundación Nacional
de Ciencias del gobierno norteamericano. El primero, comenzando en 1979, realiza exploraciones
a más de 5 mil metros de profundidad y se propone perforar el subsuelo marino hasta 9mil
metros. El contrato le fue entregado a la empresa privada Santa Fe Engineering Services Co., de
Orange, California.

Para 1997, Estados Unidos tenía 31 pozos trabajando a mil pies de profundidad en la zona del
Golfo de México, así como cuatro proyectos de producción.

Las negociaciones sobre la propiedad del hoyo de la Dona entre México y Estados Unidos, iniciadas
en 1997 con la ratificación del Tratado de Límites Marinos de 1978, finalizaron en junio de 2000,
con un acuerdo transfronterizo sobre recursos naturales, en el cual se determinó que de los 17 mil
190 kilómetros cuadrados en disputa, a nuestro país le corresponderá 61.78% y a Estados Unidos
38.22%. El margen de error de esta medición es de 15 metros. Finalmente, el Tratado sobre la
Delimitación de Plataforma Continental en la Región Occidental fue ratificado por México y
Estados Unidos el 17 de enero de 2001.

El derecho del mar se vuelve más complejo cuando de relaciona con los recursos minerales, sobre
todo en lo que se refiere al petróleo, por el cual está considerado como un bien estratégico por los
países desarrollados. El petróleo por su importancia estratégica, no se puede considerar como
cualquier otro producto, para Estados Unidos el petróleo es una cuestión de seguridad nacional.
De ahí que ante el descubrimiento de yacimientos petroleros en la región del Golfo de México. El
establecimiento de la jurisdicción y el control sobre esta región se haya convertido para ellos en un
asunto de vital importancia.

La negociación sobre la última frontera entre México y Estados Unidos, no pudo sustraerse a la
relación del poder, conflicto de intereses entre un país poderoso y uno débil, aun cuando el
derecho internacional reconoce la igualdad jurídica entre los estados. En la realidad la negociación
de los límites marítimos entre estos países, estuvo permeada de acuerdo a los intereses
geopolíticos, económicos y de seguridad nacional de Estados Unidos.

En las dos últimas décadas ha sido patente que los Estados Unidos tiene una dependencia de
petróleo, debido a la declinación de sus reservas. La dependencia petrolera estadounidense es
cada vez mayor porque los yacimientos en su territorio están casi agotados. La urgencia por
encontrar nuevos yacimientos, explotarlos y desarrollar tecnología que les permita llegar a
yacimientos cada vez más profundos, responde a que más del 60 por ciento de las necesidades
estadounidenses de energía dependen del petróleo.

Desde el principio de las negociaciones. México no consideró como peligro el futuro de los
yacimientos en la zona de alta mar del Golfo de México. En México, la parte oficial minimizó
durante mucho tiempo la importancia del Hoyo de la Dona; fueron los sectores nacionales en el
Senado mexicano que:

http://www.azc.uam.mx/publicaciones/alegatos/pdfs/46/51-16.pdf

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