Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El mundo universitario carece de una definición consensuada del término calidad académica,
aplicable a la diversidad de instituciones que lo integran; por lo mismo, ha optado por una
aproximación operativa, que involucra una evaluación basada en contrastar la misión institucional
o los objetivos de un programa de estudios con los medios disponibles, las acciones que se realizan
para alcanzar esas finalidades y, por último, los resultados de ese esfuerzo. Algunos de estos
aspectos, particularmente los medios disponibles (inputs) y los resultados (outputs), pueden ser
cuantificados, originando algunos de los indicadores utilizados en este ranking. Se trata de una
aproximación que, más allá de sus muchas limitaciones y aspectos relativos, tiene la virtud de
aportar información útil sobre la capacidad instalada y el desempeño de las instituciones de
educación superior, con la posibilidad de hacer las comparaciones correspondientes.
Muchos de los indicadores utilizados para la confección del Ranking 2017 también son empleados
internacionalmente para evaluar el desempeño de las instituciones de educación superior y, por lo
tanto, su elección tiene algún grado de validación científica. En cambio, otros tienen solamente el
respaldo de la lógica. Por ejemplo, cuando los sistemas de aseguramiento de la calidad son
confiables, considerar que los años de acreditación institucional o de un programa de estudios se
correlacionan con la calidad de los mismos. Sin duda, esa condición se cumple en Chile, por lo
menos en una medida aceptable para la comunidad académica.
Sin embargo, las ponderaciones otorgadas a los diversos indicadores y a las dimensiones
correspondientes carecen de respaldo empírico, y en este caso la lógica sirve de orientación, pero
no resuelve el problema. Se trata de un aspecto crucial cuyas características dependerán de la
finalidad, experiencia o sesgos de quienes elaboran los rankings. Esto implica un margen de
discrecionalidad inevitable y asumir el riesgo de que las ponderaciones escogidas puedan
favorecer a alguna institución o a un grupo de ellas en desmedro de otras. Para minimizar esa
1
International Ranking Expert Group (IREG) (2006). ”Berlin Principles on Ranking of Higher
Education Institutions”. En:http://ireg-observatory.org/en/index.php/berlin-principles
posibilidad, desde sus inicios en 2012, el Ranking Universitas-El Mercurio ha sido construido a
partir de una definición a priori de las dimensiones, indicadores y ponderaciones utilizados. En la
elaboración del ranking de este año ese principio básico se ha mantenido, lo que no obsta para
que se hayan realizado algunas modificaciones.
La decisión del Ministerio de Educación de Chile de discontinuar la distribución del AFI, las
modificaciones introducidas al Ranking Iberoamericano de Investigación de Scimago, sumados a
algunos perfeccionamientos de motu proprio, explican los cambios de método que presenta el
Ranking 2017. Estas modificaciones se describen a continuación:
1) Dimensión “Calidad de los estudiantes”: a partir del año 2012, por falta de alternativas
mejores, los rankings utilizaron como único indicador de esta dimensión la distribución del
Aporte Fiscal Indirecto, calculada como el porcentaje de “estudiantes con AFI” de la cohorte
admitida ese año en la universidad respectiva. Esta opción ofrecía ventajas como la
posibilidad de ser aplicada a todas las universidades, a diferencia de otros indicadores como
el “ranking de notas”, disponible solamente para las instituciones que participan en el
Sistema Único de Admisión. No obstante, era criticable por su reduccionismo y sesgo social.
Dado que en 2016 el AFI fue suprimido, el Ranking 2017 utiliza los únicos indicadores
disponibles en fuentes de uso público, asociados con el potencial de rendimiento académico
de los estudiantes: el Promedio de Puntaje PSU y el Promedio de Notas de Enseñanza Media
de la cohorte que ingresa. Pese a ser una elección forzada, y aun reconociendo el sesgo de
proveniencia escolar que contiene el primero de estos indicadores, creemos que la
combinación de ambos cumplen razonablemente bien con el objetivo metodológico buscado
y son mejores indicadores que la distribución del AFI.
Métodos estadísticos
La significancia estadística de diferencias entre algunos valores promedio se determinó usando
test t de Student para grupos independientes.
Para la construcción de los rankings se usó Microsoft Excel y macros creadas con Microsoft VBA
(Visual Basic for Applications). Para los análisis se usaron los programas estadísticos SPSS y SAS 9.4
para Windows.
Clasificación de universidades
En este aspecto, el Ranking 2017 se mantiene igual al de años anteriores, usando la clasificación
propuesta por Reyes y Rosso (2013)3 que usa como criterios taxonómicos el número de
publicaciones y la oferta de programas de doctorado acreditados. Por lo tanto, las universidades
fueron divididas en los grupos siguientes:
2
Esto se debe a que la mayoría de los estudiantes que aportaban AFI a las instituciones vivían en
Santiago y preferían estudiar en universidades locales. Esta “distorsión” regionalista fue reducida
sustantivamente al otorgarle al Promedio de Notas de Enseñanza Media una ponderación del 50
por ciento en el cálculo del valor de la dimensión “Calidad de los estudiantes”.
3
Reyes, C. y Rosso, P.(2013): “Una nueva clasificación de las universidades chilenas”, En:
Clasificación de Instituciones de Educación Superior, Educación-ES 2: 135-151, Ministerio de
Educación de Chile.
3) Universidad de Investigación y Doctorados en Áreas Selectivas: ofrece menos de 7 programas
de doctorado.
En relación al número de doctorados acreditados, criterio básico para diferenciar a los grupos 3 y
4, se consideró como regla general que aquellos programas de doctorado que se encontrasen en
proceso de reacreditación y que contaran al menos con 5 años de acreditación a la fecha de corte
de esta publicación (30 de septiembre de 2017), se sumarían al número total de programas de
doctorado acreditados para la Clasificación de Universidades.
1) Dimensión “Calidad de los estudiantes” (Ponderación 15 %). Los indicadores utilizados fueron:
Promedio de Puntaje PSU y Promedio de Notas de Enseñanza Media de la cohorte ingresada
en 2017. Cada uno de estos indicadores fue ponderado en un 50%.
2) Dimensión “Calidad de los académicos” (Ponderación 25% para las universidades de los
grupos 1 y 2 y 15% para las de los Grupos 3 y 4). Los indicadores utilizados fueron: Porcentaje
de Académicos contratados por más de media jornada y Porcentaje de Académicos con Grado
de Doctor. Cada uno de estos indicadores fue ponderado con un 50% del valor de esta
dimensión.
3) Dimensión “Calidad de los procesos formativos” (Ponderación 40% para las universidades de
los Grupos 1 y 2 y 30% para las de los Grupos 3 y 4). Los indicadores considerados fueron:
Alumnos por Académicos Contratados por más de Media Jornada, con una ponderación de
20%; Promedio de Años de Acreditación de las Carreras, ajustado por el porcentaje de
carreras acreditadas, con una ponderación del 60%; Porcentaje de Retención al Segundo Año,
con una ponderación del 10%, y Brecha entre Duración Teórica y Real de las Carreras, con una
ponderación del 10%.
Una vez calculados los valores estandarizados, el paso siguiente fue calcular el puntaje de las
diversas dimensiones usando para ello las ponderaciones asignadas a cada indicador. Por último,
los puntajes finales se computaron sumando los valores de cada dimensión de acuerdo con las
ponderaciones asignadas a cada una de estas.
Fuentes
Las fuentes de datos utilizadas para construir el Ranking 2017 fueron las siguientes:
1) Sistema de Información de la Educación Superior, Ministerio de Educación de Chile, para las
todas las dimensiones, excepto las de “Calidad de la investigación”.
2) Comisión Nacional de Acreditación, para los indicadores Promedio de Años de Acreditación
de las Carreras de Pregrado, Número de Programas de Doctorado Acreditados, Promedio de
Años de Acreditación de los Doctorados y Años de Acreditación Institucional.
4
QS Intelligence Unit. En: http://www.iu.qs.com/university-rankings/world-university-
rankings/normalization/
3) Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología, para la información sobre publicaciones y
cantidad de citas para el lapso 2012-2016 (DataCiencia), número de proyectos de
investigación postulados al Fondecyt, número de proyectos obtenidos y fondos asignados.
4) Consejo Nacional de Educación, para información sobre de estudiantes de postgrado y
proporción de estudiantes de postgrado extranjeros.
5) DEMRE, para información sobre tabla de conversión de puntajes NEM del año 2016
Fechas de corte
Los datos utilizados para elaborar el Ranking 2017 se recolectaron desde las fuentes señaladas
hasta el 30 de septiembre de 2017. Aunque la información emanada de la CNA es actualizada
continuamente, se deja constancia de que muchas veces la publicación de los resultados de los
procesos de acreditación institucional, de carreras y programas incluye un desfase de tiempo que
puede sobrepasar las fechas de corte consideradas, acarreando así errores de omisión
involuntaria. Advertimos a los lectores que GEA Universitas no tiene ninguna injerencia en este
aspecto.
Conforman este grupo ocho instituciones, el mismo número que en 2016, pero sus integrantes
han cambiado. Este año, la U. Católica Silva Henríquez, que el año pasado militó en el Grupo 2,
regresa a esta categoría junto con las universidades Iberoamericana de Ciencias y Tecnología
UNICIT y Gabriela Mistral, nuevamente incluidas en este ranking porque a fines de 2016 ambas
nuevamente fueron acreditadas.
Abandonaron este grupo las universidades Bernardo O’Higgins y Tecnológica Metropolitana, que
migraron al Grupo 2, y del Pacífico, que fue excluida por pérdida de su acreditación institucional.
Por tercer año consecutivo, la primera ubicación de esta categoría es liderada por la Universidad
Adventista de Chile, este año escoltada por la Universidad Católica Silva Henríquez (UCSH). El
tercer lugar es ocupado nuevamente por la Universidad Tecnológica de Chile (INACAP), que
mantiene esta ubicación desde el año 2015.
El cuarto lugar es ocupado por la Universidad de Viña del Mar, que sube una posición con respecto
a 2016 y desplaza al quinto lugar a la Universidad Academia de Humanismo Cristiano. La
Universidad de Las Américas pasa al sexto lugar, ocupando la ubicación que en 2016 pertenecía a
la Universidad del Pacífico. Cierran el grupo las universidades Iberoamericana de Ciencias y
Tecnología y Gabriela Mistral, en las posiciones séptima y octava, respectivamente.
La UCSH tiene un puntaje final algo inferior al de la Universidad Adventista de Chile, pese a
superarla en años de acreditación institucional. Una de las áreas donde la UCSH tiene la
oportunidad de mejorar es en la proporción de académicos contratados por más de media
jornada.
La Universidad de Viña del Mar ha mejorado progresivamente diversos indicadores, lo que explica
su paulatino ascenso en el ranking y este año superar en puntaje a la Universidad Academia de
Humanismo Cristiano e incrementar la diferencia en puntaje final con la Universidad de Las
Américas, institución que pertenece al mismo sostenedor internacional (Laureate International
Universities).
Los últimos lugares de este grupo los ocupan las universidades Iberoamericana de Ciencia y
Tecnología y Gabriela Mistral, ambas acreditadas por dos años. La primera se encuentra en
proceso de cierre. La segunda, en cambio, convertida ahora en una institución católica, vive una
etapa refundacional fuertemente apoyada por su nuevo sostenedor.
En esta categoría, que por primera vez encabeza la Universidad del Desarrollo, se producen
muchas novedades con respecto al año 2016. En primer término, cambian sus integrantes por
migración al Grupo 3 de las universidades Autónoma de Chile, Católica de la Santísima
Concepción, Católica del Maule, de Playa Ancha y Mayor y migración al Grupo 1 de la Universidad
Católica Silva Henríquez. Por otra parte, ingresa por primera vez la Universidad Bernardo
O’Higgins, antes en el Grupo 1, y se reintegra la Universidad Tecnológica Metropolitana, que en
2016 fue clasificada en el Grupo 1. Dado que las salidas superaron a los ingresos de este grupo, sus
integrantes se redujeron a once instituciones.
Otra novedad de este grupo que merece ser analizada es la “irrupción” de la Universidad Bernardo
O’Higgins (UBO), posicionada en el tercer lugar de esta categoría. Sin desconocer que ese logro
podría haber sido favorecido por la migración al Grupo 3 de las universidades Católica del Maule y
de Playa Ancha, lo cierto es que la UBO representa otro ejemplo de loable dinamismo. En 2012
ocupó la posición número doce del Grupo 1 y desde allí comenzó a escalar posiciones cada año,
hasta lograr en 2016 un meritorio segundo lugar en esa categoría.
El cuarto lugar lo ocupa la Universidad San Sebastián, en virtual “empate técnico” con la UBO, que
la supera mínimamente en puntaje. Esta institución ingresó a este grupo en 2014, ocupando
entonces la novena posición, lo que indica un buen ritmo de desarrollo institucional.
El resto de las instituciones de este grupo gana algunas posiciones por la migración al Grupo 3 de
universidades que las superaban en puntaje. Todas ellas mantienen sus posicionamientos relativos
con excepción de la Universidad Finis Terrae, que este año se ubica por sobre la Universidad de
Magallanes, ambas acreditadas por cuatro años.
Grandes cambios se observan en el Grupo 3, que desde 2012 ha sido encabezado por la
Universidad Técnica Federico Santa María (UTFSM). Las universidades de la Frontera, de Talca y de
Valparaíso migran al Grupo 4, de Universidades de Investigación y Doctorados, pero se integran a
él, provenientes del Grupo 2, las universidades Autónoma de Chile, Católica de la Santísima
Concepción, Católica del Maule, de Playa Ancha y Mayor. Todas ellas cuentan ahora con al menos
un programa de doctorado exclusivamente propio o compartido con otras instituciones.
Como resultado neto de las migraciones antes mencionadas, este grupo gana dos integrantes,
alcanzando así un total de dieciocho, cifra que hace de esta categoría la más numerosa de la
clasificación. Se trata de un hecho que merece ser comentado. En primer lugar, confirma la
tendencia evidenciada en los últimos años de que las Universidades Docentes con Proyección en
Investigación buscan fortalecer su capacidad para investigar y a crear doctorados. Esto sugiere que
muchas comunidades universitarias y los respectivos sostenedores tienen en sus visiones la
imagen de una institución de investigación y doctorado.
Para un país como Chile, que para seguir prosperando debe convertirse en una economía del
conocimiento, esto representa un hecho positivo, puesto que para alcanzar esa meta debe
aumentar considerablemente su capacidad actual para generar conocimientos lo que, a su vez,
depende de la disponibilidad de contar con capital humano avanzado. Por otra parte, la creación
de núcleos de académicos investigadores tiene un alto costo económico-financiero para una
institución universitaria, lo que representa una barrera de entrada para muchos. En este sentido
es ilustrativo constatar que la mayoría de las instituciones de investigación y doctorado que
cuentan con estos programas pertenecen al Consejo de Rectores, membresía que les asegura
aportes públicos “basales” y, en el caso de las universidades estatales, el apoyo adicional que
reciben mediante los Convenios de Desempeño.
Entre las universidades de este grupo cuya trayectoria merece ser destacada está en primer lugar
la UTFSM. Su largo liderazgo de esta categoría refleja claridad y perseverancia en sus planes de
desarrollo y fidelidad a una misión fundacional, que le significa armonizar un ámbito propiamente
universitario con uno técnico, en el que ofrece carreras sin licenciatura. Esta mezcla de perfiles
académicos resulta metodológicamente inseparable para la construcción de este ranking y explica
los puntajes comparativamente bajos que obtiene en las dimensiones “Calidad de los académicos”
y “Calidad de los procesos formativos” en relación a aquellos del ámbito “Calidad de la
investigación” y “Calidad de los doctorados”, donde ha obtenido diversos reconocimientos
internacionales. Todo lo anterior se ve refrendado por una acreditación institucional de 6 años
obtenida a fines de 2016.
La Universidad del Bío Bío (UBB), que hasta 2015 integraba el Grupo 2, ahora pasó a la segunda
ubicación de este grupo, con un puntaje que la sitúa muy cerca de la UTFSM. Durante los años
2012-2015 esta universidad lideró el Grupo 2 y el año pasado se integró a su clasificación actual
ocupando la séptima ubicación. Aunque su ascenso al segundo lugar puede haber sido favorecido
por la migración al Grupo 4 de las universidades de La Frontera y de Talca, que la antecedían en
puntaje, su mejor ubicación implicó desplazar a las universidades Adolfo Ibáñez, Católica del Norte
y de los Andes.
También destacable es el noveno lugar ocupado por la Universidad Mayor, que hasta 2016 integró
el Grupo 2. Esta ubicación la posiciona mejor que todas las instituciones que la acompañaron este
año en la migración hacia esta categoría y, además, supera a algunas de las que estaban en este
grupo, como las universidades Andrés Bello, Católica de Temuco, de Atacama y de La Serena.
La composición de este grupo, que no varió durante el periodo 2012-2016, hoy cuenta con tres
nuevos integrantes. Las universidades de La Frontera, de Talca y de Valparaíso. Las dos primeras
ocupan las posiciones sexta y quinta, respectivamente, desplazando de estas ubicaciones a las
universidades Católica de Valparaíso y de Santiago de Chile. En cambio la Universidad de
Valparaíso quedó ubicada en el noveno lugar, con un puntaje levemente inferior al de la
Universidad de Santiago de Chile, que la precede en el octavo lugar de esta categoría.
Este cambio de integrantes representa un hito histórico y demuestra, una vez más, el contrastante
ritmo de desarrollo académico que están logrando algunas universidades del Estado en
comparación con otras que, hasta hace pocos años, las superaban ampliamente en puntaje.
Esta realidad se hace patente cuando se observan las trayectorias de las universidades del Estado.
Creadas a partir de sedes regionales de las universidades de Chile y de Santiago de Chile, en sus
inicios precariamente dotadas por igual en cuanto a personal académico e infraestructura. Sujetas
a los mismos estatutos y engorros administrativos, casi cuatro décadas más tarde algunas, como
las antes mencionadas y las universidades del Bío Bío y de Tarapacá, aparecen florecientes y
progresando con mucho dinamismo mientras que otras ocupan los últimos lugares de sus grupos.
Aún reconociendo las desventajas de todo tipo de las instituciones ubicadas en los extremos
geográficos de nuestro país, sus disímiles trayectorias son ilustrativas de las diferencias que hacen
en el tiempo la capacidad de gestión y visión de futuro de los gobiernos universitarios.
Por sexto año consecutivo este grupo es liderado por las universidades Católica de Chile, de Chile y
de Concepción, las más antiguas del país y las únicas que a nivel internacional podrían ser
consideradas como “universidades de investigación”. Este hecho revela una realidad refrendada
por muchos ejemplos a nivel mundial: que la excelencia académica se logra mediante un trabajo
que requiere de muchas generaciones para dar frutos importantes. A lo anterior se suma un hecho
que expresa un conocido axioma académico: la calidad atrae calidad. Y en ese ámbito, las tres
decanas del sistema universitario chileno conservan todavía una ventaja considerable sobre sus
pares.