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Problema de definición
Es difícil ponerse de acuerdo en una definición de trabajo doméstico (ya que marca un
posicionamiento político, a veces muy polémico). El término trabajo se presta por otro lado a la
confusión ya que, en nuestra sociedad, es la remuneración (generalmente sobre la forma del salario)
la que permite identificar una actividad como trabajo1.
El trabajo doméstico está constituido de las tareas efectuadas en el seno del hogar y que los
estadísticos dividen generalmente en tiempo doméstico (limpieza, cocina, colada) y tiempo parental
(crianza)2. Unas definiciones, en particular las de ciertas feministas, que incluyen igualmente las
tareas afectivas o de lazos sociales3, el cuidado de miembros inválidos de la familia, o el “servicio
sexual”. Este trabajo, que concierno todo lo que toca a la reproducción*, es mayoritariamente
realizado por las mujeres.
Desde los años 70, la corriente feminista radical (en la línea de Christine Delphy) mantiene un
análisis materialista y riguroso de la relación entre hombres y mujeres, y sitúa en el centro de su
teoría el trabajo doméstico. Según esta teoría, está en el centro de un modo de producción específico
(el modo de producción doméstico, distinto del modo de producción capitalista), en el cual las
mujeres (consideradas como una clase) son explotadas por los hombres (la otra clase), lo que
explica su dominación. El trabajo doméstico es pues la actividad de las mujeres en el seno del
hogar. Porque rechaza (razonablemente fuerte) todo esencialismo*, esta corriente se resiste a poner
por delante en su explicación la cuestión de la crianza de los hijos.
Estas dos definiciones son problemáticas. La primera ya que deja de lado el carácter estructural del
trabajo doméstico no viendo más que un desigual reparto a corregir. La segunda porque implica una
definición circular insatisfactoria: el trabajo doméstico es el trabajo efectuado por las mujeres, las
mujeres son las personas que efectúan el trabajo doméstico. Si esto deja de lado de hecho la
cuestión del reparto de las tareas en el seno de la pareja heterosexual, ¿cómo caracterizar las tareas
efectuadas por los hombres? ¿Y aquellas realizadas en una pareja homosexual? ¿Y en una familia
homoparental? ¿Qué decir de la (muy) lenta evolución del reparto de tareas? ¿No habría que tenerla
en cuenta en un análisis de esta relación social? Y si el trabajo doméstico no es una lista de tareas,
esta definición omite igualmente las diferencias materiales objetivas entre burguesas y mujeres
proletarias4. El problema es también que esta teoría no denuncia más que una explotación
económica de la clase del las mujeres por la de los hombres, sin ver el carácter central de la
reproducción (como fenómeno social) para el Estado y el capital.
Mañana, la crisis
Un reciente informe de la OCDE24 preconiza desarrollar políticas que permitan un aumento de la
tasa de actividad de las mujeres (considerada como una fuente de crecimiento económico futuro) y
especialmente de asegurar un mejor reparto de las tareas domésticas en los hogares (particularmente
el cuidado de los hijos).
El informe insiste sobre la necesidad de resituar rápidamente a las mujeres en el trabajo después del
embarazo (que penaliza el trabajo y la evolución su carrera). De hecho esto concierno sobre todo a
las más cualificadas y diploadas, ya que se trata de rentabilizar la inversión que representa su
formación (hoy en Francia está en una media superior a la de los hombres). La fracción femenina de
la clase capitalista puede escapar de ciertas tareas domésticas (gracias a las criadas) pero no al
embarazo (aunque a más escala social se tienen menos hijos).
El Estado juega hoy un rol mayor en la reproducción global de la fuerza de trabajo, y los excesos
del siglo XIX (riesgos para la reproducción de la “raza de los proletarios”) no son factibles.
Pero, ¿qué pasa con la puesta en cuestión del Estado de bienestar y las políticas de austeridad? En
este mismo informe, la OCDE advierte a los Estados tentados por las medidas de austeridad, de
reducir las inversiones en este campo (¡el trabajo del as mujeres es la llave del crecimiento!). Como
se ve bien por ejemplo en Grecia, estas medidas afectan pesadamente a las mujeres, ya sea
directamente (empleos femeninos en la función pública), o indirectamente (el Estado descargándose
de ciertas tareas reproductivas sobre ellas): la reforma de las pensiones, ataques contra los servicios
públicos y especialmente la sanidad (cierres de maternidades o centros de IVG en Francia),
supresión de las ayudas a la dependencia (Gran Bretaña), medidas para el retorno al hogar
(Hungría), etc. Sabemos por tanto que el capitalismo necesita el trabajo de las mujeres,
particularmente en el sector terciario. Sabemos también que, en los años 70, las medidas puestas en
marcha por el Estado (especialmente en Francia) en vista a reenviar a las mujeres al hogar han
tenido un efecto marginal; aunque sufran más el paro, ellas permanecen el mercado de trabajo. ¡El
modo de producción capitalista tiene un problema con las mujeres!
Notas:
1 Es también así porque, cuando escribimos que las mujeres “trabajan” habría que añadir en cada
caso “a cambio de una remuneración”.
2 Los estudios estadísticos engloban en el tiempo parental no solamente los cuidados de los niños
(baño, preparar, etc.) sino también los juegos, los mimos, paseos, lecturas no escolares, etc.
3 Delphy habla de “prestaciones de representación social” que conciernen especialmente a las
mujeres de la clase capitalista.
4 Claude Alzon critica a Christine Delphy en particular sobre esta cuestión. Ver Claude Alzon, La
Femme potiche et la femme bonniche, pouvoir bourgeois et pouvoir mâle, Paris, Maspéro, 1974,
128 p. Pone sobre la mesa las diferentes formas que toman la opresión de las mujeres burguesas y
de las proletarias en los años 70.
5 Ver el artículo sobre el trabajo y la familia en el siglo XIX, p. 73
6 Además de un poco de trueque o de venta en el mercado. En consecuencia, sobre todo en el siglo
XIX, algunos campesinos dedicaban una parte de su tiempo a la fabricación de productos que eran
vendidos a los primeros industriales.
7 Sobre la aparición de las nociones de hijo y amor maternal ver Philippe Ariès, L’Enfant et la vie
familiale sous l’Ancien Régime, Paris, Seuil, 1975, 320 p. et Elisabeth Badinter, L’Amour en plus,
histoire de l’amour maternel, XVIIe-XXe siècle, Paris, Flammarion, 1981, 376 p.
8 Sobre este punto, ver, para aquellxs que tengan coraje, « Distinction de genres, programmatisme
et communisation », Théorie Communiste, n° 23, mai 2010, p. 99-128.
9 Ver el artículo «Capitalisme, genres et communisme», p. 11.
10 Estas tareas deben ser hechas sea cual sea la situación, igualmente por un/una soltero/a
11 Además, el trabajo doméstico no produce valor, ni nada que sea intercambiable en el mercado
(no podemos comparar el trabajo doméstico de las mujeres en el hogar y el trabajo asalariado de las
mujeres limpiadoras)
12 Aunque Marx o Engels hicieron a veces, erróneamente, esta analogía.
13 Según Madame Lequesnois en la película de Etienne Chatiliez, La Vie est un long fleuve
tranquille, France, 1988, 90 mn.
14 En los años 50, no había habitualmente ni agua corriente, ni gas, ni evacuación de aguas
residuales, ni frigorífico, etc.
15 Chrstine Delphy explicaba a principios de los años 70 que si las parejas no compraban comida
preparada era porque las mujeres cocinaban gratuitamente.
16 A advertir que en Occidente, por obligación de la ideología ecologista, asistimos a un retorno de
ciertas prácticas (paño en lugar que pañal, lactancia) que, generalizadas, podrían retornar a las
mujeres al hogar. Pero esto no parece concernir por el momento más que a los bobos (bohemes-
bourgeoises). Ver Elisabeth Badinter, Le Conflit, la femme et la mère, Paris, Flammarion, 2010,
272 p.
17 Pero una construcción social tiene una utilidad y puede además evolucionar.
18 Si los hombres son unos guarros, no es su culpa, ¡es una construcción social!
19 Fuente : Premières synthèses, n° 11.1, marzo 2001
20 Por pereza o porque dedican más tiempo a su actividad profesional, según los puntos de vista.
21 La Provence del 21 de junio de 2009 describía una pareja en la cual, después del nacimiento de
un niño, la madre mantenía su empleo de veterinaria y el padre renunciaba a su empleo (peor
pagado) para quedarse de amo de casa. El hombre habla de su alegría de ocuparse de los niños y la
casa. Este ejemplo muestra que la lógica económica predominara sobre la de la sexuación. Pero las
mujeres ocupan mayoritariamente los puestos menos remunerados, y es lógico que sean ellas las
que dejen de trabajar. Es un círculo vicioso ya que se debe a que pueden tener hijos que tengan
puestos peor pagados e inferiores…
22 Parece difícil de explicar seriamente miles de años de dominación masculina por una búsqueda
de “confort”.
23 También transforma el pollo crudo en pollo asado, los calcetines sucios en calcetines limpios,
etc. Para algunas feministas, el “servicio sexual” forma parte del trabajo doméstico y de las ventajas
que tienen los hombres. Este era formalmente elcaso en el que la violación conyugal era reconocida
jurídicamente.
24 OCDE, Assurer le bien-être des familles, 2011, 275 p.