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Cynara Mendoza

3° Historia

“Laissez faire, laissez passer, le monde va de lui même”

Reseña de pensamiento económico del siglo XVIII

El hombre feudal creía en un Dios particular que se implica en el mundo. Sin


mucho lugar a dudas, las fuerzas sobrenaturales, unidas en el concepto de Dios,
marcaban el destino de las personas y las cosas. El pensamiento ilustrado sacó del
centro a Dios. En este movimiento, también salían de las explicaciones las ideas
sobrenaturales. Con la razón, el hombre pasó a ser elemento central de
comprensión del mundo y de su transformación. La ciencia trajo la idea de leyes
que lo mueven todo. El hombre tiene un papel central, así como comprende,
también cambia. Y si cambia, quiebra la armonía. Esta fe en los procesos por sí
mismos, sentó la base de la estructura mental del hombre del siglo XVIII, del
liberalismo y la fisiocracia.

Durante la Ilustración, surgió una corriente económica que planteaba la existencia


de leyes que emergían de un orden natural económico. A los hombres que emitían
este juicio eran los fisiócratas: inspirados por la nueva forma de entender el
mundo natural, entendieron la economía con el mismo patrón.

La voluntad humana interfiere en estas leyes, no permite que siga su curso


perfecto como en la física. Para que esto no suceda, las personas deben mantenerse
al margen o respetar el orden natural de los acontecimientos económicos.

La obra Tableau Économique (1758) de Francoise Quesnay, es considerada la obra


fundacional fisiócrata. Turgot y Dupont de Neumours son otros representantes de
esta corriente de la ilustración.

La escuela fisiocrática crece en un momento en que la economía era básicamente


agrícola. El propio Quesnay dice: “El comercio y a industria son meras ramas de la
agricultura. Es ésta la que abastece y paga a ambos” (Quesnay en Mackay, 1992).
La riqueza está en la tierra, es ésta la que la produce. El término fisiocracia tiene su
origen etimológico en la raíz “fisio”, haciendo referencia a que se entiende a la
economía como un cuerpo. Distingue tres clase sociales: productiva (labradores),
propietarios (terratenientes) y estéril (otros). Es una teoría del capitalismo agrario
no desarrollado que enfrenta renta a capital.

Javier Paredes, en Las transformaciones ideológicas: ilustración e iluminismo


(2004), señala las principales leyes de los fisiócratas. Son: la ley de interés
(máxima satisfacción con mínimo esfuerzo), ley de acumulación (riquezas
particulares sumadas son la riqueza general), ley de armonía (se desarrolló
anteriormente, hay un orden natural y la búsqueda del interés personal es lo
natural) y la ley de la libertad (si oferta y demanda suceden sin intervención en el
mercado, todo funciona a la perfección).

La conclusión es la que titula este trabajo, “deja hacer, deja pasar, el mundo sigue
su propio camino”.

Entre tanto optimismo, señala también Paredes, no se señala que en esta


competencia perfecta no se parte del mismo lugar. El sistema beneficia a quienes
tienen ventaja y agrava problemas sociales que ya se hacían sentir. Con esta
información podríamos decir que el hombre ilustrado también cree, aunque esta
vez no en Dios, sino en el mercado.

El desarrollo de la corriente económica liberal propiamente dicha se da con Adam


Smith. Smith es el máximo representante de la Escuela clásica económica. Escribe
en el contexto de la revolución industrial, con la consolidación del capitalismo
industrial. Como todos los clásicos, suscribe a lo que podemos describir como física
social newtoniana, en el espacio “mercado” hay un precio natural que se mantiene
en el equilibrio. Se dedica a estudiar las leyes que regulan la reproducción del
sistema económico y sistema de precios en generación y distribución del
excedente.

En 1776 ve a luz su Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las


naciones. Allí identifica el generador de a riqueza: el trabajo. Esto es
revolucionario. No generan riqueza ni la renta ni la tierra (como podría pensarse
en ese momento), sino el trabajo. También afirma que es la división social del
trabajo la que favorece la generación de excedente. Observa que hay diferencias
entre valor de uso y valor de cambio. Fundamenta en contra de la intervención
monárquica en el mercado, aludiendo a una “mano invisible” que lo regula.

Dos citas pueden ayudarnos a comprender la visión general del mundo de un


liberal como Smith: “La ciencia es el gran antídoto contra el entusiasmo y la
superstición” (Smith, 1776), “Solo la mínima parte del conocimiento de una
persona media es fruto de su propia observación o reflexión, el resto ha sido
comprado, como los zapatos o los calcetines, a aquellos cuyos negocio es elaborar y
preparar para el mercado este tipo particular de bienes” (Smith citado por Scott,
1937 pp.344-345 en Mackay, 1992).
Bibliografía

Mackay, A. L. (1992). Diccionario de citas científicas: la cosecha de una mirada

serena. Ediciones de la Torre.

Paredes, J. (2004). Las Transformaciones ideológicas. Ilustración y Liberalismo.

Paredes, J. (Comp) Historia Universal, 1, 1–17.

Arias Castañon, E. (2004) La primera revolución industrial. Paredes, J. (Comp)

Historia Universal, 1, 19-41.

Quesnay, F. (s. f.). Fermier” and “Grain.” Encyclopédie, ou dictionnaire raisonné des

sciences, des arts et des métiers, etc.

Smith, A. (1994). Riqueza de las naciones (1776). Madrid: Alianza.

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