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Kanev Venko. Un relato en la frontera : Gringo Viejo de Carlos Fuentes. In: América : Cahiers du CRICCAL, n°8, 1991. Les
frontières culturelles en Amérique latine, v1. pp. 193-208;
doi : https://doi.org/10.3406/ameri.1991.1040
https://www.persee.fr/doc/ameri_0982-9237_1991_num_8_1_1040
material en frases del tipo : "Mira estos campos (...). Casi nada crece aquî. Menos el
recuerdo y el rencor." (p.58). La misma imagen aparece en "ella estaba aprendiendo
a ocuparse de lo invisible a través de lo que podîa ver, y de lo visible a través de lo
que no podfa ver..." (p. 182).
La demilitaciôn de los dos mundos, los EEUU y Mexico no se lleva a cabo
solo en el aspecto geogrâfico y material. A base del texto se podrian construir varios
paradigmas en oposiciôn entre los cuales hay un intermediario que transgrede la
frontera establecida. Estos paradigmas conciernen tanto el mundo fisico, material
como el inmaterial o espiritual. En el ultimo caso se debe cruzar una frontera
interior de diversos tipos : ético-moral, emocional, intelectual que comprenden los
problemas de la vida y la muerte, de la identidad, etc. El propio texto plantea de una
manera rotunda la existencia de esta frontera. Casi todos los personajes han tenido
que cruzarla. Los personajes secundarios por medio de la revolution, los principales
a través de un proceso mâs tortuoso. A titulo de ejemplo, Harriet y el gringo viejo la
cruzan de maneras diferentes. El gringo viejo llega al reino de la muerte buscando la
muerte. El ha cruzado la frontera interior en su propio pais. Résulta que en Mexico
siente el renacimiento de las fuerzas vitales, lo que lleva a pensar que el auténtico
reino de la muerte son los EEUU. Esta tesis es reforzada por Harriet quien encuentra
la vida en Mexico. Sin embargo ella no logra cruzar la frontera interior y regresa a
su païs para hundirse en su vida alienada de antes aunque lleva consigo parte de la
zona intermedia. Esta frontera que adquiere multiples significaciones se explicita en
frases del tipo : "-Temo que la verdadera frontera la trae cada uno adentro" (p.20).
"Q,Y la frontera de aqui adentro?", habïa dicho la gringa tocândose la cabeza. "^Y la
frontera de acâ adentro?", habia dicho el general Arroyo tocândose el corazôn. "Hay
una frontera que solo nos atrevemos a cruzar de noche-habfa dicho el gringo viejo-:
la frontera de nuestras diferencias con los demâs, de nuestros combates con nosotros
mismos")" (p. 13).
Y como si estas afirmaciones clarisimas no bastaran, el texto aporta otras :
"Se sintiô liberado al cruzar la frontera en Juarez, como si la verdad hubiera entrado
a otro mundo. Ahora si sabfa que existïa una frontera sécréta dentro de cada uno y
que esta era la frontera mas dificil de cruzar, (todos los subrayados en las citas son
nuestros) porque cada uno espéra encontrarse alli, solitario dentro de si, y solo
descubre, mâs que nunca, que esta en companfa de los demâs" (p. 143). Esta
frontera, como lo indica la cita, no siempre es individual, sino colectiva a veces :
"vinieron a Mexico (...) a encontrar la siguiente frontera de la conciencia
norteamericana, (...) la mâs dificil de todas porque era la mâs extrana siendo la mâs
prôxima y por ello la mâs olvidada y la mâs temida cuando resucitaba de sus largos
letargos" (p. 176). Los intentos logrados y fallidos de cruzar la frontera interior son
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numerosos en el caso de Harriet. De regreso a los EEUU ella comprende "que cada
uno llevaba adentro su Mexico y sus Estados Unidos, su frontera oscura y
sangrante" (p. 177) lo que implica la zona intermedia en su conciencia. Esta zona
intermedia donde Harriet oscila como un péndulo del uno y otro lado de la frontera
es un motivo récurrente a lo largo de todo el relato que situa gran parte de este en la
frontera. "Primero tuvo que dejar de odiar a Tomâs Arroyo por ensenarle lo que
pudo ser y luego prohibirle que jamâs fuese lo que ella pudo ser" (p.ll), "Ella habia
conocido este mundo pero no podïa ser parte de él y él lo sabla y sin embargo se lo
ofreciô, la dejô saborearlo..." (p.186), "él sabia que ella nunca séria lo que él le
demostrô que podîa ser" (p. 187), etc.
Estas citas evidencian al parecer los intentos fallidos de cruce, sin
embargo, estos intentos le sitûan para siempre en la zona fronteriza : "He estado
aqui. Esta tierra ya nunca me dejarâ" (p. 177), dice Harriet. Y el narrador afiade en
otra parte : "cuando ella cruzô la frontera y mirô hacia atrâs (...) vio al polvo
organizarse en una especie de cronologîa silenciosa que le pedia recordar, ella fue a
Mexico y regresô a su tierra sin memoria (...). Mexico desaparecido para siempre,
pero cruzando el puente, del otro lado del rio, un polvo memorioso insistia en
organizarse solo para ella y atravesar la frontera (...) hasta llegar a su apartamento
en Washington" (pags. 11-12). Esta novela escrita dentro de los marcos de los
recuerdos de Harriet, presentados, sin embargo, en présente permite cruzar varias
fronteras temporales que veremos mas adelante. Los muertos viven y los vivos estân
muertos por lo cual los espectros de los personajes cruzan frente a la ventana de
Harriet.
El concepto de la frontera se extiende, aparece la frontera negra y la del
"aire" que marcan el paso de la existencia a la no existencia y vice versa. La. frontera
entre la vida y la muerte persiste a lo largo de todo el relato. Es difîcil crear la zona
intermedia entre ambas, sin embargo, el texto créa constantemente el estado
intermedio. Los personajes ya muertos viven en los recuerdos. La doble muerte del
gringo y de Arroyo y de los hijos del gringo relativizan la conception de la vida y la
muerte. La exhumaciôn del gringo contituye un estado intermedio porque ya "va
camino del polvo", lo que sugiere la posibilidad de una desapariciôn definitiva" si
viniera un viento, se nos va para siempre" (p. 16). En realidad el gringo llegô muerto
a Mexico, porque "Todo lo que amô se muriô antes que él" (p.43). Faltaba la muerte
fisica. La doble muerte espiritual y ffsica persiste en "dos veces muriô mi primer
hijo, un alcohôlico primero y un suicida después". Este tipo de muerte ensancha la
zona fronteriza entre la vida y la muerte. El insistente deseo del gringo de ser
cadâver bien parecido viene a confirmarlo y mâs todavia el corto diâlogo entre
Arroyo y Frutos Garcia :
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de un barranco" (p.35). El texto délimita los dos mundos, traza una frontera clara
entre las dos identidades. En varios lugares desde puntos de vista diferentes se
subrayan las diferencias por medio del contraste y la antitesis en frase del tipo :
"Aquiles norteamericanos, no tortugas mexicanas" (p.37). La oposiciôn se evidencia
también en pasajes como el siguiente : "Ricos o pobres, los mexicanos siempre se
desquitan de nosotros, nos odian. Somos los gringos. Sus enemigos eternos"
(p. 137). Se emiten juicios que van jalonando la frontera : "Mexico no es un pais
perverso. Es solo un pais diferente" (p. 106). El mutuo desconocimiento explicitado
en las réplicas del gringo "no los conoce para nada" refirfendose a los mexicanos y
la respuesta de Harriet "Y ellos no me conocen a mî" (p.46) va superândose. La
incomprensiôn manifiesta expresada en la exclamaciôn "Que vecinos
incomprensibles tenemos" (p.49) comienza a ser penetrada por los intentos de cruce
de la frontera. Este intento se evidencia en las palabras de Harriet : "Estoy tratando
de entender todo, a ti, a tu pais, a tu pueblo. Pero también soy parte de mi propio
pueblo, no puedo negar lo que soy, Arroyo" (p. 180). Se anuncia una zona fronteriza
que la propia Harriet habia clausurado antes con las palabras : "Nunca te entenderé"
(p. 148), recogiéndose detrâs de la frontera. Esta zona fronteriza dificil de establecer
y de existencia frâgil se delinea en otra parte del texto que trazando la frontera
admite un punto de contacte pasajero :"sôlo se lo podria contar a alguien llegado de
una tierra tan lejana y extrana como los Estados Unidos, el otro mundo, el mundo
que no es Mexico, el mundo distante y curioso excéntrico y marginal de los yanquis
que no disfrutaban de la buena cocina o de las revoluciones violentas o de las
mujeres sujetas o de las iglesias hermosas y rompian todas las tradiciones nada mâs
porque si, como si solo en el futuro y en la novedad hubiese cosas buenas, le podrîa
contar esto a la gringa no solo porque ella era diferente sino porque ahora ellos los
mexicanos eran, quizâs solo por un instante como ella, como el gringo viejo, como
todos los gringos : inquietos, moviéndose, olvidando su antigua fidelidad a un solo
lugar y un solo paisaje y un solo cementerio" (p. 123). Otra vez el narrador muestra
su capacidad de erigir una frontera, cruzarla y crear una zona fronteriza aunque
fuera efûnera.
Ademâs de las numerosas referencias a la identidad nacional, el texto
représenta una larga bûsqueda de la identidad individual. "Yo se quién soy,
viejo.^Lo sabes tu?" (p.37), dice Arroyo al gringo. En la confrontaciôn nace otra vez
la frontera y el cruce consiguiente. La identidad individual de los personajes es en
gran medida môvil, escurridiza, mutable. Cuando el gringo entra a Mexico, "se
sintiô liberado al cruzar la frontera en Juârez, como si la verdad hubiera entrado en
otro mundo" (p. 143). Harriet cambia de identidad al entrar a Mexico arrastrada por
la vorâgine de la revoluciôn. Ella se résiste, trata de conservar su "yo" en medio de
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El texto explota una gran parte de las posibilidades de este motivo que
atraviesa la literatura desde la antigiiedad. Cruzando la frontera entre la realidad y el
mundo ficticio, el suefio es habilitado a cruzar las fronteras entre el dia y la noche,
entre el interior y el exterior como en la frase : "La actividad diurna era mâs
importante por ello mismo; suponfa implicar primero y destruir después los acosos
nocturnos del instante. Pero volverfa a dormir, volverîa a soflar la ruptura de los
suenos en la mâquina minutera de todos los dfas destrufa el verdadero tiempo
interno en la molienda de la actividad solo le daba un relieve mayor, un valor mâs
acentuado al mundo del instante eterno que regresarfa de noche mientras ella dormia
y sonaba sola" (p.61). Asi se establece una relaciôn (una zona fronteriza) entre la
vigilia y el sueno que el texto subraya en "Este eslabon entre su sueno y su
actividad" (p.94). La cita anterior indica que ella "sonaba sola". En otra parte se
menciona que el suefio es un "mi personal". Sin embargo, también esta frontera es
violada también como lo atestigua el texto : "un sueno que, mâs tarde, la memoria o
el olvido restaurarân como un argumento largo, poblado de detalles, de arquitecturas
y de incidentes. Querîa invitarla, quizâs, a su propio sueno; pero este era un sueno
de la muerte que no podîa compartir con nadie : en cambio mientras vivieran ambos,
por mâs separados que estuviesen, podîan penetrar sus suenos respectivos,
compartirlos; hizo un esfuerzo gigantesco, como si este pudiese ser el ultimo acto de
su vida, y en un instante sonô con los ojos abiertos y los labios apretados el sueno
entero de Harriet" (p.57). La idea de la compenetraciôn de dos suenos se refuerza en
la frase "Claro que Arroyo sonô todo esto o lo supo porque sus nombres lo sofiaron"
(p.89) para llegar a "otro sueno dentro de su sueno" (p.94). Es necesario senalar de
paso la frontera cruzada entre la memoria y el olvido en la cita de la p.57.
Igualmente numerosas son las referencias del texto al espejo y la imagen
reflejada en él. El espejo traza la frontera y la zona adyaœnte entre la realidad y la
imagen. Uno de los pasajes mâs logrados de la novela es la imagen de los soldados
revolucionarios que por vez primera se ven de cuerpo entero en los espejos del salon
de los Miranda. A través del espejo se cruza la frontera entre el cuerpo y la idea que
tenian de este los soldados, porque "Nunca se habian visto en un espejo de cuerpo
entero. No sabian que sus cuerpos eran algo mâs que pedazo de su imaginaciôn o un
reflejo roto en un rîo. Ahora ya saben." (p.57). El valor simbôlico de este pasaje es
énorme, el espejo es en realidad la revoluciôn que permite a los hombres vivir con
plenitud sus vidas. Lo que a nosotros nos importa, sin embargo, es el cruce de la
frontera que une la realidad y la imagen. "Los hombres y mujeres de la tropa de
Arroyo se miraban a si mismos. Paralizados por sus propias imâgenes, por el reflejo
corpôreo de su ser, por la integridad de sus cuerpos. Giraron lentamente, como para
cerciorar de que esta no era una ilusiôn mâs. Fueron capturados por el laberinto de
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espejos" (p.44). Esta cita comprueba la zona intermedia creada entre el cuerpo y su
imagen que los paraliza, porque se vuelve casi material, corporea. El
reconocimiento en el espejo "Mira. Soy yo./Mira. Eres tû./Mira. Somos." (p.105) es
una confirmation mâs. El verbo "somos" implica la idea de existir en todas sus
dimensiones, y se diferencia del "somos nosotros" que se repite varias veces.
Esta imâgenes son un testimonio del cruce de la frontera que no es
imaginaria, sino establecida por el propio texto : "bailaban y se besaban
furtivamente alejados ya de la percepciôn turbadora de otra presencia : la de si
mismos en los espejos" (p.46).
El valor simbélico del pasaje o de la utilization del espejo en el texto se
manifiesta también en la ausencia de la imagen de los gringos en el espejo, lo que
implicarfa la ausencia del cruce. Pero se trata mas bien de un intento fallido. Varias
veces el gringo pregunta a Harriet si se vio en los espejos, pero no recibe una
respuesta positiva. Los espejos, sin embargo, son atravesados : "Se vio entrando a
los espejos sin mirarse a si misma porque en realidad entraba a un sueno" (p. 108). Y
otra vez : "Quizâs la mujer que entré al salon de baile la noche anterior no se vio a
si misma, pero si que soné" (p.77). Es decir para los gringos el espejo es una
frontera entre la realidad y el sueno y no la plenitud del ser. El narrador ejemplifica
esta conception con la comparaciôn de los verbos "to be" y "ser y estar" lo que en
espafiol significa "el ser y su fantasma", "una forma de existencia el espejo de la
otra, pero también su transformation : cambio constante, como el espiritu y la
carne" (p. 124). Los mexicanos estan sujetos a la transformation, al cambio, a la
union del espîritu y la carne a diferencia de los norteamericanos, lo que explica la
ausencia de imagen y de zona intermedia. La imagen en el espejo es esencial
"Véanse en este espejo y yo los veré a ustedes" (p. 148) para la plenitud del ser.
Antes de la revolution segûn lo explica la mujer con cara de luna "era muy
importante, nunca ver el propio cuerpo" (p.151). Después de la revolution esta
frontera esta cruzada. Los gringos no cruzan esta frontera para abocar a la union de
lo material y lo inmaterial, sino para pasar a otro mundo diferente, opuesto : "El
gringo sintiô que esa mirada complété la secuencia fragmentada de su imagination
de Harriet Winslow, abierta por los reflejos del salon de baile que solo era el
umbral de un camino al sueno, atomizado en mil instantes oniricos y ahora reunido
de nuevo en las palabras" (p. 142). Union versus dispersion. El espejo es una
frontera équivalente al umbral mitolôgico que sépara dos mundos contrarios. La
imagen final de Harriet de regreso a los EEUU es la misma : "le dieron la espalda y
la vieron entrar a un salén de baile (...)" (p. 177). Los mexicanos la vieron cuando le
dieron la espalda, porque ella no significa nada en el mundo de Pancho Villa.
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canciones, sofiamos juntos los suefios" (p. 145). La quema de los papeles devuelve la
palabra a los mexicanos. Se cruza una frontera nueva entre la palabra escrita y la
oral. La importancia del lenguaje, obvia en todas las obras de Fuentes se subraya en
el pârrafo siguiente : "Ella quizâs sabia que nada es visto hasta que el escritor lo
nombra". Si todo existe solo a través de la palabra, es decir, todo existe en la
frontera entre la realidad y la fiction. Y mâs adelante : "El lenguaje permite ver. Sin
la palabra todos somos ciegos" (p. 140). La palabra se constituye en la frontera
comûn de la vis ta y del oido. La palabra es la portadora de la idea subjetiva del
referente. Con la quema de los papeles los mexicanos pasaron del discurso escrito al
oral : "las palabras se convirtieron en ceniza (...) y los companeros hablaron porque
ahora los papeles con su historia ya no hablaron por ellos (...) y las palabras de los
papeles se fueron volando por el desierto, diciendo nos gusta pelear" (p.23). Y uno
de los générales de la revolution, Arroyo, "que nunca habia hablado mucho porque
ténia los papeles ahora ténia que hablar en nombre de los papeles quemados"
(p. 148). El cruce de esta frontera es la promotion de otra frontera : "Cuando él
habla tanto, es que algo va a pasarle" (p. 149) y efectivamente encuentra la muerte y
la vida literaria.
Pasar del discurso oral al escrito es uno de los numerosos cruces que lleva
a cabo la literatura. Recrear la realidad desencadena un proceso que se plasma en
las palabras : "aqui se estaba volviendo una realidad fantasmai un cuento en que...".
Ilusiôn referential de la ficciôn. La frontera se situa en "el quebradizo planeta que
sépara la realidad de la ficciôn", lo que lleva a pensar en la zona intermedia que el
ser humano habita con frecuencia : "(^odiaba su tïo abuelo algo tanto como el
desplazamiento de la vida por el teatro (...)?" (p.181). Estos ejemplos solo muestran
algunos puntos en la superficie senalados por el propio autor. El resto esta en toda la
literatura, como la hipertextualidad existente que cruza las fronteras entre las obras
literarias, las formas teatrales que cruzan la frontera entre dos géneros en la misma
obra, etc. En otra parte explicaremos los recursos técnicos que posibilitan erigir la
frontera y su zona.
No terminarîamos la exposiciôn de los hechos sin senalar las fronteras
trazadas por medio de la religion. La zona intermedia encarnada por el dios
materializado en la tierra se manifiesta en el milagro : "la gringa salvô a la nina
enferma de la Garduna : un milagro" (p. 103), que sépara y une la realidad con la
ficciôn. La frontera sépara y une a los dioses del norte y del sur en la zona
fronteriza : "los dos se reunieron en las religiones sin altar del norte, donde Jésus el
redentor vivia liberado para siempre de la carne, de la escultura, de la pintura, un
espiritu impalpable volando en aras de la mûsica : un dios de verdad que nunca
podia sangrar, corner, fornicar o evacuar, no como el Cristo mexicano" (p.103). En
el relato de la mujer de la cara de luna que habla (como en Al filo del agua de
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NOTES
(1) FUENTES, Carlos, Gringo viejo, Ed. Fondo de Cultura Economica, Mexico, 1985. Todas
las citas son tomadas de esta ediciôn.