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Índice:

1
Introducción:

Los instrumentos del Derecho Penal se erigen sobre la base de una Estado Social y
Democrático de Derecho. Para ello es necesario comprobar si la característica más
importante del Derecho Penal—la pena—es cumplida en base a las prescripciones de la
Constitución. Demostremos que el elemento adverso a finalidad resocializadora de la
pena es la prisionización y de cómo esta ejerce consecuencias impropias a los principios
de la función jurisdiccional.

Además, observemos el crítico problema de hacinamiento que presentan las cárceles en


Lima Metropolitana. Un elemento importante, puesto que, hallamos aquel elemento
como la fuente de los demás problemas que aquejan al ineficiente sistema penitenciario
peruano.

Un último punto de análisis es darle sentido a la función resocializadora de la pena. Acá


nos conviene realizar una pregunta comparativa: ¿Es acaso el fenómeno de la
prisionización un elemento antagónico a la función preventiva especial de la pena en el
Estado peruano?

2
Planteamiento del problema:

¿Cuál es el impacto del hacinamiento en la función resocializadora de la pena de Lima


Metropolitana de 2015 hasta 2017?

Objetivo:

Demostrar que el hacinamiento produce el fenómeno de la prisionización y esto impacta


negativamente en la finalidad resocializadora de la pena privativa de libertad

Hipótesis

El desarrollo de las políticas criminales las cuales busquen abrir las cárceles con
fundamento en los bienes jurídicos afectados. peligrosidad y las medidas alternativas a
la prisión efectiva

3
Justificación:

Este trabajo se justifica en la medida de que el sistema de tratamiento penal persigue


una finalidad positivizada pero en la realidad —y en la práctica— se producen
situaciones totalmente distintas.

El Sistema Penal es una red que se va tejiendo desde el conjunto de agencias y el posterior
desarrollo de sus funciones. El sistema penal es el control social punitivo
institucionalizado o formalizado.1 Se caracteriza porque el Estado ha monopolizado el
uso de la violencia que se expresa en la sanción o pena.

Para el funcionamiento de este sistema el Estado bifurca las responsabilidades; por un


lado, un órgano categoriza algunas conductas como delictuales y enuncia un programa —
criminalización primaria—, mientras que, por otro, son las diferentes instituciones las que
realizan el plan elaborado —criminalización secundaria—.

Estas instituciones son conocidas como las agencias de control penal tales como policías,
jueces, fiscales, procuradores, sistemas penitenciarios. Es este último, el tema de
ahondamiento en el presente capítulo.

Resulta desalentador la mudanza forzosa y el cambio de hábitat para una persona que
segundos antes transitaba libremente por el territorio nacional. Este preludio corresponde
a una efectiva privación de la libertad o, en su defecto, a prisión preventiva. Es decir, el
internamiento de una persona en un establecimiento penitenciario de forma temporal y
con la rigurosidad de las normas de conducta.

Siempre se han buscado las construcciones de establecimientos seguros, sólidos y hasta


alejados de la sociedad que una vez fue perjudicada. Sin embargo, la mayor tendencia de
la política criminal se da en la construcción de macrocárceles.2 Estructuras que desde su
nacimiento son áridas, deshumanizadoras y hasta su parte más ‘bonita’ resulta ser fría y
contagiosa.

1
Villavicencio Terreros, 2016, p. 10
2 Segovia Bernabé menciona que son, «poco frecuentadas por medios públicos de comunicación, el
predominio de los grises forjados de mallazo, cemento y hormigón, la sobresaliente supertorrre de
vigilancia..., todo ello en solitario y soleado páramo, se entenderán mejor los efectos que este forzado
cambio de hábitat provoca entre quienes van a tener que vivir una temporada de su vida entre esos
murallones o, incluso, entre quienes han de acudir diariamente a trabajar en tan poco amistoso 4
contexto.»
A pesar de la imagen de los medios, que asemejan estos recintos a hoteles cinco estrellas,
la magnitud es engañosa. En palabras de Valverde Molina3, existe un aparente «espacio
existente» y «espacio disponible». Las cárceles son grandes, es cierto, pero no para el
preso.

Así pues, son estos espacios en donde se albergan a los sentenciados y, lamentablemente,
a los procesados en la espera de una sentencia firme o la absolución de estos. Lugares en
los cuales son expresadas el cumplimiento de las penas, bajo la finalidad o función
adoptada por el Estado.

1. LAS PENAS

La pena en dos acepciones constituye «[Un] castigo impuesto conforme a la ley por los
jueces o tribunales a los responsables de un delito o falta» o «dolor, tormento o
sentimiento corporal»4. Por otro lado, se define como «una privación o restricción de
bienes o derechos impuesta por un órgano jurisdiccional a un sujeto culpable como
consecuencia de la comisión de una infracción penal»5. Podríamos extendernos como
múltiples significados de incluso los emblemáticos conceptos de Omeba o Cabanellas;
sin embargo, no corresponde a este trabajo definir el término ‘pena’.

TEORÍA DE LA PREVENCIÓN ESPECIAL POSITIVA O IDEOLÓGICA


Es una teoría de retribución relativa. Nacida en la década de los 70 del siglo XIX, en
Alemania, se redefine esta teoría luego de haber sido adoptado el pensamiento de Von
Liszt en Francia e Italia en la denominada Defensa Social. Esta adopción hace hincapié
en la concepción de un Estado Social – Intervencionista; la cual fue desarrollada con
posterioridad automática en países anglosajones y escandinavos.

Su finalidad nace a partir de los beneficios que de esta se obtiene, una especie de socio
beneficio que se puede adquirir de esta y resaltar sus dos fases nos parece adecuada: a)
en el momento de su aplicación misma, teniendo como propósito inmediato disuadir al
delincuente de la comisión de ilícitos penales en el futuro, desde que internaliza la grave
limitación de la libertad personal que significa su aplicación b) en el momento de su

3
Las virtudes de la investigación libro de Valverde. J, La Cárcel y sus Consecuencias, será destacada, solo
en parte, a efectos del desarrollo del presente trabajo.
4
Diccionario de la Lengua Española, 23.ª ed.
5
Diccionario del Español Jurídico, 1° ed.
5
ejecución, la cual debe encontrarse orientada a la rehabilitación, reeducación y
posterior reinserción del individuo a la sociedad.6

La prevención especia positiva asigna a la pena la función reeducadora, resocializadora e


integradora del delincuente a la comunidad. Ubican al hombre no como un mero
instrumento sino como una finalidad.7
Esta finalidad encuentra una referencia explícita en el inciso 22 del artículo 139º de la
Constitución:
«Son principios y derechos de la función jurisdiccional:
(...) 22. El principio de que el régimen penitenciario tiene por objeto la
reeducación, rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad.»

A pesar del principio positivado en la Carta Magna, en la cárcel, el interno, que no deja
de ser una persona maleable, encuentra una barrera casi insuperable. Una barrera que le
impide ejercer su autodeterminación, su autonomía y su libertad de acción.
Condicionándosele a seguir una rutina que lo obliga a identificarse con el entorno físico
y realizar papeles que creía posibles, pero no probables para su yo.

Nace entonces un fenómeno, intra carcelario, socio cultural y absorbente; el cual la


doctrina denomina: Prisionización o prisionalización. El cual corresponde a la adopción
en mayor o menor intensidad de los usos, costumbres, culturas, tradiciones de la prisión
rechazando inclusive los valores mínimos que busca el llamado proceso resocializador.8
Este fenómeno es el eje a desarrollarse en el presente trabajo, sobre todo su nivel de
antagonismo con respeto a los principios de la función jurisdiccional.

Toda esta problemática encuentra su fuente en el hacinamiento que se presenta en la


mayoría de cárceles del país. Perú, con 69 establecimientos penitenciarios para toda la
población privada de libertad, presenta un hacinamiento, sólo en Lima, de 151%: esto
equivale a una sobre población de 24 523 internos. Tenemos claro que las condiciones

6 [STC/TC 0019-2005-AI] fundamento jurídico N°38


7 Felipe Villavicencio Terreros desarrolla brevemente la prevención especial positiva en base a Ferri, Von
Liszt y Ancel. [cfr.] Derecho Penal Parte General, 2016, pp. 64 y 65.
8 Ibidem, p. 21. 6
carcelarias muchas veces no tienen garantías mínimas de salubridad e incluso
contravienen todo tratado de prohibición a los tratos inhumanos.

El presente trabajo presenta reflexiones acerca de la sobre acumulación que encontramos


en todos los penales, pero específicamente en Lima Metropolitana.

7
La pena más común es la pena privativa de la libertad, en nuestro país no solo es la más
conocida o la más popular, sino, es la más usada en el sistema de sanciones nacional,
además de esto, no solo es utilizado como sanción de un delito, sino también como
método de prevención contra personas procesadas, es decir, personas que aún no tienen
una pena por realizar un acto ilícito, sin embargo, ya están internadas en un centro
penitenciario.

Ante esto surge una de las preguntas más preocupantes, la cual surge como consecuencia
de la utilización del internamiento o, en otras palabras, la privación de la libertad como
la medida más usada en el sistema penal peruano.

¿Es suficiente y adecuada la infraestructura penitenciaria en nuestro país, para cumplir


con otorgarles las necesidades básicas a los prisioneros?

Recordemos entonces, el objetivo de nuestro sistema penal es la resocialización, para una


posterior reintegración de la persona en la sociedad, objetivo que es muy cuestionado,
debido a que las medidas adoptadas las no hacen otra cosa que alejar al reo, a la persona,
de la tan ansiada resocialización.

Como fue mencionado en líneas anteriores, la figura más utilizada en nuestro país, en
temas penales, es la prisión, ya sea de manera preventiva o como una pena.

Toda persona indicada como el presunto autor de un hecho ilícito, de cumplir con lo
requerido o los presupuestos, es recluida de manera preventiva, siendo internado en un
centro penitenciario, esto es importante debido a que se podría estar vulnerando o pasando
por alto uno de los principios del derecho penal, el de la pena privativa de la libertad como
ultima ratio, pasando a ser esta de primera ratio, debido a la sobre utilización de esta
figura, a mi parecer y acorde al pensamiento o percepción de muchos, de una manera muy
apresurada y/o precipitada.

Esto provoca el sobre poblamiento de las cárceles en nuestro país, de manera especial en
la capital, pues no es necesario mucho esfuerzo, siquiera para tener la sospecha, de que,
debido al aumento constante de hechos delictivos, los establecimientos penitenciarios
están sobre poblados, es decir, excediendo su capacidad; provocando y exponiendo a los
reos a condiciones que no están de ninguna manera relacionadas y tampoco son
beneficiosas para alcanzar su resocialización.

8
El sobre poblamiento mencionado resulta en la exposición de las personas internadas a
condiciones infrahumanas, sin una vida digna, muchas veces no solo privándosele de su
libertad, por la misma figura de la prisión, sino también privándosele de una vida con las
condiciones básicas para vivir, de una vida humana. La principal causa de ellos es el
hacinamiento, sobre cayendo esto en la figura muy conocida de la prisionización,
contraviniendo principalmente contra el objetivo resocializador de la pena, pues se aleja
a la persona de una vida común, dentro de una sociedad, apartándolo e incrustándolo a
una vida como prisionero, cosa que no tiene ni el mínimo de similitud con la vida dentro
de una sociedad.

Para entender un poco más sobre esto, analizaremos información que nos ayude a
comprender el crecimiento de la población penitenciaria, la capacidad de la
infraestructura y sus principales consecuencias.

Cada cierto periodo el Instituto Nacional Penitenciario (INPE), da a conocer un informe


estadístico, con información sobre el número de población existente en los penales, su
situación legal, entre otros aspectos.

En el año 2015, todas las regiones que contaban con un establecimiento penal presentaban
sobrepoblación, sólo la región Lima la cual contaba con una capacidad de albergue de
16,176 tenía una población sumamente mayor que ascendía a 38,249; presentando una
sobrepoblación de 136%. Sin embargo, no es la más afectada, ya que, la región Arequipa
presenta una sobrepoblación de 215% con una capacidad de albergue de 1,032 y una
población, claramente superior de 3,246. Con respecto a Lima con un 337% de sobre
población, el E.P de Huaral, con una capacidad de albergue de 823 y una población penal
de 3,599; es el más afectado.9

Para el año 2016, en la región Lima la capacidad de albergue era casi similar a la del año
2015, nada parecido al incremento de la población penal, la cual ascendió a 39,915 con
una sobrepoblación de 146%. En dicho año tampoco fue la más afectada por este
fenómeno, siendo esta la región de Huancayo con un 224% de sobrepoblación. En el
departamento de Lima, el E.P de Callao fue el de mayor porcentaje de sobrepoblación
(478%), superando su capacidad de albergue de 572 a una población penal de 3,307.10

9
Informe estadístico penitenciario, agosto 2015 INPE.
10
Informe estadístico penitenciario, diciembre 2016 INPE.

9
En el actual año 2017, una vez más, el incremento de población penal es mayor al
crecimiento de capacidad de albergue en el departamento de Lima, pues la población
penal ascendió a 40,735 y la capacidad de albergue apenas llegó a 16,212 representando
esto un 151% de sobrepoblación. Una vez más, el departamento de Huancayo es el más
afectado, sin embargo, presenta una disminución en porcentaje de sobrepoblación con
238%. En Lima pasa lo mismo, el E.P más afectado sigue siendo el Callao, también
presentando una disminución su porcentaje de sobrepoblación, bajando de 478 a 471%.11

Teniendo presente los datos estadísticos presentados, no se quiere dar a entender que la
solución a este problema sea la construcción de más establecimiento penales, esto debe
evitarse de sobremanera. Lo que se busca, desde el punto de vista de este trabajo, es el
mejoramiento del sistema penal nacional, pues como ya se mencionó, ya sea como pena
o una medida preventiva, la privación de la libertad está siendo sobre utilizada, lo cual
debe cambiar y ser ejecutado tal y como lo señala nuestro ordenamiento, de ultima ratio.

El fin principal de este trabajo es dar a entender que la construcción de más


establecimiento penales no es lo más conveniente, sino, lo es, el implementar o mejorar
las herramientas con las que cuenta el Derecho Penal para no sólo llenar las cárceles, sino,
cumplir con el verdadero fin, al menos en parte, resocializador de la pena.

11
Informe Estadístico Penitenciario, junio 2017 INPE.

10
CONSECUENCIAS DE LA PRISIONIZACIÓN:
Es, pues, una realidad insoslayable que atañe al ojo de la dogmática – penal, la
criminología y la política criminal. Es una variable subjetiva y objetiva dentro de un
establecimiento penitenciario.12 Es lo que Jesús Velarde Molina titula como La Cárcel y
sus Consecuencias, ahora nos corresponde señalar las consecuencias del encarcelamiento,
inspeccionando tanto resultados somáticos como psicológicos.

CONSECUENCIAS SOMÁTICAS13
Estas son producidas por el hacinamiento en que vive el preso, el espacio reducido y la
particularidad grisácea de las prisiones. La visión es el primer sentido afectado en el
momento del ingreso, lo que se denomina «ceguera de prisión», puesto que se da un
rompimiento del espacio externo y se presenta un lugar con obstáculos con horizontes
limitados.

La audición se ve afectada con la prolongación del encarcelamiento. El ruido alto es


producto del hacinamiento en que se vive y es posible que el retumbe sea mayor por la
arquitectura que presenta el lugar. Por otro lado, se ve perjudicado el gusto, a pesar del
deber del Estado de alimentar a los presos—personas antes de— la comida no es tan
buena y se presume insípida. La cotidianeidad del alimento desgasta este sentido, a pesar
del mercado que surge dentro, adquirir los productos es otro precio.

El olfato se impregna del olor de la cárcel. Es posible que todas huelan igual. Se produce
una imitación olfativa y ya no se perciben olores externos sino los repetitivos y hasta
hediondos olores.

Además, se producen alteraciones de la imagen personal. El preso primerizo llega con las
costumbres de la externalidad de su vida dejada segundos atrás. Con la prolongación del
internamiento se llega a perder la imagen de su propio cuerpo: puede producirse por la
falta de intimidad, pero sobre todo por la falta de aseo personal que refleja la rutina de
siempre ver a otros internos con mal aspecto.

12
Por variables podemos entender la peligrosidad, pertenencia a ambientes marginados, reincidencia,
prisionización, etc.
13
Valverde Molina, 1991, pp. 57 y 58.
11
Por último, otra consecuencia somática que se produce es la fatiga muscular. Los presos
presentan ‘agarrotamiento’ de sus músculos, a consecuencia de la tensión de la vida intra
carcelaria. La escasez de movilidad o de actividades deportivas contrae y convierte el
sistema locomotor en óxido puro. El preso se vuelve tenso y hasta presenta manías.

CONSECUENCIAS PSICOSOCIALES14
Empecemos por mencionar que el ser humano es una estructura sicosomática que se
adapta o se extingue en el escenario en que transcurre su vida diaria, es por ese motivo
que resulta importante mencionar los efectos de la extensión de la vida inmersa en las
prisiones.

ESTADO PERMANENTE DE ANSIEDAD:


La tensión y la violencia de la prisión agudiza el estado de ansiedad del reo, lo expone a
padecer enfermedades o malos hábitos; estos conducen a una estrecha relación con la
drogadicción mientras que aquellos pueden volverse crónicas como las enfermedades
digestivas.

Incluso se sustenta que las agresiones de todas partes proyectan a defender su propio yo
y eleva su egocentrismo, elemento importante para la supervivencia en la cárcel.

AUSENCIA DE RESPONSABILIDADES

Una vez entrado al ‘nuevo mundo’ todo ya está preestablecido y esto transcurre apartando
al penado que apenas tiene influencia en las decisiones que se toman sobre él. El individuo
se limita a aceptar pasivamente las cosas dadas. Es por este motivo sumado el excesivo
tiempo libre que imposibilita la resocialización.

Por eso, si no planifica, si no prevé el futuro, menos problemas tendrá, aunque esa actitud
suponga estar permanentemente sometido a vaivenes incontrolables. En resumen, se
convierte en apático porque es una buena manera de sobrevivir, y porque, aunque lo
intente, rara vez conseguirá modificar el destino.

14
Ibidem, pp. 59 y ss.

12
ALTERACIONES DE LA AFECTIVIDAD: SENSACIÓN DE DESAMPARO Y
SOBREDEMANDA AFECTIVA

Este factor es lo que puede considerar como el más sepultante, el que difiere y socaba los
principios de la función jurisdiccional. El elemento que denuncia el desahucio del preso,
la resignación y posterior absorción en un medio que se imaginaba, pero lo que no se
imaginaba era entrar en él.

La situación comportamental del muchacho inadaptado es el ‘desapego’, la huida de


las vinculaciones afectivas como estrategia para evitar las frustraciones. Ese desapego
conducía a una "indiferencia afectiva" que le llevaba a despreocuparse de las
consecuencias que tuviese su conducta incluso para personas cercanas a él mismo.

El desapego responde a una inseguridad social mientras la indiferencia afectiva a


proyección de una imagen fuerte y un ego sólido frente a los otros compañeros. Estas
ideas corresponden ya a una adaptación subjetiva y es aquí cuando comienza el proceso
de prisionización, es decir, el punto de partida irreconciliable con los fines de la pena en
un contexto de prevención especial positiva. El efecto es aun más directo a los presos
primarios, jóvenes en su mayoría. Pues corresponde a lo que se mencionó al inicio: a un
cambio violento de hábitat de relacionarse. Es menester concluir esta información con lo
mencionado en La Cárcel y sus Consecuencias, sobre los dos momentos en que se
materializa la prisionización: a) el primer ingreso a prisión y; b) la prolongación de la
estadía.15

15
«Un primer momento corresponde a los estados iniciales del proceso de prisionización, cuando el
joven entra en la cárcel la primera o primeras veces. Durante este periodo, su agresividad y su dureza
emocional predominan y entierran profundamente su capacidad de afecto. Son los años que —EVAN
HUNTER, (1976)—, definía como de "la irreflexión y el impulso", cuando el joven es "todo acción",
cuando vive "deprisa, deprisa", en un torbellino vertiginoso. Es en el momento álgido de ese periodo
cuando tropieza con la cárcel por primera vez. Y ese encuentro cambia por completo su vida. De esa
existencia vertiginosa pasa sin solución de continuidad a la apatía y el "muermo" de la vida
penitenciaria, con horarios rígidos y el día entero en el patio, como ya hemos visto, sin nada que hacer y
sin poder hacer nada.
En ese periodo su dureza emocional es muy poderosa, y se manifiesta con todas esas consistencias
comportamentales que acabamos de ver: es inafectivo, indiferente, lábil, etc. y es muy difícil poder 13
conectar afectivamente con él, sobre todo en la prisión. En ella, ningún miembro del personal de la
cárcel tiene ninguna oportunidad. Podrá, eso sí, mantener unas relaciones más o menos cordiales con
algún educador especialmente simpático, pero a distancia, sin comprometerse en absoluto, sin dar nada
de sí mismo, sin dejar abierto el más mínimo resquicio de su capacidad de afecto. Sin duda, ésta es una
reacción completamente normal. En un ambiente desestructurador, violento y poderoso, que le ha
truncado la vida, la única manera de sobrevivir es protegerse, rodearse de un caparazón que evite que
las agresiones que sufre le hagan mella. Su "alegría inconsciente" de antes se va a convertir en la
amargura que le seguirá ya durante toda la vida.» (Valverde Molina. 1991, p.65.)

14
Conclusiones:

 Tenemos que tener en claro que la solución no es la construcción de más


establecimientos penitenciarios, pues además de representar un elevado número
de egresos económicos, no garantiza, se puede decir, nada. Lo que queremos decir
es que no es la medida más óptima para solucionar o erradicar la sobrepoblación
en los distintos establecimientos penitenciarios de Lima y del país. Lo que
debemos buscar es la mejor forma de ejercer los parámetros de los procesos
penales, los cuales, como se señaló, vienen siendo muy precipitados; lo cual lleva
al juzgador a caer de manera muy fácil en el error de poner como primerísimo
objetivo la privación de la libertad.
 Entonces, lo que debemos buscar es la mejor aplicación de muestras normas, pues
si bien estas establecen a la pena privativa de la libertad como última ratio, en la
realidad no es así, es todo lo contrario. Lo principal es eso, la correcta aplicación,
sin embargo, esto no termina ahí, ya que nuestra normativa es poseedora de
falencias las cuales deben ser también solucionadas para poder garantizar su
correcto uso. Las políticas deben crearse en sentido de que ayuden al no colapso
del sistema penitenciario, cosa que, si no se soluciona, tarde o temprano terminará
sucediendo, imposibilitando por completo el cumplimiento del objetivo impuesto
por la Constitución y el Código Penal: el de resocializar y reinsertar a la persona
en la sociedad.
 La prisionización, es la desculturización y automática enculturización. En otras
palabras: es la adopción de los usos, costumbres, culturas, tradiciones de la prisión
y rechazando toda forma de valores que presenta el proceso resocializador.

 Este elemento es producto de la prolongación de la vida intra carcelaria, suceso


que conlleva a múltiples consecuencias, entre otros: las consecuencias somáticas
— deterioro de los sentidos, del aspecto personal y fatiga muscular—; por otro
lado, el reo se encuentra proclive a adaptarse al entorno «anormal» de la prisión,
lo que le produce: estados de permanente ansiedad, ausencia de responsabilidad,
trastorno de la sexualidad, ausencia de expectativas en el futuro; pero, lo más
importante, a discreción del autor son las alteraciones de la afectividad: Sensación
de desamparo y sobredemanda afectiva.

15
Fuentes consultadas:

1. Andreu, F., Ayala, C y otros (2016) Comentarios a La Convención Americana


sobre Derechos Humanos. Lima: Tribunal Constitucional
2. Instituto Nacional Penitenciario (2015). Informe Estadístico Penitenciario.
Consultado el 20 de octubre de 2017. Recuperado de:
http://www.inpe.gob.pe/pdf/agosto_15.pdf
3. Instituto Nacional Penitenciario (2016). Informe Estadístico Penitenciario.
Consultado el 20 de octubre de 2017. Recuperado de:
http://www.inpe.gob.pe/pdf/diciembre_2016.pdf
4. Instituto Nacional Penitenciario (2017). Informe Estadístico Penitenciario.
Consultado el 20 de octubre de 2017. Recuperado de:
http://www.inpe.gob.pe/pdf/junio_2017.pdf
5. Pérez, J.L. (2000). La Construcción Social de la Realidad Carcelaria. Lima: PUCP
6. Rubio, M. (2012) Para Conocer la Constitución de 1993. Lima: PUCP
7. Segovia, J.L. Consecuencias de la Prisionización. Consultado el 22/08/2017 en:
http://www.derechopenitenciario.com/comun/fichero.asp?id=1003
8. STC TC 0019-2005-AI/TC
9. STC TC 03169-2011-HC/TC
10. Valverde Molina, J. (1991) La cárcel y sus consecuencias. Madrid: Ed. Popular
11. Villavicencio Terreros, F. (2016). Derecho Penal Parte General. 6ta.ed. Lima:
Grijley

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