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Miércoles, 02 de mayo de 2018


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La lógica impone una conclusión a la que muchos anti-Dios se resisten

Cuatro filósofos ateos y dos teístas explican


por qué si Dios no existe lo coherente es ser
amoral
¿En nombre de qué condenar las grandes atrocidades del siglo XX si no es en nombre de una ley moral absoluta y de su
Legislador?

Es célebre la sentencia de Fiodor Dostoievski en Los hermanos Karamazov: "Si Dios


existe, todo está permitido". Pero ¿tiene fundamento? Un reciente artículo en Unione
Cristiani Cattolici Razionali (página web de apologética católica basada en la ciencia y la
razón), publicado bajo el título "La líquida amoralidad, única elección coherente si no ha
Dios", argumenta que sí basándose tanto en autores ateos como teístas:

Si Dios no existe, entonces no existe el fundamento de la moral, no se puede hablar de


valores, de derechos, ni de un Bien o de un Mal absolutos, sino sólo de un débil y
caprichoso relativismo extremo. Quien lo ha reconocido ha sido Joel Marks, filósofo la
de la Universidad de New Haven, en su Manifiesto amoral: "He hecho el sobrecogedor
descubrimiento de que los fundamentalistas religiosos tienen razón: sin Dios n
hay moralidad. El ateísmo implica amoralidad y puesto que yo soy ateo debo, en
consecuencia, abrazar la amoralidad".
Joel Marks es profesor emérito de Filosofía en la Universidad de New Haven
(Connecticut).

También el activista Matt Dillahunty, ex presidente de la Atheist Community de Austi


(Texas), lo ha confirmado indirectamente: "El campo de concentración nazi de
Dachau, ¿ha sido objetivamente un mal? No lo sé, no lo sé. Se podría decir que
Holocausto ha sido evidentemente un mal porque no ha sido un bien para las víctimas; e
problema es que las personas deciden por sí solas qué es el bien. Si crecen en el
darwinismo social del régimen nazi podrían creer que el Holocausto ha sido lo mejor pa
el bienestar de la sociedad en conjunto".
Matt Dillahunty pide coherencia: como no cree en Dios, no puede decir que Auschwitz
fuese algo objetivamente malo.

No emitir ningún juicio de valor (el "no lo sé" de Dillahunty) se convierte, así, en el
enfoque obligado.

Si no existe nada ni Nadie preexistente al hombre, entonces no existen el Bien y el Mal


preexistentes, independientes del hombre. Todo es una mera opinión que tiene, a su vez
mismo valor que la opinión contraria. ¿Quién decide, de hecho, quién tiene razón
¿Por qué debería yo elegir el bien si lo que consigo es una desventaja person
siendo ésta la única vida que tengo para vivir? "Al no existir la verdad", ha escrito el
filósofo Emanuele Severino, "el rechazo de la violencia sigue siendo una fe que, de
hecho, no puede ser más verdad que la fe (más o menos buena) que cree, en cambio, que
violencia debe ser ejercida y que hay que destruir al hombre" (Carlo Maria Marti
y Umberto Eco, ¿En qué creen los que no creen?).
El pensamiento de Emanuele Severino fue considerado por en 1970 por la Congregació
para la Doctrina de la Fe como incompatible con el cristianismo.

En 2011, el filósofo americano William Lane Craig refutó el argumento principal de


quienes, comprensiblemente, rechazan tener que abrazar la amoralidad como única
posición coherente con su no-fe. De hecho, basándose en Platón, afirman que la existen
del Bien es una especie de idea auto-subsistente, una entidad en sí y por sí. El bien,
sencillamente, existiría. La justicia, la misericordia, el amor y la tolerancia existirían en
mismos, sin necesidad de tener un fundamento. Pero "esta visión", ha explicado Lane
Craig, "es sencillamente incomprensible. ¿Qué significa que el valor moral de la justicia
subsiste en sí mismo? Comprendo qué significa decir que alguna acción es justa, pero de
este modo los valores morales parecerían ser propiedad de las personas, por lo que es
difícil entender cómo la justicia puede existir sólo como una especie de
abstracción".
William Lane Craig, filósofo analítico y teólogo cristiano y enseña Filosofía y Ética en
una escuela de Teología en Los Ángeles (California). Por su contundencia argumental,
un contrincante muy temido en sus debates con los ateos, que ha frecuentado en
numerosos foros.

Además, es un punto de vista frágil porque apoya el relativismo e implica no tener


obligación moral alguna. «Supongamos, por el mero placer de discutir, que valores
morales como la justicia, el amor y la tolerancia subsisten por cuenta propia. ¿Por qué
deberían imponerme una obligación moral? ¿Por qué la existencia de este reino de las
ideas debería hacer de mí una persona misericordiosa? ¿Quién o qué establece dicha
obligación?». Hay que observar, también, que si se asume este punto de vista, significa q
«vicios morales como la codicia, el odio o el egoísmo presumiblemente existen también
como abstracciones. En ausencia de un Legislador moral, nadie me obliga a
alinear mi vida a una serie de ideas abstractas más que a otra. En ausencia de
una Ley moral dada, la moral atea platonista no tiene ninguna base de obligación moral
Por lo tanto, volvemos al principio.

El existencialista Jean-Paul Sartre admitió: «Sin Dios desaparece toda posibilidad de


encontrar valores en un cielo inteligible, en ninguna parte está escrito que el bien
existe, que hay que ser honestos, que no se debe mentir» (en El existencialismo es un
humanismo, 1945).

Marx, Nietzsche y Freud: filósofos de la


sospecha
Por
Filosofía&Co
-
19 marzo, 2018
0
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En 1965, el filósofo francés Ricoeur une a Marx, Nietzsche y Freud (de izda. a dcha.) b
un nombre común: los filósofos de la sospecha o los maestros de la sospecha. Ricoeur
encuentra que los tres ponen bajo la lupa las deficiencias de la noción de sujeto, que
había sido la base sobre la que se había elaborado la filosofía moderna. Foto de Marx,
John Jabez Edwin Mayall; foto de Nietzsche, de Friedrich Hartmann, ambas vía Wikime
Commons.
¿Qué tienen en común Marx, Nietzsche y Freud? Casi nada y mucho. Que los
tres son autores y pensadores y los tres nacieron y vivieron en el siglo XIX. Y
hasta aquí sus aparentes coincidencias en un análisis rápido. Aunque si
pudiéramos entrevistar hoy al filósofo francés Paul Ricoeur y le hiciéramos a é
esa misma pregunta, nos respondería que los tres son los filósofos de la
sospecha: los tres critican la sociedad que conocen con el objetivo de
cambiarla.

Por Amalia Mosquera

Los tres, Karl Marx, Friedrich Nietzsche y Sigmund Freud, expresan, cada uno
su manera, la crisis de la filosofía de la modernidad; los tres muestran un espírit
crítico hacia la sociedad del momento y cuestionan los valores de su época. Esta actitu
este pensamiento podría reunirlos como parte de un mismo “movimiento” –que nunca
fue tal– al que puso nombre el filósofo francés Paul Ricoeur.

En 1965, Ricoeur (1913-2002) une a Marx, Nietzsche y Freud bajo un paragua


común: los filósofos de la sospecha o los maestros de la sospecha. ¿Por qué? ¿Cuá
es el origen de esa denominación que crea Ricoeur? Analizando sus obras, Ricoeur
encuentra que los tres ponen bajo la lupa las deficiencias de la noción de sujeto, que
había sido la base sobre la que se había elaborado la filosofía moderna. Sospechan de
valores que las sociedades europeas han aceptado como válidos provenientes de la
Ilustración, el movimiento cultural e intelectual que se desarrolló en el siglo XVIII.
Sospechan de la libertad del hombre, que se ve limitada por el Estado, la religión u otr
factores. Sospechan que la sociedad occidental está sustentada sobre un error: la
creencia ciega en la razón, en el progreso y en la preeminencia de un sujeto libre de la
subjetividad. Sospechan y cuestionan el racionalismo que impera en la época e intenta
liberar al hombre de la conciencia falsa que le ha sido impuesta.

Qué es la conciencia
El término conciencia procede del latín
“conscientia”: “cum”, con, y “scientia”, ciencia, conocimiento, saber. Conciencia, pues,
significa “con conocimiento”.
Si atendemos a su raíz etimológica–del latín conscientia: cum, con, y scientia, ciencia,
conocimiento, saber = “con conocimiento”–, la conciencia es saber algo dándose uno
cuenta de que lo sabe, o tener una experiencia sabiendo que se tiene. La conciencia tie
dos sentidos esenciales: el representativo y el reflexivo. La conciencia representativa e
la que se refiere a los objetos (veo eso y tengo conciencia de lo que es); la conciencia
reflexiva se refiere a uno mismo (yo tengo conciencia de que yo soy y sé).

Marx, Nietzsche y Freud sospechan y critican en un aspecto diferente y con un


argumento distinto, guiado cada uno por su pensamiento. Y una vez que detecta
el problema, cada uno de ellos propone un camino para solucionarlo. Los tres señalan
que, tras la noción clásica de sujeto, se esconden unos elementos que lo condicionan.
Esto les permite pensar –sospechar– que el hecho de crear una filosofía sobre esta
noción es una falacia. Y es más, que la misma noción de conciencia también es otra
falacia. Dicho de una forma, los tres pensadores afirman que el sujeto no se construye
sí mismo, sino que es resultado de condicionantes históricos, sociales, morales y
psíquicos.

Para Marx, la conciencia del individuo se falsea por intereses económicos y como soluc
propone acabar con la ideologización; Nietzsche culpa de esta falsa conciencia al
resentimiento de la debilidad y apuesta por la restauración del nuevo hombre; Freud v
la causa en las represiones del inconsciente y establece una terapia para abrirle la pue
y darles rienda suelta.

Los tres afirman que el sujeto no se construye a sí mismo, sino que es resultado de
condicionantes históricos, sociales, morales y psíquicos

Marx: el motor del cambio es la economía


Karl Marx (1818-1883) detecta el problema descubriendo que la ideología es
realidad una falsa conciencia enmascarada por el materialismo y los intereses
económicos. La sociedad del siglo XIX vive unas circunstancias desastrosas que hay q
cambiar con urgencia. Es la falsa conciencia social, política y económica. Los ideales
ilustrados han calado hondo en las élites europeas, que los utilizan para establecer
políticas liberales en lo económico que reducen la intervención del Estado. La Revolució
industrial consolida el capitalismo como sistema de producción, y sus consecuencias so
terribles: el hacinamiento en las ciudades de miles de trabajadores con empleos
realizados en condiciones infrahumanas, jornadas larguísimas cobrando sueldos mísero
La explotación masiva del ser humano por el ser humano.

Marx advierte del error de pensar que el motor del cambio son las ideas; el motor del
cambio es la economía. La ideología y la filosofía corresponden a la clase dominante, q
gracias a ellas se mantiene en su posición de privilegio. Hay que cambiar este mundo
injusto para crear un mundo nuevo de seres libres e iguales. Hay que conseguir la
igualdad social donde no existan las clases ni el Estado.

Para Marx, la organización social y laboral del siglo XIX había provocado la
explotación del ser humano por el ser humano

Nietzsche: los valores de la moral son decadentes

Nietzsche (1844-1900) habla de la necesidad de cambiar los falsos valores qu


han dominado en la sociedad occidental a lo largo de la historia, una moralidad qu
nace a partir de un resentimiento contra la vida. Nietzsche critica la falsa conciencia
moral. La moral está llevando al ser humano a la decadencia. Sus valores son
decadentes. La moral cristiana de la época en Occidente convierte a los ciudadanos en
esclavos de ellos mismos. El bien y el mal presididos por dios. La alienación religiosa. E
una moral de esclavos basada en el sacrificio y el dolor que los poderosos la utilizan pa
dominar a los oprimidos. La solución llegará con el hombre del futuro, un Superhombre
poderoso, seguro de sí mismo, independiente, individualista y que vivirá en libertad.

Nietzsche propone el desarrollo del Superhombre, seguro, independiente y libre.


Freud, la liberación mediante la liberación del inconsciente

Freud: la mayor parte de la psique humana es irracional


Freud (1844-1900) critica la falsa conciencia racional. Establece la relación entre
ser humano y razón y dice que la mayor parte de la psique humana es irracional y se
basa en pulsiones inconscientes que desconocemos pero que controlan y gobiernan
nuestra vida y nuestra conducta. Para el padre del psicoanálisis, las motivaciones
humanas son irracionales y están causadas por el inconsciente. El ser humano vive en
lucha interior constante entre sus instintos, los impulsos destructores y su ambiente
cultural. Freud habla del Principio de placer y el Principio de realidad. El primero busca
placentero y huye de lo que no lo es, pero la realidad se impone
socioculturalmente. Freud se refiere a las pulsiones debidas a la represión del
inconsciente, esto es, la parte de la mente de la que no tenemos conciencia, pero que
muestra signos de su presencia de diversas formas. Un inconsciente que domina y rige
los actos de la conciencia. La solución que propone: una vía de escape para defendern
la terapia psicoanalítica, que permitirá liberar nuestro inconsciente para que así podam
vivir en paz con los demás.

Dios como engaño


Además de la crítica a la falsa conciencia que detectó Paul Ricouer, los tres pensadores coinciden en su ateísm
convencidos de la idea de que Dios es un pretexto creado para engañar a la gente, una herramienta inventada
para alejarla de la razón y de la realidad.

“La religión es el opio del pueblo. Es el espíritu de un mundo que carece de espíritu”, dice Marx. Un
analgésico. Cuando las necesidades espirituales no están cubiertas, la sociedad busca evadirse a otro mundo
imaginario en el que se le prometa una vida mejor. Y eso es para Marx la religión.

Según Nietzsche, las religiones influyen sobre los hombres débiles. “Dios ha muerto”, afirma. Y su muerte
permite desarrollar un hombre nuevo, superior, que crea sus propios valores morales, necesarios, pero sin Dio

Para Freud, la religión es una neurosis cercana a veces a la locura, una amenaza para la libertad, la verdad y l
felicidad; “La religión es una neurosis obsesiva universal de la humanidad”, escribe.
SÓCRATES, PLATÓN Y ARISTOTELES:
LOS TRES FILOSOFOS GRIEGOS.
Inicio » Historia Antigua » Sócrates, Platón y Aristoteles: Los Tres Filosofos Griegos.

BIOGRAFÍA DE LOS GRANDES


PENSADORES DEL MUNDO
GRIEGO

Sócrates Platón Aristóteles

Desde la época de Sócrates han vivido muchos hombres empeñados


en discutir las creencias aceptadas y presentarnos las cosas
conocidas bajo una óptica distinta. A Sócrates se le acusó de
exagerar el poder de la razón y de utilizarla sólo negativamente, pero
desenmascarar errores y desembarazarse de la broza intelectual es
un paso necesario para descubrir la verdad. Al cuestionar temas
aceptados por todos, Sócrates no contribuyó a mantener la estructura
tradicional, mientras la polis se cimentaba en unas ideas de las que
nadie dudaba, como ocurre con toda institución humana.
Platón, discípulo de Sócrates, se inspiró en él y trató de llegar aún
más lejos. Pensaba que la razón nos proporciona la certeza de la
existencia de conceptos tales como la justicia, la belleza y la bondad
en un mundo compuesto de ideas. No quería decir con esto que
existieran en la mente de una persona (como cuando decimos «Tengo
una idea»), sino que en alguna parte hay un mundo de realidad
inmutable más allá del mundo material mudable.
Esta realidad, a la que puede acceder el alma humana (que Platón, al
igual que Sócrates, distinguía del cuerpo) mediante el uso de la
razón, está formada por tales ideas. Platón no tenía en muy alta
estima la conducta humana (sobre todo la de los demócratas que
habían condenado a muerte a Sócrates). Pensaba que la mayoría de
las personas jamás sería capaz de llevar la vida de bien que revela el
mundo real de «formas» ideales. Sin embargo, sus enseñanzas
tuvieron importantes repercusiones, pues gracias a ellas la
humanidad ha seguido reflexionando sobre diversos temas y
especialmente porque en ellas se basa una tradición de pensamiento
llamado idealismo: la creencia en la existencia de un mundo más real
que el de la experiencia material es perfectamente asequible para la
razón y no una simple cuestión de magia incomprensible.
Platón también tuvo un discípulo, Aristóteles, nacido en Tracia.
Escribió sobre tantos temas —biología, física, matemáticas, lógica,
literatura, psicología, ética, política— que dejó suficiente material
como para que las personas cultas reflexionaran sobre él durante dos
milenios. Aristóteles marcó las directrices fundamentales que ha
seguido la filosofía casi hasta la actualidad. Era un pensador menos
abstracto que Platón; le gustaba recoger y clasificar hechos e ideas
con el fin de formular las leyes generales que los regían. En conjunto,
y aunque resulta casi imposible juzgarlo, seguramente ejerció más
influencia que Platón, pero no cabe duda de que estos dos filósofos
dominaron durante mucho tiempo la historia del pensamiento.
SÓCRATES (-470 a -409): Sócrates, por su prédica constante, vivía
rodeado de machos enemigos. Además algunos de sus discípulos,
después de los desastres de la guerra del Peloponeso, habían
participado en las tentativas para restablecer un régimen oligárquico.
En -399 poco después de la restauración de la constitución
democrática, el ciudadano Anitos hizo acusar a Sócrates de pervertir
a la juventud. El tribunal popular de los Heliastas lo condenó a beber
la cicuta. Su fidelidad inquebrantable a los principios que habían
guiado toda su vida su sumisión a las leyes de la ciudad llevada hasta
el extremo de no querer huir para evitar una sentencia injusta, su
digna muerte, de una serenidad admirable, todo en esta actitud final
contribuyó a dar a las enseñanzas ejemplares de Sócrates una
resonancia que no se ha extinguido todavía.
Procedamos como si se tratase de una acusación en regla de la cual
no fue preciso leer el propio texto: Sócrates es culpable por averiguar
indiscretamente lo que acontece en la tierra y en los cielos; por hacer
triunfar la mala causa; por enseñar a otros a hacer lo que él hace. . .
. . .Admitamos que vosotros me hablaseis del siguiente modo:
“Sócrates, no queremos dar crédito a Anitos; te vamos a declarar
inculpable, pero con una condición: que no volverás a emplear tu
tiempo en examinar, cual has hecho hasta ahora, a las ¿entes, ni en
filosofar. De otro modo morirás”.
Pues bien, jueces, si trataseis de imponerme esa condición yo os
replicaría: Atenienses, muy reconocido os estoy y mucho os estimo,
pero antes obedeceré al dios que a vosotros. Mientras me quede,
pues, un soplo de vida, mientras sea capaz de ello, estad seguros que
no cesaré de filosofar, de exhortaros y de hacer reflexionar a todo
aquel de vosotros que se cruce en mi camino. . . Joven o viejo, sea
como sea aquel a quien encuentre, extranjero o ciudadano, obraré
con él de este modo, y muy especialmente con vosotros, atenienses,
ya que estoy más cerca de vosotros por la sangre. . . tan sólo una
cosa os pido: cuando mis hijos sean ya hombres, atenienses,
castigadles, castigadles atormentándoles como yo os atormentaba a
vosotros en cuanto creáis advertir que se preocupan del dinero o de
cualquier cosa que no sea la virtud. Y si se atribuyen méritos que no
tienen … reprochadles por desdeñar lo esencial y atribuirse aquello
que no les corresponde. Si de tal modo obráis, seréis justo no sólo
con mis hijos, sino conmigo.
Más la hora ‘es llegada de marcharnos: yo, a morir; vosotros, a
continuar vuestra vida. De vuestra suerte y la mía, ¿cuál es la mejor?

PLATÓN, Diálogos. Apología de Sócrates, págs. 59, 73 y 89.


PLATÓN (-427 a -347) Pertenecía a una familia de la aristocracia
ateniense. Probablemente había buscado en la enseñanza de
Sócrates, como en la de los sofistas, el arte de hacer una brillante
carrera política. Pero al tomar contacto con Sócrates abandonó sus
propósitos y se dedicó afanosamente a la búsqueda del bien y de la
verdad. No renunciaba ni para sí ni para sus discípulos a la actividad
política, pero la concebía como una misión tan alta, que eran
necesarios cincuenta años de estudio y de meditación para
prepararse. En -387 fundó en los jardines de Academos una escuela
filosófica: la Academia. Escribió diálogos filosóficos en los que
Sócrates es, por lo gene
ARISTÓTELES (-384 a -322): Nació en Estagira, en la Calcídica; fue
discípulo de Platón, pero se separó de la enseñanza de su maestro y
fundó en los alrededores de Atenas una nueva escuela filosófica: el
Liceo. Fue preceptor de Alejandro, Espíritu dotado de una curiosidad
universal, emprendió, entre otras cosas, la tarea de realizar con sus
discípulos un inventario de los conocimientos de su tiempo.
PARA SABER MAS…
Grecia, cuna de la filosofía
En la Grecia antigua surgieron las primeras manifestaciones de
pensamiento filosófico organizado y sistemático. Los representantes
principales de esta sostenida corriente fueron Tales de Mileto.
Sócrates, Platón y Aristóteles. Decía este último que el origen de la
filosofía lo constituye el asombro del hombre y, en consecuencia, la
reflexión, como medio de explicar el mundo que lo rodea y sus
elementos integrantes. En el siglo Vil a.C. aparece Tales de Mileto,
quién, no conforme con la primera explicación sobre las cosas, de
carácter mítico o sobrenatural, abre paso a una posición que intenta
dilucidar los orígenes, tanto del mundo en sí como del resto de lo
existente, y que también propicia una activa participación en el
proceso de desentrañamiento. A este personaje se lo considera “el
padre de la filosofía”.
Con Sócrates se funda e! Humanismo (siglo V a.C.), pues es el
iniciador de la escuela que sitúa en el primer plano de la actividad
filosófica al hombre. Para Sócrates, el hombre constituía el primer
objeto de estudio, en tanto que cada individuo debía conocer bien
quién era, lo que se sintetiza en la famosa máxima socrática del
“Conócete a tí mismo”. Su doctrina se completaba con la práctica de
la virtud -la “arete”-, consistente en hacer bien aquello para lo cual el
hombre ha nacido. Por último, la constante interrogación acerca del
qué de todas las cosas -la ciencia, la virtud, la justicia, etcétera-
redondea el concepto de ciencia en la acepción que Sócrates le daba;
es decir, saber bien qué son los distintos objetos de análisis. Su
método implicaba el hacer ver a las gentes, por medio de la duda, lo
que en realidad ignoraban.
Un discípulo suyo, Platón, y, a su vez, un seguidor de éste,
Aristóteles, configuran la síntesis más alta en cuanto a pensamiento
filosófico de la Grecia clásica. Con ellos la profundización del planteo
adquiere características incluso hoy difíciles de superar. Sus principios
forman parte integrante de la esencia misma de la cultura occidental,
y el intento de solución de los problemas prioritarios del ser humano,
de la ciencia, el desplazamiento de la concepción mítica y, en
consecuencia, la actitud racional para interpretar el mundo de!
hombre son siquiera los objetivos fundamentales concretados por
estos pensadores, en cuyassabias e inagotables fuentes aún bebe el
saber contemporáneo. Además, también en Grecia se produjo el
primer sistema de gobierno de carácter democrático, junto con el
auténtico cosmopolitismo, o sea la primera visión de alcances
universales de la humanidad después de la cultura alejandrina.
EN GRIEGO CLÁSICO la palabra filósofo significaba “amigo de la
sabiduría”. Durante el período 550 a.C.-338 a.C. florecieron en Grecia
varias escuelas filosóficas.
LOS PRIMEROS FILÓSOFOS Los atenienses practicaron una primitiva
forma de democracia que animaba a los ciudadanos a hablar de
forma clara y persuasiva para conseguir lo que querían. Los
atenienses usaban la lógica (un razonamiento correcto) para
entender por qué las cosas ocurren de un modo determinado. De esta
forma la filosofía creció observando el mundo que tenía alrededor.
LOS SOFISTAS
En el s. V a.C. algunas personas se convirtieron en sofistas:
profesores de retórica (el arte de hablar en público). Tomaron el
nombre de la palabra griega sofos, que significa sabiduría. Los hijos de
las familias más ricas empezaron a asistir a las clases de estos
profesores.
SÓCRATES
Sócrates (h. 469 a.C.-399 a.C.), considerado el padre de la filosofía,
no estaba de acuerdo con los métodos de los sofistas, quienes
enseñaban a sus discípulos respuestas ingeniosas para usarlas en los
debates públicos. Sócrates animaba a sus alumnos a cuestionarse el
mundo que les rodeaba y a vivir según su propia conciencia, aunque
eso significara enfrentarse con la autoridad.
DIÁLOGOS
Sócrates no escribió ninguna de sus enseñanzas, pero algunos de sus
diálogos con los ciudadanos de Atenas quedaron reflejados en la obra
de su famoso discípulo Platón (427 a.C.- 347 a.C.).
BEBER CICUTA
Las ideas de Sócrates disgustaron a las autoridades políticas y
religiosas de Atenas. Tuvo que comparecer ante la asamblea y
responder de las acusaciones de corromper a la juventud y
menospreciar las creencias religiosas. La asamblea le condenó a
beber un veneno mortal: la cicuta.
PLATÓN
Platón, discípulo de Sócrates, provenía de una rica familia ateniense.
Su primera intención fue dedicarse a la política, pero perdió su
entusiasmo cuando vio la corrupción que había en Atenas. Dejó la
ciudad, pero volvió al poco tiempo para crear la Academia, el primer
centro de enseñanza de la historia, donde trabajó hasta su muerte, a
los 80 años. La obra más importante de Platón es La república, donde
describe su ideal de estado. Él creía que la mejor forma de gobierno
era una monarquía que combinara la dureza de un gobernante con la
sabiduría de un filósofo.
ARISTÓTELES
El discípulo más conocido de Platón fue Aristóteles (384 a.C.-322
a.C.), nacido en Macedonia, en el norte de Grecia. Se trasladó a
Atenas y asistió a la Academia de Platón, donde demostró un especial
interés por el estudio de la naturaleza. Gracias a una cuidada
observación del mundo y sus fenómenos, Aristóteles intentó descifrar
las leyes fundamentales del mundo natural. Filipo (382 a.C.-336
a.C.), rey de Macedonia, al norte de Grecia, le propuso que se
convirtiera en maestro de su hijo Alejandro (356 a.C-323 a.C.), quien
más tarde se convertiría en Alejandro Magno.
EL LICEO
Al cabo del tiempo, Aristóteles regresó a Atenas y fundó su propia
escuela, el Liceo. Mientras enseñaba a sus discípulos solía pasear, lo
que hizo que empezara a conocerse como la escuela peripatética.

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