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Introducción al análisis de patrones

en biogeografía histórica
Introducción al análisis de patrones
en biogeografía histórica

David Espinosa Organista1

Juan J. Morrone2

Jorge Llorente Bousquets2

Oscar Flores Villela2, 3

1 Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, UNAM, México

2 Museo de Zoología, Departamento de Biología Evolutiva,

Facultad de Ciencias, UNAM, México

3 Centro de Investigaciones Biológicas, UAEH, México

México, D.F., 2002


Diseño de interiores y formación: Juan J. Morrone Lupi

Diseño de portada: Adrián D. Fortino O.

Motivo de portada: Max Ernst, 1942, Young man intrigued by the flight of a non-

Euclidean fly

Primera edición, 2002

Las Prensas de Ciencias, Facultad de Ciencias, UNAM

Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

D. Espinosa Organista, J. J. Morrone, J. Llorente Bousquets y O. Flores Villela

ISBN 968-36-9912-X

Impreso y hecho en México

Queda prohibida la reproducción parcial o total de esta obra por cualesquiera medios,

sin el permiso escrito de los titulares de los derechos


La época actual sería más bien quizá la época del espacio. Esta-
mos en la época de lo simultáneo, en la época de la yuxtaposición,
en la época de lo próximo y de lo lejano, de lo contiguo, de lo
disperso. Estamos en un momento en el que se experimenta, creo,
menos como una gran vía que se despliega a través de los tiem-
pos que como una red que enlaza puntos y que entrecruza su
madeja. Acaso se podría decir que algunos de los conflictos ideo-
lógicos que animan las polémicas actuales se desarrollan entre
los piadosos descendientes del tiempo y los encarnizados habitan-
tes del espacio… el esfuerzo por establecer, entre los elementos
que pueden haber estado repartidos a través de los tiempos, un
conjunto de relaciones...implicados recíprocamente… que hace
que aparezcan como una especie de configuración. Y a decir ver-
dad, no se trata, con eso, de negar el tiempo, sino que es una
determinada manera de tratar lo que se llama tiempo y lo que se
llama historia.

Michel Foucault, Des espaces autres


(en Cercle des etudes architecturales, París, 1967)
CONTENIDO

Capítulo 1. Introducción

¿QUÉ ES LA BIOGEOGRAFÍA?..........2
RESUMEN HISTÓRICO DE LA BIOGEOGRAFÍA..........4
Periodo clásico..........5
Periodo darwiniano-wallaceano..........16
Intermezzo. Clasificación biogeográfica: ¿Parecido o parentesco?..........17
Periodo moderno..........19
LA BIOGEOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA..........20
La sistemática filogenética de Willi Hennig..........20
Deriva continental y tectónica de placas..........21
Las críticas de Léon Croizat..........24

Capítulo 2. Patrones e historia

¿PATRÓN O PROCESO?..........30
LA NATURALEZA DE LOS PATRONES: UN PROBLEMA DE ESPACIO-TIEMPO..........31
EL PRINCIPIO DE PARSIMONIA..........33
NIVELES DE ESTUDIO..........36
PATRONES BIOGEOGRÁFICOS..........37

Capítulo 3. Patrones corológicos

ÁREAS DE DISTRIBUCIÓN..........39
DISTRIBUCIONES DISYUNTAS..........41
EJERCICIOS..........43
Capítulo 4. Patrones de homología espacial

PANBIOGEOGRAFÍA..........53
CONCEPTOS BÁSICOS..........54
El trazo individual y su orientación..........55
Líneas de base y el criterio de distancia geográfica mínima..........55
Criterio filogenético..........57
Orientación con respecto a centros de masa..........59
Trazos generalizados y nodos..........59
EL MÉTODO DE PAGE (1987)..........60
EL MÉTODO DE CRAW (1988)..........63
EJERCICIOS..........64

Capítulo 5. Patrones de endemicidad

ÁREAS DE ENDEMISMO..........77
EJERCICIOS..........78

Capítulo 6. Patrones de relación entre áreas de endemismo

BIOGEOGRAFÍA CLADÍSTICA..........92
El método de reducción de cladogramas de áreas de Rosen..........97
El método de mapas primarios o ancestrales..........99
Análisis de los componentes..........100
Árboles reconciliados..........106
Métodos de parsimonia..........107
Enunciados de tres áreas (TAS)..........109
Análisis de dispersión y vicarianza (DIVA)..........110
Análisis de subárboles libres de paralogía..........110
Evaluación de cladogramas generales de áreas..........110
EJERCICIOS..........112

Referencias..........125

Apéndice..........132
Capítulo 1: Introducción

CAPÍTULO 1
INTRODUCCIÓN

E n la biología existen dos enfoques de estu- na y evolucionista), la fenética y la cladística.


dio: la biología general y la biología compa- De acuerdo con esta última, la idea tradicio-
rada. En un sentido amplio, la biología com- nal de buscar relaciones ancestro-descen-
parada estudia la diversidad biológica desde dientes entre especies fósiles y actuales resul-
una perspectiva histórica (Nelson y Platnick, ta altamente especulativa.
1981). Su principal objetivo de estudio es la En el campo de la biogeografía, uno de los
reconstrucción de los patrones de semejanza debates centrales de estos últimos años ha
que existen en la biodiversidad, tanto en la girado en torno al problema de la historia es-
variedad de formas como en su distribución pacial de las biotas y de las relaciones que
geográfica y temporal, y supone que a partir hay entre diferentes áreas o regiones. La bio-
del análisis de ciertos caracteres es posible geografía tradicional (dispersalismo) consti-
inferir las relaciones de parentesco entre las tuyó un programa de investigación (en el sen-
especies. Las principales disciplinas de la bio- tido de Lakatos, 1978), cuyos esfuerzos se
logía comparada son la sistemática, la biogeo- canalizaron a la búsqueda de los centros de
grafía, la embriología y la paleontología; al- origen de cada taxón y la reconstrucción de
gunos incluyen también dentro de ella a la las historias de dispersión de los mismos.
morfología comparada sensu lato. Como cinturón protector de su teoría central
A partir de mediados del siglo XX, la bio- o núcleo duro, el programa dispersalista esta-
logía comparada pasó por una revolución teó- bleció que las especies regularmente se ori-
rica que podría considerarse casi tan impor- ginan en sitios diferentes de donde se las en-
tante como la aparición de la teoría darwi- cuentra, por lo que se deben reconstruir los
niana de la evolución hace casi un siglo y eventos de dispersión que expliquen cómo
medio, la cual se ha visto acompañada de un es que ellas llegaron a ocupar su distribución
importante desarrollo de métodos analíticos actual. Los enfoques más recientes en biogeo-
y depuración conceptual. Durante ese lapso, grafía han desestabilizado al programa disper-
en el campo de la evolución se removieron salista y han retomado las hipótesis plantea-
algunos conceptos del programa de investi- das por A. P. de Candolle (1820), J. Hooker
gación gradualista y adaptacionista del neo- (1844-60) y P. Sclater (1858). Muchos biogeó-
darwinismo, mientras que en la sistemática grafos contemporáneos aceptan que las áreas
se generaron dos enfoques taxonómicos al- de endemismo son producto de una historia
ternativos a la sistemática tradicional (linnea- común, por lo que es posible investigar sus

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Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

interrelaciones históricas; en otras palabras, cional para el Conocimiento y Uso de la Biodi-


hay una historia que produjo los patrones de versidad fueron fundamentales para la reali-
distribución. Sin embargo, es notable que zación de las dos obras anteriores; en especial
mientras muchas de las nuevas ideas de la bio- queremos destacar los de la Dirección Gene-
logía comparada han sido examinadas, asimi- ral de Asuntos del Personal Académico a través
ladas y empleadas por la mayoría de los taxó- de sus programas DO-201592, IN-200394,
nomos, el aparato educativo de la enseñanza 207995 y 211397, y CONACYT 32002 y 36488.
de la biología apenas las comenzó a incorpo-
rar hacia finales de la década de 1980. En algu-
nos casos, algunos autores aún sostienen rígi- ¿QUÉ ES LA BIOGEOGRAFÍA?
damente preceptos que dominaron hasta las
décadas de 1950 y 1960. Para responder esta pregunta, deberíamos
Hace pocos años publicamos Fundamen- tratar de determinar a cuántas cosas diferen-
tos de biogeografías filogenéticas (Espinosa tes se ha llamado tradicionalmente biogeo-
y Llorente, 1993) y Manual de biogeografía grafía, y luego deberíamos preguntarnos si
histórica (Morrone et al., 1996). Ambas edi- ésta es una disciplina científica como tal, es
ciones se han agotado y ante la posibilidad de decir, si posee un conjunto coherente de prin-
una segunda edición atendimos al reclamo de cipios teóricos y metodológicos, y plantea pre-
colegas y lectores que nos señalaron la conve- guntas que no se hacen otras ramas de la cien-
niencia de unirlas en una sola obra. Este libro, cia. Estas inquietudes derivan de dos situacio-
sin embargo, constituye una nueva obra, en la nes que a menudo se observan cuando revisa-
que hemos modificado o eliminado texto y mos la literatura dispersa en revistas especiali-
ejercicios, con el fin de enfocarnos a las meto- zadas y los textos que se han escrito sobre el
dologías destinadas al análisis de patrones de tema. El lector puede elegir al azar un par de
la biogeografía histórica, reduciendo al míni- textos con el título de biogeografía y observará
mo algunos temas referidos a los enfoques más lo diferentes que son (Nelson, 1978). Incluso,
tradicionales. Nuestro objetivo es presentar encontrará que los contenidos de un par de li-
una síntesis del desarrollo metodológico que bros de biogeografía comparados entre sí no
ha experimentado la biogeografía histórica, comparten más del 30% de sus temas, o que
sus fundamentos teóricos y sus principales incluso hay libros de ecología con algún capí-
planteamientos metodológicos, junto con va- tulo dedicado a la ‘biogeografía’. Entonces, ¿es
rios ejercicios que pretenden ilustrar la apli- la biogeografía una rama de la ecología?, ¿o de
cación de los diferentes métodos. la geografía?, ¿es una ciencia independiente?,
Agradecemos a los alumnos de diversos ¿qué es y qué no es la biogeografía?
cursos de grado y posgrado en México, Co- Se puede definir a la biogeografía como la
lombia y la Argentina por haber ‘probado’ los ciencia que estudia la distribución de los se-
ejercicios y a Rafael Miranda por las sugeren- res vivos tanto en el espacio como en el tiem-
cias realizadas. Jimena Castro nos ayudó a po. A primera vista esto no representaría una
eliminar los errores detectados en varias ver- definición problemática. Sin embargo, si con-
siones preliminares y escaneó las ilustracio- sideramos algunas definiciones de ecología,
nes, por lo cual le estamos agradecidos. Los por ejemplo la de Andrewartha (1961), se
apoyos económicos de la Universidad Nacio- pueden encontrar algunos puntos que requie-
nal Autónoma de México y de la Comisión Na- ren de una definición más precisa. Para este

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Capítulo 1: Introducción

autor, la ecología estudia la distribución y la


abundancia de los organismos. Entonces, si
tanto la biogeografía como la ecología estu-
dian la distribución de los seres vivos, ¿cuál
es la diferencia entre ellas?
Krebs (1978) retomó el concepto de An-
drewartha y redefinió a la ecología como el
estudio de las múltiples interacciones entre los
organismos que producen una determinada
distribución. Sin embargo, aun con esta preci-
sión, nuestra pregunta se mantiene sin res-
puesta. Intuitivamente, uno puede darse cuen- Fig. 1. Distribución en ecología se refiere al compor-
tamiento de algún parámetro poblacional sobre
ta que se está empleando el mismo término
un gradiente de condiciones o recursos, el cual pue-
para nombrar dos cosas diferentes. Quizá po- de ser laxo (euritópico) o estrecho (estenotópico).
dríamos distinguir entonces entre ‘distribu-
ción ecológica’ y ‘distribución geográfica’.
Cuando se habla de distribución en tática que guardan los organismos de una es-
ecología, normalmente se alude al comporta- pecie o taxón con el área que ocupan”.
miento de algún parámetro poblacional a lo De acuerdo con esta distinción entre dis-
largo de un gradiente ambiental (valencia tribución geográfica y ecológica, se podría
ecológica), ya sea de factores físicos (tempe- definir a la biogeografía como el estudio de la
ratura, pH, salinidad, entre otros) o de recur- distribución geográfica de los seres vivos y
sos bióticos (disponibilidad de alimento, de sus cambios a través del tiempo. El análisis
refugios, de sitios de crianza, entre otros). Así, de las causas de los diferentes patrones de
se ha reconocido que muchos organismos distribución geográfica, sin embargo, es un
muestran máximos de abundancia entre cier- tema controvertido, ya que la diversidad de
tos intervalos de temperatura, que pueden ser explicaciones se debe a la gran cantidad de
más laxos o más estrechos. Cuando los orga- disciplinas que han analizado las causas de la
nismos se distribuyen en un intervalo amplio distribución de las especies. Parece trivial
de temperatura, por ejemplo, se los llama afirmar que la ecología es la ciencia que ha-
euritérmicos, mientras que si su distribución cen los ecólogos, pero esa impresión desapa-
está limitada abruptamente por márgenes es- rece cuando reconocemos que la biogeografía
trechos de temperatura, son estenotérmicos. no es la ciencia que hacen los biogeógrafos.
De esta forma, la distribución de una especie Nelson (1985) incluso llega a preguntarse si
en ecología se refiere al comportamiento en realidad existen los biogeógrafos. Esta
euritópico o estenotópico de sus individuos imprecisión en buena parte se debe a que ésta
en relación con algún componente de su am- es una ciencia de síntesis. De acuerdo con Nel-
biente (Fig. 1). Distribución en biogeografía, son (1985), la biogeografía viene a llenar un
en cambio, se refiere al conjunto de localida- hueco entre la biología y la geología. En gene-
des en las que una especie o taxón supraes- ral, los que hacen biogeografía son taxóno-
pecífico delimita un área que es ocupada por mos, expertos en algún grupo, que como par-
sus miembros (Fig. 2). Lacoste y Salanon te de sus trabajos elaboran explicaciones
(1973) se refieren a ello como “la relación es- acerca de por qué las especies que estudian

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Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Fig. 2. Distribución geográfica de Bursera coyucensis, donde se señalan con cuadrados negros las
localidades en que se tienen registros de la especie (tomado de Kohlman y Sánchez, 1984).

se distribuyen geográficamente como lo ha- ces teóricos y metodológicos en el siglo XIX y


cen. También algunos geólogos han tratado de la primera mitad del siglo XX, aunque en los
mostrar que sus hipótesis sobre la historia de últimos 30 años se retomaron algunas con-
la Tierra son congruentes con los cambios en troversias que condujeron a una revolución
el registro fósil. Esta situación ha sido desafor- conceptual, y nuevos paradigmas dieron lu-
tunada para la biogeografía, pues generalmen- gar a otras perspectivas en la biogeografía,
te se ha abordado la distribución geográfica cuya tarea es explicar los patrones de distri-
desde puntos de vista muy estrechos, debidos bución de la biota, principalmente con base
a la perspectiva de la subdisciplina que mane- en las relaciones genealógicas de los taxones
je el ecólogo, botánico, zoólogo, paleontólogo que la componen.
u otro especialista que se ocupe del tema. Algunos autores propusieron que la
biogeografía ha pasado por tres etapas de de-
sarrollo progresivo: (1) descriptiva, (2) na-
RESUMEN HISTÓRICO rrativa, y (3) analítica (Ball, 1976; Humphries,
DE LA BIOGEOGRAFÍA 1982; Simberloff, 1983). La etapa descriptiva
o empírica consistió en la catalogación de dis-
La biogeografía es una ciencia que surge como tribuciones de taxones y el reconocimiento
tal durante el siglo XVIII. Tuvo pocos avan- de regiones; los límites de éstas generalmen-

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Capítulo 1: Introducción

te coinciden con zonas climáticas o fronteras buciones de los taxones es una tarea aún vi-
físicas abruptas, como cordilleras, costas o gente, así como también que algunas interpre-
riberas. Las regiones son relativamente per- taciones sobre la distribución de los seres vi-
manentes para una multitud de organismos vos, propuestas hace más de 400 años, son
y, por lo tanto, son evidencia de que las flo- rigurosamente actuales.
ras y las faunas son reales. La biogeografía
descriptiva solo se ocupa de los datos bási-
cos, lo cual es una tarea muy importante, aun- Periodo clásico
que el valor heurístico de sus hipótesis pue-
de descansar sobre una base puramente Las ideas y concepciones más antiguas sobre
inductiva. La etapa de formulación de hipó- la distribución del hombre, las plantas y los
tesis narrativas se caracterizó por una carga animales sobre la superficie del planeta se en-
excesiva de especulación, pues éstas contie- cuentran en varios mitos y leyendas de las
nen suposiciones que en muchas ocasiones religiones más antiguas. En el mundo judeo-
no son refutables. La biogeografía analítica, cristiano estas ideas están compendiadas en
como fase madura de la biogeografía, se de- el Libro del Génesis, donde puede encontrar-
sarrolla a partir del reemplazo de los méto- se la idea primordial que a partir de un lugar
dos inductivos de generación de hipótesis por de la Tierra los seres vivientes llegaron a cu-
métodos hipotético-deductivos. Las hipóte- brir la superficie habitable por dispersión.
sis de la biogeografía analítica son más res- Este concepto puede reconocerse en El Gé-
trictivas en sus supuestos y deben ser predic- nesis en tres ocasiones: (1) el mito del Edén al
tivas sin recurrir, en lo posible, al plantea- final de la Creación, cuando luego de la pri-
miento de hipótesis ad hoc, una vez que se mera semana Dios había colocado a todos los
detectan anomalías. Al reconstruir la histo- seres vivos en el paraíso terrenal; (2) el mito
ria de las ciencias a partir de este razonamien- del Diluvio Universal, donde se indica que a
to lineal y progresivo, siempre esperaríamos partir del Monte Ararat los animales salva-
encontrar los rasgos más primitivos de sus dos en el Arca de Noé volvieron a poblar la
teorías en las etapas más antiguas. Sin em- superficie del planeta; y (3) el mito de la torre
bargo, la biogeografía actual encuentra mu- de Babel, a partir de la cual se diversificaron
chos de sus antecedentes teóricos en los tra- razas y lenguas a partir de una sola población
bajos de autores de hace más de cien años. ancestral (Papavero et al., 1997).
Nelson y Platnick (1981) también propu- Las concepciones de centro de origen de
sieron tres etapas de desarrollo para la la biota y proceso dispersorio para alcanzar
biogeografía, equivalentes a las anteriores, la distribución predominaron por casi dos
pero bajo una interpretación distinta. Ellos re- milenios, hasta el surgimiento de la biogeo-
conocen un periodo clásico, uno darwiniano- grafía como ciencia, entre los siglos XVII y
wallaceano y otro moderno. En cada periodo XVIII. Sin embargo, durante este largo perio-
prevalece una interpretación distinta acerca do, legos y estudiosos, religiosos y profanos,
de la pregunta central de la biogeografía: ¿por cuestionaron esas concepciones, al recono-
qué las especies viven naturalmente solo en cer diversas dificultades al considerar la teo-
ciertos lugares y no en cualquier parte? Aquí ría biogeográfica bíblica. Uno de los límites
seguimos aproximadamente este esquema, era el tiempo, pues escasos 4000 años no bas-
asumiendo que la catalogación de las distri- taban para imaginar cómo a partir del Ararat

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Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

se habría repoblado el mundo. Aun conside- gativa, pues los antiguos no conocían el imán
rando más tiempo, no se vislumbraba el me- y todos sus viajes eran cortos, por cabotaje y
canismo para alcanzar islas distantes por nu- guiados solamente por las estrellas; (2) si los
merosos animales y plantas sin medios para indios fueron arrojados a las Indias por tor-
dispersarse, pues las barreras se imponían a mentas, contra su voluntad: examinó varios
la libre dispersión (Hutchins, 1952). San Agus- casos contados en los mitos de las tribus ame-
tín propuso intervenciones divinas para sal- ricanas y en la literatura de la Antigüedad,
var el concepto bíblico, en La Ciudad de llegando a la conclusión que: no faltan indi-
Dios, además de postular al hombre como cios de que se haya navegado la Mar del Sur
agente dispersorio. antes que viniesen españoles por ella. Así que
Dado que la Biblia misma era el canon para podríamos pensar que se comenzó a habitar
la búsqueda de explicaciones, no se entendía el Nuevo Orbe de hombres, a quien la con-
cómo era posible pensar en otras tierras po- trariedad del tiempo y la fuerza de Nortes
bladas por seres distintos que no se encontra- echó allá (Libro I, capítulo 19); y (3) a pesar
ban en dicho libro. Así, el descubrimiento de de esa posibilidad, ofrécese aquí una dificul-
nuevos continentes con sus elementos autóc- tad que me da mucho en que entender y es
tonos obligó a repensar la biogeografía de cor- que ya que demos que hayan venido hom-
te bíblico. La Tierra no estaba poblada homogé- bres por mar a tierras tan remotas, y que de
neamente, como pudiera pensarse a partir del ellos se han multiplicado las naciones que
Génesis, y las hipótesis agustinianas generaban vemos, pero de bestias y alimañas que cría el
escepticismo. George (1969) compiló cartogra- Nuevo Orbe, muchas y grandes, no sé cómo
fía del siglo XVI que indicaba expresiones cul- nos demos maña a embarcallas y llevallas
turales, plantas y animales particulares solo en por mar a las Indias (Papavero et al., 1997).
algunas regiones del globo terrestre. El jesuita D’Acosta consideró una conexión
Los primeros cronistas, soldados y reli- con el continente americano por alguna par-
giosos en las Antillas, como Hernández de te al Viejo Mundo y rechazó la Atlántida como
Oviedo, d’Anghiera, Sahagún, Francisco Her- puente intercontinental.
nández y muchos otros más, consignaron en También el mismo D’Acosta inauguró el
sus escritos descripciones sobre la biota allen- postulado que Buffon desarrolló un siglo y
de el Atlántico, muy distinta de la del mundo medio más tarde, esto es, reconoció el ende-
conocido. Con el tiempo, a partir del descu- mismo de las especies ligadas a América,
brimiento de las biotas brasileña y australia- como distintas a las del mundo previamente
na, se plantearon más preguntas. Para res- conocido. Arguyó cambios accidentales con
ponder a ellas surgieron nuevas respuestas y consecuencias en cambios de los animales del
postulados, como puentes intercontinenta- Viejo Mundo. Hipótesis aparentemente
les —la Atlántida quizá fue el más famoso de transformista que Sir Walter Raleigh también
ellos—, pero también puentes por el sur o vía propuso independientemente: ...el descubri-
el estrecho de Anián por el norte de América. miento de una multitud cada vez mayor de
Ejemplo de estos razonamientos son las tres seres vivos, que nada tenían en común con la
hipótesis de D’Acosta (1590): (1) Si los indios fauna y la flora conocidas, volvía apremian-
vinieron por voluntad propia, navegando te la necesidad de nuevas interpretaciones
desde el Viejo Mundo: en los capítulos 17 y destinadas a alejar indiscretas conjeturas
18 del Libro I de su obra se inclinó por la ne- acerca de una pluralidad de la creación, como

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Capítulo 1: Introducción

fueron dudas heréticas sobre la cronología so Terrestre o Edén– que posteriormente fun-
bíblica y la precisión de determinados pasa- cionaría como el centro de origen y disper-
jes del libro sagrado (Papavero et al., 1997). sión de las biotas (Papavero et al., 1997).
Otro jesuita, Athanasius Kircher (1602- Continuando con su razonamiento, Linneo
1680), ilustró vastamente en 1675 las ideas consideró el punto siguiente: si cada especie
bíblicas, pero se inspiró en D’Acosta y Raleigh, está tan maravillosamente adaptada a su lu-
entre otros, además de que sus figuras fueron gar, si las interrelaciones entre las especies
copiadas, en gran parte, de autores renacen- son tan equilibradas y constantes, ese mara-
tistas, v. gr. Aldrovandi, Jonstonus y Marc- villoso ecosistema no podría haber sido des-
grave, para su obra Arca Noë (Papavero et truido por un Diluvio: ¿Es creíble, se pregun-
al., 1997; Llorente et al., 2001). taba Linneo, que el Creador, al momento de
En un ensayo célebre, Linneo (1744) pu- la Creación, habiendo llenado toda la Tierra
blicó la primera gran teoría biogeográfica de de animales, haya permitido que todos esos
los tiempos modernos, a partir de un discur- seres fuesen destruidos, luego después, en el
so que ofreció en Upsala: Discurso sobre el Diluvio, conservándose en el Arca una sola
aumento de la Tierra habitable. El naturalis- pareja de cada especie? Esta violencia con-
ta sueco consideró tres conjuntos de datos: tra la misma obra de Dios resultaba inacepta-
(1) la distribución altitudinal de las plantas ble para Linneo, por lo que fusionó, de mane-
de Ararat con la correspondiente distribu- ra bastante elegante, los episodios del Paraí-
ción latitudinal que estudió Tournefort; (2) so Terrestre y del Diluvio Universal en uno
la interdependencia de los seres vivos y de solo, del modo siguiente. Si como Hjärne, Celsius
éstos con el ambiente, según la Física-Teolo- y el mismo Linneo creían, el mar estaba bajando
gía de aquel entonces; y (3) el aparente au- de nivel gradualmente, era lícito pensar que al
mento de las costas de Suecia, causado por el inicio hubiese ocupado el máximo espacio en la
descenso del nivel del mar (Papavero et al., Tierra. Según Linneo, el mar debía cubrir al ini-
1997). Linneo aceptaba que Dios sólo había cio de los tiempos toda la Tierra, dejando sola-
creado una pareja o un único individuo her- mente una isla, con una alta montaña emergien-
mafrodita de cada especie, siguiendo el razo- do, situada en el Ecuador. Esa isla era el Paraíso
namiento de Mathew Hale en su Systema Terrestre, o Edén, donde Dios creara todas las
Naturae (1735); así continuó: ... si el primer especies vivas, el mar universal cubría todo el
hombre fue colocado en el Edén, y si ese hom- resto de la faz de la Tierra (y Linneo salvaba así
bre dio nombre a todos los animales, tam- parte del mito del Diluvio...).
bién dio nombres a todos los insectos, y to- Inspirado ahora por los hallazgos de
dos los insectos debían, así como el resto de Tournefort en el monte Ararat, Linneo esta-
los animales, estar en el jardín del Edén. bleció que la montaña que había en el Edén
Como todo vegetal nutre su propio insecto, era bastante alta, y se hallaba coronada por
y la mayor parte de los insectos se nutre so- nieves eternas. En esa montaña había, como
lamente de ciertos vegetales, todas las plan- en el Ararat, una zonación climática altitudi-
tas también deberían haber sido colocadas nal. Entonces, en cada zona climática Dios
por Dios en el Edén, para que los insectos pu- creó un ecosistema, ya totalmente funcional,
diesen alimentarse. Linneo concluyó que el adaptado al clima, con todas las interrela-
Creador colocó todas las especies vivas, al ciones establecidas. Dios, en su infinita sabi-
inicio, en un solo lugar de la Tierra –el Paraí- duría, respetaba las preferencias ecológicas

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Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

de las especies. A partir del Edén, a medida Linneo y los físico-teólogos, ¿de qué manera
que el mar universal se fue retirando, los ve- el ecosistema se podía recomponer en otras
getales se dispersaron, ocupando nuevas áreas áreas, saliendo del centro de origen y disper-
dejadas por el agua, cada cual se instalaba don- sión del Edén? Linneo simplemente no trató
de las condiciones ambientales le eran propi- con el problema de la dispersión de los anima-
cias, y recomponiendo el ecosistema. En su les, ignorando su propio consejo al fin del dis-
discurso, Linneo ilustró abundantemente curso: ¡Estudiad, estudiad con gran cuidado!
cómo los vegetales se pueden dispersar, tanto Con la obra de Buffon Histoire Naturelle,
a través de sus propios medios, como a través de extensión extraordinaria, se inicia la
de agentes externos, tales como el viento, la biogeografía histórica. En los tomos IV, IX y
lluvia, los ríos, el mar, etc. Mostró que la pro- XIV se discuten varios aspectos del origen de
ducción de semillas es muy grande y que, aun- las faunas en el continente americano, la de-
que una cierta cantidad se pierda en el proce- generación de los animales y la que más tarde
so de diseminación, aun queda una cantidad Humboldt denominó la ‘Ley de Buffon’, entre
más que suficiente para, dadas las condicio- otros tópicos de interés biogeográfico. Al re-
nes ambientales favorables, establecer la es- ferirse a los mamíferos del Viejo Mundo y
pecie en otra área. Así, a partir de un único compararlos con los de América, Buffon des-
centro de origen y dispersión, los vegetales tacó que cada área poseía sus propios anima-
pasaron a ocupar toda la faz de la Tierra, y con- les, aun cuando tuvieran ecología semejante,
tinuarían a ocuparla hasta que el mar desapa- refutando así la teoría de Linneo. Reconocida
reciese enteramente. Es claro que, según esa esta regla por Humboldt, quien a su vez la com-
hipótesis linneana, áreas distintas de la Tie- probó al comparar las plantas de África y
rra, con los mismos ambientes, deberían po- América, al igual que hicieron Latreille y
seer exactamente la misma flora. Cuvier con insectos y reptiles, respectivamen-
El problema del esquema linneano es que te, demostrando que en áreas geográficamente
no consideraba a los animales. Linneo se pre- distintas y distantes, aunque imperen las mis-
ocupó tanto en demostrar que las plantas po- mas condiciones ambientales, los animales
dían ser dispersadas por varios medios, que son distintos entre sí. Para explicar la disimili-
se olvidó de probar su hipótesis con los ani- tud, Buffon empleó la hipótesis de D’Acosta:
males. Los insectos y las aves, por ejemplo, se los mamíferos se originaron en Europa y pasa-
podrían dispersar volando, así llegarían a otras ron a América por un puente norteño conti-
áreas fácilmente, escogerían un lugar con cli- guo entre el Viejo y el Nuevo Mundo. Al pasar
ma adecuado, y así sucesivamente. Pero, en el al Nuevo Mundo, los animales y las plantas
caso del oso polar, ¿cómo haría para descen- degeneraban, según Buffon, quien hizo compa-
der de la montaña del Edén, si estaba adapta- raciones para probar la inferioridad de los se-
do al hielo de la cumbre?, ¿cómo podría des- res americanos (Gerbi, 1992), a causa de la ma-
cender hasta la falda de la montaña y atrave- la calidad y peores condiciones de la tierra,
sar los desiertos calientes de la planicie aban- cielo, calor, humedad y otros factores. Inclu-
donada por el mar? Y ¿cómo se dispersarían so llegó a invocar, sin denominarla, a la selec-
los animales de ríos y lagos?, ¿cómo podrían ción natural: las especies menos perfectas,
peces y moluscos, por ejemplo, llegar a otras más delicadas, las más pesadas, las menos
áreas? Si todos los seres vivos dependen tan activas, las menos armadas..., ya desapare-
estrechamente unos de otros, como defendían cerán o desaparecieron.

8
Capítulo 1: Introducción

La contribución del barón de Humboldt y geográficas y geológicas, destacando que la


Aimé Bonpland radica en la cuantificación de confusión de estas dos clases de ideas es una
los factores que se distribuyen altitudi- de las causas que más han atrasado esta cien-
nalmente, su ejemplo más conocido es en el cia y le han impedido adquirir exactitud.
Chimborazo (Ecuador) de la región Andina, en Darwin (1859) citó un pasaje del trabajo
relación con las distribuciones altitudinales de de De Candolle (1820) que es muy conocido:
las formaciones vegetales y ciertos taxones Todas las plantas de una región, todas aque-
dominantes en la vegetación. Para estos auto- llas de un lugar dado, están en un estado de
res la geografía botánica era: la que asigna a guerra unas relativamente con las otras. To-
cada tribu sus límites y su clima. Así, estable- das están dotadas de medios de reproduc-
cieron una “ley de la distribución de las for- ción y de nutrición más o menos eficaces. Las
mas”, la cual indica la proporción o porcenta- primeras que se establecen al azar en una
je de especies registradas de una familia dada determinada localidad tienden, por la mis-
de plantas para una latitud determinada, que ma razón de que ocupan espacio, a excluir a
corresponde a un clima típico. las otras especies, las mayores desterrando
Augustin P. De Candolle (1820) dio un gran a las menores, las más vivaces substituyen-
avance a la biogeografía respecto a sus pre- do a aquellas de duración más corta, las más
decesores. En el diccionario de ciencias na- fecundas posesionándose del espacio que po-
turales publicó un artículo corto pero muy drían ocupar aquellas que se multiplican más
sustancioso (Geografía botánica), el cual difícilmente.... En esta lucha perpetua, ocu-
también apareció en forma de opúsculo (En- rren dos fenómenos principales. 1°. Ciertas
sayo elemental de geografía botánica). De plantas, por su organización, necesitan de
Candolle atribuyó a Linneo el haber distin- ciertas condiciones de existencia: una no pue-
guido la procedencia de las plantas (patria) de vivir donde no encuentra una cierta canti-
—donde las plantas crecen o habitan (habita- dad de agua salada; otra, donde no tiene, en
ciones)—, a diferencia de la naturaleza parti- tal época del año, una cantidad tal de agua o
cular de las localidades en las cuales acos- tal cantidad de luz solar, etc. Resulta de esa
tumbran desarrollarse (estaciones). Así, cla- necesidad para ciertas circunstancias que
sificó a la geografía botánica en: (1) la influen- ciertas plantas no se puedan desarrollar en
cia que los elementos externos ejercen sobre ciertas localidades: primera causa de la dis-
los vegetales y las modificaciones que resul- tribución de los vegetales. 2°. Las condicio-
tan, para cada especie, de la necesidad que nes de existencia de cada especie no están ri-
ella tiene de cada substancia, o de los medios gurosamente fijas, pero admiten una cierta
a través de los cuales ella puede escapar a su latitud entre los extremos. Para cada especie
acción; (2) las consecuencias que resultan de se podría determinar el punto que mejor con-
estos datos generales para el estudio de las viene a su naturaleza, relativamente a la do-
estaciones; y (3) el examen de las habitacio- sis de calor, de luz, de humedad, etc. que ella
nes de las plantas y las consecuencias que de debe recibir para estar en el mayor grado de
ello resultan relativamente al conjunto de la prosperidad posible. Este punto, una vez de-
ciencia. Insistió en que el término ‘estación’ terminado, no se tarda en reconocer que cada
se relaciona esencialmente con el clima, con especie se puede apartar más o menos dentro
el terreno de un lugar dado, y el de ‘habita- de ciertos límites. Una vez que la planta se
ción’ se relaciona más con las circunstancias aproxima a esos límites, queda más frágil:

9
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

no puede vivir sino en un número limitado aborígenes. Las plantas de una región ahí se
de localidades y no puede, por el mismo mo- distribuyen, según su naturaleza, en las loca-
tivo, radicarse en lugares distantes ni ser cul- lidades que les conviene y ellas tienden, con
tivada fácilmente... [pp. 384-385]. mayor o menor energía, a sobrepasar sus lí-
De Candolle puntualizó que todos o casi mites y diseminarse en todo el mundo; pero
todos los vegetales, por sí solos, tienden a ellas son impedidas en la mayoría por mares
ocupar un espacio determinado sobre la Tie- o por desiertos, o por cambios de temperatu-
rra, y destacó que la determinación de las le- ra, o solo porque encuentran espacios ya ocu-
yes por las que opera esa circunscripción ve- pados por las plantas de otra región. Por lo
getal se constituye el estudio de las habita- tanto hay regiones perfectamente circunscri-
ciones. Entonces reconoció que hay barre- tas y determinadas; hay otras que solo se
ras naturales que impiden que la disemina- pueden apreciar por un cierto conjunto o una
ción de una especie se extienda por toda la cierta masa de vegetales comunes.
Tierra, a la vez que reconoció varios factores Como lo indicaron Papavero et al. (1997):
o medios de transporte que facilitan la dis- análogamente a lo que pasaba con la taxo-
persión, como el agua (hidrocoria), la atmós- nomía, en que ciertas especies se caracteri-
fera (anemocoria), algunos animales (zooco- zaban por poseer uno o más caracteres ‘esen-
ria) y el mismo hombre (antropocoria). ciales’ y otras solo por un arreglo único de
Con base en plantas, De Candolle admitió caracteres, ninguno de ellos esencial, tal
la ‘Ley de Buffon’ al indicar que: Los primeros como Linneo descubriera los grupos politéti-
viajeros siempre creían reencontrar en los cos (nomina legitima: cf. Papavero y Abe,
países distantes las plantas de su patria y se 1992), así las ‘regiones botánicas’ podían re-
complacían en darles los mismos nombres. conocerse ‘esencialmente’ (por la posesión de
Pero cuando las muestras eran llevadas a Eu- una o más especies ‘aborígenes’) o legítima-
ropa la ilusión se disipaba para la mayoría; mente (por contener un conjunto único de es-
cuando el examen de las muestras secas deja- pecies, ninguna de las cuales es ‘aborigen’).
ba aún dudas, el cultivo de ellas en los jardi- Tal parece ser el sentido de la última afirma-
nes contribuía a eliminar las dudas, y hoy en ción de De Candolle en la cita previa.
día queda (salvo las plantas transportadas De Candolle introdujo otros conceptos y
por la influencia del hombre) una cantidad términos, como el de endemismo y grupos
muy pequeña de especies fanerógamas comu- esporádicos y los ilustró profusamente. Su
nes a distintos continentes [p. 403]. Más ade- clasificación regional la propuso con perspec-
lante definió las regiones botánicas, de las tiva heurística al diferenciar especies de dos
cuales reconoció 20 en todo el globo terres- regiones distintas: Los botánicos saben que
tre, luego él mismo y su hijo Alphonse, en en general las plantas de esas veinte regiones
varios trabajos incrementaron el número de son diferentes unas de las otras, de suerte que,
regiones al admitir algunas islas y archipiéla- cuando se hallan en los escritos de los viajeros
gos con sus característicos y singulares endé- plantas de una de esas regiones que se dice
micos. Las regiones botánicas las definió co- fueron halladas en otra, se debe, antes de ad-
mo: ...espacios cualesquiera que, exceptua- mitir esa proposición, estudiar las muestras
das las especies introducidas, ofrecen un cier- provenidas de las dos regiones con particular
to número de especies que les son particula- cuidado en todo. Tan solo si se considera esta
res y que se podrían llamar verdaderamente división del globo como una precaución con-

10
Capítulo 1: Introducción

tra la sinonimia y para la determinación de conocer grandes procesos de extinción, pro-


las especies, ella sería ya de alguna utilidad; puso la teoría de grandes revoluciones del
pero ella sirve sobre todo para poder expre- globo terrestre con creaciones sucesivas; las
sar, de una forma un poco más general a una creaciones eran discontinuas y separadas por
inmensa cantidad de datos relativos a las pa- grandes cataclismos o catástrofes, la última
trias de las plantas. Entre los fenómenos ge- de las cuales afirmaba él, podría atribuirse al
nerales que presenta la habitación de las plan- Diluvio Universal. Puede apreciarse cuan di-
tas hay una que me parece aun más inexpli- fícil fue para la biología desprenderse de la
cable que todos los otros: es que existen cier- influencia bíblica, lo cual ocurrió mucho des-
tos géneros, ciertas familias, en las que todas pués de la física. Cuvier estableció un progra-
las especies crecen en una sola región (lla- ma de investigación que fue seguido por va-
mémosles, por analogía con el lenguaje mé- rios naturalistas, quienes, con otros grupos
dico, géneros endémicos) y otros cuyas espe- de seres vivos, reconocieron las creaciones
cies están distribuidas en el mundo entero (lla- sucesivas de acuerdo con la evidencia estu-
mémosles, por motivo análogo, géneros es- diada. Por ejemplo, Brongniart con plantas,
porádicos) [p. 412]. quien al adoptar la aritmética botánica de
Al dimensionar temporalmente el estudio Humboldt, estableció relaciones numéricas
de las habitaciones, De Candolle proyectó la de plantas para cada periodo de creación; así
biogeografía histórica, aun sin tener una teoría también reconoció que en cada creación los
evolutiva elaborada, al afirmar que ...las esta- seres eran más ‘perfectos’. Con el tiempo el
ciones únicamente se deben a las causas físi- número de creaciones fue creciendo, y de las
cas que actúan ahora y que las habitaciones cuatro propuestas por Cuvier, D’Orbigny, al
muy bien pueden haber sido determinadas en estudiar moluscos, concluía que eran 27.
parte por causas geológicas que no existen Con el estudio de los fósiles y su distribu-
más hoy en día ... A través de esa hipótesis, ción sobre la faz de la Tierra siguió una con-
fácilmente se concebiría porqué ciertas plan- troversia, pues algunos defendían la inexis-
tas nunca se encuentran salvajes en lugares tencia de provincias biogeográficas en las
donde se dan perfectamente cuando se trans- creaciones pasadas, mientras que otros ha-
portan hacia allí. Pero esta teoría participa, es llaban que Dios siempre creaba las especies
preciso confesar, de la falta de certeza de to- pasadas en las mismas regiones biogeográficas
das las ideas relativas al antiguo estado de actualmente existentes, y un tercer grupo
nuestro globo y al origen primitivo de los se- pensaba que las regiones biogeográficas fue-
res organizados. Así, De Candolle promovió la ron creadas y repartidas gradualmente, de
idea que habían varias áreas de creación. época en época (Papavero et al., 2002).
Buffon, en sus Épocas de la Naturaleza, La versión geográfica de la zoología se debe
obra con la que coronó su inmensa historia a Zimmermann (1777), quien al criticar la hi-
natural, dividió en etapas o épocas el desen- pótesis linneana señaló como más aceptable
volvimiento de la Tierra, organizó el esbozo que Dios hubiese creado a cada animal en el
de un patrón organizado temporalmente, área en la que vivía actualmente, a partir de
para los distintos periodos de desarrollo bajo muchos individuos y con todas las especies
el que transcurrió el proceso de formación en perfecto equilibrio. La creación múltiple
terrestre con su biota. Por su parte Cuvier, al y simultánea de las biotas, cada cual en su
admitir la fijeza de las especies y a la vez re- debido lugar, sería mucho más parsimoniosa

11
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

como teoría y establecía la ‘armonía de la na- co. Dado que las especies surgían y se extin-
turaleza’ desde los inicios. Después de De guían de modo paulatino a lo largo del tiempo,
Candolle, los zoólogos postularon regiones o no había periodos de generación ni de extin-
centros de creación para los animales, enton- ción masiva, refutando a Lamarck y Cuvier.
ces surgieron los sistemas de clasificación de Tampoco aceptaba que la generación de espe-
Dana (1853), Schmarda (1853) y Sclater cies siguiera una progresión, como una tenden-
(1858), entre los más importantes. cia hacia una mayor perfección (Papavero et
El gran sintetizador de la biogeografía du- al., 2002).
rante la primera mitad del siglo XIX fue Char- Hay una contradicción que Lyell no resuel-
les Lyell. Este autor, en sus Principios de Geo- ve en su explicación biogeográfica: por un
logía, recapituló sobre los hallazgos y pro- lado, acepta como descubrimiento de la ma-
puestas de Humboldt y De Candolle, aunque yor importancia el reconocimiento de regio-
con su doctrina uniformitarista en la geolo- nes de endemismo, pero luego no indaga acer-
gía se dirigió a un programa dispersionista de ca de la causa de ese patrón, que no se explica
la biogeografía. El uniformitarismo sostiene por la mera adecuación entre organismos y
que todos y cada uno de los sucesos del pasa- ambiente. Su atención se dirige más bien a ex-
do se explican estrictamente por las mismas poner la influencia de las condiciones inorgáni-
causas que podemos operar hoy día. Lyell, a cas y orgánicas sobre las estaciones de las es-
pesar de elogiar a De Candolle, con sus princi- pecies. La explicación de las habitaciones que-
pios uniformitaristas estableció un programa da reducida a dos ideas: (1) la suposición de
dispersionista que heredaría a Darwin. Debe que las especies se crean originalmente a par-
destacarse un razonamiento empleado por tir de una sola pareja (o un solo individuo en el
Lyell, que después fue argumentado reitera- caso de las que se reproducen asexualmente),
damente por los biogeógrafos dispersionistas, y (2) que su mantenimiento se debe a la cons-
incluyendo a Simpson en el siglo XX: un caso tante dispersión de los organismos, proceso
particular de dispersión parece un suceso for- que contrarresta la extinción que potencial-
tuito, ocasional e improbable; sin embargo, mente ocurriría por los incesantes cambios en
cuando se considera un lapso suficientemente las condiciones de existencia. Esto no deja de
extenso, se convierte en un suceso práctica- ser sorprendente, pues resulta que la causa
mente seguro. Lyell concebía a la Tierra con que tiende a romper el patrón termina siendo
un pasado inmenso. No obstante su unifor- la causa de su mantenimiento. El rumbo que
mitarismo, Lyell seguía a De Candolle, al con- Lyell planteó para la investigación biogeográ-
siderar a la dispersión sólo para explicar los fica es explicar los casos excepcionales y aisla-
casos relativamente raros de especies cosmo- dos de dispersión, mientras que no dijo nada
politas, éstas son las excepciones a la Ley de sobre investigar lo que él mismo reconoció
Buffon. Lo que resulta admirable para Lyell no como el principal hecho empírico de la distri-
es tanto la gran capacidad de dispersión de los bución orgánica, es decir, la existencia de
organismos, sino que con todo permanezca áreas de endemismo. Tal investigación tuvo
como patrón general la división de la Tierra que esperar más de dos décadas para ser plan-
en regiones con especies aborígenes, en vez teada por otro naturalista inglés, Philip Lutley
de una mezcla homogénea de especies. La in- Sclater, quien en 1858 se preguntó por la rela-
tención de Lyell fue aplicar sus principios gra- ción que guardaban entre sí las diferentes re-
dualista y antiprogresionista al mundo orgáni- giones biogeográficas.

12
Capítulo 1: Introducción

El geólogo Leopold von Buch estableció cierta área geográfica, hasta quedar totalmen-
claramente la importancia del aislamiento te aislada, por todos lados, por barreras físicas;
geográfico en la formación de las especies, al hoy llamaríamos a este estado de máxima ex-
publicar su libro sobre la fauna y la flora de pansión como ‘cosmopolitismo primitivo’.
las islas Canarias (1825): Los individuos de (2) Una especie en ‘cosmopolitismo pri-
un género avanzan sobre los continentes, se mitivo’ accidentalmente cruza una barrera
dislocan a lugares muy distantes, forman va- física preexistente (“un azar favorable tal vez
riedades (según las diferencias de las locali- haya transportado, por un encadenamiento
dades en alimento y suelo) que, debido a su particular de circunstancias, semillas por
segregación (aislamiento geográfico) no pue- encima de las montañas”).
den cruzarse con otras variedades y de este (3) La población que resulta del otro lado
modo retornar al tipo principal original. Fi- de la barrera accidentalmente transpuesta se
nalmente, esas variedades se vuelven cons- desarrolla de modo independiente de la po-
tantes y se transforman en especies distintas. blación materna y (muy probablemente por
Posteriormente, pueden volver a alcanzar el herencia de los caracteres adquiridos por in-
margen de otras variedades que se hayan fluencia del medio ambiente) se transforma
transformado de modo análogo y las dos no de manera gradual (“abandonada a sí misma,
se cruzarán y se comportarán como ‘dos es- la variedad que resulta de las nuevas condi-
pecies verdaderas diferentes’. La traducción ciones a las que está sujeta, allí formará, en el
francesa de este libro fue leída por Darwin y transcurrir del tiempo, una especie distinta”).
en ella expresaba claramente el papel del (4) Eventualmente se forma una barrera
aislamiento geográfico en la especiación: Si un genética (‘intrínseca’) entre las dos poblacio-
lugar se encuentra aislado por obstáculos nes, que resulta entonces en la aparición de
naturales, por cadenas de montañas que es- dos ‘gene biológicos’ distintos (dos conjun-
tablecen una separación más eficaz que ex- tos de organismos aislados sexualmente por
tensiones de mar interpuestas, se deben espe- algún mecanismo intrínseco) (“posterior-
rar ahí especies de plantas enteramente nue- mente, pueden volver a alcanzar el margen
vas y que no crecen en las otras partes de la de otras variedades que se hayan transfor-
isla. Un azar favorable tal vez haya transpor- mado de modo análogo y las dos no se cruza-
tado, por un encadenamiento particular de rán y se comportarán como dos especies ver-
circunstancias, semillas por encima de las daderas diferentes”).
montañas. Abandonada a sí misma, la varie- Hacia 1834, Joseph D. Hooker, botánico y
dad que resulta de las nuevas condiciones a explorador inglés, reconoció que las floras de
las que está sujeta, allí formará, en el trans- las áreas circumantárticas, disyuntas entre sí,
currir del tiempo, una especie distinta, que se compartían gran cantidad de familias y géne-
aparta tanto más de su forma primitiva cuan- ros, muchos más que si se comparaban con las
to más tiempo queda en esa región aislada, de los continentes del norte. Hooker, además,
libre de otras influencias. planteó que esa estrecha relación entre las flo-
Papavero et al. (1997) distinguieron que ras australes se debiera a las capacidades de
von Buch estableció nítidamente cuatro pun- dispersión de las plantas; realizó algunos ex-
tos fundamentales, a saber: perimentos al respecto y concluyó entonces
(1) Una especie ancestral debe pasar por que la dispersión no era un factor importante
expansión, ocupando el máximo posible de una para explicar la gran relación entre las floras

13
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

de la Patagonia, la Antártida, Australia y Nue- ción geográfica general de la clase Aves, se


va Zelanda. Propuso luego que todas las flo- traduce íntegro en Papavero et al. (2002).
ras australes pudieron haber estado una vez Sclater reconoció los mismo hechos que De
conectadas o relacionadas, más aún, pudie- Candolle y Hooker, y sugirió que un análisis
ron haber formado una flora única y conti- de la distribución geográfica no podía dete-
nua, que posteriormente se fragmentó, pro- nerse simplemente en la clasificación y reco-
posición que no sostuvo e incluso cambió por nocimiento de regiones; había que ir más allá.
la influencia de Darwin y Lyell. Se puede reconocer, proponía Sclater, que
Philip L. Sclater fue uno de los más ilustres cuando comparamos las áreas por los taxones
ornitólogos de Inglaterra. Llegó a describir que comparten, siempre hay dos de ellas que
1067 especies nuevas de aves (245 en cola- se relacionan más entre sí que con cualquier
boración con O. Salvin, en la Biologia otra. Lo que Sclater propuso era ni más ni
Centrali-Americana), 135 nuevos géneros y menos que el método comparativo en la bio-
dos familias nuevas para América. Al estu- geografía, método que se consolidaría cien
diar la distribución de las aves del mundo re- años más tarde, a partir del libro de Willi He-
solvió establecer los ‘centros de creación’ o nnig (1968), Elementos para una sistemáti-
las ‘divisiones ontológicas primarias de la ca filogenética.
superficie del globo’ que publicó en 1858. De En la historia de la biogeografía es impor-
ese trabajo resultó la división de los conti- tante distinguir a Alfred R. Wallace antes de
nentes terrestres en seis grandes regiones la publicación del Origen de las Especies de
biogeográficas (Paleártica, Neártica, Neotro- Darwin y después de 1859. Bates ya refería su
pical, Etiópica, Oriental y Australiana), que testimonio, en 1863, de que él y Wallace tam-
utilizamos hasta hoy en día (Fig. 3). Este tra- bién estaban dedicados a la resolución del
bajo clásico, cuyo título es Sobre la distribu- problema del origen de las especies: En oto-

Fig. 3. Regiones biogeográficas clásicas (Sclater-Wallace).

14
Capítulo 1: Introducción

ño de 1847 el señor A. R. Wallace, que poste- y recolectó más de 125,000 especímenes. Allí
riormente alcanzó gran fama en relación con escribió varios de sus artículos o ensayos más
la teoría darwinista de la selección natural, sobresalientes, en particular los relacionados
me propuso una expedición conjunta al río con la teoría de la evolución. Sin perder tiem-
Amazonas con el propósito de estudiar la his- po, Wallace publicó entre abril de 1854 y ene-
toria natural de sus márgenes; el plan consis- ro de 1855 tres trabajos que fueron antece-
tía en hacernos por nuestra cuenta una co- dentes y expresaban sus observaciones que
lección de objetos, deshacernos de los dupli- después concretaría en el artículo sobre la
cados en Londres para subvenir a los gastos ley que regula la introducción de nuevas espe-
y reunir hechos, como lo expresaba el señor cies (febrero de 1855). Wallace no podía de-
Wallace en una de sus cartas, a fin de resolver jar de comparar los trópicos del Nuevo Mun-
el problema del Origen de las Especies, un do con el Archipiélago Malayo (Flores-Ville-
tema sobre el que habíamos sostenido am- la, 1999). La observación de varios grupos
plias conversaciones por carta y de viva voz. de animales y su distribución geográfica lo
Los viajes de Wallace en la Amazonia du- condujo a utilizar la biogeografía como una
raron de 1848 a 1852; en esa región Wallace parte importante de su teoría. La observa-
observó que varios ríos constituyen fronte- ción de la existencia de especies en áreas geo-
ras para varios grupos de animales, los con- gráficas localizadas fue una guía que confir-
cibió como barreras insuperables a la disper- mó su hipótesis y la de Bates de que la ‘secuen-
sión de las especies, aunque no como una cia natural de las especies también es geográ-
barrera que hubiese dividido una población fica’. Wallace expresaba: Si se adoptan las va-
o biota ancestral en dos descendientes, las riedades geográficas permanentes, se tiene
cuales con el tiempo se habrían convertido una desventaja, la de responder a la pregun-
en especies distintas. A su regreso a Londres, ta ‘¿Qué es una especie?’, que aun más queda
después de una larga enfermedad y haber sin respuesta; pues si caracteres permanen-
perdido sus materiales al incendiarse el na- tes no constituyen una respuesta cuando es-
vío donde viajaba, en 1853, ante la Sociedad tos caracteres son diminutos, entonces una
Entomológica de esa ciudad leyó: ... hay ra- especie difiere de una variedad apenas en gra-
zones para pensar que las riberas del bajo do, no en su naturaleza, y nunca dos perso-
Amazonas estén entre las partes de América nas se pondrán de acuerdo en cuanto a la can-
del Sur formadas más recientemente, por lo tidad de diferencias necesaria para que se
que hoy podemos considerar a estos insec- constituya una de ellas, ni en cuanto a la can-
tos, los cuales son peculiares en ese distrito, tidad de similitudes que debe existir para cons-
entre las especies más jóvenes, las últimas tituir la otra. La línea que las separa se hace
en una larga serie de modificaciones que han entonces tan tenue que es imposible afirmar
sufrido las formas de vida animales. Algu- su existencia. Sin embargo, si las dos cosas
nos trabajos de Wallace sobre el Amazonas y son de naturaleza esencialmente distinta, de-
el Archipiélago Malayo colocarían a este au- bemos buscar una caracterización cualitati-
tor como uno de los precursores de la idea de va, y no cuantitativa, para definirlas. Eso pue-
la vicarianza. de hacerse considerándose la permanencia,
En el Archipiélago Malayo, Wallace per- y no la cantidad, de las variaciones en rela-
maneció ocho años, a partir de principios de ción con sus formas más próximas, lo que
1854. Cambió de residencia más de 80 veces constituye la caracterización específica; de

15
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

la misma manera, es la inestabilidad —y no ta; la cantidad de diferencias entre A y C es de


la menor cantidad— de las variaciones, lo que apenas la mitad de la que hay entre A y B; se
determina la variedad. De esta manera se pue- dirá entonces que C es una variedad de A. Pero
den definir las dos cosas por una diferencia se descubre aún otro grupo D, exactamente
en su naturaleza; de la otra manera solo pue- intermedio entre A y B. Si se adhiere a la re-
de decirse que ellas son exactamente de la gla, se es forzado ahora a hacer de B una va-
misma naturaleza, difiriendo apenas en riedad, o, si se está seguro de que B es una
grado...La opinión generalmente adoptada especie, entonces C y D también deben ser es-
en la actualidad es que las especies son crea- pecies, así como todas las otras variedades
ciones absolutamente independientes, que permanentes que difieren tanto como éstas:
durante toda su existencia nunca varían de y se dice, sin embargo, que algunos de estos
un lado para otro, mientras que las varieda- grupos son creaciones especiales y otros no.
des no son creaciones independientes, sino Es extraño que orígenes tan diferentes hayan
que fueron producidas por reproducción co- producido resultados idénticos. Para escapar
mún, a partir de una especie antecesora. Exis- de esta dificultad hay solamente una salida:
te, pues (si esta definición es verdadera), una considerar que todo grupo de individuos que
diferencia absoluta y esencial en la naturale- presente caracteres permanentes, por meno-
za de estas dos cosas que nos obliga a buscar res que sean éstos, constituye una especie;
alguna otra caracterización para distinguir- mientras que solo aquellos que presentan una
las que no sea el mero grado de diferencia, variación tal, que nos hacen creer que des-
que es necesariamente indefinible. Si no hay cendieron de una especie parental, o que sa-
otra caracterización, este hecho constituye bemos que han descendido, serán clasifica-
el argumento más fuerte contra la creación dos como variedades. Las dos doctrinas, la
independiente de las especies, pues ¿por qué de las ‘variedades permanentes’ y la de las
se necesita invocar un acto especial de crea- ‘especies invariantes especialmente creadas’
ción para generar un organismo que difiere son inconsistentes entre sí (Wallace, 1858).
apenas en grado respecto a otro que ha sido
producido por las leyes existentes? Si una can-
tidad de diferencias permanentes, represen- Periodo darwiniano-wallaceano
tada por cualquier número hasta 10, puede
ser producida por el curso ordinario de la Curiosamente, la biogeografía observó un
naturaleza, seguramente es más ilógico su- cambió brusco de la línea seguida por los au-
poner, y más difícil de creer, que una canti- tores citados. En 1859, con la aparición de El
dad de diferencias representada por 11 haya origen de las especies, y posteriormente con
exigido un acto especial de creación para que la obra de Wallace, se sentaron las bases de la
exista. Sean A y B dos especies que presentan biogeografía que predominó hasta nuestros
el menor grado posible de diferencias que días, durante más de cien años. Algunos au-
pueda tener una especie. Éstas serán consi- tores recientes (Nelson, 1978) postulan que
deradas ciertamente distintas; si existe un la historia de la biogeografía puede concebir-
grado menor de diferencias serán llamadas se como la historia del desarrollo de la ley de
variedades. Después, se descubre un grupo Buffon y, en consecuencia, pueden recono-
de individuos C, que difiere menos de A de lo cerse dos elementos en el estudio de esa his-
que difiere de B, pero en una dirección opues- toria: el desarrollo de la ley, y el desarrollo

16
Capítulo 1: Introducción

de las explicaciones causales de la ley. En este


contexto, el cosmopolitismo (distribución de
una especie en la mayoría de los continentes)
caracterizaba las excepciones a la ley y se po-
día recurrir a la dispersión como el factor cau-
sal; en palabras de Darwin (1859): …los gran-
des hechos de la distribución geográfica se
explican por la teoría de la migración (gene- Fig. 4. Rutas de dispersión de los peces de agua
ralmente de las formas dominantes de vida) dulce, según Darlington (1957).
junto con modificación subsecuente y la mul-
tiplicación de nuevas formas. El concepto cen-
tral de la tradición darwiniana en biogeografía caracterizar a las regiones, quedándose ahí,
fue el de la dispersión sobre una geografía es- sin analizar sus interrelaciones; las conside-
table en sus principales rasgos; la idea predo- ró como áreas generales que creaban anoma-
minante era la dispersión ‘improbable’ sobre lías a la dispersión y que debían explicarse
una barrera preexistente, con el subsecuente por otras causas. Tales anomalías podrían
aislamiento y la posterior diferenciación. considerarse meros artificios metodológicos
Así, la existencia de las áreas de endemis- para buscar naturalidad de las áreas. Sclater,
mo fue explicada por la dispersión improba- en cambio, señaló que la similitud biótica
ble como el factor causal. Según Darwin, las entre regiones —basada en la comparación
áreas de endemismo están constituidas por de presencia y ausencia— solo debía ser una
diversos elementos con distintas historias de guía y que el problema debía tratarse en tér-
dispersión; especies provenientes de lugares minos de mayor relación o afinidad natural,
y tiempos diferentes. Esto fue el mismo esque- aunque sin señalar el significado de esto.
ma biogeográfico adoptado por autores como
Darlington en 1957 (Fig. 4), Reig en 1962 y
Halffter en 1976, entre otros, quienes definie- Intermezzo. Clasificación biogeográfica:
ron términos como horofauna, cenocrón y pa- ¿parecido o parentesco?
trón de dispersión, respectivamente. Este es-
quema y estos términos deben conservarse en Al comenzar la segunda mitad del siglo XX se
uso, pues son relevantes y ad hoc en áreas bió- retomó la discusión acerca de la forma de rea-
tica y geológicamente complejas, esto es, áreas lizar clasificaciones biogeográficas. El mismo
que son producto de numerosas vicisitudes dilema de la sistemática biológica se trasladó
históricas y que son consideradas como nodos a la biogeografía: para reconocer y relacio-
o áreas de convergencia tectónica en el senti- nar áreas ¿qué vale más, el parecido o el pa-
do de Croizat, como el área Indoaustraliana y rentesco? El problema, desde luego, no era
la Zona de Transición Mexicana. nuevo. Sclater (1858) consideró que el pro-
Aunque Wallace (1857) al principio tuvo blema de encontrar las divisiones primarias
una posición vicariancista, más adelante de la Tierra no debía hacerse con base en la
cambió, y en 1876 retomó el sistema de seis afinidad o parecido de sus faunas (proximi-
regiones de Sclater sin hacer énfasis en las dad fenética), sino en el parentesco (proxi-
relaciones taxonómicas entre sus elementos midad histórica), que en términos evolutivos
endémicos. Le importó más circunscribir y es la historia geográfica de las regiones. Sin

17
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

embargo, la idea que las regiones eran reales e ciones bíblicas, o aun más en concepciones
interrelacionables históricamente sucumbió culturales antiguas (Bueno y Llorente, 1991;
ante la idea darwinista de que la dispersión si- Bueno et al., 1999).
gue un curso determinado por una geografía A partir de mediados del siglo XX, el méto-
estable. Las ideas de Darwin y Wallace condu- do panbiogeográfico y la cladística propues-
jeron a un siglo de predominio de conceptos tos por Croizat y Hennig, respectivamente,
dispersionistas en la biogeografía; no obstan- retomaron la idea de encontrar el patrón de
te, estos conceptos deben verse como res- interrelación de las áreas. Más tarde se consoli-
puestas necesarias a las ideas de los creacio- daron tales escuelas y sus fundamentos, debi-
nistas contemporáneos de Darwin y Wallace, do al debilitamiento de la biogeografía dar-
quienes postulaban fantásticos puentes terres- winista, a las posibilidades explicativas de las
tres intercontinentales como explicaciones de nuevas ideas en biogeografía, a la aceptación
primer orden en la biogeografía. de la tectónica global y al desarrollo de meto-
Hooker, entre 1853 y 1860, coincidió de dologías de análisis filogenético.
modo indirecto con las ideas de Sclater, pero Los procesos y los patrones de evolución
pronto las abandonó y siguió a Wallace y a de los taxones y las biotas del mundo son de
Darwin, quienes enfatizaron un origen norte- interés fundamental en la biogeografía histó-
ño de las ‘formas dominantes de vida’, lo cual rica. El estudio de las interrelaciones filogené-
se equiparaba con el espíritu colonialista de ticas entre especies y grupos monofiléticos
la época expresado por la hipótesis del relicto con cierto grado de endemismo es básico
monoboreal o por las teorías holarticistas de para el entendimiento de patrones en biogeo-
la época victoriana, a las que Nelson y Platnick grafía histórica. De modo esquemático, los
(1984) denominaron como ‘efecto Sherwin- taxones son endémicos a sus áreas por dos
Williams’, en relación con el logotipo de esa razones: (1) sus antecesores originalmente
fábrica de pinturas. Hooker fue uno de los ocurrieron ahí, no ha habido modificación o
primeros en sugerir la intervención de cam- expansión de la distribución y sus descen-
bios tectónicos para explicar los patrones de dientes sobreviven ahí hasta la actualidad,
distribución biótica antárticos (Nelson y excepto cuando una barrera se genera y frac-
Platnick, 1984). Su propuesta original de pen- ciona la población ancestral (vicarianza); y (2)
sar en movimientos continentales para ex- sus antecesores se originaron en otro lugar y
plicar la similitud entre las biotas endémicas después sus descendientes migraron hacia las
de la Patagonia, Australia y Nueva Zelanda, áreas que actualmente ocupan (dispersión)
fue abandonada a favor de dispersiones a (Fig. 5). En el primer caso, la población ances-
grandes distancias de su flora y fauna. En au- tral se divide en subpoblaciones cuando apa-
sencia de teorías geofísicas que explicaran la rece una barrera que provoca su separación;
deriva continental, la teoría wegeneriana esto supone cambios tectónicos, climáticos y
tuvo un impacto casi nulo en la geología y la extinciones que fragmentan y aíslan geográ-
biología de principios del siglo XX. Entonces, ficamente a las comunidades originales, con
las concepciones de una Tierra estable en sus la subsecuente diferenciación de sus especies;
rasgos continentales y oceánicos, aunadas a en el segundo caso, son los medios de disper-
dispersiones a través de grandes barreras, sión los que permiten superar las barreras ya
continuaron sosteniendo las ideas biogeográ- existentes, esto es, hay un origen (un área) a
ficas victorianas, enraizadas en las concep- partir de la cual se dispersan los taxones. Am-

18
Capítulo 1: Introducción

x
x

x x
x x x

y
x
y x z
z

Fig. 5. Dos hipótesis acerca de la formación de patrones de distribución geográfica.

bos esquemas se han usado para responder, de los creacionistas múltiples que considera-
en forma complementaria: si hay un patrón de ban que una especie o taxón podía originarse
interrelación entre las áreas de endemismo o varias veces en lugares distintos y disyuntos
regiones naturales, ¿cuáles fueron los proce- (politopismo). Las críticas a la biogeografía
sos que originaron ese patrón? darwiniana y el desarrollo de nuevas ideas teó-
ricas en la biología comparada condujeron a
nuevos programas de investigación en la
Periodo moderno biogeografía histórica contemporánea.
Existen cuando menos tres escuelas al-
La biogeografía dispersionista de Darwin y ternativas que surgieron en el siglo XX: la
Wallace, continuada por Matthew (1915), biogeografía filogenética hennigiana, la pan-
Darlington (1957) y Simpson (1965), entre sus biogeografía y la biogeografía cladística. Es-
exponentes principales, funcionó como un tas escuelas tienen distintos enfoques, mé-
paradigma en concordancia con la teoría de todos y técnicas para estudiar la interre-
la selección natural, y en su momento ‘superó’ lación de áreas y el problema de la jerarquía
a las explicaciones que sostenían los construc- de taxones vicariantes que ocurren en las
tores de fantásticos puentes terrestres y a las áreas de endemismo. Ninguna de estas es-

19
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

cuelas toman los modelos e hipótesis geoló- La sistemática filogenética de Willi Hennig
gicos como pruebas irrefutables que definan
las relaciones de las biotas, sino más bien En la década de 1950 apareció una obra que
buscan congruencia entre hipótesis biogeo- más tarde generaría un programa de investi-
gráficas y geológicas. Aunque algunos pensa- gación en torno a ella. Se trata de los Funda-
ron en el principio metodológico de la ilumi- mentos para una Sistemática Filogenética,
nación recíproca entre la geología y la biogeo- del entomólogo alemán Willi Hennig, de la que
grafía histórica, otros —principalmente los se hicieron traducciones al inglés en 1966 y
panbiogeógrafos y biogeógrafos cladistas— al español en 1968. Hennig planteó en su obra
han sostenido que es posible predecir aconte- que el objetivo de la sistemática debe ser la
cimientos y patrones geológicos a partir de construcción de un sistema de referencia que
hipótesis de relación biológica. refleje principalmente las relaciones filoge-
La subordinación de conceptos biogeo- néticas. Por parentesco filogenético, Hennig
gráficos a la geología como ciencia rectora fue (1968) entendió a las relaciones genealógicas
parte de la herencia que dejó la historia previa que existen entre organismos o grupos de
de la biogeografía de Darwin-Wallace, pero al- organismos o especies.
gunos autores más cercanos al campo de la Hennig (1968) distinguió entre relaciones
geología consideraron que el papel de la geo- de parentesco y de semejanza; sobre estas úl-
logía en las controversias biogeográficas es timas se construye otra escuela de la taxono-
desarrollar y comparar modelos de historia mía, la fenética. Para la taxonomía fenética, el
geológica, que permitan evaluar hipótesis bio- objetivo central es la indagación de las rela-
lógicas de acuerdo con limitantes de tiempo y ciones que se dan entre los organismos, con
espacio geológico. base en su similitud total; para Hennig (1968)
las relaciones de parentesco deben buscarse
solamente a partir de caracteres homólogos
LA BIOGEOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA derivados (que él denominó sinapomorfías)
y deben distinguirse de aquellos caracteres
A mediados del siglo XX ocurrieron tres su- que no se adquieren por herencia inmediata,
cesos que convergieron hacia el origen de la sino por evolución convergente o paralela o
biogeografía cladística como un nuevo pa- bien reversiones (homoplasias).
radigma de la biogeografía histórica: (1) el La escuela fundada por Hennig es esencial-
desarrollo de la sistemática filogenética del mente deductiva, de hecho una matriz de es-
entomólogo alemán Willi Hennig; (2) el de- tados de carácter no representa otra cosa que
sarrollo de la teoría de la deriva continental un conjunto de hipótesis de relación
de Alfred Wegener, hasta su aceptación ple- ancestro-descendiente entre estados de ca-
na en la década de 1970, con la formulación rácter. Se puede asignar un cero a los estados
de la teoría de tectónica de placas global que primitivos y un uno a los derivados. Pero hay
permite explicar, entre otros grandes rasgos que resaltar que la escuela de Hennig supone
de la superficie terrestre, la forma en que se la relación ancestro-descendientes entre es-
expande el suelo oceánico; y (3) el papel crí- tados de carácter, con el propósito de reco-
tico que jugó Léon Croizat en contra del dis- nocer la jerarquía de sinapomorfías que per-
persalismo así como sus proposiciones con- mitan reconocer los taxones hermanos; nun-
ceptuales y metodológicas. ca construye hipótesis de relación ancestro-

20
Capítulo 1: Introducción

descendientes, directamente, entre especies las que, al fin y al cabo, la posición de los con-
o taxones supraespecíficos, el cual es el pro- tinentes no constituía un problema que tu-
cedimiento propio de la sistemática viera que atender la geología.
evolucionista o gradista. La tectónica de placas fue una propuesta
Las conclusiones a que accede la sistemáti- de la geología para explicar los rasgos
ca filogenética, hoy conocida también como tectónicos más notables del globo terráqueo;
cladística, son fundamentalmente de ancestría éstos tienen implicaciones biogeográficas
común inmediata (taxones hermanos). Esto ha importantes. El descubrimiento de distribu-
generado una polémica hacia dentro y fuera ciones disyuntas transatlánticas de taxones
de la escuela cladística. Los llamados ‘cladistas fósiles y de taxones hermanos actuales for-
transformados’ o ‘cladistas de patrón’ suponen mularon implícitamente preguntas significa-
que los cladogramas solo representan el pa- tivas. ¿Es razonable suponer que los Mesosau-
trón de relación más coherente de acuerdo con rus migraran desde el centro de África a tra-
la distribución de estados de carácter, pero vés de toda Asia, o Europa, hacia América del
que ello no implica la posibilidad de explicar Norte, cruzaran el istmo de Panamá que pro-
los cladogramas en términos de historia evo- bablemente no existió en ese tiempo, estable-
lutiva. Las interpretaciones más simplistas de cerse exclusivamente en la Amazonia y no
esta polémica han concluido en que los sufrir ningún cambio evolutivo en su largo tra-
cladistas de patrón ‘niegan la evolución’, lo yecto milenario? (Fig. 6). Este tipo de distri-
cual está lejos de ser correcto. La explicación buciones llevaron a Wegener a la proposición
más probable invade el terreno del de su teoría de la deriva continental en 1915.
psicologismo en la ciencia; el conflicto no es No fue Wegener el primero en plantear la
entre cladistas y evolucionistas, sino entre movilidad de los continentes. Antes, Francis
cladistas y neodarwinistas. Bacon, en el siglo XVII, hizo énfasis en la con-
cordancia entre las costas atlánticas de Amé-
rica del sur y África. Y por Darwin nos ente-
Deriva continental y tectónica de placas ramos que un contemporáneo suyo, Edward
Forbes, propuso cambios drásticos en la po-
El segundo suceso que alentó el desarrollo de sición de los continentes: Edward Forbes in-
la biogeografía cladística fue la aceptación, a siste en que todas las islas del Atlántico de-
finales de la década de 1960 y principios de ben haber estado unidas recientemente vin-
1970, de la teoría de la tectónica de placas culadas con Europa o África, y Europa igual-
como paradigma de la geología contemporá- mente con América... (Darwin, 1859: 270).
nea. Durante todo el periodo darwiniano- Pero Darwin es un claro ejemplo del escepti-
wallaceano, las explicaciones acerca de los cismo que rodeó a esta idea durante el siglo
patrones de distribución geográfica de los XIX: ...Si realmente merecen confianza los
taxones estuvieron basadas en la dispersión, argumentos en que insiste Edward Forbes, hay
que representó el argumento más razonable que admitir que apenas habrá una sola isla
si se considera que las limitantes del fijismo que no haya estado unida recientemente con
de los continentes dominaron a la geología algún continente. Esta opinión corta el nudo
hasta 1960. Así, las explicaciones biogeográ- gordiano de la dispersión de las mismas espe-
ficas tuvieron que supeditarse a las teorías cies por los puntos más distantes y quita mu-
geológicas que imperaron en ese tiempo, para chas dificultades; pero a mi juicio no estamos

21
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Fig. 6. Área de distribución de Mesosaurus, reptil paleozoico que se deduce que habitó aguas someras.
Su capacidad de dispersión también se presume limitada, por lo tanto no se puede aceptar que su
distribución se haya debido a su dispersión a través del Atlántico. Redibujado de Hallam (1972).

autorizados para admitir tan enormes cam- go, a pesar de su mayor solidez, su teoría no
bios geográficos dentro del periodo de las fue aceptada por los geólogos de su tiempo.
especies existentes (Darwin, 1859: 270). En su lugar se insistió en la idea de la existen-
En 1858, Antonio Snider-Pellegrini recons- cia de puentes intercontinentales muy exten-
truyó por primera vez el supercontinente del sos, que permitieron la conexión de las biotas
que derivaron todos los demás continentes, fósiles disyuntas. Así quedaba solucionado ese
antes de la apertura del Atlántico (Hallam, problema bajo el fijismo de los continentes
1989). Al igual que Humboldt, supuso que la (Hallam, 1972).
separación de los continentes resultó de la ero- Wegener planteó que si era cierta la teoría
sión provocada por el Diluvio (Gibbrin, 1986). de los puentes intercontinentales, sus vesti-
Hacia finales del siglo XIX, Osmond Fisher gios podrían reconocerse a través del sondeo
retomó las especulaciones de Georges Darwin del piso oceánico, inclusive del cercano a la
(segundo hijo de Charles Darwin) sobre la posi- costa. Si existió, por ejemplo, el puente
bilidad que los continentes hubiesen deriva- Brasil-Etiópico, entonces sería factible obte-
do debido a la fractura provocada por la desa- ner, de las costas de Brasil y de las del centro
celeración de la Tierra, resultado del efecto de occidente de África, en sus partes más profun-
las mareas solares (Gibbrin, 1986). das, rocas ligeras del mismo tipo de las que, de
La teoría de Wegener, a diferencia de sus acuerdo con Edward Suess (1831-1914), com-
antecesoras, estaba apoyada en evidencias ponen la superficie de los continentes (sial,
paleontológicas más consistentes. Sin embar- capa rica en silicio y aluminio). Por el contra-

22
Capítulo 1: Introducción

rio, las rocas de ese lugar son muy pesadas, do históricamente el papel de juez para acep-
típicas de los taludes continentales (sima, capa tar o rechazar teorías.
rica en silicio y magnesio). Entonces, ¿cómo La teoría moderna de la tectónica de pla-
se puede suponer que material tan denso pu- cas ha sido aceptada sobre todo en cuanto a
diera subir y bajar tan fácilmente? ¿De qué pro- los mecanismos generales que hacen que los
ceso geofísico estaríamos hablando? continentes cambien su posición, el desarro-
A pesar de sus evidencias, la teoría wegene- llo de océanos y otros grandes rasgos tectó-
riana siguió siendo rechazada y el efecto de su nicos. Lo que se debate en la geología en nues-
crítica solo llevó a los geólogos contemporá- tros días es la reconstrucción de los eventos
neos de Wegener a suponer puentes intercon- generales de la historia de la Tierra. La histo-
tinentales más estrechos (Hallam, 1972), como ria tectónica propuesta en la teoría de la de-
una posibilidad para explicar las disyun- riva continental supone que hubo un gran
ciones. Así, dado que era improbable descu- continente (Pangea) que se fragmentó en dos:
brir evidencias geológicas de la existencia de uno llamado Laurasia al norte y otro llamado
los puentes, la teoría fijista volvía a quedar pro- Gondwana al sur (Fig. 7). Luego, Gondwana
tegida. Incluso con el desarrollo de técnicas se dividió en cinco continentes: la actual
de investigación submarina, a partir de la se- Antártida, África, América del Sur, Australia
gunda guerra mundial, se tuvieron evidencias y la India. Esta última colisionó finalmente
mineralógicas y geomagnéticas suficientes con el sur del continente asiático. Laurasia
para aceptar, desde la década de 1940, el he- derivó por otra parte en dos porciones: Amé-
cho de la movilidad de los continentes. Sin rica del Norte y Eurasia. Finalmente, Améri-
embargo, como se ha visto, tal idea no se acep- ca del Norte se comunicó con América del
tó entre los geólogos hasta fines de la década Sur con la emersión del puente de Panamá.
de 1960. Las críticas principales a la teoría de Algunos estudios recientes en biogeografía
la deriva continental se centraron sobre todo han vuelto a plantear problemas a los mode-
en la falta de un mecanismo coherente que expli- los geológicos usuales, que se han propuesto
cara bajo qué fuerza los continentes se ven para reconstruir la historia de los continen-
obligados a separarse. tes. De acuerdo con estudios en la ictiofauna
Gibbrin (1986) encontró una sola diferen- de agua dulce, las relaciones genealógicas de
cia entre el rechazo de la teoría de Wegener y los taxones del Pacífico evidencian distribu-
la aceptación de la teoría de la tectónica de ciones disyuntas transpacíficas (Croizat, 1961;
placas, medio siglo después: la comunidad Craw, 1984), que incluso ya habían sido reco-
científica era otra. Gibbrin citó un pasaje muy nocidas por Darwin (Grehan, 1988). ¿Cómo
ilustrativo de este hecho. Durante el Simpo- explicar entonces que haya taxones herma-
sio de Geología de 1928, uno de los partici- nos de peces de agua dulce en cuencas de Chi-
pantes señaló categórico: Si aceptamos la hi- na, Japón y la vertiente occidental de Améri-
pótesis de Wegener, ya podemos tirar a la ca del Norte? Algunos geólogos atraídos por
basura todos los conocimientos que hemos este problema biogeográfico han comenzado
estado enseñando durante los últimos seten- a tomar en consideración otras posibilidades.
ta años y empezar de nuevo. Lo anterior no La primera posibilidad consiste en supo-
es más que un ejemplo de que, como señala ner que en el movimiento de los continentes
Kuhn (1971) en contradicción con Popper hayan tenido que ver eventualmente perio-
(1962), la refutación de hipótesis no ha teni- dos de crecimiento del volumen terrestre

23
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Fig. 7. Historia de la fragmentación de los continentes según la teoría de la deriva continental.


Redibujado de Nelson (1985).

(Coney et al., 1980; Kamp, 1980; Jones et al., mado Pacífica, actualmente fragmentado, que
1982). La idea del movimiento de placas, como derivó radialmente hacia América y Asia
es concebida por la teoría original, implica que (Croizat, 1961; Nur y Ben-Avraham, 1977;
la existencia de zonas de expansión y subduc- Nelson, 1985; Fig. 8). Al parecer ésta no es una
ción del fondo oceánico son congruentes con idea de este siglo. Papavero (com. pers.) en-
la ley de la conservación de la masa, es decir, contró por primera vez la idea de un conti-
si hay expulsión de masa hacia la superficie en nente Pacífica en La Isla Misteriosa de Julio
las zonas de expansión del fondo oceánico, Verne, también con base en la composición de
también debe haber zonas donde esta pérdida la biota de las islas del Pacífico. Nelson (1985)
de masa deba recuperarse (zonas de subduc- sostuvo que el modelo de Pacífica es más con-
ción). La acrecencia de la Tierra implica un dese- gruente con la interrelación de áreas geográfi-
quilibrio entre la actividad de expansión y sub- cas marinas que resultan del análisis cladístico
ducción, por eso la idea del crecimiento terres- realizado por él, que con los otros modelos
tre parece descabellada. Sin embargo, resuel- geológicos de gran escala. La polémica sigue
ve conflictos derivados de la evidencia de co- entre algunos geofísicos y biogeógrafos.
rrelaciones petrográficas y estratigráficas que
indican afinidad geológica transpacífica, pero
sigue sin resolver los problemas de distribu- Las críticas de Léon Croizat
ciones biogeográficas bipolares (Nelson, 1985).
La segunda posibilidad consiste en supo- El tercer suceso importante en el desarrollo
ner la existencia de un continente antiguo, lla- de la biogeografía histórica fue el trabajo de

24
Capítulo 1: Introducción

Fig. 8. Hipótesis acerca de la fragmentación del continente Pacífica, sugerido por Léon Croizat y
formulado por Nur y Ben-Avraham (1977).

Léon Croizat (1894-1982). Siguiendo a Popper, céntrica (Mayr, 1982), idiosincrática (Patter-
la ciencia institucionalizada requiere del ejer- son, 1982) y propia de un círculo de lunáticos
cicio permanente de la crítica para su evolu- (Simpson, según Nelson, 1977). La mayoría
ción, pues solo en esa medida es posible su de sus críticos, comúnmente teóricos del neo-
avance. En la biogeografía actual, Croizat vino darwinismo, ignoraron los contextos filosófi-
a ocupar ese espacio de forma por demás im- co, histórico y cultural en el que Croizat desa-
portante. Fue poseedor de una crítica excep- rrolló su síntesis panbiogeográfica (Craw y
cionalmente aguda, incluso corrosiva. Sus crí- Heads, 1988). Durante la última década del si-
ticos opinaron de la obra de Croizat como ex- glo pasado, se formó un grupo importante de

25
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

biólogos teóricos en torno a Daniele Rosa, un individuos (Craw y Heads, 1988). La hologé-
especialista en anélidos del Museo de Turín, nesis de Rosa tiene un gran paralelismo con la
en Italia. Entre los adeptos de Rosa se encon- biogeografía de Croizat. De hecho él recono-
traba un herpetólogo aficionado, el conde ció esta influencia y dedicó a la memoria de
Mario G. Peracca. El joven Croizat conoció a Rosa su libro Space, time, form (Croizat, 1964).
Peracca, de quien adquirió sus principales co- Los estudios de Croizat fueron resumidos
nocimientos e influencias de las ideas de Rosa en dos grandes obras: Manual of phytogeo-
(Craw y Heads, 1988). graphy (1952) y Panbiogeography (1958),
La teoría de la evolución de Rosa (hologé- donde comparó cientos de áreas de distribu-
nesis) se inició como una fuerte crítica al dar- ción disyunta de taxones y las conectó con lí-
winismo, en relación con el mecanismo de for- neas que llamó trazos. La unión de un par de
mación de especies. Rosa propuso un concep- áreas de distribución disyunta es un trazo indi-
to de especiación en el que da mucha impor- vidual, pero él encontró que hay gran número
tancia a la existencia de poblaciones variables de trazos individuales que coinciden en sus
que procedían de un ancestro ampliamente trayectorias a los que llamó ‘generalized tracks’
distribuido, en respuesta a direccionalidad in- (trazos generalizados) (Fig. 9). La evidencia de
terna y cambios geológicos (Heads, 1985). En los trazos generalizados implica la existencia
ese sentido Craw y Heads (1988), al igual que de procesos que operan sobre conjuntos de
Croizat (1982), consideraron el trabajo de Rosa especies de distribución geográficamente se-
como una anticipación de la sistemática cladís- mejante, bajo una causa común: la vicarianza.
tica actual, desarrollada por Willi Hennig. Rosa En su Panbiogeography (1958), Croizat
concibió una identidad de la especie como pro- propuso que existe una relación estrecha en-
ducto de una continuidad en espacio y tiem- tre la historia de la Tierra y la historia de sus
po; su proceso de especiación representa un biotas. El sostuvo que, en ausencia de barre-
antiesencialismo que se adelantó seis décadas ras, los organismos tienden a expandir su área
al debate acerca de la especie como clases o de distribución por medio de lo que él llamó

Fig. 9. Trazos generalizados propuestos por Croizat para explicar las principales interrelaciones
entre las principales áreas biogeográficas de la Tierra.

26
Capítulo 1: Introducción

medios de supervivencia. Bajo la decadencia de Rosen y Nelson. En la panbiogeografía de


del adaptacionismo como paradigma de la Croizat, el método es distinto; supone con-
teoría evolutiva, Croizat puso en duda que las gruencia entre los patrones de vicarianza
especies desarrollasen estructuras especializa- biótica y la historia de la Tierra. Se puede acep-
das para realizar la función de dispersión, como tar aquí la distinción que hacen Humphries y
si la dispersión fuera una ‘necesidad’ que tuvie- Parenti (1999) entre biogeografía cladística y
ra que ser satisfecha. Más bien, dijo Croizat, los panbiogeografía, y reconocer a la biogeografía
medios de supervivencia eventualmente pue- por vicarianza como un enfoque general que
den operar como agentes expansores del área incluye algunos aspectos de ambas escuelas.
de distribución. Una vez que el área de distri- La biogeografía cladística es escéptica res-
bución se ha ampliado (durante periodos de pecto a la solidez de los modelos geológicos
movilismo), pueden suceder eventos geoló- como referencias de análisis. ¿Cómo hacerlo
gicos que den lugar a la aparición de una nueva si para las Antillas, por ejemplo, existen más
barrera intermedia que divida el área original de tres modelos geológicos bastante distintos
o ancestral (durante periodos de inmovilismo). que pretenden explicar su origen? ¿Cuál de
A través del tiempo geológico, esta división con- ellos sería más congruente como para ser usa-
duce a divergencia evolutiva y, con frecuen- do de referencia de análisis si todos se basan
cia, a especiación. A este proceso se lo llama en evidencias geológicas aparentemente con-
vicarianza. Luego entonces, la explicación de sistentes? La biogeografía cladística descubre
Croizat del origen de las biotas resta importan- las relaciones históricas entre las biotas, al
cia al papel de la dispersión a gran distancia a usar como dato básico las relaciones genea-
través de barreras y da peso principal a la divi- lógicas que hay entre las especies endémicas
sión de áreas de distribución ancestral. que contienen. Esto significa que investiga las
A pesar de que ha habido confusión al relaciones de origen o parentesco de las áreas
respecto, Croizat no es representante de la y biotas por medio de las relaciones de paren-
biogeografía cladística. Rosen y Nelson, tesco de sus especies. La genealogía de las es-
cladistas dedicados a la sistemática de peces, pecies está representada por cladogramas y el
son quienes redescubren y acogen crítica- principal objetivo de un trabajo en la biogeo-
mente el trabajo desarrollado por Croizat grafía cladística es la obtención de un clado-
(Nelson, 1973). Posteriormente Croizat et al. grama de áreas que muestre las relaciones his-
(1974) realizaron una crítica general y con- tóricas que existen entre ellas.
tundente a las suposiciones fundamentales de El objetivo de la biogeografía cladística, a
la biogeografía de Darwin-Wallace y de sus se- diferencia de la biogeografía filogenética de
guidores en este siglo, tales como las ideas de Hennig-Brundin, no es contrastar hipótesis
centro de origen y dispersión a gran distancia. de dispersión y vicarianza, sino descubrir re-
Pero su alianza fue temporal (y al parecer, se laciones entre áreas y biotas. Así pues, am-
restringió solo a la crítica del dispersalismo), bas escuelas coinciden en que trabajan con
ya que Croizat (1982), por un lado, y Nelson y grupos (uno o varios, según la escuela) inter-
Platnick (1981) y Rosen (1978), por otro, to- namente monofiléticos, pero para contestar
maron rutas metodológicas diferentes. La idea preguntas diferentes.
que la genealogía de las especies es congruen- Para el programa dispersalista, el recono-
te con la ‘genealogía’ de las áreas, es un su- cimiento de unas pocas regiones biogeográfi-
puesto conceptual de la biogeografía cladística cas no sería más que una ‘nube’, en el sentido

27
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

de Popper (1974). Es decir, las regiones repre- sitios. Pero, ¿bajo qué mecanismo se forman
sentan la suma de las partes, su naturaleza está tantas especies sin aislamiento geográfico de
asociada con el hecho de que cada una de subpoblaciones, especialmente cuando los
ellas tiene un centro de origen que da lugar a principales dispersalistas también favorecen a
especies típicas o características. Para los la especiación alopátrida como el modo pre-
biogeó-grafos cladistas y panbiogeógrafos, ponderante de formación de especies)?
las regiones o áreas de endemismo represen- 2.Versión hennigiana. Los centros de ori-
tan partes de un ‘reloj’ popperiano y, por gen se localizan donde un taxón es más diver-
ello, aceptan la validez en la búsqueda de los so y donde se localizan las especies más primi-
procesos que generan tales patrones. El tivas; las especies se forman por aislamiento
reconocimiemto de patrones de distribución periférico, de tal forma que las nuevas espe-
geográfica por Humboldt y Buffon, de áreas cies se confinan a los bordes del área de distri-
de endemismo o habitaciones por A. de Can- bución del taxón.
dolle y de regiones biogeográficas por Sclater Aunque esta última forma de localizar el
y Wallace implica comunidad de endemis- centro de origen parezca algo más atractiva,
mos o de historia espacial; es decir, la exis- comparte con la primera algunos problemas
tencia de distribuciones congruentes para conceptuales. En primer lugar, cualquiera de
taxones diferentes. En sentido amplio, a es- las dos propuestas implica dos supuestos
tas áreas que comprenden un conjunto de observacionales básicos: (1) que las apo-
taxones de distribución recurrente se las ha morfías o caracteres derivados muestren un
denominado en la literatura reciente como patrón (posiblemente un gradiente) de va-
biotas, áreas biogeográficas o áreas de ende- riación, el cual, cuando se lo ha intentado
mismo. Este es el tipo de evidencia que es buscar, usualmente no se ha encontrado
importante para la biogeografía cladística. (Endler, 1982); y (2) que tal patrón de varia-
El rechazo de un centro de origen único ción de apomorfías esté correlacionado con
permitió a los biogeógrafos de este siglo ‘libe- un patrón de variación de la diversidad. Si el
rarse’ de la obligación de inventar rutas de dis- primero no se cumple, no tiene sentido pro-
persión para explicar la distribución congruen- bar el segundo. Pero aun si se diese esta si-
te, pero los introdujo en un problema metafí- tuación, existe un segundo problema: ¿qué
sico: ¿cómo se localizan los centros de origen? extremo del patrón representa el centro de
Tradicionalmente existen cuando menos dos origen? Resulta que el mismo hallazgo obser-
formas de resolver este problema: vacional es evidencia, bajo el mismo recurso
1.Versión darwiniana. Los centros de ori- metodológico, de dos hipótesis opuestas. Las
gen se localizan en sitios de baja riqueza, donde dos usan hechos y métodos iguales para lle-
todas las especies (por ser nuevas) son domi- gar a conclusiones totalmente contradicto-
nantes. Una vez que surge una especie nueva rias. La búsqueda de centros de origen, por
tiende a desplazar a las menos dominantes esto, caería en el sentido de Popper (1962) en
(primitivas), obligándolas a migrar hacia otros el terreno de la metafísica.

28
Capítulo 2: Patrones e historia

CAPÍTULO 2
PATRONES E HISTORIA

Uno de los debates más complejos e intere- La tarea de reconstruir la historia evolutiva
santes que se han dado en la biología compara- de los organismos es análoga a suponer la recons-
da es acerca de la posibilidad de reconstruir trucción de las ramificaciones de un árbol has-
eventos evolutivos. De acuerdo con Sober ta un tronco único, a partir de la evidencia de
(1988a), la posibilidad de la reconstrucción de las hojas. En el extremo del escepticismo, de-
la historia evolutiva depende de si los lazos que bemos suponer dos posibilidades. En el peor
unen el pasado con el presente son informa- de los casos, esta tarea resultaría imposible si
ción que se haya preservado o destruido. Si tal la información que liga al presente con el pasa-
información existe, aparece el problema de la do es información destruida. Si esta informa-
percepción, que es un problema de interpreta- ción es preservada hasta el presente, surgen
ción, ya que aunque el pasado haya producido dos problemas: (1) la distinción de las eviden-
los patrones del presente, esto no quiere decir cias de estas conexiones de entre gran diversi-
que necesariamente seamos capaces de perci- dad de hechos que se observan en la naturale-
birlos. Uno generalmente acepta que las percep- za, y (2) el conjunto de procedimientos que
ciones de nuestros sentidos son capaces de pro- hagan posible discernir entre múltiples hipóte-
veer evidencia acerca del mundo fuera de nues- sis que resolverían el mapa de la evolución.
tra mente. Como una extensión del razona- La distinción entre información preservada
miento anterior, la ciencia y el sentido común y destruida, y entre evidencias verdaderas y
nos dirían que el pasado produjo el presente espurias se complica, en principio por la intro-
vía una ruta causal particular (Sober, 1988a). ducción necesaria de la noción de error de
En principio, es posible aplicar los procedi- muestreo. Si tenemos un par de hipótesis incon-
mientos de inferencia tanto para hacer predic- sistentes entre sí para predecir el estado final
ciones como retrodicciones. Sin embargo, el de un sistema, las cuales generan predicciones
pasado no puede inferirse a menos que se con- contradictorias, el sometimiento a prueba de
sidere como premisa básica que los procesos las dos es relativamente fácil. Pero si se trata de
que subyacen a las teorías sean de aplicación dos hipótesis cuyas predicciones son muy pa-
universal, sin restricciones de espacio y tiem- recidas, la observación imprecisa puede con-
po. Si consideramos que el proceso evolutivo ducirnos a elegir la hipótesis equivocada.
opera actualmente para producir el futuro, es La inferencia de las relaciones genealógicas
posible pensar que este mismo proceso haya muestra dificultades que son peculiares a to-
producido el presente desde el pasado. das las ciencias históricas. Ésta enfrenta tareas

29
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

análogas a las que están implícitas en la re- ción. El carácter natural o tipológico de la es-
construcción de la historia evolutiva del len- pecie ha sido exhaustivamente debatido en los
guaje. Ambos sistemas de estudio suponen que últimos años y como producto de este debate
la base ontológica que liga al presente con el se han propuesto diferentes redefiniciones del
pasado es la herencia con modificación. Así concepto de especie. En otro terreno de la bio-
como los caracteres son transmitidos de los logía comparada, en los enfoques históricos
padres a los hijos, los cuales pueden desarro- de la biogeografía, se propone que el proceso
llar diferencias en su fenotipo con relación a evolutivo ha producido tanto a los taxones
sus padres, de manera análoga el lenguaje es como a las áreas de endemismo definidas por
heredado de padres a hijos, quienes lo modifi- su distribución. Así, la unidad básica de clasi-
can generalmente por influencias variadas a ficación en biogeografía vendría a ser precisa-
las que los padres no estuvieron sometidos. mente el área de endemismo.
La recuperación de las historias de la vida y La sistemática cladística aceptó el concep-
del lenguaje supone que la mayoría de los atri- to evolutivo de especie de Simpson (1961). Las
butos son transmitidos verticalmente a tra- especies representan linajes y, por tanto, los
vés de linajes y que las relaciones horizonta- organismos pertenecientes a una especie com-
les (hibridación en el caso de organismos o parten una historia común, comparten ances-
adquisición de vocablos de otros idiomas en tros, y esto es lo que los liga como miembros
el caso del lenguaje) son mínimas. de una especie. Los organismos de una espe-
cie han estado sometidos a los mismos proce-
sos evolutivos y, por ello, muchos de sus carac-
¿PATRÓN O PROCESO? teres también guardan una relación ancestro-
descendiente con los caracteres de las espe-
Tanto la sistemática filogenética como la bio- cies que les dieron origen. Si trasladamos este
geografía cladística y la panbiogeografía par- razonamiento a las áreas de endemismo, en-
ten del supuesto de que sus procedimientos de tonces diríamos que éstas también son entida-
análisis y clasificación, ya sea de organismos des históricas reales, y que los taxones endé-
o de áreas, deben conducir al reconocimiento micos que cohabitan en una de tales áreas han
de patrones de interrelación entre ellos. La na- estado sometidos a los mismos eventos de di-
turaleza de tales patrones de interrelación tie- visión de sus áreas de distribución ancestral.
ne su origen en el proceso de herencia con mo- Y solo si se considera esta posibilidad, es fac-
dificación, es decir, evolución. Esto nos lleva tible la búsqueda de relaciones genealógicas
a la discusión de un tema importante: ¿Son entre las áreas, de otra manera la tarea del
reales las unidades básicas de clasificación en cladismo sería tan falsa como la reconstruc-
sistemática y biogeografía, o son meras crea- ción de los puentes intercontinentales que se
ciones de la mente humana? empeñaron en descubrir los antagonistas de
Si una clasificación natural de los organis- Wegener, o como la búsqueda de los eslabo-
mos debe reflejar una historia evolutiva que nes perdidos tan invocados por la sistemá-
relaciona a grupos sometidos a análisis, debe- tica neodarwiniana.
mos comenzar preguntándonos cuál es nues- Entonces, el punto de partida de un análisis
tra unidad básica de clasificación y cuál es su cladístico —tanto en sistemática como en
naturaleza. En la sistemática se ha definido a biogeografía— es el reconocimiento ya sea de
la especie como la unidad básica de clasifica- especies endémicas o de áreas de endemismo.

30
Capítulo 2: Patrones e historia

Si suponemos que ambas son entidades con- se deben seguramente a dispersión. También
cretas del mundo real, cabe entonces desta- es posible que parte de los patrones de distri-
car otra interrogante ¿son las especies endé- bución se hayan alterado o perdido por even-
micas y las áreas de endemismo componentes tos de dispersión o extinción. Esto, que para
del proceso evolutivo o son patrones produ- quienes objetan estos enfoques, constituye un
cidos por él?, o bien ¿son perceptibles los pro- defecto (por ejemplo Hengeveld, 1990), para
cesos o solo pueden inferirse a partir del des- los biogeógrafos históricos, es una virtud.
cubrimiento de los patrones que forma? El dis- Basada en fundamentos filosóficos, la
cernimiento entre lo que son los patrones y biogeografía histórica sugiere que una hipó-
los procesos también se ha debatido, no solo tesis es más científica mientras más frágil y
entre cladistas y nominalistas, sino dentro restringida sea. Las hipótesis que definen que
mismo del cladismo. evidencias las confirman y cuáles las refu-
Para los llamados cladistas transformados, tan, son preferibles a aquellas que lo expli-
un cladograma no representa una historia can todo (hipótesis irrefutables). La biogeo-
evolutiva en sentido estricto, sino más bien grafía dispersalista ha propuesto historias de
un patrón de relación histórica. En efecto, la dispersión para cualquier grupo, incluso
cladística solo pretende reconstruir aquella para peces dulceacuícolas; Darlington (1957)
parte de la historia evolutiva que implica una explicó la formación de regiones también
estrecha relación entre historia biológica e his- por dispersión, y enunció explícitamente
toria geológica. Esta correspondencia entre que las especies no se formaron donde se
ambas historias implica colateralmente que las encuentran sino en unos pocos centros de
divisiones sucesivas de las áreas geológicas origen. Las biotas insulares, desde luego, son
conlleva al aislamiento reproductivo y por lo explicadas también por dispersión, es decir,
tanto produce especiación alopátrida, que se la dispersión pretende explicar todo, tanto
refleja en la distribución endémica y en la for- la distribución amplia, como la endémica,
mación de regiones biogeográficas. tanto los patrones históricos, como los ac-
Los enfoques históricos dejan de lado las evi- tuales o ecológicos.
dencias de otro tipo de eventos evolutivos,
como la formación de especies por cambios
génicos y poliploidía, que darían lugar a la distri- LA NATURALEZA DE LOS PATRONES:
bución simpátrida de especies hermanas. Pero UN PROBLEMA DE ESPACIO-TIEMPO
ello no significa que las rechace. Las metas de
un estudio biogeográfico histórico consisten Las áreas biogeográficas, tal como son conce-
en discernir entre aquellas evidencias que bidas por los vicarancistas, representan uni-
apuntan hacia la existencia de eventos vica- dades funcionales, en virtud de que represen-
riantes de aquellos que indican otros oríge- tan el resultado de la evolución conjunta de la
nes. La historia evolutiva que reconstruye la biota y del componente geológico. Son unida-
biogeografía histórica no es completa en tan- des funcionales en el mismo sentido que las
to que no abarca explicaciones para toda la especies lo son para la sistemática filogenética;
distribución de todos los taxones, ni siquiera así como los cladistas buscan relaciones de pa-
es su objetivo explicar la distribución de to- rentesco entre las especies, la biogeografía
dos los elementos de un taxón, pues parte de su cladística busca relaciones históricas entre
historia se debe a vicarianza, pero otras partes áreas y biotas.

31
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Cuando el investigador aborda el análisis grama sólo sirve para suponer cuál evento de
de interrelaciones, ya sea de áreas geológicas vicarianza ocurrió primero y cuál después,
o bióticas, parte de la suposición específica que pero no puede, ni pretende responder a priori
las áreas estudiadas son unidades reales cuándo ocurrieron. La jerarquía determina un
(Wiley, 1987). En el mejor de los casos, cada orden de cambios y relaciones en el tiempo.
serie de áreas puede estar ocupada por gru- El que exista un enfoque histórico y otro
pos cuyos miembros presentan un patrón no ahistórico en la clasificación de áreas o re-
ambiguo de vicarianza, que refleja la fragmen- giones biogeográficas, implica que la contro-
tación de las áreas estudiadas (Wiley, 1988a). versia puede deberse a: (1) que hay un con-
Este patrón no puede descubrirse a través del junto de ‘datos’ que se explican desde dos
simple apareamiento de medidas de similitud puntos de vista diferentes (existe la posibili-
faunística o florística; cualquiera de estas me- dad de que una o ambas explicaciones sean
didas solo puede mostrar simplemente que erróneas), o (2) que los dos puntos de vista
cada área es semejante a alguna otra (Brooks, partan de ‘datos’ también diferentes (existe
1981), careciendo de una interpretación evo- la posibilidad de que los hechos percibidos
lutiva coherente. Así, cualquier método bási- por una o ambas teorías sean falsos). Para
co necesita acceder al contexto de historia y, Feyerabend (1974) las dos opciones son po-
por lo tanto, debe buscar la conexión causal sibles, debido a que no hay datos ateóricos.
entre la historia de los taxones y las áreas donde El mismo concepto de dato presupone un ses-
ellos habitan (Wiley, 1988a). go teórico (Hanson, 1977).
De acuerdo con lo anterior, existe una dife- En la clasificación de áreas biogeográficas,
rencia fundamental entre el dispersalismo y la los ‘datos’ de los que parte cualquier enfoque
biogeografía de la vicarianza, en cuanto a los de análisis son los patrones de distribución re-
patrones que estudian, respecto a la naturale- petidos. Si partimos de la advertencia de
za de los mismos y en relación con su concep- Feyerabend y Hanson, entonces se debe des-
ción del espacio y el tiempo. Según Craw tacar el tipo de patrón buscado por cada enfo-
(1988), la biogeografía de la dispersión cons- que. Rosen (1988a) distinguió dos formas en
truye sus explicaciones con base en una con- que se puede concebir el concepto de patrón.
cepción de espacio absoluto, en el que las áreas Por un lado, están los patrones verdaderos,
son ‘recipientes’ llenados por especies que se que existen en el mundo real, independiente-
forman en otra parte. El espacio, bajo esta con- mente de la capacidad del investigador para
cepción, es inmutable. Por otro lado, cada hi- descubrirlos. Por otro lado están los patrones
pótesis de dispersión tiene a su vez restriccio- perceptuales, los que se refieren a rasgos ca-
nes temporales, debido a su estrecha depen- racterísticos (frecuentemente matemáticos)
dencia con la hipótesis de evolución gradual. de un conjunto de resultados (Rosen, 1988a).
Para las hipótesis de vicarianza, en cambio, Son tendencias observables, dadas por las re-
las concepciones de espacio y tiempo son re- peticiones en el conjunto de datos, que fre-
lativas. El espacio sólo está determinado por cuentemente forman nubes de puntos en una
las relaciones históricas que guardan entre sí gráfica. En biogeografía histórica, según el pro-
los elementos que ocupan las áreas de ende- grama vicariante, la realidad concreta no es
mismo, y el tiempo sólo está determinado por directamente observable, por lo que es nece-
la jerarquía que muestra un patrón de rela- sario el reconocimiento y análisis de los pa-
ción dado. La jerarquía implícita en un clado- trones perceptuales para inferirla.

32
Capítulo 2: Patrones e historia

Los patrones biogeográficos usados por los como cladogramas de áreas (para la biogeo-
enfoques histórico y no histórico: (1) pueden grafía cladística) o como trazos generalizados
ser el resultado de un análisis de clasificación, (para la panbiogeografía).
según la tesis inductivista de la biogeografía Si los patrones de homología biogeográfica
fenética (Hengeveld, 1990), o (2) pueden ser inferidos por la panbiogeografía y la
patrones reconocidos a priori y por lo tanto biogeografía cladística son naturales o no, esto
son elementos heurísticos (eventual y poten- deberá evaluarse con base en un criterio de
cialmente hipótesis), de los que parte el análi- independencia de los patrones con respecto
sis clasificatorio, según el punto de vista de la al investigador. Un estimador de este criterio
biogeografía histórica en general. El juego teó- de independencia es la comparación de uni-
rico que subyace a esta polémica implica, en dades de análisis y de los métodos usados. Si a
primer lugar, la naturaleza de los patrones partir de un par de métodos que utilizan dife-
biogeográficos. Sober (1988a) lo planteó, para rente información base y que tratan los datos
la sistemática, en términos de si el sentido co- con algoritmos diferentes, se llega a postular
mún —o las interpretaciones naturales, de hipótesis muy similares, tendría entonces al-
acuerdo con Feyerabend (1974)— puede de- guna base la consideración de los patrones in-
cirnos que el pasado produjo el presente, vía feridos como naturales. Así, la evidencia de
una ruta causal particular. una teoría general que indica que hay con-
Los patrones usados por los enfoques his- gruencia entre la historia de la biota y la histo-
tóricos implícitamente suponen que la distri- ria de la Tierra, viene a sustentarse por dos
bución congruente es producto de una histo- enfoques de análisis que parten de informa-
ria evolutiva conjunta. Esto es, que el patrón ción diferente para llegar a lo mismo frecuen-
percibido es producto de un proceso evoluti- temente por rutas independientes. La
vo integrativo, y no producto de historias de biogeografía cladística primero reconoce
eventos individuales de especiación-disper- áreas de endemismo y luego, a partir de infor-
sión. Las preguntas que se plantea la biogeografía mación cladística, construye cladogramas de
histórica en este sentido son: ¿los patrones áreas que después se comparan por diferentes
biogeográficos son producto de procesos comu- técnicas de análisis. La panbiogeografía, en
nes?, o ¿ son resultado de la simple suma de las cambio, construye trazos individuales para
partes, especies que llegan a ocupar las mismas cada grupo a los que luego les da dirección a
áreas por eventos independientes? partir de recursos como la identificación de
Para los panbiogeógrafos y biogeógrafos líneas base, centros de masa, proximidad geo-
cladistas existe una estrecha relación entre gráfica o incluso información cladística, para
historia geológica e historia biótica. Por eso después someter a un análisis comparativo a
parten del reconocimiento de las áreas de los diferentes trazos individuales y así obte-
endemismo (en la biogeografía cladística) o de ner los trazos generalizados, que representan
los trazos (en el caso de la panbiogeografía) hipótesis de interrelación entre áreas.
como tarea previa al análisis de la reconstruc-
ción de áreas. Esto nos lleva a suponer que
también existe homología entre áreas, homo- EL PRINCIPIO DE PARSIMONIA
logía biogeográfica (Craw, 1988) y que para
un conjunto de áreas es posible proponer un Tanto en sistemática como en biogeografía,
arreglo que represente esta homología, ya sea como ya hemos dicho, las hipótesis de rela-

33
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

ciones de descendencia se representan me- so, se origina con Darwin, pero no se puede
diante cladogramas. Si tenemos más de un confirmar esa atribución leyendo la obra de
cladograma posible para explicar la relación Darwin (Kluge, 1984). Algo de la visión de que
entre un grupo de áreas o especies, ¿cómo de- la evolución es parsimoniosa puede derivarse
cidir cuál de ellos es el más adecuado? La par- de nuestra convicción de que la naturaleza es
simonia es un principio epistemológico invo- ordenada. Por ejemplo, señaló Kluge, los
cado recurrentemente por ambas disciplinas. cladistas infieren la no-aleatoriedad a partir
Los métodos que se apoyan en el principio de de sinapomorfías congruentes. Por otro lado,
parsimonia han proliferado y han tenido tan- Sober (1975) describió un enfoque por medio
tas justificaciones como críticas; el problema del cual pueden efectuarse juicios de parsimo-
de cuál es el método más razonable, de acuer- nia acerca de objetos y procesos. Este enfo-
do con este principio, es aún tema de contro- que también puede usarse para evaluar el pos-
versia (Sober, 1983). tulado de que la evolución es parsimoniosa.
‘Parsimonia’ viene del latín y significa fruga- Por ejemplo, la parsimonia de la evolución
lidad o moderación; quizás en español sería más puede explicarse en términos de la simplici-
entendible decir simplicidad. Por lo común se dad de las hipótesis que describen los proce-
concibe como: (1) frugalidad excesiva, y (2) sos evolutivos. Kluge (1984), sin embargo, no
economía de supuestos, sin evidencia para el considera que la evolución sea parsimoniosa,
razonamiento. La segunda concepción es la que aun bajo el criterio de Sober, y destaca otro
representa su significado epistemológico. Se ha malentendido, el de Estabrook (1978), quien
establecido que el uso inicial de la parsimonia etiquetó a los métodos de parsimonia como
en el contexto filosófico puede trazarse desde ‘procedimientos de conjetura’, con lo cual con-
Aristóteles, de quien se afirma que dijo “Dios y funde la capacidad de que existan algoritmos
la Naturaleza nunca operan de manera super- para optimizar el criterio de parsimonia, con
flua, sino siempre con el mínimo esfuerzo”. Sin la regla de la parsimonia misma.
embargo, Kluge (1984) afirmó que esto es un En la inferencia filogenética, la parsimonia
punto de vista ontológico de la parsimonia, y estipula que el investigador debe ser capaz de
que la suposición de que las leyes o la naturale- distinguir entre formas ancestrales (plesio-
za son simples, ha sido refutada reiteradamen- mórficas) y derivadas (apomórficas) de un
te por la historia de la ciencia. conjunto de características empleadas (Sober,
Kluge (1984) reconoció que la parsimonia 1983). Dada esta información, las hipótesis
ha sido usada de dos formas diferentes en la genealógicas preferidas serán aquellas que re-
inferencia filogenética. La primera, ontológica, quieran menos homoplasias. La parsimonia
supone que alguna cualidad de la naturaleza, biológica también está implícita en la suposi-
como el proceso evolutivo, es económica. La ción de que las sinapomorfías (caracteres de-
parsimonia en sentido filogenético, en cambio, rivados compartidos) cuentan como eviden-
significa que la descendencia con modificación cia de una interrelación filogenética y las
representa la cantidad mínima de evolución; la simplesiomorfías (caracteres ancestrales
homoplasia no es parsimoniosa porque proce- compartidos) no cuentan (Sober, 1983). Su-
de de rutas de evolución independientes: evo- poner sinapomorfías y simplesiomorfías no
lución convergente, paralela o reversión. implica necesariamente homología; el com-
Sneath (1974) sostuvo que la suposición partir caracteres puede deberse a: (1) heren-
de que el proceso de evolución es parsimonio- cia a partir de un ancestro común, o (2) a evo-

34
Capítulo 2: Patrones e historia

lución independiente (Sober 1983). Por ello, La única evidencia que los cladistas aceptan es
existe un grupo de cladistas que supone a la la distribución de sinapomorfías; a partir de
parsimonia simplemente como un recurso ellos, con estricto apego a la regla de la parsi-
metodológico que no requiere de suposicio- monia, se obtienen las conclusiones de relacio-
nes acerca de propiedades contingentes pro- nes de grupo hermano, o de ancestría común
ducto de procesos evolutivos (Platnick, 1979; de áreas. Como en el uso de cualquier regla
Nelson y Platnick, 1981). Considerar, por ejem- metodológica en general, una conclusión
plo, que bajo el principio de parsimonia, las cladística puede inferirse, debido a que hay
homoplasias deben minimizarse (Felsenstein, consecuencias deductivas implícitas en la elec-
1973, 1978a, b, 1981), implicaría aceptar que ción de la regla metodológica de parsimonia.
las homoplasias son raras en la naturaleza, lo Ahora bien, ¿realmente es refutable un
cual carece de fundamento (Sober, 1983). cladograma? Si los cladogramas representan
La segunda forma de abordar la parsimonia hipótesis acerca de eventos históricos entre
es la atribuible a Ockham, escolástico de fines un conjunto finito de objetos, la respuesta es
del medioevo, que Kluge designó como parsi- no, porque un cladograma no es una explica-
monia metodológica. Esta regla obliga a acep- ción universal. El postulado dice que cualquier
tar de entre varias proposiciones, aquella que grupo monofilético, como conjunto de taxones
mejor se adecue a todas las observaciones re- con un origen común en tiempo y espacio, no
levantes con las hipótesis. Es decir que uno re- puede estar sin límites espaciotemporales, por
quiere el menor número de suposiciones ad hoc lo tanto no puede ser una hipótesis universal
para explicar los datos (Kluge, 1984). (Kluge, 1984). No obstante, Platnick y Gaffney
Como en el caso de la parsimonia evoluti- (1977) concluyeron que los cladogramas son
va, es difícil determinar el primer uso de la estrictamente hipótesis universales; ellos es-
regla metodológica en el contexto de la infe- tablecieron que las hipótesis cladísticas pue-
rencia filogenética. Kluge y Farris (1969) re- den ser probadas y refutadas por la distribu-
conocieron una importante diferencia entre ción de caracteres derivados compartidos.
las dos; asumieron que la regla metodológica ¿Qué enunciado de la ciencia determina si un
de la parsimonia, “opera para encontrar aquel cladograma es una hipótesis universal o no?
patrón de relaciones que sea más consistente Puede argumentarse que la posibilidad de so-
con los datos”. Pero advirtieron que “ésta no meter a prueba las predicciones (o retrodic-
es una razón biológica para elegir entre dife- ciones) derivadas de los cladogramas salva el
rentes árboles alternativos. No obstante, el carácter científico de las hipótesis involu-
principio de elaboración de teorías para cradas en él. Aunque la refutación es un factor
adecuarlas a hechos, es una parte irrempla- importante en la ciencia, sin embargo no es lo
zable de la ciencia en general”. único importante. Quizá el mejor argumento
La regla metodológica ha sido tan fundamen- para el programa de investigación cladística,
tal para la cladística moderna como los con- que incluya la regla metodológica de parsimo-
ceptos de monofilia y sinapomorfía. La forma nia o simplicidad, es su capacidad de encon-
más usual de la regla involucra una compara- trar patrones congruentes entre sistemas de
ción: La hipótesis X es preferible a la hipótesis caracteres diferentes, lo que otros métodos
Y, debido a que X es más simple que Y. Kluge no tienen (Kluge, 1984).
(1984) señaló que algunos cladistas han creído Dentro de esta misma polémica, Cartmill
que la parsimonia y la realidad son lo mismo. (1981) criticó al cladismo en relación con la su-

35
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

posición de que los cladogramas son contras- biogeográfico lo que existen son las áreas de
tables a partir de las homoplasias. Como las distribución de cada especie. Los otros concep-
homoplasias siempre existen, dijo Cartmill, tos, como provincia biótica o región, son esta-
entonces cualquier cladograma de un ejemplo dísticos, pero no son entidades concretas y
real sería falso. Sober (1983), en relación con reconocibles. La clasificación biogeográfica, así,
esta crítica, tuvo una respuesta diferente a la debe partir del análisis objetivo y sin sesgo teó-
de Kluge; él hizo dos réplicas con base en los rico alguno, de todas las distribuciones de las
conceptos de refutación dura y refutación blan- especies; no hay por qué sobrevalorar al ende-
da. El hecho de que la distribución de estados mismo. Como cada especie tiene su capacidad
de carácter sobre un cladograma sea un con- particular de dispersión, su propia tolerancia a
trastador, no implica que un cladograma sea las fuerzas de selección y su propia adecuación
falso, bajo la evidencia de una distribución de al medio, la distribución congruente no signifi-
caracteres problemática. La idea de contras- ca absolutamente nada, y si no existe conexión
tador o refutador blando representa a aquellos entre las distribuciones actuales y las pasadas,
enunciados que cuentan en contra de una hi- la determinación de áreas de endemismo y la
pótesis, pero que deductivamente no implican búsqueda de interrelaciones entre ellas es es-
su rechazo (Sober, 1983). Así, un cladograma téril, o aun más drásticamente, según Rapoport
es preferido después de un balance de eviden- (1975), sería metametabiología.
cias y contraevidencias (falsadores blandos). Para algunos autores (Myers y Giller, 1988),
tanto la distinción entre ecología y biogeo-
grafía, como entre biogeografía ecológica e
NIVELES DE ESTUDIO histórica es tangible y recae en el reconoci-
miento de escalas, patrones y procesos dife-
Para Hengeveld (1990) toda la biogeografía rentes. De acuerdo con esto, la biogeografía
es ecológica, negando tácitamente la posibi- ecológica estudia los hechos de la distribución
lidad de una biogeografía histórica. Por ello, individual de cada especie, fundamentalmente
la distinción de niveles de estudio en biogeo- a escala local; supone que los factores que con-
grafía solo responde a una diferencia de escala tribuyen a la conformación de un determinado
areal y los factores que se deben tomar en consi- patrón de distribución operan en el corto plazo
deración para el análisis de cualquier patrón y su naturaleza es netamente ecológica. En cam-
de distribución geográfica son fundamental- bio, la biogeografía histórica estudia los patro-
mente los mismos. Según Hengeveld, la bio- nes de distribución a escala global y supone que
geografía y en particular la areografía es una los factores que los producen son de naturale-
forma de ecología a gran escala o macroecolo- za histórica y, por lo tanto, han actuado en in-
gía. Bajo este enfoque, la biogeografía no necesi- tervalos de tiempo evolutivo.
ta de conceptos como área de endemismo o re- De forma similar a la ecología, en biogeo-
gión, ya que éstos son construidos por la men- grafía se podrían distinguir con base en el es-
te humana y no tienen realidad natural. La vi- quema de Myers y Giller (1988), dos niveles
sión de Hengeveld es una interpretación del diferentes de estudio. En ecología se plantea
nominalismo aplicada a la biogeografía, y por que población y comunidad, aunque están
lo tanto, cualquier intento de definir a las espe- conectadas directamente, constituyen nive-
cies y aun más analizarlas, cae en el terreno de les de integración diferentes y que cada uno
la metabiología. Así también, en el análisis de estos dos niveles de integración tiene pro-

36
Capítulo 2: Patrones e historia

piedades y parámetros propios. En la biogeo- juicio de teoría alguna— y del reconocimien-


grafía hay también una distinción clara en los to a partir de ellos de los patrones percep-
conceptos de área de distribución individual tuales. Estos patrones deben explicarse lue-
y área de endemismo. Mientras que las distri- go por modelos teóricos que son propues-
buciones se describen en relación con su for- tos solo después de que los patrones han
ma, tamaño y tendencias de deformación, sido revelados. Este proceso de investiga-
entre otros, en cambio, para las áreas de ción se conoce como inductivismo. Todas
endemismo solo tiene sentido hablar de inte- las otras corrientes contemporáneas en fi-
rrelaciones y de homología biogeográfica. Sin losofía de la ciencia, como las desarrolladas
embargo, a pesar de que la separación de por Kuhn, Lakatos, Popper y Feyerabend,
ambos enfoques es reconocible, no obedece entre otros, aunque antagónicas entre sí en
estrictamente al esquema que proponen muchos puntos, han abundado en evidencias
Myers y Giller. Tal vez hay un aspecto de la en contra del inductivismo. De acuerdo con
biogeografía histórica que combine aspectos ellos, los procedimientos de generación del co-
de la ecología. Es histórica por los cambios nocimiento científico son deductivos, las teo-
en escalas de tiempo prolongadas, pero no rías se generan a partir de otras teorías y tanto
son especies, grupos monofiléticos o biotas la toma de datos como el reconocimiento de
lo que estudia, sino asociaciones, biomas, co- patrones siempre tienen un fundamento teó-
munidades o tipos de vegetación, de modo rico, aun en aquellos procedimientos que se
que estos conceptos ecológicos y sus cam- autocalifican como inductivos.
bios en la distribución a través del tiempo No podríamos hacer una caracterización
combinan aspectos ecológicos e históricos, tajante de los enfoques ecológicos como
aunque no necesariamente genealógicos. individualistas, reduccionistas e inductivistas
Puede considerarse terreno fronterizo de la y a los enfoques históricos como holistas,
paleoecología y la biogeografía histórica. deterministas y deductivistas. Ubicar a cada
Desde el punto de vista del individualis- uno en esos dos extremos sería esquemático,
mo, las regiones no representan un todo úni- debido a que, como se señaló anteriormente,
co e integrado, como lo supondría el holismo ambos enfoques no son monolíticos y el deba-
extremo, sino más bien son la suma de las te no se da únicamente entre los dos enfoques
partes. De acuerdo con esto, lo que es válido sino también dentro de cada uno de ellos.
en biogeografía es el estudio de las áreas de
distribución individuales. Por otro lado, el
reduccionismo lógico (Popper, 1974) esta- PATRONES BIOGEOGRÁFICOS
blece que los procesos que explican un even-
to no necesariamente explican otros even- Un patrón resulta de la observación de ten-
tos que ocurren en el mismo espacio y tiem- dencias de comportamiento dentro de un con-
po. Suponer lo contrario es, según Popper, junto de datos o eventos. En biogeografía, es-
determinismo lógico: causas semejantes tas tendencias se manifiestan en varios aspec-
producen efectos semejantes. tos. Por ejemplo, se pueden observar diferen-
En el mismo terreno metodológico, el po- cias en la riqueza de especies entre un lugar y
sitivismo lógico supone que el proceso de otro. La adaptación de los organismos al am-
investigación debe partir de la observación biente también muestra patrones geográficos,
objetiva de los datos numéricos —sin el pre- por lo que se han reconocido razas geográfi-

37
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

cas y se han propuesto varias reglas zoogeo- general cada patrón es analizado independien-
gráficas que predicen las variaciones en tama- temente, con una metodología diferente. Algu-
ño del cuerpo y apéndices, y en patrones de nos de los patrones y los enfoques biogeográ-
coloración entre individuos de diferentes po- ficos que los analizan son los siguientes:
blaciones de la misma especie, de acuerdo con 1. Patrones de riqueza de especies:
la variación del clima. Las especies, géneros y ecología geográfica, macroecología y bio-
familias no tienen una distribución aleatoria, geografía de islas.
ya que en su mayoría están confinados a una 2. Patrones de distribución de formas de
área particular. El área de distribución de una vida: ecogeografía, geobotánica y biogeo-
especie puede caracterizarse según su forma, grafía del paisaje.
ubicación geográfica, continuidad, tendencias 3. Patrones corológicos: areografía.
de deformación y el reconocimiento de sus ba- 4. Patrones de homología espacial:
rreras distribucionales. Más aún, al comparar panbiogeografía.
la distribución de dos o más especies, es posi- 5. Patrones de endemicidad: análisis de
ble encontrar coincidencias distribucionales, parsimonia de endemismos.
ya sea en cuanto a tamaño y forma de las distri- 6. Patrones de relaciones entre áreas:
buciones, o en sus disyunciones o discon- biogeografía cladística o de la vicarianza.
tinuidades. En conclusión, hay distintos patro- En los capítulos siguientes nos referiremos
nes que pueden analizarse en biogeografía, lo al análisis de los patrones que competen más
que explica, en parte, que existan diferentes especialmente a la biogeografía histórica, es
ramas y enfoques biogeográficos. Desgracia- decir los corológicos, de homología espacial,
damente, falta aún una síntesis, ya que por lo de endemicidad y de relaciones entre áreas.

38
Capítulo 3: Patrones corológicos

CAPÍTULO 3
PATRONES COROLÓGICOS

ÁREAS DE DISTRIBUCIÓN endemismo a partir del reconocimiento sobre


mapas, de áreas de distribución homopátrida
El área de distribución de una especie o taxón que muestren disyunción real (alopatría) o vir-
individual puede caracterizarse en términos de tual (alelopatría) con respecto a otras áreas, o
su tamaño, ubicación geográfica y continuidad, bien que muestren endopatría.
entre otros atributos. Cuando intentamos des- El área de distribución de una especie es el
cribir el área de distribución de una especie, área habitada por la misma. Operacionalmen-
en general solo se aceptan dos alternativas: las te se la reconoce en el mapa como la superficie
áreas son simpátridas o son alopátridas. La que encierra el conjunto de las localidades don-
alopatría supone una disyunción total entre las de la especie ha sido coleccionada (Cabrera y
dos áreas de distribución, en cambio simpatría Willink, 1973). Para delinear el área de distri-
implica un solapamiento entre las áreas de dis- bución de una especie en el mapa, simplemen-
tribución, pero este sobrelapamiento muestra te debemos encerrar los puntos que represen-
una gama continua de variación. Papavero et tan dichas localidades mediante una línea
al. (1994) distinguieron tres tipos de distribu- perimetral. Por ejemplo, determinar el área de
ción simpátrida (Fig. 10). El primer tipo lo de- distribución de Bursera paradoxa es trivial,
nominaron homopatría y consiste en el sin embargo, en el caso de B. penicillata exis-
solapamiento total de un par de áreas, dicho tirían distintas maneras de hacerlo (Fig. 11). Así,
en lenguaje conjuntista, un par de áreas A y B a esa escala, algunos podrán identificar una úni-
muestran homopatría si A es igual a B. En el ca área, mientras que otros considerarán dos o
segundo tipo, llamado endopatría, la relación más áreas discontinuas. Surge entonces la ne-
entre dos áreas A y B es tal que A es un sub- cesidad de aplicar algún método riguroso para
conjunto propio de B, o B es un subconjunto determinar las áreas de distribución de una ma-
propio de A. El tercer tipo de simpatría es la nera objetiva. Delinear el área de distribución de
alelopatría, que significa que dos áreas son di- un taxón no es siempre una tarea sencilla; cuan-
ferentes y muestran intersección no vacía. La do las localidades son escasas o están separadas
alelopatría puede significar que las áreas A y B entre sí por distancias apreciables, esta tarea
originalmente fueron alopátridas y que el es- puede ser relativamente compleja y subjetiva.
tado de alelopatría es apomórfico, es decir, de Comparemos en las figuras 12-20 los diferen-
aparición reciente. En su primera etapa la bio- tes modos en que podríamos haber delineado
geografía histórica debe descubrir las áreas de las áreas de distribución a partir de un mismo

39
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Fig. 10. Posibles relaciones entre dos áreas (A y B).

Fig. 11. Distribución en México de Bursera paradoxa (círculos) y B. penicillata (cuadrados) (Burseraceae; datos tomados
de Kohlman y Sánchez, 1984).

40
Capítulo 3: Patrones corológicos

conjunto de datos, donde, de acuerdo con el cri- nomos, se hacía mediante mapas geográfico-
terio que se emplee, se puede llegar a reconocer climáticos, fisiográficos y geológicos que ayu-
entre una y cuatro áreas de distribución. daban a acotar el trazado perimetral de acuer-
Una posibilidad sería la aplicación de un mé- do con barreras y factores limitantes (Llorente,
todo de cuadrícula (Rapoport, 1975). Este proce- 1984), en general con base en el conocimiento
dimiento básicamente consiste en utilizar un ma- biológico de la especie o de la comunidad con la
pa cuadriculado en el que se rellenan todas las que está relacionada. Actualmente los sistemas
celdas donde se encuentren las localidades de la de información geográfica pueden constituirse
especie (Fig. 17). La elección de la escala de la en herramientas para el trazado homogéneo y
cuadrícula o nivel de resolución es otro aspecto equivalente de áreas de distribución (Papavero
importante, que a menudo depende de la dispo- y Llorente, 1999).
nibilidad de datos distribucionales y su grado
de apiñamiento.
Una manera alternativa para determinar DISTRIBUCIONES DISYUNTAS
áreas de distribución es el método de la pro-
pincuidad media, propuesto por Rapoport Hablamos de un patrón de distribución disyun-
(1975). Éste se basa en la idea de ‘compactar’ ta cuando dos o más áreas ocupadas por un
las localidades de acuerdo con círculos traza- mismo taxón (o taxones relacionados) se ha-
dos a partir de ellas, tomando como radios llan separadas entre sí por una distancia que
distintas medidas de dispersión de los datos excede la capacidad normal de dispersión o
(Figs. 18-20). Este método comprende los si- diseminación del mismo, es decir queexiste una
guientes pasos: disyunción geográfica, representada por barre-
1. Numerar en el mapa las localidades de co- ras geográficas que producen aislamiento re-
lección de la especie. productivo, en el caso de poblaciones de una
2. Cuando haya un número elevado de lo- misma especie (Lacoste y Salanon, 1973; Mü-
calidades (por ejemplo más de 25), sortear ller, 1973).
un número menor de ellas mediante tablas Existen varias maneras para clasificar dis-
de números aleatorios o de algún algorit- tribuciones disyuntas. A partir de considerar
mo computarizado. la cantidad de regiones biogeográficas en que
3. Medir la distancia que separa cada locali- se encuentra distribuido un taxón, Rapoport
dad de su vecina más cercana. et al. (1976) propusieron las siguientes cate-
4. Ordenar los valores obtenidos en orden gorías corológicas:
decreciente y buscar su valor medio. 1. Endémico: presente en una región
5. Trazar un círculo alrededor de cada lo- biogeográfica.
calidad, empleando dicho valor medio como 2. Característico: presente en dos regiones
radio. biogeográficas.
6. Repetir el procedimiento empleando como 3. Semicosmopolita: presente en 3-4 regio-
radio del círculo una, dos y tres veces la desvia- nes biogeográficas.
ción estándar. 4. Cosmopolita: presente en 5-6 regiones
7. Seleccionar la representación más apro- biogeográficas.
piada. En su análisis biogeográfico histórico,
El delineado a mano alzada del área de dis- Ringuelet (1961) consideró la existencia de dos
tribución, que fue frecuente entre los taxó- elementos básicos en la fauna sudamericana:

41
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Figs. 12-20. Ilustración de los diferentes métodos para dibujar áreas de distribución. 12, Localidades conocidas; 13-16,
delineados alternativos de áreas de distribución ‘a mano’; 17, empleo de mapa cuadriculado; 18-20, método de la
propincuidad media; 18, medición de la distancia entre los vecinos más próximos; 19, trazado de círculos tomando el
valor medio como radio; 20, trazado de círculos tomando dos veces la desviación estándar como radio.

42
Capítulo 3: Patrones corológicos

el gondwánico (presente en América del Sur, EJERCICIOS


África, Australia, Nueva Zelanda y la India) y
el notogéico (presente en América del Sur, Aus- Ejercicio 1
tralia y Nueva Zelanda). En el mapa de México (Fig. 21) se representan
A una escala geográfica menor también es las localidades de distribución de Bursera
posible encontrar disyunciones, en las cuales paradoxa (círculos) y B. penicillata (cuadra-
las barreras serán de índole diferente, e. g., cor- dos) (Burseraceae; datos tomados de Kohlman
dilleras para especies tropicales o tierras ba- y Sánchez, 1984). Determine sus respectivas
jas para especies de climas templados; márge- áreas de distribución, al circunscribir mediante
nes de ríos para peces dulceacuícolas o para una o más líneas las localidades de cada una
aves y mariposas. de ellas.

Fig. 21. Distribución en México de Bursera paradoxa (círculos) y B. penicillata (cuadrados) (Burseraceae; datos toma-
dos de Kohlman y Sánchez, 1984).

43
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Ejercicio 2 na su área de distribución aplicando los siguien-


En el mapa de la figura 22 se presenta la distri- tes métodos (Rapoport, 1975):
bución de Bursera attenuata (círculos negros) y 1. Mano alzada (Fig. 24).
B. bicolor (círculos blancos) (Burseraceae; da- 2. Cuadrícula (Fig. 25).
tos tomados de Kohlman y Sánchez, 1984). 3. Propincuidad media: Compare los resul-
1. Determine las áreas de distribución de am- tados obtenidos con un radio igual a la media
bas especies empleando celdas de dos grados de (Fig. 26), y a la media más una desviación
latitud por dos grados de longitud (Fig. 22). estándar (Fig. 27).
2. Repita el mismo procedimiento con cel-
das de un grado por un grado (Fig. 23). Ejercicio 4
3. Compare los resultados obtenidos (pre- Dadas la distribución de la vegetación del bos-
cisión, continuidad, existencia de posi-bles que tropical caducifolio en México (Fig. 28),
subáreas). la amplitud altitudinal de 200 a 1500 m sobre
el nivel del mar (Fig. 29) y la distribución de la
Ejercicio 3 cuenca hidrológica del río Balsas (Fig. 30),
Con base en el mapa con las localidades de dis- delinee el área de distribución potencial de
tribución de un taxón hipotético (Fig. 24), defi- Bursera longipes (Burseraceae), cuyas locali-

Fig. 22. Distribución de Bursera attenuata (círculos negros) y B. bicolor (círculos blancos) (Burseraceae; datos tomados
de Kohlman y Sánchez, 1984).

44
Capítulo 3: Patrones corológicos

Fig. 23. Distribución de Bursera attenuata (círculos negros) y B. bicolor (círculos blancos) (Burseraceae; datos tomados
de Kohlman y Sánchez, 1984).
2.5

2.0

1.5

1.0

0.5

0
0 0.5 1.0 1.5 2.0 2.5 3.0 3.5 4.0

Fig. 24. Conjunto de localidades de un taxón hipotético.

45
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

2.5

2.0

1.5

1.0

0.5

0
0 0.5 1.0 1.5 2.0 2.5 3.0 3.5 4.0

Fig. 25. Conjunto de localidades de un taxón hipotético.

2.5

2.0

1.5

1.0

0.5

0
0 0.5 1.0 1.5 2.0 2.5 3.0 3.5 4.0

Fig. 26. Conjunto de localidades de un taxón hipotético.

46
Capítulo 3: Patrones corológicos

2.5

2.0

1.5

1.0

0.5

0
0 0.5 1.0 1.5 2.0 2.5 3.0 3.5 4.0

Fig. 27. Conjunto de localidades de un taxón hipotético.

Figs. 28-31. 28, Distribución de la vegetación del bosque tropical caducifolio en México; 29, amplitud altitudinal de 200
a 1500 m sobre el nivel del mar; 30, cuenca hidrológica del río Balsas; 31, localidades de Bursera longipes (Burseraceae).

47
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

dades (datos según Kohl man y Sánchez, 1984) Clariidae: África y Asia
se representan en el mapa de la figura 31. Heteropneustidae: sudeste asiático
Chacidae: sudeste asiático
Ejercicio 5 Olyridae: sudeste asiático
A continuación se detalla la distribución geo- Malapteruridae: África
gráfica de varias familias de peces pertene- Mochokidae: África
cientes a los órdenes Cypriniformes, Chara- Ariidae: pantropical
ciformes y Siluriformes (según Brown y Gib- Doradidae: América del Sur
son, 1983): Auchenipteridae: América del Sur a Panamá
Orden Cypriniformes Aspredinidae: América del Sur
Cyprinidae: América del Norte, África y Eurasia Plotosidae: Indopacífico y Australia
Gyrinocheilidae: sudeste asiático Pimelodidae: América del Sur y Central
Psilorhynchidae: sudeste asiático Ageneiosidae: América del Sur a Panamá
Catastomidae: este asiático y América del Norte Hypophthalmidae: América del Sur
Homalopteridae: sudeste asiático Helogeneidae: América del Sur
Cobitidae: Eurasia y África del Norte Cetopsidae: América del Sur
Orden Characiformes Trichomycteridae: América del Sur a Costa Rica
Characidae: América del Sur a Texas y África Callichthyidae: América del Sur a Panamá
Erythrinidae: América del Sur Loricariidae: América del Sur a Costa Rica
Ctenoluciidae: América del Sur y Central Astroblepidae: América del Sur a Panamá
Hepsetidae: África Gymnotidae: América del Sur y Central
Cynodontidae: América del Sur Electrophoridae: América del Sur
Lebiasinidae: América del Sur Apteronotidae: América del Sur
Parodontidae: América del Sur Rhamphichthyidae: América del Sur
Gasteropelecidae: América del Sur a Panamá 1. Agrupe estas familias con base en sus dis-
Prochilodontidae: América del Sur tribuciones, sean endémicas o disyuntas.
Curimatidae: América del Sur 2. Represente los agrupamientos propuestos
Anostomidae: América del Sur en los planisferios de las figuras 32-34.
Hemiodontidae: América del Sur 3. ¿Piensa que existe alguna explicación para
Chilodontidae: América del Sur estas disyunciones?
Distichodontidae: África
Citharinidae: África Ejercicio 6
Orden Siluriformes En los planisferios (Figs. 35-44) se presentan las
Diplomystidae: América del Sur distribuciones de diferentes familias de plantas
Ictaluridae: América del Norte (según Heywood, 1993). Determine las catego-
Bagridae: Asia y África rías corológicas a las que pertenecen según la cla-
Cranoglanididae: Asia sificación de Rapoport et al. (1976).
Siluridae: Eurasia
Schilbeidae: África e India Ejercicio 7
Pangasiidae: sudeste asiático En los planisferios (Figs. 45-54) se presentan
Amblycipitidae: sudeste asiático las distribuciones de diez taxones animales. Cla-
Akysidae: sudeste asiático sifique dichas distribuciones de acuerdo con la
Sisoridae: Asia clasificación de Ringuelet (1961).

48
Capítulo 3: Patrones corológicos

Figs. 32-34. Mapas en blanco para ilustrar los resultados del ejercicio 5.

49
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Figs. 35-44. Distribuciones geográficas de 10 familias de plantas. 35, Diapensiaceae; 36, Ancistrocladaceae; 37,
Empetraceae; 38, Turneraceae; 39, Paeoniaceae; 40, Nothofagaceae; 41, Piperaceae; 42, Monimiaceae; 43, Canellaceae;
44, Dilleniaceae.

50
Capítulo 3: Patrones corológicos

45 46

47 48

49 50

51 52

53 54

Figs. 45-54. Distribuciones geográficas de 10 taxones animales. 45, Acropsopilionidae (Opiliones); 46, Pentarthrum
(Curculionidae); 47, Characidae (Osteichtyes); 48, Ephydatia fluviatilis ramsayi (Porifera); 49, Pipidae (Amphibia);
50, Araucariini (Curculionidae); 51, Boeckella (Copepoda); 52, Galaxiidae (Osteichthyes); 53, Dinomorphini
(Curculionidae), 54, Bulimulidae (Gastropoda).

51
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Ejercicio 8 1. Ordene dichas disyunciones de acuerdo


A partir de las disyunciones de 10 especies mexi- con su semejanza geográfica.
canas hipotéticas, representadas en los mapas de 2. Represente los resultados obtenidos en el
las figuras 55-57 mediante una misma letra: mapa de la figura 58.

Figs. 55-58. Distribuciones de diez especies mexicanas hipotéticas.

52
Capítulo 4: Patrones de homología espacial

CAPÍTULO 4
PATRONES DE HOMOLOGÍA ESPACIAL

PANBIOGEOGRAFÍA Aunque la base teórica es la misma, es de-


cir el principio vicariante como formador de
L a panbiogeografía, al igual que la biogeo- patrones biogeográficos, la biogeografía
grafía cladística, presupone que existe una es- cladística y la panbiogeografía mantienen cier-
trecha correlación entre la historia de la biota tas diferencias que no son exclusivamente de
y la de la Tierra. La idea central de Croizat con- tipo metodológico. Quizás el punto medular
siste en la suposición de dos etapas en la histo- de estas diferencias es ontológico, y se refiere
ria de cualquier área biogeográfica, las cuales a la concepción del espacio de los panbiogeó-
se suceden periódicamente: grafos como un componente inseparable de la
1. Primero, en la etapa de ‘movilidad’, en individualidad de la especie. Croizat (1961)
ausencia de barreras y bajo condiciones fa- definió a la especie como un agregado de for-
vorables, los organismos expanden su área mas que han compartido una historia común
de distribución, generación tras generación dentro de un intervalo biogeográfico estándar.
y a partir de sus medios usuales de supervi- Así, el espacio que ocupa una especie es un
vencia y dispersión. atributo que también le da identidad como tal.
2. Después, en la etapa de ‘inmovilidad’, una Dos individuos pertenecen a la misma especie
vez que las áreas de distribución alcanzan los si han compartido la misma información
límites establecidos por barreras infranquea- genética y si ocurren al mismo tiempo en un
bles, puede ocurrir fragmentación por el sur- mismo espacio.
gimiento de barreras intermedias, lo que a La síntesis espacio-tiempo-forma, tal como
través del tiempo da lugar a la formación de fue propuesta por Croizat, no implica simple-
nuevas especies. Este proceso se conoce mente una amplia correlación entre la histo-
como vicarianza. ria de la biota y la historia de la Tierra. Lo que
Croizat rechazó la idea que la dispersión a dis- propone Croizat es que ambas historias son en
tancias espectaculares tuviese un papel relevan- realidad una sola. Éste es el núcleo duro del
te en la conformación de patrones de distribu- programa de la panbiogeografía. Es por eso
ción congruente. La vicarianza, en cambio, es que los panbiogeógrafos sugieren que así
un proceso a partir del cual podemos explicar como la sistemática puede aportar evidencias
porqué hay especies de diferentes capacidades para esclarecer los aspectos problemáticos de
de dispersión y de valencias ecológicas distintas las interrelaciones de parentesco entre áreas
confinadas en las mismas áreas biogeográficas. que indaga la biogeografía, ésta a su vez pue-

53
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

de aportar elementos de juicio para la siste- de acuerdo con Croizat, es una línea que co-
mática en la búsqueda de las interrelaciones necta a las diferentes localidades donde se ha
de parentesco entre formas. Para Craw (1988) coleccionado evidencia de una especie o
tal consideración no significa que el análisis taxón supraespecífico. Un trazo individual es
panbiogeográfico sea necesario y suficiente topológicamente una red abierta o árbol de
como una base para la clasificación filoge- tendido mínimo, el cual para n localidades
nética. Lo que sugiere la panbiogeografía es contiene n-1 conexiones. Tanto los trazos pro-
que ambos ángulos de estudio pueden verse puestos por la panbiogeografía, una vez que
como recursos de análisis bajo el criterio de están orientados, como los cladogramas de
iluminación recíproca. áreas de la biogeografía cladística, constitu-
En la biogeografía cladística, primero se yen patrones de interrelación biogeográfica;
efectúa el análisis filogenético de los grupos y, ambos son hipótesis de homología biogeográ-
una vez descubierta la genealogía de todos los fica que implican relaciones en espacio, tiem-
taxones involucrados, se identifican las áreas po y forma. Una línea que encierra todas las
de endemismo. Luego se reconocen los pro- localidades en que se encuentra un taxón no
blemas de incongruencia y se buscan solucio- representa más que una superficie o área de
nes. Finalmente, se busca el modelo geológico distribución, conjuntos de estas áreas super-
que mejor concuerda con las interrelaciones puestas y coincidentes pueden ser áreas de
inferidas por la biogeografía y la sistemática. endemismo. Los conceptos de trazo y
Siempre se respeta esa unidireccionalidad en cladograma de áreas pueden ser equivalentes,
el análisis por parte de los cladistas, lo cual en virtud de que ambos constituyen hipótesis
sugiere de forma implícita que en la inferencia de interrelación entre áreas o localidades. Sin
de relaciones genealógicas los rasgos de for- embargo, también hay otros rasgos de un
ma tienen mayor peso que los de espacio y mapa panbiogeográfico que implican inte-
éstos tienen mayor importancia que las evi- rrelación geográfica, aunque de otra naturale-
dencias geológicas. Los panbiogeógrafos, en za, por ejemplo los nodos.
cambio, sostienen que una clasificación de Croizat desarrolló una parte de su obra a
los organismos se puede calificar de natural escala global y por ello casi siempre trabajó
solo después de que haya sido evaluada su con taxones supraespecíficos, a veces géne-
congruencia con relación al espacio. Si el ros y otras veces familias. La disyunción de
concepto de monofilia es compatible o inclu- las localidades produjo trazos de gran relevan-
sive equivalente al de naturalidad, una clasi- cia para la construcción de los trazos más ge-
ficación es natural si es congruente en espa- neralizados a nivel mundial (Fig. 59).
cio, tiempo y forma. Este punto de vista es el Según Page (1987), cualquier propuesta de for-
que subyace a la aparente diferencia ‘sim- malización del método de Croizat debe incor-
plemente metodológica’ entre la panbiogeo- porar sus cuatro conceptos clave: trazos, cen-
grafía y la biogeografía cladística. tros de masa, líneas de base y nodos. Croizat
tuvo diferentes aproximaciones a su método,
pero dejó establecidos los lineamientos que
CONCEPTOS BÁSICOS posteriormente fueron desarrollados por au-
tores neozelandeses. Esta versión ha adoptado
El método de Croizat parte del trazo indivi- al menos dos algoritmos, el árbol de distancia
dual como unidad básica de estudio. Un trazo, mínima, propuesto por Page (1987), y el méto-

54
Capítulo 4: Patrones de homología espacial

Fig. 59. Representación esquemática de los trazos generalizados de Croizat. Redibujado por Page (1987).

do de compatibilidad de Craw (1988). Ambos Líneas de base y el criterio de


son una respuesta a la crítica estadística for- distancia geográfica mínima
mulada una y otra vez a la biogeografía his-
tórica en general (McDowall, 1978; Simberloff, Cuando se hace un trazo para conectar las dis-
1983) en relación con la falta de procedimien- tintas localidades donde se encuentra una es-
tos de análisis que permitan discernir ri- pecie, el criterio a seguir es relativamente sen-
gurosamente, de entre varias hipótesis, aque- cillo; en este caso se puede aplicar el criterio
llas que explican mejor los datos que las otras. de la distancia geográfica mínima. Esto, sin
embargo, tiene como condicionantes la conti-
nuidad del hábitat y la ausencia de barreras
El trazo individual y su orientación (Rapoport, 1975). Se encuentran las dos loca-
lidades más cercanas que haya en la distribu-
El concepto básico del método panbiogeográ- ción de la especie y se conectan por medio de
fico es el trazo, pero también es el más proble- una línea; luego, este par de localidades se co-
mático de precisar. Un trazo individual es inter- nectan con la localidad más cercana a cual-
pretado como un sector de tierra o mar en don- quiera de las dos. Después se une la localidad
de evolucionó un taxón. La definición primaria más cercana a cualquiera de las tres, y así su-
de que un trazo es el árbol que une a todas las cesivamente (Figs. 60-65). Este procedimien-
localidades de la distribución de una especie to es sencillo, e incluso puede resultar trivial.
nos conduce al problema básico de por dónde La orientación de los trazos individuales,
empezar a dibujar el árbol, en otras palabras, un punto clave del método panbiogeográfico,
cuál sería el primer par de localidades a unir y representa la construcción de una hipótesis
por qué. La solución a este problema ha sido gráfica de la secuencia de las disyunciones
planteada con el recurso de la teoría de grafos. implicadas en él. La orientación de un trazo

55
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Figs. 60-65. Pasos para la construcción de un trazo individual por el criterio de distancia mínima.

dentro de un sector geográfico particular re- (Fig. 66). A escalas menores, los accidentes
quiere de la designación de una línea de base, geológicos más evidentes son los brazos de
la cual representa un rasgo diagnóstico pri- mar, cadenas montañosas y grandes ríos.
mario de un trazo (individual o generalizado) Cuando entre dos localidades de una distribu-
que se interpreta como el sitio de localización ción se interpone una barrera distribucional
de una biota ancestral (Grehan, 1991). Para la tan eficiente como los brazos de mar, para los
designación de la línea de base de un trazo se organismos terrestres, uno ubica ahí los vér-
deben analizar detenidamente los rasgos geo- tices a partir de los cuales se orientan los tra-
gráficos/geológicos de mayor relevancia, que zos (Figs. 67-69). Si se trata de localizar el vér-
signifiquen división de áreas geológicas, tice de orientación de un trazo de distribución
climáticas o de continuidad de hábitat. estrictamente terrestre, la situación es más
A escala global, los rasgos geológicos más complicada. A veces se debe decidir si la
relevantes son las grandes cuencas oceánicas disyunción debida, por ejemplo, a la interpo-

56
Capítulo 4: Patrones de homología espacial

Fig. 66. Principales cuencas oceánicas utilizadas como líneas de base para la orientación de tra-
zos individuales.

Figs. 67-69. Orientación de un trazo individual por el criterio de designación de su línea de base y
distancia geográfica mínima. 67, áreas de distribución en Nueva Guinea, Australia, Nueva Zelanda
y otras islas; 68, unión de las áreas por trazos; 69, orientación de los trazos por líneas de base.

sición de una cordillera, es más antigua que la pecífico, se puede emplear un criterio
disyunción debida a la interposición de un ca- filogenético para dibujar trazos que las conec-
ñón o de otro accidente geológico. ten. Sin embargo, la interpretación primaria
de este criterio en el trabajo de Croizat sólo se
circunscribió al hecho de que los trazos de-
Criterio filogenético bían conectar las áreas o localidades del mis-
mo grupo taxonómico, la misma familia, gé-
Cuando el objetivo es conectar, mediante un nero o especie (al admitir la monofilia de los
trazo, las distribuciones de especies distintas mismos). Supóngase que se tienen que dibujar
que pertenecen a un mismo taxón supraes- los trazos entre un conjunto de especies del

57
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

género Bursera. Este género ha sido dividido mo un grupo monofilético. Pero aún después
en dos secciones, Bursera y Bullockia. Por lo de esta consideración, quedaría el proble-
tanto, el dibujo de los trazos debe conectar a ma de unir las localidades o áreas de distri-
las especies que pertenezcan a la misma sec- bución de las diferentes especies que perte-
ción. Toledo (1982) subdividió a la sección necen al género.
Bursera en tres grupos más y a la sección Page (1987) sugirió la posibilidad de usar
Bullockia en otros dos. Estas subdivisiones la información cladística para la orientación
parecen consistentes con la distribución de de los trazos individuales (Fig. 70). Esta suge-
un conjunto importante de caracteres y evi- rencia luego fue aceptada por Craw (1988),
dentemente ayudarían a una mayor precisión Henderson (1989) y Grehan (1991). Sin em-
en el dibujo de los trazos. En ese caso el dibu- bargo, Platnick y Nelson (1988) advirtieron
jo de los trazos tendería a unir a las localida- que la aplicación de este criterio puede caer
des que contengan especies de los mismos en un uso análogo al de Hennig (1968) con su
grupos reconocidos por Toledo. Entonces, regla de la progresión, la cual ha sido criticada
cada uno de estos grupos se consideraría co- por los mismos panbiogeógrafos.

Fig. 70. Orientación de un trazo mediante información filogenética.

58
Capítulo 4: Patrones de homología espacial

Orientación con respecto a de masa hacia su periferia, la inferencia invo-


centros de masa lucrada en esa hipótesis no tendría nada de
diferente en relación con las que podría formu-
Otro criterio seguido por Croizat fue la locali- lar la biogeografía dispersalista.
zación de los centros de masa, que son defini-
dos como los núcleos de mayor riqueza de es-
pecies dentro de la distribución de un taxón Trazos generalizados y nodos
superior (Fig. 71). En general, los centros de
masa representan áreas de diversidad numé- Los trazos generalizados o estándar represen-
rica, genética o morfológica de un grupo (Page, tan el patrón actual de un grupo de distribu-
1987). Aquí también, Platnick y Nelson (1988) ciones antepasadas o biotas, del cual los com-
hicieron una crítica al concepto de centro de ponentes individuales son fragmentos o
masa. Ellos encontraron que los centros de relictos (Craw, 1988). Los trazos generaliza-
masa no solo fueron referidos como centros dos resultan luego de un análisis comparati-
de diversidad por Croizat, sino también como vo de los trazos individuales, en el que se eva-
‘centros de dispersión’, ‘lugares de origen’, lúa su congruencia en ocurrencia y dirección
‘centros de emergencia’, ‘centro ancestral de (Fig. 72). Esto significa que los trazos indivi-
radiación’ e incluso como ‘centros de origen’. duales son componentes de un trazo genera-
Así, si un trazo se orienta a partir de centros lizado no tanto por su coincidencia en distri-

Fig. 71. Orientación de un trazo mediante el criterio de ubicación del centro de masa.

59
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

bución geográfica, sino porque comparten la EL MÉTODO DE PAGE (1987)


misma orientación con respecto a una mis-
ma línea de base, lo cual implica que compar- Este método añade al concepto simple de ár-
ten una historia común (Craw, 1988). bol de tendido mínimo el atributo de direc-
Los nodos son áreas biogeográficas donde ción, con el cual un trazo se convierte en una
dos o más trazos generalizados se solapan (Fig. hipótesis completa de interrelación genealó-
72). Croizat las interpretó como zonas de con- gica de áreas. De acuerdo con Page (1987), la
vergencia tectónica. El reconocimiento de elección de los árboles de tendido mínimo so-
nodos es uno de los aportes más importantes bre otras soluciones solo se debe a una con-
de la panbiogeografía. Croizat y sus seguido- vención, de la misma forma que el cladismo
res han basado muchas de sus críticas a la busca la reducción del número de homoplasias
biogeografía cladística sobre la incapacidad de cuando construye los cladogramas.
ésta para distinguir este tipo de áreas com- El método propuesto por Page (1987), co-
puestas y complejas, debido a su apego a la nocido como el método de árboles de tendido
jerarquía implícita en los cladogramas. Para mínimo, retoma los procedimientos básicos
los panbiogeógrafos el reconocimiento de de Croizat en cuanto a la construcción y orien-
nodos es el punto de partida para especular tación de los trazos individuales. Su contribu-
sobre la existencia de tales áreas. ción se centra en la proposición de un algorit-

Fig. 72. A partir de la evaluación de la congruencia de varios trazos individuales se producen los
trazos generalizados. Los nodos se localizan donde convergen dos o más trazos.

60
Capítulo 4: Patrones de homología espacial

mo para estimar la congruencia entre trazos puntos (localidades o áreas de distribución).


individuales. Una vez delineados en el mapa Para cada par de puntos, un ‘1’ en la matriz
los trazos individuales, se vuelca la informa- indica que la dirección de la línea va desde el
ción que contienen a matrices de conectividad primero (fila) al segundo punto (columna).
y de incidencia. Las matrices de conectividad Dados los trazos individuales de tres taxones
son matrices ‘n x n’, donde ‘n’ es el número de hipotéticos (Figs. 73-75), las matrices de

Figs. 73-81. Construcción de matrices de conectividad. 73-75, distribuciones de tres taxones hipotéti-
cos; 76-78, matrices de conectividad de cada uno de ellos; 79, matriz de conectividad global de los
trazos de las figuras 73 y 74 reunidos; 80, matriz de conectividad global de los trazos de las figuras 73
y 75 reunidos; 81, matriz de conectividad global de los trazos de las figuras 73-75 reunidos.

61
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

conectividad correspondientes se presentan do se obtiene al reunir las matrices de los


en las figuras 76-78. Las matrices de conec- tres taxones (Fig. 81). A partir de estas ma-
tividad permiten comparar cuantitativa- trices es posible obtener índices de
mente los trazos individuales entre sí. Si las conectividad, en que las áreas comunes a va-
matrices correspondientes a los taxones a y rios trazos individuales poseen índices altos
b se reúnen en una matriz de conectividad y pueden identificarse como nodos proba-
global (Fig. 79), vemos números ‘1’ a un lado bles, es decir sitios de origen compuesto.
de la diagonal principal, ya que no hay in- También las matrices de conectividad per-
formación contradictoria, es decir, los tra- mitirían identificar hipótesis cladísticas in-
zos individuales son homólogos. En cambio, correctas y áreas compuestas, a priori to-
si se reúnen las matrices de los taxones b y c madas como únicas.
(Fig. 80), los ‘1’ a ambos lados de la diagonal Las matrices de incidencia son matrices ‘i
muestran incongruencia, es decir que los x j’, donde ‘i‘ es el número de puntos (locali-
trazos no son homólogos. Idéntico resulta- dades o áreas) y ‘j‘ el número de segmentos

Figs. 82-87. Construcción de matrices de incidencia. 82-86, distribuciones de tres taxones hipotéti-
cos; 85-87, matrices de incidencia correspondientes a cada uno de ellos.

62
Capítulo 4: Patrones de homología espacial

que conectan dichos puntos. El ‘1’ señala que EL MÉTODO DE CRAW (1988)
el segmento ‘j‘ conectado al punto ‘i‘ sale des-
de éste hacia afuera, si la línea llega al punto El método desarrollado por Craw (1988) es un
‘i’ se indica con ‘-1’ y si no hay conexión con método de compatibilidad en el cual el grafo
‘0’. Las matrices de incidencia para los taxo- de un trazo es representado como un vértice
nes a, b y c (Figs. 82-84) se presentan en las que separa las áreas relacionadas por un trazo
figuras 85-87. Al comparar los trazos a y b de aquellas que no lo están. En el método de
no existe conflicto, pero b + c ó a + c mues- Craw (1988) los trazos individuales (Figs. 88-
tran los mismos elementos, aunque con po- 91) son codificados y volcados a una matriz de
laridades opuestas. Las matrices de inciden- áreas por trazos, en que la presencia de un tra-
cia permiten identificar elementos comunes zo en un área se indica con un número ‘1’ y la
a varios trazos individuales, los que repre- ausencia con un ‘0’ (Fig. 92), la cual se analiza
sentan posibles líneas de base. Page (1987) en busca de compatibilidad entre los trazos.
propuso someter los resultados de este aná- El conjunto de trazos compatibles entre sí re-
lisis a pruebas estadísticas, idea que luego presenta un ‘clique’, el que se emplea para cons-
fue desechada (Page, 1989). truir el trazo generalizado que conecta las
En resumen, el algoritmo comprende los áreas, el cual a su vez se traza sobre un mapa
siguientes pasos (Page, 1987; Morrone et al., (Fig. 93).
1996; Craw et al., 1999): Para permitir la evaluación estadística del
1. Construir trazos individuales para gru- trazo generalizado se generan al azar matri-
pos monofiléticos de plantas y/o animales, ces del mismo tamaño que la matriz real.
conectando las localidades donde se distri- Cuanto mayor sea el número de matrices ge-
buyen mediante un árbol de tendido mínimo. neradas al azar que presenten ‘cliques’, igua-
2. Orientar los trazos individuales a partir les o mayores que los obtenidos a partir de
de líneas de base previamente reconocidas, los datos reales, menor será la significación
hipótesis cladísticas o uniones entre centros estadística del trazo generalizado.
de masa. En síntesis, el algoritmo comprende los si-
3. Construir matrices de conectividad guientes pasos (Morrone et al., 1996):
para los distintos trazos individuales y una 1. Construir trazos individuales para gru-
matriz de conectividad global para todos pos monofiléticos de plantas y/o animales,
ellos reunidos. conectando las localidades donde se distri-
4. Evaluar estadísticamente la congruen- buyen mediante un árbol de tendido mínimo.
cia entre los trazos a partir de las matrices de 2. Construir una matriz de áreas por tra-
conectividad. Las localidades con índices de zos individuales, en la que la presencia se re-
conectividad altos representan nodos. Los presenta con un ‘1’ y la ausencia con un ‘0’.
circuitos con trazos incongruentes se deben 3. Hallar el mayor ‘clique’ de trazos indivi-
a hipótesis cladísticas incorrectas o a la pre- duales compatibles, que se considera un tra-
sencia de áreas compuestas. zo generalizado.
5. Construir matrices de incidencia para 4. Evaluar estadísticamente el trazo gene-
reconocer trazos orientados en la misma di- ralizado.
rección, los que se consideran homólogos. 5. Identificar las líneas de base.
6. Indicar en un mapa los trazos generali- 6. Indicar en un mapa los trazos generali-
zados, las líneas de base y los nodos. zados, las líneas de base y los nodos.

63
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Figs. 88-93. Método de Craw (1988). 88-91, trazos individuales de cuatro taxones hipotéticos; 92;
matriz de áreas x trazos; 93, trazo generalizado obtenido a partir de dicha matriz.

EJERCICIOS

Ejercicio 9 Ejercicio 10
Con base en las localidades de Zapoteca p. A partir de los mapas de las figuras 95-97 de-
portorricensis y Z. p. flavida (Leguminosae; termine los trazos individuales y oriéntelos de
datos tomados de Hernández, 1989) (Fig. 94) acuerdo con los centros de masa (Fig. 95) y lí-
construya los respectivos trazos individuales. neas de base (Figs. 96-97).

64
Capítulo 4: Patrones de homología espacial

Fig. 94. Localidades donde se hayan distribuidas Zapoteca p. portorricensis (cuadrados) y Z. p. flavida
(círculos) (Leguminosae; datos tomados de Hernández, 1989).

Ejercicio 11 1. Combine dichos trazos individuales para


Con base en el grupo conformado por las es- hallar los trazos generalizados.
pecies hipotéticas A-E, cuyas distribuciones 2. Represente los resultados en el mapa de
y cladograma se presentan en las figuras 98 y la figura 109.
99, determine el trazo individual y oriéntelo
de acuerdo con la información cladística Ejercicio 13
Con base en los trazos individuales de ocho
Ejercicio 12 géneros de Rhytirrhinini (Coleoptera: Curcu-
En los mapas de las figuras 100-108 se repre- lionidae) subantárticos (Figs. 110-120) (se-
sentan los trazos individuales de nueve géne- gún Morrone, 1993), algunos de los cuales han
ros y grupos de especies de musgos del he- sido orientados de acuerdo con la informa-
misferio austral (según Tangney, 1989). ción filogenética disponible.

65
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Figs. 95-97. Distribuciones de taxones hipotéticos. 95, Indicación del número de especies en cada
área; 96-97, indicación de líneas de base.

66
Capítulo 4: Patrones de homología espacial

98
98

99
Figs. 98-99. 98, distribuciones de cinco especies hipotéticas; 99, cladograma de las mismas.

1. Combine dichos trazos para obtener tra- Ejercicio 14


zos generalizados. En el mapa de la figura 122 se representan nue-
2. Superponga los trazos generalizados ve áreas subantárticas, en las cuales se hallan
para hallar los nodos. distribuidos los siguientes taxones hipotéticos:
3. Represente los resultados en el mapa de Taxón A: JF, MA y TF
la figura 121. Taxón B: IM, GS y TF

67
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Figs. 100-109. 100-108, distribuciones de géneros de musgos del hemisferio austral, según Tangey
(1989); 109, mapa en blanco para representar los resultados.

68
Capítulo 4: Patrones de homología espacial

Figs. 110-113. Distribuciones de géneros de Rhytirrhinini (según Morrone, 1993). 110, Falklandiellus;
111, Trachodema; 112, Haversiella; 113, Phillippius.

69
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Figs. 114-117. Distribuciones de géneros de Rhytirrhinini (según Morrone, 1993). 114-115,


Antarctobius; 116, Telurus; 117, Falklandius.

70
Capítulo 4: Patrones de homología espacial

Figs. 118-121. Distribuciones de géneros de Rhytirrhinini (según Morrone, 1993). 118-120,


Germainiellus; 121, mapa en blanco para representar los resultados.

71
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Taxón C: MA, TF, IM y CR Ejercicio 15


Taxón D: TF, CA y IM En los mapas de las figuras 124-127 se han de-
Taxón E: MA, TF, IM y GS lineado los trazos individuales de cuatro es-
Taxón F: TC, IM y TF pecies hipotéticas, distribuidas en América del
Taxón G: EP, MA y TF Sur, y en el mapa de la figura 128 se represen-
Taxón H: IM y GS tan las seis áreas de endemismo involucradas.
Taxón I: IM, CR y MA 1. Construya las matrices de conectivi-
Taxón J: CA y TF dad individuales.
Taxón K: CR y CA 2. Construya una matriz de conectivi-
Taxón L: JF, IM y MA dad global.
1. Delinee los trazos individuales corres- 3. Determine el (o los) trazo(s) genera-
pondientes en el mapa de la figura 122. lizado(s) y nodos.
2. Combine dichos trazos individuales en 4. Represente los resultados en el mapa de
trazos generalizados. la figura 129.
3. Determine las líneas de base y nodos.
4. Represente los resultados obtenidos en
el mapa de la figura 123.

Figs. 122-123. 122, mapa con áreas subantárticas. CA= isla Campbell; CR= isla Crozet; EP= este-
pa patagónica; GS= isla Georgia del Sur; IM= islas Malvinas; JF= islas Juan Fernández; MA= Ma-
gallanes; TC= Tristan da Cunha-Gough; TF= Tierra del Fuego; 123, mapa en blanco para repre-
sentar los resultados.

72
Capítulo 4: Patrones de homología espacial

124 125

126 127

128 129

Figs. 124-129. 124-127, trazos individuales de cuatro especies hipotéticas, distribuidas en América
del Sur; 128, áreas de endemismo donde se distribuyen los taxones involucrados; 129, mapa en
blanco para representar los resultados.

73
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Ejercicio 16 1. Emplee el programa CLIQUE del paque-


Con base en la siguiente matriz de áreas por te PHYLIP (Felsenstein, 1986) para obtener
trazos individuales: los ‘cliques’ de áreas.
Áreas Trazos 2. Combine dichos ‘cliques’ para obtener
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 los trazos generalizados.
A 1 0 0 1 1 0 1 1 1 0 3. Delinee el o los trazos generalizados en
B 1 1 1 1 1 0 0 1 1 0 el mapa.
C 1 1 1 0 1 1 0 1 1 1
D 1 1 0 0 0 00 0 1 0
E 0 10 0 0 1 1 0 1 1
Obtenga el (o los) trazo(s) generalizado(s).

Ejercicio 17
La siguiente matriz contiene los datos de
distribución de 25 especies y grupos de espe-
cies de crustáceos dulceacuícolas, pertene-
cientes a las familias Parastacidae, Aeglidae y
Trichodactylidae (según Morrone y Lopretto,
1994), los cuales se hallan distribuidos en ocho
áreas de América del Sur austral (Fig. 130):

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25

A 1 1 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

B 1 1 0 0 0 0 1 1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

C 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

D 0 0 0 0 0 0 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

E 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1 0 1 1 0 0 0 0 1 0 0

F 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 0 0 0 1 0 1 0 1 1 1

G 0 0 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1

H 0 0 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 1 0 1 1 0 0 0 1 1 1 0 0 0

74
Capítulo 4: Patrones de homología espacial

Fig. 130. Áreas de endemismo de crustáceos decápodos dulceacuícolas de América del Sur austral,
donde se distribuyen 25 especies de las familias Parastacidae, Aeglidae y Trichodactylidae (según
Morrone y Lopretto, 1994).

75
Capítulo 5: Patrones de endemicidad

CAPÍTULO 5
PATRONES DE ENDEMICIDAD

L os conceptos de endemismo y de área o mismo es el objeto de estudio principal de la


región biogeográfica han sido interpretados biogeografía histórica.
y definidos de forma confusa, pudiendo con-
ducir a tautologías: ¿Qué es una especie en-
démica?: aquella que es típica de una región. ÁREAS DE ENDEMISMO
¿Qué es una región?: un área definida por en-
demismos. Podemos proponer una definición Un área de endemismo puede definirse me-
de ambos conceptos con base en el concepto diante la superposición de las áreas de dis-
de homología, de manera análoga con la siste- tribución de dos o más especies diferentes
mática. Para la sistemática, un par de estructu- (Müller, 1973; Platnick, 1991; Morrone,
ras de organismos diferentes, resultan ser 1994a). Dicha superposición nunca es to-
homólogas si guardan la misma posición en re- tal, por lo que la identificación de las áreas
lación con el todo del que forman parte (homo- de endemismo es de algún modo un proce-
logía topológica). De acuerdo con esta idea, dos so intersubjetivo.
estructuras son homólogas cuando comparten Müller (1973) sugirió un protocolo para
una historia común (homología evolutiva). De identificar áreas de endemismo, de acuerdo
forma semejante, varias especies pueden mos- con el cual:
trar correspondencia en sus distribuciones, lo 1. Las distribuciones de las especies de-
cual implica que hay homología biogeográfica ben ser relativamente menores en compara-
desde un punto de vista puramente topológi- ción con el área en estudio.
co. Dos o más especies de distribución conti- 2. Sus límites distribucionales deben ser
nua, que muestran gran coincidencia en la ubi- apropiadamente conocidos.
cación, tamaño y forma de sus áreas de distri- 3. La validez de las especies no debe estar
bución, son homopátridas y configuran una área en disputa.
de endemismo; bajo la idea de la evolución en Luego de cumplidas estas condiciones, las
espacio, tiempo y forma, varias especies con áreas de endemismo simplemente se hallan
distintas capacidades dispersoras que confor- superponiendo las áreas de distribución ana-
man una área de endemismo, comparten una lizadas y determinando su congruencia.
historia común. Las áreas de endemismo de especies y
El reconocimiento de tales áreas y el aná- taxones superiores no solo constituyen las
lisis de las causas que han generado el ende- unidades básicas de los estudios biogeográ-

77
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

ficos históricos, sino que a la vez conducen a 1. Superponga dichas distribuciones con
la regionalización a distintas escalas, al dis- el objeto de identificar las respectivas áreas
tinguir reinos, regiones, dominios, provincias de endemismo.
y distritos (ver, por ejemplo, Cabrera y 2. Represente las áreas de endemismo ob-
Willink, 1973). tenidas en el mapa de la figura 146.
Dado que la identificación de las áreas de
endemismos puede variar de acuerdo con cri- Ejercicio 19
terios subjetivos, sería deseable aplicar algún Kuschel (1969) dividió América del Sur en
método cuantitativo para identificarlas de ma- dos subregiones zoogeográficas: la Patagó-
nera objetiva. Morrone (1994a) propuso un nica y la Brasileña. En las figuras 147-163 se
método para identificar áreas de endemismo, hallan representadas las áreas de distribu-
con base en el análisis de parsimonia de ción de 17 especies de aves sudamericanas
endemismos (Rosen, 1988b). Este método (según Olrog, 1984), las cuales correspon-
emplea conjuntos de celdas para elegir las es- den a la subregión Patagónica de Kuschel.
pecies que van a ser superpuestas al determi- Determine los límites de dicha subregión en
nar áreas de endemismo; comprende los si- el mapa de la figura 164.
guientes pasos (Figs. 131-134):
1. Dibujar una cuadrícula en el mapa de la Ejercicio 20
región a analizar (Fig. 131). Con base en los datos del apéndice 1 sobre
2. Construir una matriz de datos r x c, donde r presencia/ausencia de 63 especies del géne-
(renglones) representen las celdas, que conten- ro Bursera que están presentes en México,
gan al menos una localidad de una especie y c en 87 cuadros de un grado de latitud por un
(columnas) las especies (Fig. 132). La entrada es grado de longitud (Fig. 165), aplique el análi-
‘1’ si la especie está presente y ‘0’ si está ausente. sis de simplicidad de endemismos, emplean-
Un área hipotética codificada con ceros se em- do el procedimiento de Morrone (1994a), y
plea para determinar la raíz del cladograma. los programas Hennig86 (Farris, 1988) o
3. Aplicar un programa de parsimonia a la PAUP 4.0 (Swofford, 2000).
matriz de datos.
4. Delimitar los grupos de celdas definidos Ejercicio 21
por al menos dos especies cada uno (Fig. 133). En los mapas cuadriculados de América aus-
5. Superponer las distribuciones de las tral (Figs. 166-180) se representan las áreas
especies asignadas a cada grupo en el clado- de distribución de 41 especies hipotéticas.
grama sobre el mapa, con el fin de delinear 1. Delimite sus áreas de endemismo, em-
los límites de cada una de las áreas de ende- pleando el procedimiento de Morrone
mismos (Fig. 134). (1994a), y los programas Hennig86 (Farris,
1988) o PAUP 4.0 (Swofford, 2000). Consi-
dere primero grupos de celdas, y luego —de
EJERCICIOS ser necesario— disminuya su tamaño (reco-
mendamos dos aproximaciones).
Ejercicio 18 2. Represente las áreas delimitadas en el
En las figuras 135-145 se presentan las áreas de mapa de la figura 181.
distribución de 34 especies y subespecies de 3. Compare el efecto que tiene el empleo
mamíferos amazónicos (según Emmons, 1990). de las distintas escalas.

78
Capítulo 5: Patrones de endemicidad

Figs. 131-134. Análisis de parsimonia de endemismos. 131, mapa con cuadrículas; 132, matriz de
cuadrículas x especies; 133, cladograma de consenso obtenido a partir de la matriz; 134, superposi-
ción de las distribuciones de las especies de cada clado.

79
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Figs. 135-140. Mapas de distribución de 34 especies y subespecies de mamíferos amazónicos (según Em-
mons, 1990).

80
Capítulo 5: Patrones de endemicidad

Figs. 141-146. 141-145, mapas de distribución de 34 especies y subespecies de mamíferos amazónicos


(según Emmons, 1990); 146, mapa en blanco para representar los resultados.

81
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Figs. 147-155. Áreas de distribución de 17 especies de aves sudamericanas (según Olrog, 1984).

82
Capítulo 5: Patrones de endemicidad

Figs. 156-164. 156-163, áreas de distribución de 17 especies de aves sudamericanas (según Olrog,
1984); 164, mapa en blanco para representar los resultados.

83
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Fig. 165. Mapa de México con cuadrícula de un grado de latitud por un grado de longitud, para represen-
tar los resultados del ejercicio 20.

84
Capítulo 5: Patrones de endemicidad

Figs. 166-169. Mapas de distribución de especies hipotéticas en América del Sur austral.

85
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Figs. 170-173. Mapas de distribución de especies hipotéticas en América del Sur austral.

86
Capítulo 5: Patrones de endemicidad

Figs. 174-177. Mapas de distribución de especies hipotéticas en América del Sur austral.

87
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Figs. 178-181. 178-180, mapas de distribución de 41 especies hipotéticas en América del Sur aus-
tral; 181, mapa en blanco para representar los resultados.

88
Capítulo 5: Patrones de endemicidad

Ejercicio 22
A partir del mapa de la península de Yucatán
(Fig. 182) y de la siguiente matriz básica de
datos de cuadrículas por especies, aplique
el análisis de simplicidad de endemismos,
empleando el procedimiento de Morrone
(1994a), y los programas Hennig86 (Farris,
1988) o PAUP 4.0 (Swofford, 2000), con el
fin de delimitar provincias biogeográficas en
la misma.

Cuadrículas Especies Fig. 182. Mapa de la península de Yucatán (Méxi-


co) con cuadrículas de medio grado de longitud por
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 medio grado de latitud, para representar los resul-
1 1 0 0 1 0 0 1 0 0 1 tados del ejercicio 22.
2 1 0 0 0 0 0 1 0 0 0
3 1 0 0 0 0 0 1 0 0 1
4 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
5 0 1 0 0 0 1 1 0 1 0
6 0 1 0 0 0 1 0 0 1 0
7 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0
8 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
9 0 1 0 0 0 1 0 0 1 0
10 0 0 0 0 0 1 0 0 1 0
1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
12 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
13 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
14 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
15 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
16 0 0 1 1 1 0 0 1 1 0
1 7 0 0 1 0 1 0 0 1 0 0
18 0 0 0 0 1 0 0 1 0 0

89
Capítulo 6: Patrones de relación entre áreas de endemismo

CAPÍTULO 6
PATRONES DE RELACIÓN ENTRE
ÁREAS DE ENDEMISMO

L a biota de una región biogeográfica o de una Los elementos florísticos básicamente indican
localidad está definida por las especies de su procedencia común.
flora o fauna. Esto no se refiere a la mera lista Las vías de acceso de las especies invaso-
de especies, ya que la biogeografía tradicional ras, reconocidas por la biogeografía tradicio-
busca las afinidades de estas especies con base nal, pueden ser de tres tipos: corredores, puen-
en el reconocimiento del origen de sus elemen- tes filtro y rutas al azar. Esta corriente, a dife-
tos. Para tal enfoque, la mayoría de las espe- rencia de las escuelas contemporáneas, hace
cies de un grupo puede asignarse a un centro una división taxonómica de los campos de es-
de origen único, lo cual a su vez indica que las tudio de la biogeografía en fitogeografía y
especies autóctonas de un área son la excep- zoogeografía. Las potencialidades ecológicas
ción a la regla. Así, en la flora de una localidad de dispersión y colonización son las que pre-
o región de México se pueden reconocer ele- dicen las distintas posibilidades de penetra-
mentos de estratos o cenocrones de origen ción o diseminación de las especies, donde
paleártico, neártico o neotropical, entre otros, cada una de ellas tiene una historia única.
en tanto que los elementos endémicos, que se En el análisis del origen de las áreas de
interpretan como de origen autóctono, son los endemismo se han formulado diferentes pre-
menos frecuentes. Un estrato o cenocrón es guntas y problemas, que van desde la más ele-
un conjunto de especies, géneros o familias mental, acerca de si las áreas de endemismo
que invadieron simultáneamente a un área, existen en la realidad, hasta la discusión de
desde el mismo lugar, durante una edad simi- cuáles factores tienen mayor o menor peso
lar y por la misma vía de acceso (Halftter, para conformar dichas áreas. Aun cuando la
1976; Reig, 1962; Simpson, 1965). El concep- discusión se ha llevado a cabo en diferentes
to de elemento, usado en los estudios florís- niveles de análisis, dos son las hipótesis prin-
ticos, es equivalente al de estrato o cenocrón, cipales que se han propuesto: la dispersalista
utilizado en los estudios faunísticos, aunque y la vicariante.
su aplicación es más laxa, es decir, no es nece- En términos generales la hipótesis disper-
sariamente cierto que, por ejemplo, todas las salista supone que cada especie tiene una his-
especies del elemento boreal en México ha- toria particular de dispersión, a través de una
yan invadido su área actual simultáneamente. geografía estable. Cuando algunos miembros

91
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

de una especie logran atravesar una barrera, tarea de este enfoque de la biogeografía histó-
es posible que lleguen a prosperar como una rica se encauzaría hacia la reconstrucción de
población independiente, que con el paso del la historia de los eventos de vicarianza que
tiempo podrán convertirse en una especie di- dieron lugar a la configuración de las áreas de
ferente. Bajo esta explicación, el reconoci- endemismo. Para los enfoques filogenéticos,
miento previo de las regiones no es necesario, la correspondencia de las distribuciones —el
y la tarea de la biogeografía histórica se cen- endemismo— implica homología en dos senti-
traría en la reconstrucción de las historias de dos: topológico y evolutivo. Es decir que dos
dispersión de cada uno de los taxones que se especies de una misma área de endemismo
han reconocido hasta el momento. Para mu- guardan la misma posición con respecto al
chos dispersalistas, los centros de origen de la todo y por ello son topológicamente homó-
mayoría de los grupos coincidían con unos logas. Pero también son homólogos evoluti-
pocos lugares, en tanto que para otros tal co- vos en tanto que añaden la interpretación de
incidencia no era tan obvia y desarrollaron que esa correspondencia en sus distribucio-
varios criterios para localizarlos. De acuerdo nes implica una historia compartida. Dentro
con el dispersalismo, la conformación de las de esta corriente se ubican la biogeografía
regiones biogeográficas, si es que existen, se cladística y la panbiogeografía. La biogeografía
debe a que las barreras distribucionales ope- cladística parte del reconocimiento de las
ran de igual forma para la mayoría de los gru- áreas de endemismo como patrón de estu-
pos, confinándolos a la misma área. Sin em- dio y la panbiogeografía parte de la cons-
bargo, para otros biogeógrafos el concepto de trucción de trazos individuales. En otras pa-
barrera es relativo al taxón, su edad, el lapso labras, la biogeografía cladística se basa en la
requerido para cruzarla y la edad de las barre- correspondencia en las distribuciones, a par-
ras mismas, entre otros aspectos. tir del sobrelapamiento de las áreas donde se
La hipótesis de la vicarianza supone que las han registrado a las especies, mientras que la
áreas de endemismo se forman a partir de áreas panbiogeografía se basa en el solapamiento de
de distribución ancestral, que al aparecer una sus disyunciones.
barrera, como un evento tectónico o paleocli-
mático, separa subpoblaciones de una biota,
cuyos constituyentes tienen distintas capaci- BIOGEOGRAFÍA CLADÍSTICA
dades dispersoras y colonizadoras. Cada sub-
población diverge posteriormente durante el La biogeografía cladística, también conocida
aislamiento —alopatría— a través del tiempo, como biogeografía de la vicarianza, es un en-
hasta formar especies nuevas. Por lo tanto, las foque general de la biogeografía histórica, que
historias de distribución de muchas especies combina algunos aspectos teóricos de la
debe ser congruente y debe existir una corre- panbiogeografía de Croizat y la cladística.
lación estrecha entre la historia de la Tierra y Wiley (1988b) resumió los dos principios que
la historia de la biota. Si esta visión es correc- dan fundamento a la biogeografía cladística:
ta, una predicción que se deriva inmediata- el primero representa su base ontológica: la
mente de ella es que las relaciones congruencia observada entre los patrones
genealógicas que se puedan establecer entre filogenéticos y biogeográficos de los miem-
las especies también deben revelar relaciones bros de dos o más grupos monofiléticos es una
genealógicas entre las áreas y viceversa. La evidencia para hipotetizar que ellos compar-

92
Capítulo 6: Patrones de relación entre áreas de endemismo

ten una historia común. Los biogeógrafos o no, es un tema de estudio particular que re-
cladistas rechazan las explicaciones a priori, quiere la tarea de una investigación empírica.
de que los patrones comunes se deban a dis- La biogeografía cladística no tiene que supo-
persión individual y no correlacionada. Este ner que la dispersión es rara o que la especia-
rechazo es equivalente al que hace la sistemá- ción alopátrida es la que predomina.
tica cladística acerca de que la convergencia Cuando abordamos el estudio de una cien-
de caracteres sea la explicación primaria de cia en un texto, es común que se mencionen
los patrones genealógicos de especies relacio- superficialmente sus ‘relaciones con otras dis-
nadas. El segundo principio, de naturaleza ciplinas’. En biogeografía, con independencia
epistemológica, es la suposición básica de la del enfoque del investigador, se hace mención
que parte cualquier método particular pro- de sus relaciones fundamentalmente con la sis-
puesto por los biogeógrafos cladistas: la ma- temática y la evolución. En el caso particular
yoría de tales correlaciones (congruencia en- de la biogeografía cladística, los nexos con la
tre patrones filogenéticos y biogeográficos) sistemática cladística son aún más estrechos.
implica que la mayor probabilidad (especifi- Ambas tienen por objetivo la reconstrucción
cada o no) de esa congruencia de patrones se de las interrelaciones históricas (genealó-
debe a su historia común (Wiley, 1988b). gicas), ya sea entre especies o taxones supraes-
Como consecuencia de lo anterior, Wiley pecíficos, en el caso de la sistemática cladística,
señaló que la biogeografía cladística sugiere como entre biotas o áreas de endemismo, en
que los patrones de covariación (filogenéticos el caso de la biogeografía cladística. La estruc-
y biogeográficos) son más frecuentes en gru- tura básica que sigue la sistemática cladística
pos que comparten una historia común, que para descubrir estas relaciones (Sober, 1988b)
en aquellos que han extendido sus áreas de es la siguiente: Hay objetos que poseen pro-
distribución a través de episodios indepen- piedades. Los objetos son taxones y sus pro-
dientes de dispersión. La expansión de áreas piedades son caracteres de morfología, fisio-
de distribución, de acuerdo con la vicarianza, logía, genética, bioquímica, etc... La meta es
es el modo de dispersión más común, en au- confirmar hipótesis acerca de las relaciones
sencia de barreras distribucionales, lo que de descendencia que se obtienen de esos obje-
permite configurar áreas ancestrales correla- tos. Las hipótesis son evaluadas por medio de
cionadas, y además es el tipo de dispersión la visualización de las implicaciones que tie-
que se requiere para producir patrones corre- nen acerca de cómo las propiedades que po-
lacionados derivados. Únicamente es en este seen los objetos fueron transmitidos a ellos.
contexto que el concepto de relación o corre- En la sistemática cladística se supone que
lación (relaciones de área o correlación de los taxones terminales de un cladograma ob-
patrones) adquiere significado como una pro- tuvieron sus estados de carácter derivados a
piedad emergente (Wiley, 1988b). partir de sus ancestros inmediatos (noveda-
Así pues, en contra de algunas interpreta- des evolutivas). La idea de la transmisión ver-
ciones simplistas, Wiley (1988b) estableció tical de caracteres no se pone a prueba aquí,
que la biogeografía cladística no está basada sino que simplemente se toma así. Para supo-
en los principios que (1) la dispersión es rara, ner esto, debemos decir algo acerca del pro-
y (2) que la frecuencia relativa de la espe- ceso por medio del cual los taxones termina-
ciación alopátrida es mayor que la de otros les heredaron los caracteres que poseen. El
modos posibles de especiación. Si esto es real método de evaluación de hipótesis de relacio-

93
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

nes filogenéticas es el cladograma, es decir, lidades geográficas (frecuentemente áreas


cada cladograma es una abstracción de una geológicas), equivalentes a islas virtuales. Las
hipótesis particular de relaciones. El interior propiedades de estos objetos son los taxones
de un diagrama de ramificación describe even- que se encuentran en ellos. Las hipótesis con-
tos de ramificación que ocurrieron antes de sideradas describen cómo los objetos geográ-
que los taxones terminales llegaran a existir ficos llegaron a tener relaciones de descenden-
(Sober, 1988b). cia común entre ellos. Supongamos que cua-
¿Cuál es el paralelismo entre la estructura tro áreas en diferentes continentes (América
abstracta de la sistemática cladística y la me- del Norte, África, América del Sur, y Austra-
todología usada en la biogeografía cladística? lia) contienen a las especies 1-4, respectiva-
Para contestar esta pregunta, Sober (1988b) mente (Fig. 183), y que el análisis cladístico
propuso describir primero los objetos, las pro- nos dice que las relaciones de las especies son
piedades y las hipótesis que compiten en la (1,(2,(3,4))) (Fig. 184). De acuerdo con la me-
biogeografía cladística. Los objetos son loca- todología vicariante, este patrón de distribu-

Figs. 183-185. Construcción de un cladograma taxonómico de áreas. 183, mapa con las distribucio-
nes de los taxones analizados; 184, cladograma taxonómico; 185, cladograma taxonómico de áreas.

94
Capítulo 6: Patrones de relación entre áreas de endemismo

ción es evidencia de que América del Sur y tual desarrollado por la sistemática filoge-
Australia están más relacionadas entre sí que nética y la biogeografía cladística, hay una di-
cualquiera de ellas con América del Norte o ferencia de notable mérito. En el caso de la
África. La presencia de especies hermanas en sistemática cladística, se supone que las pro-
estas áreas es supuestamente un concepto piedades de los objetos son transmitidas ver-
equivalente a la presencia de un carácter ticalmente. Esto es, uno supone que si una es-
apomórfico (derivado) en dos especies y que pecie obtuvo su estado de carácter a partir de
no se encuentra en una tercera, de tal forma otra especie, entonces la primera es descen-
que el agrupamiento para las áreas del ejem- diente de la segunda. En el caso de la
plo (Fig. 185) es: (América del Norte, (África, biogeografía uno no supone que necesaria-
(América del Sur, Australia))). mente las propiedades de los objetos se trans-
¿Qué significa decir que dos islas están más miten verticalmente. La suposición básica
estrechamente relacionadas entre sí que con consiste en que las islas contienen especies
una tercera? Si esta idea biogeográfica es para- debido a que las islas ‘descendientes’ hereda-
lela a la idea desarrollada en inferencia filoge- ron formas de vida de sus islas ‘antecesoras’.
nética, la respuesta debe ser la que sigue. En el La transmisión vertical significa vicarianza,
pasado, las biotas de las islas estuvieron espa- esto es, que las especies descansan pasivamen-
cialmente continuas. Este objeto geológico in- te sobre las islas que son sus vehículos, y son
tegral se partió después en dos, y finalmente, éstas las que se dividen y por lo tanto heredan
una vez que una de aquellas partes se dividió también al espacio. Una alternativa a la idea
nuevamente en dos, nos encontramos ante las de la vicarianza es la dispersión, que implica
actuales localidades no continuas. una transmisión horizontal de propiedades,
De acuerdo con Sober (1988b), la suposi- donde los elementos de una biota no tienen un
ción geológica acerca de los procesos de par- área o vehículo fijo u obligado. Bajo transmi-
tición que ocurrieron con las áreas del ejem- sión horizontal, un objeto puede obtener una
plo, constituye una forma de hipótesis preci- propiedad desde otro objeto que no es su an-
samente paralela a las que uno infiere en siste- tecesor. Esto es precisamente lo que sucede-
mática cladística. Hay un sentido completa- ría si la isla Y contuviera al grupo monofilético
mente literal en tanto que los objetos están (AB), debido a que miembros de este grupo se
relacionados por descendencia unos con dispersaron hacia ella desde la isla X. El resul-
otros. La meta de la inferencia es reconstruir tado de los procesos de dispersión, extinción
cómo están relacionados genealógica o históri- y falta de respuesta en divergencia morfológica
camente los objetos. El requerimiento de bifur- a un evento de vicarianza pueden ser ‘caracte-
cación se acepta aquí justo como una simplifi- res’ equivalentes a las homoplasias conside-
cación. Las islas pudieron haber llegado a exis- radas en la sistemática filogenética, caracte-
tir sin necesidad de descender de otras islas, res que se desechan en la prueba de hipótesis
como las islas de origen volcánico. Tales islas de monofilia.
reciben sus biotas por dispersión; entonces, Así, la analogía entre la sistemática filo-
la hipótesis de que las biotas de las islas llega- genética y la biogeografía cladística se reduce
ron a constituirse de este modo puede pro- a que suponen que la transmisión vertical es
barse contra hipótesis que postulen una genea- la explicación primaria cuando se infieren re-
logía de ellas. Debido a esto, Sober (1988b) laciones de parentesco. Mientras que en siste-
consideró que a pesar del paralelismo concep- mática se discute acerca del número de veces

95
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

que un carácter cambia de estado, la compa- y también podemos hacer distinciones en


ración de hipótesis biogeográficas no cuanto al enfoque algorítmico particular. To-
involucra contar cuántas veces requiere cada dos los métodos fueron criticados y discuti-
una de ellas la intervención de un evento sim- dos, lo que condujo al surgimiento de nuevas
ple; más bien, las hipótesis en competencia propuestas para el análisis cuando se aplican
discuten acerca del tipo de procesos que in- a los cladogramas de áreas algunos principios
tervienen (Sober, 1988b). Pero estas com- y técnicas que enriquecen el análisis cladístico
paraciones de Sober no deben malinter- (Wiley, 1987, 1988a; Zandee y Roos, 1987;
pretarse. El que la biogeografía tenga nece- Sober, 1988b; Page, 1988, 1989, 1990a, b;
sidad de distinguir el tipo de evento que ope- Nelson y Ladiges, 1991a, b, 1996a, b).
ra, dispersión o vicarianza, no significa que Para construir un cladograma de áreas ne-
ésta sea su meta fundamental. Esto repre- cesitamos convertir el cladograma de un
senta apenas la parte frágil o blanda de la taxón en un cladograma taxonómico de
biogeografía, de acuerdo con Wiley (1988b). áreas. Si la correspondencia entre filogenia
El eje central de las hipótesis de la biogeo- y biogeografía fuese biunívoca, es decir, si
grafía cladística lo constituye la búsqueda cada taxón fuera endémico a una (y solo una)
de las relaciones históricas de biotas endé- de las diferentes áreas, y cada área alberga-
micas. Necesita distinguir los tipos de pro- ra un solo taxón de un grupo monofilético,
cesos que intervienen en cada taxón para entonces el asunto se vuelve trivial (Figs.
posteriormente centrarse en aquellos que 183-185). Simplemente reemplazamos cada
reflejan vicarianza, porque solo a partir de taxón por el área que ocupa y directamente
ellos se pueden inferir relaciones. resulta el cladograma de áreas. Desafortu-
En la biogeografía cladística, Nelson y nadamente la tarea se complica por omisión
Platnick (1981) resumieron su programa de de áreas (debido a extinciones y métodos de
búsqueda en reflexiones análogas al análisis recolecta deficientes), taxones ampliamen-
cladístico aplicado al aspecto de relaciones de te distribuidos (debido a estasis evolutiva,
áreas de endemismo. Reconocieron el poder dispersión, errores de reconocimiento en-
de predicción y explicación de los patrones tre especies diferenciadas) o por distribu-
de distribución de los taxones con base en su ción redundante (Nelson, 1984). La omisión
jerarquía genealógica, denominaron análisis de áreas viola la condición de corresponden-
de componentes a su síntesis metodológica y cia indicada en la figura 186, porque no to-
consideraron preliminares a los trabajos pre- das las áreas del conjunto S, están en el
vios que apuntaron en esta línea de pensamien- cladograma. La condición 2 (biunicidad)
to (Rosen, 1975, 1978; Nelson, 1979; Platnick, puede violarse por la ocurrencia de taxones
1979), pues las técnicas postuladas eran insu- ampliamente distribuidos, porque no todas
ficientes para analizar la interrelación históri- las terminales del cladograma están etique-
ca de las áreas de endemismo. tadas por una simple área (Fig. 187). La dis-
Los métodos de la biogeografía cladística tribución redundante puede conducir a com-
se desarrollaron para atender diferentes ne- ponentes incompatibles, que violan la condi-
cesidades de su programa de investigación. ción 3 de compatibilidad (Fig. 188), solo son
Podemos hacer una distinción de los métodos compatibles los componentes A y B si mues-
en cuanto a su aplicación particular, es decir, tran inclusión, replicación, o si su intersec-
respecto al objetivo particular que persiguen ción se encuentra en el conjunto vacío.

96
Capítulo 6: Patrones de relación entre áreas de endemismo

El método de reducción de
cladogramas de áreas de Rosen

El primer método analítico de la biogeografía


cladística fue el protocolo de reducción de
cladogramas de áreas. Rosen (1978) usó este
método en dos grupos de peces y concluyó
que ambos comparten varios eventos vica-
riantes. Él sugirió el siguiente procedimiento
(Figs. 189-195):
1. Buscar las posibles áreas de endemismo
(Figs. 189-190).
2. Efectuar un análisis filogenético de cada
grupo que tenga representantes en las áreas
descubiertas (Figs. 191-192).
3. Substituir el nombre del taxón para cada
grupo por el nombre o código del área que
habita; esto produce un cladograma taxonó-
mico de áreas (Figs. 193-194).
4. Comparar los cladogramas taxonómicos
de áreas y eliminar la información incongruen-
te contenida en estos cladogramas taxo-
nómicos de áreas, para arribar a una imagen
mínima de los patrones de vicarianza común
compartidos por todos los grupos (Fig. 195).
¿Sobre qué base teórica se eliminan las ano-
malías o incongruencias? Rosen sostuvo que
si lo que tratamos de descubrir son los patro-
nes de vicarianza, y si ésta implica historia
conjunta entre biota y espacio geológico, en-
tonces podemos suponer que, en condiciones
de congruencia total entre Tierra y biota, una
relación de eventos de vicarianza geológica
(X) vs eventos de vicarianza biótica (Y), mos-
traría un patrón geométrico de pendiente po-
sitiva. Esta recta representa el patrón de
vicarianza conjunta, por lo tanto, cualquier
punto que se aleje de ella significa la participa-
ción de un evento estocástico. Un evento de
vicarianza geológica sin una respuesta de
Figs. 186-188. Problemas de los cladogramas ta- vicarianza biológica (estasis evolutiva) o dis-
xonómicos de áreas. 186, áreas faltantes; 187,
taxones ampliamente distribuidos; 188, distribu-
persión del taxón a partir de otra área, resul-
ciones redundantes. taría en un error negativo por la distribución

97
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Figs. 189-195. 189, Mapa con parte del área de distribución de las especies del género Heterandria;
190, mapa con parte del área de distribución de las especies del género Xiphophorus; 191, cladograma
del género Heterandria; 192, cladograma del género Xiphophorus; 193, cladograma de áreas del
género Heterandria; 194, cladograma de áreas del género Xiphophorus; 195, cladograma general de
áreas resultante siguiendo el procedimiento de reducción de cladogramas de áreas de Rosen (1978).

98
Capítulo 6: Patrones de relación entre áreas de endemismo

amplia de un taxón. La extinción o muestreo modos de especiación, tales como dispersión,


insuficiente en un área del cladograma (omi- partición de grandes áreas o aislamiento peri-
sión de áreas), resultaría en un error positivo. férico. En la figura 196 se muestra la lógica de
De esta manera, Rosen propuso un método su procedimiento, tomando como ejemplo el
para encontrar patrones absolutamente con- conjunto de taxones y áreas hipotéticos del
gruentes, pero no quiere decir que con ello ejemplo de las figuras 189-192. Se parte de una
soluciona la búsqueda de todos los patrones área ancestral única 196a y a partir de ella se
de vicarianza; solo encuentra aquellos que son pueden suponer dos rutas para resolver la dis-
irrefutables. Por ello Rosen (1978) destacó que tribución amplia del taxón A, en las áreas 1 y 2
su método era incompleto, ya que no da una de la figura 196, la ruta a-b-c-d-e implica que
explicación de las inconsistencias mostradas la presencia de A en 2 se debe a aislamiento
por los dos grupos de animales que estudió. periférico en tanto que la ruta a-b’-c-d-e supo-
ne que la presencia de A en 2 se debe a disper-
sión desde 1. No obstante, como señaló Wiley
El método de mapas (1988a), ...no es posible rescatar el método
primarios o ancestrales porque padece del problema general de so-
brestimar el número de eventos únicos que
Wiley (1981) sugirió un método adicional, que han ocurrido durante la historia de el conjun-
Humphries y Parenti (1999) denominaron re- to de áreas. Wiley también concluyó que el
construcción de mapas de especies ancestra- método de Rosen no puede ser un método ge-
les. Su propósito es examinar si los elementos neral en biogeografía cladística, ya que ‘resuel-
inconsistentes se debían a diferentes causas y ve’ los problemas de desajuste de los taxones

Fig. 196. Dos rutas propuestas por el método de Wiley (1981) para explicar la distribución amplia del
taxón A en las áreas 1 y 2 de un caso hipotético.

99
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

de amplia distribución y de áreas omitidas, das por encima del mismo. Aunque es popu-
simplemente ignorándolos. lar el concepto de componente en el contexto
biogeográfico, como área de distribución de
una especie antecesora, cabe aclarar que, en
Análisis de los componentes la idea original de Nelson y Platnick (1981), el
sentido de este término es mucho más amplio,
Una pregunta que deberíamos hacernos al y también es utilizado por ellos como una hi-
aplicar las técnicas de análisis de la biogeo- pótesis de relación entre taxones, es decir,
grafía cladística, es si el reconocimiento de como una sinapomorfía.
especies y taxones endémicos es correcto, esto Nelson y Platnick (1981) abordaron la so-
es, admitir la posibilidad de problemas debi- lución de los cladogramas taxonómicos de
dos al desconocimiento por insuficiencia en la área conflictivos bajo dos supuestos metodo-
recolección, extinción local en las áreas de lógicos que denominaron supuestos 1 y 2, los
muestreo, determinación errónea de los cuales se han convertido en técnicas analíti-
taxones o, incluso, de jerarquía genealógica cas para generar cladogramas resueltos de
(Espinosa y Llorente, 1991). Nelson y Platnick áreas, que representan soluciones a los pro-
(1981) los llamaron casos de error de blemas de taxones faltantes, taxones de distri-
muestreo, que pueden conducir directamen- bución amplia y taxones de distribución redun-
te hacia un conjunto de predicciones secun- dante, bajo el criterio de parsimonia. Un tercer
darias, las que deben resultar en el descubri- supuesto, planteado por Zandee y Roos (1987),
miento de especies desconocidas previamen- al que denominaron supuesto 0, resultaría ser
te, especies no registradas antes en ciertas el más elemental, ya que considera a las distri-
áreas o interrelaciones no sospechadas. buciones amplias como sinapomorfías.
Las áreas ancestrales hipotéticas (o com-
ponentes) a menudo son distintas en cada hi- Taxones ampliamente distribuidos.
pótesis, lo que lleva a plantearse la pregunta Cuando alguno de los taxones terminales de
de ¿cómo resolver estas ambigüedades si exis- un cladograma taxonómico de áreas se en-
te un conjunto no aleatorio de relaciones his- cuentra en dos o más de las áreas en estudio,
tóricas de las áreas de endemismo? Una res- hablamos de taxones ampliamente distribui-
puesta es probar con distintos taxones endé- dos (Nelson y Platnick, 1981). En el taxón de la
micos a las áreas por analizar, pero cualquier figura 197, tenemos que la especie 1 se halla
análisis de los taxones puede comprender en América del Norte y en África, por lo que
subgrupos de amplia distribución o áreas ol- cuando las áreas son reemplazadas por las es-
vidadas, con lo cual se dificulta el análisis. pecies en el cladograma (Fig. 198), ambas apa-
El análisis de componentes, inicialmente recen reunidas en el cladograma taxonómico
propuesto por Nelson y Platnick (1981), parte de áreas (Fig. 199).
de cladogramas taxonómicos de áreas cons- Bajo el supuesto 0 (Zandee y Roos, 1987),
truidos para cada taxón monofilético. Un com- las áreas habitadas por un taxón ampliamente
ponente equivale a un internodo de cada uno distribuido se consideran como un grupo
de los cladogramas y se denota con un núme- monofilético en el cladograma resuelto de
ro (o cualquier otro código, por ejemplo A + áreas, es decir que dicho taxón se trata como
B). Su ubicación representa una hipótesis de una sinapomorfía de las áreas. Bajo el supues-
relación válida para todas las áreas por ubica- to 1, “lo que es verdadero para una de las ocu-

100
Capítulo 6: Patrones de relación entre áreas de endemismo

Figs. 197-199. Construcción de un cladograma taxonómico de áreas para taxones ampliamente


distribuidos. 197, mapa con las distribuciones de los taxones analizados; 198, cladograma
taxonómico; 199, cladograma taxonómico de áreas.

rrencias también es verdadero para la otra” evidencia, mientras que la otra puede ‘flotar’
(Nelson y Platnick, 1981), por lo que el taxón en los cladogramas resueltos de áreas, consti-
ampliamente distribuido no se considera tuyendo así las áreas un grupo mono, para o
como una sinapomorfía al construir los clado- polifilético. Para el tratamiento de los taxones
gramas resueltos de áreas, sino que se trata ampliamente distribuidos, los tres supuestos
como una simplesiomorfía. De este modo, las manifiestan una relación de inclusión, ya que
áreas habitadas por el taxón ampliamente dis- el supuesto 0 está incluido en el 1 y el 1 a su vez
tribuido pueden constituir un grupo mono o está incluido en el 2 (Fig. 200).
parafilético al construir los cladogramas re- La mayoría de los autores (Nelson y
sueltos de áreas aplicando el supuesto 1. Bajo Platnick, 1981; Humphries et al., 1988; Mo-
el supuesto 2, “lo que es verdadero para una rrone y Carpenter, 1994) prefieren el supuesto
de las ocurrencias podría no serlo para la 2, debido a que consideran a los taxones am-
otra” (Nelson y Platnick, 1981), es decir que pliamente distribuidos como una fuente de
solo una de las ocurrencias se considera como ambigüedad, por las siguientes razones: (1)

101
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Fig. 200. Aplicación de los supuestos 0, 1 y 2 para producir cladogramas de áreas resueltos a un
taxón ampliamente distribuido.

un análisis futuro puede mostrar que un taxón mente distribuidos, por lo que prefieren el
ampliamente distribuido en realidad repre- supuesto 0 para tratarlos.
senta dos o más taxones, no necesariamente
relacionados y endémicos de diferentes áreas; Distribuciones redundantes. También
(2) un taxón puede poseer una distribución denominadas áreas de simpatría (Enghoff,
amplia debido a dispersión desde su área ori- 1996), aparecen cuando una misma área apa-
ginal hacia un área secundaria; y (3) un taxón rece más de una vez en un cladograma
puede poseer distribución amplia porque no taxonómico de áreas, debido a que en la mis-
respondió con especiación a un evento ma se encuentran dos o más especies termi-
vicariante. Otros autores (Zandee y Roos, nales del cladograma taxonómico. En el
1987; Wiley, 1988a; Enghoff, 1996) aceptan taxón de la figura 201, las especies 1 y 5 se
el valor informativo de los taxones amplia- encuentran en América del Norte, por lo que

102
Capítulo 6: Patrones de relación entre áreas de endemismo

Figs. 201-203. Construcción de un cladograma taxonómico de áreas para taxones con distribuciones
redundantes. 201, mapa con las distribuciones de los taxones analizados; 202, cladograma
taxonómico; 203, cladograma taxonómico de áreas.

cuando las áreas son reemplazadas por las 0, aunque Kluge (1988) propuso un esquema
especies en el cladograma (Fig. 202), esta de pesado en que se les da menor peso a los
área aparece dos veces en el cladograma componentes que involucran distribuciones
taxonómico de áreas (Fig. 203). Si las espe- redundantes. Bajo el supuesto 1, se interpreta
cies constituyen un grupo monofilético, la que las distribuciones redundantes resultan
obtención del cladograma resuelto de áreas de patrones duplicados seguidos de extinción,
es simple, pero cuando las mismas no se ha- mientras que bajo el supuesto 2 se agrega la
llan relacionadas entre sí, hay que aplicar posibilidad de que la simpatría se deba a dis-
los supuestos. persión (Page, 1990; Enghoff, 1996). La ma-
No existe un tratamiento especial para las yor parte de los autores prefiere el supuesto 2
distribuciones redundantes bajo el supuesto para tratar las distribuciones redundantes

103
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

(Nelson y Platnick, 1981; Page, 1990; Morrone Los tres supuestos tratan a las áreas ausentes
y Carpenter, 1994; Enghoff, 1996). como no informativas, por lo que las mismas
se ubican en todas las posiciones posibles en
Áreas ausentes. Cuando ninguno de los los cladogramas resueltos de áreas.
taxones terminales de un cladograma
taxonómico se encuentra en un área determi- Obtención de cladogramas generales de
nada, dicha área no aparecerá representada áreas. Consiste en hallar el o los cladogramas
en el cladograma taxonómico de áreas. En el comunes a todos los cladogramas resueltos de
taxón de la figura 204, no existe especie algu- áreas (Nelson, 1984; Page, 1988; Morrone y
na en América del Sur, por lo que al reempla- Crisci, 1995). Para ello, simplemente se com-
zar las áreas por las especies del cladograma paran los conjuntos de cladogramas resueltos
(Fig. 205), la misma no aparece en el de áreas obtenidos a partir de los distintos
cladograma taxonómico de áreas (Fig. 206). cladogramas taxonómicos de áreas y se de-

Figs. 204-206. Construcción de un cladograma taxonómico de áreas para taxones con áreas ausen-
tes. 204, mapa con las distribuciones de los taxones analizados; 205, cladograma taxonómico; 206,
cladograma taxonómico de áreas.

104
Capítulo 6: Patrones de relación entre áreas de endemismo

termina su intersección. En el ejemplo anali- contrar uno compartido por al menos algu-
zado en la figura 207, vemos que a partir de la nos de los mismos (Crisci et al., 1991) o cons-
intersección de los cladogramas resueltos de truir un cladograma de consenso (Morrone y
áreas correspondientes a los cuatro taxones Carpenter, 1994).
analizados, determinamos que el cladograma Para aplicar la técnica del análisis de los
(América del Norte, (África, (América del Sur, componentes existen diferentes instrumen-
Australia))) es el cladograma general de áreas. taciones y programas disponibles (Morrone
Si no es posible hallar un único cladograma et al., 1996). El programa Component 1.5 (Page,
común a todos los conjuntos, es posible en- 1989) construye conjuntos de cladogramas re-

Fig. 207. Construcción de un cladograma general de áreas mediante el análisis de los componentes.

105
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

sueltos de áreas a partir de los cladogramas do representa la interpretación más simple po-
taxonómicos de áreas bajo los supuestos 0, 1 sible de los datos, descartando la transmisión
ó 2 (opción BUILD) y luego determina su in- horizontal.
tersección (opción SHARED TREES). En el árbol reconciliado, a cada nodo del
cladograma del asociado se le asigna la distri-
bución del o los huéspedes ocupados por di-
Árboles reconciliados cho asociado. Para un nodo terminal, esta dis-
tribución será directamente la mostrada por el
Page (1994) propuso seis términos generales huésped; para un nodo interno, se señala a tra-
para referirse a las asociaciones históricas en- vés de la unión de las distribuciones de sus des-
tre taxones, analizadas por disciplinas de la bio- cendientes. Para casos sencillos, donde el hués-
logía comparada como la parasitología, la ped y su asociado son totalmente congruentes,
biogeografía y la sistemática molecular: la codivergencia será máxima. Existen casos
1. Huésped. Entidad que en algún senti- más complejos, en los cuales existe cierta in-
do hospeda a otra. En biogeografía equiva- congruencia en el mapa de los cladogramas de
le al área. un huésped y su asociado (Fig. 208). Aquí ve-
2. Asociado. Entidad hospedada por el mos que, mientras que los asociados b y c cons-
huésped. En biogeografía equivale al taxón. tituyen un grupo monofilético, sus huéspedes
3. Codivergencia. Divergencia paralela en- B y C constituirían un grupo parafilético. En este
tre un huésped y su asociado, en que a cada caso, el cladograma del asociado representaría
evento de especiación en el huésped le corres- una parte de un cladograma mayor, que es el
ponde un evento de especiación en el asocia- árbol reconciliado.
do. En biogeografía equivale a la vicarianza. Ya que los cladogramas de los asociados y
4. Transmisión horizontal. Dispersión de sus árboles reconciliados pueden diferir, es
un asociado, al abandonar a su huésped y ex- preciso contar con medidas para cuantificar
tender su distribución a otro. En biogeografía esta discrepancia. La primera medida consis-
equivale a la dispersión. te en contar el número de duplicaciones que
5. Pérdida. Ausencia de un asociado don- son necesarias en los árboles reconciliados,
de el cladograma de su huésped predice que pues cuanto mayor sea tal número, menor será
debería hallarse. En biogeografía equivale a el número de codivergencias (en el ejemplo
la extinción. de la figura 208 la única duplicación se repre-
6. Duplicación. Diferenciación de un aso- senta mediante un círculo rodeando al nodo
ciado in situ, independientemente de su hués- f). La otra medida es contar el número de ítems
ped. En biogeografía equivale a la especia- de error (Nelson y Platnick, 1981; Page,
ción simpátrida. 1990a), es decir la diferencia que existe entre
El método propuesto por Page (1994) bási- el número de nodos del cladograma de un aso-
camente consiste en construir un mapa entre ciado y el de su árbol reconciliado (en el ejem-
el cladograma de un huésped y el de su asocia- plo de la figura 208, tenemos 13 - 7= 6 ítems
do. Este mapa define un ‘árbol reconciliado’, de error). Finalmente, cabe plantear la posibi-
en el que se trata de maximizar la codiver- lidad de que la ausencia de asociados de un
gencia (historia compartida) entre los asocia- clado se deba a una pérdida, por lo que pode-
dos y sus huéspedes. Ya que a priori se supo- mos medir el número de estas pérdidas (tres
ne codivergencia estricta, el árbol reconcilia- en el ejemplo).

106
Capítulo 6: Patrones de relación entre áreas de endemismo

Fig. 208. Aplicación de la técnica de los árboles reconciliados.

El programa Component 2.0 (Page, 1993, Estas matrices se procesan mediante el criterio
1994; Morrone, 1995) ‘reconcilia’ los clado- de parsimonia de Wagner, con los programas
gramas taxonómicos de áreas entre sí, tratan- PAUP (Swofford, 2000) o Hennig86 (Farris,
do de maximizar la codivergencia, es decir la 1988). Las soluciones múltiples son frecuen-
historia compartida, y de minimizar las pérdi- tes, pero se pueden reducir por consenso.
das (debidas a extinciones o taxones no colec- La gran desventaja de estos métodos es que
cionados) y duplicaciones (resultado de even- sesgan mucho las soluciones hacia las opcio-
tos de especiación independientes de las nes derivadas por el supuesto 0. Page (1990a)
áreas). Este método no posee un tratamiento criticó estos procedimientos debido a que su-
específico para la dispersión. ponen que la parsimonia implica sencillez
metodológica. Explícitamente se refiere a la
crítica formulada por Wiley (1988b) al análi-
Métodos de parsimonia sis de componentes en relación con lo compli-
cado de su desarrollo. De acuerdo con Page
Los métodos elaborados por Brooks (1985, (1990a), el criterio de parsimonia debe apli-
1990), Wiley (1988a, b) y Kluge (1988) se ba- carse durante el proceso de selección de hipó-
san en la construcción de matrices binarias en tesis, no durante su formulación. En este sen-
las que se vuelcan los datos de presencia-au- tido, el supuesto 0 involucrado en los proce-
sencia de las especies o taxones en las áreas. dimientos de parsimonia es el más restrictivo

107
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

de todos y anula la postulación de hipótesis 3. Construir una matriz con base en la in-
que impliquen dispersión o ausencia de formación proporcionada por todos los
especiación después de eventos de vicarianza cladogramas taxonómicos de áreas.
geológica, las cuales son capaces de generarse 4. Aplicar un algoritmo de parsimonia para
bajo el supuesto 2. obtener un cladograma general de áreas.
El método comprende los siguientes pa- Un método de parsimonia alternativo fue
sos (Fig. 209): propuesto por Humphries et al. (1988). De
1. Seleccionar cladogramas de taxones acuerdo con este método, denominado cuan-
monofiléticos animales o vegetales distribui- tificación del análisis de los componentes, se
dos en las áreas en estudio. codifican los componentes extraídos de cada
2. Reemplazar en los cladogramas los taxo- uno de los cladogramas resueltos de áreas,
nes terminales por las áreas que ocupan, para derivados bajo los supuestos 1 ó 2, y se cons-
obtener cladogramas taxonómicos de áreas. truye una matriz de áreas por componentes,

Fig. 209. Construcción de un cladograma general de áreas mediante el análisis de parsimonia de Brooks.

108
Capítulo 6: Patrones de relación entre áreas de endemismo

la cual se analiza con el algoritmo de parsimo- 4. Aplicar los supuestos 1 ó 2 para resol-
nia de Wagner. La aplicación de los supuestos ver los cladogramas taxonómicos de áreas en
1 y 2 se puede realizar con el COMPONENT 1.5 conjuntos de cladogramas resueltos de áreas.
(Page, 1989) y la aplicación del algoritmo de 5. Construir una matriz con base en la in-
parsimonia de Wagner con Hennig86 (Farris, formación proporcionada por todos los
1988) o PAUP 4.0 (Swofford, 2000). El méto- cladogramas resueltos de áreas.
do comprende los siguientes pasos: 6. Aplicar un algoritmo de parsimonia para
1. Seleccionar cladogramas de taxones obtener un cladograma general de áreas.
monofiléticos animales o vegetales distribui-
dos en las áreas en estudio.
2. Reemplazar en los cladogramas los taxo- Enunciados de tres áreas (TAS)
nes terminales por las áreas que ocupan, para
obtener cladogramas taxonómicos de áreas. Nelson y Ladiges (1991a,b) propusieron un
3. Inspeccionar los cladogramas taxonó- método con base en la idea de los enunciados
micos de áreas e identificar las áreas ausen- de tres ítems, denominado enunciados de tres
tes, distribuciones redundantes y taxones áreas o TAS (‘Three area statements’). El mis-
ampliamente distribuidos. mo comprende los siguientes pasos (Fig. 210):

Fig. 210. Construcción de un cladograma general de áreas mediante el análisis de enunciados de tres áreas.

109
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

1. Seleccionar cladogramas de taxones lidad de la existencia de relaciones reticuladas


monofiléticos animales o vegetales distribui- entre las áreas y no únicamente de relaciones
dos en las áreas en estudio. de tipo jerárquico.
2. Reemplazar en los cladogramas
taxonómicos los taxones terminales por las
áreas que ocupan, para obtener cladogramas Análisis de subárboles libres
taxonómicos de áreas. de paralogía
3. Construir una matriz con base en los
enunciados de tres áreas proporcionados por El método más reciente de la biogeografía
todos los cladogramas taxonómicos de áreas. cladística fue desarrollado por Nelson y
4. Aplicar un algoritmo de parsimonia para Ladiges (1996a) e implementado en el progra-
obtener un cladograma general de áreas. ma TASS (Nelson y Ladiges, 1996b). De acuer-
do con este método, se inspeccionan los
cladogramas taxonómicos de áreas (Fig. 211)
Análisis de dispersión y vicarianza para obtener subárboles a partir de los nodos
(DIVA) no parálogos (Figs. 212-213). Con base en es-
tos subárboles libres de paralogía, se obtie-
Este método fue desarrollado por Ronquist nen matrices de componentes o de enuncia-
(1997) a partir de las ideas de Ronquist y Nylin dos de tres áreas, las cuales se analizan con un
(1990), originalmente aplicadas a asociacio- programa de parsimonia para obtener el cla-
nes ecológicas entre especies. El análisis de dograma general de áreas.
dispersión y vicarianza (DIVA) opera a través Para aplicaciones ver Nelson y Ladiges
de la optimización de una matriz tridimen- (1996a) y Morrone y Urtubey (1997).
sional de costos, construida a partir de los da-
tos de distribución y cladísticos de uno o más
grupos de organismos que habiten un grupo Evaluación de cladogramas
de áreas en común. Si la especiación se debe a generales de áreas
vicarianza, separando una distribución amplia
en dos grupos de áreas mutuamente exclu- Los procedimientos de comparación de
yentes, el costo asignado es 0; la especiación cladogramas pueden ser relevantes en el aná-
dentro de un área única (simpatría) tiene un lisis de los resultados que arrojan el análisis
costo de 0; los eventos de dispersión entre de componentes o los métodos de parsimo-
áreas tienen un costo de 1 por unidad de área nia. La idea central es que aunque los procedi-
agregada a la distribución original; y los even- mientos de análisis arrojan resultados diferen-
tos de extinción tienen asimismo un costo de tes, es frecuente encontrar que muchas de es-
1 por área eliminada de la distribución. tas soluciones se parecen en mayor o menor
Las reconstrucciones de DIVA para dife- grado, por lo cual es posible reconocer algu-
rentes grupos de organismos que habitan el nos elementos que se comparten en mayor o
mismo conjunto de áreas, pueden comparar- menor medida entre las diferentes soluciones.
se para contrastar hipótesis acerca de even- Supongamos, por ejemplo, que nos interesa
tos biogeográficos generales (Ronquist, 1997). saber en que medida se parecen las soluciones
Este tipo de análisis permite reconstruir esce- generadas por los supuestos 1 y 2, ya sea para
narios biogeográficos, que incluyen la posibi- comparar los árboles generados a partir del

110
Capítulo 6: Patrones de relación entre áreas de endemismo

AC

AC C

A A

E E

F F

AC AC

D D

EF EF

Figs. 211-213. Subárboles libres de paralogía. 211, Cladograma taxonómico de áreas original; 212-
213, subárboles libres de paralogía derivados del mismo.

mismo taxón o de diferentes taxones. Si se el modelo de equiprobabilidad. Posteriormen-


mide la diferencia simétrica de componentes te se evaluó en qué medida las coincidencias
para los dos primeros cladogramas resueltos entre los cladogramas de parásitos y huéspe-
de áreas del supuesto 1 de la figura 5, a partir des reflejan un patrón de coespeciación. La
de los datos de Humphries et al. (1986), para opción ‘Generate/Equiprobable’ del programa
evaluar el grado de coincidencia entre los COMPONENT 1.5 (Page, 1989) produjo 945
cladogramas resultantes de las interrelaciones árboles, de los cuales solo 15 mostraron un
de un grupo de especies, del género patrón coincidente entre parásitos y huéspe-
Nothofagus, con un grupo de especies de des, Hd=15/945=0.016. Por lo tanto, las co-
Cyttaria, hongos parásitos específicos de es- incidencias entre los cladogramas de
tos árboles. Nothofagus y Cyttaria tienen una probabili-
Entre los cladogramas de áreas de dad de 0.016 de que se hayan producido por
Nothofagus y Cyttaria se detectaron 16 ítems procesos estocásticos.
de error (incongruencias entre las relaciones Cuando se obtienen cladogramas genera-
inferidas para los parásitos con respecto a las les de áreas alternativos, ya sea por la aplica-
relaciones inferidas para los huéspedes, o nú- ción del mismo o de diferentes métodos, sur-
mero de cambios requeridos por un cladogra- ge el problema de elegir el cladograma más
ma para parecerse a otro), cuando cada pará- apropiado. Una manera posible consiste en
sito fue reemplazado en cada punta de los elegir el cladograma general de áreas que im-
cladogramas de los árboles. Primero se cons- plique un menor número de ítems de error, es
truyeron los cladogramas resueltos de áreas decir aquel que minimice el número de dis-
para los hongos parásitos, bajo los supuestos persiones y/o extinciones (Nelson y Platnick,
1 y 2. Luego se generaron árboles al azar bajo 1981; Page, 1989; Morrone, 1994b). Para ello

111
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

se siguen los siguientes pasos: Ejercicio 24


1. A partir de los cladogramas taxonómi- A partir de los planisferios y de los clado-
cos o resueltos de áreas se obtienen los clado- gramas de tres taxones hipotéticos de las fi-
gramas generales de áreas. guras 219-224:
2. Se representa cada cladograma 1. Obtenga los cladogramas taxonómicos
taxonómico original de áreas sobre los de áreas.
cladogramas generales de áreas y se miden los 2. Aplique la metodología del cladograma
ítems de error necesarios para reconciliarlos. reducido de áreas para hallar el cladograma
3. Se suma la cantidad de ítems de error general de áreas.
resultantes para cada cladograma general de
áreas, eligiéndose el que tenga el menor valor. Ejercicio 25
La superposición de los cladogramas taxonó- A partir del mapa con áreas de endemismos
micos de áreas originales y los cladogramas ge- de aves australianas (Fig. 225) y de los clado-
nerales de áreas se puede llevar a cabo con la gramas de Poephila (Fig. 226), Malurus (Fig.
opción FIT del COMPONENT 1.5 (Page, 1989) y 227), Ptiloris (Fig. 228), Petrophasa (Fig. 229)
mediante el programa COMPONENT 2.0 (Page, y Tregellasia (Fig. 230) (según Cracraft, 1982),
1993). Este último puede usarse para probar distribuidas como se indica.
varias hipótesis biogeográficas, además de los 1. Obtenga los cladogramas taxonómicos
procedimiento antes señalados, se puede bus- de áreas.
car taxones ampliamente distribuidos por dis- 2. Halle los cladogramas generales de
persión con la rutina «prune trees». Para ello, se áreas por comparación de los conjuntos de
comparan las estadísticas con la corrida normal cladogramas taxonómicos de áreas.
y después de la rutina con «prune trees» y si en
el segundo caso baja el número de duplicaciones Especies Áreas
y de ramas agregadas, se puede pensar que hubo 1 2 3 4 5
eventos de dispersión en taxones ampliamente Poephila personata + +
distribuidos. También se pueden generar clado- P. leucotis +
gramas al azar y reconciliarlos con los cla- P. acuticauda +
dogramas taxonómicos de áreas para descar- P. hecki +
tar patrones al azar (Flores-Villela y Goyene- P. atropygialis +
chea, 2001). P. cincta + +
Malurus rogersi +
M. dulcis +
EJERCICIOS M. amabilis +
Ptiloris alberti +
Ejercicio 23 P. victoriae +
Con base en las áreas de la figura 214 y los P. paradiseus +
cladogramas de cuatro taxones hipotéticos Petrophasa blaauwi +
(Figs. 215-218): P. smithii +
1. Obtener los cladogramas taxonómicos P. scripta + + +
de áreas. Tregellasa leucops +
2. Determinar el tipo de problema que pre- T. nana +
senta cada uno de ellos. T. capito +

112
Capítulo 6: Patrones de relación entre áreas de endemismo

Figs. 214-218. 214, Distribución de cuatro taxones hipotéticos en seis áreas del mundo; 215-218,
cladogramas de dichos taxones. AF= África; AN= América del Norte; AS= América del Sur; AUS=
Australia; EU= Eurasia; NZ= Nueva Zelanda.

Ejercicio 26 por comparación de los cladogramas taxonó-


Dados los cladogramas y mapas de cinco géne- micos de áreas obtenidos en el paso anterior.
ros sudamericanos hipotéticos (Figs. 231-240): 4. ¿Es posible obtener un único cladogra-
1. Determine las áreas de endemismo ma general de áreas? ¿Por qué?
involucradas.
2. Obtenga los cladogramas taxonómicos Ejercicio 27
de áreas. Con base en los cladogramas de taxones hi-
3. Halle los cladogramas generales de áreas potéticos presentados en las figuras 241-248

113
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Figs. 219-224. 219, 221, 223, Áreas de distribución de tres taxones hipotéticos; 220, 222, 224,
cladogramas respectivos.

(según Humphries y Parenti, 1999), aplique (Farris, 1988) o PAUP 4.0 (Swofford, 2000),
la metodología de BPA para determinar las para obtener el o los cladograma(s) gene-
relaciones entre las áreas en estudio. ral(es) de áreas.

Ejercicio 28 Ejercicio 29
Con base en los cladogramas taxonómicos de Con base en el mapa de América del Sur (Fig.
áreas de 17 taxones (Figs. 249-265) (según 266) y de los cladogramas de los siguientes
Crisci et al., 1991), aplique la metodología de taxones de Aves: Pionopsitta (Fig. 267), Sele-
BPA, empleando los programas Hennig86 nidera (Fig. 268), Pteroglossus grupo viridis

114
Capítulo 6: Patrones de relación entre áreas de endemismo

Figs. 225-230. 225, Áreas de endemismo de aves australianas; 226, cladograma de Poephila; 227,
cladograma de Malurus; 228, cladograma de Ptiloris; 229, cladograma de Petrophasa; 230,
cladograma de Tregellasia.

(Fig. 269), P. grupo bitorquatus (Fig. 270), Ejercicio 30


Psophia (Fig. 271), Lanio (Fig. 272), Pipra A partir de los cladogramas de áreas de los
(Fig. 273) y Pionites (Fig. 274) (según Cra- siguientes taxones de Miridae (Heteroptera)
craft, 1988), aplique la metodología de BPA indopacíficos: Auricillocoris (Fig. 275), gru-
para obtener el o los cladograma(s) gene- po Ctypomiris (Fig. 276), Sejanus grupo
ral(es) de áreas, empleando los programas ecnomios (Fig. 277), Leucophoroptera grupo
Hennig86 (Farris, 1988) o PAUP 4.0 (Swo- philippinensis (Fig. 278), Dioclerus (Fig. 279),
fford, 2000). Myiocapsus (Fig. 280), Mertila (Fig. 281),

115
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

232

231

234

233

Figs. 231-234. 231, 233, áreas de distribución de dos géneros hipotéticos sudamericanos; 232, 234,
cladogramas respectivos.

116
Capítulo 6: Patrones de relación entre áreas de endemismo

236

235

238

237

Figs. 235-238. 235, 237, áreas de distribución de dos géneros hipotéticos sudamericanos; 236,
238, cladogramas respectivos.

117
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

240

239

Figs. 239-240. 239, áreas de distribución de un género hipotético sudamericano; 240, cladogra-
ma respectivo.

Figs. 241-248. Cladogramas de ocho taxones hipotéticos, distribuidos en cuatro áreas del mundo.
AF= África; AUS= Australia; NG= Nueva Guinea; SA= América del Sur.

118
Capítulo 6: Patrones de relación entre áreas de endemismo

Figs. 249-265. Cladogramas de áreas de 17 taxones (según Crisci et al., 1991). 249, Oxelytrum + Ptomaphila
(Coleoptera: Silphidae); 250, Diamesinae (Diptera: Chironomidae); 251, Podonominae (Diptera: Chiro-
nomidae); 252, Pseudopsinae (Coleoptera: Staphylinidae); 253, Metallicina (Coleoptera: Carabidae); 254,
Siphlonuridae (Ephemeroptera); 255, Eriococcus + Madarococcus (Hemiptera: Eriococcidae); 256, Nanno-
choristinae (Mecoptera); 257, Cyttaria (Cyttariaceae); 258, Drimys (Winteraceae); 259, Crinodendron + Dubou-
zetia + Peripentadenia (Elaeocarpaceae); 260, Aristotelia (Elaeocarpaceae); 261, Nothofagus + Fagus (Notho-
fagaceae y Fagaceae); 262, Negria + Drepanthus (Gesneriaceae); 263, Oreomyrrhis (Apiaceae); 264,
Drapetes (Thymeleaceae) y 265, Embothriinae (Proteaceae), distribuidos en cuatro áreas del mundo
(AF= Sudáfrica; AUS= Australia; NA= América del Norte; NC= Nueva Caledonia; NG= Nueva Guinea;
NSA= América del Sur tropical; NZ= Nueva Zelanda; SSA= América del Sur austral; TAS= Tasmania).

119
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

268
267

Figs. 266-274. 266, mapa de América del Sur; 267 cladograma de Pionopsitta; 268, cladograma de Sele-
nidera; 269, cladograma de Psophia; 270, cladograma de Lanio; 271, cladograma de Pipra; 272, cladograma
de Pionites; 273, cladograma de Pteroglossus grupo viridis; 274, cladograma de Pteroglossus grupo bitor-
quatus (según Cracraft, 1988).

120
Capítulo 6: Patrones de relación entre áreas de endemismo

Figs. 275-284. Cladogramas de áreas de taxones de Miridae (Heteroptera) indopacíficos (según Schuh y
Stonedahl, 1986): 275, Auricillocoris; 276, Sejanus grupo ctypomiris; 277, Sejanus grupo ecnomios;
278, Leucophoroptera grupo philippinensis; 279, Dioclerus; 280, Myiocapsus; 281, Mertila; 282, Harpedona;
283, Prodromus y 284, Thaumastomiris. Referencias: A= N de Borneo; B= N de Burma; C= S de Burma; D=
Ghana; E= NE de la India; F= S de la India; G= O de Java; H= Malasia; I= Nueva Guinea; J= Nueva Irlanda;
K= N de Filipinas; L= S de Filipinas; M= Islas Solomon; N= Sri Lanka; O= NO de Tailandia.

121
Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

Harpedona (Fig. 282), Prodromus (Fig. 283) Ejercicio 33


y Thaumastomiris (Fig. 284) (según Schuh y A partir de los mapas y cladogramas de los gé-
Stonedahl, 1986). neros de peces Heterandria y Xiphophorus (ver
1. Emplee los programas COMPONENT 1.5 figuras 189-192), aplique la metodología de los
(Page, 1989) y Hennig86 (Farris, 1988) o árboles reconciliados para obtener el cladogra-
PAUP 4.0 (Swofford, 2000) para obtener el ma general de áreas mediante el programa
o los cladograma(s) general(es) de áreas con COMPONENT 2.0 (Page, 1993).
el método de cuantificación del análisis de
los componentes bajo el supuesto 1. Ejercicio 34
2. Repita el procedimiento bajo el supuesto 2. Con base en los cladogramas de cinco
taxones hipotéticos (representados me-
Ejercicio 31 diante paréntesis) y las distribuciones de
Obtenga los enunciados de tres áreas para los sus especies terminales, obtenga los clado-
cladogramas taxonómicos de áreas de las fi- gramas taxonómicos de áreas respectivos
guras 285-287. y determine el cladograma general de áreas
mediante el programa COMPONENT 2.0
Ejercicio 32 (Page, 1993).
A partir del mapa con áreas de endemismo de Taxón A: (1, (2, (3, (4,5))))
los Andes A-F (Fig. 288) y los cladogramas de Taxón B: ((1, 2), ((3, 4), (5, 6)))
áreas de los géneros de Curculionidae Macros- Taxón C: ((1, 2), (3, (4, 5)))
typhlus (Fig. 289), Acrorius (Fig. 290) y Naco- Taxón D: ((1, 2), (3, (4, 5)))
dius (Fig. 291) (según Morrone, 1994b). Taxón E: (((1, 2), 3), (4, (5, (6, (7, 8)))))
1. Obtenga el o los cladograma(s) gene- África: A1, B4 y D2
ral(es) de áreas bajo el supuesto 1, emplean- América del Norte: B2, C2, D1 y E2
do los programas TAS (Nelson y Ladiges, América del Sur: A3, B5, D4 y E8
1991b) y Hennig86 (Farris, 1988) o PAUP 4.0 Australia: A4, B6, C5, D5 y E7
(Swofford, 2000). Eurasia: A1, B1, C1, E1 y E4
2. Repita el mismo procedimiento bajo el India: A2, B3, C3 y E5
supuesto 0. Nueva Zelanda: A5, B6, C4, D3, E3 y E6

Figs. 285-287. Tres cladogramas de área hipotéticos.

122
Capítulo 6: Patrones de relación entre áreas de endemismo

Ejercicio 35 Ejercicio 36
A partir de los cladogramas taxonómicos de A partir de los cladogramas taxonómicos de
áreas del ejercicio 32 (Figs. 289-291): áreas del ejercicio 28 (Figs. 249-265):
1. Obtenga los cladogramas generales de 1. Obtenga los subcladogramas libres de
áreas mediante las técnicas de análisis de los paralogía empleando el programa TASS
componentes (bajo los supuestos 0, 1 y 2), BPA (Nelson y Ladiges, 1996b).
y TAS (bajo los supuestos 0 y 1). 2. A partir de dichos subcladogramas cons-
2. Calcule los ítems de error correspondientes truya una matriz de datos y analícela con los
a cada uno de ellos, con la opción FIT del COM- programas Hennig86 (Farris, 1988) o PAUP
PONENT 1.5 (Page, 1989), determinando cuál es 4.0 (Swofford, 2000) para obtener el clado-
el más simple (menor número de ítems de error). grama general de áreas.

Figs. 288-291. 288, mapa con áreas de endemismo de los Andes septentrionales A-F; 289-291,
cladogramas de áreas de géneros de Curculionidae: 289, Macrostyphlus, 290, Acrorius, y 291,
Nacodius (según Morrone, 1994b).

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Introducción al análisis de patrones en biogeografía histórica

APÉNDICE
Datos de presencia/ausencia de 63 especies del género Bursera que están presentes en México, en 87
cuadros de un grado de latitud por un grado de longitud.

cuadro00 00000 00000 00000 00000 00000 00000 00000 00000 00000 00000 00000 00000 000
cuadro01 00000 00000 00000 00000 00000 00000 00000 00000 01000 00000 00000 00000 000
cuadro02 00000 00000 00000 00000 00000 00000 00000 00000 01000 00000 00000 00000 000
cuadro03 00000 00000 00000 00000 00000 00000 00000 00000 01000 00000 00000 00000 000
cuadro04 00000 00000 00000 00000 00000 00000 01000 00000 01000 00000 00000 00000 000
cuadro05 00000 00000 00000 00000 00000 00000 00000 00000 01000 00000 00000 00000 000
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cuadro09 00000 00000 00000 00000 00000 00000 01000 00000 01000 00000 00000 00000 000
cuadro10 00000 00000 00000 00000 00000 00000 01000 00000 01000 00000 00000 00000 000
cuadro11 00000 00000 00000 00000 00001 10000 00000 00001 01000 00000 00000 00000 000
cuadro12 00000 00000 00000 00000 00000 00000 01000 00000 01000 00000 00000 00000 000
cuadro13 00000 00000 00000 00000 00000 00000 00000 00001 01000 00000 00000 00000 000
cuadro14 00000 00000 00000 00000 00001 00000 01000 00001 01000 00000 00000 00000 000
cuadro15 00000 00001 00000 00000 00000 10000 01000 00001 00000 00000 00000 00000 000
cuadro16 00000 00000 00000 00000 00000 00000 01000 00000 01000 00000 00000 00000 000
cuadro17 00000 00000 00000 00000 00000 00000 01000 00000 01000 00000 00000 00000 000
cuadro18 00000 00001 00000 00000 00000 10001 01000 00001 00000 00001 00000 00000 000
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cuadro26 00000 00001 00000 00000 00010 00001 00000 00000 00000 00000 00000 00000 000
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Referencias

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Introducci6n al ancilisis de patrdnes en biogeografia hist6rica
se termino de imprimir en el mes de mayo de 2002 en los
talleres de Jimenez Editores e Impresores, S. A. de C. Y.,
en 2° Callejon de Lago Mayor N° 53, Col. Anahuac,
C. P. 11320 Mexico, D. F.
EI cuidado de la edicion estuvo a cargo de los autores.
Se tiraron 1 700 ejemplares mas sobrantes
para reposicion .
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Patrones e historia

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ISBN 968-36-9912-X

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