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FÁRMACOS QUE ELEVAN LA PRESIÓN

ARTERIAL
Medicina Interna ll

Catedrático:
Dr. Luis Marío Chunchi A.

Realizado por:
Linda Aucapiña Tigre

Ciclo:
Décimo “D”
Sustancias de abuso

Numerosos estudios han demostrado que el consumo excesivo de alcohol


incrementa la PA, además de aumentar la resistencia a la terapia
antihipertensiva. Aparentemente, existe una relación entre la dosis y la respuesta
para los efectos hipertensivos del alcohol, y se ha sugerido que el consumo de
tres copas o más por día conduce a un incremento de dos veces en la
prevalencia de PA superior a 160/95 mm Hg. Los efectos de esta sustancia sobre
la PA son independientes de la obesidad, del consumo de sal y tabaco, y de la
ingesta de potasio. Los mecanismos por los cuales se produce este efecto no
son del todo conocidos, aunque se ha postulado un incremento de la actividad
simpática, del calcio intracelular y de la secreción de cortisol, entre otros. En
consecuencia, reducir el consumo de alcohol es una medida ampliamente
recomendada como parte de la terapia inicial de las personas con hipertensión.

Además, la cocaína es un alcaloide altamente adictivo. La hipertensión y la


taquicardia son manifestaciones clínicas habituales asociadas con su uso. Si
bien el grado de elevación de la PA es variable, el consumo de esta sustancia
puede dar lugar a un aumento grave y repentino de la PA con consecuencias
catastróficas (accidente cerebrovascular, infarto de miocardio, disección aórtica,
etcétera). En cuanto a su mecanismo de acción, la cocaína inhibe la recaptación
neuronal de noradrenalina, de modo tal que lleva a la acumulación de este
neurotransmisor en el espacio sináptico con la consecuente activación del
sistema simpático.

Las anfetaminas son sustancias simpaticomiméticas no catecolaminérgicas que


también presentan un alto potencial adictivo. Se utilizan para el tratamiento de la
narcolepsia, el trastorno por déficit de atención y la supresión del apetito. Las
complicaciones asociadas con su uso son similares a las observadas con otros
estimulantes e incluyen hipertensión, taquicardia y arritmias cardíacas.

Por su parte, el consumo de fenciclidina, utilizada como sustancia de abuso, ha


sido asociado con hipertensión, taquicardia, miosis, nistagmus e hipertermia.
Este agente presenta actividad dopaminérgica, colinérgica, anticolinérgica y
adrenérgica. Por último, la interrupción abrupta del consumo de opiáceos, ya sea
por abstinencia o por el uso de su antagonista, la naloxona, genera un síndrome
de abstinencia que cursa con hipertensión, taquicardia, fiebre, dilatación pupilar
y calambres abdominales.

Fármacos adrenérgicos de venta libre

Existen varias sustancias simpaticomiméticas que pueden causar elevación de


la PA en normotensos e hipertensos y que se obtienen sin prescripción médica.
Es importante que los médicos reconozcan el potencial perjudicial de estas
sustancias para educar a sus pacientes al respecto.

El clorhidrato de fenilpropanolamina es ampliamente utilizado como anorexígeno


y descongestivo nasal. Esta sustancia es un potente agonista alfa 1,
relativamente selectivo, que también produce liberación de noradrenalina.
Numerosas reacciones adversas han sido atribuidas a la fenilpropanolamina,
entre las que se incluyen hipertensión grave, hemorragia intracraneal e, incluso,
muerte. Aunque la información disponible es contradictoria, se postula que esta
sustancia, probablemente, tiene un índice terapéutico muy estrecho en personas
sanas. Existe escasa información acerca de sus efectos en pacientes
hipertensos, pero su uso está claramente desaconsejado en esta población.

Asimismo, el sulfato de efedrina se comercializa sin receta como descongestivo


nasal, broncodilatador y tratamiento tópico antihemorroidal. Aparentemente, en
personas normotensas es relativamente seguro si se utiliza a las dosis
recomendadas. La información disponible es insuficiente para confirmar su
seguridad en los pacientes con hipertensión.

El clorhidrato de pseudoefedrina es ampliamente utilizado como descongestivo


nasal. En personas sanas, varios ensayos clínicos han demostrado elevaciones
clínicamente significativas de la PA con dosis superiores a las recomendadas.
En pacientes con hipertensión, la seguridad de la pseudoefedrina aún no ha sido
establecida.

El clorhidrato de fenilefrina también está disponible como descongestivo nasal


de venta libre. La administración tópica en solución oftálmica puede causar
hipertensión grave, aunque su administración tópica nasal no ha sido asociada
con este efecto. Asimismo, la administración por vía oral ha sido vinculada con
un aumento de la PA en personas sanas cuando se la utiliza en dosis mayores
a las recomendadas.

La epinefrina es un potente vasoconstrictor que se utiliza por vía inhalatoria para


tratar un broncoespasmo relacionado con asma. Aunque la información es
limitada, es prudente evitar el uso de esta medicación en pacientes hipertensos.

Antiinflamatorios no esteroides (AINE)

Aunque todavía es controvertido, se ha postulado que los AINE, incluida la


aspirina, producen elevaciones de la PA en poblaciones normales y que
contrarrestan total o parcialmente los efectos de muchas sustancias
antihipertensivas.

La indometacina es el AINE más estudiado en este sentido. Se ha informado que


esta clase de fármacos elevan la PA de personas normotensas, pacientes con
hipertensión leve no tratada y pacientes hipertensos bajo tratamiento
farmacológico. El grado de elevación es ampliamente variable. La indometacina
antagoniza el efecto antihipertensivo de tiazidas, bloqueantes alfa y beta
adrenérgicos, diuréticos de asa e IECA, pero no se ha informado interacción con
los bloqueantes de los canales de calcio o con los agentes de acción central.

Por su parte, el ibuprofeno, naproxeno, aspirina, piroxicam y diclofenac también


han demostrado interferir con varios agentes antihipertensivos, mientras que el
sulindac tendría escaso efecto sobre la PA. La hipertensión asociada con AINE
parece tener relación con la disminución de la síntesis de prostaglandinas que
causa esta clase de fármacos, lo cual da como resultado la retención de sal y
agua, la pérdida de los efectos vasodilatadores de la prostaciclina y otras
prostaglandinas y el posible incremento de la actividad simpática. Por lo tanto,
siempre que sea posible, se debe evitar el tratamiento con AINE en pacientes
con hipertensión.

Esteroides sexuales
La mayoría de las mujeres que toman anticonceptivos orales (ACO) tienen un
ligero incremento de la PA, tanto sistólica como diastólica. La obesidad y la edad
mayor de 35 años son factores predisponentes para la hipertensión inducida por
esta clase de sustancias. Además, el consumo de tabaco en usuarias de ACO
se asocia con un incremento significativo en el riesgo de infarto de miocardio,
riesgo que no parece aumentar significativamente en las no fumadoras.

El mecanismo por el cual los ACO producen elevación de la PA es desconocido.


Se ha postulado que las altas dosis de estrógenos producen retención de sodio,
expansión de volumen y aumento de los niveles de angiotensinógeno. El
componente progestágeno también ejercería una función en la patogénesis de
la hipertensión. Las dosis más bajas de estrógenos y progesterona que se
utilizan en las formulaciones actuales de ACO han reducido la incidencia de
hipertensión en sus usuarias. Sin embargo, es prudente controlar la presión
arterial en pacientes medicadas con esta clase de fármacos al menos cada 6
meses; si aparece un cuadro de hipertensión, es aconsejable interrumpir su uso.

Igualmente, la terapia de reemplazo estrogénico, si bien rara vez puede


aumentar la PA, no ha sido asociada con un aumento de la incidencia de
hipertensión. Asimismo, el uso de andrógenos o de danazol (andrógeno
semisintético) ha sido vinculado con elevaciones de la PA.

Terapia inmunosupresora

La hipertensión acompaña del 70% al 80% de los pacientes con síndrome de


Cushing y del 15% al 20% de los pacientes tratados con altas dosis de
corticoesteroides sintéticos. Por lo general, la hipertensión asociada con el uso
de esteroides es leve, aunque puede llegar a ser grave en algunos casos. Dentro
de los posibles mecanismos por los cuales esta clase de sustancias induce
hipertensión se mencionan, entre otros, los siguientes: efecto mineralocorticoide
de retención de sal, incremento en la actividad del sistema renina-angiotensina,
aumento en la actividad del sistema nervioso simpático, aumento en la
reactividad vascular a las catecolaminas y disminución de la síntesis de óxido
nítrico.

También, la ciclosporina es un fármaco muy utilizado en pacientes sometidos a


trasplantes de órganos, así como en el tratamiento de enfermedades
autoinmunes. El uso de esta sustancia ha sido asociado con un incremento muy
marcado en la incidencia de hipertensión, aunque esta varía según la población
analizada. La terapia con este fármaco puede dar lugar a la aparición de
hipertensión o a la exacerbación de una hipertensión ya existente. Aunque se
han descripto casos de hipertensión grave y encefalopatía, la mayoría de los
casos se refiere a una elevación leve a moderada de la PA. Si bien se han
postulado varias teorías, aún se desconoce el mecanismo exacto por el cual se
produce este efecto.

Eritropoyetina

La eritropoyetina recombinante humana se utiliza en el tratamiento de la anemia


asociada con la insuficiencia renal crónica. A pesar de los importantes beneficios
que brinda la eritropoyetina en este tipo de pacientes, algunos de ellos han
manifestado un incremento considerable de la PA que, en algunos casos,
condujo a encefalopatía y convulsiones. Sin embargo, el uso de este fármaco en
enfermos que no padecen insuficiencia renal no ha sido asociado con
hipertensión. Dado que no existe una relación entre la dosis y la respuesta, es
difícil predecir en qué pacientes se generará hipertensión durante la terapia con
eritropoyetina. El comienzo de la hipertensión también es variable, aunque
típicamente la elevación de la PA sucede entre las semanas 2 y 16 desde el
inicio del tratamiento.

El mecanismo de elevación de la PA durante la terapia con eritropoyetina aún es


controvertido. Uno de los mecanismos propuestos indica que la corrección de la
anemia que se logra con este agente generaría un incremento en la resistencia
vascular sistémica, tanto por el aumento en la viscosidad plasmática como por
la reversión de la vasodilatación hipoxémica.

Antidepresivos

Los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) pueden producir hipertensión


grave cuando los pacientes consumen simultáneamente alimentos que
contienen tiramina (algunos vinos y quesos). También, se han informado crisis
hipertensivas luego de la ingesta de aminas simpaticomiméticas (anfetaminas o
fenilpropanolamina) y en pacientes con feocromocitoma.

Además, se ha observado que la hipertensión constituye un efecto adverso poco


frecuente de los antidepresivos tricíclicos, el cual se presenta más comúnmente
en pacientes con antecedentes de hipertensión previa o con diagnóstico de
trastorno de angustia.

Fármacos antihipertensivos

La hipertensión de rebote ha sido asociada con la interrupción abrupta del


tratamiento con clonidina, metildopa, beta bloqueantes, minoxidilo, nifedipina y
guanetidina. Este síndrome es especialmente frecuente con clonidina. La
explicación más probable es la reanudación rápida de la producción de
catecolaminas que ha estado suprimida durante la terapia con clonidina. Por este
motivo, la interrupción de la terapia debe planificarse en forma gradual.

Los beta bloqueantes también pueden generar hipertensión en otro contexto. Por
ejemplo, los pacientes con diabetes tratados con esta clase de fármacos pueden
experimentar hipertensión grave en períodos de hipoglucemia.

Anestésicos

La ketamina es un potente simpaticomimético que rara vez puede causar


hipertensión grave. También se ha informado que el desflurano es capaz de
causar hipertensión y taquicardia en algunos casos. Estos cambios parecen
depender del estímulo del sistema nervioso simpático. Muchos otros anestésicos
pueden precipitar un cuadro de hipertensión en pacientes con feocromocitoma.

Alcaloides del ergot

Se han informado cuadros de hipertensión con el uso de ergonovina, sustancia


utilizada para limitar las hemorragias uterinas, y con ergotamina, empleada como
antimigrañoso. La hipertensión causada por estos fármacos puede ser grave, y
se han informado casos de infarto de miocardio.

Asimismo, el mesilato de bromocriptina es un alcaloide del ergot semisintético


que se emplea para la inhibición de la prolactina y la supresión de la lactancia.
Si bien esta sustancia suele tener un efecto hipotensivo, puede desencadenar
hipertensión grave durante el período posparto.

Metales pesados

La asociación entre la exposición ambiental al plomo y la hipertensión aún es


controvertida. Algunos estudios han demostrado una relación directa entre
ambos factores, mientras que otros no han podido encontrar ninguna asociación.
De todos modos, es prudente evitar la exposición ambiental a este metal hasta
que esta relación esté mejor definida.

También, se ha demostrado una asociación entre la exposición al óxido de


cadmio en animales, aunque los estudios en seres humanos no han sido
concluyentes.

Miscelánea

El ácido glicirretínico, ingrediente activo del extracto de regaliz, produce


hipertensión dado que inhibe a la enzima que normalmente inactiva al cortisol.
La cafeína también produce un aumento de la PA, aunque rápidamente surge
tolerancia a este efecto. De todos modos, se ha informado una disminución de
la PA en personas que han dejado de consumir café.

La metoclopramida, que se utiliza como antiemético en la quimioterapia con


cisplatino, puede producir un incremento transitorio de la PA durante la terapia
intravenosa.

Igualmente, la exposición a altos niveles de dinitrato de etilenglicol ha sido


asociada con un aumento de la PA, al igual que la exposición a bisulfuro de
carbono o a organofosforados. Por último, el uso de determinados fármacos,
tales como el disulfiram, litio y fisostigmina, ha sido vinculado con un incremento
de la PA en algunas ocasiones.

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