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Delito de Secuestro
Delito de Secuestro
RESUMEN ...................................................................................................................................... 1
DELITO DE SECUESTRO .................................................................................................................. 2
CASO 2…………………………………………………………………………………………………………………………………….. 5
CASO 3 ........................................................................................................................................... 7
FUNDAMENTOS........................................................................................................................... 11
EFECTO NORMA LEGAL ............................................................................................................... 13
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS……………………………………………………………………………………………….15
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DELITO DE SECUESTRO
La descripción típica del delito de secuestro es tan amplia, que parece comprender una
serie de supuestos cuya subsunción en el delito mencionado se presenta más que
discutible. Más aún cuando existen figuras afines que También parecen aplicables
(delitos de extorsión y coacción). No es nuestra intención llevar a cabo un profundo
análisis del delito de secuestro, sino, tan sólo, hacer una aproximación al tema y a los
puntos que estimamos más polémicos. Con este fin, analizaremos el delito de
secuestro en función de cuatro casos hipotéticos.
Caso 1
1. Se abusa, corrompe, trata con crueldad o pone en peligro la vida o salud del
agraviado.
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7. Tiene por finalidad obligar a un funcionario o servidor público a poner en libertad a
un detenido o a conceder exigencias ilegales.
11. Es cometido por dos o más personas o se utiliza para la comisión del delito a
menores de edad u otra persona inimputable.
La misma pena se aplicará al que con la finalidad de contribuir a la comisión del delito
de secuestro, suministra información que haya conocido por razón o con ocasión de
sus funciones, cargo u oficio, o proporciona deliberadamente los medios para la
perpetración del delito.
El tipo penal exige que se realice la conducta sin derecho, motivo ni facultad
justificada. Y es que en algunos casos dichos comportamientos pueden no ser
antijurídicos. Así por ejemplo, en el ejercicio razonable del derecho de corrección
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sobre los hijos (prohibición temporal a salir de casa); el internamiento de enfermos
mentales.
b) Delito permanente.- El delito de secuestro tiene una naturaleza jurídica sui generis,
pues se le suele considerar un delito de consumación instantánea con efectos o de
ejecución permanentes. Dicho de otro modo, el delito se perfecciona desde el mismo
momento en que se priva de la libertad a otro, pero la acción típica se sigue
ejecutando de manera ininterrumpida hasta que se pone fin a la privación de libertad.
Como señala Del Rosal Blasco: Es posible, incluso, la concurrencia de formas de autoría
o de participación en aquellos sujetos que se incorporen a la ejecución (permanente)
del delito mientras esté persistiendo la situación de privación de libertad, aunque ésta
haya comenzado antes de que ellos intervengan y tuvieran conocimiento de su
existencia.
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víctima previamente privada de su libertad de un lugar a otro o presta la casa donde ha
de ser retenida, responderá penalmente.
Sería errado considerar que estos actos carecen de relevancia penal por ser
posteriores a la “consumación” del delito, como si el delito se consumara única y
exclusivamente en el momento en que José es privado de su libertad. Y es errado
porque, como venimos diciendo, estamos ante un delito permanente, con lo que la
acción típica se realiza sin interrupción, sin solución de continuidad. Las conductas
subsiguientes, por ello, suponen también una privación a la libertad personal y pueden
ser imputadas bien a título de autoría o complicidad.
Ahora bien, el hecho de que no se haya individualizado a todos los que participaron en
el momento inicial del secuestro o, incluso, que ellos fuesen menores de edad, no
enerva la posibilidad de que los que intervinieron posteriormente puedan ser
responsabilizados como autores o cómplices. En efecto, el secuestro es un delito
permanente y, como tal, la responsabilidad de los “posteriores autores” no depende
necesariamente de la responsabilidad de los que hubiesen actuado primero, esto es,
de los que inicialmente privaron de libertad a la víctima. Tratándose de cómplices, la
participación se ve informada por el principio de accesoriedad limitada, es decir, los
cómplices responden por su contribución en un hecho antijurídico, aun cuando se
excluya la culpabilidad de los autores (por ejemplo, si los autores son menores de
edad).
Efectivamente, José era miembro de la Policía Nacional del Perú y estaba en acto de
servicio, tratando de restablecer el orden. Concurre el subtipo agravado, toda vez que
el numeral 5 del artículo 425 del Código Penal determina la condición de funcionario o
servidor público de los miembros de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional.
Justamente casos como estos fundamentan el mayor grado de reproche de la
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conducta, lo que amerita el incremento de la pena recurriendo a la aplicación de un
subtipo agravado. A este respecto, Bramont-Arias y García Cantizano sostienen:
Caso 2
Este es quizás el ejemplo que más tenemos en mente cuando oímos la palabra
secuestro.
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Y es que, en verdad, estamos ante una clara afectación de la libertad ambulatoria. No
obstante, es paradójico que el secuestro de una persona con el objeto de pedir una
ventaja económica léase rescate viene sancionado en nuestro ordenamiento jurídico
no bajo la figura del secuestro, sino de la extorsión, esto es, un delito ubicado
sistemáticamente dentro del Título V, dedicado a los Delitos contra el Patrimonio.
En efecto, el artículo 200 CP reprime con pena privativa de libertad no menor de veinte
ni mayor de treinta años al agente que con el objeto de obtener una ventaja
económica indebida o de cualquier otra índole, mantiene en rehén a una persona.
Cuando el delito es cometido por dos o más personas, como en el caso propuesto, la
pena prevista es no menor de treinta años.
La Sala rechazó que la exigencia del pago de un rescate para la liberación de la víctima
constituyese la circunstancia agravante del antiguo inciso 8 del artículo 152 CP pues,
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como se acaba de señalar, la exigencia de un rescate es uno de los elementos
definidores del delito de extorsión o, con más precisión, del secuestro extorsivo.
Caso 3
Juan mantiene cautiva a María durante varios días con el objeto de practicar con ella el
acto sexual. María es rescatada por miembros de la Policía Nacional. Es indudable que
se produce una privación de libertad de manera injustificada. No obstante, sería bueno
detenerse en dos circunstancias que tienen por virtud excluir, en algunos casos, la
concurrencia del delito de secuestro. Nos referimos al tiempo y al propósito
perseguido por el autor del delito de violación sexual. Cabe mencionar que esto
también se puede predicar con relación a otras figuras delictivas, como por ejemplo el
delito de robo.
En efecto, con relación a este último delito se viene entendiendo que la momentánea
privación de libertad de la víctima no conlleva la consumación del delito de secuestro,
pues esa breve afectación a la libertad ambulatoria que se produce mientras dure el
acto de apoderamiento ya estaría desvalorada por el legislador penal al sancionar el
delito de robo. Con lo cual, nos encontramos ante un concurso aparente.
Como refiere la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo español, nos encontramos ante
un concurso aparente de leyes “únicamente en aquellos supuestos de mínima
duración temporal”, en los que la privación de libertad tiene lugar durante el acto de
apoderamiento, por entender que en este supuesto la privación de libertad queda
absorbida por el robo: todo robo con violencia o intimidación afecta, aun cuando sea
de modo instantáneo, la libertad ambulatoria de la víctima.
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cabaña con el fin de practicar con ella el acto sexual en contra de su voluntad;
llevándola de regreso a su domicilio una vez consumado el hecho.
La Sala consideró que “el propósito de la conducta criminal estaba en función al delito
de violación sexual y no así al de secuestro, por lo que no concurren los elementos
configurativos de este tipo penal”.
Teniendo en cuenta que Juan mantuvo en cautiverio a María por una semana, se
puede apreciar una grave afectación a la libertad ambulatoria, siendo la lesión de este
bien jurídico de una intensidad tal, que no puede entenderse absorbido por el delito
contra la libertad sexual. Podría haberse tratado de un concurso real entre los delitos
de secuestro y violación sexual, más teniendo en cuenta que el delito de secuestro
incluye como circunstancia agravante el hecho de abusar del agraviado, Juan será
condenado como autor del delito de secuestro en su forma agravada a una pena no
menor de treinta años.
Juan, dado de alta a los pocos días de haber sido sometido a una operación quirúrgica,
es impedido de abandonar la clínica mientras no cumpla con pagar el íntegro de la
factura por los servicios médicos. Juan acaba de cumplir los 80 años.
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ordenamiento jurídico, como ya lo ha señalado en múltiples ocasiones el Tribunal
Constitucional.
No obstante ello, no parece que el caso planteado deba ser reconducido a la figura del
secuestro. Mucho menos cuando se echa una mirada a la magnitud de las penas fijadas
por el legislador.
La solución del caso parece oscilar entre la atipicidad del hecho y la consumación de un
delito de coacción. Entiendo que sí ha habido una afectación a la libertad individual,
con lo cual, atendiendo a los criterios de merecimiento y necesidad de pena, y al
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principio de proporcionalidad considero que el hecho se subsume dentro del delito de
coacción.
Por su importancia desde el punto de vista procesal, vale la pena citar a Morán Mora
cuando señala: “cabe hacer especial hincapié en el carácter homogéneo de estos
delitos, lo que permite que pueda condenarse de oficio por un delito de coacciones a
pesar de que las partes aleguen otro delito más específico, como por ejemplo la
detención ilegal [léase secuestro]. Para el Tribunal Supremo ello no supone
vulneración alguna del principio acusatorio que debe regir todo proceso, puesto que se
cumplen las características exigidas para la aplicación de dicha homogeneidad
(identidad del bien jurídico protegido y ubicación en el mismo Título del Código
Penal)”.
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FUNDAMENTOS
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No obstante la normatividad penal sanciona el delito de secuestro con pena no menor
de diez ni mayor de quince años y en sus formas agravadas, con pena no menor de
veinte años ni mayor de veinticinco años, resulta que varios condenados obtienen su
libertad mediante la concesión de beneficios penitenciarios, y aún más, para continuar
cometiendo el mismo hecho delictivo.
De ahí lo recomendable sería volver al Decreto Legislativo N° 896, que aumentó las
penas y recortó los beneficios penitenciarios para esta delincuencia organizada. Ello
cumpliría con la misión del derecho penal y debería aplicarse en concordancia con
leyes penales reales, órganos e instituciones de prevención y persecución del delito
(Policía, Ministerio Público), de imposición penal (Poder Judicial) y de ejecución penal
(INPE, jueces de ejecución penal).
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
http://www2.congreso.gob.pe/sicr/tradocestproc/clproley2001.nsf/pley/B68F9
A7D6269812D05256DBB0070878B?opendocument
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PRATS CANUT, Josep Miquel. Delitos contra la libertad. En: AA. VV. Quintero
Olivares (dir.). Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal. Navarra,
Aranzadi, 2005, 5° ed., pág. 188-191.
DEL ROSAL BLASCO, Bernardo. Delitos contra la libertad (I). En: Cobo del Rosal
(coord.). Derecho Penal Español. Parte Especial. Madrid, Dykinson, 2005, 2° ed.,
pág. 184.
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