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LO NACIONAL-POPULAR

EN BOLIVIA

Por
RENÉ ZAVALETA MERCADO

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siglo veintiuno editores, sa de cv


cEB¡o o€L AGUA 248, oELEGAoTóN coyoAcAN, o43ro MÉxrco, D.F.

siglo veintiuno -de españa editores, sa


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C|/PLA;UA «', ESPANA
MADRIO
PT{OL{)CO
siglo veintiuno argentina editores, sa ¡. Introducción, 9; ¡r. Antecedentes, 9; rrr. Algunas hipótesis
sobre cl tema, 15
siglo veintiuno de colombia, ltda
AV.3¡. t7-Ít PRTMEF P|SO. BOGOÍA. O.E. COLOMBTA
r. r-A quE!{IlLLA DIL ExCEt)E§irE 2r

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¡¡t. EI, I.]STUPOR Dg, LOS SIGIÍ)S 180

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edición al cuidado <le martl soler


portada de anhek¡ hernl¿irdez

primera edición, 1986


@ siglo xxi editores, s. a, de c. v.
isbn 968-23-1368-6

<lcrcchos reservados conforme a la ley


irnprcso y hecho cn méxico/printed and made in
t5l
En los últirnos años de su vida, René Zavaleta volcó todas sus
energías hacia una investigación de largo aliento sobre la for-
mación de lo nacional-popular en Bolivia, es decir la conexión
entre Ia "democratización social" y Ia "forma estatal". El trabajo
del¡ía abarcar el período 1952-1980, aunque las explicaciones
causales del tema tenían que retroceder necesariamente hasta
la guerra del Pacífico (1879-84).
Su enfermedad fatal no le permitió culminar esta obra, pen-
sada desde un comienzo como una contribución mayor a la com-
prensión de la historia moderna de Bolivia. Sin embargo, los
tres primeros capitulos del trabajo alcanzaton un nivel de ela-
boración que permite su entrega al público, bajo el recaudo
de que el autor no llegó a realizar la revisión final y definitiva
del texto que ahora tiene entre manos el lector.
René Zavaleta siempre pensó que su patrimonio r'ntelectual
provenía y se debla al pueblo de Bolivia y, en particular, al
proletariado minero, qu€ tanto amó y admiró. En este sentido,
los fragmentos cle esta obra tt'unca se publican tal y como
los dej<l su autor.

L7l
PRTII,OGO

1, Ii\IR()DUCCIOIa*

El problema (lue interesa estudiar en esta investigación es el


que propone la foruración de lo nacional-popular en Bolivia,
es clecir, la conexión entre lo que Weber llamó la democrati'
z¿rción social I y la forma estatal. Con esto entendenros las pautas
de socialización tal como existieron y sus índices de poder así
como los llamados Proyectos de masa. En otros términos, la
relación entre el programa y Ia factualidad. El trabajo del pro-
I¡lcma se referirá al período de 1952-1980 aunque su explicut-
ción causal retrocederá hasta la guerrra del Pacifico (1879-84).'
Es cierto que ciebe entendérselo como un razonamiento gene'
ral sobre la forrnación boliviana, con apoyatura empírica en
los <iatos del período. Desde el punto de vista metodológico,
se trata de aislar cleterminados acontecirnientos, por circunscrip-
ción en el tiempo, o situaciones regionales, por circunscripción
en el espacio. Esto es una resPuesta a la escasez cle información
y se trata sin duda de una selección simbtilica- En defensa del
método debe decirse que ninguna ciencia social es posible cie
otra manera en un ¡;aís con las características de Bolivia.

TI. AN'T}iCEDENTtrS

La fase que es llamada de Ia revolución nacional, que se desen'

1 Cf. I\{ax Weber (1964). Weber usa este término en el sentido del
proceso de igualdad material o sea de la producción del hombre jurldi-
{ami:nte libre, en oposición I la democracia como sistcma polltico.
2 En 1952, una insurrecciórr popular imPlanta el modelo estatal boli-
fiano actual. La guerra tlel Pacífico sostenida entre Chik: de un lado
y Perrl y Bolivia por el otro, contiene el desplazamiento de la lógica del
proteccionismo
-de
en torno a los centros interiores por la lógica -mercantil
la periferia de puertos. Es el punto de arranque del estado oligárquico
en Boiivia.

Iel
pnór-oco pnóroco It
vuelve en torno al momento de ruptura de lg52,a es el centro reformulación de los patrones ideológicos y también de lo <1ue se
del análisis porque se trara de un despliegue orgánico: los puede llamar el "temperamento" de una sociedad. La propia
elementos latentes se ven obligados de súbito a un acto radical indagación debería decirnos si ésta no es una manera de com-
de manifestación o aparición y es aqui donde se advierte, por pensar desajustes o no correspondencias entre los episodios silen-
ejemplo, cómo el criterio de rnarginalidad, acaso válido en una ciosos de la estructura y el carácter del poder o sea cuál es la
cuantificación referida a un momento de subord.inación nómi- mánera que tiene una sociedad invertebrada en glan medida
ca, sin embargo no lo es en absoluto en una instancia de reve- como la boliviana de adecuar los momentos de sus determina-
lación crítica.a ciones pu€sto que aquí no fue posible hacerlo por vía de l:t
Puesto que la fluidez o vacancia jerárquica es lo caracterís- democracia representativa.T
tico de aquel momento, hay en efecto un modo de identificación La época misma, comprendida como época revolucionaria,
que adopta cada una de las clases sociales, de cada una de es en extremo ilustrativa acerca de los contenidos de cada una
ellas con relación a Ia nueva articulación general, de unas con de las clases sociales y su alcance "nacional". La recomposición
relación a otras r y también del estado, que no sólo recibe las entre las nuevas clases políticas (la obrera y la campesina) y las
consecuencias de aquella interacción sino que se las arregla para mediaciones que se implantan casi como reconocimiento cle la
experimentar su propia autonomla inicial en medio de un con- naturaleza de los hechos 8 imponen la instauración de un nlrevo.
junto de hechos que no pueden fisonomizarse sino corlo ün, sistema estatal al que llamaremos el estado de 1952. Ello inau-
momento constitutivo típico.6 gura el segundo ciclo estatal boliviano en el siglo xx.e
En cierto modo, la historia posterior de Bolivia no es sino er El primero había sido establecido en torno a la guerra fede-
desenvolvimiento de las características de la crisis de 1952. Los ral (1899). Una alianza entre un subestrato oligárquico y el
sujetos clasistas no hacen después sino reproducir las condicio- campesinado indígena impuso entonces por la vía militar un
nes de su actuación en aquel momento crucial. Es obvio que nuevo bloque social dominante, un nuevo eje políticogeográ-
a partir de eso debe considerarse el papel no rutinario que fico, sin duda nuevos cánones de legitimación y, en gran me-
tienen los momentos catastróficos o constitutivos en cuanto a la dida, incluso un nuevo aparato represivo, todo dentro de uua
nueva inserción de Bolivia en el mercado mundial, con el
3 Por revolución nacional se cntiende en Bolivia cl período de las
tmnsformaciones democrát-icas que comenzaron en abril de Ig52. Es un estaño.10
apelativo que se atribuye a Carlos Montenegro, el teórico funclamental del La integración estructural del estado de 1952 se basa en la
nacionalismo revolucionario, e inclica de algún modo l.a superioriclad que ampliación de la base demográfica del consenso político (que
se aspiraba a dar a los objetivos nacionales sobre los democráticos. ,,ño
ser como los que se sienten clase en vez de sentirse nación,,, hat¡ía escritn. había fracasado por la defección liberal en el 99), mecliante
4 Sobre el papel de la crisis en el conocimiento social, véasr: R. Zavaleta, la introducción en la controversia política de los obreros en la
Mouimiento obrero y ciencia soci,al.
5 Es evidente, por cjemplo, que los campesinos se organizan en la forma década de los cuarenta y de los campesinos en la de los cin-
a imagen y semejanza de los obreros pero eso no crea una relación de cuenta, en una nueva concepción espacial dei pais (aunque eI
inmersión en la clase obrera sino en eI estado desde el qu,.: habia actuado
Ia clase obrera. La manera particular de la combinatoria entre militares y
espacialismo es una constante en el razonamiento estatal boli-
campesinos, entre estudiantes y obreros §on otros tantos movimientos dentro viano),11 una nueva ideología (el "ideologuema" nacionalismo
del intercambio hegemónico, que es muy activo a partir del 52.
6 Por momento constitutivo se podría entender al ptmto originario ? Cf. René Za\¡alcta (1982a y 1979).
de las sociedades en su sentido más remoto, por ejemplo fgipto y el riego 8 Lo más elocuente es el comportamiento de ios dirigentes camPcsino§
del NiIo o Ia conquista del hábitat en el Ande. En el senticlc que io us.rnós con relación a la guerrilla de 1967 (véase René Zavaleta, 1969).
r¡osotros, tiene referencia a la manera que adquiere el to;o ideológico 9 Véase inlra, nota 41.
y las formas de dominación del estado, es decir, al momento de su cóns- 10 Cf. Ramiro Condarco (1966).
t rucción. 11 Cf. C. Badia Malagrida, lg46; J. Mendoza, 1957.
[2 PRóLoCo próI.oco I}
rel,olucionario) 12 y un nuevo aparato represivo. Más impor- gencia del pathos cstatal en los nrilitares) Pero sobre todo crl
€irr)te que todo ello, no obstante, es la aparición cle estructuras lo que se refiere a ia prcparación de la descampesinizaci«ln y
ric mediación y de mediadores en un sentido moderno.ls El sin duda como campo de nacionalización ideológica. La rela-
propio an;ilisis comparado de la constitución, las formas y la ción entre Ia movilización militar y el movimiento campesino
decadencia de los dos estados bolivianos (de estos tlos ciclos) parece ahora algo comprobado.ls
,configura un cuadro en extremo rico para el estudio de Ias En los hechos, la propia catástrofe social de 1952 propone
{olmaciones latinoameric¿rnas. En otros términos, se pretende facetas heterodoxas con relación a la literatura sociológica má§
participar en las discusiones recientes acerca del problema del frecuente en América Latina, al menos la de hace algunos años.
estado en base al anáiisis de un caso concreto.l4 Se ha dicho por ejemplo que se trataba de una formación
Si bien está a la vista que el episodio revolucionario no es el social cuyo carácter estaba dado por la rnarginalidad y la de-
resuitaclo cle una determinación económica directa sino de una pendencia.l0 De principio, encontraremos acá una Primera clall-
acumulacil¡n clasista, con todo, es también posible inferir vincu- dicación del análisis puramente estatlistico. La abundante par-
Iaciones entrc los hechos que concieinen al país oficial y los ticipación campesina en la implantación del proceso de reforrna
'de su naturaleza interior. Ninguno de los momentos propios agraria (sobre todo cn algunas regiones) demuestra que el cri-
ciel modo estatal del 52, algunos de los cuales son desplaza- terio cuantitativo de marginaliclad es una reducción.2o En ctranto
mientos absolutos en tda la historia del pais (como la termi- a la estructura de la dependencia, es clar:o que su exageración
nante acljunción campesina),15 habrla sido posible sin ciertos convertiría a la historia en un círculo cerrado en el que 10
acoritecirnientos premonitorios como la guerra del Chaco.16 La dependiente no debería proclucir sino dependencia: no existi-
guerra es siempre un elemento de actualización de las socie- rian las historias nacionales. Es obvio que hay forrnas de articu-
dades y no en balde se ha dicho que es la manera en que pro- lación no dependientes, que la propia metrópoli tiene grandes
gresarl las naciones. No obstante ello, se debe consiclerar la imposibilidades en cuanto a su capacidad de conocimiento de
{unción de una movilización más o menos universal en un país las sociedades dependientes. El núcleo de 1952 demuestra un
que carecía de hechos realmente nacionales.l? Se advierte sin grado irnportante de autodetcrminación política en un escena-
Iugar a dudas el papel de la guerra moderna, como episodio rio muy atrasado 21 :runque es cierto que esta autoimpulsión
sociológico dotado de una gran intensidad patética, en la trans- cedió casi de inmediato a la coerción de las condiciones ex-
,formación de las clases sociales (como por ejemplo, Ia emer- ternas.22
De todas maneras, tenernos la impresión de que en las inter-
1l Vóase Luis H. Antezana, 1983; Ernest Laclar¡, 1978.
13 Jrran Lechln, por ejemplo, fue un mediador clásico en todo el período, pretaciones que se han hecho hasta aquí acerca de aquellos
pero también lo fue, en cierto sentido, Alfredo Ovando corr relación al
,ejérciro. La aparición de lo que se ha llamado la "mediación prebendal" 18 Véase J. Dandler, 1969.
(v/,ase Rcné Zavaleta, 1979; W¿lter Guevara Arze, Los militures en Boliaitt, 1e \,r[¿5¿ Aníbal Quijano, 1967. 'fambién Ministerio de fianificación y
in¿(lito) es en cambio algo que caracteriza al momento de la decadenci;r Coordinación, 1970.
,del cstado de 1952, 20 Así lo demostraron los acontecirnientos de Sacaba, Tolata y Epizana
14 Véase E. Ayala Mcrcado, 1956; Guillermo Lora, 196.1. para el pro- en 1974 y el gran rnovimiento dc apoyo campesino a Ia huelga obrcta cn
1;lcma gcneral, Biaggio de Giovanni, 1981. noviembre de 1979.
r5 Véasc Silvia Rivcra Cusicanqui, 1985. 21 Se sabe, por ejemplo, que los diplomáticos norteamericanos estaban
16 Véase l)¿vid Zor¡k, 1900; Roberto Querejazu Calvo, lg75; Aquiles sesuros, en marzo de 1952, que eI trnn jamás alcanzaría eI poder, aunque
Ver¡¡ara Vicuña [s.f .1. una insurrección se lo daria apcnas días despuós. Con Sergio Almaraz
17 Otro tanto puede decirse de las propias moviliza.ciones en el periodo pudimos ver corespondencia sobre el particular en el archivo del bufete
rlcl auge de masas luego cle 1952: aqul la movilización miÍma tiene una Calvo, en La Paz,
ralitlez independiente aun de ias medidas que contiene o sea qr¡e lo irre- 22 Yéase Jackson Eder, en sus memorias, citadas por L. Whitehead,
.rc¡silrlc cs el acto de masas y no la ¡uedi<-la. 1969; y V. Andradc, 1976.
pnóroco
N4 PRóLoCo l5
:acontecimientos se ha dado un cierto maniqueísmo, es <iecir nomía del desarrollo político, resultó no ser válido sino de una
'que se ha prescindido casi siempre de lo que se llama una manera menos perspicua para otros sectores. El escaso desarrollo
"perspectiva total". Se ha tendido a subordinar los factores o a económico no fue un abstáculo real para el desarrollo cle la
Ia existencia de un caucus político (el rvrNn) o a la acción, sin clase obrera pero es probablemente un obstáculo para Ia for-
duda impresionante, de la clase obrera, para no hablar de las mación de una burguesía local. En otros términos, mientras los
,explicaciones carismáticas.23 Lo que interesa en cambio, a nues- campesinos expresaban una capacidad casi general de ulovili-
tro entender, es advertir el desarrollo contradictorio de los zación (de no marginalidad) y los obreros Io que es ya casi
factores, o sea, como si los hombres se propusieran algo y los un inpromptu hegemónico, en una escala llamativa a escala lati-
hechos los llevaran indefectiblemente a otro lugar. El jacobi noamericana, se presenta a la yez la "paradoja señorial,,.
¿eué
nismo resultó aquí una escuela poco eficaz. La idea del cam- cs Io que postulamos bajo el concepto de la paradoja? La clase
pesinado como clase receptora y del proletariado corno clase o casta secular boliviana resulta incapaz de reunir en su seno
d.onante, por ejemplo, no sigue sino un lineamiento dogmático. ninguna de las condiciones subjetivas ni materiales para auto-
En realidad, todo indica que el campesinado tenía su propia transformarse en una burguesía moderna, quizá porque es una
acumulación de clase y también, si se quiere, su propia historia burguesía que carece de ideales burgueses o porq.re toclos los
de clase dentro de la historia de las clases. Es elocuente el que patrones de su cultura son de grado precapitalista. La paradoja
sirva sucesivamente de masa hegemónica en el momento de la consiste en que es a Ia vez capaz de una insólita .upuilaud áe
decisión del poder,2a como densidad conservadora a lo largo ratificación qua clase dominante a través de las d.iversas fases
del llamado "pacto militar-campesino", cuando fue consideraclo estatales, de cambios sociales inmensos e incluso de varios mo_
como una "clase tranquila" y, por último, como asiento de la dos de producción. De esta manera, así como la revolución
desagregación del bloque de clases del 52, es decir, de la diso- nacional es algo así como una revolución burguesa hecha contra
lución del estado.25 la burguesía, el desarrollo de la misma es Ia colocación de sus
El consistente decurso de la clase obrera boliviana, en su factores al servicio de la reposición oligárquico-señorial. La
historia como clase constitutiva y como la clase separatista, carga señorial resulta asl r¡na verdadera constante del <Iesenvol-
propone la cuestión de cuál es el grado en que no hay en Boli- virniento de la historia de Bolivia.2z
via y es probable que en ninguna parte una corresponclencia
necesaria entre los indicadores del desarrollo económico-cultural
y el grado de desarrollo político de los obreros. La experiencia III, ALGUNAS HTPóTTSTS SOBRE EL TEMA
boliviana parece demostrar, lo mismo que otras, que ese corre-
lato es al menos mediato o sea que para una clase corno ésta En resumen, nuestra intención es aplicar los conceptos de la
es más importante su acumulación orgánica o historia hegemó- teorÍa del estado y de las clases sociales a un estudio de carác-
nica, que es algo que se relaciona por fuerza con el grado de ter histórico concreto en torno a las hipótesis o postulaciones
eficiencia que logra la presencia estatal.2o preliminares a la manera de las que se expone como indicación:
Sin embargo, esto que parecería enseñar un lado de auto-
23Cf. Herbert S. Klein, 1968; Liborio Justo, lg75; Luis Peñaloza, 1952.
l. La relación entre excedente y momento constitutiao
24Fue sin duda cl éxito en la movilización campesina lo que decidió
la supervivencia del poder del uNn en los años criticos de 1952-56, Es más o menos generalmente aceptado el papel de la ,.dispo-
25 La su¡titución del pacto militar-campesino por la alianza de Ios cam-
pesinos con la co¡ hacia 1978 y el apoyo a la uop en las tres elecciones
nibilidad" social en la base de la formación de los estados mo-
rluc ganó Siles Suazo entre 1978 y 1980.
1fo M<rema Yiezzer, 1977; C. Soria Galvarro. 27 Romero, Jorge Siles Salinas,
euiroga.
PR¿)LoGo l,¡«iLoco fi
16
u oferta generai se remite' en lo te¡rcia. Es una evidencia que el transcurso de la historia boli-
clernos. Esta disponibiliclacl
viana preparaba este tipo cle innovaciones.
queserefierealasociedadcivil,amomentosdevaciamiento'
Sobre este particulzrr, una recurrencia poco feliz es l;r que
es decir, a las coyunturas en que grandes masas están disPuesta§
trata de explicar la débil c<¡,stitución del estado nacio,ai a
a la asunción de nuevas creencias colectivas.2s Dcsde el ángulo
estatal, en cambio, la "disponibilidad" tiene una relación
inob- ¡;artir de una supuesta escasez de excedente económico.B2 Boli-
jetable con el problema del excedente económico o sea que no via no habría dispuesto jamás de la capacidacl articulatoria
que necesario económica como para proclucir institucic»nes más avanzaclas. Esto
Lasta la maleabilidad ocasional de la masa sino es
no explicaría, por Ia inversa, por qué países como la Cuba de
un grrado de capacidad de emisión o infusión Por Parte del
los veinte o la Argentina del medio siglo que va de l8B0 a
arrrJo o sea del pocler como Lln acto pl'ogramático' Es un para-
1930 fracasaron sin embargo, igual que Bolivia, en la confor-
lelo: mientrr, ,ri, profuncla es la "disponibilidad" de la socie-
mación de superestructuras políticas modernas.
dad como flujo ideológico y mayor el excedente, hay mejores
condiciones Para const;uir un estado moderno, es decir aquel
En el siglo xrx, Bolivia se eclipsa del mercado mundial para
toclo fin prácticol.aa Se organiza entonces un aparato estatal
en el que li inflexión ideolirgica predomina sobre el facturtz
represivo y las mediaciones democráticas sustituyen o enmasca-
cu)¡a economía se fundaba de modo casi exclusivo en el llamado

ran a los formas tradicionales de dominio'2e tributo indígena.3a Esta institución es quizá la más cligna de
estudiarse en su relación con la formación boliviana: habla de
Ahora bien, en Bolivia hubo por lo menos tlos momento§ colls-
titutivos en el perlodo llue nos interesa: lS99 y 1952' Se puede tr;rincipio de un sector "tributario" pero no de un sector ,.per-
f.eneciente". Con alternativas varias, esto seguirá en esos tér-
cliscutir antes cle nacla sobre la extensión ,v la profunclidad de
rninos hasta avanzado el siglo xx; pero el c¿rrácter o espíritu
cada uno cle ellos. Lo de 1899 tuvo consecuencias nacionales
cle la base rnaterial del Estado o sea su "concepción estructural,,
pero no fue un hecho verdaderamente "nacional" y err su ulti-
no cambiará sino en 1952 y eso mismo con masivas tendencias
Li¿ua se traclujo sobre todo en trueque§ de poder en el seno
de resabio.
clel bloque socál clominante' La propia participación aymara
La captación del excedente ha sido siempre un concepto ajeno
ocuriond sobre toclo la instalación de Io que se ha llamado el
..tlarwinismosocial''comoideologíainteriordelestadooligár. a la clase dominante en Bolivia y eso lo mismo en las dos
cconomías de ta piata que en Ia clel estaño.35 En otros términos,
quico.3o Es distinta por cierto un¿r tevolución democrática
en
tu q,re hay grandes masas activa§ y en armas o sea aquellas es necesario revisar las causas por las que Bolivia fue incapaz
rle internalizar su excedente pero es en cambio muy rebatible
.r, ü, que la'activiclad militar es más o menos global' como la
sostener que el excedente no existió.
Revolución mexicana, e insurrecciones como la boliviana de
1952

que§econcretanenunnúcleomásconcentradoquesólodes.
pués clistribrrye los efecto§ revolucionarios y no sin que
ellos 2. Aspectos conserladores de la paradoja señorial y la cuestión
En agraria
qrreaen mediátizados por la supeditación ideológica' etc'31
cabe duda
áalquier forma, urrr, ti se aceptan dichos reparos'.no
Si se tiene en cuenta la globalidad casi dramática de los acon_
,te qre habria que hablar de la falta de extensión o de pro'
recimientos de 1952 y de varios otros laterales 86 es tanto rnás
fundidad cle los momentos constitutivo§ pero no de su inexis-
:12 Vóase Walter Guevara Arze, lgb5; todos los
discursos cle Víctor paz
Lo del vaciamiento es en realidad una metáfora; pero es evidentc
28 Iisttnssoro err torno al 52 (ed. 1953).
que la ideología es de una gran tenacidad y. que sólo en momentos
m¿¡y
:l:l f-¡¡is Peñaloza, 1947.
e'specirtes Ia [ente está tlispuesta a -una sustitución' 3'1 Nicol¿ls Sánchez Albornoz, l9I8; Silvia Rivera
'zs Cf. I-o.,ii Althusscr, 1974; C. Offe, 1977' Cusicanqui, lgg5.
3r', (lf. Arrtonio Mitre, lgSl; Sergio Almaraz paz,
30 Véase Marie-Daniile Demelas, tesis' 1g76.
ÍJo Vúasc supra, nota 2-c.
sr Cf. René 7.a'valcta, L974.
r8 PRóLoGo rg
'Hór-oct¡
sorprendentc la l'econstrucción seírorial de la clase dominante lc¡¡itimación democrática. Qre el hecho está vivo en el ¿tcon-
en el periodo posterior. Es a esto a lo que hemos llamado el t.ccer presente lo demuestra por ejernplo la extraordirraria se-
problema de la paradoja seírorial en la historia de Bolivia.s? nrcjanza entre las ideas de Tamayo en 1910 y los planteur¡rientos
En un rasgo de tradicionalidad qrre presenra Ia sociedad boli- lltilenaristas de los kataristas contemporáneos.40
viana en contraste con otros de gran dinamismo e iniciativa
y es probable que tenga que ver (esto habría que probarlo) !1. Problemas de formal,izacién teórica
con la manera semicristalizada de la cuestión agraria. Aunque
es un problema bastante más enjundioso y lo que se diga [,a historia de este período de la historia de Bolivia propone
sobre él es atrevido, con todo, hay ciertos apotegmas dentro iilteresarltes problemas para la formalización teórica. Esto es
del análisis boliviano'que deben ser enfocados. Se diría en gene- lo que ocurre, por ejemplo, con relación a las cuestiones vincu-
ral que ha habido desde el punto de vista raxonómico una ladas con la estabilidad o inestabilidad del modelo cle pocler,
diferencia entre el momento jurídico tributario y el momento cl papel de la democracia representativa y la forma autorita-
estructural productivo o sea que se ha confundido las l'ormas ria y tarnbién la integración originaria de los órganos cle poder.
jurídicas de Ia cuestión agraria con el canon técnico de la trJolivia ha conocido dos períodos de estabilidad civil demo-
apropiación agrícola del suelo que es donde, a nuestro modo cr'ático-representativa (1899-1934 y 1952-1964) y dos ciclos de
de ver, finca el meollo de la cuestión. poder militar 1934-46 y 1964.+r Bolivia, en general, es conocida
Esto podría verse ya apuntado por el empecinamiento de !a (:omo una zona de inestabilidad política. Con todo, habría que
forma agraria "comunidad" puesto que la clefensa de ella y su cxplicar por qué en la primera estabilidad civil la legitimación
reproducción es casi la forma de la inserción del campesinado cra sr¡ficiente aun proviniendo de una escasísima proporción
en la movilización democrática.38 Trátese ernpero de f<¡rmas clectoral, por qué en la segunda estabilidad se requería un ám-
hacendarias y zrun de formas parcelarias aparentes, en todo caso, I¡ito de legitimación mucho más extenso y por qué después de
al menos en lo que se refiere al hábitat andino cl¿isico parece ,:lla ni aun la compleÍa universalización <Iel voto bastaba conto
claro r¡ue no se trata sino de modalidades jurídicas que man- clernento legitimaclor. Eso tiene que ver con Ia percepci<in de la
tienen el patrón productivo o sea que, en su extremo, no habla- ntasa, lo que quiere decir que en el trabajo se tratará de obte-
ríamos aquí sino de una sola forma de agricultura a lo largo del llcr un¿l doble perspectiva: en primer lugar, cómo fueron las
tiempo. El español o el hacendado o el funcionario pirblico ten- (os¿ts en sus contenidos complejos; en segundo término, la ma-
drían un papel de mediadores estatales o recaudadores aunque ilcra en que fueron reconocidos e internalizaclos por las masas.
de ninguna rnanera de dirigentes productivos o sea que se daría [)or qué, por ejemplo, a los ojos colectivos Busch o Villarroel
una supeditación jurídica pero jamás una supeditación real.39 l'epresentan fases democráticas y no Flerzog o Barrientos cs una
Esta hipótesis aunque sin duda desrnentida por episodios evi- cuestión que se refiere a la historia de la perspectiva de la masa.az
dentes de parcelización, de acumulación económica intercam- Por consiguiente, con relación a la democracia representa-
pesina y de diferenciación (y unificación) , no deja de tener tir,:1, sc obsen.arzln, entre otros, los siguientes problemas: el
una incidencia que debe comprobarse. En todo caso, la resis- r cferido aI eje territorial, en el sentido de que Bolivia fr¿rcasa

tencia de la civilización agrícola andina estaría demostrando


la impenetrabilidad de ese universo a una convocatoria estatal lo \I{¿cs Iil';rnz '1:rmayo, 1975 y Revnaga, l1)70.
{r El periodo liberal sólo abarca en rigor hasta c. lg20; lero los go-
no democrática y la incompatibilidad del ápice señorial con una Ilicrnos republicanos posteriores fueron en fin de cuentas la continnación.
l)r: 1952 a 1964 gobierna el uNn con sucesiones civilesr electorales y pacl[icas.
37 Véase supra, nota 27. Fll primer período militar comienza en T'oro (1934) y rermina con IJa-
38 Cf. Grieshal¡et, 1977; Silvia Rivera, 1985. lliviárr (i952). Pero ésta es una clasificación demasiado formal.
lJl) Cf. Wh'takcr. {2 Vriase Rerri. Tavalct¡.
2Ü PRó['ocr)

en obtenerlo, incluso cuando lo intenta del modo más especi I. LA QUERELLA DEL EXCEDEI.{TE
fico con 1¿r Revolución federal. No hay un Piamonte ni ttn
Buenos Aires en Bolivia.as Pero la propia topografia social
es irregular. Es más importante saber cuál ha siclo el resultaclo
real rle una elecció¡r en las tres ciudades básicas, en ios celltrori
¡nineros y dos o tres distritos campesinos que en el conjunto
del país.aa Eso propone que la democracia representativa. par'lr Es razonable concebir la crisis como un instante anómalo en la
ser efectiva, requiere de un g,rado cle homogeneidad que Bolivia vicla de una sociedad, y eso querria decir una hora en la que las
r1o tiene. Por consiguiente, debe discutirse dónde debe situarse cosas no se presentan como son en lo cotidiano y se presentan
el "núcleo de buen sentido" de la legitirnidad porque. eu con- cn carnbio como son en verdad. Mal grado ello, si bien es
traparte, es evidente que Ia democracia representativa devienc cierto que la cuantificación de la sociedad no es posible sino
en ciei'to nlomento una consigna de masa, con el capitalismo propalaclo como forma general y aunque
Lo mismo en Io que se refiere al paradigma partido político es indudable que no hay una sola forma posible de conocer
o sindicato. La sociedad ha sido capaz de ltacer un s.istclu¿i cada cosa, la crisis adquiere con relación a estas sociedades
político de partidos a partir de 1980 y ha generado al menos innumerables e incógnitas como la boliviana una connotación
un partido cle la dirrensión cle los más grandes del continettte.{r' particular. Es la propia necesidad la que hace que cacla modo
Con todo, se debe indagar no lo que se llama partido, que es tle ser convoque a una forma de conocimietrto con lo cual sos-
rnás bien trn bloque social, sino lo que significa con relaci<in tenemos que será discutible hablar de un método de conoci-
a su modelo de o igen, que es el europeo. Otro tartto ocnrre miento general a todas las sociedades.l En ésta, en lo específico,
con la tan decisiva historia de los sindicatos. Si el sindicato la crisis actira no como una forma de violencia sobre el orden
es la organización propia de la circulación mcrcantil libre de la de la rutina sino como una aparición patética de las puntas de
fuerza de trabajo deberíamos preguntarnos cuál era su funcií¡n Ia sociedad que, de otra manera, se mantendrían sumergiclas y
antes de la libertad plena de mercado (el sindicato precedía gelatinosas. La cuantificación misrna, como lo veremos a todo
al mercado interno) o más bien la forma en qlre la constitucirln lo largo de esta historia, tiene un papel más relativo mientras
del "desprendimiento" o descampesinización era el modo de más abigarrada es una sociedad;.por el contrario, es e¡1 la crisis
forrnarlo. o su equivalente (la instancia de intensidad) donde se puede
ve1' en sus resultantes o síntesis, pues se trata de la única fase
de concentración o centralización, a una formación que de otra
mrnera no aparece sino como un archipiélago. Si esto es ver-
tlad, no lo es en todos los casos porque ni toda crisis es gene-
l'almente elocuente porque acá el grado de revelación es tam-

1. El m.tt.odo general resulta al rnenos una posibilidad (an remota como


la rle una teoría general del estado. Cada sociedad debe, en cambio, rcco-
locer el método que a ella puede referirse o rrle pertirrente. Hay socie-
tla<lcs cognoscibles y sociedades no cognoscibles, socied¿cles cognoscibies de
un¿r manero y sociedades cognoscibles de otra manera, en {in, sociedarles
43 Aunque Ia Revolución federal fue el intento fn¡stráneo de <lar al t:uantificables y sociedades eir las que la fo¡ma de la alticulación entre
departamento de La Paz el papel del Piamontc. li¡rm¿s <tistintas es una cualidatl. El conocimiento crítico, por la forma
44 Tener La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, más Ios distrif.os rnincros rrglrrtirracla cle presentación hetcrogénea en ese pathos, cs propio de so-
y centros campesinos como Cliza y Achacachi, es tener a Bolivia entera. ciedades de cludosa cuantificación como Bolivia. \¡éase R. Zavaletx Nfer-
a5 .E,1 Movimiento Nacionalista Revolt¡cionario. r rtlo, l9'83.

[21]
22 L.¡r QUtrREr-I-A DIiL nXCrDIl\'IL L.{ QUERELLA DrL EXCEDTNTE 23

bién proporcional al grado de generalidad de la crisis ni la sacó al claro lo más vivo de los conflictos clásicos cle la socie-
cuantificación como tal es algo que pueda echarse i,n toto. Lo dad civil.a
importante es que, tarde o temPrano, cada sociedad aprentle Esta nomenclatura (sociedad civil, estado) no es siempre
que conocerse es ya casi vencer, La voluntzrd del autoconoci- convincente. Sobre todo en un país como lo era sin duda la
rniento es una fase no corpuscular de la existencia. La guerra Bolivia de entonces en la que la separación relativa del estado,
a su ttrr[o es un momento intenso pero no toda guerra es una su antonomia, no se habia producido de ninguna manera. Lo
crisis y ni una ni otra abarcan en todos los casos al conjunto que llarnamos estado para ese momento era más bien la frac-
del objeto social. La historia de estos cien años de Bolivia ción de la casta dominante (porque era hereditaria) dentro
será por fuerza entonces la historia de un puñado de crisis de la propia sociedad civil que se hacía (en esto la expresión
o aglutinaciones patéticas de la sociedad. hacrrse de algo es muy expresiva) del gobierno de un mod.o
Pues bien, si hubiera que distinguir enre cómo se vive la ocasional, con una fugacidad característica. O sea que esta
guerra del Pacífico y cómo la Revolución federal 2 (con io casta dominaba de un modo constante en la sociedad y cle un
modo intermitente en el gobierno, según sus partidos o fac-
cual queremos referirnos no a. la externidad de estos aconteci-
ciones.s ¿Qué podía significar, en efecto, Hilarión Daza res-
mientos sino a su internalización colectiva) habría que escribir
pecto de Campero, qué Melgarejo con relación a Ballivián,
que la primera debe ser considerada en rigor (al mqnos en su
el segundo (que era, además, su compadre)? 6 En el mejor cle
primer momento) como un asunto de estado o materia estatal los casos un diferente grado de legitimidad en el seno de la
o sea algo que ganó o perdió la clase dominante, por cuanto casta dominante, lo cual, después de todo, era importante por-
entonces no estaba diferenciada del estado,s corno una resPon- que se necesita cierto d,erecho hered,i.tario racional incluso den-
sabilidad suya ante sí misma. En los diferentes gtados de in- tro del mismo privilegio. La unificación de la clase dominante
tegración, una guerra puerle, en efecto, interesar a la sociedad o su división es siempre un dato decisivo en lo que se re-
y de un modo escaso al estado o puede ser un negocio de una fiere a la evaluación estatal. En todo caso, que ella, la casta
parte de la sociedad con el estado o, en fin, permanecer en el secular, admitiera de un modo casi indistinto a sus héroes
puro nivel estatal. Decimos entonces que, en el modo ideoló- paradigmáticos, como Ballivián, o a la suerte enigmática de un
gico inmediato que tuvo al ocurrir, la guerra del Pacífico fue carisma brutal como Melgarejo es, en último término, algo
una guerra de incumbencia del estado y de la clase del estadcr que no tiene demasiada importancia porque una cosa o la
y no de la sociedad, al menos no de un modo inmediato. otra no contenían sino nrovimientos dentro de un mismo he_
Varuos a ver luego por qué. La Revolución federal en cambio 4 Véase el siguiente capítulo.
I Es notable por ejemplo la poca significación de las querellas entre
2 La gucrra del Pacífico cnfrenta a Chile con Pcrri y Bolivia cntn: crucistas y ballivianistas aunque deberla considerarse cierta penetración
lB79 y 1884;la llamada Revolución fcderal cs lrrla guerra civil cn lir del crucismo en el belcismo como algo dotaclo de significado. Ei cualq'ier
quc luchan los depaitamentos del sur, bajo la hegemonla de Chuqtrisaca, fo'ma, la ,at,ralidad co, la que la clase dominante ch.quisaqueña -con-
con los del norte, La Paz err lo básico. R,. Con<Iarco llforalcs, 1977. scrvadora se aclaptó a la preponderancia de la clase dominante liberal
3 Aunque lo había estado de un moclo ocasional, con Sant¿ ClLrz por paceña advicrte que lcs vasos comunicantes entre una y otra cran abun_
ejemplo. Una verdadera <listinción cntre cl gobierito como apara.to y l;r dantcs,
clase dominante no se producirá en forma sitro con Ia Revoluci<lrr rle I95r2. 6 h{. Rigolrerto Pa¡edes, 196?. Adolfo Ballivián, en efecto, le habla
Con todo, en esto clebe conside¡arse siempre la tenderrcia del cstado a hablado a Melgarejo de "la sinceridad y ternura de mi afecto hacia su
uoh,er a la sociedad, en cl sentido de que a causa del p<lricr sc vuclve pcrsona", cn una carta dcl 29 de errcro cle 1863 en Ia que aclcmás sostenia
a la sociedad pero rnucho más pocleroso y, a la iltvetsa, el contintto quc la clecisión que tomaba ocurriria "aunque oo mudiarar., elltrc usted
impulso de todo aspecto de la sociedad pero sobre todo <le algunos tle v 1'o vinculos sagrados y carlsimos". El melgarejismr¡ sin duda fue al
cllos hacia ei estado. La estabilidad más o lnenos larga del estarlo rlcnos uno de los lados de la tradición oligárquica y estalta unido
y dc la sociedad no son el privilegio sino de pocas socicdadcs. al otro, como lo demuest¡a esta carta.
24 LA QUERELLA DEL EXCEDENTE LA qUERELLA DI-I- ExcEDENTf, 25
cho clasista. Ballivián o Frías no significaba como lo máximo expiatorio ideológico hacia la explicacién de la inferioridad
sino la proposición ilusoria del principio de la formación nacional, un manejo jeremiaco general, como diciendo, .,el
verificable del poder que después practicarlan de una manera infortunio comenzó allá". Actuabá en la eraboración de este
festinatoria Baptista o Arce.? La confrontación de la llamada exutorio lo que podemos llamar el paradigma del éxito o sea
guerra federal €s, en cambio, algo mucho más profundo. Es la eI efecto de seducción de los destinos .er,t.iler. Inglaterra, por
suma de Melgarejo y Linares, de Daza y Ballivián Ia que perdió tanto, para estos ojos tan de intramuros, parecía la alianza in_
esta guerra, la del Pacífico, cuyo contenido tardó tanto Bolivia tre el comercio y el mar, que era por lo d.emás lo que estaba
en asumir. dispuesta a creer una forma capitalista cuya única modaliclad
¿Cuál es la razón, por cierto, por la cual Bolivia se demoró de existencia fue siempre la del capital comercial.s La verdad
tanto en darse cuenta (dar cuenta a uno mismo) de lo que es que la cultura de estos pueblos, los que cornponen Bolivia,
habla ocurrido? Los pueblos que no cobran conciencia de que ha sido sier,pre una cultura med.iterránea: no es una cultura
han sido vencidos son pueblos que están lejos de sí mismos. que §e encerró sino una que §e constituyó hacia dentro, lo cual
Lo que llama la atención, en efecto, es el desgano o perplejidad quizá tenga que ver con ciertas inclinaciones a ra insistencia
con que este país expecta un hecho tan decisivo no sólo para histórica.e En caso alguno podía Bolivia convertirse en un
su ser inmediato sino también para todo su futuro visible. prrelrio cle uavegantes y la cualidad concluyente del despojo
Tratábase por cierto, en su cualidad, de la pérdida territorial conmovió a la formación por dos vías. primero, porqrr" in
más indiscutible como pérdida, la más grave de modo termi era del mercado mundial nadie pued.e constr,ir nirrgr, g.o,lo ",
nante para el destino de Bolivia. Si apelamos a su connotación de autonomía (y sin autonomía, es d.ecir sin aquel g.uáo ¿"
más inmediata, se podría decir que este corte obligaba a un autodeterminación que no impide el existir .r, nin-
porvenir seudoautárquico a un país poco dotado para un guna nación puede ser nación en efecto) sino en "i ^r.rdo,
intercambio
desarrollo autárquico. La misma heterogeneidad de este suelo con aquél, es clecir que Ia rinica forma rear de Ia autonomía
dice a toda hora que no hay otra homogeneidad que la impuesta consiste en una relación de pertenencia y a la vez de no con_
por la historia, es decir, por los hombres en actos conscientes tingencia respecto del mundo. En otros términos, lo menos
y acumulados. De alguna manera, debía ser cierto contacto que se puede decir es que esta circunstancia irnpidió a Bolivia
especial y penetrante con el inundo el que debía facilitar algún la concurrencia expedita a un momento fundamental de Ia
tipo de excedente capaz de abastecer los requisitos sin duda historia del mundo, momento a tal grado importante que
costosos de la articulación de una diversidad que sólo podría podría decirse que, el que no participa en é1, tampo.o p.."d"
convertir el logos del espacio clásico en un mercado nacional conocer el mundo en la manera en que existe hioy y-aquí.
coherente a partir de un programa sistemático. Aquí la vida es Bolivia resultaba un rributario doble, a ras rnerráp"ti, i"t
todo menos un acto espontáneo. Por consiguiente, con una mrurclo y a esta mediación geográfica ahora inevitable.ro Es
suerte de conciencia desdichada apenas, Bolivia perdía la po- justo decir que Io que se produjera de excedente a partir de
sibilidad de desarrollar un contacto fluido y autodeterminado entonces debía vencer no s(>lo la incapacidad de absorción del
al menos en este mínimo margen (que es de la no dependencia cxcedente, común por Io demás a todos los paises de América
territorial de acceso) con el mercado mundial que, por Io de- Latina, sino tan¡bión la lógica de las dos fronteras. Las riquezas
m¿ls, sóIo entonces comenzaba a dar las bases de lo que seria cle Bolivia, con todo, apar.te de que no son tantas, so¡r tambié,
un sistema económico mundial. Cierto es clue, en e§ta materia,
Ia fetichización de esa pérdida o malogro suele ser un chivo r C. Sempat Assador¡rian, lg7B.
:i Ir. T'ama),<¡, 1975.
lu W. Cjuelala Arze, 1978; D. S:ir:chcz Br¡stamanrc, IgTg;
? J. l.crnoiue, Biograt'ía de Camacho, citado eu Aicides Arguedas, 1960. Vclalde, 1967; E. Oblitas, 1978. J. ¡ellman
,,
26 LA qUERELI,A Dtr.L IXCEDENTL LA QUIiREI-IA Dt¡L trXCEDI:NTu 27

interiores. Es evidente que la disposición soberana del puerto era de un modo arquetípico una tierra apropiada, incorpor:rda
o al menos del acceso a él no las habrla hecho Por e§o menos al razonamiento ecológico de esta instancia de los andinos de
interiores. El aislamiento exacerbó de un modo vicioso 1o tal manera que no es cualquier costa apta para el comercio
que por otra parte debe ser un carácter de todo Proyecto moderno la que podia ocasionar semejante sentimiento grega-
boliviano, es decir, el no referirse a otro eje que no sea el de sí rio de desagregación. La conquista de la vida en el gran Ande
mismo. Se trata por tanto de un país que, aunque deba tener es una peripecia tan suprema que no existe bien sin estos con-
en cuenta la forma de su integración al mercado mundial' tornos de soporte, su resultado, que no la definen pero le dan
ha de concentrarse en una medida mucho más amplia que ott:os sí una suerte de comodidad geológica ante el plaueta.ls
países en los asPectos autorreferidos de su desarrollo' No hay Razones, sin duda, nada despreciables. ¿Por qué pucs esta
en efecto una manera más absurda de conocer una formación sociedad, que había luchado siempre, luchó entonces tan poco?
corno la boliviana que a través de los indicadores que tienen Nosotros tendemos a considerar como algo cada vez más im-
pretensiones «le validez general. portante cómo se vive un acontecimiento porque eso, en lo
Como Io veremos después, los espíritus del estado en Bolivia social, es quizá más decisivo que su exteriorización (o al meno§
no veían los hechos del espacio sino con una dimensiórr ga- un elemento sustancial de su objetividael). En todo caso, sería
monal. Lo característico era la forma gamonal del estado'll imposible que viva como totaliclad concurrente en acto aquello
El territorio, desde luego, es un elemento esencial de la ideo- que o no se ha totalizado o ha perdido las formas de su tot¿r-
logía, es el soporte material nodal de Ia rnanera que tiene un lización. La idea misma de la totalización o intersub'ietivización
pueblo de verse a sí mismo y por eso la acepción de lo nómada general 16 es algo que no está nunca adquirido para siempre y
o lo errante tiene una significación tan despectiva. Lo más así la nación puede existir más en el seno de un proyecto
importante de Ia guerra del Pacífico, en un grado inmensura- o prondlstico colectivo que en el medio de una homogeneidad
blemente ruás serio que la desconexión con el Plata practicable exhausta y por lo demás, induso lo que se ha hecho generai,
o la desposesión de riberas reales en el Amazonas,l? es la pér- tarde o temprano tiende a convertirse en el slmbolo conserva-
dida de Atacama o al meno§ de 1o principal del territorio dor de lo particular. La intersubjetivización debe por tanto
atacamense que era Antofagasta, lo cual significó ya la ruptura reploducirse de un modo constante. Hc¡mbres que eran como
de la lógica espacial con que esta unidad histórica se constituy/r. la vanguardia o espíritu de Ia conciencia estatal (no de la
La agricultura andina, que no en balde es el acotrtecinriento social, porque eso sería decir demasiad<¡; deci¡nos esto porque
civilizatorio más importante que ha ocurrido en e§te lugar v Ia existencia del estado cle Bolivia habria sido Bustillo en la
en Ia América Latina entera, y después Potosí o sea Charcas,l3 práctica)t'z como Bustillo habían venido previniendo esta
se organizan y se identifican en t.orno a este discurso territorial.
situación indefectible. Después de todo no era algo tan com-
Santa Cruz se llama de la Sierra Porque no se refiere al Plata
plicado y, en el fondo, Bustillo no es sino el sentido común
ni al Amazonas sino, precisamente, a la Sierra.la Quizá' en de una falta realmente tierra adentro de sentido común. Por-
determinadas circunstancias, pudiera ser el corazón de la Sierra
pero no podría ser algo ajeno a ella. El Atacama, por Io dernás, tales mismo no sería sino una retórica si no hubiera produ-

11 C. Montct.regro, 1967: 190: "El predominio que irrviste el espíritn 15 f. V. Murra, 1975; R. Contlalco I\{orales, l970l¡.
colonial en aquel'ia etapa de la vicla boliviana, sc delata con €stos lndices 16 Véase infra, p, 39,
inconfunclibles: desamparo del territorio nacional ctI manos dcl ittvasor, 17 I. Prudencio Bustilio, 1919, En todo c¿rso es undcstino solitalio.
y agudo celo constitt¡cionalista." Sc podría decir con comodidad que no hul¡o una c<¡nciencia n;icionnl
12 J. V. Fifer, I972. l;ulguesa de semejante profundidad hasta MoDtenegto. En alghn mo-
r3 J. Barlrad¡s, 1973. mento deber¿l comentarse la polémica bajo seu<iónimo de Bustillo con
14 Il. Saual¡¡ia Fernrindez, 1973a. ,\lberdi.
28 LA quERr"LLA DtrL ExcEDENTE LA qUERELLA Dr.tL EXCEDENTE 29

citlo la guerra del Pacifico.ls Ahora bien, la insensibilidad puede se¡ considerada sino como un tiempo colectivo. primera
respecto de la seria profundidad del conflicto o revelación se consecuencia, la intersubjetividad es un hecho precoz y vio-
manifiesta sin duda en Daza (aunque también en todos los lentÍsimo.21
demás hornbres de estado incluyendo a Baptista y desde luego, De aquí se deriva la unidad del espacio concebido como una
como petición de principio, a Arce, que resuelve adjuntarse reciprociclad territorial o pacto político-geográfico (no es po-
¿ la victoria de su enemigo, fundando toda una escuela)'1u sible lo geográfico, considerado como la geología ocupada por
Lo señalable de todo ello, sin embargo, es que el ideologuema la historia, sin el hecho estatal) en la idea clásica de lo andino:
espacio es muy distinto en la sociedad considerada corno masa este espacio no puede concebirse sin otro espacio.ez Y a eso
(por cuanto es cierto a la vez que se la puede deliberar como se le ha llamado el "archipiélago" o "control vertical de un
cÁnfrontación) y el estrato oligárquico, que e§ aquí y entonces máximo de pisos ecológicos". La agricultura de las altas tierras
'ro»o el estado (aunque el estado no es todo el estrato oli- no es suficiente para sí misma sin el complemento de la agri-
gárquico). cultura de las tierras bajas referida a las tierras altas, aunque
- Ei problema debería modo de ver, de
Plantearse, a nuestro es cierto que éstas no tienen esa eficacia sino debido al d.escu-
la minera siguiente: El acto originario de esta sociedad hace brimiento del telos esratal o irresistibilidad que es propio de Ia
que el espacio predomine sobre el tiempo. La adaptación a la agricultura de altura. La prueba es que la agricultura autosu-
helada señala el tiempo histórico elemental. ficiente de las tierras pródigas no genera en esta etapa sino
"Estos mitmaq no fueron sino una manifestación tardia y formas muy primarias de estado.23
rnuy alterada de un antiquísimo Patrón andino que he llamado El requisito del estado por tanto no es el excedente sino la
'el control vertical de un máximo de pisos ecológicos'" (N'Iurra, forma consciente de la adquisición del excedente. Al mismo
1975: 60). tiempo, considerando el problema ya en el nivel de la captación
La unidad del espacio por consiguiente no es sino una pro- del hecho en el momento de la guerra del Pacífico, ha de
longación de este tiempo histórico, que no es el capitalista aseverarse lo siguiente: €ste concepto, en aquella instancia, era
(pues éste sí rompe todo el tiempo agrícola) sino una forma un atributo perteneciente y a la vez ignorado, sepultado e
local del tiempo agrícola estacional.2o Aquí ia unidad política innato del actor ancestral del hecho que es lo colectivo andino.
se cleriva cle las necesidades de la subsistencia y ella misma no Pues 1o decisivo aquí es la impotencia ideológico-cultural de
I t Véase ir:/¡a.
la cúpula hispánico-gamqnal, era inescapable que las concep-
-foro, cle qnien dice Ramirez
Arcc cra socio tle Melchor (loucha y
19 ciones de la vida y también de lo territorial fueran encontradas.
Necochea:,.Influyente político libcral. Parlamcntario dulante treinta
años o m¿ts o lnenos... Iue opositor aI gobierno dc Balmaceda y, al esta-
La idea andina clásica del espacio será para siempre dis-
llar la gucrra civil, se pronrinció etr favor dcl Co,greso' Se ¿istinguió tinta de la idea oligárquicogamonal, regional y no nacional
como ho-mbre de negocio.s; tuvo podcrosos intereses bancarios 1' mineros; del espacio. La idea originaria del espacio, porque ese espacio
exten(lió sus activiclárles a Bolivia y estuvo estlecharnente asociado con
capitaies
-A.ce, ing'le ses" (I{. I{amlrez Necochea, 1960: 84).
socio tle Concha y 1'oro, clccía: "La rirrica tabla cle salr':rr:ión 21 "En un momento temprano <Ie la historia del altiplano surgió Ia
para Bolivia es la neccsidad que tiene Chile de ponerla a su vangtrartlia autoridad política que continuamente reclamó una fracción crecientc
para asegurar sus conquistas" (S. Vaca Guzmán, l88l) ' de las energlas y productividad de sus pobladores, rebaños y tierras', $.
^ zo V. N{urra, 1975: 3l: "E¡r Ia formacióo del estado andino y cn la \¡. Murra, 1975: 213-214).
¡.
cstruitura clel sistema de ingresos, uno de los prirneros v el más impor- 22 Sobre la "enorme productividad en condiciones geoguificas tan arduas,
t¡nte paso fue cl censo de poblaciones, chacras o papahancha, rebaítos Choy sugirió que la proximiCad de zonas climátir:as tan diversas podla
pastorcs, y «le la productividad clel año en curso."
y'iLa sel una explicación" (J. V. Nlurra, 1978: 15).
rwryoría cle las papas cultivadas sc¡n vercladelas plantas de ¡runa, 23 La foerza de la cuantificación no ha vuelto a versc de csta m2nera.
¡.(.sist(,r)tcs a las helaclas pero a la vez muy dcpcndientes de la intervenciót¡ "Un eficaz sistema censal es, entre otras cosas, una inclicación de Ia
Irr¡trt:rrr:t' ([. V. Murra, 1978: 33) . fuerza del estado" (|. V. Murra, 1978: lti8).
30 LA qUERELLA DEL ExclDEN'rE r,.\ QUEt{llLL/\ D[L lixc0DfaNTI: 3l

era el referente de la organizaciin primigenia de la vida' se (:ornoun hecho nacional o al menos como algo no tan clirecta-
opone por tanto al concepto patrimonial del espacio' Es noto rnente vinculado a la idea personal de Ia relación con la tierra,
rio .ot todo que el espacio desempeña un papel determina- r:omo algo concebido de un modo transpersonal o colectivo.26
tivo en relación con el vínculo estatal o §ea que aquí disputan Ahora bien, un país o si se quiere una socieclad (o núcleo
dos concepciones que son ambas espacialistas. En su flanco humano) concurre a la guerra con lo que es pero también con
señorial, que es del estado, produce la noción patrimonial del lo que no es. Al ser la guerra un acontecimiento radical, si es
poder en iu doble concepto, por un lado como la idea privada ¡;lobal, crea disponibilidad social. Si no lo es, puede incluso
áel poder (la rosca) 24 y en segundo lugar como la prolongación tlesagregar a la propia sociedad que debía defender. EI verda-
del sentimiento señorial o feudal de la tierra, el dominio final tlero óptimo se produce para estos fines cuando, corno se dice
del suelo como atribución ligada a una estirPe, como norma (lue ocurría con los viejos escandinavos, toda la sociedad con-
general del poder. El que la problemática regional o particu- (:urre en masa al hecho militar o sea que no hay una sola partí-
iarista sea tan intensa en el contingente hispánico y en cambio cula de ella que no sea afectada por la guerra. para eso es
tan natural la convivencia entre aymaras y quechuas e§tá mos- necesario, primero, que el corpus social como tal se sienta uno
rrando la existencia de aquellas dos concepciones o doctrinas cn cierta medida (el dogma de la implicación) y, por otro laclo,
aunque en principio debería decirse que los blancos Pertenecen Iigado a lo anterior, que se sienta el objeto de la guerr-a como
en último término a una sola etnia o a lo asimilable a ello en :rlgo central, vital e irrenunciable, como algo que no se debe
tanto que, para una nomenclatura demasiado indicativa, un ¡rrder sino cuando todo está perdido. Donde no existe la na-
quechua deberia ser tan extraño Para un aymara como un espa- t'iirn, no se puede pedir a Ios hombres asistir nacionalmente
ñol mismo.za No es que los oligarcas a la manera de Arce o a la guera ni tener una sensibilidad nacional del terrirorio.
Pacheco no tuvieran sentimientos de referencia al espacio pero, l,o que tienen es una idea particularista de la nación. Los
los que tenían, los vinculaban a la noción señorial del rnismo' Irombres de Ia clase estatal boliviana vivieron esta pérdida
Éste es el origen profundo o ¿rcaico de lo que se llama regio- r:omo algo no neurálgico, como diciendo que conservando lo
nalismo en Bolivia, es decir, la incapacidad de vivir el espacio ¡rrincipal no se trataba sino de una mengua accesoria (por
cso aceptaron dinero por un territorio que no era vendible),
14 Este apelat.ivo local habla bien dcl senticlo dc sel. lo más mitroritaria l)orque eso estaba en su mentalidad: esto no tenía relación
posibie que^ ticne la clase clorninanle cn llolivi:r. se dice qrte fue ltsaclo scñorial alguna y no había tenido tampoco uso señorial algu-
por vez por Bautista Saavedra.
' 2ii primera
h'odo esto es bastante complicado. No est¿l clar-o rlue frtera cl :tvlnara no; perclerlo por tanto era como lo perder nada, algo así
la lengua de La Paz, por cjemplo, y hay testimonios cn cambio de clue lo ( omo un sinsabor.2T
fr_re ci' puquirra (Torero, lg75: 57). l)c otro lado, "nadie ¡a e,c,ntrad<¡
razón ialeitera para sostencr que el quechua existía en Bolivia ¿ntes Se necesita explicar sin duda por qué la otra Bolivia, la que
rje la llegacla de los incas" aunque no hay duda de <¡ue cl qucchua -.f:tc sí debía ver estas cosas como una adversidad gravísima, tardó
cu últimó término la "lengua general" de la Colonia (C' Parker, i972: Lanto en su evaluación. La perplejidad con que vive el cuerpo
ll?). En otrr:s tér'minos, las fronteras entlc lo quechua y lo ayrnart -no
fueion nunca profurr<Ias, Con esto se quiere decir que hay una itlentidarl social una pérdida tan considerable se explica porque la lógica
aunque se dé óntre dos lenguas, lo que es como un paradigma tle inter' r':;¡racial previa, que era en realidad una combinación entre la
subjetivi<lad. Entre tanto, el sector hispirnico, al gue se le suponc una
proi.eniencia rnuclro más iromogé,ea y rnonolingiie, estt't lejí.simos dc ;rgricultura andina clásica y el estado despótico como su cul-
,.,porr.. sernejantc identificación. La parcelización de Ia realidad que rninación natural (porque sin la organización auroritaria no
rs propia tle ia mentalirlad gamonal -ha co}¡raclo al pr:opio grupo hispá-
,,i.á,r'o clcvado precio. En realidad, habrla quc vcr si el obstlic.lo prin'
cipal a la nacion.ilizaciór-r en Bolivia no es tl grado de dispersión crtltural :(i "f,a noción dc la oligarquía sob¡e la intcgridatl territorial cra una
y'simbólica cle su clase donrinante y no, como se dice casi en un refleio, la 'irrrplc noción dc propietarios" (Montenegro, lg67: 207).
17 R. Arce atril¡uía la gucrra a "mrestras locuras,, (Arguedas,
¡rresctlcia de lo intlígtna. lg60: l34l).
32 L^ qUERELLA DEL trxctDrlr,¡ni I r Qtrl.:Rlil,L^ DfrI- IiXCEDIiñ-'In 33

era posible Ia agricultura) 28 se había replegado a lo que será lk¡liviano de Mendoza,ss no cabe por eso p€nsar sino en remi-
el aspecto de la cristalización u osificación de la historia del ¡rist:r:rrcias más o menos esbozadas del estatuto de los pisos
país (pues existen sus lados dinámicos). Los modos de produc- lt okigicos. En su episodio aparente, esto puede ser un con-
ción pasarán de largo en torno a la repetición de los parones r<'¡rto reprimido o enterrado. Pero no es algo que pueda desa-
productivos de la agricultura andina, se traducirán apenas en l),ucccr dentro del raciocinio colectivo. Se trata, por tanto, cle
formas jurídicas de circulación. en torno a maneras locales de rnr ltcnsarniento inherente. La quiebra por Atacama era una
ffansformación de la naturaleza.2o El uso estatal atávico se eu- vr,rl:¡r:irin de este cuerpo adquirido.sa
coge al mismo momento productivo y, por tanto, el ápice esta- l;r dispersión o inexistencia del sentimiento colectivo del
tal no será nunca, con relación a esto, sino una apariencia r''¡rrrcio conduce como contraparte a una suerte de hipersen-
vagamente respaldada. En rigor, el modo de producción local r¡l¡ilidad desagregada hacia ciertos espacios. Se diría que el
no cambiará a lo largo de las varias formas jurídicas, desde el rcr¡u¡ mismo del Pacifico parecia más significativo para La paz
despotismo asiático hasta el capital comercial, desde el gamo- 1'()r'uro en el principio y sóIo después para Tarija o potosí.35
nalisrno hasta la producción mercantil simple, que lo encubra.n l',n todo caso, si Ia clase que manda es la síntesis oficial del
o enmascaren. Ahora bien, un pais siempre es Io que es su ¡,,rís (toda clase que manda lo es), su desarticulación poclía
agricultura. La agricultura sigue siendo aun hoy mismo el .rrlvt:r'tirse al punto en la defección inmecliata de toda ella,
género característico de relación del hombre con la naturaleza rn sus expresiones todas. EI desg;raciado país se veía forzado
e incluso cuando se dice que la industria domina a la aglicul- ,r ir' :r defender una ciudad que había sido bautizada así. Anto-
tura en realidad está sirviendo a ese acro esencial de los hom- l.rg;rsta, en homenaje al nombre de una finca del hermano de
bres. En Ia comparación de los tipos de agricultura que se l\lclglrrejoru y r., tropa selecta era el regimiento creado y pre-
practican en Bolivia se puede ver cuál es su índole verdadera. lrr i<lo por aquella suerte de centauro borracho.3T Caudillos
IJna cosa es Ia agricultura nómada que crea por fuerza deter- lr,'irl¡;rros como Melgarejo, porque había imaginado Ia causa
minadas representaciones errabundas y es¡>orádicas, otra la rk.l <lespojo,Bs o como Daza porque no se cercioraba de la
agricultura del saqueo de tierras, que es la única agricultura ,li¡r<:nsión cle las cosas, pero también Ia estirpe de los cauclillos
capitalista que se ha aplicado aqui, y otra por úlrimo, esta l('lr:r(los, los de aquella módica legitimidad constitucional
forma de explotación en la que la conservación de la ecología 1.\rrc, Baptista) y también los grandes nombres inmediatos
es uno de sus objetos centrales.so Sea en la trama de Raza de (Nl()ntcs, Pando), prohombres hasta hoy a troche y moche, en
Bronce 3r o en el silogismo geográfico de Santa Cruz o en el
,r.t
PIan Económico de la Revolución nacional 32 o en el lvlacizo ¡. Mcndoza, 1957.
rr'r "[.os pacaxas. . . teníau poscsiones cn ia costa dcl Pacífico, al parc-
,, I irr('rcala(las con las de loe lupaga" (Murra, l!|b: 75I). ,.Los rii¡ros
28 V(a.se nota 20. il,'.r',lillu.hablalrtes ex¿endlan su control no sólo hacia el pacifico sino
29 Esto es relativo. Toledo por ejemplo transformó cn efecto Ia cornl.r- rrrrrl¡r'.n en la ccja dc Ia selva y más allá" (|. V. Murra, Lg75 77).
nidad en todo cl Ande. No obstantc, es verdad que eI actn productivo rri, l.()s "(oio)'ados" cntran al ccmbate en el Alto de la Alia_¡rza al g-ito
in se (lo que potlríamos llamar Ia lógica de las heladas y los microclimas ,1, '¡\'iva l:r juverrtud paceñal"' (A. Arguellas, lg60: iSig).
a lo que se suma el petrón coleptivo de la concurrerrcia p,rodrrctiva) solrrc- 1( "l\r(.lg¡rc.io hizo cambiar el nombre de La Chimba
por el de "¡\nto-
vive atravesando las superestfuct¡¡r¿s de su aparición, El latifundio, poi' l.rfi,rst:r, (luc cra como se llamaba una {inca que un hermano suyo poseia
ejemplo, no es s.ino una forma superficial de tlespojo del excedentc. Jamás r rr h prruu rlc Atacema" (I(. Ouerejazu, 1979).
algo tau b¡utal fue algo tarr impotcrlte. '1, ;\. r\r'gr¡crl¿rs, 1960: 934.
30 "Por Cobo sabemos que el uso de fertilizantes fue una <le las cos:ts irri lt. (¿rrcrciazu, 1979. Melgarejo era de tal calaira, tal ia porluedacl
que Ios crrropeos aprenrJieron eo el Perú" (J. V. Murra, 1978: 6l). itam- rll sr¡ sr.rrtirnicnto de la soberanía que pidió a Chile .,que le envle
bién se poclría hablar de los efectos estatales dei riego en la costa, etcórcra. lrr.r grr:rrrrir:iór¡ dc 50 soldados chilenos con sus respectivos oficialcs quc
31 A. Algucdas, 1972. rr rrrl¡r cr¡ (iobiia" cn vista de Ia "confianza en la disciplina, moralitiad
32 W. Guevara Arze, 1955. r rllr isiril¡ rlt: llrs tropas de Chilc" (Cl. Bulnes, 197{i: I6).
34 LA errEREr,I-A DEL Dxc¡rDENlI! I \ (-¡l,t,t¡¡I LA Dt:L IiXCID¡:Nt'E ,J

todos estaba la única decisión exhaustiva de no luchar por ,,rulo cl correlato del territorio con el territorio y de los hom-
aquello que se pensaba como una periferia pura. Les habría lrcs con los hombres, el espacio entendido como una relación
parecido sin duda más terrible perder a la Virgen de Copa- r(»n cl espacio pero también como una disputa de hombres
cabana. Los mismos que, como Daza, se mostraban celosísimos r,r¡r hombres y de hombres con espacios.
en cuanto a 1os fueros del estatuto militar no consideraban I l«rrnos de volver al tema de la no combatividad. Es cierto
deshonor alguno para el ejército ya no sólo el no luchar, sino ,¡rrr: lo primero que llama la atención en la guerra del Pacífico
ni siquiera el no haberse propuesto hacerlo jamás. , ,, l:r f ult¿r de voluntad colectiva (esto no es una exageración)
Recluido en el coto cerrado de la agricultura y praoicando ¡,,rrr luchar por aquella porción ter¡itorial que concernia a la
una economía moral de resistencia,se conservación e insisten- rlrrtralidad de lo boliviano como área, o sea la propia renuncia
cia, el vasto cuerpo popular, aunque se demoraría en tomar r¡rr»r'inermidad del pueblo y por el campo de visualidad de Ios
conciencia del problema, lo haría después con una intensidad rfrorcs) o considerarlo como algo vital en definitiva. Se debe
que sólo se explica por la interpelación que tiene el espacio lr csto distinguir entre lo que es un territorio socialmente
sobre la ideología o interferencia en esta sociedad. ,rrrorporado o apropiado y uno que no lo es porque eso es lo
,¡rrc indica la medida en que ha ingresado o no al ethos final
rl. uua nación. La verdad es que existen territorios inherentes
Como proposición de desarrollo del tema se podría decir que ,, ,,,r'irciales, esto es, aquellos sin los cuales no se puede ser lo
el fondo de la guerra del Pacifico es el conflicto del excedente ,lu(' se es en verdad, y territorios aledaños o concurrentes, que
porque, como lo veremos, Chile quería ser el Perú,+o que era ,,,,¡r los que acompañan o complementan aquella vida central.
con Potosí la imagen de lo valioso clel mundo, el excedente l'ut'slo que Atacama fue un término o frontera hecho para la
como magia; Bolivia pensaba que no era el Perú porque Chile rrrl:r humana por los andinos y no por otra gente alguna,al
le había arrebatado la piedra filosofal que le permitiría serlo ,,¡rrsideranclo, por lo demás, que allá no estuvieron nunca ni
y Perú no quería más que volver a ser Perú mismo, el del ,',,¡r;rñoles ni araucanos. Eso se deriva en que los andinos lo
excedente del guano al m€nos, solo que esta vez para hacerlo r rrrsirlerabaD eo su alma colectiva como parte de s\ ho?nc

mucho mejor. La panacea universal era aquí la idea de todo r' utlirl, lo cual por cierto se contrapone con las estrechísimas
el mundo. Entre tanto la Revolución federal, que es el mo- rrlr':rs latifundistas que tenía Tamayo sobre esto.4z En otras
mento siguiente de esta historia, propondrá ya la cuestión del ¡r.rl:rlrras, pertenecía aI horizonte intelectual de los aymaras, a
eje estatal, entendido como pivote de la congregación espacial ,r¡ rliscurso espacial. En una ruptura más bien radical con este
(uno de los aspectos del óptimo), lo cual es ya como ingresar rr¡,r de sentimientos difusos del espacio, el señorio vivió el
de llcno en la cuestión nacional como uno de los aspectos de
'llr¡roseirniento con una suerte de naturalidad o indiferencia
centralidad explicativa de ia Bolivia de este tiempo, es decir, .rlr( rrirs moderada por el trato vejatorio sin vueltas que se dio
r utilizlr de un modo más bien principiante la negociación chi-
3$ E. -flronrl¡son, 1979: 62-li]4.
y Bolivia, scgún Portales, "ser:in siempre más que Chilc".
40 [Jr¡itlos Perrl lcrr:r, tlue estaba como recién estrenada en la gloria.+s
Eu esta not:ible ra¡ ta tlicc quc "»o podemos mirar sin inquietud y Ia I'l¡r tr¡do caso, si no hubiese existido la incapacidad geueral
mayor alarma la cxistencia dc dos pucblos confederados y que, a la larga,
por la comunidad dc origen, lengua, hábitos, religión, idcas, costumbres, l'.ü:t entender que s€ trataba de rrn territorio socialmente in-
lormarán, corno es natural, u¡r solo lrúcleo". Es cierto que la explicacióu
cra "su rnayor-población bl¿nca", "las rirluczas conjulltas de Perfr 1 rr I,il( Ie noilr:|.'1.
Bolivia apenas cxplotarlas ahora", "cl rnal'or nírmero dc gente ilu¡trada t ' \ i:rsc }.,[ariano iSaptista Gamucio, 1978.
rle t lza blanca tnuy vincular-la a las familias rle F,spaira que se cncuerr- ¡; .\i¡ralram Kórring, ministro tle Chile en IJolivia, escribió en 1900:
tlarr en Lima" (Diego Portales, 1937, r'ol. llI: 451-454; cn Basadre: 1965, \ur'\t¡r)s <lcrechos naceu de la victoria, la ley suprema tie las rraciones"
r. Ir, l4!)). I I'.r,r olr:rri Cusicarqui, 1975:. '19).
316 LA quERl'LL^ DHL lixctiD¡lN'¡E I\ QUTTRTaLLA DliL IXCI,DIINIE 37

corporado a la lógica innata de la nación, la nación no habría lclices aventuras chilenas por el salitre del Litoral. Resulta
podido perderlo sin confrontar antes la pérdida de la nación ,rl llrcnos sorprendente que este hombre sea considerado hasta
entera. En la salud de su juicio, un hombre o una nación no lrr¡r, corno un paradigma del patriotismo boliviano. No se pue-
pierden aigo vital sin perder o arriesgar al menos hasta el fin ,lc rlccir fllenos de Baptista, que postuló la fusión de Bolivia
de su vida misma. Acá, sin embargo, se perdía ese territorio , r¡rr la Argentina,ae ni de Montes, que la buscó hacia Chile

porque los que sabían que se lo perdía pensaban que era algo l.rlrora no como socio sino haciendo un solo país, donde Bo-
que podía perderse sin mayores consecuencias. lrvi;r no correría sin duda la mejor suerte).5o Es en estos casos
Así como ahora a todas horas se dice sobre el impcrialisrno r'¡'rt:gios,5l pertenecientes todos a la doctrina sagrada del pa-
que, puesto que no lo podemos vencer, debernos vivir deba'io rrir¡tismo lugareño, donde puede verse la miseria que había
de é1, se dijo entonces que Ia superioridad material chilena , rrrrrlido en esta clase en cuanto a la conciencia geográfica

era tan incontrastable que la elección de replegarse a las altas ,lr' lo nacional. Como lo veremos luego, el excedente mismo
montañas era lo único razonable. Esto no era cierto desde ,ll Ia época liberal no existió para el estado a partir del estaño
luego ni siquiera desde el punto de vista militar. Incluso en v rlcmás minerales, que pudieron proveerlo en abundancia,
inferioridad radical de condiciones, la nación despojada lucha rirr«¡ de los pagos chilenos y brasileños a cambio de territorios,
con una cierta ventaja paradójica porque se mueve cienro rr,rrl¿r menos que de Cobija y el Acre.52 No se sabe cómo señalar

de sí misma, es cierto que a condición de que lo que se disputa ,'l rlaño incalculable que produce en el alma de un país, es
sea de ella, cosa que, como hemos visto, sólo era válicla para ,L.r'ir, en la ideología con que se mira a sí mismo, el perder
una parte sepultada de la nación.a{ El hecho mismo dc r¡ue el r('¡ras sin defenderlas, el recibir d"inero (no importa si poco
invasor se moviera con más soltura en aquel hábitat indic¿r 'r rnucho) por ellas, el desear desaparecer ante el enemigo. La
que, en materia cle pertenencia efectiva inmediata, Bolivia ',rst¿r enferma veía a la tierra como veía todo lo demás y como
estaba aún más lejos, porque era una Bolivia de Arce y no cle lt r;i el mundo en todo lo posterior, como algo que no merece
lVillka,aá de ese territorio boliviano que Chile, en cuanto e§- , ristir o importa poco, al menos, en tanto no sirva de un rnodo
taclo.ao É,sa fue en realidad la conquista verdadera. La guerra ,.rsi familiar a la lógica de su linaje.
no fue sino la conclusión inevitable de ella. l,.l territorio es lo profundo de un pueblo; en realidad, sólo
Arce mismo estaba resuelto a que el vencido se convirtiera Lr s;rngre misma es tan importante como el territorio.is Con
en socio del vencedorar y ante la historia es en realidad el rrxlo, hay naciones o pueblos que han preexistido a su espacio
abogado de la repetición con la plata de Colquechaca aB de las \ l)or eso se dice que Ia unidad territorial puede crecer o
r'rr(ogerse o aun desaparecer en cierta medida y por cierto
44 Si nos alencnos :r los datos de Encina, en Antofagasta, sobre una
población total de 8507 hal¡itantes, había 6554 chilenos en 1878. ["sto
habla de quc, cualquiera que hubiese sido el alcance dcl esccnario de los 'll) véase inlfa.
no I¡n (leterminado monlento, Montes ptopuso cle hecho la fusión de
an<linos elr su momcnto corrstitutivo, la formación capitalista de Ia llació¡r
chilena rcivinrlicaba por su lado el rnisrno lorr¿.r. ll',|¡via y Chilc eu r¡n solo pals. Esto fue deurnciatlo por Franz lamayo,
+5 Willka fue el patronÍmico qrre adoptarorr r,arlos jefes l<ollas a Io li)','r¡.

largo de sus luchas en Ios dos últimos tercios rlel siglo xrx (R. Conriar,:o rl lin el ciclo de los l'ervores locales, en efecto, los nombres de Arcc,
Morales, 1966). It,,l)lista y Montes no faltan jamás en el altar de los héroes, 1o cual
a6 Había 40 ger-rdarrncs l¡olivianos en el territorlo que iira a d¿rl el i'¡' l)uc(le explicarse sino por la vía del socapamiento de los hechos dentro
mayor exccdcnte económico cie los tiempos siguientes en .drnérica. ,l, l:r histolia de una sola casta continua, desrle all:i hasta el prcsente.
47 Véase la nota 19. r,:r l¡()r el Litoral, Bolivia recibió unos ?5000O0 de libras ester.linas.
*s Es significativo que los carpitales chilenos tuvicran aquella exitosa llr.rsil no dio por el Acre entero más de 10O0000.
aptitud expansiva hacia las materias primas de la costa y rro, al menos L:| "Bl tcrlitorio, . . es la primera y más sagrada de las propiedades
no en la misma medida, hacia las del altiplano. Así, al expulsar a Artigue n.r( i()rr:rlcs, porque encierra en si todas las demás." Rafael Bustillo en
de La Salvadora, Patiño hizo algo que le dio a la postre prestigio. ,.ut:r :¡l prcsidente Moralcs del l2 dc ntarzo de 1872 (R. Querejazu, tf)i9: 9l).
38 r.A eur:nr:r.r.A D¡rr, rxclDlirl-r"F; I1 QI'}'RI,:LLA DEL EXCEDENTE 39

tiempo porque el desiderátum de su constitución como pueblo l,lr otros casos, el episodio patético hacia lo eterno es el
o nación no está en ese elemento. Aguí, en cambio, las cos¡rs ¡,rolrlcrna del poder o sea que se trata de pueblos cuyo origen
ocurren de otra manera. En este caso, es el espacio el que crea lr cl estado, que se vuelve también su fin. De otro lado, la
al pueblo, en cuanto masa en Ia que debe ocur¡ir la nación. rlligi<in o unidad puede producirse al margen del territorio
El territorio entonces, entendido en su cualidad o sustanciali- .l r r»¡siderando al territorio como algo marginal y del estado o
clad, tiene aquí un valor absoluto. r.',r (llre ambos, territorio y estado, serán su fruto y no su prin-
Es cierto que el elemento territorio pensado en su gcnerir- r r¡rro. Aquí, por eI contrario, consideramos una forma particu-
Iidad no es en principio sino un dato cartográfico. Cluando l,u rlc relación entre el espacio o materia colectiva, la identidad
se dice que el Brasil tiene ocho millones de kilómetros cua- l rl poder, la geografía, como señal, como dificultad y llama-
drados se dice en realidad cuál es el proyecto o pretensiór) ,1,r. It¡ ha determinado todo.5ó
del Brasil en materia territorial. En los cinco millones de \/r';rrnos entonces el problema del escenario de la nacionali-
kilómetros vacíos del Amazonas, en tanto, no ha ocurrido el r.r, irir¡. Los hombres modernos existen como individuos y de
Brasil ni ha ocurrido nada, es un espacio no asimilado. p<¡- r¡¡r¡rr'rliato como ciertas formas de totalización o colectivización.
dremos, por lo tanto, distinguir entre el dato cartográfico y t: \t.r cs una época de la preminencia de lo ideológico. Pode-
la validez estatal del territorio porque en esta forma seguncla lo rrr,rs tliscutirlo de un modo genético, ínstrumental o determi-
que importa es que "se puede hacer valer', la irresistibilidad rr.rrivo, pero el hecho es que la forma de concurrir al mundo
aunque sea con medios de pura fuerza militar sobreviniente ,1,. lroy está dada por el primado de la intersubjetividad.so No
o sea que uno no ocupa pero impide que ningirn otro lo ocupe. il' rlitta sólo de la interacción entre unos hombres y otros
Esta es una validez basal del territorio porque su remisión ¡rrr. «lc un tipo particular de intersubjetividad que es la propia
no se funda sino en una amenaza o sea en un supuesto prag- rh. lrornbres jurídicamente libres. Jurídicamente quiere decir
mático: ni tú ni yo tenemos derecho a nada pero yo puedo lr'nlr l¿r opción; no se es libre por ser juridicamente libre pero
castigar al que contradiga mi pretensión en este escenario. La ¡ nr()n('cs se tiene el derecho o exigibilidad. Sólo los hombres
validación estatal del espacio tiene, sin ernbargo, poco que \¡er r('ils;r(os saben Ia importancia que tiene como convoc¿¡toria
con Ia noción del espacio socialmente incorporado.ra Aquí no l,,rr:r I¿r praxis un derecho consagrado e innegable. Esto tiene
se trata sólo de la invocación de una pretensión o soporte l,r ¡¡risrna función que el mito, o creencia inconmutable nu-
jurÍdicos y ni siquiera de la capacidad militar de imposición t,ttts tnutand¡s. Ahora bien, el territorio es el lugar (locus)
de una pertenencia. Se trata de la eficacia actual o interiori- ,l,rrrrk: la intersubjetividad se ha producido, es la determina-
zací6n de un acontecimiento esencialmente externo como es el r rrir¡ ¡ro espacial del espacio y es aquí donde la materia co-
territorio. Es un acto convertido en un flujo constante de r¡¡rr'ilfil a tener historia. Y por esta vía deberíamos ingresar, si
deterrninación que sostiene: yo soy yo y mi espacio; esre espa- i ,ru\.'i(irarnos en un discurso puramente acadénrico, en la cues-
cio no sería reconocible sin mí, yo no soy yo al margen cle este rr'¡n llilrto preocupante de las naciones precapitalistas. El te-
espacio. Hay un tipo particular de relación entre un deterrni- rrtr¡r'io tiene la virtualidad de la materia. Los únicos casos
nado espacio y un hombre determinado e incluso una forma
determinada de relacionarse entre ambos o s€a que se ha pro- it l,lst«r csui intuido de un mo<lo insistente en el pensamiento boliviano
ducido un acontecimiento cultural conspicuo. ,,¡r,¡¡r¡.(.s claro que sin mayor rigor. "La grandeza de rtna raza está en
¡,r,'1rrr1irlr¡ tlirecta de las dificultades vencidas en su lucha con eI medio"
rl l.rrrr:ryo, 1975) o también: "El kolla ha conquistado el dominio de la
54 Es cierto que Ia interpelación o convocatoria para la i<kntificación rr|r,r , tr l)clflranente sumisión a e11a." Lo que es indudable es que detrás
o interpcnctración puede venir de Ia guerra o dc cualqtrier slr(cso pro- ,1, l.r li» rna colectiva está un razor¡amiento particular .sobrc la materia
fundo. Aquí, sin dudas, cl núcleo del llamamic,to a la i.ters.bjetivída<I ,,,rr.,rlr'¡;rrltr cn cuanto escenario (citado en G. Francovich, 1966: 9l).
cstuvo daclo por la implantación de io cspacial. r,,r I. I l:rl)cl tn¿s, 1973: 39.
40 LA QUERELLA DEL DXCEDtrNTE r r rrr,lrU ¡.1.A DEL EXCEDENTE 4l

en los que la rnetamorfosis de la materia tiene una testifica' l',rl\('s ilt¡sos,o2 y una suerte de sentimiento de aventura, com-
ción consciente es en aquellos p ocesos de proposición organi- ¡rL'¡o rk: inlerioridad y precocidad estatal, en el lado de Chiie.
zativa de la adjunción del espacio (el llamado despotismo lr.l ,r Ir¡s efectos esenciales, el antagonismo existía entre mo,
asiático) y en el modo capitalista de producción por razones rrr|ilr()s (:onstitutivos excluyentes o sea principios vitales mutua-
muy diferentes.s7 El papel del testigo es aqul decisivo, aunque lrlr¡rr inaceptables. Con todo, la forma en que emerge o se
en el primer caso es colectivo y en el segundo lo es sólo de un l, rlnrcrriza este antagonismo es en torno de Ia cuestión del
modo diferido. En la construcción del discurso ú8 ¿será algo , ¡, r'rl«rrrte o sea de una visión irracionalista del desarrollo eco
secundario preguntarse dónde ha ocurrido el discurso? La hege- ilr,il¡¡((), visirin que, imacionalista o no, estaba, sin embargo,
monía, si se produce, se produce en algún lugar. Está por tanto rruy;rrraigada en las experiencias visibles de estos pueblos.
vinculada a un símbolo-espacio, a una suerte de tótem geolo- llll,r.uros por tanto discutir Ia relación entre excedente econó-
gico. El dios de la cultura andina es el espacio determinado nrr,, y disponibilidad estatal. En el planteamiento misrno de
por la cordillera de los Andes que, por cierto, no puede tener r\r,r\ r¡Írciones, Ias unas vieron la grandeza de las otras o lo
la misma función que los Pirineos o los Apeninos para los ,¡rr,' :r¡r;rrecia como eso ante sus ojos como algo enemigo de
españoles e italianos.m En todo caso, rto es lo mismo ser hijos r ll.rr. I,lsto sin duda tiene que ver con los conceptos de cada
estatales e ideológicos del espacio, como los andinos, que el ,r¡rrr'¡¡:rti<in originaria. Sin embargo, el espectáculo tan colosal
¿ener avidez por un territorio no referido a la propia identi- r ¡,rrt;rncioso del guano del Perrl, que era como sum¿rr la
dad que, para ser algo poderoso, debe ser la consecuencia rrr¡r('¿;r a un exceso de títulos de origen y el aguaite cle un
de una identidad previamente existente.60 En este caso, el | \rr'(l('r¡te tan neto como el de los nitratos convirtió a esa
puebio construye el espacio; en el otro, el espacio forma al ,,,r¡llictividad latente en algo perentorio. Lo que da cierto
pueblo.61 ,or¡rcnido cle política económica a Ia postulación rle Chile es
,r,lr'¡rr;is la caída evidente de sus posibilidades trigueras en el
rrr, tr:rtIt).6:t
¿Qué es lo que había empero en
cuestión entre Perú, tsolivia por tanto ante las consecuencias geopolític:rs del
l'\t:rrrros
y Chile? En rigor no €s sostenible la tesis de que existió un '¡r' ('s quizá el mito más primigenio e innato de lo latino-
lado de perfidia perfecta y uno de insostenible inocencia. Es rrrlrillrno. El excedente desde luego es una alegoría mundial
un hecho, por ejemplo, que así como Portales "construyó" una r rro srilo del capitalismo. La piedra filosofal o el ma"ná no
politica contra Santa Cruz, éste postulaba el predominio taxa- ,.rr r¡nir exccpción como fantasías de la abundancia. En todo
tivo de Perú y Bolivia. En principio, debería decirse más bien
que era el enfrentamiento entre una vana autogratificación, 'r'I':¡fscs cn los que lo que Vico IIamó la "vanidad de las naciones TCm-
la del Peru en grado mayor y también la de Bolivia pues eran ,,1.r rl,:r lu clal¡oración de las certidumbres rnás elementalel.
,t t "(ll¡ilc tl¡vo su primera crisis ecotrómica entre los aíros 18ir8
,v 1861,
57 En el despotismo asiático, porque el estatlo suele ser deternlinado ¡ , ',rr.i( ( rrellci:r dcl cierre de los mercados de California v Australia. Su-
originalmente por u11 quid espacial. En el capitalistno porquc en una 1,,r.!!i' ('§1e Lrastorno, r'olvió a vivir u¡ra grave situación tlesde 1873
gran medida se da una conqttista del cspacio sobre el tiempo, cs decir , r¡ ,rrlclr¡nr(', hasta culminar en 1877, 1878, Esta intensa crisis se pr:ccipitó
que la abolición cualitativa del espacio es el requisito de h concentración r'l pais a causa del descenso de los precios de los productos egro-
,,{,rr'
del tiempo. ¡,, r n.rrios" (J. C. Jobet, 19'82: 54). No debe deducirse de ello quc la
58 M. Foucault, I966: 4. '',,r,'sil¡r:¡ción", la "intensa crisis" fueran la causa eficiente de la grrer-ra,
59 Funcióil de frontera: Ios andinos vivcn eu los Andes. I l ,1rrr. irrrllorta aqul es que dentro de un proyecto nacio¡ral, sostclir,lo
EI caso m;is característico es Ia construcción de su espacio por
6o .¡ lr.¡\('s rlr: Ir¡sEobiernos succsivos, sc pudo tl'a¡rsformar urr motlo crí-
la nació¡r nortermericana; la nación precedió a stt escenario. ,,, , n rrrra ¡roif tica cconómico-rniiitar. A. Iidrvards sostulo con todo
(
61 Aunque es cierto que nadie puede desplazar su asicnto siu trans' ,¡'r. "\ir l:r ¡.¡rrcrra <lcl I'aclfico el gobierno de Pinto bien pudo hahel'
formarse a la vez, r, r rrin:r(lo (:n lur¿r revr.¡lución" (Jobct, 1982: 64).
42 LA QUERELLA DrL ExctrDtrNTtr I\ Ql [.:Rl.:t,LA DUL EXCDDIiNTE 4fi

caso, la cultura de los combinó con la codicia


segundones 6a se lr('sl¡puestos del capital comercial. Debe decirse que si bien
propia del mercantilismo en el ideologuema de Eldorado o l;r rlisponibilidad es el momento originario del estado, por
Gran Paititi,Bs que es como el espíritu final de la Conquista. r u:ruto significa ofrecit¡ilidad o maleabilidad general frente a
"El oro -decía Colón- es una maravilla." Es cierto que sin rrrrr ¡rroposición, es algo que remata a la vez en una consecuen-
el excedente de América no habría sido posible el propio mer- r r.r rlual: conservadora en un sentido, porque Ia idea de que
cado mundial y ni siquiera la reorganización política del mundo l,r r i«¡ueza crea poder es una noción vertical, reaccionaria y eli-
que fue siguiente a Ia revolución de los precios. De acá mismo r\t;r, en tanto que la disponibilidad generada por acros del
podia sacarse una doble conclusión. Por un lado de que el ¡,rrt'lrlo, como voluutad de masa hacia la transformación, es un
excedente, en efecto, podía generar un estatuto de disponibi ,r r() revolucionario. Estamos por tanto ante dos concepciones
lidad, de soltura y disposición a lo diferente. Por el otro cos- rrlrr<: cl problema, la forma dernocrática de producción de dis-
tado, que podía significar una agresión hacia las cosas y des- ¡,,rrribilidad y la forma verrical. Es cierto en todo que el exce-
organizarlas. Es patente que el excedente por sí mismo no sig- rh'rrtc genera disponibilidad pero ésta, en el sentido de hornbres
nifica algo sino en relación a la sociedad previa a la que se rlrs¡lrcstos a la sustitucióu de lealtades, creencias y principios,
refiere y por eso se dice que el oro de América empobreció {x ril r'e cle un modo arin más poderoso en torno a los actos do
a Espaíra. Sea lo que fuere, es cierto que el conjunto del uti- ,¡uit'l»'a o rupturas literales de la mtina. El conflicto entrc
llaje del estado moderno tiene algo que ver con la noción del ll ¡>rincipio de rutina y el de remplazo de ie¿¡ltades es el
excedente. Si por mediación se entiende la transformación de la l,¡rrrl<¡ de todo. En este sentido, América es un continente con-
furia del oprimido en una parte del programa del opresor, ,,, rr;rtlr¡r porque cree más en la translormacii¡n por la vía del
lo cual es después de todo una relación hegemónica, es obvio r,rr t.rlcrrte que por la vía de la reforma intelectual. Esto, sin
que la mediación es tanto más posible cuanto más amplio es el rlurl:r, está en el fondo de nuestra herencia. Puecle parecer ab-
excedente porque representar al estado ante la sociedacl y a rrrrrlr¡ hablar de osificaciones conservadoras en un continente
la sociedad ante el estado es algo que contiene dinero, preben- ,lr' ¡rr»blación joven y que por si mismo es casi el símbolo
das o gratificaciones. Eso no obstante, el excedente es, en pri- ,1,'l:r juventud -se le ha atribuido el ser "el triunfo de la sa-
mer término, una medida relativa porque debe ser un exce- lr¡rl" (Romano)- pero las cosas son así. No se rrecesita ser
dente respecto a una medida históricomoral 66 y, en segundo r'\rt()r;o para ser conservador. Los mismos desarrapados cle Am(:-
término, el excedente por si mismo no hace sino una relación r rr,r son sin duda bastante conservadores.o8
de especie a género hacia el tema de la disponibilidad.GT En el l.;r disponibilidad revela un momento de gratuidacl interna.
implantado dogma del excedente como única forma de dispo- ,ll r¡o condicionalidad. Esto es algo grave si se piensa que el
l,,rs;r¡rrcnto general de las sociedades modernas está dado por
nibilidad posible radica la herencia del fondo mercantilista
l,r |r¡r'rrr¿r en que han realizado su totalización. O sea la totali-
de Ia fundación española de América, tributaria siernpre de los
¿.rr irirl más la calidad con que se ha realizado la totalización,

64 R. Romano y A. Tenenti, 1979: 185.


" . . la misma división del trabajo que los convierte en pro-
6[ H. Sanabria Fe¡nández, I973t¡; S. A. Sozina, I98?. rlr¡ttr¡r'cs ¡;rivados independientes hace que el proceso social
6B La expresión fundamental, sin duda, es de Marx. El trabajo
'1,'¡rroducción y las relaciones suyas dentro de ese proceso sean
necc-
s¡rio de cada época le otorga un rango moral. El aspecto rlc la rctri-
bución moral del consumo o sea del ht¡rizonte vital sc define por el nivcl
rrr,lr'¡rcndientes de ellos mismos, y que la independencia recí-
<k: la adcluisición. El excedente, por tanto, debería medirse también en lrrr)(;r cntre las personas se complemente con un sistema dc
relacióu a ello; con todo, en rigot es posible gencrar un excc<lentc por
la vía <lel desfalco de aquella medida histórico-moral. tt'i l,,l occiclentalismo, por ejemplo, es en la práctir-a una escuela ¡ropu-
6? En el sentido de que eI excedente facilita la gestación de la <lispo- Irr ' n I:[ América Latina; su inse¡ción en e] contexto no puctlc tcnct
nil;iiiriad o rnaleabilidad pero uo toda disponibilirlad ¡¡ace del exceder¡te. ,rrr¡ r(rrrl('nido que uno muy t'caccionario.
44 tl QUERELLA DEL EXcEDENTE r \ (lt r.tU t.t.,t Dl,:L LllcIiDENl'E 4i¡

dependencia multilateral y propio de cosas".6e Tenemos, en l)r'r'inros a la vez que no todo excedente genera disponibilidart
primer término la circulación generalizada, o sea, todos Pro- ,nu¡(luc si es un elemento favorable para la disponibilidad. En-
ducen para otro y nadie para sí mismo. Eso rnismo nos habla t()u(cs lo que nos interesa es la disponibilidad y no el exce-
de una forma específica de totalización, sin duda superior a rlt,rrtc. La disponibilidad por lo demás sólo hacia la discusión
otras anteriores. El quid del asunto radica sin embargo no en r, rlil c el mornento constitlrtivo.
la simple generalización sino en Ia interacción que la acom- lilstc es un concepto que debe ser utilizado muchas veces ¿l
paña, que es una interacción entre hombres libres o sea que, lo lalgo de esta exposición. Lo defini<i Tocqueville de un modo,
si bien la propia totalización circulatoria contiene un mo- r ;rsi inocente: "Los pueblos se resienten siempre de su origen

mento de disponibilidad o vacancia, porque el hombre se h¿r cs< ril¡ió-. Las circunstancias que acompañaron a su naci-

desprendido de las condiciones de su discurso previo, de inrne- r¡ricnto y sirvieron a su desarrollo influyen sobre todo el resto,
diato esto se entrega a la formación de una nueva ideología, tk: su vida." 73 Se trata de algo más complejo pero se puecle
el relevo idcológico, que es una intersubjetividad particular- «k't:ir así en principio. Si es verdad que los hombres no puedet
mente poderosa porque se funda en la voluntad de hornbres livir nada sin convertirlo en una representación ni vivir una
jurídicamente libres. Está a la vista que esta interpenetración rt'¡rresentación sin traducirla en un discurso quiere decir que
debe ser superior a la que se produce entre hombre§ que no r'l "concepto de mundo" es un instinto. Ahora bien, la ideo-
construyen una interacción sino que se hacen homogéneos de l<»gía es esencial y es dura. Nadie está dispuesto a sacrificar su
una manera pasiva, Porque tienen un amo común'7o Si bien visi<in de las cosas sino por una fuel'za importante e irnpo-
la existencia del hombre jurídicamente libre es un sine qua ncnte. Es obvio que puede haber pueblos con mon-lentos cons-
non del capitalismo y las consecuencias ideológico-colectivas titutivos más difusos que otros, más sincréticos y débiles. Con
de la acumulación originaria son éstas, no es algo que deba t<xlo, hay ciertos acontecimientos profundos, ciertos procesos
sirnplificarse. Al fin y al cabo, se puede hablar del modo irrdefectibles, incluso ciertas instancias de psicologia común quc
farmer y del moclo junker de la intersubjetividad y sin duda, lrrndan el modo de ser de una sociedad por un largo período.
incluso si se cumple todo el ritual del llamado modo capita- La interpelación en la hora de la disponibilidad general, quc
lista de producción, habrá que discutir todavía las condiciones r:s la del momento constitutivo, está destinada a sobrevivir
históricas en que ha ocurrido, o sea su carga.?l (omo una suerte de inconsciente o fondo de esa socicdad.?a
Fues bien, lo que decimos es que de un rnodo testarudo Iiste es eI papel trágico del pasaclo en la historia porque en
los tres países del pleito compartian el mito del excedente.T2 r:ierto modo uno no hace nunca sino lo que est.aba previsto.
Las grandes epidemias o hambrunas, las guerras, en el tiempo
69 K. Marx, 1905: l, 131. Obscn'csc aquí la formación cle una nneva
lluestro las revoluciones, son las horas clásicas de Ia diponi-
eutirlad (el proceso sociaf que es la consccuencia de ia forma espccifica
<le la irrdepender¡cia en el capitalisuro que se funda en lrlra <lepetrderrcia l¡ilidad general: los homb,res están dispuestos a sustituir el
,¡ut,tu.a o mercantil-general. universo de sus creencias. Ese papel 1o cumplió la formación
los hombrcs se hacen unos a otros a irna-
?o De alguna manera, aqul
gen y semcjanza de sí mismos pero nadie qtteda incólurne de tal inter- clel espacio o sea de la agricultura en el mundo andino, 1o
pletación. t:umplió la guerra de Arauco en relación con Chile y lo cum-
?r El proceso social por tanto pucde constrt¡irse l-anto en {crma de plió el acto de la conquista, acompañado de la catástrofe
áiutoconstitución de la sociedad civil como por la subsunción clcl estado
cn la sociedad (iunker). De todas maneras, incluso si la intet'stibjetividarl clernográfica y la quimera del oro, en todos los países de la
cxiste ir¿ abstracto, deberá verse cuál es el caminn que se ha segtritlr> <lucto social neto apropiado por las clases ¡lo trabaiadoras". Aqui usarnos
para llegar a ella porque aqul lo que imPol'ta cs la catcgoría mlis 1a r:[ concepto en etr sentido de la clifercncia que se da entre un Produ(:ti)
rleterminación de su origen o acumulación. sobreviniente y la no confiscación de los consumos adquiridos.
72 P. IJatan, 1959; 75. Recoge la definición de Bettelheim que clice ?3 A. Tocqueville, 1973 [1835]: 53.
que "el cxcedente ec<¡nómico.. . está constituitlo por la fracción del pro- 74 Para el concepto de interpelación, véase L. Althu§ser, 1977:
46 LA qUERELLA Df,L I:Xc!'DE'NTE r..\ QUtrRELLA DEL EXCEDENTE 47

América.?5 Por eso puede decirse que el embeleco del exce- f)e Io visto en lo anterior se supone que lo que sale al claro
d€nte condujo a que se confrontaran formaciones que obede- (:s que no se privilegia a priori el concepto de excedente. En
cían a momentos constitutivos muy diferentes. Es obvio que rrn cotejo discutible podrla decirse que el excedente se refiere
el momento constitutivo se refiere a la causa última de cada ;rl plusvalor absoluto y a la subsunción formal, por tanto, mien-
sociedad, a su genealogla profunda, como decia Hegel, a su tras que Ia disponibilidad es más propia de la subsunción real
esencialidad originaria. o reorganización interior o esencial del acto productivo. La
Para seguir con la línea de nuestro razonamiento, en la lucu- :ignificación relevante del excedente, con todo, proviene de
bración más general acerca del problema (el del exceclente) (lue es como el requisito de la reproducción en escala ampliada
se resolvió que el desarrollo debía producirse all¿i donde se (lue, a su turno, contiene toda la lógica del nuevo tiempo hu-
<liera una fuente más constante y extensa de excedente eco- rnano. Puesto que los hombres de hoy es como si vivieran
nómico. La propia historia latinoamericana había dado empe- rnuchos días en el espacio que antes ocupaba un solo día, pues-
ro ejemplos nruy concretos acerca de Io que podemos llamar la I o que se han apoderado del tiempo y lo han concentrado,
han
infecundidad del excedente (al menos de su infecundidad rela- <lc construir mecanismos mucho r¡rás elaborados para que esta
tiva). Potosl mismo decla a gritos que no importa el excedente :rglutinación peligtosa no estalle. Se requeriría sin dud.a un
sino quién lo capta y para qué. Grandes excedentes como el ,'\.?¿rsil.r propio acerca de Ia relación «lel excedente y la dispo-
argentino del último tercio del siglo xx y el primero del xx, nibilidacl y de ambos con el estado estructural, Ia ampliación
el de Chile con los nitratos y el cobre, el de Venezuela misma rlel estado y la teoría de las mediaciones.?8 En el sentido aquél,
r:on el petróleo o el de la Cuba de las vacas gordas, están Irr forma de existencia del excedente y la de su absorción
iudicando el papel expletorio en absoluto de este factor.76 La tleterminan la sucesión misma de los modos productivos. De
historia misma, la inmediata anterior a la guerra, mostraba otro lado, el capitalismo mismo es la historia de la construc-
cómo un gran excedente, el de guano, no había serviclo para r ión de su estado, si se Io dice en otros térmillos, la historia
construir una nación. Contrario sensu' México produjo en el rlel estaclo capitalista es la de la producción, distribución y
perlodo l9t0-1920 y luego en los 30 un altisimo grado de :rplicación del excedente. Si se le quiere expresar con precisión,
disponibilidad estatal sin contar con un gran excedente. Aquí es claro que tampoco el excedente tiene una función autóne
Ia disponibilidad es la que resultaba de la actividad de la rna porque el óptimo se compone en realidad de la relación
sociedad. Chile mismc¡, a 1o último había sido el ejemplo de eutre el excedenre y la disponibilidad. Donde no hay dispo-
que la clisponibilidad estatai es una cosa y el excedente otra. nil¡ilidad no existe ninguna función del excedente. Mientras
En efecto, cuando Chile se hizo de un inmenso excedente, se rnavor sea la disponibilidad, la dimensión del excedente es un
cmirobreció su óptimo social y es claro que había teniclo antes rlato más remisible. La disponibilidad, como lo hemos visto,
una considerable acumulación estatal a partir de un excedente
¡ruede en último caso existir aun con un magro excedente, si
rnás bien modesto.??
76 r.\. S:ln<Iez Allrcr'noz, l9?3; S. F. Cook y trV. Borah, 1977; D. Ri- y a 2445 868 en 1850 (J. C. Jober, lgBZ: 35). En orros
l.lJ:i5.46(i er¡ 1849
lrciro, Il)7.5. el mismo carhcter impt,tuoso clel crccimiento de la economía
tiirni¡rt.rs,
7(t R. (;ort¿s (lur¡tle en T. Di'I'ella y'f. Halperin, 1969: 21.7; H. ilfa- rlrilcna de las décadas anterrio¡es a la guerra hizo que la crisis inme-
l:rvtt Matte, l{)74: l(}Í}. rlralamcnt{: posterior a elia fuera vivida como algo rro soportable. ..Destle
77 En los her:hos, pr¡crito qr¡c los fc¡rocarriles llo conPctían aún con Itl-15 a 1860 se triplican las cifras del comc¡cio",.,La población urbana
ei tralsportc nra¡itimo, Chilc cstaba rnás ccrca de C¿rlifornia quc el este :r. .incrcmerrta en un 50o/o" (f. C. Jobet, igB2: 42). Chiie, antes de la
¡lr,rtcafirelicailo, Io rlttc tlellrucst]'a Io tclativo qL¡c ci cl concepto del t,r<¡lrista de los grandes yacimieotos bolivi¿rnos (chuquicamata), será sin
r:spacio. Éste f ue sin drrda t¡n llaclor decisivo tlel serniarratrque chiler.ro .rrrltargo el pr-irner producror mundial rle cobre. producla, ya err lg6g,
en l¿¡ mitad dcl siglo xtx. I¡untla<lo sobre todo cn eI trigo y las harinas, cl ct blo/" tlc la producción nrundial cle cobre (J. C. Jobet, lggl: 55).
tomrrcio cle Chile cn (lali{orlia sul-¡ió <-te 250 195 dólarcs en l8'18 a itr (. Nlarramao, 1982.
48 LA quERELLA DnL nxcEDENTü r \ QUEr{ELLA Dl.tI_ EXCED.EN.TE 49

bien es cierto que con una erosión social material más grande.ztr rri¡rotencia. En todo caso, es discutible reclucir la idea actual
Es con esa base que se puede definir el carácter formal del rlt:l estado al estado político clásico porque hay una polltica
estado o sea su grado de desarrollo a partir del proceso del des- ,lt: I¿r sociedad y una política del estado y, por lo demás, no
dobiamiento del plusvalor.so El patrón de la circulación de lrrry duda que el estado debe actuar como una persona de Ia
plusvalor nos define de qué clase de estado capitalista se trata. ',¡r
ieclad civil para hacer valer su autonomía o separación.8l
Aunque aquí no se puede entrar elt un desplegamiento técnico l'll cstado moderno debe pues atenerse a las consecuencias d.e la
del problema, por ejemplo si el excedente o plusvalor se cle- rr'¡rroducción ampliada o sea de Ia movilidad y, por orra parte,
tiene en mayor medida en un momento esencialmente no pro- t:rrnbién a las de la totalización de la sociedad o sea de la circu-
ductivo cual es el consumo suntuario, hablamos de una cos¿r. lrrcirin general (o sea, el mercado social generalizado). En el
Es muy distinto si el consumo fundamental del plusvalor es r¡rt¡vimiento binaric¡ o transfigurante que suelen tener las cosas
derivado hacia la erección del capitalista general, y en con- ('n esta estructura, se diría que, quizá como resultado de la acu-
junto se diría que la captación radicada centralmente en el r¡rrrlación del tiempo, se produce aqul un grado de solidariclad
momento estatal global o capitalista total y en el momento olg;inica o interpenetración subjetiva mucho más concluyente
productivo mismo tienden a acompañarse de una rotación mhs ,r la vez que formas mucho más estructurales de conÚadicción,
veloz del capital, que tiene su propia significación. Es dentro r ontestación y contrahegemonía. Tanto la solidaridad por tanto

de estos parámetros donde debernos asumir que no sea una ca- r t¡rno el rebatimiento o resistencia queclan impregnados por

sualidad el que las formas democrático-representativas se asenta- ll sello de provenir de hombres que disponen por sí mismos
ran en las zonas de mayor retención del excedente mundiai por- ¡r;rra emitir voluntades. El trabajo cle la interaccióu modifica
que es algo referido a la vez a la lógica mundial del excedenre. ir nnos sujetos en lelación con los otros, unos son reformaclos por
Esto tiene que ver con la función del óptimo. Después vere- lr)s otros, Esto del¡e crear, al menos en su prototipo, un modo
mos con mayor detención el problema nacional. Entre tanto, ¡r:rrticular de totalización que hace a la especificidad incuestio-
es legítimo sostener de un modo provisional que la nación r¡rrble de los fenómenos de la nación y el estaclo en el capitalismo.
expresa el grado de conglomeración, interpenetración e inten- lil propio sentimiento del tiempo, la idea de Ia provisionali-
sidad de la sociedad civil en tanro que el estado es el poder rl:rcl del mundo, o sea la propalación de la circulación y la
político en acción (o sea la política entendida ya en su rela- intcracción generalizada, porque se destruye Ia vieja particu-
ción práctica con el poder y no como un pr.onunciamiento o l:rridad y aquí nadie puede recatarse en lo que ya no es sino
r,rr la particularidad que pertenece a lo colectivo (nadie actria
deliberación), cuya fuerza sobre la sociedad podrá ser de de-
pendencia democrática o anómala, de empate sistémico o de orn- ¡r:rra sí mismo y el sl mismo estará al final en el nosotros),82
sr: habrían traducido en la simple supresión de lo capitalista
t, El Pcrú era un ejemplo característico de excedente que no teiria si ;rc¡uí no se efectuara la construcción originaria de la ideo-
-la aptitud de convr:rtir:e cn acumuleción en tanto que Clhile paraclói.ica- lo¡;ía en su nueva asignación o sea la superstición rle la irre-
nrctrte degradó sr¡ margen de disponibih'dad mecliante la conqui.sta de u, sistibilidad del estado. La instauración de la conformidad., sea
inu¡enso €xce(lcnte. una vla de gran rlisponibilidatl y excedcr^rtc precario,
al rnenos en su alranque, es la Meiji. ¡r,r la vía del recuerdo de la irresistibilidad o por la seduccirin
80 En principio, en efecto, el patrón de circulación del plusvalor rlebe ,1. la nueva cultura, es sólo !a prosecución de la supeditación
clelerminar el grado de la existencia. del capitalista total, lo cual tiene que
ver con la totalización de la clase burguesa. Sin totalización o iclcntidael ttl En realidad, mientras más orgánica sea la inserción o inclusió¡r del
no es posible hablar ni de ampliación del estado ni d.e capitalismo , rt:rrlo cn la sociedad, tanto más collsistente será su ar¡tonomía que
se
organizado. En todo caso, el estado puede ser fiscalista, como 1o fl¡e cl lrrrtla en la lejanía, Ello no debe confundirse con el estatlo que no se ha
español, y tener una escasa pretensión de totalización o sca que la ,lil.r.rciaclo de las unidades de la sociedad o sea de aquel que no tierre
propia retención del plusvalor ell su momento más general o estatai ( tr:i opci¿ln que actuar como facción ocasionalment" goterr.,airt".
ta¡upoco habla de por sí de una primacía de la acumr.¡lación. E:r R. za\.:rlcta, 1975: 3.
50 LA qUERELLA DEL EXcEDENTE r ,\ QITDRELLA DtiL EXCEDENTE 5l
real del obrero al capital. Hay un elemento de gratificación instituciones en general pertenecen al género de la visión nacio-
que acompaíta a la institución de las categorlas de mediación ttul (no mundial) de la historia. En todos los casos, como
sin las cuales la propia totalización o generalización del capi- s(: ve, la idea poderosa del excedente debe difuminarse en la
talismo acabaria con él mismo. Convocar a los hombres a ser irlea difusa pero fundamental de disponibilidad. Hay una rela-
libres y a interactuar entre ellos sin mediarlos es un acto de r:irln de especie a género y de apariencia a esencia entre ellas.
autoeliminación. De aqul proviene la misión conservadora mu- El excedente por sl mismo no se convierte en materia estatal.
cho más activa que se espera del estado capitalista.as Debe, l)c ora manera, los estados avanzados existirian allá donde
para decirlo de otro modo, moverse en un mundo incierto; t'xistió el excedente. Potosí fue un excedente incapaz de cap-
incierto pero cognoscible. Las mediaciones a su turno, como
tarse a sí mismo y España, en el lugar intermedio de la cadena,
enclaves o fortines del estado en la sociedad y de la sociedad
en el estado, corresponden a los gastos comunes (aunque el lue Io mismo.86 El excedente se condiciona por lo que Marx
mismo grado en que se los asume como tales enseña ya la me- rlijo del valor: una medida históri,co-moral.87 Se debería ya
dida en que se ha asumido una mentalidad burguesa) de la r:onsiderar la importancia de que el remate cuantitativo de la
circulación del plusvalor y ésta es, al menos en su punto inicial, t:conomía sea una medida no económica de un modo diferido.
la misión del excedente. La radicación rentista del plusvalor I'ln el fondo, esto habla de una cierta calidad de lo social,
garantiza unos pocos años felices pero entonces la razón d.el rle un tipo de relación entre lo sobredeterminado o estatal y lo
estado es ocasional.sa Ninguna inversión es tan exitosa en ;rutodeterminado o democrático. Una noción móvil por tanto,
cambio como la que va hacia el capital total.aá ;rlgo que debe formularse, evolucionar y fracasar. El súbito
El excedente, por tanto, es en principio transmisor de ideo- rlcscubrimiento material (que es lo que todo latinoamericano,
logía pero no lo podría ser si en su base no existiera una l)orque es "eldoradianista", espera en su alma) genera sin dudas
cierta apetencia o acucia receptiva, que es propia de aconteci- cxcedente y en algunos casos eso no ha sido utilizado de una
mientos materiales que son o se consideran supremos. Las ¡rranera equilibrada. En segundo lugar, con todo, puede gene-
sociedades no viven sin dioses y hay acontecimientos o dogmas
r rrrse el excedente por la redistribución del producto existente,
que dan los dioses de la sociedad. De otro lado, puesto que (lue es el camino de las reformas, también verosímil pero a un
el excedente se refiere en su bulto directo a la clase domi-
costo mayor. Las reformas excitan o conmueven de un modo
nante y sólo de un modo subsidiario a los oprimidos, tampoco
es algo que adquiera una validez efectiva sino allá donde se rnás peligroso que las propias medidas revolucionarias. Por
pueda producir la cultura y prospección que se vincula al sis- riltimo, sobre todo en los grandes actos de la política, se puede
tema de las mediaciones, sistema por cierto local siempre. Las engendrar nuevos cánones de la medida históricomoral mis-
8a C. Offe, 1972.
ma o sea que puede existir un acto moral de fundación del
84 Los peruanos a la Pardo utilizaron el excedente del guano para nuevo excedente. Incluso el desfalco de aquella medida, en lo
abolir la contribución indigenal (la asl llamada), lo cual era como un (lue se puede llamar la formación negativa de la ideología,
interrto de independizar al Perú de los indios. Circa 1830, los tributos
de indlgenas y castas sumaban en la práctica la mitad de las contribu-
ciones (E. Yepes, l9?2: 43), 86 P. Vilar, 1972.
El excedente conquistado en el Pacífico sirvió en cambio a los "dueños 87Tanto Marx como Gramsci utilizan el término moral, a la manera
de Chile" (la expresión es de Matte) para que se "independizaran" del ,lc "histórico-moral" o "reforma intelectual y moral". Esto no alude
Estado (J. C. Jobet, 1982: 67, 68). solamente al desfalco de la fuerza productiva hombre, en el primer caso,
86 Como ejemplo de no contribución absoluta al capital total y sus rri a la forma interna de la valorización del comportamiento, en el segundo.
consecuencias está la historia de la relación entre los barones del esta.ño, Nos parece que en ambos casos está el principio de la acción conforme
que en la práctica no tributaron jamás, y eI estado boliviano. La avidez e fines, la transformación del deber ser en Ia vida cotidiana y la inter-
se arruina a sus expensas, rr;rlización hegemónica de las premisas actuales de lo social.
52 L^ Q{-r:RELLA DriL EXCEDE¡-TE
r \ (¿l t,titLI_t_^ DI.:L ¡-X(it',t):rNIta tt5
la apología del propio despojo, puede ser concebido como un rkr Chile. Es posible escribir en efecto que Chile se preparó
acto fundacional.8s
Debemos ver, por lo que toca a este nudo, el comporta- l):urr vellcer y, en cambio, es como si perú y Bolivia se hubieran
¡,r'cparaclo para ser vencidos pero, como no se quiera encon-
miento de los tres países en torno de la querella del excedente, rr;rr en ello fórmulas de explicación genéticas o socialdarwi-
que es el fondo motivacional de la lucha que con tdo \¡a nistas (porque nadie tiene en sí el anhelo cle su perdición, al
acompañada sin duda de poderosas disposiciones acumuladas
r¡rcnos de una manera organizada), el hecho es que, si Chile
en el inconsciente social o colectivo (Adler) 8e de cada una sc prepar<i, es porqu€ podía hacerlo. O sea que, si podía ini-
de ellas. La idea de poseer el Perú o destruir lo que no pose- r i:rr una acción diplomática coherente treinta o cuarenta años
yera de él (poseer la dicha no tenida) era sin duda una com-
.¡rrtcs de que ocurriera su remate inevitable, por ejemplo, es
pulsión tanática vigente de un modo colectivo en Chile 00 quc,
por lo dernás, podía mostrarse como un pueblo orgániCo o l)olque tenía paz política. Si tenía paz política, empero, era
nación sin que ello pudiera explicarse por el mercado general.el l)or'(lue la ecuación o el óptimo social (sobre lo cual habla-
lcrnos enseguida) era superior a los de sus rivales que, en
Es cierto que este concepto suele usarse como una cifra, como
r ;rrnbio, no podían formular una política estatal. Aquí emerge
si fuera aigo que explica todas las cosas. Eso ¡nismo no condu-
rin duda el problema de la constucción de la política o emi-
cirá en lo fundamental a mucho si no es integrado en una sirin estatal. En otros términos, la preparación o la política
cierta deliberación acerca del problema óptimo social, como
il() es sino el modo de aparecer de una cierta relación efi
una matriz teórica necesaria y con la flagrante irnposibiliclad ( icnte entre el poder y el hombre como grupo,
central de los tres países (y de valios otros). Es decir, de su entre la forma
r¡rre había llegado a tener el poder y la distribución actual de
evidente incapacidad de constituir estructuras de autodeter- ,'sos hr¡mbres en esa circunstancia. El empecinamiento común
minación. Esto no significa sino que dejamos al margen las (()n que jugaron su vida entera al excedente y al colapso com-
exégesis casuísticas del acontecimiento como Ia que funda ei
¡,;rrtido en cuanto a la conversión del excedente en autodeter-
resultado en la prolongada preparación diplomática y militar rrrirración, aparte de algunos aspectos muy elocuentes como la
rrrr¡rortancia de la visión señorial,92 dejan ver que se trata de
88 Sol¡re la formación autoritaria de la hegcmonfa: E. Fromm, 1975;
I{. Badía, 1973: ?09; O. Negt, lViS: 237. ¡r;ríses con no pocas semejanzas, lo cual quizá se refiera a ci€rto
8e E. Bloch, 1956.
9o No era menos grave la actitud colectiva hacia Bolivia: "No tardó en I,.s verdad que tdo ello debe ser calificado; pero se puede
g<'neralizarse en el pueblo chileno un odio irlefrenable contra Bolivia"
rr,ner ciertas identidades envueltas con el embrollo de una
(F. A. Encina, 1954: 14ll).
91 La guerre de modo preciso señala el fin de las tendencias autodeter- t,rrubría historia como la que ha ocurrido entre ellos. La guerra
minativas que se suponc que existieron en el estado chileno en lo previo. ('s una forma nefasta de relación entre las sociedades pero no
"Harvey, trabajando cn sociedad con North, ocu¡r,ó un lugar destacado
en las operacit¡nes realizadas durante la guerra" (H, Ramfrez Necochea, l)irrece dejar de ser una forma de relación.
1969: 45). La corrsecucucia no podía ser otra. "En 1889, ya lo ingleses Si vemos un caso tras del otro, la idolización del excedente
dominaban los centros vitales rle la industria" (H. Ramírez Necochca,
1969: 28), Curtis, un nortcamericano citado por Ramlrez Necochea, diria:
r,:l "Ningún cspar-rol venía a Chile con persamientos tan humildes.
"Valparaíso, con su comcrcio enteramente controlado por los ingleses, sus To-
transacciones mercantiles realizadas en libras esterlinas, su diario inglés ,1,'\ (.ran señores o aspirantes a ,serlo. Las Indias Occidentales fueron el
y su amplio uso tle este idioma, no era más que una colonia trritánica'' ,,rlrkr propicio donde plasmó una mentalidad que correspondla a la de
(H. Ramirez Necochea, 1960: 39). Los grandes actores de las intrrigas diplo- .rrr rt¡ci,erlad feudal en descornposición y de ambiente demasiado estrecho
máticas como Carlos Walker Martínez, gran amigo de Raptista, y Concha r,)ilro J)ara que dentro de él se pudieran satisfacer las ambiciones <le los
y Toro, socio de Arce, eran agentes corrcretos de los ingleses. ¡'.t.rrt:iales v numcrosos señores que erarr los hidalgos españoles, por otra
Al final, no había duda de que Chile había ganado mucho dinero pero ni remottmerrte Io habian sido, al pisar suelo americano
¡r,rrtr., los quc-I-odos
que era menos país que antes de obtenerlo. \,r lt¡ cran. ellos concibieron al indio como verdadero siervo,
rllrtilr:rrlo a ellaltecet a sus lluevos amos" (A. Jara, 19?l:40).
54 LA quERELr-A DEL EXoEDÉNTE r.^ QUERELLA DEL EXCEDENTE 55
es siempre la misma. En el grado de desarrollo en que se encon- rlíscernir en su proceso dos momentos. Uno primero, más pare_
traban los incas y con el volumen demográfico con que se en- r irlo al de Costa Rica o la Colombia del xr6 en ciertos
urp".to,
contraron de un día al otro, la Conquista misma contenía (¡ror Ia frugalidad del excedente), o al propio México dei siglo
la adquisición de un excedente pocas veces visto. Los indica- \x (por la primacía de la disponibiliclad sobre el e*cedente
dores convencionales, por lo demás, no explican bien cierta sl.ricto sensu). Es cierto, por ejemplo, que en las horas d,eci,siaas
elasticidad o sentido de súbita recomposición que muestra de los ingleses apostaron a Chile y no a perú e6 y es de aquí
de
continuo la economla peruana a lo largo de toda su historia.eg rlonde se deriva el camelo de una victoria anglo-chilená. En
Es cierto, por ejemplo, que la independencia no devasró su vcrdad, la conexión dependiente hacia rnglaterra era bastante
territorio en la medida en que ocurrió en el Alto perú o ¡,:rrecida en Perú y en Chile, con la diferencia paradójica de
en Venezuela o México. Con todo, el Perú hubo de sostener r¡ue Perú era un mercado más promisorio.e? Con todo, no hay
una gran parte si no todo el costo del otro bando, el de la rluda de que la política chilena se las ingenió para procurar
defensa realista, pero también el de las campañas de Bolívar.ea rrna política propia en el seno de una ertr.r.t,rrá clepindiente
La recuperación que tuvo con relación a ese costo no tiene () §ea que, en el corte de este momento, se daba un cierto
nada que ver con las consecuencias de la misma guerra en lrrincipio autodeterminativo. En otros términos, con un exce_
Bolivia, que tuvo que esperar cincuenta años para volver al rlente modesto aunque dentro de un marco profundo de dis-
mundo. La reacción de la economla del Perú después del des- ¡ronibilidad, chile fue capaz de esbozar una politica de estad,o
mantelamiento sistemático que le impuso la guerra es, de otro (lue no se puede explicar como una mera supeditación activa
lado, un episodio en realidad sorprendente.es Esto mismo, para :t los propósitos ingleses. Si las cosas se dejaran así, todo el
no hablar del guano que es en términos absolutos uno de los irspecto de atraco y degüello que adquirió la guerra no deven_
excedentes más grandes que se ha dado en la América Latina tlría sino uno de tantos de aquellos actos atroces a través de
y quizá en el mundo entero. Aqul lo que sobresale sin duda los cuales Ios países progresan, o sea una fase característica
es la capacidad recurrente de reconstrucción de nuevas for- rlc Ia acumulación originaria en la que el acto estatal es deci-
mas de excedente económico y asimismo la insistente impoten- sivo primero para la obtención extraeconómica del patrimonio
cia para radicar o retener al mismo (y desde luego para con- rlinero y segundo para su transformación en capital. Chile, en
vertillo). En todo el siglo posterior, en efecto, el Perú generará cfecto, conquista el b<¡tín de la época, sólo comparable a Texas
a partir de una economla arrasada nuevos excedentes pero repe- y a los territorios perdidos por México.e8 La combinatoria
tirá a través de diversos esquemas políticos la misma incapa- (lntre un óptimo cotejo social con predominio del estado sobre
cidad de formular un estado nacional en acto. la sociedad, que es lo adecuado para estas circunstancias (por_
Por lo mismo que Chile es un estado precoz y no admite los
mismos infortunios del estado ante la sociedad que el Perú, tr8 Véase supra, nota gl.
07'Entre 1850 y el guano llegó a constituir el primer producto
1860,
su vinculación con el problema es aún más elocuente. Se podría
r¡rrc Inglaterra importaba en América Latina', (Matthew [lg6g]^, citado
¡xrr J. Cotler, 1978). Durante 25 años el contacto peruano fue el nr.e-
93 A tal punto que, de aquel pals destruido en 1879, se podía decir rnrrderan¿e con lnglaterra en relación con los demái países latinoarJeri-
que entre f9l7 y 1921, "a diferencia de lo que entonces acontecla con r;rros. Con todo, era también cierto que Chile era el quinto proveedor
otros pals€s latinoamericanos, el Perfr no tenía problemas en su balanza rl(' trigo a Inglaterra y que el comercio con chile en tás vlspeias cle Ia
de pagos" g. Cotler, 1978: 143). ¡irrcrra llegó a ser superior al d-e''-todos los palses del continente excep,to
Las exportaciones habían pasado de 91.6 millones de soles en lgl8 a llrasil (ÉL Ramírez Necochea, lg70).
269 en 1919. Se hablan multiplicado por veinre entre lg00 y lglg para ItB [f 6e6¿¡siq de Chile se incrementa de 68452467 en lgTg a
1862804?g
el algodón, por 6 en e\ az{tcat y por 8 en el cobre. r.n 1890. (H. Ramírez Necochea, 1970). Los derechos de exportación que
ea E. Yepes, 1972: 33, 45, 46. gr avaban al salitre y al guano aumentaron, como se dirla, de
95 Véase supra, nota 93.
,., áí"
.rl otro de 15.4 millones de pesos a 3b.4 en l88l (J. C.
Jobet, lgg2: 7B).
56 LA eu[REr.LA D[.L ExcÉ.Df,NTE f- \ qIJERELLA DI,:L f XCEDENTE

que el exceso de sociedad desorganiza la acumulación), y un Si las cosas se ven de esa manera, puesto que ni el vencedor
inmenso excedente parecla señalar que deberia producirse en ,i los vencidos fueron capaces de transformar la cond.ición de su
este caso la organización estable de una lógica de aurodeter- vida, sin duda una condición secundaria, lateral, definida, de-
minación. No ocurrió tal cosa y no en balde los propios chi- fcrminada o subordinada por otros, se podría hablar de la
lenos hablaron del mal peruano.ee La victoria acentuó los as- gratitud o inutilidad de un acontecimiento que sin embargo
pectos más reaccionarios del discurso ideológico nacional, re- {ue un derroche orgiástico de sangre, de pasiones y de bienás.
forzó la inferioridad de las masas con rclación al estado y, en No se iruede negar, con todo, que existió un vencedor absoluto
suma, ur1 siglo después, la situación chilena se parecía grosso y aquí es donde puede decirse que nunca se vence sin conse-
modo a la del Perú de la misma época.roo lrrencias; no se vence impunemente. Es cierto que, aun sin el
En lo que se reficre a Bolivia no srilo I:r oligarquía no perci- guano ni el salitre, el Perú necesitó apenas dos décadas para
bía sino de un modo clifuso la envergaclurra de la r-ir¡ueza en iosrar una situación al menos semejante a la previa; en lo que
cuestión, lo t¡ue significa que no fue capaz en absoluto de rete- cs rnás importante, el sentimiento de vejación profunda dio
ner el mismo excedente cconómico ¿r cLrva carenci¿r atribuiría lugal a un desasosiego moral, que es el caldo derlrro del que
después todos los rnales y el atraso de Bolivia o sea que entregó emergen figuras como González prada y l\{ariátegui, el mismo
primero lo mismo que fetichizaría después. Perdido aquel grau Hava r¡uizá. Se necesita sin duda la existencia cle un ambiente
margen de excedente, se podría al menos haber hecho un de no gratificación de ansiedad colectiva para que apaÍezcan
petitio pri,nciqtii de la salida soberana hacia puertos viables, ¡rersonalidades morales e intelectuales como Gramsci o Ma_
es decir, preservar al menos el acceso operable hacia el mer. .iátegui, que son los pensadores de una reconstrucción. Cierto
cado mundial ya que no se podía conservar el acervo. Lo que es también que la patente ruina ético,intelectual de la oligar_
se lr.izo es en verdad inexplicable. Los mismos que no se habían quía fue el requisito en Bolivia de que el fondo enterrádo
dispuesto antes, durante ni después a una lucha verdadera, tle la nación se expresara con el Temible Willka 1o2 o sea que,
los mismos que no habían tomado conciencia del monto de los t¡uizá esta desgracia, la confusión en la que vivla Ia nación
recursos natulales en juego, aquellos que los perdieron, lo cual no habría sido seguida sino de otra confusión. En el fondo, la
era como perder la r¡casión más excepcional de excedente des- ( Lrestión nacional, lo muestra claramente
el libro de Tamayo,ros
pués del Potosí, ellos mismos consagraron en lo jurídico la no se plantea eu Bolivia a niveles de explicitud polltica e
pérdida del acceso a la manera en que ocurría entonces y ahora intclectual sino entonces. La derrota enseña muchas cosas pero
el rnercado mundial, es decir, a las vías marítirnas. ¿por qué tampoco es una buena escuela sino en la medida en que las
io hicieron? Por dinero, o sca, otra vez, cambiarlo todo a cambio cosas se redirnen hasta el fondo. Eso es por cierto lo que no
de pan para dos días. Como se verá en el capítulo siguiente, la lia ocurrido todavía.
clase diligente boliviana no zrprendió nada como consecuencia La l,ictoria a su turno, como lo demuestra la victoria abso-
de este desastre y cs verdad digno de pensarse el hecho de que luta de Chile y, en menor medida, la victoria ilusoria del
el Chaco mismo, donde sin duda estaban en disputa intereses I)araguay en el Chaco, puede tener consecuencias sobre la cons-
mucho menores, ocasionara un movimiento social de mayor al- trLrcción de la autoconciencia que es, después de todo, el
cance y consistencia.lol r cquisito de todas las tareas. En lo que se refiere a Chile,

lrr gl'atificación del Pacífico condujo sin dudas a una exacer-


99 Chile, scgúu González Prada, "se contami¡ró cl vinrs pr:ruano".
1o0 l.¡¡s in<licaclolcs actuales de uno y otro pals, si l¡icn favorables a Iri(i('r'a ,,uchos nlayores sacrificios por el chaco, que no te,ía casi nada,
Chile, no lo sr¡n en mayor medide que Ias qlle tenían antes de l87g. 1 t¡( por: ¡:l Litoral, r¡Lre tcnia el gr.an lrotín.
10r Aqul actuaba ya sin duda el instinto coiectivo de qrre no <lel¡lan to: I{. Corldarco NI¿¡r¿ics, I066.
pcrtlersc nuer,os territorios. Llama 1t atención con todo el que Bolivia -I-aln;]1.o,
I
')3 I.. lg,7i.
58 LA QUERELLA DEL EXCEDENTE LA QUERELLA DEL f,XCEDENTtr 5l)

bada corroboración de la hegemonía del fondo oligárquico de dintinción de su sociedad. Por consiguiente, en la guerra dcl
su estado. Las propias masas se dieron a vivir el autoritarismo Pacífico se enfrentaron tres acumulaciones históricas pero más
insidioso pero radical de su discurso nacional, de su sistema bien, con algún matiz, el ápice o conclusión de ellas, que es el
político y de su estado no como la herencia inevitable cle una estado. Se debe notar que hay guerras más estatales por su ca-
consolidación dificil sino como un bien en sí mismo. La deifi rácter y guerras más populares, con lo cual se quiere denotar
cación colectiva de lo autoritario iba a cobrar a Chile un ele- el diferente grado de su penetración en el agregado ideológico
vado precio en sus experiencias posteriores. colectivo. Es verdad que la nación maniquea estatalista es tan
falaz como una idea societaria o autonomista o populista de Ia
disección de la política. El estado puede, en rigor, tener una
Es ahora cuando debemos discutir el problema de la ecuación determinación más nacional-popuiar o si se quiere más socie-
o resultado en una socieclad. Bloque histórico, formación eco- taria, enfrentado a sectores menos democráticos de la sociedad
nómicosocial, eje estatal, son acepciones todas que se refieren (y en los hechos, el estado ha estado más de una vez por
a lo mismo, a la relación exitosa o frustránea, baja o alta delante de la sociedad) y, sin duda, por cuanto aqul se siente
entre el estado cotno surnmum de todas las cu€§tiones del poder más el principio de la centralización, puede encarnar lo nacio-
y la sociedad civil como el conjunto de las condiciones mate- nal contra sectores antinacionales de la sociedad. La sociedad
riales en las que se gesta ese poder. Si volvemos al problema civil, a su turno, puede tener un grado importante de prolon-
que examinamos, debería decirse que, cuando ocurre una gue- gación hacia el estado. Es decir que una sociedad puede haberse
rra, se concurre a ella no sólo con lo que uno es en lo actual nacionalizado o unificado aun antes de que exista in pleno
sino con toda la historia que uno trae. fIay, por tanto, es lo su estado (unificación de la sociedad por la sociedad, que es lo
decisivo, una concurrencia ideológica a la guerra. En realidad, contrario del fetichismo de la unidaQ, en tanto que en la ma-
del pasado uno no puede liberarse sino cuando lo destruye o, al yoria de los casos la unificación de la sociedad viene de una
menos, cuando 1o puede comprender en su ultimidad material acción consciente del estado, en general como un reflejo hostil
y convertirlo en un tributario del presente en lugar de que sea contra naciones previamente unificadas. En este caso, la con-
su amo. Puesto que la guerra, lo mismo que la crisis general, currencia popular fue escasa. Se puede mencionar el descon-
supone una tensión o intensidad final de los recursos de una tento de los obreros chilenos en el estallido, que fue muy
sociedad, allá se enfrentan todo lo que es capaz de reunir y :rtizado;loa es verdad a la vez que, puesto que Chile actLraba
potenciar cada sociedad en esa hora. El hecho astuto de poder desde un óptimo que no logrará jamás en la misma medida,
concentrar todo lo que se es en un instante revela una supe- eI estado demostrará su capacidad de convocar a la sociedad o
rioridad porque la primera evidencia de Perú y Bolivia en el sea que habrá una cierta concurrencia importante de tipo po-
Pacífico es que no podían congregar lo que tenían. El con- pular por debajo de la interpelación estatal: es la funcionalidad
cepto mismo de movilización nacional era ajeno a estos países del óptimo; por último, la lucha campesina de resistencia
pero en cambio un dato fácil, natural y clásico para la socie- (Cáceres)1o5 en el Perú. En todo caso, €l carácter o rasgo cen-
dad chilena, por las razones que veremos. La lealtad hacia tral de la guerra es eI haber ocurrido con un carácter más
el estado tras las determinaciones de Arauco devino una suerte
bien interestatal. En Perú y Bolivia era puramente estatali en
de reflejo o instinto y por tanto el sentido de la mo¡vilización
Chile, el estado tenía la aptitud de movilizar psicológica y
como un uso incorporado. La desganada concurrencia boli
;rdministrativamente al pueblo. Lo de lo adminisrativo no es,
viana a la guerra con unos pocos miles de representantes es
casi la antltesis de esta actitud. En el caso del Perú, es obvio 104 G. Bulnes, 1976.
que no podía fundar sus posibilidades de éxito en la mayor l{'5 N. Mxnr'que, 1981.

ru
ril.

T,A QUERELLA DT::t, EXCEDENTE ri I


'll1) t..\ QUERIILLA Dl':L ExcEDENTl:
modo reiterativo la ecuación social o el óptimo, que no es
io secunclario porque no debe olvidarse que caso por caso
Ia cualidad relacional de una sociedad. Nos fundaremos
{l}rile tuvo siempre superioridad numérica en cada una de las
una cita de Antonio Gramsci.
acciones. Eso desde Iuego no habla del heroísmo peruano-boli-
"Los mismos técnicos militares que ahora se atienen fij;r-
viano sino de una ostensible ineficiencia logística.
mente a la guerra de posición como antes se atenían a la guerra
Marx ha escrito que Ia guerra no ocure entre países sino
de maniobras no sostienen por cierto que el tipo precedents
entre productos brutos. Hoy se podría decir que esto tiene un
debe ser suprimido de la ciencia, sino que en las guerras entre
cierto, necesario, sesgo economicista. El proclucto bruto en rea-
los estados más avanzados industrial y ciadlmente, se debe con-
lidacl sólo es una realiclacl compalable entre países de un grado
siderar a ese tipo como reducido a una función táctica más
parecido de desarrollo capitalista y aun así con ciertas reservas.
que estratégica. . . La misma reducción debe ser realizada en
Es, en principio, un dato puramente estaclístico porque se re-
el arte y Ia ciencia política, al menos en lo que respecta a lo5
fiere sólo, <le un modo un tanto brutal, a la cantidad de la
estados más ayanzados, donde la 'sociedad civil' se ha conver-
tociedad. Una sociedad con producto bluto superior o mavor
tido en una estructura muy compleia y resistente a tlas ,irru,p-
puecle sin embargo no tenerlo concentrado o no poder concen-
ciones' catastrófi,cas del elemento económico inmediato (crisis,.
',trarlo cuando quiere hacerlo en tanto que una con menor pro-
depresiones, etc.) : /as superestructuras de Ia socierJad ciuil .son
ducto puecle tener la aptitud de movilizarlo con certeza, rapi-
como el sistema de las trincheras en la gueyra rnoderna. Así
tlez y en el momento oportuno. De tal suerte que en este
como en ésta ocurría que un encarnizado ataque de la artillcría
'enfrentamiento pasado (lo cual se parece a la lógica cle la parecía haber destruido todo el sistema defensivo adversario,.
,teoría de la dependencia) habría vencido siempre el más pode-
mas sólo había destruido la superf icie externa y en el momento
roso, el producto bruto mayor. Incluso con un producto bruto
del ataquc y del avance los asaltantes se encontraban frente a
rnás amplio en térmi¡ros absolutos, el óptimo social puecle
una. Itnea defensi,aa todauía eficiente, así también ocurre Io,
ser menor (es el caso de la Argentina actual por ejemplo).106
mi,smo en la política d,urante las grandes crisis económicas.
[,n realidad, entonces, puesto que el Perú perdió la guerra Ni.,las tropas asal,tatctes, por efectos de las crisis, se orgenizan
,cuando era más rico que nunca,107 el enfrentamiento es entre
en forma fulminante en el tiempo y el espacio, ni tanto menori
los tipos de ecuación social o sea el grado en que cada una de
adquieren un espíritu agresiao; recíprocamerrte, los asaltad,o.¡
ellas es la portadora de un óptimo. Hemos de explicar qué
no se d.esrruoralizan ni abandonan la defensa, aun entre los es-
es lo que entendemos por esto que hemos llamado de un
combros, ni pierc)en la confianza en las propias fuerzas ni en su
1t){i [,¡1 ]¿ dcsgracia<la irvcntllra de las l\Ialvitras, Argentina demostr(i el ¡:orvenir. Las cosas, por cierto, no permanecen tal cual eran."
4rlccio clcvado quc sc pitga Jx)r un óptimo l;ajo en la relació¡r entrc
Firralmente: "En Oriente el estado era todo, la sociedad, ciail
t i csll¡rll y l:r so<:itrl:rrl. era primitiva y gelatinosa; en Occidente, enrre estado y socie-
I'(rlri cx¡roltaha cn I876 rnlis guano quc cari cn cualquier tiempo
l(17
dad existía una ,justa relación y bajo el temblor del estad.o se
c:{(r'l)to ai'urs cxcelrr,ioilalcs como en 1869 y 1870, En todo caso, ya clttonces
io rlrrc sc cx¡rortaba ¡xrr -ualitre representaba casi el doble que el ¡;uano evidenciaba una robusta estructura de la sociedad civil. El es-
v triplicalla lo rlrrc h:rbía represelrtado en l8?0, 6 años ¿ntes. Las propias tado sólo era una trinchera ananzada, detrás de la cual existí¿¡
rxportaciorx's <lr: azticar hablan aumentado casi veinte veces y pro¡:orcio-
,ne }¡an un irrgrcs«r clue cra ya casi la mitad que el dado por el guano. una robusta cadena de fortalezas y casamat¿g. . ." 108
l"a pro<lucción de azdrcar subió <le 4500 tm. en 1871, a 60763 en 1878 Aquí Gramsci hace un análisis luminoso acerca del carácter
rIi',ler,'es, 1882: t{i;. "inmortal", cristalizante, osificante de las superestructuras ideo
lll uso tlt csta rit¡reza se evirlencia en cl ltecho t-le que mientras el prc-
§upuesto tlc ingle,os sc mantuvo entre 1865 y 1868, en carnbio el de Iógicas, de su tendencia continua a ratificarse y sobrevivir. Esto
'rg!'esrrs pasó rle 13 360 0O0 a 20 500 O00 (Clavero, citado por E. Yepes,
i $72: 8.1). 108 [. §¡26si'i, 94, 95-96.
Iro fut: por inferioridacl econórnica que cl Perú perdió esta gl¡erra.
62 LA qUERELLA DEL EXCEDENTE | { QUERtrLLA DI.]L EXCEDENTE

en realidad no sólo vale para las superestructuras en el capi- ti¡¡¡lo los asaltantes como los asaltados "creen profundamente"
talismo, donde el hecho es más visible por la reproducción en cn la verdad del estado.
escala ampliada, sino para todo sistema: las superestructuras I,lsto es cierto de un modo riguroso sobre todo para el estado
-el derecho, la ideología, el estado mismo- están hechas con .:r¡ritalista ayanzado. Los asaltados que "creen profundamente"
relación o hacia el punto de su determinación, no para trans- \' "no se desmoralizan" son lo que Hegel llamaba la "clase ge-
formarlo sino para conservarlo. En este sentido, el derecho y r¡r'r';rl" o sea la burocracia en un sentido fundamental, como
el estado son siempre conservadores. Es claro con todo que, ¡rortadora del secreto del estado o ideologia para sl misma.
por lo mismo que el estado debe adaptarse en el capitalismo l'inochet, sin duda, en el momento del golpe se sentla portador
a una base perpetuamente móvil, debe también actuar por rlr: esta cetteza de sl mismo del estado. Los asaltantes por tanto
medio de métodos de lectura de la sociedad o métodos de cono cstán dominados no sólo por la fuerza como violencia (qrre
cimiento social como la democracia política considerada en cxiste, por lo demás), sino, sobre todo, por la memoria de la
esta acepción. El "sistema de trincheras" no es asi sino el con- I rrcrza, que es la ideología, el "castigo generalizado". El estado

junto de mediaciones, estructuras y soportes, mediante las cua- (:¡l esto es el superego rrl de la sociedad civil, contiene la me-
les existe la sociedad civil ante el estado y el estado político rnoria colectiva de lo que se llama la supeditación real del
ante la sociedad civil o sea aquella fase intermedia sin la cual
trabajo al capital o subsunción formal, es decir, el sacrificio
rlc la autonomía del estado de separación al poder despótico
la voluntad consciente de la política o irresistibilidad (el esta-
tlcl capital productiye.lrz
do) y la sociedad (o sea el espacio de ofrecimiento de las cir-
Se puede sin duda considerar como algo inmediatamente fal-
cunstancias a la voluntad política o el de recibimiento de ella)
so el que se piense en una sociedad capitalista como algo más
no se pueden conocer una a la otra. Es claro, por Io demás, complejo de hedro que una sociedad precapitalista. Es cierto
que cuando se menciona la "superficie exterior" del estado, se rlue el capitalismo multiplica el tiempo social pero no lo es
refiere a su vieja forrna de coerción violenta o al aparato re- rnenos que torna homogénea (estandarizada) a la sociedad.
presivo, en tanto que la "línea defensiva todavía eficiente" es la Al fin y al cabo, Ias clases nacionales, Ia propia nación, Ias
zona de la eternidad o terquedad de la constitución ideológica,
¡;randes unidades sociales relativamente uniformes son propias
del hueso hegemónico.loe del capitalismo y, en este sentido, cualquier sociedad atrasada
En esta metáfora maestra acerca del estado moderno, se da es más abigarrada y compleja que una sociedad capitalista.
sin embargo más de un aspecto controvertible. Habría que Por lo mismo, aunque Gramsci al no considerar este su-
distinguir por ejemplo entre los estados de larga duración y las puesto lo omite (no lo niega), la validez general de este apo-
situaciones de fluidez estatal, como las que son propias del tegma sobre el estado debería basarse en una suerte de determi-
estado aparente. Es cierto en absoluto que los "asaltantes" no nación simultánea y homogénea de la base económica o sociedad
se organizan "en forma fulminante" porque están ellos mismos civil sobre la superestructura. En realidad, el momento de
inmersos y absortos dentro de la hegemonía burguesa y su dis- cficacia determinativa de la sociedad civil es heterogéneo, es
curso o sea que tienen una relación de internidad, de pertene- rlecir, es una resultante, sobre todo errática en las sociedades
cimiento y no separabilidad con relación al discurso hege- r:omplejas o abigarradas, en las sociedades no legibles. Aun
mónico. Su vida, sencillamente, no se concibe fuera del radio en las sociedades capitalistas simplificadas por la industriali-
hegemónico. El "principio de verdad" 11o f1'¿6¿s¿ aqui porque zación, empero, el momento determinativo es al menos sucesivo

10e M. Foucault, 1970. 111 O sea la autoridad internalizada de la voz del padre.
17o lbid. 112 (. l¿y2l¿ta, 1982.
J¡l ¡

6 t LA quERI.I-r,A DDL Exc.EoENTE LA QUERELLA DE.L EXCEDENTE

o móvil y aquí si bien no se da la adversidad de la no cuanti- que Ia supremacía al menos o la absorción del estado por Ia
ficación (cuya verificación es la democracia representativa), sociedad, que se supone que es un carácter evolutivo del socia-
el estado debe con todo atenerse a la determinación ale¿rtoria lismo, configuran una suerte específica de supremacía de ésta
que es propia de la reproducción ampliada. sobre aquél y no se refiere a toda supremacía.
El punto que parece más debatible es aquel que sostiene que Podemos dejar de lado la acepción en cierto modo cultura_
la sociedad civil en Oriente era "primitiva y gelatinosa" e¡r lista que está en lo literal de este párrafo. Sobra decir que
comparación con el carácter robusto de la sociedad civii en el óptimo en Ia forma de su paradigma se dio de un modo más
Occidente. Se ha dicho que acá Gramsci utiliza el término .ompleto en los Estados Unidos, en rigor un país no occidental,
Oriente en un sentido metafórico, lo cual en todo caso sería salvo que el término se refiera a Ia estirpe originaria como
una metihfora con no¡nbre y apellido. En realidad es un exceso caudal racial y entonces no se sabría por qué una misma cultura
culturalista suponer que el capitalismo ocurre en Europa por- funcionaría mal en manos de latinoamericanos, "occidentales"
que es occidental. En estos términos, no podría haber otro modo por progenie en este sentido, y bien en manos de los anglosa-
capitalista de producción que el occidental. Es lógico inter- jones, igualmente occidentales. Salvo que el mestizaje torri"ru
pretar 1o dicho por Gramsci en el senticlo de que el estaclo ¡ror efecto debilitar las consecuencias estatales de la singre occi-
político es poderoso allá donde resulta de una via digamos dental. Es lógico por Io demás que pensar que Noruega o
farmer 113 o sea como resultado de la selección libre entre Portugal son más elocuentes para la historia capitalista del
hombres juridicamente libres. Esta prelación es importante. Si mundo que el Japón conduce a un terreno falso. A reserv¿r
bien es cierto que el hombre libre es la condición necesaria rle toda nuestra digresión previa, se debería sin duda tener en
del capitalismo, puede serlo como un homble que ha recibiclo cuenta por lo demás el privilegio europeo y norteamericano
la libertad desde el estado, como un hombre que ha conquistaclo cn la captación del exceclente del mundo, lo cual no explica
su propia libertad antes del estado o como un hombre cuya por sí mismo al estado capitalista pero sin duda lo viabilizó.
libertad ha determinado la forma de la existencia del estado" Sabemos en cambio qué es lo que Gramsci quería decir en
En los tres casos, el requisito -la formación del hombre libre- cl núcleo del sentido de su razonamiento. Hay sin duda una
se cumple en su exigencia global. No obstante, el esplritu con sccuencia poco recordada entre la abolición del viejo casco
que se asiste a esta semejanza es diferente en un caso y los otros. colectivo o al menos su reinducción hacia la consagración del
De todas maneras, la fuerza o robustez del estado no se cali- individuo libre en lo jurídico, en su doble fase de hombre
fica sino en relación con la sociedad civil a la que se refiere, irrdependiente del suelo y citoyen y constitución de Ia pauta
y a la inversa. Lo que interesa es el punto de su intensidad o capitalista de la intersubjetividad, que se d.iferencia de la ho-
correspondencia. La mera superioridad del estado sobre la so- rnogeneidad somática en que aquí lo que hay de homogéneo
ciedad no hace un óptimo sino una paralización o vida circuiar cs fruto de la interacción transf eúble desd,e el mercad.o general.
como la que describió Marx como el despotismo asiático. A la I.a separación misma entre el estado y Ia sociedad no es posible
inversa, la mera supremacia no organizada de la sociedad sobre rrrás que a partir del concepto de capitalista total, lo cual, a
el estado compone sólo una relación aleatoria y puede desor- su turno, habla de un patrón específico en la circulación del
ganizar o refutar toda política, buena o n¡ala. De tal forma ¡rlusvalor. Por consiguiente, si lo anterior es el pródromo nece-
113 V. I. Lenin, 1977a: "El campcsino... pasa a se¡: el agente exclusilr,i s:rrio de la autonomía relativa del estado, es verdad que la
de la agricultura y va evolucionando hasta conve-r-tirse en el granjero r clación de simetría o potenciarriento en la ecuación, que es a
capitalista." [sto tiene que ver con la forma de constitución tlel individuo lo que se llama aquí el óptimo, no es posible o lo es en menor
Iibre. En otros términos, una cosa es el "pacto" entre individuos lil¡res
con tierras y otro si los campesinos están sometidos, por deudas o por ruedida en tanto cuanto no se den estas formas particulares
cualquier causa, aunque hayan adquirido su "libertad" juridica. rlc la interacción y esre grado de independencia del estado,
66 LA qUERELLA DEL EXCEDENTE I \ (¿{]IIRI]LLA DEL EXCEDTII{I'E

que es fruto de la recepción más general y menos privacla del lr:rcia la guerra. Quizá convenga una cligresión acerca de ello,
plusvalor, asl como del conocimiento democrático de la socie- rt¡l¡re la construcción de ra porítica. En ros estados como en ros
dad. Esto es lo que a nuestro juicio enseña esta ecuación abso- irclividuos, se suele atribuir al propio arbiffio ras decisiones
lutamente decisiva que se ofrece en el pensamiento de Anto- (lue en verdad han sido impuestas por las circunstancias
nio Gramsci.
o de-
tt:rminaciones externas; en algunos casos, el propio soporte de
lrr decisión puede ffeer que está resolviendo algo que en
rcalidad ha sido dado por l¿5 6ss¿s.u6
Es verdad que ésta, Ia del óptimo, es una metáfora, que la rea- Esto es válido en lo particular para el mundo de la periferia,
lidad no produce más que aproximacioncs hacia ella. En cual- l:rs naciones proletarias.ll' Corno lo vimos antes, el problema
quier forma, incluso si existe para siempre y es algo que se rle la disponibilidad es siempre eI decisivo. En condiciones ru-
obtiene y se pierde. Está en el carácter de toda ecuación la tinarias, son países que carecen de disponibilidad o sea cle auto-
tendencia a la pérdida de la igualdad entre sus términos. Un rleterminación. Ella emerge de circunstancias conspicuas, como
ejemplo típico podría ser la drástica diferencia de la formación l;rs contrad.icciones entre palses centrales o por la disponibilidad
rusa en Ias clos guerras mundiales.ua En el caso que nos con- social que resulta de la crisis general o de la .uptuiiór, de un
cierne ahora, no hay duda de que, de los tres países que parti- cxcedente no predicho.llz T.o que llamamos la .,política eco-
ciparon del conflicto, Chile disponia de una ecuación social rrómica" de estos países suele no ser sino el conjuntó de medidas
superior a la de sus adversarios. La cornparación del producto r¡ue les solicita el núcleo hegemónico. Es claro que esto debe
nacional, si daba alguna ventaja a Chile, no era significativa. .elativizarse. cada sociedad, incluso Ia más débil y aislada, tie-
Al menos no militarmente significativa. Es un hecho que Boli_ rre siempre un margen de autodeterminación; pero no lo tiene
via y Perú reunían una población bastante mayor. Aun si se .n absoluto si no conoce las condiciones o paiticularidades de
tiene por cierta la superioridad militar proveniente de la ante- su dependencia. En otros términos, cada hisioria nacional crea
rioridad de sus aprestos y aquipamiento, Ia victoria, si nos rrn parrón específico de autonomía pero también engendra una
atenemos a estos indicios, debió haber sido, en teoría, mucho rrrodalidad concreta de dependencia. uno de ros aslectos más
menos fulminante y f.ácil de lo que resultó. En términos mili ¡rotables del chile de aquel momento es Ia vocación de su
tares, es un apotegma que una victoria de estas proporciones crase
tlirigente de analizar con certeza el tipo de dependencia que
debería ser resultado de una superiorid.ad abrumadora o de un irnperaba en sus relaciones con el mundo central 118 v, en
azar, decisivo en absoluto. No se dio una cosa ni la otra y el
análisis de esta historia nos lleva a buscar causas más estruc- 116 Es el problema de Io que debemos ilamar de
ra autodeterminación
turales y constantes. ilr¡soria' presente de una manera muy extendida en los estaclos aparentes.
l]6 P. Moussa, 1905.
"Chile -escribió una vez Splengler- es el estad,o en forma." 117 [,6s excedentes más espectaculares en este siglo en América Latina
Dejemos de lado por ahora la cuestión general del estado en ,on argentino, a partir de 1890, el venezolano, después de 1g40, y el
.el
r.cxicano,
Chile y reduzcamos la exposición a su elemenro o unidad. Si después de 1975. Los más altos ingresos áe la historia'dei
I'crr'r... ocurren en la década-de 1870, a fg80 (ii. Bonilla, lg?4: f3g).
Chile era o no ya entonces un estado en forma se verá; en los
.lte Aenpe-sal-de_que el estado era el dueño del guano desde tS40 y del
s;rlitre
hechos, es comprobable en cambio que fue capaz entonces y U'/U, de que todos los empréstitos
1878, em habían sido controladoé por
tl estado, esto no favoreció una co colocación privilegiada de perú fre-nte
allá de construir una polltica de estado, que a su turno tuvo :r (lhilc.
la aptitud de envolver a la sociedad entera, a propósito de o "Har-vey, trabajando en sociedad con North, ocupó un rugar rlestacado
.rr las operaciones realizadas durante la guerra" (iegrln el Iestimonio de
ll. Itamírez Necochea, 1969: 45).
114 Q ¡a-6¡6n, desde luego, la diferencia radical entre los soldatlr¡s fn-a.lgfrn graaó ál menos, el capital
irrglós se definirh en favor de ra adquisición
de tsatista y los voluntarios en Africa del Sur y Etiopla. dá los yacimientos po. it it"
¡rara rlespués decidir Io que pasaría en Chile mismo. En efecü: ..John
ná,

68 IA qul.RELr-A DEL EXCEDENTE r..\ QUERXLLA DrrI EXCEDT:NTtr ti9

segundo término, el conocimiento del grado de recePtividad liesto que las cosas no se pueden separar de este modo. Si no
de la sociedad hacia la determinación estatal. La autodetermi- sc tiene el arbitrio económico en alguna medida no se tienc el
nación en todo caso no puede significar la desaparición de las rrrbitrio político, etc. En todo caso, no cabe duda de que los
cleterminaciones externas; sig,nifica en cambio la elaboración ¡raíses latinoamericanos, que son los fundadores de la indepen-
del propio objetivo o voluntad de uno mismo en el seno de las tlencia política en la periferia, tienen ese carácter: han tenido
determinaciones externas o sea que se las soslaya porque se las ('onstituciones pero no momento constitucional; el conjunto de
conoce. El conocimiento del mundo y la visión sin ilusiones l;r forma de su estado (aunque la forma misma en esto es parte
de uno mismo es el rcquisito absoluto para la autodetermina- de la historia del contenido) se parece al de los estados avan-
ción. En este sentido, por ejemplo, los momentos de autodeter- zados; en suma, parecen occidentales en todo (en el sentido
minación en Bolivia han si<lo siempre muy escasos.ue Al fin y al curocentrista que tiene el término) pero no lo son por alguna
cabo la conciencia télica o, para decirlo en palabras más c<> lazón. Lo que fracasa aquí es el concepto estructural de sobe-
munes, el ser dueño de los propios fines es el objeto del estado. ranía qüe, en riltimo término, es incompatible con la noción
Es pues ostensible que no todo estado es capaz de formular <[e no centralidad mundial, por lo menos en la historia tal como
o emitir políticas y, desde luego, hay muy pocos que puedan ha ocurrido hasta hoy. Esto debe ser recibido con el recaudo de
sostenerlas y concluirlas. El dihtat por sí mismo enseña una una necesaria gradualidad. Con todo, es cierto que se trata
actitud de seguridad frente a la conformidad del cuerpo social tle estados en los que prevalece si no la indeterminación, que
o de superioridad sobre é1. Es por eso por lo que para países ()curre a veces por largos períodos, al menos un nivel incom-
como los nuestros es vital deliberar en profundidad acerca de ¡rleto de autodeterminación (habida cuenta de que la auto-
la cuestión que se ha llamado del estado aparente. De un modo rleterminación infinita es una idea teológica) o sea que no
demasiado primario es Io que contiene la idea de Lenin acerca t.ienen sino en un grado difuso la certeza de sl mismos, es decir
de semicolonia.l2o Desde un punto de vista estatal, una colonia tlc identidad. Se les podría llamar también, por eso, estados
no existe porque su territorio, su población y lo que podría i ltCiertOS.12l
ser su poder político están en manos de los extranjeros. Una De un modo sorprendente, Chile tenía Ia aptitud de cons-
semicolonia, en cambio, tiene la posesión ilusoria de las tres tluir una política. Lo que nos interesa es averiguar cuál fue
características. Lenin dice que se trata de países con indepen- cl carácter, el origen y el fin de esa polltica. La fascinante
dencia política pero económicamente dependientes. Es mani- ¡rersonalidad de Diego Portales es la que ilustra este conti-
n l¿\tm.722
Thomas North ha contribuido (en favor de los antibalmacedistas) corr
la suma de 100 000 libras esterlinas" (Informe de la Legación de Estados 121 f,n l¿ no autodeterminación nos encontramos por cierto con
un
Unidos en Chile, cn I{. Ramircz Nccochea, 1969: 192). ¡rloblema dc identidad. Dicho de otro modo, el que no tiene el lngsú
"Un gnrpo comcrcial brit:tnico, uno de cuyos centros era la casa Gibbs, rlc Ia autodete¡minación en esta época carece de existencia visible y por
quc una victoria rlc Chile podla ser beneficiosa a la larga
gostenía r,rrsiguiente de reconocimiento por parte cle los que deberían s.i -.,rt
porque esta rcpública era la más eficiente y enérgica en cl Pacífico s.,rcjantcs. Esta suerte <Ie anorexia hacia la soberañía es quizás eI más
sudamcricano" (Basadrc, 1965: vl¡r, 3O). .¡lr<r¡ante de los caracteres de las clases dominantes, polltiias y cconó-
No es por tanto que los ingleses definieran la guerra en favor cle Chile ruit::ts, rle América Latina.
sino que se dieran cuenta de inmediato de que Chile la ganarla de 122 Vamos a dejar de lado la opinión <le que Chile se explicarla por
modo índcfcctiblc. ¡rx:dominio de lo "castellano-vasco", que es la de Encina. En todo cáso
110 El momento de mayor disponibilidad sin duda fue eI rie 1952, (.s cierto que Portales expresó muy bien algo que se venla elaborando de
cuando el ,vNn impuso su ascenso al poder a Pesar de Ia posición nega" rrrr modo un tanto mudo en los elementos de esta sociedad. La combi-
tiva de Estados Unidos. Quizá el más bajo, antc Ia pérdida inmediata rr;rr:ión caracteristica de Iegalidad y autoritarismo, la formación del poder
de esa disponibilidad, fue en 1956, cuando Jackson Eder impuso toda la nnpersonal y Ia constitución de un cierto grado de independencia del
política. ('\tado con relación al "aparato especial" represivo, son sin duda parte
120 V. I. Lenin, 1977b [916]: 380-381. ,lr: Ios aportes de Portales, Pero no lo son menos las imposibiliáades
70 LA eunnELLA DEL ExcED[]irE r-^ QUERIT,LA DEL EXCT]DENTE 7r
Es un caso en el que el temperamento de un hombre se dijo que el poder en Chile sobrevive por "el peso
Portales
convierte en el carácter de una nación o, si se quiere, la per- rle la Aquí radica el fondo del autoritarisrno dcl
noche".126
sonalidad de una nación se revela en el carácter de un hombre. estado en Chile. Si el pueblo está despierto, la democracia
No hay duda de que entre las sociedades y los estados, la se- no posible. La democracia se funda en la fuerza de la noche,
es
ducción objetiva o imitación como masa es importante. Si tene- cs decir, en el sueñodel pueblo. He aqui un temprano pensador
mos en mente la seducción de El Dorado,12s es verdad que «lel estado social de mercado. El autoritarismo con todo sólo
Chile se especificó como proyecto mirando al Perú o más bien cobra importancia si es a la vez un poder, pues sin éste es ape-
a Potosl,rz+ que era el secreto de Lima y después, bastante nas un sentimiento. Un estado, en realidad, sólo puede pos-
después, de Charcas. La verdad es que cada estado en formación tular una política en el ámbito de su alcance ideológico o
se refiere a un otro o paradigma o inclinación. Debe ser algo factual al menos, por cuanto éste es el acto de algo que existe
deseable pero no remoto. Tal es la función estatal de la alte- como potencia o virtualidad en el aparato administrativo y
ridad. Nadie se funda con relación a sl mismo. El alter paru en el represivo porque el estado es él y el radio de su validez
Chile fue siempre el Perú. Chile, un estado constituido contra o irresistibilidad. Si es verdad que ser es elegirse, como escribió
los indios, a pesar de Ios indios y con exclusión de los indios; una vez André Gide, Ia producción de la política tiene que
el Perú, un estado constituido en los hombros de los indios y ver con la lógica de finalidad sin la cual el estado respondería
por consiguiente con una tolerancia concupisc€nte hacia los sólo al instinto de la supervivencia de1 más fuerte. La historia
indios; Chile, el estado conformado a partir de un excedente sería una estripida línea continua, en la que los poderosos ven-
frugal; Perú, el ejemplo del excedente sin estado. El Perú (en cerían siempre. La prefiguración o senrido de fin €s lo que
este ideologuema se incluía a Potosí), el locus de los grandes distingue al hombre de la araña porque aquí se teje hacia un
recursos naturales, y Chile, dotado de limitados recursos natu- objeto preconcebido.l2o De acá debe colegirse la sustantividad.
rales, al menos considerando la época. Todas éstas son en fin consciente del estado o sea que si el estado no tiene conciencia
de cuentas ilusiones porque el tiempo demostró que las rique- de sl y certeza de sl no es en verdad un estado sino una con-
zas naturales más importantes en Bolivia, por tiempo y lugar, secuencia factual de los enfrentamientos, Ias agresiones y los
son las que perdió. pactos entre las agrupaciones anómicas de la sociedad civil.l2?
Si bien el acto utópico puede corresponder a una determina-
mismas de la utopla o ethos nacional que implanta. Está en él el definir
Ia soberanía con relación a Perri y Bolivia y no en relación con el mundo; 126 La cita textual es más rica: "El orden social se mantiene en Chile
está en él el fundar el éxito de todas las cosas en el excedente; en é1, por el peso de la noche y porque no tenemos hombres sutiles, hábiles
por último, la idea de que el fin de Chile es "afirmar las conquistas y quisquillosos; la tendencia general de la masa al reposo es la garantla
dc la civilización europea" (F. A. Encina, 1954: r, 834). de Ia tranquilidad phblica" (carta de Portales a Joaqrrln Tocornal el
r23 [{. §¿¡¿l¡ria Fe¡n¿lndez, 1973b; S, A. Sozina, 1982; Fernández de 17 de mayo de 1832).
Oviedo, e¡r l{. Romano y A. Tenenti, 1979: 178. 126'(J¡¿ araña ejecuta operaciones que recuerdan las del tejedor, y
124 [¡ ¡¡¡¿ célebre carta a Blanco Encalada, a la sazón jefe de las urra abeja avergonzarla, por la construcción de las celdillas de su panal,
fuerzas navales y militares chilenas contra la Con(ederación, portales a más de un maestro albañil. Pero lo que distingue v€ntaiosamente al peor
escribió estas significativas palabras: "No podemos mirar sin inquietud naestro albañil de la mejor abeja es que el primero ha modelado la cel-
y la mayor alarma la existencia de dos pueblos confederados y que, a la tlilla en su cabeza antes de construirla en la cera. Al consumarse el
larga, por la comunidad de origen, lengua, hábitos, religión, ideas, cos- proceso de trabajo surge un resultado que antes del comienzo de aquél
tumbres, formarán, como es natural, un solo nfrcleo" o sea que se trataba ya existía en la imaginación del obrero, o sea idealmente" (K. Marx,
de impedir lo que Chile había hecho muy temprano, porque "unidos 1975, t: 216).
estos dos €stados. .. serán siempre más que Chile" y esto "por su mayor 727 G. W, F. Hegel, 1975:. 255: "El estado sabe lo que quiere y lo sabe
población blanca" y "por el mayor n¡lmero también de gente ilustrada en su universalidad como algo pensado: el estado oLrra y actúa según
de taza blanca muy vinculada a las familias de España que se encuentran fines, principios y leyes sabidos que no son solamente en sí sino para
en Lima" (Portales [937, ur: 152-454) en Basadre, 1965: r, 149). la conciencia."
72 LA QUERELLA DEL EXo-EDENTE r \ qUEREI_LA DLt. [XC[.DDNIE 73
ción hacia adelante (no eficaz en lo actual), no hay duda de sistía en la supresión de su inferioridad relativa y la conquista
que el óptimo solicita una selección enrre el objeto posible rlel excedente, que fue como el botín de la época. En el alcance
y los medios pertinentes o sea que la convocatoria debe ser <le su visión, logró estos fines. Es un problema distinto si todo
algo yacente de un modo no desarrollado, o potencial, en la cstaba cerrado dentro de un globo, si el éxito se parecería al
ecuación social. Por eso, si la producción verdadera de la polí- final tanto al fracaso.lso Se debe insistir con todo en que tal
tica es como la autodeterminación del sujeto, de hecho es a la consecución no se puede explicar sólo a partir de la preparación
vez la ampliación del sujeto social pero esto no depende sólo o la superioridad indudable que adquirió a parrir del hundi-
del libre albedrio de manera que ser es elegirse pero con éxito. rniento del Huáscar y ni siquiera al través de una suerte de
Ahora bien ¿por qué Chile, aquel Chile, tenía esta capacidad "inserción privilegiada" de Chile en los inrereses de Inglaterra.
de política de estatlo en tanto que el perú y Bolivia .ro conse_ Es algo que se funda en la amplitud o potencialidad de su
guían sino simulaciones de ello? Bolivia debía conspirar para riptimo social, sin duda más eficiente que los de sus rivales.
permanecer en el mismo sitio donde esraba. Intentó sin duda Era la historia de Chile, en ese momento, la que se había
una polltica ¡;ero diez centavos por quintal de saliüe ocasio- preparado para vencer a esos dos países. Debemos pues remi-
naron no sólo la guerra sino un estatuto de inferioridad geo- tirnos al fondo del acontecimiento y no a su fenómeno.
gráfic¿.rze El Perú a su turno intentó tardísimo nacionalizar el El momento constitutivo de Chile, como estado y también
s¿li¡¡s.r2s Chile, entre tanto, implantó una politica que con_ Como nación, está dado por la guerra de Arauco así como el
"I-" Compañla de Salitres de Antofagasta formada con capirales Nilo es la causa final o momento constitutivo de Egipto y la
- l]t
chilenos e ingleses fue Ia que recibió la concesión del gobierno boliviano combinación entre la revolución de los precios, la peste negra
para explotar el salitre descubierto cerca del puerto de ia chimba (Anto-
fagasta). En lB73 esta Compañla construyó la primera línea férrla en
y la descampesinización lo es de Inglaterra. Es verdad que
territo¡io para facilitar el üansporte -de salitre de los tlepó- sería una reducción al absurdo asignar a un momento preciso
-boliviano
sitos del salar del carmen al puerto de Antofagasta. ,pocos años rtespués,
en.I879, el que el gobierno de Bolivii impuso a la explotáción rlel estado desde 1840 (H. Bonilla, 1974: 165). Los propios préstamos
^gravamen
salit¡era (10 centavos_ por quintal), motivó la protésta de la (Lmpañía fueron todos realizados bajo control del estado peruano. En teoría, por
de salitres y desató Ia guerra del paclfico. Mises más tarde el litoral tanto, eI gran excedente estaba dentro del arbitrio del estatlo como en
bolivia,o se hallaba ocupado por las fuerzas chilenas. concluida Ia gue-
rra, el gobierno de chile, atento a los intereses rlel capital extranieá v Pocos otlos casos.
13o { s¡¡ manera, en efecto, los tres palses vivían situaciones de crisis
nacional, ordenó por decreto del 22 de mayo de lggá un .oí cconómicas. Bolivia en ¡ealidad no vivla sino la agudización de una indi-
"rtrdá
caráctcr reservado sobre las condiciones minéras y agrfcolas en las pro- gencia que podía confundirse con una virtual inexistencia económica ante
vincias de Lipez y sud ,chichas en el inre¡ior áe Bolivia. En rEgi el cl mundo. El Perú habla construido su propia crisis. chile intentó entre-
gobierno de la oligarquia boliviana aprobaba cI pacto de Tregua con
chile en cuyo artlculo cuarto se establecia que los productos ?e cada tanto (y la logró) tuna fuite en aüant: "La crisis económica que habla
uno de los dos pafses podlan ser librcmente internadoi en el otro. con
llegado a su cúspide con la declaración de inconvertibilidad del billete
de banco en 1878, encontró un término inesperado con la guerra del
esta medida chile consc¡¡r¡ia una nueva victoria, esta vez de carácter I'aclfico. Y decimos que encontró un térmiuo inesperar_lo porque ésta
económico, ya. que cra previsible que Bolivia nacla podla exportar fuera puso al país en posesión de inmensos recursos" (Daniel Martnei, citado
de sus mineralcs. Asl fue_preparándose con gran precisión ra ionquista de
los mercados bolivianos. El siguicnte paso loi dio la compañía dá salitres 1xrr J. C. Jobet, 1982: 65). Ni duda cabe, porque Chile conquista los
rinicos yacimicntos de salitre natural existentes en el mundo,
de Antofagasta, la cual, sin consultir ar gobierno de Boliuia, inició la El antecedente directo fue primero el estanco peruano de lg73 y de
construcción del ferrocarril hacia Ia frontera de Ia postguerra, en terri- inmediato Ia expropiación del salirre en 1878. ;.Los hechos indiádos
torio ocupado. El régimen dc la otigarqula minera se encargó de deter-
minar los preparativos subiendo los aranceles de los productos introdu- lla crisis y la expropiación peruana] son los que plantean a la clase
capitalista chilena la necesidad de la conquista de la riqueza salitrera
cidos por el Perrl en un 30lo, Iista medida, destinada a beneficiar a chile, (omo una solución a la crisis económica y financiera que arruinaba al
significó un duro golpe para el comercio de los distritos del norte y país" (f. C. Jobet, l9B2: 64).
deterioró aún más el estado de las relaciorres con el aliado de Bolivia Según Alberto Edwards, "sin la guerra del paclfico el gobierno de
en la guerra del 70" (A. Mitre, l98I: 165). Pinto bien pudo haber te¡minado en un¿ revolución,, (citado por J. C.
12e En 1875 (H. Ramlrez Necochea, l9Z0). El salitre estaba ya en
manos Jobet).
74 LA euER[.LLA DEL ExcEDriNfE r.A QUEr¡JILLA D[.L EXCEDENTE 16

y aun a una causa central la determinación de la emergencia r:s la ideologla de la sociedad. Se trata de uno de los hechos
de una sociedad o de un estado. Es cierto, 1o dice la práctica, st¡ciales más persistentes, a tal punto que se podría decir que
que un proceso de agregación paulatino y aún consciente puede l:r ideologia constitutiva suele atrave§ar los propios modos de
subsanar Ia inexistencia de este momento de irrupción, que es ¡rroducción y las épocas. Es cierto que es un concePto decisivo.
rotundo, sea por su precisión en el tiempo, que Ie da una cons- (lon todo, el describir la omnipresencia de e§te momento no
picuidad en el devenir, o por la majestad de su importancia, ¡ruede significar a la vez la hegemonía absoluta del pasado u
como el Nilo o Ia agricultura andina. Es, por lo demás, una origen. A lo largo del üscurso de este trabajo, se podrá ver
típica noción ex post por la que podemos saber con alguna cl papel que se asigna no sólo al principio de la selección en la
certeza cuál es el momento originario de una sociedad pero lristoria, que es el fondo del antropocentrismo, sino también a
no cómo se integran, en una trama que sigue siendo miste- los propios mo[rentos constitutivos complementarios o sea el
riosa, las sociedades futuras. Es cierto que el tener un mo-
mento constitutivo redondo y en cierto modo concluyente (por- cialmente los cle Tarapacá, ejerciendo en esta provincia una influencia
que define ya el carácter por un largo período) , r,isualizable sirr contrapeso" (ibid.: 102). Nótese que es una fecha muy próxima al
y general para todo el pueblo es una ventaja de partida. Pero lin de la guerra.
La subordinación nacional de este mismo estado que habfa sido capaz
la historia de los palses suele ser resultado de más de un mo- rle fijarse sus fines era evidente o §ea que el óptimo chileno se deterioró:
mento constitutivo. Por otra parte, eI momento constitutivo "Valparalso -seg{rn el testimonio no¡teamericano de Curtis-, con su co-
puede ser más profundo, más radical y aucestral que otros. ulcrCio enteramente controlado por los ingleses, sus transacciones mercan'
riles realizadas en libras esterlinas, su diario ingtés y su amplio uso dc
Eso, que puede mostrarse en principio como una superioridad, cste idioma, no era nada más que u¡ra colonia británica" (H. Ramlrez
puede sin embargo ser un obstáculo para que se logre la forrna Nccochea, 1969: 39).
más pertinente en la sociedad con relación a lo que podemos El propio Harvey declaró al Fir¡anciall Timcs de Londres que "una
conve¡sación de pocos minutos entre el ministro chitreno y un homtrre
llamar las tareas de la época, o sea que aquí una identidad con la capacidad del coronel North serla suficiente para el objcto en
radical y profunda puede estar obstruyenclo la formación de vista" (1Óid,l 55).
una identidad actual. Si tal supeditación era un hecho general o no, serla cosa a evaluar'
pcro no existía en ese grado antes de la victoria clrilena. Lo que es indis-
La validez del concepto mismo de momento constitutivo se iutible cs la instalación del "virus peruano" en la forma de corrupción
refiere a la formación del discurso esencial. Para comprenderl¡ política:
nos sirven ya los comentarios que hicimos acerca del problema Gonzalo Bulnes, por ejemplo, "tomó ventaja de su puesto de intendente
de Tarapacá para realizar grandes negociados salitreros en la provincia
de la disponibilidad. Aqul se requiere algo que tenga la fuerza
que había sido confiada a su administración" llbid.: 27). Que esto no era
necesaria como para interpelar a todo el pueblo o al menos {i'ccuente en lo previo lo demuest¡a el comenÉrio de El Tarapacd (28
a las zonas estratégicas de él porque ha de producirse un relevo tle agosto de 1886): "Es la primera vez que un funcionario haya renun-
de creencias, una sustitución universal de lealtades, en fin un ciarlo a un empleo para dedicarse al trabajo en propietlades que antes
pertenecían al estado."
nuevo horizonte de visibilidad del mundo. Si se otorga una Después, la confusión entre las condiciones de socio dc los ingleses
función simbólica tan integral a este momento es porque de o capitalistas y funcionario estatal sc hará cada vez más frecuente. Eso
aquí se deriva o aqul se funda el "cemento" social,l3l que ,lemuestra una creciente erosión de la autonomla relativa del estado
chileno que llegará a su ápice cuando Jorge Alessandri, uno de los
lt1 González Prada habló de que "Chile se contaminó del virus perua- millonariás de ótrile, será presidente de la Reprlblica. Esto ya contenía
no". Esto parece comprobado a través de Ios siguientes hechos: "La región el abandono completo de las normas portalianas o usos estatales por
salitrera fue conve¡tida en factorla británica. A través de ella y a través parte de la oligarquía chilena.
del predominio que Ios ingleses hablan logrado en la vida económica con De otro lado, es expresivo que la población que habla venido aumen-
anterioridad a la guerra del Pacífico se produjo la total subordinación rando entre 1843 y 1865 a una tasa de 2'351, bajara su ritmo al lto elJtre
de Chile al imperialismo inglés" (H. Ramlrez Necochea, l97O: 103). "Alre- 1865 y 1907, lo cual no se debla a la modernización demográfica sino sin
dedor de 1890, los ingleses dominaban los centros vitales del norte, espe- <luda a su empobrecimiento.
76 LA QUERELLA DEL trXCEDENTE I,A qUERELLA DEL EXCEDENTE

flujo de la reforma histórica en el seno de un movimiento La guerra en efecto "se hizo eterna e inacabable".la8 El pro¡lio
originario.raz rlesarrollo del estado en México o en el peni, que era sin
Pues bien, en Chile se dio el privilegio de tener un mo- duda un estado despótico, favoreció la lógica de la Conquista,
rnento constitutivo perfilado del modo más secante, momento porque aquí, una vez tomada la cúpula de la pirámide, la pirá-
que, además, abarcó a todo el pueblo y dio los elementos tem- rnide entera se ponía a obedecer en su manera previa.r3e Com.r.
pranos para la obtención precoz de una ecuación social efi_
los araucanos no tenían una organización general sino que
ciente. Eso fue la guerra de Arauco o mejor dicho el encuentro
practicaban un típico pacto para la guerra eso conducía a una
€ntre la colonización peruana (señorial en su nudo; pizarro suerte de multiplicación indefinida de los centros de la sociedacl
había dicho "Por aqul se va al perú a ser rico" o sea a ser
y por consiguiente a la futilidad de la paz, porque lo pactado,
señor) 133 y las circunstancias de Ia guerra de Arauco.
por unos era válido para los otros (Martinez peláez, Seignes).
"En el Chile de los siglos xvr y xur serla difícil no percibir
En el plano defensivo no hay duda por tanto que aquí la
la absorbente tem:itica bélica que parece dominar toda la so- sociedad adquiría una consistencia eventual a causa de su no,
ciedad." re
estabilidad o si se quiere de la forma militar de un estado.
Esto, en realidad, desde el principio. En el siglo xv mismo
móvil, disperso.
el padre Diego de Rosales había descrito ya a Chile como el Como primera consecuencia, esto moderniza la guerra misma.
Flandes indiano. Como Io dice bien Jara, a quien seguiremos
en toda esta explicación, se trata en verdad del choque entre Una guerra larga implica siempre una cierta modernización
de la guerra. No sólo por la adaptación de la caballería por
una colonización a la vez señorial y privada y formas preesta_
los araucanos, de quienes se dice que llegaron a juntar en un¿r
tales de organización y de guerra por parte de los araucanos.
b¿rtalla (en Purén) 3 000 caballos y 5 000 infantes, sino rambién
Se diría más bien que se trata del {racaso español en ese en_
métodos de Ia inventiva militar colectiva como el erizo (púas,
cuentro.
Si el número de hidalgos era de por sí muy elevado denrro aglomeradas como trampa para la caballería). Los españolcs,
de la población española de entonces, el ademán de los ,.se-
rnarg€n <le los tratos, ya que no había una autorida(l única r¡ue rigicra
gundones" 13ó y su inserción en un vastísimo acervo jervil dio a todas, o bien, si varias daban la paz, ésta no era clurade.a, poi la mi.-rlr
el sello a todas las cosas. Entonces: .,Todos eran señores o as- nzón" (lata, l97I: 48).
piraban a serlo" y "los que ni remotamente lo habían siclo, al Este razonamiento vale también, relativamente, para los chirigtranos.
Oon todo, al no tener los orientales charquenses él mismo pcligro rlc.
pisar suelo americano ]a lo er¿¡¡".tao cxterminio g,r"__lu primera colonización española en Chile, iar,t-o po,
A partir de entonces el conjunto de las mediaciones d.e las cl soporte de Charcas y Lima, que era inmediato, como por la mayor.
tres sociedades, aunque es algo que impregna de diverso modo, difusión especial o menor intensidad numérica de Ia agresión indlgena,.
los resr¡ltados de prooocación del estado fueron menores.
se fundará sobre el principio señorial, sobre el cual hablare- 138 A.
Jara, l97I: 21.
mos luego. Si la conquista de Chile es hermana menor de la 13$_ [,st6 es casi un principio establecido sobre el problema:
a mayor
conquista del Perú, los conquistadores con su cabeza ya peruana sentido estatal rnenor sentido particularista en la resistencia militar (por_
que €so, por lo que se ha llamado la "resistencia", no vale para lo económiio) .
§e encontraron allá con una estructura social no sometible,ls? "Donde l¿ resistencia india fue escasa o insuficiente, Ia comunidad irlrií-
gena sobrevivió -penosamente- hasta hoy" (Romano y Tenenti, lg7g:
132 Vérse E. Bloch, 1956. 183).
r33 R. Porras Brrrenechea, 1978. De otro lado: "Su e{iciencia [de la conquista] era mayor en aquellos
134 A. Jara, 1971: I3. territo¡ios en que las masas indígenas, por su superior desarrollo s<¡cial,
136 R.. R.6¡¡¿¡o y r\. Tenenti, 1979: 185-186. hablan estado sometidas a un régimen social y de producción que las
136 j{. J¿¡¿, 1g7t: 40. habla compelido a proporcionar un excedente a Ia casta dominante",
137 Jara se refiere a "la ausencia de una cabeza o rey que
los dirigiera,, lo que, desde luego, no era cl caso de Chile ni de ninguna franja dc
(a los araucarros): "si una parcialidad craba la paz, otras se mantenían al frontera (A. Jara l97l: l9).
?8 LA QUERELLA DEL EXCEDENTE I,A QUERELLA D[T, EXCEDENTE

,en todo caso, todavla no usaban la infantería, al menos en su grandes significaciones. [,] particularismo señorial cede aqul
sentido posterior, cuando ya la caballería resultaba inútil. :rnte el requisito de una forma nacional de la represión, por-
Jara apunta de otro lado el carácter privado de la Conquista que en el absolutismo lo estatal precede a lo nacional.
fundado en 1o que se llamó la "hueste indiana", empresa par- Tenemos en estas citas, aunque someras, los indicios del
ticular con primacía necesaria de lo señorial en su seno. Es óptimo chileno. Se diría entonces que la guerra general ordenó
evidente que en esas condiciones resultaba imposible que "los los componentes de la crisis constitutiva en Chile. El ,,ejér-
conquistadores transformaclos en encomenderos pudieran so- cito de frontera" deviene sin dudas la base del posterior estado
portar sobre sus hombros y con éxito una carga tan pesada chileno, hecho que en sí mismo tiene su propia carga de con-
,durante tantos años".r40 tenidos.143 Cuál es el núcleo de la determinación constitutiva
No se trataba empero sólo del fracaso como ofensiva; tam- define Ias cosas y hace a las unas distintas de las otras. Una
bién estaba en cuestión la subsistencia misma de la novísima cosa es, por ejemplo, que el acro intersubjetivo originario sea
comunidad, ahora acosada sin discusión. La rebelión comen- la agricuitura o la lógica de los consejos y otra el que lo sea el
zada en ll"r98 destruyó las siete ciudades existentes y el sur imperativo militar, en el cual se debe mandar y obedecer por-
completo fue recuperado por los indios.lal Ahora bien, hay que
que el precio de lo contrario es la desaparición. Nadie cambia
ver el papel que cumple una amenaza taln cruda, inminente
sus hábitos porque sí y si estos hombres (los de la hueste in-
y global, porque el esquema araucano estaba claro: los espa- tliana) vinieron a ser amos de sí mismos en la utopla señorial
'ñoles, "sujetos y esclavos, obedeciendo a los indios coillo a sus
cie entonces, no debían aceptar la lógica implacable y tempra-
'señores, y los indios, mandando como amos y dueños". La ver-
rrísima del ejército regular sino porque había una perentorie-
dadera respuesta a esto es la aparición del estado, cuyo punto
de origen es el ejército: "Entonces, y sólo cuando el abismo se dad que se imponía sobre cualquier creencia. Eso fue la ,'crisis
abría, fue creado un ejército estatal enteramente pagado con profunda" 144 del siglo xvr en la que se funda Chile. El mismo
fondos priblicos y a la usanza ya largo tiempo impuesta en hecho de gue los mapuches actuales hablen de "los chilenos',
Europa." raz como lo hacen todavía hoy, enseña en vivo Ia manera en que
¿En qué consiste 7a apertura del abismo? En la disposición una integración nacional radical como la chilena los excluyó.
,cle aceptar todo lo que es necesario para Ia supervivencia de Esto rompe sin duda los aspectos más desagregatorios de la
aquello que está amenazado, es decir de aquella sociedad que hueste indiana porque, "dentro del estilo señorial de la socie-
.asl fuera del modo más embrionario tenla no obstante los
elementos de su rec<¡nocimiento inicial. Decir de offo lado que 143 Lo cual quiere decir que el acto constitutivo es la guerra y por
la guerra obliga a sustituir el carácter privado de Ia hueste consiguientc, en el discurso ideológico de alguna importancia, se rcferirá
indiana por el ejército estatal y nacional es algo que tiene t'n lo futuro a 1a lógica de la guerra. Es distinto por tanto si el acto cons-
titutivo cs un momento carismático o mesiánico, si es un acto de some-
timieuto o guerra negativa, o un acto victorioso, la guerra activa o guerra
140 A. Jara, l91l:. 72. El dilcma está siempre en la transformación de la rolcada hacia afuera.
.capitulación (privada) cn el ejército de frontcra (pfrblico). El advenimiento
ideológico de la catcgorla cle lo prlblico es esencial para enten4er el
Ile otro lado, la clave del "ejército de frontera", que es consecuencia
tle la mentalidad de frontera, organiza a su turno la propia economía:
'cstado moderno, porque Ia sociedad civil es lo privado qt¡e, aunque con-
tenga materia estatal cn potencia o huevo, tod.aaia no se ha hecho público "una luente de consumo no despreciable de los productos cle la economla
o estatal. "La conquista estaba condicionada por su carácter privado, criolla, a partir del último cuarto del siglo xvr y especialmente de 1600
carácter que persistió en gran medida" (Ibid.). Eso dice: no fue Lspaña lu adelante, estaba constituida por el ejército de frontera".
la que hizo la Conquista sino los segundones al mando de gavillas de En otros té¡minos, el estado nace por el lado de su aparato represivo
au,tsiders. o e.jórcito; el ejército existe hacia fuera y no hacia lo interior; por riltimo,
1+r {. J¿¡¿, l97l: 45. lo economia es fruto del estado.
142 lbid.i tZ7 y Lt6. r.!4 A. Jara, l97l: 94.
80 LA quli-I{ELr.A DEL EXCEDENTE | qUERELLA D.uL EXCEDENTE 8l
^
dad criolla, ninguno se preciaba de ser soldado, sino que todos igrraldad entre españoles. En esta forma, la igualdad debajo
querian s€r capitanes".145 ,k: l¿r obediencia era una necesidad miiitar. No significaba que
Se trata con todo de una metamorfosis y no de un relevo o s(: creyera en la igualdad universal. Pues bien la subsistencia
destitución. Es la característica amalgama de la formación chi- <lc rasgos igualitarios dentro del acato fundamental, de cierta
lgna. Si bien Ia concepción del acato o sea el principio de la ,,urcurrencia global junto a un remate, señorial sin discusión,
obediencia es un sentimiento extremadamente radical, general <krl esi.ado es la composición o conmixtión característica de esta
e invencible, eso no hace sino trasponer el hecho individual lolrrración.
del émulo señorial al hecho colectivo (al menos en principio) Iis int.eresante comparar los resultados que tiene el asedio
del estado, pero no significa que el élan de lo señorial se ex- nrilitar y social de los indios en las tres sociedades. En Chile,
tinga y en el fondo el arranque de la disociación de la oligar- lomo acabamos de ver, la violencia del planteamiento arar¡-
quía en Chile ha sido siempre el haberse fundado tan a Ia ,;rno origina la temprana instauración del estado. El estado
imagen y semejanza de su enemigo, que era como su padre, ;¡ su turno se configura no como un hecho burocrático, como
es decir el Perú.146 Porque junto a esta suerte de solidaridarl ocuruiría con el Perú colonial, sino por ei ejército, comprendi-
descendente que es la norma militar del acato, y como base de rlo como materia estatal, es decir no como violencia corporativa,
ello, existe en lo interno la simpatía esencial pero xenó{oba, ¡rrivacla u ocasional, sino como latencia coercitiva general. En
que resulta también de la hora decisiva. En realidad el racismr¡ lo c¡ue se refiere ai Perú o a este Perú, el del 79, los datos
chileno (que es algo ideológico en absoluto, es decir, sin otro b:isicos están dados por el contexÍo <lel triun{o de la ideología
fundamento que la propia creencia), tiene aquí su razona- (ontrarrevolucionaria (virreinalista, hispanista y antiindígena)
miento de legitimidad. No hay ninguna duda de que la amenaza y por la uuificación falaz y burocrática. Como lo veremos des-
fundamentalista de los araucanos puso en cuestión la existencia ¡rués, habría sido diflcil que el Perú como sociedad escapara
germinal de Chile; pues bien, no se suele arnar al que ha querido ir una cosa o a la otra. No hay duda, si aluclimos otra vez al
matarnos. Es el razonamiento de todas las fronteras con indios
¡ratr<in chileno, que la guerra debe ocasionar o la precipitación
preestatales. Con todo, si los grados consisten en la inorgani- rlc la clispersión, si el objeto de ella es algo dispersivo, o formas
cidad con capacidad de agresión o amenaza, la organicidad con ir)tensas y emocionadas de unidad patética, tanto más impor-
capacidad de memoria pero sin capacidad estatal y la orga- tÍrntes cuanto más extenso, universal y prolongado sea el suceso.
nicidad capaz rJe memoria, de reconstrucción del acervo idco- lil chal,lenge de la guerra produce el response de la solidaridad
lógico y de política de estado, tenemos que los araucanos se <¡ nacionalización. Se puede decir por eso que Chile nace unifi-
mostraban más poderosos ante el naciente Chile que ante eí cado por la guerra de Arauco; el Otro es algo tan poderoso
mismos, y aún se diría ni siquiera capaces de su prdpia memo- <1ue exige ia existencia de la propia identidad. Eso no es un
ria.la? Esto hace sin duda una diferencia importante con el nrero razonamiento del Carpediem, E\ que no se adaptaba en
katarismo, que es también militarista, como movimiento en eI csto, debía perecer.lae
seno del tupajamarisrno.l4s La democracia chilena, lo que se ha Lo cle Perú debe encararse con otros criterios. En primer
llamado así, se funda en eso: en el sentimiento ancestral de la
1't9 Challenge I response, usados en este scntido de inducción del acto
< onstitutivo, son términos de A. Toynbee. Sin embargo, Tamal,o usó
146 "El estilo privado y se habla impuesto en las Indias" ('l concepto en l9l0: "¿Es mejor para cl hombre, para una raza, un medio
(Ibid: 26). r ico y fácil?. . . puede no ser, porquc entollces esa misma {acilidad con-
1+6 "Valdivia e¡a encomendero de nota en el Perú" (A. Jara, l9?l: I9). rr.ibuye a cxcitar y desarrollar menos las actividades y fuerzas del hombre
pa¡¡ los problemas de la memoria histórica, debcn verse l¿rs traba-
147 ,r de la raza. En es¿e caso sería preferible un medio rígido y pobre,
j<x dc E. 'I'hompson, 1979.
l{E \:éase inlrz, pp. 84-86.
lxlrque entonces el hombrc estaria obligado a dar de sí. y la mavor fun-
r irln exparrdiría más Ia historia" (F. Tama¡o, lg75).
82 LA qLIERELLA DEL EXCEDENTE r\ QUEUELT_A DEL EXCtiD[N'fE 83

término porque si se habla de varios momentos constitutivos Ics es sin duda algo que ha ocurrido en las sociedacles o sca
u originarios, se habla del Perú, porque ellos ocurrieron aqui ,¡rrc el principio subjetivo del poder tiene sin duda la a¡;titucl
(tanto como sistematizaciín del espacio, con la agricultura, (lc tener consecuencias objetivas que después ya no dellenclen
como con la fundación histórico-moral de la Conquista) de un t:rrrto de é1.154 Aquí debemos tener en cuenta las formas o los
modo paradigmático o sea que el Perú es un país más prehis- 1,r:rdos de Ia unidad. Al referirse a esta instancia burocrática
pánico que la mayor parte de los países latinoamericanos y a la o palaciega de su unidad, el Penl no conforma una nación
vez un país más colonial en su forma característica.l6o No había lrlofund¿,r56 como lo haría si la refiriera a las consccuencias
aquí tanto un enemigo con el cual enfrentarse sino un mundo lristóricas de la agricultura andina, o sea a su modificación
entero que administrar; el problema del poder, desde el prin- lr:rcia lo actual. Con esto tratamos de exponer la diferencia
cipio, radicaba en su imposibilidad medular de manejar aquello r¡tre hay en cuanto al dogma de la unidad si él proviene del sen-
mismo que poseía, porque no se trató de la conquista tle un tirniento fundamental de la guerra o del acto burocrático ver-
pueblo por otro sino de la ocupación de la círspide de una t ical, además extrínseco en este caso. Está claro que esta forma
pirámide social.l5l En la propia discusión sobre la cuesr.ión rlc convocatorias no pueden competir en cuanto penetracióir
nacional debería en rigor hablarse de un segundo Perú, por- v densidad con Ia unificación que es propia del mercado general
que los incas y sus predecesores tuvieron éxito, al menos en ulla r:rpitalista que produce sin duda formas superiores de inter-
gran medida, en la formulación de algo que no puede sino rrrbjetividad. El Perú se encuentra de esta manera con un ciclo
llamarse una manera precapitalista de formación nacional. rlc fatalidades. Puesto que la agricultura andina no podía exis-
Aquel Perú, lo mismo que la China o Egipto o tantos otros rir sino de un modo organizado, con todas las consecuencias
casos, advierten de inmediato la insensatez de que no se deba r¡ue ello supone, debió por tanto postular un poder que ntr
considerar como naciones sino a las capitalis¡¿s.rrz Hablamos ¡rodía hacer otra cosa que pactar en torno al excedente gel1c-
por tanto de la segunda nacionalización del Perú. Debemos, rlrdo de una manera anterior a é1. En segundo lugar, pucsto
con todq considerar aqul los efectos culturales de la implanta- r¡ue la pirámide estatal era compacta (la de los incas), cl
ción burocrática. En el fondo, para los españoles, administrar ()cupar su cúspide significaba a la vez entregarse a sus manc-
México y Perri significaba administrar algo inmenso, toda la ¡;rs estatales aunque es cierto que practicadas de un modo clege-
América. Si la ideología nacional chilena es la que nace del ¡rerativo.156 Esto no conducía a una lógica militar sino a una
abismo de Arauco, la del Perú, al menos en su estrato clásica- lrigica administrativa o burocrática y eso es lo que ocurrió. El
mente dominante, es la del virreinalismo.lss De otro lado, si
bien es cierto que Ia guerra es un hecho unificador, lo es tam- ¡rerricholisme 167 fus, en verdad, Ia concepción criolla del sis-
tcma burocrático-señorial que creó una mentaliclad de capital
bién con otra medida y carácter del estatuto burocrático. La
burocracia genera una suerte de unificación desde arriba que, 1á4 La transformación del élan estatal en virtualidad social es un aspccto
aunque es inconsistente en definitiva, puede, con todo, inducir irrdebidamente desdeñado en la mayor parte de los análisis clc la llamarla
a la aparición de costumbres, afinidades y articulaciones. La , scuela rnarxista-hegeliana del estado (vease D. Gold ¿f at., lg77) .
l¡lo Está por verse en efecto si el eje de la nacionalización
transformación del hábito como recepción en formas materia- lxruana será
l.ima y su ideologla que es el virreinalismo o una cvenrual intcrpelación
,lr.mocrática, con indudable connotación indígena. "Ei Pcrú
15P
J. V. Murra, lg75; E. Choy, 1979. r iátegui- tiene que optar por el gamonal o por el inrlio." -escribió Ma-
15t '!,rS¿ss supra, la nota 139. 156 l,¿ ¡111¿ por ejemplo fue utilizada para la mineria o sea que sc
162 Es el concepto de Stalin: "La nación no es solamente una categorla trasegó una fo¡ma no capitalista hacia la formacióu de uua explotación
histórica, sino una categoría histórica de una determinada época, la época nrcrcantil, El yanaconaje a su turno ftre la recuperación de un modo
del capitalismo ascensional" fl. Stalin, 1972 20). ¡
rlccxistente, etcétera,
15rB "El Per{r actual es una formación costeña" (J. C. Mariátegui, a lo criollo en su versión áulica. De perra y chola:
15r¡ Se designa asl
1975: 205). rc llamó Perricholi a la amante peruana de un virrey, Amat.
LA qUERELLA DEL ExcEDENTE I,\ qUtrRtrLLA D¡,L EXCEDENTE 85
84
y no de territorio, de tributo y no de cohesión, de gratifica- rnenos porque estalla en Cuzco el 4 cle noviembre de 1780 y
ción y no de identidad. El Perú tenía más nobles que cual- tcrmina el 5 de abril del año siguiente, cuando Amaru es (le-
lrotado.162 Ahora bien, la hispanofilia que enseñó si no la
quier país latinoamericano, pero eso no hizo bien al Perúr.158
sociedad peruana al menos todo su centro significativo en las
Se puede sostener por eso que el Perú fue una nación y que
horas de la guerra de la Indepe¡rdencia y después sin duda una
dejó de serlo, en una suerte de recomposición social que sin
d¡-rda no es la única en Ia historia. El sistema de los pisos ¡rarte viviente de sus contenidos ideológicos posteriores, ¿no es
ecológicos 15e o sea el acto espacial se traduce en un sistenia :rlgo desconcertante para un pais con tan rica presencia histó-
jurídico político quc ya tiene éxito considerable en la tarea lica y cultural de los indios? El Perrl, qué duda cabe, no es
consciente de homogeneización, al menos en los términos po- stilo un exceso semántico.16s Debe pues asignarse a Amaru
sibles a una interacción no mercantil. Es dable también sostener cl papel de un nuevo punto de ruptura subdeterminativo. Es
úste, sin dudas, un momento de conmutación en cuanto al dis-
que el derrumbe de ese sistema, sumado a la catástrofe dcmo-
gráfica y a la reorganización colonial de ese mundo, tuvo que curso ideolírgico de esta sociedad. Se diría que nada queda en
implantar un estado general de asombro o vacancia. El dogrna cl Perú como era io anterior, después cle Tupaj {6¿¡¡¡.16a
unificador burocrático no era sino un intento de huir por la Debemos preguntarnos el porqué cle una repercusión tan
salida jurídico-forrnal de esta situación de provisionalidad c.xtensa de acontecimientos escuetos. Nadie recuerda hoy a de-
g1oba1.160 Pues bien, el intento más profundo y orgánico rle cenas de virreyes y togados pero Amaru, Katari están presentes,
restablecer la lógica vieja del espacio andino y de recomponer sol¡re todo en el inconsciente de estas sociedades. En realidad,
esta sociedad en los nuevos términos, ahora bajo un nircleo Ia profundidad del programa que propuso el genio político de
democrático de interpelación, fue Amaru. Su fracaso es tambiér-l (ionclorcanqui radica en cierto modo en su eclecticismo, porque
el fracaso del progralla democrático de constitución de Ia cra un programa para toda la sociedad. Su propio contexto
nación peruana. ¡rersonal asl lo determinaba. Se puede discutir si Amaru era
Lo primero que llama la atención cuando consideramos la clescendiente del Inca o no, pero no hay duda de que perte-
rebelión de Tupaj Amaru o incluso el ciclo de las rebeliones necía a cierta jerarquía en Ia aristocracia incaica, lo cual, por
indias conocidas con ese nombre, es la brevedad de su trans- contraste, habla de su relación de pertenencia y no de exclu-
curso en el tiempo, lo cual de ninguna manera perjudica a str
enorme intensidad social. Se podrla decir que las cosas comien- 163 Condorcanqui es ejecutado en el Cuzco el 18 dc mayo de l78l o sea
zan en Chayanta en julio de 1780 y concluyen con el cerco urrc cl cerco tle La Paz rlu¡ará todavía cinco meses después de su fin.
1tt3 [5t2 es ¡]na expresión, m¿is afortunada como erpresión mísma que
de La Paz en octubre de 1781, apenas algo más que una doce- como concepto, del historiador Pablo I\,Iacera.
na de meses.rcr f,¿ rebelión de Condorcanqui mismo dura airn 164 f{ay un camL¡io de connotación incluso dentro de la propia articu-
Iación señorial. El eje de ella, de la articr¡lación, se hace stricto smsu
lrispánica. En lo anterior: "si aquel indio de casta €ra noble... entonces
J. Basadre, citado en E. Yepes, 1972: 38.
158
su nobleza era talt cotizada como la española y ni pagaba tributo ni cum-
J. V. Mr¡n'u, I975: 31.
15e
¡rlie los deberes impuestos por la mita teniendo derecho a ocupar cargos
O. Cornblit, 1969.
160
cn la a<lministración y en el ejército" (J. Szeminski, 19761 253).
161 Se trata cn realidad de un ciclo de rcbeliones. La primera en la
serie se da er Chayanta con Tomás C¿tari en junio de 1870 (no debe Desptrés de Amaru se da "la liquidación organizada de las tradiciones
confundlrsele con Tupac Katari ffomás Apasa] aunqr¡e es tan decidor
rlel estado incaico y la hi.spanización obligatoria asl como la comprensión
por pafte de los criollos dc que sin ayuda de los españoles no estaban en
que un caudiilo asuma el apelativo del caudillo previo como ocurrirá con
t:t¡ndiciones de mantener su situación.. . Ante todo, había que cambiar
Willka, como hablando de la eternidad de la dirección y la circuns-
l-os
rlc cultura y renunciar a todos los vfnculos familiares, culturales, etc, con
tancialidad del soporte). La rebelión de Chayanta culminó con el cerco
los irrdlgenas" (Ibid.). A lo riltimo, se intenta la propia supresión del que-
a La Plata (Chuquisaca) en febrero de 1781.
La Paz es sitiada durante algo menos de ocho meses, entte marzo v chua, Io cual es como la inversión de Apasa, que había querido prohibir
octuble de 1781.
cl español. Tal es la escucla de Areche.
86 L^ quEREr-L.A. DilL IixcEDEN'r!' f.A qUERELLA DtrL EXCEDtrNTE

sión a la sociedad colonial:16Ú "haciendo un cuerPo entre in- Desde nuestro punto de vista, Ia manera que adquirieron
dios y españoles criollos acabando con los €uropeos, a quíenes los hechos en lo posterior debe explicarse a través de las con-
encargaba degollasen sin distinción de personas, clases ni eda- tradicciones programáticas dentro del movimiento general. Sc
des, porque en todo debía mudarse el gobiel¡e".166 puede distinguir en é1, en efecto, dos alas o tendencias. Por un
Ahora está claro sin duda que Tupaj Amaru se refería a lado, una línea que podríamos llamar campesina o ecuménica
todo el pueblo y no sólo a los indios: "Los documentos con- a toda la sociedad colonial (un programa incaico para todo el
temporáneos a la acción revelan que José Gabriel Tupaj Ama- Perú) que es la que encarnan Condorcanqui mismo pero tam-
ru esperaba apoyo de poderosos Srupos ¿"1 6,rr.o." roz bién los Rodríguez y aun Tomás Katari, el primero.lGe De
De lo que se trataba entonces era de una interPelación otro lado, un ala milenarista, militarista y etnocéntrica, que
incaica a toda la sociedad o sea una convocatoria a la unifi- se resume de un modo directo y un tanto feroz en la figura de
cación dentro de ciertos patrone§ de legitimidad y no fuera Julián Apasa. Tampoco debe omitirse, sin lugar a dudas, la
de ellos. En cierto modo, éste era como el Programa de Bolivar existencia del sector integrado en la sociedad colonial o sea
y de la gran mayoría de los que lucharían después por la partidario de las cosas tal como estaban, la reacción indígena,
In<lependencia sólo que invertido, porque aquí el núcleo de constituido por Pumacahua y los doce ayllus de Cuzco.l?o Ocu-
interpelación estaba dado por Io indígena. rre pues un enfrentamiento entre el programa democrático
En Amaru, por otra parte, podría verse la sugestión política general, aunque con su connotación indígena como apelación
del sistema espacial andino, ahora sin duda encarnado en las de base, y una proposición mesiánica radical que cobra un
súbito reclutamiento urilitar.
consecuencias del mercado Potosino. Él mismo, como dueño
Los hechos militares, corno se sabe, se concentraron en la
de una empresa de transportes dedicada al comercio potosino,
zona de Apasa. Sus culminaciones fueron los "asedios", el cerco
clebía remitir los hechos a este espacio. Así ocurrió: donde en
global constante, de La Paz y Sorata. Sólo en La Paz, que era
verdad se asentó la sublevación fue en la zona Potosina; se entonces una villa modesta, murieron 6 000 persor1u5.171 §s
diría que, allá donde concluía ésta, comenzaba la influencia podría hacer varios comentarios de tipo más propiamente mi-
de Areche, es decir, de Lima. Es también lo que explica que la litar sobre ello como la transformación de la cantidad social
abolición de la mita y el derecho de los indios a ocuPar cargos en calidad militar, pero lo gue importa es su repercusión. Como
de poder, la propia libertad de los esclavos negros, figuraran acto de refundación no hay duda de que la rebelión no habría
entre los puntos primeros de su programa.168 tenido el mismo contenido si el movimiento no se hubiera
165 l{6¡1vs habla de "la tradición de utilizar la noblcza indígena para siásticas;4] más educación para los indios; 5] abolición de la mita de Po-
ta implantació¡r de las órdenes administrativas". Es verdad de otro lado tosi; 6] abolición del reparto de efectos (J. Rorve, 1976: 35).
que (.ionclorcanqui libró un pleito que duró cuatro años para que se lc De estos puntos, al menos los cuatro primeros se dirigfan a Ia integra-
ieconocicse su dcscendcncia directa de la estirpe de los incas. No habria ción de los indios en el sistema o sea a la democratización del mismo y no
buscado el reconocimiento del fuero español si hubiera estatlo tlc previo a su abolición. En cuanto a los dos filtimos, la abolición de la mita
err Ia idea de dcsconocello' contenía la defensa de la comunidad porque la mita era la causa de los
166 Dámaso Katari, uno de los llderes de la rebelión de Chayanta (8. "forasteros". El punto 6 se refiere a la resistencia a Ia comercialización
I-ervin, 1943: 282). forzosa.
"Pero al rnismo tiempo el movimiento se torna demasiado poderoscr
16? jefes de la ¡ebelión en Oruro fueron españoles (los hermattos
160 l-65
para los miemb¡os rle las clases medias o de las clases miis altas, que hasta Rodríguez) en tanto que Tomás Katari habla designado a un español go-
ése momento habían estado dispuestos a ser sus aliados potenciales" (O' bernador de Tupiza.
1?0 Los aristócratas indígenas como Pumacahua y Coquehuanca lucha-
Cornblit, 1969).
del programa eran: 1] nombramiento de indios en posi-
168 Los puntos ron contra Amaru (O. Cornblit, 1969).
1?1 §69{¡¡ el diario de Segurola, escrito durante el sitio (O. Cornblit,
ciones de i'esponsabilidad administrativa; 2l derecho de ir a Espaira sin
permiso pr.vio ,le las autoridades locales; 3] acceso a las dignidades ecle' 1969) .
88 LA qUERELLA DEL f,xcEDrNTE t \ QUIIREI-LA rlLL E\CEITENTE 89

desdoblado entre el ultimatismo de Apasa y la doctrina de lorno a la hipótesis pro{unda del Perú y no s<llo a una ho¡no-
Amaru. A diferencia de Io que ocurría en el Perú, el movi- gcneización. Un mismo proceso igualitario o sea la constitución
miento en Charcas tuvo una extensión global que se explica ¡.ieneral de un mercado de hornbres libres clebe con todo consi-
porque es el área de Potosi, o sea que es la prosecución como tlerar a \a yez la indole de su implantación. No es Io mismo,
rebelión o guerra del inmenso proceso descampesinador 1?2 (le t:n efecto, ser el receptor de una libertad concedida que con-
Potosí. Desde otro punto de vista es aquí donde se funda un tiuistar la propia libertad. El n(rcleo interpelatorio de la na-
cierto temperamento, que es el de la plebe en accíón. La fiereza r.ionalizaci«in a su turno le otorga un signo. Aquí sin duda
de Ia proclama de Apasa contenla en sí misma su impractica- ,\maru proponía que Ia igualación se diera bajo la interpela-
bilidad pero los movimienros imposibles suelen fundar una r:ión de lo indígena pero como convocatoria urbi et orbe, es
escuela muy larga. En este sentido, si la idea de la acumulación tlccir para todos los hombres. De ahí provenía el carácter radi-
de masa es tan característica de Ia historia boliviana es por- t ¿l de la reacción hispanocéntrica, que fue como una reforlnu-
que se inspira en este género de iniciaciones. Después de todo, Iución del carácter del Perú.
el silogismo del cerco de La Paz es tan semejante al de Willka I{ay varias sugestiones que discurren entre estas alternativas:
en la guerra fgfls¡¿l.lzs Apasa educó a la masa en un sentido de <1ue lo que es decisivo en Io militar, no es siempre eficiente
democracia de multitud, de autodeterminación y desacatamien- r:n lo estatal (Katari); en segundo término, que las consecuen-
to que se repetirá después de la guerra de los Quince Aíros,rz+ cias diferidas del fracaso estatal de lo rnilitar pueden sin em-
€n Belzu,17l y en todos sus momentos esenciales. El modo agi- lrargo organizarse o absorberse en la forma de hábitos de igual-
tado del ser de estas masas sitiará al estado que no podrá ser <lad y de autodeterminación; en tercer lugar, que el esquema
en su rutina sino eso, un estado de sitio. Tal es Ia importan- ccuménico, por su propia factibilidad como programa nacional,
cia de aquel momento en la formación de esta sociedad civil. ¡rroduce un contrario al menos tan poderoso como el esquema
Instaurar un discurso de repudio o una ideología de insubor- rnismo pero en su sentido opuesto. Esto último es lo que ocurrió
dinación, cualquiera que sea su mérito, no es lo mismo que con el Peni que asistió a la guerra de la independencia treinta
proponer un programa de reforma de la sociedad. Katari mandó o cuarenta años después de Amaru. "El Perú se convirtió en
cortar la lengua de quienes hablaran español ante él y se dice un bastión de la lealtad a España." 1?7 f'us¡sn las décadas de
que prohibió el pan por no ser andino, pero lo de Amaru era la desguechuización forzosa, de la fundación de la hispanofilia
muchísimo más temible porque contenia el proyecto concreto ideológica y sin duda el que San Martfn se encontrara "con el
de abolición del sistema señorial en la forma en que había cspectáculo curioso de la formación de un gobierno para el Perú
existido. Lo sintomático de esta convocatoria está en el sujeto indepediente, integrado por los mismos elementos que lo ha-
de la interpelación.l?o No es que el de Tupaj Amaru fuera el bían gobernado bajo el dominio de España" 178 no puede sor-
rinico proyecto igualitario en la historia del Perú, pero era ¡rrender. A estas alturas, situaciones como las que se vivió con
el proyecto igualitario en el que el llamamiento tenía por cen- I'orre Tagle ni la numerosa participación de peruanos en los
tro lo indio o sea que convocaba a una nacionalización en cjércitos realistas pueden ser vistas como algo fortuito o im-
l)uesto con la sola violencia.lTe Era un hecho que aquel Perú
772 \(as¡ i1¿f¡a.
1'73 \rf¿r¿ el capltulo sigui(:nte. 1?7 J. Szeminsky, 1976.
174 .T. S. Vargas, 1962. rls J. F.owe, 1976: 53.
1?5 M. R. Paretles, 1962. 179 El mismo Bolívar que había clicho que "estos peruanos son los hom-
176 En el sentido de Althusser: "Toda ideologia interpeia a los incli- l,res más miserables para la guerra" (2I de diciembre de 1825) y que no
viduos concretos en lanto que sujetos concretos" y "translorma a, los sr: ahorrarla calificativos para Lima: "Babilonia de crlmenes", "nos ven
individuos en sujetos mediante esta op€ración enormeme !)te prccisa que , omo usurpadores del Perú", "pais plagado de la peste moral", admirará
de¡rominamos la interpelación" (L. Althusser, lg77: 124). sirr ernbargo a los indios en cuanto soldados de los espar-roles: "La exce-
90 LA QLIERELI-A DEL EXCEDENItr I,A QUIRELLA DtrL EXCEDINTE 9l

vivía la cuestión españo1a de un modo un tanto diferente que (lue puede percler. En otros términos, la provocación o sca
la de Venezuela o México o el Plata mismo. La guer-ra por la resolución manifiesta de cambiar las cosas es sentida aqul
tanto, al menos en este escenario, asumió en gran medida un cle un modo casi material y produce por tanto la conciencia de
sentido como de confrontación entre Charcas y Lima, cristali- clase reaccionaria. El que adquiere es menos consciente de lo
zando la bifurcación que se hacía inevitable tras el fracaso de que hay en la caja que el que ha estado a punto de per-
Amaru.18o Lima, por tanto, habría sido virreinal pero no vi- tlerla. Por eso, si I(atari fue más sanguinario, extremista y
rreinalista como devino, ni la hispanofilia se habrla convertido terrible que Amaru, éste contenía un proyecto para tdos,
en una suerte de religión oficial ni se habria hablado jamás una utopía no meramente utópica. El señorío vio en él una
de la "mancha india" si Amaru hubiera podido llevar hasta el sociedad que podía existir, un tipo de indepedencia nacio-
fin su inusitada capacidad para convocar al bloque nacional- nal que no aceptó ni siquiera ante el advenimiento de Bolí-
popular. var que, por lo dem¿is, encarnaba un ployecto señoriai ilustrado
a su turno aunque desde luego con una más amplia perspectiva
total. Tal es, en rasgos demasiado gruesos, con alguna modifi-
Esta es la que podrlamos llamar forma flotante de Ia ideología. cación expletiva, el Perú que llegará a la confrontación con
La via junher fue posible en Alemania porque habia fracasado Chile en el 79.
la vla de Münzer. Hay una hora de incertidumbre orgánica Es cierto que será un Perú aun más corrompido por la ba-
en Ia que la práctica de la selección o imputación histórica canal del guano (temprano había dicho Bolívar: el PerÍr,
define las cosas por un largo periodo y era una evidencia que oro y esclavos),182 que no haria sino exasperar el rictus virrei-
aquí la sociedad debió reconstruirse a semejanza de Areche y nalista, y menos unificado, porque el estado había perdido
que querla eliminar todo cuanto recordara a Tupaj Amaru. con la Independencia las tendencias centrípetas del acto bu-
Es Ia historia de toda clase dominante que no ha sido desba- rocrático que tuvo con la dominación española.
ratada pero sí amenazada. Allá donde se da una crisis más El centralismo o sea la identidad burocrátic¿r era para el
o lnenos seria (la de Amaru lo fue en un grado extremo),lsl Perú lo que Potosí para Charcas en cuanto en ambos casos sc
allá es donde el privilegio tiene una mejor conciencia de lo ffataba de uni{icaciones falaces o tendencias inconclusas de arti-
culación aparente. En la organización potosina, primer mer-
lencia que tiene el ejército español del Perú de hacer marchas y contra- cado interno de lo que es ahora Bolivia y su contorno, porque
marchas sin disminución de fuerza. Los soldados de los godos andan quincc
o veinte leguas en un dia, y su alimento Io llevan en su saquito de coca y tlesaparecería junto a una riqueza perecible o sea el mercado
en otro rle cebada, o malz cocido o tostado" (10 de febrero de 1824). vinculado no a la sustancia social que resulta del intercambio
18o Los mitos sobre las fronteras han sido siempre muy burdos. Mitre (:onstante sino a una materia ocasional, En cuanto al sistema
por ejemplo considcró que la Argentina llegó hasta donde llegaba un tipo
de hombrc. Las cosas no fucron asi, Los movimientos seParatist¡s en Salta tle Lima, porque la fuerza del flujo estatal no puede ir más
o la Confcdcración no nacen de suPuest¿s identidades raciales, y, clesdc rrllá del alcance de la irresistibilidad y aquí la forma burocrá-
Itrego, tampoco dc la cabcza <le Santa Cruz. El ámbito del mercado qtte
Itabía tenido cn Potosí su epicentro hacía que las cosas se vieran en ese
tica se basaba no en una irresistibilidad intrínseca sino en un,
espacio como cl espacio lógico. :rval externo, el español. La crisis de1 azogue tiene para Bolivia
181 El mictlo a los indios se hizo una verdadera cultura después de
Amaru pero era preexistente. "Se le había rev¿lado [a un religioso] bajo la misma significación disgregatoria que la independencia para.
el sigilo de la confcsión, que se trataba de acometer el Palacio y forzar cl Perú.183 En Bolivia, porque el mercado interno se atenía
las guardias a la mcdianochc, apoderarse de la sala de armas y clar muerte ;r un producto efímero y por lo demás no podría rebasar el.
a los ministros de Vue-ctra I\{agestad y personas principales y levantarse con
esta ciudad, como capital del reino; en que solicitaban restablecer su arti-
guo imperio, los indios autores de la conspiración" (Informe del virrey 182 Pero no {ue, como hemos visto, lo rlnico que dijo del Perú.
Manso de Velasco, citado por J. Rowe, 1976). 1ti3 J. !{¿lps¡in Donghi,1972: 19 passinr.
'92 LA QUERÉLLA DEI, EXCI¡DENTtr r \ (¿(r[.]RELLA DIiI. EXCEDENTE 93
límite del inrercambio )', por el otro, porque debía restringirse
,rutr'¡nomo con el mundo y sólo de una manera ineficaz con su
al árnbito de Ia descampesinización o cle la que así llamamos
aquí para los fines de esta exposición.1sa O sea, factores fortuitos ¡,ro¡rio centro hipotético.1s8 Dada la debilidad ancestral dcl
(\lildo charquense,lse si hubiese existido la misma condiciór¡
en gran medida y sin capacidad de aglutinación una vez roto el
,nrt.(inoma de acceso geográfico quizá el propio país se habría
eje o causa primaria. En el perír esto dio iugar a lo que algunos
han llamado Ia forma garnonal del estado.l8s En otros términos, 'lisgregado. De alguna manera, los hábitos de la centralización
l,rrrocrática, a lo cual debe sumarse sin duda el efecto adicio-
por razones distintas err cicrto grado, ambos países se frustran rr;rl del excederlte, salvaron por la r,ía hereditaria la unidacl
no sólo en el intento de hacerse naciones en el sentido moderno ,lt'[ Perú. Pero el ingrediente gamonal hubo de sur¡rarse aI
sino que hacen una regresión incluso r€specto de su estatuto lrr'ío señorial y burocrático de la ideología general en ranto
previo. "El nuevo esratlo independiente fue incapaz de imponer ,luc en Bolivia el largo empate entte el caudillismo y la plcbe.
su hegemonía a nivel de todo el espacio llamado ps¡¡.,'iss , rr acción apenas si permitiría una lánguida teconstrucción
La mediación gamonal como cualquier otra mediación no .rrrómica de lo señoriaI, que casi ya no tenía ganas de vivir'.ll)o
tiene una validez propia. Es lo mismo que la corporación o el l,,n todo caso, el desplazamiento de un pais de corte o centra-
sindicato que pueden ser sucesivamente aparatos del estado, lisnro crítico a un país de gamonales mostraba la emergencia
órganos de mediación o estructuras contrahegemónicas.7B7 llr[x¡- rk' Ia, forma centrifuga que había adoptado el contrato estatai
tatis mutandis, la figura cl¿isica de lo gamonal pudo haber sido crr el Perú, un¿r forma sin cluda insolvente en absoluto para
un principio desagregarorio del perú y en los hechos Íue Ia krs clesafíos que lo acechaban. Si tal no ocurrió en Bolivia
sllstancia de la anarquía, pero era a la vez la forma de centrali- luc porque los gamonales eran ellos mismos débiles en sus
dacl atrasada de una ecuación social muy vulnerabre. Una vez
l)r'opias regiones miserables y autoal:astecidas, regiones ahora
rota la centralidad limeña que se basaba en el pacto colonial, ,k: subsistencia simpie, que no tenían capacidad máxirna ni mí-
1as regiones peruanas enseñaron circunstancias geográficas de ¡rirna de conexión con el mundo. La sociedad misma, por lo
mejor contacto con el mercado mundial que emergía, esto si se rlcmás, se había acostumbrado a vivir en su empate clásico.
Ias compara con las regiones de Ia dispersión boliviana que l,a forma gamonal peruana es Ia que explica la desagregacir-rn
no las tenían en absoluto. En un proceso que se parece en algo (lue se expresa como tres gobiernos en el momento mismo de la
al centroamericano, cada región podía comunicarse de un modo guerra (porque a diferencia de Chile, que lo recibii¡ de Por-
tules, aquí no habia el estatuto de la verificación racional de
184 Si bien frre muy extenso. Sobre cste terna 1.oh.er.cmos en los capitulos l:r formulación del poder, cualquiela que él fuera), la no con-
-
siguiente s, sobre torlo en lo que se reficre a Ia formación de li chse
r>b¡er;r, A nuestro modo de ver, cl frret.te lc¡ndo mitima cle la población vcrsión de ésta en guerra nacional sino cuando la agresión ha
prccolomlrinr, los forast.etos del tiempo rlc Arnaru, los ccajchas y-los obra- llcgado ya al Perú en su profundidad completa, incluso la fuga
1es trr'icxrn nrucho que vcr en la construcción de las premisas del pro-
lett¡iatlo. ,lc su presidente en la hora misma de la lucha.1e1 Con esto no se
1s'5 "[l garnonalismo, clcntro <le Ia rephblica central r¡uiere decir sino que si el Peni y Bolivia desde luego hubiesen
y ur¡itar.ia, es el
aliado v el aqentc de la capital en las regiones y en las provincias" (J. C.
trIarilrtegrri,1975:202¡. Scrla en e[ect() un absur.do rerlucir el papel rtel
tcnido algo comparable siquiera en grado remoto al óptimo
gamonalismo a la mera fragmentación. Era un tipo de ¡ncdiación airasada sr¡cial de Chile, es decir, una relación fluida entre el estado y
y el gamonal ir su maneta era un mediaclor y un funcionario estatal. En
rcalidad el gamonalismo como tal es una Iorma extraeconómica Lle ext¡.ac-
I83 tr. tspg5, "Burguesía y gamonalismo en el Peti", Antilis¿s 7, Lirna.
ción de cxcerlentc. ¡\ll¡e¡t. Elores-Galindo sugiere que se puede hablar, como
rs$ G. i.l. Morcno, 1970.
lo habla hecl¡o Fon¿a¡ra, <le ",n:l agregación <le-célulai rurales aisladas". rco El €stilo y la pcrsona dc Adolfo Ballivián son uü ejemplo (lcl tipo
186
A. Flores-G¿lindo. tg77: 46.
§e¡¡¡¿ lo quc dice Althusser, para quien toda mecliación cs a l;r
187 ,tc decadencia que se apoderó de la aristocracia tradicional en Bolivia-
rcz un aparato del estado. losé Malia Línares en realidad no es menos paradigmático de ello.
Ittr ¡. Basadre, 1965, t. vrn,' lL Botrilla, 1980.
94 LA quERULL,\ DriL ExcEDrr.NTE I \ QT'I],R[LLA DEL EXCEDENTE 95

la sociedad, lo habrlan derrotado en el propio escenario pe- rrrisrno, después, no fue sino una proposición interseñorial,
ruano aunque Chile tuviera una cierta superioridad cn su pro- .rr¡n(lue conservando cierto sentido de la tradición territorial.
ducto bruto.1e2 Si tomamos un ejemplo de lo contemporáneo, l,:r pérdida de Atacama y de las provincias peruanas no fue
es obvio por ejemplo que los vietnamitas en la situación de su ,lt'spués sino Ia prolongación de aquel primer desquiciamiento.
guerra tenían un óptimo superior al norteamericano en ese l,o que importa de la confrontación, en su conclusión, es
espacio y en esa situación. ,¡rrc Chile podía proponerse tareas ala altuta de sus fines y el
Tampoco sirven demasiado las interpretaciones que refieren It:rúr y Bolivia no. Esto es lo que hemos llamado el grado del
toda la carga de Ia derrota a la servidumbre como modo pre- ,i¡rtimo social.
.dominante en la población peruano-boliviana, lo cual tiene
runa connotación social-darwinista travestida.les Al fin y al cabo
,tampoco aquellos chilenos eran "el inglés libre de nacimien-
¡s" lea y en último término \a Weltanschauung de su clase
.dominante era tan señorialista y oligárquica como la de sus
enemigos. En realidad, un siervo puede ser un gran soldado
y no tiene por qué no serlo incluso un esclavo; para serlo,
con todo, se requiere que se crea en la servidumbre o en Ia
esclavitud o sea una relación de conformidad. Las hombres d.e
Gengis Khan llegaron al corazón de Occidente y eso no ocu-
rrió porque sus hombres fueran libres o aI menos no lo eran
en rigor.
Tal es el Perú que fue vencido por Chile en 1g79. En el
capltulo siguiente hablaremos con más especificidad de la for-
mación boliviana. En todo caso, es con Amaru y no con Santa
Cruz donde se disuelve la idea del Gran perú.1er La rebelión
'o convocatoria en efecto abarcaba todo el circuito comercial
que se había constituido entre Lima, potosí y Buenos Aires,loo
o sea que la fuenre potosino-amarista fue la riltima posibilidad
de consolidación del espacio clásico de la zona. Santa Cruz
192 Una cosa cs cn cfccto el razonamicnto económico sobre Io militar y
'otra el razonamicnto militar sobre la economla. La "inversión milit¿¡;'
'chilena era superior en tclrminos tácticos y estratégicos. Eso fue bien pen-
sado por sr¡ dirección política. Con todo, el mérito de esta camiaña
.es el habcl sido tan poco costosa con relación al volumen
de su éiito,
Fara lograr Io mismo, en condiciones de cierta normalidad o equilibrio
se necesitaría una superioridad económica aplastante. Era la existencia
'o semiexistencia estatal de las sociedades peruana y boliviana 1o que
-
con.
virtió a la guerra cn una suerte de campeonato cle tiro al blanco.
103 \,r{¿sg para esto el capítulo tercero.
lea [,. f[¡6¡¡pson, 1979.
1e5 O. Cornblir, 1969.
196 A. Flores-Galindo, 1977: 17.
}I, ]VÍUNDO D}:I, TEMIBLE WILLKA 97

II. EL \,fUI\iDO DEL TEMIBLE WILLKA :rlgunas certezas o al menos intentar construirlas. En esto cs
cxtraño que las certidumbres con que podemos contar no scan
sino ciertos aspectos de lo particular del munclo, de lo que
capturamos en su pulverización (porque la multiplicación es
también una forma de atomización), o sea un conocirniento
por reducción. En el otro costado, se da Ia segunda certidumbre
En e} desconcierto absoluto o malestar que produce !a multi- (lue es la certidumble casi espontánea, automática, inevitable
plicación de los objetos del mun<lo, los hombres están solos cle la totalidad. La totalización, hay que decirlo, no es algo
en rnedio de las cosas que se amplían sin cesar. ¿No es verdad que haya ocurrido en ningún tiempo previo.
acaso que esto es ya la soledad de la época, la falacia general Nos parece que hay ffes momentos cruciales en el pensa-
de su iclentidad y, en fin, 1o que podemos llamar la segr"rnda lniento de Marx, que sin duda están encaclenados. La certi-
pérdicla del yo? dumbre reductiva, de un lado, si se entiende por ella el modo
La época es cuantiosa y es como si huyera de nosotros, como' originario o esencial de la relación del hombre con la materia
si significara siempre algo distinto de sí misma, perdida en es, sin duda, "un proceso en el que la producción es el verda-
el número enorme de sus acontecirnientos invisibles. No obs- dero punto de partida y por ello también el momento predo-
tante, a pesar de estar abrumando a los hombres de continuo, minante" [Marx, 1971:14]. En efecto, si el acontecimiento pri-
tienc una suerte de flanco de fracaso en medio de esta suerte rnario es el encuentro de los individuos con la materia, por
de asedio infinito y consiste en que puede ser conocicla. Tiene tanto lo que se llama modo de producción es ya "un modo
sin duda algo asombroso que la misma hora del estallido de la de manifestar su vida, un determinado modo de aida de los
cantidad dcl mundo sea a la vez la que puede ser por primera. mismos", de tal modo que "lo que son coincide, por consi-
vez conocida. Esto debería llevarnos ya a la distinción entre guiente, con su producción, tanto con lo que producen como
épocas susceptibles de ser conocidas y épocas no cognoscibles con el modo cómo producen" fNfarx, 1980: 16]. Estamos pues
e incluso entre épocas internamente cognoscibles y épocas que fiente a una suerte de perfil último de los hombres y, puesto
no pueden ser conocidas sino desde fuera o después de que han que la penetración más antigua sobre la materia es la agricul-
ocurrido. El advenimiento del trabajo abstracto, que es como tura, es por eso por lo que se dice que una sociedad es Io
la raison d'étre de nuestra temporalidad u horizonte, no potlia (lue es su agricultura. Pues bien, es acá, en el modo de produc-
en última instancia sino ocasionar ciertas instancias de cuanti- ción entendido en su se¡rtido estricto o sea en la relación ele-
ficación social y, en este sentido general, sin duda cuantificar mental con la productividad de la tierra, donde se puede
deberia contencr el supuesto cle la reiterabilidacl, es decir, del. ver hasta qué punto Ia sociedad boliviana, por ejemplo, sigue
método de Bacon. sienclo la perteneciente a su mofirento constitutivo. Esto quiere
Con todo, si la cuantificación cle lo social no deja de ser rlecir en síntesis que no hubo jarnás nada a nivel de la distri-
una promesa no curnplida del todo, en cambio el trabajo abs- l¡ución social o de Ia elaboración superestructural que impac-
tracto o sustancia social o sustrato no lo es. Esto es algo que lara esta suerte de parsimonia basal.
podemos tocar con las manos, verificable a través de un acto La estrategia metodológica del sacrificio, eI recorte del fenó-
primario. La pretensión de trasladar a Bacon hacia los pro- rneno hacia la construcción de un concreto de pensamiento
blemas de la sociedad no dejaba de ser un anhelo de certi- debian por tanto ocurrir cual si dijeran que esto uo puede
dumbres que es propio de los hombres gue viven en lo incierto. árutoconocerse sin un principio de disolución o separación, es
Eso ha llevado sin duda a un coto cerrado que es la clausura decir, de sacrificio. Lo radical de IVIarx sin embargo no con-
siste en su deliberación acerca de la ffansformación del mundo
positivista de los estudios sociales. Necesitamos movernos coll
[e6j
98 rL NruNDo DLIL TEr\{illLE wu.I-xA I I. MUNDO DI]L TT]NIIBLE IVILIKA

sino que, luego de la incorporación de una perspectiva dis- .lccto de cualidad diferente que hace que el tiempo acur¡lu-
tinta acerca de la cuestión del tiempo histórico, era inevitable l:rclo o tiempo reunido se comporte con una suerte de ccrti.
el saber que el mundo mismo se transformaría, lo cual es tlumbre infusa de una manera que no habría sido posible si
copernicano en sentido de que se descubre algo que existe. cl mismo tiempo fuera pensado en una sucesión más larga.
La idea sustantiva sin duda es la ruptura del tiempo clásico I'.sto nos dice por tanto que la distinción entre épocas cognos-
del hombre o sea de la idea estacional del tiempo, lo cual r ibles y épocas no cognoscibles o no representables
está iejos
abarca lo mismo al hombre prehistórico cazador o recolector, rle ser una afirmación potestativa. La adquisición del concáp-
hombre sin memoria consciente, que al hombre históricn u to de trabajo abstracto como medida de la socied.ad po,
hombre agrícola. En realidad, en un sentido cualitativo, aquí ('so un acontecimiento por sí mismo, un acontecimiento ",
que es
se trata de la abolición de la agricultura. Por tanto, en esto cn realidad un fruto colectivo. Dejemos de lado si aquí se inau-
que es el pródromo de la reproducción ampliada, es como si gura en efecto o no la calculabilidad de lo social, aunque no
de pronto se pasara a vivir varias vidas en el escenario físico- Iray duda de que Ia propia introducción «le la contabilidad a
tempoml donde siempre había ocurrido una sola. Es, en suma, l:r producción doméstica debe ser el germen de ello. En todo
Ia concentración del tiempo. Ello consiste en una suma de t:rso, lo que importa es la emergencia de eso que se ha lla-
acontecimientos en la profundidad de la vida, lo cual va desde rrrado la sustancia social o materia social o al menos su revela-
la prolongación de la vida humana hasta la subsunciórr real, t ic¡n concreta. Es indudabte que, como lo advierten las
glosas
desde el sometimiento de la enfermedad, como contradicción ;t Wagner [Marx, 1982], en cualquier época se podía en prin-
de la vida, hasta la sustitución del propio ciclo biológico feme- «.ipio agregar los trabajos concretos y obtener una suerte de
nino y eso para no hablar de los efectos espaciales de la con- r,;rlor, es decir, de trabajo socialmente necesario. pero eso, aun
centración, es decir, el ethos industrial, urbano y nacional hasta si se otorga que fuera posible, apenas si habría teniclo algo así
el nuevo tiempo de la política o sea la aparición de la forma ( omo una existencia
estadística sin ningún efecto social. Aquí
total del cambio social, que es el fenómeno contempclráneo r:¡r cambio el resultado, Ia materia social o valor, es algo activo
de la revolución. Esto mismo es una secuela que se intercon- sobre sus causas; sencillamente, sin el método d.el sacrificio
tiene. En efecto, si la subsunción real, por ejemplo, debe set rro se habría podido obtener el ,.modo de vida,, con el cual se
un hecho de masas para serlo en efecto (ser subsunción real) ( orlcurre a la metamorfosis
de la materia en la forma que asume
¿acaso no es verdad que ella debe contener por tanto un ele- ctt este tiempo; eso mismo da lugar ahora a que nos cercio_
mento antropocéntrico para existir cle verdad? Por consiguien-
r crnos de la existencia de un nuevo actor,
te, la noción del yo o individuo moderno, de la autodetermi- que es la totalidad
( oncreta o intersubjetividad.
nación de lo hurnano, de la fuerza de masa como aplicación
Se lo puede decir de otra manera. El valor como ..algo que
de una experiencia ancestral a la eficacia productiva y tam-
('xiste en todas las formas de sociedad" se compone
bién histórica, del ejercicio consciente del acto humano, que por eso
por tanto es un argumento de la multitud, todo ello, generará rlc trabajo ilusorio por cuanto se debe considerar formas de
sin duda formas de intersubjetividad o totalización (o sea que tr:rbajo no cotejables y de hombres distintos entre sí, sin ves_
aqui la segunda proposición ha construido a la tercera) que si se tigios concretos de interacción o sea tmbajos no reducibles a
potencian con su autoconocimiento se consuman en un tér- rrrr término común. En cambio aquí, en el trabajo abstracto
mino que se ha convenido en llamar el socialismo, considerable, :rr:tual, debe tratarse, al menos como principio, d.e un trabajo
en este caso sí, como algo científico. r¡rrc debe contener de algún modo todo otro trabajo del ámbito
La propia concentración del tiempo actúa hacia la gnosis rtc la medida. Se trata entonces de una interactuación a par_
colectiva como la fuerza de masa en sentido de que hay un tir de una medida equivalente que está dada, sin d.uda por Ia
t00 DL MUNDO DEL T[itIBLE \¡r'lLI-KA II, IUUNDO DEL TEMIBLE IYILLIiA

postulación del hombre como elemento o unidad de internas o de articulación única, las agregaciones ¿¿l h<¡c o
lo social. sirnplemente no intercanjeables, de una asociación o correlato
La construcción del concreto de pensamiento que es lo total social, sin que una cosa vuelva inservible a Ia otra.
o al menos Io total-social es sólo la prosecución de este pLrnto La subsunción formal, por ejemplo, contiene el punto rrás
de arranque sin duda formidable que es el estado cle separa- ci'ntrico de la acumulación originaria, que es la supeditación,
ción o digamos la soledad conmutable del hombre capiralista. l)or cuanto resuelve la agonía del extrañamiento en un deter-
Se requiere, en efecto, de esta soledad, que implica la pérdi- r¡rinado sentido. Es por eso por lo que es tan radical la conno-
da de Ia vieja identidad o yo surnergido en la pequeña comu- tación clel momento constitutivo o interpelación, tan entra-
nidad, para que se construya Ia nueva intersubjetividad, que r-iable e inmutable y eso no sólo con relación al estudio del
es Io que contiene la totalización propia de esta edad producti- cstado. Es un episodio de asignación tan rotundo que se puede
va. La producción de esta materia social es sin duda Io que per- rlecir que los hombres no viven más que para preparar una
nrite reducir el movimiento social, tras algunos cortes que illterpelación o para recibirla o para vivir la que se ha recibido
pueden ser considerados epistemológicos, a su momento sus- cn lo previo.
tantivo, que es el valor; pero esto no podría existir como una Con ser categorías tan poderosas son éstas, sin embat'go,
sustancia en efecto social y viviente, sin su inconsciente, re- rluizá como todas las categorías, esclavas de sus imposibilidades
sultatlo previsible de una totalización tan esencial, que es la o huecos. Podemos hablar de régimen productivo o de trabajo
producción del discurso o ideoiogía orgánica. Totalización, eso ¡rroductivo o de subsunción real o aun de formación econó-
es algo que no puede pensarse sin la constitución de una hege- ruico-social pero cada uno de estos objetos teóricos habrá ocu-
monía. Es la lógica poderosa cle este paradigma lo que pode- rrido de un modo o de otro, aunque contengan un concreto de
mos llamar la actualidad de N4arx. ¡rensamiento generalmente válido, tendrán inevitablemente una
Totalidad empero, si bien no es una idea que pueda con- liistoria. Un hombre, por ejemplo, no está nunca "extrañado"
tener una suma no estructurada, tampoco significa en principio o "separado" del todo. La formulación del estado de separa-
miirs qr.re eso, que unas parcialidades han tenido que ver en la ción o disponibilidad no es en esto sino un principio o si se
composición de las otras. y que no hay dependencia o parceli- quiere una p€tición de principio. Al fin y al cabo, el mismo
zaciót con relación a ese fondo histórico-social. Con todo, esto estado de separación se produce en una tribu de bárbaros cuyo
puede describir bien lo que ocurre con los grandes eventos espacio es confiscado por los invasores que en la propia acu-
de la época (la nación, la clase, el estado) sin que eso no§ nrulación tipo farmer, que es la revolucionaria según Marx.
describa todavía cuál es la clistribución de los elementos en el Ile la misma manera, un acervo tesáurico en manos de un usu-
seno de la totalidad o sea que s€ trata de lo que Kosik llamaba l'ero es, como patrimonio-dinero, Ia misma sustancia material
una "totalidad vacía"; "La falsa totalización se manifiesta en que el ¡ratrimonio-dinero del capitalista antes de convertirlo en
el método del principio abstracto, que deja a un lado la ri- capital-pr:oductivo: la diferencia está en lo que sucede en Ia
queza de la realidad, es decir, su contradictoriedad y multipli cabeza <ie uno y del otro, el avaro y el industrial. Una cosa
cidad de significados" [K. Kosik, 1967]. cs, por otra parte, que el hombre libre se produzca porque ha
El peligro de una construcción tan envolvente conro la del sido expulsado por el amo debido a cualquier razonamiento
principio de totalización es que tenderá a encontrar su com- propio del amo y otra que conquiste su libertad por su propio
probación dentro de sí misma, como en la metáfora de Hegel, arbitrio, contra la voluntad del amo, aunque en ambos casos
de esferas dentro de esferas. El problema en realidad radica hen¡os obtenido el rnismo "hombre libre". Por último, si por
en cuándo debemos utilizar el criterio de las formas profundas supeditación real no entendemos sino la subordinación práctica
o ultimidad como carácter de la época y cuándo las historias y Ia absorción o somatización de la disciplina, debe convenirse
l0? F.L rruNoo DLL r¡:IrrBLE wrr,r-r(A I t, MTiNDO DI.:L TEMIBLE WILLKA 103

en que eso mismo podría ocurrir por una vía autoritaria (por- en los tres casos se estaba ante la confrontación con un mundo
que la historia dice que es posible converrir un despojo en ya capitalista en forma. De poco nos servirá entonces estar
una idea tuya sobre ti mismo) o por Lrna via puramente hege- claros en cuanto a la subsunción formal, aunque eso mismo
mónica (aunque es cierto a la tez que nada en el mundo ha contenga la sustitución del tiempo clásico y el propio conti-
ocurrido de un modo puramente hegemónico). nuum vacíamientointerpelación, porque habrá que discutir de
Si se acepta el supuesto de que lo más parecido a Ia prác- inmediato quién es el que interpela y en nombre de qué uni-
tica rnisma es la memoria organizada de la práctica, es decir, verso o historia interpela o por qué su llamado es atendido,
si se conviene en que el conocimiento es el depósito clasificado
¡rues allá donde triunfa una convocatoria es razonabie suponer
de prácticas pasadas, entonces la idea de la simultaneidad de la t¡ue han fracasado otras.
totalidad debe remplazar a la existencia de la sociedad coms Las cosas por cierto son muy distintas si la mentalidad pro-
regiones o estructura de estructuras y, de otro lado, los objetos rluctiva proviene de un tipo de hombre como el que produjo
empirico-descriptibles deben al menos incor-porar las objetos teó- la secuencia inglesa, donde la subsunción real -si se piensa en
ricos o sacrificados. Es por eso por lo que resulta tan metatísica Stephenson o en Arkwright o en tantos otros- no era sólo un
Ia idea de una teoria general, alocalista, del estado; por eI oficio de la Ilustración sino un acio o negocio del pueblo.
contrario, se diria aquí que una agregación local, debida o a un Aquí, por tanto, el anffopocentrismo no es sólo una doctrina
encadenamiento causal propio o aun al azar tal cual, es la for- de bienpensantes sino una suerte de manía o predisposición
ma en que se cumplen aquellos requisitos univelsal-reiterables general en tanto que si la interpelación ocurre bajo una forma
que afectan a la historia del poder. Éstas son como las coar- parasitaria, digamos la del capital usurario francés o de los
tadas necesarias de un pensamiento que, de offa manera, ha- diversos grados de señorialismo de las opciones burguesas espa-
bría quedado clausurado en el universo hermético de sus gran- ñolas, el propio proceso deberá ingeniar las formas de su repo-
des ideas centrales; sin ellas la misma concepción de las tota- sición. Es cierto a la vez que los ingleses pagarán por la tem-
lidades no habria podido traducirlas jamás a lo concreto. Hay prana perfección aparente de su historia capitalista.
sin duda una distancia saludable entre la idea de que "la Estos razonamientos nos serán írtiles ahora, cuando nos pro-
historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases" l)onemos describir el carácter de Ia formación económico-social
o la lógica táctica de clase contra clase y el blocco storico o boliviana de las riltimas cuatro décadas del siglo xrx. En el
los conceptos de medio compuesto e iradiación pero no es ma- capítulo anterior describimos el encuentro explosivo entre las
yor ni menor que la que se daba en el propio Marx entre tres formaciones y algo acerca de su origen histórico, sobre
el concepto de modo de producción, como ¡nedia ideal, y los todo el peruano y el chileno. No basta, por ejemplo, con decir
análisis de formaciones económico-sociales en movimiento, como r¡ue Bolivia no era entonces capitalista. Se requiere saber al
la que concurrió al 18 Brumario. rnenos los aspectos sustantivos en lo que era en efecto preca-
Por esta vía, la apropiación del mundo recorre el camino lritalista y aquellos en los que no lo era y, si es posible, de
de una suerte de análisis social de la historia, en la medida rlónde vienen unos aspectos y otros. En todo caso, en el propio
claro está de que la propia historia no componga su propio ingreso simple al tema, estaba a la vista que las categorías glo-
solipsismo. Flablamos por eso de la historia de las unidades Irales nos servían de poco en la aprehensión de nuestro tema.
grandes de la época y no de la historia de todas las cosas. Si Era una suerte de aporía porque cualquiera que fuera la impor-
vemos, otra vez, la cuestión de la vía ¿cómo ¡odríamos expli- tancia lógicoformal de ellas (para usar una terminología no
carnos por qué el sur norteamericano no produjo una vía demasiado recomendable) o incluso si se trata en efecto de una
junker y sl los prusianos? Al fin y al cabo los unos eran pre- ir-rcorporación o concreto de pensamiento, las cosas tenderían
capitalistas tan matizados como los otros o como Ios Meiji y a una abolición de ellas por la vía de su calificación o acciden-
104 EL MUN-Do DEL TEMTBLE tvrLLKA I l, MUN.'DO DEL I'EM¡BLE WILLKA 105

te. Es un hecho que la apropiación debe ocurrir cada vez en su n'os se resentla de las importaciones. Por instinto de conser-
propio escenario, incluso si se trata de principios demostraclos. vación ese grupo, constituido generalmente por mestizos, apc>
Si, como se puede ver con tanta frecuencia en los ejemplos yará las medidas proteccionistas del viejo régimen. Pese a su
históricos, una interpelación heteróclita deviene una suerte de Icducido número, los artesanos, por su larga tradición gremial
manera no capitalista de ocurrir del capitalismo, deberemos y su ubicación urbana, representaban una fuerza estratégica
sin duda discutir cuánta es la carga posible de tarea incons- lácilmente movilizable en las revueltas políticas... La clase do-
cientemente burguesa o democrática que tienen los movimien- r¡rinante del país la formaban los terratenientes criollos en un
tos de configuración no capitalista. Es aqní, cuando es tanra la nrimero aproximado de 23 mil personas incluidas sus familias.
tentación por renunciar al análisis universal de los fenómenos Esta clase, dueña de unas cinco mil haciendas, poseía el 50/o
particulares, donde se descubre la flexible riqueza de estas de las mcjores tierras cultivables y ejercía el control señorial
nociones o paradigmas intermedios de investigación como la sobre 160 mil peones de hacienda" (Dalence, 1951: 234-237).
formación económico-social y el bloque histórico. "'I'an reducido grupo de hacendados
-el uno por cicnto de la
¡roblación total- residía en las ciudades desde las que dirigía
ia vida política y económica de la nación. Lo que se conoce
Se define por lo general a la formación económico-social como corno 'historia boliviana' del siglo xlx se refiere, en gran parte,
la articulación entre diversos modos de producción. Con justa a la actividad desplegada por esta clase. En el extremo opuesto
raz6n, el término mismo de articulación ha sido discutido se hatrlaban alrededor de medio milliln de indios comunarios
porque sin duda no se trata sólo de un acuerdo entre cliver-
-cerca del 35a/o de la población-, los cuales vivían en pueblos
sidades sino de la calificación de unas por otras de tal suerre rniis o menos aislados ocupando alrededor del 20fo de los te-
que ninguna de ellas mantiene la forma de su concurrencia. lrenos cultivados. Entre estos dos polos existían grupos inter-
Sin duda el concepto es de por sí más entramado. paul Clau- medios relativamente numerosos de arrendatarios indígenas y
del definió, es cierto que en actitud de emitir una boutatle, que rnes¿izos (360 mil incluidas las familias) y de pequeños pro-
"Francia es eso en que se piensa", es decir, algo captable de pietarios (160 mil incluidos los familiares)".
un modo dificil por la via de la definición y sin embargo pre- Si se analiza esta excelente síntesis de Nlitre se ve que la
sente de un modo sintético casi en cualquier hombre. Es como coni'rolltación fundarnental se produce entre el eje de los arte-
una evidencia compleja que es más fuerte como evidencia que sanos y comunarios contra cl de los terratenientes. Si la acti-
las definiciones que se le han dado. vida<l minera, la típicamente precapitaiista en sentido de ser
Veamos, con relación a ello, cómo se podía describir a Ia la que antecede al capitalismo porque tiende a é1, está ausente
sociedad boliviana del siglo xrx: "El panorama que presenta es porque se da el "déficit crónico de la balanza comercial
Bolivia a mediados del siglo xrx es el de un país esencialrnenre (o sea ia desaparición virtual en el mercado mundial) y la
rural y agrícoia" (Dalence, lgSl: 197-230). "De un rotal d.e creciente desmonetización de la economía" o sea la regresión
I 373 896 habitantes en que se calcula Ia población de ese tiem- d.el mercado interno embrionario que se había constituido
po, sin contar las tribus de los llanos orientales, solamente un cn torno de Potosí. Es visible a la vez que la lucha de clases
tercio vive en villas y ciudades. La ciudad de La Paz, el centro §e produce entre ei campo y la ciudad o más bien entre el
comercial más granCe y próspero de entonces, cuenta apenas campo aliado a una fracción minoritaria de la ciudad y la
con 42 mil habitantes.. . La producción artesanal ocupa a unas ciudad vinculada a un sisterna de poderes radicados en los
20 mil personas entre carpinteros, loseros, vidrieros, alfareros "pueblos" (que aquí significan algo rnuy distinto que en 1!fé-
y otros" (Fellman Velarde, 1970: u, ll3). "La producción arte- xico, lo mismo que haciendal).
sanal destinada a satisfacer la reclucida demanda de estos cen- Es fácil, con todo, decir de Francia que es eso en que se
lOfi
-Er, MUNDo,)E1. TE]\rrBr,u wtLLK.l
IIL MUNDO DIL TNNIIBLI WILLXA
pierlsa. I.stá aquí el supuesto de algo
que ha siclo pensado de un plumazo el problema que propone Sanatrria, que es la
en común o de un pensamiento sobre" Fráncia
to eI de todos los,franceses. Lo más probable que ," Á-" "r.f-
'una cuestión de la verosimilitud en cuanto a los orígenes juridicos'
mezcl.a de los enciclopedistas, Robespierre
., qu" sea de la entidad. Es posible decir que toda la sistematizaciórt
y Bonaparte. En todo juridico-político cupular proviene en efecto de la Audiencia
caso, icleológico o no, nadie duda
de de Charcas, pero ella significaba algo sólo en la medida en que'
recorre ta hlstoria desde los guto, ";h:§:T":.:i:: era ia superestructura del mercado potosino, el mercado poto-
Iucionarios, a través del esclavlsmo, ^or,uqil,
el feudalismo y ápiiuUr- sino a su turno era una forma particular de mercantilización
mo, o sea que aqtrí definiúa ra founación
atravesando el devenir, su articulación.
., ,t,"f identidad que sin duda tuvo que adaptarse a las reglas tle la formación
En este punto mr*o, primordial, que es la que se encontraron los conquistadores.
por ejemplo, Ias visiones bolivianas sobre
Bolivia son diferentes Si el punto de partida se define de una manera tan volunta-
unas de otras. Desde, Ia de Sanabria,
que es en realidad la de rista, es decir, si se refiere al actual estado nacional boliviano,
Moreno: "Bolivianidad es el conceptl
de una sociedacl con lo mismo podría decirse o que todavia no ha concluido su pro-
características propias, consciente de sí
misrna y dotada de posición o que arranca de la Independencia, como momento
las disposiciones para llegar a posición
.suficientes formal de juridico-oficial de existencia. Es obvio que para los efectos cle
nación-estado, rales oríge.es ii"rr.r, uira
duüción más prJ*i*, una historia social como la que nos proponemos, el propio
y arrancan de la organización_ de la provincia colonilal
ñola conocida como Nueva f'oledo o et,o perú hecho "boliviano" no es sino un momento en una marcha mlis
";;,
o, *a, p.ofir_ larga.
mente, Charcas',, hasta Ia del Macizo boliviano
o tu, iá.ur^ ¿e Sereni es quien, de un modo explicable al tratarse de un
lu*.uy" o las que se coligen del trabajo d. M.,;;;, -¿;;;y'y
Condarco. Es un hecho que esta teoría de teórico sustancial de Ia cuestión nacional, se refiere al con-
Ia infecundidad de la cepto de "formación económico-social" como una formulación
herencia no española esti vincurada
de un modo más darwinista sintético-totalizante: "usado generalmente pata designar no tan-
o menos darwinista con las tesis de Arguedas
no son sino las de Arteche. En todJ caso, que, en el fondo, to el proceso de formación de la sociedad en geireral, sino el
en
si Bolivia es eso de una determinada sociedad o una sucesión de sociedades o,
que se piensa es sin cluda a causa de clerta
convivencia pro- si se quiere, el hecho final que comprende tal proceso", y, de
torrgraa ir"ig"nes Luulraqlcrortas
contradictorias acerca de Ia propia
"irrr.- 5L¡rss otro lado, como instancia de aglutinación de análisis: "esta
formación.
El problema radica acá en resolver hasta aué nrrnr^ ac l^_, categoría expresa la unidad (y agreguemos nosotros la totali-
timo hacer r., clad) de las diferentes esferas: económica, social, política y
genéticees*r.rr.tii ::n.,il"1:.ff"§*-
actual; en omos"riiiri,
términoi, si es verdad que Ia domesticación cultural de la vida de una sociedad; y la expresa, por lo demás,
de 11 cn la continuidad y al mismo tiempo en la discontinuidad de
33a, _por ejemplo, tiene algo que ver, en el sentid.o
que habla srr <lesarr<¡llo histórico" fl.uporini/Sereni, 1973: 59 y 69].
Marx de aquellas for*iiorre, cuya base
tamente constituida pT está cier- Lo que dice por tanto esta noción es que no sólo el mundo
oropiedad .o*rrriru.iu ya aisuetia, social puede ser comprendido corlo una totalidad, totalidad
_1"
con la Bolivia actual. Debe áecirse aquí no sóIo que las forrnas (lue por lo demás puede ser conocida, sino por la sustancia
cornunitarias no han disueltas a
.sido. parti, a"i ,,i"i., l,r" social que emana de ella (de Ia totalización) puede y en reali-
emite (en teoría) la. iluminació1 qr", ur., en el grado
-si1o
en que ello ha ocurrido, que es débil, rlacl debe ser traducida a los acontecimi€ntos superiores o infe-
no se puede practiár la liores pero significativos que forman su historia interior. En'
crerta :* oqr"."l
1*Tr3resaca núcleo que itumina o suprime conscrve
subdeterminación de parte de aquello
()tlos términos, por la presciencia a \a Claudel, México es"
que ilumina o suprime. Es cierto qr" iu*po.o ;i;;; México, a través del sistema despótico-tributario, de la Colonia,
podemos omitir rlc la República, del porfirismo y de la revolución burguesa..
log
EL MUNDo DEL TEMTBLa, lvrLLKA
[:L \{UNDO DEL TEMIBLE WILLIi{, lül
De otro lado, no hay duda de que en México
existen al menos nómeno o aparición, que es la superestructura y la emergt:n«:irr
dos modos de producción y su carácter
está dado por tanto de la totalidad particular que es la formación económico-soci¿rl.
por el patrón del enlazamiento e iluminación. La
industria_
1izaci6n, por ejemplo, puede ocurrir
.reforma sin los actos propio, á. r,
interectuar y en este caso el tratamiento
mismo de Así como se dice que los italianos injertaron el capital
la fuerza productiva sustantiva que es el obrero será co-
seme- mercial en España [Chaunu, 19761 (aunque podría decirse tam-
jante al de Ia servidumbre o el escravismo:
instrumento vocar. bién que injertaron las imposibilidades del capital comercial
Los mismos elementos o modos de producción
por ,r"r" pro italiano en España) no hay duda de que formas primarias de
clen coinsertarse de una manera o de la
otra, en una u otra capitalismo existieron en Potosi desde su propio ananque pro-
proporción y con distintos grados de iluminación.
La propi"áa cluctivo. "El dominio económico del sistema está dado por
,parcelaria francesa no significaba
en modo alguno ,arir.t"rdu aquellos gue dominan los medios de circulación", o sea que,,
espiritual al capitalismo a causa de la profundidad
de la revo- desde el principio, hay un predominio del capital comercial
lución burguesa considerada como reflr-a intelectual.
Entre sobre el capital productivo que, por lo demás, sólo es capita-
talrto, el minifundismo en Bolivia o perú aclquiere
Iu porá"- lista de un modo imperfecto (subsunción formal incompleta.
ración de un verdadero acto de rebelión .ort.á
el estadá, por- subsunción real primaria en absoluto).
que le niega el excedente.
A lo último, incluso en países que son idénticos No hay duda de que se p oducirán formas forzosas de ex-
.al
en cuanro trañamiento o sea de producción de obreros libres y aun intro-
de producción o sea en Io q,re se refiere
.rnodo
colectiva de úansformación o apropiación
a la forma ducción forzada del salario. É,sta es una característica fornta
de la materia (disa- imperatiaa de construcción del hombre libre.
mos Argen-tina, Inglarerra y FrincL),
tendrán ,f" "Se instituye el cuatéquil o sea el sistema de trabajo paga-
.cuanro a los símboios o atribuciones "*-¡iglr'?"
.en cuanto al efecto superestructural
político-litúrgi.u, T'r." do forzoso, sistema que iba a desarrollarse en mayor escala en
y sobre todo ,uro- el Perú bajo el nombre de mita: el sistema de trabajo com-
r¡¿rmientos en todo clistintos .r,tr" "írurul,
,i. Es una evidencia, para pulsorio vino a ser al cabo Ia principal fuente de brazos de la
qué repetirlo, q,re superestructuras muy distintas
obstante ia misma fu¡rción constante en
.,r*pi.rl ,o colonia." De otro lado, "En Potosí eran 708 los que entrat¡an
ción y Ia garantía de Ia. reproducción diariamente en las galerias. Trabajaban una semana y tenían
que mientras er "aislamiento de ras rera.iones
,tliltlr"r.'"r::"[T dos de descanso. . . En su gran mayoría eran mingas, es decir,.
sociares a ras indios libres que se empleaban voluntariamente y mitayos,.
¡elaciones de producción,, explique la nueva obligados a trabajar mediante el pago de un salario fijado."
unidad. cle Ia his-
toria del rnundo, el análisis ae las superestructuras Lo que nos intere§a, con todo, pues es lo que atinge a esta
propia formación económico-social se ..fi"ru
y de la
a ra diversidacl historia, es definir cuál era la formación económico-social de.
c¡lracterial de Ia historia del mundo. Bolivia primero en la guerra del Pacífico, que fue como su
En otros iérrninos, si
cxiste una tal ley de correspondencia juicio de Dios, pero aun más que en eso, en el momento de la
entre Ia base y la super-
estructura, Ia historia misma sería una rucha crisis nacional general que fue la revolución federal. Podemos
entre' aru r"y y
la forma quebrada o insidiosa-de su cumplimiento; hacernos varias preguntas, aunque ellas resulten un tanto es-
€structura tiene una §uerte de temperamento
,i tu ,ri"i- colares:
o idiosincrasia
en su modo de relacionarse con la base, todo
esto no es sino ¿Por qué Potosl, que hizo posible la circulación y aun la
parte cle Ia historia de Ia pertinencia compleja revolución de los precios y la devaluación de las rentas cen-
entre el moclo
de producción, como aislamiento del acto primario, tenales, sin lo cual no habría sido posible el capitalismo europeo
con su fe_ (o sea que Potosl en este sentido de la alocación a Ia Toynbee
110
Er, MUNDo D!:L Tlt\trBr.L wrr.LKt rr. MUNDO Dr-L 1X§{lllll: 1y¡LLXA
[1970] es un hecho occidenhl), no se hizo capitalisra
él misrno? r ión de un pequeño capital es paralelo al interés por marltener
¿Por qué la dominación española en Ia agricuttura
,ro fr* ulla renta estable", lo cual evitaría "caer en explicaciones pu-
<lujo una transformación .,española,, cle
la agricultura? |irmente superestructurales que atribuyen el atraso agrícola del
¿Por qué en Ia propia minería cle Ia plaia,
un dueño de los medios de producción y un si bien había ¡raís a Ia sola 'mentalidad' feudal de su clase dirigente".
comprarlor de .Se habria dado una cierta racionalidad propia del estrato
fuer.za de trabajo, ni el comprador
cle eIIa ni su vencledor se scñorial y de sus subestratos. Puede contradecirse a esto de la
hacian en rigor capitalistas?
La llamada ..prueba de Ios hechos,, nos «Iice siguiente manera. Si se asume el horizonte de visibilidad más
que, aun en el ¡»imario de Ia burguesía, la contemplación del mundo se rea-
§upuesto de que existiera un sector
capitarista en ra forma, liza desde el punto de vista de Ia ganancia y la ganancia por
no existió jamás un ambiente capitalista
en forma. En otros tanto puede venir de Ia usura o del uso capitalista de la es-
términos, lo que habia de capitarista
en Borivia .r,uu" ,i"*f.. clavitud, lo cual por cierto conforrna un cierto estilo de racio-
ae11-mi-naao por Io que habia de
no capitalista en Bolivia. En naiidad.
realiclad, Ios capitalistas misrnos teníurr',repositacras
sus ilusio- Esto es parecido a lo que sostiene Genovese para el sur nor-
'nes no en los varores burgueses sino en
ros símboro, ."¡oriul.r. teamericano: "Las fortunas realizadas por ésta fpor la bur-
"El grueso de los capitáles se revirtió a la
tier¡a. fr¡s mine- guesía mercantil] se canalizaron hacia las haciendas de esclavos,
ros de la plata, desplazados gradualmente
de Ia minería y el las cuales ofrecían un prestigio y una seguridad económica y
'comercio, aplicaron su tlineroln la adquisi.ió"
ru¡ales y en Ia construcción da
;.;;;;,"uio* .social dentro de una sociedad dominada por los plantadores.
paracios ae acuer- [-os comerciantes o bien se convertían en plantadores o bien
tlo al estilo de vida seño¡ial que ""t.uuug'ontes pu.Ire.;;;;;;n
osteiraban.^
nurnerosas fincas en Ia ciudaá cle asumían una actitud servil con respecto a los plantadores"
Sucre. . . Arce, al finalizar
el siglo xrx, se hallaba en posesión ¿" lu, IGenovese, 1970].
haciendas de La La razón seírorial en todo caso no era una razón lturguesa
Barca, La Lava, Santa Rosa, I-"
O.oyu y de varias casas en y, en cualquier forma, no era racionalista; es una racionali-
Sucre y Potosí. . . En las afueras de
la'ciu.acl de Sucre fueron dad interior a supuestos irracionalistas de la existencia de una
famosos el palacio de la Glorieta
de tos erganaoña y Ia pro- r:asta. Lo de "mentalidad" feudal, por tanto, aunque cs sin
piedad sunruaria de La Florida,
edificaáa por Arce, .donde co_ duda una explicación un tanto socorrida, no deja de tener su
cineros franceses gobernaban los
hornos gigurrr"r.oi profundo sentido objetivo. Aun lo que se obtenía de un modo
ros europeos vigilaban las caballerizas. ;;i;;;";;-
.. capitalista, se desperdiciaba de un modo señorial. La causa de
trosos y io.putJntos. .. recorrían
a caba,i"flf
vicio de las necesidacles de aquella colmena,.,,
i::il::t:: [: ello no era sino la inexistencia ni aun como proyecto rernoto
Eran, pugs, de un modo típico, burgueses de Ia reforma intelectual. Es fácil de otro lado percibir hasta
con una cabeza qué punto eI poder político, la ideología, la vida jurldica y
preburguesa, lo cual quizá se explica
poi to que escrinió [J-a- la vida cotidiana no se parecían en nada a sus paradigmas
Que "la división en dos sectores. . . .ri .o.r"rponcle a división capitalistas. Después de todo los indios esraban obligados a la
de las empresas, ya gue en Ia mayoría
LlSuna de los casos Ia capitación o contribución indigenal por el mero hecho de ser
llnea divisoria pasa a través de cada una
de ellas,,, ,.;-;;; indios, es decir, por su condición. Éste era un impuesto na-
se trataba, en el caso de la clase dominante,
.e un alma" ercin- cional a los indios. No se puede pedir un ejemplo rnás estruc-
en la que los elemento-s capitalistas y los
itlf
Irabitaban a la vez
precapitatistas turado de desigualdad legal.
[Kula, lg7g: tO]. No vale la pena, al menos no por el momento, detenerse en
- Se .ha querido explicarlo u purti, del supuesto de que .,el
interés por la tierra en tanto aitivo negociable las causas remotas del capitalismo en Bolivia. Esa es una tarea
pu.u tu,olr"o_ que requiere una mayor indagación empírica, que debería
¡ lttlNDO DI:Í, TEI{IBLE MLLKA
rI3
¡ 12 EL MUNDo DtrL TEIúrBLE wrLLK^ r

comprender desde las diversas formas de desvinculación o extt'a- rlt: la fuerza de trabajo. Todas las fases del capitalismo hasta
ñamiento que vivió esta población auu antes de los españoles lrry se han basado en esta lógica desfalcatoria y eso se traduce'
hasta las consecuencias de aquella suerte de contraband.eira clue ,,,,rro natural, en los indicadores demográficos'
fue l¿r colonización oriental, así como Ia fugacidad sin acumu-
",
En toclo caso, la§ "inclinaciones" o sea su§ grande§ opciones
Iación clel excedente sucesivo. Se puede en carnbio (y asi se ha r.xistenciales resultan ser más elocuentes acerca de la visión del
hecho) detectar las formas del capitalisnto actual, el que emer- rrrundo que cultivaban los minetos, cierto que sólo como- cú'
No eran sentimientos bur-
ge, digamos, en la sexta década del siglo xrx. El origcn de ¡,rria dei entero bloque dorninante.
esta burg'uesía, la de Ia plata, es sin duda el latifundio; en ,¡,,"r... Se refieren, Por un lado, a la asociación casi obsesiva
rigor, arln más que el latifundio, es la pequeña hacienda o sea .i.rn et capital extranjero (chileno o británico o francés) y'
"un sector de la oligarqula mucho menos diferenciado [que la ¡ror el otro, a la inversión en
tierra§' Pues bien, las dos gran-
grandel, el cual estaba articulado a una multiplicidad de acti- ,1". frues de acumulación originaria en Bolivia (las del exce-
vidades entre las cuales la más estable era la hacienda". tlcnte de la piata y del estaíro) contienen a la vez la inserción
De eso no hay ducla, de que el rinico negocio estable en del capitalismo boliviano ell el capital imperialista y la recons-
Bolivia eran los indios. Dígase a la yez que la rinica creencia titución reaccionaria de la tenencia de la tierra, asPecto§ ambos
ingénita e irrenunciable de esta casta fue siempre el juramento tle una gran importancia como se verá' La xenofilia es aquí
En
cle su superioridad sobre los indios, creencia en sí no negocia- una escuela y no sólo un recurso de gestión econóulica'
realidad, es algo explicable Porque la oligarquía no -sólo
es
ble, con el liberalismo o sin él y aun con el marxismo o sin é1.
tlominante sino también extranjera por un largo peiíodo y en
El acecho de lo precapitalista, por lo demás, era sólo com-
parable al asedio social por parte de los indios. Por consi- cierto modo con§erva en sus creencias la de estar en un país
guiente, el excedente de la pequeña hacienda y el comercio, al que sin embargo no se Pertenece' La casta oligárquica fra-
sobre todo el referido al mundo suntuario, fue la base ele- .osó sin cluda paia siempre en la tarea de arraigarse en e§ta
mental del "capital" de hombres como Ios Aramayo o l<¡s Arce. tierra aunque es verdad a 7a vez que ha perdido su referenc.ia
Ln toclo caso, como se ha dicho, "el camino hacia el poder a toda estiipe. Evocanclo los símbolos perplejos' como se diría'
pasaba por las plantaciones". su espíritu asombrado vive sin cluda una suerte de reminis-
En Ia propia explotación minera, de otro laclo, se pagaba .erciá de su fundación en este §uelo y sóio sabe que se debe
sumergir cuanto antes en un poder q": ,1" viene de
fuera (por-
lo más que se podía en especie, es decir, en productos que el aval a su
en muchos casos pro\¡enían de tierras de la propia "empresa" q,re aJ lo exterior o extranjero ha venido siempre
o al menos de tierras que pertenecían a los mismos dueños de poder) y, sobre todo, ésta es la religión verdadera' imponerse
la empresa. É,ste no era sin embargo el único aspecto preca- u tor'irAio, y a lo indio. Es un aborrecimiento que no tiene
pitalista o protocapitalista. Los ccaichas, por ejemplo, funcio- fin.
con el rango
naban de una manera que cra palecida a lo que se ha llamaclo En cuanto al prestigio cle la tierra' su relación
su prosapia como §entimiento'
el putting ou,t systern. Eran unos trabajadores por cuenta pro- social, no es cliiicil Jistinguir
pia (pequeñoburgueses) subordinados comercialmente al capi- Es la función del solar conoci,ilo. Aquí tiene sin embargo su
propio ¡natiz porque la derra interesa como un fetiche social'
tal pero sin ninguna relación productiaa con é1, en el senti-
La función
h,t iesinter¿, po, tu práctica productiva-es
radical'
do de que no trabajan bajo su mando. La "mita volunta- que
ria" o la "doblada" están lejos de ser formas capitalistas de del señor ., *á, biü vertícál' Es un funcionario estatal
el de los cam-
recoge eI excedente y, en retorno, impide
acceso
explotación y reclutamiento. Es legltimo sostener que, desde
el momento mismo en que ponen pie en estas tierras los espa- al mercado. El mercado y el mundo deben existir a
;";il* al sistema una
ñoles, el carácter precapitalista más consistente es el desfalco iravés clel señor. Eso Por contraste es 1o que da
114 r.:L Nf uNDo Df,L TTiMTBLE tvrl-I-x^ I t. ¡UUNDO DEL TI,I\IIBLE WII-LKA
suerte de racionalidad: .,Los elementos de la irracionalidad ,¡tré le serviría empero a un país que se desarrollen las frrerzas
sólo eran irracionales desde el punto de vista capitalista. La
alta propensión al consumo de loi objetos de lujo, por ejemplo, ¡rroductivas si no es más una nación? Se tiende, de otro lado,
ir tomar partido por el libre cambio o por el proteccionismo
siempre tuvo un carácter funcional (racional ,o.iut*"rrte,
.i , onto si fueran objetivos terminaleü válidos por sí mismos. Lo
no económicamente) en las sociedades aristocráticas, por cuanto r¡ue interesa en cambio es el sujeto del libre cambio o del
ha facilitado a las clases dominantes Ia fachada ne.iraria
el control de las clases media y humilde.,,
para ¡rloteccionismo y el momento en que se aplica una política
r¡ la otra. Los ingleses o los norteamericanos son en su historia
cconómica alternativamente proteccionistas y librecambistas,
r on la única constante de su interés nacional o sea de la refe-
De aquí proviene la tónica en cierto modo bizantina que ha lcncia a sl mismos que es, como vimos, uno de Ios aspectos
tomado la recurrente discusión entre el libre cambio y rle la transformación burguesa que aquí no fructificó. Es IVfa-
el
proteccionismo, considerados como verdaderos partidos histó-
r¡uiavelo el que hacía girar el mundo alrededor de la razón de
ricos a lo largo del siglo xlx al menos: proteccionistas, crucis-
csta{lo, lo cual es como decir del estado nacional y Ia sobe-
tas y belcistas, Iibrecambistas, bailivianisias, linaristas, ..rojos,' r rrnía.
y conservadores. Lo cierto es que la doctrina del libre cam- "I.a 'conquista del desierto' entre 1840 y 1870 fusionó de tal
bio y su partido histórico triunfaron sin atenuantes y con todo nlallerÍr los intereses chilenos y europeos, que Ia separación
Io que ese partido contenía que no era, es lógico, sólo el libre , onccptual de los ruisrnos resulta problemática."
cambio. Es indudable aquí un programa y aun un grupo
-gug Ahora bien, la "separación conceptual" entre Arce y los
humano en cuanto tal, sin duda parte de la áligarq,rlo ".oáo r hilenos tampoco es posible. La prueba está en que no vaciló
conjunto, se imponen y tienen la ácasión de ponJr en práctica ln imponer medidas proteccionistas pero en favor del comercio
su concepción de las cosas. Uno puede preguntarse sensata- t hileno, después de la derrot¿r. IJna nación, en suma, es parti-
mente si Ia historia hubiese sido demasiado clistinta si hubie- rlaria de la paz cuando la paz trae su bien y de la guerra,
ran triunfado sus enemigos, pero eso no es sino un artilugio si Ia guerra lo embarnece. Elegirá por tanto el libre cambio
analítico porque es errático pensar en lo que no sucedió. () cl proteccionisuro de acuerdo con sus fines y para eso lo pri
La discusión es en sí misma deleznable. Con todo, sus tér- nlero es desearse a sí misma, autodeterminarse.
minos son sugerentes: ,'Bajo su vigencia
[del proteccionismo] iVIarx misrno desde luego defendió el proteccionismo en otras
se trataba colrcretamente de suprantar Ia insuficiencia y debi-
t ircunstancias. En todo caso, es imposible Ia lectura de Marx
lidad técnicas con las mencionadas medidas, de prolongar la rr través de citas literales y esporádicas, porque no hay duda
agonía de la producción fabril colonialista, cimentada i, ,"r- rle que no fueron pocos los casos en los que los exabruptos se
vidumbre feudal y en el garnonalismo.,, ". urezclaban con sus razones. Porque existe, además, el costo
Un hecho es cierto, que si el proteccionismo no contiene en tle su tiempo. Se puede decir que el mito del progreso inde-
§u seno a Ia reforma intelectual o sea el aburguesamiento sus-
linido lo envolvía entonces todo y también, desde luego, al
tantivo de la concepción y los hábitos no es, en efecto, sino r¡lenos en algunos momentos, al propio Marx. Era la idea de
Ia protección del atraso. Lo dijo Marx con el mayor énfasis, r¡ue el desarrollo de las fuerzas productivas, por la misma
Pero es algo que debe contextualizarse. En realidad, ningún t xpansión cuantitativa, atraería cambios cualitativos necesarios
second. comer se ha industrializado nunca sin política, pro"t..-
o sea que el progreso solucionarla los vicios de la historia.
cionistas. En la reducción aI absurdo de estas pári.ior"r, iabría
l.rr insistencia productiva en las experiencias socialistas y el
por ejemplo que entregar los países al impeiialismo a fin de ,lcsplazamiento de las tareas políticas del socialismo es en parte
acelerar el desarrollo mundial de las fuerzas productivas.
¿De rrna herencia. En todo caso, el pronóstico de Marx de gue las
116 xL IruNDo Dr_L TEr\tIBr.n wrI-r.KA ¡,I, MUNDO DEL TtrMIBLE WILLKA
inversiones británicas de ra
India protlucirían no sólo
rrollo de las fuerzas productivas sino la revolución el ciesa- iantes a los del movimiento de Amaru. En todo caso, negar
misrna era una idea economicista y lineal;
U,r.grera rr las "muchedumbres mestizas" de los artesanos la defensa
el capitalismo d'. lo, tle su producción equivaldrla de hecho a negar a las comuni-
ingleses en la India profundizé ei sistema
precapiurlista y osi_ dades el derecho de luchar por su supervivencia. Eran actos
ficado de las castas y cuando la India ruvo
que encarar su r:onservadores de masas desesperadas y es cierto que su propio
revolución burguesa tuvo que hacerla contra
las lastas y contra t.riunfo habría tenido un destino escaso pero eso no da la ra-
los ingleses.
zón a sus enemigos.
Nos interesa rnás por eso estudiar qué es Io que
habia como Tenemos, por otra parte, lo que bien puede llamarse las ta-
I¡ombres, como clases, como contenidos y
políticas cletrás del rcas no conscientes de la historia. Como lo veremos en su mo-
proteccionismo y del libre cambio; en otros
términos no qué rlrento cuando revisemos las condiciones de la formación <le la
es el libre cambio en abstracto sino qué fue
en lo histórico rnultitud moderna en el siglo xx, ésta, la multitud, no existe
el libre cambio en Bolivia y lo mismo'con eI
proteccionismo. par se sino en la forma r,le su determinación. En general, se
Habría que ver incluso las i,utaciones denrro
,le .ud, p;.ri.l. dice c¡ue es Ia crisis del estado y sobre todo su desflecamiento
Porque santa cruz, fundador del proteccionismo, to liberalizó hegemónico el hueco por donde ingresa la constitución de la
cuanclo sugirió el apoyo inglés para la
Confederación y pal- rnultitud. Pues bien, Belzu lo mismo que Katari, interpelaron
merston Io r-espetaba pero no eu calidad de jefe
proteccionista. Linares, a su turno, hizo mediclas
a"f prr.iiáo :r la masa. Es cierto que la masa boliviana tiene sentido de
nistas, aunque sin duda es el fundador de Ia
práteccio- turbamulta y violencia, como Katari; será después belci.sta
prociama del cle un modo típico en cuanto al culto por Io subitáneo y la
libre cambio.
Santa Cruz y Belzu, de otro lado, eran idea de que el movimiento se crea a sí mismo. En todo caso,
.laya proteccionistas cle
muy distinta. Mientras que el proteccionismo de lror las razones que fuera, la introducción de las masas en la
Cruz se refería más bien a los dueños de los obrajes,
santa historia que hace Belzu (aunque no sólo Belzu) es Io que
nando eso con una política agraria reaccionaria,
alter- rla Ia verdadera dimensión de su período porque es parte
Io de Belzu rle la adquisición de un temperamento.
es otra
_cosa:
"por boca de los superiores. .. resaltan l¡ravías
desde abajo las sens.aciones, posionis y preocupaciones Belzu, por tanto, lo mismo que Amaru y l(atari, era portador'
de ]as rle r¡na bandera progresista de modo objetivo. Para eso no es
muchedumbres mestizas de aquella ,o.i.AuA,,.
Belzu encarna entonces, como lo hace notar necesario siquiera que las tareas objetivas coincidieran con la
Moreno, sí el <;onciencia de ellas. Los artesanos, por ejemplo, eran una fuerza
proteccionismo de Ia producción artesanal,
aunque con el sesgo olrjetivamente más avanzada que otros sectores de la sociedad
de la apelación a los artesanos mismos y también
ulgo *a, ;I" l¡oiiviana de entonces. Como los "forasteros" en el campo,
eso: nada menos que la alianza lo, rnilitares popr.tisilr,
Ios- artesanos y Ia movilización de ".rt." rrrostraban diferentes grados de integración de un estado de
los campesinos indios. En scparación, Esto es algg que debe ser discriminado. El "foras-
todo caso, una evidencia total: el protecciorrirrro
de Belzu con- tero" se desprende literalmente del vínculo tradicional con
tenía a masas y el libre .u*bio no. El q.l" n.U,,
."pr"- l;r tierra; su trato con la agricultura misma es ya el tratc de
sentara -las
la movirización de ras masas y Ia deseara cambia ,Je'r.,
modo completo el carácter de su proteccionismo. rrn hombre que ha ¡oto el lazo ancestral porque o está en una
No eru pre, tierra que no es suya o es suya sin imponerle la parafernalia
sólo la defensa hostil de técnicas productivas regtesivas.
fondo, el belcismo expresaba el merca.o irterro"
E; ;; general de ideologuemas que acompañan a la pertenencia an-
dado lugar la convocatoria del foco potosino "l
q;" f*Ul, r:cstral. El artesano, entre tanto, es un individuo y, si bien no
y en ,, .rlroro sc ha despre:rdido de su medio de producción, se beneficia en
quizá difuso era un programa de conienidos
ectnómico, ,"-"- r':¡rnbio de la concentración relativa de lo urbano; es uu indi-
Il8 .EL \fuNr)o D¡tr_ f.i.:rtrBl-l.: l,vrLLNA I ¡, MI]NDO DEL 'I'EMII]LE }1¡ILT.KA ll9
viduo urbano o individuo concentrado. Forasteros,
ccajchas, ¡'<itulo caudillesco o el de las disputas jurídico-formales (cons-
artesanos belcistas, son parte der ace¡vo social
der que surgirá titucionalistas, etc.), resultaba no ser sino la superestructura o
clespués el proletariado.
l'cnómeno de una suerte de luchas más profundas. En un juicio
Se debe tener en mente a Io último, la cuestión del mercad.o ccuánime al mínimo, ha de reconocerse que cada uno de estos
interno como escuela. Esto es: el mercado interno
es interno ¡rartidos o facciones clasistas retenía su colocación en los órde-
porque se refiere a sí mismo o tiende a eilo al menos.
Es una nes de la sociedad y se situaba en rangos en todo diferentes,
urdimbre de intereses que quieren consolidarse. Es
cierto que rusí como sus propios objetivos, en cuanto congregaciones e
aquí hablamos de un mercado en disolución y casi yu
de'lo incluso estilos de acción y, aún más, una visión entera de las
que resraba de ese mercado después de la cánq.rirtá
de los cosas. No obstante, ambos organizaban su enemistada existencia
puertos por el comercio inglés. Con todo, en
Éelzu llaman contradictoria en el seno de la misma sociedad civil. Había
Ia atención dos costados de su acción. En primer término
la <lesde luego en el partido plebeísta una tendencia explicable
precoz asunción del papel agitado, a veces avasallaclor,
que ¿r ver tdas las cosas del mundo desde el horizonte de tierra
adquirirían las masas en la historia del país, es clecir,
la áe_ adentro y no hay duda de que el bloque señorial, como lo
tección temprana Ua..,ro factor q.re jamás se podrla
,osluyar hemos visto en su momento, por sangre, por herencia espiritual
después. Esto contradice de modo absoluto Ia
fantasía de Ia y hasta por las necesidades más implacables del instinto grupal,
supresión o mediatización de Ia multiturl, que
es propia del tendía a mirar al extranjero como una fuente de civilización
pensamienro político de los socialdarwinistas.
Lo ;gtrnJ";, y de certeza. Todavía inestructurados y con una dosis aplas-
sin duda lo que concierne a las tendencias
autodeterminativau tante de cargas colectivas inconscientes, los dos proyectos sin
Quizá por su extracción exógena, gentes que vinieron de Eu- embargo habían nacido aquí y de las contradicciones de aquí,
ropa a un fuero privilegiado, quizá porqre fueron siempre
eran por tanto hijos legítimos de Ia historia de esta sociedad.
pocos y en el acoso desde adentro tuvieron
que apelar ae con- Desde ese punto de vista, no hay duda de que es una pura
tinuo al socolTo de Io externo, en todo caso, era un hecho aserción el identificar el proyecto plebeyo con la bandera de
que- Ia oligarquía no tenía el ímpetu de la
autodeterminación. lo nacional y el proyecto cupular o señorial como antinacional
Todo lo conrrario; quizá con Ia excepción de Santa
Cruz, Ia en si porque en ello no se enseñaría sino una predilección o
historia de su relación con el tema de ü soberanía
es Ia de una prejuicio. Es bien cierto que la xenofilia fue como el carácter
poquedad completa, como de una renuncia
previa, uig".rt" ,i, tlel melgarejismo antes y después de Melgarejo y que para
rtuda hoy mismo a plenitud. De cualquier
manera, en Ia rela_ todo fin práctico el entreguismo de Arce se parecía demasiado
ción que tiene Belzu con Bustillo, ,"u'a, el tratamiento
de Ia a la diserción completa de un modo que no Io diferenciaba de
cuestión con Chile, en sus relaciones por
cierto difíciles con aquel feroz soldado. Con todo, en la visión de esta casta, los
Lloyd, el ministro inglés, con el Brasil -mismo, aunque
yecto general careciera de perspectivas hacia
,; pr* indios no sólo no eran el alma de esta nación sino que eran
un deiarrollo'ul- el obstáculo fundamental para que ella existiera.
terior, es incuestionabre que Berzu tenía ideas craras
acerca Si ensayásemos un resumen libre de esta p,ugnacidad se lo
que aguardaban a Botivia en su po*.rri, podría hacer del modo siguiente. Una corriente señorial pro-
_1: l::.*"rlictos
srgulente.
teccionista, Ia de Santa Cruz o la que él encarnó al menos
Diríase que la historia del país, aquella densidad
mática que se había sedimentado en ei adentro de
proble- en su primera época, se adjuntó a la larga a un bloque con-
una' socia- firmado por los sectores artesanales, que eran una herencia
bilidad tan poco dotada para el eclecticismo, habia pergeñado
consistente sin dudas, no importa cuáI, viable como embrión
el de dos partidos fundamentales y fundaÁ.rrLtirtu,
.conrexto de un proyecto capitalista, y a los intereses del campesinado
a 7a vez, que Io que ocurría por encima di ellos, tomara
el clásico que entonces y por mucho tiempo más girarian en torno
120 EL rrruNDo DEL TEMTBLE lvlLLKA I l, MU¡§DO DEL TEMIBLE TVILLI(A l2r
a la defensa de las comunidades, que eran lo que
se habla casco señorial pero sí a su zona de verosimilitud o cooptación,
conservado con uñas y dientes del pasado. Este
Lloq,re, com- cn la que no figuran los hombres verdaderamente populares.
plejo en su conjunto, se mueve, en torno al ce*enti
que era Es un sector equivalente que Genovese llama de los "blancos
la
1on1d1 feble que no por ser una solución fataz ae¡aba áe mezquinos" [Genovese, 1970].
ser la única posible y_no obtiene posibilidades
de pojer sino Bien que los proyectos surgen de la naturaleza de las cosas
cuando se cruza por la división, Belzu mecliante, 'el
aparato o sea que la realidad los va organizando pero es también algo
represivo que era entonces todo el estado o casi todo. I_a
vio- que necesita pensadores orgánicos. Es sin dttda un gran esfuerzo
lencia inmediata y factual era en realidad la única manifes-
porque unifica en torno a un propósito, que debe generar avi-
tación de la fuerza de ac¡uel estado que no había atinaclo
a dez y universalidad de consenso en el interior de esa clase, a un
resolver sus problemas más elementalei.
sector que estaba sumergido en el gamonalismo profundo en un
Se tiene, de otro lado, el particlo señorial que remara
en total particularismo. Demuesrra la vitalidad de la casta señorial
la consigna general de libre cambio. se trata dJ terratenientes que en realidad se ha reorganizado de esta manera tres veces,
que en su origen pertenecen ar borde señorial o a ra cintura la primera con el melgarejismo y Ios conservadores, la segunda
de lo señorial, que hacen una acumulación por la vía clel ca-
con la revolución federal y la tercera con la revolución demo-
pital comercial mediante lo cual se vinculan con las zonas crática de 1952. En el proceso de este programa cle reconstruc-
dinámicas de influencia inglesa, chilenas en particulal",
que ción se puede ver la cuestión de la adjudicación real o sea
se habían desarrollado dentro de la lógica dei rempluro 'd"
de presencia de lo factual y de lo ocasional en Ia construcción
una economía de monopolios, estancos y centros interiores
por ideológica central de un proyecto político. Parecería que aquí
una economía de puertos, que señala el paso de Ia colonia
a Ia independencia, sobre todo a partir de la paz cle Utrecht.
la oligarquía abandona por un instante un estilo divagante
que la había caracterizado hasta entonces. Melgarejo por ejem-
Es quizá úti! hacer un añadid.o sobre lo señoriál como
nircleo plo fue un caudillo y también lo fue Belzu, lo cual quiere
y su borde o contorno. No hay clase o casta dominante que decir que Ia idea caudillo como tal no significaba nada espe-
exista en el aislamiento; debe tener una suerte de ,.ejército
cífico por sí porque Melgarejo fue un caudillo salvajernente
de reserva" o zo..a de irradiación en torno suyo. por lo
de- leaccionario y Belzu un caudillo de masas. En todo caso, los
más, si se ha dicho que .,las ideas d.e la clase dominante
son "rojos", aunque apelan a las formas más degenerativas de la
las ideas dominantes época,, es porque, cualquiera que
9n .c-ada corrupción, si se acogen de buena gana a la impunidad siste-
sea su.grado de legitimidad latente, su-alci.nce hegÉmónico o mática y a la violencia global con Melgarejo, habían apelado
seducción como discurso debe alcanzar al menos u lu
,rro qr. ante§ a un programa catártico y eticista con Linares, que pro-
se llama de Ia "mayoría de efecto estatal,, o sea a las
,oiras clamó la dictadura muda como camino de la purificación. A lo
decisivas en cuanto ar contror de Ia sociedad. Es importante,
último, heredará la postulación constitucionalista de Frías, que
el área del relevo oligárquico. Esto es lo que explica la fácil fue la primera proposición solvente al mínimo de formas racio-
relación entre Melgarejo y Adolfo Ballivián o .r,r." hidalgos
nalmente verificables en la erección del poder.
pobres como Arce y pacheco con los Aramayo, es decir
qiie, En medio de esta baraúnda de ilusiones, salidas y facticida-
para los efectos de 1a perspectiva larga, la oligarqula es el
des atroces, Io que estaba claro es que habia un esquema cre-
núcleo que hace Ia interpelación seíroriat m¿s todos aqueilos
ciendo en el vientre de esta clase. Eso enseña que los programas
que creen en ella y sobre todo su margen de reciutamiÉrrto o
de los partidos sólo pueden verse dx post, cuando su realidad
reserva. La adscripción ascensional por la vía de Ia
polÍtica los ha completado. No es tan importante en efecto lo que uno
o a Ia acumulación económica es en éste ámbito bastantá digna
dice de sí sino lo que lleva en sí, la fuerza de sus determi-
de tenerse en cuenta. Ni Montes ni Barrientos pertenecieron
al naciones, casi nunca conocidas de modo consciente. El cohecho
122 [L IúuNDo DEL TTl\rIBLlr: wr¡"L¡(A EL IÚUNDO DEL TÉNI1RLE WILLXA

oficial y Beneral de Arce o Pacheco fue la práctica del programa nleristas.En los hechos, la revolución pasiva ha existido' la
vía junher ha existiclo y ha existido- sin
duda la nacionaliza-
de Frías. Eso mismo no podía evitarse porque el que no existe la
tiene consenso, debe comprarlo. Esta etapa, la de la formación ción reaccionaria o nacionalización forzosa así como
los actores tardíos'
seudoverificable del poder, iba a durar bastante; con alter- hegemonía negativa y los pueblos 1uele1 ser
,le"proceso, u to, qú" han sido llamados en términos
prede-
nativas varias, hasta 1978. Eso, la reintegración larga del frau-
de electoral y el cohecho, que era como un juego de idiotas tinidos e irresistibles. La constitución estatalista
de la ¡ración

tiene sin duda que ver con esm índole del avance
o postulación
en el que uno se convence de haber ganado después de haberse
dado a sf mismo Ia carta marcada, perduraría tanto por una *#:**r*o,
circunstancia extraña. La propuesta de Frías no decía sino que ..rto,..s en que en principio no había Po'1:ó
había concluido el éxito de Ia vla puramente factual de la ,rugm ul iroy".,o Arce-Baptista-Montes etc'
un cierto sentido'
o de convoca-
enunciación del poder. La práctica estólida de esos principios ,ruZir.rrl u""q"" colocando en su ápice Punto
proposición por cierto
demostró, sin embargo, que aun elecciones corruptas poclían ción a la casta secular in ltersona. En su
tener ciertos efectos de legitimación en una medida en que pocas son las cosas intrínsecarnente Perversas'
El pasado pesa
extenuante y
sobre los hombres, no obstante' de una
manera
no Ia tiene el poder factual puro. del
argentina
Esto todo no era empero sino aspaviento de leguleyos y cau- ;;;i t" ve cuánto bien le hizo a la generación de su
ád, po, ejemplo, el casi no tener pasado'
La depravación
sídicos. Con Melgarejo, que era implacable e impuro, o con
de.un
Linares, que era puro e implacable, con Ballivián, que había tristiiu diroür, y desertora calificó a e§te Proyecto T"q"
que podemos llamar melgarejista, tanto en su
vlsron hacl¿t
sido elegido de veras pero no más que pol' unas cuatro familias,
á"rrr*, el problema de Ia tierra, como en la manera con
que
o con Pacheco y Arce, timos electorales en estado puro, el
vio al "otro", es decir, al extranjero' Se puede decir por
1o
programa en ascenso era empero el de Ia reconstrucción de
primero que ernpezó y terminó tomando todo
lo que pudo
la casta oligárquica y los términos de su existencia material todo 1o que
en el mundo, eso, en torno a las dos aventuras céntricas que y t, ..gr.rao que empezó y termiuó dando
eran la minería, con lo que ella significaba además de ella los "r,
-- extranjeros quisieron'
I-^t- pti*eras mediclas legales de esta- virtual
expropiacion
misma y con aquella suerte de conquista de la tierra que fue blancoides
cle las iomunidades indigen"as en favor rle blancos'
la doble ampliación del latifundio, con todo lo que trajo. del
y mestizos, que se tradu"jo en la verdadera feudalización
fueron dadas
¿";;" ,l meros en la putte rnás poblada clel país'
por'frl"fgrtejo en 1866 pero se prosiguieron sin solución
de
Dicho está entonces. Hablar de que el pueblo es el que lleva
o es en sí mismo Ia nación es cierto sólo en el sentido de que iontinuiáad hasta bien entrado el siglo xx'
unos años después'
si la naciC¡n no abarca a todo el pueblo no es verdaderarnente Las consecuencias fueron veloces. Apenas
''Estas grandes acumu-
nacional. Nacional es reconocerse todos como lo mismo, en Santiváñez podía escribir lo que sigue:
i".io.r", fde propiedad territorial' en base al despojo
a los
alguna medida y un cierto hábitat. Ésta sería, con todo, una
cle la ley del 20
versión lógica de Ia nacionalizaciín, que suele ser un aconte- comunario§] son Precisamente la consecuencia
o setecientos propietarios han rem.
cirniento mucho más imperativo y autoritario. Parecería en á" ,"p,i"*üre. Seiscientos
olrroáo a 75 mil familias de comunarios; y
así como ¿§eguran
verdad un proceso lógico que los hombres actúen entre sí y
que' habiéndose ven-
produzcan algo común a todos ellos pero a la vez no parecido i;;;;f."t.r"s de dicha ley, es evidente
ocupan
especificamente a ninguno de ellos. Esto es lo que más se apro- clido más de las tres cuartas Paltes, 700 propietarios
xima a la revolución democrática entendida como revolución lo que ante§ rePresentaban 75 mil'" tle
nacional. Es un tipo de lucubración que tiene algo de los qui- Si puede clecir que se trataba de la confiscación general
124
EL MUNDo DEL TEMTBLtr ryrLLK Ii-L MUNDO DEL Ttr\{IBLE WILLKA
una clase por otra y en lo qlle es
más grave,
o-*'!' ene¡¡ gran medida, razót, fuera del mundo. Al fin y al cabo, también los Meiji
,de^una raza por otta. Srar¡ urcLrr
Se ha estudiaclo la expansión "abrieron" al Japón.
del latifundio en la provincia
<le Pacajes de La paz eritre lBgI ¿Por qué, en efecto, la peste negra produce en Inglaterrlr
y tgio, ., decir, en Ia época Ia clescampesinización burguesa y el segundo feudalismo en
que estudiamos. De acuer.o .r,
áro, a"ror, illrl" Ri;;r;";*-
eiene que: ,lJn g.4t/o cle los compradores Alemania? Ei mismo hecho social fue recibido con cabezas
acaparó el 66.g/o distintas en un lugar y en el otro; cada país lo vivió de un'
cle Ia tierra, en tanto que un .ri.uto
"medio', que consrituri ii que podemos llamar nrodo. ¿Cómo razonaban acerca de estas reformas que después,
20.6% del total de compradores, de toclo son el intento más radical por iniciar un desarrollo
adquirió el_26.1/o de la tierra y ".t
,"r,ur,e 7l/o de los com- económico reaccionario? Para el hombre señorial, el dominium'
adquirió, una extensián equivalente
I11do.:,
7.lfo de Ia tierr.a., únicamcnte al o sea ei jus abutendi o soberania se refiere a su propia tierra, a
El desposeimiento.general puede medirse la que está vinculada su estirpe; no a la nación. El sentimiento'
porque hasta 1860 sólo un rcft ae
en su proporción nacional está sustituido por el honor personal y la estirpe corno
la derra estal¡a en manos arrogancia y ley suprema. Mientras el excedente de la plata
de los llamados ..hacendados iJudales,,
restante estaba en I potosina hizo su derrama amplia sobre la casta, los indios tu-
..e,
número .. .*lx:* ffirr:;*' i*rili::i:r{f vieron éxito en el mantenimiento de formas organizativas tra-
dicionales, 1o cual no quiere decir que fueran completamente
das no llegaba a mil en todo
.t ufripfu.ro y Ios valles cenrrales,, tradicionales.
fAntezana, I9Z0].
En cuanto a Ia estratificación social, Se¿r asaltando la tierra con el ejército, como hicieron NIel-
sóIo no Ia moderniró._:iro que
el desposeimiento no garejo y Montes, sea comprándola en condiciones universal-
se tr"ár;o en una ve¡dader.a rlrente dolosas, uo cabe duda dc que buscaba la expansirin, la
segunda serli,d,umbre. ..Si antis
lu *uyor parte de Ia tierra era
O" campesinos (y éstos eran homb¡es consolidación y el imperio de la casta señorial a costa de los
1:: Iibres), a partir de Ias indios. El indio es en realidad el único enemigo reconocido'
de Melgarejo, Ia mayor parte <Ie Ias tierras
tleron en haciendas
-T^:111"t
se convir- por el estado en el plano de sus anhelos sustantivos. La natu-
y los hombres libres .olorro. ralidad con que desde Linares hasta Melgarejo se permite el
y siervos de Ia derra. .feudales "r,
Se trató del proceso de transformación ingreso, la instalación y el desarrollo del capital chileno (y de
.
pongo. Tenemos aquí entonces en el
clel comunario en los pobladores chilenos en la zona), aquella suerte de fascina-
hpete Ia cuestión del ción con que los mineros se asocian a él y se disponen luego
destino de las ,efo.,
La justirica.io, ;:i';i:::,',",ff:::;,ritar a ponerse a 7a cabeza de sus conquistas, segirn la fórmula de
los indios y las comunidades .ru
de
-.orrua.ri.lan
ras tierras de Arce, todo esto no tiene una fácil explicación. Es a tai punto'
qra ," en tierras asombroso. De un modo objetivo 1o que señala es el sentimiento
productivas desde un punto de
vista capitalista. La prueba general de un cierto extrañamiento en un sector social com-
de que Ias formas
Iación" no fue por "rguñuo
es que, ,., forma, la ..ex vincu- pleto. Debe hablarse en realidad de la decadencia o enfer-
",
cierto distinia árI_-ríro
carea de tu urrg.r.ria inglesa medad de una casta hereditaria. La propia servidumbre envi-
", .;
En cuanro a la no ..separación conceprual,,
^r"rT{ro!f
,1.:" r:::r:rJr::.
con el
Ieció de tal modo la vida cotidiana de estos hombres que después
tranjero y la política de laissez di;;i;;- (y hasta hoy mismo) se acostumbraron a ver como datos de la
extranjerista sólo comparable como
¡aire ion eI territorio, obsesión rutina del día a lo que en realidad eran hechos de una extraíra
obsesión a Ia d" Ei-;; perversidad espiritual. Tal es lo que los lleva a practicar de
rado,. rarnbién se podríi argiiir
por ella en sentido de que fuera un modo melgarejista de continuo incluso aquello que podría
un cierto "ser en el mundl,, puru ,.,
pur, qr. se sentía, con haber tenido algún viso de racionalidad (reaccionario pero
126 rir, trtuNDo D[.L TEM]BI_I¿ WTLLKA I I- M¡,INDO DEL 'TEil'IBL¡: IVILLI(A r97

racional) en su principio. Tenian pues los problemas de una lr:rciendas en manos de la "emprendedora, activa, inteligente
suerte de visión esencial. Baptista, por ejemplo, que es una r:rza blanca" de que hablaba Dorado iban a ser productivas'
suerte de paradigma, sin duda amaba a Bolivia pero no estaba t,ln vez de ello, muy poco después, Santiváñez prácticamente
,dispuesto a abandonar a causa de eso uno solo de sus prejui. rlcmostraría Io contrario y hasta la propia supuesta reconstruc'
cios. §e comportaron entonces de un mod.o antinacional aunque r i<in de las comunidades antes de 1952 no es de ningún modo
pensaban seguir proyectos favorables a la nación. Bajo la con. lrr prueba de la superioridad, de esta hacienda al menos, sobre
:signa del desarrollo capitalista o sea del progreso, integraron ;r uellas comunidades.

todos los elementos para que ello no existiera. Las cosas sucedieron de otra manera. Se destruyó la forma
El libre cambio no contenía la revolución burguesa, tampoco si se quiere artesanal-comercial del mercado interno o se com-
rlrra acumulación burguesa no revolucionaria y a lo último ni ¡rlctó su destrucción Pero con ello no se hizo más que desatar
aún el ingreso de los esperados capitales. pala decirlo de una v actualizar de una manera centrífuga lo que había de no
vez, ru cosmovisión, que es Io que importa y no la proclama |csuelto, deteriorado y latente en la cuestión nacional. Entre
del libre cambio, era incompatible con todas las formas del r;rnto, la ex vinculación apenas si significó un tiPo de despla-
llamado progreso y no sólo con una de ellas. Habría sido sin zamientos en cuanto a la adaptación o recogida del excedente
.duda una locura encomendar la reforma intelectual a un hom- l)orque en rigor, con algunas variables, es verdad que la pro-
l¡re como Baptista, que era como Ia contrarreforma en persona: <lucci<in misma, como acto primario, permaneció intocada en
tanto habría dado encomcndarla a Torquemada. por el con- su forrna originaria con las comunidacles o con estas sedicentes
trario, si vemos el bando de sus rivales, a los que se supone haciendas y aun con una gran parte de la propiedad parcelaria'
incontinenti preburgueses y culpables de ello, habrá que ver En suma, al menos en estas zonas (altiplano y valles) , casi no
si en ellos no se incubaban ciertas formas laicas e igualitarias se conoce otra forma «le hacer producir a la tierra.
sin las cuales sería imposible cualquier revolución democrá- Es cierto a la vez que el pacto de Belzu se fundaba en Ios
tica, iucluida la del 52. itrtesanos y en los campesinos, comunarios en lo fundamental,
La combinación entre Ia real o supuesta xenofobia de Belzu es decir, en clases no capitalistas y no con toda certeza preca-
y su proteccionismo recuerda demasiado, es claro, al doctor pitalistas. A nosotros nos interesa más la manera en que la
Francia. Hay que decir que, cualquiera fuera Ia circunstancia, revolución burguesa transforma en capitalistas principios y
.r:s mejor Belzu expulsando a Lloyd que Melgarejo ced.iendo elementos que en su arranque no lo son en absoluto, lo que
el Ladario a cambio de un cabailo. Esta xenofobia, al menos la podemos llamar el abu,rguesamiento de las nocionest como si
que es practicada desde un país que en Ia práctica está aco- dijéramos que la revolución francesa es la transformación de
sado por todos como lo era Bolivia en aquel momento, esboza los franceses de católicos en deístas. Es un verdadero aPogeo
§entimientos prirnarios en cuanto a la soberanía. E,s verdad: clel arte político hacer convivir en un mismo espacio a Dios
si se quiere, Belzu distinguía demasiado entre lo inglés y Io mismo y la tléesse raison pero los franceses lo hicieron' Los
boliviano pero Arce no distinguía en absoluto entre lo que artesanos ingleses se convirtieron en inventores Es cierto que
.era chileno o inglés y lo que era boliviano. para eso se necesitaba que Ia atmósfera hubiese dejado de ser
Quedaba por demostrar, por otro lado, con qué mercado se altesanal y de ahí viene la historia de que cada mujer se sentía
quería remplazar al mercado interno potosino defendido ¿x la querida del rey, etc. Sería bueno también saber cuán "capi-
posf por los menestrales de Belzu que, después de todo, era taliitas" eran los campesinos que se alzaban en nombre del
el único, malo o bueno, que hahía existido. La comunidad. mito «lel "inglés libre de nacimiento" y a partir de sus mella'
indígena entre tanto era la forma clásica de la única agricultura tlos derechos a las Pasturas comune§. Éstos son elementos de
originaria del pals; quedaba por probarse todavla si las nuevas lo que T'hompson ha llamado la "economla moral de la mul-
I28 EL MUNDo D¡L TEMIBLE WILLKA
I I, l\f UNDO DEL TE¡,IIBLE WILLKA 129
titud" [Thompson, 1979], que no son sólo d,iuertimentos con
brío de poblaciones atrasad.as. Bloch era un rnuchacho mal educado, neurasténico,
En realidad, no hay una sola esnob y de familia poco estimada; de modo que so,
revolución capitalista en la que no se hayan hecho
presentes portaba como en el fondo del mar las incalculables
las reivindicaciones de esta ,rá.t. de masas
aún no caiitalistas; presiones con que le abrumaban no sólo los cristia-
si se quiere, la misma actuación de masas es *n antececlente
imprescindible lo mismo de la revolución burguesa nos de la superficie, sino las capas superpuestas de
que de la castas judías superiores a la suya, cada una de las
proletaria, sea del capitalismo o del socialismo.
Las cosas, a nuestro modo de ver, deben ser planteaclas cuales hacía pesar todo su desprecio sobre la inme-
en diatamente inferior.
otros términos. Es indisputable que Ios clos proyÉctos
no se fi-
jaban como olrjeto sino el clesar-rolio capitalista MARCEL PROUST
cle Bolivia y
aquí debería ya considerarse el muy diferente rlestino
que puede
tener un pais según desarrolle una clase de capitalisrrio
,, o,ru. Se traza así lo que se puede llamar con propiedad la disputa
En ambos casos, había un fracaso conceptual po.qr" eran
mi_ «le las dos sangres o las dos estirpes en Bolivia. Es un tema
radas no contemporáneas acerca de lo clntemporáneo.
El pro_ (iue recorre no sólo esta exposición, sino, es obvio, la propia
teccionismo por cierto jamás produce nad.a como
pror...i* historia cle la que trata esta exposición. Cada sociedad, en efec-
nismo en sí, es decir, cerrar las cosas no garantiza
en absoluto to, lo vimos en el caso de Chile, tiene un conjunto de ,.creen-
que se transformen las cosas y por lo demás la forma
civilizada cias invisibles" o, si se quiere, tiene una religión que la agrega
de existir en la forma del mundo de nuestro tiempo
es existir (religatio) en el sentido que dio Durkheim a este concepro
con cierta distancia de él y a la vez en é1. Suporre.
por otra [Durkheim, 1960]. La producción de la sustancia social o sea
parte que Ias metrópolis, vía libre cambio, vend.rían
a desarro_
llar a Bolivia como nación y aun a conservarla es como una el equivalente general considerado como un hecho no mera-
mente económico, en otros términos, el cemento social global,
historia llena de sonido y d.e furia contada por un
idiota. todo ello se refiere siempre a lo mismo.
En verdad, todo proyecto nacional, capitaiista o
,
debe desarrollar hasta lograr una forma moderna
socialista, Es cierto, de otro lado, que una sociedad puede tener varias
Ias aaquisi- articulaciones o planos de articulación, algo así como distintos
ciones de la historia colectiva (desde el supuesto
productivo niveles de vida y de conciencia o tener una sola articulacién
hasta el de ser) y en este sentido, por i;e*pto, no habrá
.modo
una agricultura avanzada en Bolivia si no tiáne
centlal que puede ser el resultado inmediato de un pacto
Ln cuenta las ecléctico, etc. La cuesrión de la unidad ideológica o identidad
premisas de la agricultura clásica del lugar
y una industria- inconsciente es una que no está resuelta en Bolivia porque las
lización de verdad debería haber buscado basarse en
Ia cr-istri- dos estirpes o identidades enseñan una extraña pertinacia
bución de lo que se llama subsunción real en los
transforma- a lo largo del tiempo. En cierto modo no quieren ser más que
dores previos d.e carne y hueso, es decir, en los 1,
artesanos. En lo que son y entienden eso como una voluntad. de no pertene-
todo caso, la eliminación darwinista de toda forma
procructiva cerse, de no fusión. Es una insistencia en formas inconclusas,
previa está lejos de ser un requisito para la indusiriarización
o capitalismo y mucho menos para el socialismo. UtOpi.o que tienen una provisionalidad notoria o se las vive como
o ,ro, estatutos provisionales. Eso hace una diferencia y hasta cierto
por eso, el proyecto de Belzu estaba mucho más cerca d. .rtu
suerte de formulaciones. Ningún país, hay que decirlo,
indicio favorable, por cuanto en los casos que hemos mencio-
menos nado (en uno más que en el otro) esta suerte de dilema, si
que menos Bolivia, ha tenido éxito nuncá en importar
un existió alguna vez, se definió de un modo al menos prelimi-
modelo de acumulación. Esto es algo local siempre.
narmente reaccionario. Aquí, como decíamos, estamos ante
un duelo que nadie ha ganado. Bolivia no devino tan virrei-
I30
EL MUNDO DEL TEMIBLE WILI.I(I
I I NI t]NDO DEL TEM IBt,]i \{ILT-KA r3l
nalista como el perú,y la terquedad
asediante de lo popular liomano y Tenenti atribuyen a los .,segundones', el haber
I:" ,": tampoco pudiera ,*pr"ril,
tan antindígena como en l:* uq,r"r aurorirarismo
Chile. Las icleas de la clase domil
,l,rrlo una cierta colaboración propia al señorialismo en Amé-
nante no han Iogrado aquí convertirse rrr;r: "la segunda oleada de conquistadores presenta un nú-
Ia sociedad sino de un moclo travestido en las ideas cle tocl¡ rrolo extraordinario de 'segundones,, de hijos menores de fa_
No obstant", urr"r-¿" adentrarnos rrrilias de Ia grande, media y pequeña aristocracia, también
." ,r:T1:;r:T::t:1":: ¡rolrres diablos, en cierto modo, pero que han conocido en las
se debe.hager ,r, ,..u,rao.
1ff:.T:l-"llliil
estirpes es en reali<Iad Habtar de cros
,i*pUfi.uciOn pero no ,i ," .rr,i"rtaj
r.r:;¿rs en que nacieron el modo feudal de vida, con sus mitos,
por ello dos programas 1n-a rrrs ideales y sus técnicas". Para ellos .,el problema es el de
históriás qr" ,o., Ios que se confrontan.
,.r ,: pacto profunclo y u lu ,rl, .r.r- pu.ro no resuelto. Los
rr'«:onstruir los esquemas de una vida, que sólo la regla de la
términos mismos pueden confundir
en lugar de darnos una ¡,rimogenitura les había negado. Así en América _suelo vir_
definición de Ias .oru, porq.re sin ¡irrn-, aquel mundo feudal, que en Europa había recibid.o los
duda.turse trata en esto de una
mesti,ás, p.,e, ¡r.irneros golpes, encontrará nueva vida,,. A lo cual añaden que:
;::':::lHrJ":::T ", el caralter;; ;;" "tuvo Ia ventaja de que los sometidos sobre los cuales ejercía sus
connotación . ndili:ff1;j.rntj,
racial o del rango no son soportes x,::,:iT,§,T","i,i::
rlcrechos eran racialmente diferentes", lo cual ,.le permitió
lstab,lecer relaciones de opresión especialmente inflexibles y du-
cle una doctrina o visión
de Ia organización de ras ."r;r. rrderas" [Romano/Tenenti, l97g: 185-186].
nombre de esta disputa que se
i;;;oco <rebe decrucirse del
La vasta disposición de indios y Ia descornposición clel sis_
hubiára dado una separación
entre las sangres; se diría-, por tcrna señorial metropolitano (el siglo xv¡r fue un siglo de
el .oriro.io, que es la forma
de interferencia de una en la ;rguda crisis en España) sin duda no hicieron sino reforzar
otra y en último término Ia im.
posibilidad de ver el propio rostro ttles inclinaciones.
íi., ,",
interlocutor histórico lo'que caracr.riru de inmediato el cler f)e las propias descripciones citadas se infiere gue no habla-
mático de Ia intersubjetiviclad ¡ofiuiurrL "r," mundo proble- rnos de 1o señorial en el sentido feudal europeo, que tiene
No está claro cuál iea el origen a.-lu
irrt..cesión señorial ¡ror lo general otras características. Aquí es algo que se cons_
en esta sociedad o en cualquieia Irule en el encuentro con lo indio y por eso prevalece en las
de sus equivalentes ameri_
canos. Sin duda, ideas prevalácientes zonas donde eso, lo indio, resulta ser menos vulnerable y más
entre los propios conquis-
tadores: "Iglesia o mar o casa cstatal. De hecho es muy interesante el advertir qrle, aunque
real.,, En todo caso, un cierto
grado de prestigio y otro de facilidacl, .Et cn Io inmediato el tener un estado y una relación de confor-
pr,rrito
,"." -1, superior en Castilta, Jo.ra" la de ennoble- midad con el estado, otorga márgenes de poder a Ia sociedad,
::Tlr poder participar en Ia dirección
exención del no obstante, resultan ser socialmente más resistentes las socie-
lTfjlr,^r: l,
qurzas otras causas de orden psicológico
a.f ,n*ri.ifiJl dades pre-estatales. El punto de partida en todo caso es que
hacian *a, up..t".í-
ble Ia nobleza. Bastaba para elro,*".'tu-posibiridad
_
donde no hay indio no hay señor. El amo se reconoce en el
suficiente siervo, el indio pasa a ser la clase de la identiclad del señor:
un caballo y anna§ y obtener luego
el p.irii"- "la verdad de la conciencia independiente es la conciencia
§tr"-Tlr:t:ner
Eso, consecuencia quizá de largas servil".
necesidades castrenses, no
podla sino resultar
q,r",
.,a p'rincipios
del xvr, la nobleza
El indio, por tanto, es la prueba de que el señor existe. Se
":
representaba atgo más_ t/lo
-ae-
Ia' pobtació",í p;;;;.-ió"
expresa ello por otra parte en el trauma de la victoria o la
que en el país our.o ,emorrruba
-de al tooT y .ru dJl io;)"-á" deformación del vencedor, que es una forma cl,e ser que se en-
León, el 2b/o en Burgos, l4/o en gaña siempre: "El señor es la potencia sobre este ser, pues ha
Galicii y Zamora.
demostrado en la lucha que sólo existe como algo negativo.,'
[]i, MUNDO DI'L TET{IRLE WILLT(A I I, ]\,IT]NDO DEL TLN¡IBLI.], \TTLLKA 133
Por otra parte, el siervo es la base del ,.idealismo,,
del señor flicho cle otra manera, Ia articulación señorial es aquella que
porque éste, el señor, es de un modo paradigmático
el no te!. cst¿i basada en un pacto jerárquico originario, que puede sel
tigo de Ia transformación material; por el contrario,
es et l:rctual o contractual, o sea que se funda no en la igualclad.
hombre que no toca Ia tier-ra. Entorrces^, .,El
señor se reraciona ',ino en la desigualdad esencial entre los hombres. Esto es a la
con la cosa de un modo inmediato, por
medio del siervo.,, \cz un mecanismo de construcción de Ia conformidad porque
Esto es, por tanro, lo contrario d,ei mando
clel capitat de un \c tl'ata de un acto jerárquico sucesivo. Esto dice que en la
modo exacto y sin duda el oscurecimiento de lá
burguesla ¡ilatificación (que puede t¡asarse en elementos económicos o
cornienza cuando eila abandona esta función
ae ai.e.ciori fro rrrciales o de estirpe o aun regionales) hay siempre alguien
ductiva y se despersonaliza con relación al capital.
resulta quizá el más revelador sobre el comportamiento
frt" ,rpllro ,¡rrc estii ¡ror debajo de uno. El hecho cle que nadie sea el
de la riltirno jamás y todos sean "hijos de algo" legitima tocla la es-
casta señorial respecto der acto procructivo
fundamental de esta ,:rla conceptual.
sociedad que ha sido siempre ei agrícola.
Es un ,".,o, qrr" ,o
participa sino en la captura del exiedente o sea en el Que la lógica del señor se convier-te en la Iógica del siervo
comienzo lo muestra muy bien el Mem.orial de los Charcas: "Agora en
de la circulación y, como clase en el fondo
circuracionista, su csta visita general que sc ha fecho por orden de don Francisco
poder proviene del control represivo y monopólico
clel mercado. rlc Toledo, visorrey que lue de estos reynos, nos ha quitado
otlos conceptos, es cierto que el siervo e¡r estado
,.Por
disgregación territorial (aunque Ia mera idea
de todo el mando y señorío que teníamos sobre nuestros súbditos
comunitr.iu y. 1' vasallos como si no fuésemos señores naturales ansí corno los
un reparo a ello) tampoco es un testigo idi¡neo ",
de la transfJr. tluques y condes y marqueses que son en España, de lo cual
rnación de Ia materia porquc s,iro J[¡tienc
una testificación lccibimos notorio agravio y daño."
mágica o al menos intuitivi y prerracional;
al menos exisre l,o que se pretende por tanto es ser asimilado al señorío
en él Ia posibilidad de adquirir esa racionalidad
está en contacto estrecho .on Iu metamorfosir.
p""", q". cspañol y no se pide por un instante la supresión de la servi-
EI seño., erlre tlumbre sino de la devolución de sus yallaconas: "Se nos han
tanto, es ajeno a eilo en 7a ptáctica, es materialmente
extraño rluitado todos los yanaconas que teníamos ¡nandando ser indios
a Ia transformación de la máteria y, en su visión,
el siervo se t ributarios."
convierte en la parte de su ser (de su cuerpo)
que está en rela- Por otra parte, el que Condorcanqui gastara cuatro años re-
ción con Ia cosa. Ve por tanto, por medio de
otro. clamando el reconocimiento de su condición señorial estaba
En la visión en cierto modo grosera del asunto,
Io señorial Iejos de ser un acto meramente político. Significa ello que
se identifica (y esto tiene la ceriidumbre
usual a toda visuali. hay una lógica de disolución de la identidad popular que se
zación popular) con Ia clase dominante
tradicional,
al través de sus mutaciones y sucesiones y en este incluso l¡asa en esta lealtad o servicio espiritual hacia lo señorial, leal-
sentido el tad que sin duda se reparte por toda la sociedad y sus grados.
señor total, esto es, el señorio en el decurso d.t
ti"*po, ," pura- ,\qní, por tanto, el que no atir¿a a reclamar el tltulo de señor
ce al capitalista totar. Esta identificación irrair¿u¡i"';;
cuanto, acompañada la representación por ", español, reclama al menos el de señor pre-español, pero el
el
"el miedo al señor, es el comienzo de ia sabiduríu,,, acto represivo, lazonarniento de lo señorial queda en pie. La atribución de
último, ocurre ra distribución universal de la visión'de
y, u iá tales criterios a la multitud de fetiches jerárquicos familiares,
ras raciales, étnicos, regionales es infinita en la práctica. Es quizá
cosas hasta que el esclavo se mira en efecto
con los ojos del el sentido consevador más consistente entre todos los que exis-
amo. Pues bien, si la hegemonía ocurre con ,.una
.trr" !rl" * ten en la socieciad boliviana, el sentimiento reaccionario más
considere a sl misma como pasible de asimilar
a toda lu'ro.i,o general.
dad", aquélla es, por cierto, una suerte de hegemonía.
Ser señor aqui es máximo objeto de la vida (pero no señor
184 rrl- MuNDo DEL TltMrBLtr wrLLRAn
en el sentido de amo de si mismo, sino en Ia referencia al
se considera inferior en el rango). Ahora bien, no lroy
que ;;,"'ffi '""'ffi;'i",r. ,, conrra atguien o por ."r:::
seáor ilracionales pero profundas; pero su vida cotidiana no es soli-
sin tierra. La relación con el r.réro re hace fácilmente dáminiarr
rlaria y tiene algo como el rencor de estar en lo mismo. En
en el sentido de que no se ptetende de ella sino su ultimidad tl fondo de esa neurosis está sin duda la articulación señorial
simbólica y su excedente (páro excedenre significa
lo que resta r¡ sea la unificación del pueblo desde arriba o nacionalización
después_ de la reproducción del acto produáivo). podÉmos
tonces hablar de Ios móviles desagregatorios o triunfo de
en- ¡rasiva. Mutatis mutandis, hemos visto que lo señorial es tam-
Io bién un cierto sentimiento plebeyo en Bolivia por cuanto la
señorial en el seno de Io popular, como creencia del
oprimido r'rltima partícula de sangre blanca permitirá siempre al último
en la iógica del opresor; pero también podemos hablar cle Irombre sentirse más decente y viable que el último indio o sea
las
consecuencias oligárquicas cle lo señoriai, es decir,
de Io seño- rlue servirá para que, en la autoconcepción rutinaria, nadie se
rial referido a sí mismo. sienta oprimido o se sienta sólo relativamenre oprirnido. El
Lo que estamos discutiendo en verdad. es, po un 1ado, la indio a su turno, hablamos siempre del discurso de la rutina,
validez de 1o señorial como mediación o entrelazamie,to más
rleseará ser no un indio sino un español o pensará que puede
o menos universar que §e instituye por er cruzamiento de los serlo o sea que soñará como oprimido en lugar de identificarse
actos constitutivos de esta sociedad; pero también, en
otro r:omo oprirnido. É,ste es el asiento o esplritu conservador de la
sentido, interesa saber si hay formas cie lo popular'que irra-
historia del pais, su esencia más precapitalista y general. Los
dian hacia la propia vida señorial.
perseguidos se hacen aquí cargo de la permanencia de su per-
En cuanto al primer aspecto, no hay que dar por supuesto secución. Veamos con to'do que ello no es incompatil>ic con
que por tender a la gamonalización del espacio,- po. ,ro
lo territorial como estado nacional o soberaná sino como
,", una cierta historia popular de las cosas.
patri_ El desorden por ejemplo es una de las formas típicas dcl
monio o pecunio, por fundarse en la no centralidad
del ioae. descontento no persuadido. La obligación de un homllre que
o centalidad sólo ocasional del poder y en la propia .tispe._ sufre es romper el orden que lo hace sufrir. Esto debc dejar
sión de los siervos, por todo i" interrumpa iu ,irrcrla.i¿n
"ro, es huellas. Katari es el fundador del maximalismo de estas ma-
entre señores y siervos. La verdad que oprimir es pertenecer sas, su rasgo táctico no siempre tan estructurado, en tanto que
ol q": se oprime y también que mientras más personal sea la Amaru, la descampesinización potosina y el mercado interior
vinculación el siervo impregni más con su servidumbre
al a,ro. que generó, hablan de la formulación democrático-estructural
El siervo es la enfermedad del amo y no su libertad; es su cle Ia nación o sea de un ordenamiento verosímil de lo demo-
droga. Se ffata entonces de una articulación nefasta.
E,, ,fg" crático, y Belzu, de ciertas formas nacientes de la masa enten-
muy distinto de la interacción entre hombres libres,
porqi" dida como captura estatal. En esto, no hay duda de que se
aquí uno se hace a imagen clel otro, se interpenetra,
produce la construcción de una memoria. Cuando ingresemos
libertad de uno mejora la libertad del otro y es eniero'Ia
cierta al análisis de la cuestión proletaria veremos de un modo aun
medida su condiciórr. S" d"b" distinguir enronces
entre una más evidente la forma de las adquisiciones del recuerdo. Por
solidaridad desdichada y una soridaridád orgánica
o ciuaacrana. el momento basta con asumir que el recuerdo existe como
La calidad de la interacción tiene desde luego mucho que
ve¡. supuesto organizativo.
con el óptimo social.
De lo que tampoco cabe duda es de que existe asimismo
En cuanto a lo segundo. Lo anterior es lo que empobrece
una suerte de historia interior de los señores, es decir, ya no
1 :rtu sociedad porque el que oprime al siervo no es ál señor de lo señorial como articulación ecuménica sino de la casta
individual sino toda sociedad y estos hechos crean por
f;;;; señorial situada de un modo específico en esta específica for-
sentimientos colectivos de culpabilidad. Los alemanes^por
ejem- mación social. Con esto voivemos de algún modo a lo que fue
136 EL MUNDo DEL TEMIBLE WILLKA r r. lr NDo DEL TtrIf IBLE wILLKA l:t7
el punto de partida de este capítulo, la relación enre las for.
¡rrende el capitalismo. La lógica entera del modo cle pr<xlrr«r:iólt
mas categoriales y su subsunción histórica. Arce, por ejemplo, o se basa en la impersonalidad de las clases colectivas y crt llr
Pacheco, habrían sido burgueses en el mismo sentidá qrre rcproducción ampliada, que es como la negación de la rcpro-
lo fueron Edison, Ford o Nobel o en que Io habían sido"r,Drey. tlucción simple, algo que debe pronosticarse en su naturalez¿t.
fus en el Perú y North en Chile. En eiecto, si nos atuviéramos Err cambio es muy cierto que la incertidumbre de la casta
a la definición establecida y aceptacla, burgués no es sino el oligárquica boliviana tiene una índole existencial y es en efecto
propietario de medios de producci<in que compra fuerza de rrn estado de duda racional. Son, como decía N{edinaceli [1969]'
trabajo y los convierte (a los medios y a ella) en capital pro. cspairoles desterrados en medio de las altas rnontañas pero,
ductivo. Es obvio que catla uno de estos hombre, corte.ríJ ,r, a su turno, que han clejado de ser españoles. Es una clase que,
mundo histórico detrás de ellos y lo que contienen de concreto por lo demás, recibiri golpes de gran significación. No vivi<i
dentro cle la condición general de capitalistas o burgueses es la lo de Amaru en su peligrosidad política pero sí en su violencia
historia de su contexto peculiar o ,acional. r)reyfus o North inrnediata; pero es además de un gran significado que el hori-
son por ejemplo in ztiao representantes de la forma que había zonte cle su riqueza se derrumbara junto con el mundo colo-
adquirido el capitalismo en esos países y aun podrá clecirse nial porque en efecto la crisis del azogue no hizo más que
que el grado en que North se compromete con Ia suerte mi- completar el complot de la inclependencia. Es indudable de
litar cle chile y Dreyfus no con la «lel perú indica Ia forma otro lado que ninguno de los que han observado la insistencia
de la inserción de cada formación en el sistema muncrial. Lo clc las comunidades se ha dado cucnta de que eso era un
que se dice para un nivel, capitalista en cuanto in«lividuo, resultado inevitable tanto de la forma Katari como de la lucha
vale sin duda en un grado mucho mayor para otras categorías de las facciones en la guerra de los Quince Años en la que la
igualmente generadas como proletariado o modo ae pÁauc- logistica misma de la guerra se basaba en la borradura
ción o acumulación. para decirlo de una vez, son categorías práctica de la clase terrateniente. El acoso de la plebe mestiza
que carecen de utilidad analítica si no son subsumi,:las en el c iriclia es la ultima ratio cle la incertidumbre racial de la
análisis histórico. cxsta oligérquica. Es el asedio perman€nte lo que la convirtiir
Podemos ahora volver al carácter del bloque señorial de la en una clase entreguista y pérfida. Si a eso se añadieran
segunda economía de Ia plata que, en líneas generales, es el acontecimientos co{no los de Belzu, Zárate y el 52 tendremos
fundador de la mentalidad burguesa presenre en Bolivia. Lo una clase inevitablemente desmoralizada. Perpleja de una per-
más elocuente, como se ha visto, es sin duda er misterio cle plejidad que viene del fondo de todas las cosas.
su
relación a la vez mltica y parasitaria con la tiera, entendida En estas condiciones, es sorprendente en efecto que tomara
como patrimonio ideal o materia del señorío, es d.ecir, como fuerzas de su debilidad y construyera un proyecto cierto, el
una suerte de retorno a los orígenes de la sangre. En la guerra de su reconstrucción, a partir de su incertidumbre radical. Es-
civil que ocasionará este fervor se verá hasta dónde lregaia tal tal¡a clestinada, sin emlrargo, a reproducir en la práctica de su
determinación de reconstruirse hacia atrás. En verdid esto, pi:oyecto las huellas tan deterioradas de su vida. La xenofilia
sumado a la avidez por la confusión con el capital extranjeto y el darwinismo social no fueron en verdad sino las conse-
y aun más por lo extranjero en general, señala sin vuelta; la cuencias de una visión endogámica de la reproducción interua
presencia de eso que Tamayo llamaba un estado cle duda racial. de la casta que da lugar a la incapacidad de una convocatoria
Es una sue¡'re de sentido de pérdida o de no certiclumbre frente iregemónica, a la reinstauración de la ideología de la solución
a todas las cosas. se ha dicho que eso venía de io aleatorio prodigiosa o idea taumatúrgica de la historia y aI ejercicio
de la acumulación basada en el mercado mundiar. un capita- no mediado del poder conquistado. Vamos a tratar de expo-
Iismo que no entiende lo aleatorio quiere decir que .ro io*- nerlo aunque sea en términos sumarios.
138 uL MUNDo Dr1L .rliB.rrBLE lvrLLKA
IL NÍUNDO DEL TEI\IIBI-E WILLIiA l3!)
Corno muchos de Ios ténninos populares,
un-sentido digno de tenerse
el de rosca tiene tle sentido de cara a la realidad que es propia de lrr rtccr
.,rütr.* Es ilustrativo el modo tlencia. Arce pensaba que Bolivia sería como Chile errtrcg:irr-
de reproducción ".,
que riene esta casra y su modali-
i:l$ry:
trao en este campo será Ia misma con
los conservadáres que con
tlose a los chilenos y esto no es sólo una manera de clecir. lrrs
los liberales y los neoburgueses del cosas. Lo mismo vale para la consigna del libre cambio, qut:
52. En su arranque, Dor cstaba, como siempre, destinada a solucionarlo todo, o con cl
ejemplo, se rrara de de condició" *;;;;?ufr,o
a su extracción económica,
^ombies mito del ferrocarril. ¿Cómo se podía explicar a gente setrc-
corno Arce y pacheco o aun hilos
naturales de pobrerío blanco como jante que la pólvora destruyó los castillos pero a la vez sirvit'r
Baptista. A l"f"- para que sobreviviera durante mucho tiempo el absolutisrno?
rimos al hablar de Ia casta oligárquica "lL "*o zona
y su contorno
de reclutamiento subrogurr,.. ii"* ello Desde la distancia del tiempo, uno podría ma¡avillarse dc
su propia **fi.¡, la franqueza con que se expone el programa de la reconstruc-
disposición de clatos de estirpe,
porque es un país clásico de
parientes naturales y de primo, poU."r; ción oligárquica, sea que oigamos lo que dijo Arce o Dorado o
a veces
en base a orígenes racialei o regionales; en todo inferencias l\,{uñoz o sobre todo Baptista, que era como el portador de la
caso, una revelación, como 1o sería tlespués Salamanca, siempre en la caza
cierta permisividad necesaria que se puede
llamar la toleran- de un "hombre símbolo" o solución carismática que no llegó.
cia del "octavo cle sangre,, ,ru, centenas de familias
gr: ,o comprende sólo a Ia"rtr" jamás. Esto con todo tiene un significado más amplio. La
plebe mestiza y -a lo
¡v rrr
., ,iEou
indígena, que es lo excluido * lo rrEír casta oligárquica, en su inmenso atraso, no era capaz de dife-
La simplificación en cuanto a los"*.1.rñ;.'
ideologuemas que resu-
renciar entre una ideo ogía de emisión o ideología hegemónica,.
men la visión del mundo es hmbién porque no proyectaba seducir a los indios sino exterminarlos.
expresiva. No ver el De ahi la transparencia de la consigna darwinista. Tampoco
mundo algo contradictorio en su esencia revela
.como
existencia de una cosmovisión oscurantista. ya Ia pensaba por un instante aceptar mediación alguna y cuanclo
Er antropocentris- pudo hacerlo ejerció el poder por sí misma, con Pacheco y con
mo en cuanro tal significa Ia sustitución
de revelación for Arce al menos. La suerte de este sistema estatal, como lo vere-
Ia duda. Que los españoles que vinieron
eran prerrenacentistas mos en seguida, fue la de todos los que no comprendieron
e,s algo qüe se puede.ver en Ia
simpteza d,e s.r, e*pti.u.iorre,
de conquistas, descubrimientos y h".t la función de Ia autonomía relativa del estado, una idea
o, en general que eran de burguesa sin duda, tampoco comprendida por estos burgueses
una grandeza universal. Ningún español
habría ,ia" .rp., del Alto Perú. ¿A qué sorprenderse empero si se trataba de
entonces de hacer algo como to
que hizo Buonarroti en los
Cautiaos, esto es, la transformación hombres que tampoco habían siquiera atisbado que después
ae Ia materia i;"r;;;; de todo el principio de la autodeterminación o soberania o del
en acto huma,o u orgánico dentro de
un misuro ser viviente ser para sí mismo es algo tan central para el "estado racional"
t:u q"" el antropocentrismo y su correlato
", "l ;;;ñ;
1 que o estado capitalista como la subsunción real misma? Sirvieron
de la contradicción interior dá todas las
cosas estaban rem- a sus fantasmas y por eso mataron a sus hijos.
plazados aquí por una- psicología a lo ,.Santiago
paña o por er mito cle Eldorádo. El prodigiJ inÉvitantey .i;rr;;;-
capital inglés o de la entrega cle la tierá Jet
a Ios blancos y blan- Por más que se tenga como válido lo anterior, lo cierto es,
coides, es decir, las soluciones siempre
simples puru proft"**
complejos más que una ignorancia simplá que el social-darwinismo no se hace una ideología general de
,"u"lu .l.rr" i"il" todos los sectores del ápice superior en Bolivia sino despuós
*[Se llama "rosca,, a la, oligarquía minera y terratenientc, de la que se ha llamado la revolución federal. Lo que los virrci-
también alEunos secrores ae rá ciase que capta
nalistas peruanos vivieron con Amaru, lo vivieron los oligarr:as
que detenta el poclcr.] "r,;;;: Éo.-, *n crrculo cc,.a<*.r
bolivianos con Willka. Fue ello como una demostración cspc( -
l4O EI_ MUNDo DEL TEMTBLE wtLLKA III
EL MUNDo DEL TtrMIBLE WILLKA
tral de su colocación rear en medio del acontecimiento de ra cara constitucional-legalista con Ballivián el pequeño y Fll:rs'
A deci. verdad, es curioso cómo wiilka será una suerte Baptista, Arce y Pacheco serían los distorsionaclores o rcaliz¿t-
'icla'
rle Amaru, aunque con los tonos locales, y cómo los efectos de la dores (al distorsionarlo hacia el fraude, lo vuelven posible) del
glrerra del chaco se parecerán a Io que tuvo
ra del pacífico proyecto.
en el Perúr como incitación eficient" d" ,ru cierta conciencia,
En todo caso, es demostrable que existió algo asl como un'
m:is bien difusa, acerca de ras cosas y aun cierta interiguentsia.
estado oligárquico en el sentido de la débil nomenclatura cle la
En todo caso, la fisonomía de la oiigarquía actual eí Iu sociología latinoamericana y aun se diria que es el que existió'
qre
sale de esta ruptura o corlo.
desde 1880 hasta 1952. En esta fase, como adelantamos, al
si ti'atamos de resumir ro dic,o hasta ar¡uí, podemos hacerlo menos por un largo período se ejercita la manera de la veri-
de la siguienre manera. La oliganquÍa misma salió de una ficación fraudulenta, lo cual significa que el fraude produce
suerte de hiato histórico que se prolongó, en
cierta medida también un grado de verosimilitud política o legitimación, por
al menos, por cierta falta de realisilo quá también significaba, los conservadores y después por la llamada paz liberal. El des-
.como vimos, un extravío respecto
de la realidad. Sábre ella dén por el espacio es por lo demás algo compartido con los.
pesaban en efecto una tradición de retruécanos,
como remplazo actores coetáncos de otros países como Argentina. El libre carn-
de un pensarniento, y una evidente decadencia intele.tuul'qre
bio no tardará en convertirse en el amor por todo lo extran-
a la larga se volvió como una gracia ante sí misma jero y los subestratos oligárquicos comenzarán a distinguirse en-
(el retrue-
cano es aquí casi el pase de una clase social
u o,.u¡. pesaba trr sí como pronorteamericanos o proingleses o proalemanes, y
también sobre ella otra verclad terrible, cruelísima, en su caso prochilenos, proargentinos o peruanófilos. Ni duda
q.re ero lu
ausencia de ejemplaridad. Era una clase sin héroes
y po, ."rr- cabe de que el fundador de esta escuela que es como el anhelo,
siguiente sin tener en qué funclar el culto de los
ne.o"r, q.r" de desaparecer es Aniceto Arcc.
es una de las cla,i,es de toda justificación aristocrática.
,eilos llaman sus héroes, son como
L"; q;" Se puede ver en todo esto cómo se instituye una ideología
hombres d.e pu;o a" oigo de clase. Participan en ello hombres cultos y lúcidos Por otro§
,que no cxistió.
conceptos, como Moreno y aun BaPtista, hombres totalmente'
Pues bien, después de Ia perplejidad del azogue
. y la desola- factuales como N{elgarejo y Arce. En todo caso, es en el alma
dón de la guerra cle las ficciorer, después de la borradura de Pando, en su transfigurración desde líder federal cle masas
del mapa o la ausencia radical «re Borivia en er mundo,
sin y defensor del territorio hasta contratador de la unidad pacta-
duda aquí emerge algo insólito: un proyecto. Eso no
puede da y fraguador concreto del asesinato de Willka, donde debe
atril¡uirse sólo a los p-recios de Ia plata ni al
nuevo u'rogrr" verse el destino que tuvo por último la revolución federal. Así
barato de Caiifornia. Se busca plata porque
se quiere existir lo veremos.
y, como Huallpa Io demosftó, Ia existenci¿r no se deriva de]
azar de encontrar plata.
Como se h:r dicho, el acto de la reconstrucción oligárquica
Es arbitrario pero también útil situar en el 6 de mayo de'
cstá distribuiclo enrre-varios personajes y se diria
q.rá o.r.." 1896 el principio del quinquenio de la gran crisis general que
'de un modo dotado de cierta tacitu;na 'grandeza co^n
Linares pondrá en cuestión profunda los contenidos políticos, regio*
(que, si no estuviera tan acompañado por su gran pobreza
in- nales, étnicos y económicos que había tenido la formación
telectual, debería r"r Ballivián el padre a"e U otigarquiu¡
-.o: boliviana al menos en sus 40 años previos.
y de un modo rocambolesco con Montes, attez con Uátgure¡o,
Grupos de aymaras comenzaron entonces a apeñascarse en
quien da la factualidad d.e la reconstrucción junto _rr"erl",
fundadores ambos de una suerte de método social,
la ceja de El Alto y otras alturas que circuyen la ciudad de La
y ."*;;; Paz. "La población urbana, inquieta y desconcertada, se estre-
'142
EL MUNDo DEL ?riMrBLE wrr,LM
I¡, ]IIUNDO DEI, TEMII}Ltr WILLKA 145

f.:: #,I'il:1:: es in quirieron Ias pre rensi on es Para pedir la locación de Ia capit.al de Sucre, invocó Chu-
rashuesres;;,;::11':::;ii*ff .:lr::LlTi",""i;:fi*?.
^:.-:":idad -
,¡uisaca los títulos más o menos morales (los desmoralizaclos
tuarios.Se tomaron. prisioneros. títulos) de haber sido el asienro de ta Audiencia. En otros
liberat de instigaci¿,i ,r i. í.rpom abilizó al canclidato tt':rminos, para resolver algo perentorio en grado sumo se refe-
á.-r"ü"i" y ?r,r.,tro.,,
En una típica elección conservuáo.o, r írr a dos hechos que pertenecían sin remedio al pasaclo: a la
fraudulenta y oredi- r¡nificación burocrática cuyo aval o definición venía del nexo
perdló ta elección f*";. ;Fernán<lez
:1,1^r,1"O"
prlmera vez en Borivia, Ia cuestión Alonso. ,,por r olonial y, de otro lado, a la segunda econornía de la plata,
erectoral ,eva envuelta Ia
cuesrión social',, dljo entonl., si bien localizada en el sur, que habla entrado ya en su curso
nuptirtu, aunque no hal¡ía ma-
;;;;
a rondo I, <lescendente. Invocó, en otros términos, los úIti,mos dias colo-
;::i":"":X",ütJ11i que decía porque ros niales cuando la actualidad fiera sin duda de los hechos habla
ando ni FernándIFTL:'L:l,XJII;.I:::X*,:Jk (le otro tiempo. Chuquisaca por tanto no era el Piamonte. ,
una tragedia de grandes masas-. pues Para salvar las dificultades hegemónicas que provenían al
bien, a las mismas horas rnenos en cierta medida del hábito del fraude electoral, recu-
en que se intentaba una reorgan
ización
-rrlrifi.aba
poco menos que abso-
Iura de Ia sociedad-civil (puJs rrencia constante desde Pacheco y Arce, es decir, en medio
los términos del est
.* la invérsión de rnismo de la transición entre la formación no verificable y la

::pi:Tl.,o.l"s,i',i';,xfliil.'rf
,es dectr, cuando más necesitaba
;,"#fffi;l,*lffi:
mostra
formación racional-verificable del poder, cuando estaba en duda
su prestigio porque la propia situación del excedente se difu-
irresisti bitidad sobre elra
(la r..i.;;;;ir,]: minaba y cuando nadie había acordado otorgar a Chuquisaca
]]"*ud:.u
sus
cumplir tareas
medios' mostraba los fLncos
"!':il::TffiXj
que esraban en rodo por encima
d.e
algo que en cambio ella daba por resuelto y saldaclo (la capi-
talía), se lanzó entonces Fernández Alonso en nombre cle Chu-
ma de su no contemporaneidad.
il;"- inverrebración, Ia for- quisaca a la imposición militar lisa y llana, a que las armas
A ello podía sumarse la deca- resolvieran lo que no podía resolver la política. pero Chu<¡ui-
dencia del nuevo exc-edente
p..o rár" .""*o un factor accesorio.
-Es en Ias gran.es horas críticas saca no era Prusia.
cuancro un estado puede
.trar cuánto ha acumulado
como capaciáaa estatal y cuáles
mos- A lo último, el levantamiento general de los indios en el
Ios términos de relación real son seno mismo de Ia guerra civil estuvo a punto de echar por la
con lu'ro.ilau,l civil, es decir,
su propia causa u origen. con borda a todos y a todo Chuquisaca y La paz, blancos o blan-
Enojosa desde el orácipio, coides, vencedores y vencidos, todas las zonas de, la Bolivia
Ia controversia giró en torno
oficial. El hecho es que no se puede acumular precariedad.es,
Iegitirnidad constiruiiva aer
goui;;^;;;, corocación de Iaaca-Ia
pitalía o sea a la legitimid; y incertidumbres, desde el poder sin que la sociedad misma tome
porque en teoría al
;;;;ro del eje hegemónico, a su cargo la tarea de cubrir esos vacíos y aquí la palabra
iiai. -., k, ;;;;,;l Tj'JT:r:;li,'.:, ;,.#X i,Í;,:r:f
decir que un estado necesita"má,
€s uno de etlos) en el grado
a" lorll*bolos
;tf
(y Ia capiralía
para todas las cosas era incertidumbre. Pues bien, incertidum-
bre es una palabra que la política no quiere. Incertidumbre,
en efecto, en cuanto al eje territorial; incertidumbre en cuanto
en que ," a la conformación del poder o verosimilitud; incertidumbre
""ia"á-"#;;r#ffi;
expreso y menos
il,üffi#:f il,oJ:.,:l i::;.r,:,1;.," por último en cuanto a la supremacia efectual, social y militar
tico. En otros términor, ,i lu'r",]il#;Ji§,T:J,.:"il:Í: tle la propia casta secular dominante.
porta mucho si el narlamento
se reúne un día aquí y
El punto de explosión fue dado por la "ley de radicatoria',
allá o dónde se sit,ia el emblema -f"-iririgria el otro clue intentaba definir que Sucre o Chuquisaca serla en lo fu-
. de esa unidad. ttrro la sede estable del ejecutivo. La práctica en lo previo,
144
[L MUNDO DEr, TEMTBLE wrLLN.^
mostrando Io volátil que era todo, ¡i¡ILLKA l.ll'r
había sido que eI gobierno
se radicaba en cualquier ciudad ,¡rízá algo más, quizá un recuerdo de la conquista misma. En
importante de Ia república o
sea que se ffataba de un
sisrema (hay que totio caso, un espanto interiorizado. EI devastado temor a toda
tatía trashumante. Los-represenrurr'*r'a.l decir algo) de capi. rrrultitud de indios es quizás el rnás ancestral de los sentimientos
norte, es decir de La
Paz, se opusieron a ello. Fundados rkr los sectores que se identifican como no indígenas en Boli-
en et poderío demográfico
y económico de su región, que no era nuevo virr. Se podria ir más Iejos y decir que así como hay una oscu-
pero expresaba
ahora un nuevo balaná de las fuerzas, r iCad coiectiva en cuanto a la independencia del estado o la
organizaron Ios paceños
en poco tiempo una fuerza irnpersonalidad de Ia ley, por ejemplo, en cambio el impedrr
legular tun grurrd" y poa.roá .á*o
propio "ejército nacional',.-Es lrr constitución de la multitud entre los indios es un objetivo
3l posibie que La paz, sola, no
basada sino en esta milicia, hubiese rcsr¡elto y no debatible de toda una sociedad edificada sobre
Chuquisaca, sin orro recurso. fodido prevalecer sobre sus hombros. Pando, con su pesada astucia, utilizó contra los
EI ,esiierátum del triunfo de
La Paz estuvo, no obstante lo anterior, basado r huquisaqueiros este sentimiento quizá porque la formación

con Ia insurrección indígena, aymara


en su alianza r:ultural de La Paz como ciudad es menos remota con relación
en Io esencial. É,ste es
uno cre Ios movimientos in§urreccionales rr los indios que Ia cultura de aocabularios y mramillos de
más ricos y simbóricos
por. todo concepto entre los que han Ohuquisaca; pero también 1o movilizaron los indios, esta vez
ocr¡rrido en la América
Latina. contra Pando y los paceíros.
No se sabe bien de qué manera pando rrabÍa La algarada unil'ersal de los indios es el clesenlace Iineal
cierto grado de respaldo, popularidacl obtenido un de la reconstrucción seirorial de la tierra, que había iniciado
Antes de los aconteci*ie"tos mismos, I'"ru
acato enrre Ios indios. N{eigarejo. No puede asombrar el levantamiento militar ge-
Pando ro cuar cremuestra cierta inicial
yu Ilamado el tata
neral si se hace el recuento de cómo se había vivido el período
reración carismática;
pero también, de inmediato, que nada que lo antececlió. En efecto, una sombría ebullicirin ascendente
ocurre en Bolivia sin Ia
participación de los indios. I_as elecciones se advertía en los campos. Un periódico de La Paz describió
estaban hechas para
que no participaran los indios y
en realidad para ,rr" fu'uo- la situación en 1896 de la siguiente manera: "En un lapso
ciedad no se manifestara ,irro á"rtro-¿" [sec] relativamente corto, los indígenas han cometido una in-
preasignado' La insórita sonoridad
,r, cierto contexto terminabie sucesión de atropellos y transgresiones: Ios comu-
der nombre de pando está
empel.o que los no electoral", narios de Calamarca han incendiado Vilaque; los de Pucarani
lnd.ica:ldo
terés las elecciones e influían
,"íu, con cierto in- han asaltado repetidas veces la propiedad del señor Tamayo,
dándoles una cierta entonación. "r, "itrr,
aunque fuera sólo
En los hechos, el tono de pando pese a haber sido desalojados dos veces consecutivas por el
era popular y el de Fernández
Alonso señorial. Se puede ili;; Batallón Murillo; los de Yaco se han negado a pagar la con-
d. una participación extern¿ en lo electoral tribución incligenal, Los colonos clel señor Goytia se alzan 'a cada
ilyf myy. claro
e.stá
y en cambio instante'; los de Aigachi y Chililaya sostienen continuas que-
que no por ser calificadas Ias elecciones
riores dejaro, de mover§e dentro ante_ rellas; los de Tambillo y Collocollo inhabilitan constante-
de esta respiración no sufra-
qa:1te d-e lo indígena. En todo caso, la empavorecida mente la línea telegráfica; los cle Collana y Colquencha se
del vecindario y la tropa ante una reacción exterminan recíprocamente; los del Desaguadero hicieron re-
manifestación tan mera_
mente emblemática como aquella de pugnantes demostraciones de antropofagia, y finalmente, la ma-
EI Aito en *uyo a" iséá,
que por Io demás no congregaba a más
de dos mil'individuos yor parte de eilos han perpetrado en los últimos años cien
según se supo despuér, yi muy indicativa. No ataques a la propiedad y seguridad de las personas."
,¿lá-"i
recuerdo de y Ja"rindepenáencia, de lo cual"ru ,irr
La descripción nos da un cuadro de época bastante e,<haus-
-Katari
tenían debida memoria los áescendientes ¿rau tivo. Los "atropellos" por parte de hornbres tan oprimidos
de S"g"r.ú ;;;; como aquéllos, el que se "alcen a cada instante" no podía
147
146 [.L MUNDo DEL TEMTBLE wrLLl(A I I :\¡ []NDO DtlL 'IENllRl.ii \V1LI'K^

s€r sino el apresto ltara 7a rebelión, para la jacquerie. Que lor N()e§unaexageracióndecirque)ascaracteristicasdeeste
comunarios de Calamarca incencliaran Vila<1ue estaba mo& rrrr¡vimiento social-militar son extraordinarias'
trando la contradicción que se haría creciente entre camf)et '\;irate mismo, el Temible Willka, es un hombre de Sicasica'
sinos y vecinos, porque los vecinos eran como los actores de lE l\fás propiamente, de Imila Imilla, poblado inmediato a Sica'
pe.queña hacienda. Que los Pucarani asaltaran las tierras de ,¡.a misma o sea de la misrna tierra de Tupac Katari, dato
Tamayo era lógico porque Tamayo, que habia sido colabora. r¡rre Zárate no pudo llo conocer' El área originaria de impulso
clor de Melgarejo, seguramente las adquirió al amparo de lac ,tc s, movimiento se sitúa en Omasuyos, Pacajes' Sicasica e In-
Ieyes expoliadoras dictadas por aquéI. Negarse a pagar Ia con. r¡uisivi, es decir, en lo que Condarco-llama el área de expansión
tribución indigenal, como hicieron los de Yaco, es lógico por. ,icl latifundio, en la refundación de la oligarquía [Condarco
que, como explicamos, se trataba de un impuesto a los indivi. Ntorales, 1966].
duos en cuanto indios, un tributo sobre la condición racial, El mote Temible viene de sus enemigos blancos, Ios chu-
<le
Inllabilitar constantemente la línea telegráfica, como hacían r¡uisaqueños, que así lo vivieron. Lo de Willka entre tanto habla
Ios de 'fambillo, era ya un acto de sabotaje al estado pero ,i"t .uiá.t", here<litario cle su rango' que es una típica forma
también el aprendizaje de técnicas guerrilleras que, como lo <:olectiva, un legado que viene de atrás lo mismo
que la gue-
veremos, resultarían htiles. Tal la situación. lra que aplica. Es sin duda un movimiento milenarista ac-

El activo descontento de los indios era la respuesta directa ,,ruráo 1", condiciones específicas de la guerra regional
a la aplopiación de tierras cornunales que se dio entre 1868 y y de clases "r, de la formación boliviana finisecular' Es un acto
187I, primer ciclo, y 1874 y 1899. Para estos efectos y para varios cle calificación de acontecimientos "nacionales" que no
Io es-
otros, entre ellos la conceptualización de lo territorial, Mel- es entonce§ lo inesperado' Ya
lieraban de esta manera. Zárate
garejo será un fundador con el decreto de consoli,dsción (es t:s bastante expresivo el que fuera un Zárate (lo cual
no quiere
una humorada) de la propiedad de los comunarios en 60 días, tlecir que se tratase de un mestizo por sangre) el que procla-
politica que se proseguiría con la llamada ley de ex vinculación *^.u .o*o consigna: "el exterminio de esta raza [la blanca]
de 1874. Las reacciones fueron temibles desde el principio. y la constitución cle un gobierno indígena"'
La de 1868, según un testimonio por demás válido, "asumió las Volveremos sobre esto que, sin duda, es una reminiscencia
clel maximalismo implacable de Apasa' En cualquier
forma' se
¡rroporciones de un levantamiento general": "La narración de
estos combates ofrece escenas dignas de Ia conquista segun trata de la validación colectiva de un carisma simbólico here-
un testigo de la época. Se dice, por ejemplo, que Leonardo ditario, de una jefatura litrlrgicomilitar' Esto hace una dife-
.ot""pto señorial del
Antezana, el general, 'feroz sicario de Melgarejo. . . asesinó en rencia abrumadora con el altoperuano
San Pedro alrededor de 600 indios' el 28 de junio de 1869. De poder en el cual la pugna individua-l por el poder altamente
¡"tiuo de Ia vida'. No se trata de
mandar
otro lado 'entre el 2 y el 5 cle enero de 1870, el mismo Ante- personalizado es un
"t uno mismo y ante sí;
zana quitó nuevanente la vida a centenares (400 personas) i, general sino cle *urdu' en nombre de
en Huaicho'. Según Sanjinés lJriarte, las incursiones del ejér- toaó niaatgo rico o pobre tiende en Bolivia a eso' Se diría que
cito en Huaicho, Ancoraime y Taraco arrojaron una suma de las convicliones inálibles de un hombre señorial boliviano
son su superioridad dogmática sobre el indio y su derecho
tra-
2 000 indios."
dicional y personat al poder' La id'ea Will'ka de1 poder' como
É,sta es la historia de la propiedad agraria en Bolivia. Sería
del
proseguida en términos idénticos por Montes y cluraría has- oorr,rupur*, esboza un sentido transper§onal de la asunción
rn".r.lo, la impersonalidad del poder es la garantía
de su
ta 1952. -eter-
nidacl. Los caudillos asumen la calidad de Willka' es decir'
<le jete y la incorporan a sí como parte de su entidad
como
148 EL MUNDO DI'L I'D}'IBLE WILLXA I I, tr4UNDO DtrL TtrMIIIf .ii WILLKA

diciendo: Ia familia es el avllu y la patria la expansión final rcncia es en esto decisivo. Willka no habría sido posible sin
del ayllu. liatari ni los "indios de galga y apacheta" de la guen'a de los
Hay, en efecto, un Willka primero, el que resiste el decreto Ouince Años. Se podría decir aun que los Willka no habrían
bárbaro, el de Melgarejo contra las comunidades en 1g66. La sido posibles sin los Katari. Tampoco el 52, como lo verernos
madre de este willka era .na nonagenaria "reverenciada como Iuego, habría e:,.istido sin Willka. Las clases sociales y los horn-
soberana" que fue asesinada de un modo salvaje por Leonarclo Irres hacen la historia creyendo que la hacen pero en reaiidad
Artezana, el primo de l\{elgarejo. Es también un Willka el que l:r rcpiten de un modo inconsciente, es cierto que transfotmán-
dirige la persecución infernal, Ia que se hace a los melgarejistas tlola. Así como los mineros son herecleros del forastero, el
en estampida a través del yermo, hacia el perú. En la misma ccajcho y la rnita, la lucha campesina está sin duda interpelada
revolución fecieral ¡ror íritimo aparecen por Io menos tres will- ¡;or las viejas movilizaciones de las cornunidades y los ayllus.
kas sucesivos aunque no hay duda de que Zárate es el Temible. Otro tanto ¡>uede decirse por cierto de la herencia oligárquica.
f)esempeña esto un papel equivalente al de César y sin duda
es de un sabor muy poco "occidental". En todo caso, si alguna
vez lta podiclo hablarse de memoria histórica, aquí, cuando Vale la pena detenerse en la descripción operativa de la guerra,
Zárate nace en el mismo pueblo de Apasa y un tercer o cuarto riue tiene un claro tinte de originalidad y de creatividad de
\t/illka es el vengador de Ia muerte de la marlre del primer Will_ corte popular. Se puede sostener, por cierto, que los aymaras
ka, si el mismo escenario que es despojado bajo Ia rcsistencia lurcen una expropiación de la guerra, que ocupan no sólo su
de un Willka es capaz de responder con otro Wiljka rr.l;is de propio espacio, reclamo de la hegemonía en su escena; con-
treinta años después, no hay duda de que estamos ante un pa- dicionan, porque lo inmovilizan en el mismo espacio no indí-
ladigma integral. gena, v ocupan tarnbién las propias acciones militares porque
Willka es, además, el "apoderado dc los ayllus sometidos a les inrponen un tíempo. La iniciativa al final está casi del todo
su dorninio", como Zapata de Anenecuilco. Cuán legal fuera cn su{i m¿lnos. El horizonte se hace holla. Hablamos de las co-
acluello, entre indios sin duda muy inclinaclos a Ia disputa luinnas aymaras, de los ejércitos aymaras, de la logfstica aymara,
Ieguleya y con papeles, es algo que se debe investigar. En todo de la información aymara, cle Ia multitud aymara, del propio
caso, es ¡roderoso tle por si el que concurriei-an a la suerra ruido caractcrístico de los ayüraras y se trata en suma de Ia
"con su propio sistema de autoridades',, Io cual nos clice que transformación aymara de la memoria histórica y de las seña-
aun cuando sosteniamos que el patrón productivo de ta agri_ ies telúricas o territoriales en factores militares actuales. Es
cultura andina no fue alterado por la forma jurídica cle la algo que guarda grandes semejanzas con el Diario del tambor
apropiación del excedente se puede ir más lejos porque el ca- mayor Vargas pargas, 1982].
non estatal aparente (corregidor, etc.) convive, es un decir, con Por ejemplo en el Crucero: "Desde el momento en que eI
el canon estatal real o la forma estatal furtiva, subterránea. Lo coronel Pando llegó al Crucero a la cabeza del piquete Murillo,
que es seguro es que Willka es el caudillo porque es el apo- tuvo el tiempo suficiente de meditar, disponer y ejecutar, con-
derado de los ayllus que lo atacan y porque sigué ra estructrlra venientemente protegido por la 'espesa muralla' indígena para
aymal'a de auroridad por debajo, por encima y por el lado ordenar, después, su linea de combate."
del estado boliviano. Esto quiere decir que es separatista o se. Por tanto, ya no Para vencer a Pando sino para llegar a é1,
parado al menos con relación a él en su existencia misma. se debía atravesar la "espesa muralla". De otro modo, hay una
Su contribución a la guerra es grande pero también hered.i- rnuralia entre paceños y chuquisaqueños pero es una rnuralla
taria. Es Ia práctica técnica, organizativa y sentimental de lo que protege a los primeros, no es neutral.
que hicieron los antepasados. El problema de la carga o he- De otro lado, el monopolio logístico: "Su primera y mejor
150 o,L ]\ttrNrx) DrL .r!t]rIBLt! wrr,¡,t(Al r r, MUNDo DEL TEMTBLE wILLxA l5l
contribución al triunfo
[paceño] fue la guerra de ¡ecur.sos cnl Principio quinto: La lucha continua y la persecución tenaz.
torno al cuartel general de Viacha
Claro que era una tontería ur"riu, [el de"los .fr"q,r;r"q.r.n*j.i Por otra parte, el indio explotaba el complejo secular clel
el cuartel en el corazóil rrúrnero, corl un claro sentido del mito que inserta el vencid<¡
social del enemigo sin tener el lazo
Iogístico p.opio. Enü cn el vencedor o sea que, tratándose de bandos que carecían cle
tanto, emerge el uso consciente del
recurso prl.otOgi.o, esti un conocimiento veraz de la dimensión de su enemigo, se po_
es Ia insinuaiión de que algo
atroz que había existido en lo clía manipular el supuesto, absolutamente imaginario, de la
pasado podía suceder de súbito, ahora
mismo y aquí. El miedo superioridad numérica del indio en toda situación. Segin
cerval aI cercado indio ha aparecido Jáu-
como un elemento dC regui Rosquellas, que es quizá quien dio Ia mejor crónica de los
batalla: "El indio rodeaba coápletamente
las fuerzas ,"g,ri"; hechos desde su propio partido, hacia el 8 de enero, ..el número
de ambos bandos,,, Io cual deiruestra
qre tu regularidad dc de alzados llegaba a 40 000 sólo en las proximidades de La
esos ejércitos era poca aún *ás, q,re'los dos iurao, .."i
),
falsos cada lrno a su rnanera. Paz". En realidad, no eran más de 4 a 5 000.
Entre tanto, es de una extrema importancia La base de todo era la certeza geográfica traducida en cali-
Ia clecisión ..so. clad rnilitar. ;\sí, cuando se dice que rrgran nírmero de indí_
ciológica" de pando al admitir ,ro duto fuerte:
no combarirían sino bajo el mando de los
q.r" tor-irai* genas se extendían distribuidos en cordón a lo largo de Ias
indios Lir*or. Con. rutas andinas y vigilaban los principales caminos,', se mani_
darco dice que los indiás .,no conocieron
orro mando que el de fiesta el uso estratégico de la presencia constante o lucha con-
sus tradicionales autoridades de
guerra,,. tinua porque podia haber blancos o blancoides paceños o chu_
Acto pragmático si los iray po.q"r" en
el correlato de negación quisaqueños en un lugar o en otro pero no podiu ,ro haber
que tienen los factores de ia- ecuación
social en Soliolr,.;o_o indios aymaras jamás. Lo cual, sin duda, producía rrn senti_
se demostró en eI Chaco, sólo
se vencía cuando la tropa se miento de inseguridad e incógnita en aquéllos y una sensaci<in
daba en alguna forma su propio comando
o lo aceptaba al me- de perennidad en los combatientes indiás. El campesino rrans-
nos. El problema de Ia Iegitimidad
militar en er momento de Ia formaba su inferioridad, la dispersión, en ,r" ..oriór, perpet.a
es algo que ni ha= pasado por la
P":|J"
bolivianos. Cuando pando decidiá
cabeza de los oficiales de los otros, que eran todos.
,o ,".o.rocer las ..autorida- El acecho sin fin como contigüidad en el espacio y en el
des tradicionales de
tiempo más eI ruido como identiclad, esto es, ILs pututeos y
mismo y e,, toaoá,:"[i fi:1:.f;,1T::*:J?;?:::i japapeos (oqueos), más la presencia simbóIica por la vía de
Ios brazos mismos, contra los que le
habían hecho vencer. los elementos: "las densas humaredas provocadas por ros mon-
Los métodos de Ia lucha erán los que
correspondían a una toneros indios". De tal manera que no era tan cierto el que
inferioridad completa en la tácrica y lis
medios^y una ,"p";i; "las únicas armas empleadas por los indígenas eran la honda
ridad estratégica y social no menos marcnda,
a saber: fhuaraka], Ia macana, el chuzo y apenas un fusil por cada
Principio primero: .,El ataque a las dispersas
pañías de aprovisionamiento y aisladas com_ veintena de holnbres".
desprendidas'y alejadas de la zona
de operaciones.,, _
La aplicación de tales modalidades configuraba una situa_
Principio segundo: Los movimientos de de guerra general, con la prevista concurrencia de Ia po_
a todas f_ón
-
fuerzas.
rodeo las blación y todos los medios del ambienre. Dicha movilización
Principio tercero: La aproximación total (que no dejará de tener sus conrradicciones internas)
y asalto, obligando al tiene tres requisitos: primero, la existencia de una identidaá
enemigo a "medirse cuerpo a cuerpo,
con arma blanca,,. que, sin lugar a dudas, no es sólo la comunaria sino la étnica
.,La
_ Principio cuarto: ofensiva rlsuelta y arrolladora contra
en su encapsulamiento milenario; segundo, la disposición de un
los actores menos firmes del adversario.,,
plan y eso significa también de un comando acataáo y una masa
l53
152 EL MU§-Do DEL TELTTBLS w¡r-Lx,a I I, \{UNDO I]Lt. '[¡,MIBLE WII,I-KA

dispuesta; tercero, quela guerra debe ampliarse de continuo rnado con precisión por la indiada". Esto no significa al pronto
porque su ratificación en los términos previos es su ingreso sino qtrc, irientras proy".to estatal paceño, in statu nascendi
a la guerra regular, que es el territorio de los Kiaras.
"i
cn absoluto, tenia alguna remota PersPectiva hegemónica entre
La l¡ase de esta insurrección como de cualquiera otra, porque los indios §in duda, una Parte sustancial de todo), los chu-
ésta es algo así como una ley del hecho revolucionario, es la quisaqueños no la tenían ya en absoluto y estaban en una si.'
división efectiva y no sólo literal de la clase dominante. Para tuaci¿n no €n nada diferente de la que hubieran tenido en un
la subformación paceña, en el sentido que veremos después en territorio chileno habitado por chilenos. E'ste es el cenit de la
parte como el modo de ser de la sociedad boliviana, y en parte relación entre el levantamiento regionalista de la oligarquía
como resultado de la fuga hacia fuera de los núcleos del viejo paceiia y el movimiento rnilenarista clel Temible Willka'
^
Potosí en cuanto mercado, era más o menos factible que se n poriir cle ello la situación debía mostrar su§ propios equí-
diera, como se clio en efecto, la alianza leal entre los dos par- vo.or, ,, forzoso enigma. En suma, no había nadie que supiera
tidos antichuquisaqueños y aquí se aplica en efecto aquello hasta qué punto la esforzada y sin duda tenebrosa multitud
de que "el particularismo. .. iba cogido de la mano con el garr".ui de la raza aymara cumplía en efecto este papel lateral
sentido de comunidad pues ambos reflejaban las condiciones áa uro"rrrru-testigo, <1e inforrnante geográfico o de fuerza de
cansancio y hasta qué punto ela algo que tenía su propio
de-
del señorio iocalmente enraizado", lo cual quiere d.ecir que,
en el arrebato de la pasión lugareña, los caballeros paceiros tu- sig:rio. En otras pulubiuu, nadie sabla en qué grado clefendía
vieron como inpromptu primero el pensar: antes el, aymara que a"los paceñot y u LaPaz misma y en quó medida los cercaba'
el sureño: "Los nombres de Pando y Willka iban juntos." "Natta se pudo averiguar cle '1o que pasaba en La Faz' debido
Esto sin duda enseñaba una gran d.eterminación por parte al cerco de indios que la rodeaba"'
Presa estaba por tanto la ciudad de los mismos que eran
su
de la emergente oligarquía paceña. Los chuquisaqueños no
respondieron movilizando a los indios del sur entre otras razo- única defensa verdadera. Entonces, "con la incliada convertida
nes porque no podían hacerlo y no estaba en su juicio el ha- en el primer factor polltico", el enorme embrollo de no s¿rber si
cerlo. Es ya notable sin vuelta cómo vivieron este gesto, que u.oruúu o defendía se trasladó a planos más perentorios en al>
les pareció artero hasta el asco, de los paceños como una soluto y más dramáticos Porque los paceños sintieron miedo
de sú-
traición a Bolivia. "Recurrieron al terrible y detestable extre- de la propia manera en que estaban venciendo' Se pasó
mo de sul¡levar a la raza indígena." Esto es lo que explica que Uito al p.tigr" inminente de exterminio general de los chu-
Zárate recibiera el grado de general de división del ejército quisaqueños.
federal. De otro lado, que la concurrencia aymara era aceptada
'El ioronel Pando, como contó Ismael Montes' "ordenó la
de buena gana, con naturalidad y hasta con cierto entusiasmo inmediata aproximación de las cabalgaduras con la finalidad
por los paceños, lo enseíra, por ejemplo, la mención al "sargento de perseguir a los jinetes fugitivos fchuquisaqueños] más que
mayor Manuel Arancibia", "jefe de vanguardias aborígenes". todo para protegerlos de la indiada"'
Era, por tanto, algo oficial. to i*ugátt de-Montes, la de los "jinetes fugitivos"' es la de
Pando, con todo, echaba a perder la audacia de su gesto, la una clase qrr" ," va. Hizo una metáfora sin saberlo' El propio
Pando, para entonces hombre que sabía de los remoto§
suelos
movilización del aymara, con la absurda idea de que se com-
portaran como sus indios o de que baratijas como el generalato y el alrna de los pueblos de adentro, ya no atinaba a compren-
serlan convicciones finales para un hombre como Zárate. áer si estaba luchando con los indios contra los chuquisaqueños
Cierto es que los paceños no sólo se beneficiaban con las o con objeto de salvar a los chuquisaqueños para la inevitable
"vanguardias aborígenes" sino que, como decía con cierto ren- lucha coritra los indios. Tema, por cierto, digno de ser pensado'
cor Soria Galvarro, Pando "se hallaba convenientemente infor- Las relaciones entre Pando, Willka y los chuquisaqueños es
154 EL MUN-Do DEL TEMIBLE wtr-Ll(A

algo que merece ser recapitulado. En cualquier forma, '-;":::';;t"


se despierta a masa alguna irnpunemente. pandt
no ;.'r*"r,r., Aronso era ya .,,, *",,,,,,.,' ':r'i:
se ahogó en su hundirá Bolivia", "nuestras fuerzas unidas" diflcilmentc "¡xr
propio éxito inmenso.
En primer término, ?ando aceptaba que su nombre drán dominarla" [a la indiada].
y el cle Hemos llegado a Ia hora suprema del acontecimiento. Scrl:r
Wjtt-ta fueran juntos. Es más q.r. aieptarlo es deciáir que
así fuera. Era un hecho gue, a "rto; imposible hablar más claro: aqui no sólo los hechos pero las
esas alturas, pando terrín' palabras hablan de dos patrias y no de una. Hay la Bolivia
Willka como un cómplice, io*o ,n compañero militar
y socio" cle Fernánclez Alonso y Pando y existe la patria india, la da
político. La propia presencia de Willka junto con
prefectura cle Oruro, en un acto que teníi
él en la Willka.
relevancia por las No hay duda por tanto que se trata de imponer corno "presi-
circunstancias, no había sido fruto áel arar. Eso, .,a
causa de su dente de la patria india a Willka".
inescrupulosa astucia',.
Veamos cuáles son en su enunciación taxativa las postulacio-
De pronto, con todo, las cosas pasaron a significar
clos
y así como no se sabía si había que matar o salvar a Ios cosas nes del partido de Willka. Eran en realidad, visto a lo lejos,.
chu_ simples:
quisaqueños, si La paz estaba protegida por los
indios o cer_
cada por-e1los, tampoco dejaba de intuirse lo
que estaba ocr¡_ ll La restitución de las tierras de origen o "convel'tir" Ias
rriendo debajo de los dilernas aún no jugados. En
otros tér- fincas en comunidades.
minos, los de pando en persona: ,,La indiacla
inició de motu 2] El sometimiento de las castas dominantes a las naciona-
proprio una guerra de exterminio d.e Ia raza blanca.,,
lidades de origen (los términos son de Condarco).
que después demostraría saber tanto de ,,miras
. {onte1, par_ 3] La constitución de un gobierno de indígenas.
ticulares", pintó Ias cosas de un modo enrevesado
pero ilustra- 4] El desconocimiento del mando de Pando y los jefes revo-
tivo: "La indiada" p.or ..miras particulares,, y por i,espíritu
de lucionarios.
propia conservación-', se ,,irrterisó en Ia contienda y
empezó 5] "Acatamiento y vasallaje a Willka Zárate".
a hacer la guerra de su propia cuenta,,.
En todo caso, el carácter terrible que asumió la contienda, 6] La imposición universal del traje de bayeta.
sobre todo después de las hecatombes de Ayoayo,
Uma1a y tlto No significa por tanto otra cosa que todo el poder y al punto
hoza, produjo una suerte de explicable soticlaridacl
entre Ios a Zárate y los indios. No era, con todo, Io grave que Willka
ejércitos de blancos y mestizos ár, g.r".ru, eso sí,
solidaridad impulsara él mismo este programa o cualquiera otro más ra-
err contra de Io que se consideraba un enemigp común.
ilustrativo el que coincidieran en ra rinea de su razonamiento
Es clical, sino que era lo que estaba en el alma de estas gentes,.
sobre ello Pando, Montes y Saavedra, Ias tres lo que pensaban muchos aun antes de que se los dijera Zárate.
máximas figuras Tal era el contenido de la paz.
paceñas de la era liberal-republicana. Saavedra,
por ejeriplo, En la "noche triste" de Mohoza (la matanza bárbara de 120'
p,en1-aba que se trataba de un plan largamente
madurado: personas de raza blanca), cuando los jefes del escuadrón Pando,
"WiIIka meditaba el alzamiento de la raza aymara
de la Re- tropa de élite de los federalistas, decidieron retornar al pueblo,
pública".
Pando, entre tanto, daba a entender que el pals informaron (Eguino a Escóbar, en apellidos que se repetirían
una guerra de razas latente y que la obstinación a'e
contenÍa después de un modo trágico): "NIi Cura, estamos perdidos;
tos chuqui- la indiada se ha alzado; la guerra no es la de partidos, sino de
saqueños la había desatado: ,.A. ellos
[a Ios males ae ta gue;1 razas: hemos vivado a Pando y a la Federación, y nos han con-
¡xreden agregarse como inevitables tos de la guerru d"" aurur',
que ya sobreviene por impulso propio de la ráza indígena.,, testado; ¡viva Villcal "
Y otro tanto cuando se les acercaron como a 300 hombrcs,.
lir6 EL ¡,ruNDo DEL lnMrr¡LE lvrLLKA
EL r\fuNDo DEL TEMTBLE '[vrLLxA 157
cn Coato, cerca de Mohoza: "Aquí no hay pando, sino Viilca,,.
la vista, entre tanto, que el que no corta o sacrifica tampoco
iQué pensaría Pando entonces! Desencadenó algo ql¡e no
habrÍa podido imaginar jamás. En un adem¿in bJnapartista, puede totalizar, que las totalidades son sólo nominativas antes
cle su personalidad histórica, pero que esto, a la vez, la secuen-
porque tendía a ello, votó en favor cle la radicatoria o sea de
Sucre como capital de jure y facto, con el argumento cle que, cia real, no es comprensible si no se atraviesa de los sujetos
aparentes a Ios sujetos universales, que son las totaliclacles. De-
aunque paceño cie origen, era senador por Sucre. A las mis-
rnas lroras, La Paz entera se levantaba empero al grito cle panclo,
cimos que se puede hablar de ello sólo cuando ha existiclo
del mismo que habia votado contra su planteamiento. Cosas aunque es cierto que no es imposible detectar otros momentos
son dignas de ser aprendidas: cónro no ¡rudo vencer sino co¡r quizá tan ricos como aquello mismo: digamos, la fase de flujo
los indios; cómo tuvo que luchar por la vicla de los chuqui- o definición incompleta de los requisitos que preceden a la
totalización, o sea las formas de equivalencia general en un sen-
saqueños contra los indios mismos; cómo hizo matar al mismo
ticlo no meramente económico y también, por qué no, los casos
que fue Ia señal y el arma de su victoria; cómo, después de
de claudicación o segmentación de un flujo de totalización
todo, muere tirado en el Kenko en manos de los blancos pace-
incornpleto.
ños quizá porque se lo pensaba, ya clespués de todo, la muerte
de Willka incluso, cómplice de los indios. Destino extraño de Si se habla de lo boliviano en situación debería decirse que
Ironrbre perdido para siempre en meclio de la iuerza de las
la interacción -o si no, la testificación como reciprocidad, con-
siclcraclo ello tanto en términos de los mercados como en lo
cosas.
Veamos nosotros qué es Io que llevaba dentro más viejo, desde la fundación agrícola del escenario- ha dado
la consigrra
lugar a una sucrte de Geist o halo. No obstante, la disolución
milenaria de la patria india.
poiítico-espacial consiguiente a la tentativa de Amaru se pro-
siguió con la decadencia del plopio equivalcnte genclal que
estaba dado por Potosí y era en último término Potosí (pues
La historia de Zirate y sus premisas nos sirven para retornar
al principio de este excurso. La lógica de Ia reducción o sacri- Potoqí es lo que había de identificación entre Tucurnán y Puno
ficio aparece como un camino que se del:e recorr er ex ante o entre Arequipa, Santa Cruz y Córdova), por la ruina de Ia
primera economía de la plata. En seguida, en un plano dc
-l¿r obtencíón dc un concreto central de pensamiento que es elocuencia superestructural, con la desaparición de iu,re y de
también, dentro del razonamiento marxista, un concrelo de
apropiación o subordinación del objeto capturado. Se supone facto de la Audiencia de Charcas, tribunal "rnuy dado a las
intrusiones politicas en negocios de puro gobierno", que ejercía
que la historia, que es algo así como la política larga, es la
prueba de que el concreto de apropiación existe como tal. A el papel de patrocinadora, vigilante y proyectista de la uirifi-
lo que l)ar"cce, eso mismo empero no ltos da conocimiento cación rutinario-burocrática a la manera de la que otorgaba
€omo organización consciente de lo que nos hernos apoderad.o Lirna al Perú. A lo último, el desplazamiento del sistema de
si ¡ro se Iogr:a ese tipo particul¿rr de sujetos o deterininaciones monopolio, los centros interiores y Ia minería por la idea más
{ie nuestra época que son las formas de totalizaciones con_ contemporánea de la línea de puertos, textiles del nuevo tipo
cretas. Es lo cierto que la "concepción original del sistema y cornercio libre, no era en fin de cuentas sino un resultado
de producción y de consumo como un proceso circular', o indefectible: el desfallecimiento de la unificación demasiado
la formación clel "fondo común" o aun del .,fondo histó- ocasional.
rico" proponen el dilema de cuál es el núcleo en efecto de La pérdida de la actualidad autoritaria de la Audiencia, cuya
la interpelación o advocación. Esto es tanto como decir de la validez era indebatible aunque no fuera más que por la juris-
adrrocación y de la totalización cuando el,las existen Está a prudencia repetida de tres siglos sistemáticos de poder, tenla
que manifestarse entre estos hombres tan acostumbrados a que
I i¡6 EL IIIUNDO DEL IEMItsI-E WILLXA
rr. rúrrNDo DEL TtrMrBLE wILLKA 157
€n Coato, cerca de Mohoza: "Aquí no hay pando, sino Villca,'.
Ia vista, entre tanto, que el que no corta o sacrifica tamPoco
¡Qué pensaría Pando entoncesl Desencadenó algo qr¡e no puede totalizar, que las totalidades son sólo nominativa§ ante$
habría podido imaginar jaurás. En un ademán bonapirtista,
rle su personalidad histórica, pero que esto, a la vez, la secuen-
porque tendía a eilo, votó en favor de la radicatoria o sea de
cia real, no es comprensible si no se atraviesa de los sujetos
Sucre como capital de jure y facto, con el argumento de que,
aparentes a los sujetos universale§, que son las totalidacles. De-
aunque paceño cie origen, era senador por Sucre. A las mis-
cimos que se puecle hablar de ello sólo cuando ha existiclo
mas horas, LaPaz entel'a se levantaba empero al grito cJe panclo,
aunque es cierto que no es imposible detectar otros momentos
del mismo que habÍa votado contra su planteamiento. Cosas
quizá tan ricos como aquello mismo: digamos, la fase de flujcr
son dignas de ser aprendidas: cómo no pudo vencer sino con
á d"firri.ió., incompleta de los requisitos que preceden a la
Ios indios; cómo tuvo que luchar por la vida de los chuqui-
totalización, o sea las formas de equivalencia general en un sen-
saqueños contra los indios mismos; cómo hizo matar al mismo
ticlo no meramente económico y también, por qué no, los caso$
que fue la señal y el arma de su victoria; cómo, después de
de clautlicación o segmentación de un flujo de totalización
[,odo, muere tirado en el Kenko en manos de ]os blancos pace-
incompleto.
ños quizá porque se lo pensaba, ya después de todo, la muerte
Si se habla de 1o boliviarlo en situación debería decirse que
de Willka incluso, cómplice de los indios. Destino exrraño de
la interacción -o si no, la testificación como reciprocidad, con-
hombre perdido para siempre en meclio de la fuerza de las
siclcrado ello tanto en términos de los mercados como en lo
cosas.
más viejo, desde la fundación agrícola del escenario- ha dado
Veamos nosotros qué es lo que llevaba dentro la consigna lugar a una suerte de Gei.st o halo. No obstante, la disolución
milenaria de la patria ind.ia.
poiítico-espacial consiguiente a la tentativa de Amaru se Pro-
siguió con la decadencia del propio equivalente general que
estaba dado por Potosí y era en último término Potosí (pues
La historia de Zárate y sus premisas nos sirven para retornar
Potosí es lo que habla de identificación enffe Tucumán y Puno
al principio de este excurso. La lógica de la reducción o sacri- o entre Arequipa, Santa Cruz y Córdova), por la ruina de la
ficio ap;rrece como un camino que se debe recorret ex, ante
primera economía de la plata. En seguida, en un plano de
-la obtención de ufl concreto central de pensamiento que es ilocuencia superestructural, con la desaparición de iu're y de'
también, clentro del razonamiento marxista, un concreto de
facto d,e la Audiencia de Charcas, ribunal "muy dado a
las
apropiación o subordinación del objeto capturado. Se supone de puro gobierno", que ejercía
intrusiones pollticas en negocios
que la historia, que es algo así como la política larga, es la
el papel de patrocinadora, vigilante y Proyectista de la uirifi-
prueba de que el concreto de apropiación existe como tal. A
.u.i¿r, rutinario-burocrática a la manera de la que otorgaba
Io que parcce, eso mismo empero no nos da . conocimiento Lima al Perú. A lo último, el desplazamiento del sistema de
como organización consciente de lo que nos hemos apoderado
monopolio, los centros interiores y Ia minería por la idea más
si no se logra ese tipo particular de sujetos o dete¡minaciones
contemporánea de la línea de puertos, textiles del nuevo tipo
<ie nuestra época que son las formas de totalizaciones con-
cretas. Es lo cierto que la "concepción original del sistema
y corneicio libre, no era en fin de cuentas sino un resultado
indefectible: el desfallecimiento de la unificación demasiado
<le producción y de consumo como un proceso circular" o
ocasional.
la formación clel "fondo común" o aun del "fondo histó- La pérdida de la actualidad autoritaria de la Audiencia, cuya
rico" proponen el dilema de cuál es el núcleo en efecto de
validez era inclebatible aunque no fuera más que por Ia juris-
la interpelación o advocación. Esto es tanto como decir de la
prudencia rePetida de tres siglos sistemáticos de poder, tenía
ad'r,ocación y de Ia t¡¡talizaciín cuando ell,as existen Está a
que manifestarse entre estos hombres tan acostumbrado§ a que
I5B ¡jI, MUNDo DEL TEMIBLE WILLKA
'el poder viniera de arriba y de fuera a las formas intermiten:
tes y aleatorias de mando por la vía
de los pronunciamientos
:JT'.I'J ff#*" ,,,, sino con ra insurrecc,o" 'i:
de los caudillos, bárbaros á ,o qr" respondían Willka. Duraria aún varias décadas pero, bien visto, es enton-
a formas for- ces que se hacía ostensible que la oligarquía tenía ya poco que
tuitas de la determinación que o"rriu d"rá"
una base qrr. ufror" hacer.
no tenla articulación alguna sobreviviente
enrre sus partes, como No cabe duda de que los hechos estaban poniendo en el ta-
no fuera eI halo que quecló de Ia costumbre de
ártr. ¡:ete la cuestión nacional como el problema que juntaba todos
Los caudillos son empero Ia anécdota de Ia gamonali;.rotor.
zacihn los demás. Ifemos de ver por tanto este asunto en su contexto
clel poder, esto es, aer látifundio como horizo,re
rJe visibilidad general, en un análisis hacia Bolivia.
una vez destruidas, o debilitadas las ligas del
espacio clásico,
del_rnercado potosino de la jirrispru«iencia uplurtun-
'te rle charcas' si uno ,ee¡ un liüro'como
¡ropia
r.Ttimos días cotonia- N[arx escribió que "como primera gran fuerza productiva se
les en el Alto perú puede percibir hasta
qué punto esto, Ios presenta la comunidad misma". La forma de 1o colectivo o lo
,subcentros y subculturas col,oniales,
para .rodu d"rpr.orirtus de gregario es algo que ha importado siempre muchísimo a los
sus propios encanto§ y pat'iotismo de^
rancho, .o.rt".ríur, .e vie- hombres y lo que se sabe desde sierrlpre es que unas formas
jo verdaderos entramados antropológicos
'cerrada locarista, como chuquisica: rcorte
y políticos de estirpe resultan más eficientes y adecuadas que otras con relación al
ceremoniosa, contro- menos de fines determinados. La propia discusión del óptimo,
versista y. que contenía nada menos que a los doctores,
-falaz",
gremio "de ese instinto no menos razonad.oi que vimos en el capítuJo anterior, pertenece en verdad a este
qrr" a.ro.rpuao, ámbito. La nación, por ejemplo, es una forma específica de exis-
que siempre habititó a sus indivicruos en h
sáciedad coroniar ¿encia y aglutinación civil pero no toda sociedad civil es una
Para entender y consultar y dirigir, y cuyos titulares más de
ula ocasión habían mostrado engreidísimo espíritu nación. En principio, por eso, esto no nos dice sino que hay
de cuerpo,, hombres homogéneos que tributan a una sola identidad. En
[LIoreno, lg78].
La propia gracia clel abigarramiento coronial, otros términos, se trataría, dejado así, de algo que pertenece
sólo interrum_ a ia esfera estirnativa, como quería Weber: habría nación donde
pida por las "densidades continuas" mosúacras con
tan aterra- "los hombres se sienten nación. Explicable es, por cierto, que
garra por Katari, Ia guerra de los Años,
$91a euince Belzu y se suponga que es lógico que hornbres homogéneos producen
Willka, era por tanto como una premonili¿n ae for'a"qgu..u-
mientcs no evitables de una cieria unificación una voluntad politica unificada con mayor facilidad o que la
había perdido su fetiche y su señuelo para las
*"tif.áu'qr. voluntad estatal se extiende y cumple de un modo más eticaz,
almas. con llaneza mayor, en una sociedad civil que la recibe con
En la política en general y mucho más en Io que
se puecle formas homogéneas, formas que responden de manera análoga
Ilamar la politica d.e las estructuras (para contraponerla
'que se conoce como la política a la a la misma incitación. Ello no obstante, las cosas sin duda son
de las superestructuras), Ias más contradictorias y complicadas porque es no poco impor-
.cuestiones pendientes
pesan de un modo tan grande que im-
piden el funcionamiento del conjunto de Ia tante lo que podemos llamar la profundidad o densidad de la
ñlación.,La ca_ {onstitución de una nación y no lo es menos la certeza o pene-
pital itinerante era como un símbolo de que
se había disociado tración del estado porque un estado puede disponer de for-
porque era obvio en lo obvio que se úafaba de
una decisión mas muy avanzadas ), sin embargo, no pertinentes a su so-
que se posrergaba. Vino luego lo que podría llamarse
la se- ciedad, etcétera.
,gunda espacial, en la falta de validez efectiva
3e¡tió1
rterritorio legítimo, como- era Cobija. por .r, ,r, En su punto esencial, Ia cuestión puede resumirse de la ma-
riltimo, h i;;"g""_ nera siguiente. Difícilmente podrá hablarse de capitalismo en
,ción paceña de Chuquisaca. No se
perfeccioná ;i;?;- rigor sino con la propalación general del mercado o lo que se
"l
162 EL MUr.iDo DEL 163
TENTTBLE wTLLKA I I, MIT'NDO DtrL TEMIBT,E WILLKA
Por tanto: "La independencia personal fundada en la de. lico, como el del propio Marx, hacia lo abigarrado tendría cles-
pendencia respecto a las cosas es lá segunda forma importante
en la que llega a constituirse un sistenia de metabolis¡rio ¡rués consecuencias políticas importantes. Esto mismo puedc
social rlesarrollarse de otra manera. Nadie duda de que puede existir
general, un sistema de relaciones universales y de
capacidades rlesarrollo capitalista sin que exista todavía la nación en la
universales" fMarx, t97l: g5].
I'orma de su paradigma teórico. La propia Inglaterra, con §u
La nación y su derivación compleja, el estado nacional, se. rnodelo yeoman-citoyen-descampesinización-baconismo-industria-
rían entonces algo así como ra aroiución de este "metaborismo lízación, es un ejemplo de cómo este proceso no es incompa-
universal". En orros. términos, para que ella exista (la nación)
tible con ciertas supervivencias, a veces muy grandes, de formas
se requiere que se dé un acontecimiento que contenga
la diso rro capitalistas. Debe convenirse a la vez en que tamPoco es
lución d1 "rígidas relaciones de depéndencia plersonales,, verdad que un colchón de este tipo sea imprescindible para
.las
y la aparición de un nexo transpersonal o, al l¿r subsunción real, es decir, la aplicación en nlasse de la cien-
-".roi, un acon-
tecimiento que equivalga a ello .r, ,r, pretensiones de
valid.ez. cia como racionalidad general, la técnica y la máquina al acto
Hablaremos luego de Ia hipótesis preiapitalisra de naciona-
productivo. Habrá formas autoritarias de la subsunción real,
lización.
como la japonesa, donde no se puede decir que haya coinci-
En tal sentido, está compuesta por hombres por un instante tlido con una reforma intelectual sino en su élite IvIeiji, o for-
libres de sí mismos (porque er si mismo contienle acluí ra inser-
rnas poscapitalistas, como ocurrió en la Unión Soviética. Esto
ción ideológica previa) y por consiguiente, ahora ií, hombres
es cierto. No obstante, el que la implantación del capitalismo
libres a secas enfrentándose a una suerte de interpelación
llamado, hornbres que se suped.itan (suped,itación reat). Esto
o o la industrialízación poscapitalista se den sobre una plata-
forma nacional (de intersubjetividad previa) o el grado en que
hace un paralelo completo con el momento de la subinción
se construya o n<» el argumento nacional, la medida en que la
formal porque en efecto la suped.itación se refiere, es verdad,
al propia subsunción de la ciencia a 7a producción y la vida
sometimiento del trabajo al capital; pero apunta, aun más
que cotidiana no se convierte en actitudes de la masa o sea en los
a ello, al acro de la aceptación de la nueva icepción del
tiempo. perfiies internos de la sociedad, todo eso sin duda nos habla
El hombre acepra la_ autoridad que reglará su disciplinu y, '.r, de un grado o de otro del desarrollo de esta "fuerza produc-
consecuencia, recibe la multiplicación del tiempo.
E-rrtre turrto, tiva" que es la totalización. La fuerza, trágica a veces, de las
así como es distinto un hombre que se hace libre enfrentán-
clases y de la multitud pero también de los Estados y de las
dose con el capitar industriar que ii logra tar cosa respecro
cler naciones en nuestro tiern-po es la manifestación de tales even-
capital comercial y dependiendo todo .llo urrn de cuál sea
el tos profundos de la sociedad.
grado en que un capital se piensa a sí mismo inclustriahnente,
El problema, como resulta notorio, es más extenso que todo
es decir con la cabeza tan capitalista como sus propios actos
esto. Las naciones, es 1o cierto, son la base o las unidades del
productivos, así también el carácter de la interpefación de-
mercado mundial, esto es, mediaciones entre la mundialidad
penderá del grado de su externidad. Es distinto ei efecto si er
y el trabajo concreto en una suerte de doble vida; sin embargo,
núcleo del llamado es construido por qna acción o proceso
el sistema mundial es a la vez un rival de la constitución cle
democrático-colectivo que si lo recibe de un rnomento
consti- los estados nacionales y en realidad el g¡ado de su éxito de-
tutivo extraño, en el cual no ha puesto nada.
pende en gran medida del grado en que e§ capaz de internali-
Eu los hechos, cuando Lenin escribió que el estado nacional
zarse dentro de los estados nacionales lo cual es impedirles su
es el escenario ideal para el desarrolro clir capitalismo,
se ate- identidad o soberanía, que es su intríngulis. Todo estado na-
nÍa sin lugar a dudas a un criterio sublimiirar en todas ras
cional, por otra parte, es el enemigo de otro estado nacional,
exposiciones de Marx aunque es cierto que su desdén
cientÍ- no hay retórica que cambie tal cosa y en esta materia nadie
164 EL MUNDo DEL TtrNTrBLE WTLLKA

busca cosa distinta que su propio bien comprendido como


algo
;" ;';;JTionarización que se ¿".iuuuu ¿. ll
no intercanjeable con nada. Lo anterior ocurre en una medicra
radical en absoluto en ra relación entre ros estados nacionare¡
';;ffi"
rcntralización administrativa y el equivalente ocasional. La
originales y los second, comers. plata de Potosí, en todo caso, no era lo mismo que el trigo
Lo de la internarizaciót ideal del estado nacionar céntrico rle Italia porque mientras exista Italia existirá el trigo; en
en el peri{érico es no poco comprobable: no en balde se habla cambio la plata es algo que debe perecer. Si voivemos a la com-
de lo nacional-popular y en carnbio todas las crases dominantes ¡raración, Chuquisaca, que quería dominar pero no conducir
periféricas son partidarias incondicionales de la lógica del mer. o sea contener 1os intereses del conducido de un modo hege-
cado mundial. rnónico, no cumplía entonces lo que se ha llamado "la función
De Ias proposiciones anteriores se derivan las imposibilidades rlel Piamonte". La Paz a su turno parecía una suerte de pe-
-
del riueña Prusia al vencer a Chuquisaca pero no asumió ese papel
estado nacional en el mundo de hoy. Es bien cierto,
por
un lado, que el ámbito privilegiado puru iu realización o ptrÉr,o ante Chile (ni podía hacerlo) de tal suerte que, aI ser tan
en punto de ciertas fuerzas productivas como el hornbrá ribre rlifusa e inconsistente la percepción de la pérdida de la costa,
y su correlato que es el poder impersonal, Ia subsunción for. no hubo una Francia que desempeñara el papel de incentivo
mal corno requisito de la primacía de la forma-ideoiogía, trnificador frente a Alemania. Se necesita con todo saber por
como
mernoria del castigo, sobre el castigo actuar o irresiitibiridad qué todas las vías se complican en el camino y se frustrarán
o aparato represivo es el estado nacional. De otro lado, la
sub-
l, cuáles son los elementos de nación que se han dado en
sunción real misma no interesa dernasiado como un efecto en Bolivia.
acto cle No es inútil referirse a la definición de Stalin puesto que,
Galileo en su torre sino cuando se convierte, Io misrno
que
la.igualdad, que es su premisa, en un prejuicio g.r..ul y'e, ílunque nadie trabaja hoy en esos términos, sin embargo es
evidente que ella, la subsunción real, áo,rrr" *";o., por la más recogida de todas. En 1o que se refiere, por ejemplo, a
de_
cirlo así, en una nación o un estado nacional. Eso todo una "comunidad estable, históricamente constituida", lo r¡ue se
po,"rr-
", como
te. Pero no Io es en menor med.ida que eI estado nacional, quiere decir sin duda es que no se trata de una simple comLl-
voluntad predefinida y enlazada a un solo cuerpo continuo, nidad de raza ni de un contrato tribal y en vez dc cllo se
no se da con tal puridad. Después de las naciones centrales no refiere a "una serie de agrupamientos cronoll-¡gicos significa-
hay sino modos patéticos cle actualización de los estados nacio tivos", corno dice Pierre Vilar. Esto es verdad pero nadie
nales fuera de ellas. podría negar que la comunidad racial (y aun más clue ella, la
El estado nacional es lo que ocurre cuando la sociedad se étnica) es un elemento coadyuvante, favorable y a veces decisivo
ha convertido en una nación o sea cuando el estado quiere para la nacionalización. Puede ser algo estimativo pero Perte-
en nombre de la nación lo que ésta quiere que se quieri nece a ta órbita de los hechos poderosos y primarios. Para
por
ella. El esrado sin duda puede ser la condición de iu ,ru.ürr, luchar contra el racismo no se necesita decir que esta referencia
su previedad y es lo que ha ocurrido casi siempre pero carezca de significación efectiva. El símbolo de la exterioriza-
tam_
bién la inversa, que Ia nación pre-exista al estad.o. ción física del hombre es sin duda una señal que nadie puede
omitir aunque es cierto, quizá por su misma rotundidad, que
sólo procura una identidad aparente. La ftterua de su mani-
Esta misma discusión no es tomada aquí sino en lo que con- festación contrasta mucho con lo relativo de su contenido' Es
cierne al estado de la situación en ra Bolivia de aquelra crisis cierto que una intersubjetividad profunda suele fundarse en
nacional general. En el acontecimiento mismo uro*u., la Ia supremacía de la identidad sobre la heterogeneidad y esto
ca-
beza hechos agregados previos. Lo era, por ejemplo, la ruptura es un recurso de la aproximación como otro cualquiera. Es
lrueno por lo demás que los hombres insistan en lo clue son.
167
166 EL MU¡-¡x) DrL fEI\rrBLE WTLLKA EL MUNDO DEL TEMIBLO WILXA

Con todo, es un dato siempre primario y rudimentario y lo§ respecto de la nación. No cabe duda cle que los norteamericitnos,
pueblos que depositan la clave de su comunidad en esto son qrr"ro tienen ni aun un toPónimo peculiar para referirse a §l
por fuerza pueblos elementales o pueblos no elementales que *ir*o, pero si una identidad coherente, existieron primero y
se revierten a 1o elemental. En todo caso, nadie podría ignorar se dieron después su propio espacio, aunque es cierto que -el
que en muchos casos (y asi se demuestra que es vicioso razonat alguna medidla ni Texas ni Atacama serán nunca en verdad
sobre lo nacional al margen de los casos históricos o casos norteamericana o chilena. De cualquier manera, es claro que
dados) la simpatía racial ha sido un nexo causal para el reco- la razón de ser del territorio resulta supeditada en general al
nocimiento nacional. Por otra parte, no hay duda de que Ia acto articulatorio, que es la esencia de lo nacional'
calidad de los acontecimientos incorporados determina la selec- Cierto es, de otro lado, como decía Grarnsci (que era sardo)'
ción nacional y no es algo distinto llamar a eso momento cons- que un idioma es una concepción de1 mundo' Es también' sin
titutivo o agrupamiento cronológico significativo. Los hombres errrba.go, un movimiento. Lo que llamamos idioma nacional no
se remiten siempre a determinados acontecimientos profundos últi*o término sino el modus aiaendi entre las lenguas
que son los puntos de partida.
", ",
o elementos que concurren a la nacionalización o si se quiere el
I-as cosas son más complicadas en lo que atañe al territorio término tingtiistico en el que se ha instaurado el pacto y' en
aunque su función y oficio no es menos fiuida. Al aconteci. este caso (no en balde dice eI propio Gramsci que
"la nueva
miento de la revelación o nacionalización (la interpelación) civilizacióri nace dialectal"), califican a la lengua centralizadora
se asiste sin duda con un cuerpo viviente y cor] un rostro pero, o ésta se impone por la vía de la selección darwinista' es decir'
tan importante o más que ello, es que ocurre en un paisaje una lengua destruyendo a otra. Por 1o mismo que se dice que
es una áncepción-del mundo, eso debe indicar que el
idioma
o contorno. La función hermenéutica del espacio es, con todo,
un factor dependiente porque está calificado por 1o que ocu- atraviesa ,éburo su formalización' Si las cosas se ven asi la
y
rre en é1. Algunos pueblos (éste es el caso, el de Bolivia) no son lengua dele contener la humillaci<in, la opresión, la elocucit'>n
explicables cuando se los desprende de su escenario. La exis- del hecho y sll§ contrarios o sea que es un discurso sobre el
tencia apropiada del espacio está sujeta a patrones organizativos mundo. En todo caso, no es r¡n hecho social neutro' Si el dis-
propios alrnque sin duda los ha determinaclo en su origen. Es curso es sólo una rePresentación, no es nadtr: se suPolle que
absorbe de un modo morfológico el hecho social y es a la
vez
algo determinado en buena medida por la agricultura y aun
por el tipo de ganadería (porque no se puede practicar ni una el programa de la socied.ad ante sí' La inflexión sin lugar a
cluáas intlígena o africana de los diversos acentos con
que se
ni la otra de un modo espontáneo) porque la recolección era
sin duda muy Iimitada en sus posibilidades. El retorno de los habla el castellano en Bolivia y en cualquiera parte de la
América no es un mero déficit con relación al español del
siglo
hombres es en realidad una respuesta al rechazo de la tierra
lo cual crea una simbiosis intensa. de Oro. Es la forma <le la apropiación de la lengua o las con-

Esto, no obstante, no tiene por qué no ser menos instrumen- secuencias lingüísticas de la propia inserción en un nuel/o
tal. Al fin y al cabo, decir las cosas asi en términos clausura- mundo.
dos parecería sugerir un estatuto de subordinación a lo natural LosepisodioslingiiísticoseinterlingüísticosenBoliviason
y Io cósmico que es mucho menor en la realidad. El optirnismo .o*o um incitación hacia esta problemática' No sóio por la
supresión sin lugar a dudas darwinista del puquina sino
por
frente al cosmos que mostraron hombres como Marx es el
la pertinacia o insistencia de la lengua ayrnara que' como len-
fruto de ser hijos de una época en Ia que la subsunción real
ha ocurrido en lo previo. grrá, cqrrirule en esto, en la resistencia, a lo que Grieshaber y
En
Tampoco es necesario extenderse mucho en cuanto al prin- árro, hu., detectaclo con relación a Ia forma comuniclad'
cipio de posteridad que tiene en algunos ejemplos el territorio cualquier fornra, el quechua, que ahora es visto por rnuchos
lGS LL N{IrNDo DEL TEMTBLE wtLLt(& I I If I-]NDO DEL l'trTÍIBLtr WILLKA
como una lengua originaria, fue en realid.ad un resultado
inserción mitima, es clecir, una imposición cultural
de l¡ Ir)s vascos o por los bretones y en fin, por el conjunto de los
coercitivl ¡,rreblos, Alsacia incluida, en 7a interlocuci(tn de la revolucitin
o si se quiere un caso típico cle hegemonía negativa. I-u
quir lliurcesa. En estas condiciones, la gamonalización de la formación
chuización f"orzosa fue er antecedenre de ra
dÁquechuización, rocial boliviana, ¿nada tendrá que ver con la fragmentación,
forzosa que intentó Areche. Se convierte iuego
en una de lal \:r que no del quechua ni el aymara, pero sí del español mismo
lenguas generales del perú y por riltimo en Ia
lingua franco ,lrre se habla en las regiones? ¿No es acaso hasta hoy mismo
de Potosí o sea del extrañamiento que el sistema mlrcantil
Potosí determinó. Este papel del quechua, que
d0
'iqnificativo que el país con población o carga indígena consi-
es ahora el veo ,lt'rable y sin gran propiedad señorial (sin aristocracia terrate-
tor comunicatorio más general en el país con excepción del
niente tradicional en la práctica), el Paraguay, desarrollara de
castellano, como lengua conquistadora o superpuesta
cle un rrn rnodo fluido el bilingüismo llano en tanto que ello no se clio
modo unánir,e para toila región que no fuera- er valre
cuzco expresa con los incas, con ra minería coronial o
der
'ino de un modo esporádico en México, Perú y Bolivia cuanclo
con ro¡ lrrrbía sin ducla una verdadera cacería lingüística en Guatemala
forasteros una cierta matriz social determinada.
si ra manera v El Salvador? Pues bien, todos éstos, los no bilingües, son
de la nacionalización
¡»lríses de predominio servil en su cuadro productivo. En tsoli-
a Ia casteranización *T:,#?:.':'J ;:iif ;liilX$";l,:j
de¡renderá también por tanto d.e ra resolución cle l=os
via, con la excepción enjundiosa cle Cochabamba, cuyas carac-
conteni, terísticas tan fundacionales se verán después. Aqui mismo aso-
dos culturales de ras ruchas de crases. No sería farso
en nada rna el principio de un planteamiento que no viene de la nada.
:gstener que hay una "economía moral" de Ia distribución l,is el que demuestra que el doctrinarismo monolingüista o bi-
lingüística.
lingüista deberá remitirse, 1o quiera o no, a lo que se llama
Tampoco es necesario detenerse mucho en una reducción
al lrna proposición de masa o sea a un recaudo democrático. Lo
absurdo de Ia proposición cle Stalin: al no tener
un iclioma rlue importa en consecuencia es la estipulació¡r de masa, es
común previo, ros actuares franceses o ros actuales
itarianoc <lecir, la modalidad adoptada, de un modo espont;inco o no, por
no habrían podido convertirse en nacionales. La muralla
china los hombres que entran en,el acto de nacionalización. En otros
sería entonces el no-disponer cle una Iengua
previa y flagrante túrminos, importa el alcance de la intersubjetividad y no la
un-ificada. Se puede hacer reparo a ello diciendo, .oáo
lortra lingüistica que lo encubre. l,a lengua es sólo el testigo
gable, que la formación del idioma suele ser parte "r"irrru.
coetánea de tle la nacionalizaciórt y no su condición. En el momento de su
la formación de la nación y en esro significa irrru .oro
de Alighieri o Lutero y offa Ia formaclón popular
a pup.f iutensidad comunicante, los pueblos pueden abandonar su len- rl

ae ta lágua Sua puesto que está probado que están dispuestos a retirarse
castellana. A esto se le ha Ilamado el ,.nudo
histórico,,: ..El de su visión del mundo y la ltengua no es sino, en efecto, una
vicio de origen del nuevo estaclo burgués, que no había
sabido < oncepción del munclo. Tener al bilingüismo como una difi-
fundar su constirución e¡ la ampria base económica y
social t uitacl u obstáculo para ia iclerrticlad paraguaya o cochabam-
de una revolución agraria y campesina que liquidara,
con el bina es r¡n sinsentido. I-o bilingiie es, por la opuesta, su iden-
monopolio te.rateniente, un atra§o semifeuctar qra ,,o
era sór,o tidad. Es una solución popular de tipo caracterlstico allá donde
del lVlediodía."
es en efecto una actitud universal del pueblo. Pero con eso
En otros télrninos, en la fundación del Hoch Deutscñ esta.
rros referimos sólo a cierto bili¡reüisrno, el de la identidad
ban Ias razones rle la. vía iunker y la unificación de
l, l.;;; tlemocrática autodeteruri¡rada. No hay cluda de que, en otras
conrenÍa una premonicíón o destino. Historia distinta
sin aida circunstancias, el bilingüismo puede ser una forma d,e opresión.
de Ia exitosa resistencia vasca, catalana o gallega al espaRol
o Ia incorporación del francés por los italia;os á Uir" "\si es vivido al parecer por los vascos y catalanes.
á por Con toda Ia importancia que pudieran tener los argumento§
l7O
EL MUNDo DEL rEMrBr,E wrLLxA
uL MUNDo DEL TEMTBLtr wTLLKA l7l
raciales, espaciales-y lingüisticos,_.Io
que Stalin llamó proble. csto en Io que radica La base material de Io nacional en cl r¡ro«ltr
mas de "vida económica,, y de ..psicálogía,,
cultur.a son sin duda los que tienen
o comunidad de cle producción capitalista.
un v=alor *a, .rrr.frry"nro Si se conviene entonces en que hay diferentes vidas econ<i-
aunque no tendrían sino un signi{icado
relativo si no los iem! micas en común, diríase por el contrario que la existencia dc
tiéramos a su fase orrglnarla, esto
es, a la discusión del me formas de vida económica en común premercantiles es a veces
mento constitutivo. $
En principio al menos, una cosa y la otra, el obstáculo más formidable para la nacionalización de cortc
y psicología, tendrán que hacer con el concepto, vida económica capitalista porque cristaliza y conserva a la "nación" precapi-
conspicuo de ciertos países capitalistas que es más if talista o no capitalista.
avanzados, de descam. En cuanto a €sto, si bien la integración horizontal tiene una
pesinización o forma occiclental *
de la acumulación originaria gran importancia (desde la supresión de las aduanas y la erec-
(11 en que afecta a la cultura agr:ícola
1anla
originaria). Ello es empero rudirnenrari
Ia acumulación ción de la infraestructura nacional del mercado hasta la abo-
o ab origine. En fin de lición de las formas no racionatres de la moneda, como el dinero
cuenta§, e§ una simpleza el solo
hecho de hablar sin más femenino, etc.), el lado de la integración vertical la tiene en
de "vida económica
obvioquer,uyro,*ui"a jT#;,l,lJlffi lrj##;ff IrJi# una medida aún mayor porque se refiere a la conceptualización
Ia mercantil. Si recapitulamos un tanto las democrática «le la sociedad. La igualdad es la unidad o, al
cosas, d;;*;, menos, no hay verdadera unidad sino entre iguales. La base
si la forma mercantil es decisiva no lo ;;.
es
vende sino que ro es por el carácrer ,.r.r,il;1J""TJiT$:f"X de masa de la autodeterminación proviene de ello: un pue-
mercantil perfecta que adopta. ..El dinero blo de hombres iguales tiende a la autodeterminación como una
r¡o nace de una impulsión natrlral; la autodeterminación no democrática, entre
convención, así como tampoco nace
de una convención el es- tanto, se funda o en un mero élan mesiánico o depende del
tado. Nace naturalmente del cambio
y, en el caurbio, es su pro- estado del alma de los que mandan, no es un hecho estructural.
ducto" [Marx, lgTt: g}l.
De otro lado, la corn:posición del obrero total y la del capi-
Puesto que el alter o referente mercantil
es una condición talista general no pueden ser ajenas a episodios como los des-
tan decisiv¿r para el yo, por consiguiente,
debe ocasionar una critos y son por eso resultados <Ie comportamiento colectivo
suerre de reciprocidad compulsiva
á interpenetración. para ello a partir del mercado entendido como interacción universal.
se requiere sine qu,a non la validez factual clel
estatuto de ex- Sobre todo en lo que se refiere a lo segundo, al capitalista
trañamienro o sea el acrvenimiento colectivo, porque mientras menos privada sea la retención del
der individuo juriaicamenie
Iíbre, que es una suerte de ciucladanía plusvalor será por tanto más nacional. En otras palabras, no se
económica pero tam-
bién, de inutecliato, la supeditación al trata sólo de que las cosas sean nacionales en su extensión o
rnercado, esto es, Ia
subsunción formal, que es un auténtico apariencia sino también de que la propia circulación del plus-
pacto de poder entre
el capital y Ia fuerza de trabajo. Esta misma valor e incluso la velocidad del ritmo de rotación del capital
forma de ,,vicla
económica en cornún,, puede o.urrir (porque está sin duda más unificado mientras más veces circule)
por tanto con un mayor
grado de participación desde el individuo hablen Ce prosecuciones cualitativas de la unificación. El estado
desprendido o como
un hecho que le sobreviene. Es demasiado en fin de cuentas no es sino la producción de voluntad política
evidente q";-;;
grado de consenso con que suqeda Ia (porque "quiere" por la nación) referida a la existencia del
subsunción formal Ie da
una connotación distinta a cada pacto corpus social. En cualquier forma a la vista está que no tocla
constitutivo. Es tal in_
teracción generalizada Ia que ,procluce "vida económica en común" es igual a otta ni tienen todas los
Ia sustancia social o mismos efectos. El mercado profundo es gradual en su carácter.
materia nacional que lo rnismo-puecle
Ilamarse valor es en
1, Es el que señala más allá de toda duda el grado de conforrna-
172 IiL I\{UNDo DEL TEMII}LE I'VILLKA I ?:t
L.L MUNDo DEL .l.EMrBl.E lvjLLKA

ción de la colectividad como fuerza productiva. Se puede estar La instancia económica de la formación nacional, que taln-
haciendo los mismos actos pastorales en común e incluso refe- bién puede indicarse como aquélla del tránsito del cambio [or-
ridos a una tributación cenffal sin que eso tenga un efecto tuito al cambio general, y su correlato ideológico o cultural,
de nacionalización en el sentido capitalista. por ott.a parre, la formación del inconsciente colectivo, se fundan ambas en la
dentro de una rotación sofisticacla, es posible que ella ,á ,.a- ?, peripecia dada por el momento constitutivo. Un razonamiento
,ti
lice sin necesidad de un idioma común y ni aun de una psico- :i material sobre la historia no puede sino luchar de modo cons-
Iogía común. ,!
f' ciente contra una malversación de este concepto, es decir,
En torno a la producción mercantil de la nación habría que
1
al culto de Io primigenio, que remitiría el conjunto de la
hacer otros dos señalamientos. En las formas fragmentarias o ¡ vida a protorrecuerdos o protofantasías en torno a Ios arque-
dispersas de lo mercantil se requiere que el soporte cle Ia tipos colectivos. Esto, como se sabe, tuvo una derivación ar-
sustancia social sea, corno se apuntó a propósito cle potosí, algcr chirreaccionaria en Jung; pero eso no obsta para que deje
perdurable o constanre, La desaparición del soporte del mer-
&
* de ser verdadero que "como el individuo no es sólo ser ais-
cado con Ia crisis de los azogueros ocasionó la desarticulación { lado, sino que presupone para su existencia relaciones colec-
de aquel naciente rr¡ercado interno. Es cierto que lo cle pot.sí *E tivas, el proceso de individualizacion no conduce al aislamiento
era volátil no sólo porque era un mercaclo fortuito o perece_
4.
sino a una conexión colectiva más intensa y general". El
dero sino que se fundaba, en lo que se xefiere a su base, en la i .
supuesto mismo cle la predestinación en materia histórica con-
comercialización forzosa y el comercio demiírrgico. Esto agravó : duce sin remedio a una visión irracionalista y en último tér-
{ mino <larwinista de las cosas sociales. La leyenda de la eterni-
la gamonalización de la economía y diferenció en un grado con- m
'siderable Ios patroqes del desarrollo social de las regiones apar- * dad de un destino no ha tenido otro curso que éste. En cambio,
s
te de que se dieron a un modelo centrífugo de desarrollo. Se es notorio que cada sociedad vive momentos constitutivos de
§:
puede decir que la formación social experimentó una regresión ri diferenre intensidad y situación en el devenir y que existe por
porque jamás se habían expresado las tenclencias dispersivas
1'
lo demás 1o que se puede llamar el deslizamiento hegemónico o
I
de una manera tan irnperiosa como en la lucha regional y la tl
constitución sucesiva, aunque es cierto que sólo dentro de la
lucha de clases que aparecieron bajo el rótulo común cle la re- lógica de un óptimo social avanzado. La selección democrática
volución federal, Io cual sin ducla hace una comparación desfa- tiene sin duda ese sentido, con todas las limitaciones que prc"
vorable con relación al mercado potosino y aun a su anrece- vienen del marco dado por la naturaleza de clase y por la
tlente prehispánico. En cuanto al primero, se había daclo sin producción coetánea de disponibilidad estatal y forrnación ra-
duda lo que Sereni llamó "un mercado nacional por mercados cional de la volu¡rtad política. El propio evento revolucionario
regionales adyacentes". En realidad, Ia matriz ideológica de es una forma catárfica y catastrófica de enmienda de la his-
esa época o impregnación es lo rinico que permitió sobrevivir toria y contiene un elemento de selección que se otorga a la
a la nación por sobre las proposiciones claramente centrífu- masa en cuanto ella es el hombre social (de nuestro tiempo)
gas y a veces liquidacionistas de las clases dominantes en Ia en Ia práctica.
república. En cuanro a Io prehispánico, había existiclo una Si es indudable que tal acto originario no es algo que pueda
cierta homogeneidad pasiva, propia de este tipo de acumula- explicarse al margen de la coyuntura propia del hombre en
ciones, que dependía del cemento estatal de un modo inven- situación de extrañamiento, tampoco por eso puede deducirse
cible (sociedades esratólatras), de tal manera que cuando los que la descampesinización forzosa, a la manera de la inglesa
españoles tomaron la cúpula del sistema éste perdió de inme- y la stalinista, sean el único camino. La "disolución de todas
diato su organicidad y se replegó a los bastiones elementales Ias rígidas relaciones de dependencia personales", corno lo
de la resistencia, como la agricultura y el descontento callado. demuestra el ejemplo francés, no requiere una solución necesa-
174 EL MUNDo DEL TEMTBLE wlrl-KA I;L MUNDO DEL IEI{IBLE WILLKA l7t'¡
riamente social darwinista. Debe decirse que en esta materia rados" pero famélicos, raíz indudable del "individualisrno ¡>o-
las exégesis monistas han tenido resultados devastadores. Hay sesivo". Configura ello todo sin dudas un momento constitu-
una suerte de nihilismo positivista que ha surgido de ello y que tivo incuestionable. Ahl mismo se advierte empero lo inade-
es hoy una escuela entre quienes estudian los problemas áel crtado de la designación de este ciclo como momento aunque
desarrollo. Sin embargo, no es posible escalar en Ia exposición es cierto que la idea de acto no está ausente en ciertos rasgos
sin una cierta descripción de su paradigma. suyos como los enclosures y la expulsión de los labrad.ores. Las
IJn momento constitutivo caraiterístiio, en efecto, es el in- modalidades estructurales y sup.erestructurales inglesas, incluso
glés. Al menos es el más conocido. Una reunión casi milagrosa lo ecléctico de una revolución burguesa primigenia coronada
de condiciones que post hoc parecen todas dirigirse a la cons- por el fracaso político de la burguesía y el renacimiento pac-
trucción de lo mismo, el proceso inglés, se cla aquí de un tado de su enemigo, resultan fases del desenvolvimiento de
modo sorprendente. No es sólo la brevedad relativa del feuda- csta trama cuyo secreto está quizá en la construcción de las
Jismo inglés, lo cual sin duda debía dejar menos recuerd,os bases agrarias de la industrialización. Para ios ingleses poste-
feudales que el milenio francés, pero también una secuencia riores esta tabwla rasa, la tieua antes de convertirse en mercan-
que va desde la interaniquilación de la fuente aristocrática cía común o sea el rnomento premercantil de la concepción de
en la guerra d,e las Dos Rosas, 1o cual la suprime en la prác- la tierra, no es sino la prehistoria de la agricultura.
tica para una apelación en puridad aristocrática o sea que es En Inglaterra, en surna, la sustitución del tiempo clásico
un país joven, al haberse despojado de la carga de la vieja del hornbre, que era el de la agricultura, ocurrió de esta ma-
nobleza; de otro lado, el que la tradición fuera el ovino, puesto nera. La descampesinización, por tanto, fue la maneta inglesa
que la lana tiende a la industria lo mismo que la vid a la pro- cle Ia dÉstrucción del punto de referencia o escenario de la
piedad parcelaria, se combina bien con el clrástico deipo- cultura campesina, que era la base celular de todos los modos
blamiento del campo causado por la peste nÉgra. pero esto de producción previos. Se produce entonces la ¡:rimera ruptura
como se sabe no es importante sino a partir de la recepción entre el hombre y su medio de producción tradicional, que es
de Ia catástrofe demográfica: la muerte abrupta de la mitad de la tierra, y se inicia la soledad o independencia con relación al
Ia población en d<¡s años no puede sino dejar recuerdos id.eo- suelo; esto debía ser accmpañado por aquello que conocemos
lógicos imperecederos. Junto con los muertos, muere un mundo como igualdad juríclica, "una condición histórica [que] envuel-
.de representaciones y es por eso que la mortandad insólita
ve toda la historia universal". Es a ello a lo clue se ha bautizado
(no prevista) tiene siempre tan grande impacto ideológico. La como el advenimiento del yo.
peste negra, con todo, fue común a los europeos; en cambio ,4. decir verdad, se trata de un acontecimiento tan desgarrado
la recepción fue inglesa porque sus resultados fueron muy que eri poco menos que indescriptible. El estado de separación
diferentes en Alemania o Polonia. Que un hombre famoso por supone un estado colectivo de vacancia ideológica o vaciamiento
elevar su sensualidad al rango de doctrina estatal como Enri- en cuanto a la ideación clel mundo. La pérdida de la lógica
que VIII tuviera que ver con este proceso demuestra lo poco que esporádica de lo campesino o las formas prerracionales (o de
importan los héroes ante los procesos. En los hechos, la trans- una racionalidad interna a lo campesino) de la explicación que
{ormación de las prestaciones personales en tributo en especie eran consiguientes, puede ser remplazada con éxito por una
(en principio, tardío), de éste en rentas centenales y la deri- visión antropocéntrica. En otros térrninos, donde no hay extra-
vación, por la revolución de los precios, hacia hombres libres íramiento, es dudoso que llegue a ocurrir la reforma intelectual,
está produciendo a la vez la actualización del mito del inglés qr¡e es el ambiente de la subsunción real; sin ella, sin la refor-
("libre de nacimiento") o sea la fuenre yeoman del individua- ma de la inteligencia, la propia lógica de Ia fábrica no es sino
lismo aunque también una muchedumbre de hornbres .,sepa- una superposición. La combinación de estos factores es un ejem-
176 ral- NruNDo DEL TEI,Í¡BLE wtLLKA I:I, N{UNDO DEL TEM]BLtr WILLKA 177
plo del óptimo o ecuación: "El adelanto británico no se debla sición de un amplio proletariado", es decir, de gran númcro
a una superioridad científica y técnica. En las ciencias natu. tle hombres en estado d,e perplejidad y remplazo. Eso sin duda
rales, segr.rrarnente los franceses superaban con mucho a los f¿rvorece a la democratización más que las estratificaciones
ingleses."
congeladas. Se da en suma una base con fuerza capitalista pode-
Esto quiere decir que aunque es sin dud.a falso que Arkrvright rosa y una super,estructura con indudables paramentos feuda-
{uera el inventor de lo fabril es verdad en cambio que la idea
les. Al final ni los de arriba ni los de abajo desdeñaban hacer
de fábrica se estaba incubando en el proceso social ingtés y por
rregocios. La propia digresión religiosa de Enrique VIII no
eso Bacon podía ser en lo fiiosófico lo que Stephenson en la
parecla sino una forma de secularización de la religión o sea
extracción del carbón, ho¡nbres con un mismo razonamiento iÍ:
que el anglicanismo fue el deísmo inglés y les importaba más
§
social. ,*
que el rey fuera a 7a vez el papa que hacer del papa rey de
Los sociólogos saben la impor-tancia que tiene un momento ffi,
&
Inglaterra. Cosa distinta toda sin duda de la nacionalización
de disponibilidatl o permeabilidad. No es algo que ocurre rodos §
& española (es decir) signada por la reconquista, el señorío mili-
los días y en el fondo toda la ciencia social es el estudio de la tar y el catolicismo entendido precisarnente como contrarre-
excepcionalidad significativa. Es entonces cuando se puede pro. forma, con el predominio previsible del capital comercial.
ducir el llamad<¡ esencial que es sólo parte de la interpelación, §
Es claro que, con todo 1o fascinante que sea, el recuerdo de
la convocatoria o implantación precisa de la distribución o §
.:¡
este proceso no puede llevar a la idolización de eso que se ha
carácter de la formación social. Sin lugar a dudas seguirá l', llamado la descampesinización. Esto, a decir verdad, no es más
ella una suerte distinta según si la interpelación es impuesta que una de las formas catastróficas de parricidio social o susti-
por una burguesía más propiamente burguesa o por una clase ii
tución, aparte de que supone que hay formas no catastróficas
a:
democrática revolucionaria (quizá portadora secreta de anhelos o no patéticas de Ia reforma de las ideas generales. Lo que no§
burgrl,eses) o por una clase democrática revolucionaria o por ,*
importa del estado de separación es la disposición al relevo
un estamento de reformadores despóticos. Todo ello, en ver- É
de las creencias y a \a revocación de las lcaltacles esenciales
á
dad, es posible denrro de lo posible. § o sea la sustitución de una visión del mundo por otra. Acá,
Si volvemos a lo inglés, aquella suerte de pobreza o anemia É-

§ con todo, la disponibilidad es 1o que pesa y no la descarnpesi-


política que vive la aristocracia después de la guerra de las §
nización, que es su versión inglesa. La revolución francesa pro-
Rosas hará que el programa aristocrático quede en manos d.e §
:r dujo un estado de disponibilidad semejante sin descampesini-
una falsa aristocracia, de un placebo social: Ias convicciones * zación voluntaria y de largo plazo. De otro lado, creer que
feudales esenciales habrán quedado rnelladas para siempre. Esto s la clisponibilidad rusa provino de la colectivizació¡r forzosa es
É.
se combina bien con la incapacidad hegemónica paralela de la {¡
:¡j un error. Incluso un acto tan bárbaro fue posible porque
burgqesía, que "había perdido hasta su personalidad" y que ¡
existía una disponibilidad social previa. Esto nos demuestra
se resignará por hacer ut lip seraice muy significativo hacia la
que el pathos revolucionario es una vía natural de producción
aristocracia. En un sincretismo sin fin, el propio ennobleci- de disponibilidad general dentro de los parámetros cle nuestra
miento hará el papel del reclutamiento burocrático y de selBc- época. Si ello es cierto, no Io es menos empero que la guerra,
ción del personal estatal. La hybris de la formación está bien las catástrofes naturales, las grandes pestes o epidernias pue-
dada por Arkwright que, luego de invenrar el sistema fabril, den producir estados de anuencia o rernplazo dramático seme-
se compró un campo seirorial. No es absurda por otra parte la jantes, aparte eilo mismo de la lógica democrática del trans-
hipótesis de que si aparecieron circunstancias favorables en el forrnismo.
arnbiente para que la subsunción real se convirtiera en un modo
la situación del problema nacional en Bolivia
Cabe resumir
de razonar de la masa fue por lo que se ha llamado "la dispo-
i en el momento de la crisis nacional general cle lB99 de la

$
t
T
III. EL ESTUPOR DE LOS SIGLOS ;:#;.:;:,::;:,," er úrtimo meandro de ra constr.,.',,:;:
trata siempre de ¡rro-
cle los propios paradigmas científicos. Se
bar prejuicios que preexisten.
En todo caso, fue Wallace, quien había sido coautor de alguna
obra de Darwin, el que escribió: "En cada generación inevita-
l¡lemente el inferior será muerto y el superior sobrevivirá", de
Lo que se ha llamado la "inminencia de Darwin" ¿significará lo cual dedujo Spencer la expresión "supervivencia de los m¿is
que era ella, la de la selección natural, un mito o ideologuema aptos". Era una escuela destinada a tener un formidable éxito.
inevitable en torno a las circunstancias de la acumulación ori. Su ernergencia, si se quiere darle un contorno, debe situarse
ginaria? Diríase en efecro que esto y su prolongación hacia las en el proceso de subjetivación universaf (constitución de su-
ciencias sociales que es el socialdarwinismo, o sea el que '.la jetos) que'se deriva del "licenciamiento" o nacimiento del esta-
supremacía de un pueblo sobr;e otro era el resultado inevitable do de separación que desde el principio nace coetáneo o acom-
de las leyes biológicas del universo", eran ideas demasiado coe- pañado cle aquello que se ha llamado el individualismo posesivo.
táneas de cierto proceso específico, que es en realidad el del Tenemos por tanto que lo racial como aparición o fenórneno
ascenso de Occidente. Darwin mismo, a decir verdad, parece es un dato originario. No es algo que se pueda omitir en el
haber tenido poco que ver con estas opiniones en concreto. Ello proceso de tra anagnórisis. En segundo término, que aquí ha-
sería, por el contrario, una determinada iectura de Ia llamada blarnos de un sentimiento arcaico entre los propios hombres,
ci,encia lúgubre (la de Malthus) por parte de Spencer. Lecrura ei cle la empatía grupal, cuya derivación ancestral a la descon-
por cierto exegética y primaria como toclo l<l que este hombre fianza hacia el otro no es sino la versión humana de la aversión
escribió y pensó. Fundó una escuela de ideas aborrecibles aun- y la resistencia a lo desconocido. A 1o último, que no era
que muy poderosas. posible Ia intensa subjetivación propia de las nuevas totaliza-
¿Qué duda cabe empero de que el primer elemento de reco- ciones sin la negación de sus puntos constitutivos o antiguos
nocimiento (reconocimiento debe significar entonces reencon- «le refcrencia, que eran precisamente los gérmenes de las otras
trarse) del hombre es su apariencia, su semblante material o totalizaciones o naciones.
sea su modo de aparecer ante el mundo, su existencia cotno Nos parece que con el indicio racial sucede lo que con mu-
fenómeno? Ser, sin duda, es también aparecer. Debe distinguirse chos otros ideologuemas: no necesitan ser en sí mismos racio-
con todo entre este "sistema popular de prejuicios" (porque nales para servir a fines que pueden ser racionales. El antise-
los prejuicios son Ia historia del mundo) por el cual todo nú- mitismo es un acto bárbaro pero ha selvido para ciertos
cleo grupal desconfía de un modo esencial del próximo y Io "reconocimientos nacionale§", lo cual no es un acto bárbaro.
detesta (al menos en lo provisional) por medio de eso que La creencia común en un absurdo puede congregar a los hom-
puede llamarse el desdén universal y ancestral entre los hom- bres aunque es cierto que eso acabará por envenenar a la
bres, que desprecian toclo lo que no conocen, o sea el "racismo propia congregación. El otorgar al otro el reconocimiento de la
folk", y el intento, que es más bien doctrinario, de sistematizar identidad física con uno o el no hacerlo son actos estimativos
esto como una interpretación del mundo. Que este pensamiento cle asignación y no actos racionales per s¿. Pues bien, el resul-
es algo peligroso como casi cualquier otro usado de esta ma- tado de estos actos no verificables de aceptación es la colecti-
nera, lo demuestran todas las cosas. Pero no hay duda de que vidad o nación que es, en cambio, una totalización racional-
es a Ia vez un peligro al que tiende 1o elernental d,el liombre. mente válida porque, al menos en el mundo en que vivimos,
Las propias ciencias naturales están hoy imbuidas y como en- es rnejor ser una nación que el no serlo y la forma de ser en kt
vueltas de tales prejuicios, por donde se ve que es un ideolo- época es serlo en la forma de naciones.

Ir s0]
r82 EL ESTUPOR DE LOS SICLO§ EL ESTTIPOR DE LOS SICLOS
In3

En todo caso, la nacionalización mediante un concepto des. i padre cle la envidia; parece que regala i vende; e§ tan opucs-
campesinizador o sea la destrucción "darwinista" del carnpe- to a la verclad que con el semblante miente; se tiene por in<l'
sinado, que es como la tradición efectiva, es una nacionalización cente i es Ia misrna malicia; trata a la querida como a señora,
en nuestro criterio inferior a una nacionalización política, como i a la mujer como a esclava; Parece casto, i §e duerme en la
la que se dieron los franccses, en la que la distribución del lascivia; cuando se le ruega se estira; si se le manda, se finge
discurso de la igualdad sobredetermina a las formas de la uni- cansado; a nadie quiere i ttata mal a sí mismo; todo recela i aun
ficación econórnica. Así también, es distinto en su naturaleza de sí propio desconfía; de nadie habla bien, menos de Dios i es
el que la interpelación, nacional o no, se haga alrededor de po.q*" ,o lo .orro.e; persevera en la idolatria i afecta religión;
premisas o nudos irracionales o estimativos en lo esencial como io o¡r" en él parece culto, es ceremonia; hace a la devoción
es la raza, <¡ue el fundarla en patl-ones raciales cual es la elo. tercára para li ernbriaguez i se vale de ésta para las atroci-
cución democrática. Porque no hay duda de que la igualdad
i dades; parece que reza i murmura; come de lo suyo lo que
es propia de una deducción racional en tanto que la raza es
I basta para vivir, i cluerme sin cuidado; no conoce ningún sa-
una proposición mítica, que se funCa en la convicción de una aru*eoto, i de todo hace sacramento, cree todo lo falso, i re-
desigualdad de arranque. f'odo es más cornplicado sin duda pugna todo lo verdadero; enferma como bruto i muere sin
porque la propia convocatoria externamente antidernocrática temor de Dios."
puede tener consecuencias internamente democráticas, etc. Sin É,ste es un testimonio poco meno§ que popular' Baptista de-
embargo, la historia misma demostraría después que no se puede cía que: "la clase letrada y cristiana, la que vive en una atmós-
optar por formas elementales o mágicas (aunque precoces) de fera de civilización, §iente Por los aimaras un grande horror"'
la unificación sin que ellas renazcan a la larga como un argu- Vearnos su retrato del hombre aymara: "La cata de este indio,
mento despótico. La pragmática idea de la neutralidad en cuan- su mirada, sus facciones, son de piedra como el granito de sus
to a los contenidos de la interpelación es sin duda una idea montañas. No hay Sesto en esa cara: no hay contracciones;
voluntarista (en general, exculpación de formas falaces pero pulverizará y engullirá inertemente. Yo lo he contemplado
exitosas de interpelación), a pesar de sus apariencias. Un dato muchus veces, desde mi niñez, con esPanto por la humanidad'
siempre esencial es saber en torno a qué conceptos se ha unifi El aymara pasa al lado del blanco sirr mirarlo o mirándolo de
cado un pueblo. reojo. En las altas cimas, en las inmensas estepas crúzanse con
¿t, ióto el transeúnte, cholo o viracocha. Parece que en tales oca-
siones, la simpatía esPontánea, el instinto, aproxirnaran el hom-
De todas maneras, pues se trata de una época que eligió bre al hombre, pero el aymara no saluda jamás' De su garganta
reconocerse por sus grandes hombres, en una suerte de acep- no sale una nota del dialecto bárbaro: y aPenas oímos su tim-
ción heroica de una historia que no tuvo ningún héroe verda- bre, cuando agazaPado' en cuclillas, a la puerta de su casa
dero, el darwinismo social hizo en Bolivia una arnplia escuela, que es un tugurio nos responde hoscamente: iani'hua' Io que
que recorrió toda la trama social. En efecto, quizla en ningún es negación cle todo servicio", y más adelante: "¿Qué genero
otro lugar es tan recux'rente el retorno a Ia condenación d.el de sensaciones se remueven allí?. .. ¿Y cómo descubrirlas con
hombre uacional. La antología es formidable. nuestfo espanto por lo inverosímil? No habian en sus buceos,
Según Manuel José Cortés, quizá nuestro primer historiaclor, gesticulan aPenas como imbéciles." Esto es lo que decla Bap-
un testigo que manifestaba haber vivido mucho con los indios Iirru qrr., segirn Prudencio Bustillo, era "lo más alto que ha
decía: "El indio es vijilante en su negocio i perezoso en el produiido laraza boliviana corno cerebro politico"'
ajeno; no conoce el bien i pondera más lo que es el mal; siem- Por el otro lado, Gabriel René Moteno, sin duda el más
pre procura engañar, i se juzga engañado; es hijo del interés grande de los escritores bolivianos, daba por supue§to que me§'
184 rj,L EsrupoR DE Los srcr-os [L ESTUPOR DE LOS SICLOS

tizos e indios eran subalternos: "por


causa de las células que en toda llr sot:iokrglir
pieza más antiindia que pueda existir
elaboran ínclole perniciosa y mente iuadecuada", y hablaba toliviana como docuÁento del raci§mo blanco" fAlbirrracfn'
del indio incásico como: "sombrío, asqueroso, huraÍio, pros- 1976]. For tanto el indio es "Apenas una bestia de cargzr' misc-
ternado, estúpido y sórdido"; por eso "los hombres de Chuqui rable y abyecta, a la que no hay que tener compasión y a la
saca querían someter a las índicas leyes y ordenanzas toledanas; que háy qrre e*plotar hasta la inhumanidad y lo vergonzoso"'
y, en fin, "si hemos de eliminarlos, porque constituyen un
leyes y ordenanzas hechas pat'a comprimir y estrujar al indio obs-
en hagámoslo franca
incásico, experimentado, astuto, sórdido, taciturno, abyecto, iá.,rlo y una rémora nuestro Programa,
ajeno a la sinceridad, nunca jamás dado con alma y cuerpo al y enérgi.a-ente". Cuanto al indio: "si éste, agotado por el su-
español como el neófito de Mojos". Aun el propio mestizaje i.imieito, se rebela contra sus opresores. . . , entonces, hay que
por bastardeamiento: "era una degeneración institucional del aplastarlo como a un animal peligloso"'
país". Los estado§ corno los individuos, es un atributo de los hom-
bres, no pueden vivir las cosas sin rePresent.arlas' e§ decir'
Veamos ahora qué es lo que pensaba nada menos que Pando, sin
llamado el Tata en reminiscencia de Belzu: "¿Cuánto dinero .orr."prrrálirarlas' É,stos son los fundadores de la ideología del
se necesitará para una tarea educativa necesaria? ¿Qué tiempo estad; oligárquico. Se basaban, como lo veremos en lo§ capítu-
lqrr" consicleran un estado que se hizo
será suficiente?. . . La tarea sería impracticable. N{ucho más los siguieit"t contra
*en
práctico sería, entonces, eliminarlos." De otro lado: "Los indios éste), algo que venía de mucho antes que el estado oligár-
son seres inferiores y su eliminación no es un delito sino una q..i.o y q"I ti" duda per'rluraría bastante clespués del mismo'
'selección natural', dura y repugnante tarea pero que es im- S" ,ruiu en realidad cte uno de los elementos de la ideología
puesta por las necesidades de la industria." O también: "El profunda de esta sociedad, al menos en lo que se refiere
a su
problema de esta raza de salvajes, parece negativamente re- iOg¡.u cupular, señorial e hispánica' Como hemos visto en la
suelto: el cerebro exiguo det indio no puede, ni aún por el particular de 1o señorial (la inserción de compli-
cultivo intelectual, desarrollar como un músculo." y decretaba "tiic.rlucián
cidad), irir*o debe abarcar importantes sectores de los
su "esclavitud necesaria" y su extinción fatal. Mal aliado fuese "rto
p.oplo, oprimidos Porque hay siempre uno inferior al último
a escoger Zátate. a" iot inieriores y la consagración de las jerarquías no reco-
El juicio de Saavedra es aun más expresivo porque en el noce una tógica inteligible. Lo interesante es que' en
el caso'
Proceso Mohoza oficia ya de portavoz de todo el partido hispri- la ideología áel fondo histórico se veía en el arrebato' suicida
nico en el enjuiciamiento de los hechos de la revolución federal. sin duda, de expresarse también como aparición o fenómeno'
Lo de Mohoza era "la manifestación de un estallido f.eroz y En su ideología de emisión, por ejemplo, el estado norteame-
salvaje de una taza atrofiada moralmente o bien degenerada ricano es jeff"ersoniano pero sabe cuál es su ideología interior'
hasta la deshumanización". Los indios "aparentan una 'abyecta Hay siempre en cada estado una suerte de premisas idaológicas
sumisión' cuanclo se encuentran en inferioridad de condiciones, q.r" ,ort á1 ,a.r.to clel estado, que existen' se transmiten
y se
ieprodrrcen pero no pueden "*piitit"t", dentro de la lógica
pero en grupo son altaneros, tercos, atrevidos y pueden llegar de
a transformarse en fieras temibles". En cuanto a los ideales de las forrnaciones aParentes, que es propia de las instituciones
Wilika, "Saavedra no los niega pero para él son 'obsesiones' en el capitalismo. iit con¡rrntá de la iristoria que resumió
Willka
de 'orangutanes sangrientos"'. Se trata en fin "de una raza de- que obligó a estos hombres' que no
resultaba tan exa§perante
generada en vías de disolución final". Saavedra el pecado mortal que es trai-
-que es, por se daban cuenta de eso, a eiecutar
lo demás, debido a su liderazgo entre los artesanos, una suerte cionar lo secreto del estado' El requisito del desdoblamiento
entre 1os fines eternos y esotéricos del estado y sus fines
de antecesor del populismo- es entonces eI autor de este "pan- apa-
fleto trágico del racismo" que según Albarracín es "quizá la r.entessóloserárecuperadoconelnacionalismorevolucionitl.ir¡
ll{7
186 EL EsruPoR DE Los srcLo0 lir- nsruPoR DE Los srcl-os
lucidez la lógit:;t
que, en esta inflexión, enconmará una de su superioridader pensamiento, había entendido con tantísima
indiscutibles sobre el estado oligárquico. il" lu argentina' Había denunciado en efect(>
:;"t pton dÉ aislar y t'i'opei'or Argentina en América"
"rropeización y el
No se sabe si Baptista era "lo más alto que había producido
del Plata en Amé-
Bolivia como cerebro político". Pero el que se dijera eso de. "asl clasificado porteñismo del apartamiento
de brazos'
muestra la importancia del personaje. Uno podría perdonar lica para la más pecuiiar y "*p"tlitu europeización
ciertas cleserciones conjuratorias y aun cierto indudable servi- ,,"fir^"r", y .o*.r.io"; qu¿ "tri¡ia invitado
a sus hermanas
a gozar de la euro-
Iismo hacia las familias mineras de entonces; se puede a la vez -'e't.r"ltu*t"'"argentina§
iri prorirrtias más propiamente
po' sí y a nombre de. ellas
comprender que la muerte de su hijo Io conmovió de un modo pei)aci[n romperá
profundo. For eso mismo, un hombre como él podía darse cuen. sus vínculos americano§, Para más
bien gozar todas juntas
ta de que con aquellos fáciles comentarios, frecuentes todavía cle la euroPeización"'
hoy en cualquier charla de blancos, se estaba empozoñando Si este mismo hombre que pudo caPtaLr
de un modo lumi-
toda una lar¡5a herencia. É,ste era sin embargo nuestro N(artí, r¡oso la interpelación de bnuicas'
es decir' el mercado Poto'
19?0]' y aíin ventaja el propio- papel
En Pando o en Saavedra, lo rnismo que en l\{or€no a quien sino al cabo [Moreno, -qt-l" -con rojo él mismo at igual
se da este lango por el precio de su gran tale¡rto (aunque fue * del belcismo, po, ro f'-iá iutt'"do de
menos significativo en la política misma), las contradicciones * q"" ; ;^";r'o .t it''t"t'e aunque con{uso 1'báñez' aunque sólo
son ya insalvables. Pero las contra.cJicciones como se verá en 'i§ fuera con los títulos <le ]a frescura cle
la información y la in-
hombre tenía que
los tres casos son capaces de generar almas. s áignu.ia, d,el talento' ¿Por qué este mismo de intra-
Lo mejor de Pando, sin duda, está en cierta obsesión prác-
:tl
¡ sucumbir a un tan t'üitlu"t" papel
de intelectual
*
entremezclado en Archiuo
tica por el territorio. Si los hombres de su tiempo hubiesen t muros como ocurrió ya de
-d," "" '""¿o es decir' provin-
tenido la misma concepción espacial que é1, quizá las cosas & Mo*o, y Chiquitois y de un modo- resuelto'
*
habrían sido diferentes, al menos así lo creen algunos. Fando cialista
-- en puro en Nicomctles Antelo?
* como la's qtte
podía darse cuenta de que aquella "adicción por el espacio" f Mor.ro irabía dicho cosas tan significativas
era incompatible con la supresión de los hombres que perte- ,d;; acerca del indigno comportamiento decomo los bolivianos
la actual
necían a ese espacio. En Io que es más grueso, a las mismas en el gobieruo de entJices:
"U'u g"""tación
con sus co'reos y
horas en que se era el ldolo de los aymaras y se triunfaba del Aiio Ferú, que cligan lo que quieran íntegta' pot:
con las armas en sus hombros, no es algg cornpatible con el uártuao.", de aáentrol no ha sabido .conservar
compartir las tesis de aquellos mismos a los que se había l
sobre encima de todo "*t'"nío y
de toda consideración huma-
i lnayores, etc"" expresando sin
vencido, que eran los que pensaban lo que Baptista o Saave- na, la herencia territorial de sus
la frontera' que es
1

dra o sea la aniquilación del aymara sin piedad y al punto. duda un cierto sentimiento oriental
de
El que todo se combinara con un gobierno tan anodino y tan característico. Sin el provincialismo posterior-lra ele.
"*bu,go,ii"t'u tá""t'o' que es el peor' ¿Por qué
ñ;;i Irro..ho más de su
i
"montista", corno hizo Pando, demuestra que se estaba cum- de
pliendo algo así como un razonamiento impersonal. En ese i no reivindicar a la vez antieuropeísmo' gue -"t-'.tu fotma'
in p,ar'
nacionalismo asÍ sea de derecha, y su
propio belcismo.
razonamiento, era aceptable aniquiiar a los "cambas", invocar
factores contradictorios a la construcción
el apoyo de Willka, traicionar y matar a Willka y luego o du- fibus? ¿Porq,r"
"'urr no era t1l
rante expresar las opiniones por las cuales se debia aniquilar del nuevo p"r,,u*i""to oligárquico que ::T3:tj'
a los cambas y suprimir al jefe aymara. La conciencia que- como Moreno en sentido dJ '"' a
la iez andeuropeo y antindí'
y charqueño? No
daba tranqnila después de todo esto porque eso es lo que g";r, ;.l"nalista f-regionalista' probelcista contradictorio que sus
pensaba una comunidad entera (la de1 alcance de la casta). hay peor enemlgo'de in Pensa¡niento
Moreno a su turno, verdadero hombre de punta en todo corrtradictores Pequeños'
.l8B
rL ESTupoR DE Los stcl,os IiL ESTUPOR DE LOS SIGLOS I rr{,
En cuanto a Saavedra, que era quizá el pensamiento
organizado y más actual de los hombies de
más dominante leyendo, por su colocación o lucidez, las ideas <¡u<:
tampoco es mucho decir),
s,, tiempo 1f, .""f serán dominantes o que son dominantes de un moclo potcn-
con todo, no hay duda de'qr" cial aunque no manifiesto. En otros términos, la ideología
considerado como el hombre con más ",
,entre los que pertenecieron
sensibilidad páp,rtu, resulta de la materia social y no la materia social de la ideo-
al período conservador-liberal-repu. logia; la propia ideología de negación o contestación expresa
blicano. Por eso mismo, porque se trataba de un
hombre enér- elementos que crecerán de un modo indefectible. Por eso, la
gico, poco acostumbrado-a las concesiones,
su expresión es sin lucha ha predefinido el contexto en el que surgirán las icleas
duda la prevaleciente en esta sociedad, que
se habja hecho tan que la harán explícita.
reaccionaria a través cle su renacido ternár
por eI acecho indio. Es evidente que, en el caso que estudiamos, se aplica lo
De ninguna manera se crebe creer que éste
era un pensamiento anterior. El socialdarwinismo, la iclolización del exceclente,
impopular dentro de aquellos ,u.rg;or. Seria una !
caricatura su- ir
:1 la propia xenofilia eran el resultado de la lucha de clases, en 1o,
poner que un estado se construyó sin base social:
en realidacl, 3
específico de la derrota del partido difuso y profuso que se
un sector extenso dentro de los ajenos a la marginaiidad L;

cestral tuvo que haber compartidá este an- llamó el belcismo. Se desarrolló entonces una lógica de des-
pensamiJnto y, como plazamiento estatal que permitió resolver al menos en princi-
las oueias de Achacachi, al Áenos lo aceptaban
como lo más. pio el empate que parecía eterno entre el partido plebeyo
natural. Aquí se estaba expresando ya Ia diferenciación ,t
vecinos e indios, que será una clave.
entre y el devenir del ballivianismo. Excluidos los indios y los arte-
.

Del racismo de Voltaire o del antisemitismo i sanos, la sociedad civil efectiva, o se¿l aquella que tenía capa-
de Goethe habÍa cidad de efecto político (que no coincidía desde luego con la
que preocuparse porque se trataba de rasgos a

enfermos en los '¡


sociedad civil real), pensaba ya en términos socialdarwinistas
gtandes espíritus, que son como los encargados :
«lel alnra de '
y en todos los demás que compusieron el pensamiento del
ra epoca. -Llel racismo
.
de Spencer no, porque es normal que i
Y

los hombres mezquinos culiiven prejuicios. estado oligárquico. Con meros matices interiorcs, Moreno ex-
En el fo.do,.lu presaba lo mismo <1ue Baptista y Pando. Era ¡ror tanto un
supervivencia del más apro se deÁori.ará §
por ta aesapariciJn ideario epocal. Ellos no hicieron sino dar fornra cle pensa-
inevitable de su olvi.abrl obra en ra
rnemoria de los hombres. miento a lo que estaba supuesto en la sociedad tr¡rs la expul-
Lo mismo puede decirse de Arguedas, a quien no ciramos
adrede, porque sin duda era un hámbre sión política de los inclios y los cholos. Willka dio por con-
insignificant" a. *riu traste los elementos sentimentales Para que eso se expresara
prosa, con muchas pretensiones y con
ideal inferior", .., ,, de una manera concluyente. El no vencer uno mismo en la
propia elocución. El sarcasmo cánsiste en
que los preclaros hora debida crea siempre una sol¡revictoria del enemigo, exa-
aprendieron de los ínfimos. Ellos, Ios
preclaros, encarnaton gera su triunfo.
la preminencia de las cosas y en cierto modo la funclaron,
fuera sólo siguiénclola en su fondo. Debemos
así Hay un razonamiento que debe añadirse al anterior. La
sin d.ud.a pr"g,.rr_ relativa facilidad con que se impuso el partido oligárquico
tarnos qué pasó con ellos.
le hizo daño, como sueie suceder, porque no siempre la vic-
Toda época tiene una.ideología. Hay épocas sin toria hace bien. Si bien hay una ideolog;ía madre de la época,
duda que tie- a la vez se puede decir que el estado tiene su propio tempo,.
nen sólo una idea incierta de- su propiu .u.go ideológiáa
ella, Ia ideología, tomará su forrna final mái t"rrrp.uio
pero que es sólo de uu modo relativo tributario de aquéI. Por su
tarde; por eso, Marx sabía lo que decía:
o'*ás propia naturaleza, el estado capitalista debe servir a la vez a
que Ias ideas de la la lógica del rnercado (que es igualitaria, el "paraíso de los
época son las ideas de la clasá d.ominanre
aunque también clerechos del hombre") y a la lógica del plusvalor, que no Io
podría ser dicho por la inversa: Ia clase dominante
,e hu.. es. Ahora bien, el plusvalor debe esconderse Para no desapa-
l!)l
r90 EL ESTUPOR DE LOS SICLOI IiL ESTUPOR DE LOS §IGLOS

iclcokigi«:rr
sado por Willka y Por e§o eI pronurrciar su bandera
rec€r y de aqui proviene la esquizofrenia sustantiva de la formu.
1a victoria' Entre tatlto'
lacióu de los hechos sociales en el capitalismo: el plusvalor fue corno el desmán de la hora de
el que el supue§to d;;; de legitimación o sea la ideologfa
<lebe aparecer como ganancia, el valor corno precio, la desi.
del estado fueran idén-
gualdad como igualdad. Es el fetichismo de la mercancía o hacia fuera y e1 aistu'so c1e ideniidad
cle su vida y su deterioro
sea el problema que Nfarx llamó de las formaciones aperentes, ticos es lo que e*plica la cortedad
En lo que se ¡efiere al estado esto emerge de la misma manera: tan fulminante.
tinifica esta línea como
un estado re<luiere siempre una ideología de iegitimación o de La escuela nacionalista'revolucionaria
el pensarniento cle ta Á"tipatria' Eso
to'ill"'u a una delibera-
emisióu pero estaría incompleto si no tuviera una ideologla popular' -Lo cierto es
o representacitin del mundo de identidad, es decir, de auto- ción ético-muriq.r"lriu de'lo nacional vez de Arguedas' qtre
que toclos cllos, con la excepción
otra
rreferencia, que es a lo que Hegel llamaba la certeza de si mis- U: ti""1:"t:..:":::"
mo y nosotros podemos llamar la forma de su naturaleza de no era sino un touuthuelisá en busca con §us Pals'
un grado profundo
clase. Pol los dos polos, si esto, que es una norma en ei estado hornbres comprometidos en
Pando, por ejemplo, "o "t sólo-
la tt'itiu hacia Willka; es
moderno, no se cumple, tenemos una suel'te de fracaso. La territorial det estado o al
identidacl entre la legitimación o emisión y la autoconciencia también eI funclador del senti¡niento
'se procluce, por ejemplo, en un estado atrasado. La consecuen. rrienos uno de ellos' Moreno
a §u turno' si bierr es el iniciador
<le una escuela de prejuicios
en la sociedad oriental' es tam-
cia es que esta síntesis retrógrada produce la brevedad o ines- to1,l:9:ll"
tabilidad del estado. Por el otro extremo, una ideníidad ver- bién quien *,,","ui'Jyor orgullo nacional I.tto *"]gi:"lt:tl
la política
cladera entre lo que el estado es y cómo el estado aparece a Bolívar y los colom¡i^"t"" o hacia Baptista mismo' .
sl omr-
t1e la frontera, en fin, en todo tiempo'
,daría como resultado la inutilidad clel estado. Debería desa- a 1o aymara y su
rencores
parecer ipso facto. Es cierto sin embargo que la medida real iilo, ,r» explicables pero ilegitimoshacia la Argentina' fue sin
en que el estado puede desarrollar la certeza de si mismo es desertora posición l;i"ttl^cioiista
Chile en condiciones
siguiendo los requisitos de la sociedad civil, a la que sirve tluda un ,r"gotiuao' i"'"p"fo'" frente.a
co¡no la de Sartor
por medio de la ideologia de legitimación o emisión. En esta poco envicliables. Tampoio un1 -no¡ición
Resartor frente a la cuestión
dei Chaco puede inte{Pretarse
materia, es verdad lo de Bacon: la naturaleza como la socie-
capital de Saavedra hacia
.dad no se domina si no se la sigue. sólo a partir de tq""'i"-"-*rnista<1 todo
Saiamanca. Cor' toáo' el
desprecio por las formas' sobre
¿Cómo se comportó el estado oligárquico con relación a t; ocasional' no ocurre de una
esta regla? Con una heterodoxia que le costó rnuy caro. Fliper- si está funclado en un triuufalisrno
boiizó los conceptos de su victoria e irlenti{icó su ideología li mallera irnPune'
e§ otro' De un modo
Para clecirlo de una vez' el problema
tl
intcrior con una ideoiogia de emisión. Es fácil tener cierta país' contra
unanimidad si excluyes a todos tus enemigos y eso es lo que §
iuconsciente ho'rrbres ra'onobafl contra su
"'to' sí mismos' tr{acian mal en lo
por medio de Ia victoria sobre ei l¡elcismo y Willka hizo ei ,i
eI único que existía f, *^ tot"'a
amaban' Eso sí que delata una
concreto to qo"-t'i abstracto
i1

cstado oligárquico; pero vendrÍan muy pronto las "venganzas '¿


ia cali-
"
psicología de f in ')-u
-;"g'1" Se debe sin duda discriminar
subterráneas", como sc verá enseguida. El que tros partidos 'o'"o' tt racismo' Digamos' el
ctad del raci§mo
rlel
que se enfrentaron -conservad.ores, lit¡erales, republicanos- "'¡tto cle I)israeli' que dijo
coincidieran tanto en cuanto al espíritu del estado muestra racisrno de spence' 3--"f o"grtientrisrno a los derechos
de los ingleses
que se trataba de disidencias en el seno del partido del estado. una vez qr. p'"tJu 1os derlchos
incorporados'
del hombre, eran actitucles de
hombres Pertene-
Advierte a la vez que, clesterrados los indios y la plebe pro- buena' mala o peor
cientes sin dubitaciJo 'i"gt"o
a la suerte
funda del pais politico iegal, el esquema clisfrutaba de una erarl
§uerte de hegemonía deforme: era el país que había sido aco- .t" ,rru colectiviclad' Podlan set malos silogisrrros Pero
I92
lil- Esrr]poR DE Los slcl-o¡ IiI, ESTUPOR DE LOS SIGLOS ¡93
hombres que curtivaban argumentos
en favor de sl ¡nismog. sin indios. Lo menos que se podrá hacer es otorgarles \n status
En otros térrninos, a los inglises como
conjunto les convenía la indiscutible dentro de la nación. Eso, con todo, no es lo quc
tesis de Disraeli. Mutatis mutand,is,
pued.e decirse Io mismo se desprende del razonamiento de aquellos fundadores del es-
de Alberdi y Sarmiento, que dijeron
algunas ,orr".iu, tado: es la idea antihegemónica pura. Se pretende la recons-
no hablar de Mitre que por castellano irr*
rnonición de Argueclas¡, pero no había
y actitud. es una pre. rucción material de la sociedad de carne y hueso a partir de
duda de que su anti. un quinto de su proporción. Al opinar cada cual lleva el agua
americanismo no era aniiargentino.
La negación cle América a su molino y es obvio que la subjetiviclad más cándida es la
.:u 11. forma que veÍan de hacer Io argentino.
nización y Ia cresincrigenización .rm
La desamerica. subjetividad en favor de uno mismo. El problema radica en
i,irtu, como Ia descam. cambio en detectar las condiciones sociales en que uno arguye
pesinización en ra gestación inglesa.
Eran la forma cle Ia nacio- en contra de sí mismo. El punto de partida es el siguiente:
nalización argentina, una de corte
socialdarwinista y R.;;;'", Saavedr¿r o Moreno, cualquiera, pensaban que Bolivia tal cual
el fondo, no hizo como militar sino Io
que Alt¡erdi propuso, la estaba perdida pero no Moreno o Saaveddra rnismos; eso de-
Iimpia antindígena
Con todo, aquí debe considerarse Ia muestra una escisión entre la concepción del ser individual y
_ otreclad. de Io inclio. su contorno. Sencillamente no se sentían parte de él y pensaban
Para un argentino o un chiieno, en
efecto, el indio tenía una de sus cornpatriotas, los indios, lo mismo que chilenos o ar-
pfls-encla de negación. No Ia araucanct
ni X[artin Fierro han gentinos, que no lo eran.
salido de nada. Est
d ios prees ta, u, o,-.o1, i",
no sometibles sino al precio "trL de t
# :t ::;?,:: I *"J:;
"'i,,liff i";
grandes dificultades. ;:
Dejemos de lado las información tan de segundo orden de
que mostraron disponer estos hombres, tributo al fin de vivir
pias modalidades de resistencia cle"finen ;;"- en lo que se puede llamar la provincia de la provincia. Pero
a ras culturas. Er indio $
no se trata sóIo de una débil información. Qoe la idea de
oriental,por ejemplo, o no se sometía o se sornetÍa
recer de inmediato. De ahí la preferencia
para desapa- una Argentina europea era viable lo demostró el hacerse euro-
-..nunca sob¡_e to ir.iul.o pea en verdad, caso claro en que Ia realidad existe de acuerdo
lnostraba Moreno porque-era 1.,r"
jamás dado co" ,l*J y a la utopía previa. La propia idea de un Chilc europeo, siendo
cuerpo como el neófito de l\,ioxos.,
lg74l. La.,rlt.rru .le
resistencia es un comportalniento fl.{oráno, falsa, al menos demostró ser un argumento útil para construir
áe hombres organizados, a la
manera de los andir una nación en un sentido determinado: era una mentira que
zación,porq""'',,-1""#::iJ:lrffi I'"*,#1,'1.':,i:.:,i-iii. se había hecho verosímil y lo que importaba enronces era la
reno sin duda Ie repugnabi mucho - unanimidad de la autorrepresentación. Pues bien, en su sus-
más Ia mugre ,1" i;, tancia misma, Bolivia €uropea era un f.alacia radical, una im-
aitiplánicos que Ia de i3s españoles,
p"ro .rr,.. una cosa y posibilidad no verosímil. En otros términos, el paneuropeísmo
otra había poca diferencia.
En todo caso, hablamos de países y sociedades de los próceres no servía ni siquiera como mentira política ni
construidos como fantasÍa útil, Pero no entraron en ello por ignorancia.
contra los indios. Ma^rtín Fierio, .ro
es sin duda- una epopeya nacional.
i*p".t, si antindígena, 'l
!i: Estamos ante hechos más terribles, más cruentos. Eran el tes-
Es lógico que, furtivamente .¡..
timonio inconsciente de ciertas trágicas fuerzas sociológicas.
o no, se glorifique una guerra que se ha librado '!I
aunque eso sin duda instalará elementos
y ;;i;; I Era una suerte de esquizofrenia (en cuanto ella se define
<ie racismá y .r* !-:

como "disociación mental, es decir, alucinaciones, ilusiones fan-


peísmo que son indudables en la alienación *
específica cle esas tásticas y vida emotiva desorganizada, junto con una consis-
sociedades. É,se no es el cuadro
de Bolivia. No decimos tan .É
.*,
tencia intelectual relativa") porque en esta desordenada apo-
tajante: Bolivia será india,o no ,erá, ,s.

todos los estatutos de su viabili.ad fe.o, aI menos, entre §.


logía del blanco y al fundarse la viabilidad de Bolivia en eI
no'figura .l ;;-;rr;r;;; 4,
'f:
blanco se estaba sosteniendo de hecho la mejor viabilidad de
e
i
t
*
.§i
§t

194 EL EsrupoR DE Los srcl,ol r r, ES UPCR DE Los srcI-os f95
Ios vecinos, que se habían mostrado antibolivianos
casi todos, vcrsidades de Bolivia les concernían sólo de lado, pensaban
con lo cual sin duda se daban los argumenros
que necesitaba ('u suma que unos (los señores) sin embargo se salvan, por
el enemigo.- ¿por qué lo haclan? Está es lo teiribte: porlw
creían en ello. Creían en ello contra su propia
sirngre, donde todos se pierden. Es el caso más extremo de
,idu, salvo {ue luptura de la solidaridad, de una solidaridad incluso prag-
se-aceptara que el l0 o lb/o de Bolivia tuviera
alguna poribi, rnática, con el propio país. No todos sin embargo perdían la
Iidad contra el g0/o de Argentina o conrra
el Z0/o a-e Cfriie. fra (:ompostura tan sueltos como Montes o Arce. Para eso, para
pues una doctrina que partía del supuesto ae
ía aerrota inmi. salvarse, Moreno apostó a una bella prosa, Baptista no se sabe
nente, aceptada y necesaria urrq.r" se d.isfrazara
pundonor final como en Moreno, Saavedra
de cierto ;r qué, que no fuera un discurso, y Saavedra, al poder, pero
o p.opio iut". todos pensaban en lo mismo: no existia en absoluto solidari-
manca. "t
Pesimismo respecto a lo propio, depresión rlad o identiclad entre los señores y los amos.
_ referid.a al estado El problema que subyace es el del propio interés o instinto
de ánimo de una casta fracasáaa sin remedio, internalización
rle conservación en materia de pensamiento. Hay que decir que
profunda de la derrota, tales son las causas por las
que se podia :rrgumentar contra la vida es un pecado central. Todo hombre
argumentar contra eI propio país como lo hicieron
aquelios se debe en primer lugar a sí mismo, a su identidad. El poseerse
bolivianos de entonces. preferían perderse junto
ciento, cuyas conjeturas ilevaron ar'país entero a
al tb por rrno a sí mismo con plenitud, es decir, el autodeterminarse, lo
ra craudica- habilita para pensar en todo lo demás. Primero hay que ser
ción, que aceptar los principios, explicitos o no, de Ia
mayoría uno para dar algo después, si cabe. Cierto grado de egoismo
resistente. Se puede sin duda en un momento de grandeza
ácep- saludable es la clave de la soberanla pero también de la con-
tar perderse junto a una verdad no comprenclida, pero ésta, ia
ciencia de ciase o de Ia personalidad, de toda forma de auto-
del caso, resultó ser sólo un prejuicio d.e clase, uni verdad de
bolsillo. En general, en politica, la verclad es un hecho dema- cleterminación. En consecuencia, así como lVloreno detestaba
siedo
con toda la pureza de su rabia legítima a los que no habían
para que se sacrifique a la vida por ella. Se
-voluble
debe Iuchar por Ia verdad. referida a uno mismo-, que sabido defender su heredad, podemos nosotros reprobar con
es la toda la g¿na posible a los que no supieron dar al menos las
única que uno puede conocer. La verdad en general u.g,r- razones para defenderla hoy. Es una acusación no menos terri-
mento de los poderosos con el que se p.rrigre al"r-.r, oprimiáo.
La prueba es que los descendientes de estos europeistas deben ble ni menos evidente.
encapsular hoy sus argumentos dentro de un ind^igenismo
En el estudio del estado el espacio, por ejemplo, no tiene
tan el mismo contenido que en la cartografia; 1o que existe para
eventual como aquel europeísmo. O sea que era una ,,verdad.,,
destinada a durar muy poco. las cartas geográficas puede no existir para el estado, hablamos
La palabra enfermo salta entre las cosas. En eso Arguedas de un espacio válido en lo estatal, o sea el hábitat en el
no dejó de tener sus razones. I-o patológico está aq,rl á que que el estado es irresistible, en los términos humanos en que
los caudillos denostaban a los hombres que les otorgubuo esto (la irresistibilidad) existe. Otro tanto puede decirse acerca
rango.y daban por sentado por tanto que eso era como un
Lre de la población; en este plano no existe sino la población
reco- incorporada a lo estatal o, como decia Kelsen, el "ámbito hu-
nocimiento a cierto privilegio originario. Tenemos un tipo
de enfermedad o de neurosis: la de hombres que dun ur-f* mano de la valid.ez estatal", lo cual por cierto no es por fuerza
mentos contra sí mismos. Es un comerciante danáo los el equivalente de lo existente en términos demográficos brutos.
motiios Los indios selváticos están autodeterminados en medio de la
por los que se le debe pagar menos. qué lo por
¿por hacían? manigua y por tanto no existen para Brasil como estado sino
el concepto señorial de Ia vida, en el cuaf la salvación y la
perdición vienen de la estirpe. Ellos mismos sentlan cuando lo obstruyen porque se trata de una definición técnica,
que las ad- no ética. É,stos son principios conocidos. Ahora bien, el objeto
196 [,L EsruPoR DE LOS STCLOI ¡ r. EsruPoR DE Los stct-os lllT

estatal en lo que se refiere a las ideas es también Ia produc. ¡rropia autoridad intelectual, Ia enajenación objetiva (lc sl¡s
ción de materia estatal o sea ideas estatalmente válidas, no t:spíritus se expresaba en la no viabilidad esencial de sus itlcas
todas las ideas. Puede decirse lo mismo del llamado estado como ideas del estado. Todo por Io demás dentro de silogisnros
productor: cuando el estado produce acero no produce acero (lue eran rabulescos. La solución para Moreno, por ejernplo,
sino materia esratal y lo mismo podría ocurrir si produjera consistía:
zapatos. En las ideas, Io que debe interesarle son las ideas esta.
talmente convalidables o sea que ellas sean susceptibles de con. l. "Que se extinga fel indio] bajo la planta de Ia inmigra-
vertirse en espíritu estatal, para el propio estado y también ción europea."
para la sociedad civil. Cuando una clase dominante produce Entonces ¿por qué protestar contra la europeización ar-
ideas que no pueden ser metabolizadas como prooias por Ia gentina?
sociedad civil, por la naturaleza d.e Ias cosas, estamos ante 2. Que se proceda a la "depuración" racial para conseguir
un estado de ajenitud respecto al propio objero del propósito la "unificación" de la raza nacional, dando poi' supuesto
que es, precisamente, la sociedad. Para ser durable, sobra de- que la raza nacional era la propia.
cirlo, la dominación tiene que ser parte del interés en algrln 3. "Que se vaya a una mestización con el indio camba, pero
grado del propio dominado; de otro moclo, la solidaridad está jarnás con el aymara y el quechua."
bloqueada en su origen.
El exutorio que se usa para absolver estas posiciones consiste Lo cual significaba en plata: ningún indio, pero, si habrá
en resoh,er que no eran cosa distinta que las ideas de su algo de uno de elios, que sea el mio. Lo mismo pensaba
tiempo y que Saavedra o Pando o l\{ontes no hacían sino com- Pando pero en su versión invertida: "Habia que exterminar a
partillas; con el mismo derecho podría asegurarse que ellos los indios orientales o sea a los cambas." Con una arbitra-
eran en cambio incapaces de ser contemporáneos de su propio liedad apenas travestida, Saavedra a su turno, en el seno de su
tiempo. Todo ello es opinable pero el olvido de uno mismo, antindigenismo general, consideraba que Ia aymara era una
que es algo concreto, al servicio del tiempo general, es ya el civilización "extensa, superior y antigua a la incásica", sin
principio de la indeterminación o sea de la no autodetermi- duda porque identificaba a Io aymara con su propia región.
nación. Si las "ideas de la época" decían eso, quería decir que Todo esto es sin duda la sinrazón encarnada. En los tres casos,
los conceptos del mundo ocurren en favor de la suerte de algu- so protexto de pensar en una comunidad ilusoria (sin kollas,
nas naciones y en mengua o supresión del destino de otras. según Moreno, aunque con Charcas; sin caorbas según Pando,
Triste sería por cierto el papel de la verdad si su función fuera pero defendiendo el territorio donde viven ellos; sin indios,
siempre el servir al vencedor. Lo que es claro entre tanto es según Saavedra, pero con legislación del trabajo), se renegaba
que no hay ideas neutras y que las ideas del mundo sirven de la colectividad real, carnal y viviente que era una Bolivia
al que las ha emitido y ha podido imponerlas. con kollas, cambas e indios por mayor. Era un verdadero acto
Si se extrema el planteamiento, aunque es verdad que es de sustitución de la realidad que no podía ser gratuito no por
un terreno deleznable, debemos volver a la cuestión de la vali- ninguna razón culta sino porque el que remplaza lo real rompe
dez o eficacia estatal de las icleas. En suma, una idea, falsa o su cal¡eza. Es un proceso de pérdida o extravío de lo real
no pero adaptada a su objeto, aun siendo mítica, puede ser que se explica por las raíces señorialistas, ahora hasta lo abe-
válida desde el punto de vista estatal, como lo fue por ejem- rrante, del razonarniento. Para volver a los ejemplos tomados,
plo el orden antindígena de Portales. En el caso de estos boli- que podrian sin duda multiplicarse, el plan de Alberdi o las
vianos, dejemos de lado la propia inconsistencia de sus razo- ideas de Portales eran vaiidables desde el punto de vista esta-
namientos y aun el desmedro ético de no saber utilizar la tal. Importa poco, como hemos dicho, que los chilenos sean
198 EL NSTUPOR DE LOS r r. trsruPoR DE Los srclos I99
mestizos (como lo mostró Lipschutz) si el sentirse , trrnplir con aquellos requisitos espeluznantes, detestables e inr-
es un acto eficaz de identidad, porque lo decisivo en últi ¡,osibles. Só1o la acción de los condenados de la tierra salvó
término es la identidad o el discurso intersubjetivo y no a¡ los puñados de heredad que pudieron rescatar de esta sociedad
ser europeo. Lo de Argentina devino ya un hecho concreto (,n su extravío absoluto.
no una utopía antirrosista. Por eso es tan ilegítimo comparr!
,
Ningún racista piensa que cuando se habla de ello se deja
unas ideas con otras, porque un proyecto de esta naturalezl rlc exagerar. La radicalidad de los prejuicios de los iniciadores
era incongruente en la sustancia para Bolivia. Que hombrel rro permite sin embargo pensar en esto como una hipérbole de
de la lucidez de Ios que tratamos pusieran en la rnesa absurdi. cxposición. Los hombres de este país, su clase dirigente sobre
deces semejantes no habla de su error: dice que la grey a la quo t«rdo, ingresaron sin darse cuenta en un pandemónium. El
se referían, que era la casta clásica, estaba como tal, como gru. .lurwinismo social se exacerbó debido a Ia doble catástrofe del
po humano, en el callejón sin salida de la conciencia des. l'acífico, que los doblegó hasta la admiración por su enemigo,
dichada. 1, la guerra de Willka, que los atemorizó hasta aborrecer a sus
Que creyeran realmente como sin duda creían en aquellal Irermanos. Los indios, lo testimonia Baptista, son los judíos
ideas mezquinas no es relevante sino en cuanto demuesffa rle tsolivia (como lo había avizorado Calancha U972)), el chivo
que eran malos dirigentes espirituales y débites hombres de cxpiatorio. Pues bien, ésta es la fundamentación del discurso
poder, dueños precarios de una hora asombrada. Es obvio que, tlel estado oligárquico que en sus cuatro subfases (la conserva-
para el estado, su primera tarea es siempre la legitimación o tlora, la liberal, la republicana y la militar) tiene siempre la
verosimilitud. Si se lo dice de otro modo, lo que no es legi. rnisma fundamentación ideal.
timable no existe. Demuestra ello que la constitución del estado De estas malas raíces emergió ese árbol que sólo deseaba
oligárquico está en ese momento anegada por una furia inaul caer. El problema es que todo no iba a quedar dentro de
dita, que pospone toda la organización racional de los térmi. l¿r casa sino que deberá salir. Las cosas saldrán al claro en
nos. Se trata de Moreno, instaurador nato de la historia na. irltimo grado cuando tal estado salga al encuentro del mundo,
cional (como historiografía); de Saavedra, que fue profesor tlue será la guerra. É,ste es quizá el principal problema de aná-
universitario de gran prestigio durante décadas, o cle pando¡ Iisis que debe afrontar cuaiquier analista de los hechos boli-
caudillo masivo de indios, cuya abolición proclamaba; eso no vianos desde entonces y quizá desde el Pacífico: el sentimiento
puede explicarse sino como un estado de ánimo de desorien. cle divagación y aturdimiento que cobran todos los aconteci-
tación vital por parte de Ia colectividad a la que pertenecían, mientos, como si la vida hubiese perdido su esqueleto, el absur-
Si en términos más o menos remotos dijimos que la prirnera do generalizado de todas las cosas. La incoherencia es, por
enfermedad rad.ica en razonar contra la vida, p.oporrarra tanto, no una metáfora sino la descripción del carácter de ese
lo que no puede ocurrir de ningún modo, la "tsegunda con. estado y lo serán también pues de la conducción de la guerra
siste en no tener la voluntad de existir ni de vencer, de no hacer clel Chaco, del comportamiento frente al excedente, del fana-
cuenta del mundo tal como es. Sus ideas sin embargo triun. tismo enloquecido con el que el flanco superior de esta socie-
faron así fuera en el angosto escenario que ellos mismos habían dad luchará contra toda fórmula democrática, así fuera la
creado para su pobre victoria. l,as ideas de tales prohombres urás elernental.
fundaron una escuela y conservaron la saña aieja retenida de Lo extraíro de todo es lo impotente de la inteligencia. Sala-
Pizaruo y Almagro de una manera que dura hoy día mismo manca no era, de ninguna manera, un hombre de menos talento
en cada cotazón señorial. Condujeron a donde tenían que con- ciue Batlle y cualquiera que los hubiera conocido habría dicho
ducir, a la subordinación permanenre de Bolivia y de elloc lo contrario. De Baptista se dice que era un hombre aluci-
mismos respecto de todos porque era el último país capaz de nante; sin duda Moreno escribía mejor que Vicuña Mackena
200 EL trsTUpoR DE Los srcl,o0 r:L EsruPoR DE Los srclos 201

o que Rodó; en todo caso, Saavedra era un hombre tan pode. virtieron a Bolivia en una aldea panglossiana, muerta de ham'
roso en Io personal y rnucho más culto que Irigoyen. Toro, bre e incapaz de nada pero feliz de sí misma. Aunque basado
como lo veremos luego, en potencia no era un hombre con en una suerte de apartheid, en esto al menos tuvieron un éxito
menos talento que Estigarril¡ia. Para estos temas sin duda fra. indisputable los liberales, en vender la conformidad casi por
casa la interpretación en cuanto individuos, cualquiera que ella varas. Eso mismo, el deslizamiento hecia las ilusiones sin sus-
sea. Se puede adelantar algo, con todo: Batlle era partidario tento era parte de cierto ensueño enigmático que envolvia
de la igualdad de los inmigrantes. Cada uno de alguna manera el infortunio de las cosas.
se sentía perteneciente a lo que hacía. Dicho de otro modo: Es pues la época de la conciencia desdichada o de la falsa
no se conoce impunemente contra la realidad ni el conoci. conciencia. Se ha hablado en la jerga política local del "suPer-
miento es independiente de Io que uno es. estado" o del estado minero-feudal, acepciones todas que son
aproximaciones módicas de distinta eficacia al escrutinio de
un hecho evidente que era la existencia sólo aParente o seu-
Tiempo del desprecio, este período fue fisonomizado por Cua- dológica del estaCo, existencia embrollada en su suPeditación
dros Quiroga corno el de "cuarenra años de vida perdularia,,. real al núcleo dominante que era la "gran minería" y su con-
I La era en su conjunto, si no fuera por la guerra de Willka torno, la rosca, es decir, el superestado minero. Por eso, cuando
que abre la fase estatal en su despliegue, la guema del Chaco, la reforma universitaria lanzó el emblema minas al estado y
que indica el designio, y la insurrección de abril, que la can- tierra al indio se postulaba una consigna central porque en
cela, tendria sólo una atmósfera grotesca, como si se tratase Bolivia los oprimidos centrales eran los indios y el estado.
de una borrasca de truhanes y esperp€ntos, en medio de una Era una consigna que cumplía con el arte de ello, qlre con-
casa que se quema. La sustancia de esta época está dada por siste en penetrar lo máximo con las menos palabras.
la oligarquia en forma cristalina, es decir, por Ia reagrupación Es aquí donde debe hacerse una digpesión acerca de la sobe-
señorial en torno del excedente minero y sus grandes empre- ranía o cetteza de sí mismo o irresistibilidad, lo cual es el
sas. Aqui puede verse, en la práctica ethos del estado y significa el no deberse sino a uno rnismo.
-sin interrupción alguna:
ni caudillista (a la manera decimonónica) ni popular-, a la Es algo que no debe reducirse aI absurdo. Es obvio que nadie
oligarquía en su forma histórica, en el despliegue completo tiene ni adquiere uria autodeterminación infinita' Lo que el
de sus creencias, liturgias y fundamentos. El pueblo como tal concepto supone es que el ethos autodeterminativo e§tá §iemPre
se hal¡ía eclipsado con el triunfo de N{elgarejo y con el «lesas- presente en el espíritu de los actos. En todo caso, el no saber
tre de Zárate. Se puede decir que es el período de la .,rosca,, lo que se es por lo menos en el cuerpo de su historicidad es ya
en su actualidad o evidencia, invalorable sin duda para Ia una forma de no existencia o supeclitación.
biografía de una clase pero inexorable en la demostración de
Quizá cleba insistirse en el carácter solipsista que han adqui-
la inviabilidad capitalista de Bolivia. rido las tan estériles digresiones actuales de los intentos de una
El fracaso <lel proyecto oligárquico se hace devastador en su teoría general del Estado, que contiene el principio del aloca-
evidencia cuando se lo compara con Ia alegre cetteza de sus lismo en el análisis político. En efecto, si se puede hablar de un
fórmulas. Es Ia época de Ias aserciones. Todos parecían saber modo de producción a nivel universal ello debe detenerse en el
a dónde iban las cosas y era la época en la que Bolivia no momento del modelo de regularidad, que es su llmite legítimo,
tuvo dudas. En la ruina de una opinión pública excluyente, o sea, no puede comprender sino los aspectos más taxativa-
era una sociedad que crela demasiado. Fue también, por cierto, mente cuantificables del trabajo abstracto o sólo algunas lineas
el tiempo en el que Bolivia estuvo más cerca de la extinción generales del acaecer superestructural, como la libertad de los
.,I
política y nacional. I\fontes y su estólida soberbia exitosa con_ rnodernos. Es en cierto modo una discusión agotacla no Por su
i.
*
*
202 EL ESTUPOR DE LOS §IGLOI EL ESTUPOR DE LOS SICLOS
elucidación sino por su aglomeración. En
todo caso, es claro general o disponer de la vocación de convertir en plo¡riir lir
que si hay un orden esüuctural por el cual
existe cierta uni. voluntad general. Las condiciones son, como se ve, la posilrili-
vocidad en cuanto al modelo de igularidad
o modo ,; ;;". dad social, objetiva, de producción de voluntad general y, crr
cl¡ccln capitalista enrre formacionei tan distintas
cia, Esrados Unidos, MÍ"i:? y Argentina,
como Fran- segundo término, la capacidad del poder de leer en cuant()
esro ou. .orrigo estado político esa potencia. Es verdad que donde no hay
el principio de Ia mundiari<Iad o sJa la rógica
cle ra historia voluntad general, sólo hay voluntad esporádica, ocasional o
mundial, que es una nueva dimensión como
la temporalidad. Lo que supone la mundialidadsentimiento de
er volátil. La voluntad general es algo que debe comprender no
Iización ocasiona de un.-oáo qr. parece
como g.rr"*- só1o a todos, en lo horizontal, sino a las generaciones y la
un poco paradójico herencia, en el decurso del tiempo: en el sentido del tiempo
que las naciones o particulariclades seu, ta*biér,
das y diferenciadas. En el pasado, ra id.entidad
*1, proir.rrr- prolongado uno no puede ser sujeto más que en la forma dc
de una nación colectividad. En el acto mismo de la excornulgación política
provenía de su aisramiento; aquí debe
ser en cambio una elec- de los indios y de la plebe rotunda, el estado oligárquico renun-
ción porque ha de definirse con relación
a Ia mundialidad. ciaba ab oao ala producción de voluntad general; pero la gene-
Es por eso por Io que el cuaclro generalizad.o
del modelo de ralidad de la voluntad es la fuerza específica del estado y por
i: regularidad dirá muy poco acerca de la ecuación
social o d.ije- eso era un poder que construyó su propia imposibilidad.
rentia specifica de esos países que se tesume
mejor en el .on_ Es importante, con todo, basándonos en toda la información
cepto de formación económico-social. puesto
que el tipo de descrita, ffatar de situar los parámetros de colocación del es-
articulación de las reraciones prod.uctivas
con ra §uperestruc- tado oiigárquico con relación a los momentos del estado. Debc
tura es una de las acepciones d.e este concepto,
en este sentid.o repararse sin duda en que el recuento histórico resulta siempre
el estudio de la suma superestructural tiene u*a connotación
autóctona e histórica, o sea que no tiene más adecuado a su objeto que las clasificaciones que se hacen
una explicación ló_ sobre meras generalidades. Las que son supuestas como e§cue-
gica sino causar-factual._Es por eso por ro
que ras superestruc- las o doctrinas acerca del estado resultan en realidad situa-
turas, incluso cuando Ia forma d.e^ su
autoctonía se reduce ciones históricas verificables en diferentes contextos y quizi
al-modo propio de recepción del flujo de Ia
sultan un núcleo d.e iluminación porque son
mundialidad, re- eso mismo esté indicando que, lo mismo que en teoria del
Ia síntesis modi_ estado, en la sociología o en el materialismo histórico, la sub-
ficada del conjunto de las det.r*lrruáones
que vienen de los sunción histórica es siempre su prueba de la práctica.
sujel3s y causas que, en consecuencia,
producen una suerte de En todo eso, hacia la situación del estado oligárquico, pode-
predicado activo cle la sociedad. Los pio."ro,
ideológicos, esta- mos distinguir al meno§ cuatro momento§ estatales.
tales o jurídico-políticos siempre tienen como
su explicación
estructural la acumulación de su historia interior.
que discutimos, el mund.o sin duda (o si
fn el .uro l. Tendríamos, primeio, la situación en la que existen los
se quiere tu *rrr_ elementos formales o paramentales del estado moderno
dialidad) sobre-existió en- Bolivia pero sóto
porq,r" h ;;; pero no los fundamentos de su entidad sustantiva. Esto
gación histórica bolivia'a fue incapJz de
produiir iri*"ro iou ocurrió con todos los países latinoamericanos en la hora
composición de Iugar verosímil del mundt
y en segundo lusar de la independencia. Es un estado aParente porque la
de construir sus estructuras de autodetermiáci¿n. o----v ^'^6'r^
Es aqui donde se relacionan los problemas cantidad cartográfica no corresPonde al espacio estatal
de Ia voluntacl efectivo ni el ámbito demográfico a la validez humana
g-eneral (o moi commun) y Ia iguaidad.
En algún momento sancionable.
del-tiempo alguien adquiere h aftitud de ..q,rerér,,
ciedad y en su nombre. Esto qui-ere clecir,
po, fo ,o_ 9 Está, de otro lado, la composición opuesta. Por razoncs
asumir la voluntad patéticaso de excepción pura, hombres distintos entrc sf

I,

l,
204 EL ESTUPOR DE LOS SIGLOI
I f, trSTIIPOR DE, LOS SIGLOS
en lo habitual se colocan en un ademán de ofrecimiento
o disponibilidad. Se constiruye el estado político con un Si nos atenemos a esta distribución, que tiene un valor más,
poder más o menos indefinido sobre la sociedad bien taxonómico, distribución incompleta sin duda, el estado
civil y en oligárquico en su fisonomía y aun en su carácter contenía una
consecuencia se da la capacidad casi general
de transfor. oscilación enre el momento del estado aparente y el estado
mación de las costumbres políticas. il estado
es capaz instrumental. Su más grave distorsión es sin duda la espacial,
de normar la rutina y hay una reforma pactada de
lo Iil espacio es un dato central del pasado pero también contie-
cotidiano. A esto es a Io que se ha llamaáo,
con cierta ne lo que un país aspira a ser: en sí mismo contiene el principio.
vulgaridad intelectual, el estado hegeliano.
3. Aqul debe tenerse en mente la situación en la que el csperanza. Ahora bien, por el sentido de su concepción del
elemento dominante en la sociedad civil se territorio, al que no aspiraba a integrar nacionalmente sino a
convierte él organizarlo en torno a los requerimientos de la minería (canon
mismo, en carne y hueso, en estado político
o sea en un perecible como su fetiche) y desde luego en negación franca
:aparato especial desprendido de Ia
sociedacl. La clase do. de los supuestos espaciales de la memoria de la sociedad, era
'rninante no sólo ocupa el
estado sino que una y otro son
lo mismo. La suborclinación del estado al grípo domi. sin duda un estado incapaz de su propio objeto. De otro lado,
nante es tan grande que no hay mensajes de intercambio en lo que concierne a su concepción del ámbito humano de
entre Ia sociedad- civil como conjunto y el estado, validez que era en su origen oligárquico, eso significa exclu-
sino yente, basado en la lógica de la separación entre ciudadanos
que la clase dominanre se imponá sobré ambos. En
sentido, el sentido leninista o engelsiano (si eso
este y pongos o interdictos, era por tanto un estado que se desti-
reducirse así) del estado, el llamaJo concepro
pr.J. naba a sí mismo a una existencia aparente o fantasmal. To-
instri,men_ rnaba en última cuenta al rnargen demográfico y espacial que
tal, no es una visión arcaica de las cosas sino
un momento le dejaban sus vecinos. Por el otro lado, el que durante todo el
histórico patentizable. se tiene una visión instrumentalis-
ta del zarismo o del somocismo no porque uno período no hubiera un solo presidente que no estuviese vincu-
sea instru- lado en un grado u otro a las empresas mineras, con las exceP-
mentalista sino que lo eran el ,orrro1i.Áo
, Tenemos, y el zar.ismo.
ciones obvias de Busch y Villarroel que ya pertenecen a la fase
4. por úldmo,. el capitalismo organizado. Aqul,
sin duda, el estado está desprendido. Es la práctica de disolución y decadencia de ese estado, es innegable que ha-
de'Io blar aquí de autonomía relativa del estado es una pura digre-
que Marx llamó la autonomía relativa del estado.
un ejercicio hegemónico en er cuar el factor dominante Es sión. El concepto mismo de estado moderno no existía en las
"aprende" (aprehende) Ias formas pertinentes altivas y huecas cabezas de los hombres de la oligarquía.
de su do- Lo que en suma caracterizaba a este bloque de poder que
minación en el propio dominado o ,.u qrr" el argumento
del opresor aspira de un modo sofisticado a .orri.r"r, sólo por utilidad expositiva llamamos oligarquía era cierta
anorexia hacia la autodeterminación. Esto debe ser considerado
Esto ",
su propio argumento, el argumento del oprimido.
que está presente en la teoría de Ia dictaclura en
es en los términos de una serie larga. No se trata desde luego de la
llgo
Lenin. La dictadura es entonces la democracia para convocatoria necesaria a una catástrofe autodeterminativa: es
noso_ más bien la instalación social de un anhelo o ímPetu si§temá-
tros, Ia democracia interior o en el seno de la
dictadura tico. Si la autodeterminación debiera realizarse de inmediato,
proletaria, de ra misma manera que ra lramada
demo- sólo existiría el élan, cuando ella, la autodeterminación, existe
cracia en generar es la democracia en er seno
de ra dic- in pleno, lo cual es fantasioso. Lo caracterial es que en nin-
tadura o ultimidad política burguesa. Con ello
los crite_ guno de sus actos existía el anhelo verdadero de autodetermi-
rios de dictadura y democracia adquieren un carácter
binario constante. nación o, cuando existía, pensemos en Salamanca y su contorno,
se refería a factores en absoluto secundarios como los paragua-
207
206 EL ESTUPoR DE Los src¡-o3 f]L ESTUPOR DE LOS SIGLOS

yos y no con relación a los grandes temas centrales de la sobe- popular del sentimiento de autodeterminación o la a«lt¡uicre
ranía. Para Salamanca la soberanía era el Chaco, no la historia. al menos su enunciado estatal.
Le parecía compatible en toda la idea minera del espacio y una Es un verdadero quiebre en el sentido del poder'
No se trata'
actitud completamente impositiva con relación a una discusión con todo, de una voluntad ocasional sino de una estructura
trans'
espacial periférica. de autodeterminación, o sea, de una suerte de convicción
personal, que no depende del soporte del poder
sino que' por
cs
aorrt."rlo, otorga un marco o norma cuya tran§gresión
Las masas de Willka emergieron al mismo tiempo que la pos-
"l
ilegítima. Por eso, cuando se habla de autodeterminación
debe
tulación paceñooligárquica o sea del pandismo. Pando in tui,to diJtinguirse entre los actos ocasionales o patéticos
y 1o que es
persona encarnaba la posibilidad envidiable de un triunfo a urta lsffuctura de autod,eterminación: ésta' la estructura' es ya
la vez regional y popular, que no sólo echaba por la borda a un hecho objetivo, al menos en la medida en que pueden ser

los conservadores y chuquisaqueños, sino que daba lugar a cierto ob¡"tiuu, las" creencias colectivas e irrenunciables' El surgi-
potencial asiento hegemónico que habría sido impensable con miento de tales estructuras sigue siendo enigmático'
al menos
a ciertas instancias
la concepción sureña. Al reaccionar según sus reflejos ances- en palte, aunque es claro qt'" átU" asociarse
realidad la
trales y no según el sano juicio, los liberales ri la Pando, que de entrega ., tf"rtu hacia la voluntad general' En
eran todos, determinaron a la vez el carácter antipopular del autodeteiminación misma es un aspecto de Ia voluntad gene-
serán
estado que fundaban. El grado de recepción de Io popular no ral de tal modo que los propios actos autodeterminativos
más ocasionales o fortuiás án la meditta en
que no adquieran
pasaria jamás del frente angosto de los artesanos saavedristas
cierta repetición taxativa en eI tiempo' en que no se
convrer-
y las oaeias de Achacacl¿i o sea que había una inconcurren-
cia o ajenitud explicita de lo popular. Con ello, los liberales tan en una estructura.
soltaron las manos de lo que pudo haber sido una presión El caso del estado oligárquico es un contraejemplo' P¡imero
{ormidable pero al mismo tiempo desinflaron en absoluto los potq"" la generalidaa áe ia voluntad no existía ni siquierase
márgenes de su proyecto, pequeño para siempre. El poder, ex- .o*l a"rr.i¿ad utópica en tanto que el Pacto .constitutivoSaa'
basaba en un estatuto de expulsión' Montes' Salamanca
o
plotando lo que quedaba de disponibilidad después del des-
digni-
perdicio hegemónico de las masas de Willka, siguió la suerte vedra podían incluso .r."' i" alguna meilida en cierta
de la psicologla de su clase, una psicología sin sentido del dad dál estado pero sin duda eran ajenos al supuesto de Ia
y como estado-' El
poder ni de las mediaciones y no para nada de la soberanía. autodeterminacián de Bolivia, como sociedacl
En cierto modo, la poquedad o falta de avidez por los hábitos carácter subordinado del país les parecía un dato de la fata'
autodeterminativos en la oligarquía respondía a una cierta tra- lidad, como la naturalezu. E'ttt es el sentido con que se-dijo
dición, lo cual hace una contraposición decisiva con los senti- q.r" ';.o*o, un país pobre y debemos vivir como un país pobre"'
Es un caso extremo de docilidad ante la pérdida colectiva
de
mientos de las masas. La tolerancia anuente hacia todo lo
extranjero es significativa en contraste con el estilo autode- libertad.
terminativo, en una forma muy de intramuros, de la plebe. En determinadas circunstancias, la autodeterminación puede
cn
Tiene ello además ciertos efectos estructurales. Nos topa- provenir de una convocatoria carismática (como ocurrió
mos aqul con un verdadero núcleo problemático. En las discu- It período de Belzu) Pero es algo qrre dura lo que el poder
q.rá tu contiene. La'úase social en la que se asienta la
auto-
ciones acerca de la dependencia, se sabe que se depende pero
dieterminación es por tanto üucial para explicar su aparición'
no cuándo se deja de depender. Los países, qué duda cabe,
son dependientes hasta que dejan de serlo. Trátese de Alema- En otros términos, la autodeterminación más consistente es la
nia o Japón o Italia, o Rusia, hay una hora de adquisición que proviene de lo democrático Porque en ello la igualdad
208
EL
es la forma de Ia identidad intercambiara.
DSTUPOR DE LOS STGIT¡¡ EL EsruPoR or r.os sic¡-os 2(X)

ción es Ia prorongación corectir" La autod.eterftina. terminaron por construir su propia lnfima patria o subcultunr,
o--rru.ional de la dignidacr que era la oligárquica. Una oligarquía que había ingresatlo
personal, es decir, de Ia medida
en que existe el individuo en tan escasa medida en las claves protoculturales del lugar no
Iibre, porque si Ia colectividad tiens
capitalismo es porque es fruto
Ia fuena que riene en cl podía sobreponer la idea nacional a la de los agresores extra-
de Ia interpeneffación o inter.
discursividad entre hombres libres. íros porque sentía más ajena a ella a la multitud aymara o
E, .i"rto que es una falsa quechua que a la milicia chilena. Todo les decía que en un
dignidad personal Ia que ," furau
eJja erosión de Ia dignidad
ajena, porque eso excrusiviza
o aísra en vez de generarizar caso profundo sus aliados eran éstos
-los extranjeros- y no
su senrido. euiere d.::fo aquéllos. No es que no tuvieran sentimientos patrióticos sino
"lI9hu.;a laelpolitica
que hombre libre tiende de
por sí a extender su libertad que, en ellos, la lógica de la estirpe, exagerada hasta el absur-
van ciertas tenclencias profundas y de ello se deri. do, ha sido siempre más terminante y final que la lógica de
y Ia
ha.á la democracia política la nación.
autodeterminación. Es tal
de masa el que da cor.
"1"_;;;;
poreidad aI sentido d.e Ia soberanía.
Donde
Con un poder monopolizado entre tan pocas manos, en el
los hombres no son
homogéneos o no tienen que la supresión de los principios de igualdad y dignidad es-
"n.erraiáo,
homogeneidad, tienden u .ro
il"_"rro, simbólicos de taba legalmente sancionada y era como un principio del estado,
,.f"riru. lo-o a su otro al ver-
l\4ontes y su cohorte de vendepatrias actuaron, después de la
1i1"^:_o-.,-.p1q"" están con su identiáad opacada: et señorÍo
Plensa que el Otro es el indio, no el exúanjeio. pérdida de Zárate, aplicando todas las convicciones profundas
confrontación enrre- un proyecro Estamo, de una casta tan misteriosamente ajena a su propio lugar.
"rr-1"
racial_cultur"lir; ;--;;";r"-
)'ecto nacional. EI Otro interior es una rererencra
negativa mu_
fuerre que el Otro verdadero
*"."r{,
de la homogeneidad o si se q"i.."-a.o e*t"rior. La extensión Podemos enconrar ciertas regularidades. En la formación del
jetiva Ia simpatía intersub- eje o ecuación, el estado, furiosamente poseído de una suerte
deternrina Ia emergenciá de ros
sentimientos cle auto-
determinación. de rencor mesiánico, se enlaza con la sociedad en términos
Es cierto que ésta _la democr átíca_ social-darwinistas. IJna cosa es con todo el fermento o postu-
digmática de surgimiento de
es sólo la fonna para- lación del discurso social-darwinista y otra la práctica ideológica
"rr.
decir que sea la única; sin duda
Álio *od.rrro. No se puede del social-darwinismo o sea su aparición cruenta. De Baptista
también formas auro-
ritarias-de imprantación. Los ";ir";
p;ri;;;"trajeron a Saavedra, de l\{oreno a Pando, son elt realidad ideas colec-
de las invasiones francesas y él t.-o. esra obsesión
razonado a occidente Ia tivas; pero de una colectividad que no se imaginaba sino en
originó en Ios Meiji, había premisas en ambos casos esa extensión. Era una casta que, dentro de la idea gamonal
que venían de atrás. lunque del espacio, no tenía otra unidad que la negación de sus ene-
¿por que no ocurrió Io mismo ..; ;;;
vejación tan terrible .o*o iu chilena, migos. Como diría Gutiéruez ll975l, que el melgarejismo no
atroz de un moclo tan
innecesario, en perrl o Bolivia? era sólo un negocio espiritual y material de Melgarejo sino
Los hombres que vienen d.e
otro escenario tardan mucho más de un horizonte propio del modo de ser de esta clase, es fácil.
Io r
corporarse a su nuevo espacio:
tiempo largo o en acontecimientos
es atgo fi: :HTlju;:
drimáticos (porque el dra-
:T mente demostrable. Así como negociará Montes sobre el terri-
rna consiste en un ar torio en términos idénticos a Ios melgarejistas, ahora como mi-
nistro de guerra se dirigió al primer jefe del regimiento Abaroa
.Á,
dis tin to a" ir"jJi:
;:..:'.1:'".1:, "";
ll"#.:;jlffi
vilegio económico err" rarón de raza
y de religión, no hizo sino
[,; en Viacha, a propósito de 1o que llamaba la "sublevación de la
acentuar este extrañamiento los indiada": "Al hacer uso de las armas, los disparos se harán
y que se beneficiabun d; ;;
con objeto de herir blanco seguro, prohibiendo todo disparo
27O
EL ISTUPOR DE LOS §ICIf, I,L ESTUPOR DE LOS SIGLOS
de simple fogueo o ararma que
no hace otra cosa que amen¡ llor puede ser Kant en la práctica como decía Merlcau l)orrty.
guar el respeto que debe t"rrl.r"
a la fuerza ptiUficu=._- -'^ l,os conceptos tenían algunas contradicciones en Moreno o Ih¡r
En nada se diferencia y por er
.orri.urio es sóro una fase dt tista pero los vemos ya desarrollados, con cierta magnificcncilr
prosecución de Io que algunos
han llamaclo la expanri,irr-¿ol
Iatifundio comenzadi en fár*a tcrrible, en la práctica de Montes y en las ideas de Saavccha
,irr"*ili.u .." N{"ú;;;;"."u" ,o y Arguedas, que es como quedan en su remate. En cualquier
que es casi obsceno, Montes
mismo, cread.or .r" ru
d.e disparar sobre blanco
seguro, o'.orrr.rrirá
f"rriJi'r*r¡.a historia estatal, la hora de la interpelación suele ser una dc
Ia hacienda Taraco, a"rpJ;uráo u -lu en propietario de cierta grandeza, porque no se puede interpelar con disuasioncs
preexistenre en ella.
.o_rridad campesina débiles. Só1o el grado extremo de la autodestrucción campesina,
j,ro3¡Ji tos orígenes vitales no sólo de Ia
oligarqula de los años 50 ,irro la imposibilidad estructural de convertir su reclamo étnico-
turrrilén de Ia acrual. Como
veremos después, los hijos de corporativo en programa democrático general, en otras pala-
esros hombres
vos en la sociedad actual. "r,ao ff.ror,'í,r. bras, el fracaso necesario de todo ultimatismo atrasado, es lo que
Con este escolio no queremos explica el carácter rudimentario a la vez del momento utópico
decir sino que es Ia densidad del estado oligárquico: se tenía la impresión de que se podía
de Ia época, en este caso su aire
viciado, Io que explica el social.
darwinismo como fundar ex nihilo todas las cosas. La hipótesis de Willka es en
rogos, y ,o r., i;"X;"?';,*;i#J":::::ll-irL i*:il'"i$,* todo caso la prueba de la infecundidad oligárquica desde el
general de las cosas. Tiene eso punto de vista estatal. Carcanza pudo vencer a Zapata pero
un ot . adoptó su programa, aunque calificándolo, como es natural,
to q'" ru .or..tiriáad erecriva pi;; ;'3ii.ffi':x'i;
ha resulrado en Ia batarra de tas ir"'"txi porque ése era el derecho de la victoria. Los liberales quisieron
;i;;r.;;, ;á;":'*"::" suprimir no sólo a Willka sino también a su programa pero
conrertir su bandera en Ia de todos.
Este, eI inconsciente reac- éste lo sobrevivió en mucho. No tenían la menor idea de esto
cionario de Ia sociedad,boliviana,
pñ* es su ideología se- que se llama el acto estatal de recepción de las proposiciones
:t",1 y. su "complejo de ,ominación,,' Ios'que producen Ios actos
instintivos del estado .1 del fondo social.
proceso qr" ,ro importa cómo
"1instintos
racionaliza; en e§te caso ros
dá homicidio sociar del es-
se En otros términos, este estado como todos los estados en el
píritu-oligárquico se llegaron o rnomento de su constitución tuvo que ejercitar ciertas opciones
Es Ia irreología con que existió -urif"rrur
de un modo literal. o un proceso de selección. En ese momento mismo enseñó la
ese estado: el social-darwinismo
conto T,veltc¿nschau,ung.y Ia expropiación nulidad de sus ambiciones hegemónicas. El gran movimiento
derecho nudo, con et ,tág-a
de los ind.ios como agrario dio Iugar todavía a que se dieran los elernentos de un
dá como
ilusorio de Ia legitimaciói. Cuanao
,. j"r.ribe eseúnico núcleo
"i;;;;;re cierto envolvimiento hegemónico. Pando, si no convocaba a las
puede acentuar el sarcasmo habitual paisaje, uno masas, no podía vencer, como en cualquier acto de refundación
con que se mira el pasado,
porque los anteriorer u nosotros de esta naturaleza. Era el llamado a hacerlo, pues recibía la
nos parecen siempre htmbres
cándidos. No se a"¡l veneración un poco inexplicable de los indios. Pero su corazón
n o,., r rr",rt amaba aún más a sus propios prejuicios.
u pr oye
fue,débil,
ct
"lTffi * X'j' ?; :;.HL' nr*:.;::
" "'
expropiación, un hecho
y-.i
en Ia -la- no existió No todo en materia de pensamiento era ruina pura. Fue f'a-
medida
promerida pero sí "*..a"rte
li"rro grado y al menos
como un embeleco general. "r, mayo, hombre sin duda con una audacia en los ojos de su pcn-
distinguir enhe el momento samiento que iba más allá de la mera conformidad de la época,
f"idr_ideotógico dq.la que A"ui"rr" de elaboración de
.Ur.r".,.rorio a la vez un cautivo de ella, quien advirtió que la multivociclad
..j:
rntegrado. La práctica califica cuando ya ha sido era como un carácter de la proposición social, que clebfa scr
a las hipáiesls grupales y el te-
-y Io sería siempre- biunívoca, aunque es cierto (luc cn un
2I2 E,L ESTUPoR DE Los sIGLos
discurso
-el de Tamayo- sacrificado en contradicciones que ;: * ;;. ffi:'o no es consruente el ser a ta vez"r,,,,;;
resultan destructivas para la lógica misma de su exposición.
y gamonal. Tamayo entero pero sobre todo su formidable ¡»rrr-
Es ilustrativo seguir, así sea del modo más sumario, lá ilación
fleto sociológico sobre la sociedad paceña hace una doble obla-
de su discurso.
ción a lo señorial y al núcleo indigena de lo nacional, lo cual
Por un lado, una reacción poderosa pero maniquea contra remata sólo en una suerte de arcano o descomposición de pen-
el dogma social-darwinista, general en el momento: .,Si por la sarniento. Es difícil sin embargo llevar un antagonismo con-
manifestación de una superioridad moral se entiende g"rto ál ceptual de tal grado con la prosa, el fervor y la consistencia
de gravedad en el hombre con que se encaran todos "r" los áven-
a
1f
con que él lo hacía. Como latifundista él mismo y aun como
tos de Ia existencia, y un profundo sentimiento de justicia, y i heredero farniliar del melgarejismo, claro que Tamayo no podla
más que de justicia, de equidad, y aun más que de equidad, de .:i
ver en los indios sino a labradores natos. Tan radicales pro-
amor; si la moralidad consiste en ser su propio amo y sólo *i.
testas tampoco le impedían largar flores nada menos que a
§
salir de sl mismo y de su propio interés, por amor y servicio § N{ontes, con lo que anunciaba que en una parte no era sino un
al prójimo; si una gran moralidad se *unifiertu po, lu u."rr_ 1
enfant terrible de eso, del montismo. Una gran personalidad,
tuación dá la personalidad, sin perjuicio y más bien con pro- á sin embargo, triunfa sobre sus propias veleidades. Tal Tamayo,
vecho de los demás; si es, especificando un poco más, la á
en cuyo razonarniento sobre el país se encuentran ciertas líneas
sión de ciertas virtudes generales, tales como el trabajo "*pr"_
dásde
¿l
'd indefectibles para la comprensión de las cosas.
que se puede hasta que no se pued.e más, la mesura y la regla ;l
Tamayo propone imitar el espíritu del ejemplo japonés,
en las costumbres y que se traduce luego es una ordenada salud §
& cuando la restauración Meiji estaba en su proceso, es decir,
corporal; la ausencia de toda maldad radical, la veracidad, la k
§ muy temprano. El Japón a sus ojos habría obtenido en primer
gravedad, la ausencia de todo espíritu de chacota, la manse_ ,*
* término una visión objetiva, descarnada y desengañada sobre
dumbre, como condición general, la humanidad y Ia inocuidad ,5
el mundo: "se percibe que lo que más intensamente vive sobre el
y al lado de esto, como cualidades intelectuales, la simplicidad, ,.1 mundo es Europa".
la rectitud, la exactitud y la medida; si todo esro, deJimos, es ,,'.
Pero el Japón no se alucina con eso; por el contrario, se
manifestación de una moral superior, nadie más que el indio
aboca a captar "todo lo objetivo, todo lo exterior de la vida
de que hablamos la posee" fTamayo, 1944].
europea". "Los necios y los ingenuos hablan de la europeiza-
Consecuencia, la centralidad, de lo indio, que era como un
ción del Japón." Apela entonces Tamayo a la distinción entre
social-darwinismo invertido: "La base de toáa moralidad. su-
cultura y civilización, muy en boga sobre todo entre los alema-
perior está en una real superioridad física; en este sentido,
:i nes: "En Japón hay una civilización europea: pero la cultura
lo que hay de más moral, es decir más fuerte en Bolivia, es el ..,
toda, es decir el alma y la médula, son japonesas."
indio; después, el mestizo, por su sangre india, y en último
término el blanco."
Si esto se traduce a otros términos, puede asegurarse que la
idea está clara en cuanto a que ser es ser en el mundo y que,
Era Ia resurrección del panaymarismo, un indigenismo _nos
por el contrario, sólo en el mundo (en la condición del inter-
tememos- demasiado simple. Tamayo, con todo, tratando de
cambio con el mundo, que es la civilización o sea la moneda
dar silogismos positivistas a su mesianismo exurtante, fundó
de este mercado) se es uno mismo (es la cultura de uno mis-
una escuela sin proponérselo: todo el aymarismo posterior, el
mo). Contra una clase y una atmósfera que carecían de senti-
katari§mo, consiste en creer en sí mismo y eso es objetivo como
mientos y de presentimientos de esta naturaleza, la requisitoria
etnocentrismo aunque sus explicaciones no lo fueian. Ser ay-
de Tamayo hacia la autodeterminación o hacia lo que llamó la
mara con todo tiene universalidad en la medida en que
"pedagogía nacional" sigue siendo el más aplastante manifies-
"r.urru
como alegorla a ros perseguidos de Ia tierra en su carnalidad
to histórico sobre los fundamentos. Las limitaciones, con todo,

!
& &¡
214 trL EsruPoR DE Los src¡.o§ EL ESTUPOR DE LOS SIGLOS

eran obvias. 'famayo parecía Fichte pero I\{ontes no er:a Bis- vencia permanente son clos fuerzas que obran sin ccsar y cn l:r
marck. misma hirección a pesar de las resistencias de las satrgres cxt'r-
Podría uno preguntarse, por ejemplo, por qué Patiño es ca- ticas y las <leltresiones históricas de las sangles autóctonas. La
paz de triurrfar en el munclo y sin embargo no lograr que "el plantá humana puede presentar desviaciones, modificaciones ex-
alma, la médula sean japonesas", es decir, bolivianas. La capa- i.añur, tenclenciis diveisas, etc., etc. No importa, una voluntzrcl
cidad de absorción de la tecnología del mundo era comparable anónima y poderosa se desPrellde de la tierra y en ella §e fun-
en unos y en otros pero de ninp;una manera el sentido cultural clen en un océano todas las corrientes humanas, ya volitivas'
o -espiritual- con que se hacía tal cosa o, más bien deberia ya intelectuales, ya sentimentales. Y éste es el verdadero con-
decirse, no sll acumulación nacional. Tamayo, en el fulguran- iepto cle las patrias... A veces los hombres no se clan cuent¿t
te galimatías de su pensamiento, carecia de los elementos de de ello, y 1o que es Peor aitn, a veces un falso espejismo' ulla
colocación objetiva de clase para comprencler la relación de- mala inárpreáción de la propia historia, Lrn Prejuicio hele-
cisiva que hay entre autodeterminación y democracia. clitario, les hace clesconocer el verdadero sentido de su vida'
Está allá sin duda un Tamayo demagógico, en el sentido de y es ello rémora de la historia y obstáculo de la vida' Así'
IJnamuno (pedagogo de pueblos). El aspecto fundarnenralista entre nosotros, nuestro blanco se imagina, tácita o exPresamen-
o milenarista de su representación sirve hoy a fines que é1 con te, estar a una distancia inmensa de nuestro indio; y no §ola-
toda seguridad no habría compartido, porque era Lrn hombre mente se imagina esto, sino que, en este falso criterio, va hasta
conceptualmente desgarrado. Tamayo mismo, contradiciendo a no abrigar para el indio otro sentimicnto que el desprecio' o
Tamayo, propone sin embargo un núcleo o principio que, a nues- en mejor caso, la indiferencia. Ignora quc cntrc él y el indicr
tro modo de ver, es central en absoiuto para el análisis cle la hay mucha menos distancia qlre entrc él y cual<ltricr bl:rnco dc
cuestión nacional en Bolivia: es el principio de la interacción Europa. . . En América, no existe el blanco, al rncrlos cII url
humana en el devenir, tesis sin duda más inteligente y profun- sentido estrictamente euroPeo"' [Tamayo, 1975]'
da que todas las de este texto excepcional. "Y en este punto Estos argumentos pertenecen a la cepa más brillante del dis-
de nuestro estudio del carácter nacional encontramos necesaria-
curso ensayístico, que es en gran medida (como 1o será des-
mente otro factor que para muchos sociólogos es definitivo, y
pués la novela) el género que elige la expresión en América'
que tarnbién nosotros, con ciertas reservas, nos inclinamos a
Tamayo no podía haber leído a Murra ni a Choy (que en cam-
considerar tal. Este factor es el medio. Y el medio es la tierra,
para usar el término menos áridamente científico. I-a tierra bio debieron haber leído a Tamayo), detestaba sin Iazones ma-
hace al hombre." [Tamayo, 1975.] yores ni menores a Rousseau, y a§umía de un modo serio a
El medio o atmósfera de lo socialt eso es lo rescatable. La schopenhauer y más bien literario a Nietzsche. Pero la cuestión
tierra misma, aunque ya hemos hablado sobre ello, es un dato <le la tierra, trátese de ella en cuanto escenario de los orígenes
más que considerable en esta circunstancia. La tierra, con todo, ideológicos, como cuestión agraria misma (por ejemplo en la
como tierra modificada; es la modificación de la tierra y no clicotomía tan característica entre la "persistencia" productiva y
la tierra misma, aunque la tierra hubiese determinado la rno- el ademán depreclatorio pero no incorporativo del terrateniente
dificación. En el propio Tamayo, con todo, no se trata de un o, más general, del extractor de excedente y de la sociedad de
mero reduccionismo a lo geográfico sino de la interacción ne- los terraterrientes), la propia lógica de la pertenencia espacial
cesaria, que es ya el requisito de la forma local de lo intersub- o irrenunciabiliclad del espacio, son hechos, Presentes en La
jetivo: "Tratándose del carácter nacional, blancos, mestizos e creación d.e la pedagogía nacional, de una vigencia indisputable'
indios de América, todos tenemos dos factores poderosísimos en La calificación de la intersubjetividad premercantil o protomer-
común: la historia y el medio. . . La tierra común y la convi- cantil §obre e1 desarrollo general del fondo de identidad es sin
$
J
&

t
216
EL ESTUPOR DE LOS SIGLOT

duda una premonición muy avanzada sobre la producción


autoconciencia de esta sociedad.
de i""r,- ;".;:"'Había dado una orerta o rtuiclez o" ,",i1;
cerradas en la rutina a é1. Pando eligió servir a sus salvajes dog-
intuyó o recordó, en el sentido platónico, otro aspec. mas y hacer un tributo forzado a ideas malencaradas antes que
.l tolamayo
del estado general de fluidez que había ocurrido en lo're.
asumir el programa nacional que estaba latente en la forma de
il ciente en Bolivia, con Ia postulaiión inclígena de masas
I y la la rebelión; se sancionó el destierro legal de los indios, de in-
controversia en torno a Io que hemos venido a llamar el eje
I
dios que, por lo demás, habían levantado el nombre de Pando.
I o ecuación. Encontró que en el cuerpo mismo de Ia propia in- Tal apoyo a Pando tiene propios significados. Cierto es que to-
terdiscursividad o acción psicológica del medio qque aqut
no davía en Ia década de t9l0-1920 su nombre mantenía su sonori-
debe entenderse como mera geografía) debía discuúrse .rál
,.- dad entre los aymaras. No deja de ser trágico el que los indios
ría el eje proporcional cre ra interpelación. Lo indígena debía mismos invocaran a un hombre con tan nefastas ideas racistas,
serlo, segú, é1, sin dudas: .,Los dos rasgos de nuestio carácter
lo cual, quiérase o no, significaba que, en su perplejidad, eilos
nacional son Ia persistencia y la resisteniia.. . por la fuerza
de rnismos llevaban todavía las semillas de su servidumbre. En otras
las cosas el fondo principar de nuestra nacionaridad está forma-
palabras, carecían de información. Sin eso, no se puede vencer.
do en todo concepto por la sangre autóctona cual, como hemos
La farándula de los grandes personajes de aquella época era
visto, es la verdadera posesora de la energía nacional.,, desde luego incapaz en su médula de entender tales atisbos de
[Tu-
mayo, 19751. grandeza analítica en Tamayo. É,1 mismo, por lo demás, actuó
La conjugación entre el principio intersubjetivo aquél y ésta para esa sociedad, llenó su poesía de rasgos épatants y derramó
que es ya la interpelación desde el polo indígena aámite la prepotencia de una fácil erudición hasta acabar hastiado y
una
lectura presente de esta posturación, aunque sin duda es É clausurado en un cuarto por décadas. En una importante mecli-
una lec- F
tura deductiva. Se debe distinguir entre utopía e ilusión. .: da, la cómoda superioridad que tenía sobre los hombres cle su
Los
hombres que no organizan utopías no existen^ cle época le hizo perder la perspectiva de sí mismo y lo distorsionó.
verdad pero a
veces las ilusiones son sóro una manera de huir de ra
exisiencia. Los militares ultranacionalistas de los 40 reeditaron estos en-
No es fácil por lo demás convertir el desprecio en un programa. sayos como libro pero no reformaron ni la sociedad ni su propia
La casta, oficial o idealmente hispánica, había fracasadJ siem- institución de acuerdo a eso y, en general, en lugar de discrimi-
pre en Bolivia en Ia rencorosa ilusión de la europeización de la nar las líneas transformadoras de esta doctrina, se convirtió a
sociedad quizá porque ella misma se refería u .rru Europa Tamayo en otro de los penates cle la provincia perfecta.
que
había dejado de ser. Incluso en la presunción de qre aicfro
pro-
grama resolviera exisitir por una vla sincrética, ello mismo
habria hecho posible con un grado importante de absorción
se En cuanto la acumulación originaria se dirige hacia la construc-
ético-estatal de Ias proposiciones indias de masa o sea
ción del mercado generalizado, se puede decir que es también
con una un momento constitutivo de la nación en el sentido capitalista.
proyección hegemónica y no cultural_genocida, no fetichista.
Los No, desde luego, el rinico momento constitutivo posible ni es,
actuales movimie,tos milenaristas sin cruda recogen
y desarro- como vimos, la forma capitalista rinica posible de la nación. Con
llan la centralidad indígena a que apuntó Tamayo y en su buen
todo, está claro que es verosímil imaginar un proceso de acumu-
sentido proclaman el derecho de cada cuerpo reconocible (y
lación originaria que carezca de clirección o sentido nacional en
aquí se habla de una gran parte del ser social) a calificar
los su discurso o sea que no toda acumulación originaria produce
términos en que debe ocurrir Ia igualdad o sea el derecho .,i
a for_ J una nación. La expansión del latifundio y el triunfo estatal del
mular las propias interpelaciones. !
En el alma de pando es donde colapsó la opción de un estado i: libre cambio sin duda configuraban un momento de tal acu-
rnulación. En su procesamiento hubo entonces una suerte de
:

ir.
+
t
,*,
§
I
t
2r8 EL ESTUPOR DE LOS SICLOI EL ESTUPOR DE LOS SICLOS

debate material entre ejes cle i:roposición e interpelación y sin clel mercaclo munclial o tenía una concurrencia ca¡lilar it é1, cs
duda ei colapso cle Willka expresaba ya por contraste Ia forma obvio que, con relación a la vida que se había organiz¿ttlc¡ ctt.
desarroliada del carácter no nacional que tendría la determina. esas condiciones, aquí se habían producido dos excedentcs ¡ttlc-
ción de ese ciclo. Es un hccho que entre la determinación en- vos, alluel de la segunda plata y este del estaño, exceclctrtcs
dógena que venía de la *economía moral" de ta resistencia dignos de tenerse en cuenta al menos. Eso, excluyendo cl pro-
comunitaria y el proteccionismo primario de los artesanos, ), cluci<lo de la goma, que no dejó de ser cuantioso' De manera
la exógena, fundada en el auge de la plata y la conexión chi- que no es la ausencia de excedente el problema a discutir sino'
lena, triunfó la segunda. La verdad es que ni las consignas la aptitucl de metabolización local o asimiiación del mismo' Lta
populares a la vez extremistas y conservadoras (porque no se nula sin duda.
proponían sino la restauración intacra de la comunidad indi- El temperamento de Huanchaca hizo una e§cuela que se rc-
gena) ni Ia elaboración inteiectual del éxito oligárquico renían petiría. En 1885, por ejempto, en tanto que los ingresos del'
i
las bases para clar una salida nacional-burguesa a las contin- estaclo eran de algo más de 4 millones de pesos, la empresa
gencias de la lucha de clases, que supusieran una solución re- Huanchaca sola distribuyó entre sus socios 5 millones.
accionaria simple. Esto tuvo, como vimos, un remate cupular De otro lado, a partir cle una situación cle inexistencia vir-
y excluyente dentro de una suerte de eterno retorno de masas tual de Bolivia en el mercado rnundial, Huanchaca pasó a
que luchan con ferocidad por objetivos invertebrados y el re- producir 850 000 marcos de plata y a pagar 40/, per annurn ?
mate señorial que hasta aquí ha tenido siempre éxito en la sus accionistas Por dividendos. Como los derechos de exPorta-
reconstrucción de espacios para su propia repetición o perseve- ción eran de 0.08 bolivianos por marco es obvio clue nada dejir
rancia. A la larga, corno ocurrirá también en esta fase, fracasa- ?.
y es como si no hubiese existido.
rán ambos, porque un programa cupular que no logra a lo ,i: Lo mismo puede decirse clespués del auge clel caucho que,
últirrro seducir o incluir erl su seno a las masas es espumoso. A jl'
entre 1906 y 191I, Ilegó a rePresentar el 20/o de las exporta-
su iurno, un programa de masas que no es viable, es decir na- ciones bolivianas.
cional o colectivo hasta su último término, es la convocatoria No fue cliferente la historia del estaño. Entre 1900 y 1920'
inevitable a una resurrección reaccionaria. se exporta por (pesos bolivianos) I 023329 090 de los cuales
La consecuencia de esta resolución taxativa de las cosas fue el estado retuvo 48 026 040 o sea meno§ del 5/o, el ex ministro
Ia mentalidad de los mineros, esto es, de los burgueses de carne liberal de hacienda Edmunclo Vásquez calculó que en sólo'
y hueso, que fueron como la práctica de aquellas teorías que una década, de 1920 a 1930, se exportó por (pesos) 2 660 000 000
a su turno manifestaban los resultados sociales. con la salvedad de que, al decir de Vásquez, "esto§ caPitales no
han reingresado al país" (Albarracín, 1972: 64). Entre tanto,
"mientras los ingresos nacionales no Pasan en toda la adminis-
Veamos en su resumen algunos elementos de la fascinante his- tración liberal de 31000000 [pesos bolivianos], hasta 1920 sólo
toria del estaño. La producción pasó de I 000 roneladas anua- La Salvadora (la mina principal de Patiño) tiene un capital
les en 1890 a 3 500 en tB99 y a l5 000 en 1905 (Klein, 1982). calculado de 2 000 000 000 de bolivianos".
En 1929 era cle 48 000 toneladas. En todo caso, Ias exportacio- Hasta 1952, año de la nacionalizaci'n, las minas bolivianas
nes subieron de 20 914 100 pesos bolivianos en 1895 a 93 721 800 producen unas 300 000 toneladas de estaño'
en En 1902, Pando fijó un modestísimo irnpuesto de 3/o sobre
I
1913.
un lado la pérdida del gran excedente, que fue el utilidades líquiclas. En 1904, según el Inforrne de la comisic¡D
Dejemos a f

salitre y el propio cobre de la costa. Si consideramos que du- de Hacienda de la Cámara de Diputados, sólo dos compaítias,
rante largas décadas Bolivia había desaparecido en la práctica la Abelli y la Compañía Nfinera de Quechisla cumplieron co¡l
e
i
&
EL DE Los sIGLos t'¿l
220 EL EsruPoR DE Los stcr,oú ESTUPoR

€se impuesto. La primera pagó 5 830.77 bolivianos y la segunda no pagó impuestos sobre utilidades ni gravámenes de <-¡l-ta ¡t¿t-
8 615.40. La desobediencia por parte de los indios era castigada t,r.rl.iu porqn" el único que se dictó en 1902 no fue curn¡rlitlo:
de un modo pesado; en este caso la desobediencia no ocasionó las demái riquezas minerales, como el antimonio, no pagabatr
sino la caducidad de Ia norma "por desuso". "La ley del 13 de ningrin tipo de imposiciones, ni aun los derechos aduancros'
diciembre de 1902 quedó en desuso" y "a partir de 1905 nin. El cobre, la plata y el oro fueron constantemente liberados dc
guna de las empresas pagó el impuesto vigente sobre utilida. derechos de exportación por disposiciones ministeriales exprc'
des" (Albarracín, 1972: 159). sas."
Lo mismo strcedía en los demás órdenes. Con cierta candidez, Esto significa liso y llano que la retención de excedente era
Montes, que sent{a que no tenía nada que ver con ello, en su inexistente. Dejemos de Iado la ineptitucl basal en la defensa
informe al Congreso de l9l4 indicaba que: "El antimonio que del máximo excedente posterior a Potosí, que fue la cesión dcl
se exportó por un valor de 17 millones cle bolivianos no ha salitre y el cobre. La fetichización del excedente era tan exul'
iI dejado un solo centavo de impuestos" y gue "el rendimiento tante que se Practicaba el sinsentido de sacrificar el propio
ii fiscal sobre las exportaciones de antimonio ha sido nulo poR gran e*cedenté efectivo -el salitre- por la PersPectiva de un
Ixcedente futuro. El modelo Por tanto era Chile, pero sólo por
ij
No ENooNTR^RSE GRAvA-DA su ExpoRTAcIoN".
Si se compara esta cifra con la del presupuesto nacional, que chilenofilia viciosa; Chile en cuanto apéndice o socio de los
no pasaba de 16 millones en el mismo año, es justa la protesta ingleses y no el Chile que había deseado y conquistado un ex-
del que dice que "la exportación de 17 millones por un solo .eá.nte. He ahí lo que hizo el montismo con este elemento tau
concepto, sin pagar derechos de niDguna clase, no podía tener central de su visión cle1 munclo con §u piedra filosofal' Si por
otro nombre que el de saqueo". exced.ente se entiende una disposición de recursos que no sólo'
La indiferencia ributaria del general Montes no paraba ahl, reproduce de un modo simple los niveles previos sino que los
porque el mismo informe añadía: "Otro tanto corresponde de. reÉasa, o sea una alteración favorable de los medios con rela-
cir de los minerales de plomo y zinc, que se exportan libres ción a la reproducción social, era indudable que Bolivia ha-
del pago de derechos." bía dado lugár a un Duevo ciclo excedentario. Los hombres de
En cuanto al wolframio, del que Bolivia era el primer pro- la oligarquía lo dilapidaron con una desaprensión incompren-
ductor en el mundo, dejaba 97 000 bolivianos sobre una expor- sible.
tación del monto de 5 600 000. Era considerado, sin embargo, Ello se refiere no sólo a que Bolivia perdiera un millón de
"el milagro". kilómetros cuadrados entre 1889 y 1909, lo qrre es grave sobrc
Vásquez había dicho que el total de lo exportado hasta 1930 todo por el modo aquiescente que se mosró ante el hecho' No
eran fondos que habían "sido distribuidos entre accionistas que ..u ,á1" un caso de mera incredulidad territorial, en sentido
radican en el exterior", lo cual fue ratificado por el propio d.e que no se creía en lo que en la letra se tenía' Era algo
Montes, según el cual: "el 98 ,7o de Ias sociedades mineras, cuyos más. Se puecle clecir que cada programa estatal tiene utr sen-
accionistas sirven el impuesto sobre dividendos, eran extranje. timiento terdtorial como parte de su concepción de las cosas.
ros y recibían sus beneficios fuera del país". Son correlaciones no siempre conscientes. Moreno, por ejemplo,
El riltimo presidente de la era liberal, José Gutiérrez Guerra, como uno de los iniciados, a Ia hora de su agonía sintió la pe-
intentó gravar las exportaciones de minerales y es harto posi- sadumbre de ver a Bolivia convertida en una factoría minera;
ble que ésa fuera la causa inmediata de que aquélla llegara a e(a, con todo, tarde aun para el pesar porque el supuesto ga-
su fin: "'Desde 1900 hasta 1920, durante dos décadas de expor- monal del espacio estatal no era sino la prolongación del co-
taciones de minerales, el porcentaje de derechos aduaneros fue lapso de su acervo humano, cuyo Punto de partida fue el chau-
casi uniforme, fluctuando entre el 3 y eL 3.470... El estaño vinismo racial del cual el propio lvloreno l"rabía sido un pro[cta.
900
.11 EL ESTUPOR DE LOS SIGLO¡ s ,¡2:t
;son esos sentimientos ros que se practican
ro mismo hacia fuera El dinero, conseguido al precio inmenso del despojo tclr.ito.
que hacia dentro, y lo que o.,r.iió con Ia red ferrocarrilera
,de una elocuencia terrible. er rial, volvía a manos norteamericanas y chiienas, es cle<:ir., a lr¡s
La venta de territorios (porque no clespojadores y sin otra condición.
fueron orra cosa los tratados de paz con Chile y
nrrr;f¡ i" ,rr. Los hábitos del estado con relación al espacio tenían r¡tre
dujo en inversiones-en ese tipo ite infraestructura clue se basa. traducirse también en su equivalente interior y conformaron lo
ron en el llamado informe Sisson. Dieron lugar a io
,ed, que que se puede llamar el fuero del enclave. En esto, los mincros
,se- bautizó Speyer-trfontes, que
.soluro que no renía otra finaliclad en ab. clel estaño fueron sólo los herederos de usos instalados por sus
el servir a Ia minería, como lo ciice el propio iis-
son. Sobre los restos del desvaído mercaclo interno antecesores inmediatos. Una comisión de la Cámara de Diputa-
era un recuerdo del epicentro potosino, que había
p*r'i", q"a dos informó en 1900: "La sociedad l{uanchaca, con grave ultraje
sacumbido a la Constitución y a la República, dicta su voluntad y gobier-
para todo fin práctico con los artesanos áe Belzu
narios de Willka, puesto que la concurrencia
y los comu. na en una población de B 000 almas."
de ius regiones Las minas, los sirineales fueron cotos cerrados a toda forma
se interrumpió aquí, se diseñó un encogiclo
nuevo *e.ouáo in. de la validez del estado. Los diputados aquellos prohibieron en-
terior, si así puede ser llamaclo, circunJcrito a
los distritos mi. tonces a la compañía pagar en fichas e impedir el comercio v
.neros y algunos valles, Cochabamba
en lo particular. Destruidas el libre tránsito de las personas. Con poca fortuna: "En este
Ias bases del viejo mercado protegido qaricar,
trigo), ," ,"a,r¡o centro no hubo medio de hacer cumplir la ley" porque "los ge-
,su alcance y eso afectó .egi,orr"r
" elaborada con irrporiurt., como SantaCruz; rentes de los establecimientos de Huanchaca y Pulacayo nom-
"La industria de la harina, trigo de Cochabamba,
'fue desapareciencro lentamente; Ios terares y ra incrustira bran autoridades que deben administrar esos pueblos de modo
del que todas las autoriclades allí constituidas est:in subordinadas a
ve§tido resurtaron ser productos extraños que
ya ni ros indios esa empresa."
vestían; el azÍrcar de Santa Cruz se transfoiinata
-desaparecía también ante
en alcohol y Esta situación se mantuvo en Ia práctica hasta muy entrados
el importado del perú. Si no eran los 40. En todo caso, Tejada Sorzano, como ministro libe-
.productos chilenos, brasileños, argentinos o peruanos, eran nor-
teamericanos los que inundaban el mercaclo de ral, certificaba que en l9lg eI mecanismo no había carnbiado.
consumo.,, .Se preguntaba: "¿Qué podrían hacer los subprefectos, intenden-
Es precoz Ia aparición de un fenómeno que sólo
se verá en tes o corregidores contra las grandes empresas? A ellos no les
su despliegue cuando se discuta los problemas de
mentalidad queda por desgracia otra alternativa que someterse a los capri-
e, la conducción de Ia guerra del chaá, esto es, er desrizamiento
tenaz, inevitable y general hacia la inconsistencia chos de las compañías o salir de sus dominios."
,comportamiento, entendido activa en el
ello como toda una tenden.iu g..r-
pal' L'a farta de coherencia, no habramos ya de senticlo
nacional En principio, la explicación de eso sería la falta de capacidatl
ni autodeterminación, se expresabo sistema de hombres
"r,ejemplo,
'cn las negociaciones más sencillas. por "rt" burguesa de un uso burgués de la riqueza y no tendría otra fuen-
no obstante que te la falta de voluntacl de sí mismo que mostraba el estado, o sea
el contrato speyer era como una clerivación de la
inclemnización que el concentrado social no asumía la avidez de una cosa ni la
chilena, o sea, como si el Litoral se hubiese convertido
en una otra. En esas condiciones, es razonable suponer que lo mismr¡
línea férrea, "los banqueros del rrust Speyer pusieron
el negocio que con la segunda plata y el estafio habria ocurrido con el sa-
en manos de Ia empresa The Bolivian Raihvay
Co., la que"a su litre y el cobre, como pasó en efecto con Chile. Esto nos con-
-¡ezhizo transferencia de sus derechos
a ra firial anglochile'na The
Bolivian (Chiti) it Bolivian Railway Co., movida por los ducirá en algún momento de la exposición a otros niveles dcl
mis_ análisis. Es llamativo el que se tratara de un país con cierta cx-
mos intereses que dieron origen al tratado de
1904,,. periencia mercantil y aun capitaiista. No es casualidad que pa-
224 EL ESIUPOR DE LOS SIGLOS T.I, ESTUPOR DE LOS SIGLOS

tiño combinara casi de un modo inconsciente el criterio que surge Ia rr¡ezcla tan arraigada entre la subsunción [otrrlal y t:l

se ha llamado de las "mutaciones cluzadas" (Ashton, lg50:22), deJalco, (lue es coüro §u carácter en cual1t'o emprcs-ario'
de Klein de tluc "srt
es decir que tendiera a la incorporación de la técnica como Quizá pre.la acePtarse la afirmación
si Irubiese nacido en ella y a la vez a la subsunción del criterio priir.ru ¡ugada f.re la creación de una administración tóc¡¡ir:a
rnana.ger a Ia forma dcsfalcatoria cIásica. Patiño en persona iroaernu"tl;o la dirección cle comPetentes ingenicros e,roPco.s"
dr¡da de !¡re' en l¿r rcl¿r-
es una prueba de que no existían verdaderas obstrucciones cul- fKtein, t9S{i. nn contrapal'te, no hay
turales para una comprensión más bien exhaustiva del mundo iiór, lrrgu entre ambos, no se puede ni hablar de una actittrtl
ni del capitalismo. Se puede decir, por el contrario, eue él mis- de anuácia clc Patiño hacia lás técnicos extranjeros' En reali-
mo era un caso de individualismo posesivo sin nación o sea que dad, Fatiño sul.¡ordinó hasta psicológicarnente a un vasto cuerPo
era la nación o aquellos que asumían el monopolio de su nom- de administr.adores e ingenieros europeos y norteafnericano§ :r
bre los que carecían de tales nociones de individualiclad y po- los fines dc PatiÍio, qiue no eran los de Bolivia Pero tamPoco
sesión. Los elementos señoriales en Aramayo o Arce eran más los de los extranjet"i. E, este senr'ido, es un emPresario de
importantes, así fuera por ósmosis, y los cosmopolitas en FIos- estilo clásico Porque jamás se despoja, del pritrcipio al.fin'.de
child. El jefe real o caudillo empresarial era sin embargo Pa- lo que }{arx llamabi el manrto del capit¿l' Esto es significa-
tiño. Es por eso por 1o que debemos preguntarnos en qué con- tivo porque el rnoclo en que ocurre la supeditación real es la
diciones era posible realizar todos los actos propios de la lógica cie pocler clel capitalismo y acaso se pueda decir que
burguesa y a la vez renunciar de inmediato a su efusión como es el r¡omento remoto de fundación del estacio. si eso no se
"r.,r.^lu
lógica nacional. La propia privilegiada combinación de bajos cierivó hacia la socieclad no fue por falta particular de Fatiíro
consumos y una relativamente alta adaptación a Ia tecnolqgía (aunque lo fue también) sino por cicrta incapaciclad de absor-
avanzada por parte de los trabajadores así como la preexistencia ción clel cuerPo social. I-a preburguesía local, en la móciica
de un cierto mercado interno parecían la convocatoria a unr.r medicla q.," existía, estabi Inuy lejos del espíritu de mando
".,
del capital .rru fortla qtle reba§ara el marco puramente dcs-
suerte de efecto de imitación hacia el desarrollo del capita-
"r,
iismo. Sin embargo, Patiño mismo se constituyó en el ejemplo pótico de la acumulación originaria'
de la forma falaz d,el aburguesamiento porque, siendo burgués Tenía Patiño un instinto profunclo hacia la técnica y eso de-
hasta el fondo de su alma, era capitalista en forma pero no bió haber tenido su derivación, enotras condiciones, hacia 1o
social. Casi en su Punto cle arranque, compra un rnolino
de
nacional. Es estudiando los perfiles de los grandes burgueses
como podemos encontrar indicios acerca de las imposibilidades refinamiento que costó un millón de dólares, lo que era (en,su
insidiosas de 1o burgués en una formación como la boliviana. tiempo) una inversión de veras consideral¡le. "El molino lla-
Lo cierto es que resultó una tierra inhóspita para ello. martá Miraflores entró en trabajo en 1905' Con la energía eléc-
Patiño, hornbre de extracción popular (aunque de cierto seno trica y otras mejolas, La Salvaclora salta de 10797 tonelada's
popular sui generis, que es el de Cochabamba, que no por ser en 1904 a una producción prerrefinada de 42409 en 1905' En
una subformación no industrial deja de ser quizá la más an- 1910, La Salvadora estaba ya produciendo el lla/o del estaíro
tigua y propaladamente mercantil de Bolivia), primero como mundial"'
empleado de una comercializadora (Fricke) y luego de Huan- EstosigniÍicabaquelasr]osinstanciasl¡ásicas,lasut¡sunción
chaca misma, a la sazón la empresa más grande del país, ad- formal o formalizaci¿r, a"t mando, que contiene en sí misrna la
quirió las nociones que lo llevarían tan lejos. Se puede decir asimilación <leI nuevo sentido tlel tiernpo, y la subsunción real'
que aquí se apoderan de él ciertos conceptos como la forma par- como independencia respecto de la fatalidad procluctiva' esta-
ticular y subordinada de Bolivia en el mercado mundial pero ban presentes en é1. É,sle como se sabe, es el momento civili-
también de las ventajas de la concentración industrial. De allá zador de la burguesía, §u hora de vitalidad y enjudiir' Pucs
226
tr¿ ESTUPOR DE LOS SICLO¡
bien, patiño pe'tenecía a I]L trSTUPOR DD LOS SICLOS .rtrn
ello. Carrasco cita el ejercicio
aptitud hasta eI finar: "cua"i" de
cribe patiño_, he visto que
*ir""r socavón É{arrison e¡r rlad de cochabarnba. trn realidad. parece haber siclo un hor¡rbr.r:
."lr;;; Ia mina carros de metal -e¡. rlotado de un buen sentido un tanto brutal en el quc
con sóIo Ia mitad de Ia carga, ¡lr.ctlo.
talá rninaba el élan de Ia acumulación y no el de la ética p.ot"r-
m arar. .", o
eri
arruinan Ias maquinarias
1,.i.1, L
;
;¡;";". .;l T"l:,
o,",!lT tante; buen senticlo, por Io demás, capitalista puro, la .o*p.a,l-
sjn qre fráya ":]rT:i,1
cancha hay demasiados empleaá"r,;;;; quien las vigile. En Ia
sión del rnundo a través de la gananciu. xo cieía en otra cosa.
Iis clara nor ejemplo su actitud frente a la ideología asl como
traña que usted no lo hayá no hay conrrol. Me ex.
,irto o lr., nr,ri¿rdolo norado,
ante ]os hechos nacionales. Aunque no se Ie .o.roi", ideas rc.
Ie haya puesro remeclio. ' no ligiosas ni otras convicciones que no fueran las empresariales,
responsable ante rní_ por
D;; il;;. que es ustect eI único
Ia falta de ora"r, y la falta de sin embargo se daba cuenta de que podía ser útil que otros
plimiento de sus subordinado, cum. creyeran en tonterías. Eso es Io que explica que Arguedas le
Almaraz narra otra anécdota "rr-t"¿"¡.rí, ¡c^rr^"r.J,réir1.
,o _*, elocuente: .,poco antes tledicara su Historia de Boliaia. Se habríá reído de bu-ena gana
de morir, sus récnicos d" si le hubieran dicho que era, a los negocios, lo que Monás a
H;r;;";];;
to de ra mina. A pesar de hub., Ia política o Argueclas a la opinión porque no sorJa apercibirse
indicó que Ios truüo,
pr*if"rüi "rtu;:T:il::;*-:TH::;
., ,,, paraje llamado de Ia existencia de sus empleados ni Ie interesaban sus opinio-
Boca Grancle. No conoció "" üs re"sulaior, _rrl¿ nes. Sin embargo, no dejó de aceptar las dedicatorias de Árg.r"-
a ser una de Ias antes: Ifuanu- das y hasta de avalar alg¡in grado de sus doctrinas.
|ir[i:t *i";' ;;;;s der grupo,,
[Armaraz, Lo cierto es que no veía a Bolivia sino como una parcialidad
A Ios tres grandes mineros, patiño, explotable del mundo, parcialidad sin duda conocida-mejor por
,:",por et puebto .o*o lor -lt-o.,",
Hoschilcl y Aramayo, se él que por nadie. No sólo era un burgués en forma:
l": 11i
no, con todo, no tenía Ia menor det estaño,,. pati- burgués-en-el-mundo. En Ig08 abre su primera ofi.cina en"."'..,
Fram-
nía..un'"rpár"*.r,to raico u.lei¿ burgo, quizá influido por Fricke o más bien porqlle los alemanes
trdo. ;it:J1#tllx;rr:.il11-
nes" y orros es revelador. "., habían Ilegado a ser importantes compradores de mineral bo-
ffor.n¡lá f,o. .¡"_pto es el capital
cosmopotita encarnado. Él liviano antes de la primera guerra mundial. Tampoco creía en
mismo rr"[J u h;ri;;, ? j,*uji"
una herencia de 200 000 libras Alemania, desde luego, porque no estaba en su estilo admirar
y un doctorado eu
comercialización cle minerales;
su docrorado en acción r.1
p";"rijr"ru,
;;;;;;"ienre, su forruna f,e
países; es decir, si creyó en eso, Io inte*umpió en c,anto sus
intereses le aconsejaron hacerlo como quien cambia de ropa.
.ár*opo;;;:-p"r..r.ro
, ," comportó como En la medida en que defendía sus intereses más concretos, iue
tal, aunque estuvo a. punto
de perdér de Ia manera
más local. [Ial podía-fru.", "l capaz d,e dar una batalla a tiros con los capitalistas chilenos,
O. e]lo. En cuanto
o*", si "rr'"-"r.rr"r"
¡;en ," r,l a;.r,, que se puede a
cuyos planes frustró en gran medida aunque es obvio que, para
l#[ll.;,lffiii:,; ,E".' a"
en- entonces, ellos y Chile como tal estaban pidien<to más comid;r
se, se aseñoraron ,:il.t"T:i:1j?XifJ: de la que podían comer.
casas sorariegr,
y "il".s".;. Hay dos momentos que lo enseñan como rln hombre que se
"í sucre.y.fincas
también Arkwrigtrt ,* ;ül#:,T; ::Ii;Tl: movía con certeza confortable en el mundo entero. El primero,
l:T'"q p*
des rurales pero no abandonó,
.á*p*ir" ti"-..r, y propieda_
qr¿ ¿,rar, un est¡lo secular cuando se alía a los norreamericanos (a la National Lead) y
ne y hueso. Otro tanto puede de car- se hace dueño de Ia Williams Flarvey, la fundición inglesa dc
d.ecirse de padño, que
Ia personificación del. capital: era como estaño que era la mayor del mundo. El segundo, en su papcl
pu.u Cl, iuirumani, la finca
compró en el valle, significó
,i._p."'Ui* po.u cosa y miraba que en la formación del Acuerdo Internacional del f,staRo, ti.,c
con cierro desdén sus inversior", fue Ia respuesta al crack de rg29. para entonces, es craro, c,,rr
.ro ;;;.ur, como Ia electrici-
la suma de La Salvadora, IJncía y Llallagua controlaba el 4ll,)1,
i

i
I

I
ooa
EL ESTUPOR DE LOS SIGLOS Er. EsruPoll DE Los srcl,os !,,:,,
clela proclucción boliviana y el ll/o de Ia rnunclial. La expan.
productiva. For el contrario, la minería lto hacía sino ¡rr.osc¡,¡rir
sión posterior de sus negocios es sólo la prolongación dá es.
los hábitos españoles de aniquilación por el trabajo, I<¡ t.r¡;rl t:i
tos instintos certeros acerca clel rnundo.
sistemádco hasta hoy mismo y está incorporado a lo cotirliturr¡
Esa seguridad sólo podía compar¿¡.se con el modo a¡rátricla
o de esta sociedad.
la indiferencia rnoral con que miraba a su propio país, lo cual
puede verse en su r.elación, general a roda Ia oiigaryuia,
con la
fuerza de trabajo local y tu*bié., con el estadJboiiviano.
Las condicioncs siempre fueron atroces en ros ,,'cementerios Existe sin duda un volumen problemático que poCemos lla¡¡r:rr
mineros". De Hu¿rnchaca, rrabía dicho ,n observador la aporia de Patiño. En el enigma sórdido y compacto de sir
extran- historia, se ha tendido a explicarla o como el producto de una
jero: "De los 400 nacidos anuarmente, mueren ¿rlrededor
360 antes de los tres meses.,' En 1g09, Lima enconftó
de personalidad insólita o como un resultado del llamado <[cl
que en mercado del mundo. Cuanclo éste, el mundo, necesitó del es-
Corocoro_*el 7S% presenra lesiones muy manifiestas
en }ás pul. taño, produjo a Patiíro, etc. Estos elementos figuran sin dud¿r
mones". Un ingeniero inglés, paslev, .,hizo saber
gr:e el trans- en el proceso del enigma pero no acaban de absolverlo. Hos-
porte de los minerales, descle eI interior cle la nrlna a la
perficie, era realizado por ros trabajadores que cargaban
su_ child era típicamente el mundo viniendo no a Bolivia sino al
metaleros sobre sus espaldas. Estos iacos t"rriu. una
sacos estaño. Es distinto de otro lado recil¡ir una fortuna como Ara- l

capacidatl mayo que construirla. Pues bien, Patiño fr.re a la vez una expre-
paru 7-5 kilos y sólo poclían hacerse clos viajes.,, tsarbier'uue.,eró
que "la pulverizacirin, las emanaciones de lts sulfuro:; sión autóctona, porque todo Io aprendió aquí mismo, y actual,
cle plata, o sea, originario.
las manipulaciones de los minerales que se transforman
en ba- Quizá clebamos tener en cuenta los problemas de mentatr;dacl
rras para Europa, los matan como a moscas,,.
Era un régirnen de tra.ba.jo que parecía inclicar c¡ue que son propios de una economia extrovertida. La capacidad
empresas todo era importante menos ]os hornbres. irara las misma de concurrencia al mercado mundial está cor¡.dicionada
Era,'sin ern- por el graclo de consolidación del estaclo nacional o sea que
bargo, algo socialmente aceptado como lo clemuestro
q.r" es peligrosc esencialmente hacerse parte del mundo antes cle
l9O3 se irrornulgara una ley que imponía el descanso"i ".,
dopini- ser nacional. La extroversión en este sentido no sólo deforma
cal pero excluyendo de ese beneficio :r 1os trabajadores mine-
ros' La sangría humana a través de la sobreexprotación la economía en su congruencia interior sino que define la per-
rler tra- tenencia o lealtad icleológica de una burguesía, incluso si ella
bajo fue vista hasta el final corno parte dc la naturareza eje
las cosas, al punto que Aramayo, en su famoso hl.emorándum, ha sido gestada de modo local. Es sin duda r¿n dilema de difí-
que era como un proyecto suyo para el país, escribió cil solución porque el exportar deforma y es a \a vez ilusorio
que: .,El prescindir clel mundo. De otro lado, una clase debe ser siem-
obrero boliviano, por su educación incipienre, no tieie
toda pre la clase más la cultura de la clase o contorno, que es algo
vía el número de necesicracles que tienen 1os pueblos más
avan- m¿is ancho que ella. Patiño, como lo hernos visto, era como
zados."
individuo un hombre de carácter burgr.rés a pienitud. Algunas
Eso ha sido interpretado, .e un moclo descriptivn,
cliciendo innovaciones técnicas a nivel mundial, como los motores Pa-
que "la compairía no crucraba, a despecrro de sus pesadas
in- tiiro, fueron inducidas por él y se las arregló para transnacio-
versiones en maquinaria y técnicas avanzadas, en
empjear lnu- nalizarse en un sentido ![ue no es el habitual, es decir, dc la
jeres y niños en clasificar minerales y otras tareas
que ,eqrería, periferia al centro. Era sin duda la personaliclad d.ominante <lc
trabajo extensivo".
la época, sin cotejo posible con nadie y, con el grado cle dorni-
ello no significa sino que entonces y mucho antes el
- lodo
desfalco de Ia fuerza de trabajo era una vercradera
nio exhaustivo rlue aclquirió sobre el país, habria pa'recido l<i-
constumbre gico que lo recoilstruyera a su irnagcn y semejanza. Por al¡lrnlr
S3O ÍI, Esl.UPoR DE Los sIGLo, EL EsruPoR DE Los srclos t5l
razón, no ocurrió la nropalación del espíritu capitalista que p.r.
tiño contenía y él mi¡mo parecía .o-iurtir la lógica sultaron inservibles porque los obreros se rebelalon r:onlr':r trtr.
de'exclu. tiño.
no incorporación de nadie, qr..." propia cle Ia
1ió".y
dominante' No obtuvo sino una débil unificación
clasc Patiño por tanto expresaba bien la esquizofrenia de esta for-
instrumental mación. Había un duelo no resuelto entre su impaciencia ator-
del bloque dominante, Io cual más temprano
que tarde debla mentada por incorporarse al mundo, resultado de Ia amputación
Ilevar a su debacre. E, cuanto a Ia autoáeterminación,
no sóro con lo del Facífico y la obsesión d.el excedenre, y la resolucirin
no la intentó sino que no pensó en ella jarnás y ta implJlJ
un modo taxativo, como Io demuestra la historá de
ae de no alterar los térrninos de su relación interna de clase y
ros hornos hasta de hacer una reforma reaccionaria de la misma. Patiño
de fundición.
entonccs, como la fase más avanzada de este bloque, quería mez-
preguntarse por qué el programa de patiño,
,.Elcomo
día
que compren- ciar la subsunción real con el desfalco rnasivo de Ia fuerza de
vimos toclo el ciclo iconómico de la áineriu y
su traba.io.
integración empresarial pero no Ia transformación
ideolólico- liste, como diseño discursivo, era obstinado y aun exitoso en
institucional, se interru*piu e, el punto mismo
en que se vJluía su forma perentoria pero carecía de perspectir,a larga. En ril-
esratégica para el país y para su propia clase,
es oigo q.r" *.- tirno término, en efecto, no hay sino dos manelas de constituir
rece que se elaboren algunas hipótesis más
puntuJl"r.'8, .r., estructuras de autodeterminación. Por un lado, ya mencionado,
problema que tiene que con el esqueletá dernocrático (o
.ver-
no) de lo social. La asimilación la disponibilidad que resulta de la concentración democrá-
misma clel trabajo libre en la tica. Por el otro, la forma autoritaria o vía de la hegemonía
subsunción formal no tiene por qué ocurrir
de un rnodo me- negativa. Para eso se requiere una suerte de victoria absoluta,
,1T."":" despótico y, en todo .uro, acto de sujeción tiene
el límite del homhre libre mismo. La "reconsideración implacable y prolongada, para crear el soporte de recepción de
de la in- lo autoritario; pero, también, la continuidad coherente en lo
fusión democrática der momento producti'o como
.,r, ru.to, ou- autoritario porque en determinaclo momento la propia sobre-
jetivo, es decir, Ia democracia como fuetza productiva,
en la esencia del acto productivo y no sólo rebote
raclicada dominación indefinida se vuelve sobre el encargado de emi-
tural de éI, es la virtualidacl de esie momento. Es
,rrp.r"*r.- tirla. Esta forma requiere, por tanto, un estado como el pen-
una medida sado por I{egel, un estado dotado de una certeza interior final.
histórico,-rnoral (en efecto) pcrque Ia moralidacl
de ra historia El proyecto que se deduce del proceso de Patiño permite su-
(que es la proposición ribertáriai califica la propia
concurrencia poner que se buscaba una vía autoritaria que sometía el trabajo
a la medida histórica. En cuantá a Ia subsuncián
real o dog*a al desfalco estatal y capitalista a la vez. El nÍrcleo de su inviabi-
tecnológico, que es ya eI. momento supeiior
de la ..fr;"r;;;;- lidad estaba empero en su discernimiento sobre el estado, que
ductiva, es en gran medida un correllto no
separable entre el era uno de obstrucción y sostenimiento.
estado y la Iibertacl. Del estado, elr cuanro
cóntiene el prin_ Cuando se afirma que Bolivia carecía de ectructuras de abur-
cipio de totaliz.ación, que es el último resultado
de Ia concen- Euesamiento, uno tiene que remitirse a la cuestión de las ideas
tración sumada al advenimiento del nuevo sentido
de la tem- Iatentes. En principio un pionero es un pionero pero debería
poralidad' De la ribertacr, porque er obrero totar
masa de ella y es sin clucla una conclitio sine
es ra f,erza cre ser a la vez una escuela. La sociedad debería producirlo y
qua ion de la ¿r la vez recibirio, Lrna vez transformado, en prueba del indi-
subsunción real. Creer que se puede cumplir
con el momento cio. Las icleas de Patiño, aplicadas a la política, no hicieron
cuhninante de este proceso (la máquina en la
proclucción) sin más poderoso al estado patiírista. Eso ocurría porque Patiiro
cjecutar su base social (la totalización, calificada
po. ,, g'rJo no hacía más que recoger con poder ias ideas latentes. Pues
democrático) conduce a que, tarde o temprano,
Ia base esta I¡ien, las estructuras de aburguesamiento o socialización dc los
castigue o paralice a s¿r falso remate. Los
motores patiño re- ideales burgueses, el ideologuema convertido en mito del prrc-
sIGLos !ll3
2ZZ EL trsruPoR DE Los srcr.os rL DsrrlroR DE Los

blo, dcbe estar prececliclo o seir s;multáneo al menos de la Iítica que entraba el desarrollo de la nacionalidad bolivirrrr:r ' '
El fenámeno consiste en que el clesarrollo cle las gratrtlt:s
lirr--
reforma intelectual. A cambio de ello, en aguella Bolivia lo
,,rrrur ro corre paralelo con el desirrrollo de las finanzas |rilrli-
que había ocuriido fue un movimiento popular aferrado, cort
i ,rn ciudaclano o un reducido grupo de ciutlatlantls
I justicia o sin ella, a {ormas arcaicas de su constitución, capaz cas; qtle solo
que los de Ia nacir'>n totla
1ror"* pol. si solos l'ecurso§ mayores determina cacla tlía lruis
t-'

i sin embargo de asediar de r¡n modo enconado (que se diría


L contraproducente) ¿r toda la clase dorninante y su contorno. Esta, , n"a e'l predominio cle sus intereses
fi
! a su turno, demasiado sujeta a su simplificada versión del mo- ,rru u..i¿., de preponclerancia sobre las energias del pals' 1>c'
sando cacla vez rnás esos intereses en el platillo
I oPuesto
i delo chileno, no podía sino entregarse al danvinismo social, que
vino a ser como la rar:ionalizaciín ex po.st de algo que ya ha- balanzaenql}eselrallancolocadoslosinteresesnacionales',,
bía ocurrido. La rcs¡ronsabiliclad de las inteligencias, mayor en Esto era obvio en lo obvio. Los modestos 30 mil quilovatios
generados en las minas representaban 1nás energía
que la con-
la meclida de su talento, es evidente. mina
Iumida por todo el resto ciel país' El caPital de una sola
(I-a Salvadora) ecluivalí, ",'t " año (1920) a 70 veces
el total
En aquella suerte de omnipresencia involuntaria, Patiño fue .le tos irrsresá, áel estado t¡oliviano en veinte ailos' En esas
fueron'
también el calrsante c1e la grave cleformación del decurso es- condiciones, las cosas no pudieron ser sino como
que Villazón' ex administrador de la
tatal. Fue en 1899 que Patiño sostuvo una misteriosa conferen- No es insólito entonces
de la República que:
cia con el general I'andc. Eso antecedió en poco a Ia acción sociedad, sostuviera al deiai la presiclencia
violenta con la que Patiño, "con inclios y con gente arrnada", "hemos concretaclo .r.r"rt,n uttió' a Proteger a la industria
tomó La Salvadora para no soltarla más. Cierto es que este rninera". A su jui-cio: "el gobierno' " clebe dedicarse exclusiva-
no
episodio contenía el principio del fin del expansionismo eco- [lente a las taleas de administración" ' Mis conciudadanos
"necesitamos trabajar;
nómico anglo-chileno, que tenía entonces proyectos muy con- pueclen ni deben exigirme más" porque
cretos. Es también, no obstante, Lrn acontecimiento significativo nuestro p oblema se reduce a exportar"'-salamanca'
por otros conceptos. Los mineros, hay que admitirlo, no gober- El propio "hombre sírnbolo", cuya significación
naron de un modo directo y es un hecho que eristió t¡na cier- .".¿ 'lr;utá en se5'uitla, había determinaclo: "No toquéis la mi-
ta clase política. Con todo, la suborclinación de ella, la clase nería."
política, a lo que se llarnó por eso el "superestado", fue la for- flnasupremacía tan oficial y rcconocicla no podía
dejar de
clel es-
ma propia cle este estado. Es una anécdota que inclica la supe- tener inmensas consecuencias en el razonamiento acerca
tado, por ejemplo en cuanto a su autocomprensi<in espacial
e
ditacirin original esencial y definitiva clel estado oligárquico a
la "gran mincría", supeditación que se convierte en una suer- inclusoeDcuantoa]avaliclezoirresistibilidacldelrnismoen
te de seguncla naturaleza de los políticos o sea qrre ha1, una su nue\¡o espacio.
in-
absorción de Ia soberanía por la cúspide irrefutabie de esa so- En opinián de Zalles, las r¡inas "forman t¡'na comnnidad
ciedactr. I-o c¡ue interesa ahoi"a es describir la forma en que se clependiente en el suelo misnro cle la Repúbiica". Zalles había
expres<1 eso. Los testirnonios provienen clel propio personal del sido candiclato a la Presiciencia; no se sabe cluién
lo obiigó, con
pensaban todos
esto bl,i.sltrncnt. éxito, a renunciar; eso hizo, pero clijo 1o clue
Tejada Sorzano es quien mejor lo ha descrito, siendo a la y <lcnunció "un poder incontrolable' " ull poder omnímoclo
sazón ministro clc Gutiérrez Guerra, en lgig: "El poder ldel cn el Pa¡tido Liberal"'
estado boliviano] es cada día inferior comparado con el que [,sto se traclucía en las moclalidades específicas en la confor-
han logrado tener un conjunto de firmas industriales gue, a rnación clel potler, que abdicaban eo ipso cle toda lesitimirt:irirt'
l¡ase rle importantes intereses, clevuelven una intervención po- La participación elictoral no rebasaba al Lo¡ de la poblacir'rn
234 trL EsruPor{ DE Los srcr.os Er- ESTUPoR DE Los srcr-os 'l:lli
y, sin embargo, como lo reconoció el propio órgano
patiñismo, Er Diario: "En orden poríiico simón
oficial del habrlan a la vez puesto en p edicado a la socicdatl ¡xrl ltirrr
I. patiño tie- oligárquica. Ésta, a su turno, se habría visto obligada a t¡t:tt-
ne el control de Ia provincia Busiillos en el departamento
Potosí y de Huanuni en el departamento cle
de rrir con una independencia menos falaz que la que asutttiri.
Oruro, control de- Es un ciclo de cortes sucesivos. Ni las más exitosas expct'ictt-
cisivo llamado a inclinar Ia balanza al lado a
que él se incli- cias burguesas en lo personal y empresarial, como la de Patiño,
ne", por tanto "patiño... tiene en sLrs mano§ no
ya el centro columbraban en su horizonte la reforma intelectual, o sea (lt¡c
del movimiento económico del país sino el gran
control del mo_ sus fortunas eran capitalistas como no lo eran sus creencias in-
vimiento electoral de la nación,,.
Extrarerritorialidacl .e los enclaves, exclusión literal visibles y de modo al¡pno estaban dispuestos a ceder poco ni
de ia mucho para la formación del estado. En su carácter mismo sc
población en la erección del poder y control directo
clel elec- trataba de capitalistas individuales que renegaban in {ni,mis de
torado que sobraba a ello. por lo demás, puesto
lectual a quien se había proclamaclo ,.maestro
qr. .i irri"- la enunciación del capitalista general. De otro lado, los inte-
de Ia juventud,,,
Daniel Sánchez Bustamante, había dicho: ,.Interesar lectuales resultaron demasiado orgánicos con relación al esta-
es la tarea primorclial,,, parecía lo más
al yanqui tuto de la victoria general sobre los indios. Enamorados de sus
natural que la xenofi-
lia de aquel ambiente hiciera gala de un entreguismo propios preconceptos, no se desmontaron por un instante de
IJn norteamericano fue nad¿ á"ro. que direcár de masivo. ellos, Ios convirtieron en unidades de la estructura del pensa-
PetróIeo duranre bastante tiempo. Un^
Minas y
francés, ¡u.qrer-S"v"r, miento general (que era un compendio de abyectas quimeras)
fue jefe de Estado Nfayor General de ig05 y nada de eso tenía la menor aptitud para convertirse en un
a 1g0,"9 y^el alemán
Hans Kundt ocupó el mismo cargo en 1910. programa nacional, lo cual, por lo dernás, habría supuesto cier-
Dirigi.f^ a"rf*,
una parte fundarnental de Ia campaña clel tos mínimos democráticos, es decir, desde el principio, la sus-
chaco. Lu
misma fue organizada ba.!o la dirección "drr.u.ió., titución sucesiva de un modo de vida. Pero los hombres no'
de una misión
Ia misión Kemmerer reoidenó, con pocleres absolutos,
;;ü; y
Ia remplazan su modo de vida: sóIo lo desarrollan o mueren Por
tica fiscal. Esto para no hablar cle ia terrible fioli
historia cle ]os é1. Se entraba en el terl'eno de los supuestos imposibles. Se que-
empréstitos que dio lugar a una suerte ría algo así como un estado burgués sin ideas capitalistas. En
de clásico ¿" Uu
Marsh que se llama N¿¿¿.rtro.s banqueros en "r", una apoteosis jeremiaca se sufría por la inferioridad nacional
Boliuia [Marsh,
l92B]' Tales actos cre entreguismo .ártu.o.,
a Borivia, como It¡ pelo naclie se proponía jamás la supresión de su causa eficiente,
veremos, un alto pr.ecio.
que era la desigualdad.
La forma de Ia politica es un acontecimiento qlle produce
En la epítasis de ra estruct,ra origárquica se consecuencias. Si se lo dice en otro tono, uno cree que las co.
debería aiscutir sas pueden expresarse de varias maneras pero, en realidad, tie-
Ias- condiciones en que una sociedaá de producir obje_ nen una sola expresión necesaria y en este sentido existe el pro-
"r-.rpu,
tividad relativa como premisas cognitivas o núrcleos cle valora-
ción. En cierto modo se diría qrá to, que blema de las formas necesatias de la política. En tal orden de
más necesitan del cosas, el pocler icónico y la abolición de Io real pertenecen a
conocimiento de sí mismos, Ios países
qle deben afronrar Ia los caracteres de la actualidad formal de este sistema estatal.
historia en condiciones predeterioiadas, so, Io,
que menos con_ Era como un acto psicológico de una sociedad que remplaz:r
diciones acurnulan para ello. Si Zfuate o Belzu
J el propio pa_ todo programa de homogeneidad efectiva por una homogenci-
tiño, que a (su modo)_liacían proposiciones que
contenían aspectos rea-rizabres (capaces de
en principio dad ilusoria, por la vía reductiva, que se basaba en la anatc'
hacerse .áur.rj i.- matización legal de los indios. Realizaba 1o que se llama urt
Ia hipótesis social, hubiesen .o.rJtrriolo espacios intermeclior,
acto de supresión: puesto que la historia se había ntanifcst¡t(lo'
236 EL EsrupoR DE Los sIGLos trf. ESTUPoR DE r,os slcf,os
"157

€omo una totalidad adversa, Ia historia no existía; se la rem- ciologistas que hablan de ta política coilo el privilceir) (()rrr('lr
plazó con el optimismo irracionalista. tual de los wf¿itecollars, es una idea viviente hoy clllr lltist¡lo.
Esto es lo que ocurría con los hombres no fantasmales tle la Si es verda<l que uno no piensa más que aquello que le ¡rcttttitr'
fundación oligárquica o sea con sus fuentes intelectuales y sus pen§ar la oferta cle su sociedad, esta sociedad no podía irrrlrgi-
fundadores d,e raza. Vearnos entonces lo que pasaba con sus nar como democracia más que los términos de Rojas. lli«¡ clc-
primeros actores, que cran ya sólo los homrnes d,e paitte cle esa muestra su incongruencia porque la formación dotrosa tlcl po-
fundación. La propia lógica volátil de este estado condujo a la cler no concluce sino a que el poder no sepa en qué consistc:
no constatabilidad en la integración del poder y a la solución no es algo que sólo tenga funciones hacia los dominaclos y
carismática o ritual clel rnismo. No se crea que detrás de esta es, por tanto, sobre todo una trapacería contra él mismo. La
postulación hay necesarios supuestos en favor de la constitución absurdiclad de este ca,LLclls radicaba en que no debía dar cuenta
Í
racional-burguesa o constatabilidad reiterable y cle la nomi- sinc¡ a sí propio, pero el exceso verdadero radicaba en que a
uación burocrático-transpersonal de los órganos. Es claro que la vez. aspiraba a un rernate carismático cle apelación. Era, por
§
incluso un poder poco constatable en términos xutinarios y cuan- tanto, un estado que no podía existir fuera de su propia de-
t titativos puede ser de una validez incontrastable. No hubo ele<:- bilidad. Las formas dc su debilidad garantizaban su propr'a exis-
ción clirecta de Belzu pero nadie fue tan popular como é1. por tencia precaria y eta, en suma, ufla rosca, es decir, un círculo
'otra parte, la elección carismática es propia de composiciones vicioso.
proféticas y se supone que no hay nadie a estas alturas que nie- De acuerdo con su propia tradicii¡n, Por su propio estilo, ten-
,gue la vigencia de las convalidaciones milenaristas. En el caso. día esta sociedad a la gracia y no a la virtud, a la jarana larga
.con todo, se trata de Ia resfficci<ln de los c<lnceptos a 1a Iógica y no a lo histórico. Su vida misma es como una fiesta a Lo largo
intercomarcal de los señores o sea los señores después de Willka, clel tiempo y las malas noticias no existen. Quizá por eso, ¿
,como dueños de la ebriedad de un monopolio. contrarii, la fase política qtte encaramos se caracteriza Por el
En su carácter mismo este bloque de poder, mineros y terra- testarudo intento de instauración de criterio de ejemplaridad
tenientes (no sólo latifunclistas, esto es importante, porque aun sobre la lógica procesual en la explicación de los acontec;mien-
una mínirna tierra advertía la suposición de señorío; de ahí el tos. El propósito era burdo en su e§encia porque se basaba en
lrambre melgareiista de toda tier-ra y no sólo de la tierra produc- el exterminio político de la masa pero aspiraba a constmir una
tiva), no podían creer en profundidad ni en superficie en lo quc socied¿rd política cerrada que creyera en una suerte de reinven'
se ilama democracia representativa, es decir, en la Iógica de ción de la historia, una historia heroica construida casi sin hé-
que doncle hay un hombre debe haber un voto. Esto mismo no roes porque los que lo fueron andaban por otro lado y era como
es la culminación democrática sino su principio forrnal; expre- si no tuvieran nombre propio.
sa rnal y a duras penas el csencialismo democrático a ia Rousseau Salamanca heredó el paradigma "hombre símbolo" de Lina-
o Paine. En un acto rnental por el cual el sistema de Nlontesquieu res. Es tlna secuencia que tiene demasiado de sentimiento§ de
se convirtió en la candidatura de Roias o democracia huayraleaa, <lesdicha explicativa o extravío referencial. La sociedad oligár-
este sistema expresaba con una ¡;ran elocuencia factual lo que quica había ido perdiendo una tras otra sus ocasiones carismá-
era en su estructura la Bolivia que salió de ia revolución federal. ticas aunque, sin duda, por instinto, las buscaba cle un moclo
Para todo efecto político, un país que resolvía existir al mar- incesante. Buscaba una §olución carismática para el problerna
gen de ios vencidos y que además cleclaraba el monopolio po- insoluto de la legitimidad del poder. Ello es explicable all:t
Iítico de los vencedores a través dcl voto calificado cle una ma- clonde se había abdicado corno principio de la legitimacitin ra-
nera que es sólo comparable a la forrnación surnorteamericana cional del poder.
o de la Sudáfrica actual. A través cle ciertas concepciones so- Si nos atenemos a las descripciones de sus escasos bi<igrafos'
238 EL ESTUPOR DE LOS SIGLOS EL ESTUPOR DE LOS SICLOS

debemos creer que Saavedra tenía lecturas más actuales que


sas distintas que Saavedra o Salamalrca que Siles,,o¡¡ to(lo, to.
'Iamayo. Siles mismo, aunque es como
el suburbio de la gen'try dos ellos conforman sólo diferentes momentos Gc un rlect¡r.so
rosquera, tras una convencionar formación de abogaclo
de char- estatal que seguía su destino. No interesa demasiado aqul cstu
cas, era un hombre con cierra digniclad intelectuai. Ambos
apa- discusión ni la tan banal historia en el seno de la democracia
recen con todo como las cumbres cle un territorio demasiJdo
oligárquica entre republicanos y liberales, sino cuál fue su corn-
plano' Era una sociedad obsesionada no con Io que las cosas son portamiento en la determinación de las cosas siguientes y sobrc
sino con su apariencia, un caso colectivo de conciencia sumer- todo en su ordalía o juicio de Dios, que fue la guerra del Chaco.
gida. Fue Montes, a tuerza de ruido puro, que paralogizó por
Todos ellos no quedan, a decir verdad, sino como caramillos
muchos años a esa socieclad política po.qrr", con su formida-
rezagados dentro de un proceso pobtado por la fatalidad y el
ble eufo¡ia que se refería en primer- lu¡;ar a sí misma, con infortunio. En esta catástrofe se lee la esencia de su epltasis.
su sentido innato de autogratificación sin medicla, corresponcría
a un ambiente enamorado de ello, del optimismo q.r. ,ulíu d.t
excedente.
La guerra, según Clausewitz, "se aproxima mucho más a la po-
El excedente, con todo, vino, existió en poca medida y fuese lítica, la que, a su vez, puede ser considerada como una especie
de inmediato. Entonces emergió el .,hombre símbolo,', .Ll ,rr¿, de comercio en gran escala". Nos parece que aquí Clauselvitz
meclitabundo y frío de los politicos bolivianos y también el establece una comparación correcta entre la cualidad o el es-
más egregio," con una .,inteligencia píritu de las tres interacciones. La guerra, en efecto, es una
[que] se autoabastecía sin
ningún comercio con ideas nuevas,', iág,i" la magnífica inter_ crisis y, como ella, tiene un efecto de transubjetividad insólita
pretación de Céspedes ll97gl. o extraordinaria. La política y el comercio, a su turno, tienen
Parecía que Ia sociedad había llegado por fin a su objeto. el mismo contetrido pero de una manera perenne. El razona-
Con "la sencillez de su oratoria, precisa y elocuente, ,or, rniento nos sirve de pie para proponer una consecuencia. En
",
aquel tiempo por su falta de grasa retóri ca',, la sobrieclad de efecto, se conocen cuáles son las imposibilidades de la reducción
Salarnanca, que era como una inercia frente a los alimentos, teórica de la cuestión nacional a su desiderátum mercantil. Ls
llegaba tarde porque era imposible para el sistema y estaba sin la propia realidad la que propone las formas no mercantiles o
embargo acompañada de una visión ilusoria del iundo que premercantiles de Ia nacionalización. En realidad, la política
era del más alto significado. Se dijo entonces, cuando llegó el es el comercio del poder, la guerra es la crisis de la, política y la
"hombre símbolo": "Han lregado a su fin ras desgracias n"acio-
política es la distrit¡ución de la crisis en ranto que la guerra es
nales." la violencia del comercio. Todas ellas son formas de la comu-
En las páginas siguientes se verá hasta qué punto Salarnanca nicación entre los hombres. En el caso boliviano, la gran movi-
tenía las ideas sobre Bolivia que correspondán a la falsedad. lización, que además contuvo una importante mortandad do-
radical de su colocación de clase: él mismo, en cuanto terrate- tada de productividad sociológica, si así puede decirse, fue
niente, muy señorial pero rnestizo él mismo, tenía indios pero uno de los episodios y quizá el principal de la consritución de
no los veía. rncluso con su desarentada visión de hombre eritre- la multitud o sea que hablamos aquí de una notable forma fur-
gado desde el principio por Ia vicla a Ia muerte, era presa de
tiva de instauración de lo nacional. La rnovilización chaqueña
una ceguera muy social_ a la Candide, optimismo genéral que
fue Ia retoma patética de los elementos de unificación que ha-
explica que Bolivia se abaranzara *as suyo a una aventura sin
bían existido en torno al mercado potosino y sus secuelas clc
salida como la del Chaco. Aquí sí que un estado entero orga_
ürasa, como el alzamiento de Amaru.
niza su propia derrota. En este sentido, más generat, si bi"en
El amor, el poder, la guerra, en eso consiste la verdad dc l¡r
en Ia rnicrohistoria del estado oligárquico Montes significa
co- vida. Pero fue en el Chaco donde Bolivia fue a pregunrar cn (lrr¿
240 EL f,STUPOR Df, LOS SICLOS 24t
E,L ESTUPOR DE LOS SIGLOS
consistía su vida. Aqui, donde el prol>io tuscal se ret,erce cual
bión progresista y armónico, cornparable en ello al Chilc tlc'
si lo seco se hubiera convertido en dolor, es donde ocurrió la gue-
entonces, pero de una manera quizá más saludable? I{abía sin
lra, punro de partida de toda la Bolivia moderna. Boquerón, Na-
cluda cierta desrnedrada arrogancia de Charcas y no tenía ¡;ot'
nawa, Kilómetro 7, Ficuiba, Cañada Strongest, clejan de ser
qué no existir un reivin<licacionismo, que no se refería al Chaco,
topónimos inertes; ahora contienen sus propios *r"rtou. No*_
cle Asunción. Huy en esto un desencuentro. Las gentes sueleu
bres vivos para todo el mundo. Es como si solamente allá ra
ver a los países desdc la perspectiva del presente y no yerran
historia se hubiese despojado de su propia rurina (por lo menos
en ello por fuerza pues las cosas se conocen en su remate; cacla
y en cuanto a Bolivia) y no hay duda de que entonces, sólo en_
país en cambio se ve con los ojos de su rnemoria. Que el pais
tonces, Ios bolivianos se dieron cuenta de q*e el poder es el
como tal estanque su conocirliento en un momento cle su pa-
clestino o sea lo sacro, algo por lo que a lo hltirno ie clebe ma-
saclo o que lo mitifique carece rtre impcrtancia sustancial porque
tar o morir.
aquí lo que importa es qué es lo que cree que es. El componen-
La guerr-a desde luego, era evitable. Cualquiera que tuese ei te de la memoria colcctiva en el registro ideológico es sin ducla
grado de abisarramicnto de los títulos enseñiclos p* lu. partes'
más grande de lo que por lo comtin se su,Pone. Los par:lguayos,
cualquiera el grado de gravedacl de los incidentei previoi a la
por tanto, tenían su propio fondo histórico.
guerra m.isma, en cualquier forma, parece evidente que fue po-
Otro tanto ocurre cuando se piensa en Charcas. En principio
siblc convenir una sol.cid¡n finar. lrs una mala poritica de es-
se da por supuesto que el virreinato del Río de la Plata es el
tado pensar que la única salicla para toclo cs la ^imposición de
marco de referencia al que debía remitirse liolivi¿r en cuanto
lo que uno misrno sostiene y ése era sin duda á principio a sus orígenes jurídicos. Suele darse por sentado que el centro
de los negociador.es, los "chacólogos,,. ¿por qué,
", tan
".f..to,'r"- del virreinato estuvo siempre en Buenos Aires. I-o cierto em'
nían que lanzarse a una ar'/entura qlre demostró ser incierta pero es que no fue Charcas la que existió referida al virrcinato
y letal los clos países más pobres, posrergados y vacios cle ia sino éste, el virreinato, el que se constituyó fundándose en Char-
zona? Er¡l como si Ia sintieran una obligación hacia sí mismos,
cas. En principio, el territorio del virreinato fue Ch¿rrcas. E,l
acaso porque suponían que lo único que les quedaba era su
virreinato del Perú estuvo integrado por dos audiencias y la cle
honor. La negación era Io que pedia la lógica y to ql:" dieron
Charcas coinprendía las actuales Argentina, Bolivia, Paraguay y
los resultados de Ia guerra; pero no eran lógiios los hombrcs
Uruguay. Aun cuando se crea otra audiencia, la de Buenos Aires,
que debieron pensar la negociación. El arbitraje hal¡ría siclo po-
ya en el virreinato, en la de Charcas permanecen la mitad de
sible pero sólo si se hubiese tratad.o de países no sometidoi a
las provincias y la mayor parte indtldable cle la población. La
semejantes presiones emocionales, acumuladas y no racionaliza_
zona entera, por lo clemás, vive de Potosí y a él se refiere'
das jarnás. En esto, que parece casi la de sorneterse
'oluntacl Se trata, en ambos casos, de países cuya importancia relativa
al fuego, algo nihilista, misterioso y prirlitivo, quizá donde haya en la zona no había hecho otra cosa que encogerse de continuo.
que tentar u,a explicació, no sea en el razonarniento coetáneo
Esto, corno se verá, tadicaliza estados de ánimo de irltensidad,
a los sucesos sino eu la carga que lo condicionaba, es decir, en
c1e incertidumbre nacional. En la sustitución de una econor¡ía
el forzdo histórico de los países. Todos los argumentos raciona-
de estanco, asentacla en los centros interiores por derivación de
les decían que debieron unirse, pero habían juntado, en los rin-
la avidez por los metales preciosos, Por una economía asentada
cones de su impotencia, Ios argumentos pata atacarse. char-
más bien en torno a la periferia conrercial de los Puertos, in'
cas, es claro, fue Charcas, como la perla de la tierra adentro cle
duci<los e1l gran medída por la fase expansiva cle la industria
América. Asunción, entre tanto, tenía sus propios títulos.
¿Aca_ textil inglesa, los dos países cluedaron perjudicados por el riuc-
§o no era verdad que habia sido el epicentro de la coxoni zació.^
vo orden de la economía de la América del Sur.
del Río de Plata enrero y después un país modesto pero tam_
Paraguay, por 1o que se sabe (aunque con un conocirnietrto
242 EL ESTUpoR DE Los srcr-os rt, EsruPoR DE Los srcr.os 2,13

circuido por las exultacione§) era sin duda uno cle los centros clel azogue que fue resultado del bloqueo anti-inglés <lc llor¡;r.
más interesantes entre los que giraban en torno a la irradiación parte y el hundimiento de las minas de [Iuancavelica y rlc lir
de Potosi. Al separase de las provincias Unidas (o de Ia Con- feroz guerra agraria de los Quince Años o guerra de las rc¡trr.
federación, como hubiera preferido decir el doctor Francia) era bliquetas o facciones (la guerra irregular endémica, que abar-
sin duda una provincia rnás poblada que las demás, considera- có todo el país), entre 1809 y 1824. Só1o en la Nueva Granaclir
das de modo individual. Era un país construiclo por el discurso se vio un arrasamiento semejante de las fuerzas productivas a
despótico-teológico de los jesuitas (lo cual quizá explica su po- raíz de la guerra. Con la crisis del azogue, la economía de P<¡-
lltica, que no se compone casi más que cle ciclos largos). El tosí, que ya estaba en descenso frontal, acabó por ar:ruinarse.
peso de un sector terrateniente señorial era por eso insignifi- Potosí empero era el secreto de la unidad con las provincias
cante en tanto que el dominio cle principio sobre la tierra no altas y por tanto se perdió el nexo concreto. Ahora el Alto
tardó en corresponder al estado, aunque eso con un uso pactado Perú era sólo la violencia a la manera de Facundo, de tal suerte
que producía un virtual campesinado parcelario. Los dictado- que los gobernantes porteños, con Rivadavia en la línea pri-
res -Francia y los López- ratificaron el estatuto jesuita y lo merísima (habida cuenta de que toda la Argentina en el siglo
desarrollaron a slr manera, con Io que dieron lugai a una re- xrx y quizá algo más no es sino el desarrollo de las ideas euro-
priblica despótica, parernalista y dogmática pero también más peistas y racistas de R.ivadavia), vieran como algo incleseable
igualitaria, en el juego de sus acepciones élementales: pocler en absoluto la permanencia de las Provincias Altas, que desea-
verosímil, hombres libres en la práctica. Las noticias que se tie- tlan tal cosa, como partes de la Confederación. Eran por cierto
nen del pals anterior a la guerra de la Triple Aliania hablan provincias que, con más población que las demás en su corr-
de un cierto bienestar sobrio en la vida de las gentes, de un junto, no podían sino potenciar de un modo ostensible a las
analfabetismo en todo caso más bajo que en cualquier parte del norte que, por otra parte, no irían a ser reducidas al emer-
del subcontinente y, en suma, de una suerte de ciudad pobre gente poderío de Buenos Aires sino en la segunda mitad del
pero utópica. Paraguay estuvo entre los primeros países latino_ siglo.
americanos en construir un ferrocarril, aunque no se sabe cuál
Bolivar, como lo prueba su correspondencia con Sucre, no
sería su utilidad efectiva, pero también, en lo que es más serio,
podía comprender que la misma capital -Buenos Aires-, que
sus propios astilleros e industria militar. Todo ello tiene que
había mostrado urr grande desinterés en estas provincias que sin
reducirse, como es nautral, a las proporciones de un país pe- embargo eran las que guardaban la frontera independiente del
queño y aislado. Era, al mismo tiernpo, un país que habia siclo resto del virreinato, enseñara a \a vez un interés casi apasio-
clatrsuraclo no sólo para la gente extraña in gener¿¡ sino tam-
nado por su separación. En suma, Alvear, hombre de Buenos
bién en lo específico al comercio inglés, que se consideraba, Aires, negoció con Bolívar que lo que se llamó al fin de la
entonces y hoy, la civilización. Los avatares de la apertura del
colonia el Alto Perú (Charcas, en rigor) no fuera parte de las
cbmecio 1, sobre todo el castigo político al cisma paraguayo,
Provincias Unidas, cuya constitución habian sin embargo sus-
dieron lugar a gue las n*evas capitares der co'rneráio á. iot crito. Contrariaba esto el propósito del país que había recibiclo
ingleses en la zona, Buenos Aires, Río de Janeiro y Montevi-
a Sucre con la bandera azul y blanca de Belgrano; pero tsolí-
deo, organizaran \a guerra de Ia Triple Aliarrza, saquearan el
var, dictador del Perú, es decir, de un lugar que nunca había
país y produjeran una suerte de catástrofe demográfica particular
perdido un olor filohispánico, sintió entonces acaso por prime-
de la que el Paraguay no se repuso jamás.
ra yez su gran colornbianismo y decretó que era indeseable la
La historia de ra Borivia del sigro xrx es diferente pero sóro formación de un enorme país fronterizo al sur con la G¡an Co-
para llegar a un punto semejante. Como país mismo, en su lombia como el que sería fruto de la unión casi natural cntrrc
forma clecimonónica, es resurtado de dos hechos: de Ia crisis cl Alto y el Bajo Ferú. Era, por tanto, algo que no dcsclblr
244 EL EsruPoR" DE Los srct-os rL EsruPoR DE Los srcr.os 24lt

nadie y si Buenos Aires, que había sido al fin y al cabo u.n po- mocracia militar-,§e trata de una guefra de masas con lorl:tq
cleroso centro revolucionario, vela con recelo el genio desaca- ias características de las guerras campesinas clásicas: gratt l("
taclo de las provincias altoperuanas, Lima había siclo ya, corl sistencia, baja capacidad de victoria. Para los aficionados ir lits
dinero, armas y sentimientos, el lugar desde el que se las per- comparaciones transhistclricas, Toynbee digamos, las - sernc]tn'
sep;uía en su solitaria lucha. Lima, por lo demás, era una tierra zas éntre la formación de la guerr'a de Amaru o de la pro¡ria
independizada contra su voluntad y el Alto Perú o Charcas, cou indepenclencia y la de Münzer será siempre la de una aproxi-
la oligarquía arruinada de los azogueros y con cien republi- mación inexplicable. Esto se heredará en la república y se harri
quetas instaladas en la violencia de una geografía invencible, un carácter de la nación. Será un pais con una gran capaciclatl
constituidas por una suerte de democracia directa de guerra y rnilitar en sus masas, inexorable siempre en 1o que se ha lla'
clotadas de logística autónoma, un conjunto territorial-político mado su lrcme central, pero también reproduciendo algunas cle
sin núcleo hegemónico, incapaz de rcsolver por sí mismo y ante las limitaciones incaicas de eso mismo Porque será un est¿rdo
sí la gravísima cuestión de su poder político. Los misrnos al- con baja capaciclad para librar guerras fuera de su propio há-
toperuanos que con paz de conciencia habían levantado la bitat, cnmo en Lrn exceso de adaptación a sí mismo' Herencia
bandera cle Belgrado a la llegada del ejército de Bolívar, tuvie- será de la facción, de los hábitos de la democracia en armas'
ron que resignarse, no sin cierta perplejidacl, a ser un país in- el ser la patria cle 1o que Arguedas llamará, con toclo el rencor
dependiente. cle su alma, los "caudillos bárbaros" y la "plebe en acción"'
Aun así, los hechos mismos podían haberles advertido (si hu- Pr-rede explicarse así la gran distancia que hay entre dos países
bieran sido hombres pl'udentes, pero la clase dominante sólo sin ernbargo tan semejantese como Per{r y Bolivia' Es aquí, en
¡:arte, clonde se dall los sellos de su naturaleza
tiene hombres prudentes en el momento de ;ipice, es decir, en social'
su dominación reciente) que algo estaba cambiando en lo que La catástrofe de la plata dará fin a la oligarquía de los azo-
ellos pensaban como la naturaleza de las cosas. Con esto quizá gueros y eso significaba que era un país que nacía aislado del
queremos justificar, pero a contrarii, el cierto engreirniento o mundo así como otros nacían -Argentina- a raíz de su contac-
injustificada seguridad de sí rnisma con que nacía esta repú- to con el mundo. Aislado, por lo demás, de un mundo al que
blica sin embargo destinacla a sufuir todas las inseguridades del él misrno hahía ocasionado. será por tanto una §uerte de es-
munclo. Era, no obstante, una seguridad que no Ie venía de si tado fortuito que tendrá que vivir hasta el último tercio dei
misma y en esto debemos ver una paranoia que se repetirá, des- siglo xx de las contribuciones indigenales, que eran un impues-
pués, si es verdad que la paranoia contiene una ruptura cntre to en cuanto condición racial, lo que significa que será un es-
la inteligencia de las cosas y Ia sensibilidacl de las cosas. Las tado en situación de guerra Perpetua con su propia población'
facciones mismas o republiquetas estaban mostrando una inex- Los doctores de Charcas, que fueron los receptores de la inde-
plicable y a veces atroz capacidad de resistencia (puesto que pendencia, no pensaron en nada de esto. Pensaban en las sun-
no fueron venciclas jamás por nadie) pero también el carácter itroru, glorias del Potosl de Atzanz y Vela, en su esplcndor; se
centrífugo del poder que preparabau (lo que explica el apela- sentían como nn centro inobjetable de las cosas, no se convetl-
tivo chapetón de republiquetas). I\4ucho después se verá en esto cían cle que habían quedado a un laclo ni aun cuando los por-
una impregnación de lo indlgena en lo nacional. Por otro con- teiros se lo dijeron en la voz rnás alta posible por medio cie Al-
cepto -pues el jefe era all'á nominado por los combatientes y vear, de Anchorena o de cuantos habían hablado de la cues-
la logística está dada por los indios, puesto que la existencia tión. I-a vanidad con que Charcas pensó en la indepenclencin'
rnisry¡a de la facción significa, por la vía factual (aunque no su engolarniento y su autogratificación sólo pueden explicarsc
por su aceptación como legalidad), que los patrones no ingre- en el estilo de una clase que no había trabajado jamás, quc sc
san a Ia posesión de los patrones en tanto cuanto dure la de- habia acostumbrado a ser un eje gratuito de las cosas' La l)l:rta
246 EL EsruPoR DE Los srcr.os DL EsruPoR DE Los src¡,os !'17

de Potosí y la servidumbre de los indios enfermaron al pais balizarla; en las insurrecciones como err las guerras r¡tto rlt'l¡tr
y 1o que se podía pensar como su contraparte humana no teníil estar siempre clispuesto a llegar hasta el fin o no haccllas' l\rr
capacidad de concentrarse como poder por parte alguna. el otro laclo, es viscoso el afrontar los grados de movilizacirin
que son necesarios para una guerra en el siglo xx sin darlc los
él"rr"rrtot preconclicionales de Suerra nacional, porque en e[cc-
La guerra enseña mucho acerca de las cosas. Los dos países me- to, es en ella, en la guerra nacional, donde la guerra "recobrlt
nos poderosos de América del Sur protagonizaron el rnás gran- su vercladera naturaleza" .

de conflicto militar que ha existido en la zona. La del Chaco Lo que debemos resolver entonces es si Salamanca, como
ha sido llamada "la guerra viciosa" (Arnade, 1964:ll) y quizá "hombre símbolo", se expresaba sólo a sí mismo o si era la ca-
por eso sea tan ilustrativo cotejar el análisis técnico militar de tarsis de una compulsión, es decir, si no expresaba la necesidatl
sus acontecimientos con las premisas sociológicas que los cir- de una forma de realidad de algo que ya parecía (el estado oli'
cuyeron. Nosotros intentaremos hacerlo sobre todo desde el pun- gárquico) o si el país entero seguía su esencial viaraza' En todo
to de vista del estado en vigencia en Bolivia, porque ése es el caso, a diferencia de aquellos Parguayos de Isla Poí, Paraguay
objeto general de nuesÚa observación. Pensamos, entre tanto, era para Salamanca "el pequeño diablo" (Querejazu, 1975:162) y
que el estudio hecho por David Zook p960] es el más objetivo la guerra no sólo no era peligrosa sino que devenía una "ocasión
y también el más útil para esta vía del recuento, aunque e§ que le ha deparado [a Bolivia] la fortuna" (Céspedes, 1973:28)'
claro que para ello debemos pasar por alto su sentido eminen- ócasión que, por lo demás, no podía ser desperdiciada al servi-
temente actual o sea la pobreza de su horizonte histórico. cio de camanduleos leguleyescos: "El domino del Chaco no Pue-
En primer lugar en cuanto a la concepción misma de la gue- de ser tema de protocolos, cle arbitraje ni de partidas de ave-
rra: "Los paraguayos estaban convencidos de que Bolivia se nencia."
embarcaba en un conflicto en escala plena." Lo cual condujo En suma, el personaje que se configuró no sóIo como la con-
3 qre "El 30 de julio p932] comprometieran en el sector de centración simbólica de la civilización política oligárquica y des-
IsIa Poí en el término de 20 días 'toda la población disponible de luego como el jefe moral de la guerra desde el principio,
en el país' para vencer al enemigo y salvar a la república pa- proponía que la Paz se firmara en Asunción Porque sin duda
Iaguaya." estaba obsesionaclo con 1o que bien se puede bawtizat como los
Hay que decir que una movilización semejante no ocun'ió fines cartográficos del conflicto. A estas alturas, no cabe duda de
jamás en Bolivia, quizá porque en esencia esta formación, por que la cadencia carismática de Salamanca se fundaba en gran
su abigarrarniento, era incapaz de la idea "movilización gene- medida en la actitud no negociable de un Prograula belicista que
ral". Quizá los antecedentes más semejantes fueran la movili- entusiasmó a una opinión pública endogámica. Eran, con todo,
zación de los no indígenas en el cerco de La Paz por Katari o faramallas peligrosas en las que ellos mismos no creían sino
de Cochabamba ante la inminencia de Goyeneche. En todo cuando se volvieron contra ellos. Ni la sociedad como tal ni su
caso, está claro que, por una razón o por otra, la caracteriza- cúpula heteronacional creían en serio que el Chaco fuera algo
ción "nacional" de la guerra fue automática en el Paraguay y vital y si se trataba, como dijo el "símbolo", de "ser o no ser",
no, en modo alguno, en Bolivia. Aquí se presenta un problema eso era válido para el Paraguay pero no para Bolivia' Algunos
más o menos sofisticado que es la construcción de la imagen han atribuido esta hiperbolización al cornplejo de Petrópolis'
de Ia guerra que ha de librarse o sea del ideologuema bajo el Salamanca, con todo, identificaba a tal punto al país con cl
cual los hombres lucharán. De por sí es un riesgo inmenso el sistema político oligárquico (al que sólo le hacía falta poncr
lanzarse a una guerra nacional al margen de cierto concepto de salarnanquismo lo que se le quitaba de montismo) que pen'
radical de ella, es decir, sin contemplar la posibilidad de glo- saba que con la catarsis chaqueña se podía devolver a la nacil¡¡r
24A EL EsrupoR DE Los srcr,os EL trsruPoR DE L,ls sIGLos :l'lll

la fe en sí misma perdida en el Pacífico. Pensaba en suma que la guerra. En lugar de ello, permaneció pasiva, movilizli¡ttlt¡¡c
Bolivia obtendría una fácil y barata victoria militar, lo cual por cuentagotas; esto habilitó al Paraguay a sostener su tlc«:i'
se basaba en la alienación propia de las visiones panglossianas siva ventaja en eI espacio y lograr una temPrana movilizitcit'¡¡r
del estado oligárquico. "La subestimación de Bolivia por su de fuerzas numéricamente superiores.
oponente era asombrosa. En diciembre de l93l un plan de ope- No se puede decir que el Faraguay tuviese entonces una ccllil-
raciones de 26 páginas, preparado por el G-8, argüía que pues- ción social avarlzada como si se podia sostener, a§i fuera en t¿r-
to que la guerra de maniobra era imposible en el Chaco, cinco minos comparativos, sobre el Chile del 79. Entre una socicda<l
batallones reforzados de 820 hombres integrados con artilleria civil arrasada por la Triple Alianza y un estado exóp;eno, que
de campaña sería lo adecuado para una guerra con el paraguay." no atinaba sino a ser filoargentino o filobrasileño, no se puede
Ya en 1924, Kundt, profesor cle optimismo, había sostenido suponer que la situación fuera brillante. I{o obstante tales di-
que "siendo los paraguayos malos soldados, Asunción podría ficultades, la relación entre el estado y la sociedad era más
ser tomada con 3 000 hombres". No sólo eso: "crela que, pars conclucente que en Bolivia y eso mismo nos advierte que la
todo fin, 20 000 hombres serían suficientes en el Pacífico". idea <lel óptirno estatal no se refiere Por flrerza a posiciones
Todo esto, como salta a la vista, no hace sino ilustrar cier- desarrolladas. Era el estado pertinente para la situación social
tos criterios generales de aquella época superpoblada por los correspondiente bajo una intensa convocatoria. Bolivia vivía a
mismos y los mismos. Patiño habría sin duda manejaclo mucho las mismas horas la decadencia de un estado, constituido contra
mejor esta guerra. su sociedad, sin alternativas y con una con\¡ocatoria referida e
"Los austriacos -se ha dicho- aportaron tanta indolencia, una suerte de patriotismo jingoísta o de la superioridad.
cálculo, reticencia, que olvidaron completamente su objetivo." Todos los autores bolivianos suscriben la afirrnación de Que-
Kundt, en fin, fue el teórico de la "guerra económica" que se rejazu que dice que Bolivia se lanza a la guerra "cuando había
ajustaba tan bien al sorna de Salamanca porque uno creía y el un total de 1251 hornbres diseminados en la enorme extensión"
otro quería lo mismo: una amplia victoria a un precio muy bajo. (unos 200 000 kmZ), lo cual no demostraria sino que se trataba
La verdadera superioridad, en la política como en lo militar, de una nación de Xocos. Si las cosas eran así, había que pactar
no es un hecho abstracto o global sino que es la suma de corre- la paz a cualquier precio, aunque fuera para ganar el tiempo
latos en los escenarios. En este caso, no sólo es verdad, como se para el reclutamiento. Debía producirse, cle otro laclo, una re-
dice de modo tan convencional, que Bolivia volvió a pagar por volución porque se llegara a tal punto extreÍlo con tan débiles
no tener hornbres donde tenía territorios. Decimos que esta afir- recaudos o sea que el estado no prevenía nada
rnación es vulgar porque habría que esperar a que se tenga La asunción de Zook es más §erena: "A cornienzos de octubre
una presencia demográfica literal cada vez que se defiende un de 1932, cada país contaba con fuerzas de alrededor de 20 000
territorio: pero hay muchas otras formas de validez humana hombres. I-a diferencia vital estaba en su desplegamiento. En
sobre un espacio y aqul no existía ninguna. Los tobas eran a el teatro de operaciones, Rolivia tenía 5 500 con unos 2 000 que
la validez humana del estado lo que el Chaco a Bolivia como iban hacia allá en tanto que Faraguay tenía ya 12 000 hombres."
soberanía territorial: no tenía ni siquiera una relación ritual La idea importante aqui es la del desplegamiento. La rela-
y eso hace una diferencia inmensa con Atacama. En cualquier ción muerta entre la población y el territorio no importa mucho'
forma, Bolivia desperdició su insólita (porque era el único caso La circulación de los hombres en el territorio hace que la misma
posible) superioridad relativa demográfica y se entregó a la su- población tenga más producción de materia estatal o nacional.
perioridad geográfica del Paraguay: "Si Bolilvia Un ter:ritorio, en último término, nos pertenece en la meclida
-Zook dice-
hubiese dispuesto su rnovilización gener-al durante agosro y gol- en que podemos desplegarnos hacia él con mayor identida«l y
peado inmediatamenre, ella habría alcanzado el río y ganado celeridad que cualquier otro. En otros términos: "cxistil¡tos
251
250 [f- EsruPoR DE Los srcr,o§ ¡,rL EsruPoR DE Los sIGLos
allá". De otro lado, ir a un escenario no incol:porado es quizá unificación,esmejorcuandoestámáSestandarizado.Ijsollvit»
¡it'
la tarea militar más difícil para cualquier estado. que el secreto mislo de países como Bolivia o como Itali¿r
Esto es resultado del método de la descomposición cie la gue- ái.u la multipliciclad de sus microuniversos' §alvo' claro cstá'
lra, que los militares bolivianos debieron aprender mejor de la "r, paralicen la formación de la unidad moderna' Dcie'
1"" "ffot
historia de Bolivia que los paraguayos de la del Paraguay. Ha- Áo, de laáo que el Paraguay era como uua plovincia acrccidir
bía comenzado no sólo la guerra de las cornunicaciones sino la y homogéne" y qr" por tanto su relación hacia aclentro con §u
guerra ecológica y se demostraba que la pobreza de la circula- pontu.iá" que la boliviana' El Chaco' de otrr¡
ción pospotosina producía hombres que pertenecían a su propio
"rr'*fu "fi.i.ttt"
iado, estaba sin duda más relericlo a su índole central territo-
paisaje inmediato y no a su paisaje histórico. De aquí resuha rial que a la boliviana. For otra Parte, la mera explicación ad-
una invariable, que será la superioridad numérica constante de mistrativa de la submovilización no es suficicnte' aunque debe-
los paraguayos durante toda Ia carnpaña. De hecho, hay que ría discutirse por sí misma, porque era iógico pedir a la cima
reconocerlo, 1a superioridad de disponibilidad humana en de- oligárquicaalmenosuncontrolburocráticosobresusociedad.
terminado lugar es la prueba cle una posesión. En efecto: "El il heÁo es que el estado boliviano no couespondia a su Pl'o-
indio andino era trasladado desde el Altiplano al Chaco como pio bulto dernográfico teórico y que, de cualquier manera' ac-
bestia y Iuego echado sin entrenamiento al combate. Rara vez i.ró con la capacidad concreta de que eta capaz en su integra-
fue utilizado en núrnero suficiente con relación a un momento ción interna: no podía llegar a sus propios hombres ni llevar-
táctico daclo. Aunque en el curso de la guerra Bolivia movilizó los a sus fines en el momento corrcreto'
cerca de 250 000 hombres contra 140 000 paraguayos, sus fuerzas Se confrontaron entonces dos razonamientos' El uno' eI
de
rara vez tuvieron superioridad numérica." no podia vencer a-Bolivia
Estigamibia, que sabía que Paraguay
Es uno de los pocos testimonios de simpatía de Zook hacia
pero también que podía resistir, en términos racionales' con
el soldado boliviano. Por eso, es bastante objetivo. El indio no una
éxito u Bolivia. El otro, el de Salamanca' que fantasiaba
sólo era trasladado como bestia sino que era tratado como bes- nada
tia en todos los órdenes de la vida. Era una sociedad que con- fácil victoria simbólica, victoria cartográfica que suponía
menos que la conquista de Paraguay o sea un fin
posible con-
sistía en tratar a los indios como bestias. El "entrenamiento los'
para el combate" es en realidad Ia relación estatal y eso no ha- tra un fin imposible, porque como coll Bolivia en el Pacífico'
chilenos lo advirtieron, era pensable vencer aI Paraguay pero'
bía existido de una manera normal sino con Belzu, es decir
que si por entrenamiento se entiende una relación de recipro- no incorporarlo' Planteurr" fit"t imposibles en materia mili-
cidad hacia el estado, eso era muy difícil desde hacla rnucho tar es, como está a Ia vista, conYocar a la ruina'
Estigarribia, hombre modesto pero más poderoso' se dio
cuen-
tiempo. Lo inexplicable aquí, por el contrario, es la lealtad
profunda y sin promesas hacia un fin estatai antagónico, que ta de tres hechos esenciales:
expresa el horizonte profundo de la identidad: luchar por una l. De la superioridad esencial del Paraguay con relación atr

escenario: "Lágísticamente, Paraguay, con sus Iíneas


de abas-
identidad futura. Por úItimo, diezmar hombres sin razones evi-
denciaba una ansiedad secreta de suprimirlos, lo que estaba en tecimientos y de comunicación más próximas
era superior a

la Iógica del darwinismo social. Bolivia, una ventaja que negaba cle manera rotunda el mayor
Repitamos aquí que es ya elocuente el que un pais no pueda tu*u¡o y riqueza á" U "o centralizada píc] república del.Alti-
esta facilidad $erro
n¡ovilizar su propio potencial o que no lo pueda hacer cuando ;i;;" . . Su flota fluvial complementaba
un sistema de transportc
lo necesita. Esto, contra lo que pueda pensarse, no habla de carrill en Puerto Casado, formando así
Ia inferioridad de Bolivia, salvo que se considere que todo el cohesionado de buena cualidad relativa"'
país, como {igura en lo que Gramsci llarnaba el fetichismo de la Enefecto,depuntaderielesalteatrodeoperacionessólolri¡
252 EL EsrupóR DE Los srcr.os Er, EsruPoR DE Los slclos ..l'rit

bía una dista,cia de 200 km y el paraguay pudo colocar 16 000 debe, en materia de conducción al menos, atenerse a url¿t i«lc;t
hombres armados en 36 días. cierta, central y maestf,a, es decir, que debe moverse en tol ll()
2. Lo que se resumía en lo aseveraclo por Estigarribia: .,Vamos a lo más verificado. Estigarribia sin duda incorporó a su razo'
a entrar en una guerra de comunicaciones,', respuesta lúcida a namiento estas lecciones tempranísimas de la guerra -el car¿ir:-
Ia extensión. La com*nicación es más importante allá clonde es ter estratégico y no táctico del líquido, el nuevo papel de la
rnás difícil. con la robustez de la linealiclad simple cle su d.e- guerra defensiva- en un tipo de construcción conceptual quc
ducción, derivó a; "la revolución logística ocasionada por el es la que es propia de la guera. Se ha dicho en efecto que la
carnión". ¡Esto es formidable! No la admiración a la iécnica insurrección es un arte; pero la batalla es un arte y esto en un
en general sino al camión, que era la manei:a en que la téc- sentido muy determinado: son situaciones gue sólo admiten unlr
nica de entonces podía ilegar al Chaco. A las rnismai horas, Sa_ caracterización sintética o artística de las cosas o sea que con
lamanca, dentro de los conceptos de la .,guerra económica,' (era di{icultad se prestan a un conocimiento escolástico y medible
una manera de llamar a la guerra barata o gratuita, concepto de eltas; por lo mismo, de allá surge la necesidad de atenerse
precapitalista) se niega a comprar 600 camiones en abril de tggz, a lo poco que es centralmente velificable, como el agua y la
al mismo tiempo que en julio ..ordenaba represalias sin re_ defensa en Boquerón. Salamanca no podía asumir una cosa ni
solver la cuestión fundamental del transporte';, en una típica la otra entre otras cosas porque no había estado allá y el go-
composición seírorial: debe castigarse; el cómo, no p"rt"i.... bierno como resumen carecía de mediaciones hacia toda la so-
al señor. ciedad, la que combatía y la que esperaba. Corno, en consecuen-
La reflexión que hace Estigarribia (y también Zook) sobre cia, no podía conocer, cteía en efecto en el conocimiento infuso"
,el-3.
agua. Era el bien principal de la zona y también el más es- Zook lo dice bien. Estigarribia "dernostró desde el principi,r
caso. Daba el carácter que debía asumir el combate. .,Las lec- de la guerra que poseía la primordial cualidad de un genuino
ciones del día ftsoquerón] eran explícitas y clefinían el carácter caudillo del comanclo militar: TENEtt. uNA IDEA. Esa idea era la
de to<Ia la guerra. El agua era un factor vi.tai. Era obvio que la aniquilación del ejército boliviano tan lejos como fuera posible
fa-lta de agua podria por sí misma clestruir un ejército en el del Faraguay central."
Chaco. Como en Ia primera guera mundial, la defensa, cuando Esto hacía una contiadicción radical con el coraando boli-
las fo tificaciones di campo-disponían de poder de fuego de viano. Puesto que el jefe inteiectual era Salamanca, no se podía
numerosas arma§ automáticas, era vastamente superior al asal- peclir a un pensamiento tan abstracto (tan enfermo de malas
to frontal." abstracciones exitosas más bien) que se ocupara de ciertas mi-
El agua, la vieja obsesión de Bolivia, obsesión que nunca nucias decisivas como el agua y ni siquiera de la logística. El
aprendió. Aniquilaba, por io demás, orra aptirud. áemasiado optimismo senil de la oligarquía coincidía por lo demás de uu
nacional como era la inclinación al asalto frontál. En esto }rlundt modo desgraciado con el carácter de Ia masa moderna tloliviana,
no hizo sino hacer una lectura del temperamento nacional. Bas- que tenderá sin cesar a la lógica del asalto frontal. Desde este
taba con resistir a la bárbara furia de los bolivianos para que
ángulo, el de la masa, la inclinación por el asalto tiene que
aparecieran los secretos en su disgregación. Aquí llegarnos al
ver sin duda con la unificación patética o sea que es el com-
fondo de las cosas.
portamiento de unidad por el encendin'tienÚo entre hombres que
Clausewitz dice que: "no hay nada tan importante en la vida
en Io cotidiano no están unidos. Por otro lado, si bien I(untlt
como determinar el punto preciso en que conviene ubicarse y
confunrlía (corno suele hacerlo cierto PrototiPo de hombre alc-
mantenerse para ubicar y apreciar las cosas a fin de no deso_
mán) la terquerlad con la eficiencia, tampoco debe atribuírsele
riental'se y no contradecirse contir¡uamente,,.
a é1 lo que era toda una idea de la guerra, iclea sin drrda tlc-
Esto significa que, no importa cuántas icLeas se tenga, uno masiado detectable: la que se basaba en la subestimaci<in tlcl
srcr.os 25!¡
254 EL EsrupoR DE Los sior-os Er. EsruPoR DB Los

sabe, rle otro lado, que es un a§unto §erio el disputar cn


la.g
,enemigo y el desprecio por las pérdidas humanas, en último
término porque se trataba de pérdida de indios, es decir, de horas peligrosas. Ya .i d"tr.uto en episodios de guerra es el cqtri'
algo que se podía perder. Toda la guena muestra esto, el an- valente a lue los únicos pilotos posibles no se Pongan de acuer-
helo consciente de cambiar vidas de indios por un fetiche par- do en el manejo del avión. El desacato y la disensión venfan
ticular, que era la grandeza concebida en términos territoriales. en Bolivia de un largo pasado; en realidad, provenían de una
La deserción o el em.boscamiento de los hombres cle las cla- larga escuela de conjuraciones, de acracia y levantamientos Por-
ses superiores se hizo por otra parte algo llamativamente co- que todo 1o que ocurre produce hábitos'
incidente con el llamado a Kundt y otros extranjeros para diri- La relación de Estigarribiu .on Ayala era, entre tanto' la de
gir Ia guerra. Lo dijo bien quien lo sabía: "Las repúblicas y cios hombrese en estado de normalidad' Este último, escribió al
príncipes que se apoyan sobre mercenarios no experimentan más militar esta carta tan elocuente: "Esta nerviosa opinión pírbli-
.que reveses." ca, que es ya tan ProPensa al pánico. " Este pueblo pasa del
La verdad es que no se trataba cle que los dirigentes poiiti- a la deireslón de .cuerdo a Ia información que vie-
"rrrrr'riurrrro
cos y militares de Bolivia cometieran errores sino que Bolivi:t ne clel freute. . . En cualcluier caso usted puede estar seguro de
era una sociedad en estado cle error. Si se hubiese visto en seco que mi autoridad P€rsonal y oficial estará al lado suyo en las
a Estigarribia y a Toro a la vez, por ejemplo (no hablemos tlc brr.rrt y, sobre toclo, en las malas situaciones'"
Peñaranda, que era un hombre estólido), éste, Toro, no habría Apoyánclose en este soPorte, en determinaclo momento Esti-
aparecido muy mal. Parece que representaba como pocos una gurriuü destituyó in situ a un alto jefe, por cuenta propia' y
cultura de retruécanos y de una frivolidad enaltecida por cier- fue respaldaclo.
tas formas de Chuquisaca, pues el calembour es allá una escue- I_as iosas sucedían de o*a manera en la dirección boliviana.
l;r. Es seguro, entre tanto, que Salamanca habria triunfado en En principio, tampoco los jefes militares carecían de sensatez
la comparación con Ayala. En otro nivel y en los dos bandos, .o-ó lo demuestra el texto siguiente: "El ejército requiere de
los oficiales y soldados hicieron verdaderos prodigios de valen- objetivos definidos y no de meras aspiraciones históricas" ' Las
tía y es de allá sin duda de donde salieron nombres como los tripótesis históricas de Salamanca, que aPuntan hacia la total
¡le Busch, Bilbao o IJstárez, todos populares. No obstante ello reintegración, requerirían una nación en arma§ Para su§tentar
y suponiendo al menos que se ffataba de humanidades en mu- t. toál ocupación del Chaco e imponer la paz en Asunción'
cho semejantes o de "hombres equivalentes" como sin ducla lo El objetivo militar clel comando, sin embargo, consiste en Olim-
eran, aquí viene Io inexplicable: unos actuaron de un rnod.o 1ro, la parte superior del río." Zook comentó: "Obviamente'
absurdo, que parecía clemencial y autocJestructivo, y los otros ",
Lt pturrt"utoiento habría causado una apoplejía en Salamanca'
§e atuvieron a la regla de la sana lógica, que resultó más que no ábstante que era más realista que sus propias postulaciones'
suficiente para la situaci«in. Necesitamos, qué cluda, una expli- En realidad, sin embargo, Bolivia carecía de los meclios cle trans-
cación material de todo esto porque se refiere al fond.o social porte para ejecutar cualquiera de los dos planes"'
de lo boliviano. Por alguna raz6n, había allá al.go que tenclía Porlomenoshabíaenelcomandolaconcienciadequeere
a equivocarse en todo o en casi todo, cualquicra que fuera el clifícil ra«licalizar la pretensión de la "nación en armas" y cier-
grado de sacrificio que se pusiera en ello. ta resistenci a a 7a doctrina salamanquista de que los títulos dar-I
Veamos las consecuencias de eso en la construcción de la po- victorias. Este descontento moral o reserva técuica, tenía que
lítica. Cuando todas las opiniones son siempre finales e incon- sufrir una evolución anómica' En efecto, ba]o la apariencia de
ciliables, quiere decir que la política no se ha constituido o que
.,1a
ineptitud de Peñaranda en la tarea de controlar a Torr¡
sea que no se ha autonomizado. Ha,v un grado en que la ac- fire trágica para Bolivia", hay algo más que actos de indiscipli-
titud sincrética es 1o que define a un hombre civilizado. Se na que, por 1o demás, debieron haber sido previstos y norrnÍl-
257
256 EL EsruPoR DE Los srcr-os EL EsruPoR DE Los srcr,os
dos. Toro devino "el poder siniestro detrás del comando" pero realidad. En toclo caso, todo Parece indicar que su conocitniclr'
esto mismo era una consecuencia de "la debilidad de Peñaran- to del mundo era muy limitado Porque no estaba dispuesto a
creer que el mundo pudiera ser algo distinto de lo que él
cre(a
da y su cornpleta incomprensión de su propio papel, que era
tan patente que no requiere comentario", consecuencia en ú1- q,r. ar". Al convertirse en la culminación formal' sentimental
tirno término de su "importante pusitranimidad". irdiuidrul de un sistema que había estado buscando eso' un
Si el carácter del poder moderno radica en ser racional, trans-
"hombre símbolo, se comPort¿ en verdad como un hombre sim-
personal y verificable, aquí estamos ante todo lo contrario. Llay bótico, como alguien poitador de verdades presciente's' f't a.es
sin duda una versión personalizada de la función, como si fuera preciar a urla oiiniOn-priUlica tan recoleta como la oligárquica
irr, .ole..ión áe semiietrados y cómplices) nolosleprejuicios dé
impedla sin
un estatuto in tu,ito persona o algo adscrito a ella. La pobre-
za de la legitimidarl real del poder, de otro lado, en un país |mbargo expresar de un modo casi Perfecto
por lo dernás acostumbrado a no reconocer a nadie en el poder, su épo"ca. Eü incluso anticomunista, como lo había sido su pai'
sano Baptista, aun antes de que existiera comunista alguno'
Su
se basaba a lo último sóio en la cxagerada autoridad cle Sala-
manca o su elaboración simbólica, 1o cual, por lo mismo que empecin^do optimismo con relación a Paraguay era el engendra'
era exagerada, debía producir formas continuas de desacatamien- do por Montes que sin duda supuso que con la indemnización
to, de disensión furtiva v finalmer¡te de franca rebelión. "El chiiena poclía comprar el mundo entero, que, además (desde- su
comanclo actuaba corno si las designaciones militares fueran punto de vista), ,rá muy grande' Será necesario que volva-
i,,os ,obre este
"r,
problema de la visibilidad (o invisibilidad) del
derechos personales intangibles incluso cuando las necesidades
de disciplina o de detensa recomendaban cambios convenien- mundo.
tes. . . El intercambio de recriminaciones, rnalentendidos, faltas Con semejante curricuhtm aitae es explicable que Salamanca
cle disciplina y odio entre el presidente y eI general Rodriguez, no pretendiera sólo comprender mejor este Problema como cual-
como observó Díaz, cuhninaron primero en el derrocamiento quier otro sino que utpitat" a dirigir él mismo la solución:
de Salamanca y por último en la pérdida del Chaco." ';salamanca, desde el principio del plan de penetración, habia
El imputar el cargo no a ¡-rna asiguación racional y oormati- ejercido una creciente influéncia personal en las decisiones mi-
vamente revocable sino al "derecho personal intangible" perte- liiares... Aunque objetivamente ignorante sobre toda conside'
nece al más puro razonamiento señorial. El exceso apasionado ración táctica, él buscó dirigir las operaciones"'
clel mando por lo demás es una pura pretensión y, en cualquier La historia de la laguna Pitiantuta es característica' EI ma'
forma, debería ser exitosa para hacerse válido. Rodríguez y Toro, yor Moscoso vio desde el aire una gran laguna' El Estado-M-a-
Salamanca y Kundt forrnaron en esto dos estilos mutuamente yo., ".o" conocimiento del excelentísimo señor presidente de la
imposibles aunque perdurables de un modo perverso. En lo cles- iepública", ordenó entonces a la IV división: "urgentísima ocu-
criptivo, el desacato era un resultado paradójico de lo que ve- pu.iió.t Laguna Grande" Puesto que "últimos acuerdos en ne'
nía desde arriba, del endiosamiento de Salamanca que no tellia gociacionei Washington neutrales presionarlan países litigantes
por qué ocurrir de un modo casi mortuorio en él (porque era áesignación urgente y precisa de sus posiciones más avanzadas".
como un muerto asistiendo a su propio entierro glorioso), pues- En junio de 1932, Moscoso cumplió la orden y los paragua-
to que había ocurrido antes en la masa calificada que lo había yos se dieron a la fuga. Salamanca se sintió entonces engañado:
elegido (la masa que restaba a la exclusión de todo lo popular). í.La noticia me llegó como un rayo inesperado" pues habla or'
Salar¡ranca er1 §unra tenía una actitud de soberbia intelectual d.enadoquelaocupacióndeberíahacerse..absteniéndosede
que es característica de ese tramo social y de ese tiempo. Era todo rozamiento con eI enemigo", procediendo con máxima
.'en caso de que se llegase a constatar una
un hombre sin duda inteligente y claro en la gestación concep- I circunspección" y
tual. Eso no quiere decir que lo fuera en Ia apropiación de la aproximación Paraguaya . . - la comisión procederá a estableccr
2ú8 DL EsruPoR DE Los src¡-os rL EsruPoR DE Los src¡.os 251)

en forma cautelosa.. . a una distancia de 20 a 30 km frente a tista. Eso no habla de la normalidad de nacla. Por otro latlo,
los puestos paraguayos los fortines o puestos bolivianos". el que en su ojeriza impenitente hacia los militares apelara Sa-
Como dice Céspedes, "20 o 30 kilómetros sin agua en le mon- Iamanca a extremos degradados como el nombrar a un alcmárr
te del Chaco son distancias imposibles" o sea que la "abstinen- comandante de la guerra nacional, o intentar designar a -[oa.
cia de rozamiento" era absurda. Sin embargo, Salamanca ordenó quin Espada como interventor civil en un ejército en plena
"en el acto la desocupación del fortín paraguayo" fCéspedes, guerra, o por último llamar a Ismael Montes a ocupar el cargo
1973]. Moscoso comentó después: "Para una fracción que du- de comandante, cuando ya no era sino el sobreviviente de sí
rante veinte días ha sufrido las privaciones del agua, recorriclo ntismo, todo eso no habla de coherencia nacional.
una extensa zona significativamente llamada Campo de Deso- La división entre los militares y Salamanca (la clase política
lación pautizada así por Ustárez; n.z.] la presencia de una masa en persona) <Iemuestra ya la división del estado. Eso se expre-
inagotable de agua estimulaba su patriotismo y el deseo de ser sar'h después sin freno y es en realidad una de las fuentes de la
dueño de ella. Cualquier oficial que hubiera sido instruido so crisis revolucionaria de 1952. En realidad, donde no hay divi-
bre la necesidad de evitar choques, después del recorrido que sión de la clase dominante, no hay crisis revolucionaria; es su
llevé con mis soldados. . . habría atacado el fortín." carácter. En el fondo, con todo, en lo que es aun más fundamen-
Una historia semejante es la destitución de Osorio, uno de tal, esto enseña que la supresión política de la mayor parte de
los jefes de la primera parte de la guerra. Salamanca replicó la población producía una situación de anomalía intelectual, psi-
a las protestas diciendo que: "Osorio había sido removido con cológica y conductual que es lo que explica que hombres, inte-
la aprobación popular." ligentes en principio sin lugar a dudas, actuaran de un modo
Discurso estúpido porque éstas no son razones. Si la guerra
errático y dispersivo. El horizonte de visibilidad del mundo, en lo
se librara por el método del consenso popular de cada decisión
no se sostendrían batallas sino plebiscitos. El pr:oceso, como era que es una prueba de la calificación que hace la base social a la
inevitable, concluyó, mientras seguian los combates, en que Sa- actividad cognitiva, estaba dado por su base social. Es lo que
lamanca "dice que el comhndo ha perdido la simpatla del pue- explica las continuas tendencias degenerativas del estado boli-
blo", en tanto que, como era inevitable, el comando (Peñaran- viano aun después de 1952 en su continua inclinación a la oli-
da) dice "que el gobierno ha perdido la confianza del ejército", ,garquización del poder.
lo cual era, en todo caso, más grave. Zook incurre entonces en un error por falta de globalidad
Esto es más importante de lo que parece. La medida de la al creer que: "la estrecha cooperación del presidente Ayala y
hegemonía, o sea del óptimo, consiste en que las contradiccio- Estigarribia dieron mayor fuerza al país y fue en no pequeña
nes pueden ser absorbidas en ella, es decir, en algo que está medida la causa del éxito en la guerra".
más allá de los sujetos o dentro de un sujeto que es capaz de Esto es casi atribuir a la ética protestante el éxito en las co-
comprender a todos los demás. El que en la formalización ideo- sas. Por el contrario, esta cooperación fue posible porque de-
lógico-política del estado liberal tuviera que recurrir a un re- trás de ella estaba el Paraguay tal como era. Esto se fundaba
mate pontifical, en una extraña mezcla de personalización y en Io básico por la visión ideológica que adoptó sobre la gueüa
falta de poder personal efectivo; el mismo hecho de que tuviera como un peligro total, visión que era correcta pero también
que apelar, para sobrevivir, a su crítico ínterior más tenaz, todo organizadora. Por el otro lado, por la sobrevivencia de ciertas
eso estaba señalando como es obvio la pérdida de elocuencia formas de "salud" hereditaria que provenía, en su lado posi-
del sistema. EI desgranamiento de la situación se proseguía, con tivo, de la formación no aristo$atiza\te ni señorial de esta so-
todo. Era un estado que tuvo pues que apelar a su miixima ciedad (en gran medida por los jesuitas) y, por el otro, del ca-
figura de reserva, Salamanca, una mezcla entre Linares y Bap- rácter incorporado del acatamiento del orden, cualquiera quc
EL EsruPoR DE Lo§ slcl-o§ 201
260 EL ESTUPOR DE LoS §TGLOS

parando sobre sus oficiales. . . La inpubordinación quc


'Ibt'o y
é1 fuese, herencia no por fuerza positiva de los gtandes dicta.
Quintanilla habían puesto en movimiento entre los oficialcs,
sc
dores.
extendió rápidamente entre las fatigadas troPas andinas, <letc'
En la navidad de 1934, el melancólico Salamanca, ya derro-
riorando la fe en sus jefes' Vencidas, miserablemente abasteci'
cado, dirla que el "militarismo, que no ha sido capaz de repeler
das y aun careciendo de servicio de correo, los bolivianos §e des'
al enemigo extranjero, ha impuesto su dominación en Bolivia".
moralizaron fácilmente."
Si se habían conducido las cosas hacia lo militar, no había vísperas de la paz de
Esto se parece mucho a Rusia en las
nada de raro en que las cosas se hicieran militaristas. La üba-
Brest Litovsk. El pals sin embargo Parece entonce§ ser inago-
cle del estado oligárquico proseguía empero de manera impla-
table y lo que llama Ia atención es la continua capacidad de
cable y no sólo porque se inauguraba el ciclo milita¡.
reconstrucción del ejército: se organizan tres ejércitos durante la
Se traducía por ejemplo en la absoluta falta de fe en los hom-
guerra. Todo esto es muy extraño Porque lo normal es que las
bres del país y del sistema. La xenofobia de Salamanca estaba
aplicada de un modo desdeñoso a los paraguayos y temeroso
g"rrt.t se negaran a luchar, sobre todo después de adversidades
hacia los chilenos pero dentro de un contexto de entrega de la
y .l"rrrtr"t que demostraban una ineficacia tan clara del estado
y del comando. Absorber semejantes pérdidas, absorber e1 ab'
confianza a los extranjeros que, como vimos, caracteriza a todo
surdo en .realidad. Luchar si,n embargo cuando todo estd per'
el estado oligárquico y quizá a toda una casta. Cuando I(undt se
d.id,o, Lttchar corno se decía: "por el honor del regimiento", es
fue, abominado por [odos, Salamanca trajo una misión militar
quizá lo que mejor advierte acerca del heroismo popular en
checa y hasta su propio jefe de la policía interior era un cristero
iquellos momentos. El sentido de reconstrucción y de resisten-
rnexicano.
cia de la tropa boliviana frustra en último término la ofensiva
El desangramiento de la tropa boliviana siguió en los tér-
paraguaya, conforme a los vaticinios más elementales acerca de
minos imaginados por Kundt y aplicados por Salamanca y sus
esta guerra absurda. Una sola batalla como Campo Vía, aunque
hombres. En Nanawa, por ejemplo: "Los bolivianos repitieron
notable por el éxito militar de Estigarribia, costará 15 000 bajas
sus usuales errores de falta de coordinación, escasos servicios de
al Paraguay entre muertos y heridos.
inteligencia, violación del principio de economla de la fuerza
Los efectos de la guerra de Chaco son enormes para Bolivia'
y subestimación del enemigo." El resultado: "en diez días cle
lucha, los defensores sufrieron sólo 248 bajas contra 2 000 pér-
No se puede decir que existiera una clase política en el estado
oligárqüico-liberal pero había una suerte de cúpula basada en
didas bolivianas. Nanawa no pudo ser sometida y Ias tropas
uná elicción carismático-señorial-calificada más o menos ocasio'
destinadas a ponerle sitio eran insuficientes." Fue el más gran-
nal o referida solo a una encogida base social. Con Salamanca
de asalto frontal de los agressiue Andeans (Zook). "A las 0905,
se produce el desbancle de ese sector. La pretorianización del
aproximadamente 7 000 hombres atacaron a través de los 'islo-
poder, el poder como monopolio de los malos mílites, es su re'
tes fortificados'. El alemán [Kundt] sacrificó lo mejor de su ejér-
sultado. Se apela a lo último a que apela cualquier estado, es
cito. Más de 2 000 soldados del Altiplano murieron frltilmen-
su fase cle emergencia, el ejército. Comienza entonces el primer
te ante las defensas del IIIer cuerpo de defensa." Es la his-
toria de casi tocla la guerra. En Toledo: "hacia el 5 de marzo ciclo militar de la historia de Botrivia en el siglo xx, ciclo que
los bolivianos habian perdido cerca de 2 000 hornbres. Estaban durará en realidad hasta 1952. A eso se suma la decadencia de
escasos de alimentos y de agua; algunos hombres incluso careclan
la economla del estaño. Es verdad, por tanto, que es un estatlo
de ropa y estaban peleando en calzoncillos; el hedor de 700 que está viviendo de sus re§erva§.
La situación, como Io demuestra la empecinada capacidad dc
muertos insepultos en Ia tierra de nadie era insoportable...
l'u.cha en Ia derrota, es clistinta en cuanto a la socieclad civil'
El sentimiento de insubordinación era inevitable y en la no-
che del 16 de marzo huyó el regimiento 30 de Infantería, dis-
El Chaco configura un auténtico momento constitutivo' Mue'
262 EL ESTUPoR DE Los §Iclos
ren allá unos 50 000 hombres sobre z4o 000
mov,izados o sea al BIBLIOGRAPfA
menos uno por cada cinco..Ia pérdida 'I
poblacional es del 2 por
ciento. Esto es menos significaúvo qr"'lu
morrandad de Cuba
en las guerras de fines del siglo ** o d"
Ia revolución mexicana,
pero hay que considerrr qrrá es una
mortandad. referida exclu-
sivamente a hombres y jóvenes.
Se procluce por tanto la iclen_
tificación por Ia guerra,-la forma aquella
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Estamos por tanto en las causas hondas
de la ";
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