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UNIVERSIDAD CATOLICA BOLIVIANA “SAN PABLO”

DEPARTAMENTO DE PSICOLOGIA

NIÑO FAMILIA Y POBREZA

PREVENCION E INTERVENCION EN EL MALTRATO INFANTIL

Integrantes

Paula Pereira
Luis Munin
Brenda Sanabria
André

Docente

Marcela Losantos

La Paz - Bolivia - 2014

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INDICE

Contenido

INDICE .............................................................................................................................. 2

INTRODUCCIÓN ............................................................................................................. 3

I.1 Planteamiento del problema...................................................................................... 3

I.2 Justificación .............................................................................................................. 4

MARCO TEORICO…………………………………......……………………………….6

II. 1. Prevención………………………………………………………………………6

REFERENCIAS................................................................................................................. 8

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CAPITULO I

INTRODUCCIÓN

I.1 Planteamiento del problema

El maltrato infantil es un fenómeno mundial cada vez más alarmante. En Bolivia, seis
de cada diez niños y niñas son maltratados en su familia y tres de los mismos son
víctimas de abuso sexual en el ámbito familiar, escolar o laboral (Ministerio de
Desarrollo Humano & UNICEF, 1997). Estas cifras reflejan que la violencia contra la
niñez es una práctica socialmente aceptada tanto por adultos y niños, agraviados en
nombre del amor, de la educación y de la disciplina, siendo atentados contra sus
derechos y contra su dignidad de personas (Brondi, M., Barreto, L. en Cedib, UNICEF,
Terre des hommes, 1997).

El maltrato infantil es definido como toda violencia, ocasional o no, que atente contra
la integridad física o psíquica del niño, afectando su desarrollo (Martínez y de Paúl,
1993, Barreto en Cedib, UNICEF, Terre des hommes, 1997). El maltrato infantil recae
especialmente sobre las niñas por la discriminación social que coloca al sexo masculino
por encima del sexo femenino, especialmente cuando se trata de abuso sexual, ya que las
niñas, y en menor medida los niños, son violentadas sexualmente, sometidas por el
poder de adultos quienes las degradan y mellan su condición de personas (Cedib,
UNICEF y Terre des hommes, 1997).

De acuerdo a una investigación realizada en Bolivia, por León y Rakela (1996), todos
los agresores tenían una familia constituida, con instrucción básica y con empleos que
no les permitían satisfacer plenamente sus necesidades básicas, ni poseían bienes
propios y en la mayoría de los casos vivían hacinados.

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Se considera que es relevante señalar que maltrato es todo daño físico, emocional, intelectual
o moral que sufre un niño por la acción u omisión de las personas a cuyo cuidado se encuentra,
que compromete la satisfacción de las necesidades básicas del menor. (Rodriguez, 1998)

Según Rodríguez:

“El Estado debe comprometerse a desarrollar una política familiar efectiva que
impida la violencia familiar y garantice condiciones sociales óptimas para
apoyar a los padres en el cuidado de sus hijos. El apoyo que se presta a las
familias es insuficiente, la sociedad debe desarrollar políticas y programas de
apoyo y ayuda a este tipo de familias que maltratan, y también de
prevención.” (Rodríguez, 1998)

De ésta manera es que se determinó la investigación de prevenciones e intervenciones


en esa dirección, para poder tener las herramientas adecuadas y evitar posibles
problemas de maltrato infantil. Ya que se ha establecido que el maltrato infantil es muy
común y se encuentran demasiados casos de maltrato infantil presentes en nuestra
sociedad.

I.2 Justificación

La presente investigación tiene como objetivo dar más conocimiento y resultados,


tanto a nivel académico como laboral, que tiene como base investigar procedimientos
de prevención e intervención relacionados con la salud y el bienestar, El maltrato infantil
es complejo y su estudio resulta difícil. Las estimaciones actuales son muy variables,
dependiendo del país y del método de investigación utilizado.

La Convención sobre los Derechos del Niño, en su Artículo 19, establece que es
obligación del Estado proteger a los niños y niñas de todas las formas de malos tratos

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perpetrados por padres, madres o cualquiera otra persona responsable de su cuidado, y
establecer medidas preventivas y de tratamiento al respecto.

Veintitrés años después de la aprobación unánime de la Convención sobre los


Derechos del Niño en 1989, aún hay mucho por hacer para garantizar que los niños,
niñas y adolescentes sean protegidos de toda forma de violencia. Aunque hayamos
logrado establecer progresos en el marco legal y aunque tengamos muchos ejemplos de
iniciativas positivas, los esfuerzos para prevenir y responder a la violencia contra la
niñez en América Latina son muy tímidos, principalmente considerando que
precisamente ésta es hoy una de las mayores preocupaciones de toda región.

La prevención e intervención del maltrato infantil es clave, ya que los niños se


encuentran en una etapa de desarrollo cognoscitivo y físico, quedando como un tema
transversal, pero no menos importante, la educación de la población. La relevancia
contemporánea de la presenta investigación se centra en los datos estadísticos que nos
muestran un alto índice de maltrato en la actualidad. Por todo esto, la importancia de
utilizar aspectos preventivos en cuanto al maltrato infantil en particular es de gran
importancia social, contemporánea y científica.

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CAPITULO II

MARCO TEORICO

II.1. Prevenciones

Considerando las graves consecuencias que puede tener el abuso sexual


infantil, especialmente cuando los generadores de resiliencia no están potenciados, es
importante actuar preventivamente. Martínez y de Pául (1993) retoman el modelo
médico y plantean tres niveles de prevención del maltrato infantil:

a. Prevención primaria: pretende reducir las situaciones de riesgo


que puedan afectar a la interrelación familiar. Ésta comprendería diferentes
niveles de acción: medidas dirigidas a la sociedad y comunidad en general, a las
parejas o las familias en diferentes períodos del ciclo vital, al individuo y
también a los profesionales. También se orienta a disminuir la incidencia (nuevos
caso), pero trabaja con grupos de riesgo, factores de riesgo y factores protectores
que los resultados de investigaciones han mostrado como asociados al maltrato
infantil. (Bedregal, 1998) Por ejemplo:
- Sensibilizar y formar profesionales (docentes, psicólogos y otros)
de atención primaria en la detección y prevención del maltrato infantil.
- Intervenir en las “Escuelas de padres”, promoviendo valores de
estima hacia la infancia, la mujer y la paternidad.
- Identificar los puntos valiosos y positivos de los padres, alabar sus
esfuerzos, reforzar la autoestima y la competencia.
b. Prevención secundaria: pretende detectar familias y niños en
situación de riesgo. Se orienta a disminuir la prevalencia (casos acumulados) de
maltrato. Trabaja con casos atendidos por demanda espontanea o institucional,
una vez que se ha producido el maltrato. Busca reducir daños y atenuar los

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factores de riesgo presentes, potenciando los factores protectores. (Bedregal,
1998) Por ejemplo:
- Ofrecer métodos alternativos de disciplina y reducción de
experiencias de confrontación entre padres e hijos.
- Recomendar el tratamiento en centros de rehabilitación o de salud
a padres con problemas de adicción o alcohol, drogas o trastornos
psiquiátricos.
- Coordinar con el personal especializado de las defensorías, centros
de salud, otras organizaciones y las autoridades existentes en la zona en la
que se encuentra la unidad educativa acerca de objetivos, planes, estrategias y
ayudas definidas para cada familia de riesgo.
c. Prevención terciaria: busca reducir las consecuencias generadas
por el maltrato y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas. Se orienta
a disminuir las consecuencias negativas y secuelas físicas o psico-sociales del
problema, una vez que este se encuentra en niveles avanzados de desarrollo,
normalmente se asocia al concepto de rehabilitación. (Bedregal, 1998) Por
ejemplo:
- La rehabilitación de los agresores y reparar en las niñas, niños y
adolescentes el maltrato y el daño sufrido en su condición de víctimas.

Fuster (1998) plantea que dada la compleja dinámica sociofamiliar que subyace
en los casos de malos tratos a niños/as y adolescentes, es necesario aplicar una amplia
gama de recursos para disminuir el riesgo, favorecer los factores de protección y reparar
los daños que ya se han producido. Ese abanico de recursos necesariamente tendrá que
contar con profesionales y técnicos de distintas disciplinas (interdisciplinar)
pertenecientes a distintos ámbitos e instituciones (intersectorial) además, de aplicarse de

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manera simultánea (multimodal). Cuando se plantee el Plan de Caso, los/as técnicos/ as
deberán tener en cuenta esta particularidad y deberán decidir cuáles son los recursos
más convenientes a aplicar con cada familia además de la secuencia o simultaneidad en
que actuarán o adolescente.

Las familias en las que ocurren los malos tratos hacia los niños/as y jóvenes
presentan problemas crónicos y severos en su funcionamiento y han atravesado
situaciones similares a lo largo de distintas generaciones. Si bien una concepción
simplista podría proponer como “solución” separar a los/ as hijos/as de sus padres, la
experiencia indica que esta propuesta no soluciona nada ya que, por un lado, las
investigaciones demuestran que estos estilos de comportamiento –cuando no hay otra
intervención- se repiten con otros/as hijos/ as y, por otro lado, el mejor sitio para criar a
los/as niños/as es dentro de su grupo familiar. De ahí que, cuando una familia presenta
problemas para ejercer sus funciones, los servicios especializados ofrecerán recursos
para intentar que recuperen -o que comiencen a desempeñar su rol de cuidado y
protección de manera adecuada.

Según el grado de riesgo, esta intervención podrá llevarse a cabo con la persona
menor conviviendo con su familia o transitoriamente fuera de ella si el nivel de riesgo
de que los malos tratos vuelvan a ocurrir es alto.

Por lo común al niño le resulta mejor expresar y reproducir los hechos


traumáticos mediante actividades lúdicas o a través de dibujos, expresiones gráfico-
plásticas. El lenguaje del juego refleja, las presiones y demandas de la vida cotidiana, el
juego resulta por tanto un medio natural en el niño para restañar sus heridas psicológicas
y además resulta siendo terapéutico, ayuda a entender y comprender mejor la magnitud
del sufrimiento, la imaginación es un poderoso recurso que ayuda a reducir el estrés y
cuando se emplea con técnicas de relajación estas aumentan su poder terapéutico.

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Es recomendable:

- Iniciar la entrevista con los padres o tutores

- Luego entrevistar al niño

- Si sospecha agresión de los padres, o si hay sospecha de incesto, es


necesario realizar la entrevista al niño, en privado

- Evitar todo tipo de contacto físico innecesario

- Mantener una actitud de bondad y cuidado

- Usar palabras sencillas pero que describan los acontecimientos

- Usar preguntas sencillas pero que permitan al niño o niña dar detalles, por
ejemplo ¿Qué pasó?

- Aclarar que el niño no es responsable del abuso y que nadie lo va a


castigar

- Preguntar cómo se siente

- Propiciar protección de amenazas o represalias del agresor

- Si hay sospecha de abuso sexual, mencionar, por su nombre común, las


partes del cuerpo involucradas en los actos que se hicieron.

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- Explicar que es triste o desagradable lo que pasó pero que conversar o
hablar es importante para ayudarse a sí mismo y para que otras personas le ayuden

- Ser muy activo en la toma de decisiones

Adicionalmente es de gran ayuda la red de apoyo social, esta se constituye en el


mejor soporte emocional para efectos de amortiguar las situaciones traumáticas.

Se recomienda las siguientes estrategias para el abordaje:

- Contacto Inicial, demostrar atención e interés. No ejercer presión para que


hable, Proponer juegos o propiciarlos, juego de roles o dramatizaciones, dibujo y
modelado, historias, cuentos o relatos de sus fantasías, títeres, máscaras y teatro, música,
danza, canto.

En este tipo de problemática en especial es indispensable ofrecer un clima


terapéutico basado en la seguridad y la confianza, en el que los clientes puedan confiar
en nuestro compromiso con la tarea de ayudarlos sin causarles daño (Lipchik, 2002).
Entendiendo la terapia como una experiencia relacional alternativa, basada en el respeto,
la autenticidad, la sensibilidad, el apoyo y la empatía (Barudy, 2006).

Como parte de este componente de relación terapéutica, puede ser de mucha utilidad
agradecer la confianza por contar algo que es muy difícil teniendo en cuenta cuánto les
ha costado romper el silencio. En este sentido, es fundamental hacerles saber que han
dado el primer paso, el más importante y difícil.

Asimismo, mientras se desarrolla el discurso de quien acude a terapia, se debe estar muy
atento a todos aquellos momentos en los que la víctima cargue con culpas y con

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autoreproches derivados de la situación de violencia. Esto para “poner las culpas y las
cargas en los hombros de quien debe llevarlas, el agresor” (Dolan, 2006)., Validar y
normalizar los sentimientos ambivalentes con respecto al agresor: amor, rencor,
reproche, miedo, vergüenza, deseos de protección, deseos de destrucción, etc.
El terapeuta como validador externo debe emitir una serie de mensajes que de diferentes
formas manifiesten “nadie merece una situación abusiva” (Jacobson y Gottman, 2001).

En caso de que acudan uno o ambos miembros de una pareja en la que se tenga
conocimiento de situaciones de violencia, es necesario explorar y trabajar además con
los niños, sobre todo en cuanto a sus sentimientos de incompetencia, fracaso ante sus
continuos esfuerzos por obtener algo de reconocimiento por parte de los padres.
En el caso de supervivientes adultos de violencia es fundamental explorar componentes
autodestructivos en sus diversas manifestaciones (ideaciones suicidas, conductas
adictivas, anorexia y bulimia). A su vez, en caso de que la queja del cliente tenga que
ver con alguno de estos comportamientos autodestructivos, es muy importante explorar
si ha habido en su historia más pasada o reciente alguna relación de tipo abusiva.

En el trabajo de estas relaciones abusivas, también resultan de muchísima utilidad las


siguientes puntualizaciones (Fuertes, 2000):
Normalizar la experiencia, comunicar que estas experiencias son más comunes de lo que
se cree, a la vez que se recalca la necesidad e importancia de revelarlo.
Utilizar preguntas cuidadosas para detectar posibles víctimas que no se reconocen como
tales,en el caso de que haya sospechas, por ejemplo: ¿Se ha sentido alguna vez en una
situación de humillación, burla o desprecio y no se ha atrevido a defenderse por temor a
la reacción de la otra persona? Evitar que se puedan sentir juzgados, no minimizar la
experiencia, ni tampoco sugerir culpabilidad. (Peralta, A. 2007)

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CAPITULO VI

REFERENCIAS

- Cedib, Unicef & Terre de Hommes (1997). Las huellas de la violencia. Maltrato
y abuso sexual contra niñas y niños. Bolivia: J.V. disponible en:
http://www.ucb.edu.bo/publicaciones/ajayu/v1n1/v1n1a05.pdf
- León, D. A. y Rakela, E. N. (1996). Un estudio exploratorio y descriptivo sobre
los posibles factores de riesgo que inciden en el maltrato de menores por abuso
sexual en el contexto familiar. La Paz: Tesis para la obtención del Grado
Académico de Licenciatura. UCB. Disponible en:
http://www.ucb.edu.bo/publicaciones/ajayu/v1n1/v1n1a05.pdf
- Rodríguez (1998). Conferencia sobre el maltrato y violencia a niños y niñas.
Santa Cruz Bolivia. Disponible en:
http://rosacastrocavero.com/2013/07/el-maltrato-infantil-en-bolivia-una-realidad-
para-evitar-y-prevenir/
- http://www.unicef.org/republicadominicana/protection_8079.htm
- Martínez, A. y de Paúl, J. (1993). Maltrato y abandono en la infancia. Barcelona:
Martínez Roca.
- Peralta, A. (2007). Una aproximación terapéutica al maltrato psicológico
familiar. Revista Nicaragüense de Psiquiatría. 7 (16). P.7-9
- Virginia Ayoroa Bedregal: Manual de capacitación: PARA LA PREVENCION
DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES, LOS NIÑOS, LAS NIÑAS Y
LAS ADOLESCENTES, La Paz, 1998. Disponible en:
http://bolivia.unfpa.org/biblioteca/nvio28.pdf

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