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MALTRATO
MALTRATO
DEPARTAMENTO DE PSICOLOGIA
Integrantes
Paula Pereira
Luis Munin
Brenda Sanabria
André
Docente
Marcela Losantos
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INDICE
Contenido
INDICE .............................................................................................................................. 2
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................. 3
MARCO TEORICO…………………………………......……………………………….6
II. 1. Prevención………………………………………………………………………6
REFERENCIAS................................................................................................................. 8
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CAPITULO I
INTRODUCCIÓN
El maltrato infantil es un fenómeno mundial cada vez más alarmante. En Bolivia, seis
de cada diez niños y niñas son maltratados en su familia y tres de los mismos son
víctimas de abuso sexual en el ámbito familiar, escolar o laboral (Ministerio de
Desarrollo Humano & UNICEF, 1997). Estas cifras reflejan que la violencia contra la
niñez es una práctica socialmente aceptada tanto por adultos y niños, agraviados en
nombre del amor, de la educación y de la disciplina, siendo atentados contra sus
derechos y contra su dignidad de personas (Brondi, M., Barreto, L. en Cedib, UNICEF,
Terre des hommes, 1997).
El maltrato infantil es definido como toda violencia, ocasional o no, que atente contra
la integridad física o psíquica del niño, afectando su desarrollo (Martínez y de Paúl,
1993, Barreto en Cedib, UNICEF, Terre des hommes, 1997). El maltrato infantil recae
especialmente sobre las niñas por la discriminación social que coloca al sexo masculino
por encima del sexo femenino, especialmente cuando se trata de abuso sexual, ya que las
niñas, y en menor medida los niños, son violentadas sexualmente, sometidas por el
poder de adultos quienes las degradan y mellan su condición de personas (Cedib,
UNICEF y Terre des hommes, 1997).
De acuerdo a una investigación realizada en Bolivia, por León y Rakela (1996), todos
los agresores tenían una familia constituida, con instrucción básica y con empleos que
no les permitían satisfacer plenamente sus necesidades básicas, ni poseían bienes
propios y en la mayoría de los casos vivían hacinados.
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Se considera que es relevante señalar que maltrato es todo daño físico, emocional, intelectual
o moral que sufre un niño por la acción u omisión de las personas a cuyo cuidado se encuentra,
que compromete la satisfacción de las necesidades básicas del menor. (Rodriguez, 1998)
Según Rodríguez:
“El Estado debe comprometerse a desarrollar una política familiar efectiva que
impida la violencia familiar y garantice condiciones sociales óptimas para
apoyar a los padres en el cuidado de sus hijos. El apoyo que se presta a las
familias es insuficiente, la sociedad debe desarrollar políticas y programas de
apoyo y ayuda a este tipo de familias que maltratan, y también de
prevención.” (Rodríguez, 1998)
I.2 Justificación
La Convención sobre los Derechos del Niño, en su Artículo 19, establece que es
obligación del Estado proteger a los niños y niñas de todas las formas de malos tratos
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perpetrados por padres, madres o cualquiera otra persona responsable de su cuidado, y
establecer medidas preventivas y de tratamiento al respecto.
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CAPITULO II
MARCO TEORICO
II.1. Prevenciones
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factores de riesgo presentes, potenciando los factores protectores. (Bedregal,
1998) Por ejemplo:
- Ofrecer métodos alternativos de disciplina y reducción de
experiencias de confrontación entre padres e hijos.
- Recomendar el tratamiento en centros de rehabilitación o de salud
a padres con problemas de adicción o alcohol, drogas o trastornos
psiquiátricos.
- Coordinar con el personal especializado de las defensorías, centros
de salud, otras organizaciones y las autoridades existentes en la zona en la
que se encuentra la unidad educativa acerca de objetivos, planes, estrategias y
ayudas definidas para cada familia de riesgo.
c. Prevención terciaria: busca reducir las consecuencias generadas
por el maltrato y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas. Se orienta
a disminuir las consecuencias negativas y secuelas físicas o psico-sociales del
problema, una vez que este se encuentra en niveles avanzados de desarrollo,
normalmente se asocia al concepto de rehabilitación. (Bedregal, 1998) Por
ejemplo:
- La rehabilitación de los agresores y reparar en las niñas, niños y
adolescentes el maltrato y el daño sufrido en su condición de víctimas.
Fuster (1998) plantea que dada la compleja dinámica sociofamiliar que subyace
en los casos de malos tratos a niños/as y adolescentes, es necesario aplicar una amplia
gama de recursos para disminuir el riesgo, favorecer los factores de protección y reparar
los daños que ya se han producido. Ese abanico de recursos necesariamente tendrá que
contar con profesionales y técnicos de distintas disciplinas (interdisciplinar)
pertenecientes a distintos ámbitos e instituciones (intersectorial) además, de aplicarse de
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manera simultánea (multimodal). Cuando se plantee el Plan de Caso, los/as técnicos/ as
deberán tener en cuenta esta particularidad y deberán decidir cuáles son los recursos
más convenientes a aplicar con cada familia además de la secuencia o simultaneidad en
que actuarán o adolescente.
Las familias en las que ocurren los malos tratos hacia los niños/as y jóvenes
presentan problemas crónicos y severos en su funcionamiento y han atravesado
situaciones similares a lo largo de distintas generaciones. Si bien una concepción
simplista podría proponer como “solución” separar a los/ as hijos/as de sus padres, la
experiencia indica que esta propuesta no soluciona nada ya que, por un lado, las
investigaciones demuestran que estos estilos de comportamiento –cuando no hay otra
intervención- se repiten con otros/as hijos/ as y, por otro lado, el mejor sitio para criar a
los/as niños/as es dentro de su grupo familiar. De ahí que, cuando una familia presenta
problemas para ejercer sus funciones, los servicios especializados ofrecerán recursos
para intentar que recuperen -o que comiencen a desempeñar su rol de cuidado y
protección de manera adecuada.
Según el grado de riesgo, esta intervención podrá llevarse a cabo con la persona
menor conviviendo con su familia o transitoriamente fuera de ella si el nivel de riesgo
de que los malos tratos vuelvan a ocurrir es alto.
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Es recomendable:
- Usar preguntas sencillas pero que permitan al niño o niña dar detalles, por
ejemplo ¿Qué pasó?
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- Explicar que es triste o desagradable lo que pasó pero que conversar o
hablar es importante para ayudarse a sí mismo y para que otras personas le ayuden
Como parte de este componente de relación terapéutica, puede ser de mucha utilidad
agradecer la confianza por contar algo que es muy difícil teniendo en cuenta cuánto les
ha costado romper el silencio. En este sentido, es fundamental hacerles saber que han
dado el primer paso, el más importante y difícil.
Asimismo, mientras se desarrolla el discurso de quien acude a terapia, se debe estar muy
atento a todos aquellos momentos en los que la víctima cargue con culpas y con
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autoreproches derivados de la situación de violencia. Esto para “poner las culpas y las
cargas en los hombros de quien debe llevarlas, el agresor” (Dolan, 2006)., Validar y
normalizar los sentimientos ambivalentes con respecto al agresor: amor, rencor,
reproche, miedo, vergüenza, deseos de protección, deseos de destrucción, etc.
El terapeuta como validador externo debe emitir una serie de mensajes que de diferentes
formas manifiesten “nadie merece una situación abusiva” (Jacobson y Gottman, 2001).
En caso de que acudan uno o ambos miembros de una pareja en la que se tenga
conocimiento de situaciones de violencia, es necesario explorar y trabajar además con
los niños, sobre todo en cuanto a sus sentimientos de incompetencia, fracaso ante sus
continuos esfuerzos por obtener algo de reconocimiento por parte de los padres.
En el caso de supervivientes adultos de violencia es fundamental explorar componentes
autodestructivos en sus diversas manifestaciones (ideaciones suicidas, conductas
adictivas, anorexia y bulimia). A su vez, en caso de que la queja del cliente tenga que
ver con alguno de estos comportamientos autodestructivos, es muy importante explorar
si ha habido en su historia más pasada o reciente alguna relación de tipo abusiva.
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CAPITULO VI
REFERENCIAS
- Cedib, Unicef & Terre de Hommes (1997). Las huellas de la violencia. Maltrato
y abuso sexual contra niñas y niños. Bolivia: J.V. disponible en:
http://www.ucb.edu.bo/publicaciones/ajayu/v1n1/v1n1a05.pdf
- León, D. A. y Rakela, E. N. (1996). Un estudio exploratorio y descriptivo sobre
los posibles factores de riesgo que inciden en el maltrato de menores por abuso
sexual en el contexto familiar. La Paz: Tesis para la obtención del Grado
Académico de Licenciatura. UCB. Disponible en:
http://www.ucb.edu.bo/publicaciones/ajayu/v1n1/v1n1a05.pdf
- Rodríguez (1998). Conferencia sobre el maltrato y violencia a niños y niñas.
Santa Cruz Bolivia. Disponible en:
http://rosacastrocavero.com/2013/07/el-maltrato-infantil-en-bolivia-una-realidad-
para-evitar-y-prevenir/
- http://www.unicef.org/republicadominicana/protection_8079.htm
- Martínez, A. y de Paúl, J. (1993). Maltrato y abandono en la infancia. Barcelona:
Martínez Roca.
- Peralta, A. (2007). Una aproximación terapéutica al maltrato psicológico
familiar. Revista Nicaragüense de Psiquiatría. 7 (16). P.7-9
- Virginia Ayoroa Bedregal: Manual de capacitación: PARA LA PREVENCION
DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES, LOS NIÑOS, LAS NIÑAS Y
LAS ADOLESCENTES, La Paz, 1998. Disponible en:
http://bolivia.unfpa.org/biblioteca/nvio28.pdf
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