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Los mitos de nuestra independencia Mario Cordero Vila Diario La Hora 1.10.

2011
Recién hemos celebrado nuestra independencia (de España), no sin recordar amargamente que la mayoría de
países hispanoamericanos ya han celebrado el Bicentenario, mientras que nosotros aún esperaremos una década.
Pero, aprovechando este sentimiento de que aún no somos complemente libres de invasión (ideológica)
extranjera, podríamos proponernos que en estos diez años que faltan para nuestro bicentenario, intentar ser
realmente libres.
Y, para iniciar con ello, podríamos empezar a conocer la verdadera historia de nuestra independencia, tal y
como la plantea el historiador Horacio Cabezas Carcache, en su libro Independencia centroamericana. Gestión
y Ocaso del Plan Pacífico, publicado desde el año pasado por la Editorial Universitaria.

El libro es un ensayo histórico en el que se sostiene que la Declaración de Independencia, realizada en la ciudad
de Guatemala el 15 de septiembre de 1821, fue parte de un plan de la Familia Aycinena que temía que las
luchas de los vecinos de San Salvador, Granada y León pudieran cambiar el sistema económico imperante.
Dicho plan fue redactado con el apoyo de algunos intelectuales, en especial de Pedro Molina.

Sin embargo, el objetivo principal del mismo era la anexión del Reino de Guatemala a México, pues
consideraban que así se preservaría el status quo y los grandes comerciantes de la ciudad de Guatemala podrían
continuar monopolizando a su favor las actividades de exportación e importación. Al fracasar la anexión a
México, dirigentes liberales de Guatemala y San Salvador controlaron la Asamblea Constituyente, manipularon
las elecciones y nombraron presidente de la República Federal a Manuel José Arce.

Sin embargo, debido a las presiones que recibió para establecer una sede episcopal en San Salvador, Arce optó
por buscar apoyo entre las viejas fuerzas políticas del período colonial. De ese modo, la familia Aycinena
consiguió una victoria pírrica, que pronto se convirtió en el inicio de cruentas guerras que llevarían a la
desintegración política de la región centroamericana y al incremento de la pobreza y marginalidad de las
grandes mayorías poblacionales, que nada tuvieron que ver con la farsa independentista.

PRESUPUESTOS

Según revela Cabezas, el Plan Pacífico es un documento encontrado y que tiene enormes similitudes con lo que
finalmente fue el Acta de Independencia. Habría sido ideado por la familia Aycinena, que para 1821 tenía gran
parte del control del comercio que salía de Centroamérica para España. Debido a las insurrecciones en San
Salvador, León y Granada (en Nicaragua), y en Totonicapán, se temía que hubiera un cambio social brusco y
que las familias predominantes perdieran ciertos controles.

En El Salvador, pero sobre todo en Nicaragua, ya existía gran molestia con la Capital de la Capitanía General
(es decir Guatemala), por estar obligados a que el comercio tuviera que pasar por allí. Según Cabezas Carcache,
desde allí ya se empezaba a hablar fuertemente de la posibilidad de un canal interoceánico que permitiera la
salida por el río San Juan, como ya se daba en la práctica a través de los filibusteros europeos, que intentaban
romper las restricciones comerciales de España para sus colonias.

Sin embargo, las insurrecciones lograron ser reprimidas, sobre todo la de Nicaragua, en 1911, que fue un
movimiento con grandes intenciones reales independentistas, y que buscaban libertad real de comercio. Los
ganaderos importantes fueron traídos desde Nicaragua a Guatemala, a pie, amarrados de manos por soldados
que venían a caballo, y que ingresaron por la Calle Real (6ª. avenida de la zona 1), justamente cuando la flor y
nata de la región se encaminaba para ir a la Feria de Jocotenango, en el extremo norte de esa vía.
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Ello generó que varios de los criollos guatemaltecos se preocuparan por lo que les pasaba a los criollos
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nicaragüenses, lo que derivó en la fallida Conjuración de Belén, en 1913. Pasaron varios años, y las familias
predominantes lograron detener todos los intentos independentistas, lo cual no era conveniente. Sin embargo, la
sublevación de Totonicapán hacía que estos movimientos se acercaran cada vez más a la capital, por lo que era
mejor idear un plan, el Plan Pacífico, para que se diera la sensación de independencia, pero para que todo
continuara igual.

Esto se vio reflejado en el acta de Independencia, cuando se escribió que la justificación de la emancipación era
para prevenir las consecuencias que serían temibles en el caso de que la proclamase de hecho el mismo pueblo.

Un hecho resaltante, que menciona Cabezas Carcache, es que el mito de que hubo fiesta, cohetillos y marimba
en la Plaza Mayor, el 15 de septiembre de 1821, no fue del todo cierto. Dolores Bedoya de Molina, esposa de
Pedro Molina, uno de las plumas a sueldo• de los Aycinena, al ver que los representantes no se convencían de
firmar el Acta, mandaron a traer una marimba y quemaron bombas pirotécnicas, para hacer creer a los de
adentro que el pueblo estaba respaldando, así como hacer que la gente se interesase.

Pero la estrategia no sirvió de mucho, porque los capitalinos no se interesaron. De hecho, según testimonio de
Miguel García Granados, que para 1821 era un muchacho, recuerda que ese día fue a la Plaza Mayor, curioso
por los cohetillos, pero vio que no había nada, y se regresó. Recuerda también que más tarde, una lluvia
torrencial afectó a la capital, lo que hizo que la gente se resguardara en sus casas.

La mayoría de representantes que apoyaban la no independencia, se retiraron de la reunión, incluido el


arzobispo Casáus y Torres, que se había empeñado en condenar todo acto de emancipación.

Una vez se había retirado la oposición, y que sólo algunos intelectuales conservadores, como José Cecilio del
Valle, se habían quedado, los proindependentistas tenían el camino libre. Los conservadores apenas lograron
imponer en el Acta que, ante la falta de quórum, se proclama la Independencia, pero que posteriormente se
convocaría a una Asamblea para que decidiera el destino del istmo. Sin embargo, esto se truncó con la anexión
a México, la cual era el verdadero objetivo del Plan Pacífico.

Sin embargo, por la caída del Imperio Mexicano de Iturbide, Centroamérica tuvo que retomar la cláusula de
convocar a una asamblea, la cual definió a la región como una República Federal, con un Gobierno Presidencial
general, y jefes de Estado que gobernaran cada una de las Provincias.

Plan Pacífico de Independencia (Atribuido a la familia Aycinena y a Pedro Molina)

“Plan Pacífico de Independencia. En nombre del Ser Supremo. Plan Pacífico de Independencia para la Provincia
de Guatemala.

Artículo 1. No tenemos Jefe para esta empresa. Elegimos desde ahora de nuestra plena voluntad y general
consentimiento al Señor Don Gabino Gaínza nuestro actual interino Jefe. Sí aceptaré pasará a serlo en toda la
propiedad y legitimidad que le confiere la elección del pueblo; obtendrá los honores y recompensas debidas por
su mérito, nuestra gratitud y la de nuestra posteridad.
Artículo 2. La aceptación del Jefe tendrá por primer efecto convocar una Junta Generalísima de los
vecinos (a pretexto de prevenir el desorden en caso de decidirse el pueblo a la independencia), en que solamente
se les propondrá a los concurrentes voten secretamente en pro. O en contra de ella. Hecha la votación se
nombrarán dos escrutadores, para reconocer los votos, y publicar su resultado.
Artículo 3. Si éste fuere en pro, el Jefe les dirá a los concurrentes: “Señores: el pueblo está por la
independencia: Nombremos una Junta que lo dirija”.
Artículo 4. Esta Junta se nombrará acto continúo, y deberá constar de dos individuos de cada provincia,
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procurando que sean nativos de ellas. Acto continuo se llamarán a los sujetos nombrados, y se les tomará
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juramento de cumplir fielmente su cargo. En el hecho quedará instalada la Junta.


Artículo 5. La primera sesión de está será secreta y su primera ocupación extender los partes
correspondientes de este paso anterior dado hacia la independencia, para los jefes políticos superiores e
inferiores, y alcaldes constitucionales de los pueblos que formará con ellos el Jefe.
Artículo 6. En sus sesiones siguientes se ocupará en preparar los elementos de que deberá constar el
Congreso Nacional, modo de convocarlo, etc., etc.
Artículo 7. No se innovará nada en cuanto al gobierno, ni se tratará de remover empleado alguno, a no
ser que se considere peligroso contra el futuro inmediato sistema.
Artículo 8. Seremos aliados natos de la Península; y confederados de los nuevos Gobiernos americanos.
Artículo 9. Los Españoles europeos no sólo serán perseguidos, sino protegidos por nosotros.
Artículo 10. Obtendrán los mismos derechos que hoy tienen.
Artículo 11. Y privilegios en punto a Comercio con respecto a los extranjeros. Tales serán los medios
sencillos de proclamar nuestra independencia, y las bases equitativas en que deberá fundarse: y relaciones en
que deberemos quedar con respecto a los españoles. Si logramos este paso, el Jefe con la Junta (después de
poner en resguardo a las personas que pudiesen peligrar) pasarían a la Catedral a dar gracias al Altísimo, y el
resto del Pueblo se repartiría por la ciudad a hacer las demostraciones correspondientes”.

Acta de Independencia de la Capitanía General de Guatemala


Este documento fue redactado por José Cecilio del Valle.
"Palacio Nacional de Guatemala, quince de Septiembre de mil ochocientos veintiuno. Siendo públicos e
indudables los deseos de independencia del Gobierno Español, que por escrito y de palabra ha
manifestado el pueblo de esta capital: recibidos por el último correo diversos oficios de los
Ayuntamientos Constitucionales de Ciudad Real, Comitán y Tuxtla, en que comunican haber
proclamado y jurado dicha independencia y excitan á que se haga lo mismo en esta ciudad: siendo
positivo que han circulado iguales oficios á otros Ayuntamientos: determinado, de acuerdo con la
Excelentísima Diputación Provincial, que para tratar de asunto tan grave se reuniesen en uno de los
salones de este palacio la misma Diputación Provincial, el Ilustrísimo Sr. Arzobispo, los Señores
individuos que disputasen la Excelentísima Audiencia Territorial, el Venerable Señor Deán y Cabildo
Eclesiástico, el Excelentísimo Ayuntamiento, el M.I. Claustro, el Consulado y el M.I. Colegio de
Abogados, los Prelados Regulares, Jefes y funcionarios públicos: congregados todos en el mismo salón:
leídos los oficios expresados: discutido y meditado detenidamente el asunto; y oído el clamor de Viva la
Independencia, que repetía de continuo el pueblo que se veía reunido en las calles, plaza, patio,
corredores y antesala de este palacio, se acordó por esta Diputación e individuos del Exmo.
Ayuntamiento:
1º Que siendo la independencia del Gobierno Español la voluntad general del pueblo de Guatemala, y
sin perjuicio de lo que determine sobre ella el Congreso que debe formarse, el Sr. Jefe Político lo mande
publicar para prevenir las consecuencias, que serían temibles en el caso de que la proclamase de hecho
el mismo pueblo.
2º Que desde luego se circulen oficios a las provincias, por correos extraordinarios, para que sin demora
alguna se sirvan proceder á elegir Diputados ó Representantes suyos y estos concurran a esta capital, a
formar el Congreso que debe decidir el punto de independencia general y absoluta, y fijar en caso de
acordarla, la forma de gobierno y ley fundamental que deba regir.
3º Que para facilitar el nombramiento de Diputados, se sirva hacerlo las mismas juntas electorales de
provincia, que hicieron ó debieron hacer las elecciones de los últimos Diputados á Cortes.
4º Que el número de éstos Diputados sea en proporción de una por cada quince mil individuos, sin
excluir de la ciudadanía a los originarios de África.
5º Que las mismas juntas electorales de provincia, teniendo presentes los últimos censos, se sirvan
determinar, según esta base, el número de Diputados ó Representantes que deban elegir.
6º Que en atención á la gravedad y urgencia del asunto se sirvan hacer las elecciones de modo que el día
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primero de Marzo del año próximo de 1822 estén reunidos en esta capital todos los Diputados.
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7º Que entre tanto, no haciéndose novedad en las autoridades establecidas, sigan éstas ejerciendo sus
atribuciones respectivas, con arreglo a la Constitución, decretos y leyes hasta que el Congreso indicado
determine lo que sea más justo y benéfico.
8º Que el Señor Jefe Político, Brigadier Don Gabino Gainza, continúe con el gobierno superior político
y militar; y para que este tenga el carácter que parece propio de las circunstancias, se forme una Junta
Provisional Consultiva, compuesta de los Señores individuos actuales de esta Diputación Provincial y de
los señores Don Miguel Larreynaga, Ministro de esta Audiencia: Don José del Valle, Auditor de Guerra:
Marqués de Aycinena: Doctor Don José Valdés, Tesorero de esta Santa Iglesia: Doctor
Don Ángel María Candina; y Licenciado don Antonio Robles, Alcalde 3º constitucional: el primero por
la provincia de León, el segundo por la de Comayagua, el tercero por Quezaltenango, el cuarto por
Sololá y Chimaltenango, el quinto por Sonsonate y el sexto por ciudad Real de Chiapas.
9º Que esta Junta provisional consulte al Señor Jefe Político en todos los asuntos económicos y
gubernativos dignos de su atención.
10º Que la religión católica, que hemos profesado en los siglos anteriores y profesaremos en los siglos
sucesivos, se conserve pura e inalterable, manteniendo vivo el espíritu de religiosidad que ha distinguido
siempre a Guatemala, respetando á los ministros eclesiásticos seculares y regulares, y protegiéndoles en
sus personas y propiedades.
11º Que se pase oficio á los dignos Prelados de las comunidades religiosas para que cooperando á la paz
y sosiego, que es la primera necesidad de los pueblos cuando pasan de un gobierno á otro, dispongan
que sus individuos exhorten á la fraternidad y concordia á los que están unidos en el sentimiento general
de la independencia, deben estarlo también en lo demás, sofocando pasiones individuales, que dividen
los ánimos y producen funestas consecuencias.
12º Que el Excelentísimo Ayuntamiento, a quien corresponde la conservación del orden y la
tranquilidad, tome las medidas más activas para mantenerle imperturbable en toda esta capital y pueblos
inmediatos.
13º Que el Sr. Jefe Político publique un manifiesto haciendo notorios á la faz de todos los sentimientos
generales del pueblo, la opinión de las autoridades y corporaciones, las medidas de este Gobierno, las
causas y circunstancias que lo decidieron á prestar en manos del Sr. Alcalde 1º, a pedimento del pueblo,
el juramento de independencia y fidelidad al Gobierno Americano que se establezca.
14º Que igual juramento preste la Junta Provisional, el Excelentísimo Ayuntamiento, el Ilustrísimo Sr.
Arzobispo, los Tribunales, Jefes políticos y militares, los Prelados regulares, sus comunidades religiosas,
Jefes y empleados en las rentas, autoridades, corporaciones y tropas de las respectivas guarniciones.
15º Que el Sr. Jefe Político, de acuerdo con el Excelentísimo Ayuntamiento, disponga la solemnidad y
señale el día en que el pueblo deba hacer la proclamación y juramento expresado de independencia.
16º Que el Excelentísimo Ayuntamiento acuerde la acuñación de una medalla, que perpetúe en los siglos
la memoria del día QUINCE DE SEPTIEMBRE DE MIL OCHOCIENTOS VEINTIUNO, en que se
proclamó su feliz independencia.
17º Que imprimiéndose esta acta y el manifiesto expresado, se circule a los Excelentísimos Diputados
Provinciales, Ayuntamientos Constitucionales y demás autoridades eclesiásticas regulares, seculares y
militar, para que siendo acordes en los mismos sentimientos que ha manifestado este pueblo, se sirvan
obrar con arreglo á todo lo expuesto.
18º Que se cante, el día que designe el Sr. Jefe Político, una misa solemne de gracias, con asistencia de
la Junta Provisional, de todas las autoridades, corporaciones y jefes, haciéndose salvas de artillería y tres
días de iluminación.
Palacio Nacional de Guatemala, setiembre 15 de 1821.- Gabino Gaínza, Mariano de Beltranena.- José
Mariano Calderón.- José Matías Delgado.- Manuel Antonio Molina.- Mariano de Larrave.- Antonio de
Rivera.-José Antonio de Larrave.- Isidoro del Valle y Castriciones.- Mariano de Aycinena.- Lorenzo de
Romaña, secretario.- Domingo Diéguez, secretario.
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