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SISTEMA MORFOGENETICO

GLACIAR Y SISTEMA
MORFOGENETICO PERIGLACIAR

GRUPO: 4
SISTEMA MORFOGENETICO GLACIAR

Los sistemas morfo genéticos son el conjunto de procesos elementales responsables del
modelado del relieve. Las variables que intervienen en los sistemas morfogenéticos son
el clima, la hidrografía, la geomorfología y la biogeografía, condicionada por las
variables anteriores (factores geográficos).

Un glaciar es una gruesa masa de hielo que se origina en la superficie terrestre por
acumulación, compactación y recristianización de la nieve.
Los glaciares son móviles y tienen avances y retrocesos constantes a lo largo del tiempo
histórico con velocidades variables.

Se dan en altas latitudes y cimas de montañas, en el límite de las nieves permanentes,


donde las temperaturas son inferiores a 0º C y la fusión es muy débil o nula.

Tipos de glaciares

 Casquetes e inlandsis
 Glaciares de valle
 Glaciares de meseta
 Glaciares de desbordamiento
 Glaciares de piedemonte
Breve descripción de los tipos de glaciares

Masa de hielo que desciende por la ladera de la montaña movida por acción de la
gravedad. La velocidad es mayor en la zona central y superior de la lengua glaciar,
siendo más lenta en los laterales y en el fondo, debido al rozamiento que sufre contra el
terreno. Lengua Circo Forma topográfica de anfiteatro y cavidad de paredes rocosas,
con un lado parcialmente cortado desde donde fluye el glaciar. Su fondo está en un nivel
más bajo del borde que lo separa del valle por el que desciende el glaciar.
Después de que el glaciar se derrite, estos circos suelen ser ocupados por un pequeño
lago de montaña denominado tarn. Aristas y horn Arista. Borde afilado por encuentro de
cabeceras de circos desde lados opuestos en forma de navaja afilada y dentada.
Horn. Cima afilada de una sola montaña alta en forma piramidal por el encuentro de las
cabeceras de varios circos.

Ambos rasgos pueden tener el mismo proceso desencadenante: el aumento de tamaño de


los circos producidos por arranque y por la acción del hielo.

Formación de glaciares

Para la formación de los glaciares es necesario que la temperatura media anual sea
inferior o próxima a cero y que la cantidad de nieve caída en invierno sea superior a la
que se funde en verano.

Las cuencas de alimentación de los glaciares deben estar situadas por encima del nivel
de las nieves perpetuas, en ellas la nieve acumulada año tras año se va comprimiendo y
recristalizando al tiempo que expulsa el aire que contiene, hasta que se forma el hielo
glaciar, plástico y con una densidad próxima a la del agua.

Movimiento
Gasto sólido, el volumen de hielo que atraviesa en un año una sección transversal
determinada. En grandes glaciares el gasto sólido es del orden de hm3 y en inlandsis de
km3.

El balance específico, es la diferencia de alimentación - fusión y se evalúa en altura de


hielo por año. Un balance positivo caracteriza un glaciar en vías de acumulación, uno
negativo un glaciar evacuador. La mayoría son mixtos, con sectores en que el hielo se
acumula y otros en que se evacúa.

El escurrimiento del hielo depende de ciertas propiedades mecánicas y de su aptitud


plástica, tendencia a deformarse, lo que explica su comportamiento. Movimiento de
glaciares Existe un espesor mínimo necesario para el movimiento de u glaciar. En
pendientes del 7º se necesita 40 metros de espesor. Además la velocidad es proporcional
al espesor
Por lo que el movimiento de un glaciar se define por su : espesor, pendiente y velocidad.
Todo aumento del espesor lleva a una aceleración que el glaciar tiende a limitar
aumentando el gasto sólido, se establece entre estas variables un estado de equilibrio en
que el régimen glacial asegura la evacuación de todo excedente anual de precipitaciones
sólidas.

Zona superior o zona de fractura. 30 a 60 metros de espesor. Parecido a un sólido


quebradizo que se rompe en vez de sufrir distorsión gradual. Se producen tensiones
superficiales y se forman crevasses (grietas)
Zona inferior o zona de flujo La cual debido a la presión del hielo suprayacente se
comporta como una sustancia plástica y empieza a fluir. El flujo plástico consiste en
capas de moléculas una sobre otras, que se deslizan cuando un esfuerzo sobrepasa la
fuerza de los enlaces que las mantienen unidas. El desplazamiento de toda la masa de
hielo a lo largo del terreno es el deslizamiento basal que ocurre sobre una lámina
milimétrica de agua de fusión que se forma por incremento de la presión, ya que la
temperatura a la que el agua se congela se reduce bajo presión.
Procesos geomorfológicos

Abrasión. Es la acción de desgaste de las rocas producida por el hielo de los glaciares.
Su intensidad está en relación con el espesor y velocidad de la masa de hielo. Los
glaciares realizan un gran trabajo destructivo de las rocas, con erosión y arrasando de la
superficie por la que fluyen, la cual queda lisa y pulimentada. La erosión también forma
estrías y arranque. En las estrías se vuelve a quedar el hielo que romperá de nuevo la
roca.

Transporte. Los glaciares son los agentes de transporte de mayor competencia, ya que
son capaces de arrastrar bloques de gran tamaño. Los materiales que viajan sobre la
superficie o el interior de la masa de hielo constituyen las morrenas, que son depósitos
móviles. El transporte glaciar es lento(entre menos de 1 cm y algunos metros al día)

Sedimentación. Cuando durante un período largo de tiempo el clima y la situación de la


zona de ablación, se hallan estabilizados, los sedimentos que aporta la lengua glaciar, y
que en la parte terminal son abundantísimos, se acumulan en el mismo lugar formando
la morrena frontal, que es fija ya que es un depósito de sedimentos, till.
Formas del relieve en zonas glaciares

Las glaciaciones los valles de montaña tienen una característica forma de V, producida
por la erosión del agua en la vertical. Durante la glaciaciones esos valles se ensanchan y
ahondan, creando valles en forma de U.

Además de su profundización y ensanchamiento, el glaciar también alisa los valles


gracias a la erosión. De esta manera va eliminando los espolones de tierra que se
extienden en el valle. Como resultado de esta interacción se crean acantilados
triangulares llamados espolones truncados, debido a que muchos glaciares profundizan
sus valles más de lo que hacen sus afluentes pequeños. Valle un “U” Lengua Circo
Aristas y Horn Morrenas Valle en "U" Formas de modelado Glaciar Rocas aborregadas
Resultan del pulido de las rocas por acción del hielo. Poseen superficies lisas con
formas abultadas, redondeadas; estriadas y con acanaladuras. Ocurren en rocas
mecánicamente resistentes, poco fisuradas y bastante homogéneas como los granitos
masivos. Rocas aborregadas Colinas alargadas que forman campos (no son relieves
aislados), generalmente son 2 o 3 veces más largas que anchas; sus flancos tienen
pendientes fuertes y formas pulidas. Se disponen en función del escurrimiento del hielo.
Están situados en planicies o superficies débilmente onduladas. Son formas de material
detrítico con restos de morrenas de fondo o de morrena proglacial, a veces con un
corazón de roca resistente. Drumlins Drumlins Glaciares en la península Ibérica
Evolución de las zonas glaciares Bibliografía Geomorfología dinámica y climática,
Instituto de geografia, Universidad Pontificia Catolica de Chile
Tarbuck, E. J., Lutgens, F. K (2000). Ciencias de la Tierra. Prentice Hall, Madrid. 563
pp. Capitulo 12. Glaciares y glaciaciones.

Informe de Greenpeace, "Desaparicion de Glaciares Pirenaicos Españoles", año 2004 El


término morrena se aplica a variadas formas compuestas fundamentalmente por till. Hay
varios tipos de morrenas:

Morrena frontal: montículo de till en la parte frontal del glaciar. Al estabilizarse, la


morrena adquiere forma de arco. Si el flujo continúa los sedimentos siguen
acumulándose en esta barrera. Si el glaciar retrocede, se deposita una capa de till
suavemente ondulada llamada morrena basal, por ejemplo los terrenos pantanosos de la
región de los Grandes Lagos en Estados Unidos. Si el glaciar sigue retrocediendo, su
frente puede estabilizarse nuevamente y formar una morrena de retroceso.
Morrenas laterales: típicas de los glaciares de valle, transportan los sedimentos a lo
largo de los márgenes del valle, depositándose como largas dorsales.
SISTEMA MORFOGENETICO PERIGLACIAR

Suelo escalonado periglaciar en las laderas del volcán Krafla, Islandia.

1. DEFINICIÓN:

El término periglaciar fue utilizado por primera vez en 1909 por el polaco Lozinski para
referirse a las condiciones climáticas y geomorfológicas de las zonas periféricas de los
casquetes de hielo pleistocenos. Con posterioridad, este término se ha extendido para
designar procesos y características de climas fríos, sin tener en cuenta su proximidad
temporal o espacial con los glaciares.

De este modo, existen extensas zonas, como Siberia oriental, sin ninguna conexión con
las áreas glaciares, en las que la actividad periglaciar es dominante (Jahn, 1975).

Como consecuencia, este término ha tenido usos muy diversos debido a lo impreciso de
su definición, incluso se ha propuesto una alternativa al mismo introduciendo el vocablo
Geocriología, muy utilizado por los investigadores rusos (Washburn, 1979).

Esta ciencia se puede definir como aquella que se preocupa del estudio de los materiales
terrestres que tienen temperaturas por debajo de 0°C, es decir, terrenos permanente o
estacionalmente helados (Washburn, 1979; French, 1996).

El dominio periglaciar se desarrolla en las zonas polares y en áreas alpinas de latitudes


medias y bajas de muchas cordilleras del mundo (Harris, 1988).
Este dominio periglaciar ocupa en la actualidad una quinta parte de la superficie del
globo y, en periodos fríos pleistocenos, se estima que otro 20% adicional ha
experimentado condiciones periglaciares (French y Karte, 1988).

2. CARACTERÍSTICAS:

Los ambientes periglaciares se caracterizan por un predominio de los ciclos de hielo y


deshielo del terreno y por la existencia de un permafrost o terreno perennemente helado.
Ambos o uno de ellos son comunes a todo el dominio periglaciar. Así, algunas de las
formas periglaciares no están asociadas con la presencia de permafrost.

Los ambientes periglaciares presentan una amplia variedad climática, con temperaturas
medias anuales próximas o muy por debajo del punto de congelación y, por lo general,
con una amplitud térmica anual importante. Las precipitaciones totales anuales oscilan
considerablemente de unos ambientes a otros, con valores que fluctúan entre 130 y 1400
mm para Peltier (1950) y entre 50 y 1250 mm para Wilson (1969). Tricart (1967)
establece las diferenciaciones climáticas de los medios periglaciares teniendo en cuenta
la combinación de la temperatura, precipitación, viento y distribución estacional.

3. TIPOS DE CLIMAS PERIGLACIARES:

Se distinguen tres grandes tipos de climas periglaciares:

A) Climas secos con inviernos rigurosos. Se localizan en la zona subpolar del


hemisferio Norte. Tienen temperaturas muy bajas en invierno, veranos muy cortos,
precipitaciones débiles y vientos muy violentos. Estos climas son los que poseen un
pergelisuelo actual. Por lo tanto, este tipo climático se caracteriza por un sistema
morfogenético en el que existe una influencia fundamental de la helada, un papel muy
reducido de las aguas de escorrentía y una importante acción del viento.

B) Climas húmedos fríos con inviernos pronunciados. Se diferencian dos tipos: ártico
y de montafia. El tipo ártico tiene una influencia oceánica que se traduce en grandes
irregularidades climáticas. Las temperaturas son similares al clima A pero con una
menor amplitud anual, precipitaciones superiores a los 300 mm, vientos muy fuertes y
existencia de permafrost. Como consecuencia, la helada es menos intensa y duradera
que en A, la acción eólica se reduce por la cobertera de nieve y la arroyada es
relativamente importante. El tipo de montaña se desarrolla en áreas de pradera alpina de
las zonas templadas.

Las temperaturas son similares al tipo ártico, pero con medias anuales más elevadas y
amplitudes más pequeñas. Las precipitaciones son más importantes que en la variedad
ártica. En este tipo de montaña es muy significativo el papel de la pendiente y de la
exposición. Por consiguiente, en estas áreas la acción de la helada es importante, pero
por lo general carecen de permafrost, la acción del viento es débil y la actividad de la
escorrentía es muy manifiesta.

C) Climas con débil amplitud anual de temperaturas. Tienen una temperatura media
anual próxima a los 0°C y con una amplitud térmica en torno a los 10°C. Se distinguen
dos tipos: el correspondiente a islas de altas latitudes posee una marcada inestabilidad
del tiempo, débil amplitud térmica y precipitaciones nivales por encima de los 400 mm
que inhiben los efectos del viento. Estas características climáticas conducen a la
existencia de muchos ciclos de hielo y deshielo con débil penetración en el terreno.

El tipo de montañas de bajas latitudes carece de variaciones estacionales de temperatura


y la amplitud diurna es muy marcada y superior a la amplitud anual. Las precipitaciones
son elevadas, excepto en montañas áridas. Estos rasgos traen consigo la inexistencia de
permafrost, el desarrollo de numerosos ciclos de hielo-deshielo, escasa penetración de la
helada y acción del viento nula excepto en montañas áridas.

Por otra parte, el dominio periglaciar se localiza sobre dos tipos principales de
vegetación, el correspondiente a los bosques subárticos o septentrionales y el relativo a
la tundra ártica, lo que permite distinguir ambientes periglaciares forestales de los
carentes de vegetación arbórea (French, 1996).
4. TIPOS DE FORMACIONES:

Dentro del sistema morfogenético periglaciar se agrupan una amplia variedad de


procesos que se desarrollan bajo climas fríos como consecuencia de la presencia de
hielo y de los ciclos de hielo-deshielo del agua intersticial. También tienen importancia
los procesos nivales y crionivales. Se incluyen por tanto desde fenómenos como
crioclastia, ampliamente descrita e ilustrada en la página sobre meteorización, a
crioturbación, que afecta a la fracción fina del suelo.

Las formas periglaciares van a desarrollarse entonces en áreas circumpolares (donde


inicialmente se definió el dominio) y de alta montaña, es decir en altas latitudes y
altitudes. En la península ibérica el periglaciarismo actual bien desarrollado está
limitado a las altas montañas, aunque en menor medida aparecen procesos de este tipo
relacionado con las heladas invernales, tan frecuentes e intensas en todo el interior. Por
otra parte, hay gran variedad de formas periglaciares fósiles.

En el dominio periglaciar podemos distinguir tres grandes grupos de modelados: los


modelados de las vertientes, las llanuras periglaciares y el modelado eólico.

A. FORMACION DE SUELOS ORDENADOS:

Los suelos ordenados periglaciares se generan en la capa activa y se clasifican, según la


clásica diferenciación de Washburn (1956), por su forma geométrica en círculos,
polígonos, redes, escalones y bandas. Para cada una de estas microformas se tiene en
cuenta la presencia o ausencia de clasificación de las partículas del suelo. Los círculos,
polígonos y redes se desarrollan fundamentalmente sobre superficies horizontales. Sus
celdillas tienden a alargarse con pendientes de 20 a 7° y las formas cerradas se
convierten en bandas (Sharpe, 1938; Büdel, 1960).

Se trata de microformas muy llamativas de aspecto circular, poligonal y bandeado, a las


que se dedicó una gran atención durante las primeras exploraciones de las áreas
periglaciares, en detrimento de otro tipo de morfologías de mayor desarrollo areal
(French, 1996). No son específicas de estos medios y formas similares pueden
desarrollarse en otros ambientes, sobre todo en las zonas desérticas cálidas (Hunt y
Washburn, 1966).
Dentro de las formaciones en los suelos se encuentran círculos que tienen dimensiones
comprendidas entre 0,5 y 3 m. Los carentes de clasificación presentan su parte central
abombada, agrietada y desprovista de vegetación. Suelen tener un alto contenido en
material fino y en sección transversal presentan estructuras que indican empuje en sus
áreas centrales. Los círculos clasificados tienen un borde de piedras rodeando material
más fino. Las piedras tabulares tienden a presentar el eje mayor en la vertical y paralelo
al borde (Furrer, 1968). Al igual que los anteriores pueden estar solos o agrupados. Los
procesos más importantes que se aducen para la génesis de los círculos son los de
levantamiento diferencial y desplazamiento de masas, junto con los de clasificación
(Jahn, 1975).

Dentro de las formas de suelo tenemos:

A.1. Suelos poligonales:

Conviene diferenciar dos tipos de polígonos, los que tienen dimensiones inferiores al
metro y los superiores a esta medida, ya que suelen tener un origen distinto (Washburn,
1979). Los polígonos pequeños no clasificados pueden tener como mínimo hasta 5 cm
de diámetro y los grandes alcanzan dimensiones que pueden superar los 100 m. Se
desarrollan sobre partículas de muy diverso tamaño y la vegetación se concentra en los
bordes, enfatizando la forma poligonal. Los polígonos de cuña de hielo tienen la cuña
coincidente con sus límites y su celda está levantada en periodo de crecimiento y
deprimida, junto con charcas de agua, en época de extenuación (Jahn, 1972). Los bordes
reflejan un comportamiento contrario. Algunos polígonos pueden presentar pequeños
pingos y formas poligonales de menor tamaño en el interior de la célula principal. En
los polígonos clasificados el borde está constituido por piedras que engloban material
más fino. El tamaño mínimo de las formas menores es de 10 cm y el máximo de los
polígonos grandes no supera los 10 m. Los clastos disminuyen de tamaño con la
profundidad y, o bien se estrechan hacia abajo o, por el contrario, se ensanchan
paulatinamente perdiéndose en una capa continua de clastos (Jahn, 1975). Para la
génesis de un polígono el agrietamiento es fundamental. Los de mayor tamaño parece
ser que se producen por agrietamiento por helada y en las formas menores el
agrietamiento es por desecación o dilatación (Washburn, 1979).
Suelo poligonal junto al lago Grenavatn, península de Reykjanes

A.2. Suelos almohadillados:

Las redes se refieren a formas intermedias entre polígonos y círculos, pudiendo estar o
no clasificados. Una forma que se engloba en este grupo es el césped almohadillado.
Son formas alomadas provistas de vegetación, con diámetros máximos de 1-2 m y
alturas en torno a los 50 cm. En su interior se reconocen crioturbaciones. Se desarrollan
por encima del límite de crecimiento de los árboles y su origen parece estar en relación
con el desplazamiento de masas (Schunke y Zoltai, 1988).

Campo termal de Leirhnjúkur, Krafla.


A.3. Suelos escalonados:

Otro tipo de suelo ordenado son los escalones, que se localizan en laderas de 3-20° de
inclinación formando bancos en las mismas. Los escalones carentes de clasificación
presentan un borde con vegetación, mientras que en los clasificados su frente es de
clastos con disposición imbricada (Sharp, 1942a). Los escalones no clasificados derivan
muy posiblemente de césped almohadillado y los clasificados de círculos y polígonos
clasificados (Washburn, 1979). Su origen parece estar relacionado fundamentalmente
con el movimiento diferencial de masas.

Aspectos de suelo escalonado en la zona de Krafla.


A.4. Suelos estriados:

Las bandas o suelos estriados están constituidos por un conjunto de franjas paralelas a
la línea de máxima pendiente de la ladera. Los suelos estriados no clasificados están
formados por bandas con vegetación que alternan con otras en las que la cubierta
vegetal es escasa o inexistente. En las bandas clasificadas la alternancia se produce entre
franjas de clastos y otras de material fino. Por lo general suelen ser rectas y alcanzan
hasta los 120 m de longitud (Washburn, 1969). Los ejes mayores de los clastos están en
el plano vertical y paralelos a la banda. El tamaño de los clastos diminuye con la
profundidad y la clasificación penetra como máximo hasta un metro. Los polígonos
clasificados, a partir de 2° de pendiente (Collard, 1973), se convierten paulatinamente
en bandas clasificadas como consecuencia del sellado de las caras del polígono,
perpendiculares a la pendiente, por movimiento de masas (Furrer, 1968).
Lago Grenavatn, península de Reykjanes.

Aunque se han llevado a cabo consideraciones sobre la génesis de los suelos ordenados
periglaciares, su origen es problemático. No hay duda de que los suelos ordenados son
poligenéticos, por lo que formas similares pueden deberse a diferentes procesos
genéticos. Además, la actividad de algunos procesos puede producir formas distintas
(Washburn, 1979). Todo ello indica que, a pesar de la gran literatura existente sobre esta
temática, el origen de los suelos ordenados periglaciares permanece lleno de
interrogantes.
B. FORMACION POR ACCIÓN DE LA HELADA:

B.1. Levantamiento:

Durante la helada se producen en el suelo presiones en todas las direcciones, pero los
movimientos en el mismo se manifiestan por una componente vertical,
denominada levantamiento, y otra horizontal, conocida portraslación (Eakin, 1916).
La acción de la primera es más importante que la segunda. La magnitud del
levantamiento se ha medido en campo introduciendo estacas y varillas a diferentes
profundidades. El máximo levantamiento tiene lugar en zonas con abundante humedad
y durante el otoño, después del aumento de humedad resultante de la fusión estival. El
levantamiento de cantos rodeados de partículas más finas es muy frecuente en las áreas
períglaciares y los experimentos indican que las piedras de mayor tamaño se mueven
más rápidamente hacia arriba que las pequeñas (Corte, 1969; 1971).

El levantamiento por helada se explica de dos formas. La primera propone que tanto las
piedras como las partículas finas del suelo se levantan a medida que se expande el suelo.
Con posterioridad, en el deshielo el material fino se asienta, mientras que la base de los
cantos todavía tiene hielo. Luego se funde el lenjetón de hielo y el hueco resultante de la
fusión se rellena por partículas finas. Este mecanismo parece ser el más frecuente. La
segunda se aplica mejor cuando los cantos están cerca de la superficie. El agua que
fluye alrededor de los cantos se recoge bajo los mismos y al helarse empuja al canto
hacia arriba. Los cantos tienen una conductividad térmica mayor que las partículas finas
que los contienen, por lo que la base del canto alcanza antes el punto de congelación. En
el deshielo el canto no vuelve a su posición inicial, debido a la componente de traslación
por helada que comprime el hueco originalmente ocupado por el canto y a que durante
el deshielo el material fino se desliza hacia la posición del hielo basal.

Otro mecanismo de levantamiento por helada es el producido por las agujas de hielo
o pipkrake, que son cristales de hielo desarrollados cerca de la superficie y
perpendiculares a ella, con dimensiones que varían desde unos pocos milímetros hasta
40 cm. Son frecuentes en ambientes alpinos. En su crecimiento levantan cantos que se
colapsan durante el deshielo, ejerciendo una labor de clasificación del suelo.
Los nubbins son hinchamientos del terreno, de dimensiones centimétricas y de forma
oval o alargada. Se cree que se originan por agujas de hielo. Los huecos alrededor de los
cantos son el resultado de levantamiento por helada y posterior asentamiento durante el
deshielo.

Huecos alrededor de los cantos en un suelo arcilloso cerca de la ciudad de Húsavík y


de obsidiana y otras rocas volcánicas en Krafla.

B.2. Desplazamiento de masas:

Consiste en la transferencia de material dentro del suelo como consecuencia de la


acción de la helada. Los movimientos de las partículas tienen lugar fundamentalmente
en la vertical, aunque también existen desplazamientos laterales. Se aducen numerosos
mecanismos para estas movilizaciones de material en el suelo, pero la causa principal
parece ser la presión criostática (Washburn, 1956). Ésta se debe a la propagación de
presiones resultantes de la congelación a partes de suelo no helado, que están situadas
entre el frente de congelación y el techo del permafrost. Durante el otoño comienza la
congelación de la superficie del suelo y a medida que el invierno se aproxima el frente
de congelación va penetrando en el suelo infrayacente. Como el contenido en humedad
del mismo es variable, la congelación se produce desigualmente y como consecuencia
se generan diferentes expansiones volumétricas en el paso de agua a hielo. Las
presiones originadas son elevadas y se transmiten al agua atrapada en los poros del
suelo no helado, que puede alcanzar la licuefacción, y hacia la superficie donde se
producen elevaciones domáticas en el terreno.
Crioturbación en un suelo junto a la crta. N1, próximo al río Ysta-Rjúkandi

B.3. Agrietamiento por helada:

Se produce por contracción térmica al disminuir la temperatura de los suelos helados.


Éstos se comportan como un sólido rígido y con el descenso de temperatura se
generan fisuras o grietas de helada, que suelen agruparse en sistemas poligonales de
cuatro, cinco o seis lados (Lachenbruch, 1962).

Se diferencian dos tipos fundamentales de grietas de helada. Las rellenas de hielo o


cuñas de hielo que crecen por adición de nieve, agua percolante, agua subterránea y
vapor de agua al interior de las grietas. Son típicas de ambientes húmedos y requieren
ciertas condiciones de temperatura para su conservación y crecimiento. En Alaska el
límite meridional de las cuñas de hielo activas corresponde a una temperatura media del
aire de -6 a -8°C (Péwé, 1966). Cuando desaparecen por deshielo se rellenan de detritos
y estos moldes de cuñas de hielo son gran valor como indicadores paleoclimáticos. En
ambientes secos y con precipitaciones inferiores a 100 mm, la carencia de humedad
imposibilita el relleno de hielo de las cuñas y, en estas circustancias, pueden rellenarse
por arena de procedencia eólica y otros detritos. Tenemos entonces cuñas de arenas
(Péwé, 1959; Jahn, 1975). El significado paleoclimático es similar al de las cuñas de
hielo puesto que son iguales genéticamente.
Grietas de helada en un suelo arcilloso de Krafla.

B.4. Gelifracción:

La Gelifracción es el proceso de meteorización más importante de las zonas


periglaciares. También se denomina gelivación y crioclastia. El agua al congelarse
aumenta aproximadamente su volumen en un 9% y la roca se rompe cuando se supera la
resistencia a la tensión. Si el agua se hiela en un espacio confinado se ejercerán grandes
presiones sobre la roca encajante. Sin embargo, la acción de la helada nunca es
totalmente confinada, ya que el agua al helarse en una grieta puede extruir y sólo parte
de la expansión se utiliza en disgregar la roca (Ollier, 1975). La rotura produce clastos
angulosos o gelifractos, pero también tiene lugar una desintegración granular. Esta
rotura mecánica de las rocas es un importante agente geomorfológico, como lo indican
los campos de bloques existentes sobre superficies aplanadas y las potentes y extensas
acumulaciones de gelifractos en laderas de áreas montañosas. El máximo efecto de la
crioclastia se produce en primavera, cuando el agua resultante de la fusión nival penetra
en las grietas y se congela con posterioridad.

La efectividad de la gelifracción depende del contenido de agua y del tipo de roca. Las
rocas ígneas experimentan una menor desintegración que las pizarras. Esto está en
relación con las caracteríticas estructurales, fundamentalmente con la densidad de
planos de fisibilidad del macizo rocoso. En el caso de sedimentos la gelifracción
depende de la porosidad .
Canto gelifractado en las proximidades del glaciar Breiðamerkurjökull.

B.5. Canchales y conos de derrubios:

Son acumulaciones de ladera más o menos continuas de clastos angulosos, que aun
siendo muy frecuentes en ambientes periglaciares, sobre todo de áreas alpinas, también
se localizan en otros medios climáticos, en especial en desiertos cálidos.
Los canchales son mantos de derrubios que recubren las laderas, principalmente en sus
partes medias y bajas, y estos clastos proceden de las áreas escarpadas superiores
constituidas por rocas resistentes. Su potencia puede ser pelicular aunque en ocasiones
alcanzan 30 m de espesor. Los perfiles de estas acumulaciones son por lo general
cóncavos y tienen una mayor inclinación en la parte superior. La pendiente del canchal
corresponde a la del ángulo de reposo del material más grueso depositado y oscila entre
25° y 40º. Si el canchal tiene una gran longitud se puede observar una clasificación de
los clastos, estando los de menor tamaño en la parte superior y los mayores en la zona
más baja, como consecuencia de su mayor energía cinética. Los clastos alargados
tienden a presentar su eje mayor paralelo a la pendiente de la ladera. La rotura de las
rocas situadas en el escarpe superior puede producirse por varios mecanismos, aunque
en los ambientes periglaciares la crioclastia es el proceso dominante. Los gelifractos
resultantes se movilizan ladera abajo y esta continua exportación lleva consigo la
retirada del escarpe. Cuando los fragmentos rocosos resultantes de la gelivación se
canalizan, van produciendo en su transporte una hendidura en el sustrato, que a veces
utilizan las avalanchas de nieve y/o roca. El material movilizado se deposita finalmente
dando origen a conos de derrubios de perfil manifiestamente convexo. Estos conos
frecuentemente coalescen con otros laterales, adquiriendo en ocasiones morfologías
similares a los canchales.
Canchales y conos aluviales en Hornafjörður.
B.6. Solifluxión

La solifluxión es uno de los procesos más generalizados de las zonas periglaciares. Se


trata de un flujo lento de detritos empapados de agua, pero este flujo no es específico de
estos ambientes y para diferenciarlo se utiliza el término gelifluxión para las áreas de
suelo helado (Baulig, 1957). Asociado a la misma está el creep de helada que resulta
del desplazamiento del suelo al dilatarse perpendicularmente durante la helada y
asentarse en el deshielo (Washburn, 1967). Se distinguen tres tipos de movimientos. El
primero, el creep de helada potencial que está en relación con el levantamiento por
helada del suelo. El suelo se expande perpendicularmente a la ladera, ya que ésta es la
superficie de enfriamiento (Taber, 1929). La gelifluxión es otro componente y
el movimiento retrógradose opone a los anteriores y se debe a la cohesión e
interferencia de unas partículas con otras (Davison, 1889). Estos movimientos actúan
conjuntamente, pero la gelifluxión suele ser el proceso dominante, por lo que a los
modelados resultado de esta actividad se les llama de gelifluxión.

Los movimientos diferenciales que experimentan los depósitos de ladera en su


desplazamiento hacia el valle, como consecuencia de la acción conjunta de los procesos
de creep de helada y gelifluxión, dan lugar a diversas morfologías que se diferencian
por su geometría (Washburn, 1979). Las hojas de gelifluxión son láminas con un borde
frontal generalmente festoneado. Pueden comenzar a formarse sobre pendientes muy
bajas, en torno a 1-3°. Los bancos de gelifluxión se caracterizan por su forma de terraza
y la dimensión mayor de los mismos tiende a ser paralela a las curvas de nivel.
Los lóbulos de gelifluxión presentan morfología linguoide con anchuras de 30-50 m y
junto con los bancos se localizan hasta inclinaciones de 20-25°. La velocidad de
movimiento en el centro del lóbulo es superior a la de los márgenes. Si los depósitos de
gelifluxión se alargan considerablemente en el sentido de la máxima pendiente, se
utiliza el término de regueros de solifluxión para diferenciarlos. En ocasiones, en
verano estas masas (con características de debris fiow) se deslizan sobre el hielo glaciar
que se encuentra en superficie en el punto de fusión, lo que favorece el deslizamiento
basal.

Todas estas formas se desarrollan mejor en zonas de escasa vegetación y también, por lo
general, en laderas orientadas al sol, en las que una mayor radiación solar acelera el
deshielo. Los depósitos de gelifluxión suelen ser heterométricos y algunos presentan
una burda estratificación. Los clastos son angulosos y su fábrica se caracteriza por
presentar los ejes mayores de los fragmentos orientados en la dirección del movimiento.
Estas características de los depósitos de gelifluxión pueden tenerlas también otros
materiales solifluidales, originados en otras regiones morfoclimáticas, aunque los
resultantes de los procesos de clima frío son más angulosos y están poco afectados por
la meteorización química.

Valle de Norðurárdalur.
BIBLIOGRAFIA

Ballantyne, C.K. y Kirkbride, M.P. (1987). Rockfall activity in upland Britain during the
Loch Lomond stadial.Geographical Journal, 153, 86-92.

Corte, A.E. (1969). Formación en el laboratorio de estructuras como pliegues por


congelamiento y descongelamiento múltiple. Cuartas Jórnadas Geológicas Argentinas, 1,
215-227.

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