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Centro de Comunicación y Pedagogía

COMUNICACIÓN Y PEDAGOGÍA MAKING OF REVISTA DE LITERATURA


Educación y Tecnología Cuadernos de Cine y Educación Literatura Infantil y Juvenil

Comunidades Virtuales de Aprendizaje


En este artículo, este profesor de la
Universidad de las Islas Baleares nos introduce
en el mundo de las comunidades virtuales
enfocadas al ámbito del aprendizaje.

¿Qué es una comunidad virtual?

Una comunidad virtual aparece cuando un


grupo de personas, una comunidad real, sean
profesionales, estudiantes o un grupo con
aficiones comunes, usa la telemática para
mantener y ampliar la comunicación. El hecho
de que la interacción se pueda realizar entre
personas físicas pero enlazadas mediante
redes telemáticas es lo que lleva a hablar de
comunidades virtuales. Así pues en una Artículo publicado en el Especial de
Software Educativo de
comunidad virtual:
Comunicación y Pedagogía

Se reúnen personas para intercomunicar


mediante ordenadores y redes,
interactuando de forma continuada y siguiendo reglas preestablecidas.
El intercambio de información (formal e informal) y el flujo de información dentro
de una comunidad virtual constituyen elementos fundamentales.
La existencia de comunidades virtuales entre profesionales para el intercambio de
ideas y experiencias y el desarrollo profesional y personal de sus miembros, tiene
su origen en las grandes posibilidades de socialización y de intercambio personal
que proporcionan las redes.

Podemos encontrar multitud de definiciones (Rheingold,


1993), algunas de ellas limitadas a tipos concretos de
comunidades. Para lo que aquí nos interesa, podemos
considerar las “comunidades virtuales” como entornos
basados en Web que agrupan personas relacionadas con
una temática específica y que además de las listas de
distribución (primer nodo de la comunidad virtual)
comparten documentos, recursos… (Salinas, 2003). Es decir, explotan las posibilidades
de las herramientas de comunicación en Internet.

Desde la generalización de Internet, se han configurado comunidades de este tipo,


formando primero grupos de discusión en torno a News o Servicios de distribución y de
discusión de temáticas diversas o IRC, MOO’s, etc.; cuyo objetivo siempre ha sido unir a
las personas en torno a un tema de interés común.

Obviamente, estas comunidades virtuales serán tanto más exitosas, cuanto más estén
ligadas a tareas, objetivos o a perseguir intereses comunes juntos.

Entre los aspectos claves a la hora de analizar las comunidades virtuales, el disponer de
una red de intercambio de información (formal e informal) y el flujo de la información
dentro de una comunidad virtual constituyen elementos fundamentales, y éstos
dependen de las siguientes características (Pazos, Pérez i Garcías y Salinas, 2001):

Accesibilidad, que viene a definir las posibilidades de intercomunicación, y donde


no es suficiente con la mera disponibilidad tecnológica.
Cultura de participación, colaboración, aceptación de la diversidad y voluntad de
compartir, que condicionan la calidad de la vida de comunidad, ya que son
elementos clave para el flujo de información. Si la diversidad y la colaboración no
son bien recibidas y son vistas más como una amenaza que como una
oportunidad, las condiciones de la comunidad serán débiles.
Destrezas disponibles entre los miembros. El tipo de destrezas necesarias pueden
ser destrezas comunicativas, gestión de la información y destrezas de
procesamiento.
Contenido relevante. La relevancia del contenido, al depender fundamentalmente
de las aportaciones de miembros de la comunidad, está muy relacionada con los
aspectos que hemos indicado como factores de calidad de las comunidades.
Las comunidades virtuales de aprendizaje

Cuando en nuestro ámbito hablamos de comunidades virtuales, solemos referirnos a


las que surgen en los distintos ámbitos profesionales para el intercambio de ideas y
experiencias y el desarrollo profesional y personal de sus miembros. La posibilidad y el
desafío de compartir miradas diferentes acerca de problemáticas comunes, constituye
un espacio privilegiado de aprendizaje de relaciones que suelen configurarse como
exigencias más o menos habituales en las prácticas profesionales.

Puede comprenderse que los distintos tipos de comunidades no existen en estado


puro y que las comunidades virtuales de aprendizaje incorporan muchas de las
características de las comunidades de discurso, de las de práctica o de construcción de
conocimiento (Salinas, 2003).

Como se ha dicho, sean comunidades de profesionales, sean los grupos de alumnos


que siguen actividades académicas en un entorno virtual configurando comunidades
virtuales, lo que requieren es disponer de una red de intercambio de información y el
adecuado flujo de la información. Obviamente, muchos de los elementos de análisis
que se aplican a las comunidades virtuales de tipo profesional como las que nos hemos
referido, pueden aplicarse a las comunidades virtuales de aprendizaje, ya que éstas
pueden ser consideradas como un caso específico de comunidades virtuales: Así como
en una clase donde profesor y alumno están físicamente presentes se evoluciona de un
“conglomerado” a una “comunidad”, aunque temporal durante ese curso, las clases vía
Internet se convierten en comunidades virtuales de aprendizaje, comunidades no
limitadas por el espacio físico. En este contexto, hay que subrayar la importancia de la
colaboración: el objetivo es crear una “experiencia compartida” en lugar de “una
experiencia que es compartida”.

En cualquier caso y en el contexto de la formación superior y continua, a veces resulta


difícil trazar la línea divisoria entre los distintos tipos de comunidades. También resulta
difícil determinar cuando una comunidad virtual (creada para otro tipo de funciones)
desarrolla actividades de aprendizaje, de aquellas que son creadas ex profeso para
desarrollar y albergar actividades de aprendizaje donde el énfasis se hace en el
intercambio, en la creación y en la colaboración.

Este tipo de trabajo, aprendizaje y comunicación simultáneos se define en términos


tanto de práctica como de comunidad, o de creación de conocimiento. Aprender una
práctica implica convertirse en miembro de una “comunidad de práctica” y así se
entiende su trabajo y el hablar desde dentro de la misma.
Al mismo tiempo, las características específicas de las comunidades de profesionales
hacen que en determinadas circunstancias éstas generen conexiones más fuertes
ligadas a objetivos concretos y que pueden dar lugar a verdaderas comunidades
virtuales de aprendizaje donde el motivo principal de la existencia de dicha comunidad
pasa de ser el intercambio y la intercomunicación a ser el aprendizaje y el desarrollo
profesional.

Por otra parte, los procesos de enseñanza-aprendizaje desarrollados en entornos


digitales pueden plantearse desde perspectivas colaborativas y de construcción del
conocimiento, dando lugar, entonces a comunidades virtuales de aprendizaje. Las
comunidades virtuales de aprendizaje difieren, de esta forma, de la interpretación
común de comunidades porque no están limitadas por la geografía, la industria, la
profesión, el sexo, la raza, religión o edad. Las comunidades virtuales de aprendizaje
tienen el poder de transcender estas fronteras artificiales, interrelacionándonos junto
con nuestra humanidad, curiosidad y creatividad compartida.

En este caso, las comunidades virtuales de aprendizaje constituirían una alternativa al


modelo experto (Ryan, 1995). Desde esta perspectiva, los cursos y actividades
académicas desarrolladas en los campus virtuales y otros entornos digitales, requieren
de nuevos enfoques más centrados en el alumno y apoyados en la interacción, para
poder ser consideradas comunidades virtuales de aprendizaje. Existe mayor
probabilidad de lograr comunidades virtuales de aprendizaje cuando se dan una serie
de ingredientes críticos, como por ejemplo: curiosidad, indagación; compromiso; deseo
de trabajar en colaboración; atención a la experimentación; superación de las fronteras;
sentimiento de pertenencia.

¿Podemos considerar los proyectos y cursos


desarrollados en entornos virtuales, comunidades
virtuales? Podemos encontrar ejemplos que entran
dentro de las concepciones de comunidad virtual
asumidas aquí, pero también encontraremos con
frecuencia ejemplos de lo contrario.

Independientemente de si se trata de comunidades de profesionales o de un curso


diseñado y desarrollado dentro de un entorno digital, las comunidades virtuales de
aprendizaje son lugares donde: se construye una red invisible de relaciones que
procura por la comunidad y cuidan de ella; se valora la vulnerabilidad y la diversidad;
reina la curiosidad; la experimentación y la indagación son las normas; las cuestiones
pueden quedar sin resolver.
En otras palabras, las personas que participan en comunidades virtuales de aprendizaje
tal como las estamos definiendo en este trabajo, deben comunicar con cada uno de los
otros honesta y abiertamente; ofrecer para ellos mismos y para los otros respeto;
valorar y buscar feed-back de la comunidad; verse a ellos mismos y a los otros con
nuevos ojos; animar a los otros a sentir, ver, escuchar, y hablar de todo el sistema; y ser
libres para ser completamente ellos mismos, sin máscaras.

Estructura y función de las comunidades virtuales de aprendizaje

Hemos podido comprobar que cuando nos referimos a comunidades virtuales de


aprendizaje nos movemos en un terreno ambiguo. A la hora de analizar la estructura
de una comunidad virtual de aprendizaje, encontraremos diferencias tanto si
abordamos el tema desde la evolución de las comunidades de usuarios y comunidades
de práctica en comunidades de aprendizaje, como si lo abordamos desde la tendencia
que incorpora mayor flexibilidad a las instituciones educativas mediante entornos
virtuales de formación, proporcionando mayor autonomía y responsabilidad sobre el
proceso de aprendizaje al alumno. Se trata, en definitiva, de diferenciar entre
comunidades virtuales de aprendizaje orientadas a grupos u orientadas a objetivos.
Ambas tienen origen, estructura y función diferentes, diferenciándose las surgidas por
asociación de profesionales de las que aparecen en instituciones que despliegan
entornos virtuales de formación.

Comunidades orientadas a grupos

En este caso, las comunidades van surgiendo por la iniciativa de personas con intereses
comunes que paulatinamente van promoviendo un crecimiento de los servicios
comunes de intercambio y trabajo colaborativo. Desde esta perspectiva vamos a
encontrar dos tipos dominantes:

Comunidades que se basan en una lista de distribución, a través de la cual los


usuarios comparten experiencias e información sobre una temática de interés
común. Además de esto los usuarios pueden acceder al archivo de estos mensajes,
siempre y cuando estén suscritos a la lista. Algunas de estas comunidades también
ofrecen enlaces a sitios web de interés y a documentos relacionados. Sin embargo,
este grupo de comunidades no es exactamente lo que nosotros hemos definido
como comunidad virtual.
Comunidades virtuales propiamente dichas. Son aquellos entornos basados en
web que agrupan personas relacionadas con una temática común, pero que
además de utilizar listas de distribución ofrecen otro tipo de servicios. Estos
servicios se van creando en función de las necesidades de cada comunidad y
varían de unas a otras.

Un ejemplo en pleno desarrollo es la Comunidad Virtual de Tecnología Educativa


(Ordinas, Pérez i Garcias y Salinas, 1999), la cual pretende servir de plataforma para
potenciar el conocimiento y el uso de las nuevas tecnologías en el ámbito educativo
mediante la distribución de materiales periódicos relacionados con la temática,
proporcionar un canal de difusión de actividades, experiencias relacionadas y la puesta
a disposición del colectivo de recursos educativos.

Concretamente pretende ser un espacio donde los profesionales de este ámbito


compartan, intercambien y promuevan proyectos relacionados con la explotación de
las posibilidades educativas de las tecnologías de la comunicación.

Comunidades orientadas a objetivos

Lo mismo ocurre cuando un grupo de personas participa


en actividades de aprendizaje en un entorno digital. En
este caso, podemos encontrar desde experiencias que
fortalecen la autonomía y la independencia del alumno,
hasta experiencias que priman la comunicación en el
grupo, la interacción y la colaboración. Aunque
indudablemente no es fácil establecer una frontera entre ambos, es en este segundo
caso cuando hablamos de comunidades virtuales de aprendizaje.

En este caso, como señalan Palloff y Pratt (1999), la comunidad surge desde una
institución educativa y comienza por crear un sitio web donde se registrarán los
mensajes intercambiados por los alumnos entre sí y con el profesor, los documentos
que servirán de base al curso y enlaces con otros sitios web que sean relevantes para el
tema de discusión del grupo. De esta forma, el sitio web define y configura el espacio
virtual de la comunidad: Estamos ante lo que denominamos un entorno virtual de
formación. Igualmente, surge una forma de gobierno al establecerse las reglas de
participación en el grupo y las normas referentes al proceso de aprendizaje. Estas
reglas son establecidas en primer lugar por el profesor, pero para que se desarrolle el
carácter comunitario de ese agrupamiento es deseable que sean negociadas entre
profesores y estudiantes, de acuerdo a un modelo flexible (Salinas, 1997), en
consonancia con las comunidades virtuales y su carácter participativo.

En la misma línea, Pérez i Garcias (2002) considera que, como mínimo, una comunidad
de aprendizaje de este tipo, debería contar con los siguientes espacios:
Distribución de contenidos y recursos educativos: Materiales hipermedia, bases de
datos, tutoriales, demostraciones, simulaciones, ejercicios de evaluación, guías de
estudio, índices, glosarios…
Espacios de comunicación para llevar a cabo las actividades de aprendizaje
basadas en la interacción: seminarios o grupos de discusión; actividades por
parejas, estudios de casos en grupo, proyectos de trabajo…
Espacios de comunicación social, para el intercambio de mensajes de tipo personal,
lúdico… entre los participantes, tanto a nivel individual como grupal.
Tutoría: Comunicación personal y grupal con el profesor para realizar tareas de
orientación, asesoramiento, seguimiento de las actividades de los alumnos,
evaluación, etc.
Ayuda técnica: Comunicación de urgencia para solucionar los problemas técnicos u
organizativos que puedan suceder y dejen al alumno “aislado”.

La flexibilización de las estructuras docentes implica nuevas concepciones del proceso


de enseñanza y aprendizaje en las que se acentúa la implicación activa del alumno en el
proceso de aprendizaje. Se trata de lograr que los actuales alumnos se transformen en
nuevos usuarios de la formación participantes de un proceso de enseñanza-
aprendizaje donde el énfasis se traslada de la enseñanza al aprendizaje y que se
caracterizan por una nueva relación con el saber, por nuevas prácticas de aprendizaje y
adaptables a situaciones educativas en permanente cambio (Salinas, 2000). Esta nueva
concepción del proceso de enseñanza-aprendizaje incorpora características, elementos
y prácticas que han ido desarrollando comunidades virtuales orientadas a grupos.

Procesos de aprendizaje y comunidades virtuales

Puede comprenderse que al abordar el aprendizaje en las comunidades virtuales,


forzosamente tenemos que atender al aprendizaje colaborativo. Si nos centramos en
los procesos de enseñanza-aprendizaje que pueden desarrollarse en las comunidades
virtuales de aprendizaje, sean éstas orientadas a grupos (aprendizaje colaborativo entre
profesionales, comunidades de práctica, creación colaborativa de materiales y
proyectos de investigación,etc.), sean orientadas a objetivos (aprendizaje en entornos
virtuales de formación desde perspectivas constructivistas, potenciando la interacción,
la participación, la colaboración, etc.), el énfasis se encuentra en la actualidad en:

La importancia de la interactividad en el proceso de aprendizaje.


El cambio de roles de los profesores.
Necesidad de destrezas para el conocimiento.
Gestión y habilidades para el trabajo cooperativo.
Cambio hacia un aprendizaje basado en recursos más que en paquetes.

Es decir, las mismas características de la comunicación mediada por ordenador que


sustentan las comunidades virtuales, posibilitan procesos de aprendizaje más
interactivos y, al mismo tiempo, permiten que se puedan crear –de modo similar a las
orientadas a grupos, o mejor, confundiéndose con ellas– comunidades virtuales
suprainstitucionales, donde los alumnos de distintas instituciones comparten
profesores, experiencias, ideas y proyectos, conformando, así, las verdaderas “redes de
aprendizaje” definidas por Harasim.

El modelo didáctico de las comunidades virtuales de


aprendizaje es el aprendizaje colaborativo, que se centra
en el alumno mejor que en el profesor y donde el
conocimiento es concebido como un constructo social,
facilitado por la interacción, la evaluación y la cooperación
entre iguales. Por consiguiente, el rol del profesor cambia
de la transmisión del conocimiento a los alumnos a ser
facilitador en la construcción del propio conocimiento por parte de éstos. Se trata de
una visión de la enseñanza en la que el alumno es el centro o foco de atención y en el
que el profesor juega, paradójicamente, un papel decisivo. Adoptar un enfoque de
enseñanza centrada en el alumno significa atender cuidadosamente a aquellas
actitudes, políticas y prácticas que pueden ampliar o disminuir la “distancia” de los
alumnos distantes. El profesor actúa primero como persona y después como experto
en contenido. Promueve en el alumno el crecimiento personal y enfatiza la facilitación
del aprendizaje antes que la transmisión de información (Salinas, 2003).

Las estrategias desplegadas en las situaciones convencionales de enseñanza, no sirven


para esta nueva situación, llevando consigo cambios en los profesionales de la
enseñanza, y entre ellos, el cambio del rol del profesor es uno de los más importantes.
En otros trabajos (Salinas 1997, 1998), nos hemos ocupado de los requerimientos a los
profesores en este ámbito.

Al igual que el profesor, el alumno ya se encuentra en el contexto de la sociedad de la


información y no se ajusta al papel que tradicionalmente se le ha adjudicado. Los
modelos educativos establecidos se adaptan con dificultad a los procesos de
aprendizaje que se desarrollan mediante la comunicación mediada por ordenador.

La creación y gestión de comunidades virtuales de aprendizaje, entendidas como


espacios interactivos donde profesores y alumnos acceden a la información y
desarrollan actividades basadas en la participación y la colaboración, presentan
distintas facetas de análisis y reflexión.

Queda remarcar la importancia del sistema de intercomunicación: la interacción social,


la participación, la colaboración y el intercambio mantienen la comunidad de
aprendizaje. Las comunidades virtuales se mantienen por el compromiso continuado
de compartir este viaje de exploración con otros.

Los procesos de aprendizaje en estos entornos ofrecen nuevas perspectivas sobre la


comunicación educativa. Como señalan Palloff y Pratt (1999), es necesario reflexionar
sobre aspectos tales como: contacto y conexión virtuales versus los “humanos”;
responsabilidad compartida, roles, reglas, normas y participación; temas espirituales y
psicológicos; y aspectos relacionados con la vulnerabilidad, privacidad y éticos ya
señalados. Todos ellos presentan nuevas perspectivas en las comunidades virtuales
adquiriendo más importancia que los procesos cara a cara.

El docente adquiere una nueva fisonomía, desarrollando estrategias de moderación y


dinamización de grupos virtuales. Es decir, desarrolla un perfil de tutor que gestiona el
proceso, diseñando espacios de comunicación, y facilita los aprendizajes de los
alumnos. Aquí, el verdadero experto será experto en guiar, en la interacción, en la
gestión del conocimiento más que experto en contenido.

Los nuevos entornos virtuales de formación se enriquecerán de la trayectoria de los


distintos tipos de comunidades virtuales que hemos tratado, desde el momento en que
sean considerados desde una perspectiva flexible, donde los elementos comunicativos
toman un lugar central y donde profesores y alumnos se comportan como miembros
de una verdadera comunidad virtual.

Bibliografía

Ordinas, C.; Pérez I GarcÍas, A. y Salinas, J. (1999). “Comunidad virtual de Tecnología


Educativa”. Edutec. En CABERO,J. et altri. “Nuevas Tecnologías en la formación
flexible y a distancia”. Sevilla: Universidad de Sevilla.
Palloff, R. y Pratt, K. (1999). “Building learning communities in cyberspace”. San
Francisco: Jossey- Bass.
Pazos,M.; PÉrez I GarcÍas, A. y Salinas,J. (2001). “Comunidades virtuales: de las listas
de discusión a las comunidades de aprendizaje. Comunicación. Edutec 01. “V
Congreso Internacional de Tecnología, Educación y Desarrollo sostenible”. Murcia,
17-19 de septiembre.
Pérez i GarcÍas, A. (2002). “Elementos para el análisis de la interacción educativa en
los nuevos entronos de aprendizaje”. En Píxel BIT. Revista de medios y educación”,
nº 19, pp. 49-61.
Rheingold,H. (1993). “The Virtual Community”. Reading: Addison-Wesley.
Ryan, S. (1995). “Learning Communities: An Alternative to the `Expert´ Model”. En
CHAWLA, S. y RENESCH,J. (Eds.) “Learning organizations. Developing Cultures for
Tomorrow,s Worplace”. Portland: Productivity Press.
Salinas, J. (1997). “Enseñanza flexible, aprendizaje abierto. Las redes como
herramientas para la formación”. En CEBRIÁN, M. et altri (Coord.) “Recursos
Tecnológicos para los procesos de Enseñanza y Aprendizaje”. Málaga:
ICE/Universidad de Málaga.
Salinas,J. (1998). “Redes y desarrollo profesional del docente: Entre el dato
serendipiti y el foro de trabajo colaborativo”. En Revista Profesorado (Universidad
de Granada), nº 2. http://www.uib.es/depart/gte/docente.html.
Salinas, J. (2000). “El aprendizaje colaborativo con los nuevos canales de
comunicación”. En CABERO, J.; SALINAS, J.; DUARTE, A. y DOMINGO, J. “Nuevas
Tecnologías aplicadas a la Educación”. Madrid: Ed. Síntesis. Pp. 199-228.
Salinas, J. (2003). “Comunidades Virtuales y Aprendizaje digital”. Ponencia en Edutec
03. “VI Congreso Internacional de Tecnología Educativa y Nuevas Tecnologías
aplicadas a la educación: Gestión de las Tecnologías de la Información y la
Comunicación en los diferentes ámbitos educativos”. Universidad Central de
Venezuela, 24 al 27 de Noviembre.

Autor: Jesús Salinas


Jesús Salinas es del Departamento de Ciencias de la Educación de la

Universidad de las Islas Baleares.

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