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Proceso Salud-Enfermedad I PDF
Proceso Salud-Enfermedad I PDF
* Ponencia presentada en el coloquio “La Santé en Amérique Latine réalité socio politique et projets des soins primaires” organizado
por AMALC (Montreal, Canadá).
** Profesora de la Maestría de Medicina Social de la Universidad Autónoma Metropolitana. Xochimilco (México).
2 CUADERNOS MÉDICO SOCIALES Nº 37 - SEPTIEMBRE DE 1986
años de ceguera social indudablemente fue el movi- dio, la concepción de la causalidad o la determina-
miento popular en sus diversas expresiones, que iba ción, la elección de las categorías analíticas centrales
desde el movimiento obrero hasta el movimiento uni- y la relación entre el sujeto y el objeto en el proceso
versitario. Es decir, la revisión crítica de la medicina de generación de conocimientos.
no surge sólo desde el ámbito científico sino recibe La necesidad de construir un nuevo objeto cien-
un impulso decisivo de los cuestionamientos y tífico se deriva del hecho de que la medicina define el
demandas de los movimientos sociales. Este hecho problema de la salud en términos de la enfermedad
resulta de suma importancia, ya que resalta a la biológica del individuo lo que conlleva dos tipos de
Medicina Social Latinoamericana como una corriente limitaciones respecto al proceso de generación de
de pensamiento con raíces sociales profundas y con conocimientos sobre la salud-enfermedad colectiva.
un compromiso con la resolución de los problemas de Por una parte, le da una especificidad que en el terre-
las clases populares. no metodológico corresponde a las ciencias naturales
y, por la otra, lo desarticula de la totalidad social. Un
II. HACIA UNA NUEVA COMPRENSIÓN objeto así definido orienta la generación del conoci-
DEL PROCESO SALUD-ENFERMEDAD miento hacia explicaciones parciales en el campo bio-
Los grupos de investigadores, que se venían confor- lógico e individual e imposibilita descubrir sus caracte-
mando en la corriente de Medicina Social, observa- rísticas y determinantes sociales. Impide, así, enten-
ban la realidad sanitaria y la única manera de desci- der a la salud-enfermedad como proceso social. El
frarla era a través de la postulación del carácter social reto, entonces, consiste en construir un objeto científi-
del proceso salud-enfermedad. Este reconocimiento, co que efectivamente permita dilucidar su articulación
sin embargo, obligaba a una reformulación teórica y en los procesos sociales sin que pierda su especifici-
metodológica, ya que el paradigma médico dominan- dad propia. El objeto científico —”proceso de salud-
te no permitía dar cuenta de la salud y enfermedad en enfermedad colectiva”—, planteado por la Medicina
estos términos. Una teorización, que plantea la cues- Social, cumpliendo con los criterios de especificidad y
tión de la salud-enfermedad como un fenómeno bio- de la unidad de lo social y lo biológico, sería entonces
lógico del individuo, no contiene los elementos sufi- la forma histórica específica del proceso biológico
cientes para explicar la producción social del proceso humano tal como se da en los grupos sociales en un
salud-enfermedad colectiva. Es decir, hay una dife- momento dado. Como tal es un proceso que simultá-
rencia esencial entre plantear el proceso biológico neamente tiene carácter social y biológico.
humano como un fenómeno natural y postular que, El carácter histórico y social de proceso biológi-
aún siendo un proceso biológico, asume forma histó- co humano se expresa en una serie de fenómenos que
ricas específicas. podemos constatar empíricamente. Lo más evidente
Una implicación inmediata de proponerse ana- es la existencia de distintos perfiles de morbi-mortali-
lizar la salud-enfermedad como proceso social y por dad en los diferentes grupos humanos, que podemos
tanto su articulación en los procesos económicos, descubrir en el tipo de patología y por la frecuencia con
políticos e ideológicos de la sociedad es el papel cen- la cual se presenta. Estos perfiles se distinguen de una
tral que las ciencias sociales tienen que desempeñar sociedad a otra y de una clase social y otra.
en este análisis. Es decir, se necesita disponer de Otro hecho que muestra la historicidad del pro-
una teoría de lo social, que proporciona los elemen- ceso biológico humano es la esperanza de vida, ya
tos teóricos y metodológicos necesarios para la que varia en las distintas épocas históricas y entre las
exploración que se propone. Este señalamiento clases sociales. Así, no es posible establecer la dura-
puede parecer obvio, pero la revisión de la literatura ción “normal” de la vida al margen del momento his-
médica existente muestra que cuando se quiere estu- tórico. Otra evidencia del carácter social del proceso
diar lo social en el proceso salud-enfermedad pare- biológico humano la constatamos cotidianamente en
ciera que los investigadores consideraran que para algo que podemos llamar la fisonomía de clase, ya
esto basta con el sentido común. Se encuentra con que distinguimos, aun sin instrumentos científicos, en
frecuencia, pues, que los aspectos bio-médicos de nuestros países quién es campesino, quién obrero,
una determinada problemática se tratan con rigor quién burócrata y quién burgués. Uno de los elemen-
científico mientras que sus aspectos sociales apenas tos que sustenta esta fisonomía de clase es la cons-
se exploran en base a lo “evidente”. La corriente de la titución somática, pero influyen también ritmos y
Medicina Social latinoamericana asumió desde un modos distintos de darse el proceso de crecimiento y
principio el papel central de las ciencias sociales en el envejecimiento, cuyas bases biológicas son poco
análisis de la salud-enfermedad colectiva y una parte conocidas. Dilucidarlas nos lleva precisamente a inte-
importante de su esfuerzo está encaminado a des- rrogar respecto a las formas históricas que asume el
arrollar los planteamientos teórico-metodológicos proceso biológico en los distintos grupos humanos.
específicos que se requieren para éste. El estudio del proceso salud-enfermedad
Sin embargo, el problema no consiste en yux- colectiva requiere asimismo plantear la cuestión de la
taponer las ciencias biomédicas y las ciencias socia- causalidad de una manera distinta, ya que al ocupar-
les sino en repensar el conjunto del problema. se de la producción social del proceso biológico
Aparecen como centrales cuatro cuestiones que son humano necesariamente tiene que recuperar la uni-
las características y especificidad del objeto de estu- dad entre “la enfermedad” y la “salud”. Ocurre así por-
El estudio social del proceso salud-enfermedad en América Latina 3
que visto como un proceso de la colectividad lo gene- se articula con éste. Una primera seria postular que
ral es este modo biológico de vivir en sociedad, que los procesos sociales originan una determinada cons-
determina los trastornos biológicos particulares lla- telación de factores de riesgo, que a su vez explica la
mados “enfermedad”. Esta, entonces, no aparece conformación de un determinado perfil de morbi-mor-
divorciada de la “salud” sino que ambos son momen- talidad tanto de los grupos como de las sociedades.
tos de un mismo proceso. Esta concepción ubica lo social como un determinan-
Esta interpretación de la enfermedad, que la te de alta jerarquía respecto a lo biológico pero lo deja
recupera como momento del proceso biológico glo- como algo externo que solamente establece un deter-
bal, hace resaltar las limitaciones de los modelos de minado juego de probabilidades. Tiene indudables
causalidad que subyacen en el pensamiento médico ventajas frente a una multicausalidad que reduce lo
dominante. Resulta insostenible explicar a la enfer- social a unos factores más en la red causal, pero no
medad como el simple efecto de la actuación de un logra dar cuenta del carácter social del propio proceso
agente como se pretende hacer en el modelo mono- biológico. Es decir, ubica a los procesos sociales
causal, pero también el modelo multicausal, tal como como una articulación externa del proceso salud-
ha sido formulado por MacMahon5 y aun Cassel6, enfermedad mientras que su articulación interna sigue
resulta limitado para explicar la enfermedad en los pensada en términos biológicos naturales. Esto obvia-
términos aquí planteados. mente da pie a no problematizar el concepto de “fac-
La insuficiencia del modelo monocausal para tores de riesgo” y usarlo de manera tradicional.
dar cuenta del porqué de la presentación de la enfer- Algunos de los integrantes de la corriente de la
medad, aún definida de manera tradicional, es de Medicina Social Latinoamericana10 han intentado una
sobra conocida. Sin embargo, el modelo multicausal segunda vía de teorizar las articulaciones internas y
tampoco logra dar una respuesta a los problemas aquí externas del proceso salud-enfermedad enfatizando
planteados. Las razones de esta insuficiencia son de que no sólo está socialmente determinado sino que
distinto orden. La más profunda, quizá, está dada por tiene carácter social en sí mismo. Es decir, no se res-
su conceptualización declaradamente agnóstica7, que tringen a enunciar que los procesos sociales determi-
plantea la paradoja de proponerse explicar partiendo nan una constelación de factores de riesgo sino que
de la suposición de la imposibilidad de conocer la intentan comprender la interrelación dinámica entre lo
esencia de las cosas. La limitación más inmediata del social y lo biológico postulando, sin embargo, la sub-
modelo multicausal, sin embargo, reside en su reduc- sunción de éste en aquél. Lo que plantean, pues, es
ción de la realidad compleja a una serie de factores, que esta interrelación no puede ser reducida a cons-
que no se distinguen en calidad y cuyo peso en la telaciones particulares de “factores de riesgo” sino
generación de la enfermedad está dada por su “dis- que tiene que ser pensada en función del contenido
tancia” de ella. Así conceptuada la causalidad, lo de los procesos sociales que transforma los procesos
social y lo biológico no se plantean como instancias biológicos de un modo más complejo que el simple
distintas, ya que ambos son reducidos a “factores de cambio en las probabilidades de estar expuesto a tal
riesgo” que actúan de una manera igual. o cual factor de riesgo. Esta manera de ver la deter-
La corriente norteamericana de la epidemiolo- minación del proceso salud-enfermedad colectiva
gía social se ha planteado, de modo más acabado en guarda una relación estrecha con la concepción teó-
Cassel8, la integración de lo social en el complejo cau- rica de lo social, que se expresa en las categorías
sal adscribiéndole especificidad propia. Este autor analíticas empleadas en las investigaciones concre-
ubica dos problemas fundamentales al establecer que tas. Para ilustrar mejor esta cuestión se analizarán
lo social no actúa como un agente bio-químico-físico algunos estudios basados en las dos categorías bási-
en la generación de la enfermedad y, por tanto, no cas usadas en el análisis de la Medicina Social, o
tiene especificidad etiológica ni obedece a la dinámica sea, clase social y proceso de trabajo en su acepción
de dosis-respuesta. De allí desprende Cassel la nece- materialista histórica.
sidad de investigar los aspectos sociales del complejo
casual en función de un conjunto de patologías y no III. LOS CAMINOS DE LA INVESTIGACIÓN
una enfermedad particular, ya que la expresión espe- El reconocimiento del carácter social del proceso
cífica de ellos puede asumir varias distintas formas. salud-enfermedad plantea, como ya se vio, el papel
En realidad el hecho de no asumir que lo social se arti- central de las ciencias sociales para su análisis. Sin
cula distinto con el proceso salud-enfermedad que lo embargo, no es más que una primera constatación,
bioquímico-físico explica en parte los resultados con- que abre una serie de interrogantes a resolver. Así,
tradictorios de la investigación sobre la patogenecidad hay que optar por una teoría de lo social y determinar
de los “factores sociales”9. Sin embargo, la otra razón cuáles son la categorías analíticas básicas que pue-
hace relación con la teoría de lo social que se emplea, den dar cuenta de las articulaciones internas y exter-
ya que la corriente estructural funcionalista tiende a nas del objeto de estudio específico.
moverse con conceptos fenoménicos que no captan la Respecto a la primera cuestión hubo una toma
esencia de los procesos sociales. de posición uniforme, y que caracteriza a la Medicina
Asumiendo la no especificidad etiológica de lo Social Latinoamericana que se fundamenta en el mate-
social en sí mismo respecto al proceso salud-enferme- rialismo histórico; hecho que refleja que éste es sin
dad se puede dar dos distintas explicaciones a cómo duda la corriente hegemónica en las ciencias sociales
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del subcontinente a partir de los setenta. La segunda modo y la proporción en que perciben una parte de
cuestión, o sea, cuáles son las categorías analíticas la riqueza social (...)”12.
más adecuadas para explorar la salud-enfermedad El estudio de las clases sociales permite anali-
colectiva, despertó una polémica que se resolvió a zar tanto sus diferenciales de morbi-mortalidad en un
favor de “clase social”, “reproducción social” y “proce- momento histórico como desentrañar el impacto des-
so de trabajo” en su connotación más general. De esta igual de determinados procesos de cambio sobre
manera disponemos hoy de una serie de investigacio- ellas. En ambos casos se busca descubrir que está
nes, que se sustentan sobre ella. Significan tanto un detrás de los promedios, precisar las diferencias cua-
acervo teórico-metodológico rico como un conocimien- litativas y cuantificarlas y explicarlas en función de los
to nuevo sobre la salud colectiva en nuestros países, procesos sociales involucrados.
que muestra su vínculo indisoluble con los procesos Destaca por su rigor teórico-metodológico entre
económicos, políticos e ideológicos. el primer tipo de estudios el realizado por Bronfman y
Tuirán13 sobre la mortalidad infantil y la esperanza de
a) Los estudios de clase social vida en México. Construyen las clases sociales en fun-
La sola observación empírica mostraba, como ya se ción de la definición arriba señalada y basan el cálcu-
ha mencionado, una desigualdad grande ante la lo de la mortalidad infantil en el método Brass. Los
enfermedad y la muerte. Parecía totalmente insufi- resultados se pueden leer en el Cuadro Nº 1.
ciente tratar de explicar estas diferenciales como el Resalta en el cuadro, aparte de la complejidad
resultado de factores aislados como el nivel educati- de clases que caracteriza a las sociedades latinoa-
vo de la madre, las condiciones sanitarias de la mericanas, las grandes diferencias en la probabilidad
vivienda, lo rural vs. lo urbano, etc., como suele de muerte y la esperanza de vida. Así, la estimación
hacerlo la Salud Pública tradicional. Así, la Medicina de la mortalidad infantil de los asalariados agrícolas
Social propone que en el fondo de esta desigualdad es tres veces mayor que la de la nueva pequeña bur-
están las formas de reproducción social, que resultan guesía y hay una diferencia en su esperanza de vida
de la manera específica como los grupos sociales se de 14 años.
insertan en la economía capitalista y de las formas A fin de probar la hipótesis de que el análisis de
de dominación que se ejercen sobre ellos. De allí la clase permite captar con más precisión el tamaño real
necesidad de analizar la distribución diferencial del de la desigualdad ante la muerte que los indicadores
proceso salud-enfermedad en relación a las clases “explicativos” usualmente empleados, se calcularon
sociales, ya que éstas encarnan las distintas formas los mismos indicadores de salud según el tamaño de
de reproducción social presentes en una sociedad la localidad de residencia, el nivel de escolaridad de
concreta11. Es así, ya que “son grandes grupos de la madre y los índices de servicios y sanitario de la
hombres, que se diferencian entre sí por el lugar que vivienda. La diferencia más grande que se encontró
ocupan en un sistema de producción (...), por las entre uno y otro grupo fue respecto a la probabilidad
relaciones en que se encuentran respecto a los de morir durante el primer año de vida de 74,4 a 34,5,
medios de producción (...), por el papel que desem- o sea 2,1 veces en comparación con 3 veces entre
peñan en la organización del trabajo y (...) por el las clases.
Clase social
Clases no agrícolas
Nueva pequeña burguesía 33,0 68,8
Burguesía 36,3 67,9
Pequeña burguesía tradicional 46,3 65,7
Proletariado 61,9 62,3
no típico 58,6 63,1
típico 64,5 61,6
Fuerza de trabajo “libre” no asalariada 78,0 58,3
Clases agrícolas
Campesinos acomodados y medios 71,3 60,0
Campesinos pobres y semiproletarios 85,0 56,9
Asalariados agrícolas 98,4 54,2
CUADRO Nº 2: Mortalidad infantil según conglomerado social y tipo de zona. Quito urbano, 1977
Conglomerado
social Tipo de zona **
I II III IV Total
Empresarios
e Industriales - 0,0 - 0,0 - 0,0 - 0,0 - 0,0
Capas
Medias 15 35,2 62 24,1 60 26,1 13 17,4 161 26,1
Trabajadores
Manuales 40 23,3 324 55,9 234 74,1 407 128,5 1.064 76,9
ninguna diferencia entre los mayores de 18 años, tales, que obligan a los asalariados a vivir bajo condi-
mientras que entre los menores de 18 años —los que ciones que originan un proceso salud-enfermedad
habían crecido después de la reestructuración de cla- todavía más precario que el del campesinado.
ses— se registró una diferencia considerable. De Para terminar la exposición de los estudios
esta manera un 45 % del proletariado tenía una des- sobre las transformaciones agrícolas basados en el
nutrición del 2º o 3º grado en comparación con el 23 uso de la categoría clase social analizaremos la
% de la incipiente burguesía rural. investigación de Casas18 realizada en Costa Rica, ya
Otro estudio respecto al impacto sobre la mor- que permite introducir el acceso a los servicios médi-
bilidad del desarrollo capitalista en el campo fue rea- cos como elemento problematizador. El estudio se
lizado en México comparando dos pueblos donde ese basa en el análisis de la evolución de la mortalidad
proceso se había dado de distinta intensidad17; cues- infantil en 28 cantones rurales clasificados en tres
tión que se expresaba en el hecho de que en el pue- grupos campesinos, semiproletarizados y proletariza-
blo A el 66,3 % trabajaba como asalariados contra el dos según su estructura clasista dominante. Durante
24,4 en el pueblo T. Asimismo, en A sólo el 35,1 % el período 1963 a 1968 muestran el comportamiento
tenía acceso a la tierra en comparación con el 75,8 % esperado, ya que los campesinos tienen la tasa de
en T; el destino principal de la producción era el con- mortalidad infantil más baja. No obstante, a partir de
sumo familiar en 24,4 % de los grupos domésticos en 1973 se empareja la mortalidad infantil entre los tres
A y el 51,6 % en T y, finalmente, tanto la emigración y para 1976 los cantones campesinos llegan a tener
como la inmigración era mucho más común en A. la tasa más alta, 45,3 por mil nacidos vivos. Estos
Cabe señalar que el proceso de proletarización era resultados parecen contradecir los hallazgos del resto
reciente en A, ya que el porcentaje de asalariados en de los estudios latinoamericanos sobre el problema.
la generación paterna en A era el mismo que el de T Sin embargo, al analizar la mortalidad infantil
en el momento del estudio. O sea, no habla una esca- estratificando por cobertura de servicios al momen-
sez histórica de tierra en A sino más bien fue absorbi- to del parto resulta que la tendencia original se rees-
do en el proceso de capitalización por su ubicación tablece, excepción hecha del grupo de cobertura
geográfica y por la calidad de sus tierras, que permi- más baja. Es decir, con igual cobertura de atención
tían una renta diferencial de la tierra más alta. al parto los cantones proletarizados muestran la
El primer hallazgo respecto a la morbilidad fue, tasa de mortalidad infantil más alta, según los semi-
que era significativamente más alta en A, con una proletarizados y el último, con la tasa más baja, los
tasa de 15,3 por 100, que en T, con 11,0. Analizada campesinos.
esta diferencia en función de las clases resultó que Como se puede apreciar los estudios de las
en ambos pueblos los campesinos con acceso a la clases sociales y de sus transformaciones no sólo
tierra mostraban la tasa de morbilidad más baja, que permiten captar con más precisión las diferenciales
además era prácticamente la misma, 11,0 y 10,7, de morbi-mortalidad en la sociedad sino que también
mientras que los asalariados y particularmente los jor- las ubican más claramente en su dinámica histórica.
naleros exhibían tasas más altas, entre 15,1 y 19,1. Sin embargo, con menos de que se vaya más allá del
Resulta significativo que en A, donde el proceso de mero análisis del comportamiento del proceso salud-
proletarización era más intenso, los asalariados de enfermedad en su relación con la clase social y se
segunda generación presentaban una tasa de morbi- profundice en las características de la reproducción
lidad de 21,9. Los otros indicadores socioeconómicos social de cada una de las clases, este tipo de estu-
que, tomados por separado, distinguían grupos de dios no ofrece elementos explicativos específicos
alta y baja morbilidad, eran desempleo, estado migra- para entender cómo se generan los distintos perfiles
torio y alfabetización, que todos, sin embargo, mos- de morbi-mortalidad. O sea, permiten captar la esen-
traban una asociación importante con la pertenencia cia de la desigualdad ante la enfermedad y la muerte,
de clase. Por ejemplo, ser inmigrante significaba no pero no aclara cuál es la dinámica concreta que lleva
tener acceso a la tierra y ser jornalero; el desempleo a ella. Es justamente en este contexto que se ubica la
sólo concernía a los asalariados, etc. Finalmente se investigación que usa el proceso de trabajo o de pro-
mostró que la relación entre la morbilidad y las condi- ducción como categoría analítica central.
ciones ambientales (calidad de la vivienda, del agua,
método de eliminación de excretas y basura) estaba b) Los estudios de proceso de producción
sobredeterminada por la pertenencia de clase. Es El fundamento teórico para usar como categoría cen-
decir, dentro de los grupos de asalariados y propieta- tral, el “proceso de trabajo” en el análisis de la produc-
rios estas condiciones afectaban la morbilidad, pero ción social del proceso biológico humano es que per-
los asalariados con buenas condiciones nunca tenían mite dar cuenta de las formas sociales específicas
tasas de morbilidad más bajas que los propietarios bajo las cuales se da la relación entre el hombre y la
con malas condiciones ambientales. Cabe aquí una naturaleza. Es decir, ubica la clave del entendimiento
aclaración para evitar cualquier interpretación bucóli- del carácter social del proceso biológico humano en el
ca de los resultados expuestos. Lo que muestra que proceso a través del cual el hombre entra en contacto
no es la superioridad de la vida campesina sino que con la naturaleza transformándola y transformándose
las características del proceso de proletarización a sí mismo, o sea, en el proceso de trabajo19. Postula,
tanto en el campo brasileño como el mexicano son pues, que la subsunción de lo biológico humano en lo
El estudio social del proceso salud-enfermedad en América Latina 7
de mortalidad mixto que caracteriza a México. Cabe das, pero tiene en su interior una articulación comple-
retener, también, que mientras el primer patrón de ja entre tipos de trabajo que van desde la vigilancia
desgaste tiende a tener su mayor impacto sobre los de tableros hasta el trabajo manual con herramientas
hijos de los trabajadores, el segundo atañe especial- de mano; cuestión que se expresa en riesgos labora-
mente a la población en edades productivas; cuestión les diferenciales entre uno y otro tipo de obreros y la
que debe llevar a una reflexión respecto a la utilidad generación de problemas derivados directamente de
de la mortalidad infantil como indicador general de las la articulación entre los segmentos tecnológicamente
condiciones de salud de una población. desfasados.
Los hallazgos generales de este estudio han La distribución de los obreros entre los diferen-
sido verificados en otras investigaciones sobre cen- tes tipos de actividades, que se encontró, fue el 29 %
tros de trabajo específicos, que representan los dis- en operación, el 50 % en mantenimiento y el 21 % en
tintos tipos de procesos laborales. Sirven de ejemplo apoyos como transporte y servicios. O sea, la gran
dos investigaciones de trabajo y salud realizadas en mayoría realiza tareas de mantenimiento o de apoyo
México; una en la industria maquiladora de ensamble mientras que apenas una tercera parte opera y vigila
de equipo electro-electrónico26 y otra en la siderúrgi- la maquinaria; situación que también repercute en el
ca27. Aparte de ejemplificar dos procesos laborales tipo de desgaste y de morbilidad. Esto se muestra
tipo, el taylorizado y el automático de flujo continuo, con claridad en la accidentabilidad ya que la tasa de
resultan de interés, ya que representan el tipo de accidentes con incapacidad fue de 16,5 por 100 obre-
industria que se está estableciendo dentro del nuevo ros en operación, de 20,0 en mantenimiento y de 5,9
patrón de acumulación impulsado a raíz de la crisis28. en actividades de apoyo.
En la industria maquiladora se encontró un pro- La prevalencia de enfermedad registrada era
ceso laboral caracterizado por una extrema división de 1,1 por obrero, lo que es llamativo en una pobla-
del trabajo, que redunda en tareas extremadamente ción joven. En el perfil patológico encontrado domina-
simples y monótonas realizadas con altos ritmos. Así, ban las enfermedades de las vías respiratorias, las de
las tareas implican un máximo de 10 movimientos y su la espalda y las articulaciones, la neurosis, las sicoso-
realización toma entre 1,6 y 12 segundos, lo que impli- máticas y las irritativas de ojos y piel, que juntos cons-
ca que se repiten de 17.760 a 2.400 veces en una jor- tituían el 66 % de la patología. Todas ellas se relacio-
nada. A esta subcarga cualitativa y sobrecarga cuanti- naban directamente con elementos nocivos del pro-
tativa se añaden las posiciones incómodas, el esfuer- ceso laboral registrados en la encuesta colectiva
zo visual intenso y la exposición a una variedad de levantada con grupos homogéneos de obreros en los
químicos. En términos del perfil de morbilidad esto se departamentos de la fábrica.
expresó en una tasa anual de 90 episodios mórbidos También resulta importante señalar, que los
directamente relacionados con el trabajo de 100 obre- resultados de la encuesta colectiva con los obreros
ras, destacando la patología sicosomática, las enfer- respecto a los daños a su salud causados por el tra-
medades debidas al esfuerzo y posición y enfermeda- bajo coinciden con aquellos registrados en los exá-
des irritativas de la piel y los ojos. Se encontró, ade- menes médicos. O sea, se verificó que la experiencia
más, una clara tendencia de expulsión de las obreras obrera sistematizada es una fuente importante de
a causa de problemas de salud a partir de 6 a 8 años conocimiento. Finalmente, había una relación directa
de antigüedad en la industria. O sea, después de este entre las tasas de morbilidad por enfermedades rela-
tiempo habían sufrido un desgaste que las incapacita- cionadas con el trabajo y la antigüedad en la siderúr-
ba para seguir realizando este trabajo. Estos hallaz- gica, que era independiente de la edad.
gos verifican, pues, los rasgos generales del patrón de La profundidad y la gravedad de la crisis eco-
desgaste de los procesos laborales taylorista-fordis- nómica, que vive América Latina desde hace una
tas, pero resaltan también la necesidad de tomar en década, tiene serios efectos sobre las condiciones de
cuenta los elementos particulares, en este caso los vida de las grandes mayorías. Sin embargo, a largo
químicos, de cada proceso laboral concreto. plazo su principal significado consiste en que está
La investigación de la siderúrgica se realizó impulsando una reestructuración productiva encami-
juntamente con el sindicato y se basó, por una parte, nada a convertir los países latinoamericanos en “pla-
en el llamado Modelo Obrero29 para conocer las taformas de exportación”. Esto en términos de los
características del proceso laboral y la experiencia procesos laborales implica, entre otras cosas, el
obrera respecto a los riesgos y daños de su trabajo, incremento en la productividad y la intensidad del tra-
y, por la otra, en el análisis de la información existen- bajo y el traslado selectivo del manejo de las sustan-
te de la morbilidad y los accidentes sufridos por los cias más nocivas a nuestros países. Las repercusio-
obreros. Los hallazgos más sobresalientes respecto nes de esta reestructuración en la salud colectiva
al proceso laboral con implicaciones directas en el obviamente no son inmediatas pero no cabe duda
patrón de desgaste se refieren al desfasaje tecnológi- que contribuirá a cambios importantes, tanto para
co en su interior y la distribución de los obreros entre aquellos que se queden trabajando como para aque-
las tareas de operación, mantenimiento y de apoyo. llos que “sobran” en este patrón de acumulación.
Así resulta que este proceso laboral, basado en la La investigación realizada por Echeverría en
tecnología siderúrgica más moderna, está globalmen- Chile30 para el período de 1970-1980 tiene justamente
te regido por las fases automatizadas y computariza- por objeto estudiar las implicaciones en la salud obre-
El estudio social del proceso salud-enfermedad en América Latina 9
ra de las transformaciones causadas por la crisis y la para abordarla y de un conocimiento más profundo
imposición del nuevo patrón de acumulación. Así, a respecto a cómo se articulan los procesos sociales y
partir del seguimiento de los cambios en los perfiles biológicos. Y una vez más habría que insistir en que
patológicos de tres grupos de trabajadores —uno de la la crisis debe ser entendida ante todo como un perío-
industria favorecida por la crisis, otro de la industria do de transformaciones globales. Si es así, no se
deprimida por la crisis y un tercero de obreros expulsa- puede pretender comprender la dinámica de la salud
dos de su trabajo— llega a algunas conclusiones signi- colectiva como la simple extrapolación de las tenden-
ficativas. En términos generales el impacto de la crisis cias del pasado sino que resulta necesario analizarla
agrava las condiciones de salud de todos, ya que las a partir de los cambios que se están verificando.
tasas de morbilidad suben en cuanto avanzan los años
de crisis, de 171 a 239 a 297 por 100 obreros. REFERENCIAS
Sin embargo, la inserción específica de cada 1. Heredia Duarte A. “El incremento de la mortalidad infantil
grupo en el proceso productivo origina un empeora- en México”, Gaceta Médica Mexicana, 103(6): 475-93.
— Behm H. La Mortalidad Infantil y Nivel de Vida, Universidad
miento diferencial en cuanto al tipo de patología. De de Chile, Santiago, 1962.
esta manera se puede distinguir patrones distintos — Arrofo R. “La miseria del milagro brasileño”. Cuadernos
entre los grupos expulsados de la producción, los Políticos, Nº 9: 31-48, 1976.
involucrados en las empresas deprimidas y los que 2. Escudero JC. “Desnutrición en América Latina, su magni-
tud”. Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, 22
laboran en las empresas favorecidas. Entre los dos (84): 83-130, 1976.
primeros grupos la patología sicológica y sicosomáti- — Hernández M et al. “Effects of economic grouth on nutrition
ca tiene un peso muy importante, mientras que los in a tropical community”. Ecology of Food and Nutrition, 3
accidentes de trabajo y las enfermedades por posi- (2): 283-91, 1974.
3. Laurell AC. “El carácter social del proceso salud-enferme-
ción y esfuerzo adquieren gran relevancia entre los dad y su relación con el proceso de trabajo”; en: Vida y
trabajadores de la industria favorecida. La problemá- Muerte del Mexicano, Folios, México 1981. —
tica de los dos primeros grupos está directamente IBASE. Saúde e Trabalho no Brasil. Vozes, Petrópolis,
relacionada con la amenaza o la real pérdida del 1982.
4. Breilh J; Granda E. “Enfermedad y muerte en la era del
empleo, mientras que la patología del último se rela- petróleo”. Salud y Trabajo 1 (2): 2-29, 1982.
ciona con la intensificación del trabajo a raíz de los — Laurell AC. “Work process and process health in México”.
cambios en la organización del trabajo. International Journal Health Services 9 (4): 543-68, 1979.
En este contexto resulta, también, relevante 5. Macmahon B; Pugh TF. Principios y métodos de epidemio-
logía. La Prensa Médica Mexicana, México, 1975, pp. 15-
una investigación realizada en la industria automotriz 21.
mexicana31, referida al impacto de la primera ola de 6. Cassel J. “Psychosocial processes and stress: a theoretical
racionalización en 1977, que conllevó el despido formulation”. International Journal Health Services, 4 (3):
masivo y un incremento importante en la intensidad 471-82, 1974.
7. Macmahon, op. cit.
del trabajo. Muestra una asociación directa entre los 8. Cassel, op. cit.
incrementos en la productividad y la patología por 9. Cassel, op. cit.
stress y fatiga, que, sin embargo, llega a su punto 10. Tambellini Arouca A. Contribuição a analise epidemiológico
más alto en el momento cuando se están dando los dos acidentes de transito. Tesis de Doctorado, Campinas,
1975, pp. 49-61.
despidos. Finalmente, aún cuando haya algunos — Breilh J. Epidemiología: medicina y política. Universidad
estudios32, que documentan la “exportación de ries- Central, Quito, 1979.
gos” a los países latinoamericanos todavía falta — Laurell AC. “La salud-enfermedad como proceso social”.
mucho por hacer para mostrar sus efectos sobre la Revista Latinoamericana de Salud, 1 (2): 7-25, 1981.
11. Breilh J; Granda E. Investigación de la Salud en la
salud colectiva. Sociedad. CEAS, Quito, 1980.
Han transcurrido unos quince años desde que 12. Cueva A. La teoría marxista de las clases sociales. FCPS,
los grupos de la corriente de la Medicina Social Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1975.
Latinoamericana empezaron a plantearse el estudio 13. Bronfman M; Tuirán R. La desigualdad Social ante la
Muerte. El Colegio de México, México 1983.
de la salud colectiva en la perspectiva de los proce- 14. Breilh J, Granda E, Campala A, Betancourt O. Ciudad y
sos sociales, económicos, políticos e ideológicos de Muerte Infantil. CEAS, Quito, 1983.
nuestros países. Si en aquel entonces la realidad 15. CEPAL: El Desarrollo Social en las Areas Rurales de
misma impuso este enfoque, hoy la situación de cri- América Latina. Servicios de Información N° 276, 1978.
— Astorga E. Mercado de Trabajo Rural en México.
sis profunda y empobrecimiento acelerado lo ratifica. — Dierchxsens W. Capitalismo y Población. EDUCA, San
Sin embargo habría que reconocer que algunas de José, 1979.
las cuestiones que llamaban la atención a finales de — Quijano A; Weffort F. Populismo, Marginalización y
los 60, como el incremento en la mortalidad infantil, Dependencia. EDUCA, San José, 1976.
16. Gross DR; Underwood BA. “Technological change and
hoy parecen haberse revertido, sin que ello signifique caloric cost”. American Anthropologist, 73 (3): 725-36,
que las grandes mayorías gozan de mejor salud. Sin 1971.
embargo, no hay nada que haga suponer que la 17. Laurell AC, Blanco J. “Disease and development”.
cuestión central de la desigualdad ante la enferme- International Journal Health Services, 7 (3): 401-23, 1977.
18. Casas A. Evolución de la Mortalidad Infantil en 52 cantones
dad y la muerte se haya modificado. rurales de Costa Rica 1962-1977. Tesis de Maestría,
La realidad sanitaria se plantea, pues, como Universidad Autónoma Metropolitana, México 1981.
más compleja, pero también se dispone hoy de un 19. Marx K. El Capital, libro primero. Siglo XXI, México, 1975.
instrumental teórico y metodológico más refinado 20. Para una explicación más desarrollada de estos conceptos
10 CUADERNOS MÉDICO SOCIALES Nº 37 - SEPTIEMBRE DE 1986
véase: Laurell AC, Márquez M, El desgaste obrero en 27. Laurell AC; Noriega M. La salud obrera en SICARTSA.
México. ERA, México, 1983 (capítulo 2). Universidad Autónoma Metropolitana-X, México (en pren-
21. Possas C. Saúde e Trabalho. Graal, Rio de Janeiro, 1981. sa).
— “Ainda sobre proceso de trabalho e saúde”. Saúde em 28. Valenzuela J. El capitalismo mexicano en los ochenta.
Debate Nº 11, 1981. ERA, México, 1986.
— Breilh J, Granda E, op. cit. 29. Oddone I. Ambiente di Lavoro, la fabbrica nel Territorio. Ed.
22. Laurell AC. Tendencias de la investigación científico social Sindicale Italiana, Roma, 1977.
en la salud del trabajador en América Latina. OPS/OMS 30. Echeverría M. Enfermedades de los trabajadores y Crisis
(en prensa). Económica. PET-PISPAL, Santiago, 1984.
23. Laurell AC, Márquez M, op. cit. 31. Echeverría M; Franco S et al. “La salud en DINA”.
24. Lozano R; Noriega M. Un método para el estudio de la rela- Cuadernos Políticos, N° 26: 77-89, 1988.
ción trabajo-salud. CICAST, México 1984 (mimeo). 32. Castleman E. “The export of hazardous factories to develo-
25. Laurell AC, Márquez M, op. cit. ping nations”. International Journal Health Services, 9 (4):
26. Márquez M; Romero J; Zubieta M. Proceso de producción 569-606, 1979.
y patrones de desgaste en las Obreras de la Industria — Hassan A et al. “Mercury poisoning in Nicaragua”.
Maquiladora. Tesis de Maestría Universidad Autónoma International Journal Health Services, 11(2): 221-26, 1981.
Metropolitana-X, México, 1986.