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La principal discípula de Carl Jung, Marie Von Franz, alerta en contra del uso de diccionarios
de sueños, argumentando que otorgan interpretaciones estáticas a algo que es eminentemente
dinámico y cuyo significado surge en la interacción entre el soñador, su contexto y en
ocasiones el plano simbólico de los arquetipos del inconsciente. Von Franz menciona que se
dice, por ejemplo, que soñar que se caen los dientes significa perder a los padres, pero esto
es un significado fijo que limita la riqueza del sueño. Uno puede informarse de estos lugares
comunes, pero siempre con una mente abierta. Quizás por ello, más que consultar un
diccionario de sueños, la persona interesada en interpretar las manifestaciones de su
inconsciente estaría mejor servida consultando un diccionario de símbolos, y más aún,
haciéndose fluyente en mitología. Por ejemplo, podría notar que los dientes son
tradicionalmente regidos por Saturno y connotan las estructuras, la rigidez, etc. Pero esto
debe también cotejarse con el proceso que está viviendo el individuo. Los sueños son de
alguna manera manifestaciones de nuestra propia mitología, alimentándose de la mitología
colectiva del ser humano.
Jung, a quien le debemos mayormente el moderno interés positivo en los sueños (si bien
Freud es el progenitor del interés moderno negativo), en reiteradas ocasiones manifestó que
la interpretación de los sueños no podía ser reducida a una técnica aplicable
indistintamente: "No existe regla, y menos una ley, para interpretar los sueños, si bien parece
que en términos generales el propósito de los sueños es la compensación". Compensación es
el término para establecer la relación interdependiente entre el inconsciente y la conciencia.
Jung sugiere que nos preguntemos sobre el sueño "¿qué actitud consciente compensa?". El
inconsciente compensa en los sueños los aspectos unilaterales o desiguales de una persona.
Por ejemplo, una persona que no es consciente en absoluto de su sombra, de sus aspectos
negativos, tendrá sueños que le comunican esto, al menos si pusiera atención. Buena parte de
las compensaciones se manifiestan a través de los opuestos. Las compensaciones se pueden
entender, desde la perspectiva total de la psique en la psicología de Jung, como
manifestaciones de un instinto por integrar el inconsciente al ego, y finalmente de encarnar
el sí mismo (el Selbst o Atman), esto es, la totalidad que es el individuo, cuyas
manifestaciones históricamente han sido vistas como irrupciones de lo divino o numinoso.
Los sueños pueden ser nuestras guías para descifrar el misterio, el mito que se quiere
manifestar en nosotros. No podemos afirmar desde una perspectiva científica, racionalmente
convincente, que esta sea la realidad del ser humano: el proceso a través del cual un mito,
una misteriosa fuerza arquetípica -un dios- brota hacia la conciencia. Esta no puede ser una
definición aceptada de la antropología. Pero moral y simbólicamente -y el hombre es,
después de todo, también esencialmente un homo symbolicus- resulta significativo e incluso
útil concebirse así. Los sueños y los mitos dan sentido al ser humano, le abren una dimensión
de belleza y numinosidad que no es accesible a través de un paradigma meramente
mecanicista. Es posible que la ciencia misma no sea más que un nuevo y poderoso mito: el
mito materialista de un cosmos sin espíritu. Casi como una elección de estilo, como una
inclinación de su amor al arte, el ser humano puede elegir poner atención a sus sueños y
concebir su vida como la revelación de un misterio, en el cual todo habla, todo llama, todo
es un símbolo viviente. La psicología profunda se encuentra con la poesía: una base poética
de la mente, dice Hillman. Y las imágenes de los sueños y las fantasías son la materia prima
de esta opus. Jung, aunque fue reacio a formular una teoría de la interpretación de los sueños,
nos guía: "Si contemplas el sueño larga y acuciosamente, si lo llevas contigo a donde vas y
le das vueltas una y otra vez, algo casi siempre viene de él". Borges nos cuenta de una
enigmática interrogación que se hizo el poeta inglés Samuel Taylor Coleridge: qué ocurriría
si un hombre sueña que va al paraíso y recibe una flor blanca; cuando despierta, la flor está
en sus manos. Yo interpretó esto simbólicamente y conjeturo que esta es de alguna manera
la labor del soñador: extraer una flor onírica, una flor que evoca a un mandala -o la
manifestación de la totalidad del ser-. Pero antes de ir al cielo debemos ir al infierno -a la
tierra negra de los alquimistas- y utilizar el limo y la escoria de nuestro propio ser para
producir la flor. Tal vez esa flor sea la sombra inconsciente que se vuelve consciente y se
cristaliza en la luz. Una flor que luego nos recibe como confirmación en el paraíso. Este es
el mito que Jung nos ha compartido y que tal vez podemos hacer nuestro.
https://pijamasurf.com/2018/05/no_uses_un_diccionario_de_suenos_para_interpretar_tus_suen
os_mejor_contemplalos_de_esta_forma/