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El Perú (1980 – 2000), sufrió un conflicto armado interno desatado por el grupo

maoísta Sendero Luminoso (SL), que inició una guerra contra el Estado peruano
para tomar el poder. El conflicto se extendió a casi todo el territorio nacional,
provocando miles de muertes y una gran destrucción de infraestructura y pérdidas
económicas principalmente en la agricultura. La CVR, en la primera conclusión de
su informe final, señaló:

“La CVR ha constatado que el conflicto armado interno que vivió el Perú
entre 1980 y 2000 constituyó el episodio de violencia más intenso, más
extenso y más prolongado de toda la historia de la República. Asimismo, que
fue un conflicto que reveló brechas y desencuentros profundos y dolorosos
en la sociedad peruana.”

La CVR estableció una relación entre la situación de pobreza y exclusión social


con la probabilidad de ser víctima del conflicto armado interno, que se demuestra
con el perfil de las víctimas: el 79% de las víctimas fatales (fallecidos y
desaparecidos) registradas fue población campesina. De acuerdo a las
estadísticas de la misma CVR, las víctimas fatales pueden haber superado a las
60 mil personas, siendo responsabilidad de Sendero Luminoso el 46% de estas
muertes. La historia oficial del conflicto armado interno, antes de la CVR, silenció lo
ocurrido a miles de peruanos y peruanas, principalmente en las áreas rurales.
La creación de la CVR en el año 2001,por el entonces presidente valentin
Paniagua fue conformoda por un presidente (salomon Lerner febres) y 12
miembros mas significó una modificación en la postura del Estado frente a la
historia oficial de aquel entonces. Por primera vez se consideró que lo sucedido a
las victimas del conflicto armado interno era un asunto de interés público. Esta
decisión del gobierno de transición constituyó el primer paso de Reconocimiento
de ellas: el mandato que recibió la CVR fue el documentar lo sucedido con las
víctimas.
Resolver un pasado violento toma tiempo
Pienso que existe un sobredimensionamiento de lo que estas comisiones pueden
llegar a hacer. Particularmente en lo que se refiere a las modificaciones de
problemas estructurales de sociedades divididas, como pueden ser la exclusión, el
racismo, el patriarcado, el modelo económico, etc. En la mayoría de los casos, son
precisamente esos problemas existentes los que han favorecido la ruptura violenta
al interior de una sociedad. Pienso que las Comisiones de la Verdad solo pueden
ser vehículos que sirven para impulsar procesos que tomaran mucho más tiempo,
como por ejemplo: la restitución de la convivencia,
En el Perú, la exigencia de la Verdad se inició en los años 80s, cuando los
familiares de los desaparecidos exigían conocer el paradero de sus seres
queridos, reclamo que fue negado por todos los gobiernos de turno, incluso
bloqueado por una ley de amnistía dada por Fujimori en el año 1995, que prohibía
cualquier investigación relacionada con la lucha antisubversiva. Las personas que
reclamaron por la vida de sus familiares, fueron tachadas de terroristas. Es recién
20 años después, luego de derrotado el terrorismo primero, y la dictadura de
Fujimori después, que se abrió un tiempo de transición en el país (2000) que
permitió que ésta demanda, marginal hasta ese entonces, pudiera ser atendida.
La CVR en el Perú permitió que lo sucedido a las víctimas sea conocido por el
conjunto de la sociedad, especialmente con las audiencias públicas. Estas
permitieron que las voces de las víctimas ingresen al espacio público. Fue un
espacio democrático en la que se involucro al conjunto de la sociedad[1]. Pienso
que ha sido uno de los aportes mas importantes dejados por la CVR.
Resolver un pasado violento toma tiempo
Aún falta mucho camino por recorrer, como es, por ejemplo, el caso de los
desaparecidos.[1] Importante es confirmar que no importa el tiempo que haya
transcurrido desde los eventos violentos, o lo silenciadas que hayan estado las
demandas de verdad y justicia; estas permanecen (ocultas) hasta que se dan las
condiciones de (re)aparecer públicamente. Es absurdo no atenderlas o pretender
que ya no existen. No importa el tiempo transcurrido. Los familiares de
desaparecidos en Perú ya llevan mas de 30 años en esta lucha y no se dan por
vencidos. Por el contrario, a lo largo de este tiempo han logrado ampliar su base
de apoyo en la sociedad peruana.
Hay muchos ejemplos de estos procesos largos, que no descansan hasta que
sean abordados por el Estado. La Comisión de la Verdad de Brasil, donde la
sociedad civil exigió saldar las deudas históricas con la dictadura militar, es uno; y
más recientemente, en Bolivia, la exigencia de las victimas de crear un Comisión
de la Verdad para esclarecer las graves violaciones de derechos humanos y
hechos de violencia política de los años 60s hasta los 80s, de dictadura militar.
Son procesos largos, que no son lineales, que tienen retrocesos y avances, porque
encararlos muchas veces significa cuestionar el sistema. Sin justificar ni aceptar el
uso de la violencia para resolver problemas sociales, políticos o culturales, las
rupturas violentas en una sociedad ponen en evidencia grietas en el diálogo, fallas
en el sistema de gobierno o en el sistema democrático, que deben ser corregidas;
que van más allá de la agenda de los grupos violentistas y que toman mucho mas
tiempo de ser asumidas y corregidas.
Elaboración de una memoria colectiva
Establecer un marco común de reconstrucción del sistema democrático es
necesario para interpretar y re interpretar el pasado violento. Es lo que le dará
sustento a la convivencia. La elaboración de una memoria colectiva basada en
estos valores democráticos de convivencia es lo que permitirá ese re encuentro de
una sociedad dividida. Es bajo ese marco que se “negocia” entre las diferentes
memorias, muchas veces en pugna. Es en esta construcción de una memoria
colectiva en la que se deben seleccionar lo que se deberá recordar y lo que se
dejará de lado.
Posterior a la CVR, en el Perú se han incrementado las iniciativas, tanto públicas
como privadas, en relación a la memoria del conflicto armado interno. Se han
multiplicado las investigaciones académicas, la producción literaria, de cine, teatro
y arte en general, que desde diferentes enfoques abordan la violencia vivida. Se
han inaugurado lugares de memoria en varias partes del país. Se ha reconvertido
en santuario el lugar donde la investigación fiscal halló el horno en que fueron
cremados muchos de los detenidos por el ejército en el cuartel de Los Cabitos en
el departamento de Ayacucho, lugar conocido como La Hoyada. Se han
organizado museos virtuales, grupos de memoria que fomentan la investigación y
continúan trabajando los organismos de derechos humanos, que ahora mantienen
su vigilancia sobre el seguimiento de las recomendaciones de la CVR.
El ejército peruano ha publicado su propia versión de la historia del conflicto. El
libro tiene el titulo: “En Honor de la Verdad”[1]. Es una historia contada desde el
ejercito, donde marca sus propios hitos de la guerra antisubversiva y la actuación
cumplida por las fuerzas armadas en la derrota de Sendero Luminoso y el MRTA.
Esto significa un aporte importante: aunque no dialogua mucho con el informe de
la CVR, si incorpora en su texto un reconocimiento de errores y expresa disculpas
en el caso del Grupo Colina.[2] Esto también, constituye un ejemplo de que el
proceso de construcción de una memoria colectiva aún no ha llegado a su fin.
Un nuevo hito del esfuerzo del Estado en la construcción de una memoria colectiva
del conflicto, lo constituye el Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión
Social – LUM[3], Sin duda, la vía más estratégica de construcción de una memoria
colectiva del conflicto armado interno es la escuela. El Ministerio de Educación ha
incluido en el currículo de formación ciudadana y cívica el informe de la CVR. Sin
embargo, si esto no va acompañado de un trabajo con los profesores que deben
trabajar el tema en el aula, no hay ninguna garantía de que se trate
adecuadamente. Aquí también hay un camino largo por recorrer.
Reflexión final
En los esfuerzos por crear una memoria colectiva sobre hechos que destruyeron la
convivencia pacifica, las Comisiones de la Verdad representan solo los primeros
pasos de un largo proceso. Es menester continuar estableciendo hitos y fijando
estándares arraigados en valores democráticos, cimentando así instituciones que
hagan efectiva la opción por el dialogo y el entendimiento.
“asumir “conflicto armado interno” que es la propuesta de la CVR no implica en lo más
mínimo desconocer que SL y el MRTA fueron los que iniciaron la violencia a partir de sus
propuestas fundamentalistas de izquierda y que accionaron con terror utilizando la
metodología de la muerte. Hoy ciertos sectores pretenden descalificar el Informe Final y
descalificarnos a muchos defensores de derechos humanos planteando este supuesto
negado. Falso: nadie que use la nomenclatura “conflicto armado interno” niega lo otro. ”
Finalmente es bueno aclarar que el termino es jurídicamente correcto y proviene de
Derecho Internacional Humanitario, una rama jurídica que regula los conflictos armados y
que fue tomada por la CVR como base para el trabajo que realizaron.

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