Violencia en la comunidad, es t rés tóxico y desar rollo cerebral
N a t h a n A . F ox , D e p a r ta m e nto d e D e s a r ro l l o H u m a n o, U n i v e r s i d a d d e M a r y l a n d, EE.U U.; J a ck P. S h o n kof f,
Ce nt ro d e D e s a r ro l l o I nfa nt i l, U n i v e r s i d a d d e H a r va rd, EE.U U. 1
¿Cómo afecta al desarrollo cerebral de los niños
pequeños el hecho de crecer en una comunidad
violenta? Aunque esta pregunta concreta todavía
no ha sido investigada en profundidad, van
conociéndose cada vez más las consecuencias
neurológicas del “estrés tóxico” en general. A
continuación, se presenta un resumen de un artículo
más amplio, elaborado por los catedráticos Nathan
A. Fox y Jack P. Shonkoff, y que fue publicado en la
edición 35 de Espacio para la Infancia (2011).
Todos los niños experimentan temores durante
la infancia, como el temor a la oscuridad, a los
“monstruos” y a los desconocidos. Estos temores son
normales y de carácter temporal. Sin embargo, se ha
demostrado que la activación crónica de los sistemas
corporales de respuesta al estrés – como puede ocurrir,
por ejemplo, cuando se vive en una comunidad violenta
– afecta al funcionamiento eficaz del circuito cerebral
y da lugar a problemas tanto inmediatos como a largo
plazo para el aprendizaje, el comportamiento y la salud
física y mental. Ello es especialmente evidente cuando
se produce una sobrecarga del sistema de estrés durante
períodos particularmente delicados de las primeras
etapas del desarrollo cerebral.
Cuando los niños experimentan temor de manera
frecuente, ese temor puede generalizarse. Niveles más
elevados de cortisol, la hormona del estrés, favorecen
la formación de recuerdos de hechos aterradores, al
mismo tiempo que merman la formación de recuerdos
en contextos libres de amenaza. Esto puede provocar
que los niños pierdan la capacidad de diferenciar entre
amenaza y seguridad – por ejemplo, interpretando una
expresión facial ambigua como una expresión de ira –
con las implicaciones que ello tiene para su capacidad
de establecer relaciones saludables. Se cree que el temor
persistente subyace al desarrollo de trastornos de
ansiedad, como el trastorno de estrés postraumático.
En experimentos con animales, se ha demostrado que
un estrés extremo perjudica al desarrollo del córtex
prefrontal, la región del cerebro que, en los seres
humanos, es fundamental para el surgimiento de las
• Fu n d a c i ó n B e r n a rd v a n Le e r
funciones ejecutivas: un conjunto de capacidades como
la elaboración de planes, su seguimiento y modificación;
el control y mantenimiento de la atención; la inhibición
de comportamientos impulsivos; y el desarrollo de la
capacidad de recordar e incorporar nueva información
para la toma de decisiones. Las pruebas muestran que
la exposición prolongada al temor puede perjudicar al
aprendizaje temprano y a los resultados posteriores en el
ámbito escolar, laboral y comunitario.
La investigación nos indica que los temores no se
olvidan pasivamente con el tiempo, sino que debe
realizarse un proceso activo de aprendizaje inverso. Sin
embargo, mientras que la amígdala y el hipocampo
son las zonas principales del cerebro que participan en
el aprendizaje del temor, el córtex prefrontal es mucho
más importante para el aprendizaje inverso del temor.
El córtex prefrontal madura más tarde en la vida, pero
además su desarrollo – como hemos visto – puede verse
perjudicado por una exposición prolongada al estrés. En
consecuencia, los efectos negativos del estrés tóxico en la
primera infancia pueden ser perdurables a largo plazo, y
difíciles de superar.
Referencia
Fox, N.A. y Shonkoff, J.P. (2011). Modo en que el temor y la ansiedad persistentes
pueden afectar al aprendizaje, al comportamiento y a la salud de los niños
pequeños. Espacio para la Infancia 35: 8–14. Disponible en http://issuu.com/
bernardvanleerfoundation/docs/violencia_oculta_protegiendo_a_los_ninos_
pequenos (último acceso, octubre de 2012).
Nota
1 Para actualizaciones sobre las últimas investigaciones del Center on the
Developing Child sobre el estrés tóxico, visite http://developingchild.harvard.
edu/topics/science_of_early_childhood/toxic_stress_response/.
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