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1. LA INTERCULTURALIDAD
Según el Censo Federal llevado a cabo en Puerto Rico en el año 2002, un 95% de la
población se identificó como puertorriqueña, del 5% restante, una tercera parte eran
dominicanos, de los cuales un 28% de ellos se encuentran en la isla de forma ilegal
(Santiago, 2010). Los dominicanos son la minoría étnica más grande de la isla,
convirtiéndose por ello en uno de los grupos más discriminados por los puertorriqueños.
Más aún desde el año 2000, a causa de la pésima situación economía que vive la República
Dominicana con tasas de desempleo muy altas, lo que ha obligado a muchos ciudadanos a
viajar a Puerto Rico de diferentes maneras: legalmente con visas de trabajo, con visa de
turista para posteriormente trabajar sin los permisos pertinentes o bien cruzando en
cayucos o barcazas el Canal de la Mona hasta la costa boricua.
Una vez que las familias dominicanas llegan a Puerto Rico suelen aceptar aquellos
trabajos que no son bien pagados y cuya demanda local es baja, como son: construcción,
cocineros, costureras, empleadas domésticas y mecánicos. Las zonas en las que suelen
concentrarse son áreas urbanas muy concretas de la zona metropolitana, como por ejemplo
San Juan, donde la población dominicana llega a ser del 30% del total de sus habitantes.
Con ella queríamos desarrollar en los alumnos los beneficios que ésta aporta, como son:
Tan importante como los cuatro beneficios antes citados lo es igualmente el desarrollo
de la imaginación, indispensable en la formación de una persona (Jerez y Encabo, 2005),
entendiéndose ésta como la habilidad de crear algo nuevo. Junto a la imaginación,
conceptos como el ingenio, la originalidad, la invención, la intuición y el descubrimiento
también se promueven entre los participantes. Oberlé (1989) a través de sus
investigaciones comprobó que los juegos dramáticos desarrollan la creatividad a través de
acciones, creaciones colectivas, juegos de roles, improvisaciones y elaborando textos o
diálogos a través de un tema concreto.
Según Barret y Lafferriére, extraído de López Valero y Encabo (2009, p.21), los
objetivos de la dramatización desde una perspectiva educativa y artístico-creativa serían:
4. PROYECTO DE INVESTIGACIÓN
La escuela en la que trabajamos estaba situada en una zona marginal de San Juan,
rodeada de dos residenciales o también llamados popularmente “caseríos”. Se trata de
viviendas que el Estado alquila a personas o familias con escasos recursos económicos por
un ínfimo valor, y en cuyos alrededores se prostituyen drogodependientes y se vende droga
a cualquier hora del día. Los alumnos con los que íbamos a trabajar en el aula vivían allí y
sus padres, o bien realizan trabajos de baja remuneración salarial, vivían de la delincuencia
o eran drogodependientes y se prostituían. En este caso no había diferencias entre familias
dominicanas y puertorriqueñas.
Estos objetivos son los que recomienda la actual legislación española, al desarrollar
la dramatización con estudiantes de secundaria. Para ayudar a este grupo de alumnos a
superar sus diferencias decidimos crear un programa de actividades que cumplía con un
plan de trabajo previamente estructurado.
Durante los primeros 3 días se realizaron con los estudiantes juegos y ejercicios de
expresión corporal y verbal de forma individual. La mayoría de ellos servirían para que los
jóvenes se conociesen e identificasen como individuos, no como parte de un grupo o
pandilla. Para ello les ayudamos, a través del humor y la creatividad, a establecer un
ambiente relajado y sin tensiones. Al final de cada sesión de clase, les propusimos que
realizaran una breve búsqueda de información sobre los personajes más relevantes de la
época de los EE.UU. que estaban estudiando, y con los que realizamos juegos de roles e
improvisaciones. Posteriormente, debían investigar sobre los artistas más importantes de la
cultura latina, y en un tercer trabajo, más concretamente de la cultura caribeña, para lo que
llevamos a cabo un debate sobre cuáles tenían una mayor influencia en sus vidas y en sus
comunidades.
En una segunda fase, con una duración de 2 días, realizamos nuevas actividades y
trabajos de tipo manual y escrito con los que fomentar la libre expresión, desbloqueando
ciertos tabúes y haciéndolos reflexionar sobre si los valores que les aporta la comunidad en
la que viven son los mismos que la sociedad promueve. De esta manera intentábamos
eliminar aquellas concepciones negativas que pudieran tener de ellos mismos y de sus
compañeros. En esta ocasión los ejercicios y juegos debían llevarse a cabo por parejas. Fue
entonces cuando surgieron algunos pequeños roces entre los jóvenes que podíamos
denominar “líderes de sus grupos”, los cuales se oponían a trabajar con alguien que no
fuese de su entorno de confianza. Como previamente se había acordado con ellos que la
elección para trabajar entre compañeros no iba a ser selectiva, en este caso, ambos
estudiantes se unieron a un grupo de otros dos alumnos, ya que no iban a trabajar solos o
acompañados por quienes ellos quisiesen. Siempre procuramos que los grupos y parejas se
formasen aleatoriamente en cada una de las diferentes actividades que se crearon. Junto a
los trabajos escritos y visuales (fotografías, manualidades, etc.) se realizaron pequeñas
escenificaciones y dramatizaciones, incorporando elementos sonoros e instrumentos
musicales. Así podíamos lograr que encontrasen un vínculo a través de un proyecto del que
todos formaran parte, concienciándolos de que sus gustos y visiones de la realidad no eran
tan diferentes como imaginaban, colaborando de esta forma en un ambiente de respeto
mutuo y cooperación.
El resultado de este estudio fue altamente satisfactorio. Los jóvenes se volcaron con
el tema de la asignatura de forma casi exclusiva, estaban muy motivados y prácticamente
los pequeños conatos en los que salían a relucir las diferencias que existen entre ellos por
su origen, iban desapareciendo cuando el resto de compañeros intervenían para que se
siguiese trabajando en equipo. El ambiente de trabajo en el aula fue muy responsable,
pacífico y muy productivo a nivel educativo, todo ello gracias a la creatividad, el humor, la
imaginación, el respeto, la cooperación y la actitud de la maestra, siempre dispuesta a
colaborar tanto o más que ellos. De igual forma, muchos de los estudiantes superaron
aquellas limitaciones de tipo expresivo y comunicativo, así como notaron un aumento o
mejora de la autoestima, la motivación y la confianza en sí mismos, tal y como relataron a
la maestra en una puesta en común que hubo tras la última representación.
Santiago, Lydia (2010). Salud Pública y Competencia Cultural: una mirada desde los DSS.
[En línea] Extraído de http://www.rcm.upr.edu/PublicHealth/medu6500/Unidad_
4/Lydia_ CC%20salud%20p%C3%BAblica%202010.pdf.
Jerez, Isabel. y Encabo (2005). Aspectos no verbales de la expresión oral: el lado oscuro de
la lingüística. Propuestas didácticas para su conocimiento y mejor desde la
dramatización. Murcia: Universidad de Murcia.