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Disciplina de La Iglesia y Quitar Un Nombre de Los Registros PDF
Disciplina de La Iglesia y Quitar Un Nombre de Los Registros PDF
Si bien en este capítulo se hace referencia a los transgresores en género masculino, también incluye al
femenino.
Guiados por el Espíritu Santo y las instrucciones de este capítulo, los obispos y los presidentes de estaca
administran la disciplina tanto formal como informal de la Iglesia, según se necesite. Los líderes
administran la disciplina de la Iglesia con un espíritu de amor para que ésta pueda bendecir la vida del
transgresor. Para hacer esto, los líderes deben ser guiados e inspirados por el Señor.
Los propósitos de la disciplina de la Iglesia son: (1) salvar el alma del transgresor; (2) proteger al inocente;
y (3) salvaguardar la pureza, la integridad y el buen nombre de la Iglesia.
La disciplina de la Iglesia se administra en el barrio o en la estaca en la cual esté la cédula de miembro del
transgresor (véase 6.2.7 para excepciones). En los párrafos siguientes se señalan las responsabilidades de
los líderes de la Iglesia de iniciar y administrar la disciplina de la Iglesia.
6.2.3 Obispo
El obispo tiene la autoridad sobre la disciplina de la Iglesia en el barrio, excepto la excomunión
de un hombre que posea el Sacerdocio de Melquisedec.
El obispo debe ponerse en contacto con el presidente de estaca y obtener su aprobación antes
de convocar un consejo disciplinario. Si la evidencia indica que existe la posibilidad de
excomulgar a un poseedor del Sacerdocio de Melquisedec, el obispo transfiere de inmediato el
asunto al presidente de estaca.
Cuando el obispo convoque un consejo disciplinario, debe incluir a los tres miembros del
obispado (véase “Consejos disciplinarios de barrio”, en 6.10.1).
6.2.4 Presidente de rama en una estaca
Un presidente de rama de una estaca no tiene autorización para administrar la disciplina de la
Iglesia sin el permiso y el consejo del presidente de estaca; y debe recibir la autorización en
cada caso para convocar un consejo disciplinario.
Cuando el presidente de rama en una estaca convoca un consejo disciplinario, debe incluir a los
tres miembros de la presidencia de la rama (véase “Consejos disciplinarios de una rama de
estaca”,en 6.10.1).
Si un misionero de tiempo completo comete una transgresión grave que no se descubre sino
hasta después de haber sido relevado, el obispo de su barrio actual consulta con el presidente
de estaca y con el presidente de misión.
1. Confesión por parte del miembro. El arrepentimiento requiere que todos los pecados se confiesen al
Señor. “Por esto sabréis si un hombre se arrepiente de sus pecados: He aquí, los confesará y los
abandonará” (D. y C. 58:43). Los miembros también deben confesar al oficial que preside si han
cometido transgresiones graves. Los miembros que confiesan sus transgresiones en forma voluntaria y
completa demuestran que han comenzado el proceso del arrepentimiento.
2. Información proveniente de otra persona. Este tipo de información puede provenir de un familiar, de
otro líder de la Iglesia, de una víctima o de alguien que haya participado en la transgresión.
3. Susurros del Espíritu Santo. Cuando un oficial que preside sienta que un miembro de su barrio o
estaca tal vez esté teniendo dificultades con el pecado, puede fijar una entrevista con ese miembro. En
ese caso, el líder hablará con el miembro de forma respetuosa y amable, evitando todo tono acusatorio.
Si el miembro niega una acusación en la que el obispo tiene pruebas confiables que la respalden, el obispo
(o el presidente de estaca, si el miembro es un poseedor del Sacerdocio de Melquisedec que probablemente
sea excomulgado en el caso de que la acusación sea cierta) reúne más pruebas que confirmen o refuten la
acusación. El oficial que preside puede llevar a cabo la investigación él mismo o asignar para hacerlo a dos
poseedores del Sacerdocio de Melquisedec que sean de confianza. Sin embargo, los líderes no deben
realizar investigaciones de personas o de asuntos mientras estén en proceso de investigación por parte de
las autoridades de la ley. Para recibir orientación en tales situaciones, el presidente de estaca procura la
asesoría legal de la Oficina de Asesoría Jurídica General de la Iglesia o de la oficina de área, como se indica
en 17.1.26.
Los líderes del sacerdocio que lleven a cabo una investigación no deben recurrir a métodos que sean
impropios de poseedores del sacerdocio o que pudieran resultar en una medida legal. Por ejemplo, no
deben emplear aparatos electrónicos de vigilancia, ni cámaras ocultas, ni aparatos que graben; tampoco
deben vigilar la casa de miembro alguno.
Si un obispo se entera de que un miembro de la Iglesia que no es de su barrio puede estar involucrado en
una transgresión grave, informa de ello confidencialmente al obispo del miembro en cuestión. Si los
miembros de diferentes barrios cometen juntos una transgresión, y uno de ellos ha revelado al obispo de
su barrio la identidad del otro transgresor, el obispo que se ha enterado del asunto contacta al obispo del
otro miembro para informarle del caso.
Si las autoridades civiles ponen en tela de juicio la confidencia que se exige a un ministro eclesiástico, el
líder del sacerdocio que enfrente el problema procura asesoría legal de la Oficina de asesoría jurídica
general (1-801-240-6301 ó 1-800-453-3860, extensión 2-6301), o de la oficina de área.
Como parte del proceso del arrepentimiento, se anima a la persona a revelar la identidad de otras personas
que hayan participado en la transgresión, especialmente cuando el hacerlo puede ayudar a los líderes de la
Iglesia a asistir en su proceso de arrepentimiento.
Se puede requerir que se revele la identidad de otras personas que hayan participado en una transgresión
cuando sea necesario para la recuperación o la protección de personas que podrían haber sido perjudicadas
o que podrían llegar a serlo en gran manera como resultado de la transgresión. Por ejemplo, un transgresor
sexual que haya estado expuesto o que haya expuesto a otras personas a una enfermedad transmitida
sexualmente debe confesar lo necesario para proteger a las demás personas. Se debe identificar a los
predadores para proteger a las probables víctimas. Con el fin de proteger espiritualmente a los miembros,
es posible que sea necesario hacer saber a los líderes de la Iglesia cuáles son los transgresores que ocupen
o que hayan ocupado un cargo prominente de confianza en la Iglesia.
6.7 Cómo determinar si es necesario hacer un consejo
disciplinario
6.7.1 Cuándo no es necesario un consejo disciplinario
Normalmente, no es necesario convocar un consejo disciplinario en las siguientes instancias:
Conflictos civiles
Los consejos disciplinarios no deben procurar resolver conflictos sobre derechos de propiedad
ni otras controversias civiles. Sin embargo, si tal conflicto presenta acusaciones de que un
miembro haya cometido actos que justifiquen la disciplina de la Iglesia, los líderes tratan dichas
acusaciones como cualquier otra acusación de transgresión.
Si se pide a los líderes de la Iglesia que ayuden a resolver un conflicto civil, deben actuar como
asesores privados y no oficiales, y no deben implicar a la Iglesia.
Tiempo transcurrido
Si un miembro confiesa voluntariamente una transgresión grave cometida hace mucho tiempo, y
su fidelidad y su servicio durante esos años han demostrado que se ha reformado y arrepentido
totalmente, casi nunca es necesario formar un consejo disciplinario (véase “Tiempo transcurrido
entre la transgresión y la confesión”, en 6.10.6).
Operación transexual
Los líderes de la Iglesia aconsejan que no se realicen operaciones transexuales voluntarias. Si
un miembro está considerando realizarse ese tipo de operación, el oficial que presida le informa
sobre lo que se aconseja y le advierte que la operación puede ser causa para someterlo a la
disciplina formal de la Iglesia. Los obispos remiten las dudas que tengan sobre casos
específicos al presidente de estaca. Éste, a su vez, podrá remitir preguntas a la Oficina de la
Primera Presidencia si fuera necesario.
Asesinato
Como se usa aquí, asesinato se refiere a quitar la vida a un ser humano deliberada e
injustificadamente. Exige la excomunión. No incluye actos policiales o militares en el
cumplimiento del deber. El aborto no se define como asesinato en este caso. Si la muerte fue
causada por descuido o en defensa propia o de otras personas, o si prevalecen circunstancias
atenuantes (como una deficiencia en la capacidad mental), el quitar la vida a un ser humano
puede no definirse como asesinato. Los obispos remiten las dudas que tengan sobre casos
específicos al presidente de estaca. El presidente de estaca podrá remitir preguntas a la Oficina
de la Primera Presidencia si fuera necesario.
Incesto
Como se usa aquí, incesto se refiere a las relaciones sexuales entre un padre o una madre y un
hijo o una hija biológicos, adoptivos, de tutela o un hijastro o una hijastra. Los abuelos se
consideran de la misma manera que los padres. El incesto también se refiere a las relaciones
sexuales entre hermanos. Casi siempre exige la excomunión. Los obispos remiten las dudas
que tengan sobre casos específicos al presidente de estaca. El presidente de estaca remite
preguntas a la Oficina de la Primera Presidencia si fuera necesario. Si un menor de edad comete
incesto, el presidente de estaca se pondrá en contacto con la Oficina de la Primera Presidencia
para obtener guía.
Apostasía
Como se usa aquí, apostasía se refiere a los miembros que:
3. Continúan siguiendo las enseñanzas de sectas apóstatas (como las que promulgan el
matrimonio plural) después de haber sido corregidos por el obispo o una autoridad mayor.
Los líderes del sacerdocio deben tomar medidas disciplinarias contra los apóstatas para
proteger a los miembros de la Iglesia. El Salvador enseñó a los nefitas que debían continuar su
ministerio para con el transgresor, pero que “si no se arrepiente, no será contado entre los de
mi pueblo, a fin de que no destruya a mi pueblo” (3 Nefi 18:31; véase también Mosíah 26:36).
La inactividad total en la Iglesia o el asistir a otra iglesia no constituyen apostasía. Sin embargo,
si un miembro se une formalmente a otra iglesia y defiende sus enseñanzas, tal vez sea
necesaria la excomunión o que se quite su nombre de los registros, si después de recibir
consejo y ánimo no da por terminada la membrecía formal a la otra iglesia.
La disciplina informal de la Iglesia incluye: (1) el consejo y la amonestación en privado y (2) el período
informal de prueba.
Los oficiales presidentes aconsejan a los miembros a resistir la tentación y les ayudan a tomar
medidas preventivas para resistir tentaciones específicas. Con frecuencia, esos consejos ayudan
a los miembros que hayan cometido transgresiones morales menores a protegerse de otras
mayores; esos consejos también sirven para proteger y fortalecer a aquellos que estén de
novios, a los que tengan dificultades matrimoniales o a los que estén separados del cónyuge o
divorciados. Los oficiales presidentes no deben aguardar a que los miembros vayan a pedirles
ayuda, sino que pueden llamarlos para aconsejarlos.
En casos menos serios, el oficial que preside puede determinar que el miembro necesita un
ejercicio más activo de los privilegios del ser miembro de la Iglesia en lugar de menos actividad.
En esos casos, el período informal de prueba podría incluir condiciones positivas, tales como
asistir a la Iglesia con regularidad, orar a menudo y leer ciertos pasajes de las Escrituras o
publicaciones de la Iglesia.
El período informal de prueba no es una opción cuando los líderes del sacerdocio administren la
disciplina de la Iglesia a un miembro que haya estado implicado en cualquiera de las
transgresiones graves que figuran en6.12.10.
Normalmente, el obispo no informa a nadie de su decisión de poner a un miembro en un
período informal de prueba. No se anota esa decisión en un registro oficial, pero, para su uso
personal, el obispo puede tomar notas privadas que debe guardar en lugar seguro y destruir una
vez que el período de prueba llegue a su fin. Si se releva al obispo o si el miembro se muda a
otro barrio antes de que termine el período informal de prueba, el obispo puede informar al
nuevo obispo hasta donde sea necesario para que éste supervise el resto del período de prueba.
Si el miembro que está en un período informal de prueba logra el progreso requerido y cumple
con las condiciones impuestas, el oficial que preside puede dar por terminado el período de
prueba. Si el miembro no logra tal progreso ni cumple con las condiciones, quizás sea necesario
someterlo a disciplina adicional.
La disciplina formal de la Iglesia se administra en un consejo disciplinario (véase 6.10). Dado que la
disciplina formal es eclesiástica, no civil ni penal, sólo afecta a la persona en su condición de miembro de
la Iglesia (véase D. y C. 134:10). No se aplican los procedimientos de los tribunales del estado (o provincia)
o de la nación.
La disciplina formal de la Iglesia incluye el período formal de prueba, la suspensión de los derechos de
miembro y la excomunión.
El período formal de prueba no es una opción si los líderes del sacerdocio aplican la disciplina
de la Iglesia a un miembro que haya estado implicado en cualquiera de las transgresiones
graves que figuran en 6.12.10. Si un menor de edad comete incesto o abusa de un niño, el
presidente de estaca se pondrá en contacto con la Oficina de la Primera Presidencia para obtener
guía.
Si un miembro que esté en un período formal de prueba logra un progreso específico y cumple
con las condiciones impuestas, el oficial que preside puede convocar otro consejo disciplinario
para considerar la finalización del período de prueba (véase 6.12). Si el miembro no logra tal
progreso ni cumple con las condiciones, el consejo disciplinario puede continuar el período de
prueba o tomar medidas disciplinarias más severas.
6.9.2 Suspensión de los derechos de miembro
Una persona a quien se le hayan suspendido los derechos de miembro continúa siendo miembro
de la Iglesia, pero ya no es un miembro de buena conducta. La suspensión de los derechos de
miembro es una medida severa que puede ser suficiente en todos los casos, excepto en las
transgresiones más serias.
Se anima a los miembros cuyos derechos se hayan suspendido a seguir pagando el diezmo y las
ofrendas, a continuar usando el gárment del templo si han recibido la investidura, y a procurar
volver a disfrutar de los derechos de miembro en la Iglesia mediante el arrepentimiento sincero
y la vida recta.
La suspensión de los derechos de miembro está prevista para ser temporal, pero generalmente
dura por lo menos un año. Cuando el miembro demuestre un verdadero arrepentimiento y
satisfaga las condiciones que se le hayan impuesto, el oficial que preside convoca otro consejo
disciplinario para considerar la reintegración de todos los derechos de miembro (véase6.12). Si
un miembro no se arrepiente, el consejo disciplinario puede continuar con la suspensión de los
derechos de miembro o considerar la excomunión.
6.9.3 Excomunión
Una persona que sea excomulgada ya no es miembro de la Iglesia. La excomunión es la medida
disciplinaria más severa de la Iglesia. Según la guía del Espíritu, puede ser necesaria para:
2. Los miembros cuyos derechos se les hayan suspendido pero no se hayan arrepentido, y
para quienes la excomunión parezca ofrecer la mejor esperanza para reformarse.
3. Los miembros cuyo comportamiento los convierta en una amenaza seria para otras
personas y cuya membresía en la Iglesia les facilite el acceso a posibles víctimas.
Una persona que haya sido excomulgada no disfruta de ninguno de los privilegios de ser
miembro de la Iglesia. No puede usar los gárments del templo ni pagar el diezmo ni las
ofrendas. Puede asistir a las reuniones públicas de la Iglesia si se comporta correctamente, pero
su participación en ellas tiene las mismas limitaciones que en el caso de suspensión de los
derechos de miembro.
Casi siempre, la excomunión se extiende al menos por un año. Si una persona demuestra
verdadero arrepentimiento y satisface las condiciones impuestas durante la excomunión, puede
ser readmitida mediante el bautismo y la confirmación. El proceso de readmisión se describe
en 6.12.
Para informarse sobre los efectos que tiene la excomunión en los sellamientos del templo,
véase “Efectos de la excomunión o de haberse quitado el nombre de los registros” en 3.6.1.
Sin excepciones, son quince los sumos sacerdotes que participan en un consejo disciplinario de
estaca: los tres miembros de la presidencia de estaca o quienes hayan sido autorizados a
participar en su lugar, y los doce miembros del sumo consejo o quienes hayan sido autorizados
para participar en su lugar.
El presidente de misión debe presidir los consejos disciplinarios que se convoquen para los
misioneros de tiempo completo de su misión. Antes de hacerlo, debe recibir autorización de
una Autoridad General del Departamento Misional (véanse 6.2.5 y el Manual del Presidente de
Misión).
Si uno de los miembros del obispado, de la presidencia de estaca o del sumo consejo, o un
secretario, tiene un empleo (como el de agente de policía) que le impone el deber legal de
informar a las autoridades gubernamentales de hechos que puedan revelarse en un consejo
disciplinario, no debe participar en él.
El oficial que preside le da al miembro una notificación escrita sobre el consejo disciplinario
que se llevará a cabo en su favor. Dicha notificación va dirigida al miembro con su nombre
completo y es firmada por el oficial que preside, y en ella dice lo siguiente:
“[La presidencia de estaca o el obispado] está considerando una medida disciplinaria formal con
respecto a usted, incluso la posibilidad de suspensión de los derechos de miembro o la
excomunión, debido a que se nos ha informado que usted ha [describir la acusación en
términos generales, como ‘apostasía’ o ‘conducta impropia de un miembro de la Iglesia’, pero
sin dar ningún detalle ni presentar pruebas].
“Se le invita a asistir a este consejo disciplinario para responder y, si lo desea, presentar
testigos y otras pruebas en su beneficio.
Si el miembro está encarcelado cuando se lleve a cabo el consejo, se le notifica tal como se
explica en los párrafos anteriores, con esta excepción: puesto que no va a poder asistir al
consejo, no se le invita. Sin embargo, en la carta se debe animarle a enviar evidencias en su
beneficio, incluso una respuesta escrita sobre el delito del que se le haya acusado y, si se
aplica, condenado. En la carta se le puede invitar a expresar sus sentimientos en cuanto a
continuar disfrutando de sus derechos de miembro o de su condición de miembro de la Iglesia.
Cualquier entrevista con la víctima que se lleve a cabo para este propósito la efectuará el obispo
o el presidente de estaca actual de ella. Cualquier indagación en cuanto a una víctima que sea
menor de 18 años se hará por medio de su(s) padre(s) o tutor(es) legal(es). Se debe tener sumo
cuidado de no causar trauma adicional, especialmente con una víctima de abuso sexual o
maltrato físico. En Estados Unidos, Canadá y en otros países específicos, la Iglesia ha
establecido una línea telefónica de ayuda para los casos que tienen que ver con el abuso o
maltrato. En esos casos, los líderes del sacerdocio deben llamar a dicha línea para recibir guía
(véase 17.3.2). En Estados Unidos y Canadá, el número de teléfono es 1-801-240-1911 ó 1-
800-453-3860, extensión 2-1911.
Un secretario registra los procedimientos del consejo, que servirán de base para llenar el
formulario Informe de medida disciplinaria de la Iglesia, pero no participa en el análisis ni en la
decisión.
El oficial que preside ayuda al miembro a prepararse para el consejo disciplinario explicándole
el propósito de éste y la forma de proceder en él. También le explica las consecuencias de las
decisiones que pueda tomar el consejo.
La falta del consentimiento para emplear una confesión como prueba no impide al consejo
disciplinario proceder fundado en otras evidencias. Además, el oficial que preside puede aplicar
la disciplina informal en base a la confesión, incluso en los casos en que el miembro no dé su
consentimiento para que se utilice la confesión durante el consejo.
Inmediatamente antes de comenzar el consejo, el oficial que preside informa a sus consejeros (y
al sumo consejo si se trata de un consejo disciplinario de estaca) para quién se ha formado el
consejo y cuál es la acusación de mala conducta. Si es necesario, explica a esos líderes los
procedimientos del consejo. Después, se invita a la persona a entrar y se le presenta a los
demás.
1. Invita a uno de los participantes a dar inicio al consejo con una oración.
2. Explica cuál es la mala conducta en cuestión o le asigna a alguien que lo haga. Le pide al
miembro que responda a ella admitiéndola o negándola.
5. Hace preguntas al miembro y a los testigos de una manera ordenada y amable, evitando
las discusiones, y permite que los consejeros del obispado o la presidencia de estaca hagan
lo mismo. Las preguntas deben ser breves y limitarse a los hechos esenciales del caso.
6. En un consejo disciplinario de estaca, invita a los miembros del sumo consejo a participar
conforme a lo señalado en “Participación del sumo consejo” (véase el siguiente
encabezamiento).
7. Una vez que se hayan presentado todos los asuntos pertinentes, pide al miembro que se
retire y, junto con sus consejeros del obispado o de la presidencia de estaca, ora y delibera
en cuanto a la medida que se deba tomar. El oficial que preside es el juez. Toma la decisión
por medio de la inspiración e invita a sus consejeros a sostenerla. Si sus consejeros tienen
una opinión diferente, les escucha y procura resolver las diferencias a fin de que la decisión
sea unánime.
En un consejo disciplinario de estaca, la presidencia de estaca se retira de la sala del consejo
para deliberar en privado. Una vez que el presidente de estaca toma una decisión y sus
consejeros la sostienen, él la anuncia al sumo consejo, conforme a lo señalado en
“Participación del sumo consejo” (véase el siguiente encabezamiento).
Si las pruebas no bastan para justificar la aplicación de la disciplina formal de la Iglesia, pero
lo apropiado parece ser dar el asunto por terminado en ese momento con la decisión de no
tomar ninguna medida, el oficial que preside aplaza el consejo temporalmente para
conseguir más pruebas.
8. Le pide a la persona que regrese a la reunión del consejo a fin de informarle lo que se
haya decidido. Si la decisión es de ponerla en un período formal de prueba, suspenderle los
derechos de miembro o excomulgarla, el oficial que preside le describe los requisitos y las
condiciones impuestas, le explica con un espíritu de amor cómo puede superar esas
restricciones y le da otras instrucciones y consejos apropiados.
10. Invita a uno de los participantes a hacer una oración para terminar el consejo.
Si la persona tiene una recomendación vigente para el templo y se le ha privado del derecho de
entrar en el templo, en ese momento entrega su recomendación al oficial que preside, a menos
que ya lo hubiera hecho.
Esta sección presenta instrucciones adicionales para que las presidencias de estaca y los sumos
consejos apliquen esos principios. Excepto en los casos que se mencionan aquí, hasta el
momento de comenzar la deliberación, un consejo disciplinario de estaca sigue los mismos
procedimientos que se han indicado para otros consejos disciplinarios.
Un consejo disciplinario de la Iglesia no está organizado como un juicio penal ni sigue los
procedimientos de tal juicio. El sumo consejo no es un jurado.
El presidente de estaca puede invitar a cualquier miembro del sumo consejo a hacer preguntas
de manera ordenada y amable, evitando las discusiones. Las preguntas deben ser breves y
limitarse a los hechos esenciales del caso.
Después que se hayan presentado todas las pruebas, los miembros del sumo consejo que hayan
sido nombrados presentan su punto de vista en el asunto. Ellos no son acusadores ni
defensores. Son miembros del consejo con la responsabilidad de ver que las pruebas se
examinen en su aspecto verdadero ante el consejo. Cada uno “debe hablar con equidad y
justicia” (D. y C. 102:16). La mitad de los que hayan sido nombrados para hablar tienen la
responsabilidad “de defender al acusado, y evitar ofensas e injusticia” (D. y C. 102:17).
El miembro acusado y el (los) acusador(es) (si los hubiere) tienen luego otra oportunidad de
hablar, después de lo cual se les pide que se retiren de la sala del consejo.
El presidente de estaca puede preguntar si hay comentarios adicionales que quieran hacer los
miembros del sumo consejo. Entonces, la presidencia de estaca se retira de la sala del consejo
para deliberar en privado.
Una vez que el presidente de estaca toma una decisión y sus consejeros la sostienen, él la
anuncia al sumo consejo y les pide que, como grupo, también la sostengan. El sumo consejo no
puede vetar la decisión, la cual es definitiva aun cuando no se haya sostenido por unanimidad.
Sin embargo, si uno o más de los miembros del sumo consejo objetan la decisión, el presidente
de estaca hace todo esfuerzo por resolver las objeciones y lograr la unanimidad. Puede llamar
otra vez a los testigos para hacerles más preguntas; y, si es necesario, el consejo disciplinario
puede examinar de nuevo las pruebas aunque no en presencia del miembro.
Para ver instrucciones sobre cómo proceder cuando no se cuenta con la disponibilidad de uno o
más miembros del sumo consejo, véase “Consejos disciplinarios de estaca” en 6.10.1.
Para ver instrucciones sobre la participación del sumo consejo en los consejos disciplinarios
convocados a fin de considerar dar fin a la aplicación de la disciplina de la Iglesia,
véase 6.12.8).
1. Ninguna medida. El consejo disciplinario puede llegar a esta decisión aun cuando se haya
cometido una transgresión. Como parte de la decisión, se puede dar al miembro un consejo
de advertencia o se lo puede referir al obispo para que éste le haga una entrevista que podría
llevar a la aplicación de disciplina informal.
Violación de convenios
Si un transgresor ha sido investido, ha hecho convenios para vivir de acuerdo con normas de
comportamiento más elevadas que aquellos que no han sido investidos. La violación de esos
convenios aumenta la seriedad de la transgresión. Por lo tanto, las personas investidas que
cometen adulterio o fornicación (incluso relaciones homosexuales) están sujetas a una
disciplina severa de la Iglesia.
El adulterio es una transgresión sexual más grave que la fornicación, porque implica la violación
de los convenios matrimoniales. Véase también“Levantamiento de la restricción para el
sellamiento en el templo”, en 3.6.1.
Magnitud
La gravedad de una transgresión se mide, en parte, según la cantidad de actos pecaminosos y el
número de personas perjudicadas. Además, la cantidad de personas que se hayan enterado de la
transgresión también afecta su gravedad.
Con frecuencia, es apropiado tratar con benevolencia a los que son inmaduros en el Evangelio.
Puede ser apropiado también tener benevolencia con los miembros jóvenes que se hayan
involucrado en una transgresión moral si abandonan el pecado y demuestran un
arrepentimiento sincero. Sin embargo, en el caso de los jóvenes que persistan en una conducta
inmoral se puede requerir una medida disciplinaria formal.
Confesión voluntaria
La confesión voluntaria y completa demuestra una actitud arrepentida, lo cual puede favorecer
la benevolencia. Después que una persona ha sido acusada o que se le ha entrevistado acerca
de una transgresión, la admisión de culpabilidad es menos indicativa del arrepentimiento. Por
otra parte, una persona que reconoce su culpabilidad cuando el obispo la entrevista demuestra
más arrepentimiento que el que trata de engañar y admite su culpa sólo cuando se le enfrenta
con pruebas.
Evidencia de arrepentimiento
Normalmente, la evidencia de arrepentimiento es el factor individual más importante para
determinar la forma de lograr el primer propósito de la disciplina de la Iglesia: salvar el alma del
transgresor. El arrepentimiento genuino se demuestra mejor por medio de los actos de rectitud
realizados durante un período que mediante el pesar intenso que hay durante una sola
entrevista.
Formar un juicio acerca del grado de arrepentimiento de otra persona exige discernimiento
espiritual. Los factores a considerar son: la naturaleza de la confesión, la profundidad del pesar
por el pecado, el éxito en abandonarlo, la fortaleza de la fe en Jesucristo, la fidelidad en
obedecer otros mandamientos, la veracidad en la comunicación con los oficiales de la Iglesia, la
restitución a las personas ofendidas, la obediencia a requisitos legales y la buena disposición
de seguir la dirección de las autoridades de la Iglesia.
Si una persona excomulgada se muda después de haber dado su consentimiento para que la
Iglesia mantenga contacto con ella, el obispo se pone en contacto con el obispo del nuevo
barrio, le da el nombre y la dirección de la persona y le comunica información pertinente sobre
la medida disciplinaria.
Si una persona excomulgada se muda después de haber negado su consentimiento para que la
Iglesia mantenga contacto con ella, el obispo se pone en contacto con el obispo del nuevo
barrio, le da el nombre de la persona en cuestión y le comunica que se ha llevado a cabo un
consejo disciplinario y que la persona ha pedido que no se dé más información ni se intente
ningún contacto. El deseo de la persona excomulgada debe respetarse hasta que ésta cambie de
parecer.
La decisión de poner a un miembro en un período formal de prueba puede anunciarse a los que
deban saberlo, según lo determine el oficial que preside.
Cuando se está en el proceso de apelar una decisión, no se hace ningún anuncio, a menos que
el oficial que presida el consejo disciplinario considere que es necesario anunciarlo mientras se
espera el resultado de la apelación para proteger a posibles víctimas, para contribuir a la
recuperación de las víctimas (aunque el nombre de éstas no se anuncia) o para salvaguardar el
nombre de la Iglesia.
El obispo anuncia la decisión en forma confidencial en la reunión del comité ejecutivo del
sacerdocio del barrio para orientar a los oficiales del sacerdocio que, de otro modo, podrían
considerar a la persona disciplinada para prestar servicio en la Iglesia, dar oraciones o
discursos, o presentar una lección.
Cuando una hermana de la Sociedad de Socorro ha sido disciplinada o ha sido víctima de una
transgresión, el obispo informa de ello confidencialmente a la presidenta de la Sociedad de
Socorro del barrio.
En casos relacionados con: (1) la prédica de doctrina falsa, (2) un transgresor cuyas tendencias
predatorias amenacen seriamente a otras personas, u (3) otras transgresiones notorias (como el
matrimonio plural, la enseñanza con tendencia a formar una secta para atraer seguidores o el
haber ridiculizado a los líderes de la Iglesia), entonces, con la aprobación del presidente de la
estaca, el obispo anuncia la decisión en las reuniones del quórum de élderes, del grupo de
sumos sacerdotes y de la Sociedad de Socorro del barrio. En tales casos, el presidente de estaca
puede verse en la obligación de autorizar un anuncio más general, como en una reunión del
sacerdocio de estaca o anunciarlo a los hermanos del Sacerdocio de Melquisedec y a las
hermanas de la Sociedad de Socorro de otros barrios de la estaca. En algunos casos, el oficial
que preside puede considerar conveniente notificar a algunas o a todas las víctimas y, si es
necesario, a sus respectivas familias, de que el transgresor ha sido sometido a un consejo
disciplinario.
Cuando es necesario hacer un anuncio con respecto a la disciplina de la Iglesia, éste se limita a
una declaración general de que se le han suspendido los derechos de miembro a la persona o
que se le ha excomulgado por manifestar una conducta contraria a las leyes y al orden de la
Iglesia. El oficial que haga el anuncio pide a los que lo escuchen que no lo comenten con nadie.
Los anuncios de suspensión de los derechos de miembro o de excomunión no requieren el voto
de sostenimiento.
A fin de disipar rumores, quizás sea necesario que el obispo o el presidente de estaca anuncien
que un consejo disciplinario ha considerado acusaciones que se han hecho a un miembro pero
que no se tomó ninguna medida.
6.10.10
Apelación
Una persona a la que un consejo disciplinario haya excomulgado, suspendido los derechos de
miembro o puesto en un período formal de prueba puede apelar la decisión. La apelación de la
medida impuesta por un consejo disciplinario de barrio se presenta a la presidencia de estaca (y
al sumo consejo). La apelación de la medida impuesta por un consejo disciplinario de estaca se
presenta a la Primera Presidencia. La apelación de la medida impuesta por un consejo
disciplinario de rama o de distrito se presenta al presidente de misión. La apelación de la
medida impuesta por un consejo disciplinario presidido por un presidente de misión se
presenta a la Primera Presidencia.
Si una persona que ha sido disciplinada desea apelar la decisión, especifica por escrito los
supuestos errores o injusticias del procedimiento o de la decisión. La persona presenta la
apelación dentro de los treinta días al oficial presidente del consejo disciplinario que tomó la
decisión. Si un obispo o un presidente de rama presidió el consejo, éste envía la apelación junto
con el formulario Informe de medida disciplinaria de la Iglesia y otros documentos pertinentes
al presidente de estaca o de misión. Si un presidente de estaca o de misión presidió el consejo,
éste envía los materiales a la Primera Presidencia.
La decisión con respecto a la apelación puede ser: (1) ratificar la decisión inicial, (2) modificar la
decisión inicial, o (3) pedir al consejo disciplinario que escuche nuevamente el asunto. Además,
la Primera Presidencia puede enviar la apelación a otro oficial o grupo del sacerdocio para que la
revise (se haya recibido o no evidencia adicional) y la devuelva a la Primera Presidencia con una
recomendación.
La acusación de un delito puede o no requerir disciplina de la Iglesia. Los actos que constituyen
un delito serio según la ley local por lo normal se consideran transgresiones serias. Sin
embargo, las ofensas leves conforme a la ley local, como las infracciones de tránsito o el
incumplimiento involuntario de reglamentos gubernamentales técnicos, normalmente no se
consideran transgresiones graves. La acusación de un delito que presente graves trasfondos
morales puede exigir la disciplina de la Iglesia aun cuando un tribunal de lo penal deje sin
efecto la acusación por razones técnicas. Actos como los de fornicación, adulterio y aborto son
transgresiones graves aunque no se consideren delitos según la ley local.
A fin de no implicar a la Iglesia en asuntos legales en los que no sea parte interesada, los
líderes deben evitar testificar en casos civiles o penales que examinen la conducta de los
miembros a quienes presiden. Para pautas específicas, véase 17.12.26.
Los líderes de la Iglesia no deben tratar de persuadir a las supuestas víctimas ni a otros testigos
a testificar o a no testificar en juicios de tribunales en lo civil o en lo penal.
Para consultar información sobre las cédulas de los miembros que estén encarcelados y se
enfrenten a la disciplina de la Iglesia, véase 6.13.8.
Inmediatamente después que una persona ha sido disciplinada empieza un período difícil y crítico para la
persona y su familia. Durante ese tiempo, los líderes del sacerdocio y otros miembros de la Iglesia deben
ser pacientes y sensibles a las necesidades de ellos, y deben proporcionarles ánimo y apoyo especiales. El
obispo entrevista a la persona con frecuencia y, si es necesario, al cónyuge de ésta.
El obispo se asegura de que se asignen maestros orientadores y maestras visitantes maduros y compasivos
a la persona a quien se le han suspendido los derechos o que ha sido excomulgada, y a la familia
inmediata de ésta. En algunas ocasiones, se puede dar la asignación a un matrimonio. Los maestros
orientadores y las maestras visitantes están en contacto regular con la persona y se aseguran de que ella,
su cónyuge y otros miembros de la familia reciban el consejo y el hermanamiento que necesiten durante
este período crítico de angustia, de arrepentimiento y de recuperación.
Si una persona que ha sido disciplinada se muda del barrio antes de volver a gozar de la plenitud de sus
derechos y, si es necesario, de recibir la restauración de bendiciones, el obispo informa al nuevo obispo de
la persona en cuanto a la disciplina aplicada y lo que quede por hacer para llevar a ese miembro a gozar de
la plenitud de sus derechos y las bendiciones. El obispo establece el mismo contacto en el caso de
personas excomulgadas que hayan dado su consentimiento para recibir ayuda de los líderes de la Iglesia
(véase 6.10.8).
6.12 Finalización del período formal de prueba, de la
suspensión de los derechos de miembro o de la excomunión
6.12.1 Determinación de la jurisdicción y de la participación
Para considerar la finalización del período formal de prueba, de la suspensión de los derechos
de miembro o de la excomunión, el oficial que preside en donde vive en ese momento la
persona debe convocar un consejo disciplinario. El consejo debe tener el mismo grado de
autoridad eclesiástica (o más alto) que el consejo que haya tomado la medida disciplinaria
original. Por ejemplo:
Un obispo necesita aprobación del presidente de estaca para convocar un consejo disciplinario
a fin de considerar el cambio en el estatus de una persona. En una misión, un presidente de
rama o de distrito necesita la aprobación del presidente de misión para convocar tal consejo
disciplinario.
En el caso de personas que tengan los derechos suspendidos o que hayan sido excomulgadas,
el oficial que preside solicita a la Oficina de la Primera Presidencia una copia del informe
original.
En el caso de miembros que hayan sido sometidos al período formal de prueba, el oficial que
preside consigue una copia del informe con el oficial que preside la unidad donde se haya
tomado la medida disciplinaria inicial.
6.12.4 Determinación del estado de las medidas de un tribunal penal o civil (si es
necesario)
Si una persona que ha sido disciplinada por la Iglesia ha sido condenada por un delito o
declarada culpable de fraude o de otra conducta deshonesta o inmoral en un juicio civil, no se le
forma un consejo disciplinario para considerar su cambio de estatus hasta que haya cumplido
todas las formalidades y condiciones de cualquier sentencia o fallo que impongan las
autoridades legales; esas condiciones pueden consistir en encarcelamiento, período de prueba,
libertad condicional y multas o restitución. Para hacer cualquier excepción, se requiere la
aprobación de la Primera Presidencia.
6.12.5 Consulta con el oficial que presida donde se haya tomado la medida
Si el oficial que preside tiene dudas al revisar el informe del consejo disciplinario inicial, puede
consultar con el oficial actual que presida la unidad donde se llevó a cabo el consejo para ver si
está enterado de las circunstancias y puede proporcionarle aclaraciones.
En los casos de incesto, abuso o maltrato de menores o de cónyuge, el oficial que preside a la
persona que haya sido disciplinada debe ponerse en contacto con el oficial que presida
actualmente la unidad donde se tomó la medida disciplinaria inicial. Si ese oficial ya está
enterado de la situación, el oficial que preside a la persona disciplinada buscará la opinión de él
sobre la conveniencia de un propuesto cambio de estatus para dicha persona. Esa conversación
se debe realizar antes de que se efectúe un consejo disciplinario con el fin de considerar
restituirle a la persona disciplinada todos los derechos de miembro o de readmitirla en la
Iglesia.
Cualquier entrevista con la persona perjudicada que se lleve a cabo para este propósito la
deberá efectuar el obispo o el presidente de estaca actuales de ella. Las indagaciones en cuanto
a una víctima que sea menor de 18 años se deberán hacer por medio del padre(s) o tutor(es)
legal(es). Se debe tener sumo cuidado de no causar trauma adicional, especialmente con una
víctima de abuso sexual o maltrato físico. En Estados Unidos, Canadá y otros países, la Iglesia
ha establecido una línea telefónica de ayuda para los casos que tienen que ver con el abuso. En
estos casos, los líderes del sacerdocio deben llamar a dicha línea para recibir guía
(véase 6.10.3).
Una vez que se hayan presentado todos los asuntos pertinentes, el oficial presidente pide al
miembro que se retire y, con sus consejeros, ora y delibera en cuanto a la medida que se vaya a
tomar. Véase 6.10.4 para ver instrucciones sobre estas deliberaciones y sobre la manera de
informar al miembro de la decisión del consejo.
1. Asesinato.
2. Incesto.
3. Agresión sexual hacia un menor o maltrato físico grave de un menor cometido por parte
de un adulto o de una persona joven que sea varios años mayor que la víctima.
4. Apostasía.
En esas circunstancias, el oficial que preside lleva a cabo un consejo disciplinario tal como se
explicó anteriormente. Para convocar tal consejo, no es necesario tener la autorización previa de
la Primera Presidencia. Si el consejo recomienda un cambio en el estado del miembro, el oficial
presidente puede notificárselo a la persona. Sin embargo, le explica que su condición de
miembro no puede cambiar hasta que la Primera Presidencia apruebe por escrito la
recomendación.
Para enviar una recomendación a la Primera Presidencia, el oficial presidente completa todas las
partes del formulario Solicitud a la Primera Presidencia. Las unidades que usan el software de la
Iglesia para el manejo de registros tienen dicho formulario disponible en forma electrónica, y en
otros lugares se puede pedir el formulario a la Presidencia de Área.
El presidente de estaca o de misión envía: (1) el formulario de solicitud lleno, (2) el formulario
Informe de medida disciplinaria de la Iglesia y (3) cualquier otro documento pertinente (como
las cartas que se piden en el formulario de solicitud) a la Oficina de la Primera Presidencia, o a la
Presidencia de Área si la unidad no es de Estados Unidos ni de Canadá. La Oficina de la Primera
Presidencia notificará la decisión al presidente de estaca o de misión.
Después de reintegrar los derechos de miembro a la persona, las Oficinas Generales de la Iglesia
o la oficina administrativa correspondiente quitan la anotación de la suspensión de los
derechos de miembro y proveen una cédula de miembro actualizada.
6.13.3 Cédulas de miembros excomulgados y de miembros que hayan sido
readmitidos mediante bautismo y confirmación
Después de la excomunión
Cuando se excomulga a una persona, su nombre se quita de los registros de miembros de la
Iglesia. Las Oficinas Generales de la Iglesia o la oficina administrativa correspondiente se
encargan de hacerlo después de haber recibido el formulario Informe de medida disciplinaria de
la Iglesia.
Aunque una persona excomulgada no tiene ya una cédula de miembro, el oficial presidente del
consejo disciplinario le pide el consentimiento para retener su nombre y dirección a fin de que
los líderes de la Iglesia puedan continuar ayudándole. Para instrucciones, véase 6.10.8.
Después de la readmisión
Después que una persona es readmitida por medio del bautismo y de la confirmación, el
presidente de estaca o el obispo envía una copia del Registro de bautismo y confirmación,
generalmente junto con el Informe de medida disciplinaria de la Iglesia.
2. El presidente de estaca u obispo envía una notificación escrita de que la persona ha sido
condenada en lo penal por una de esas transgresiones.
En todos los casos, una anotación registrada en una cédula de miembro sólo se puede quitar si
la Primera Presidencia lo aprueba una vez que lo haya solicitado así el presidente de estaca.
El obispo se asegura de que el miembro que haya pedido que su nombre se quite de los registros entienda
las consecuencias, que son: el hecho anula los efectos del bautismo y la confirmación, priva del sacerdocio
a un varón que lo haya poseído y revoca las bendiciones del templo. El obispo explica, además, que una
persona puede ser readmitida en la Iglesia por medio del bautismo y la confirmación sólo después de una
entrevista concienzuda (véase 6.14.4).
Si el obispo está seguro de que el miembro comprende estas consecuencias y de que no hay posibilidades
de disuadirlo, llena el formulario Informe de medida administrativa y lo envía al presidente de estaca. Junto
con el formulario, el obispo también envía la solicitud escrita y la cédula del miembro.
Si los integrantes de la presidencia de estaca determinan que el obispo ha seguido las pautas establecidas,
le piden que envíe una carta al miembro diciéndole que su nombre se quitará de los registros de la Iglesia
conforme a su solicitud. En esa carta se deben mencionar las consecuencias de quitar el nombre. La carta
también debe explicar que la solicitud de que se quite el nombre se puede anular sólo si el miembro envía
por escrito al presidente de estaca una solicitud de anulación dentro de los próximos treinta días (se debe
incluir el nombre y la dirección del presidente de estaca). Si el miembro exige que su nombre se quite
inmediatamente de los registros de la Iglesia, se puede prescindir del período de espera de 30 días.
Si el miembro exige que se quite su nombre de inmediato o no solicita una anulación de su solicitud en
menos de 30 días, el presidente de estaca envía, luego de completarlo, el formulario Informe de medida
administrativa, junto con los demás documentos que se piden en el formulario. En éste se encuentran las
instrucciones para su envío. A continuación, se quita el nombre de la persona de los registros de la Iglesia.
Si un miembro envía una solicitud para que quiten su nombre de los registros a las Oficinas Generales de la
Iglesia en lugar de a los líderes locales, la Oficina de la Primera Presidencia mandará la carta al presidente
de estaca para que él tome las medidas que conformen con esta sección. El presidente de estaca debe
atender estas solicitudes sin demora. Si no se recibe en las Oficinas Generales de la Iglesia una respuesta
del presidente de estaca en un plazo de 60 días, se otorgará automáticamente la solicitud de quitar el
nombre de los registros.
Un menor de edad que desee que su nombre se quite de los registros de la Iglesia debe seguir el mismo
procedimiento que un adulto pero con una excepción: la solicitud escrita debe ir firmada por el menor (si
tiene más de ocho años) y por ambos padres o los tutores que tengan tutela legal del menor.
Si hay dos o más miembros de una familia que deseen que su nombre se quite de los registros de la
Iglesia, sólo necesitan preparar una solicitud escrita. Sin embargo, para cada persona que haya solicitado
que su nombre se quite de los registros se debe llenar y firmar un Informe de medida administrativa.
Si un miembro que solicite que su nombre se quite de los registros amenaza tomar medidas legales contra
la Iglesia o los líderes de ésta, el presidente de estaca sigue las instrucciones que se encuentran
en 17.2.26.
A las solicitudes de quitar nombres de los registros se les debe dar rápido seguimiento, según se bosquejó
previamente. El formulario de Informe de medida administrativa y los documentos complementarios se
deben enviar sin demoras.
6.14.1 Solicitud de quitar un nombre y sospecha de transgresión
A la solicitud de que se quite el nombre de los registros se le debe dar seguimiento ya sea que
los líderes del sacerdocio sospechen o tengan pruebas o no de una transgresión. Cualquier
acusación o evidencia que exista de transgresiones que no se hayan resuelto se anota en el
formulario Informe de medida administrativa, a fin de que los líderes del sacerdocio resuelvan
esos asuntos en el futuro si la persona solicita readmisión en la Iglesia.
6.14.2 Efectos en los sellamientos del templo por haberse quitado un nombre de
los registros
Véase “Efectos de la excomunión o de haberse quitado el nombre de los registros” en 3.6.1.
Cuando una persona solicita la readmisión, el obispo o el presidente de estaca solicita una
copia del formulario Informe de medida administrativa que se adjuntó a la solicitud de que se
quitara el nombre. Esa copia está disponible en la Oficina de la Primera Presidencia. Después de
revisar el informe, el obispo le hace una entrevista concienzuda a la persona, en la que le pide
que explique las razones por las que solicitó que se quitara su nombre y el deseo que tiene de
ser readmitida; también determina si se cometieron transgresiones que no se hayan resuelto, ya
sea antes o después de haberse quitado el nombre.
Si el obispo se entera de que antes de haberse quitado el nombre de la persona ésta había
cometido transgresiones que justificaran una medida disciplinaria pero que no se hayan
resuelto, no aprueba la solicitud de readmisión hasta estar seguro de que la persona se ha
arrepentido de aquéllas y cualquier otra transgresión posterior. En ese caso, no se lleva a cabo
un consejo disciplinario.
Una persona que solicite la readmisión debe cumplir los mismos requisitos que otras que se
bauticen (véase 16.3.3). Una vez que el obispo esté convencido de que la persona es digna y
sincera en su deseo de ser readmitida, prepara un Registro de bautismo y confirmación,
anotando en el formulario que el bautismo es para readmisión. Después del bautismo de la
persona, se la confirma miembro de la Iglesia. La confirmación se puede llevar a cabo durante el
servicio bautismal o en una reunión sacramental.
Sólo la Primera Presidencia puede aprobar que se lleve a cabo la ordenanza de restauración de bendiciones.
La Primera Presidencia no considerará una solicitud para esta ordenanza antes de cumplirse el año desde
que la persona haya sido readmitida por medio del bautismo y de la confirmación.
Para enviar una recomendación a la Primera Presidencia, el oficial presidente completa todas las partes del
formulario Solicitud a la Primera Presidencia. Las unidades que usan el software de la Iglesia para el manejo
de registros tienen dicho formulario disponible en forma electrónica, y en otros lugares se puede pedir el
formulario a la Presidencia de Área.
El presidente de estaca o de misión envía el formulario de solicitud lleno y cualquier otro documento
pertinente (como las cartas que se piden en el formulario de solicitud) a la Oficina de la Primera Presidencia
o, si la unidad no es de Estados Unidos ni de Canadá, a la Presidencia de Área. La Oficina de la Primera
Presidencia notificará la decisión al presidente de estaca o de misión.
Después de recibir la notificación de que las Oficinas Generales de la Iglesia han recibido el formulario de
Solicitud a la Primera Presidencia, el presidente de estaca o de misión destruye las copias de los registros
relacionados con el envío de la solicitud.