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Disciplina de la Iglesia y quitar un nombre de los registros

Si bien en este capítulo se hace referencia a los transgresores en género masculino, también incluye al
femenino.

6.1 Definición y propósitos de la disciplina de la Iglesia


Los obispos y los presidentes de estaca tienen la responsabilidad de ayudar a los miembros a vencer la
transgresión mediante el arrepentimiento. Tal responsabilidad incluye aconsejar a los miembros de forma
individual según sea necesario y ayudarlos en sus esfuerzos por arrepentirse. En algunas circunstancias,
exige que se administre la disciplina de la Iglesia. La frase disciplina de la Iglesia se refiere a las
restricciones y las condiciones de arrepentimiento que se le imponen a una persona.

Guiados por el Espíritu Santo y las instrucciones de este capítulo, los obispos y los presidentes de estaca
administran la disciplina tanto formal como informal de la Iglesia, según se necesite. Los líderes
administran la disciplina de la Iglesia con un espíritu de amor para que ésta pueda bendecir la vida del
transgresor. Para hacer esto, los líderes deben ser guiados e inspirados por el Señor.

La disciplina informal de la Iglesia se administra en entrevistas privadas y no afecta la condición del


miembro en la Iglesia (véase 6.8). La disciplina formal de la Iglesia se administra en un consejo
disciplinario y puede afectar la condición del miembro en la Iglesia (véanse 6.9 y 6.10).

Los propósitos de la disciplina de la Iglesia son: (1) salvar el alma del transgresor; (2) proteger al inocente;
y (3) salvaguardar la pureza, la integridad y el buen nombre de la Iglesia.

6.1.1 Salvar el alma del transgresor


El primer propósito de la disciplina de la Iglesia es salvar el alma del transgresor ayudándole a
arrepentirse (véanse D. y C 1:31–32; 19:13–20;42:37; 64:12–13). Cuando las personas no se
arrepienten, quedan expuestas a las exigencias de la justicia eterna (véase Alma 34:16). Cuando
ejercen la fe para arrepentimiento, Dios las perdona, concediendo misericordia mediante la
Expiación de Jesucristo (véanse Alma 42:23; D. y C. 58:42). Por medio de este proceso, pueden
una vez más llegar a ser limpias y dignas de heredar el reino de Dios (véanse 3 Nefi
27:19; Moisés 6:57).

La disciplina de la Iglesia puede facilitar el arrepentimiento al ayudar al transgresor a reconocer


y a abandonar el pecado, a procurar el perdón, a llevar a cabo la restitución y a demostrar un
compromiso renovado de guardar los mandamientos. A menudo, la disciplina informal de la
Iglesia es suficiente para lograr ese objetivo. Sin embargo, en algunas instancias la única
manera de alentar el verdadero arrepentimiento es convocar un consejo disciplinario y
considerar la disciplina formal. Sin esa disciplina formal, algunos transgresores quizás no pasen
jamás por la transformación de conducta y el cambio de corazón necesarios para hacerlos
merecedores de la redención por medio de la Expiación, porque “nadie se salva sino los que
verdaderamente se arrepienten” (Alma 42:24).

6.1.2 Proteger al inocente


El segundo propósito de la disciplina de la Iglesia es proteger al inocente. Con inspiración, un
líder del sacerdocio debe tomar medidas para proteger a los demás cuando un transgresor
represente una amenaza física o espiritual para ellos, como en el caso de prácticas predatorias,
de daños físicos, de abuso sexual, de consumo de drogas, de fraude o de apostasía (véase Alma
5:59–60).

6.1.3 Salvaguardar la integridad de la Iglesia


El tercer propósito de la disciplina de la Iglesia es salvaguardar la pureza, la integridad y el buen
nombre de la Iglesia En consecuencia, las transgresiones que perjudiquen de manera
considerable el buen nombre o la influencia moral de la Iglesia pueden exigir la acción de un
consejo disciplinario.

6.2 Responsabilidad de la disciplina de la Iglesia


Dios no pasa por alto el pecado y Sus siervos no pueden hacer caso omiso ante la evidencia de
transgresiones graves (véanse Mosíah 26:29; D. y C. 1:31). Los presidentes de estaca, los obispos, los
presidentes de misión, los presidentes de distrito y los presidentes de rama son llamados y apartados para
ser jueces en Israel (véase D. y C. 107:72–74), y deben “juzgar… por el testimonio de los justos… conforme
a las leyes del reino dadas por los profetas de Dios” D. y C. 58:18).

La disciplina de la Iglesia se administra en el barrio o en la estaca en la cual esté la cédula de miembro del
transgresor (véase 6.2.7 para excepciones). En los párrafos siguientes se señalan las responsabilidades de
los líderes de la Iglesia de iniciar y administrar la disciplina de la Iglesia.

6.2.1 Presidente de estaca


El presidente de estaca tiene la autoridad sobre la disciplina de la Iglesia en la estaca. Sin
embargo, los obispos generalmente administran la disciplina de la Iglesia a menos que la
evidencia indique que existe la posibilidad de excomulgar a un poseedor del Sacerdocio de
Melquisedec. En ese caso, el presidente de estaca convoca un consejo disciplinario de estaca.
Cuando el presidente de estaca convoca un consejo disciplinario, se requiere la participación de
la presidencia de estaca y del sumo consejo, según se indica en “Consejos disciplinarios de
estaca”, en 6.10.1.

6.2.2 Sumo consejo


El sumo consejo participa cuando el presidente de estaca convoca un consejo disciplinario
(véanse 6.10.1 y 6.10.4).

6.2.3 Obispo
El obispo tiene la autoridad sobre la disciplina de la Iglesia en el barrio, excepto la excomunión
de un hombre que posea el Sacerdocio de Melquisedec.

El obispo debe ponerse en contacto con el presidente de estaca y obtener su aprobación antes
de convocar un consejo disciplinario. Si la evidencia indica que existe la posibilidad de
excomulgar a un poseedor del Sacerdocio de Melquisedec, el obispo transfiere de inmediato el
asunto al presidente de estaca.

Cuando el obispo convoque un consejo disciplinario, debe incluir a los tres miembros del
obispado (véase “Consejos disciplinarios de barrio”, en 6.10.1).
6.2.4 Presidente de rama en una estaca
Un presidente de rama de una estaca no tiene autorización para administrar la disciplina de la
Iglesia sin el permiso y el consejo del presidente de estaca; y debe recibir la autorización en
cada caso para convocar un consejo disciplinario.

Si la evidencia indica que existe la posibilidad de excomulgar a un poseedor del Sacerdocio de


Melquisedec, el presidente de rama transfiere de inmediato el asunto al presidente de estaca. Si
el consejo disciplinario de rama recomienda la excomunión de un miembro que no posea el
Sacerdocio de Melquisedec, antes de considerar definitiva la decisión, se requiere la aprobación
del presidente de estaca.

Cuando el presidente de rama en una estaca convoca un consejo disciplinario, debe incluir a los
tres miembros de la presidencia de la rama (véase “Consejos disciplinarios de una rama de
estaca”,en 6.10.1).

6.2.5 Presidente de misión


El presidente de misión administra o supervisa la disciplina de la Iglesia para los miembros de
las ramas y de los distritos de la misión. Si el tiempo o la distancia le impiden convocar
personalmente un consejo disciplinario para uno de esos miembros, él puede autorizar a tres
poseedores del Sacerdocio de Melquisedec para que lo hagan, según se explica en“Consejos
disciplinarios de misión”, en 6.10.1. Si ese consejo disciplinario recomienda la excomunión, se
requiere la aprobación del presidente de misión antes de considerar definitiva la decisión.

El presidente de misión también administra la disciplina de la Iglesia a los misioneros de tiempo


completo que cometan transgresiones graves en el campo misional. Antes de convocar un
consejo disciplinario para un misionero de tiempo completo, el presidente de misión examina el
asunto con una Autoridad General del Departamento Misional. Si el presidente de misión se
encuentra fuera de Estados Unidos o de Canadá, también examina el asunto con la Presidencia
de Área. Sea cual sea el caso, el presidente de misión no puede convocar el consejo disciplinario
sino hasta que reciba la autorización de una Autoridad General del Departamento Misional.

6.2.6 Presidente de distrito y presidente de rama en una misión


Un presidente de distrito o un presidente de rama en una misión no están autorizados para
administrar la disciplina de la Iglesia sin el permiso y el consejo del presidente de misión.
Deben recibir la autorización en cada caso para convocar un consejo disciplinario.

6.2.7 Jurisdicción en circunstancias especiales


Si un miembro que necesite disciplina de la Iglesia se muda a otro barrio antes de que se tome
una medida disciplinaria, los obispos de ambos barrios se consultan para determinar dónde se
debe llevar a cabo dicha medida. Consideran aspectos como el acceso a los testigos clave y la
necesidad de hacer esfuerzos continuos por animar a la persona a arrepentirse y procurar la
restauración de todos sus derechos. Si los obispos determinan que el obispo del barrio anterior
debe tomar la medida disciplinaria, éste se queda con la cédula de miembro hasta después de
haber tomado dicha medida. De lo contrario, transfiere la cédula de miembro e informa
confidencialmente al obispo actual de dicha persona sobre las circunstancias que justifican la
disciplina de la Iglesia.
Si el miembro vive temporalmente lejos de su hogar (debido a los estudios o al servicio militar,
por ejemplo), el obispo del lugar de residencia temporal puede aconsejarlo o someterlo a un
período informal de prueba. Sin embargo, antes de iniciar una medida disciplinaria formal, este
obispo debe consultar con el obispo del barrio de origen.

Si un misionero de tiempo completo comete una transgresión grave que no se descubre sino
hasta después de haber sido relevado, el obispo de su barrio actual consulta con el presidente
de estaca y con el presidente de misión.

6.3 Información sobre una posible transgresión grave


El proceso de la disciplina de la Iglesia comienza cuando un oficial que preside recibe información que
indica que un miembro puede haber cometido una transgresión grave. Esta información puede llegar, por lo
menos, de tres maneras diferentes:

1. Confesión por parte del miembro. El arrepentimiento requiere que todos los pecados se confiesen al
Señor. “Por esto sabréis si un hombre se arrepiente de sus pecados: He aquí, los confesará y los
abandonará” (D. y C. 58:43). Los miembros también deben confesar al oficial que preside si han
cometido transgresiones graves. Los miembros que confiesan sus transgresiones en forma voluntaria y
completa demuestran que han comenzado el proceso del arrepentimiento.

2. Información proveniente de otra persona. Este tipo de información puede provenir de un familiar, de
otro líder de la Iglesia, de una víctima o de alguien que haya participado en la transgresión.

3. Susurros del Espíritu Santo. Cuando un oficial que preside sienta que un miembro de su barrio o
estaca tal vez esté teniendo dificultades con el pecado, puede fijar una entrevista con ese miembro. En
ese caso, el líder hablará con el miembro de forma respetuosa y amable, evitando todo tono acusatorio.

6.4 Entrevistas e investigación


El obispo entrevista a cualquier miembro de su barrio que confiese o haya sido acusado de una
transgresión grave. Si el miembro confiesa el pecado, ya sea por iniciativa propia o por causa de una
acusación de otra persona, el obispo reacciona con amor y comprensión, y alienta al miembro a procurar el
perdón del Señor, a abandonar la transgresión y a hacer restitución. Si la gravedad del pecado puede hacer
necesario aplicar la disciplina formal de la Iglesia, el obispo se lo explica al miembro (véase 6.7).

Si el miembro niega una acusación en la que el obispo tiene pruebas confiables que la respalden, el obispo
(o el presidente de estaca, si el miembro es un poseedor del Sacerdocio de Melquisedec que probablemente
sea excomulgado en el caso de que la acusación sea cierta) reúne más pruebas que confirmen o refuten la
acusación. El oficial que preside puede llevar a cabo la investigación él mismo o asignar para hacerlo a dos
poseedores del Sacerdocio de Melquisedec que sean de confianza. Sin embargo, los líderes no deben
realizar investigaciones de personas o de asuntos mientras estén en proceso de investigación por parte de
las autoridades de la ley. Para recibir orientación en tales situaciones, el presidente de estaca procura la
asesoría legal de la Oficina de Asesoría Jurídica General de la Iglesia o de la oficina de área, como se indica
en 17.1.26.

Los líderes del sacerdocio que lleven a cabo una investigación no deben recurrir a métodos que sean
impropios de poseedores del sacerdocio o que pudieran resultar en una medida legal. Por ejemplo, no
deben emplear aparatos electrónicos de vigilancia, ni cámaras ocultas, ni aparatos que graben; tampoco
deben vigilar la casa de miembro alguno.

6.5 Carácter confidencial


Los obispos, los presidentes de estaca y sus consejeros tienen el deber solemne de mantener confidencial
toda la información que los miembros les comuniquen en confesiones y entrevistas. El mismo deber de
confidencialidad se aplica a todos los que tomen parte en un consejo disciplinario y a quienes se les
asigne llevar a cabo investigaciones. Esto comprende lo que se diga en la presentación de las pruebas y en
las deliberaciones. La información confidencial no se debe revelar a nadie, con excepción de los líderes
eclesiásticos autorizados.

Si un obispo se entera de que un miembro de la Iglesia que no es de su barrio puede estar involucrado en
una transgresión grave, informa de ello confidencialmente al obispo del miembro en cuestión. Si los
miembros de diferentes barrios cometen juntos una transgresión, y uno de ellos ha revelado al obispo de
su barrio la identidad del otro transgresor, el obispo que se ha enterado del asunto contacta al obispo del
otro miembro para informarle del caso.

Si las autoridades civiles ponen en tela de juicio la confidencia que se exige a un ministro eclesiástico, el
líder del sacerdocio que enfrente el problema procura asesoría legal de la Oficina de asesoría jurídica
general (1-801-240-6301 ó 1-800-453-3860, extensión 2-6301), o de la oficina de área.

6.6 Buscar perdón y dar a conocer la información


Como parte del proceso de arrepentimiento, los transgresores deben procurar el perdón de las personas a
las que han injuriado. Por lo general, el arrepentimiento de una persona casada que haya participado en una
transgresión sexual incluye la confesión al cónyuge y el procurar que éste le perdone. A una persona
soltera y joven que cometa una transgresión sexual se le debe animar a decírselo a sus padres.

El arrepentimiento puede requerir una declaración a las autoridades gubernamentales. Si la información


confidencial indica que un miembro ha violado una ley, el obispo o el presidente de estaca lo instan a
declarar el asunto ante la autoridad de gobierno correspondiente. También se le deberá aconsejar que
busque asesoría legal competente antes de hacer la declaración. Para obtener orientación sobre leyes
locales que rigen la denuncia de abuso, véanse las instrucciones en 17.3.2.

Como parte del proceso del arrepentimiento, se anima a la persona a revelar la identidad de otras personas
que hayan participado en la transgresión, especialmente cuando el hacerlo puede ayudar a los líderes de la
Iglesia a asistir en su proceso de arrepentimiento.

Se puede requerir que se revele la identidad de otras personas que hayan participado en una transgresión
cuando sea necesario para la recuperación o la protección de personas que podrían haber sido perjudicadas
o que podrían llegar a serlo en gran manera como resultado de la transgresión. Por ejemplo, un transgresor
sexual que haya estado expuesto o que haya expuesto a otras personas a una enfermedad transmitida
sexualmente debe confesar lo necesario para proteger a las demás personas. Se debe identificar a los
predadores para proteger a las probables víctimas. Con el fin de proteger espiritualmente a los miembros,
es posible que sea necesario hacer saber a los líderes de la Iglesia cuáles son los transgresores que ocupen
o que hayan ocupado un cargo prominente de confianza en la Iglesia.
6.7 Cómo determinar si es necesario hacer un consejo
disciplinario
6.7.1 Cuándo no es necesario un consejo disciplinario
Normalmente, no es necesario convocar un consejo disciplinario en las siguientes instancias:

Falta de cumplimiento de algunas normas de la Iglesia.


No se debe llevar a cabo un consejo disciplinario para disciplinar ni para amenazar a miembros
que no cumplan la Palabra de Sabiduría, que tengan dificultades de pornografía o de
autoestimulación o masturbación, o cuyas transgresiones sean de omisión, como el no pagar el
diezmo, la inactividad en la Iglesia o la falta de atención a los deberes eclesiásticos.

Negocios fracasados o por deudas que no se pagan


Ni los líderes ni los miembros de la Iglesia deben valerse de una amenaza de disciplina de la
Iglesia como una forma de acoso ni como un recurso para resolver controversias de negocios. El
fracaso en un negocio o las deudas que no se pagan no constituyen un motivo para convocar un
consejo disciplinario. Sin embargo, se puede formar un consejo disciplinario por prácticas
engañosas, representaciones falsas u otras formas de fraude o deshonestidad en las
transacciones de negocios.

Conflictos civiles
Los consejos disciplinarios no deben procurar resolver conflictos sobre derechos de propiedad
ni otras controversias civiles. Sin embargo, si tal conflicto presenta acusaciones de que un
miembro haya cometido actos que justifiquen la disciplina de la Iglesia, los líderes tratan dichas
acusaciones como cualquier otra acusación de transgresión.

Si se pide a los líderes de la Iglesia que ayuden a resolver un conflicto civil, deben actuar como
asesores privados y no oficiales, y no deben implicar a la Iglesia.

Tiempo transcurrido
Si un miembro confiesa voluntariamente una transgresión grave cometida hace mucho tiempo, y
su fidelidad y su servicio durante esos años han demostrado que se ha reformado y arrepentido
totalmente, casi nunca es necesario formar un consejo disciplinario (véase “Tiempo transcurrido
entre la transgresión y la confesión”, en 6.10.6).

6.7.2 Cuándo puede ser necesario un consejo disciplinario


Transgresión grave
Puede ser necesario aplicar la disciplina formal de la Iglesia a cualquier miembro que cometa
una transgresión grave. Como se usa aquí,transgresión grave se define como una ofensa
intencionada y grave contra la moralidad. Eso incluye (pero no se limita a) el intento de
asesinato; la violación; el abuso sexual; el abuso o maltrato del cónyuge; el daño físico serio e
intencional causado a otras personas; el adulterio; la fornicación; las relaciones homosexuales;
el abandono deliberado de las responsabilidades familiares; el asalto; el allanamiento ilegal con
fines delictivos; el hurto; la malversación de fondos; la venta de drogas ilegales; el fraude; el
perjurio y el falso testimonio.
Aborto
Los oficiales que presiden examinan cuidadosamente las circunstancias de los miembros que se
hayan involucrado con algún aborto. Puede ser que la disciplina formal sea necesaria para los
miembros que se sometan a un aborto, para los que lo lleven a cabo, los que hagan arreglos
para hacerlo, los que lo paguen o lo alienten. Sin embargo, no se debe aplicar la disciplina de la
Iglesia a los miembros que hayan participado en un aborto antes de bautizarse o por las
siguientes causas: (1) si el embarazo se produjo como resultado de violación o de incesto; (2) si
la vida o la salud de la madre estaba en peligro; o (3) si el feto tenía graves defectos que
hubieran impedido a la criatura vivir después del nacimiento (véase 17.3.1). Los obispos remiten
las dudas que tengan sobre casos específicos al presidente de estaca. Éste, a su vez, podrá
remitir dudas a la Oficina de la Primera Presidencia si fuera necesario.

Operación transexual
Los líderes de la Iglesia aconsejan que no se realicen operaciones transexuales voluntarias. Si
un miembro está considerando realizarse ese tipo de operación, el oficial que presida le informa
sobre lo que se aconseja y le advierte que la operación puede ser causa para someterlo a la
disciplina formal de la Iglesia. Los obispos remiten las dudas que tengan sobre casos
específicos al presidente de estaca. Éste, a su vez, podrá remitir preguntas a la Oficina de la
Primera Presidencia si fuera necesario.

6.7.3 Cuándo es obligatorio un consejo disciplinario


Un consejo disciplinario debe llevarse a cabo cuando las pruebas indiquen que un miembro
puede haber cometido cualquiera de las siguientes transgresiones.

Asesinato
Como se usa aquí, asesinato se refiere a quitar la vida a un ser humano deliberada e
injustificadamente. Exige la excomunión. No incluye actos policiales o militares en el
cumplimiento del deber. El aborto no se define como asesinato en este caso. Si la muerte fue
causada por descuido o en defensa propia o de otras personas, o si prevalecen circunstancias
atenuantes (como una deficiencia en la capacidad mental), el quitar la vida a un ser humano
puede no definirse como asesinato. Los obispos remiten las dudas que tengan sobre casos
específicos al presidente de estaca. El presidente de estaca podrá remitir preguntas a la Oficina
de la Primera Presidencia si fuera necesario.

Incesto
Como se usa aquí, incesto se refiere a las relaciones sexuales entre un padre o una madre y un
hijo o una hija biológicos, adoptivos, de tutela o un hijastro o una hijastra. Los abuelos se
consideran de la misma manera que los padres. El incesto también se refiere a las relaciones
sexuales entre hermanos. Casi siempre exige la excomunión. Los obispos remiten las dudas
que tengan sobre casos específicos al presidente de estaca. El presidente de estaca remite
preguntas a la Oficina de la Primera Presidencia si fuera necesario. Si un menor de edad comete
incesto, el presidente de estaca se pondrá en contacto con la Oficina de la Primera Presidencia
para obtener guía.

Abuso sexual o maltrato de niños


Como se usa aquí, abuso o maltrato de niños se refiere a la agresión sexual hacia un menor o al
maltrato físico de un menor. Si un líder del sacerdocio se entera de abuso o maltrato de
menores o sospecha que lo hay, sigue las instrucciones que aparecen en 17.3.2. Si un menor de
edad abusa de un niño, el presidente de estaca se pondrá en contacto con la Oficina de la
Primera Presidencia para obtener guía.

Apostasía
Como se usa aquí, apostasía se refiere a los miembros que:

1. En forma repetitiva y en público, actúan en forma clara, abierta y deliberada en oposición


a la Iglesia o a sus líderes.

2. Persisten en enseñar como doctrina de la Iglesia información que no es doctrina de la


Iglesia después de haber sido corregidos por el obispo o una autoridad mayor.

3. Continúan siguiendo las enseñanzas de sectas apóstatas (como las que promulgan el
matrimonio plural) después de haber sido corregidos por el obispo o una autoridad mayor.

4. Se unen formalmente a otra iglesia y defienden sus enseñanzas.

Los líderes del sacerdocio deben tomar medidas disciplinarias contra los apóstatas para
proteger a los miembros de la Iglesia. El Salvador enseñó a los nefitas que debían continuar su
ministerio para con el transgresor, pero que “si no se arrepiente, no será contado entre los de
mi pueblo, a fin de que no destruya a mi pueblo” (3 Nefi 18:31; véase también Mosíah 26:36).

La inactividad total en la Iglesia o el asistir a otra iglesia no constituyen apostasía. Sin embargo,
si un miembro se une formalmente a otra iglesia y defiende sus enseñanzas, tal vez sea
necesaria la excomunión o que se quite su nombre de los registros, si después de recibir
consejo y ánimo no da por terminada la membrecía formal a la otra iglesia.

Transgresión grave mientras se tenga un cargo prominente en la Iglesia


Se debe convocar un consejo disciplinario para un miembro que cometa una transgresión grave
mientras tenga uno de los siguientes cargos prominentes en la Iglesia: Setenta de Área;
presidente de templo, de misión o de estaca; patriarca u obispo (pero no presidente de rama). La
frasetransgresión grave se define en 6.7.2.

Transgresor que es predador


Se debe convocar un consejo disciplinario al miembro que cometa una transgresión grave la
cual demuestre que es un predador y tiene tendencias que presenten cualquier tipo de amenaza
seria a otras personas.

Patrón de conducta de transgresiones graves


Se debe convocar un consejo disciplinario al miembro que demuestre un patrón de conducta de
transgresiones graves, especialmente si hubo transgresiones anteriores que resultaron en la
disciplina de la Iglesia.

Transgresión grave, ampliamente conocida


Se debe convocar un consejo disciplinario al miembro que cometa una transgresión grave
(según la definición que aparece en 6.7.2) que sea conocida ampliamente.

6.8 Disciplina informal de la Iglesia


Por lo general, un obispo o presidente de rama administra la disciplina informal de la Iglesia. Sus
consejeros no participan y no se convoca ningún consejo disciplinario. Excepto en los casos de las
transgresiones más graves, la disciplina informal puede ser suficiente para las personas que estén
genuinamente arrepentidas (especialmente si han confesado voluntariamente); las que hayan transgredido
por primera vez; las que no hayan violado los convenios del templo con su transgresión, y para los casos
en que haya considerables circunstancias atenuantes (véase D. y C. 42:25–26; véase también 6.10.6).

La disciplina informal de la Iglesia incluye: (1) el consejo y la amonestación en privado y (2) el período
informal de prueba.

6.8.1 Consejo y amonestación en privado


El consejo y la amonestación en privado pueden ser disciplina suficiente para los miembros que
hayan cometido transgresiones menores y que estén sinceramente arrepentidos.

Los oficiales presidentes aconsejan a los miembros a resistir la tentación y les ayudan a tomar
medidas preventivas para resistir tentaciones específicas. Con frecuencia, esos consejos ayudan
a los miembros que hayan cometido transgresiones morales menores a protegerse de otras
mayores; esos consejos también sirven para proteger y fortalecer a aquellos que estén de
novios, a los que tengan dificultades matrimoniales o a los que estén separados del cónyuge o
divorciados. Los oficiales presidentes no deben aguardar a que los miembros vayan a pedirles
ayuda, sino que pueden llamarlos para aconsejarlos.

Para más información sobre estos consejos, véase 7.2.

6.8.2 Período informal de prueba


El período informal de prueba es un medio que tiene el oficial que preside para restringir
algunos de los privilegios de miembro de la Iglesia a un transgresor. Esas restricciones pueden
incluir suspenderle el derecho de tomar la Santa Cena, de tener un cargo en la Iglesia, de ejercer
el sacerdocio o de entrar en el templo. Si se le restringe el derecho de entrar en el templo, el
miembro entrega su recomendación para el templo al oficial que preside por el período que dure
la restricción. Si se administra con sabiduría y se recibe con humildad, el período informal de
prueba puede ser eficaz para ayudar al transgresor a arrepentirse.

En casos menos serios, el oficial que preside puede determinar que el miembro necesita un
ejercicio más activo de los privilegios del ser miembro de la Iglesia en lugar de menos actividad.
En esos casos, el período informal de prueba podría incluir condiciones positivas, tales como
asistir a la Iglesia con regularidad, orar a menudo y leer ciertos pasajes de las Escrituras o
publicaciones de la Iglesia.

El período informal de prueba no es una opción cuando los líderes del sacerdocio administren la
disciplina de la Iglesia a un miembro que haya estado implicado en cualquiera de las
transgresiones graves que figuran en6.12.10.
Normalmente, el obispo no informa a nadie de su decisión de poner a un miembro en un
período informal de prueba. No se anota esa decisión en un registro oficial, pero, para su uso
personal, el obispo puede tomar notas privadas que debe guardar en lugar seguro y destruir una
vez que el período de prueba llegue a su fin. Si se releva al obispo o si el miembro se muda a
otro barrio antes de que termine el período informal de prueba, el obispo puede informar al
nuevo obispo hasta donde sea necesario para que éste supervise el resto del período de prueba.

Si el miembro que está en un período informal de prueba logra el progreso requerido y cumple
con las condiciones impuestas, el oficial que preside puede dar por terminado el período de
prueba. Si el miembro no logra tal progreso ni cumple con las condiciones, quizás sea necesario
someterlo a disciplina adicional.

6.9 Disciplina formal de la Iglesia


En ocasiones, la disciplina formal es la única manera de ayudar al transgresor a arrepentirse, de proteger al
inocente o de salvaguardar la pureza y el buen nombre de la Iglesia. Los oficiales que presiden abordan la
disciplina formal con el deseo, basado en la oración, de ayudar y no de condenar. El oficial que preside que
no esté dispuesto a proceder en esos casos no está cumpliendo con sus responsabilidades de juez común.

La disciplina formal de la Iglesia se administra en un consejo disciplinario (véase 6.10). Dado que la
disciplina formal es eclesiástica, no civil ni penal, sólo afecta a la persona en su condición de miembro de
la Iglesia (véase D. y C. 134:10). No se aplican los procedimientos de los tribunales del estado (o provincia)
o de la nación.

La disciplina formal de la Iglesia incluye el período formal de prueba, la suspensión de los derechos de
miembro y la excomunión.

6.9.1 Período formal de prueba


El período formal de prueba es una medida adoptada por un consejo disciplinario para restringir
o suspender algunos de los privilegios que tiene el transgresor como miembro de la Iglesia.
Estas restricciones pueden ser similares a las que se imponen en un período informal de prueba,
o pueden incluir más. También se pueden imponer condiciones positivas similares a las de un
período informal de prueba (véase 6.8.2).

El período formal de prueba no es una opción si los líderes del sacerdocio aplican la disciplina
de la Iglesia a un miembro que haya estado implicado en cualquiera de las transgresiones
graves que figuran en 6.12.10. Si un menor de edad comete incesto o abusa de un niño, el
presidente de estaca se pondrá en contacto con la Oficina de la Primera Presidencia para obtener
guía.

Si un miembro que esté en un período formal de prueba logra un progreso específico y cumple
con las condiciones impuestas, el oficial que preside puede convocar otro consejo disciplinario
para considerar la finalización del período de prueba (véase 6.12). Si el miembro no logra tal
progreso ni cumple con las condiciones, el consejo disciplinario puede continuar el período de
prueba o tomar medidas disciplinarias más severas.
6.9.2 Suspensión de los derechos de miembro
Una persona a quien se le hayan suspendido los derechos de miembro continúa siendo miembro
de la Iglesia, pero ya no es un miembro de buena conducta. La suspensión de los derechos de
miembro es una medida severa que puede ser suficiente en todos los casos, excepto en las
transgresiones más serias.

La persona a quien se le hayan suspendido los derechos de miembro no puede tener la


recomendación para el templo, ni prestar servicio en un cargo de la Iglesia, ni ejercer el
sacerdocio de ninguna manera. Si su comportamiento es correcto, se le insta a asistir a las
reuniones públicas de la Iglesia, pero no puede dar un discurso, ni ofrecer una oración en
público, ni tomar la Santa Cena ni participar en el sostenimiento de oficiales de la Iglesia. El
oficial que preside puede ponerle otras condiciones, como por ejemplo que se mantenga alejado
de material pornográfico y de otras malas influencias. También puede imponer condiciones
positivas como asistir con regularidad a la Iglesia, el orar a menudo y el leer ciertos pasajes de
las Escrituras o publicaciones de la Iglesia.

Se anima a los miembros cuyos derechos se hayan suspendido a seguir pagando el diezmo y las
ofrendas, a continuar usando el gárment del templo si han recibido la investidura, y a procurar
volver a disfrutar de los derechos de miembro en la Iglesia mediante el arrepentimiento sincero
y la vida recta.

La suspensión de los derechos de miembro está prevista para ser temporal, pero generalmente
dura por lo menos un año. Cuando el miembro demuestre un verdadero arrepentimiento y
satisfaga las condiciones que se le hayan impuesto, el oficial que preside convoca otro consejo
disciplinario para considerar la reintegración de todos los derechos de miembro (véase6.12). Si
un miembro no se arrepiente, el consejo disciplinario puede continuar con la suspensión de los
derechos de miembro o considerar la excomunión.

6.9.3 Excomunión
Una persona que sea excomulgada ya no es miembro de la Iglesia. La excomunión es la medida
disciplinaria más severa de la Iglesia. Según la guía del Espíritu, puede ser necesaria para:

1. Los miembros que hayan cometido transgresiones graves, especialmente la violación de


los convenios del templo (véase “Violación de convenios” en 6.10.6).

2. Los miembros cuyos derechos se les hayan suspendido pero no se hayan arrepentido, y
para quienes la excomunión parezca ofrecer la mejor esperanza para reformarse.

3. Los miembros cuyo comportamiento los convierta en una amenaza seria para otras
personas y cuya membresía en la Iglesia les facilite el acceso a posibles víctimas.

4. Los líderes de la Iglesia o miembros prominentes cuyas transgresiones perjudiquen


considerablemente el buen nombre o la influencia moral de la Iglesia en la comunidad que
esté al tanto de la transgresión.

La excomunión es obligatoria en el caso de asesinato (como se lo define en6.7.3) y casi siempre


es necesaria en caso de incesto.

Una persona que haya sido excomulgada no disfruta de ninguno de los privilegios de ser
miembro de la Iglesia. No puede usar los gárments del templo ni pagar el diezmo ni las
ofrendas. Puede asistir a las reuniones públicas de la Iglesia si se comporta correctamente, pero
su participación en ellas tiene las mismas limitaciones que en el caso de suspensión de los
derechos de miembro.

Casi siempre, la excomunión se extiende al menos por un año. Si una persona demuestra
verdadero arrepentimiento y satisface las condiciones impuestas durante la excomunión, puede
ser readmitida mediante el bautismo y la confirmación. El proceso de readmisión se describe
en 6.12.

Para informarse sobre los efectos que tiene la excomunión en los sellamientos del templo,
véase “Efectos de la excomunión o de haberse quitado el nombre de los registros” en 3.6.1.

6.10 Consejos disciplinarios


El oficial que preside convoca un consejo disciplinario cuando determina que puede ser necesario aplicar la
disciplina formal de la Iglesia. Los procedimientos de un consejo disciplinario deben ser justos y deben
considerar los sentimientos de todos los participantes.

6.10.1 Líderes que toman parte


Consejos disciplinarios de estaca
Los tres miembros de la presidencia de estaca, los doce miembros del sumo consejo y un
secretario toman parte en un consejo disciplinario de estaca. Si uno de los consejeros de la
presidencia de estaca no puede participar, el presidente de estaca le pide a uno de los miembros
del sumo consejo que tome el lugar del consejero. Si uno de los miembros del sumo consejo no
puede participar, el presidente de estaca le pide a un sumo sacerdote de la estaca que tome el
lugar del miembro del sumo consejo. Si el presidente de estaca no puede participar, la Primera
Presidencia puede autorizar a uno de sus consejeros para presidir en su lugar. Si el llenar una
vacante crea otra, la autoridad que preside la llena de acuerdo con lo que se explica en este
párrafo.

Sin excepciones, son quince los sumos sacerdotes que participan en un consejo disciplinario de
estaca: los tres miembros de la presidencia de estaca o quienes hayan sido autorizados a
participar en su lugar, y los doce miembros del sumo consejo o quienes hayan sido autorizados
para participar en su lugar.

Consejos disciplinarios de barrio


Los tres miembros del obispado y un secretario toman parte en un consejo disciplinario de
barrio. Si el obispo no puede participar, remite el caso al presidente de estaca, quien convoca un
consejo disciplinario de estaca. El obispo no puede asignar a uno de sus consejeros para
convocar ni presidir un consejo disciplinario. Si uno de los consejeros del obispado no puede
participar, el obispo puede pedir a un sumo sacerdote del barrio que tome el lugar del
consejero. Si no hay un sumo sacerdote disponible, el obispo remite el caso al presidente de
estaca, quien convoca un consejo disciplinario de estaca. En esas circunstancias, al igual que
con otros consejos disciplinarios de estaca, se necesita la participación de la presidencia de
estaca y del sumo consejo, tal como se ha indicado.
El obispo siempre consulta con el presidente de estaca y obtiene su aprobación antes de
convocar un consejo disciplinario.

Consejos disciplinarios de una rama de estaca


El presidente de una rama de estaca puede convocar un consejo disciplinario si cuenta con la
autorización del presidente de estaca. Los tres miembros de la presidencia de rama toman parte
en el consejo disciplinario.

Consejos disciplinarios de misión


Cuando un presidente de misión lleva a cabo un consejo disciplinario para un miembro o un
misionero de tiempo completo que esté bajo su jurisdicción, nombra a dos poseedores del
Sacerdocio de Melquisedec para ayudarle. Un consejo disciplinario de misión sigue los mismos
procedimientos y ejerce la autoridad que se especifican para un consejo disciplinario de estaca,
con la excepción de que en él no participa un sumo consejo.

Si el horario o la distancia impiden al presidente de misión llevar a cabo personalmente un


consejo disciplinario para un miembro que esté bajo su jurisdicción, puede autorizar a tres
poseedores del Sacerdocio de Melquisedec para convocar un consejo disciplinario de misión.
Generalmente, el oficial que preside es el presidente de distrito o el presidente de rama del
miembro (véase, más adelante, “Consejos disciplinarios de distrito y rama de misión”).

El presidente de misión debe presidir los consejos disciplinarios que se convoquen para los
misioneros de tiempo completo de su misión. Antes de hacerlo, debe recibir autorización de
una Autoridad General del Departamento Misional (véanse 6.2.5 y el Manual del Presidente de
Misión).

Consejos disciplinarios de distrito y rama de misión


Un presidente de distrito o un presidente de rama de misión pueden convocar un consejo
disciplinario si el presidente de misión lo ha autorizado para hacerlo. El consejo de distrito no
participa en los consejos disciplinarios. Véanse también 6.2.5 y 6.2.6.

Instrucciones adicionales sobre la participación


Si un transgresor se opone a la participación de un consejero del obispado o de la presidencia
de estaca, el oficial que preside evalúa la objeción, y, si llega a la conclusión de que la objeción
de hecho es razonable o da la apariencia de serlo, el consejero no debe participar. Si el
transgresor objeta la participación del obispo, el asunto disciplinario debe remitirse al
presidente de estaca, quien convocará un consejo disciplinario de estaca. Si el transgresor
objeta la participación del presidente de estaca, o si éste considera que no puede ser imparcial
en el asunto, el presidente de estaca consulta con la Oficina de la Primera Presidencia.

Si uno de los miembros del obispado, de la presidencia de estaca o del sumo consejo, o un
secretario, tiene un empleo (como el de agente de policía) que le impone el deber legal de
informar a las autoridades gubernamentales de hechos que puedan revelarse en un consejo
disciplinario, no debe participar en él.

6.10.2 Notificación y fecha


El oficial que preside no debe fijar la fecha para un consejo disciplinario sino hasta que: (1) haya
tenido tiempo suficiente para determinar los hechos pertinentes, y (2) él y el transgresor y las
personas ofendidas hayan tenido el tiempo suficiente para considerar con calma las
consecuencias de la transgresión.

El oficial que preside le da al miembro una notificación escrita sobre el consejo disciplinario
que se llevará a cabo en su favor. Dicha notificación va dirigida al miembro con su nombre
completo y es firmada por el oficial que preside, y en ella dice lo siguiente:

“[La presidencia de estaca o el obispado] está considerando una medida disciplinaria formal con
respecto a usted, incluso la posibilidad de suspensión de los derechos de miembro o la
excomunión, debido a que se nos ha informado que usted ha [describir la acusación en
términos generales, como ‘apostasía’ o ‘conducta impropia de un miembro de la Iglesia’, pero
sin dar ningún detalle ni presentar pruebas].

“Se le invita a asistir a este consejo disciplinario para responder y, si lo desea, presentar
testigos y otras pruebas en su beneficio.

“El consejo disciplinario se llevará a cabo el [fecha y hora] en [lugar]”.

Dos poseedores del Sacerdocio de Melquisedec entregan la notificación personalmente al


miembro y en forma privada, con cortesía y dignidad. Los miembros que entreguen la
notificación deben dar al secretario del consejo disciplinario una declaración firmada que
certifique que el miembro recibió la notificación y que describa la forma en que se le notificó.

Si la notificación no se puede entregar en persona, puede enviarse por correo, registrado o


certificado (recomendado), solicitando un recibo de entrega a vuelta de correo.

Si el miembro está encarcelado cuando se lleve a cabo el consejo, se le notifica tal como se
explica en los párrafos anteriores, con esta excepción: puesto que no va a poder asistir al
consejo, no se le invita. Sin embargo, en la carta se debe animarle a enviar evidencias en su
beneficio, incluso una respuesta escrita sobre el delito del que se le haya acusado y, si se
aplica, condenado. En la carta se le puede invitar a expresar sus sentimientos en cuanto a
continuar disfrutando de sus derechos de miembro o de su condición de miembro de la Iglesia.

6.10.3 Cómo comunicarse con las víctimas


En los casos en que haya víctimas (por ejemplo debido a incesto, a abuso o maltrato de
menores o del cónyuge), el oficial que presida el consejo disciplinario que está por llevarse a
cabo se pondrá en contacto con el obispo o presidente de estaca actual de la víctima. Si el
obispo o el presidente de estaca ya está enterado de la situación, los dos líderes determinan si
sería útil y apropiado que a la víctima se le diera la oportunidad de proporcionar una declaración
escrita u oral en cuanto a la consabida o presunta mala conducta y el efecto que haya tenido en
ella y su familia.

Cualquier entrevista con la víctima que se lleve a cabo para este propósito la efectuará el obispo
o el presidente de estaca actual de ella. Cualquier indagación en cuanto a una víctima que sea
menor de 18 años se hará por medio de su(s) padre(s) o tutor(es) legal(es). Se debe tener sumo
cuidado de no causar trauma adicional, especialmente con una víctima de abuso sexual o
maltrato físico. En Estados Unidos, Canadá y en otros países específicos, la Iglesia ha
establecido una línea telefónica de ayuda para los casos que tienen que ver con el abuso o
maltrato. En esos casos, los líderes del sacerdocio deben llamar a dicha línea para recibir guía
(véase 17.3.2). En Estados Unidos y Canadá, el número de teléfono es 1-801-240-1911 ó 1-
800-453-3860, extensión 2-1911.

6.10.4 Procedimientos del consejo


El presidente de estaca, el obispo, el presidente de misión, el presidente de distrito o el
presidente de rama dirige el consejo disciplinario. También decide los procedimientos que se
sigan y las pruebas que se presenten.

Un secretario registra los procedimientos del consejo, que servirán de base para llenar el
formulario Informe de medida disciplinaria de la Iglesia, pero no participa en el análisis ni en la
decisión.

El oficial que preside ayuda al miembro a prepararse para el consejo disciplinario explicándole
el propósito de éste y la forma de proceder en él. También le explica las consecuencias de las
decisiones que pueda tomar el consejo.

Si el miembro ha confesado, el oficial que preside le pide el consentimiento para utilizar la


confesión como prueba durante el consejo. La información que se reciba en la confesión de un
miembro no se puede utilizar como prueba en un consejo disciplinario sin el consentimiento del
miembro. Cuando es necesario, el oficial que preside trata de persuadir al miembro para que dé
su consentimiento. Le explica que rehusar hacerlo refleja una falta de contrición y
arrepentimiento, lo cual impide el funcionamiento pleno de la justicia y misericordia a favor del
transgresor.

La falta del consentimiento para emplear una confesión como prueba no impide al consejo
disciplinario proceder fundado en otras evidencias. Además, el oficial que preside puede aplicar
la disciplina informal en base a la confesión, incluso en los casos en que el miembro no dé su
consentimiento para que se utilice la confesión durante el consejo.

Inmediatamente antes de comenzar el consejo, el oficial que preside informa a sus consejeros (y
al sumo consejo si se trata de un consejo disciplinario de estaca) para quién se ha formado el
consejo y cuál es la acusación de mala conducta. Si es necesario, explica a esos líderes los
procedimientos del consejo. Después, se invita a la persona a entrar y se le presenta a los
demás.

El oficial que preside dirige el consejo disciplinario de la siguiente forma:

1. Invita a uno de los participantes a dar inicio al consejo con una oración.

2. Explica cuál es la mala conducta en cuestión o le asigna a alguien que lo haga. Le pide al
miembro que responda a ella admitiéndola o negándola.

3. Si el miembro admite la mala conducta, procede al paso número 5 más adelante. Si el


miembro niega la mala conducta mencionada, el oficial que preside o alguien a quien él haya
designado presenta las pruebas de ella. Dichas pruebas pueden incluir declaraciones escritas
u orales de testigos, documentos fiables y lo más importante de la confesión del miembro
(si ha confesado y ha dado consentimiento para que se utilice la confesión). Es preciso dar al
miembro la oportunidad de interrogar a los testigos que presenten pruebas en su contra. (Si
hay testigos que no pueden estar presentes, véase “Cuando la persona involucrada o testigo
no puede estar presente” en 6.10.12.)

4. Si el miembro desea presentar pruebas a su favor, se le invita a hacer pasar un testigo a la


vez, presentar otra prueba relevante, comentar sobre la prueba y hacer cualquier otra
declaración que desee.
Los testigos deben ser miembros de la Iglesia, a menos que el oficial que preside haya
determinado previamente que el testigo, aunque no sea miembro, respetará los propósitos y
procedimientos de un consejo disciplinario de la Iglesia. Los testigos esperan en otro cuarto
hasta que les llegue el momento de presentar las pruebas. El oficial que preside les pide que
no hablen entre sí del asunto, ni antes ni después de haber testificado.

5. Hace preguntas al miembro y a los testigos de una manera ordenada y amable, evitando
las discusiones, y permite que los consejeros del obispado o la presidencia de estaca hagan
lo mismo. Las preguntas deben ser breves y limitarse a los hechos esenciales del caso.

6. En un consejo disciplinario de estaca, invita a los miembros del sumo consejo a participar
conforme a lo señalado en “Participación del sumo consejo” (véase el siguiente
encabezamiento).

7. Una vez que se hayan presentado todos los asuntos pertinentes, pide al miembro que se
retire y, junto con sus consejeros del obispado o de la presidencia de estaca, ora y delibera
en cuanto a la medida que se deba tomar. El oficial que preside es el juez. Toma la decisión
por medio de la inspiración e invita a sus consejeros a sostenerla. Si sus consejeros tienen
una opinión diferente, les escucha y procura resolver las diferencias a fin de que la decisión
sea unánime.
En un consejo disciplinario de estaca, la presidencia de estaca se retira de la sala del consejo
para deliberar en privado. Una vez que el presidente de estaca toma una decisión y sus
consejeros la sostienen, él la anuncia al sumo consejo, conforme a lo señalado en
“Participación del sumo consejo” (véase el siguiente encabezamiento).

Si las pruebas no bastan para justificar la aplicación de la disciplina formal de la Iglesia, pero
lo apropiado parece ser dar el asunto por terminado en ese momento con la decisión de no
tomar ninguna medida, el oficial que preside aplaza el consejo temporalmente para
conseguir más pruebas.

8. Le pide a la persona que regrese a la reunión del consejo a fin de informarle lo que se
haya decidido. Si la decisión es de ponerla en un período formal de prueba, suspenderle los
derechos de miembro o excomulgarla, el oficial que preside le describe los requisitos y las
condiciones impuestas, le explica con un espíritu de amor cómo puede superar esas
restricciones y le da otras instrucciones y consejos apropiados.

9. Explica a la persona el derecho que tiene de apelar la decisión (véase6.10.10).

10. Invita a uno de los participantes a hacer una oración para terminar el consejo.

Si la persona tiene una recomendación vigente para el templo y se le ha privado del derecho de
entrar en el templo, en ese momento entrega su recomendación al oficial que preside, a menos
que ya lo hubiera hecho.

Si la persona no se presenta en el consejo, el oficial que preside le informa de la decisión


tomada y le da instrucciones y consejos reuniéndose con ella o por otros medios, si es
necesario.

Los consejos disciplinarios no deben grabarse en cintas de video ni de audio.

Participación del sumo consejo


En los consejos disciplinarios de estaca siempre toma parte el sumo consejo. Los principios que
rigen la participación del sumo consejo, incluso el de echar suertes para determinar el orden en
que hablarán, se establecen en Doctrina y Convenios 102:12–23.

Esta sección presenta instrucciones adicionales para que las presidencias de estaca y los sumos
consejos apliquen esos principios. Excepto en los casos que se mencionan aquí, hasta el
momento de comenzar la deliberación, un consejo disciplinario de estaca sigue los mismos
procedimientos que se han indicado para otros consejos disciplinarios.

Un consejo disciplinario de la Iglesia no está organizado como un juicio penal ni sigue los
procedimientos de tal juicio. El sumo consejo no es un jurado.

El presidente de estaca puede invitar a cualquier miembro del sumo consejo a hacer preguntas
de manera ordenada y amable, evitando las discusiones. Las preguntas deben ser breves y
limitarse a los hechos esenciales del caso.

Después que se hayan presentado todas las pruebas, los miembros del sumo consejo que hayan
sido nombrados presentan su punto de vista en el asunto. Ellos no son acusadores ni
defensores. Son miembros del consejo con la responsabilidad de ver que las pruebas se
examinen en su aspecto verdadero ante el consejo. Cada uno “debe hablar con equidad y
justicia” (D. y C. 102:16). La mitad de los que hayan sido nombrados para hablar tienen la
responsabilidad “de defender al acusado, y evitar ofensas e injusticia” (D. y C. 102:17).

El miembro acusado y el (los) acusador(es) (si los hubiere) tienen luego otra oportunidad de
hablar, después de lo cual se les pide que se retiren de la sala del consejo.

El presidente de estaca puede preguntar si hay comentarios adicionales que quieran hacer los
miembros del sumo consejo. Entonces, la presidencia de estaca se retira de la sala del consejo
para deliberar en privado.

Una vez que el presidente de estaca toma una decisión y sus consejeros la sostienen, él la
anuncia al sumo consejo y les pide que, como grupo, también la sostengan. El sumo consejo no
puede vetar la decisión, la cual es definitiva aun cuando no se haya sostenido por unanimidad.
Sin embargo, si uno o más de los miembros del sumo consejo objetan la decisión, el presidente
de estaca hace todo esfuerzo por resolver las objeciones y lograr la unanimidad. Puede llamar
otra vez a los testigos para hacerles más preguntas; y, si es necesario, el consejo disciplinario
puede examinar de nuevo las pruebas aunque no en presencia del miembro.

Para ver instrucciones sobre cómo proceder cuando no se cuenta con la disponibilidad de uno o
más miembros del sumo consejo, véase “Consejos disciplinarios de estaca” en 6.10.1.

Para ver instrucciones sobre la participación del sumo consejo en los consejos disciplinarios
convocados a fin de considerar dar fin a la aplicación de la disciplina de la Iglesia,
véase 6.12.8).

6.10.5 Decisiones posibles


Un consejo disciplinario puede tomar cualquiera de las siguientes decisiones:

1. Ninguna medida. El consejo disciplinario puede llegar a esta decisión aun cuando se haya
cometido una transgresión. Como parte de la decisión, se puede dar al miembro un consejo
de advertencia o se lo puede referir al obispo para que éste le haga una entrevista que podría
llevar a la aplicación de disciplina informal.

2. Período formal de prueba (véase 6.9.1).

3. Suspensión de los derechos de miembro (véase 6.9.2).

4. Excomunión (véase 6.9.3).

Si se impone una medida disciplinaria, el oficial que preside entrevista a la persona


regularmente. Dicho oficial le aconseja con amor, le ayuda a arrepentirse y le alienta a vivir de
tal manera que pueda volver a disfrutar de todas las bendiciones de ser miembro de la Iglesia.

6.10.6 Consideraciones a tener en cuenta al llegar a una decisión


Esta sección describe algunos de los factores que los líderes pueden considerar al tomar
decisiones en lo que respecta a la disciplina formal o informal de la Iglesia. Esos factores se
mencionan en orden desde los que sugieren la disciplina severa hasta los que sugieren una
disciplina más leve. Ninguno de esos factores dicta una decisión particular; son sólo ayudas
para una decisión que debe procurarse con oración y la guía del Espíritu del Señor.

Violación de convenios
Si un transgresor ha sido investido, ha hecho convenios para vivir de acuerdo con normas de
comportamiento más elevadas que aquellos que no han sido investidos. La violación de esos
convenios aumenta la seriedad de la transgresión. Por lo tanto, las personas investidas que
cometen adulterio o fornicación (incluso relaciones homosexuales) están sujetas a una
disciplina severa de la Iglesia.

El adulterio es una transgresión sexual más grave que la fornicación, porque implica la violación
de los convenios matrimoniales. Véase también“Levantamiento de la restricción para el
sellamiento en el templo”, en 3.6.1.

Puestos de confianza o de autoridad


Si un transgresor ocupaba un puesto de confianza o de autoridad (como el de padre o madre, de
obispo o de maestro) que haya violado por la transgresión, aumenta la seriedad de la
transgresión. Por ejemplo, el incesto es una forma de transgresión sexual sumamente grave en
el caso de un padre o de una madre, porque se viola el deber sagrado de la autoridad de los
padres. La malversación de fondos es una forma de robo sumamente grave porque los fondos
se han confiado al transgresor, y es una ofensa particularmente seria cuando se trata de fondos
de la Iglesia. Véase también“Transgresión grave mientras se tenga un cargo prominente en la
Iglesia” en 6.7.3.
Casos de repetición
Si se repite una transgresión que se haya confesado y aparentemente se había abandonado, la
repetición puede considerarse parte de un hábito de conducta que señala que no ha habido
arrepentimiento, aun cuando el asunto de la transgresión anterior se haya resuelto con las
autoridades de la Iglesia. El Señor advirtió a los que había perdonado: “Id y no pequéis más;
pero los pecados anteriores volverán al alma que peque” (D. y C. 82:7).

Magnitud
La gravedad de una transgresión se mide, en parte, según la cantidad de actos pecaminosos y el
número de personas perjudicadas. Además, la cantidad de personas que se hayan enterado de la
transgresión también afecta su gravedad.

Edad, madurez y experiencia


Al administrar la disciplina de la Iglesia, los oficiales que presiden consideran la edad, la
madurez y la experiencia del transgresor. El Señor reveló que “De aquel a quien mucho se da,
mucho se requiere; y el que peque contra mayor luz, mayor condenación recibirá” (D. y C. 82:3).

Con frecuencia, es apropiado tratar con benevolencia a los que son inmaduros en el Evangelio.
Puede ser apropiado también tener benevolencia con los miembros jóvenes que se hayan
involucrado en una transgresión moral si abandonan el pecado y demuestran un
arrepentimiento sincero. Sin embargo, en el caso de los jóvenes que persistan en una conducta
inmoral se puede requerir una medida disciplinaria formal.

Intereses de los inocentes


Al administrar y al anunciar medidas disciplinarias, los oficiales que presiden consideran los
intereses de las víctimas y de los familiares inocentes del transgresor.

Tiempo transcurrido entre la transgresión y la confesión


Si una transgresión hubiera tenido lugar muchos años antes de haberla confesado, el oficial que
preside considera cuidadosamente las circunstancias pertinentes. Si el pecado no se ha repetido
y el miembro ha vivido con rectitud en el tiempo transcurrido, su conducta durante ese tiempo
puede demostrar que ha abandonado el pecado. En este caso, la confesión quizás complete el
proceso del arrepentimiento en lugar de comenzarlo.

Confesión voluntaria
La confesión voluntaria y completa demuestra una actitud arrepentida, lo cual puede favorecer
la benevolencia. Después que una persona ha sido acusada o que se le ha entrevistado acerca
de una transgresión, la admisión de culpabilidad es menos indicativa del arrepentimiento. Por
otra parte, una persona que reconoce su culpabilidad cuando el obispo la entrevista demuestra
más arrepentimiento que el que trata de engañar y admite su culpa sólo cuando se le enfrenta
con pruebas.

Evidencia de arrepentimiento
Normalmente, la evidencia de arrepentimiento es el factor individual más importante para
determinar la forma de lograr el primer propósito de la disciplina de la Iglesia: salvar el alma del
transgresor. El arrepentimiento genuino se demuestra mejor por medio de los actos de rectitud
realizados durante un período que mediante el pesar intenso que hay durante una sola
entrevista.

Formar un juicio acerca del grado de arrepentimiento de otra persona exige discernimiento
espiritual. Los factores a considerar son: la naturaleza de la confesión, la profundidad del pesar
por el pecado, el éxito en abandonarlo, la fortaleza de la fe en Jesucristo, la fidelidad en
obedecer otros mandamientos, la veracidad en la comunicación con los oficiales de la Iglesia, la
restitución a las personas ofendidas, la obediencia a requisitos legales y la buena disposición
de seguir la dirección de las autoridades de la Iglesia.

6.10.7 Notificación escrita de la decisión


El oficial que preside se asegura de que la persona a la que en un consejo disciplinario se le
haya impuesto un período formal de prueba, se le hayan suspendido los derechos de miembro o
haya sido excomulgada, reciba de inmediato una notificación por escrito de la decisión y de sus
efectos, aun cuando se le haya notificado de ello verbalmente. Esta notificación consiste en una
declaración general de que se ha puesto a la persona en un período formal de prueba, se le han
suspendido los derechos o se le ha excomulgado por conducta contraria a las leyes y al orden
de la Iglesia. Puede también contener consejos para ayudar a la persona a volver a disfrutar los
plenos derechos de miembro de la Iglesia. El oficial que preside no entrega a la persona una
copia del formulario Informe de medida disciplinaria de la Iglesia.

6.10.8 Cómo mantener el contacto con alguien que ha sido excomulgado


Cuando se excomulga a una persona, su nombre se quita de los registros de miembros de la
Iglesia. Aun cuando la persona no tiene ya una cédula de miembro, el oficial que preside el
consejo disciplinario le pide el consentimiento para retener su nombre y dirección a fin de que
los líderes de la Iglesia puedan continuar ayudándole. El oficial que preside lo hace con amor e
interés sinceros y en un momento en que sea más probable que la persona excomulgada dé su
consentimiento. Esto puede hacerse inmediatamente después de haberle comunicado la
decisión de la excomunión o más adelante. Si la persona da su consentimiento, eso se anota en
el formulario Informe de medida disciplinaria de la Iglesia.

Si una persona excomulgada se muda después de haber dado su consentimiento para que la
Iglesia mantenga contacto con ella, el obispo se pone en contacto con el obispo del nuevo
barrio, le da el nombre y la dirección de la persona y le comunica información pertinente sobre
la medida disciplinaria.

Si una persona excomulgada se muda después de haber negado su consentimiento para que la
Iglesia mantenga contacto con ella, el obispo se pone en contacto con el obispo del nuevo
barrio, le da el nombre de la persona en cuestión y le comunica que se ha llevado a cabo un
consejo disciplinario y que la persona ha pedido que no se dé más información ni se intente
ningún contacto. El deseo de la persona excomulgada debe respetarse hasta que ésta cambie de
parecer.

6.10.9 Anuncio de la decisión


Cuando se anuncia una medida disciplinaria de la Iglesia, los líderes deben tener en
consideración los sentimientos de los familiares inocentes del transgresor y las necesidades de
los inocentes que podrían llegar a ser víctimas.
La decisión de poner a un miembro en un período informal de prueba no se anuncia.

La decisión de poner a un miembro en un período formal de prueba puede anunciarse a los que
deban saberlo, según lo determine el oficial que preside.

La decisión de suspender los derechos de miembro o de excomulgar se anuncia sólo a quienes


deban enterarse. En los siguientes párrafos se explica cuáles son los principios y
procedimientos que rigen estos anuncios.

Cuando se está en el proceso de apelar una decisión, no se hace ningún anuncio, a menos que
el oficial que presida el consejo disciplinario considere que es necesario anunciarlo mientras se
espera el resultado de la apelación para proteger a posibles víctimas, para contribuir a la
recuperación de las víctimas (aunque el nombre de éstas no se anuncia) o para salvaguardar el
nombre de la Iglesia.

El obispo anuncia la decisión en forma confidencial en la reunión del comité ejecutivo del
sacerdocio del barrio para orientar a los oficiales del sacerdocio que, de otro modo, podrían
considerar a la persona disciplinada para prestar servicio en la Iglesia, dar oraciones o
discursos, o presentar una lección.

Cuando una hermana de la Sociedad de Socorro ha sido disciplinada o ha sido víctima de una
transgresión, el obispo informa de ello confidencialmente a la presidenta de la Sociedad de
Socorro del barrio.

En casos relacionados con: (1) la prédica de doctrina falsa, (2) un transgresor cuyas tendencias
predatorias amenacen seriamente a otras personas, u (3) otras transgresiones notorias (como el
matrimonio plural, la enseñanza con tendencia a formar una secta para atraer seguidores o el
haber ridiculizado a los líderes de la Iglesia), entonces, con la aprobación del presidente de la
estaca, el obispo anuncia la decisión en las reuniones del quórum de élderes, del grupo de
sumos sacerdotes y de la Sociedad de Socorro del barrio. En tales casos, el presidente de estaca
puede verse en la obligación de autorizar un anuncio más general, como en una reunión del
sacerdocio de estaca o anunciarlo a los hermanos del Sacerdocio de Melquisedec y a las
hermanas de la Sociedad de Socorro de otros barrios de la estaca. En algunos casos, el oficial
que preside puede considerar conveniente notificar a algunas o a todas las víctimas y, si es
necesario, a sus respectivas familias, de que el transgresor ha sido sometido a un consejo
disciplinario.

Cuando es necesario hacer un anuncio con respecto a la disciplina de la Iglesia, éste se limita a
una declaración general de que se le han suspendido los derechos de miembro a la persona o
que se le ha excomulgado por manifestar una conducta contraria a las leyes y al orden de la
Iglesia. El oficial que haga el anuncio pide a los que lo escuchen que no lo comenten con nadie.
Los anuncios de suspensión de los derechos de miembro o de excomunión no requieren el voto
de sostenimiento.

A fin de disipar rumores, quizás sea necesario que el obispo o el presidente de estaca anuncien
que un consejo disciplinario ha considerado acusaciones que se han hecho a un miembro pero
que no se tomó ninguna medida.

6.10.10
Apelación
Una persona a la que un consejo disciplinario haya excomulgado, suspendido los derechos de
miembro o puesto en un período formal de prueba puede apelar la decisión. La apelación de la
medida impuesta por un consejo disciplinario de barrio se presenta a la presidencia de estaca (y
al sumo consejo). La apelación de la medida impuesta por un consejo disciplinario de estaca se
presenta a la Primera Presidencia. La apelación de la medida impuesta por un consejo
disciplinario de rama o de distrito se presenta al presidente de misión. La apelación de la
medida impuesta por un consejo disciplinario presidido por un presidente de misión se
presenta a la Primera Presidencia.

Si una persona que ha sido disciplinada desea apelar la decisión, especifica por escrito los
supuestos errores o injusticias del procedimiento o de la decisión. La persona presenta la
apelación dentro de los treinta días al oficial presidente del consejo disciplinario que tomó la
decisión. Si un obispo o un presidente de rama presidió el consejo, éste envía la apelación junto
con el formulario Informe de medida disciplinaria de la Iglesia y otros documentos pertinentes
al presidente de estaca o de misión. Si un presidente de estaca o de misión presidió el consejo,
éste envía los materiales a la Primera Presidencia.

La decisión con respecto a la apelación puede ser: (1) ratificar la decisión inicial, (2) modificar la
decisión inicial, o (3) pedir al consejo disciplinario que escuche nuevamente el asunto. Además,
la Primera Presidencia puede enviar la apelación a otro oficial o grupo del sacerdocio para que la
revise (se haya recibido o no evidencia adicional) y la devuelva a la Primera Presidencia con una
recomendación.

6.10.11 Informe del consejo disciplinario


El oficial que preside pide al secretario que haga un resumen del proceso del consejo
disciplinario en un formulario de Informe de medida disciplinaria de la Iglesia. El formulario
contiene las instrucciones para completarlo, las condiciones para guardarlo o enviarlo y la
forma de enviarlo.

6.10.12 Procedimientos en circunstancias extraordinarias


Cuando la conducta se examina en un tribunal penal o civil
Normalmente, no se convoca un consejo disciplinario para considerar un acto de conducta que
un tribunal penal esté examinando hasta después que ese tribunal haya pronunciado la decisión
judicial. En algunos casos sería prudente demorar los trámites disciplinarios hasta que el
período de apelación haya vencido o la apelación se haya rechazado.

La acusación de un delito puede o no requerir disciplina de la Iglesia. Los actos que constituyen
un delito serio según la ley local por lo normal se consideran transgresiones serias. Sin
embargo, las ofensas leves conforme a la ley local, como las infracciones de tránsito o el
incumplimiento involuntario de reglamentos gubernamentales técnicos, normalmente no se
consideran transgresiones graves. La acusación de un delito que presente graves trasfondos
morales puede exigir la disciplina de la Iglesia aun cuando un tribunal de lo penal deje sin
efecto la acusación por razones técnicas. Actos como los de fornicación, adulterio y aborto son
transgresiones graves aunque no se consideren delitos según la ley local.

Cuando a un miembro se le condene de un delito o se le declare culpable en una demanda civil


por fraude u otro tipo de conducta deshonesta o inmoral, la sentencia del tribunal de lo penal o
de lo civil es evidencia suficiente para convocar un consejo disciplinario de la Iglesia. Para los
propósitos de la disciplina de la Iglesia, el haber sido declarado culpable en un tribunal se
puede considerar como evidencia de culpa. Las pruebas fidedignas que se presenten en un
tribunal también pueden considerarse en un consejo disciplinario de la Iglesia.

A fin de no implicar a la Iglesia en asuntos legales en los que no sea parte interesada, los
líderes deben evitar testificar en casos civiles o penales que examinen la conducta de los
miembros a quienes presiden. Para pautas específicas, véase 17.12.26.

Los líderes de la Iglesia no deben tratar de persuadir a las supuestas víctimas ni a otros testigos
a testificar o a no testificar en juicios de tribunales en lo civil o en lo penal.

Para consultar información sobre las cédulas de los miembros que estén encarcelados y se
enfrenten a la disciplina de la Iglesia, véase 6.13.8.

Notificación de condena en un tribunal en lo penal


Si un miembro ha sido condenado por un delito que implica conducta que pueda amenazar el
bienestar de otras personas o de la Iglesia, el oficial presidente del consejo disciplinario envía
en seguida a la Oficina de la Primera Presidencia una declaración escrita de la naturaleza del
delito y de la sentencia que haya impuesto el tribunal en lo penal, aun cuando el consejo
disciplinario no imponga disciplina formal.

Informe de malversación de fondos de la Iglesia


Si se somete a una persona a disciplina por malversación de fondos de la Iglesia, el oficial que
preside informa de ello según se explica en 14.9.5.

Cuando la persona involucrada o testigo no puede estar presente


Si la persona involucrada o un testigo principal no puede estar presente en un consejo
disciplinario, el oficial que preside le solicita que envíe una declaración por escrito, la cual
puede considerarse como una prueba. Si es necesario, se puede interrogar más a fondo a la
persona involucrada o al testigo, verbalmente o por escrito.

Cómo conservar las evidencias


Si no es probable que un testigo esté disponible para un posible consejo disciplinario futuro, el
oficial que preside le pide que escriba su testimonio para utilizarlo cuando se necesite.

Evidencias cuando hay acusación de adulterio


Si una persona acusada de adulterio niega la acusación y el asunto se considera en un consejo
disciplinario, el requisito que exige la revelación es que “dos testigos de la iglesia confirmarán
toda palabra contra él o contra ella” (D. y C. 42:80). “Dos testigos” quiere decir dos fuentes
separadas de prueba, lo cual puede comprender la evidencia personal de un participante y otra
fuente de prueba de la culpabilidad del miembro.

Dudas sobre el procedimiento a seguir


Si un obispo no está seguro en cuanto al procedimiento que debe seguir al administrar la
disciplina de la Iglesia, consulta con su presidente de estaca. Si un presidente de rama no está
seguro en cuanto al procedimiento, consulta con su presidente de estaca o de misión. Un
presidente de estaca o de misión remite cualquier pregunta sobre procedimientos que no se
haya resuelto a la Oficina de la Primera Presidencia.

Dudas sobre las decisiones


Los oficiales locales que presiden no deben esperar que las Autoridades Generales les digan
cómo resolver asuntos difíciles. Las decisiones en cuanto a la disciplina de la Iglesia quedan a
la discreción y autoridad de los oficiales locales que presiden y que procuran la guía del Señor
mediante la oración.

Autoridad de la Primera Presidencia


La Primera Presidencia tiene autoridad suprema en todos los casos de disciplina de la Iglesia.
Las decisiones de la Primera Presidencia tienen precedencia a pesar de cualquier regla o
procedimiento diferente.

6.11 Hermanamiento después de la disciplina


La función del obispo de ser juez común no termina después que se ha disciplinado a un miembro, sino
que continúa hasta que la persona vuelva a gozar de la plenitud de sus derechos y, si es necesario, reciba
la restauración de las bendiciones. La medida disciplinaria debe ser el primer paso en el camino de regreso
a fin de disfrutar completamente de las bendiciones del ser miembro de la Iglesia. Los líderes y los
miembros deben tener el anhelo de ayudar a arrepentirse a una persona que ha sido disciplinada, con
objeto de que vuelva a gozar de esas bendiciones. El obispo supervisa esos esfuerzos.

Inmediatamente después que una persona ha sido disciplinada empieza un período difícil y crítico para la
persona y su familia. Durante ese tiempo, los líderes del sacerdocio y otros miembros de la Iglesia deben
ser pacientes y sensibles a las necesidades de ellos, y deben proporcionarles ánimo y apoyo especiales. El
obispo entrevista a la persona con frecuencia y, si es necesario, al cónyuge de ésta.

El obispo se asegura de que se asignen maestros orientadores y maestras visitantes maduros y compasivos
a la persona a quien se le han suspendido los derechos o que ha sido excomulgada, y a la familia
inmediata de ésta. En algunas ocasiones, se puede dar la asignación a un matrimonio. Los maestros
orientadores y las maestras visitantes están en contacto regular con la persona y se aseguran de que ella,
su cónyuge y otros miembros de la familia reciban el consejo y el hermanamiento que necesiten durante
este período crítico de angustia, de arrepentimiento y de recuperación.

Si una persona que ha sido disciplinada se muda del barrio antes de volver a gozar de la plenitud de sus
derechos y, si es necesario, de recibir la restauración de bendiciones, el obispo informa al nuevo obispo de
la persona en cuanto a la disciplina aplicada y lo que quede por hacer para llevar a ese miembro a gozar de
la plenitud de sus derechos y las bendiciones. El obispo establece el mismo contacto en el caso de
personas excomulgadas que hayan dado su consentimiento para recibir ayuda de los líderes de la Iglesia
(véase 6.10.8).
6.12 Finalización del período formal de prueba, de la
suspensión de los derechos de miembro o de la excomunión
6.12.1 Determinación de la jurisdicción y de la participación
Para considerar la finalización del período formal de prueba, de la suspensión de los derechos
de miembro o de la excomunión, el oficial que preside en donde vive en ese momento la
persona debe convocar un consejo disciplinario. El consejo debe tener el mismo grado de
autoridad eclesiástica (o más alto) que el consejo que haya tomado la medida disciplinaria
original. Por ejemplo:

1. Si un obispo presidió el consejo disciplinario que administró la disciplina, el obispo


actual de la persona es quien normalmente preside otro consejo que considere el cambio del
estatus de la persona.

2. Si un presidente de estaca o de misión presidió el consejo disciplinario, un presidente de


estaca o de misión preside otro consejo a fin de considerar el cambio del estatus de la
persona. Cualquier excepción a esta pauta requiere la aprobación de la Primera Presidencia.

3. Si el presidente de una rama de misión presidió el consejo disciplinario y si la persona


que fue disciplinada más tarde reside en una estaca, el obispo actual de la persona
normalmente preside otro consejo que considera el cambio del estatus de la persona (en
caso de excepción, véase el número 5 que sigue más adelante).

4. Si el presidente de un distrito de misión presidió el consejo disciplinario y si la persona


que fue disciplinada más tarde reside en una estaca, el presidente de la estaca preside otro
consejo que considera el cambio del estatus de la persona. Para cualquier excepción a esta
regla se necesita la aprobación de la Primera Presidencia (véase también el número 5 que
sigue más adelante).

5. Si el presidente de un distrito o de una rama de misión presidió el consejo disciplinario


que excomulgó a un poseedor del Sacerdocio de Melquisedec (con la autorización del
presidente de misión), y si la persona que fue excomulgada más tarde reside en una estaca,
el presidente de la estaca preside otro consejo para considerar la readmisión de la persona
en la Iglesia.

Un obispo necesita aprobación del presidente de estaca para convocar un consejo disciplinario
a fin de considerar el cambio en el estatus de una persona. En una misión, un presidente de
rama o de distrito necesita la aprobación del presidente de misión para convocar tal consejo
disciplinario.

6.12.2 Revisión del proceso del consejo inicial


El oficial que preside en ese momento revisa el proceso del consejo disciplinario inicial. Ese
proceso se resume en el formulario Informe de medida disciplinaria de la Iglesia.

En el caso de personas que tengan los derechos suspendidos o que hayan sido excomulgadas,
el oficial que preside solicita a la Oficina de la Primera Presidencia una copia del informe
original.

En el caso de miembros que hayan sido sometidos al período formal de prueba, el oficial que
preside consigue una copia del informe con el oficial que preside la unidad donde se haya
tomado la medida disciplinaria inicial.

6.12.3 Entrevista con la persona


El oficial que preside entrevista a fondo a la persona para determinar el grado de la fe que tiene
en Jesucristo, el grado de su arrepentimiento y si las condiciones impuestas en la medida
disciplinaria inicial se han cumplido o no.

6.12.4 Determinación del estado de las medidas de un tribunal penal o civil (si es
necesario)
Si una persona que ha sido disciplinada por la Iglesia ha sido condenada por un delito o
declarada culpable de fraude o de otra conducta deshonesta o inmoral en un juicio civil, no se le
forma un consejo disciplinario para considerar su cambio de estatus hasta que haya cumplido
todas las formalidades y condiciones de cualquier sentencia o fallo que impongan las
autoridades legales; esas condiciones pueden consistir en encarcelamiento, período de prueba,
libertad condicional y multas o restitución. Para hacer cualquier excepción, se requiere la
aprobación de la Primera Presidencia.

6.12.5 Consulta con el oficial que presida donde se haya tomado la medida
Si el oficial que preside tiene dudas al revisar el informe del consejo disciplinario inicial, puede
consultar con el oficial actual que presida la unidad donde se llevó a cabo el consejo para ver si
está enterado de las circunstancias y puede proporcionarle aclaraciones.

En los casos de incesto, abuso o maltrato de menores o de cónyuge, el oficial que preside a la
persona que haya sido disciplinada debe ponerse en contacto con el oficial que presida
actualmente la unidad donde se tomó la medida disciplinaria inicial. Si ese oficial ya está
enterado de la situación, el oficial que preside a la persona disciplinada buscará la opinión de él
sobre la conveniencia de un propuesto cambio de estatus para dicha persona. Esa conversación
se debe realizar antes de que se efectúe un consejo disciplinario con el fin de considerar
restituirle a la persona disciplinada todos los derechos de miembro o de readmitirla en la
Iglesia.

6.12.6 Consultar con los líderes del sacerdocio de las víctimas


El oficial que vaya a presidir el consejo disciplinario que esté por llevarse a cabo se pondrá en
contacto con el obispo o presidente de estaca actual de cualquier víctima (como en los casos de
incesto, abuso o maltrato de menores o de cónyuge). Si el obispo o presidente de estaca de la
víctima ya está enterado de la situación, los dos líderes determinan si sería útil y apropiado que
a la víctima se le diera la oportunidad de proporcionar una declaración escrita u oral en cuanto a
la forma en que la mala conducta de la persona disciplinada les haya afectado a ella y a su
familia. Una víctima puede también comentar sobre la evidencia del arrepentimiento de la
persona desde que se llevó a cabo la acción disciplinaria.

Cualquier entrevista con la persona perjudicada que se lleve a cabo para este propósito la
deberá efectuar el obispo o el presidente de estaca actuales de ella. Las indagaciones en cuanto
a una víctima que sea menor de 18 años se deberán hacer por medio del padre(s) o tutor(es)
legal(es). Se debe tener sumo cuidado de no causar trauma adicional, especialmente con una
víctima de abuso sexual o maltrato físico. En Estados Unidos, Canadá y otros países, la Iglesia
ha establecido una línea telefónica de ayuda para los casos que tienen que ver con el abuso. En
estos casos, los líderes del sacerdocio deben llamar a dicha línea para recibir guía
(véase 6.10.3).

6.12.7 Notificación del consejo disciplinario


El oficial que presida notifica a la persona la fecha, la hora y el lugar donde tendrá lugar el
consejo disciplinario en el que se haya de considerar el cambio en cuanto a su estatus en la
Iglesia, a fin de que pueda asistir o enviar una declaración escrita si así lo desea.

6.12.8 Convocación y dirección del consejo disciplinario


El oficial que preside convoca y dirige el consejo disciplinario. Se invita a la persona a entrar en
el cuarto, se da comienzo al consejo con una oración, y el oficial presidente u otro designado
por él explica el propósito del consejo. El oficial presidente hace entonces preguntas a la
persona en cuanto a lo que haya hecho para arrepentirse, a su devoción a la Iglesia y a la
fortaleza de su testimonio.

En un consejo disciplinario de estaca, convocado para considerar la finalización de la disciplina


de la Iglesia, la función del sumo consejo es muy similar a la que se describe en 6.10.4, pero no
es necesario que los miembros del sumo consejo echen suertes ni que hablen ante el consejo.

Una vez que se hayan presentado todos los asuntos pertinentes, el oficial presidente pide al
miembro que se retire y, con sus consejeros, ora y delibera en cuanto a la medida que se vaya a
tomar. Véase 6.10.4 para ver instrucciones sobre estas deliberaciones y sobre la manera de
informar al miembro de la decisión del consejo.

Con un consejo disciplinario se puede finalizar o alargar la disciplina de la Iglesia, pero no se


puede poner en probación formal a un miembro al que se le hayan suspendido sus derechos.

Si no es necesario contar con la aprobación de la Primera Presidencia para poner fin a la


disciplina impuesta en el caso, el mismo oficial presidente puede darla por terminada. Si es
necesario tener la aprobación de la Primera Presidencia (según se explica en 6.12.10), la
conclusión a la que llegue el consejo puede ser sólo una recomendación a la Primera Presidencia
y no una decisión final.

6.12.9 Completar y enviar un informe


Véase 6.10.11.

6.12.10 Solicitud de aprobación de la Primera Presidencia (si es necesario)


Si a una persona se le han suspendido los derechos o se le ha excomulgado por cualquiera de
las siguientes razones, o si ha cometido cualquiera de estas transgresiones después de que se
le hayan suspendido los derechos o de que se le haya excomulgado, se requiere la aprobación
de la Primera Presidencia antes de que se le puedan reintegrar los derechos de miembro o
readmitírsele mediante el bautismo y la confirmación. Para los propósitos de la disciplina de la
Iglesia, algunos de los términos que aparecen a continuación se definen en 6.7.3.

1. Asesinato.

2. Incesto.
3. Agresión sexual hacia un menor o maltrato físico grave de un menor cometido por parte
de un adulto o de una persona joven que sea varios años mayor que la víctima.

4. Apostasía.

5. Cometer una transgresión grave mientras se tiene un cargo prominente en la Iglesia.

6. Operación transexual voluntaria.

7. Malversación de fondos o de propiedades de la Iglesia.

En esas circunstancias, el oficial que preside lleva a cabo un consejo disciplinario tal como se
explicó anteriormente. Para convocar tal consejo, no es necesario tener la autorización previa de
la Primera Presidencia. Si el consejo recomienda un cambio en el estado del miembro, el oficial
presidente puede notificárselo a la persona. Sin embargo, le explica que su condición de
miembro no puede cambiar hasta que la Primera Presidencia apruebe por escrito la
recomendación.

Para enviar una recomendación a la Primera Presidencia, el oficial presidente completa todas las
partes del formulario Solicitud a la Primera Presidencia. Las unidades que usan el software de la
Iglesia para el manejo de registros tienen dicho formulario disponible en forma electrónica, y en
otros lugares se puede pedir el formulario a la Presidencia de Área.

El presidente de estaca o de misión envía: (1) el formulario de solicitud lleno, (2) el formulario
Informe de medida disciplinaria de la Iglesia y (3) cualquier otro documento pertinente (como
las cartas que se piden en el formulario de solicitud) a la Oficina de la Primera Presidencia, o a la
Presidencia de Área si la unidad no es de Estados Unidos ni de Canadá. La Oficina de la Primera
Presidencia notificará la decisión al presidente de estaca o de misión.

6.12.11 Debe darse una notificación escrita de la decisión


El oficial que preside se asegura de que, después del consejo disciplinario, la persona reciba
inmediatamente una notificación escrita de la decisión y de sus efectos, aun cuando se le haya
comunicado esto verbalmente.

6.12.12 Readmisión de personas excomulgadas por medio del bautismo y de la


confirmación
Una vez que se hayan recibido todas las aprobaciones, una persona que haya sido excomulgada
puede ser readmitida en la Iglesia. Después del bautismo de la persona, se la confirma miembro
de la Iglesia como en cualquier otra confirmación. El obispo prepara un Registro de Bautismo y
Confirmación, anotando en el formulario que las ordenanzas son para readmisión.

Actividad en la Iglesia después de la readmisión


Miembros que no hayan recibido antes la investidura. Desde el momento de su bautismo y
confirmación, estos miembros pueden participar en la actividad de la Iglesia exactamente igual
que un converso nuevo.

Miembros que hayan sido previamente investidos. Desde el momento de su bautismo y


confirmación y hasta que se les restauren sus bendiciones (véase 6.15), estos miembros pueden
participar en cualquier actividad de la Iglesia permisible para los miembros que no hayan
recibido la investidura ni posean el sacerdocio. Sin embargo, no pueden llevar puesto el
gárment del templo, recibir una recomendación para el templo ni participar como
representantes en bautismos por los muertos hasta que se les restauren las bendiciones.

Ordenación después de la readmisión


Hermanos que previamente poseían el sacerdocio pero no fueron investidos. Inmediatamente
después del bautismo y de la confirmación, a estos hermanos se les confiere el sacerdocio y se
los ordena al oficio del sacerdocio que poseían en el momento de la excomunión. En esta
situación, no es necesario el voto de sostenimiento de los miembros. El obispo anota la
información de ordenación en los espacios que figuran en el Registro de bautismo y
confirmación, de modo que se registre debidamente en las Oficinas Generales de la Iglesia.
Véase también 6.13.3.

Hermanos que previamente poseían el sacerdocio y fueron investidos.Después del bautismo y


de la confirmación, a estos hermanos no se les ordena a ningún oficio en el sacerdocio y no
pueden efectuar ordenanzas hasta que se les restauren el sacerdocio y las bendiciones del
templo (véase6.15).

Recomendación para el templo después de la readmisión


Véase “Miembros readmitidos por el bautismo y la confirmación después de la excomunión o de
haberse quitado su nombre de los registros” en 3.3.4.

6.13 Cédulas de miembro y disciplina de la Iglesia


6.13.1 Cédulas de miembros que se encuentran en un período formal de prueba
El período formal de prueba no se anota en la cédula de miembro.

6.13.2 Cédulas de miembros cuyos derechos estén suspendidos y de miembros a


quienes se hayan restituido todos sus derechos
La suspensión de los derechos de miembro se anota en la cédula de miembro de la persona. Las
Oficinas Generales de la Iglesia hacen esta anotación y proveen una cédula de miembro
actualizada después de haber recibido el formulario Informe de medida disciplinaria de la
Iglesia.

Si un miembro al que se le hayan suspendido los derechos se muda fuera de la unidad, el


obispo transfiere la cédula de miembro al nuevo barrio. La cédula hará saber al otro obispo que
se le han suspendido los derechos a esa persona. El obispo original puede también ponerse en
contacto con el obispo del nuevo barrio para comunicarle información pertinente sobre la
medida disciplinaria.

Después de reintegrar los derechos de miembro a la persona, las Oficinas Generales de la Iglesia
o la oficina administrativa correspondiente quitan la anotación de la suspensión de los
derechos de miembro y proveen una cédula de miembro actualizada.
6.13.3 Cédulas de miembros excomulgados y de miembros que hayan sido
readmitidos mediante bautismo y confirmación
Después de la excomunión
Cuando se excomulga a una persona, su nombre se quita de los registros de miembros de la
Iglesia. Las Oficinas Generales de la Iglesia o la oficina administrativa correspondiente se
encargan de hacerlo después de haber recibido el formulario Informe de medida disciplinaria de
la Iglesia.

Aunque una persona excomulgada no tiene ya una cédula de miembro, el oficial presidente del
consejo disciplinario le pide el consentimiento para retener su nombre y dirección a fin de que
los líderes de la Iglesia puedan continuar ayudándole. Para instrucciones, véase 6.10.8.

Después de la readmisión
Después que una persona es readmitida por medio del bautismo y de la confirmación, el
presidente de estaca o el obispo envía una copia del Registro de bautismo y confirmación,
generalmente junto con el Informe de medida disciplinaria de la Iglesia.

Si el miembro no era investido antes de la excomunión, las Oficinas Generales de la Iglesia o la


oficina administrativa correspondiente proporcionan al barrio una cédula de miembro con las
fechas originales del bautismo y de otras ordenanzas del miembro sin hacer referencia a la
excomunión.

Si el miembro era investido antes de la excomunión, las Oficinas Generales de la Iglesia o la


oficina administrativa correspondiente proporcionan al barrio una cédula de miembro que
indique la fecha del nuevo bautismo. Dicha cédula además contiene el mensaje “Se requiere la
restauración de bendiciones”. Una vez que se le hayan restaurado las bendiciones al miembro,
las Oficinas Generales de la Iglesia o la oficina administrativa correspondiente proveen otra
cédula de miembro puesta al día con las fechas originales del bautismo y de otras ordenanzas,
incluso de la investidura (y del sacerdocio, si se aplica), sin hacer referencia a la excomunión.

6.13.4 Cédulas con anotaciones


En las áreas en las que la Primera Presidencia lo haya autorizado, se puede registrar una
anotación en la cédula de un miembro cuya conducta haya puesto en peligro el bienestar de
otras personas o de la Iglesia. En esos casos, una anotación ayuda al obispo a proteger a los
miembros de la Iglesia y a otros de esas personas. Cuando un obispo recibe una cédula de
miembro con una anotación, sigue las instrucciones que ésta contenga.

En las Oficinas Generales de la Iglesia automáticamente se registra una anotación en la cédula


de miembro de una persona que se encuentre en cualquiera de las siguientes situaciones:

1. El presidente de estaca u obispo envía un Informe de medida disciplinaria de la Iglesia en


el que se declare que la persona fue disciplinada por incesto, por un agresión sexual a un(a)
niño(a) o serio maltrato físico de un menor, por la práctica del matrimonio plural, por una
operación transexual voluntaria, por actividad homosexual repetida (de adultos), por
conducta predatoria, o por malversación de fondos o propiedades de la Iglesia.

2. El presidente de estaca u obispo envía una notificación escrita de que la persona ha sido
condenada en lo penal por una de esas transgresiones.

3. El presidente de estaca y el obispo envían en forma conjunta una notificación escrita de


que la persona ha cometido una de esas transgresiones antes o después de haber sido
excomulgada o de haber hecho que su nombre se quitara de los registros.

Además, el presidente de estaca y el obispo pueden recomendar en forma conjunta que se


ponga una anotación en la cédula de miembro de una persona por otro tipo de conducta que sea
una amenaza para el bienestar de otras personas o de la Iglesia.

En todos los casos, una anotación registrada en una cédula de miembro sólo se puede quitar si
la Primera Presidencia lo aprueba una vez que lo haya solicitado así el presidente de estaca.

6.13.5 Cédulas con comentarios especiales


El obispo y uno de los secretarios revisan las cédulas de los miembros nuevos del barrio para
ver si hay comentarios especiales que puedan haber agregado las Oficinas Generales de la
Iglesia o la oficina administrativa correspondiente. Si una cédula contiene esos comentarios, y
si es necesario, el obispo se pone en contacto con las Oficinas Generales de la Iglesia o con la
oficina administrativa correspondiente y toma las medidas adecuadas.

6.13.6 Cédulas con solicitudes de contacto del obispo


Si un miembro se muda y el obispo siente la necesidad de comunicarle al nuevo obispo
información sobre esa persona, le indica al secretario que al enviar la cédula al barrio nuevo le
adjunte una solicitud de contacto. Si un obispo recibe una cédula de miembro acompañada de
una de esas solicitudes, se pone en contacto con el obispo anterior lo más pronto posible.

6.13.7 Restricciones en el traslado de cédulas de miembro


Si un miembro se muda mientras haya pendiente una medida disciplinaria o algún otro asunto
serio, el obispo o el secretario de barrio (con la aprobación del obispo) pueden ponerse en
contacto con las Oficinas Generales de la Iglesia o con la oficina administrativa correspondiente
y solicitar que se imponga una restricción de traslado a esa cédula de miembro. Una cédula en
la que se haya impuesto una restricción de traslado no se enviará a una nueva unidad hasta que
el líder del sacerdocio que solicitó la restricción autorice que se levante tal restricción.

6.13.8 Cédulas de quienes se encuentran encarcelados en instituciones penales


Si un miembro ha sido condenado por un delito y se encuentra encarcelado en una institución
penal, el presidente de estaca o el obispo de la unidad en que residía el miembro cuando se
pronunció la sentencia debe proceder con cualquier medida disciplinaria que sea necesaria. El
oficial que preside debe tomar las medidas disciplinarias necesarias antes de enviar la cédula de
miembro a la unidad que tenga la responsabilidad eclesiástica de la institución en que se
encuentra encarcelada la persona.

6.14 Para quitar un nombre de los registros de miembros de la


Iglesia
Un miembro adulto que desee que su nombre se quite de los registros de miembros de la Iglesia debe
enviar al obispo una solicitud escrita y firmada. El que un miembro pida que no lo visiten representantes de
la Iglesia no es suficiente para iniciar esta medida.

El obispo se asegura de que el miembro que haya pedido que su nombre se quite de los registros entienda
las consecuencias, que son: el hecho anula los efectos del bautismo y la confirmación, priva del sacerdocio
a un varón que lo haya poseído y revoca las bendiciones del templo. El obispo explica, además, que una
persona puede ser readmitida en la Iglesia por medio del bautismo y la confirmación sólo después de una
entrevista concienzuda (véase 6.14.4).

Si el obispo está seguro de que el miembro comprende estas consecuencias y de que no hay posibilidades
de disuadirlo, llena el formulario Informe de medida administrativa y lo envía al presidente de estaca. Junto
con el formulario, el obispo también envía la solicitud escrita y la cédula del miembro.

Si los integrantes de la presidencia de estaca determinan que el obispo ha seguido las pautas establecidas,
le piden que envíe una carta al miembro diciéndole que su nombre se quitará de los registros de la Iglesia
conforme a su solicitud. En esa carta se deben mencionar las consecuencias de quitar el nombre. La carta
también debe explicar que la solicitud de que se quite el nombre se puede anular sólo si el miembro envía
por escrito al presidente de estaca una solicitud de anulación dentro de los próximos treinta días (se debe
incluir el nombre y la dirección del presidente de estaca). Si el miembro exige que su nombre se quite
inmediatamente de los registros de la Iglesia, se puede prescindir del período de espera de 30 días.

Si el miembro exige que se quite su nombre de inmediato o no solicita una anulación de su solicitud en
menos de 30 días, el presidente de estaca envía, luego de completarlo, el formulario Informe de medida
administrativa, junto con los demás documentos que se piden en el formulario. En éste se encuentran las
instrucciones para su envío. A continuación, se quita el nombre de la persona de los registros de la Iglesia.

Si un miembro envía una solicitud para que quiten su nombre de los registros a las Oficinas Generales de la
Iglesia en lugar de a los líderes locales, la Oficina de la Primera Presidencia mandará la carta al presidente
de estaca para que él tome las medidas que conformen con esta sección. El presidente de estaca debe
atender estas solicitudes sin demora. Si no se recibe en las Oficinas Generales de la Iglesia una respuesta
del presidente de estaca en un plazo de 60 días, se otorgará automáticamente la solicitud de quitar el
nombre de los registros.

Un menor de edad que desee que su nombre se quite de los registros de la Iglesia debe seguir el mismo
procedimiento que un adulto pero con una excepción: la solicitud escrita debe ir firmada por el menor (si
tiene más de ocho años) y por ambos padres o los tutores que tengan tutela legal del menor.

Si hay dos o más miembros de una familia que deseen que su nombre se quite de los registros de la
Iglesia, sólo necesitan preparar una solicitud escrita. Sin embargo, para cada persona que haya solicitado
que su nombre se quite de los registros se debe llenar y firmar un Informe de medida administrativa.

Si un miembro que solicite que su nombre se quite de los registros amenaza tomar medidas legales contra
la Iglesia o los líderes de ésta, el presidente de estaca sigue las instrucciones que se encuentran
en 17.2.26.

A las solicitudes de quitar nombres de los registros se les debe dar rápido seguimiento, según se bosquejó
previamente. El formulario de Informe de medida administrativa y los documentos complementarios se
deben enviar sin demoras.
6.14.1 Solicitud de quitar un nombre y sospecha de transgresión
A la solicitud de que se quite el nombre de los registros se le debe dar seguimiento ya sea que
los líderes del sacerdocio sospechen o tengan pruebas o no de una transgresión. Cualquier
acusación o evidencia que exista de transgresiones que no se hayan resuelto se anota en el
formulario Informe de medida administrativa, a fin de que los líderes del sacerdocio resuelvan
esos asuntos en el futuro si la persona solicita readmisión en la Iglesia.

6.14.2 Efectos en los sellamientos del templo por haberse quitado un nombre de
los registros
Véase “Efectos de la excomunión o de haberse quitado el nombre de los registros” en 3.6.1.

6.14.3 Anuncio tras haberse quitado el nombre de los registros


En algunos casos, tal vez sea necesario que el obispo anuncie que el nombre de una persona se
ha quitado de los registros de miembros de la Iglesia. El anuncio se limita a una sencilla
declaración de que se ha tomado esa medida a solicitud de la persona. Tal anuncio no debe
mencionar en él la palabra excomunión. Las pautas que aparecen en 6.10.9 se aplican en esta
situación.

6.14.4 Readmisión en la Iglesia después de haberse quitado el nombre


Después de haberse quitado de los registros el nombre de una persona, ésta debe ser bautizada
y confirmada para ser readmitida en la Iglesia. Si la persona era adulta cuando su nombre se
quitó de los registros de la Iglesia, por lo general la readmisión no se aprueba hasta que haya
transcurrido por lo menos un año.

Cuando una persona solicita la readmisión, el obispo o el presidente de estaca solicita una
copia del formulario Informe de medida administrativa que se adjuntó a la solicitud de que se
quitara el nombre. Esa copia está disponible en la Oficina de la Primera Presidencia. Después de
revisar el informe, el obispo le hace una entrevista concienzuda a la persona, en la que le pide
que explique las razones por las que solicitó que se quitara su nombre y el deseo que tiene de
ser readmitida; también determina si se cometieron transgresiones que no se hayan resuelto, ya
sea antes o después de haberse quitado el nombre.

Si se había puesto a la persona en un período formal de prueba o ya se le habían suspendido los


derechos al momento de quitar su nombre de los registros, se debe llevar a cabo un consejo
disciplinario para considerar la solicitud de readmisión.

Si el obispo se entera de que antes de haberse quitado el nombre de la persona ésta había
cometido transgresiones que justificaran una medida disciplinaria pero que no se hayan
resuelto, no aprueba la solicitud de readmisión hasta estar seguro de que la persona se ha
arrepentido de aquéllas y cualquier otra transgresión posterior. En ese caso, no se lleva a cabo
un consejo disciplinario.

Si la persona ha cometido cualquiera de las transgresiones que se mencionan en 6.12.10, ya


fuera antes o después de haberse quitado su nombre, para su readmisión se requiere la
aprobación de la Primera Presidencia. Si se readmite a la persona después de haber cometido
cualquiera de las transgresiones que se mencionan en “Cédulas con anotaciones” (véase 6.13.4),
ya fuera antes o después de haberse quitado su nombre, se hará una anotación en la nueva
cédula de miembro.

Una persona que solicite la readmisión debe cumplir los mismos requisitos que otras que se
bauticen (véase 16.3.3). Una vez que el obispo esté convencido de que la persona es digna y
sincera en su deseo de ser readmitida, prepara un Registro de bautismo y confirmación,
anotando en el formulario que el bautismo es para readmisión. Después del bautismo de la
persona, se la confirma miembro de la Iglesia. La confirmación se puede llevar a cabo durante el
servicio bautismal o en una reunión sacramental.

La ordenación al sacerdocio, las recomendaciones para el templo, la cédula de miembro y la


ordenanza de restauración de bendiciones se manejan de la misma manera que para una
persona excomulgada a la que se readmita por medio del bautismo y de la confirmación
(véase 6.13.3).

6.15 Restauración de bendiciones


Las personas que recibieron la investidura antes de ser excomulgadas y hayan sido después readmitidas en
la Iglesia por medio del bautismo y de la confirmación pueden recibir el sacerdocio y las bendiciones del
templo únicamente mediante la ordenanza de restauración de bendiciones. A esas personas no se las
vuelve a ordenar a oficios del sacerdocio ni reciben otra vez la investidura, puesto que todas las
bendiciones del sacerdocio y del templo que hubieran gozado antes de la excomunión se restauran por
medio de la ordenanza. A los hermanos se les restaura el oficio del sacerdocio que hayan tenido antes,
excepto los de setenta, obispo y patriarca. (Véase también6.12.12.)

Sólo la Primera Presidencia puede aprobar que se lleve a cabo la ordenanza de restauración de bendiciones.
La Primera Presidencia no considerará una solicitud para esta ordenanza antes de cumplirse el año desde
que la persona haya sido readmitida por medio del bautismo y de la confirmación.

Para enviar una recomendación a la Primera Presidencia, el oficial presidente completa todas las partes del
formulario Solicitud a la Primera Presidencia. Las unidades que usan el software de la Iglesia para el manejo
de registros tienen dicho formulario disponible en forma electrónica, y en otros lugares se puede pedir el
formulario a la Presidencia de Área.

El presidente de estaca o de misión envía el formulario de solicitud lleno y cualquier otro documento
pertinente (como las cartas que se piden en el formulario de solicitud) a la Oficina de la Primera Presidencia
o, si la unidad no es de Estados Unidos ni de Canadá, a la Presidencia de Área. La Oficina de la Primera
Presidencia notificará la decisión al presidente de estaca o de misión.

6.15.1 Administración de la ordenanza


Si la Primera Presidencia autoriza la restauración de bendiciones, asigna a una Autoridad General
o al presidente de estaca para entrevistar al solicitante. Si el solicitante es digno, la Autoridad
General o el presidente de estaca lleva a cabo la ordenanza para restaurar las bendiciones a la
persona.

En lugares específicos, si un Presidente de Área recibe autorización de la Primera Presidencia


para llevar a cabo una entrevista para la restauración de bendiciones, puede delegar la autoridad
a un Setenta de Área. Habiendo recibido la asignación, este Setenta de Área puede llevar a cabo
la entrevista y, si el solicitante es digno, efectuar la ordenanza.

6.15.2 Por los muertos


Véase 3.7.9.

6.16 Retención de registros


Después de que el barrio reciba una cédula de miembro actualizada u otra notificación de la medida en el
registro, el oficial que preside destruye las copias, de papel o electrónicas, de los registros relacionados
con una medida disciplinaria. Al recibir tal notificación, el secretario informa de inmediato al obispo y al
presidente de estaca. Si el consejo disciplinario hubiera impuesto un período formal de prueba, el oficial
que preside retiene los registros del consejo hasta que el asunto se haya resuelto.

Después de recibir la notificación de que las Oficinas Generales de la Iglesia han recibido el formulario de
Solicitud a la Primera Presidencia, el presidente de estaca o de misión destruye las copias de los registros
relacionados con el envío de la solicitud.

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